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EL ÁMBITO DE LO ÍNTIMO – HELENA BEJAR
El universo privado constituye una elección moral problemática. El hombre moderno se ve continuamente escindido entre el deseo de desarrollar sus potencialidades en la paz de la privacidad y la necesidad de ser una criatura social.
Lo público y lo privado son las dos caras de la misma moneda y expresan de una manera muy peculiar la dicotomía individuo-sociedad.
La tradición teórica liberal supone una noción de lo privado como esfera que se hurta a la mirada del poder.
La libertad se relaciona así con una determinada concepción de libertad. La libertad que se experimenta en la privacidad implica un cierto grado de aislamiento y exclusión de la esfera de poder que representan dos modos distintos de entender el fenómeno de la privacidad.
La privacidad se vuelve para el liberalismo clásico, el ÁMBITO DE LA LIBERTAD. Por otra parte la independencia, elemento constitutivo de la libertad moderna, lleva consigo una separación del universo público, por lo que lo privado es así también el ÁMBITO DE LA INDIVIDUALIDAD. Y por último la privacidad es la ÉSFERA DE LA RACIONALIDAD por varias razones: (1- Locke “cuestión de tolerancia” la defensa de la esfera privada implica la suspensión y en última instancia rechazo de las normas y obligaciones que regulan la esfera pública= la vida en el ámbito privado supone un compromiso interno que eleva al individuo al rango de ser racional. 2- La privacidad es la esfera de la racionalidad porque al ser el resultad de una elección de carácter moral implica la activación de la voluntad. La voluntariedad hace que la privacidad sea más que un mero espacio que el poder cede (como creía Hobbes). 3- La privacidad es el reino de la racionalidad porque es la morada donde se construye una vida concebida con sentido.)
LA ESFERA PRIVADA ES ASÍ EL ÁMBITO DE UN SER QUE PRETENDER ELEVAR LA ECISTENCIA A UNA CONTINUA EXPERIENCIA ÉTICA Y ESTÉTICA.
Pero, los usos extremistas de la privacidad pueden ser destructivos, ya que, el disfrute de la independencia privada puede ser dañino en ciertas condiciones de la modernidad: puede llegar a ser el marco de la vaciedad humana. La reclusión en el ámbito privado supone una mirada al mundo indiferente y pasiva. La privacidad incuba una existencia blanda.
La esfera íntima es una promesa incumplida: la autocomplacencia (termina transformándose en un difuso sentimiento de impotencia en relación al entorno.
El liberalismo clásico entonces tiene una concepción positiva del individuo. Razón y pasión son los pirales para la conformación de su vida. El otro se vuelve enemigo, un competidor en la lucha diaria por la supervivencia. El liberalismo liberal descansaba en una profunda fe en el hombre.
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El modernismo coincide con el surgimiento de la división del trabajo. La racionalidad, actitud predominante acaba por impregnar los vínculos humanos. El alma del individuo cabalga entre dos fuerzas contrapuestas: la autonomía y la dependencia.
El individuo puede intentar crear una esfera dedicada a la contemplación, reflexión, y al descubrimiento de su conciencia pero tarde o temprano deberá unirse a los quehaceres cotidianos de la esfera pública. La permanente tensión entre la autonomía y la dependencia llevan al hombre a la superación de la tradición lo cual no implica una identificación con la época que le ha tocado vivir. El hombre tiene un extrañamiento con su propia cultura, y por eso mismo una obsesión por el consumo. El hombre moderno concentra sus esfuerzos en el bienestar material, persiguiendo objetivos que se le escapan haciéndole cobrar conciencia de su soledad lo que hace más evidente el trasfondo transitorio de estos objetos. La FELICIDAD MODERNA adquiere es aspecto de un deseo inenfocable.
El conflicto entre autonomía y dependencia se ve reflejado en el desarrollo de la individualidad y la tendencia a la especialización de la sociedad industrial. El hombre moderno no puede desarrollar plenamente sus potencialidades y ha de limitarse a ejercer un rol social.
La filosofía liberal había llevado a cabo una exaltación de la privacidad, mientras que la sociología clásica la pone en cuestión como espacio de desarrollo de un individuo moral.
La sociología clásica entiende al individualismo como un fenómeno social. La sociedad moderna es fuente de soledad pero ésta es a su vez el punto de arranque para una nueva comprensión de la libertad. El individuo no es un ser moral autónomo sino una criatura social. La individualidad tiene que ser un modo de comprender la inevitabilidad del cambio. El orgullo liberal fue reemplaza por una serenidad tocada de melancolía.
La teoría moderna del individualismo forma parte de un pensamiento débil porque hunde sus raíces en la filosofía liberal pero se aleja de ésta hasta un punto que representa una perversión de la ética liberal. La privacidad moderna ya no es una conquista, sino que se identifica con la “vida privada”, un disfrute que se da por sentado, que es inherente. Su vida privada aparece como el espacio privilegiado de su cotidianeidad, mientras que su participación en la esfera pública supone un esfuerzo, un ejercicio que toma carácter de imposición. La privacidad moderna toma carácter de “estado” en el que uno se instala. La esfera privada ya no es un límite y el individualismo moderno sigue una doble lógica con respecto al otro que se transforma en objeto de indiferencia y necesidad.
El hombre contemporáneo es un ser temeroso que rehúye al conflicto emocional. El sujeto narcisista acepta la soledad sin dramatismo como un destino que acompaña a la modernidad y haciendo de la necesidad una virtud, proclama el valor de la autosuficiencia.
LA PRIVACIDAD NO PUEDE CONSTITUIR UN LÍMITE RELACIONAL CUANDO LOS VINCULOS ESTÁN DADOS POR LA DEPENDENCIA.
La doble lógica del individualismo contemporáneo establece relaciones humanas entre la indiferencia y la interdependencia recuerda la contradictoria relación a la que aludía Durkheim de los individuos con la sociedad moderna, que engendraban simultáneamente mayor autonomía y mayor dependencia. Los demás individuos vistos a través de la indiferencia o de la dependencia han perdido sus contornos y ya no pueden ser el límite de una acción racional.
La idea contemporánea de libertad no puede ser la de una libertad negativa, está relacionada con la libertad interna y con el deseo desenfocado lo que dará lugar a una concepción específica de felicidad.
La TRIVIALIZACIÓN DE LO SOCIAL para la cual el orden democrático es idóneo fue implementando elementos en el proceso de personalización.
Ejemplo trivialización de la política. Nuevo modo de concebir a la política de manera atomizada, o sea, distanciada de ideologías universalistas para enfocarse en movimientos sociales. Puede entenderse este proceso como un efecto de individualismo actual que prioriza los objetivos miniaturizados, parciales y negativos (ej. NO destruir el medioambiente) sobre los proyectos alternativos globales.
Libertad pasiva, se ejerce no por una activación de la voluntad sino por omisión o mejor por delegación. (Ej. Sindicatos. Free riders sacar partido de los frutos que se derivan de la implicación social de otros. “Que otros hagan el trabajo sucio”)
La libertad moderna no es sólo libertad interna sino ABSTRACTA por orientarse en la consecución de un deseo desenfocado de imposible realización. Ni el mundo social ni los objetos concretos son objeto de deseo.
Homo psicologicus sustrae el interés por el mundo externo y concentra su ansia de conocimiento en un viaje hacia adentro que gira en torno a los logros de su vida privada.
El ideal de felicidad del individuo contemporáneo se relaciona con el alcance de una “paz espiritual” carente de entusiasmo, con un apacible estado interno en el que no caben sobresaltos.
LA MOTIVACIÓN SOCIAL ES AHORA ANACRONISMO INGENUO O EFÍMERO VOLUNTARISMO. (Viajar en carroza hoy en día es un ejemplo de anacronismo)
La vida ya no se concibe como lo hacían en la filosofía liberal (una obra de arte) sino que es “mera supervivencia”. El minimalismo moral y el supervivencialismo no apuntan al ideal de virtud liberal, La existencia es ahora sobre todo emocionalidad pero, una emocionalidad indiferente y egocéntrica.
EL SUJETO HA HECHO DE SU INDIVIDUALIDAD UNA NUEVA JAULA DE HIERRO.
El puente entre la arena pública y el mundo privado se ha roto siendo este divorcio una característica fundamental de la sociedad moderna. El individualismo contemporáneo aparece como opción vital, como la entrega a un mundo privado que pretende ser reducto de la moral y autenticidad pero termina siendo el último refugio de un ser impotente, incapaz de controlar su entorno.
Ello se debe a la DECEPCIÓN, elemento fundamental de la experiencia humana. Mientras que la acción pública lleva consigo unas expectativas muy elevadas.
El compromiso y el interés por la política se consideran ANACRÓNICOS, experiencias ancladas en un tiempo en el que el deseo de cambiar el mundo era un objetivo legítimo. Ahora el desengagement. Ej. Participación política reducida a la práctica del sufragio = mínima implicación personal.
Lo público es la esfera de compromiso. Lo público y lo privado son ambos objetos alternativos de interés y de dedicación. Somos testigos de un resurgimiento de lo privado como consecuencia de la impotencia del individuo ante el empuje de una sociedad progresivamente computarizada, las ganas de deshacerse del mundo público y por eso el descubrimiento de la privacidad acaba por transformarse en una pasión porque “nada es propio del hombre como tal hombre si no se prosigue con devoción apasionada”. Queda por saber si esta revalorización es simplemente pasajera.
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