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1° Cuat. de 2014  |  TP (A)  |  Sede: Púan  Profesora: Gloria Fernández  |  Cátedra: Arnoux

Este trabajo propone destacar algunas concepciones del género maravilloso a partir del siguiente interrogante ¿Cuál es la razón por la cual los relatos de hadas ocupan un lugar trascendental en todos los tiempos?

A tales efectos se estudiaran artículos de tres autores que ayudaran a tomar una posición. Finalmente y en base a todo lo analizado, se arribará a una conclusión.

En primer lugar se hará un breve paso por los autores que se recorrerán, comenzando por Bruno Bettelheim, nacido en 1903, quien fue un importante escritor y psiquiatra infantil austríaco. Antes de comenzada la Segunda Guerra Mundial se instaló en Estados Unidos donde comenzó a dar clases de psicología en la universidad de Chicago. Su libro más importante, Psicoanálisis de los cuentos de hadas, hace hincapié en la influencia de estos cuentos durante el período de escolarización de los niños y pone de relieve su función liberadora y formativa para la mentalidad infantil. El escritor se suicida en el año 1990.

Luego se tomará al psiquiatra y psicoanalista francés Serge Tisseron, nacido en el año 1948, quien posee un doctorado en psicología y es miembro de CRPMS (CENTRO DE INVESTIGACIÓN PSICOANÁLISIS, MEDICINA Y SOCIEDAD EN LA UNIVERSIDAD DE PARÍS VII). Es conocido por sus estudios sobre las relaciones entre la juventud, los medios de comunicación y las imágenes. El texto que se analizará es De Amélie Poulain a El Señor de los Anillos: El deseo de lo maravilloso, donde el autor despliega su visión acerca del género y refiere al 11 de septiembre como un momento de quiebre que distingue aquello que los sujetos consumen en materia de espectáculos antes y después de dicho acontecimiento.

Por último, el autor estadounidense de Romper el hechizo, Jack Zipes nacido en 1937, aborda el tema de los cuentos de hadas publicando libros y dando conferencias acerca de su evolución y su papel social y político en el proceso de la civilización. Afirma que dicho género cumple una función social significativa puesto que los mundos proyectados por este revelan una grieta entre la verdad y la mentira de la sociedad. Zipes actualmente es un profesor de la Universidad de Minnesota.

El género maravilloso, originario de Europa y de tradición oral, nace en el principio de los tiempos relacionado con la necesidad de catarsis por parte de los seres humanos. Los cuentos toman el nombre de género maravilloso cuando comienzan a ser transmitidos de forma escrita en manos del escritor francés Charles Perrault, quien es reconocido por haber dado forma literaria a cuentos clásicos infantiles como Caperucita roja y El gato con botas. El auge de dicho género se da durante los siglos XVII y XVIII.

Durante el período renacentista y barroco, y más precisamente a partir de la Revolución Francesa, los cuentos de hadas atravesaron un tiempo de descreimiento y vacío puesto que los sujetos buscaban ideas más racionales y que se encuentren más cerca de la realidad que poco tiene que ver con la fantasía. Sin embargo, el género maravilloso atraviesa todos los tiempos y llega a lo que es hoy Disney. Los autores que analizaremos se enfocarán en este fenómeno.

El autor Bruno Bettelheim en su texto Psicoanálisis de los cuentos explica su visión del género maravilloso y refiere su origen. Según el planteo del escritor los cuentos en un principio han sido narrados por adultos para placer de jóvenes y viejos donde se habla del destino del hombre, de sus miedos, sus relaciones con el prójimo y lo sobrenatural. Al escuchar estos relatos, los oyentes disfrutan y reflexionan acerca de su significado.

En contradicción con esta creencia se ha hecho preponderante la idea de que estas historias son adecuadas para niños y que poco aportan a los adultos. Asimismo el auge de las películas modernas son esencias de los cuentos de hadas disfrazados con ropajes modernos, afirma Bettelheim, y dichos espectáculos están propuestos para entretener tanto a niños como a jóvenes.

Los cuentos suelen variar en pequeños aspectos, a lo largo del tiempo y en distintas partes del mundo, pero la trama siempre es la misma. Los argumentos, como dice el autor, ponen de relieve que el ser humano siempre ha necesitado fantasear y magnificar recurriendo a su imaginación para afrontar sus dificultades. En este aspecto, se ve el lado catártico de los cuentos. Con respecto a esto el escritor afirma que “no solamente encontramos en el texto la expresión de nuestros supremos temores sino que también hallamos, mediante su final feliz, la representación de nuestras más fervientes esperanzas”.

Como protagonistas de sus cuentos, los sujetos han creado seres sobrenaturales y benéficos a quien pedirles socorro. Al mismo tiempo, se han visto obligados a crear otros sobrenaturales pero con la característica opuesta, también los personajes suelen representarse por animales como en La bella y la bestia.

Para finalizar su texto, Bettelheim afirma que los cuentos de hadas aportan una singular ayuda al niño que suele ser incapaz de visualizar sus miedos, esperanzas, angustias, etc. Por esta razón se dice que el género maravilloso saca a relucir todos esos aspectos que normalmente no se sabe identificar.

Luego tenemos al autor Serge Tisseron, que en su texto De Amelie Pulman a El señor de los anillos El deseo de lo maravilloso postula su visión acerca del género maravilloso y se detiene particularmente en el 11 de septiembre puesto que a partir de esa fecha hay un quiebre respecto a aquello que los sujetos consumen de dicho género.

Precedente a este acontecimiento, lo que se veía en las ficciones era aceptado y visto naturalmente, el escritor afirma que lo que permite disfrutarlas es la certeza de que en la realidad las cosas son de un modo distinto. A partir de los hechos que marcaron un quiebre este tipo de espectáculos se convirtieron en algo prohibido ya que podían ser vistos como reflejo de su realidad. Por lo tanto los espectadores comenzaron a optar por otro tipo de distracción buscando evadir sus problemas y distanciarse y distanciarse de la realidad que los agobia adentrándose en mundos fantásticos pese a que estos espectáculos no duren más que dos horas.

Cuando un sujeto experimenta un malestar que no está claramente identificado, afirma Tisseron, busca ficciones en las que se siente identificado y así curar de alguna manera ese malestar. En contrapartida se encuentra aquel individuo que sí ha identificado las razones de su malestar y busca espectáculos para olvidar provisoriamente la situación que experimenta.

Paralelamente, el autor afirma que el descubrimiento del inconsciente y sobre todo su vulgarización trastornaron la relación del imaginario individual y el imaginario colectivo, el cual solo es tranquilizador si se sabe que es compartido.

En cuanto a este punto, el texto expone el ejemplo de la religión católica puesto que todas las imágenes tienen un significado que es comprendido colectivamente y mediante este tienen un control para limitar el imaginario los fieles. A partir de la segunda mitad del siglo XIX el control religioso comenzó a debilitarse y la aparición de un nuevo fenómeno contribuyó a volver a los imaginarios individuales, este fue el psicoanálisis.

El problema fue que al individualizarse el imaginario, más crecía en los contemporáneos la inquietud de perder el mínimo de referencias colectivas que les garantizan la pertenencia a un grupo. Por esto el deseo de volver a instalar un imaginario colectivo impulsa a los sujetos a ir a ver películas donde buscan imágenes universales para arrimar a ellas su imaginario colectivo. De ahí es que nace un país que impone sus imágenes y sueños al resto del planeta.

En base al recorrido teórico se podría arribar a la conclusión de que el género maravilloso es base esencial en la existencia del hombre desde el comienzo de los tiempos, puesto que es una forma de expresión y catarsis. Estos cuentos atravesaron todos los tiempos en forma oral y posteriormente escrito siendo un modo de canalizar las inquietudes de los sujetos.