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Explique el desempleo según Marx aplicando los conceptos de: importancia del trabajo, relación hombre-naturaleza, relación hombre-hombre, plusvalía y estructura/superestructura.
“La explotación infantil en Argentina”
En la Argentina hay muchos niños y adolescentes que son utilizados pala las actividades económicas, productivas y también domesticas, pero esto perjudica su desarrollo y su educación lo cual causa repitencia y deserción en ellos, desgaste físico y psíquico, problemas de salud, pero sobre todo afecta la dignidad de los menores.
La ley 26.390 prohibe el trabajo de las personas menores de 16 años en todas sus formas, exista o no relación de empleo contractual y sea este remunerado o no. Pero aunque fuese ilegal en nuestro país, en la zona urbana y rural abunda el trabajo infantil y en su mayoría en condiciones deplorables.
Importancia del trabajo: Es posible abordar el análisis de la explotación infantil a partir de explicitar tres conceptos fundamentales: universal abstracto, particular concreto y universal concreto.
Universal abstracto: consiste en que el hombre construye un universo y piensa que todos “son iguales”. En otras palabras, lo que hace el hombre es “englobar” a varios elementos en un mismo universo de iguales. Sin embargo, en lo real y en lo concreto, todos somos diferentes. Pensar que todos somos iguales es una abstracción. El abstraerse, significa irse y escaparse de lo real y lo concreto.
Particular concreto: en esta instancia el ser humano se particulariza, seculariza y separa del universal abstracto. El hombre se da cuenta que lo han puesto en un universo junto a otros hombres y elementos considerándolos “iguales”. Al separarse del universo concreto, el hombre sabe que él no es igual a los demás en lo real y en lo concreto. De esta manera, el individuo se separa del universal abstracto.
Universal concreto: el universal concreto, plantea volver al universal pero sabiendo lo que uno es en lo concreto (en lo real). Marx y Hegel explican que tarde o temprano hay que darse cuenta que somos seres universales todo el tiempo. En el universal concreto, el hombre modifico su conciencia ya que sabe lo que es capaz de hacer y conoce el valor de su trabajo. El ser humano se ve reflejado en lo que produce, en el resultado de su trabajo. En esta instancia, el hombre se vuelve a universalizar, pero lo hace desde lo concreto, es decir, sabiendo quien es en realidad y que es capaz de hacer.
Marx este hace referencia a la praxis como acción humana (razón) de poder pensar (conciencia) y ejecutar dicha acción (práctica). De esta manera aparece el concepto de trabajo del capitalismo, donde un empleador es el que piensa y controla a su empleado para ejecutar con su cuerpo. Así mismo, divide (y nunca concilia) el esfuerzo intelectual y mental del ser humano, del físico y corporal típico de un ser no pensante como sería un animal. La praxis se divide en conciencia y práctica: al matar la conciencia, lo único que dispone el niño en situación de explotación es su práctica, lo que lleva según Marx a una degradación constante. Por lo tanto, los capitalistas (empleadores) rompen con la conciencia de los menores de edad y estos no pueden pensar en sus derechos que tienen por ser niños, como tener una vivienda digna, libertad, alimentación, protección y educación que les permita formarse el día de mañana como profesionales. En conclusión: la praxis se pierde en el capitalismo: los dueños de los medios de producción (capitalistas) explotan niños desmedidamente en un intento de convencerlos que lo único que tienen es su praxis (práctica=mano de obra) para su desarrollo y subsistencia.
En su teoría, Marx explica las relaciones de “hombre – hombre” y “hombre – naturaleza” en el modo de producción feudal y en el modo de producción capitalista. Este último, como ya sabemos, es el que predomina hoy en día.
HOMBRE-NATURALEZA: Ésta relación la podemos encontrar en el análisis teórico de la praxis. De acuerdo al modo de producción, la relación puede ser directa o indirecta. La praxis permite al individuo que transforme la naturaleza y por lo tanto que la transforme para sí mismo. En el modo de producción feudal, la relación era directa, es decir, existía una intermediación entre el trabajador y el objeto material. Sin embargo, en el modo de producción capitalista, la relación hombre-naturaleza es indirecta debido que al trabajador se le expropian las herramientas (medios de producción).
Es fundamental, remontarnos en la historia, desde el asentamiento del hombre en la comunidad, la relación que los individuos han constituido con la naturaleza fue muy fuerte. Las comunidades enteras vivían de lo que la naturaleza les brindaba, ya sea desde plantas, frutas o hasta animales. Cuando el hombre comenzó a domesticar plantas y animales, ha comenzado a forjar otro tipo de relación: se dio cuenta que la ganadería y la agricultura no solo eran fuentes para su subsistencia sino que también podía comercializar y tener una relación económica con otras comunidades.
El hombre, en su historia, tuvo una relación directa con la naturaleza. Eran los mismos individuos quienes cultivaban, cosechaban, araban el terreno y trabajaban en la zona rural. Sin embargo, el hombre pierde esa relación directa con lo que produce y comienza a establecer una relación indirecta.
En el capitalismo, al trabajador se le expropian los medios de producción y los insumos para su trabajo. Los niños explotados de manera ILEGAL, ya sea en una industria manufacturera o en el campo, solo tienen su fuerza de trabajo para “ofrecer” a los capitalistas quienes cada vez abarcan más, distancian y fragmentan esa relación directa que el hombre tuvo alguna vez con la naturaleza.
HOMBRE-HOMBRE: Para explicar este tipo de relación, es necesario definir el concepto de “fetichismo” de la mercancía.
El fetichismo mercantil hace referencia a que los objetos no tienen un valor natural, sino que el valor que tienen es atribuido por las personas. En este concepto, se da una inversión de la realidad: la mercancía se humaniza y el hombre se “cosifica”. Las personas son vistas como objetos y no tienen un valor natural, sino que su valor corresponde a lo que las personas le atribuyen al relacionarse.
Siguiendo con lo explicado anteriormente, en la explotación infantil que se da en el sistema capitalista, la relación “hombre-hombre” es indirecta. Los hombres se relacionan entre sí en términos económicos y a través de mercancías, al parecer se ha perdido todo consenso e interacción característica de tiempos pasados en el hombre.
Para Marx, nuestras relaciones se basan en las mercancías, y si trasladamos esto a la explotación infantil, nos encontramos que lo que relaciona y vincula a los niños son los trabajos forzados que desarrollan en zonas urbanas y rurales, los salarios y todo elemento siempre del orden de lo económico.
En esta perspectiva, la mercancía domina al hombre y por ende a todas sus actividades y relaciones que entabla. Para concluir, al humanizarse la mercancía todos los niños se “cosificaron”. Los niños constituyen “cosas”, y esto nos abrirá un gran panorama para analizar la plusvalía, la estructura y la superestructura.
PLUSVALÍA: Es uno de los puntos donde más hay que hacer hincapié, ya que resulta interesante comprender como hacen los capitalistas para sostener altos niveles de explotación y para obtener ganancias a costa de esta.
Una de las principales interrogantes que se hace Marx es ¿Cómo es que los capitalistas obtienen su ganancia? Para contestar esta pregunta debemos comprender que la ganancia se obtiene desde la producción. Para los capitalistas, los niños contratados, no tienen importancia, los cosifican y los encierran en un mismo universo junto a los medios de producción y a la materia prima. Para la mentalidad del capitalista rural, las fuerzas de producción de su economía (materia prima, medios de producción, fuerza de trabajo) son todos iguales, para el Universal Abstracto arma un “universo de cosas”.
Cuando Marx afirma que la ganancia se obtiene de la fuerza de trabajo, tampoco se equivoca, los niños explotados son mercancías con un valor de uso y de cambio para los capitalistas rurales. El valor de uso se refiere a si es o no “útil” para el trabajo de campo. Al considerarse mercancías, los jóvenes también tienen un valor de cambio, este sería su salario. En el norte Argentino, trabajan hasta 8 hs diarias, produciendo cañas de azúcar, porotos, tabaco. A modo de ejemplo, estos niños sin pensar, con una hora de trabajo ya estarían produciendo todo su salario del día, las 7 hs restantes que se encuentran trabajando, se convierte en la PLUSVALÍA de los capitalistas rurales.
Los terratenientes, constantemente están desechando y comprando niños que trabajen para ellos, y cuando digo que los ven como “objetos”, no me equivoco, la explotación es tan elevada que los grandes dueños rurales inclusive no conocen quienes trabajan para ellos, no existe intermediación ni relación.
Estructura/superestructura: al analizar la estructura, la relación que se da en la base económica es la de capitalista rural- niños explotados.
La superestructura es la base de legitimización ideológica, política y jurídica de la relación terrateniente-niño, y como hemos visto se configura por legitimarse políticamente en un Estado democrático-liberal y jurídicamente por las leyes constitucionales, aunque el empleador que contrata niños, lo hace sabiendo que en Argentina, jóvenes menores de 16 años no deben trabajar, es ilegal.
En este sentido, me gustaría dejar un espacio para analizar la legitimización ideológica, que me parece la más importante. ¿Por qué estos niños aceptan trabajar en condiciones para nada dignas? Para responder estas cuestiones, podemos hablar desde un plano cultural. Las familias enteras y por generaciones han sido pobres, y desde muy pequeños realizan tareas domésticas, o acuden a buscar un trabajo en zona rural o urbana para llevar un ingreso económico a su casa y solventar a su familia. Los propios capitalistas rurales y todo el sistema en general, convencen a los niños y a sus familias que “no les queda otra”, que es “lo único que tienen” y ellos se convencen. Al lograr su objetivo el sistema, los niños se entregan en una sumisión completa a su terrateniente. Ven al trabajo como “sagrado” y a la familia del capitalista le profesan una especie de “adoración” ya que le dieron la oportunidad de vivir, alimentarse y por lo tanto subsistir.
Para concluir, cuando Marx explica que las relaciones sociales se dan solo por la producción, no estaba equivocado. La relación que establece el niño con la sociedad, traspasa su explotación en el campo o en la ciudad. En todos los aspectos de la vida, se relaciona desde su posición, desde su sumisión, el cree que es menos que el resto, el lleva toda su vida esa mochila de “tenes que estar agradecido porque te di laburo” y de que “no te queda otra”. En síntesis, el hombre se relaciona por lo que “es” o por la “posición” que ocupa en una economía.
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