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Final A |
Psicología (Cátedra: Betancour - 2021) |
CBC | UBA
Después de leer el siguiente texto:
- Identificar conceptos psicoanalíticos que puedan reconocer a partir de la
bibliografía de la materia.
- Construir dos preguntas que surjan a partir de la lectura.
TEXTO: LAS CRISIS PERSONALES, LO TRAUMÁTICO Y LAS OPCIONES ESTRATÉGICAS PARA
AFRONTARLAS de Carlos Rodríguez Sutil (fragmento)
Crisis y trauma son dos conceptos difícilmente diferenciables y en gran medida,
inseparables. Crisis tiene una connotación más evolutiva, como las diferentes
crisis del crecimiento que se espera todos atravesemos a lo largo de nuestra
existencia –típico ejemplo es el de la “crisis de la adolescencia”─ y que quizá
Erikson ha recogido mejor que otros autores. Mientras que con trauma
habitualmente entendemos un daño provocado por una circunstancia o factor
ambiental concretos, en principio no previsible. El trauma psíquico implica una
interacción del afuera con lo interno ─innato o histórico─ de cada uno. Trauma y
crisis son términos que se aplican a realidades semejantes, que suponen un
sufrimiento a veces extremo y la activación de mecanismos de defensa extremos,
en especial la escisión o disociación del yo, de los que trataremos con cierta
extensión. No hay crisis actual sin trauma en el pasado, siendo el trauma el
factor de predisposición.
En la época de los Estudios sobre la Histeria (1895 d, 1895/1950 a), Freud
definía el trauma como un exceso de excitación que no puede ser derivada por vía
motriz ni integrada asociativamente. El abandono, no obstante, de la teoría de
la seducción supuso también un alejamiento del trauma puro y como poco, el
surgimiento de una interacción: si no ha sucedido en la realidad, el conflicto
es construido en la fantasía a partir de indicios (Freud, S., 1916-1917). El
trauma se organiza a partir de impresiones de naturaleza sexual y agresiva y
todas aquellas que hayan provocado daños tempranos al yo (1938 a). El creador
del psicoanálisis introduce un mecanismo de gran relevancia, la retroactividad (Nachträglichkeit,
après-coup, afterwardsness), que señala dos momentos o escenas en la formación
del trauma y una causalidad en cierta medida “hacia atrás”. En la primera
escena, de seducción durante la infancia, no se despierta de forma plena la
excitación; en la segunda, durante la adolescencia, de apariencia a menudo
anodina, se produce la activación de la escena originaria. Las experiencias son
modificadas ulteriormente y cobran un nuevo sentido, con lo que se rompe el
tiempo cronológico y la causalidad mecánica, introduciendo un concepto
dialéctico de causalidad, el pasado y el futuro se condicionan en la
estructuración del presente. Durante la Primera Guerra Mundial se introdujo el
término de “neurosis de guerra”, que encontramos en Freud (1919, d), quien
sugiere que las neurosis traumáticas son una excepción metapsicológica, "…por lo
menos, hasta ahora no conocemos sus vinculaciones con la condición infantil".
Acepta que puedan ser derivadas tanto de impresiones de naturaleza sexual como
agresiva y todas aquellas que hayan provocado de igual forma daños tempranos al
yo, como ofensas narcisistas (1939, a). En la actualidad, desde posiciones
psicodinámicas amplias, ha devenido un tópico afirmar que ninguna situación
traumática es igualmente traumática para todo el mundo ni produce el mismo tipo
de efectos. Con el trauma Freud se refiere siempre a un conflicto infantil,
tanto cuando mantenía el poder casi exclusivo de la seducción como cuando lo
sustituyó por el influjo primordial de las fantasías inconscientes, donde
interviene tanto el mundo externo como el interno y se pone en juego una
situación vital de desvalimiento (Hilflosigkeit, equivalente del inglés
Helplessness) (Freud, S., 1926, d). Su concepción cuantitativa del trauma ─la
excesiva carga energética─ es ahora puesta en cuestión considerando que lo
importante no es tanto la fuerza del traumatismo sino el significado percibido,
que depende, sobre todo, de la acogida que recibe el infante dañado por parte de
su entorno familiar.
Erikson (1959) observa con perspicacia: "cuando lo que está en juego es la
propia identidad, el hecho de que la energía instintiva sea transferida,
desplazada, transformada, ya no sirve para manejar los datos que hemos aprendido
a observar". Los abusos continuados durante la infancia en el seno de la familia
–como ya anunciaba Ferenczi (1932 a y b)─ son más frecuentes de lo que se
reconoce y provocan una serie de trastornos psicopatológicos, dentro de lo que
se denomina el "espectro del trauma", (Psychodynamic Diagnostic Manual (PDM)
Task Force, 2006), como son el trastorno límite de personalidad y el trastorno
de personalidad múltiple. El trauma psíquico en la infancia determina una
detención en aspectos centrales del desarrollo afectivo, aunque el infante
prosigue su evolución, mientras que el trauma psíquico en la adultez da como
resultado cierta forma de regresión (Krystal, H., 1988). Ese trauma en el adulto
entiendo que se solapa con nuestra idea de lo que es una crisis, en la
distinción “déficit-crisis”. Repito, no hay crisis si no ha habido trauma, y el
trauma crea el factor predisponente, el déficit o falla. En el adulto produce
cambios en el sentido del sí mismo y en la calidad de las relaciones
interpersonales. Es habitual la rememoración y reexperimentación de los
acontecimientos traumáticos, mediante pesadillas recurrentes, reminiscencias y
flashbacks. Las observaciones desde la clínica psicodinámica señalan que el
trauma se puede constituir en un organizador de la esfera mental y destacan el
rol que desempeña el significado de la experiencia traumática para ese individuo
concreto.
Por otra parte, los recuerdos del traumatismo cambian con el tiempo. El debate
entre el psicoanálisis relacional y el psicoanálisis clásico, al menos en alguna
de las posiciones que aún se mantienen, se articula en la disyuntiva entre la
explicación de la neurosis mediante el trauma –causado ya no tanto por la
seducción como el abuso, el maltrato o el cuidado no “suficientemente” bueno─ o
el conflicto inconsciente e individual, entre teorías predominantemente
ambientalistas y teorías más centradas en lo innato de las pulsiones y la
dinámica intrapsíquica de los deseos y complejos. (…)