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Resumen para el Segundo Parcial  |  Sociología (Cátedra: Marita González - 2019)  |  CBC  |  UBA

Foucault - Las redes de poder

Estamos todo el tiempo cruzados por dispositivos de poder aunque no lo veamos, está la visualización concreta del poder y el poder invisible. Cuanto menos se ve el poder más poder tiene.

Propone que considerar al poder como lo que te dice “tu no debes” es una concepción insuficiente. Intenta desarrollar un análisis del poder que no sea simplemente una concepción jurídica, negativa, sino una concepción positiva de la tecnología de poder. En nuestras sociedades hacemos una sociología jurídica del poder. Esta concepción es restrictiva, pobre, una mera regla y prohibición y debemos liberarnos de ella para proceder a un análisis del funcionamiento del poder, desde sus mecanismos positivos.

El derecho romano en siglos XIII y XIV, fue un instrumento fundamental en manos de la monarquía para lograr definir las formas y mecanismos de su propio poder, visualizado y localizado. El poder monárquico de la realeza, esta esencialmente representado en el derecho. La forma del derecho fue un sistema de representación del poder común a la burguesía y a la monarquía. Lograron instalar una forma de poder que representaba como discurso, como lenguaje, el vocabulario del derecho.

Un problema del poder monárquico era que el poder político, tal como se ejercía en el cuerpo social era muy discontinuo. Una gran cantidad de elementos, conductas y procesos escapaban del control del poder. Debería pasarse así de un poder global en masa, a uno continuo e individualizante, que cada individuo en sí mismo pudiese ser controlado. El segundo inconveniente de los mecanismos de poder que funcionaban en la monarquía era que eran sistemas excesivamente onerosos. Operaban una sustracción económica y lejos de favorecer el flujo económico, era su obstáculo y freno.  Entonces, el “Poder real” tenía poco control y era costoso de mantener.

En el libro II del Capital de Marx, podremos encontrar elementos para analizar el poder en sus mecanismos positivos. Podemos encontrar en ese que “en el fondo no existe Un poder, sino varios poderes, formas de dominación, formas de sujeción que operan localmente“. Se trata siempre de formas locales, regionales del poder, que poseen su propia modalidad de funcionamiento, procedimiento y técnica. No podemos entonces hacer un análisis del poder, si no hablamos de los poderes o intentamos localizarlos en sus especificaciones históricas y geográficas.

Con la tecnología política, hubo toda una investigación a nivel de formas de poder a lo largo de los siglos XVII y XVIII. Los agrupa en dos capítulos con direcciones diferentes. Primero encontramos la tecnología del poder individualizante, que enfoca a los individuos hasta sus cuerpos y sus comportamientos, normalizándolos. Se denomina anatomía política, una política que tiene como blanco a los individuos hasta anatomizarlos. De un lado está la tecnología denominada disciplina, mecanismo de poder por el cual logramos controlar el cuerpo social, los individuos. Esta es la técnica de individualización del poder. Como vigilar a alguien, controlar su conducta, multiplicar sus capacidades. Un ejemplo de esto es el ejército, donde fue descubierta la disciplina. También aparecerá en la educación, en las escuelas los individuos son individualizados dentro de la multiplicidad y se trata de ejercer sobre ellos un poder y una vigilancia constante.  El capitalismo perfecciono la tecnología de poder del autodisciplinamiento, donde nosotros mismos legitimamos el orden.

La otra familia de la tecnología, la bio-política, surge más tarde en el siglo XVIII, no se enfoca en los individuos sino pone como blanco a la población, es más general. Descubre que el poder no se ejerce solo sobre los individuos sino sobre la población. El poder se debe ejercer sobre los individuos en cuanto constituyan una especie de entidad biológica que debe ser tomada en consideración si queremos utilizar esa población como máquina de producir todo, riquezas, bienes, otros individuos. Se encarga de la regulación de la población.

En resumen, cree que hay dos grandes revoluciones en la tecnología del poder: descubrimiento de la disciplina, perfeccionamiento de una anato-política, y descubrimiento de la regulación, perfeccionamiento de una bio-política. Antes existían sujetos jurídicos a quienes se les podía retirar bienes, ahora existen cuerpos y poblaciones. El poder de hace materialista, deja de ser esencialmente jurídico.

El sexo en el siglo XVIII, viene a ser aquello a partir de lo cual se puede garantizar la vigilancia sobre los individuos y entonces la sexualidad en la adolescencia, en los colegios, se vuelve un problema médico, moral y político de primera importancia. El instrumento será un instrumento de disciplinarizacion y elemento esencial de la anatomía-política, pero por otro lado el sexo asegura la reproducción de las poblaciones, puede cambiar las relaciones de natalidad y mortalidad, entonces el sexo se va a integrar al interior de la bio-política. El sexo es el eje entre la anatomo-política y bio-política, es una pieza política de primera importancia para hacer a la sociedad una máquina de producir.

Estamos viviendo una sociedad que comienza a dejar de ser esa sociedad jurídica característica de la monarquía. A partir del siglo XIX existe otro mecanismo de poder que se infiltra, que no obedecía a las formas jurídicas ni tenía como principio fundamental la ley, sino el principio de la norma y posee instrumentos que no son los tribunales, la ley y el aparato judiciario, sino la medicina, psiquiatría y psicología, estas buscan normatizar lo normal, proteger la razón encerrando la locura. Estamos en un mundo disciplinario y de regulación. Fue el desarrollo del capitalismo lo que hizo necesario esta mutación tecnológica, y esta mutación hizo posible el desarrollo del capitalismo. Ambos movimientos están implicados.

Habla del sistema penitenciario, critica el uso de la prisión represiva como castigo. Se buscaba la producción de individuos independientes, un sistema de reeducación de delincuentes para que obedezcan las leyes. Pero no se produce ese resultado sino el opuesto, mientas más tiempo pasan en la prisión más delincuente se volverá. Pero estas instituciones prevalecen, ya que producen delincuentes y la delincuencia tiene una utilidad política en la sociedad. Cuantos más crímenes, más miedo tendrá la población, cuanto más miedo tenga la población más aceptable y deseable se vuelve el control policial. Ese peligro interno es una de las condiciones para la aceptabilidad de ese sistema de control. También la delincuencia posee una utilidad económica, los mayores lucros capitalistas pasan por la delincuencia: la prostitución, el tráfico de armas, el tráfico de drogas. Todo esto no puede ser legal y la delincuencia lo asegura. También sirve masivamente para alteraciones políticas como romper huelgas, infiltrar sindicatos obreros, servir de mano de obra y guardaespaldas. Así tenemos una serie de instituciones económicas y políticas que operan sobre la base de la delincuencia y en esta medida la prisión es la fábrica del delincuente profesional, que posee una utilidad, función y productividad en el sistema capitalista. También tiene el efecto de que la gente se auto-encierra y aísla.

 

 

Bourdieu – Las estrategias de la reproducción social

         El mundo social está dotado con un conatus, que es un dinamismo interno inscrito en estructuras objetivas y subjetivas, y está continuamente sostenido por acciones de construcción y reconstrucción de estructuras y capital (el cual puede ser económico, social o cultural) perpetuando entonces el orden social. Este filósofo determina una clase de estrategias de reproducción social para conservar y/o aumentar el capital, que se encuentran en todas las sociedades pero con diferente incidencia.

Estas estrategias son:

Cada uno aplica estas estrategias de reproducción social para aumentar su capital dentro de un campo social determinado. El campo es un concepto general que refiere al lugar/espacio de “juego”,  contiene instituciones materializadas, y dentro de este “juego” los agentes luchan por una posición determinada dentro de la estructura social dinámica por esta misma lucha de intereses, dándose relaciones entre “participantes”. Cada campo tiene sus propias normas y los participantes del mismo deben reproducir eso sino quedaran excluidos. Aquí se entremezcla la estructura social con el individuo, es decir lo objetivo y subjetivo, hay estructuras objetivas como las instituciones y subjetivas, el propio individuo.

Las estrategias de reproducción tienen por principio las disposiciones del habitus, que reproduce las condiciones de su propia producción. Este es el modo de acción y pensar que están originadas en la posición del sujeto dentro de un campo que lo determina. Entonces podemos decir que el habitus es el resultado del campo donde estas, el habitus es distinto en cada campo. El habitus vincula lo objetivo, campo social donde está el sujeto, y el subjetivo, la percepción del sujeto dentro de ese campo. Otorga márgenes de maniobra, que se dan por la participación en el campo, donde el sujeto aprende las reglas del “juego” y las internaliza en su subjetividad. Las “clases” surgen de la red de relaciones en los campos, el cual actúa como configurador de clases, es donde los grupos se unen dándose relaciones sociales. Son jerárquicos, hay una relación de fuerzas entre quienes detentan poder y quienes ansían tenerlo.

Al darse un drástico cambio en el orden social, las estrategias y hábitos ya no servirían para conservar el capital, dándose una posterior reestructuración del sistema de estrategias de reproducción y reconversión de las formas de capital que se poseen en otras formas más rentables.

Relacionándolo con las formas de poder, la gente de poder se reproduce socialmente para mantener ese estatus, y deben reproducir las mismas estrategias. También puede relacionarse con la violencia simbólica que ejerce el estado, junto a la violencia física, la cual es legitimada. 

Castel – La sociedad salarial

            El capitalismo se transformó a lo largo del tiempo, cambio que produjo formas diferentes de producción y por ende también diferentes relaciones de trabajo en la sociedad industrial, que se sucedieron en el tiempo. Para cada momento y forma del proletariado, la superestructura actuó de determinada manera.

Primero encontramos la condición proletaria, una situación de exclusión social dada por la revolución industrial. Los proletarios eran el grueso de la sociedad y no contaban con ningún derecho, eran individuos aislados, generando una vulnerabilidad de masas. Los principales elementos de esta relación salarial fueron la la retribución a un ingreso mínimo que aseguraba solo la reproducción del trabajador y no permitía el consumo, falta de garantías legales y el carácter débil de la relación del trabajador con la empresa. Luego la siguió la condición obrera, coincidiendo con la segunda revolución industrial, donde comienza a haber una protección y toma de derechos, una especie de conquista dentro de la subordinación, la gente se da cuenta de que están todos en la misma situación y toman conciencia de clase. El salario deja de ser una simple retribución por la tarea realizada, y comienza a asegurar derechos  y participación en la sociedad. Igualmente se los mantenía en sus trabajos alejados del poder y honores.

La tercera etapa es la sociedad salarial, coincide con el fordismo. Es el momento de “esplendor” de la toma de derechos, donde el presente y el futuro están asegurados. El costo de la suma de salarios, va directo para la empresa e indirecto para el estado. En esta etapa, su identidad social deberá definirse a partir de la posición que ocupa por su salario. Aunque seguían ocupando el escalón inferior en la escala, la  sociedad salarial tenía un movimiento de promoción dándose la acumulación de bienes y riquezas, la creación de nuevas posiciones y oportunidades, ampliación de derechos y garantías, así como de seguridades y protecciones.

            Las condiciones para que se haya dado el pasaje desde la relación salarial de los inicios de la industrialización hasta la relación salarial “fordista” son:

 

Castel – El ascenso de las incertidumbres

El derecho del trabajo regularizo y negocio cierta libertad para los trabajadores, en oposición al estado de servidumbre anterior a las regulaciones del derecho. Solo en la sociedad salarial tomo peso un verdadero derecho del trabajo.

Se consideraba “inútil al mundo” al desempleado, el cual se consideraba que cometía un crimen social sustrayéndose a la obligación del trabajo, eran despreciados. En las sociedades preindustriales Europeas regia el trabajo forzado y su jurisdicción constituía la policía de los pobres cuyo principal objetivo era erradicar el vagabundeo, a partir de este se desplego la concepción del trabajo forzado. Los vagabundos representaban la franja visible y eran reprimidos. A medida que el poder real se afirmaba se ponían más directivas para poner a trabajar a los pobres a la fuerza en campos, manufacturas y talleres, darles una ocupación para que se ganen la vida.

La utilidad social del trabajo es reconocida mucho antes que la dignidad del trabajador, siempre será reconocido el trabajo pero no el trabajador. Con el desarrollo de las ciudades e intercambios mercantiles nace una “burguesía” compuesta por gente de oficio (artesanos y comerciantes alejados del feudo) que ganaron su independencia económica-política y estatuto con privilegios y obligaciones derivadas, y pasaran luego a llamarse “corporaciones”, rígidas y protectoras, aseguradoras del monopolio de ejercicio del oficio y solidaridades.  Así una parte de los trabajadores entra en la pirámide del orden social, en lo más bajo pero en el interior de ese ajuste de órdenes, estados, estatutos que estructuraban a la sociedad preindustrial. Igualmente, representan otro método de coerción ya que la gente de oficio está sometida a un orden colectivo al que debe someterse, pero que le proporciona garantías, seguridad de empleo y protección. El trabajador no tiene derecho propio, si tiene lugar en la sociedad es por pertenecer al gremio; entonces la jurisdicción del trabajo en la sociedad preindustrial es sostenida por el sistema de gremios y corporaciones. Esta sociedad impedía la apertura al libre mercado de trabajo, excluía a la gran parte del pueblo de la posibilidad de trabajar, condenándolos a la miseria.  

La revolución Francesa deroga el trabajo forzado, reivindicando la libertad. El libre acceso al trabajo, antes impedido por el régimen cerrado de corporaciones, pone fin a la imposición del trabajo forzado que criminalizaba inocentes y muchos consiguen trabajo en las industrias. Se mejoran las condiciones de trabajo y se libera la dinámica económica sustentada por el capitalismo creciente. También se fundan las relaciones de trabajo sobre la reciprocidad y no la dominación, puesto que el contrato de trabajo se plantea entre individuos libres e iguales.  Luego, damos cuenta de la formación de nuevos explotadores y nuevo proletariado sometido a explotación, son el foco de la producción de riqueza pero no se atenúa el desprecio hacia ellos, el régimen contractual no da mucho estatuto jurídico al trabajador.

Finalmente, los trabajadores aislados adquieren dignidad social por la mediación del derecho y la instauración de nuevos derechos sociales. El contrato individual comenzó a ser atravesado por regulaciones colectivas garantizadas por la ley, basándose en la protección social y derecho del trabajo. Así, el trabajo supera la utilidad económica y accede al reconocimiento social. También fue necesario que los trabajadores tomen conciencia de clase y se agrupen en colectivos dando cuenta de sus interese en común. Para que se de esto fue necesaria una producción colectiva trascendiendo las actividades individualidades, gracias a la industrialización masiva y nuevas formas de división del trabajo del taylorismo, con el reconocimiento de la actividad laboral como acto de trabajo general es decir un acto social, que ya no puede ser confundido con una actividad privada.

El trabajador es una persona pública una vez que trasciende el carácter individualizado de la relación de trabajo, convirtiéndose el sujeto de derecho. El derecho del trabajo sanciona la pertenencia de los trabajadores a la ciudadanía. Esto se desarrollará en la sociedad salarial, donde al mismo tiempo el trabajo seguirá siendo un factor de subordinación, el trabajo asalariado moderno tiene dos dimensiones: el trabajo coacciona al trabajador y al mismo tiempo es lo que le permite ser reconocido. La subordinación permanece pero es progresivamente atravesada y compensada por el derecho del trabajo, que lo dignifica. Sobre un salario reconocido y protegido el trabajador puede involucrarse en otras actividades.

A partir de los 60, de desestabiliza el trabajo y sus protecciones por la desocupación masiva y precarización, el trabajo pierde mucho su utilidad social y surgen nuevos “inútiles al mundo” producidos por las desregulaciones del mercado de trabajo, que invalidan a una parte de la mano de obra incapaz a adaptarse a las nuevas exigencias de movilidad y competitividad. La descolectivizacion de las relaciones de trabajo, fragmentación de las tareas, trae precariedad, debilitamiento de protecciones colectivas y desocupación; pero también personalización de la relación salarial, movilizando competencias más personales y permite la emergencia de nuevos tipos de actividades. Pero existían límites, no todo el mundo está igualmente dotado para hacer frente a las transformaciones, solo benefician a los que tienen los recursos necesarios. La individualización lleva a la expulsión de círculos productivos y el aislamiento social, esa forma de inutilidad social se llama “exclusión”. A los efectos del neoliberalismo, enfatiza que la problemática principal social en este sistema no es el desempleo sino la precarización del mismo por la ausencia de la protección social de la sociedad salarial, se rompe la sociedad contractual que protege al individuo. El empleador se deshace de los “gastos”, que en realidad son derechos del trabajador.

Castel – El individualismo negativo

El estado de bienestar con su ideología de sociedad “socio”, esta se preocupa por el otro y es responsabilidad colectiva la condición de pobreza del otro. El neoliberalismo rompe con las solidaridades colectivas y trae la ausencia estatal, con una ideología “psi”, donde el individuo es egoísta y se desliga de las responsabilidades, no le importa el prójimo. Aparece el “individualismo negativo” donde el individuo es responsable de su condición, es vago, inestable, no tiene bienes ni vínculos, todo lo que le pasa es por sus buenas o malas decisiones. En vez de construir colectivamente, se construye individualmente. Para Castel, nadie está excluido completamente de la sociedad: encontramos los estables, los trabajos precarios y los desafiliados, pero que aún alimentan al sistema capitalista generando ingresos de forma “ilegal” o “escondida”, ej. Trata de personas.

Wacquant – Las dos caras de un gueto

El concepto de “gueto” surge en el siglo 16 con los judíos de Venecia, es un instrumento de encierro y control, una herramienta de la dominación etnorracial y desigualdad urbana. Se refiere inicialmente a la llevada forzosa de los judíos a zonas especiales por las autoridades políticas y religiosas de la ciudad en la Europa medieval, ordenando como obligación  reunirlos en el guetto nuovo, una isla aislada, donde los vigilaban, les hacían vestir una ropa distintiva y castigaban. El fin de estas medidas fue expulsarlos  para permitirle al estado aprovechar los beneficios económicos obtenidos de los judíos pero protegiendo a sus residentes cristianos del contacto “contaminante”, apartaban lo que era necesario pero al mismo tiempo indeseado por su herejía.  La vida social del gueto se volvió “hacia adentro” con una suborganizacion que reforzaba la integración interna así como el aislamiento respecto al exterior.  El gueto es un dispositivo socioinstitucional que utiliza el espacio para 1) maximizar los beneficios materiales extraídos de un grupo considerado contaminado y 2) minimizar todo contacto íntimo sexual con los miembros de la sociedad dominante.

            La misma lógica estructuro el funcionamiento del gueto afroamericano durante el siglo XX. Los negros fueron reclutados en ciudades del norte de Estados Unidos porque su mano de obra era necesaria para la creciente industria pero no querían que se mezclaran con los blancos, quienes los consideraban inferiores. Desarrollaron en el gueto una red propia de instituciones para satisfacer sus necesidades básicas, surgiendo así una ciudad paralela.

            También en las ciudades japonesas, los descendientes de las castas más bajas fueron restringidos a casarse solo entre ellos y obligados a habitar barrios de mala fama, limitándoles el acceso únicamente a empleos precarios y mal pagos.

            Estos tres casos muestran que el gueto no es un área que surge “naturalmente”, es una forma especial de violencia colectiva concentrada en espacios urbanos, un proceso diseñado y controlado, una herramienta del grupo de poder. Para los dominantes cumple la función de controlar y para los dominados de integrar y proteger, ya que alivia a sus miembros el contacto con el grupo dominante y fomenta la construcción de un comunidad propia, por el aislamiento que intensifica el contacto social entre la misma cultura, generando una conciencia de grupo colectiva. Las oportunidades dentro del gueto son mayores que en otro lugar para ellos. El gueto además de ser la materialización de la dominación etnorracial a través de la segregación espacial, sino también una máquina de identidad colectiva de derecho propio, que elabora la división en sí misma. El gueto agudiza el abismo sociocultural entre los grupos, primero por ser percibidos desde afuera como exóticos alimentando el prejuicio y segundo por ser una máquina de combustión cultural que alimenta el orgullo colectivo.

Pero esta identidad unificada puede tener dos valores distintos, ya que puede fomentar entre sus miembros sentimientos de duda y odio hacia sí mismos, haciendo que se hagan pasar por otros e incluso imitar al grupo dominante.

Las formas culturales forjadas en el gueto atraviesan las fronteras y circulan en la sociedad, convirtiéndose en excentricidades y signos de fascinación, esto dificulta la identificación de las formas culturales efectivamente formadas entre residentes del gueto y su imagen pública formada por la sociedad. Se fomenta también la integración a través del biculturalismo y etnicidad mixta.

      Penalización de la pobreza y surgimiento del neoliberalismo. Existe un vínculo entre el surgimiento del neoliberalismo como ideología y práctica, apoyando la sumisión al mercado y celebrando la “responsabilidad individual” con el despliegue de políticas públicas de seguridad ultrarrepresivas, policiales y penitenciarias. La desregularización social, el aumento del trabajo asalariado precario y el surgimiento del “Estado Penal” punitivo van de la mano, para frenar los disturbios generados por la inseguridad social. La policía, justicia y cárcel cada vez se metían más en los sectores populares para “mantener el orden”, discurso de protección social como instrumento de vigilancia.

Reagan en Estados Unidos, instalo un Estado policial y penitenciario para criminalizar la pobreza, con un crecimiento de la población carcelaria. Se dio un gran encierro de pobres e indigentes, en su mayoría negros. La cárcel se volvió un sustituto del gueto cuando este entro en crisis por el movimiento negro de reivindicación de derechos. También, en la medida que los residentes dejan de tener un valor económico para el grupo dominante, pasan a ser innecesarios, así los negros quedaron vinculados al sistema penitenciario de Estados Unidos. Se efectuó una “limpieza de clase” al echar a las “amenazas” del espacio público, apelando al arresto masivo sistemático por los mas mininos disturbios.

Bajo la ideología neoliberal, donde cada uno es responsable de su condición más allá del entorno, ya no se considera a la sociedad responsable de los delitos causados por la desigualdad social, sino al delincuente.

En Francia surge el “Panoptismo Social” ante la penalización de la miseria francesa, tendiendo a la vigilancia diferencial más que al encarcelamiento generalizado, ejerciendo un seguimiento cercano a las poblaciones consideradas difíciles, sometiéndolas a un control permanente. Esto genero en la mentalidad  de la población una situación de panoptismo contra un grupo, temiéndoles y odiándolos.

Para Wacquant es necesario proponer alternativas sociales, sanitarias o educativas tratando el problema desde la raíz, en vez de ampliar la red penal, que no hace más que empeorar los problemas a resolver.

La escoria (basura, sobra) de la sociedad de mercado. Los medios de comunicación nutren la cultura del miedo hacia los pobres, los programas de televisión policiales difunden agentes de policía interviniendo en barrios populares deteniendo a negros y latinos, y la sociedad consume e internalizan ese contenido. Se da un desprecio hacia los pobres por ser la imagen del delito. El sistema judicial “limpia” la miseria de la calle que amenaza y molesta. También tiene otra finalidad, al ver la “escoria” del mercado la sociedad se esfuerza para no ser eso y se expone a más trabajo y explotación por miedo de perder el empleo. La tasa alta de desempleo es una forma de regulación social.

El encarcelamiento de delincuentes no violentos y particularmente toxicómanos es una campaña de reprensión penal contra la toxicomanía que incomoda en la calle. La “guerra contra la droga” se resume en una política de encierro de los adictos. El tratamiento penal disminuye el tratamiento médico, al cual los toxicómanos sin ingresos no pueden acceder. Junto con los toxicómanos y los homeless, los enfermos mentales víctimas del retroceso de protección médica, fueron llevados al servicio penitenciario estadounidense. Muchos de las infracciones cometidas por ellos no son más que manifestaciones de sus alteraciones mentales. La lógica punitiva de “ley y el orden” gobierna el encarcelamiento de los deficientes mentales de clases populares al entrar en la categoría de “pobres inútiles-malos”, hayan o no cometido una infracción. Su patología se agrava en las cárceles y al salir no tienen seguimiento médico, entonces vuelven a agarrarlos. La cárcel sirve como vertedero de la escoria humana en una sociedad cada vez más sometida a la imposición del mercado, convirtiéndose en una forma de gueto. La política social estadounidense no se propone disminuir el índice de pobreza, sino disminuir los pobres en la calle.

Sassen – Ciudades globales

Ella analiza la sociedad a partir de los efectos de la globalización y la formalización de sus procesos a escala global. Sucede que elementos característicos de un país traspasa la frontera (via redes sociales, televisión o mercados internacionales) y se convierte en un producto globalizado al consumirse en otros países. Por la comunicación global, se da un quiebre de fronteras nacionales. El rol del estado empieza a ser potenciar la globalización de sus elementos nacionales. La globalización debe estudiarse de forma micro, enfocándonos en las ciudades globales y no de forma macro, por ejemplo las revoluciones sociales. La hipermovilidad es un discurso económico de la globalización, siendo todos “personas del planeta”, moviéndonos por este.

Las ciudades globales son el centro de materialización de las prácticas de la globalización. Por el sistema de producción capitalista, que lleva a la valoración productiva del capital, se dan organizaciones sociales en las ciudades donde fundamentalmente están las máquinas y concentración de mano de obra, estas relaciones sociales generan vínculos, y todo lo que ocurre es legitimado por una superestructura jurídica ideológica, sino se rebelarían. En este sistema de reproducción global, se entrecruzan procesos de concentración económica atravesando las fronteras. La geografía de la globalización económica contiene simultáneamente una dinámica de dispersión, al dispersarse las actividades de producción (hasta de un mismo producto) en ciudades interconectadas, y una de centralización, ya que las empresas de capital concentrado tienen el control. Se da una disposición espacial necesaria de las ciudades, que son espacios estratégicos en la globalización económica.

El fordismo, que se instala mundialmente post segunda guerra mundial, en las ciudades capitalistas basadas en la valoración productiva del capital. Esta producción masiva requiere de un consumo masivo, ciudades más interconectadas y un Estado de Bienestar que permita este consumo, principalmente vía salario indirecto. Pero este sistema es costoso y entra en crisis en 1975, por el aumento del precio del petróleo, donde las empresas para abaratar costos y subsistir llevaron su producción a países con mano de obra barata.

También con la globalización, la política transnacional se ubica en estas ciudades globales. Se vuelven concretas nuevas reivindicaciones políticas y derechos, los habitantes marginados van tomando presencia política y hacen oír sus reclamos, las ciudades generaron el espacio ideal para formación de nuevos tipos de organizaciones, identidades y comunidades. El debilitamiento del poder nacional también genera nuevas formas de poder político subnacional, las empresas internacionales ejercen poder en países extranjeros y también los organismos internacionales.

Uno de los efectos de la globalización son los flujos migratorios transnacionales captados por las ciudades globales. Estas migraciones van hacia Estado-Naciones donde hay valoración productiva del capital, por ende empleo. Genera culturas globalizadas por las relaciones sociales que se dan, esto es producto de la debilitación de las fronteras. El capital global y la mano de obra transnacional son dos instancias de transnacionalización que en las ciudades globales entran en conflicto, siendo estas el espacio donde se sobrevalora el capital e infravalora a los trabajadores desfavorecidos. Las ciudades globales son territorios de operaciones políticas y económicas de ambos actores, cuyos intereses chocan.

Luego, el capitalismo materializado cambia por la revaloración financiera del capital, una nueva manera de generar ingresos. Las nuevas ciudades interconectadas son los grandes centros financieros del mundo, por ejemplo Nueva York. El poder ya no lo tienen las ciudades industrializadas, sino estos grandes centros financieros, entre los cuales se dan grades transacciones de dinero. A causa de esto, hay territorios que se vuelve cada vez más periférico y excluido de la nueva economía, notándose una decadencia en los anteriores importantes centros industriales.

Nuevas clases globales. La variedad de grupos sociales comienzan a convertirse en nuevas sociedades globales, se moldean en órdenes institucionales específicos y desarticulan parcialmente lo nacional. Las clases globales emergen de dos procesos: la estructura del marco institucional determinado por la lógica del capital y las acciones de los grupos particulares que imprimen sus culturas propias en la estructura. El Estado-Nación ha perdido su poder de moldear la pertenencia e identidad nacional. Otro indicador de este proceso de debilitamiento de la identificación con lo nacional se da por las grandes empresas y su instalación de sedes centrales en países periféricos, las empresas importantes se imponen con una amplia red internacional de filiales, las nuevas tendencias comienzan a desnacionalizar elementos de la economía nacional. La red de ciudades globales produce una subcultura, un desplazamiento de lo “nacional” a una versión “global” de las actividades. Una de las principales características de esta nueva clase global es que su posición es intermedia entre lo nacional y lo global.

Sassen plantea un nuevo mundo dividido por sectores: por encima se encuentran las elites transnacionales, que controlan y viajan por el mundo, una clase móvil; luego viene la red transnacional de funcionarios públicos y profesionales, a cargo de tareas fundamentales para el funcionamiento de la economía; y por debajo se encuentra el grupo desfavorecido que presta servicios indirectamente, sin movilidad social, por ejemplo encargados de limpieza. Estas tres clases se insertan en contextos territoriales e institucionales nacionales, como las ciudades y gobiernos nacionales. Las nuevas formas de globalización incrementan la desigualdad existente e incluso generan nuevos tipos de desigualdad.

Bauman – La ética del trabajo y los nuevos pobres

Bauman se centra en la sociología de la pobreza desde la ironía, ¿Cómo llegamos a naturalizar algo socialmente condenable?

 La ética del trabajo en un principio aparece como el camino para crear la riqueza de las naciones y acabar con la pobreza de los individuos. Se buscaba insertar a las personas en trabajos, el trabajo como el mayor deber coincidía con las necesidades de la industria para incrementar la mano de obra. Pero con el neoliberalismo ya no se necesita mano de obra sino al contrario, se busca reducirla para aumentar productividad. Los mandatos de la ética del trabajo son cada vez más huecos, y actualmente en la época posindustrial tiene otra utilidad: justificar la indiferencia hacia los pobres. Se nos dio una construcción cultural para naturalizar la desigualdad y vivir con calma rodeados de miseria, basada en la narrativa de la “responsabilidad individual”, donde se culpabiliza al excluido de su condición quitándole responsabilidad al Estado y sociedad, contraria a la “responsabilidad colectiva” del estado de bienestar.  En su origen, la ética del trabajo cumplió la función de llenar las fábricas, ahora que la mano de obra es un obstáculo, cumple la función de limpiar la conciencia y quitarle responsabilidad a la sociedad, condenando a los pobres.

            Bauman habla de la categoría de clase obrera heterogénea, con distintos salarios pero con utilidades,  la clase baja, personas en el nivel más bajo pero con posibilidad de subir, y la “clase marginal”, una categoría de personas que están por debajo de las clases fuera de toda jerarquía, sin posibilidad de mínimo ser admitida en la sociedad, es gente sin una función, inútiles, que afean el paisaje y no tiene razón de existir. En este grupo se encuentran los que abandonan la escuela, los homeless, las mujeres solteras, los adictos, inmigrantes ilegales, etc;  a todos estos se los vincula a la violencia y son temidas. Son metidos todos en una única categoría, se los clasifica de forma colectiva. La única utilidad que pueden tener en la sociedad, es mostrar el camino que no se debe tomar, el panorama de la alternativa, y legitimar el orden. La tasa de desempleo es actualmente un regulador social, la gente teme estar desempleada y se deja explotar en trabajos precarios, nos auto disciplinamos, moldeamos nuestro comportamiento para no caer en la marginalidad.

Aparece en Estados Unidos principalmente la categoría de marginado como gente sin cura, que tenía la culpa de su posición social porque así lo eligió,  teniendo un comportamiento “antisocial” al no apegarse a la norma. La marginalidad no es solo una cuestión de pobreza, es posible ser pobre y “vivir dentro de los límites”, los factores por los que una persona termina en la marginalidad es por falencias psicológicas y de comportamiento. Al separar a la pobreza de la marginalidad, se le quita responsabilidad al estado ya que no son víctimas del mal funcionamiento de la sociedad sino de sus propias malas decisiones. En la sociedad de consumo neoliberal, la clase marginada es la suma de decisiones individuales erróneas.  Las oportunidades están, pero para ser aprovechadas se necesita capacidad: inteligencia, voluntad y esfuerzo; a los pobres les faltan las tres cosas, carecen de la capacidad de tomar decisiones correctas. La miseria de los excluidos es fruto de su responsabilidad individual.

La sociedad de consumo neoliberal aspiracional, forma a los pobres como consumidores frustrados, creando un imaginario social que quiere imitar a la clase dominante, pero crece la brecha entre los que desean y cumplen sus deseos, y quienes desean pero no pueden satisfacerlos por carencia de medios o recursos. Llevar determinado modo de vida dignifica a la persona, entonces el aumento de la criminalidad es fruto de la sociedad de consumo, ya que los que aspiran a consumir y no pueden acuden a recursos ilegales por la seducción del mercado. Los años de quite de prestaciones asistenciales fueron de la mano con el aumento de criminalidad, fuerza policial y población carcelaria, la mayoría de los presos provienen de los rechazados por la sociedad de consumo.

Los políticos utilizan y fomentan el odio hacia los pobres y su “vagancia”, no obedecer a la ética del trabajo es un acto aberrante, los pobres no son los derrotados por la competencia de la sociedad de consumo sino enemigos de la sociedad. La clase marginada es el enemigo en casa, que ocupo el lugar de la amenaza externa. Dar beneficios sociales es financiar al delito, porque con eso se los relaciona.

Vincular a la pobreza con la criminalidad ayuda a desterrar a los pobres de las obligaciones morales de la sociedad. Se adopta la herramienta de la adiaforizacion, proceso donde los actos moralmente repugnantes se consideran naturales, la sociedad puede entonces liberarse de responsabilidades a esa gente sin sentirse culpable. Pero no es posible eliminar por completo la obligación moral, y aparecen vías de escape como la “ferias de caridad” donde se manifiestan los sentimientos morales reprimidos permitiendo que la propia indiferencia sea soportable. También, la ecuación pobreza = hambre, oculta otros aspectos de la pobreza que no se suprimen con comida, pero limita la tarea de la sociedad en ayudar.

Las imágenes de “autodestrucción” de los sectores marginales, producen el pensamiento de que invertir en ellos es dinero mal gastado. Cuando se habla de responsabilidad colectiva, la productividad y reglas del libre mercado se ponen por encima de la moral. Se explican los deberes de quienes luchan por sobrevivir, pero se calla sobre los deberes de los que lograron escapar de la supervivencia. Se acusa al estado benefactor de estimular la dependencia, la ética del trabajo al mismo tiempo que ve la dependencia de los pobres como aberrante, ofrece un alivio moral a los ricos.

La norma es la proyección del orden sobre la conducta humana. Es considerado “anormal” al que se comporte fuera del modelo de orden elegido, los pobres históricamente fueron el prototipo de “anormal”. La desviación de comportamiento terminara en intervención terapéutica o penal si la conducta excede los límites tolerables. El deber excluye a porciones de la sociedad, ya que la norma y el orden nunca son aplicables a todas las personas, sino que tienen la intención de excluir. Promueven lo “correcto” y centran la atención en lo “incorrecto”, imponiendo un régimen sobre lo que debe ser excluido. La ética del trabajo opera  de forma indirecta, haciendo que la exclusión parezca un simple acto de auto marginalización culpando a los marginados de “alterar el orden y no adecuarse a la norma”. Los excluidos son víctimas de las normas que no tuvieron oportunidad de controlar, están excluidos por las características que los definen pero que no eligieron, posiblemente ni tengan los recursos para adecuarse  a la norma. Se considera que los excluidos no tienen la capacidad para elegir su destino, privarles su libertad es necesario para mantener el orden, apareciendo la vigilancia policial y control como necesarios.

Se le encontró siempre a los pobres la utilidad de defensa y reproducción del orden social. Pero de acuerdo a cada sociedad se los moldeo y dio una distinta función. En la Europa premoderna, los pobres eran hijos de Dios y practicar la caridad con ellos era ganar la bendición celestial “ir al cielo”; en cambio la modernidad sometió todo a la razón, a la creación humana del orden y normas, la caridad cristiana era un gasto para la nación y los pobres empiezan a ser un obstáculo y amenaza del orden. En la época industrial quedaban reducidos a la condición de obreros, ejercito de las fábricas, con salarios destinados a subsistencia mínima. En  la pasada economía basada en la industria, tenía sentido educar a los pobres para convertirlos en mano de obra del mañana, pero nuestra sociedad posmoderna de consumo no necesita mano de obra masiva, puede subsistir con excluidos si los consumidores consumen mucho. La norma que violan los pobres hoy no es la del desempleo, sino la de no consumir.

Los pobres no intentan volver su sufrimiento una cuestión publica, no valoran sus derechos y como no les interesan a la sociedad, dejan de interesarse en ellos mismos. Su lugar es fuera de las calles, los inmigrantes deben ser deportados y si no hay excusa para su deportación queda el recurso de encarcelamiento. Se termina la solidaridad moral y empatía, se combate la pobreza como si fuese un delito y no se autocuestiona el orden establecido.


 

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