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Sociología Resumen: Michel Foucault, "Derecho de muerte y poder sobre la vida" Cátedra: Raffin 2° Cuat. de 2007 Altillo.com

Michel Foucault – Derecho de muerte y poder sobre la vida.-

 

El derecho de vida y muerte ya no es un privilegio absoluto: esta condicionado por la defensa del soberano Y su Propia supervivencia. El derecho de vida y muerte, es un derecho disimétrico. El soberano no ejerce su derecho sobre la vida sino poniendo, en acción su derecho de matar, o teniéndolo; no indica su poder sobre la vida sino en virtud de la muerte que puede exigir. El derecho es en realidad el derecho de hacer morir o dejar vivir. . El poder era ante todo derecho de captación: de las cosas, del tiempo, los cuerpos y finalmente la vida; caminaba en el privilegio de apoderarse de esta para suprimirla. El derecho de muerte tendió a desplazarse o al menos a apoyarse en las exigencias de un poder que administra la vida, y a conformarse a lo que reclaman dichas exigencias. Nunca las guerras fueron tan sangrientas como a partir del siglo XIX. Las guerras ya no se hacen en nombre del soberano al que hay que defender; se hacen en nombre de la existencia de todos; se educa a poblaciones enteras para que se maten mutuamente en nombre de la necesidad que tienen de vivir.

El poder de exponer a una población a una muerte general es el envés del poder de garantizar a otra su existencia. El principio de poder matar para poder vivir, se ha vuelto principio de estrategia entre Estados;

El viejo derecho de hacer morir o dejar vivir fue remplazado por el poder de hacer vivir o de rechazar hacia la muerte. Ahora es en la vida y a lo largo de su desarrollo donde el poder establece su fuerza; la muerte es su límite; el suicidio llegó a ser durante el siglo XIX una de las primeras conductas que entraron en el campo del análisis sociológico; hacía aparecer en las fronteras y los intersticios del poder que se ejerce sobre la vida, el derecho individual y privado de morir. Ese poder sobre la vida se desarrolló desde el siglo XVII en dos formas principales. Uno de los polos, al parecer el primero en formarse, fue centrado en el cuerpo como maquina: su educación, el aumento de sus aptitudes, el arrancamiento de sus fuerzas, el crecimiento paralelo de su utilidad y su docilidad, su integración en sistemas de control eficaces y económicos, El segundo hacia mediados del siglo XVIII, fue centrado en el cuerpo-especie, en el cuerpo transido por la mecánica de lo viviente y que sirve de soporte a los procesos biológicos: la proliferación, los nacimientos y la mortalidad, el nivel de salud, la duración de la vida y la longevidad, con todas las condiciones que pueden hacerlos variar; todos esos problemas los toma a su cargo una serie de intervenciones y controles reguladores: una biopolítica de la población. Las disciplinas del cuerpo y las regulaciones de la población constituyen los dos polos alrededor de cuales se desarrolló la organización del poder sobre la vida. Ese bio-poder fue, un elemento indispensable en el desarrollo del capitalismo.

La presión de lo biológico sobre lo histórico, , fue extremadamente fuerte; la epidemia y el hambre constituían las dos grandes formas dramáticas de esa relación que permanecía así colocada bajo el signo de la muerte.

La era de los grandes estragos del hambre y la peste se cerró antes de la Revolución francesa; la muerte dejó de hostigar directamente a la vida. Lo biológico se refleja en lo político; el hecho de vivir ya no es un basamento inaccesible que sólo emerge de tiempo en tiempo, en el azar de la muerte y su fatalidad; pasa en parte al campo de control del saber y de intervención del poder. Haber tomado a su cargo a la vida, más que la amenaza de asesinato, dio al poder su acceso al cuerpo. Si se puede denominar "biohistoria" a las presiones mediante las cuales los movimientos de la vida y los procesos de la historia se interfieren mutuamente, habría que hablar de "biopolítica" para designar lo que hace entrar a la vida y sus mecanismos en el dominio de los cálculos explícitos y convierte al poder-saber en un agente de trasformación de la vida humana. Para Aristóteles: un animal viviente y además capaz de una existencia política; el hombre moderno es un animal en cuya política está puesta en entredicho su vida de ser viviente. La ley funciona siempre más como una norma, y que la institución judicial se integra cada vez más en un continuum de aparatos cuyas funciones son sobre todo reguladoras. Una sociedad normalizadora fue el efecto histórico de una tecnología de poder centrada en la vida. hemos entrado en una fase de regresión de lo jurídico; las constituciones escritas en el mundo entero a partir de la Revolución francesa, la vida como objeto político fue en cierto modo tomada al pie de la letra y vuelta contra el sistema que pretendía controlarla. La vida, se volvió entonces la apuesta de las luchas políticas, el sexo como el "pozo" del juego político. Está en el cruce de dos ejes. Por un lado, depende de las disciplinas del cuerpo: Por el otro, participa de la regulación de las poblaciones. El sexo es, acceso a la vida del cuerpo y a la vida de la especie. Es utilizado como matriz de las disciplinas y principio de las regulaciones. en el siglo XIX, la sexualidad es perseguida hasta en el más ínfimo detalle de las existencias. De ahí la importancia de las cuatro grandes líneas de ataque a lo largo de las cuales avanzó la política del sexo desde hace dos siglos. Las dos primeras se apoyaron en exigencias de regulación para obtener efectos en el campo de la disciplina; la sexualización del niño se llevó a cabo con la forma de una campaña por la salud de la raza la histerización de las mujeres, se llevó a cabo en nombre de la Responsabilidad que les cabría respecto de la salud de sus hijos, de la solidez de la institución familiar y de la salvación de la sociedad. En cuanto al control de los nacimientos y la psiquiatrización de las perversiones, actuó la relación inversa: en la unión del "cuerpo" y la "población", el sexo se convirtió en blanco central para un poder organizado alrededor de la administración de la vida y no de la amenaza de muerte. .- La sangre continuó siendo un elemento importante en los mecanismos del poder, en sus manifestaciones y sus rituales. La sangre constituía uno de los valores esenciales. Los nuevos procedimientos de poder elaborados durante la edad clásica y puestos en acción en el siglo XIX hicieron pasar a nuestras sociedades de una simbólica de la sangre a una analítica de la sexualidad. En Sade el sexo carece de norma, de regla intrínseca que podría formularse a partir de su propia naturaleza; pero está sometido a la ley -limitada de un poder que no conoce sino la suya propia. La analítica de la sexualidad y la simbólica de la sangre bien pueden depender en su principio de dos regímenes de poder muy distintos. Desde la segunda mitad del siglo XIX, sucedió que la temática de la sangre fue llamada a vivificar y sostener con todo un espesor histórico el tipo de poder político que se ejerce a través de los dispositivos de sexualidad. El racismo se forma en este punto. El nazismo fue sin duda la combinación más ingenua y más astuta de las fantasías de la sangre con los paroxismos de un poder disciplinario. la historia quiso que la política hitleriana del sexo no haya pasado de una práctica irrisoria mientras que el mito de la sangre se trasformaba en la mayor matanza que los hombres puedan recordar por ahora.

Es el honor político del psicoanálisis haber sospechado. Lo que podía haber de irreparablemente proliferante de esos mecanismos de poder que pretendían controlar Y administrar lo cotidiano de la sexualidad: de ahí el esfuerzo freudiano (para poner la ley como principios de la sexualidad. A eso debe el psicoanálisis haber estado en oposición teórica y práctica con el fascismo. ¿El análisis de la sexualidad como "dispositivo político" implica necesariamente la elisión del cuerpo, de lo anatómico, de lo biológico, de lo funcional? se puede responder negativamente. El objetivo de la presente investigación es mostrar cómo los dispositivos de poder se articulan directamente en el cuerpo. Esa materialidad a la que se alude ¿no es acaso la del sexo, y no constituye una paradoja querer hacer una historia de la sexualidad a nivel de los cuerpos sin tratar para nada del sexo? el poder que se ejerce a través de la sexualidad ¿no se dirige acaso, específicamente, a ese elemento de lo real que es el "sexo" -el sexo en general? Puede admitirse que la sexualidad no sea, respecto del poder, un dominio exterior en el que éste se impondría, sino, efecto es instrumento de sus arreglos o maniobras. Se podría mostrar, cómo esa idea "del sexo" se formó a través de las diferentes estrategias de poder y qué papel definido desempeñó en ellas.

.- En el proceso de histerización de la mujer, el "sexo" fue definido de tres maneras: corno lo que es común al hombre y la mujer; o como lo que pertenece por excelencia al hombre y falta por lo tanto a la mujer; pero también como lo que constituye por sí solo el cuerpo de la mujer, orientándolo por entero a las funciones de reproducción y perturbándole sin cesar en virtud de los efectos de esas mismas funciones. Al sexualizar la infancia se constituyó la idea de un sexo marcado por el juego esencial de la presencia y la ausencia, de lo oculto y lo manifiesto; la masturbación, con los efectos que se le prestaban, revelaría de modo privilegiado ese juego de la presencia y la ausencia, de lo manifiesto y lo oculto. El “sexo" es definido mediante un entrelazamiento de función e instinto, de finalidad y significación; en la socialización de las conductas procreadoras, el "sexo" es descrito como atrapado entre una ley de realidad y una economía de placer que siempre trata de esquivarla, cuando no la ignora; el más célebre de los "fraudes", el coitus interruptus, representa el punto donde la instancia de lo real obliga a poner un término al placer y donde el placer logra realizarse a pesar de la economía prescrita por lo real. La idea "del sexo" es erigida por el dispositivo de sexualidad; y en las cuatro grandes formas: la histeria, el onanismo, el fetichismo y el coito interrumpido, hace aparecer al sexo como sometido al juego del todo y la parte, del principio y la carencia, de la ausencia y la presencia, del exceso y la deficiencia, de la función y el instinto, de la finalidad y el sentido, de la realidad y el placer. Así se formó poco a poco el armazón de una teoría general del sexo. Tres funciones fueron importantes. En primer lugar, la noción de "sexo" permitió agrupar en una unidad artificial elementos anatómicos, funciones biológicas, conductas, sensaciones, placeres, y permitió el funcionamiento como principio causal de esa misma unidad ficticia; como principio causal, pero también como sentido omnipresente, secreto a descubrir en todas partes: la noción de sexo aseguró un vuelco esencial; permitió invertir la representación de las relaciones del poder con la sexualidad, y hacer que ésta aparezca no en su relación esencial y positiva con el poder, sino como anclada en una instancia específica e irreducible que el poder intenta dominar como puede; así, la idea "del sexo" permite esquivar lo que hace el "poder" del poder; permite no pensarlo sino como ley y prohibición. Es por el sexo, por lo que cada cual debe pasar para acceder a su Propia inteligibilidad a la totalidad de su cuerpo a u identidad. El pacto fáustico cuya tentación inscribió en nosotros el dispositivo de sexualidad es, intercambiar la vida toda entera contra el sexo mismo, contra la verdad Y soberanía del sexo bien vale la muerte.