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Sociología | 2° Parcial | Cátedra: Mestre | Sede: Drago | 2° Cuat. de 2010 | Altillo.com |
Descripción de la publicidad: Se muestra a un joven en primer plano y de
fondo a un patovica en la puerta de un boliche. El joven no pudo entrar al mismo
debido a que el hombre no lo dejó pasar aduciendo que sus zapatillas no eran las
adecuadas para el lugar. Sprite se sincera con los lectores al decir que no es
esa la razón por la cual le impiden el ingreso, pero no dice explícitamente el
motivo: deja que la gente lo induzca a través de la imagen.
A-Actualmente vivimos en una sociedad de consumidores, es decir, inmersos en una
cultura de querer siempre consumir y en la cual todos somos consumidores. Y se
es consumidor por vocación, ya que desde pequeños se nos enseña a consumir sin
distinción de género, de edad ni de clase. Los que no siguen este “mandato” son
vistos como consumidores fallados, y son excluidos y vistos como no
pertenecientes a la sociedad, como sucede con los pobres. El hecho de consumir
es una decisión individual y es una inversión para pertenecer a la sociedad;
esta pertenencia es “cuesta arriba” pues existe un miedo a ser inadecuado, a no
cumplir con las expectativas que la sociedad tiene. La publicidad deja ver que
el joven es un “inadaptado” a las reglas que el mercado impone, no cumple con
los parámetros que la sociedad exige y por ello es excluido, en este caso de
ingresar a un boliche. La reproducción de todo este sistema social se realiza de
una manera encubierta e implícita en donde los sujetos acatan estos modos de
comportamiento y estas normas que quieren parecer naturales y universales, y no
solo acatan sino que desean actuar así. La publicidad claramente muestra que
como existe un patrón de belleza o de “moda” que se impone (un modo de peinarse,
una ropa determinada para ir a bailar, etc) ciertos sujetos serán excluidos al
no cumplir estas condiciones. Scavino habla de una sociedad de “libre
competencia”, en donde una determinada mercancía adquiere más valor si una
mayoría la desea, pero sólo una minoría va a poder finalmente acceder a ella,
pues algo es bueno cuando lo desean los demás. En esta situación, el sujeto se
encuentra amenazado desde dos puntos de vista: por un lado, teme que los otros
sujetos deseen demasiado su bien y terminen quitándoselo; por el otro, teme que
su mercancía no sea lo suficientemente deseada y como consecuencia pierda valor.
El autor habla de dos morales: la de la vigilancia y la mercante. En la primera,
el poder estaba del lado del observador y sólo se controla acciones observables.
En cambio, en la moral mercante el poder está del lado del observado y lo que se
controla son los deseos. En este contexto, alguien es por lo que tiene y no por
lo que hace. El cuerpo pasa también a ser una mercancía y debe tener los
parámetros que exige el mercado. En la publicidad, Sprite quiere demostrar que
dice la “verdad” que otros no te dicen. Muestra al sujeto en una posición en la
que no encaja con lo que exige la sociedad, con un cuerpo y una apariencia que
no es lo que exige el mercado; y en términos de Scavino, durante esta moral
mercante que reina en la sociedad, al cuerpo hay que acondicionarlo, hay que
invertir dinero en él para lograr la admiración de los demás, y ésto inspira el
goce de otros, no el propio. El chico, al no adaptarse a esta norma, “está mal”
o “no se cuida lo suficiente” o “no se quiere”. La publicidad consta de tres
elementos: una amenaza, un medio de salvación y un salvador. La amenaza es que
tu estilo, tu cuerpo no sirve para ingresar, en este caso, a un boliche de moda;
el salvador es la mercancía que te dice la “verdad” mediante la frase irónica y
encubierta “No te rebotan por las zapatillas”. Finalmente, si el sujeto de la
publicidad quiere pertenecer, va a tener que seguir los deseos y el goce de los
otros, recurrir a los libros de “autoayuda”, o ganar más dinero, el verdadero
Redentor, mediante los juegos de azar, bingos o concursos.
B) A partir de los años 80 y 90 se da un proceso de fragmentación de las clases
medias argentinas y una polarización en donde la brecha entre pobres y ricos,
entre ganadores y perdedores, es cada vez mayor. Desde sus orígenes, y en
momentos donde existía un ideal de progreso y una idea de un futuro mejor, la
clase media ha dado gran importancia a la educación como móvil social ascendente
y como distintivo respecto de otras clases sociales, queriendo tener el mismo
status que clases superiores. También se definen por su capacidad de consumo, en
donde buscan la vivienda y el auto propio. Pero a partir del nuevo modelo de
acumulación de las décadas pasadas surge una nueva pobreza, que nuclea a la
clase media empobrecida signada por la pérdida de poder adquisitivo y el
desempleo. Esta nueva pobreza mantiene semejanzas con los sectores medios en
cuanto a cultura y educación, pero se asemeja a los pobres estructurales en
cuanto a ingresos. La publicidad elegida está dirigida a una clase media con
tendencia a mimetizarse a las clases altas y a las “clases medias típicas”.
Dichos sectores buscan reafirmar su identidad mediante una acción individualista
signada al consumo. Sprite dirige su publicidad en especial a gente con poder
adquisitivo suficiente para poder adquirir la bebida, gente con una débil
identificación y con una ambición a ser “algo más”.
Lvovich, al igual que lo expresado anteriormente por Maristella Svampa, menciona
que, durante décadas anteriores, la pertenencia a la clase media simbolizaba la
posibilidad de ascenso social. Pero a partir de los 90 la constante es el
descenso social. También llama “nueva pobreza” a aquellos que se encuentran
“colgados de la soga”. Ellos tienen sus necesidades básicas satisfechas, pero
debido al deterioro de sus ingresos no pueden satisfacer necesidades de bienes y
servicios. Poseen, además, un capital social (una red de amigos y familiares que
permanecen en la clase media) y un capital cultural (origen social, nivel de
educación, participación política) que marca una diferencia con los pobres
estructurales. Ambos capitales, a diferencia de lo que sucede con el capital
económico, se modifican a largo plazo. Estas personas que se encuentran colgadas
de la soga quieren emular el nivel de sus amigos y familiares de clase media con
quienes comparten el capital social, los cuales usualmente consumen productos de
marca reconocidos socialmente (no es lo mismo un joven tomando por la calle una
botella de gaseosa “Tai” que otro consumiendo una “Sprite”). Así, la publicidad
cumplirá su objetivo (el de mostrarse como una bebida auténtica, simple, etc) y
será adquirida en forma creciente por este sector de la sociedad.
2) Narra la noticia que un 18 de diciembre de 2001 los trabajadores de una
planta Textil en Once exigieron a los gerentes de Brukman el pago de sus
correspondientes sueldos adeudados. En términos de Marx, en esta situación hay
dos claras clases sociales, generadas en parte por la desigual distribución de
los medios de producción. Para que las clases sociales existan es necesario que
una de ellas domine a la otra cultural, política y económicamente; por lo tanto
una clase sólo existe en función de otra.Una de las clases es la burguesía, la
cual es la propietaria de los mencionados medios de producción y en este caso
representada por los dueños y gerentes de Brukman, y la otra es el proletariado
que, privados de medios de producción propios, deben vender su fuerza de trabajo
para poder subsistir tal cual les sucede a los trabajadores de la fábrica. Pero
Karl Marx hace una diferenciación entre el concepto de clase, pues existe una
clase en sí y una clase para sí. La primera no posee objetivos comunes, no tiene
conciencia de clase siendo justamente eso lo que al modificarse se transforma en
una clase para sí, con intereses comunes (intereses de clase) y con el inicio de
una lucha para poder lograr esos objetivos Por lo tanto, la clase en sí está
determinada económicamente, mientras que la clase para sí está determinada por
la ideología, la política y la conciencia. El grupo de trabajadores de la
noticia recién se transforma en clase para sí al luchar por su objetivo en
común, al tomar conciencia de su clase y actuar unidos para poder satisfacer sus
intereses, que se oponen a los de la clase dominante. Esta lucha finalizó con un
triunfo del proletariado, pues los obreros se quedaron por ley con la fábrica.
Marx llama a esto el comienzo de la dictadura del proletariado, lo cual es un
pasaje, un estado de transición a la abolición de las clases y a una sociedad
sin clases.
Para Max Weber, poder es la capacidad que tiene una persona de imponerle a otra
su propia voluntad. El poder no sólo se relaciona con el fin de enriquecimiento
económico, sino que tiene valor en sí mismo, y lo que se busca en este caso es
el honor social. La dominación es la posibilidad de hallar obediencia a un mando
determinado; cuando es aceptado el sometimiento a la autoridad, reclamada como
propia por los poderosos bajo cualquier tipo de legitimación, ya se trataría de
dominio. Pero la dominación es un caso especial de poder, pues no sólo hay una
tendencia a perseguir bienes económicos, sino que muchas veces la posesión de
estos bienes es una consecuencia del poder. De los dos tipos de dominación que
expone el autor (mediante constelación de intereses y mediante la autoridad) la
situación que acontece en la noticia se puede ubicar dentro de la segunda. Los
gerentes cumplen un rol de mando mientras que los trabajadores desempeñan un
deber de obediencia. Además, la situación entre los dueños y trabajadores de
Brukman se puede ubicar dentro de una dominación racional, en términos
weberianos. En este tipo de dominación se obedece al estatuto, a las normas.
También el que ordena obedece (a la ley o al reglamento). Si bien es un tipo
ideal, se acerca a lo que sucede dentro del funcionamiento de una empresa, en el
caso del ejemplo una fábrica textil.
La distribución de poder dentro de una comunidad se identifica con las nociones
de clase, estamentos y partidos.Las clases están definidas por la relación
económica entre los miembros y el mercado, debe haber intereses lucrativos y de
posesión de bienes. Justamente la posesión o la no posesión de bienes son las
categorías fundamentales de todas las situaciones de clase. Situación de clase
significa, entonces, la posición ocupada en el mercado. Esta noción se puede
aplicar a los personajes de la noticia, clasificándolos de acuerdo a su posesión
de bienes (y por lo tanto en el mercado), siendo los gerentes los propietarios
de los medios de producción y los trabajadores los que no los poseen. Asimismo,
esta situación puede modificarse en el corto plazo, como ha sucedido en el
mencionado ejemplo. Por lo tanto en Weber, a diferencia de Marx las clases son
únicamente una de las formas de la estratificación social, atendiendo a las
condiciones de vida material. Por otro lado, se encuentran los estamentos, los
cuales se analizan desde el plano de lo social. El estamento se estructura
dentro del ámbito de una comunidad, a diferencia de lo que sucedía con el
anterior concepto que se estructura en base a la sociedad. En el estamento
existe una estimación social del honor, y esta situación estamental no se asocia
necesariamente con la situación de clase, por lo que tanto poseedores como
desposeídos pueden pertenecer al mismo estamento. Esta situación se estructura
en base a un modo de vida determinado y a principios de consumo, del mismo modo
también se puede fundar en un prestigio hereditario o profesional. Si bien no
conocemos en profundidad los modos de vida de los personajes de la noticia, se
puede inferir que dueños y trabajadores pertenecen a distintos estamentos,
regidos por distintas normas de acuerdo a los tonos de vida que llevan.
Continuando con el concepto de poder, Foucault analiza el poder disciplinario,
el cual tiene la función principal de “enderezar conductas”, encauzar a las
multitudes, fabricar individuos. Pero a diferencia de Max Weber para quien el
poder es algo emanado de la persona que lo ejerce, para Foucault el poder está
en todas partes, el sujeto está atravesado por relaciones de poder, y este poder
produce realidad, y a raíz de ésto analiza el ejercicio de ese poder, los
procedimientos que se llevan a cabo y, finalmente, las consecuencias que derivan
de él. Justamente para el ejercicio del poder se establece la noción de
“observatorios”, los cuales tienen como modelo ideal el campamento militar. Este
aparato disciplinario debe permitir que con una sola mirada se vea todo.
Justamente en los talleres y fábricas la vigilancia pasa a ser un factor
económico importante, pues se puede controlar que no haya tiempo perdido durante
el día y que no se gaste ningún dinero de más, controlando completamente a los
obreros y registrando sus trabajos. Más tarde, este modelo sumó una enseñanza
mutua, en el sentido de que hay una observación recíproca y jerarquizada, es
decir de arriba abajo pero también lateralmente, por lo que los vigilantes
también se encuentras vigilados. Pero además de la jerarquía que vigila está la
sanción que normaliza. Es necesario un castigo disciplinario cuya función es la
de reducir las desviaciones, siendo esencialmente correctivo. En el ejemplo de
la fábrica, se puede presumir que existe una relación de poder como la descripta
por Foucault, en cuanto los dueños y gerentes de la fábrica vigilan a sus
obreros para que no desperdicien tiempo y así poder lograr una mayor producción.