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Taller de Semiología TP: Texto Expositivo-Argumentativo Cat: Arnoux Prof: Manríquez Sede Ciudad 2005 Altillo.com

Introducción:
En este trabajo se va a tratar la postura de algunos autores frente al tema de la excepción cultural.
Para poder desarrollar este texto decidí comparar y valorar los pensamientos de ambos autores.
En primer lugar, Jorge Coscia: Presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA).
En segundo lugar, Mario Vargas Lloza: destacado escritor peruano.
Este trabajo consta de un desarrollo expositivo argumentativo donde se presentan los distintos enfoques sobre el tema con la necesidad de abordar y examinar las distintas posturas para poder fundamentar mi perspectiva del problema y opinión personal.
Por último y a modo de cierre se encuentra la conclusión y aparece detallada la bibliografía a la cual se recurrió.

Desarrollo:
Jorge Coscia se declara a favor de la excepción cultural, el realizado de políticas públicas para conservar las industrias culturales europeas e iberoamericanas y para promover el derecho a la existencia de todas las cinematografías.
Este autor se manifiesta en contra de que el señor Mario Vargas Lloza sea presidente del jurado del Festival de San Sebastián, gran evento europeo e iberoamericano de la diversidad cultural, porque piensa que este último es el enemigo de las políticas públicas y de los funcionarios que las realizan.
Define al escritor peruano como militante en contra de la excepción cultural y defensor de la diversidad cultural, producto que, a su criterio, no puede sino contrastar con la difícil lucha por sobrevivir de las cinematografías europeas e iberoamericanas, neoliberal con opiniones reaccionarias y perpetuo defensor de los intereses que han sumido a millones de latinoamericanos en la pobreza y la exclusión.
Para Jorge Coscia y la institución que preside lo esencial es reconocer el valor y la importancia de su colaboración creativa y constructiva con el cine español, su industria y el magnífico evento que significa el Festival de San Sebastián, y el lugar que se le ha otorgado al cine argentino.
Mario Vargas Lloza afirma que dos son los argumentos que los defensores de la excepción cultural utilizan: uno, el deseo de que la cultura no sea tratada como una mercancía y sea excluida de las negociaciones sobre libre flujo de mercancías y, dos, que los productos culturales sean objeto de un cuidado especial por parte del Estado para salvaguardar la identidad, el alma, el espíritu de los pueblos.
Este autor no pone en duda las buenas intenciones de los políticos que argumentan a favor de la excepción cultural, pero afirma que si esos argumentos son aceptados se afirma que la cultura y la libertad son incompatibles y que la única manera de de garantizar a un país una cultura rica, auténtica y de la que todos los ciudadanos participen es resucitando el despotismo ilustrado y el nacionalismo cultural.
Vargas Lloza cree que el primer argumento a favor de la excepción cultural es antidemocrático porque piensa que las medidas tomadas para que la basura cinematográfica y el arte integérrimo no sea consumido por los ciudadanos, como por ejemplo penalizar los malos productos artísticos con impuestos y aranceles que los encarezcan, fijar cupos, subsidios y ventas que privilegien a las genuinas creaciones y releguen a las mediocres o nulas es discriminación. Lo define como el despotismo ilustrado del siglo XXI.
También afirma que el segundo argumento, relacionado con la idea de identidad cultural de un país, de una nación, además de ser una ficción confusa conduce inevitablemente a justificar la censura, el dirigismo cultural y la subordinación de la vida intelectual y artística a una doctrina política: el nacionalismo.
Este autor critica una vida cultural regimentada por burócratas o artistas y escritores instrumentales, en la que todo lo extranjero sería considerado en desvalor y todo lo nacional el valor estéticos o supremo.
Califica de alharaca que Francia y España hayan adoptado la política de excepción cultural, tratando de burócratas a quienes han promovido las políticas públicas. Define al mercado de los productos culturales exitosos como la libertad de abrir puertas para otros artistas y escritores.
Vargas Lloza cree que lo que el Gobierno debe hacer es invertir en la educación para que el público sea más culto y crear condiciones que estimulen el desarrollo y la creatividad cultural. Para el las culturas se defienden solas no necesitan a los funcionarios.
Desde el punto de vista de la industria cultural (cultura como producto de consumo) se puede afirmar que la Escuela de Francfort apoya la excepción cultural porque sus pensadores sostuvieron que la industria cultural se había creado lógicamente para cumplir un papel extremadamente manipulable en las sociedades capitalistas avanzadas: el de reprimir y subvertir las formas de conciencia opositora y critica en beneficio de la clase capitalista dominante.
El realizador cinematográfico Sergio Wolf también defiende la excepción cultural porque acusa a Hollywood de buscar que su cine fuera la lengua del cine: la única lengua.
Para mi la excepción cultural es una medida muy positiva para defender la industria cultural, ya que ésta se ve muy amenazada hoy en día por la existencia del imperio cinematográfico que significa Hollywood.

Conclusión:
La excepción cultural es el desarrollo de políticas públicas, como por ejemplo subsidiar al cine independiente para conservar la existencia de la industria cultural y promover el derecho a la existencia de todas las cinematografías.
Autores destacados se ven enfrentados frente a estas políticas por estar o no a favor de ellas, como los que desarrollamos a lo largo de este trabajo.
Vargas Lloza atenta contra la excepción cultural porque cree que lo que el gobierno debe hacer para conservar la industria cultural es educar al pueblo y no subsidiar al cine independiente.
Enfrentado a el se encuentra el presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), Jorge Coscia, porque para éste las políticas públicas llevadas a cabo por funcionarios del Estado son necesarias para ayudar en la lucha por sobrevivir a las cinematografías.