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Resumen para el Segundo Parcial  |  Sociología (Profesor: Iván Poczynok - Cátedra: Nievas - 2017)  |  CBC  |  UBA

Elías y la teoría sociológica clásica

El pensamiento de Norbert Elías discurre alrededor de uno de los debates medulares de la teoría sociológica: la relación entre agencia y estructura. Dicha polémica refiere a la tensión entre dos elementos: por un lado la capacidad con la que cuentan los actores (agentes) para incidir, mediante su intervención en la vida colectiva, en el rumbo y el devenir de los procesos sociales; por otro, el nivel de presión que pueden ejercer las estructuras sociales en los modos de actuar, sentir y pensar de los sujetos.

Mientras que en el primer caso se pondera la dimensión “creativa” del actuar humano, resultante del carácter intencional de su participación en el mundo social, en el segundo punto se sugiere que dicho accionar se encuentra restringido y condicionado por configuraciones históricas que exceden ampliamente las voluntades individuales de los agentes.

Este debate ha dado lugar en los orígenes de la sociología a la distinción entre dos escuelas teóricas. Los autores que entienden que el estudio de lo social no puede desestimar el carácter motivacional del accionar humano, integran el bando de los denominados “individualistas”. El exponente más claro de esta escuela teórica es Weber, padre fundador de las corrientes “comprensivistas” de la teoría sociológica. Para Weber la teoría no puede perder de vista que, a diferencia de los fenómenos de la naturaleza, los fenómenos sociales tienen sentido. Así el carácter “mentado” de la actividad humana constituye la dimensión específicamente social de la vida de los hombres.

También encontramos aquellos pensadores que entienden que, lejos de ser un producto “pensado”, el orden social es el resultado de fuerzas que operan con independencia de los deseos particulares de los agentes. Esta facción teórica llamada “estructuralista”, “colectivista” u “holista” tiene a Durkheim como uno de sus fundadores. Según Durkheim los aspectos que explican el comportamiento social de los hombres escapan a su propia comprensión individual. Por esto, indagar en los “motivos” que llevan a los hombres a actuar implicaría asignarle a los sujetos un atributo inexistente: su capacidad de decidir “libremente” cómo comportarse en sociedad.

Para el tiempo en que Elías comienza a desarrollar su pensamiento ya habían aparecido los primeros intentos de sintetizar estas dos grandes escuelas de la teoría sociológica. Uno de ellos fue el estructural-funcionalismo de Parsons. Parsons se propuso crear un marco teórico unificado para el estudio de la acción en ciencias sociales. En su enfoque recuperó a Durkheim y sostuvo que la sociedad podía ser estudiada como un “sistema”. Desarrolló un complejo entramado de conceptos en el que intentó ponderar de igual modo el carácter interactivo del orden social y la capacidad estructurante de las instituciones.

Elías criticó a Parsons, quién señaló que la abstracción excesiva de su mirada alejaba a la sociología de su función primaria: explicar los sujetos sociales en modo en que ellos mismos producen y reproducen los entramados sociales.

La teoría producida por estos sociólogos al no contar con un material de estudio más vasto supuso un limitado valor cognitivo, en ocasiones más informado por las pujas políticas que por el afán científico. Mientras que para Elías los conceptos universales debían ser instrumentos del modelo procesual de desarrollo de la humanidad, para estos otros los conceptos universales se volvieron en el ideal de la investigación.

Elías entiende que el pensamiento “colectivista” e “individualista” contiene escasos puntos de contacto entre sí. Cuando se pondera el carácter motivacional de la construcción del orden social, se imagina que los sujetos intervienen en la vida social sin mayores condicionamientos que los resultantes de la propia interacción con otros hombres. El devenir de los fenómenos sociales como el lenguaje y el Estado es pensado como si el transcurso de la historia de la humanidad el lenguaje o la organización en Estados de determinadas agrupaciones humanas hubieran sido creados para el cumplimiento de esos fines determinados. En un esquema de estas características, la existencia de una “estructura” social es improbable, ya que la vida social discurre libre de ataduras, y que el modelo teórico de estas miradas están ligadas a la creación planificada y racional de una obra realizada por personas individuales.

El marco teórico de los “estructuralistas” también excluye la posibilidad de dialogo con los enfoques de la acción. La sociedad es pensada como una entidad que existe por fuera de los sujetos, y el devenir de la vida social es presentado como el resultado de “fuerzas anónimas” que se enfrentan mutuamente, sin una intervención directa de los agentes. En esta escuela el papel de los individuos resulta irrelevante, ya que su comportamiento se encuentra constreñido por las estructuras sociales. En consecuencia, sus intenciones, deseos y motivaciones quedan excluidos de la consideración de los sociológicos.

Elías concluye que el vínculo conceptual entre individualistas y colectivistas es de carácter antinómico, dado que la conciencia de nosotros mismos en tanto sociedad y en tanto individuos nunca encaja completamente la una en la otra.

Nuevo “modelo mental” para aprender lo social

Para Elías la debilidad de las corrientes sociológicas reside en el “modelo mental” empleado para reflexionar sobre la relación entre los agentes y las estructuras sociales. Elías reconoce que existe una teoría que debe ser saldada por el surgimiento de la sociología. No puede haber individuos sin sociedad y sociedad sin individuos, un problema que tiene la sociología en su fundación. La sociología debe generar un nuevo modelo mental de como miramos la sociedad, que nos permita vincular de nuevo al individuo con la sociedad y dejar de lado la división entre ellos.

Las posturas del Estructuralismo e Individualismo parten de un supuesto que es ficticio: la posibilidad de pensar “individuos” que no formen parte de una “sociedad” independiente de los individuos que la constituyen. Se advierte que este supuesto no es una propiedad exclusiva de una corriente sociológica: colectivistas e individualistas comparten un “modelo mental” que separa, por un lado, a los sujetos de aquello que los sujeta; por otro, a los agentes constructivos de aquello que construyen mediante su accionar. La dificultad radica en que unos se concentran en el individuo mientras los otros lo hacen en la sociedad, la separación individuo y sociedad prevalece. Por eso es necesario desechar no solo las miradas reduccionistas o dualistas de la teoría social, sino también la “matriz” epistemológica que sustenta dichos enfoques.

Hay que eliminar tres prenociones:

-Asignación de un carácter único a los fenómenos sociales: creer que lo que nos sucede, sucede por primera y única vez en la historia. Pensar que las cosas suceden una vez es un obstáculo para pensar en términos de sociedad. Podemos conocer fenómenos en detalle, pero no podemos ver el proceso, seguirlo en el tiempo. Nos cuesta mirar a largo plazo. Tenemos una tendencia a segmentar, hay que eliminarla. Hay que analizar los cambios en procesos largos y no en procesos cortos.

-Presuposición de que los hombres actúan libremente y deciden libremente sus acciones: vivimos y nacemos en una comunidad democrática, el sujeto tiene un margen decisorio amplio de su vida cotidiana. Todo lo que sucede se explica porque es libre y toma sus propias decisiones.

-Explicar los cambios sociales a partir de la voluntad de las personas que tienen el poder o que ocupan posiciones de poder en una sociedad: los que deciden son los poderosos. No es lo que el sujeto individual decide lo que lleva los cambios, sino un grupo de personas con poder. El poder es una relación social, una responsabilidad colectiva. La mirada de pensar que el poder decide todo es “cómoda” porque nos saca responsabilidad. Esta mirada esta vista como dominada por “fuerzas anónimas”, pero en realidad el poder surge de la sociedad, cuando tomamos decisiones y decidimos por nuestro futuro.

La superación de la mirada del sentido común

Los agentes sociales perciben el mundo social como algo externo a ellos mismos, lo cual queda manifiesto en el lenguaje que utilizan para explicar y/o representar el mundo en el que viven. La “familia”, la “escuela”, el “trabajo”, y la propia “sociedad” aparecen como estructuras independientes de los actores sociales que las conforman.

Esto tiene que ver con la experiencia práctica de los sujetos: al nacer, los hombres se encuentran con que el mundo en el que viven ya está “fabricado”. Existen reglas, normas, costumbres, leyes y practicas cuya existencia no solamente los precede, sino que también son independientes de los actores considerados de forma autónoma. La sociedad existe no solamente desde antes que nosotros, sino que también puede hacerlo sin cada uno de nosotros.

Los sujetos se sitúan a sí mismos en el centro de la vida social. La experiencia personal de los actores se convierte en el parámetro fundamental a través del cual se interpreta, analiza y explica el funcionamiento del mundo. Este saber personal está conformado no solo por aquello que los sujetos experimentan directamente, sino también por el conjunto de conocimientos que interiorizan como resultado de su interacción con sus círculos de socialización más próximos, como la familia o la escuela. Es en estos ámbitos donde los sujetos internalizan y asumen como propios los primeros saberes y prácticas sociales.

Elías coincide con Durkheim en que la sociedad y/o los hechos sociales nos preceden pero difiere en que no puede decirse que los hechos sociales sean externos a los sujetos. Sostener una premisa de esta naturaleza implicaría concebir la existencia de una sociedad carente de sujetos. Por tal motivo, la exterioridad con que la sociedad aparece frente a los sujetos es una apariencia también de los agentes entendidos como sujetos.

El “modelo egocéntrico” mediante el cual los hombres explican e interpretan el mundo es también una representación ficticia porque dicha premisa llevaría a pensar que hay tantos mundos existentes como interpretaciones tienen los hombres, por otro lado porque la experiencia de un único sujeto nunca puede expresar la compleja trama de vínculos, relaciones e interacciones que se desarrollan en una sociedad.

Elías advierte que el egocentrismo con el que los hombres se enfrentan e interpretan el mundo que los rodea es un tipo particular de conciencia colectiva, y que su formación se encuentra ligada a las caracteristicas particulares de los entramados sociales modernos. Es entendible que los sujetos se ubiquen a sí mismos en el centro del mundo social dado que esta “apariencia” tiene una funcionalidad eminentemente práctica: es inimaginable que los sujetos puedan desarrollar su vida cotidiana y explicar sus experiencias individuales sin situarse a sí mismos en el centro del universo social.

Si bien el egocentrismo y la aparente exterioridad del mundo social son comprensibles, y tal vez necesarias para que los sujetos puedan desenvolverse en sus vidas individuales, ninguna de estas dos premisas pueden resultar adecuadas para estudiar científicamente lo social. Si la intención es explicar sociológicamente el funcionamiento del orden social, el “sentido común” con el cual los sujetos interpretan el mundo debe ser reemplazado por un “nuevo modelo mental”.

La cosificación del mundo social

Cuando los actores interpretan lo social desde una mirada egocéntrica se piensan a si mismos como sujetos situados frente a objetos. Así se habla de la persona y su medio, del niño y su familia, del individuo y la sociedad, del sujeto y los objetos, sin apercibirse siempre de que la persona forma parte también de su medio, el niño de su familia, el individuo de la sociedad, el sujeto de los objetos.

La forma en que los hombres reflexionan sobre lo social revela que el modelo mental egocéntrico se encuentra presente en el propio lenguaje que los hombres emplean para explicar el mundo en el que viven: los sujetos se refieren a los fenómenos sociales como si fuesen objetos, es decir, “cosas” inmóviles y estáticas que existen por fuera de ellos.

Los hombres perciben no solo una “muralla” entre sí mismos y el mundo social, sino que también advierten que este ejerce presión sobre ellos, lo cual contribuye a solidificar la exterioridad de lo social. La “cosificación” constituye una barrera que debe ser superada a los fines de elaborar un nuevo modelo mental que nos permita explicar sociológicamente el mundo en que vivimos.

El primer paso para superar la cosificación es reconocer que la aparente presión que ejerce el mundo social sobre los sujetos no es más que la presión que los hombres ejercen sobre sí mismos. En tanto que son los propios sujetos quienes conforman la sociedad, la coacción social no es otra cosa que el resultado de las relaciones sociales que emergen en la propia interacción humana.

Si bien la presión social no es responsabilidad individual de los sujetos, dicha presión no existiría si estos no interactuasen mutuamente.

La superación del lenguaje de las ciencias naturales

La emergencia del pensamiento científico sobre lo social se caracterizó por la homologación de un conjunto de términos y conceptos que habían sido diseñados para su aplicación en el ámbito de las realidades naturales y físico-químicas. Esta asimilación terminológica ocasionó que múltiples palabras y modismos originados primariamente el ámbito de estas ciencias sean empleadas indistintamente para el estudio de la convivencia humana.

Para Elías las regularidades de la vida social no pueden homologarse a las de la naturaleza: mientras que estas últimas constituyen leyes de sustancias o de fuerzas materiales, las regularidades propias del mundo social resultan de leyes de relaciones humanas. Por lo tanto solo existen como resultado de la “ininterrumpida interdependencia de las funciones individuales”.

Esta inadecuación conceptual constituye un verdadero obstáculo epistemológico para el desarrollo de la sociología. Por tal motivo, la consolidación de la disciplina requiere la generación de un lenguaje científico propio, libre de ataduras “cosificadoras” heredadas del ámbito de las ciencias naturales.

La liberación de los modismos reflexivos y lingüísticos de las ciencias naturales constituye el primer paso para eliminar las aproximaciones “mágicas” al estudio de lo social y superar el estadio pre-científico del pensamiento sociológico. El punto de partida de la sociología debe ser la creación de una teoría sociológica de la propia ciencia. En la medida en que el modo en que los hombres reflexionan sobre el mundo en el que viven los sujetos forman una totalidad, el lenguaje y los conceptos no pueden escindirse de las configuraciones del entramado social en el que están insertos. Por tal motivo, la separación entre individuo y sociedad se expresa en numerosas conceptualizaciones y giros lingüísticos que los sujetos emplean cotidianamente para interpretar el mundo.

Elías concluye que el uso de modelos de pensamiento desarrollados y acreditados por las ciencias físico-naturales no es aplicable a las ciencias sociales, puesto que implicaría un reduccionismo del nivel social al nivel natural. La consolidación de la sociología como ciencia requiere el empleo de nuevas categorías y lógicas de pensamiento, más apropiados para esta rama de la reflexión humana. Las nuevas miradas, enfoques y conceptualizaciones deben ser capaces de dar cuenta de la interdependencia e interactividad especifica que caracteriza al objeto de estudio de la sociología.

El modelo relacional: los entramados sociales

Para Elías, la superación de las explicaciones “mágicas” del mundo social es posible a partir de una aproximación científica al estudio de lo social.

El primer paso para construir una mirada científica de los social es centrar la mirada en el carácter racional e interdependiente de los fenómenos sociales. En posición a los enfoques que “cosifican” el mundo social y presumen la existencia de una barrera insondable entre los sujetos y el entorno en el que viven, la sociología debe dar cuenta de la compleja trama de vínculos, lazos e interacciones que atan a los hombres entre sí, haciéndolos mutuamente dependientes.

Este conjunto de relaciones cambiantes constituyen el “entramado social”. Está conformado por los lazos que los propios hombres construyen en su interacción, sin ésta no podrían acaecer. Los fenómenos sociales solo pueden ser pensados como relaciones vivas, en permanente producción y reproducción. En esta línea de análisis, dado que los entramados sociales se encuentran en permanente movimiento, su existencia está atravesada por la conflictividad, la puja y la transformación. El conflicto es, en consecuencia, un atributo intrínseco e la vida social de los hombres.

Elías advierte que el conflicto entre los sujetos también aparece “cosificado”. Dado que los hombres entienden que lo social existe por fuera de ellos, los acontecimientos del mundo son entendidos también como el resultado de fuerzas ajenas, extrañas e interdependientes.

La referencia a lo social como una fuerza (o una cosa) extraña y autónoma que nos presiona “desde afuera” no es más que una fantasía. Esta ilusión, “explicación mitico-magica”, sirve también para deslindar responsabilidades practicas sobre el rumbo y el acontecer del mundo social.

El pensamiento distanciado.

La sociología deberá tratar de salir del modelo egocéntrico para explicar las relaciones sociales.

Hay una cuestión vinculada a la forma que uno entiende y explica, la tendencia a segmentar y dejar de ver procesos, pensar que los hechos históricos sucedieron y no van a volver a suceder. Esto genera dificultades para entender la historia y los procesos, falacias que tienen las personas en su pensamiento.

A veces pensamos que nuestra experiencia es la misma que tiene su entorno y esto es la sociedad, lo que les pasa a los demás es parecido, pero no igual a nuestra experiencia. Hay que pensar el entramado social de forma que hay que descentrar al sujeto, sacarlo del centro.

Cualquier entramado se percibe a medio o largo plazo, a corto plazo no se pueden cambiar los procesos sociales.

Elías se pregunta por qué nos cuesta tanto pensar en términos de entramado social y pensamientos distanciados. Dice que existen dos corrientes de pensamiento:

-Comprometido: pensamiento subjetivo-egocéntrico de cómo me afecta individualmente.

-Distanciado: logra quitar el yo del centro, puede mirar las cosas desde una perspectiva descentrando al sujeto. Hay que pensar el entramado como un pensamiento distanciado que nos permita tomar distancia de lo individual, este es el criterio principal del pensamiento científico.

Las Ciencias Naturales es la ciencia en la que el pensamiento esta distanciado, se saca lo individual y se tiene una mirada general, no egocéntrica. Por más que éstas separen el pensamiento egocéntrico no siempre el ser humano tuvo un pensamiento distanciado. El ser humano tenía una forma primitiva de pensar por que no podía establecer una distancia. Pensaban las enfermedades como un “castigo divino”

Surge el interrogante de cómo el ser humano pase a pensar de forma comprometida hasta llegar a un pensamiento distanciado.

Pensar de forma distanciada se necesitó para la supervivencia ya que si el ser humano no trataba de explicar que estaba sucediendo ponía en riesgo su vida, el hombre comenzaba a dominar fuerzas que creía que eran sobrenaturales por obra de Dios. Cuando el hombre comienza a dominar la naturaleza llega un pensamiento distanciado.

El Proceso de Facilitación Progresiva es en la medida que el hombre tenía un pensamiento distanciado dominaba el mundo natural, dominaba cada vez más la naturaleza. Esto perdura a nuestros días, un dominio natural excepcional por un pensamiento distanciado. En otras palabras, a medida que conoces el mundo, ese conocimiento te lleva a dominar más la naturaleza, cuando uno va conociendo domina cada vez más el mundo natural y esto permite generar nuevos conocimientos. Sucesos que antes nos generaban un pánico atroz hoy en día ya no nos asustan tanto, lo entendemos mucho más.

El efecto de esto en el mundo social es que a medida que fue pasando, Elías dice que las comunidades comenzaron a aumentar y a crecer, éstas se empiezan a complejizar. Crece la división del trabajo cuando uno logra tener ese dominio, los problemas sociales se hacen más complejos. El sujeto empieza a creer que es independiente y no necesita de los otros, coloca el “yo” en el centro cuando en realidad es más dependiente del otro. Lo social le parece más ajeno, la sociedad es como una fuerza anónima. Un circuito antagónico del mundo social sobre el mundo natural donde se tiene menos dominio del mundo natural. Piensa que lo que pasa en el mundo social no tiene mucha influencia en él y explica los fenómenos sociales de forma “mágica”. Como tenemos poco dominio empezamos a tener un pensamiento individual. El poco conocimiento del mundo social nos genera incertidumbre y lleva a un pensamiento comprometido dándole instancias sobrenaturales a las cosas. Tenemos un pensamiento “mágico”. Si no podemos tener un pensamiento distanciado no tendremos dominio sobre el mundo natural.  Se crea una lógica individual sobre un problema y no se puede salir del circulo vicioso.

Si se logra tener un pensamiento distanciado de los fenómenos sociales se sale del circulo vicioso. Elías invita a los sujetos a pensar de forma distanciada, pero lo hace en términos de sociología. El entramado social no es voluntario, lo que podemos hacer es comprender procesos.

Para lograr un pensamiento distanciado hay que superar falacias de como pensamos el mundo social:

-Entender la relación sujeto-objeto del mundo social: no podemos estudiar ciencia porque creemos que el objeto forma parte del sujeto. La sociedad puede estudiarse como un objeto, los problemas sociales pueden objetivarse.

-Tendencia a copiar o imitar los métodos de las Ciencias Naturales: toda ciencia cuando nace tiende a imitar las Ciencias anteriores, pero en algún momento tiene que independizarse. Pensamos que la sociedad es un organismo, cuando la sociedad no funciona como un “cuerpo” no es ésta la que está mal sino la teoría, hay que pensar la sociedad en base a la realidad. Hay que dejar de pensar que lo que da objetividad es el método. Nos aferramos a esos métodos porque creemos que son la objetividad por las prenociones científicas que se tiene.

-Falacia del dogma atomístico: una prenoción científica que tiende a pensar que la mejor forma de resolver un problema complejo es desarmarlo en partes y estudiar cada una por separado. Esto es cierto para explicar algunos procesos, pero no todo se puede estudiar en partes porque se pierde sentido de totalidad. No hay que estudiar las partes separadas sino como éstas se relacionan. Hay que estudiar los vínculos entre las cosas. Elías habla de una sociología relacional. Hay fenómenos que se entienden en las relaciones no en partes, ya que separando no se llega a nada.

La mirada sociológica

La sociología debe tomar como elemento esencial de su labor científica la generación de un saber confiable acerca de la compleja gama de interrelaciones humanas que conforman los entramados y configuraciones sociales. Dicha confiabilidad requiere la producción de representaciones conceptuales que permitan superar las aproximaciones mitico-magica a lo social; desestimar el empleo de abordajes propios de las miradas científico-naturales.

Hay que reconocer que el devenir del mundo (social y natural) no responde a ningún plan preestablecido, y que sus cambios y reconfiguraciones no respetan los deseos de los hombres ni se ajustan a sus fantasías. En la esfera de lo natural, descartar las miradas míticas requiere aceptar que el universo en evolución o la ‘naturaleza’ de la cual surgen y en la que nacen los seres humanos carece totalmente de sentimientos. Para Elías los progresos en el campo de los saberes naturales son notables. En la actualidad, la naturaleza ha sido “desmitificada”, y los hombres han renunciado a “las ilusiones y las fantasías” con las que solían interpretar o explicar los fenómenos climáticos, los movimientos geológicos, o las enfermedades humanas.

Respecto a la explicación a los fenómenos sociales la racionalidad humana se encuentra mucho menos desarrollada. Los sujetos suelen aproximarse al análisis de los problemas y peligros de la convivencia social desde una postura “contemplativa”, que contrasta con el modo en que se estudia y explica el devenir del mundo natural.

Elías indica que construir una mirada sociológica requiere avanzar en la desmitificación y secularización del conocimiento humano sobre los problemas que resultan de la convivencia social. En oposición al carácter estático y extraño propio de los enfoques naturalistas, la sociología debe iluminar la impronta interdependiente y relacional de los fenómenos sociales, identificando los modos en que se desarrollan y desenvuelven los entramados humanos. La vinculación entre los comportamientos cotidianos de los sujetos (lo “micro”) y las transformaciones a largo plazo de la historia (lo “macro”) constituye entonces una de las preocupaciones medulares de los sociólogos.

En la Edad Media, la idea de la muerte era algo más cotidiano en la vida de los hombres. Las condiciones de vida propias de este tiempo histórico hacían que el arribo de la muerte sea bastante próximo. Pero en la medida que fue desarrollándose el proceso civilizatorio la relación de los hombres con la muerte fue mutando. El avance del conocimiento humano en relación a la higiene y la sanidad fue demorando el fallecimiento y la muerte deja de ser cotidiana.

En la modernidad la muerte está cada vez más oculta y reprimida. Estos avances propios de la modernidad alentaron el mito histórico de la inmortalidad como paliativo frente a la muerte. Además otros procesos se alejaron de la vida cotidiana: la secularización del pensamiento humano, la progresiva eliminación de la violencia física cotidiana entre los hombres y la expansión de leyes y normas que regulan las relaciones sociales.

La sociología debe dar cuenta del modo en que el comportamiento de los hombres se conecta y muta en estrecha relación con las transformaciones a largo plazo de la historia. La sociología no estudia “hechos” o “actos” históricos, sino “procesos”. Esta preocupación ha originado que la mirada sociológica de Elías sea caracterizada como una mirada “procesual” de la sociedad.

El proceso de la sociedad

Para Elías la civilización implica una transformación del comportamiento y de la sensibilidad humana, una moderación paulatina de las prácticas cotidianas que tienden a perder su desparpajo emotivo. En este proceso los seres humanos van incrementando su autodominio emotivo, el umbral de la vergüenza y de los escrúpulos avanza a la par que el Estado asume el monopolio ejercicio físico de la violencia. En el mismo intervienen diversos factores que modifican las estructuras socio-políticas y las estructuras psíquicas, las coacciones externas tienden a convertirse en autocoacciones interiorizadas en cada persona, dando como corolario el comportamiento que hoy se denomina “civilizado”. Esta transformación ascendente no se da de una forma consiente o racional, no fue planificada por nadie.

El estudio de Elías remite a verificaciones empíricas rigurosas que se pueden constatar tanto en la constitución del Estado moderno como en cuestiones aparentemente más intrascendentes como los modales en la mesa. Este tipo de comprobaciones que apuntan a cuestiones conectadas entre si solo es posible que las efectúen, de un modo riguroso, las ciencias sociales ya que sus disciplinas trabajan con documentos del pasado de manera sistemática y con un arsenal conceptual que permite ordenar dicho material.

Elías se ubica a distancia de quienes piensan que la civilización conduce al mejor destino para la humanidad y frente a los que plantean que bajo el manto de la civilización se cometen atrocidades. Su propuesta consiste en desgajar al concepto de civilización de cualquier carácter valorativo más o menos arbitrario para trabajar con el técnicamente.

Elías explica que no hubo en el pasado un plan racional cuyo seguimiento haya garantizado alcanzar determinados resultados que conllevaron a la civilización como se la conoció finalmente.

Plantea la existencia de una regulación creciente de las emociones humanas en el sentido de un control cada vez mayor en la administración de nuestras funciones corporales. Este proceso puede observarse tanto en una escala individual como en una escala colectiva.

Elías muestra como los cambios en las estructuras de la personalidad, dicho aparato psíquico, guarda su correlato en las estructuras sociales más amplias, el Estado moderno. El aparato estatal de control social concentra, desde la época de los Estados absolutistas, la violencia física, con el consiguiente monopolio fiscal que permite su sostenimiento, reclamando su uso monopólico.

Así como el Estado se hizo más complejo aumentando sus atribuciones y entes dedicados a ámbitos cada vez más precisos de la vida social, el aparato psíquico de los individuos imbuidos en este proceso tendió a incrementar su complejidad.

Una sociedad sin individuos o individuos sin sociedad conforma una ficción que difícilmente nos conduzca a entender como efectivamente tiene lugar la relación entre uno y otro. Ni el aparato psíquico de control individual ni el aparato de control social, es decir lo individual y lo colectivo, no pueden pensarse de modo mutuamente excluyente.

Estas constricciones psíquicas no se manifiestan en todos los individuos por igual. Existe una graduación en cada entramado con sectores centrales y sectores periféricos.

Para Elías las competencias que disparan las luchas por el prestigio son tan importantes como las competencias económicas; ambas compulsiones sociales se combinan, no pudiendo explicárselas separadamente.

Las estructuras civilizatorias se constituyen al mismo tiempo como un producto y un engranaje en el mecanismo de procesos sociales generales en los que se hacen y deshacen permanentemente formas nuevas de clases e intereses sociales.

Esta “libertad” ganada por el sujeto es un indicador del modo en que se ha afianzado este proceso de la civilización.

Límites y potencialidades de la sociología de Elías

Elías mostró una enorme preocupación por avanzar en la comprensión de los fenómenos sociales, creyendo que su labor podría significar un aparte no solo a la sociología o a la ciencia social, sino también a la comprensión más llana que los sujetos pueden establecer el actuar humano y sus consecuencias.

Creía que era necesario inclinar la balanza desde la concepción egocéntrica de lo social hacia una comprensión que advierta a los seres humanos sobre su ubicación como parte de entramados más complejos. Elías deja planteado que los individuos son los únicos que “hacen” la historia.

Elías tiende a apartarse de los dos bandos que se han identificado con las figuras de Weber y Durkheim. Lo que despierta su atención es que estas posiciones suelen coincidir con los “modelos mentales” empleados cotidianamente por los sujetos para explicar el rumbo y la dinámica de los fenómenos sociales.

Elías hace un esfuerzo permanente por separarse de la dicotomía ficticia entre “individuo” y “sociedad”, y afirma de manera permanente que el transcurrir de la vida individual de un sujeto no puede explicarse sin la presencia de los otros. Es precisamente desde esta mirada que Elías entiende la “civilización”: como un proceso que cada contemporáneo recorre en un plazo breve, aprendiendo aquello que a la sociedad en su conjunto le llevo siglos saber. Nos advierte que no hay un yo sin un tú, un ellos sin un aquellos, un nosotros sin un vosotros.

Esta premisa conceptual aparta a Elías de cualquier esencialismo: ni el individuo ni la sociedad pueden ser la causa última de lo social, puesto que ambos están inextricablemente entrelazados. Así, la mirada relacional de Elías lo aleja de los autores clásicos como Weber y Durkheim, y lo acerca a Marx.

Elías intenta alejarse continuamente de los enfoques estructuralistas. La humanidad o lo humano no pueden pensarse sin seres humanos individuales y sin sociedades que los contengan a su vez.

La perspectiva relacional de Elías implica observar cada entidad, sea una persona o un grupo, en el marco de un conjunto de relaciones sociales por el que se encuentran tanto potenciados como limitados. No pone el acento en cada entidad en si sino en su relación con otras.

Sin embargo, el relacionismo de Elías guarda diferencias con el de Marx. Mientras que el ultimo está preocupado por describir relaciones sociales arquetípicas a lo largo de la historia, para después desde allí retomar a las situaciones concretas, en el primero se destaca una inquietud más pragmática explicando la relación en cada circunstancia concreta.

La sociedad de los individuos

En primer lugar, Elías plantea el problema que significa plantear qué es la sociedad. Aclara que la formamos todos los hombres, que no se planifica ni se elige, y que permanece porque muchas personas quieren y hacen algo. También dice que los seres humanos no están atados a la sociedad por el simple hecho de estarlo, sino porque está en la naturaleza del mismo.

Divide en dos grandes grupos a las teorías sobre cómo estudiar a la sociedad.

La primera posee formaciones histórico - sociales como si estas hubiesen sido bosquejadas, proyectadas y creadas por una serie de individuos o de entidades. Cuando tiene ante sí determinada institución social, busca explicarla recurriendo a personalidades que crearon originalmente dicha institución.

La otra teoría presenta la sociedad como una entidad orgánica supraindividual, que inevitablemente atraviesa una juventud, una madurez y una vejez, para luego morir. En este caso, las acciones individuales ocupan el centro de interés y los fenómenos que no pueden ser explicados según el modelo, desaparecen en cierta medida de su horizonte visual.

Elías menciona que existen teorías que tratan al individuo particular como algo completamente aislado, que busca dilucidar la estructura de sus funciones psíquicas prescindiendo por completo de sus relaciones con otras personas. De esta forma, la sociedad aparece simplemente como un amontonamiento de muchos individuos particulares. Esto genera un problema, porque pareciera que la psicología del individuo y la psicología social fueran dos disciplinas completamente independientes. Como si hubiese un abismo entre ellas. Elías no concuerda con esta teoría, diciendo que es innegable que los individuos dan forma a la sociedad.

Entonces, Elías menciona que el problema con el que nos encontramos cuando intentamos estudiar la sociedad es que faltan modelos mentales y una visión global mediante la cual se pueda reflexionar y comprender lo que realmente tenemos ante nosotros día tras día.

Menciona también que en la actualidad, la teoría de la Gestalt sostiene que el un todo es distinto a la suma de sus partes y que el todo posee regularidades de índole propia que nunca podrán ser comprendidas partiendo únicamente de la observación de sus partes individuales.

Menciona a una disputa entre dos corrientes que piensan la sociedad. Una considera que es un medio cuyo fin es el bienestar de los seres humanos particulares. Y la otra, considera que el ser humano es lo menos importante y que el único fin de la vida individual es el conjunto social al que el individuo pertenece.

Elías refuta a ambas teorías diciendo que el ser humano individual no es ni menos ni más importante que la sociedad, ni que tampoco es un fin o un medio.  Sino que la relación entre parte (individuo) y todo (sociedad) no es más que una forma determinada de relación.

Elías también menciona que cada persona particular tiene una función en la sociedad, y que, de acuerdo con su función, cada persona tiene o tenía unos ingresos y que cada vez que esa persona sale a la calle lleva con él a su función y a sus ingresos. Explica que la persona no puede escaparles ni cambiarlos por capricho, ya que desde el momento del nacimiento de la persona, queda inmersa en un contexto funcional estructurado, al cual debe acomodarse para poder luego desarrollarse y posteriormente abrirse paso en él.

Explica también que todas las personas están ligadas entre sí por un cúmulo de cadenas invisibles que forman una red de interdependencias, del cual el individuo no puede escapar o romper.

En resumen, Elías explica que la relación entre individuo y sociedad es singular. No tiene paralelo en ninguna otra esfera de lo existente. Sin embargo, al observar otras relaciones de parte-todo podemos ayudarnos considerablemente. Aquí Elías menciona el ejemplo de la casa y de la melodía. Explica que no es posible comprender una melodía observando cada una de sus notas en sí misma, sin considerar sus relaciones con las otras notas. Y tampoco la estructura de la melodía  es más que las relaciones entre diferentes notas. Al igual que en el ejemplo de la casa. Lo que llamamos estructura no es la estructura de cada piedra en particular, sino la estructura de las relaciones entre cada una de las piedras que forman la casa. Para entender los fenómenos sociales, es necesario dejar de pensar en sustancias individuales aislables y empezar a pensar en relaciones y funciones.

Sociología fundamental

El problema a tratar son nuestros lenguajes y conceptos que están marcados como si todo lo que queda fuera de la persona individual, tuviese carácter de objetos estáticos; con tendencia egocéntrica basada en el yo.

La sociedad que frecuentemente se opone mentalmente al individuo, está integrada por individuos y uno de esos individuos es uno mismo. Elías critica la idea de que pueda pensarse a la sociedad separada del individuo y en caso de que esto se piensa, sería un Modelo Egocéntrico, aquel modelo con el cual nos representamos los individuos en la vida social. El individuo está colocado en el centro, a su alrededor la familia, la escuela, la empresa y la sociedad (como opuesta a los individuos). Nuestros lenguajes y conceptos están configurados en gran medida como si todo lo que queda afuera de la persona individual tuviese carácter de objetos (estáticos) como árboles, rocas

La sociedad está compuesta por personas que tienen que obedecer a las leyes biológicas. La realidad social es más compleja que la biológica o físico-química, porque las abarca y las supera. Pretende explicar lo social usando solamente explicaciones naturalistas deja a las cosas incompletas y por otro lado, la sociedad está compuesta por personas que en sus capacidades superiores tienen mayor grado de libertad (elección). Por eso Elías critica a un “determinismo rígido”, ya que un ser humano puede reaccionar de maneras muy distintas según la situación. La realidad social presenta un grado de azar, que se transforma en libertad cuando la piensa un cerebro que está en condición de representar la realidad y planificar lo que va a hacer , además de las intencionalidades (empujadas por objetivos a alcanzar) que la naturaleza no posee pero nosotros sí.

El modelo de estudio de la sociología son los hombres, las acciones humanas, pensamientos y sus relaciones, Elías reclama un cambio importante en el lenguaje y modelos de pensamiento en las ciencias sociales. Éste tipo de modelo se mantiene debido a determinados razonamientos en los cuales se utilizan modo de explicación del tipo de ciencias naturales, si un cuerpo choca con otro saldrá necesariamente en tal dirección.

Razonamiento mágico-mítico: el modelo económico causó exclusión social. Utilizado en la antigüedad

Razonamiento científico-naturalista: el desarrollo tecnológico llevará al progreso. Cuando una explicación naturalista no es totalmente satisfactoria. Por ejemplo el avance de las ciencias se comenzaron a usar modelos de las ciencias físico-naturales para explicar la sociedad “leyes de la economía” como inmutables (“ley de la gravedad”).

Elías plantea que entre las ciencias naturales y sociales hay una brecha muy grande, por sus institucionalizados mecanismos de control y de verificación. En cambio en las ciencias sociales hay todavía huecos que permiten “fantasear” y atribuir explicaciones subjetivas.

La Cosificación se da cuando las figuras sociales parecen como cosas estáticas, como objetos ajenos al individuo: con tendencia egocéntrica. El tipo habitual de nuestra terminología y de nuestros conceptos. La cosificación hace que no pueda percibir su correcta vinculación con la sociedad, para él la sociedad está compuesta por figuras externas al yo; a su vez está rodeado por la sociedad y separado de ella por una barrera invisible. Esa traba de relaciones deja de verse como una relación entre individuos y la sociedad aparece cosificada. Nos dejamos de cosificar cuando empezamos a depender de otro porque se incorpora a un grupo social formando parte de algo que te identifica, sos reconocido. Esto se da por la interacción.

Visión tradicional: para romper con la cosificación, con la imagen egocéntrica y ver a la sociedad como un entramado de individuos interdependientes y entenderse a sí mismo como una persona entre otras. La sociología intenta entender nuestra propia actuación humano-social.

Elías plantea que las interacciones entre individuos con equilibrios de poder más o menos inestables, entonces, la sociedad no es una cosa, no existe por fuera los individuos pero eso no quiere decir que los individuos sean absolutamente libres o acciones sin condicionamiento (coerción). La sociedad no existe fuera de la interacción.

Compromiso y distanciamiento

El ser humano es un proceso, y las figuraciones que forman están siempre en movimiento. Existe un modelo social multidimensional que tiene cuatro planos: hombre-naturaleza, persona-persona (dentro de una unidad de vida, como un estado), estado-estados (convivencia de un estado dentro de una pluralidad de unidades de vida), yo consciente- yo corporal (convivencia de la persona consigo mismo); de los que Elías se va a centrar en dos: el socionatural y el interestatal.

Las figuraciones son las maneras en que los componentes de los planos están interrelacionados. El aparato coercitivo ejerce una fuerte presión sobre estas personas y determina en gran medida sus decisiones y actos. Se observa cuando las personas sobre las que actúa se encuentran ante peligros constantes y para ellos inevitables (procesos críticos).Es un movimiento circular y de carácter escalonado: un nivel alto de peligro corresponde con una elevada carga emocional del conocimiento y el modo de pensar sobre los peligros, la capacidad de actuar frente a estos, es un elevado grado de fantasía en la manera de concebir esos peligros; esto conduce a una constante multiplicación del nivel de peligro, produciendo que los modos de pensar se inclinen más hacia la fantasía que hacia la realidad

Las interrelaciones poseen un enlace doble. También podría llamarse círculo vicioso. Una figuración es a su vez causa y consecuencia de la otra y viceversa.

Existen procesos en los que la sensación de un peligro amenazador es tan intensa que la mayoría de las personas son incapaces de conseguir un relativo distanciamiento y dominar su temor, aunque el proceso en si deja abierta la posibilidad de dominarlo y escapar.

Existen procesos críticos que alcanzaron un punto donde ya no deja a las personas inmersas en ellos posibilidad de defender su vida por más de que logren el distanciamiento y la capacidad de pensar de manera realista. El proceso ha alcanzado el punto de no retorno.

Existe el proceso critico donde las personas hallen la manera de salir de dicha situación de forma más casual que premeditada, solo cuando el proceso deja vías de escape a las personas en él inmersas.

Existe una interdependencia funcional entre el equilibrio de los sentimientos y el proceso global: carácter circular. Un elevado grado de exposición a los peligros de un proceso incrementa el aspecto emocional de las reacciones humanas. Una actuación poco realista inducida por emociones reduce la oportunidad de adquirir dominio sobre el proceso crítico. La incapacidad de adquirir dominio resalta la mayor intervención de las emociones en el pensar y actuar, esto a su vez reduce la posibilidad de dominar los peligros, con lo cual continúa siendo elevado el grado de emocionalidad de las reacciones.

El control social de los cuerpos

El control social es la regulación de los cuerpos. Desde el poder que permite el mantenimiento del orden vigente. El control social no se ejerce en forma intencional (no es teleológico, sino teleonómico).

Las ciencias sociales se preocupan por la normalidad (que no es lo mismo que la ausencia de problemas). Captar “lo social” es una de los principales problemas al estudiar los fenómenos sociales. La dificultad está basada en estructura de pensamiento que distingue el yo del resto esto dificulta captar la sociedad como unidad, constituyendo polaridad de individuo - sociedad.

Otra polaridad que se complementa con esta es sociedad – naturaleza los humanos somos parte de la naturaleza, la única excusa para separar al hombre del resto de la naturaleza es un determinado antropocentrismo: sostiene que el hombre es el centro de todo, Cada cosa comparte alguna semejanza con el hombre, siendo el la expresión perfecta de toda cualidad que observamos en la naturaleza.

Se ve a la sociología como conocimiento científico sobre las relaciones entre los cuerpos y el resto de la naturaleza. Distinguimos lo que hacemos de lo que sabemos. No parece que ocurre lo mismo con nuestras acciones sociales solemos creer que sabemos a qué responden nuestras acciones sociales, al ver los fenómenos sociales complejos desde la experiencia individual, por eso el carácter colectivo de los fenómenos sociales parece resultar de un conjunto de hechos individuales que por azar confluyen en un hecho social.

Las sociedades se producen a sí mismas al producir cada uno de sus elementos materiales (bienes, servicios) como espirituales (idioma, cultura). Esta producción debe compensar las pérdidas que se producen a diario hay una reproducción social que asegura el mantenimiento de una sociedad.

Para que una sociedad se reproduzca los individuos deben sincronizar una infinidad de actividades: mantener un horario laboral común etc.

Desde un sentido individualista como cada individuo realiza la acción necesaria para buscar su propio beneficio, la sociedad toda produce acciones en las que los individuos producen cosas necesarias para otros esta visión no se opone a la de un milagro (como es posible que entre las millones de necesidades distintas, todas se complementen produciendo acciones necesarias).

Todos los sujetos estamos unidos por cadenas invisibles, aunque al principio creamos que no estamos vinculados entre sí.

Cuando intentamos ver el mundo social creemos que es un “caos” que cada persona va por su lado sin relacionarse con la otra que están totalmente desconectados. Si miramos de cerca podremos encontrar algunas reglas, un orden imperceptible.

Los sujetos que se piensan individuos en realidad tienen más vínculos con el otro que el que cree y sus acciones son muy parecidas a las del otro. La conciencia individual forma mas parte de una conciencia colectiva. Elías lo mira desde el “yo”.

La “normalidad” son los sujetos que se comportan en función de hechos sociales. Si uno se comporta de cierta manera se dice que es normal, comportarse en función de lo que los de más esperan que hagas.

Flabian Nievas se pregunta cómo es posible que nos comportemos de manera normal creyendo que nuestras acciones son nuestras. Lo que es normal también ejerce presión sobre las personas. La presión social implica normalidad. Estos mandatos generan un orden. Todas las sociedades tienen mecanismos que aseguran que los sujetos actúan de forma normal en función de las acciones de los otros, estos son los Mecanismos de Control Social.

La sociedad va generando cosas nuevas: cultura, vínculos, leyes, gente, orden, bienes. La reproducción social implica la producción de bienes materiales. La sociedad debe reproducirse y no está planificado como se produce y reproducen las cosas. La planificación social se da de manera espontánea, una mirada ingenua del orden social.

Para producir y reproducir aquello que gastamos hace falta que participemos todos. Los mecanismos de control permiten que los sujetos mediante las acciones sociales seamos los que más presionamos.

Pensar en términos de entramado social es que tiene que ver con nosotros y la presión que damos. Ejercemos un control social.

La sociedad y nuestras relaciones son “machistas”, somos nosotros mismos los que producimos y reproducimos los mecanismos. Las relaciones sociales exhiben que somos todos libres, pero somos libres en relación que somos normales. Cuando actuamos de forma socialmente aceptable.

La anormalidad tiene un comportamiento excarcelable, pero no todos, aunque no sean aceptados por la sociedad no exigen un castigo, si existen sanciones para ellos. La mejor forma de llamar a alguien anormal es decirle “loco”.

Para pensar cómo afecta la normalidad hay que pensar en dos reglas: el nivel de las reglas y el nivel de las normas.

Libertad y normalidad

La normalidad es un concepto clave para entender cómo es posible la reproducción social. La regularidad de las acciones sociales, típica de la reproducción social, implica la existencia de normas que deben ser cumplidas por todos los miembros de una sociedad. Normalidad es condición para la libertad. Solo, somos libres en el marco de todo lo que se considera que debemos hacer todo el que haga cosas fuera de este marco no es normal.

El que viole leyes vigentes será un delincuente que recibirá una pena. Quienes no sigan pautas sociales dominantes, si bien no reciban sanciones jurídicas, suene ser valorados negativamente. Solo es posible ejercer la libertad en el marco de la normalidad  solo los cuerpos normalizados pueden ser libres

Todo esto hace notar la existencia de controles sociales sobre los cuerpos para que estos realicen ciertas acciones y no otras.

Nievas dice que no podemos comenzar considerando la acción de los cuerpos libres, sino los cuerpos que cumplen con la precondición necesaria para ser libres: estar normalizados.

Relación establecida = Cuerpo normalizado libre

Relación imposible = Cuerpo libre normalizado

Norma y regla

Las reglas son normas escritas formalizadas, están en el plano de la conciencia (configuran hechos sociales). Esas reglas se fundamentan en normas, pero las normas no todas implican una regla. Las normas están en el plano de lo inconsciente y las reglas en el plano de lo consciente.

Cuando se quiere estudiar las reglas de una sociedad se empieza por las normas, ya que resulta más interesante verlas, porque las reglas ya están establecidas. Que se cambie una regla no implica que cambie una norma. Se pueden cambiar las reglas, pero no el plano inconsciente.

Hay que estudiar cosas empíricas, lo que sea visible para entender la normalidad. El único registro visible que tenemos es el comportamiento del cuerpo. Se habla del cuerpo como un sujeto sujetado, hay que pensar a las personas como un cuerpo ya que si las pensamos como sujetos vamos a tener un parámetro ya establecido. Todo lo que los sujetos hacen es una construcción. Hay que despojar la conciencia para llegar a la inconciencia.

Todo lo que el sujeto hace, le gusta, etc., hay que cuestionarlo, todo lo que constituye nuestra fisiología, lo que el sujeto hace con su cuerpo. Cuando uno llega al nivel del cuerpo encuentra lo normal y hay que estudiar en esos cuerpos las regularidades. Todo lo que te hace sujeto es la normalidad. Como se pasa de cuerpo a sujeto, el proceso de normalización es el estudio de la sociología.

Para estudiar las normas hay que estudiar el comportamiento del cuerpo. Cuando algo es colectivo es normal, porque uno no sabe por qué le gusta o por qué hace algo, sino que lo toma en función de los otros.

Para estudiar la normalidad hay que ver el contexto en el que se producen y reproducen los cuerpos. Las dimensiones centrales son el tiempo y el espacio, como administramos el tiempo y lo medimos.

El tiempo y el espacio en las sociedades no siempre fue el mismo, varía en cómo uno transcurre en el tiempo. Éstos están racionalizados. Que el espacio sea racional significa que las distancias pasan a ser más culturales que geográficas.

La libertad y normalidad son producidas por la norma.

Nivel 1: la conciencia determina la regla o nivel de superficie en que la realidad se encuentra ordenada subjetivamente o se constituye y asienta el sentido común conciencia fragmentada o plano de la ideología justifica la acción práctica.

Nivel 2: Normalidad. Nivel de sustento o infra nivel de la norma o sentido común, conciencia, conducta o libertad y conciencia son producidos por la norma en un mismo proceso social.

Diferencias entre norma y regla

Una de las diferencias entre norma y regla más importantes radica en que las normas se derivan de consensos sociales generales que pretenden regular el comportamiento de los miembros de un grupo cultural, mientras que las reglas tratan asuntos más específicos relacionados con dicho comportamiento dentro de un contexto particular.

Por otro lado, el incumplimiento de las normas no acarrea consecuencias legales, mientras que la ruptura de una regla puede implicar algún tipo de sanción dentro del grupo donde su aplicación es válida, como por ejemplo en una oficina, un colegio o un club deportivo.

De esta forma, se puede entender que una regla nace de una norma, y trata un comportamiento puntual.

Por el contrario, una norma no puede partir de una regla, dada su naturaleza más general que busca regular el comportamiento adecuado dentro de la sociedad.

Otra diferencia significativa consiste en que, al ser generales y de uso extendido, las normas pueden convertirse en leyes con el paso del tiempo.

Las reglas son más puntuales, por lo tanto, tratan asuntos al interior de pequeñas organizaciones que difícilmente lograrán convertirse en leyes o serán consignadas formalmente dentro de la constitución de un país

Teleonomía y Teleología:

La teleología es toda actividad dirigida a un fin preestablecido. La teleología abarca a toda acción que hagamos de modo consciente.

La Teleonomía es todo proyecto que se construye en su propio desarrollo. No se realiza a partir de un plan predeterminado (teleológico), sino que se va desarrollando.

Parece que la teleología es propia de las acciones humanas conscientes, en tanto que la actividad del resto de los seres vivos, sería teleonómica. Sin embargo, si analizamos nuestras actividades sociales, nos damos cuenta que no manejamos conscientemente la totalidad de las variables que intervienen en el proceso. Esto nos lleva a suponer que los procesos sociales no son teleológicos sino teleonómicos (aunque para el sentido común parezcan teleológicos).

Los procesos sociales no obedecen a una intencionalidad determinada. Estos se constituyen de acuerdo a leyes históricas propias y cada formación histórico social.

En los procesos teleológicos se encuentra en el nivel 1 (superficiales) a las personas en la vida cotidiana que actuamos acorde a fines, creemos que lo hacemos por voluntad propia pero Elías y Nievas observan que hay procesos más profundos (teleonómicos) que atraviesan nuestra vida cotidiana y que de a poco va marcando reglas normativas (llega primero a clase dominantes atraviesan transversalmente a las clases sociales).

Tiempo y espacio

Para entender cómo se constituye un cuerpo normalizado existe la psicología de la inteligencia.

La primera forma de inteligencia es la sensoriomotriz, orientación tiempo-espacial.

De estas experiencias el niño adquiere los conceptos (abstracciones de la experiencia inmediata) de espacio y de tiempo. Nociones que jamás cuestionamos como, lejos o cerca, se adquieren en un proceso sensoriomotriz (inteligencia práctica), precia a los conceptos (conceptualización).

Esta introducción a las nociones de inteligencia básica sirve para analizar como los conceptos que parecen tan elementales de tiempo y de espacio se construyen en las diferentes formaciones histórico-sociales  nos permite comprender como se genera un cuerpo normalizado.

Actualmente concepción del tiempo está ligada a la irreversibilidad (idea reciente). El hecho de que exista una concepción de tiempo que se construye históricamente, no niega la existencia de un tiempo físico existente objetivamente. Por conceptualización del tiempo hay un modo en que se lo concibe social e históricamente y está presente en nuestras conductas.

La organización social del tiempo esta entrelazada a la organización social general.

El tiempo precapitalista

El tiempo Precapitalista es tiempo propio del feudalismo que caracterizo a Europa central durante el medioevo. Era heterogéneo, subjetivo y rural.

En el SXIV, el horario se regía por siete horas canónicas o el tiempo variaba en función de la latitud y de la época del año heterogéneo y menos social que el actual (difiere para cada región) o rural refleja la percepción rural de las horas diarias o Tiempo anual: inicio de año oscilaba entre 22 de marzo y 25 abril criterios religiosos.

A medida que se fue desarrollando el mercado entre áreas dispersas, fue surgiendo la necesidad de un tiempo universal. El Mercader favoreció invención de relojes de repique automático

Tiempo capitalista

Con el origen del capitalismo y de la clase burguesa nace un tiempo universal y homogéneo. El sujeto que impulsó su desarrollo fue el mercader. Este tiempo se apoyará en mediciones objetivas (la matemática) y no la percepción rural subjetiva.

El tiempo capitalista es homogéneo, rítmico, colectivo, y universal. Contrariamente al tiempo regulado por ritmos estacionales, el tiempo capitalista es un tiempo urbano.

Instrumentos de medición de tiempo

Hasta SIV los instrumentos eran más regionales, campanadas de las catedrales y las celebraciones y ferias median el tiempo del año o en el SVII el tiempo es determinado por reloj mecánico público o Fines SVIII y comienzos de SXIX los funcionarios públicos anunciaban la hora y en familias burguesas se usaba el reloj mueble. o Fin SXIX y comienzos SXX relojes de uso individual y burgueses usas reloj cadena. En el SXX se popularizan los relojes pulseras.

Espacio

El surgimiento de las sociedades burguesas a partir de las precapitalistas, también reorganizó al espacio. Durante la transformación de un modo de producción a en otro (el capitalismo a partir del feudalismo) implica una reorganización del espacio social.

Feudo = la cesión de tierras (del espacio), del señor al siervo, quien le paga al primero un tributo.

El modo de producción burgués (capitalismo), está anclado al burgo, o sea ciudad  la vida urbana organizará el tiempo social burgués.

El origen de la ciudad como espacio social que inaugura el capitalismo, implicó que las relaciones del hombre con el resto de la naturaleza, se realicen con mayores mediaciones que antes.

El espacio precapitalista

El espacio precapitalista es una prolongación del poder del señor feudal. Un señor era más poderoso cuanto más extensa era su tierra (y con el siervos) los siervos pertenecían al señor en una relación mediada por la tierra. Dado que el mercado no estaba muy desarrollado, las distintas regiones permanecían aisladas entre si el espacio precapitalista es discontinuo.

El único elemento que vinculaba las distintas regiones era el mercader mediante sus operaciones de intercambio mercantil entre diversas regiones productivas que se especializaban en la producción de una mercancía especifica.

El espacio de la producción artesanal se caracteriza por ser unipersonal y local, los talleres eran dirigidos por un maestro que dirigía la producción de artesanos para un mercado local.

El espacio capitalista

Inversamente al espacio precapitalista, el capitalista surge como una condición para la producción y el intercambio, entonces, este determina relaciones de poder y no a la inversa.

A diferencia del modo de producción precapitalista o feudal, el capitalista se desarrolla en un espacio unificado las diferentes regiones producen no solo para sus mercados internos sino para un mercado externo (en el caso de los países para un mercado mundial). Este espacio universal que introduce el capitalismo, tuvo como producto el producto intelectual, un sistema de coordenadas cartesianas.

Forma racional de medir el espacio que es independiente de aspectos regionales (idioma, paisaje etc.)

La sociología del cuerpo

David Le Breton expone la arquitectura teórica y metodológica que acompaña a una de las aristas de la ciencia sociológica que últimamente ha adquirido mayor relevancia, esta es, la Sociología del Cuerpo. Identificado esencialmente por un enfoque fenomenológico, Le Breton utiliza esta obra para establecer, en primera instancia, los fundamentos operativos que acompañan la gestación de esta sociología.

El primero de estos postulados alude a la deconstrucción de la premisa del cuerpo como algo externo (y por tanto irrelevante) del sujeto. Ante esta aberración epistemológica este autor francés señala que, muy por el contrario a lo indicado, el cuerpo produce sentidos, y por medio de este el hombre y la mujer se insertan activamente en un espacio social y cultural dado. Es por medio del proceso de socialización de la experiencia corporal que los sujetos adquieren las condiciones para lograr la integración en la sociedad. Luego de esta primera parte conceptual, David Le Breton señala que en la historia del pensamiento sociológico asociado a la corporalidad, han existido principalmente tres enfoques:

1) La sociología implícita del cuerpo, en la cual el cuerpo es considerado una emanación de un medio social y cultural. Ejemplos de esta primera corriente lo constituyen los autores Marx y Durkheim.

2) La Sociología detallista del Cuerpo, desde la cual las razones fisiológicas del uso del cuerpo son netamente secundarias. Lo fisiológico está subordinado a la simbología social. Marcel Mauss y George Simmel son exponentes de esta segunda corriente.

3) La Sociología del Cuerpo, la que desde la opinión del autor todavía se encuentra en vías de construcción. En tercer lugar, Le Breton manifiesta que para un coherente desarrollo de esta sociología aplicada, es necesario superar ciertos obstáculos epistemológicos que limitan el desarrollo teórico de esta ciencia social. La primera tarea del sociólogo, muestra el autor, consiste en distanciarse de la idea discutible de que el cuerpo es un atributo exterior de la persona, un “tener” y no el lugar y el tiempo indiscernibles de la identidad. También indica lo importante que es tener presente el carácter construido de la denominada “realidad objetiva del cuerpo”, y de las múltiples significaciones que se le adicionan. Le Breton agrega que es menester comprender que el significante cuerpo es una ficción, pero una ficción culturalmente operante, que la comunidad da sentidos y de valor de manera cambiante y contradictoria de un lugar y de un tiempo a otros en las sociedades humanas. Agrega que el sociólogo no debe tomar partido en los conflictos de legitimidad de la definición del cuerpo que se sostienen en la medicina y la biología, sino enfocarse en la construcción social y cultural de tales definiciones.

En cuarto término, el autor revela ciertos campos de estudio del cuerpo en donde es posible ver cómo dentro de la corporalidad se evidencian lógicas sociales entre los que se encuentran las técnicas corporales, la gestualidad, las etiquetas del cuerpo, la expresión de los sentimientos, las percepciones sensoriales, las inscripciones corporales y la inconducta corporal.

Finalmente Le Breton señala que el cuerpo constituye un espejo de lo social, por cuanto se constituye como objeto concreto de investidura colectiva, como soporte de las escenificaciones y de las somatizaciones, como motivo de distanciamiento o de distinción a través de las prácticas y los discursos que provoca. Además de esto, en un intento de llamado a seguir construyendo este campo sociológico, David Le Breton estipula que un sector fundamental de la investigación sociológica consiste en la elucidación de las lógicas sociales y culturales que atraviesan el cuerpo, es decir, la dimensión simbólica en las percepciones sensoriales y de la expresión de las emociones. La Sociología del Cuerpo se establece como una sociología del arraigo físico del actor en su universo social y cultural

Foucault

Es el padre fundador de la escuela estructuralista en sociología. El interrogante que aborda es cómo han cambiado a lo largo de la historia las sanciones sociales, es decir, el castigo.

La manera en que las sociedades actúan de forma “anormal” ha variado en el tiempo. Se pregunta cómo pasamos de un tipo de castigo a otro, la hipótesis que deduce a esto es sobre la incorporación de nuevos derechos.

El sujeto normal que se quería construir en un tiempo es diferente al que se quiso construir en otro. La normalidad cambia.

El castigo era un ritual colectivo, tenía un sentido ejemplificador, un sentimiento de rutinización social. Se acostumbraba a la gente a la violencia ya que era parte de su rutina ir a un ritual donde se castiga a una persona, donde no se tenía tolerancia al dolor. Entre 1750 y 1850, siglo central de la normalidad Capitalista, aparecen normas que impiden el dolor porque deja de ser suficiente para la construcción de una normalidad. Al mismo tiempo que se anula el dolor desaparece el espectáculo, empieza a ser algo serio ya que la violencia genera más violencia y hoy en día no se quiere saber cómo se castiga.

La cárcel es la principal herramienta que tenemos para castigar, surgida con el Capitalismo. Anteriormente funcionaban como cárceles los hospitales donde la gente no iba a atenderse sino a morir por enfermedades mortales que tenían. No se dirigían al hospital por dolores mínimos como hoy en día.

Ahora el cuerpo normal que se necesita es diferente al que se necesitaba. Se descubre otra dimensión del cuerpo, una dimensión productiva. En la cárcel se dan técnicas disciplinarias que construyen cuerpos a partir de detalles. Esto se llama Anatomía Política de los Detalles, técnicas minuciosas disciplinarias que constituyen la normalidad de los cuerpos.

La disciplina fabrica así cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos "dóciles". La disciplina aumenta las fuerzas del cuerpo (en términos de utilidad) y disminuye esas fuerzas (en términos políticos de obediencia). En una palabra: disocia el poder del cuerpo; de una parte, hace de este poder una "aptitud", una "capacidad" que trata de aumentar, y cambia por otra parte la energía, la potencia que de ello podría resultar, y la convierte en una relación de sujeción estricta. Si la explotación económica separa la fuerza y el producto del trabajo, digamos que la coerción disciplinaria establece en el cuerpo el vínculo de coacción entre una actitud aumentada, una dominación acrecentada.

El control social se aplica a partir de la rutina del sujeto, se le enseña a administrar el tiempo y el espacio. Foucault distingue dos técnicas disciplinarias:

1) Distribución de los cuerpos

La disciplina procede ante todo a la distribución de los individuos en el espacio y emplea para ellos las siguientes técnicas:

Para ejercer la disciplina los cuerpos tienen que estar encerrados. La disciplina exige a veces la clausura, que es la especificación de un lugar heterogéneo a todos los demás y cerrado sobre sí mismo. Es un lugar protegido de la monotonía disciplinaria.

Tiene que haber una distinción clara entre los que pueden entrar al lugar y los que no. Algo que diferencie el interior y exterior del lugar. No debe haber distracciones externas.

Tiene que haber una distribución racional del espacio, cada individuo tiene su lugar. El espacio tiene que darse para que se pueda individualizar. La disciplina debe darse de forma individual, el sujeto tiene que tener su espacio con sus objetos, diferente al espacio del otro.

Los aparatos disciplinarios trabajan el espacio de una manera flexible y fina. En primer lugar, según el principio de localización elemental o de la división en zonas. A cada individuo su lugar, y en cada emplazamiento un individuo. Evitar las distribuciones por grupos, descomponer las implantaciones colectivas, analizar las pluralidades confusas, masivas o huidizas. El espacio disciplinario tiende a dividirse en tantas parcelas como cuerpos o elementos que repartir hay. Es preciso anular los efectos de las distribuciones indecisas, la desaparición incontrolada de los individuos, su circulación difusa, su coagulación inutilizable y peligrosa; táctica de anti deserción, anti vagabundeo, anti aglomeración. Se trata de establecer presencias y ausencias, de saber cómo y dónde encontrar a los individuos, instaurar las comunicaciones útiles, interrumpir las que no lo son, poder en cada instante vigilar la conducta de cada uno, apreciarla, sancionarla, medir cualidades o méritos. Es un procedimiento para conocer, dominar y utilizar. La disciplina organiza un espacio analítico.

La distribución tiene que ser funcional, para poder ejercer la disciplina tiene que haber mayor vigilancia con la utilización de menor cantidad de recursos posibles, ésta tiene que ser eficaz. El modelo del panóptico se expresa en una estructura edilicia para asegurar la mayor vigilancia posible en el edificio con pocos recursos. Los sujetos deben ser vigilados permanentemente, pero estos solo tengan la sensación de vigilancia sin saber que los están vigilando. La sensación de vigilancia es más importante que la vigilancia en sí.

El sujeto tiene que sentir la presión de la sociedad sobre el mal que hizo, es lo que el panóptico quiere generar.

Los cuerpos tienen que estar clasificados, es decir, distribuidos en rangos, ya que no todos los delitos son iguales y tienen el mismo grado de gravedad. La disciplina es el arte del rango y técnica para la transformación de las combinaciones. Individualiza los cuerpos por una localización que no los implanta pero los distribuye y los hace circular en un sistema de relaciones. Al organizar las celdas, lugares y rangos, las disciplinas fabrican espacios complejos: arquitectónicos, funcionales y jerárquicos a la vez. Son espacios que establecen la fijación y permiten la circulación; recortan segmentos individuales e instauran relaciones operatorias; marcan lugares e indican valores; garantizan la obediencia de los individuos y una mejor economía del tiempo y los gestos.

La táctica disciplinaria permite la caracterización del individuo como individuo, y a la vez, la ordenación de una multiplicidad dada. Es la condición primera para el control y uso de un conjunto de elementos distintos; la base para una microfísica de un poder que se podría llamar celular.

2) Control de las actividades.

Dentro de los espacios de tiempo tiene que haber un control de las actividades. Tiene tres grandes procedimientos: establecer ritmos, obligar a ocupaciones determinadas, regular los ciclos de repetición. El sujeto no puede decidir cuál y cuándo hacer una actividad. Tiene que tener una disciplina y una rutina con determinados tiempos establecidos para las actividades.

Se busca asegurar la calidad del tiempo empleado, con un control ininterrumpido, presión de los vigilantes, supresión de lo que pueda turbar y distraer, se trata de constituir un tiempo íntegramente útil. El tiempo medido debe ser un tiempo sin impureza, ni defecto, un tiempo de buena calidad a lo largo de lo cual el cuerpo permanezca aplicado a su ejercicio. La exactitud y la aplicación son, junto con la regularidad, las virtudes fundamentales del tiempo disciplinario.

El sujeto no tiene porqué sufrir dolor, se trabaja la normalidad del cuerpo a partir de que se logre un sujeto productivo.

La cárcel no es un castigo, actúa como institución de reinserción social.

Tiene que haber un control en la elaboración de los actos, cómo se hacen las cosas (cómo come, habla, saluda, etc.). Se tienen que controlar los gestos y posturas corporales, un sujeto normal es un sujeto que se ve normal. El sujeto tiene que tener los gestos de la disciplina. La disciplina construye una normalidad corporal que se expresa a la vista. El control disciplinario no consiste simplemente en enseñar o imponer una serie de gestos definidos: impone la mejor relación entre un gesto y la actitud global del cuerpo, que es su condición de eficacia y rapidez. En el buen empleo del cuerpo, que permite un buen empleo del tiempo, nada debe permanecer ocioso o inútil; todo debe ser llamado a formar el soporte del acto requerido. Un cuerpo disciplinado, es el apoyo de un gesto eficaz.

Tiene que haber una articulación precisa entre sujetos y objetos. Manejarse con cosas materiales, cuidar su espacio personal. Es importante para la disciplina porque el sujeto aprende a valorar lo que tiene. La disciplina define cada una de las relaciones que el cuerpo debe mantener con el objeto que manipula. Entre uno y otro dibuja un engranaje cuidadoso. El poder se desliza sobre toda la superficie de contacto entre el cuerpo y el objeto que manipula; los amarra uno a otro. Constituye un complejo entre el cuerpo y el objeto.

La utilización del tiempo tiene que ser exhaustiva. No tiene que haber tiempos libres y si los hay estos tienen que ser programados y estar planificados. Plantea el principio de una utilización teóricamente creciente siempre del tiempo; agotamiento más que empleo; se trata de extraer del tiempo cada vez más instantes disponibles y de cada instante cada vez más fuerzas útiles. Esto significa que hay que tratar de intensificar el uso del menor instante, como si el tiempo en su mismo fraccionamiento fuera inagotable; o como si por una disposición interna cada vez más detallada, pudiera tenderse hacia un punto ideal en el que el máximo de rapidez va a unirse con el máximo de eficacia. Cuanto más se descompone el tiempo, cuanto más se multiplican sus subdivisiones, mejor se lo desarticula desplegando sus elementos internos bajo una mirada que los controla, más se puede acelerar una operación, o al menos regularla de acuerdo con un grado óptimo de velocidad. A través de esta técnica de sujeción se está formando un nuevo objeto; este objeto nuevo es el cuerpo natural, portador de fuerzas y sede de una duración; es el cuerpo susceptible de operaciones especificadas, que tienen su orden, tiempo, condiciones internas, elementos constitutivos. El cuerpo, se convierte en blanco para nuevos mecanismos del poder, y se ofrece a nuevas formas de saber. Cuerpo del ejercicio, cuerpo manipulado por la autoridad, cuerpo del encauzamiento útil.

La acumulación de estas técnicas genera que un sujeto pueda ser autónomo y totalmente dócil, adaptarse a cualquier rutina y disciplina, aprende a manejar su tiempo. Se construye un sujeto normal con alto nivel de docilidad. No se ve castigo.

Para Foucault estas técnicas disciplinarias se dan en todas las instituciones, no solo en la cárcel.

El siglo XIX es el siglo de la expansión de la disciplina.

Las técnicas generan cuerpos dóciles debido a las distintas disciplinas. Ciertos comportamientos se vuelven naturales para el cuerpo, resultado de una sistemática repetición del comportamiento, cuando se naturaliza se asume que es un comportamiento biológico. Se sale de lo social y se entra en lo natural. Cualquier forma de vida diferente se vuelve antinatural.

Deleuze, amigo de Foucault, discute junto con él la crisis de las sociedades disciplinarias a partir de la segunda mitad del siglo XX. Todas las instituciones disciplinarias son criticadas en su productividad: el control social ya no hace falta que sea en espacios cerrados sino abiertos.

Las cárceles se vuelven ineficientes, exhiben que un sujeto que pasa por la cárcel vuelve a la cárcel, no funciona como un dispositivo normalizador. Se tiende a pensar que el panóptico de Foucault funciono como tal, pero no fue así.

La cárcel fabrica la propia delincuencia. El abolicionismo es la necesidad de abolir las clases, un movimiento surgido en EE. UU. Solo algunos delitos serán excarcelables. Aparecen diferentes formas de control social frente a los movimientos de abolición.

Se produce una transformación porque el contexto social, el Capitalismo, comienza a tener ciertos cambios. Se comenzó con una economía de producción con personas que realicen trabajos sencillos, había que incorporar un sistema de producción masivo. Este modelo de producción entra en crisis porque muchos productos iguales son fabricados y el consumo se diversifica, el sistema de producción debe ser más flexible, hay que evitar la sobreproducción. Los productos tangibles ya no son los que mueven la economía, sino los servicios. Este Capitalismo industrial comienza a extenderse en distintos países y se necesitan otro tipo de trabajadores. Esta lógica de consumo transforma la economía y el tipo de sujeto que hace falta, se necesita una nueva normalidad. Se pasa de sociedades disciplinarias a sociedades de control. Una de las herramientas de control son las pautas de consumo, lo que te hace normal es lo que consumís, como te comportas, los gustos que se tiene, etc. Las fabricas se transforman en empresas, ya no importa lo que se produce sino lo que se consume, importa más la imagen. Para comprar hay que tener dinero, para conseguirlo se puede trabajar o endeudarse a falta de este. Al endeudarse el sujeto está completamente atado.

En las sociedades actuales, el control social no termina nunca y se da en espacios abiertos. Hay mecanismos de control social que son voluntarios y positivos. El sujeto al no estar controlado en un espacio cerrado no tiene sensación de opresión, cree que es libre.

El agente central que ejercía el control era el Estado, todos los ámbitos de control disciplinarios eran estatales. Hoy en día el control no lo ejerce el Estado, lo hacen las corporaciones, un conjunto de empresas privadas, que tienen hasta más poder que él. Aunque a simple vista se siga pensando que el control lo tiene el Estado.

Las corporaciones ejercen los mecanismos de control social, no implican vigilancia directa ni espacios cerrados. El sujeto se autodisciplina, y siente libertad total. Deleuze dice “pasamos de un zoológico a una reserva”.

Deleuze. Sociedades de control

Las sociedades de control están reemplazando a las sociedades disciplinarias. En ambos regímenes se enfrentan las liberaciones y servidumbres.

En la situación de disciplina, la fábrica era un cuerpo que llevaba a sus fuerzas interiores a un punto de equilibrio: lo más alto posible para la producción, lo más bajo posible para los salarios; pero en una sociedad de control, la fábrica es reemplazada por la empresa. Si los juegos televisados más idiotas tienen tanto éxito es porque expresan adecuadamente la situación de empresa. La fábrica convertía a los individuos en cuerpos, por la doble ventaja del patrón que vigilaba a cada elemento y de los sindicatos que movilizaban masas de resistencia; pero la empresa introduce una rivalidad inexplicable entre los individuos como sana motivación.

Del mismo modo, la educación permanente tiende a reemplazar a la empresa. En la sociedad de disciplina siempre se estaba empezando de nuevo, en la sociedad de control nunca se termina nada.

El capitalismo ya no se basa en la producción, que relega frecuentemente a la periferia del tercer mundo. Lo que se quiere vender ya no son productos, sino servicios y lo que se  quiere comprar son acciones, no materias primas. El servicio de venta se ha convertido en el alma de la empresa. El marketing es ahora el instrumento del control social. El hombre ya no es el hombre encerrado, sino el hombre endeudado.

Es fácil de esta manera concebir un mecanismo de control que señale a cada instante la posición de un elemento en un lugar abierto, con ordenadores que señalen la posición de cada uno en todo momento. En todas las instituciones (en la escuela, el hospital, la empresa, etc.), se está instalando progresivamente un nuevo régimen de dominación.

Diferencias entre Sociedades Disciplinarias y Sociedades de Control.

Las Sociedades Disciplinarias son reglamentadas por consignas. Posee como polos de efectividad: La firma del individuo implicado y el número de matrícula que indique su posición. Siguiendo la lógica de los salarios que opera en este tipo de sociedad, se le consideraba como fabrica a ella misma; es decir, sus fuerzas interiores estaban perfectamente equilibradas a favor de la producción. Aquí cada proyecto se emprende desde un nuevo comienzo, con moratoria ilimitada. Operan en la duración de un sistema cerrado. Poseían y se limitaban a un único patrón monetario. Se consideraba al hombre como ser completamente generador y productor discontinuo, era considerada su efectividad de acuerdo a sus servicios, pero no desde un punto de vista capitalista. Operaban con máquinas energéticas, de primer tipo, cuya producción se limitaba en número. La prestación de servicios se convertía en efectiva de acuerdo al nivel de encierro en la institución.  Se permite una sociedad disciplinaria promedio de la constitución de lugares de retención.

Las Sociedades de Control aplican para su reglamentación el lenguaje numérico. Solo requiere para su aplicación una contraseña, representada por una cifra. A diferencia de la sociedad disciplinaria, aquí no opera la fábrica, solo se aplica el término de empresa; en pro de la modulación de los salarios. En la sociedad de control, en cambio, nunca se termina nada, proyectos como acciones, puesto que es preponderante el sistema de cambio. El sistema aplicado es abierto con duración indeterminada. El cambio se encuentra tan determinado, que fluctúan intercambios y variaciones monetarias constantes. El hombre pasa a ser un productor sobre un camino interminable y continuo de servicios. Teniendo en cuenta la revolución tecnológica, las maquinas con las que se opera son industriales, de tercer tipo, con un coste mayor de producción. Mientras que aquí, esta misma prestación funciona desde la perspectiva de un control continúo hacia el individuo y la comunicación instantánea, gracias a las bases tecnológicas. No son necesarios los lugares de retención, puesto que se adquiere el dominio promedio de espacios abiertos y control técnico.

Marx

Su principal discusión es con la economía política. Fue un rupturista, criticó al Capitalismo.

El punto de partida de Marx fue pensar sobre cuál es el origen de las riquezas, como se producen las cosas, como se satisfacen necesidades. Cada etapa histórica tiene una forma de organización de riqueza distinta.

Marx discute con Adam Smith, con el medievalismo económico. Hay tres formas de producción: los empresarios a los que les corresponde las ganancias, la tierra a los que les corresponde la renta y el trabajo que es la fuente de riqueza y le corresponde el salario que obtienen los trabajadores.

Para Marx el origen de toda riqueza es el trabajo, ni los empresarios, ni la tierra, aunque los trabajadores solo reciban una parte de esa riqueza.

Materialismo histórico.

Marx tiene una concepción materialista de la historia, el materialismo histórico, que considera que solamente existe la materia y que reduce el espíritu a una consecuencia de ella. Las cosas tienen valor en sí mismas, en contra del Idealismo que dice que las cosas tienen valor por nuestra interpretación, la interpretación construye la realidad. En realidad, los hombres son sujetos de carne y hueso que tienen existencia propia, la interpretación es independiente al valor.

Se denomina materialismo histórico a la doctrina sustentada por Marx y Engels según la cual no es el espíritu el que determina la historia sino que toda la vida espiritual es una superestructura de la estructura fundamental representada por las relaciones económicas de producción.

El materialismo es histórico porque los diferentes modos de producción varían a lo largo de la historia. Los modos de producción son base material de toda sociedad, formado por las relaciones de producción (relación hombre – hombre) y las fuerzas productivas (relación hombre – naturaleza, como el hombre se maneja con la naturaleza). Configuran los modos de producción y cambian a lo largo de la historia. Por encima de la estructura está la superestructura de la sociedad, cambia, pero es fija, es todo lo que el sujeto piensa socialmente: ideas, Estado, leyes, religión; para comprenderla primero hay que estudiar la estructura. Para Marx no existen hechos sociales por fuera de la estructura. No puede haber cambios en la superestructura si no hay cambios en la estructura.

Las principales características del materialismo histórico son:

En esta doctrina se establece a la economía como base de la sociedad: La economía es el conjunto de relaciones que existen entre los medios de producción y el ser humano, lo cual denomina relaciones de propiedad.

La economía determina los valores e ideología de una sociedad en un momento dado de la historia: Es la ideología de la clase económicamente dominante la que controla en la sociedad.

Son las fuerzas de producción las que conducen el devenir histórico de las sociedades.

Todo cambio en la sociedad, la edad media, la revolución industrial, el esclavismo, el liberalismo, capitalismo, socialismo y neoliberalismo es realizado a partir de cambios en los modelos económicos de la sociedad y son independientes a personas y caudillos.

El trabajo para los hombres

La discusión materialista de Marx es contra el Idealismo, más allá de lo histórico. Se dividen la materia y las ideas. Para entender como el sujeto piensa hay que ver cómo vive, lo principal para él es satisfacer sus necesidades físicas y materiales, y para eso tiene que trabajar. El trabajo es el centro de la vida social, la actividad transformadora del hombre para la naturaleza y para sí mismo, para ello tiene que relacionarse con otros ya que es una actividad social y colectiva, no individual. Lo principal de una comunidad es que los hombres puedan satisfacer sus necesidades. La materia es lo principal, el punto de partida de la vida social para comprender cómo se organiza una sociedad.

La forma en que los hombres se organizan para producir va levar al pensamiento e ideológicas del sujeto para producir y trabajar.

El trabajo es un proceso entre el hombre y la naturaleza. Un proceso en el que el hombre media, regula y controla su metabolismo con la naturaleza. Pone en movimiento las fuerzas naturales que pertenecen a su corporeidad, brazos y piernas, cabeza y manos, a fin de apoderarse de los materiales de la naturaleza bajo una forma útil para su propia vida.

Al operar así sobre la naturaleza exterior a él y transformarla, transforma a la vez su propia naturaleza. Desarrolla potencias que dormitaban en ella y sujeta a su señorío el juego de fuerzas de la misma.

Marx concibe el trabajo como una facultad exclusiva del hombre. El obrero, ya alejado de las formas instintivas de producción, no se dedica sólo a transformar la naturaleza, sino que tiene la voluntad orientada a un fin (se mantiene en todo el proceso de producción).

Producir bienes para la satisfacción de sus necesidades, entonces, es la actividad esencial de los humanos, lo que los distingue de otras especies animales.

Producir significa transformar la Naturaleza, y al transformar la Naturaleza el ser humano expresa su rasgo esencial.

No se limita a tomar de la Naturaleza, sino que deliberadamente busca modificarla. De ahí que el trabajo sea el concepto fundamental para entender al ser humano. El trabajo, como actividad productiva libre, es la actividad en la que el ser humano expresa su humanidad, su verdadera naturaleza.

La producción es, en su obra, la actividad vital, la vida productiva misma que se presenta a los hombres como un medio de satisfacer la necesidad de conservación de la especie.

Para que el trabajo permita la autorrealización del sujeto, sin embargo, es necesario que se den ciertas condiciones. Éstas se alcanzan cuando a) el hombre produce su vida de acuerdo a su voluntad y su conciencia, b) cuando puede expresar sus capacidades en forma amplia, c) si con el trabajo despliega su naturaleza social y d) si el acto productivo rebasa la necesidad de subsistencia.

Revela la significación del trabajo como realización de la personalidad y las potencialidades humanas. Hay que estudiar el modo de producción para entender el mundo de las ideas, como el sujeto piensa. No hay ideas incoherentes en el modo de producción.

Hay dos grandes relaciones sociales en la producción: los que producen y los que se quedan con las ganancias de la producción, que son jurídicamente iguales, pero con distinto lugar en la producción, con condiciones sociales de desigualdad. Por un lado, la burguesía y por otro el proletariado. Todo se compra y se vende para satisfacer las necesidades, en el Capitalismo lo que se consume se tiene que comprar y para comprar se tiene que vender. El dinero se explica por la evolución del modo de producción. Si se posee o no modos de producción va ser lo que se obtenga para comprar y vender. Cuando no se posee modos de producción lo que se vende es la propia energía que se tiene. El trabajo pierde toda su fuerza productiva y se convierte en una mercancía. Es una obligación para comprar y vender.

Modo de producción capitalista

El modo de producción capitalista es uno de los modos de producción que Marx definió como estadios del devenir histórico, definidos por un determinado nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y una forma particular de relaciones de producción. Según la teoría marxista, es el siguiente al feudalismo y, en la predicción del futuro que implicaba el compromiso político de algunos marxistas, su lógica interna le conducirá a su desaparición y sustitución por el comunismo.

La definición marxista del modo de producción capitalista se centra en el establecimiento de unas relaciones de producción basadas socialmente en la existencia de proletarios que no poseen medios de producción ya que pertenecen a los capitalistas, con los que realizan un contrato de trabajo, mediante el cual venden su fuerza de trabajo, que es la única propiedad que tienen, a cambio de un salario, como única manera de conseguir los medios necesarios para su subsistencia. Es el capitalista el que organiza la producción, que en su aspecto técnico está determinada por un nivel de desarrollo económico propio de la época industrial, en que el capital ha adquirido el predominio sobre la tierra, que era la fuerza productiva dominante en los modos de producción anteriores (esclavismo y feudalismo). La clave de la concepción marxista del capitalismo está en los conceptos de alienación (el hecho de que el proceso y el producto del trabajo devienen ajenos al trabajador); y de plusvalía, o sea, el valor incorporado por el trabajador asalariado al producto que excede en el valor que representa el salario (teoría del valor-trabajo). En esa diferencia de valor estriba para Marx el beneficio del capitalista, puesto que es éste el que realiza el valor de lo producido mediante la venta en el mercado, que genera un precio que ha de ser superior al costo de producción si es que la actividad económica ha sido exitosa.

El modo de producción capitalista se caracteriza por la propiedad privada de los medios de producción, la extracción de la plusvalía creada en la producción por una clase de propietarios privados (referido como la explotación), trabajo asalariado, y la distribución tanto de bienes de capital y de consumo bienes en una economía principalmente basada en el mercado (referida como la producción de mercancías).

Un "modo de producción" significa simplemente "la forma distintiva de la producción", que podría definirse en términos de la forma en que está socialmente organizado y qué tipo de tecnologías y herramientas se utilizan. En el marco del modo de producción capitalista tanto las entradas y salidas de la producción son principalmente de propiedad privada, los bienes y servicios adquiridos en el mercado un precio. La producción se lleva a cabo para el intercambio y la circulación en el mercado, con el objetivo de obtener un ingreso neto se benefician de ella.

Los dueños de los medios de producción (capitalistas) son la clase dominante (burguesía) que obtienen sus ingresos a partir del producto excedente producido por los trabajadores y se han apropiado libremente por los capitalistas.

Una característica definitoria del capitalismo es la dependencia en el trabajo asalariado para un gran segmento de la población; específicamente, la clase obrera (proletariado) no son propietarios de capital y tiene que vivir con la venta de su fuerza de trabajo a cambio de un salario.

La situación del trabajador

La apariencia libre del contrato entre capitalista y trabajador (que según la teoría liberal habría de ser individual y sin interferencias de negociación colectiva de sindicatos o legislación protectora del Estado) apenas enmascara la presión a la que está sometido éste por la existencia de un ejército industrial de reserva, que es como Marx denomina a los desempleados que están dispuestos a sustituirle. No es original de Marx, sino de Ricardo y otros pensadores liberales, la idea de que el funcionamiento libre del mercado somete a los salarios a una ley de bronce que impide que asciendan más allá del límite de la subsistencia. Los proletarios deben de cuidar ellos mismos de la reproducción de la fuerza de trabajo o si no mueren con sus discípulos.

Las crisis capitalistas

La crítica marxista al capitalismo sostiene que este modo de producción contiene contradicciones inherentes que provocan las crisis cíclicas. Marx,  fundamenta esta opinión aduciendo que cada vez es más difícil para el capitalista valorizar su capital. Las relaciones de competencia a las que está sujeto el capitalista, obligan a éste a implementar de manera constante y creciente una nueva y mejor maquinaria para incrementar la productividad del trabajo y, de esta forma, vender sus mercancías a precio más bajo que sus competidores directos. De este modo, disminuye el componente "trabajo vivo" (la contratación de trabajadores) dando lugar a lo que Marx denomina "ejercito industrial de reserva" es decir, una considerable parte de la clase obrera que queda a la espera de un trabajo. Esta espera forzosa que impone el capitalismo a la clase obrera, hace que este "ejercito industrial de reserva" se convierta, por un lado, en una importante masa de pobres e indigentes, y, por otro lado, en causa de la imposibilidad de que el salario ascienda rápidamente (debido al excedente de oferta de fuerza de trabajo).

Trabajo socialmente necesario

La teoría del valor-trabajo de Karl Marx es distinta a las teorías del valor trabajo de los demás economistas. El trabajo no es 'valor' por naturaleza, es lo que produce valor exclusivamente por la organización social en el cual es empleado. Una característica intrínseca del trabajo es producir, crear, transformar, pero el hecho de que el valor de las mercancías se mida por el tiempo de trabajo socialmente necesario empleado en ellas se debe al estadio histórico alcanzado de desarrollo económico de los diversos Estados, de las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción de un determinado modo de producción (en este caso, el capitalista). El 'socialmente necesario' es una de las diferencias radicales introducidas por Marx con respecto a sus predecesores, los cuales no concebían o no introducían el mercado y la competencia dentro de sus respectivas teorías del valor de las mercancías.

El valor no es determinado por el tiempo en que una cosa ha sido producida, sino por el mínimo de tiempo en que puede ser producida, y este mínimo es establecido por la competencia.

La sustancia del valor es el trabajo socialmente necesario para producir cierta cantidad de una mercancía con las condiciones medias de trabajo.

Al igual que el valor de cualquier mercancía, el valor de la fuerza de trabajo es el tiempo de trabajo socialmente necesario para producirla. Esta se encuentra determinada por el valor de las mercancías que consume el trabajador, las mercancías que constituyen las necesidades promedio de una sociedad en una época en particular. Las necesidades van cambiando conforme cambie la sociedad por lo cual incluyen: alimentación, vivienda, transporte, entretenimiento, etc.

Por tanto, dentro de la economía política marxista, se establece concepto de Tiempo de Trabajo Socialmente Necesario (TTSN) para producir una mercancía, la cual condiciona el valor del trabajo desagregando el plusvalor generado por la fuerza de trabajo.

Critica a los enfoques de la economía política clásica de Marx y Engels

A pesar de que Marx utiliza muchas de las categorías básicas del análisis económico clásico: distribución de la renta; teorías del valor en términos de trabajo; lo material como fuente de valor; distribución de la renta; clases sociales, acumulación de capital; comportamiento de beneficios, etc. Sin embargo, intenta hacer un análisis basado en la evolución de la economía real y no en estructuras económicas hipotéticas como el trueque.

En general, la crítica a la economía política clásica parte de su proyecto humanista de emancipación y la lucha contra la alienación, desde esta perspectiva acusa a la economía política clásica, liberal y burguesa de ser un mero instrumento ideológico para justificar la estructura capitalista, la alienación que de ella resulta, de presentar al capitalismo como si fuese algo natural y sin historia y, por lo tanto, como la única alternativa para el desarrollo de la humanidad. La economía clásica trata las relaciones entre los hombres como relaciones entre cosas, ocultando por tanto la situación de explotación de unas clases sobre otras. Parte del hecho de la propiedad privada aunque no lo explica, ni tampoco el fundamento de la división de trabajo y capital, etc. Así las cosas, la economía política clásica no puede ser considerada una ciencia, sino una especie de catecismo capitalista.

En su segundo periodo, Marx afronta el análisis económico desde una perspectiva más científica. Su teoría del valor (de uso y de cambio); el concepto de plusvalía; el fetichismo de la mercancía; los análisis de la estructura económica en términos de modos de producción, fuerzas de producción y relaciones de producción; la reducción a dos grandes clases sociales: propietarios de los medios de producción y no propietarios, etc. son algunas de las categorías que pone en juego Marx para explicar su análisis del capitalismo desde una crítica científica a la economía política clásica.

La Mercancía.

La mercancía es todo aquel bien material destinado a la satisfacción de las necesidades humanas, que no se produce para el autoconsumo, sino para el intercambio. Esta mercancía contiene dos valores; valor de uso que es cualitativo y valor de cambio que es cuantitativo.

La mercancía es un medio de subsistencia, en eso consiste su valor de uso. Es la característica de la mercancía que cumple con la satisfacción de una necesidad particular, como por ejemplo un pan cumple la necesidad de alimento de una persona al igual que una prenda de vestir cumple con la necesidad de vestido. Una mercancía solo tiene valor para el uso y solo se realiza en el proceso de consumo.

La riqueza burguesa, que aparece siempre como una inmensa acumulación de mercancías, está constituida siempre por valores de uso. Ellos son su contenido. Pero el valor de uso  de una mercancía no está ligado a ninguna relación social de producción. El valor de uso es solo la base material sobre la que se expresa una relación económica determinada: el valor de cambio.

El valor de cambio es aquel por el cual una mercancía tiene la capacidad de intercambiarse por otra. Es decir que esa característica se torna cuantitativa al comparar el valor de una mercancía con otra: la proporción en que se cambian entre si los valores de uso.

Los valores de uso son medios de subsistencia, que son a su vez productos de la vida social. Son el resultado de una fuerza vital humana gastada en su producción: trabajo materializado. A ser todas ellas materialización del trabajo social, son la cristalización de una misma unidad: el trabajo.

El trabajo para que se puedan equiparar distintos valores de uso, debe ser un trabajo uniforme, indiferenciado, simple. Sin embargo, señala Marx, el trabajo que se concretiza en la producción de distintos valores de uso, es un trabajo cualitativamente distinto. Por eso Marx diferencia entre el trabajo concreto (el que se materializa en la producción de un valor de uso) y el trabajo general abstracto, que es el que constituye la sustancia de los valores de cambio. Este trabajo abstracto es un trabajo no diferenciado, porque en su calidad de valores de cambio las mercancías representan cantidades mayores o menores de un mismo trabajo simple y uniforme. Este trabajo abstracto se mide en tiempo de trabajo, ya que el tiempo de trabajo es la existencia viviente del trabajo, sin relación alguna con su forma, su contenido o individualidad.

El valor de una mercancía se le estima de acuerdo a la cantidad de tiempo de trabajo invertido en la producción de la mercancía. El total de los valores producidos debe desconsiderársele como el tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción de los bienes necesarios para que estos puedan satisfacer las necesidades del hombre. Por lo tanto esta producción debe de ser de cualquier valor de uso.

El tiempo de trabajo contenido en una mercancía es el tiempo de trabajo necesario para su producción, es decir, el tiempo de trabajo necesario para producir una nueva unidad de dicha mercancía en las condiciones de producción dadas.

Para poder medir los valores de cambio de las mercancías por el tiempo de trabajo que contienen es necesario reducir los diferentes tipos de trabajo a un trabajo homogéneo y no diferenciado, el trabajo simple. Marx llama de esta forma a un abstracción del trabajo humano general, que puede reducirse al trabajo medio que todo individuo puede realizar en una sociedad dada.

Marx también contempla la existencia de un tipo de trabajo que se eleva por encima de la medida, que requiere mayor intensidad o que tienen un peso específico superior. Este es el trabajo complejo, pero que a su vez, también puede ser reducido a uno medida dada de trabajo simple.

El trabajo se considera como universal únicamente cuando se realiza en el cambio, o sea, mediante una relación social establecida entre personas. Así el valor de cambio es una relación social aparente invertida, disimulada como una relación entre cosas. A este fenómeno Marx lo llama el fetichismo de la mercancía. De esta forma, el capitalismo oculta la esencia de la producción: el trabajo humano es la única fuente de creación del valor.

Fetichismo de la mercancía.

El fetichismo de la mercancía es un concepto designa el fenómeno social/psicológico donde, en una sociedad productora de mercancías, éstas aparentan tener una voluntad independiente de sus productores, es decir, fantasmagórica.

El resultado del fetichismo es la apariencia de una relación directa entre las cosas y no entre las personas, lo cual significa que las cosas (en este caso, las mercancías) asumirían el papel subjetivo que corresponde a las personas (en este caso, los productores de mercancías).

En una sociedad productora de mercancías y servicios, el intercambio de las mismas es la única manera en que los diferentes productores aislados se relacionan entre sí. De esta manera, el valor de las mercancías es determinado de manera independiente de los productores individuales, y cada productor debe producir su mercancía en términos de la satisfacción de necesidades ajenas. De esto resulta que la mercancía misma (o el mercado) parece determinar la voluntad del productor y no al revés.

Marx afirma que el fetichismo de la mercancía es algo intrínseco a las sociedades productoras de mercancías, ya que en ellas el proceso de producción se autonomiza de la voluntad del ser humano.

Marx entonces deduce que una mercancía particular, que tiende a ser duradera, transportable, divisible, homogénea, y de oferta limitada, empezó a ser espontáneamente utilizada en un gran número de intercambios y poco a poco se convirtió en dinero.

El dinero es el "equivalente general" de todas las mercancías, es decir, la mercancía que funciona de equivalente del valor (de cambio) de todas las demás: es una mercancía especial que no tiene valor de uso propio (más que el de ser equivalente general)

Marx también argumenta que la economía política clásica no puede salir del fetichismo de la mercancía, pues considera a la producción de mercancías como un hecho natural y no como un modo de producción histórico y, por lo tanto, transitorio.

Plusvalía

Plusvalor o plusvalía es el valor que el trabajo no remunerado del trabajador asalariado crea por encima del valor de su fuerza de trabajo y del que se apropia gratuitamente el capitalista. Es la forma específica que adquiere el plusproducto bajo el modo de producción capitalista y forma la base de la acumulación capitalista.

La plusvalía expresa la esencia y la particularidad de la forma capitalista de explotación, en la que el plusproducto adquiere la forma de plusvalía. Marx puso al descubierto la naturaleza de la explotación capitalista.

Al organizar la producción, el capitalista desembolsa una determinada suma de dinero para adquirir medios de producción y para comprar fuerza de trabajo sin perseguir más que un objetivo: obtener un excedente de valor sobre la cantidad de dinero inicial anticipada por él, es decir, obtener plusvalía. La plusvalía no puede ser resultado de un cambio no equivalente, dado que la compra y venta de mercancías se efectúa sobre la base de la ley del valor. Tampoco pueden ser fuente de plusvalía los medios de producción (capital constante), dado que no crean nuevo valor, sino que tan sólo transfieren el suyo al nuevo producto creado.

En cambio, la particularidad específica de la mercancía fuerza de trabajo estriba en que posee la facultad de crear un nuevo valor en el proceso de su consumo, es decir, en el proceso del trabajo, con la particularidad de que dicho nuevo valor es mayor que el de la propia fuerza de trabajo.

El capitalista logra estos fines obligando al obrero a trabajar más allá del tiempo necesario para reproducir el valor de su faena de trabajo. De esta suerte, el trabajo del obrero asalariado es la única fuente de plusvalía. Se aumenta la plusvalía extrayendo plusvalía absoluta y produciendo plusvalía relativa. Ambos métodos llevan al crecimiento de la cuota de plusvalía, que muestra el grado de explotación de los trabajadores.

La sed de acumulación, bajo el capitalismo, no tiene límites. Los capitalistas procuran ampliar incesantemente la producción poniendo para ello en circulación la plusvalía creada por los obreros. Ampliando la producción, lo cual va acompañado de un aumento del número de obreros asalariados sometidos al yugo de la explotación capitalista, y elevando la cuota de explotación, la clase de los capitalistas se apropia de una masa de plusvalía cada vez mayor.

Por consiguiente, la acumulación del capital lleva a un aumento de la riqueza de la clase de los capitalistas, a intensificar la explotación de la clase obrera, al empeoramiento de la situación de dicha clase.

En el proceso de realización y distribución, la plusvalía se divide en ganancia obtenida por los empresarios industriales y comerciales, interés que perciben los banqueros, y renta que se embolsan los terratenientes.

Enajenación / alineación

El obrero vende parte de su “esencia” / su trabajo para subsistir en el mercado y es apropiado por el capitalismo.

El productor para formar parte del mercado laboral vende su fuerza de trabajo separa una parte de si y se la da al capitalista no puede darse cuenta de quién es.

La Religión sirve para sostener el orden moral y para conseguir una cohesión (el hombre necesita a Dioses para encontrarle un sentido a la vida) mientras se mantengan en una situación de religión el hombre es feliz pero es una felicidad falsa porque él no ve las relaciones de dominación (esta enceguecido)

Religión = Mercado (personificación de las relaciones de producción)

Transformación de dinero en capital

Para la transformación del dinero en capital el poseedor de dinero tiene que encontrar en el mercado de mercancías al obrero libre; libre en el doble sentido de que por una parte dispone, en cuanto hombre libre, de su fuerza de trabajo en cuanto mercancía suya, y de que, por otra parte, carece de otras mercancías para vender, está exento y desprovisto, desembarazado de todas las cosas necesarias para la puesta en actividad de su fuerza de trabajo.

De este modo, el obrero doblemente libre vende su fuerza de trabajo en el mercado en condiciones de libertad e igualdad. Se trata de una relación contractual, donde ni el vendedor ni el comprador de la mercancía fuerza de trabajo ejercen coerción física el uno sobre el otro para participar de dicha relación.

Sin embargo, la existencia de poseedores de medios de producción por un lado, y de obreros doblemente libres por el otro, es resultado de la lucha entablada por sujetos sociales que se han valido de la fuerza para imponer las condiciones de la nueva dominación.

El ejercicio de la autoridad y la fuerza bajo la forma impersonal del Estado, ha respaldado el privilegio de la propiedad privada sobre las cosas a través del proceso de doble liberación –proletarización-. En términos históricos, ha hecho factible la constitución del mercado separando a los productores entre sí y de éstos de los medios de producción

La constitución del Estado político y la disolución de la sociedad burguesa en los individuos independientes –cuya relación es el derecho, mientras que la relación entre los hombres, los estamentos y los gremios era el privilegio- se lleva a cabo en uno y el mismo acto.

El Estado, entonces, es co-constitutivo de la sociedad burguesa. No viene desde afuera, ni a posteriori. La génesis del Estado forma parte del mismo proceso en el cual se establece la relación social del capital y por tal motivo, está atravesada por la contradicción fundamental de dicha relación social.

La relación social del capital es imposible sin la reproducción de la fuerza de trabajo como mercancía, lo que supone el ejercicio impersonal de la dominación. Mientras que, sin la separación de las esferas de la producción y el consumo, con el consecuente intercambio mercantil como mediación de las relaciones sociales de producción, no existe la particularización del Estado.

El intercambio es un proceso INDIVIDUAL (dueño de mercancía intercambia la propia por otra que cuente con un valor de uso que cumpla con sus necesidades) como un PROCESO SOCIAL GENERAL (el dueño desea realizar su mercancía como valor para transformarla en otra mercancía que satisfaga sus necesidades)

Obreros doblemente libres.

Para Marx en la sociedad capitalista los obreros son doblemente libres porque, por un lado, no están sometidos a lazos de dependencia personal. No son vasallos de un señor, ni esclavos de un amo, sino hombres libres e iguales, que por lo tanto disponen libremente de su persona y pueden ir a vender su fuerza de trabajo en el mercado y hacerse explotar. Por otro lado, son irónicamente “libres” en cuanto desposeídos: están “libres” de, separados de, los medios de producción (y Marx conocía bien la violencia de las formas como se generó históricamente esta separación forzada, disolviendo viejas formas de propiedad comunal, etc.). Así, se ven económicamente empujados a trabajar a cambio de un salario para subsistir, pues carecen de otros medios para sobrevivir.

Clase Social para Marx y Engels.

Para Marx las clases sociales pueden entenderse de dos formas, sea como: 1) grupos de individuos que se definen por una misma categorización de sus formas de relacionarse con los medios materiales de producción, o 2) una conciencia de clase entendida como la creencia en una comunidad de intereses entre un tipo específico de relaciones socioeconómicas. Una clase social es la posición que ocupan los sujetos en el proceso de producción.

La doctrina marxista intenta descubrir la objetividad de la existencia de las clases (clasificaciones) socialmente relevantes a través de la formación de intereses subjetivos yuxtapuestos y en contraposición a otros grupos de intereses comprendidos en forma similar. Las clases sociales aparecen entonces como dualidades antagónicas en un contexto histórico de conflicto cuyo eje central es el materialismo histórico. De ese enfrentamiento mediado por la historia surge la lucha de clases que es la manifestación misma del conflicto de los intereses materiales de los individuos en las relaciones sociales basadas en la explotación.

Para Marx y Engels, la historia de todas las sociedades humanas hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases. La posición del individuo en las relaciones de producción (trabajador o explotador) es según él, es el elemento que permite la definición de la clase. Marx considera que, para que no haya una clase social, debe haber una conciencia de clases: la conciencia de tener un lugar común en la sociedad. Marx señaló que no basta con que muchos hombres estén del lado de un solo plan económico para que se forme el espíritu de clase. Según Marx, los personajes principales en la lucha de clases son, en la época capitalista, la burguesía y el proletariado. El comunismo constituye para él, el estado de la sociedad sin divisiones de clase y por lo tanto, es una sociedad sin lucha de clases.

Según el análisis marxista, la clase social dominante organiza la sociedad mediante la protección de sus mejores privilegios. Para ello, se instaura el Estado, instrumento político de dominación: policía y ejército responsable de mantener la seguridad y el orden público, el orden “burgués”. Marx también habla de "la ideología dominante". En cualquier sociedad, hay ideas, creencias y valores que dominan la vida social y cultural. Estas ideas dominantes son producidas por la clase dominante, es decir, la burguesía. Por lo tanto, estas ideas expresan la opinión de estas clases, es decir, la justifican y se esfuerzan en perpetuarse. Estas ideas penetran la mente, y a menudo funcionan como una visión del mundo en contra de sus intereses reales.

Existen aproximaciones a las clases sociales:

No es un conjunto de personas que están unidas porque comparten cosas. Tampoco es un grupo estadístico que comparte propiedades. Es un grupo de personas que comparte una misma posición en el modo de producción, si compra o vende fuerza de trabajo.

Por más que se tenga distinto tipo de ingreso se trata de una misma clase social porque compra o vende fuerza de trabajo, la posición en el mercado es la misma.

Una clase social no tiene existencia en si misma sino que es en relación a otra. La lucha de clases es lo que define las clases.

Existe un debate de cuantas clases sociales existen. El ordenamiento se da en un plano abstracto teórico del concepto de clase y un plano empírico teórico de clases sociales. En el plano abstracto teórico existe una lucha entre sectores, dos actores que confrontan: los que poseen la riqueza y los que no.

Es una significación, un modelo, porque es teórico que permite interpretar como se expresa esa lucha de clases.

Las clases sociales tienen una relación antagónica de enfrentamiento, la clase obrera se constituye como una clase cuando se enfrenta a la burguesía.

Los hombres tienen una falsa conciencia ya que aunque no lo sepan están luchando al defender los intereses que no son los suyos.

Lo que determina que una clase sea en si o para sí, es la conciencia del individuo. O sea en la medida en que el individuo no toma conciencia del lugar que ocupa en el actual modo de producción (capitalismo), y no se identifica con otros que comparten sus formas de vida material no tendrá conciencia de clase.

La clase en si es la posición en los modos de producción. Tiene una parte económica, la venta y compra de fuerza de trabajo, que determina a que clase social pertenece.

La clase para sí es la lucha en su propio interés de clase.

Un obrero sería "clase en sí" con el solo hecho de ser obrero, ir a la fábrica, cumplir su jornada de trabajo y volver al hogar. Pero en la medida en que ese obrero toma conciencia de que es explotado por el capitalista dueño de los medios de producción (fabricas, materias primas, etc.), y que comparte esa explotación con los demás obreros de su fábrica y otras fábricas, y que todos ellos se van obligados a vender su fuerza de trabajo para poder sobrevivir, en la medida en que toma conciencia de su problemática y la de sus compañeros, comienza a organizarse, se une a otros obreros para defender sus puestos de trabajo y sus derechos como trabajador, aquí y no antes de que suceda esto ese obrero a tomado conciencia de sí, de su situación dentro del modo de producción, de su condición de obrero explotado, entonces en unión con otros trabajadores se defienden de la explotación capitalista y pasa a la condición de "clase para sí". Es "para sí" porque toma posición de su clase, toma para él su condición de clase, cuando antes de tomar conciencia solo era un obrero aislado que no comprendía porqué le tocaba trabajar ocho horas diarias (el resto de su vida) para una empresa (un capitalista) a cambio de un salario que le permitía solo vivir (comer, asearse, movilizarse, vestirse, pero nunca acumular lo suficiente como para depender de su trabajo diario para vivir).

Cuando conoce su clase social pasa de la clase en si a la clase para sí. Este pasaje tiene diferentes etapas desde la lucha económica hasta la lucha grupal de los obreros, una lucha política que pasa a ser una lucha violenta en el final.

Para Marx la lucha de clases siempre está acompañada de una guerra de clases.

Lucha de clases.

La lucha de clases es un concepto o una teoría clasista proveniente del marxismo que intenta explicar la existencia de conflictos sociales como el resultado de un supuesto conflicto central o antagonismo inherente entre los intereses de diferentes clases sociales.

Se deriva de la división de la sociedad producida por la aparición de clases, lo que ocasiona que los individuos busquen acceder al poder político a fin de favorecer sus intereses tanto sociales como económicos y políticos. Esa lucha de clases da origen a los movimientos sociales, a través de los cuales las "clases bajas" buscan "ascender" socialmente.

Según Marx la lucha entre las clases sociales es el motor de la historia. Es decir, que el conflicto entre clases sociales ha sido la base sobre la que se produjeron los hechos que dan forma a las sociedades. Esta lucha se da entre dos clases sociales antagónicas características de cada modo de producción.

Weber

Weber tiene una idea de estratificación social, hace referencia a la distribución de individuos o grupos en estratos superiores e inferiores, que forman una jerarquía de prestigio, dinero y poder.

Se apoya en tres dimensiones que son los criterios de dimensión social: económica, social y política.

La sociedad puede dividirse en términos sociales y políticos, no solo económicos como decía Marx, y estos son independientes entre sí.

El poder es la capacidad de influencia según su posición económica, social y política.

-Económica: posición que ocupan los sujetos en el mundo, en función a esa posición se determina su clase social. Se habla de clase social solo en lo económico. Se puede ser vendedor de servicios con capacidad de vender fuerza de trabajo o se puede ser propietario de maquinarias, de tierra, etc. Weber recupera esto de lo que decía Marx, la diferencia es que para él lo económico no es la única distinción posible y esta no genera una comunidad. Al sujeto le conviene agruparse para reclamar, su motivación final es de conveniencia para un objetivo pero este es temporal, no hay solidaridad de clase.

Para Weber las clases no están en una continua cohesión. No hay razon por la cual una clase deba enfrentarse con la otra, no hay relación de lucha. Lo que para Marx la lucha de clases era lo más importante, para Weber era una parte de la clase. Puede haber una relación de cooperación y acuerdos, y aunque haya discrepancias, no hay una intensa lucha de clases.

La estratificación social es compleja, el sujeto no está atravesado solo por lo económico. Habla de clases sociales.

-Social: forma en la que se distribuye el prestigio en una sociedad. El prestigio no tiene que ver con lo económico y el mercado, tiene que ver con situaciones de status, de prácticas, de historia. Existen sujetos que son socialmente favorecidos y otros desfavorecidos, como en sus profesiones y actividades, y no necesariamente lo económico tiene influencia para que esto ocurra.

Una profesión puede ser socialmente diferente a otra en cuanto a sus prestigios. Atraviesa la división de las clases sociales, un sujeto no se siente identificado con alguien que tiene su misma clase social porque no tienen el mismo prestigio aunque pertenezcan a la misma.

El prestigio, se refiere a la posición social, al grado de respeto y estima que una persona recibe de otra. Además creyó que la forma en que una persona se gana la vida determina su estatus o posición en la jerarquía social. El status que nos habla Weber está compuesto por personas que tienen el mismo estilo de vida, el mismo honor social, y pueden adquirir la misma educación formal, costumbres y usos. Un ejemplo sería: se puede ser poderoso (adinerado), y tener poco prestigio y bajo estatus, pero esa riqueza podría permitir comprar para los hijos la educación que aumentará sus estatus en la generación siguiente.

Habla de estamentos (no de clases sociales).

Puede haber sectores en los que la profesión tiene un alto prestigio pero aun en si su nivel económico no es tan alto.

Es más probable que se generen situaciones de solidaridad entre sujetos del mismo prestigio, que compartan una misma profesión o actividad. Genera más solidaridad que cualquier otra cosa, se agrupan en función a su prestigio.

-Política: se habla de partidos. La división política es una forma de estratificación de división social. Los partidos luchan por el poder político en una comunidad. Hay partidos de patronazgo orientados a que un sujeto llegue al poder ordenado en función al sujeto; y partidos ideológicos, cosmovisión acerca del mundo. Esta división complejiza la mirada de Marx, no se contradicen con Weber, explican cosas diferentes. Para Weber no hay lucha de clases, puede haberlas pero no necesariamente, en eso se contradice con Marx.

Estas dimensiones pueden verse de forma separada, ninguna variable tiene prevalencia en la otra. Pueden tener influencia entre si pero no supremacía. Ninguna domina sobre otra.

Clase social para Weber y Marx.

Marx consideraba que la clase estaba relacionada con los medios de producción.

Observó una evolución desde una sociedad feudal basada en la agricultura, en la que la clase propietaria de las tierras se diferenciaba de la clase campesina, a la revolución industrial, en la que la clase que poseía el capital (propietarios de las fábricas) se diferenciaba de la clase obrera.

Otras personas, como los informadores y los funcionarios civiles y de las fuerzas de seguridad, no contribuían a la producción económica, por tanto eran inútiles (improductivos), y no constituían clases.

Por el contrario, Weber consideraba que las clases se basaban en tres factores: poder, riqueza y prestigio.

En la sociología actual, tendemos a ver estos mismos tres factores, aunque los sociólogos marxistas insisten en las relaciones con los medios de producción (que hoy incluyen la producción de ideas e información).

Weber consideraba que la sociedad constaba de varias capas, no sólo dos, y que había otros factores importantes aparte del material.

Weber define a las clases no en términos productivistas, o mejor dicho, no solamente de acuerdo a la participación de los sujetos en el proceso económico. Para Weber, además de las definiciones de clase existen también las definiciones estamentales. No obstante, Weber está de acuerdo con Marx en que las clases dependen de su capacidad adquisitiva de las mercancías en cuanto valor de uso. Pero este autor realiza su definición no solamente por medio de la “provisión de bienes”. Él también agrega dos criterios más: 1) la posición externa del sujeto (status) y 2) el destino personal del mismo (Rol). Sólo de esa manera se puede, según Weber, realizar una definición de clase.


 

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