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Resumen para el 1º Parcial  |  Sociedad y Estado (Luchinni - 2011)  |  CBC  |  UBA

LIBRO: ARGENTINA DESDE SU EMANCIPACIÓN HASTA LA CRISIS DE 1930

Capítulo 1: Las transformaciones político – económicas entre 1810 – 1960. De Mayo a Pavón (YAZBEK)

1. ANTECEDENTES: EL PERÍODO COLONIAL (1776 – 1810)
El ascenso al torno español de los Borbones a comienzos del siglo XVIII marcó el inicio de una serie de reformas, primero en España y luego en América bajo el reinado de Carlos III. Los efectos políticos – económicos de las reformas borbónicas en el actual territorio argentino determinaron la creación del virreinato del Río de la Plata en 1776 y de la Aduana porteña en 1778. El nuevo ordenamiento político estatal fijaba la capital en Bs As y le otorgaba el manejo de las finanzas provenientes de las rentas aduaneras. Por el puerto de Bs As salía la plata de Potosí y en él se concentraba el comercio exterior de la región.
El Río de la Plata experimentó su primer desarrollo económico en el siglo XVIII: surgió un interés ganadero con la ampliación de la exportación de cueros y otros productos ganaderos (tasajo y sebo). A pesar de la sanción del reglamento de “Libre Comercio” (1778), el monopolio del comercio español continuó en manos británicas desde el Tratado de Utrecht de 1713. Se acentuaron los regionalismos destacándose las zonas de Cuyo, del Centro y del Tucumán, cuyas economías habían crecido en función de la producción de plata potosina.
En un contexto internacional de desarrollo de la Revolución Industrial y la necesidad de Gran Bretaña de ampliar sus mercados, se produjeron invasiones inglesas en 1806 y 1807. Militarmente los ingleses fueron derrotados pero en el aspecto comercial tuvieron grandes resultados; fueron desplazando a los españoles del control de mercado americano, ya que los productos británicos eran de mejor calidad y precios. Las invasiones inglesas provocaron efectos políticos – sociales: formación de milicia. Ante la falta de cuerpos militares españoles estables la defensa de la ciudad quedó en manos de las fuerzas locales. La formación de milicias impulsó la militarización y movilización de las clases subalternas.
En 1808 Napoleón Bonaparte invadió España e impuso a su hermano como nuevo monarca. Se produjeron alzamientos en la península que derivaron en la conformación de juntas locales, luego agrupadas en la Junta Central de Sevilla. Los sucesos europeos repercutieron en las colonias americanas, donde comenzó a discutirse en quién residía la soberanía. Las posturas independentistas sostenían que la soberanía estaba en el pueblo.

2. EL CICLO REVOLUCIONARIO Y LAS GUERRAS DE INDEPENDENCIA (1810 – 1820)
Producidos los hechos del 25 de mayo de 1810, se inició un período de inestabilidad política que se reflejó en los cambios en la organización del gobierno. En 1810, se creó la Primera Junta de Gobierno a la que luego se sumó la Junta Grande con representantes provinciales. Posteriormente, el Poder Ejecutivo pasó a estar integrado por 3 miembros: el Triunvirato (1º en 1811, 2º en 1812). El proceso de concentración del poder se afianzó con la creación en 1814 de un Ejecutivo unipersonal, el Directorio.
En esta etapa, Bs As procuró consolidar su autoridad sobre los antiguos territorios bajo su jurisdicción que incluían el actual territorio argentino, los de Uruguay, Paraguay y Bolivia. Para asegurar su superioridad política envió expediciones militares a Paraguay y al Alto Perú, se enfrentó con autoridades españolas de la Banda Oriental y buscó controlar a las ciudades del interior donde continuaban las tendencias hacia el autogobierno frente al centralismo porteño.
Al principio del proceso emancipador se trataba de fundar una nueva autoridad legítima supletoria de la soberanía del monarca cautivo. La cuestión de la soberanía llevó a la disputa entre 2 tendencias: la soberanía “nacional”, que surgiría de los gobiernos centrales y de las primeras asambleas constituyentes y la de las soberanías que se correspondían con el ámbito político de las ciudades y sus jurisdicciones.
Entre 1810 – 1820 estuvieron presentes la oposición entre las tendencias centralistas de Bs As y las preferencias al autogobierno de las demás ciudades. Los gobiernos revolucionarios que se sucedieron en esos años constituyeron soluciones provisorias destinadas a durar hasta que se reuniera una asamblea constituyente que definiera el nuevo Estado, es decir, que la organización política del conjunto de los pueblos rioplatenses permaneció indefinida durante todo el período. La tendencia hacia la formación de un Estado centralista apareció como posición dominante en Bs As, mientras que en los pueblos del Litoral y del interior se encontraban 3 variantes: la simple autonomía, la unión con los gobiernos centrales y las propuestas confederales de Artigas. Con el propósito de dar una organización constitucional a la nueva entidad política entre 1810 y 1820 se reunieron 2 asambleas constituyentes, de ellas sólo una produjo un texto constitucional: el Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas en Sudamérica de 1819.
En 1813 se convocó una Asamblea General Constituyente, conocida como Asamblea del año XIII donde se instauró el uso del escudo y del himno, se estableció la acuñación de moneda nacional, se suprimieron los mayorazgos y los títulos de nobleza, se abolieron la Inquisición y las torturas y se instituyó la libertad de vientres pero no el fin de la esclavitud. La Constitución de 1819 (de carácter centralista) fue rechazada por las provincias del interior, especialmente las del Litoral y determinó que los caudillos Ramírez y López avanzaran sobre Bs As provocando la caída del Directorio en 1820.
El 9 de julio de 1816 se declaró la independencia de España.
En el aspecto económico, las guerras de independencia marcaron la declinación de las economías regionales, la interrupción de las exportaciones de plata debido a la pérdida del Alto Perú y la consolidación del grupo mercantil, el único con capacidad de acumulación significativa.
La escasez de metálico fue un problema constante por lo que los sucesivos gobiernos revolucionarios apelaron a diferentes medios con el fin de obtener los recursos necesarios para proveer de fondos al tesoro nacional. Uno de ellos fueron las rentas de aduana del puerto de Bs As, donde se cobraran aranceles a las importaciones y exportaciones. Esta situación generó fuertes debates entre las provincias que querían participar de la formación de la política arancelaria y el reparto de los beneficios aduaneros y Bs As. Las guerras revolucionarias afectaron el tráfico mercantil y redujeron los ingresos de los gobiernos locales.
Otro de los recursos de los que se valió el Estado fueron los empréstitos forzosos, siendo el grupo de los españoles el más perjudicado dado que se les confiscó metálico, ganado y otros bienes. A cambio se les entregaban bonos públicos que eran de dudoso valor difícil cobro.
La escasez de metálico obligó a los gobiernos revolucionarios a imponer contribuciones en dinero que recayeron sobre los comerciantes mediante el aumento de tasas o la introducción de nuevas cargas fiscales. Las personas también estuvieron sometidas a contribuciones extraordinarias. Se aplicó la privación de recursos: las contribuciones en ganado y alimentos involucraban a las áreas rurales, la de esclavos afectaban a las ciudades. Para enfrentar la situación Bs As recurrió a empréstitos voluntarios y a la emisión de moneda inconvertible, utilizable para el pago de impuestos aduaneros.

3. LAS AUTONOMÍAS PROVINCIALES (1820 – 1828)
La caída de gobiernos central en 1820 determinó el surgimiento de las autonomías provinciales. La ciudad y su jurisdicción se convirtieron en unidades sociopolíticas soberanas que actuaron como Estados independientes que llegaron a regirse por las normas del derecho internacional.
La desaparición del Directorio aceleró el proceso de separación de la antigua estructura virreinal que los gobiernos revolucionarios ya había iniciado, dando origen a las nuevas provincias. La creación de estos Estados autónomos fue acompañada por la sanción de textos constitucionales que establecieron la división de poderes: Poder Ejecutivo y Legislativo basados en la soberanía popular. Los textos constitucionales y las legislaciones provinciales consolidaron su calidad de Estados independientes al definir las facultades para el ejercicio de su soberanía en cuestiones relativas a Justicia, finanzas públicas, comercio exterior, defensa del territorio, regulación de pesas, etc. El carácter de Estados soberanos e independientes quedó reflejado en los pactos interprovinciales que se firmaron entre 1821 y 1824.
Una de las características de este período fue que siempre estuvieron presentes los intentos por conformar un Estado nacional y un ordenamiento institucional que regulara las relaciones entre las mismas a través de la convocatoria a un Congreso General Constituyente. Otra de las características fue el fenómeno del caudillismo presente en todas las provincias: los caudillos (que eran militares y/o hacendados), consiguieron el control de sus provincias sobre la base de encabezar grupos armados no profesionales que se apoyaban en la conformación de relaciones directas entre el líder y sus seguidores. Los caudillos dependieron de las instituciones republicanas propias de cada provincia que le dieron un marco de legalidad y legitimidad al marco social y político establecido.
Luego de los sucesos de 1820 se registraron luchas en las que triunfó un sector de la elite agrupado en torno al Partido del Orden. Se inició una etapa signada por la paz y el progreso entre 1821 y 1824, durante la cual se realizaron cambios a nivel político, económico, militar, cultural y social con el fin de modernizar las estructuras de la colonia.
Las reformas políticas establecieron que el Poder Ejecutivo provincial estuviera a cargo de un gobernador, elegido por la Junta de Representantes por el término de 3 años y se crearon los Ministerios de Gobierno, Hacienda y de Guerra. El Poder Legislativo quedó a cargo de la Junta de Representantes cuyas funciones eran la elección del gobernador, la sanción de leyes, la aprobación del presupuesto y de impuestos y la evaluación del plan anual presentador por el gobernador; la elección de sus miembros se hacía de acuerdo con la Ley de Sufragio (1821) y la representación era desigual. La provincia de Bs As nunca sancionó una Constitución, el conjunto de las decisiones y acciones de los poderes Ejecutivo y Legislativo dieron origen a leyes fundamentales y condicionaron las prácticas políticas.
Las principales reformas económicas fueron la sanción de la Ley de Enfiteusis (1821) y la fundación de la Bolsa Mercantil y del Banco de Descuentos. Bs As se quedó con las rentas de Aduana. La reforma militar consistió en la creación de ejércitos y milicias cuya función era la defensa de la frontera contra los ataques indígenas con el fin de expandir la producción ganadera. En el aspecto cultural y educativo, las reformas fueron la sanción de una prensa que posibilitó la expansión de publicaciones periodísticas y diversos tipos de impresos, la creación de la Universidad de Bs As en 1821 y la promoción de la enseñanza primaria y media.
La intervención en el plano social se hizo visible en la reorganización de la Casa de Niños Expósitos y en la creación de la Sociedad de Beneficencia.
Entre 1824 y 1827 se reunió el Congreso General Constituyente con representantes en todas las provincias en número proporcional al de su población y se sancionaron una serie de leyes para dar un nuevo orden al Estado. En 1825 se aprobó la Ley Fundamental que determinaba que las provincias conservaban su autonomía, soberanía e independencia hasta tanto se dictara una nueva Constitución y delegaban en Bs As las relaciones exteriores, también se firmo el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con Gran Bretaña, donde los británicos reconocían la independencia de las Provincias Unidas y obtuvieron la condición de nación más favorecida para transacciones comerciales.
En 1826 el Congreso dictó la Ley de Presidencia por la cual Rivadavia fue elegido presidente y la Ley de Capitalización que separaba a Bs As y sus alrededores del resto de la provincia y la constituía capital de la República.
La imposibilidad de acordar sobre el tema de la soberanía fue una de las claves del fracaso de la tentativa constitucional, la preeminencia de la soberanía nacional sobre la de las provincias motivó su rechazo y condujo a la guerra civil en el interior entre unitarios y federales. Se sumó la situación internacional, ya que en las tratativas de paz con Brasil se admitía la devolución de la Banda Oriental. Con estos sucesos, Rivadavia debió renunciar y el Congreso se disolvió.
Las provincias reasumieron su autonomía y Bs As eligió a Dorrego como gobernador quién debió resolver la paz con Brasil.
Características económicas de Bs As, el Litoral y el interior: en Bs As, además de las transformaciones durante la “feliz experiencia”, hay que sumar el empréstito externo tomado de Londres en 1825, los fondos estaban destinados a la construcción de obras de infraestructura en Bs As y al establecimiento de pueblos en la campaña. El empréstito fue un fracaso.
Las principales fuentes de ingresos de la provincia continuaron siendo las rentas de aduana y la actividad ganadera. Para satisfacer la demanda interna y externa de productos vacunos en la época de 1820 se desarrollaron las estancias y los saladeros. Las estancias se ubicaron cerca de los saladeros, las tierras más cercanas a ellos se destinaron al engorde y las más lejanas, a la cría. Los saladeros se establecieron en zonas ribereñas y fueron los primeros establecimientos que desarrollaron sus actividades en forma independiente de las estancias, con mano de obra asalariada y división de tareas. La producción de cuero, tasajo, sebo y grasa estaba destinada al mercado externo.
Con el propósito de salir de la crisis, las economías del Litoral y del interior retomaron sus vínculos comerciales con los países limítrofes y provincias vecinas. En 1820 el Litoral lo hizo con Brasil y Bs As, pudiendo conectarse con mercados ultramarinos. Su principal producción fue ganadería y contaba con muchos saladeros. En el interior, Cuyo exportaban a Chile ganado y vinos, las del norte se conectaron con Bolivia y Chile para vender hacienda en pie.

4. LA ÉPOCA DE ROSAS (1829 – 1852)
Como resultado del levantamiento encabezado por Lavalle, apoyado por los unitarios, se produjo el fusilamiento del gobernador de Bs As (Dorrego) en 1828. Esta situación dio origen a un breve período de inestabilidad política hasta que en 1929, Rosas (federal) fue designado gobernador. Rosas asumió el cargo con facultades extraordinarias, es decir que la Juntas de Representantes delegó en el Ejecutivo provincial alguna de sus atribuciones para enfrentar la situación de emergencia planteada, entre ellas, la supresión de las garantías individuales. La Junta de Representantes le otorgó el título de “Restaurador de las Leyes”. El objetivo de Rosas era reestablecer el orden político, económico y social para que los negocios (la explotación ganadera y el comercio) pudieran desarrollarse. Contó con el apoyo de amplios sectores: hacendados, comerciantes y la plebe urbana y rural.
Las provincias del interior formaron la Liga del Interior (1830) para enfrentarse a Rosas y las provincias de Sta Fe y Entre Ríos que los apoyaban.
La Liga del Interior estaba formada por las provincias de Córdoba, del norte y de Cuyo, y cada una de ellas conservaba sus instituciones. Dispuso retirar a Bs As el manejo de las relaciones exteriores y que el mando militar estuviera a cargo de José María Paz.
Para enfrentar a la Liga del Interior, en 1931, se formó el Pacto Federal suscripto por las provincias de Bs As, Entre Ríos y Sta Fe. Luego se sumó Corrientes y más tarde el resto de las provincias cuando la Liga del Interior desapareció al caer Paz prisionero. El Pacto Federal era una alianza ofensivo – defensiva, establecía la organización bajo el sistema federal, reconocía la libertad e independencia de cada provincia y creaba una comisión con representación de cada provincia para atender asuntos comunes como la guerra, tratados de paz, etc.
El primer gobierno de Rosas concluyó en 1832, cuando la Junta de Representantes le ofreció una nueva reelección como gobernador de Bs As pero sin las facultades extraordinarias. Al negarse a aceptar, se retiró a la campaña con el cargo de comandante de campaña y encabezó una expedición militar. En este contexto se produjo la invasión de los ingleses a las Islas Malvinas en 1833.
El asesinato de Quiroga, agudizó la crisis política y acrecentó los temores por la amenaza que implicaba contra el orden vigente. Esta situación determinó que la Junta de Representantes de Bs As ofreciera nuevamente el cargo de gobernador a Rosar con la suma del poder público. Rosas aceptó y en 1835 inició su segundo gobierno signado por el uso del terror, no sólo contra unitarios sino contra sus propios opositores. Se apeló a la censura y fue obligatorio el uso distintivo federal (la divisa punzó)
El segundo gobierno de Rosas estuvo marcado por conflictos internos: las disputas con Corrientes (1839) por la libre navegación de los ríos, la conspiración de Maza en Bs As (1839), la rebelión de los Libres del Sur (1839), la formación de la Coalición del Norte (1839) y la invasión de Lavalle (1839) que procuró la derrota de Rosas.
Dos fueron los conflictos externos que debió afrontar Rosas: el bloqueo francés de 1838 – 1840 y el bloqueo anglo – francés 1845 – 1849, ambos afectaron los intereses de los grupos ganaderos y comerciales que apoyaban el libre cambio. Rosas consiguió resultados exitosos en el plano internacional al obtener el reconocimiento de la soberanía nacional por parte de Gran Bretaña y Francia.
Los acontecimientos políticos se precipitaron en 1851 cuando Rosas ofreció su renuncia al frente del manejo de las relaciones exteriores de la Confederación y el gobernador de E.R (Urquiza) que era federal y representante de la clase terrateniente de su provincia, la aceptó. Finalmente, la batalla de Caseros (1852) provocó la caída de Rosas, derrotado por las tropas encabezadas por Urquiza al frente del Ejército Grande.
Los aspectos económicos en la época rosista: el comercio exterior continuó concentrado en el puerto de Bs As. El gobierno porteño conservó su situación de privilegio porque siguió controlando los derechos aduaneros y al prohibir la libre navegación de los ríos, se reservó el control de los derechos de intermediación. La situación perjudicó a las provincias del Litoral que tenía economías competitivas con la de Bs As dado que la ganadería era la principal actividad de ambas zonas. Se desató la puja entre dos proyectos: el librecambista (Bs As) y el proteccionista (liderado por Corrientes con apoyo del interior)
Rosas sancionó la Ley de Aduanas en 1835, donde se aumentaron los impuestos de los productos de ultramar y se prohibió el ingreso de trigo.
Rosas recurrió a la venta de tierras públicas y no renovó la mayoría de los contratos de enfiteusis porque la recaudación era magra y el incumplimiento del canon bastante extendido.
En 1836 se creó la Casa de la Moneda que cumplía las funciones de un banco: recibía depósitos y otorgaba créditos, acuñaba moneda y emitía billetes.
Las principales actividades vinculadas con el mercado externo fueron el comercio y la producción ganadera que incorporó la producción de ovinos dando origen al ciclo del lanar. En 1840 el aumento de la demanda externa de lana determinó su expansión en Bs As y desplazó al ganado vacuno de las mejores tierras. Dio origen a 2 tipos de explotaciones: la estancia con mano de obra asalariada y con el sistema de aparcería y la explotación familiar a cargo de irlandeses y vasos, con trabajo familiar y mano de obra estacional. La producción ovina determinó la introducción de mejores en los campos: alambrados, galpones y corrales.



5. La organización nacional (1852 – 1860)
Tras el triunfo de Caseros, la necesidad de restablecer el orden y dar una organización política con bases constitucionales, llevó a Urquiza a convocar una reunión en San Nicolás para establecer un acuerdo con los gobernadores de todas las provincias. El acuerdo de San Nicolas de 1852 disponía observar lo dispuesto en el Pacto Federal y la convocatoria a un Congreso Constituyente que se formaría con 2 diputados por cada provincia. Los poderes legislativos de treces de las catorce provincias ratificaron el acuerdo; la excepción fue Bs As, que se negaba a perder su papel preponderante. La provincia se separó del resto del país reunido en torno de la Confederación.
Sin la participación del estado porteño, el 1 de mayo de 1853 se sancionó la Constitución Nacional, por la cual se adoptaba para su gobierno la forma representativa, republicana y federal basada en la división de poderes: el Poder Ejecutivo a cargo de un presidente, el Poder Legislativo bicameral (Cámara de Senadores y Cámara de Diputados) y el Poder Judicial a cargo de una Corte Suprema independiente. El objetivo era establecer el equilibrio entre los 3 poderes. La elección de diputados era directa pero en el caso de los senadores, presidente y vicepresidente era indirecta, ya que se hacía por medio de colegios electorales. Además disponía la libre navegación de los ríos, la nacionalización de las rentas de la Aduana y que Bs As fuera la sede de las autoridades nacionales.
Para 1854 existían 2 Estados: la Confederación (con capital en Pná) y el de Bs As Cada uno de ellos disponía de sus propias constituciones: la Confederación seguía los lineamientos de la de 1853 y el estado de Bs As había dictado la suya en 1855. Por detrás de esta división política se encontraban proyectos disímiles, aunque en Bs As tampoco había homogeneidad porque existían 2 sectores diferenciados: los autonomistas (encabezados x Alsina) y los nacionalistas (liderados x Mitre)
Pronto los problemas políticos afectaron a la Confederación, los más importantes fueron los económicos: privada de las rentas de la Aduanad e Bs As, la Confederación no disponía de otros recursos para sostenerse. En la Batalla de Cepeda (1859), Urquiza al frente de las fuerzas de la Confederación derrotó al ejercitó bonaerense encabezado por Mitre.
La provincia se vio obligada a incorporarse a la Confederación no sin antes revisar lo dispuesto por la Constitución de 1853. Allí, Bs As procuró proteger sus derechos sobre algunos puntos: consiguió que se pospusiera la federalización de su ciudad capital y retuvo el manejo de las rentas de la aduana por 6 años. Avanzó sobre otros puntos con el objetivo de fortalecer los gobiernos provinciales frente al poder nacional, logro que el Congreso Nacional no revisara las constituciones provinciales antes de su promulgación.
En 1860 fue elegido presidente Derqui, en tanto Mitre fue elegido gobernador de Bs As y Urquiza de Entre Ríos. En 1861 se produjo la Batalla de Pavón que dio el triunfo definitivo a la provincia de Bs As y a su proyecto librecambista. Se inició la etapa de formación del Estado nacional con la presidencia de Mitre en 1862.
En el nivel económico, se creó el Banco Nacional, que podía emitir billetes necesarios para las transacciones comerciales, pero al poco tiempo fueron desechados y el banco tuvo que ser liquidado. Se dieron los primeros pasos para mejorar las comunicaciones: se organizó el correo por medio de un sistema de postas y se tendieron las primeras líneas férreas. El principal producto de exportación continuó siendo la lana y se mantuvieron el cuero, sebo y grasa. El comercio ultramarino conservó su posición privilegiada y junto a él los sectores extranjeros que controlaban: El régimen de tenencia de la tierra determinó la formación de latifundios en Bs As y el surgimiento de colonias agrícolas en Sta Fe. La escasez de la mano de obra continuó siendo un problema y se trató de cubrir con la llegada de inmigrantes.




Capítulo 2: La Revolución Industrial en Europa (Pfeiffer y Cerra)

1. LA TRANSICIÓN DEL FEUDALISMO AL CAPITALISMO
Mientras España consolidaba su extenso imperio colonial, en distintas regiones de Europa occidental se producían transformaciones significativas. Lentamente, el viejo orden feudal se desmoronaba y era reemplazado por el sistema capitalista, basado en la propiedad privada y en las relaciones asalariadas de producción. La transición del feudalismo al capitalismo transcurrió desde el s. XV al XVIII. Esto obedece a dos conjuntos de factores: por un lado, los procesos de cambio estructural se producen de manera imperceptible y involucran distintos niveles de análisis y por otro, debemos atender a las desigualdades nacionales en el tránsito de un modo de producción al otro. Mientras en el caos inglés, el proceso tuvo cierto gradualismo, en Francia las tensiones se acumularon, estallaron violentamente con la Revolución de 1789.
Los cambios que se produjeron en Inglaterra y en el resto del continente con posterioridad fueron:
1) Se pasó de una economía agraria en la que la mayoría de la población residía en áreas rurales a otra basada en las actividades comerciales e industriales y donde cada vez más individuos vivían en los centros urbanos.
2) Las relaciones sociales de producción, que en el feudalismo se basaban en la servidumbre, se convirtieron en contratos libres de trabajo. De la coacción fundada en la violencia física, se transita el camino a la imposición de la obligación laboral por medios económicos: el asalariado debe trabajar porque necesita subsistir. La relación señor- siervo fue reemplazada por la polarización entre la burguesía y los obreros. A lo largo del siglo XIX se consolidarán distintos sectores medios que tornan más complejos los conflictos de la sociedad capitalista.
3) La separación local del señor feudal, su control sobre un reducido territorio y los siervos que lo habitaban, fue eliminado mediante la combinación de diferentes factores: las rebeliones campesinas, la disminución del número de siervos y la actuación de la burguesía. Los burgueses respaldaron la consolidación de la monarquía absoluta, que consiguió al comenzar la Edad Moderna, eliminar el predominio del señor feudal e imponer la autoridad real.
La caída del feudalismo y la consolidación de la monarquía absoluta promovieron el comercio a través de la abolición de las aduanas interiores y de la libre circulación de las mercaderías. Hobbes es uno de los principales teóricos del absolutismo. En su libro Leviatán, sustentó la necesidad de la concentración del poder en una sola persona, imaginando un estado de naturaleza previo a la conformación de las sociedades donde los hombres actúan como lobos y se quitan la vida entre sí. Por ese motivo, deciden celebrar un contrato, delegando la autoridad en una sola persona que monopolizará toda la fuerza y su obligación será garantizar la vida de los hombres. Este contrato es irrevocable: el soberano trasmitirá el poder de forma hereditaria y los celebrantes del hipotético acuerdo dejarán a sus descendientes el sometimiento a la autoridad del monarca absoluto. Para Hobbes, la esencia del poder es su carácter indivisible.
La burguesía inglesa encontró en este tipo de autoridad restringía las posibilidades de acumulación.
Las atribuciones confiscatorias del rey, fueran por vía de la apropiación directa de bienes o por el alza de los impuestos, colocaban un freno a la reproducción del capital. A finales del siglo XVII, la burguesía inglesa pudo imponerse y remover los últimos obstáculos para el desarrollo capitalista. La Revolución Gloriosa (1688) le permitió establecer una monarquía parlamentaria, quitándole al rey la posibilidad de confiscar los bienes a sus súbditos. La creación de un Parlamento aseguraba el respeto a la propiedad privada. Nos encontramos ante un Estado que asegura la propiedad individual y promueve la extensión de las relaciones asalariadas, declara la libertad de contratos y de industria, impulsa los cercamientos en las áreas rurales para establecer la dimensión de las parcelas y disuelve los derechos de paso.
Estas ideas de limitación de la autoridad real y de respecto irrestricto a la propiedad privada tienen su sustento en la figura de Locke. Se opone a Hobbes al estimar que el estado de naturaleza es pacífico, aunque perfectible. Sostiene que la propiedad privada existe en el estado de naturaleza y es anterior a la sociedad civil. Para garantizar la propiedad privada, los hombres salen del estado de naturaleza y constituyen una sociedad y se dan un gobierno que tiene como fin la conservación de la propiedad. Los gobernantes son administradores al servicio de la comunidad, su misión consiste en asegurar la prosperidad. Para Locke, la sociedad política descansa en la unión de los individuos. Se genera una desconfianza hacia el poder político, se teme que quiera imponerse a los individuos que han delegado en él el derecho a defenderse por sus propias manos. El temor a la concentración y al despotismo del poder llevó a Locke a concebir un Estado donde el poder estuviera dividido: el ejecutivo cumple una función secundaria, ya que aplica las órdenes que le son encomendadas x el legislativo, que es el poder más relevante
4) La aplicación de políticas mercantilistas en el s. XVII proporcionó al Reino Unido el dominio de los océanos. El Acta de Navegación (1651), establecía que todo producto importado debía arribar a Inglaterra en bancos nacionales o del país proveedor. La medida perjudicaba el dominio marítimo holandés y consolidó la supremacía británica en el comercio naval.
5) Concomitante cambio en los patrones culturales y el triunfo de la mentalidad burguesa basada en el lucro y el ahorro.
En el s. XVIII, la sociedad inglesa se encontraba preparada para iniciar la última etapa de cambio revolucionario: contaba con un mercado consumidor creciente gracias a la extensión de las relaciones asalariadas y al crecimiento demográfico acelerado, favorecido por la Revolución agrícola. El abandono del barbecho y su reemplazo por plantas forrajeras, permitieron la obtención de mayor cantidad de alimento para el ganado y una mayor regeneración de los suelos: el cultivo de variedades de forraje nutre la tierra más que el descanso en su explotación. La generalización del uso del caballo en el tiro del arado fue otra de las innovaciones importantes. Se cultivaron tubérculos, que salvaron del hambre a los europeos. Se va extendiendo la práctica de los cercamientos; su aceleración en el s XVIII, mediante las actas parlamentarias, implicó la desaparición de las explotaciones comunales y la consolidación de la propiedad privada en el campo.
Las mercaderías y personas circulaban libremente por el territorio nacional y se hallaban resguardados los derechos civiles. La mayor productividad del sector agrario permitió el traslado de grandes masas campesinas a centros urbanos.
A partir de los factores mencionados, era necesario incorporar tecnología al proceso productivo. Desde finales del s. XVIII, el uso de la máquina de vapor se extiende a la industria textil. Hacia 1820, se generalizó su utilización en la industria, permitiendo la formación de fábricas. Se dan así las condiciones para la consolidación de la sociedad industrial.

2. LAS NUEVAS CONDICIONES DE LA ECONOMÍA MUNDIAL
Al comenzar el s XIX, la Revolución Industrial se extendió desde Gran Bretaña hacia otras regiones del mundo. En un primer momento el mercado interno británico alcanzaba a consumir los bienes manufacturados elaborados con maquinaria moderna, el aumento de la capacidad de producción de las fábricas empujó a los ingleses a la búsqueda de nuevos mercados y también de materias primas que no se pueden predecir en las islas británicas (algodón)
Los europeos incorporaron a los habitantes de vastas zonas de América y Asia como consumidores de sus manufacturas. Los Estados del Viejo Mundo desempeñaron un rol activo en la incorporación de nuevas regiones al comercio mundial de 2 maneras distintas: promoviendo la emancipación de las antiguas posesiones españolas para poder comerciar libremente con los nuevos países independientes y Gran Bretaña y Francia propagaron su dominio sobre territorios despoblados, formando extensos imperios coloniales.
Los países industrializados destinaron importantes recursos humanos y materiales a la industria. El déficit alimentario, provocado por la disminución de su producción agraria y la creciente necesidad de otras materias primas para satisfacer su expansión industrial fueron compensados por importaciones de otras regiones. La teoría de la dependencia llamó periferia a estas regiones exportadoras de productos primarios y centro al conjunto de naciones industriales.
Para esa corriente, la clasificación entre países centrales y periféricos es de desigualdad y dominio: el centro obtiene su riqueza de la periferia.

2.1 LA AMPLIACIÓN DEL COMERCIO INTERNACIONAL
La ampliación en el comercio mundial fue posible gracias a una serie de innovaciones en el transporte y las comunicaciones que alcanzaron su madurez. Entre las más notables se encuentran la navegación a vapor, el ferrocarril y el telégrafo. Las nuevas técnicas de conservación en frío tuvieron las siguientes consecuencias:
- La disminución en el tiempo de navegación posibilitó que los productos arribaran a Europa, en condiciones apropiadas. Se incorporaron al comercio mundial, regiones distantes de los mercados consumidores. América Latina comenzó a exportar cereales, carnes y productos tropicales. La navegación a vapor se extendió por Estados Unidos. En el s XIX, la navegación fluvial por medio de unidades impulsadas a vapor tuvo gran importancia, recién en la segunda mitad del siglo, el barco a vapor transformó las comunicaciones. La rebaja en el precio de los fletes marítimos por el aumento en la capacidad de carga de los buques y la reducción en el tiempo de los viajes tornaron a la producción de los países periféricos no sólo posible sino también competitiva.
- La expansión del ferrocarril en Europa y Estados Unidos facilitó el intercambio comercial y las migraciones internas. En los países exportadores de bienes primarios permitió la integración económica territorial, vinculando el interior con los puertos. Se extendió la frontera agropecuaria y fueron accesibles yacimientos minerales.
Las grandes empresas ferroviarias canalizaron del ahorro generado en la primera parte de la Revolución Industrial, emitían obligaciones negociables que recompensaban con el pago de un interés fijo, necesitaron de el respaldo de grandes bancos y promovieron la fusión financiera para poder afrontar las inversiones que demandaba su construcción.
Hubo un gran avance de la construcción de ferrocarriles en Europa, América y Asia. Estas construcciones fueron financiadas y dirigidas por empresas inglesas. El avance del ferrocarril en las zonas subdesarrolladas experimentaron un aumento espectacular de la demanda de acero, locomotoras y repuestos ferroviarios.
Finalmente, el telégrafo permitió la comunicación rápida entre regiones distantes. El comercio y las finanzas internacionales dependieron de él hasta su reemplazo por la comunicación telefónica.
Gracias a la adopción del patrón oro por parte de los países industrializados, las operaciones cambiarias se realizaban con gran fluidez.
La hegemonía británica no se limitaba a la superioridad proporcionada por el control de las finanzas internacionales, se sumaba su predominio naval, que les permitió a los ingleses cumplir un rol en el comercio interoceánico.
Para lograr la expansión de las relaciones económicas internacionales, los Estados industrializados contaron con la declinación de las viejas potencias imperiales y ejecutaron una diplomacia para promover políticas aduaneras favorables al librecambio, procurando mantener el equilibrio de América Latina.
La preocupación principal de los ingleses pasaba por generar condiciones propicias para el desarrollo de actividades comerciales. Pretendieron acelerar la marcha de los acontecimientos, dominar políticamente o determinar la evolución de los conflictos internos de los países latinoamericanos.
La expansión de la Revolución Industrial generó las condiciones para la incorporación de América Latina al mercado mundial como exportadora de bienes primarios. La vinculación entre el centro y la periferia era desigual. Los países centrales producían bienes manufacturados y controlaban los medios de transporte, el comercio internacional y los precios de los productos exportador por la periferia.
El ejemplo de los cereales argentinos es útil para explicar el control de los precios de los bienes primarios por parte de un grupo de operadores internacionales. Cuatro firmas exportadoras se establecieron en el país para comercializar los granos argentinos en Europa, por lo que organizaron la estructura del mercado y del crédito por medio de agentes en el interior del país, molinos harineros y comerciantes. Estas firmas proveían del crédito que los agricultores necesitaban en la época de siembra, imponiendo el respeto a pautas internacionales.
En el caso de los minerales o las plantaciones de banano, es frecuente que la misma compañía se encargue de todas las fases, desde la producción a la exportación.
La influencia británica fue decisiva para imponer las ideas de librecambio. En Europa y países latinoamericanos los Estados adoptaron una posición de apertura en su comercio exterior. El librecambio significaba para la periferia el mantenimiento de una situación desfavorable en términos del intercambio.
Los precios de los bienes manufacturados tendieron a subir y la brecha entre países industrializados y sus proveedores de materias primas y alimentos se incrementó. El librecambio perpetuaba la dependencia de los países subdesarrollados.

3. LAS MIGRACIONES INTERNACIONALES
Los cambios producidos en Europa, en el s XIX, impulsaron los movimientos de población. Por un lado, el avance de la propiedad burguesa y la mecanización de las labores agrícolas dejaron al campesinado tradicional fuera del mercado. Por otra parte, el proceso crítico se agudizó a partir de 1860: los avances en el transporte interoceánico y el librecambio provocaron la ruina de agricultores en distintas regiones europeas, que no pudieron competir con tierras nuevas y más fértiles.
La situación fue grave en las zonas más atrasadas de Irlanda, España e Italia. La capacidad de absorción de la industria estaba limitada por el crecimiento demográfico y el ritmo acelerado de la incorporación de tecnología, que reemplazaba el esfuerzo humano por máquinas. Un gran número de irlandeses decidió emigrar a Estados Unidos.
En 1890, la emigración más significativa numéricamente es la que procede de Italia, España, Rusia y otras regiones de Europa.
Las migraciones se dirigieron principalmente a las llamadas “zonas vacías”, sobre todo a aquellas con reducida densidad demográfica, clima templado y amplios recursos agrícolas: EE UU, Australia, Canadá, Argentina, Uruguay, etc.

4. EL IMPERIALISMO

4.1 EXPANSIÓN ECONÓMICA (1850 – 1870)
Hacia mediados del s XIX, la Revolución Industrial se había consolidados, las economías de Europa y Estados Unidos se expandían y crecían a un buen ritmo. En el aspecto social, el progreso venía de la mano de la industria, los negocios, la ciencia, la tecnología, lo que generaba una evolución positiva en las sociedades. Se llamó positivismo a esta visión optimista de la evolución de las sociedades. Entre 1860 y 1875 los intercambios comerciales se multiplicaron entre todos los países del mundo y las inversiones llegaron hasta las regiones más alejadas del planeta.
Para la mayor parte del mundo, la llegada de capitales y tecnologías externos era vista como un peligro. Sólo se beneficiaban del progreso y lo recibían con entusiasmo las pequeñas minorías de habitantes de ciudades. Eras las burguesías que se identificaban con los valores europeos e interactuaban con ellos.
La característica más saliente del comercio internacional fue el librecambio que remplazó al sistema de restricciones arancelarias y discriminaciones comerciales implementado por lo gobiernos en el período anterior.

4.2 CRISIS ECONÓMICA (1870 – 1895)
En 1873 comienza una depresión económica producida por la caída de la tasa de ganancia y la caída de los precios, lo que sucedió en el período de 1873 – 1890 se llamó la Gran Depresión, que fue un ciclo de reacomodamiento y transformación del sistema capitalista en pleno crecimiento. Se había incrementado la composición orgánica del capital, es decir, las empresas habían aumentado la proporción de capital fijo en equipos, máquinas y edificios. Esto se hubiera equilibrado si esa mayor producción huera estado acompañada de una ampliación del mercado; aquí surgían 2 problemas: los consumidores de productos manufacturadas eran las clases medias y altas europeas y su número no había aumentado en la misma proporción que lo hacía la oferta de esos bienes y el librecambio y desarrollo de los transportes permitía la llegada de productos de todo tipo, aumentando la oferta y propiciando la baja de los precios.
La caída de los precios y beneficios generó un nacionalismo dentro de las clases propietarias. Los distintos grupos sociales perjudicados por la crisis comenzaron a reclamar a sus Estados nacionales el abandono del librecambio y la aplicación de medidas proteccionistas. En 1878 y 1890, una gran ola proteccionista cubrió al mercado mundial.

4.3 EXPANSIÓN IMPERIALISTA
Entre 1880 y 1914 se produjo una gran expansión de los países más industrializados hacia otras regiones del mundo. Hobsbawn llamó a este proceso “imperialismo colonial”. Otro autor, Fieldhouse, sostuvo que este fenómeno era nuevo y sostenía que los viejos imperios habían estado en el continente americano mientras que los nuevos se ubicaban en África, Asia y el Pacífico.
Agregaba que las viejas colonias habían sido colonias de asentamiento, ocupadas por emigrantes europeos mientras que las nuevas colonias eran de ocupación, en las que una pequeña minoría de residentes europeos ejercía el control político y económico de la sociedad colonizada. El otro rasgo del nuevo imperialismo fue la velocidad de expansión.
El Reino Unido, Francia, Rusia, Alemania, EE UU y Japón eran responsables y beneficiarios de este reparto mientras que las dos zonas más perjudicadas fueron África y el Pacífico.
El expansionismo se aceleró de tal manera que en 1914 sólo subsistían 2 estados independientes: Liberia y Etiopía

4.4 CAUSAS Y TEORÍAS EXPLICATIVAS DE LA EXPANSIÓN COLONIAL
Las causas del imperialismo se pueden dividir en 2 grandes grupos: aquellas que consideran que el imperialismo fue un fenómeno causado por factores económicos y otras que sostienen que el factor político fue el más importante.

4.4.1 LAS EXPLICACIONES ECONÓMICAS
La teoría del imperialismo de capital sostiene que el imperialismo fue el resultado de la expansión de la industrialización, del desarrollo del capital financiero y de la formación de monopolios que produjeron una disminución de la tasa de ganancia entre los capitalistas, que buscaron nuevos negocios en áreas alejadas de Europa donde las inversiones fueran más redituables. Las condiciones económicas de los nuevos territorios diferían de las de los países industrializados, porque había abundantes materias primas para explotar y la mano de obra era más barata.
La teoría del imperialismo comercial plantea que las causas de la expansión colonial fueron la necesidad de extender el comercio metropolitano hacia áreas ultramarinas para proporcionar materias primas a la creciente demanda de las industrias europeas y norteamericanas, o la búsqueda de nuevos consumidores para los bienes manufacturados.

4.4.2 LAS EXPLICACIONES POLÍTICAS
Tiene 3 interpretaciones. El imperialismo de los hombres de Estado (El cual era el resultado de maniobras políticas de los hombres de Estado que buscaban en la posesión de colonias atender el interés nacional consiguiendo mayor poder y seguridad internacional), el imperialismo de las masas (Producido por la ambición de gloria y grandeza, los gobernantes arrastraban a las masas hacia la aventura imperialista, el imperialismo apelaba al patriotismo y abusaba de él. Las masas, entonces entusiasmadas detrás de un proyecto colonial, abandonan sus reclamos económicos, políticos o sociales, y eran fácilmente controladas por la dirigencia.) Y el imperialismo como respuesta a los problemas suscitados en la periferia (Algunos autores sostienen que el imperialismo es un proceso multicausal, y que si bien todas las anteriores tienen un grado de razón, ninguna lo explica en su totalidad. Sostienen que el imperialismo responde a situaciones litigiosas no previstas que se suscitaban en esas regiones, y que los gobiernos europeos solucionaron con la anexión territorial. El imperialismo seria la respuesta a los problemas suscitados a la periferia, en general, eran respuestas políticas a problemas de índole económica, eran además respuestas del Estado a problemas económicos privados).

4.5 CONSECUENCIAS DEL IMPERIALISMO EN LAS COLONIAS
La repercusión sobre los países colonizados fue inmensa. Al principio, el impacto fue en las costas, donde se construyeron puertos con instalaciones modernas, pero luego, la penetración se hizo sentir en el interior, donde se accedió por las vías férreas que fueron transformando las áreas rurales y sus instituciones sociales.
Se consiguieron las primeras victorias contra las enfermedades tropicales, se instalaron hospitales y se aplicaron terapéuticas europeas que imponían el consumo de medicamentos industrializados; pero el progreso de las comunicaciones difundió las epidemias y el contacto con los europeos provocó en algunas sociedades una disminución de la población.
El descenso de la mortalidad, con una tasa de natalidad alta, incrementó la población en la mayoría de las nuevas colonias; la vida urbana rompió las estructuras tribales y fue aprovechada por una burguesía de negociantes y funcionarios que ocupó los niveles más altos de la escala social y se transformó en la clase dirigente aliada a los extranjeros.
En el orden intelectual, misioneros, escuelas y edición de periódicos produjeron un retroceso del analfabetismo, pero el impacto de la cultura occidental hizo perder su identidad a las culturas indígenas, perturbó sus creencias y tradiciones.
Si bien el imperialismo aportó algunos elementos positivos en ultramar, se puede decir que en este proceso predominaron elementos negativos: las viejas civilizaciones fueron destruidas, sus lenguas desplazadas, la industrialización prohibida, indígenas en empleos inferiores, barrios apartados, etc.

4.6 CONSECUENCIAS DEL IMPERIALISMO EN LA METRÓPOLIS
Las potencias europeas, EE UU y Japón obtuvieron ventajas de la expansión colonial. Las colonias de doblamiento constituyeron áreas geográficas para resolver los excedentes de mano de obra en las crisis económicas. En otros casos fue la salida de urgencia en crisis políticas. El núcleo principal de la emigración europea se dirigió a las naciones independientes, ex colonias como EE UU, Canadá, etc.
Los países colonistas disfrutaron durante la era del imperialismo de un rango de potencias que les proporcionaba ventajas.
Los principales beneficiarios de ese proceso fueron las compañías privadas que obtuvieron grandes ventajas en sus operaciones

4.7 COLONIAS Y SEMICOLONIAS
El semicolonialismo es el dominio o influencia de las grandes potencias sobre países independientes, para asegurarse la explotación de sus recursos económicos y su fidelidad diplomática. Esta es otra forma de imperialismo pero es menos violenta: se mantienen las instituciones soberanas del país dominado, mientras que el Estado dominante sólo se asegura el control económico, generando un sistema dependiente.
Se trata de mantener las ventajas económicas: los mercados, la provisión de materias primas o el otorgamiento de préstamos pero sin padecer ninguno de los inconvenientes de los sistemas coloniales. Este fue el sistema que practicó Inglaterra durante el s XIX y parte del XX y EE UU a principios del s XX.

4.8 LA DESCOLONIZACIÓN
En el proceso de descolonización actuaron 2 elementos: el desarrollo del nacionalismo y la intolerancia hacia la ocupación extranjera en las colonias y las ideas filantrópicas, liberales y socialistas que se difundieron a finales del s XIX y acabaron por convencer a buena parte de la opinión pública de los Estados colonistas de la inmoralidad del colonismo y del derecho a la libertad y el autogobierno de todos los pueblos.
En 1955 se organizó en la isla de Java (Indonesia), la Confederación Afro- asiática de Bandung, en la que se proponía favorecer las relaciones amistosas entre las naciones africanas y asiáticas. Se defendía la independencia de los pueblos y la igualdad de las nacionales, se rechazaba el intervencionismo de las grandes potencias y todas las presiones que pudieran ejercer; se proponía el pacifismo como forma de resolver los conflictos y se reconocía la necesidad de ayuda para los países subdesarrollados.
Estos movimientos de liberación. Se proponían formas pacíficas para resolver esta cuestión. Los movimientos que alzaron su voz y fueron escuchados eran encabezados por dirigentes nacionalistas educados en Europa. Hubo múltiples formas de lucha: guerras civiles, movimientos de guerrilla, etc. Hacia fines de 1960 el colonismo había disminuido y hacia finales de 1975 prácticamente se había terminado.
Al finalizar la 2 GM, se destruía el mito de la superioridad occidental y la hegemonía europea había terminado al mismo tiempo las dos potencias predominantes (La Unión Soviética y EE UU) eran anticolonistas.
En 1960 la ONU en su Declaración sobre la Independencia de los países y pueblos colonizados, tilda al colonialismo de “un mal absoluto”, ya que los EE UU y la Unión Soviética apoyaban el colonismo y la opinión de los líderes era decisiva en la posición que tomaban los organismos internacionales de los demás estados y los movimientos de liberación de Asia y África fueron adquiriendo más fuerzas y lograron independizar nuevos países.

Capítulo 3: La formación de los Estados nacionalistas latinoamericanos (CERRA)

1. LAS NUEVAS FORMACIONES SOCIALES Y POLÍTICAS
La difusión del patrón de acumulación capitalista a escala mundial bajo la hegemonía inglesa condicionara la evolución de América Latina. Utilizamos la palabra ‘condicionar’ para significar que la expansión de la revolución Industrial estableció una serie de limitaciones al desarrollo autónomo de los nuevos Estados nacionales e influyo en el sistema político y la estratificación social. La extensión del mercado mundial bajo la lógica del capital enfrentó diversas realidades en cada continente y aun en su interior.
La Revolución Industrial se relaciona de la siguiente manera con el proceso de formación y consolidación de los Estados nacionales en América Latina: la expansión del sistema capitalista remite principalmente a condicionamientos económicos, la necesidad de las empresas manufactureras de colocar su producción de excedente y abastecerse de materias primas, manipulación de precios en las zonas periféricas, inversiones de las potencias industriales en infraestructuras, su correspondiente control del transporte, etc.
Cuando nos referimos a la consolidación de un Estado nacional nos referimos a una estructura política formada por gobierno, burocracia y fuerzas de seguridad, es innegable que sin los cambios de la economía mundial, los nuevos Estados no hubieran contado con los recursos necesarios para su sostenimiento.
Un enunciado discutible de la teoría de la dependencia es la tendencia a interpretar el proceso de expansión de los países centrales como el resultado de un plan de acción. La posibilidad de cambio y ruptura por parte de las naciones periféricas no existió. La teoría de la dependencia es el instrumento para comprender el proceso de conformación de una economía mundial que dividió al mundo entre un pequeño grupo de países, beneficiado por el desarrollo y por un nivel de vida elevado y el resto de la humanidad con malas condiciones de vida.
Uno de los aspectos que los teóricos de la dependencia han estudiado ha sido la vinculación que existe entre la extensión del mercado mundial y la consolidación de los Estados nacionales en América Latina.
La Revolución Industrial requería para su expansión en la periferia de cierta seguridad jurídica que sólo podía ser proporcionada por el Estado. Tampoco la formación de los Estados nacionales puede explicarse únicamente en términos de necesidades de la economía mundial. Los nuevos Estados latinoamericanos contaron con recursos suficientes gracias a los aranceles aduaneros que les permitieron pagar a sus gobernantes, burócratas y fuerzas de seguridad.
En el proceso de vinculación al mercado mundial se distinguen 2 fases: la primera abarca desde la independencia hasta mediados del siglo XIX y se caracteriza por la imposición del librecambio, la invasión de manufacturas británicas y la perdida del metal precioso remanente de la etapa colonial. No fue posible establecer una economía basada en la exportación, ya que aun no habían madurado los adelantos tecnológicos y las continuas guerras civiles impedían en muchas regiones el desarrollo de las actividades económicas.
En este marco, solo fueron viables algunos rubros de exportación, aquellos que exigían mínimas inversiones iniciales (saladeros, tintes, metales preciosos) que compensaban las deficiencias en el transporte y la infraestructura con un producto poco voluminoso y alto valor.
La segunda etapa se consolida en la segunda mitad del siglo XIX. La demanda de bienes primarios por parte de los países industrializados provocó la afluencia masiva de capitales extranjeros que se colocaron en obras de infraestructura y en préstamos a los gobiernos. Las inversiones alcanzaron su madurez y facilitaron la integración plena al mercado mundial.
La transición del dominio colonial ibérico a la consolidación del Estados nacionales en América Latina mostró peculiaridades regionales y estuvo acompañada por violentas transformaciones sociales y económicas. En este marco, existieron 3 tipos de transiciones, las economías basadas en la esclavitud, las que se produjo en sociedades con base indígena y el cambio que se instalo en las zonas vacías.
a) Distintos factores impulsaron la disolución del orden esclavista: abolición de la trata de esclavos por parte de Inglaterra después de haber participado el comercio negrero.
El objetivo británico es identificable: la economía industrial necesitaba consumidores y la esclavitud limitaba las posibilidades de formación de un mercado de bienes y servicios. Durante el s XIX, el Estado inglés presionó a las otras potencias europeas y a los nuevos países americanos.
Si bien la esclavitud continuó hasta finales del siglo, la persecución del tráfico aumentó sus riegos y costos operativos y estimuló la búsqueda de formas alternativas de mano de obra. Cuando la economía esclavista se insertó en los mercados mundiales vendiendo algodón, azúcar y café, la introducción de elementos capitalistas, como bancos, empresas de ferrocarriles y avances técnicos provocó 2 efectos contradictorios: revitalizó el viejo modo de producción y prolongó su agonía, pero la aparición de estos factores profundizó las contradicciones del sistema, empujando a su disolución. La abolición de la esclavitud en América central y del sur no significó la desaparición de un mercado de mano de obra basado en las relaciones asalariadas. Se extendieron distintas formas de dependencia personal: la aparcería y el arrendamiento y la importación de mano de obra servil.
b) Las sociedades con fuerte base indígena modificaron su estructura al insertarse en el mercado mundial como exportadoras de bienes primarios. Esta inserción requirió de la realización de reformas, calificadas como liberales y cuyo ejemplo es el caso mexicano. La clave del proceso es la formación de un verdadero mercado de tierras. Antes de las reformas protagonizadas en el s XIX, existían grandes extensiones de terrenos que resultaban aptas para los cultivos destinados al exterior y se hallaban fuera del sistema comercial, en manos de la Iglesia y de las comunidades indígenas. Se encontraban fuera del circuito de compra – venta las tierras públicas deshabitadas.
En un lapso corto, esa gran superficie cultivable pasó al dominio privado. La principal característica de la transformación de estas tierras inmovilizadas en bienes comercializables fue la violencia, que posibilitó la inserción de los nuevos Estados en la economía mundial y condenó a la miseria a las masas campesinas.
El despejo campesino no implicó la conformación de un proletariado desposeído de los medios de producción. Se multiplicaron un sinnúmero de situaciones que se encuentran más próximas a la servidumbre: el campesinado residía en los límites de la hacienda y cultivada una pequeña porción de tierra para sobrevivir, recibía un pago insuficiente en forma de vales. Estos medios de pago locales debían ser canjeados en la tienda de raya, propiedad del hacendado. Las necesidades del peón lo impulsaban a endeudarse y a aumentar su dependencia con el dueño de la tierra. El campesino quedaba así forzado a trabajar en la hacienda y estaba obligado a permanecer en ella.
En Chile, encontramos una evolución socioeconómica que guarda similitudes y diferencias con México. Cuando Chile se insertó en el mercado mundial como exportador de trigo, cobre o nitratos se trataba de una sociedad estratificada, compuesta por una oligarquía terrateniente blanca y criolla y la población mestiza, que se empleaba en las haciendas como inquilino. El inquilinaje es una relación de producción que mantiene analogías con el peonaje por deudas.
El inquilino recibía una o dos parcelas para su cultivo y el derecho a pastar cierto número de animales en las tierras del hacendado. Podía habitar una casa y se le proporcionaba alimentación a la persona del grupo familiar que trabajaba en la hacienda. El inquilino recibía un pequeño salario en forma de vales que se canjeaba en la tienda de abarrotes del patrón.
El endeudamiento era la herramienta para sujetar y aumentar la explotación de los campesinos que se veían obligados a trabajar casi todos los días del año en la hacienda.
La mayoría de los inquilinos legalmente podía abandonar el campo; no lo hacía porque no existían otras fuentes alternativas de subsistencia fuera del patronazgo de un hacendado y porque entre patrón e inquilino se establecían relaciones de parentesco colateral.
En las zonas vacías, los elementos comunes en la transición del orden colonial al capitalismo periférico se encuentran en la necesidad de incorporar inmigrantes al proceso productivo de origen europeo.
En algunas regiones de Latinoamérica, la inserción en el mercado mundial no implicó la independencia política ni ningún cambio de las relaciones sociales (Ej: Puerto Rico).
Otros países no necesitaron la intervención permanente de las tropas norteamericana. En los márgenes de Estados débiles y economías desarticuladas que se sustraían a cualquier tipo de límite legal local.
En América Latina la incorporación plena la comercio internacional nos significó la extensión de las relaciones asalariadas. Por el contrario, se reforzaron mecanismos semiserviles de explotación de la mano de obra: peonaje por deuda, inquilinaje, aparcería. En el interior se organizaba mediante una serie de vinculaciones no capitalistas. Por otra parte, las relaciones de la periferia con el centro se estructuraban bajo la lógica de la oferta y la demanda. En los puertos de exportación y en los grandes centros urbanos, las relaciones salariales son hegemónicas.

2. EL MODELO PRIMARIO EXPORTADOR
La conformación del sistema centro-periferia en la segunda mitad del siglo XIX proporciono ciertas características a Latinoamérica como integrante de la economía mundial, estos rasgos se denominan “modelo primario exportador”.
Una primera característica es la articulación de las actividades económicas en torno de la exportación de bienes primarios. En algunos países un solo producto daba la mayor parte de los ingresos, en otros países, las exportaciones abarcan distintos bienes (Argentina: carnes, cereales y lana).
Los productos comercializados influyen de manera distinta sobre las actividades productivas y la sociedad local. Algunas producciones de cereales obligaban a la extensión de las vías férreas.
En cada país, un grupo muy reducido de la población concentraba la mayor parte de la riqueza. Son las elites que controlaban la mayor parte de los medios de producción, que deben la mayor parte de su riqueza a 2 elementos: a su relación privilegiada con el capital extranjero y al control que imponen sobre los nuevos Estados nacionales en América Latina. Se emplea la expresión de Estado capturado para reflejar como los grupos dominantes manipulaban los ordenadores políticos en su beneficio directo.
El capital extranjero cumplía un rol fundamental en la articulación de las actividades económicas en la región y ayudaba a consolidar un tipo de Estado a través de préstamos a los nuevos gobiernos. En cuanto a las inversiones, los capitalistas prefirieron la construcción de la infraestructura básica de transporte y comercialización, dejando por lo general a las elites locales el control de la tierra como medio de producción.
En las relaciones laborales, se solía pagar a los trabajadores con vales que solo eran aceptados en almacenes de la corporación, o de no ser así, se fijaban en dólares y después se abonaba con moneda local y cambio inferior.
Hasta la Primer Guerra Mundial las inversiones provenían casi todas de los británicos (invertían en infraestructura), luego de ella, Estados Unidos (destinaban sus capitales a emprendimientos productivos directos) paso a ser competencia.
En síntesis, las características de este modelo eran las siguientes:
a) El crecimiento económico se relacionaba con la exportación de productos primarios.
b) Un grupo reducido concentraba la mayor parte de la riqueza
c) Predominaban las relaciones semiserviles en su articulación interna y el vínculo capitalista en su relación con el centro
d) El Estado obedecía a los intereses de los grandes propietarios de tierras.
e) Las inversiones extranjeras se dirigían a la infraestructura para asegurar la provisión de bienes primarios. Controlaban el comercio de exportación y limitaban la independencia nacional.

3. LA CONSOLIDACIÓN DEL ESTADO NACIONAL EN ARGENTINA
La etapa de construcción y consolidación del Estado nacional en Argentina en el período entre 1862 y 1880, que corresponde a las presidencias de Mitre (1862 – 1868) y Sarmiento (1868 – 1874) y Avellaneda (1874 – 1880). La periodización puede aceptarse siempre que recordemos:
1) La expansión de la economía mundial en la segunda parte del siglo XIX impulsó la creación de Estados nacionales en toda la región
2) El proceso de consolidación estatal en nuestro país tiene sus propias fuerzas endógenas y de carácter político.
3) La construcción de un Estado nacional es histórico, por lo tanto sujeta a mudanza o extinción. Los Estados no existieron desde siempre ni tampoco tienen la supervivencia asegurada.
4) El enfrentamiento político y militar y las rectificaciones son propias del proceso.
Al producirse el arribo de Mitre en 1862, la unidad nacional se encontraba muy lejos. Buenos Aires había admitido la Constitución de 1853, conservando su ciudad capital y no entregando las rentas a la Aduana. El reparto de las rentas a la Aduana porteña se fue haciendo de manera paulatina y sin enfrentamientos.
La época de la secesión porteña había mostrado tanto la vialidad económica de la provincia como la imposibilidad del proyecto de la Confederación. En el plano militar, la Confederación se encontraba en un plano de igualdad con respecto a Bs As.
La construcción de un Estado nacional fue un proceso que no tenía definido sus actores, sus beneficiarios y sus agentes. Es claro que una parte importante de la clase dominante comprendería a los terratenientes de la provincia de Bs As y que todo orden estatal posible debía incluirlos de forma privilegiada. No es tan claro quienes podían ser sus socios en el interior, y el mismo proceso de consolidación los iría delimitando.
Uno de los problemas era la dificultad para establecer el monopolio de la fuerza. En1962 cada provincia tenia su propio aparato represivo y desarmarlo fue un proceso arduo. En 1864, se avanzo en ese sentido con la creación del ejército nacional -6 mil efectivos- sin embargo, las provincias seguían manteniendo sus propias fuerzas bajo el nombre de “guardias nacionales” y eran las encargadas del reclutamiento en su territorio. Otra dificultad radicaba en la oficialidad no profesional que el Estado nacional había heredado de las épocas precedentes.
El proceso de adquisición del monopolio de la fuerza fue acompañado por la actuación del ejército en numerosas sublevaciones interiores, sin embargo, las guardias nacionales sobrevivieron hasta 1876. El ejército se había profesionalizado, se incorporaron nuevos soldados y se regularizo la carrera de los oficiales con la creación del Colegio Militar de la Nación durante la presidencia de Sarmiento.
Al producirse la crisis internacional de 1873 el gobierno se encontraba en serias dificultades para hacer frente a los compromisos externos. La disminución de las exportaciones argentinas y el recorte de los préstamos externos colocaron al gobierno nacional al borde del abandono de pagos.
El gobierno de Avellaneda supero la crisis mediante la contracción del gasto público, la reducción de los salarios de los empleados públicos y la elevación de los aranceles de la aduana para aumentar los ingresos del Estado.
La cuestión militar fue resuelta cuando las tropas nacionales derrotaron a la última fuerza provincial significativa -la de Buenos Aires- al producirse la federalización de su ciudad capital en 1880.
El monopolio de la fuerza no es el único elemento para la consolidación, también era necesario obtener el consenso de la sociedad regulada por el a través de distintos procedimientos.
En algunos casos se recurrió a la cooptación: la búsqueda de alianzas con fracciones burguesas del interior y gobiernos provinciales a través de la concesión de beneficios, como el otorgamiento selectivo de subsidios o el nepotismo en la designación de cargos públicos nacionales. El largo proceso de conformación del Estado argentino significó la incorporación de las oligarquías provinciales a las decisiones políticas. Se otorgo a cada provincia la misma representación -dos senadores- lo cual permitía a las provincias más pobres unirse para ejercer su poder de veto.
El Estado activó la penetración material mediante la construcción de obras públicas y de infraestructura (ferrocarriles, puertos, etc.), de forma tal que vinculaban las distintas regiones entre sí, y facilitaban la actuación de las autoridades. Por último, el Estado se preocupo por extender y consolidar la idea de nacionalidad, se preocupo por imponer la ideología nacional para disimular los enfrentamientos interprovinciales y para amalgamar a los inmigrantes que ya estaban arribando a Argentina. La construcción de escuelas y las reformas en el sistema educativo, contribuyeron en la difusión de esta ideología.
Durante el gobierno de Sarmiento estuvo la Guerra del Paraguay, en la cual se unieron Argentina, Brasil y Uruguay para vencer, fue un guerra de presión externa e interna, ésta ayudo a la unificación del territorio.

4. EL MODELO PRIMARIO EXPORTADOR EN NUESTRO PAÍS: GÉNESIS Y CARACTERIZACIÓN
La integración plena al mercado mundial, facilitada por los adelantos tecnológicos y la unificación del territorio, consagro la primacía económica de la región pampeana. Las provincias del interior mediterráneo aceptaron la implementación del librecambio y la consiguiente ruptura de sus actividades artesanales, a cambio de los subsidios que el Estado nacional otorgaría en forma directa o con el reparto de las rentas de la Aduana, obtenidas gracias al movimiento comercial generado por la región mas rica de la Argentina. La extensión del empleo publico, también es una manera de procurar empleo en áreas que por cuestiones geográficas no son viables económicamente.
Las actividades de los saladeros fueron complementadas primero y apartadas luego por la cría del ovino. A partir de 1850, la cría del ganado ovino desplazó al bovino, debido a la demanda creciente de la industria textil europea. Los beneficios obtenidos con la exportación de lana permitieron la modernización de la estancia como unidad productiva. Se difundió el uso del alambrado, se instalaron molinos y bebederos y se abandonó la raza criolla. Se fundaba la Sociedad Rural Argentina, que será la institución representativa en este sector.
Las exportaciones de lana siguieron creciendo durante la vigencia del modelo primario exportador.
Las nuevas tierras fueron revalorizadas por la extensión de vías férreas que cubrían la mayor parte de la región pampeana (ej: la carne congelada tuvo acceso a los mercados europeos). La necesidad de producir carne de calidad llevó a la cría y selección de los animales, se incorporaron distintas razas que propiciaron el abandono de la producción de ganado criollo. Se extendió la actividad de invernada. El engorde de los animales se combinaba con la práctica de la agricultura, favorecida con la disminución de los fletes internos e internacionales. Esta combinación entre agricultura y ganadería se llama estancia mixta.
A principios del s XX, los cereales ocupaban el primer lugar en las exportaciones argentinas, le seguían los derivados del ovino (lana y carne) y la carne congelada. El tasajo y los cueros tienen un lugar marginal.
El latifundio era la forma de propiedad característica de la región pampeana.
Nuestro país se vinculó al comercio mundial como productor de bienes primarios. A la expansión de la ganadería ovina y vacuna se sumó una gran superficie cultivada con cereales y lino.
El aumento de la superficie en condiciones de ser explotada comercialmente fue acompañado por la extensión de vías. El tendido se hizo en forma de abanico, ya que el interés era facilitar la salida de los bienes hacia Europa. El ferrocarril unía el interior con los puertos de Buenos Aires y Rosario. Una de las finalidades de los ferrocarriles de ese origen en la Argentina fue la de vender artículos manufacturados y los servicios mismos. Muchas importaciones eran por parte de las empresas ferroviarias y provenían del Reino Unido. El capital de origen inglés era dominante en nuestro país: 55% para ferrocarriles, 25% empréstitos, 20% otros.
Para la elite terrateniente, la relación con el capital extranjero era fundamental. Necesitaba los ferrocarriles para llevar su producción al puerto de exportación y las tierras duplicaban su valor si se ubicaban cerca de una estación de ferrocarriles.
Algunas diferencias del modelo argentino con el Latinoamérica son:
- En nuestro país, la inserción dentro del mercado mundial generalizó las relaciones salariales y las formas semiserviles continuaron en las zonas desvinculadas de la economía de exportación.
- La llegada de inmigrantes proporcionó la mano de obra necesaria para la explotación de nuevas tierras y la realización de distintas tareas en el sector de los servicios urbanos.
- El arribo masivo de inmigrantes facilito la formación de un mercado interno de significación (la industria azucarera tucumana y la de vino en Mendoza encontraban en los centros urbanos del litoral un mercado consumidor creciente)

5. LA VULNERABILIDAD DEL ESQUEMA AGROEXPORTADOR
La transformación espectacular de los datos macroeconómicos y los enormes ingresos encandilaron a los dirigentes de la Argentina. No percibieron que la riqueza proporcionada dependía de factores externos, lo que la tornaba muy vulnerable.
Durante la presidencia de Juárez Celman (1886–1890) las autoridades lanzaron un agresivo plan de endeudamiento externo, unido a una desmedida emisión monetaria. La emisión se fundaba en la Ley de Bancos Nacionales Garantidos de 1887, que permitía a los bancos la emisión de billetes con el respaldo de títulos públicos del Estado nacional.
El auge se detuvo cuando ante la disminución de los empréstitos extranjeros a partir de 1888, la balanza de pagos de nuestro país entró en crisis y en 1889 cayeron los precios internacionales del trigo. La pesada carga exterior, pudo aliviarse con el alza de los precios de los productos primarios. Superada esta crisis, se demuestra la excesiva dependencia de los capitales provenientes.

Capítulo 4: El proceso de inmigración en la Argentina moderna (Yazbek y Alori)
En la segunda mitad del s XIX uno de los fenómenos que acompañó la expansión del capitalismo a nivel mundial fue el de las migraciones internacionales, que se vieron favorecidas por el desarrollo de los medios de transporte e impulsadas por las condiciones de vida del campesinado europeo.

1. LAS IDEAS Y LOS PROYECTOS: ALBERDI Y SARMIENTO
Los intelectuales argentinos del s XIX imaginaban la inmigración como el instrumento esencial para crear tanto una sociedad y una comunidad política como para alcanzar el progreso económico del país. El papel transformador asignado a la llegada de inmigrantes de origen europeo gozó de un amplio consenso, pero las diferencias aparecieron en torno a las funciones y objetivos que se le estipularon. Las propuestas de Alberdi y Sarmiento son ilustrativas al respecto.
Para Alberdi la inmigración provocaría un rápido aumento de la población y la ventaja más importante sería que con ella se consolidaría la influencia de la civilización europea. La mano de obra extranjera y los capitales foráneos serían los instrumentos adecuados para crear una comunidad civilizada. La población extranjera lograría la transformación global del país.
Alberdi no negaba la necesidad de la instrucción primaria, pero consideraba que la educación estaba relacionada con el influjo del ambiente, fuera de los inmigrantes de los países más adelantados o del progreso material obtenido de cualquier forma.
Estos serían el medio de instrucción más conveniente para los pueblos que empezaban a crearse, como era el caso de Argentina en ese momento.
El Estado sólo debía sentar las bases del orden. La propuesta alberdiana quedó reflejada en la Constitución Nacional que establecía la coexistencia de dos tipos de repúblicas: la república abierta (regida por la libertad civil, en la que tendrían cabida todos los habitantes nativos y extranjeros) y la república restrictiva (los ciudadanos no intervendrían en la designación directa de los gobernantes ni de sus representantes, serían los electores quienes lo harían). Este pequeño grupo de ciudadanos gozaría de plenas libertades para participar en la elección de senadores, presidente y vicepresidente de la nación. Para Alberdi, el poder debía recaer en manos seguras de la elite rica e ilustrada y había que alejar el sufragio de las manos de la ignorancia
Sarmiento consideraba que la inmigración europea ayudaría a introducir a la población en una nueva civilización moderna. Compartía con Alberdi la idea de que la Argentina sería renovada a través de su incorporación al mercado capitalista. La diferencia es que para Sarmiento la imagen del progreso económico se basaba en postular un cambio en la sociedad en su conjunto, no como resultado final de ese progreso sino como condición para lograrlo.
Sostenía la necesidad de un nuevo modelo, aplicado por EE UU cuyo éxito se debía a que allí se desarrollaba una civilización asentada sobre la plena integración del mercado nacional y la existencia de una masa de consumidores que para serlo debían disponer del poder adquisitivo necesario y de aspiraciones para mejorar su situación económico-social.
Para alcanzar este objetivo la educación popular se convertiría en el instrumento adecuado. La inmigración debía ser dirigida y fomentada por un Estado que debía ser capaz de gobernar los procesos económicos y sociales para superar los conflictos que generarían el libre juego de las fuerzas del mercado. Confiaba en el rol transformador del Estado que por medio de la alfabetización ayudaría a la población a introducirse en una nueva civilización. Le asignaba a la educación primaria un rol estratégico en la transformación de la población.

2. LAS CARACTERÍSTICAS
En Argentina la escasez de mano de obra fue un problema persistente a lo largo del siglo XIX y recién a partir de la organización nacional se llevaron a cabo intentos para estimular la llega de inmigrantes. Su afluencia masiva correspondió al periodo 1880 – 1914 (etapa de la “gran inmigración”)
Hubo un notable aumento poblacional debido a la llegaba de inmigrantes que entre 1870 y 1914 alcanzaron casi 6 millones de personas. La llegada de miles de europeos produjo variaciones en el número total de habitantes, en las relaciones entre los sexos, en las edades y en la distribución regional de la población.
Los saldos migratorios internacionales crecieron hasta 1890, cuando se registró un descenso como consecuencia de la crisis económica que estalló en ese año y que causó el primer salgo negativo en el período de inmigración masiva. La recuperación económica volvió los flujos migratorios a su ritmo anterior y los aumentó a niveles considerables entre 1905 y 1913 (auge del modelo agroexportador). La 1 GM convirtió el balance en negativo hasta su finalización.
La llegada de inmigrantes afectó la relación entre los sexos y las edades. La mayor parte de los extranjeros eran varones adultos, lo que elevó el índice de masculinidad.
Otro cambio significativo que originó la inmigración fue el aumento de las edades medias.
La población extranjera superaba a la nativa en la franja de 15 a 64 años, los argentinos eran amplia mayoría entre menores de 15 años.
La mayor concentración de población se registró en el Litoral, Bs As y Córdoba.
Para 1869 el porcentaje de población inmigrante en el Litoral era superior al de la provincia de Bs As debido al desarrollo agrícola de la zona. En 1879, la mayoría de los extranjeros se concentró en las áreas vinculadas al crecimiento de la producción agrícola – ganadera en Bs As, Litoral, Córdoba y La Pampa. La ciudad de Bs As también recibió un alto número de extranjeros porque experimentó un fuerte aumento de la demanda de trabajadores para los sectores secundario y terciario, cuyo desarrollo acompañó la expansión de las actividades agropecuarias.
Hacia fines del s XIX y comienzo del XX, la región pampeana y el área metropolitana concentraban la mayor proporción de población extranjera.
La población nativa se radicó en la zona pampeana y se dirigió a otros destinos con un desarrollo importante en su producción.

3. LAS TRANSFORMACIONES

3.1 TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS
En el plano económico, la inmigración influyó de diversas maneras en la formación de la fuerza laboral y del mercado de trabajo. En primer lugar, por su aporte directo al aumento de la población y al incremento de la tasa de crecimiento natural de la misma, en segundo lugar porque la mayoría de los recién llegados eran jóvenes y varones y en tercer lugar porque se instalaron en zonas donde se radicaron las actividades productivas.
La expansión de la frontera a fines del siglo XIX favoreció el crecimiento de las actividades primarias e incrementó la demanda de mano de obra. Como las tareas agrícolas requerían un mayor número de trabajadores, los inmigrantes se incorporaron más fácilmente a ellas, en tanto que las actividades vinculadas con la ganadería quedaron en manos de los nativos. El aumento de los porcentajes de ocupación de los extranjeros en el sector secundario a comienzos del siglo XX fue notorio gracias al desarrollo de las actividades industriales (frigoríficos). El sector terciario continuó su trabajo durante todo el período e incorporó gran cantidad de trabajadores en diversas actividades como construcción de ferrocarriles, obras de infraestructura, construcción de elevadores, edificios públicos y privados, etc.
Desde fines del s XIX en todo el país creció el número de pueblos y ciudades, proceso en el que repercutieron favorablemente la expansión del ferrocarril y el desarrollo primario – exportador.
La mayoría de la población extranjera se instaló en los centros urbanos y el incremento progresivo a lo largo de los años de los porcentajes de radicación estuvo relacionado con el crecimiento de las actividades secundarias y terciarias que allí se localizaban.
Las dificultades para acceder a la propiedad de la tierra condicionaron la radicación de los inmigrantes en las áreas rurales. Las restricciones en el acceso a la tierra se debieron al aumento de su valor y en el caso de Bs As porque la tenencia de la tierra fue de tipo latifundista. A muchos extranjeros sólo les quedó la posibilidad de instalarse allí como arrendatarios o como peones o jornaleros y cuando pudieron acceder a la propiedad de la tierra, se transformaron en pequeños y medianos propietarios.
El mercado laboral fue muy fluido y presentó una alta movilidad de trabajo por la presencia de los inmigrantes y por la falta de especialización de las actividades productivas desarrolladas. El requerimiento de trabajo no exigía conocimientos especiales y tenía fuertes oscilaciones estacionales. El trabajo estacional estaba vinculado con la actividad agrícola.
Las fluctuaciones en la demanda de mano de obra favorecieron las migraciones ultramarinas que dieron origen a los trabajadores “golondrinas” porque venían por un par de meses y luego volvían a sus países de origen. La ventajad e la estacionalidad fue que permitió descomprimir el mercado laboral en los momentos en que disminuía la demanda.
La integración de los inmigrantes se trató del resultado de una activa interacción que tuvo sus dificultades. En este proceso de asimilación jugó un papel importante el desarrollo de la educación cuando se implementó la ley 1420 en 1884, que establecía la educación básica gratuita y obligatoria para menores de entre 6 y 14 años. Se dotó la enseñanza primaria y se promovió la formación de nuevos maestros. Aumentó el número de alumnos en escuelas primarias y en el secundario y la universidad.
Acompañando el proceso de alfabetización, se incrementó la publicación de un gran número de diarios y revistas, junto con la publicación de libros a bajo precio. En el ámbito urbano, el desarrollo de los espacios públicos favoreció el progreso de las actividades culturales y el crecimiento de paseos, plazas y parques que sirvieron como lugares de sociabilidad.
La expansión de las ciudades, la alta concentración de la población y el encarecimiento del valor de las propiedades dieron origen al conventillo, característico de las ciudades de Bs As y Rosario, donde convivían inmigrantes de distintas nacionalidades.
La dinámica del proceso permitió la movilidad social ascendente y dio origen al surgimiento de nuevas clases sociales: obreros y clases medias. Éstas se sumaron a los sectores de la elite y de las clases populares ya existentes y modificaron la pirámide social. El incremento de la actividad industrial en las ciudades portuarias permitió el nacimiento de una clase obrera numerosa, en Bs As y Rosario. Las clases medias estuvieron presentes en los espacios urbanos y rurales, en las ciudades relacionadas con actividades profesionales, comerciales, educativas y en el ámbito rural con la aparición de pequeños y medianos propietarios y de los arrendatarios.
En torno a las condiciones de vida de los inmigrantes existe un debate. Por un lado, se presenta la corriente crítica (Rock y Panettieri), que afirma que los extranjeros fueron explotados en Argentina y que sus condiciones de vida eran pésimas: hacinados en conventillos, reprimidos por las fuerzas policiales y militares, el destino del inmigrante y su flia era permanecer integrando los estratos bajos de la sociedad. La clase terrateniente es observada como parasitaria y rentística, favorecida por la propiedad de tierras muy fértiles, éstos pudieron apoderarse de una renta extraordinaria gracias al control del aparato estatal.
La corriente optimista (Conde y Di Tella) tiende a subrayar las posibilidades de ascenso social y progreso material de los inmigrantes y sus hijos. Gracias al proceso de crecimiento económico que caracterizó a la Argentina de principios del s XX, los extranjeros pudieron dejar atrás su historia de miseria en Europa e integrar la clase media argentina, como empresarios, comerciantes o profesionales. La escuela pública sarmientina fue el instrumento de amalgama más importante
Panettieri sostiene que la clase terrateniente obtenía grandes beneficios del control del aparato estatal. El peso de la tributación caía sobre los aranceles a la importación, que luego eran trasladados a la población y padecidos por los sectores populares. La clase dominante evitaba pagar impuestos a la renta o a la propiedad inmobiliaria.
En cuanto a la política monetaria, los gobiernos conservadores se comportaban como intérpretes de los intereses oligárquicos. Como los terratenientes tenían ingresos en moneda dura y gastos en pesos, favorecieron la emisión descontrolada para disminuir el valor de la moneda nacional, al tiempo que subía el oro. Los asalariados debían padecer el aumento de los precios.
Conde se opone por completo a esta visión y considera que no existiría tal clase terrateniente oligárquica y parasitaria. La sabiduría de la clase dirigente generó una etapa de crecimiento acelerado que ubicó a Argentina entre los principales países del mundo y derramó riqueza sobre todos los sectores, incluidos los trabajadores extranjeros.
Plantean dos métodos de análisis distinto, Panettieri examina las variaciones en el valor del oro, asumiendo que su suba implicaba el alza de los precios al consumidor, golpeando a los inmigrantes. Conde sigue la evolución de las remuneraciones a los trabajadores, observando un crecimiento nominal y real.
En el enfoque de Panettieri, existen algunas inconsistencias derivadas de la errática evolución del valor de la moneda nacional. El peso sufre una depreciación entre 1887 y 1896, pero se recupera a partir de ese año y permanece estable bajo la convertibilidad de 1899 y 1913. Es cierto que los terratenientes favorecían la emisión descontrolada, pero es necesario notar que los acreedores externos limitaban esta posibilidad por parte de las autoridades. La depreciación del peso dificultaba el pago de las deudas en moneda dura. Otra debilidad se relaciona con la dificultad para establecer una correlación directa entre el valor del oro y los precios y salarios.
El análisis de Conde padece de importantes limitaciones. La principal se relaciona con la ausencia de series de salarios fiables. Unos pocos establecimientos no permiten extrapolar legítimamente las conclusiones al conjunto de los trabajadores.

Capítulo 5: El régimen conservador: exclusión oligárquica y reforma política (Cerra y D’Aquino)

1. EL FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA ELECTORAL
El orden político posterior a 1880 consolidó la situación de privilegio de la oligarquía asegurando una distribución desigual del ingreso. Para perpetuarse en el gobierno y controlar el aparato estatal, la elite apeló a un conjunto de mecanismos que reciben el nombre de fraude. En el caso de la Argentina de fines del s XIX, el fraude asumió rasgos particulares.
Desde las elecciones bonaerenses en la década de 1820, se permitió el sufragio universal. Podía participar en los comicios los varones mayores de 25 años, sin importar su fortuna personal o grado de alfabetización. La concesión del sufragio universal se anticipó a la mayoría de los países europeos. Francia había limitado (en la primera parte del s XIX), la participación electoral de los sectores populares. Entre 1848 y 1852, se otorgó el derecho a sufragio a todos los hombres mayores. Inglaterra siguió sus pasos en 1866 y en EE UU la participación de la población negra fue severamente limitada.
En nuestro país la concesión del sufragio universal fue muy temprana, las elecciones se caracterizaron por el bajo número de votantes y los enfrentamientos que procedían al acto comicial. El principal ideólogo del nuevo orden estatal, Alberdi, no estableció restricciones basadas en la riqueza o la instrucción. Con el fin de prevenir los peligros que el la concesión del sufragio universal traía para las clases dirigentes, la Constitución instituía el carácter indirecto de la elección del presidente y vicepresidente. El pueblo elegiría a un conjunto de notables, que tenían plena libertad para acordar el nombre del futuro titular del Ejecutivo.
Además, las cámaras legislativas eran la autoridad suprema a la hora de decidir la legitimidad de los títulos de los aspirantes a ingresas a ellas.
Hacia 1880, la elite enfrentaba la dificultad de conciliar los riesgos de la participación ciudadana con su necesidad de asegurarse el gobierno. Para conseguir este objetivo, instrumentaron un sistema electoral que tenía estas características:
- El voto era voluntario. Los electorales debían inscribirse en un registro especial para participar de los comicios
- El acto de sufragar se ejercía expresando a viva voz el nombre de la lista de preferencia
- La lista que reunía el mayor número de sufragios obtenía todos los cargos en disputa (lista completa)
Estas disposiciones facilitaban el control y la adulteración de las elecciones. La participación voluntaria disminuía el número de asistentes y el carácter público del voto permitía identificar, comprar o intimidar a eventuales opositores. El sistema de lista completa conformaba un poder legislativo oficialista, con poca presencia de la oposición.
Los sectores populares intervenían en los comicios como parte de los aparatos manejados por punteros locales.
Tampoco se debe seguir que el espacio público era amplio y participativo. Las dos visiones son complementarias: como sostuvo la historiografía, los comicios eran tramposos y sus resultados eran controlados por la oligarquía. Los participantes de las elecciones y de las movilizaciones urbanas pertenecían a los sectores populares.
Para falsear el resultado de las urnas, era fundamental designar a las autoridades escrutadoras y controlar a las fuerzas policiales encargadas de custodiar los comicios.
Tales atribuciones eran patrimonio exclusivo del presidente y los gobernadores de provincia. Es lícito hablar de “gobiernos – electores”: no es la ciudadanía la que elige a sus gobernantes sino el propio gobierno en ejercicio.
El sistema fraudulento se perfeccionó durante la presidencia de Roca. Él, organizó un complejo entramado de lealtades políticas, a través del partido de gobierno: Partido Autonomista Nacional (PAN). Esta agrupación funcionaba como una red de alianzas entre el presidente y una liga de gobernadores.
Roca mantuvo a los gobernadores provinciales que le eran fieles utilizando subsidios y patrocinios mientras controlaba a los opositores a través de comicios fraudulentos y del mecanismo de la intervención federal.

2. LOS NUEVOS DESAFÍOS: LA UNIÓN CÍVICA RADICAL
En 1890, estallaba en Bs As la “Revolución del Parque”. El movimiento era conducido por sectores de la elite: entre sus principales dirigentes encontramos a Mitre, Alem y del Valle. Las 2 principales demandas del movimiento eran la remoción del presidente Juárez Celman y la instauración de un sistema eleccionario sin fraude. La revolución logró la renuncia presidencial pero fracasó en sus intenciones de depuración de las prácticas políticas. Mitre aceptó negociar, oxigenó el grupo cercano a Roca y permitió la sucesión pacífica con la asunción de Pellegrini a la presidencia (1890 – 1892). Las elecciones continuaron siendo fraudulentas.
Una porción importante de los dirigentes revolucionarios que no aceptó negociar y eligió por la vía de la oposición permanente, fundó en 1891 la Unión Cívica Radical. Pueden señalarse ciertos rasgos sobre la conformación y objetivos iniciales de la Unión Cívica Radical: en sus orígenes, la dirigencia radical estaba integrada por miembros de la elite; sus principales demandas se referían a la eliminación del fraude, pero no se proponían reformas significativas del orden socioeconómico o una redistribución del ingreso.
El radicalismo surgió como una división intraoligárquica. Los motivos de su firme postura opositora deben rastrearse en la separación política realizada por el grupo conservador. La eliminación del fraude permitiría la renovación de la clase gobernante dentro del mismo grupo social. Bajo la dirección de Alem e Yrigoyen, la UCR adoptó una serie de medidas destinadas a minar las bases de dominio conservador. Entre ellas se encontraban la abstención electoral y la resistencia a todo tipo de pactos o negociación con el oficialismo. Los radicales sumaron a estas oposiciones inacción, una postura revolucionaria que los llevó a protagonizar tres levantamientos armados.
El desafío radical ganó fuerza cuando sus dirigentes incorporaron a los sectores medios. Establecieron una red de comités que se ocuparon de captar los nuevos adeptos que ingresaban por primera vez en la vida política.
Esta ampliación en la participación de la clase media argentina, evidenció el carácter fraudulento de las elecciones y agudizó las tensiones del sistema político.

3. LOS MOVIMIENTOS SOCIALES: IDEOLOGÍA Y ORGANIZACIÓN
La inserción de Argentina en los mercados mundiales favoreció la instalación de aquellas industrias que procesaban materias primas destinadas a la exportación como los molinos harineros y los frigoríficos, también progresaron las actividades dirigidas a producir bienes insumidos por los sectores agropecuarios y del transporte y la gran expansión agroexportadora produjo un incremento en los ingresos de la población que se tradujo en un aumento de la demanda. El crecimiento de los sectores medios canalizó esa demanda hacia sectores específicos: fue notable la sustitución de importaciones en los rubros de alimentos, bebidas y textiles. Colaboró el desarrollo de las comunicaciones, como el ferrocarril que conectó a las diferentes regiones en términos de un mercado nacional. EL progreso del transporte tuvo un signo dual: benefició a las manufacturas localizadas en Bs As y a las industrias azucarera del noroeste y la de vino de Cuyo, pero a la vez, ocasionó una ruina definitiva de las artesanías más tradicionales del interior, especialmente las de tejedurías, que no contaban con recursos para competir. Hay que destacar el papel de todas las actividades vinculadas a la construcción en un país cuya población crecía por el ingreso masivo de inmigrantes.
Entre 1895 y 1914, la población activa en la rama secundaria creció. El crecimiento del sector secundario fue más importante en Bs As y Santa Fe, donde empezaron a desarrollarse actividades industriales modernas. También surgen las actividades metalúrgicas y se produce una disminución de los rubros artesanales.
Otro dato importante es la participación de los nativos en el sector secundario.
Dentro del contexto de la Argentina moderna, agropecuaria y liberal, integrada en el mercado mundial a partir de la división internacional del trabajo, se produjo una notable expansión de la economía. Se constituyó un mercado de trabajo libre y unificado, gracias a la gran movilidad internacional de personas que permitió la inmigración masiva en nuestro país y transformó la oferta de mano de obra, tornándola flexible con relación a la demanda que exigía la economía.
El impacto inmigratorio se hizo sentir en la formación de un movimiento obrero nativo. Tempranamente, surgieron las primeras sociedades gremiales que lograron el apoyo de los demás trabajadores. La organización proletaria alcanzó casi todos los oficios y su accionar huelguístico tuvo una gran extensión e intensidad a partir de 1902.
Estos obreros combativos y violentos, impugnadores del orden económico y social triunfante con la consolidación del Estado nacional y del modelo agroexportador, fueron recibidos en calidad de inmigrantes por la oligarquía argentina como mensajeros del progreso. La mayor parte de los recién llegados se convirtieron en asalariados a pesar de sus sueños en el negocio o la tierra propios. Sus trabajos eran fluctuantes, dependientes de las necesidades del mercado laboral y del modelo agroexportador. Como la demanda de mano de obra en el campo era estacional, los trabajadores alternaban sus tareas en las áreas rurales con ocupaciones urbanas, empleándose de manera temporaria como estibadores en el puerto o como peones en la construcción.
La llegada masiva de inmigrantes sumada la fluctuante demande de trabajo permitieron la explotación de los trabajadores. Hasta ese momento no existía una legislación social y laboral para proteger al asalariado en lo que respecta a horarios por jornada, salario, condiciones de trabajo e higiene y otras.
El dominio de la alta burguesía terrateniente, financiera y comercial estaba basada en una combinación de la aplicación de prácticas caudillistas con la recurrencia del fraude electoral. Dentro de este sistema político excluyente, la policía y las fuerzas armadas se convirtieron en el recurso más utilizado (además de las leyes represivas como la de 1902 – Ley de Residencia – y la de 1910 – Ley de Defensa Social) para controlar a un movimiento obrero que desestabilizaba la tranquilidad de la Argentina moderna y liberal.
En un principio, las primeras organizaciones que se establecieron fueron de carácter mutualista, pero la influencia de la doctrina del socialismo europeo se hizo sentir gracias a la actividad desarrollada por militantes de ese origen que habían llegado a nuestro país en 1870. La influencia fue francesa, debido a la migración forzada de militantes marxistas luego de la Comuna.
La primera huelga que se registra en nuestro país fue protagonizada por los tipógrafos de Bs As en 1878, ante la reducción salarial y el aumento de las exigencias laborales. La huelga se resolvió a favor de los obreros por la firmeza en su posición y la solidaridad de sus colegas que no aceptaron reemplazarlos. Gracias a este triunfo, el sindicato consiguió para su actividad la limitación del trabajo infantil, un aumento de sueldo y reducción de la jornada laboral.
Durante los años siguientes se organizaron otros oficios como los de carpinteros, panaderos, maquinistas y fogoneros del ferrocarril, sombrereros, molineros, etc. Las sociedades eran pequeñas, con escasos recursos y no reconocidas por la patronal ni por el Estado y estaban orientadas por militantes socialistas y anarquistas. A partir de entonces, las huelgas se fueron acentuando. La avalancha de huelgas se produjo entre 1888 y 1890 debido a la caída del poder adquisitivo del salario por la devaluación monetaria producto de la crisis financiera de 1890. Las reivindicaciones en los conflictos eran similares: aumento salarial, cumplimiento de pagos atrasados, reglamentación horaria y mejoras en los lugares de trabajo.
En esta primera etapa fueron exitosas las huelgas y el Estado prácticamente no intervino para mediar en los conflictos. Un actor social importante comienza a adquirir protagonismo: la policía que actuaba dispersando a los obreros reunidos en una asamblea, allanando locales sindicales o amenazando con detener a los dirigentes obreros. Los patrones comenzaron a organizarse. Los industriales para defender sus intereses corporativos, fundaron en 1887, la Unión Industrial Argentina (UIA); decidieron no reconocer a las organizaciones obreras y solicitaron al Poder Ejecutivo que no aceptara exigencias colectivas de obreros de uno o más talleres.
En 1890l durante la crisis económica y política que desembocó en la renuncia de Juárez Celman, las sociedades gremiales se propagaron. El Comité Internacional incitó a la agrupación de todas las sociedades en una federación que reuniera al proletariado nacional. En 1891, se creó una federación que reuniera en su totalidad al proletariado nacional. En 1891 se creó la Federación de Trabajadores de la República la Argentina (FTRA) y su órgano de expresión fue el diario El Obrero. Las consecuencias inmediatas de la crisis provocaron una gran desocupación que no benefició al movimiento obrero, ya que muchos trabajadores se vieron obligados a emigrar y los que sí poseían un trabajo se aferraron a él. Es por ello que las organizaciones sindicales se debilitaron, reduciendo sus actividades y provocando la desaparición de la Federación en 1892.
Si bien hubo intentos de otras federaciones, éstas fracasaron debido a las 2 tendencias enfrentadas en el seno del movimiento obrero: la socialista y la anarquista. En un inicio, ambas corrientes coincidían en su crítica al capitalismo como sistema explotador del hombre, en la necesidad de una revolución social que sería protagonizada por obreros. Con el tiempo, las diferencias se fueron materializando. Una de los desacuerdos se relaciona con la distinta concepción respecto de las huelgas: para los anarquistas, éstas eran un mecanismo para debilitar a la burguesía y abrir el camino de la revolución social y para los socialistas eran necesarias para presionar y ampliar los derechos electorales.
En 1896, se constituyó formalmente el Partido Socialista Obrero Argentino que inició una intensa labor educativa y de propaganda a través de distintos recursos como folletos, conferencias, la utilización de periódicos, etc.
El partido estaba en contra de aquellas huelgas que se declaraban con fines de perturbar el orden y su distancia con el anarquismo era evidente. Si bien el poder electoral de Partido Socialista residía en la clase obrera nativa o nacionalizada, el partido en sí estaba controlado por grupos de clase media o alta.
Los socialistas procuraban que los obreros tomen conciencia sobre la utilización de los derechos políticos y el sufragio. Era obvia la crítica hacia la ley electoral vigente que permitía el fraude, aunque no por eso dejaban de presentarse a los comicios manipulados por la oligarquía. Trabajaban por lograr aumentos salariales, por la sanción de una legislación social para mejorar las condiciones de trabajo, la reducción de la jornada laboral a 8 hs y la extensión del sufragio femenino. Los socialistas eran antimilitaristas y anticlericales. No criticaban la política económica liberal, ni la participación de las inversiones extranjeras en nuestra economía, lo que permite entender la composición social del partido al buscar la satisfacción de los sectores consumidores urbanos. Su objetivo era lograr una alianza urbana, con centro en Bs As y poderosa para reformar la desigualdad en la distribución del ingreso creada por la economía primario – exportadora.
Los socialistas apuntaban a una centralización rígida de las estructuras partidarias. Sus programas eran muy detallados con objetivos máximos y mínimos, eran constitucionalistas, pacíficos, organizados y reconocedores del significado de patriotismo.
Una de las demandas más importantes del partido apuntaba a la nacionalización de los extranjeros, ya que éstos no podían acceder por su condición al ejercicio de los derechos políticos en nuestro país.
Como el anarquismo criticaba el capitalismo y consideraba que la situación obrera del país nunca podría mejorar dentro de este sistema, su sugerencia se orientaba a la idea y la materialización de la revolución social como única vía de eliminación del capitalismo y del Estado. Las sociedades gremiales eran vistas por los anarquistas como organizadores en donde se podían proponer y accionar huelgas y/o ensayos parciales de huelga general.
El anarquismo fue una de las principales corrientes que influyó en los inicios del movimiento obrero. Esta ideología se difundió entre los obreros de las sociedades de resistencia a través de la propaganda de destacados militares europeos..
A partir de 1897 el anarquismo comienza a transitar la posibilidad de la organización sindical. A principios del s XX, nos encontramos con un anarquismo ejerciendo influencia en los medios sindicales y con ideas claras de organización de una federación obrera.
Entre las características más sobresalientes del anarquismo argentino se destaca el énfasis puesto en la acción colectiva, que implicaba la actuación del sindicato u organizaciones obreras para la satisfacción de las demandas obreras.
La acción colectiva se complementaba con la acción directa, puesto de manifiesto en la utilización de la huelga general como el método de lucha más efectivo, en contraposición a los socialistas que predicaban el enfrentamiento por vía parlamentaria.
Se oponían a los partidos políticos, dado que su objetivo era la disolución del Estado.
El anarquismo, influyo en los obreros de las últimas décadas del s XIX y principios del XX.
El anarquismo prometía el regreso a una vida social simple y apoyaba la acción directa, lo que resultaba más atractivo para personas vinculadas al trabajo manual no calificado.
En 1901, varias sociedades gremiales promovieron un congreso que tenía el propósito de crear una federación obrera. Socialistas y anarquistas participaron en él y lograron la creación de la Federación Obrera Argentina (FOA).
Ante la organización y combatividad obrera reflejada en la huelga general nacional declarada por la FOA en 1902, el gobierno respondió decretando el estado de sitio, allanando locales sindicales, deteniendo a los dirigentes y prohibiendo la circulación de la prensa revolucionaria. El Congreso votó rápidamente una ley destinada a la represión del movimiento obrero: la Ley de Residencia, que autorizaba al Poder Ejecutivo a expulsar del país a cualquier extranjero acusado de perturbar el orden público o ser sospecho de actividades subversivas.
En 1903, Roca, denunciaba que las huelgas amenazaban la riqueza pública y las fuentes de prosperidad nacional en el momento de su desarrollo. Muchos militantes anarquistas fueron deportados y la clase dominante argentina utilizó este instrumento en un intento por detener la agitación obrera que preocupaba a los sectores vinculados con el modelo agroexportador. Frente al problema obrero, los gobiernos oligárquicos adoptaron una doble actitud: apelaron a la cooptación de los grupos obreros reformistas, abriéndoles las puertas en el Parlamento.
Dentro de esta línea, González mostró una preocupación acerca de una posible subversión masiva del orden de nuestro país. Este temor era compartido por muchos políticos y teóricos de su tiempo. González comprendió que el Estado debía cambiar su actitud ante los sectores populares.
Para González, el problema radicaba en las consecuencias políticas de la presencia de una población poco disciplinada que desembocaría en una revolución encabezada por grupos ideológicos minoritarios. Es por ello que, el gobierno de Rosa reorganizó el ejército a partir de la Ley de Conscripción Universal en 1901.
El objetivo del Estado era doble: disciplinar a partir de las ideas de orden, higiene, reglas y homogeneizar la población nativa e inmigrante, obrera y de clase media.
Respecto del movimiento obrero, González estimaba que la causa más profunda de las perturbaciones que se producían en nuestro país se debía a que los trabajadores no tenían representantes en el Congreso. Había que conseguir que los sectores populares tuviesen representación, de ahí su convicción de reformar la ley electoral en donde se eligiera un diputado que fuese opositor al régimen sin perturbar las estructuras de los gobernantes.
Bajo la influencia de González, el gobierno de Roca encaró las reformas sociales a partir de la encuesta que se le encargó a un especialista: Massé, más una comisión asesora formada por profesionales socialistas. El informe de Massé recomendaba tomar medidas acerca de accidentes de trabajo, enfermedades, duración de la jornada laboral, descanso dominical, etc.
González encaró en 1904 la elaboración de un proyecto de Ley Nacional de Trabajo cuyo objetivo respondía a la necesidad de hallar respuestas y poner freno al conflicto social y la integración plena de los trabajadores al sistema. Era necesario que los gobiernos comprendieran la magnitud de los problemas provocados en la relación entre capital y trabajo.
Lo indispensable era lograr una armonía permanente entre los 2 factores esenciales del trabajo del hombre: mano de obra t capital.
El proyecto de ley nacional de trabajo incluía muchas demandas obreras pero aspiraba a un control estatal sobre las organizaciones sindicales. Esta ley complementaba la de Residencia y se implementaban las recomendaciones del informe de Massé y se agregaban disposiciones para controlar la actividad sindical y la huelga. Se reconocía el derecho de los trabajadores en huelga.
La ley penalizaba el uso de la violencia en huelgas y otras manifestaciones y a toda paralización prolongada de los transportes nacionales, autorizaba a intervenir o disolver los sindicatos.
El proyecto no prosperó debido a que la FOA la rechazó de plano y la UGT (integrada por socialistas y sindicalistas revolucionarios) no aceptaba la mayor parte de sus condiciones. La organización patronal reunida en la UIA no estaba dispuesta a admitir reformas referidas a mejoras salariales y laborales. La norma no fue aprobada por el Congreso, ya que la oposición de todos los frentes era muy fuerte. La ley fue indiferente para diputados y senadores a pesar de la insistencia del Poder Ejecutivo.
Solamente se dictaron algunas leyes sociales referidas al descanso dominical o la protección y regulación de mujeres y niños en 1905 y la ley de accidentes de trabajo en 1915.
El establecimiento de un día de descanso en la semana fue la razón para el estallido de numerosos conflictos y debates entre trabajadores, autoridades y empresarios que contaron con la activa participación de la Iglesia Católica Apostólica Romana.
Si bien fue sancionada la Ley de Descanso Dominical, sólo se aplicaba en la ciudad de Bs As y fue violada por empresarios y trabajadores.
Estas leyes implicaron la presencia de un Estado mediador con intenciones de vincular las clases sociales en una relación de dominación que garantizara la reproducción del sistema en paz y armonía social. La política estatal se hallaba establecida en 2 frentes: la acción represiva, a través de las fuerzas de seguridad y la estrategia preventiva integradora.
Ya en el proyecto de Ley Nacional de Trabajo de González, se establecía la necesidad de crear una Junta Nacional de Trabajo. En 1907 se retomó esta iniciativa con la ley que decretó la constitución del Dpto Nacional de Trabajo.
Los primeros años del s XX fuero de mucha intensidad y combatividad por parte del movimiento obrero; las huelgas se sucedía en Capital y en el interior. El año 1904 marcó el fortalecimiento de las 2 centrales obreras: la FOA (convertida ahora en FORA) y la UGT,
Las diferencias ideológicas se profundizaron aún más ya que la UGT se asimilaba cada día más al Partido Socialista, invitando a los trabajadores a obtener la ciudadanía y a ejercer los derechos políticos. La UGT rechazaba la huelga general con fines de violencia y revuelta y la FOA, creía que la revolución era el instrumento más importante para el logro de objetivos desestabilizadores del statu quo.
Apareció una tercera tendencia: el sindicalismo revolucionario, cuyo objetivo principal era conseguir la unidad de las organizaciones sindicales. Una fracción de sindicalistas de la FOA y la UGT consideraba que la división debilitaba al movimiento obrero. Estos dirigentes apuntaban a la unidad sindical en una organización independiente e ideológicamente natural; para ello se basaban en las doctrinas del sindicalismo revolucionario. Los instrumentos de acción directa eran revolucionarios mientras que la acción parlamentaria cumplía un rol secundario, de propaganda y denuncia. El sindicato era la única y esencial forma de organización obrera que permitía que la lucha fuera eficaz y fundara las bases de una nueva sociedad. La unidad era el requisito de la fuerza y la neutralidad política e ideológica su sostén. El sindicalismo tomó del anarquismo y del socialismo 2 importantes características: la utilización de la huelga como instrumento de lucha y el parlamento como ámbito de agitación y propaganda.
En 1905, la nueva tendencia se reflejó en La Acción Socialista y muchas sociedades poco politizadas y que tendían al economicismo adhirieron a su propuesta. La acentuación de la acción represiva por parte del gobierno de Quintana permitió la solidaridad y unidad entre la FOA, la UGT y el PS.
En 1909, la UGT se fusionaba con las sociedades que se mantenían autónomas de las organizaciones existentes y con otras que se desprendieron de la FORA, que dio lugar a la Confederación Obrera Regional Argentina (CORA). Se producía la unión de gremios dirigidos por sindicalistas, socialistas, algunos anarquistas y otras sociedades sin definición ideológica. La FORA fue perdiendo espacio y significación.
Los años 1909 y 1910 fueron los más violentos del período, tanto por parte de los manifestantes como del Estado. La solidaridad internacional por la masacre de obreros en Barcelona o por el fusilamiento de Ferrer, llevó al anarquismo en nuestro país a días de huelgas generales.
En 1909, un acto organizado por la FORA fue duramente reprimido por Falcón. El saldo fue de 12 muertos y muchos heridos. Como consecuencia de esta situación, la FORA, la UGT y otras organizaciones declararon la huelga general por tiempo indeterminado hasta tanto no se obtuviera la libertad de sus compañeros detenidos y la apertura de locales obreros. Es así como se inició la Semana Roja. Prácticamente la actividad se paralizó debido a que muchos obreros abandonaron sus puestos de trabajo. El gobierno prometió cumplir con los reclamos obreros pero no obligó a renunciar a Falcón que había encabezado la represión
Un herrero anarquista, Radowitzky arrojó una bomba al auto donde estaba Falcón provocando su muerte.
Los festejos del Centenario de la Revolución de Mayo generaron una ola de huelgas. La CORA proclamó en esa fecha una huelga general contra la Ley de Residencia. El gobierno declaró nuevamente el estado de sitio, cerró los locales sindicales y detuvo a redactores de periódicos sindicales y anarquistas.
Con la complicidad de la policía incendiaron locales de diarios anarquistas, asaltaron locales sindicales y diarios socialistas. La situación generó el adelantamiento de la huelga general y un clima de violencia que es aprovechado por el gobierno para dictar un reforzamiento de la Ley de Residencia, la Ley de Defensa Social, que establecía un control sobre el ingreso de inmigrantes a nuestro país, prohibiendo toda propaganda anarquista y estableciendo penalidades por violencia, desorden público, incitación a huelga, insulto a autoridades o a símbolos nacionales.
Las luchas por el festejo del Centenario marcaron un antes y un después en la organización del movimiento obrero ya que los anarquistas se fueron desarticulando y debilitando por las derrotas sufridas y por la policía que imposibilitaba su actividad.
A partir de los sucesos y consecuencias del Centenario, la expansión del sindicalismo es acelerada. En parte, porque los grandes gremios controlados por esa corriente comenzaron a tener más importancia en el desarrollo de la economía y el sindicalismo tendía a negociar según el nivel de capacidad y estratificación de los trabajadores, mientras que los anarquistas luchaban por la solidaridad de todos los obreros.
La tendencia a la negociación le permitió al sindicalismo entablar relaciones con la contradictoria política obrera del gobierno de Yrigoyen y lograr la adhesión de distintos tipos de trabajadores.
Las malas condiciones contractuales de arrendamiento de tierras de los colonos con respecto a los grandes terratenientes, provocó en 1912 el estallido de una gran protesta de los pequeños productos de Sta Fe, conocida como el Grito de Alcorta. El conflicto se extendió a Bs As y Córdoba, donde los chacareros disconformes formaron la Federación Agraria Argentina (FAA)

4. LA GENERACIÓN REFORMISTA Y SUS PROYECTOS
La concesión del voto secreto mediante el conjunto de reformas conocidas como Ley Sáenz Peña es interpretado como la reacción de los conservadores a la agitación popular y al desafía radical. La disolución social por la vía de acción de los anarquistas y la pérdida del gobierno por la intervención de los seguidores de Yrigoyen, aceleraron el proceso de cambio pero también deben completarse con la existencia previa de un grupo dirigente favorable a la transformación de la sociedad y con un proceso micropolítico que se explica en términos internos a las fuerzas conservadoras y en interacción de éstas con otros actores.
Primera variable: entre los hijos y discípulos de las generaciones de Caseros y del 80, surgió un grupo de personalidades intelectuales y políticas, que coincidieron en una actitud reformista a partir de 1890. Casi todos provenían de la misma elite gobernante, con la que diferían en su formación y en los problemas de su época.
¿Cuál era el origen de estas motivaciones? En primer lugar, un mayor nivel de educación, que incluía estudios en los países más desarrollados, manejo de otros idiomas, etc. En segundo lugar, la conciencia de los nuevos problemas y la decisión de solucionarlos. En tercer lugar, la convicción de que se podía ser optimista respecto al futuro. Las reformas proyectadas y concretadas fueron muchas.
Segunda variable explicativa: la dinámica política de las fuerzas conservadoras en el gobierno. En 1898, Roca asume por segunda vez la presidencia y tuvo que enfrentar numerosos problemas: el conflicto con Chile, la actividad anarquista, el reclamo por una mayor autonomía de la universidad, división de la coalición gobernante (la causa fue la ruptura ente Roca y Pellegrini), etc.
En 1904 surge una solución débil para suceder a Roca. La convención de notables convocada por él concluye eligiendo como fórmula presidencial a Quintana, Alcorta.
El presidente Quintana muere en 1906 y lo sucede Alcorta (antirroquista). El conflicto entre ambas fracciones de la coalición gobernante estalla entre 1907. Alcorta resulta triunfador, cierra el Congreso porque le negaba la votación del presupuesto para 1908.
El nuevo régimen electoral le permitiría acceder al gobierno a la UCR. A la reforma electoral, promulgaba en 1912, le siguió la muerte de Sáenz Peña en 1914.
La reforma Sáenz Peña establecía el carácter secreto y obligatorio del voto y la utilización del padrón militar. Instituía el sistema de lista incompleta, adjudicando dos tercios de los cargos en disputa al partido que obtenía el mayor número de votos y el tercio restante a la fuerza que lo seguía.
En las elecciones de 1916 se impuso como presidente Yrigoyen, iniciándose una etapa de conflictos ente el Poder Ejecutivo, el Legislativo y los gobiernos provinciales que concluirá con el golpe militar de 1930.

Capítulo 6: Los gobiernos radicales (1916-1930) (Meyer)
La gestión de los gobiernos radicales, Yrigoyen (1916 – 1922), Alvear (1922- 1928) y nuevamente Yrigoyen (1928 – 1930) estuvo enmarcada en un período de gran desorden internacional que se inició con la 1 GM (1914 – 1918) y se acentuó con la crisis económica de 1929.



1. LA PRIMERA PRESIDENCIA DE YRIGOYEN (1916 – 1922)
El radicalismo debía enfrentar el desafío de poner en funcionamiento las instituciones democráticas, conseguidas tras la larga lucha contra “el régimen” y conducir con nuevas formas de representación y negociación los reclamos de reforma social que había impulsado. La UCR llega al poder en 1916 sin un programa definido, sin propuestas concretas para los problemas económicos y sociales que debía enfrentar. Su programa se limitaba al propósito de realizar un gobierno amplio, dentro de las finalidades superiores de la Constitución. Yrigoyen, había fijado los objetivos del movimiento en la necesidad de restablecer la moralidad política, las instituciones de la república y el bienestar general.
En los documentos oficiales de la UCR y en los escritos de Yrigoyen, los problemas económicos se definían a partir de la crítica al régimen.
La cuestión social se sintetizaba en la aspiración al bienestar general: se abarcaba a todas las clases sociales. La solidaridad era proclamada como principio fundamental del movimiento, solidaridad que alcanzaba incluso a los obreros.
La ausencia de un programa con propuestas económicas y sociales fue la consecuencia de la aspiración radical de convertirse en un movimiento en el que pudieran participar todos los elementos que quieran ponerse al servicio del bienestar del país. El radicalismo se autodefinía como un movimiento político y no planteó soluciones para los problemas económicos y sociales. Elaborar un programa hubiera significado provocar un enfrentamiento entre los diversos sectores sociales que formaban la UCR. Las clases medias y medias – bajas aspiraban a incorporarse al proceso político a través del sufragio universal, los sectores de la elite intentaban controlar el movimiento. Todos los sectores aspiraban a incorporarse al orden económico y social existente.
Cuando el radicalismo llegó al poder debió gobernar y solucionar los problemas que se planteaban, no puedo evitar que las decisiones tomadas generaran enfrentamientos y divisiones entre los diferentes sectores sociales que componían el partido.

1.1 LAS RELACIONES INTERNACIONALES
Al asumir la presidencia en 1916, Yrigoyen debía resolver la posición que sostendría el país con respecto a la guerra. Inicialmente mantuvo la postura “la neutralidad favorable” hacia los aliados que significaba continuar con las exportaciones a los países europeos, especialmente Gran Bretaña y concederles créditos para financiar sus compras. La presión para declarar la guerra a Alemania se agudizó en 1917, cuando este país inició los ataques submarinos contra los buques comerciales neutrales de EE UU. En un principio Argentina seguía fiel a no adherirse a los intereses de Estados Unidos, pero cuando los alemanes hundieron 3 barcos mercantes argentinos, la corriente de opinión a favor de la ruptura se extendió.
Si bien los radicales estaban muy divididos en torno a esa cuestión, Yrigoyen defendió la neutralidad pese a las presiones. Esta política no lo enemisto con Gran Bretaña, pero si lo distanció de Estados Unidos.
Estas manifestaciones antinorteamericanas expresaban un nacionalismo que, si bien no cuestionaba el modelo económico dominante, si se preocupaba por la conservación o rescate de los valores culturales propios y la defensa de la soberanía territorial ante el avance de la influencia de Estados Unidos en América Latina.

1.2 LA POLÍTICA ECONÓMICA
La guerra puso de manifiesto la vulnerabilidad de la economía primaria exportadora. que dependía de la exportación de materias primas, del ingreso de capital extranjero y de la mano de obra europea.
Las exportaciones agrícolas sufrieron durante la guerra la falta de transporte. La finalización del conflicto causo mayores dificultades: el exceso de oferta de productos primarios en el comercio mundial tuvo como consecuencia que se formara un stock permanente de estos bienes con la consiguiente baja en los precios internacionales. Así, la economía argentina comenzó a debilitarse, perjudicada por el deterioro de los términos de intercambio.
Con respecto al sector industrial, la 1 GM, al dificultar el comercio internacional, favoreció el surgimiento de algunas actividades sustitutivas. Esos intentos se vieron limitados al depender de la importación de materias primas y combustibles, y se desaprovecharon las condiciones naturales de protección creadas por el conflicto.
La caída de las exportaciones producida por a guerra, había provocado una crisis de financiamiento del Estado. Los ingresos se obtenían de los aranceles aduaneros y los impuestos indirectos, auxiliado por los préstamos externos. Estos recursos se redujeron cuando el radicalismo llego al poder. El gobierno de Yrigoyen necesitaba aumentar los ingresos para solventar su política social y ampliar el reparto de empleos públicos. Ésta era su principal arma política para conseguir apoyo en los sectores medios de la sociedad. Los aranceles aduaneros no fueron actualizados al ritmo de la inflación que acompaño a la guerra mundial.
El problema del déficit fiscal señalaba que el Estado debía buscar otra forma de financiar sus gastos.

1.3 LA POLÍTICA INTERNA
Yrigoyen encontró grandes dificultades para poder gobernar debido a la oposición de liberales y conservadores, representativos del poder económico concentrado en el sector agropecuario, que todavía mantenía el control del Poder Legislativo y de la mayoría de las provincias. Para ganar las elecciones uso el presupuesto del Estado, generando y repartiendo “empleos públicos”.
En sus 6 años de mandato, todas las provincias fueron intervenidas (excepto Santa Fe), él justificaba la intervención con el argumento de que el presidente debía cumplir con un mandato y una misión: la “reparación”. No vacilaba a la hora de atropellar las autonomías provinciales. Con la utilización de estos cuestionados mecanismos, su poder aumento considerablemente, aunque siempre, enfrentado con el gobierno, por ende, el parlamento no le aprobaba sus proyectos lo que llevo a la sanción de pocas leyes y proyectos (iniciativas de trabajo a domicilio, reciprocidad en materia de indemnizaciones por accidentes de trabajo, etc.)
Cuando Yrigoyen asumió la presidencia, se volcó cada vez más a buscar el apoyo de las clases medias con su política de reparto de puestos públicos. El déficit fiscal aumentó y eso endureció el enfrentamiento con la oposición que lo acusaba de recurrir a medidas demagógicas para conseguir el apoyo popular. Para las clases dominantes el desequilibrio en las finanzas del Estado conlleva el riesgo de la cesación de pagos y la interrupción del flujo de préstamos desde el exterior. El aumento del empleo público llevó a distanciarse de los sectores de la elite que componían la UCR.
El radicalismo presentó matices distintos en las diferentes provincias y conflictos internos del partido dieron la formación de grupos políticos. El lencinismo en Mendoza y el bloquismo en San Juando se destacaron porque los caudillos de esas provincias terminaron colocándose en la oposición al gobierno de Yrigoyen. Defendieron la autonomía del partido en sus distritos, en contra del intento del presidente de imponerles su autoridad. Esa oposición fue más marcada en el 2do gobierno de Yrigoyen y los llevó a formar parte de los grupos opositores que participaron en el golpe que derrocó al gobierno en 1930.
La relación del líder radical con las fuerzas armadas fue un foco de conflicto. Los enfrentamientos laborales precipitaron la participación de las fuerzas armadas en la política. La relación empeoró porque Yrigoyen reincorporó a las fuerzas armadas a los militares que lo había apoyado en 1905 y favorecía a los oficiales radicales en el otorgamiento de ascensos.




1.4 LA CUESTIÓN SOCIAL
En los comienzo de su gobierno, Yrigoyen manifestó una mayor comprensión por las reivindicaciones de los trabajadores que la mostrada por los gobiernos conservadores anteriores. Se modificó la relación con los sindicatos. En cambio, Yrigoyen recibía a los sindicalistas, hizo de mediador y arbitro en el enfrentamiento, aun sin contar con los instrumentos legales apropiados.
La mediación del gobierno en las huelgas dio a los radicales cierto grado de popularidad entre los electores de la clase obrera y los ayudó a derrotar a los socialistas en las elecciones de 1918.
Algunos autores dicen que lo hacia por demagogia pura, mientras que otros (“El krausismo”) resaltan la solidaridad humana y la igualdad democrática moderando las tensiones sociales.
El radicalismo no contaba con el apoyo del Parlamento: la mayor parte de los conflictos sociales del radicalismo se enfrentaron con la oposición conservadora. Sólo pudieron concretarse: trabajo a domicilio, algunas disposiciones de jubilación de ferroviarios, empleados del Estado y bancarios. Proyectos más ambiciosos no pasaron la barrera del Congreso: salario mínimo, contrato colectivo y conciliación, etc.
En la Semana Trágica se desnudaron muchas tensiones y la relación de Yrigoyen con el movimiento obrero tuvo un punto de inflexión: abandono los intentos de mediación y arbitraje que había establecido en los conflictos anteriores, los trabajadores de los talleres metalúrgicos con la adhesión de la mayoría de los sindicatos y de los militantes anarquistas, reaccionaron frente a las maniobras patronales.
Algunas industrias locales que se habían desarrollado para sustituir importaciones tuvieron que reorganizarse. Al restablecerse las relaciones comerciales normales entre Argentina y Europa, esas industrias no tenían posibilidades de competir con los productos manufacturados provenientes del viejo continente. Los empresarios recurrieron a trasladar el costo del ajuste a los trabajadores mediante el despido o la reducción de salarios.
El gobierno perdió el control de la ciudad, la violencia era general, aumentando el número de victimas. Durante una semana, el conflicto se extendió por la ciudad de Buenos Aires. Yrigoyen decidió autorizar la intervención del ejército para reinstalar el orden. Muchos jóvenes de clase altas y medio altas atemorizados por el avance comunista y acusando a los obreros de querer subvertir el orden social, también colaboraron con la represión, sumado a la aparición de la Liga Patriótica, dedicada a perseguir judíos y catalanes, a quienes identificaban como “marxistas” y “anarquistas”
A partir de la Semana Trágica, cambio la política social del radicalismo, abandono el acercamiento al sector obrero y opto por la represión para solucionar los conflictos.
La represión sangrienta de los trabajadores rurales de la Patagonia que entre 1921/22 se rebelaron en defensa de sus fuentes de trabajos, afectadas por la caída internacional de precio de la lana, es otra expresión del gobierno radical ante las demandas obreras.

1.5 LA REFORMA UNIVERSITARIA
En 1918 existían 3 universidades, Buenos Aires, Córdoba y La Plata. La población estudiantil aumentó considerablemente en 1914 debido al aumento poblacional y a la ampliación de la base educativa promovida a través de la ley 1420 y al proceso de movilidad social ascendente.
El miembro de docentes era puramente de la elite conservadora. Muchos estudiantes comenzaron a cuestionar el sistema y a exigir una participación mas activa en su dirección Reclamaban: la actualización de programas, la vinculación de la universidad con los problemas de la sociedad, el cambio de los métodos de enseñanza y el nombramiento de profesores a partir de la selección académica. Estos pedidos, surgieron de la universidad de Córdoba y se expandió rápidamente por la demás universidades y tuvo la adhesión de movimientos obreros y políticas, y también se expandió rápidamente por America Latina.
Yrigoyen consideró los pedidos y reclamos y tras largas negociaciones se logro cambiar los estatutos universitarios: actualización académica de los programas, difusión e implementación del sistema de concurso por oposición y antecedentes para designar a los profesores, apertura de cátedras paralelas y un gobierno universitario tripartito (Alumnos, graduados, y profesores).
El reformismo universitario fue un sentimiento, expresión de un movimiento de apertura social e intelectual que servía a las ideologías más diversas, desde el marxismo al idealismo, pero que se nutrió del antiimperialismo latinoamericano y de la Revolución rusa, con su apelación a las masas.
La Reforma universitaria fue un movimiento laico, democrático y socializante. La asistencia libre, los horarios nocturnos optativos, el concurso docente, la participación del estudiantado en el gobierno universitario son expresiones claras de los vientos de reforma que se inauguraron en 1912 con la Ley Sáenz Peña

2. EL PERÍODO DE ALVEAR (1922 – 1928)
Como la constitución de 1853 no permitía la sucesión presidencial consecutiva, el radicalismo debió elegir entre sus líderes y fundadores al hombre que se presentara como candidato a las elecciones de 1922. Alvear fue designado como candidato a presidente en las elecciones nacionales y González como candidato a vicepresidente.
La figura de Alvear había participado del grupo de la elite que fundara el Partido Radical en 1891. En las elecciones el radicalismo ganó sin dificultad. La política de intervención federal utilizada por Yrigoyen había allanado nuevamente el triunfo radical.
La designación de Alvear fue una clara maniobra para obtener el apoyo de la elite jaqueado por los sucesos de la Semana Trágica y la Liga Patriótica.
Alvear limitó la creación de empleos estatales y cuidó las relaciones en el Congreso. Promovido por los miembros de su gabinete más relacionados con la elite, se tendió a la estricta reducción del gasto público y intentó despedir a muchos de los empleados nombrados por el gobierno anterior. Si bien despidió a varios empleados, luego tomó otro camino, aumentando los impuestos a los bienes importados para reducir el desequilibrio presupuestario legado por su antecesor.
Alvear al llegar el poder fue tomando vuelo propio, estableciendo un estilo de gobierno y administración diferente al del caudillismo populista, acercándose en sus prácticas a la posición de Yrigoyen. Alvear comenzó a tener peores relaciones con el partido radical por presiones acerca del aumento de cargos públicos y por la adopción de la política de intervención federal. En 1924, el partido radical se dividió, constituyendo dos partidos diferentes. Las personalistas (yrigoyenistas) por su incondicional obediencia al jefe – caudillo y los antipersonalistas, al decir del propio Yrigoyen, por la contradictoria alianza con las fuerzas conservadoras y del socialismo independiente. A éstos últimos se sumaron grupos antiyrigoyenistas provinciales como los bloquistas y lencinistas. El antipersonalismo constituyó el ala elitista del partido y si bien Alvear en un principio se unió con estos, en 1925 rompió con ella, ya que rechazo la intevención federal de Bs As. Así, se mantuvo neutral en el conflicto.
El socialismo se dividió en 1927: la ruptura fue inevitable entre el reformismo legalista (Justo) t las propuestas de un sector orientadas a la alianza con la elite conservadora. El Partido Socialista fundado por Pinedo se unió a los radicales antipersonalistas y a los conservadores.
En cuanto a la política económica el conflicto más grande se presentó en el sector ganadero. Generó la crisis entre criadores, invernadores y frigoríficos. Presionado por los criadores y con el respaldo del Congreso sanciono en 1923 un conjunto de leyes que protegían a los criadores, rápidamente, los frigoríficos reaccionaron suspendiendo su actividad económica, y el gobierno tuvo que dar un paso atrás y retroceder y las leyes quedaron anuladas.
Las posibilidades de colocar carne argentina en el mercado norteamericano se vieron frustradas porque en 1926 el gobierno de EE UU prohibió la importación de nuestra carne por causa de la fiebre aftosa.
En la década del 20 se tornó visible el cambio profundo que se produjo en la economía internacional con el desplazamiento de Europa occidental. La Argentinas e convirtió en uno de los principales clientes, importadora de automóviles, neumáticos, camiones, etc.
Para poder acceder al mercado argentino y evitar barreras arancelarias, las grandes empresas industriales norteamericanas realizaron inversiones que se destinaron a armar en el país piezas importadas. Invirtieron en las empresas de servicios públicos como proveedores y luego propietarios, intentando desplazar a los ingleses de esas actividades. Las inversiones norteamericanas se orientaban a producir para abastecer el mercado interno.
La ley de aforos aduaneros de 1923, establecida por Alvear, proveía la elevación de las tarifas de importación para conseguir el aumento de los ingresos fiscales e impulsar un proyecto limitado de industrialización nacional. Esta medida alentó a inversores locales a diversificar sus actividades hacia el rubro textil.
Con respecto a las fuerzas armadas, Alvear tuvo una relación cuidadosa. Había nombrado a Agustín P Justo como ministro de Guerra. Desde 1922, el ejército conducía YPF, siendo su presidente Mosconi. Durante ese período YPF extendió sus actividades y se creó en La Plata, la primera refinería del país. Bajo el gobierno de Alvear se dieron las condiciones para la importación de equipo petrolífero y la YPF se convirtió en la primera empresa estatal de petróleo
El yrigoyenismo conducido por un grupo de nuevos dirigentes y apoyado por la clase media, desarrollo una amplia red de comités y fortaleció la imagen legendaria del caudillo. Su campaña se fundaba en la lucha por derrotar al “contubernio” y su bandera, la nacionalización del petróleo. La causa se fundaba en un sentimiento antinorteamericano que asociaba a Estados Unidos con el imperialismo. Esta situación le permitió a Yrigoyen arrasar en las elecciones de 1928, neutralizando a la oposición, quienes no pueden intentar el golpe de estado debido al arraso de Yrigoyen en las elecciones.

3. EL SEGUNDO GOBIERNO DE YRIGOYEN (1928 – 1930). EL GOLPE DE ESTADO DE 1930
En 1928, fue reelecto Yrigoyen con la mayoría absoluta de votos. Su breve gobierno, fue atacado desde el inicio por la acción de partidarios y oposición. Volvió al gobierno ya muy avanzado de edad, rodeado por sus partidarios más fieles y antiguos, pero por otros que se aprovechaban de su debilidad para formar un entorno que lo aisló de la realidad.
Las primeras medidas del gobierno se orientaron a conquistar al Senado. Recurrió a los mecanismos antes utilizados: reparto de puestos públicos e intervención federal a los gobiernos provinciales opositores.
Sin mayoría en el Senado, se le hacía cada vez más difícil gobernar, teniendo en cuenta que la crisis de 1929 exigía medidas urgentes. Las reducciones de sueldos y los despidos se reflejaron en los resultados electorales: en 1930 el radicalismo perdió las elecciones.
En el ejército la facción antiyrigoyenista se había impuesto aprovechando la ventaja obtenida durante el gobierno de Alvear. Fueron dos los sectores que comenzaron a conspirar contra el gobierno, el de Uriburu (tenía apoyo de la aristocracia terrateniente y de un reducido número de oficiales del ejército) y el de Justo (apoyo de partidos de derecha como conservadores, antipersonalistas, socialistas independientes y de la mayoría de los oficiales complotados y sectores civiles)
En 1930 se produjo la primera quiebra del orden constitucional argentino. La escasa resistencia de la sociedad opuso al golpe de Estado que clausuró la experiencia institucional demostrada por el radicalismo.
El avance en el proceso de democratización que significó la llegada al gobierno del radicalismo mediante el sufragio universal, secreto y obligatorio, venía a completar una etapa de apertura, expansión y modernización de la sociedad iniciada en 1880 y aparecía como su culminación natural: incorporación de la clase media y algunos sectores populares a los beneficios económicos del país que en ese período había permitido. Representó una ampliación de la ciudadanía y un aumento de la participación electoral.
El desafío que debía afrontar el radicalismo era consolidar ese proceso de ampliación de la ciudadanía, poner en funcionamiento las prácticas democráticas y afirmarlas. Pero los gobiernos radicales no lograron modificar los mecanismos políticos utilizados por el viejo régimen. Tampoco consiguieron la incorporación de los sectores obreros a la participación política, los inmigrantes no se nacionalizaban y se los mantenía excluidos del voto y poder ser elegidos como representantes.
La oposición no contribuyó a que el sistema democrático funcionara eficientemente. Tampoco ayudaron a la consolidación de las instituciones las transformaciones que sufrió el mundo como consecuencia de la 1 GM y la crisis del 30.

CONCLUSIONES
El proceso de construcción de un Estado nacional aparece hoy acabado y perfecto. En primer término, devino Rosas. En segundo lugar, Alberdi y Sarmiento pensaron la nación. Finalmente, arribaron los capitales extranjeros y los inmigrantes, se construyeron ferrocarriles, crecieron las exportaciones, conciliaron sus diferencias Buenos Aires y el resto de las provincias y se consolidó un nuevo ordenador jurídico-político. El sistema eleccionario fraudulento fue depurado mediante la introducción de la reforma Sáenz Peña y se incorporó como nuevo actor la clase media. Desde el punto de vista económico la confianza exagerada en el capital extranjero condujo al a dirigencia a sobreactuar los comportamientos dependientes. En una Argentina de tantas utopías, faltó imaginación para pensar en un derrotero distinto para la economía.

LIBRO: SOCIEDAD Y ESTADO EN AMÉRICA LATINA

Capítulo 1: Consideraciones acerca de la formación del Estado Argentino (Corigliano)

INTRODUCCIÓN. CONCEPTOS DE ESTADO Y NACIÓN
El Estado es la organización que impone y obtiene acatamiento de la población valiéndose del poder o coerción y de la autoridad o legitimidad. Es el ordenador de la sociedad que regula los conflictos sociales provocados por el choque de intereses, valores y costumbres. El Estado expresa a la vez, el interés general de la sociedad y el interés de uno o más sectores dominantes de cualquier sociedad.
La Nación es una realidad de orden cultural, formada por tradiciones, lengua, vínculos religiosos, hábitos y una historia común.
Ni el Estado ni la Nación existen desde siempre, ambos se forman con el tiempo. Además hay casos en que de Nación sin Estado (nación alemana o judía son anteriores a la formación del Estado alemán o israelí actuales)
Según Oszlak sólo podemos hablar de un Estado nacional cuando un sistema de dominación tiene los siguientes requisitos:
1) Capacidad de manifestar su poder frente a otros estados como unidad soberana.
2) Capacidad de institucionalizar su autoridad, garantizando el monopolio del poder estatal sobre medios organizados de coerción.
3) Capacidad de diferenciar su control, a través de la creación de un conjunto de instituciones políticas con reconocida legitimidad para extraer recursos de la sociedad civil.
4) Capacidad de internalizar una identidad colectiva mediante la creación de símbolos que refuerzan sentimientos de pertenencia y solidaridad social.
Además, Oszlack agrega que hacen falta condiciones materiales que posibiliten la expansión e integración del espacio económico, es decir, la formación de un mercado, el cual va definiendo un ámbito territorial determinado, dando al Estado un fundamento material, que le brinda una carácter nacional

EMANCIPACIÓN Y PROCESO DE FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO: EL LARGO CAMINO HACIA LA ORGANIZACIÓN NACIONAL (1810 – 1860)
1. Primer período (1810 – 1829): La Revolución de Mayo y las luchas de emancipación iniciadas en 1810 marcaron el comienzo de creación de la Nación argentina pero la ruptura con el poder imperial no produjo automáticamente la emergencia de un Estado nacional. Roto el vínculo colonial, se hizo evidente que el virreinato del Río de la Plata resultaba un ámbito unificado sólo por el control español.
La primera Junta de Gobierno surgida a partir de la Revolución de Mayo en Bs As intentó utilizar la estructura política heredada del poder colonial español para imponer su autoridad sobre el resto del ex virreinato. Pero las diversas partes del virreinato e incluso las provincias del interior y del Litoral tenían intereses económicos, políticos y culturales que no coincidían con los de Bs As. El movimiento independentista no pudo ganar adhesiones fuera de Bs As. Las ideas y los principios de la Revolución de Mayo no conseguían ser por sí mismos un factor que mantuviera la unidad del ex virreinato del Río de la Plata. La desaparición del poder colonial español dejó al descubierto en el futuro ámbito de la República Argentina la presencia de 3 áreas diferentes en cuanto a tradiciones, historia e intereses políticos y económicos: Bs As, el puerto, el interior mediterráneo y el Litoral.
El esquema de dominación que proponía Bs As estaba unido al fortalecimiento del circuito económico Buenos Aires – mercado externo, concentrado en el puerto desde fines del siglo XVIII y que a partir del siglo XIX consistía en la exportación de productos ganaderos como fuente de intercambio con el exterior. El predominio centralizado de Bs As implicaba el control de los recursos obtenidos a través de la Aduana, el fortalecimiento del circuito Bs As- mercado externo y la apertura del resto de las provincias a las importaciones de los países industrializados.
La zona central y norteña estaba vinculada al circuito de las minas potosinas y el puerto de Lima, como proveedora de carretas, tejidos y animales de carga. La zona cuyana compartió estos rasgos generales, pero sus vinculaciones más importantes fueron con la economía chilena y tuvo un mayor desarrollo de la agricultura. Las provincias de Catamarca y La Rioja, formaban la zona económicamente más atrasada de toda la región. El agotamiento de las minas de Potosí a partir del siglo XVII y la posterior interrupción del tráfico con Perú afectaron el circuito entre las economías limeña e interior mediterránea.
El interior necesitaba un Estado que limitara las importaciones desde los países industrializados, quitara a Bs As el control exclusivo de la Aduana y subsidie a las economías regionales.
Las provincias del Litoral compartían con Bs. As la política de vínculos con Europa pero atacaban el monopolio aduanero de los porteños, reclamando la libre navegación de los ríos interiores y la nacionalización de la Aduana.
La lucha entre federales y unitarios es el reflejo de ese conflicto entre las provincias del interior por un lado, y Buenos Aires y el Litoral por el otro. Así, el período 1810 – 1829 fue un intento fallido de Buenos Aires por imponer un proyecto de organización nacional basado en el control político y económico al resto de las provincias. No se podía constituir un Estado nacional, porque no había unidad material de intereses (no había un mercado nacional), ni unidad de valores (no había una “patria”)
Entre 1820 y 1829, luego de la caída del último director supremo, cada provincia se autogobernó, tuvo su propio ejército, moneda y administración, es decir no había Estado.
2. Período de 1829 a 1852: Salvo entre 1832 – 35, todo el período fue dominado por el gobernador de Bs As, Rosas. Los dos gobiernos de Rosas (1829 – 1832 / 1835 – 1852) encarnaron la vuelta a una forma de orden político peculiar luego de los años de guerra civil y anarquía. Orden peculiar porque, aunque estaba basado en el predominio político – económico de Bs As, se asentaba sobre una suerte de coalición entre Buenos Aires y las provincias que conservaban su cuota de autonomía política. También era peculiar, porque este orden político no estaba institucionalizado en la figura jurídica de una Constitución sino que se basaba en los pactos y las coaliciones de facto entre Rosas y los caudillos provinciales. En 1852, finalmente, el Litoral, sectores disidentes de Buenos Aires, con apoyo extranjero, derrocarán a Rosas.
3. Período de 1852 a 1860: La victoria de Urquiza, caudillo que representaba intereses del litoral y pasaba a reemplazar a Rosas, implicó la aparición de un Estado Nacional. Urquiza, al frente de la Confederación Argentina, no lograba la adhesión de Bs As, que se mantuvo separada del resto del país y siguió manejando la Aduana. Este intento de organización nacional sobrevivió hasta los 60
4. Período de 1860 en adelante: La batalla de Pavón marcó el comienzo de formación y consolidación del Estado Nacional argentino.
El Estado surgido de Pavón debió luchar para establecer su dominio en el nivel nacional: el gobierno de Mitre debió enfrentar las reacciones de los distintos caudillos del interior. Para ello creó un ejército nacional en 1864 para eliminar la resistencia armada en las provincias.
Como sostiene Oszlack, la penetración del gobierno central en el resto del país se hizo efectiva a partir de 1860 a través de una serie de mecanismos, tanto de carácter material como político- ideológico, que harían viable la organización nacional:
1) REPRESIVOS: a través de la formación del ejército nacional para sofocar todo intento de alteración del orden impuesto por el Estado Nacional
2) COOPTATIVOS: incluyeron el crecimiento tanto del personal civil como militar en el interior designado por el gobierno nacional y la intervención federal del Poder Ejecutivo Nacional.
3) MATERIALES: a través de obras estatales como servicios y regulaciones indispensables para el progreso económico de las provincias
4) IDEOLÓGICOS: a partir de la difusión y creación de valores y símbolos que reforzaran sentimientos de nacionalidad como por ejemplo la educación estatal, destinada a “argentinizar” a los hijos de inmigrantes.
También hubo un conjunto de factores materiales entre los que se destacan el aumento de la demanda de productos agropecuarios por parte de Europa industrializada y la posibilidad de Argentina de acceder a avances tecnológicos, como el ferrocarril y el telégrafo.

CONCLUSIONES
El proceso de formación de un Estado nacional incluye elementos políticos (sistema de dominación y control social que posee legitimidad en la sociedad), económicos (mercado nacional y vinculación con la economía mundial) y culturales (valores compartidos)
A partir de 1860, el trauma de décadas de guerra civil, las políticas estatales de penetración en las provincias, la demanda externa de productos agropecuarios, los avances tecnológicos, etc, constituyeron esa base material, política e ideológica necesaria para que se forme el Estado Nacional y el mercado. Desde allí, sobre todo desde 1860, la Argentinas se integrará a la economía mundial a través del modelo agroesportador, llevado adelante por la generación del 80.

Capítulo 2: Clases y Estratos sociales (Lucchini)
Hay estratificación social cuando en una sociedad hay diferencias en cuanto a acceder a recursos económicos, culturales o de otro tipo, que se consideren valiosos.
Puede haber personas que ocupen un lugar (status) muy alto en lo educativo y bajo en lo económico. A esto se lo denomina incongruencia de status.
En el enfoque marxista se conceptualiza la clase social como una estructura objetiva de posiciones sociales y se resalta el criterio económico para definir a qué lugar o clase social pertenece un individuo. La clase social, debe cumplir con 2 requisitos: un económico y otro psicológico o subjetivo.
El económico tiene que ver con el lugar que ocupa el individuo en el sistema de producción social y su relación con los medios de producción (propietarios o no de los medios de producción).
Las condiciones económicas crean para un conjunto de individuos una situación común, con una cultura e intereses comunes. Marx llama a este conjunto de personas clase en sí, porque sus miembros están dispersos, no son conscientes de sus intereses comunes, no tienen contacto entre sí, no tienen una organización política que los agrupe, incluso mantienen una relación de competencia mutua en el mercado.
A través de la lucha con otra clase adquiere conciencia de sus intereses comunes y pueden convertirse en una clase para sí, unificada y con una organización. Este segundo requisito es de tipo subjetivo, por el cual sus miembros se encuentran unidos por ciertos lazos de pertenencia, por el reconocimiento de sus intereses comunes y de aquellos antagónicos a su clase social, por una conciencia de clase.
Para que una clase sea reconocida como tal debe tener una conciencia subjetiva, que le permitirá asumir el papel histórico que le va a tocar desempeñar en el conflicto económico y político, ya que la lucha de clase contra clase es una lucha política.
Durante el capitalismo competitivo (época que vivió Marx), el capitalista o burgués era el dueño de las fábricas (máquinas, materia primas), lo cual le daba poder económico, social y político; y el obrero sólo era dueño de su fuerza de trabajo, de manera que si no trabajaba se moría de hambre. Concibió un modelo dicotómico entre burgueses y proletarios como tendencias extremas pero también reconoció otras clases o fracciones de clases (aristocracia, la pequeña burguesía, proletariado, los estratos intermedios o clases intermedias).
Una clase puede estar representada por varios partidos políticos, cada uno de los cuales surge de una fracción diferente o de sectores más radicales o más conservadores, etc. El proletariado muchas veces puede estar representado por diferentes partidos (revolucionarios, reformistas). Un partido también puede representar a clases aliadas (el Partido Justicialista)
Para marcar la relación entre la clase social y las ideas, Marx señala que las ideas prevalecientes de cada época son las de la clase dominante. Esta clase, al controlar los medios de producción material, también controla los medios de la producción mental, imponiendo así esas ideas al resto de la sociedad.
Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes, es decir, la clase que constituye la fuerza material dominante de la sociedad representa su fuerza intelectual dominante. La clase que dispone de los medios de producción material dominado los medios de producción mental; en consecuencia las ideas de quienes carecen de medios de producción mental están sujetas a esa clase. Las ideas dominantes no son más que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes concebidas como ideas.
El fenómeno que describimos desaparecerá cuando la sociedad deje de estar dividida en clases. La ideología de una clase particular debe revestirse en apariencia de ideología general de una época, al solo objeto de que esa clase puede dominar a las demás. Pero cuando no haya más clases, tampoco habrá clase dominante ni una ideología propia de esa clase.
Para el marxismo, la sociedad comunista implica romper la estratificación social.
Para Weber, la estratificación es una característica de toda sociedad, que puede ser de diversos tipos, según criterios del mercado para juzgar la posición de la gente, y que derivan de la magnitud y naturaleza del poder de disposición sobre bienes de consumo, medios de producción, patrimonio, medios lucrativos y servicios. La situación de estrato indica intereses iguales o semejantes en los que se encuentra el individuo junto con otros. Weber reconoce 3 dimensiones principales en la estratificación social:
a) CLASE: que depende de la posición que el individuo tenga en el mercado de bienes (capital, tierra, trabajo y otros bienes escasos).
Hablamos de clase cuando:
1) Es común a un cierto número de hombres un componente específico de sus probabilidades de existencia
2) Ese componente está representado por intereses lucrativos y de posición de bienes
3) En las condiciones determinadas en el mercado
b) PRESTIGIO: se basa en poseer cierta educación o cultura, o pertenencia religiosa o étnica, cierta profesión o cierto lugar en el poder. Estos grupos, unidos por algunas de esas características, se llaman estamentos (clero, nobleza, etc)
El estamento encuentra su expresión en la exigencia de un modo de vida determinado a todo el que quiera pertenecer a su círculo.
c) PODER: capacidad de influir y hacer actuar a los otros según los propios deseos. Por “poder” entendemos la probabilidad que tiene un hombre o una agrupación de hombres de imponer su propia voluntad en una acción comunitaria.
Los partidos políticos se incluyen aquí.
Weber señala la existencia de “clases medias.
Una diferencia en cuanto al marxismo clásico y a la teoría de Weber sería la relación entre explotación y dominación o entre relaciones económicas y relaciones político – ideológicas. Por explotación, se entiende la capacidad de un individuo o una clase para apropiarse del trabajo ajeno, mientras que dominación se refiere a la habilidad de conseguir la obediencia de otros. En Marx, las relaciones de clase son primordiales mientras que las de dominación política o ideológica son secundarias.
La dominación es el concepto fundamental en la teoría de Weber; los conflictos entre las clases son visualizados como una dimensión más del fenómeno general de la lucha política entre las colectividades dominantes y las subordinadas.
El status es la posición de una persona o grupo en la escala de estratificación social.
Para el funcionalismo, la estratificación cumple una función esencial en la sociedad, que es la de estimular a las personas a esforzarse en el desempeño de sus actividades para mejorar su posición social.
La imagen de toda sociedad estratificada tiene la forma de una pirámide social, que varía según sean muchos o pocos los que ocupen cada escalón de esa pirámide.
Si hay muchos sectores medios, la pirámide será “ancha”, si hay pocos sectores medios, la pirámide será “angosta”. Se supone que, a mayor desarrollo y crecimiento económico, mayor será la cantidad de sectores medios.

Capítulo 3: Tensiones en la pirámide social (Di Tella)
Las tensiones sociales presentes en cualquier sociedad estratificada plantean el problema de la representación de los diversos grupos sociales (los populares). Porque ejercer el poder exige ocupar posiciones en lo alto de la pirámide, creando fuertes diferencias de perspectivas y condiciones de vida entre lo miembros de la organización y sus dirigentes. De ahí la afirmación que a veces se sostiene de que toda representación es una deformación.
Por más chata que sea la pirámide, los ocupantes de las posiciones más bajas estarán insatisfechos. Ellos tenderán a pensar que una mayor igualación de condiciones es posible, o en caso de aceptar el grado de desigualdad existente, no les parecerá justo que sean ellos y no otros los ocupantes de la planta baja. Y la planta baja de una pirámide es mucho más amplia que la parte alta, por lo tanto siempre habrá más pobre que ricos, más trabajadores rutinarios que dirigentes o administradores. Así se generan condiciones básicas de conflicto social: los postergados son más que los privilegiados y por lo tanto, más poderosos. Sin embargo,este moto perpetuo de conflicto no lleva a un moto perpetuo de revoluciones, porque los más son sólo más poderosos a igualdad de otras condiciones.
La fabricación del consenso es una de las principales actividades de una sociedad jerárquicamente organizada. Sin él, la guerra civil sería permanente.
Marx introdujo el concepto de clase, lo cual implica una emancipación mental y capacidad organizativa de la clase obrera para luchar contra el sistema de dominación. Además, quitaría el colchón amortiguador de tensiones.
La clase obrera en masa no puede ocupar las posiciones altas de la sociedad, ya que alguien tiene que seguir ejerciendo las tareas mecánicas que la técnica impone.
En esto se diferencia de la burguesía, la cual, al luchar contra las clases dominantes, es capaz de desalojarlas totalmente y ocupar sus posiciones. Difiere también de la burocracia, que tiene una condición parecida a la de la burguesía, ya que puede destruir las clases propietarias y ocupar su lugar. La clase obrera y el campesinado, sólo mandan por delegación, ya que sus representantes se instalan en posiciones sociales más altas que las de la mayoría de la clase representada.
Para evitar la lucha civil violenta aparecen mecanismos que se pueden denominar controles sociales, los cuáles deberán operar intensamente cuanto más empinada sea la estratificación social. Ellos pueden actuar a través de la represión o instrumentando formas culturales que induzcan a la masa de la población a la aceptación de las diferencias jerárquicas. En las sociedades más abiertas, sea porque las diferencias de clase son menores o otras razones, los controles operan en forma menos coercitiva, ofreciendo más perspectivas de cambio.
Tocqueville: un régimen puede ser muy poderoso pero al mismo tiempo frágil. Al caer un régimen autoritario no es posible que sea reemplazado por una sociedad sin alguna forma de dominación.
Un proyecto de este tipo implica restablecer instituciones representativas que canalicen los conflictos sociales y permitan un área de acción eficaz.
En un proceso de desarrollo es necesaria una fuerte acumulación de capital y hay varios elementos para ser considerados:
1) Acumulación de capital público, que en la práctica será estatal (entes descentralizados o de cooperativas)
2) Acumulación de capital privado nacional (en empresas grandes y medianas)
3) Acumulación de capital en empresas extranjeras grandes y con fuerte apoyo financiero internacional.
4) Consumo de clases altas (rurales o urbanas)
5) Consumo de clases medias (muy importante por el amplio número de individuos involucrados)
6) Consumo de clases populares (obreros y campesinos, dos grupos con comportamientos muy diferenciados, pero hasta el momento englobados). Tiene mucho que ver con el clima de democracia o autoritarismo que impere.
Los problemas de la política económica muestran una dicotomía: acumulación versus distribución, y si se quiere un crecimiento rápido, se debe dar prioridad a la acumulación. Además, se supone que las clases altas ahorran más que las bajas, por lo tanto se deduce que para acelerar el desarrollo hay que crear una distribución no demasiado equitativa de los ingresos, pero como esto no es fácilmente aceptado por la opinión pública, lleva a la justificación de régimenes autoritarios.
En el stalinismo, el argumento es similar pero la diferencia está en que no se basa en la mayor capacidad inversionista de las clases altas sino en el rol del Estado.
Si en vez de basarnos en la dicotomía, apuntamos al juego de las 6 puntas, veremos que aparece el consumo de las clases altas como el más tentador para eliminar y alimentar a la acumulación (que deberá ser estatal) y aún puede sobrar algo para la distribución, pero acá aparecen 2 problemas: realizar la confiscación y organizar la producción y la acumulación bajo instituciones solamente estatales. Esto exige establecer sistemas políticos compulsivos, cuyo objetivo, además de disciplinar a las masas de campesinos que van entrando al sistema industrial, deben motivar y tornar eficientes a los propios burócratas. Esto tiene costos sociales y políticos muy altos y es muy legítimo negarse a aprobar o proponer estas vías.
Aunque en China se ha aplicado, han logrado salir de la miseria que los conducía a las violaciones de los derechos humanos tan graves como las que el régimen postrevolucionario comete.
Si comparamos el desarrollo de China con India también evoluciono pero fue muy lentamente. Esto desde el punto de vista de algunos derechos humanos es preferible, pero desde el punto de vista económico y algunos derechos humanos que la extrema miseria viola, el camino chino parece menos condenable.
El camino expropiatorio y estatista en Cuba, tendrá varios adeptos en el Caribe, Guayanas, América Central, Ecuador o Bolivia. Es un modelo que Jaguaribe denomina socialismo con desarrollo. Una vez que el sistema se establece, vuelve a plantearse en él, la alternativa entre acumulación y consumo, que constituye la base de sus conflictos internos de manera escondida o abierta (Polonia actual). Al acabarse la fuente de recursos del consumo de las clases altas capitalistas (las socialistas son privilegiadas y consumen menos) y al eliminarse la acumulación privada nacional, nos encontramos frente a una dicotomía: se vuelve prioritario el problema de controlar y hacer eficientes a los empresarios públicos, libres del látigo del mercado y ya debilitado el knut stalinista.
La política, los problemas sociales y las luchas de clases no se terminan cuando se da una revolución expropiatoria (socialista, colectivista burocrática, o como se quiera llamar)

LAS FORMAS DE LA PIRÁMIDE
La pirámide de la estratificación social está formada por tres niveles: altos, medios y bajos.
* NIVEL SUPERIOR: incluye a la alta burguesía y a los burócratas y administradores de mayor jerarquía, públicos o privados. Éste es el sector dominante de una sociedad. Está formado en general por el 10 % de la población. Este grupo por sí solo, no puede ejercer poder sobre la sociedad sino cuenta con algún apoyo dentro de la clase media
* NIVEL MEDIO: formado por propietarios medianos y pequeños, funcionarios, empleados semijerarquizados, vendedores, capataces, supervisores en general, comerciantes al por menor, artesanos con taller propio, chacareros. En un país próspero, pueden llegar al 30 % o más de la población, que unidos a la clase baja pueden llegar a formar casi la mitad del total.
* NIVEL BAJO: formado por la clase obrera manual, tanto urbana como rural, campesinos y artesanos pobres, el sector más bajo de los trabajadores por cuenta propia y marginales diversos. Muchos empleados de oficina y vendedores están en una posición muy cercana a esta clase, a la que denominaremos “popular”.
Los dos sectores diferenciados son el superior y el inferior. El superior es el que se beneficia del sistema social existente, y el único que participa del nivel de cultura material y espiritual de la época. El más bajo es el que provee la masa de trabajo físico y que vive en la mayor parte del mundo en niveles de subsistencia. Entre ambos se encuentran los estratos medios. Su condición está medida según diferentes criterios, es por eso que no se la cataloga de“clase”. En este sector podemos encontrar algunos artesanos independientes, trabajadores por cuenta propia, empleados de oficina, vendedores.
Desde cierto punto de vista, todos los sectores que apenas tienen símbolos de estatus, educación o autoidentificación tradicional que los separan del resto de los trabajadores, podrían ser considerados como formando parte de la clase trabajadora. Si esto se hiciera incorporando a los componentes rurales de la misma (asalariados y campesinos pobres), el resultado sería que la clase trabajadora abarcaría a la inmensa mayoría de cualquier país absorbiendo a los estratos medios.
La división entre una minoría privilegiada y una mayoría popular trabajadora es una diferenciación ética más que social. Si esa diferenciación fuera valida, el resultado seria una debilidad extrema de las clases dominantes.
Pero no es así, en la mayoría de los casos porque;
1 -en las sociedades preindustriales y tercermundistas (poca clase media) la masa de la población no esta organizada y además es fuertemente heterogénea entre su sector urbano y su sector rural
2 - en las sociedades mas desarrolladas, los estratos medios se expanden, basados la mayoría de las veces en marcar mínimas diferencias pero suficientes para ser aceptados por el orden vigente.
Aunque la superindustrialización borra algunas de estas diferenciaciones, genera otras, al aumento los roles técnicos y de servicios. Los sectores medios no son más conservadores que los populares. Es así en la mayoría de los casos, pero a veces se da en determinados sectores medios, una fuerte frustración debida a la imposibilidad de ascender socialmente (gratificación) y otros problemas ocupacionales relacionados. Esta frustración existe en todos los niveles sociales, porque desear más de lo que se tiene es una característica humana universal, pero dentro de esa condición se puede suponer que en los estratos más altos los logros compensan las carencias. En los niveles obreros y campesinos, la baja educación, el ambiente familiar y los efectos achatantes de la división del trabajo, hacen que la gente no tenga ambición ni aspiraciones de ascenso. Éstas últimas, son importantes en los estratos medios, donde los logros económicos no logran siempre compensar la falta de oportunidades ocupacionales y de mejora en el trabajo.
La evolución histórica del perfil de la pirámide ofrece un panorama de cómo se amplía o se achica la pirámide en la cuál se desempeñan los actores sociales. A este respecto es útil contrastar el esquema de desarrollo pronosticado por Marx, con el que se ha dado en las sociedades de alto nivel económico (socialdemócrata) con el que predomina en los países menos industrializados (tercermundista).
En la concepción de Marx se observa la siguiente secuencia:
1) Fuerte progreso de la técnica, de la gran industria, de la urbanización y demás características culturales de una sociedad avanzada, pero sin incrementar el nivel de vida de la clase obrera. Ésta, adquiere una experiencia organizativa y asociativa y posee un nivel adecuado de educación. Aún cuando el capitalismo sigue parcelando al obrero y obligándolo a una tarea rutinaria, las crisis provocan constantes cambios de empleo, incrementado la experiencia del trabajador y su conocimiento de las máquinas. Los obreros se capacitan para defender sus propios intereses, entre los cuales se incluye, saber controlar a sus líderes.
2) Las clases medias se proletarizan, como resultado de las crisis y de la ventaja competitiva que las grandes empresas tienen sobre las pequeñas y medianas. Al desaparecer las clases medias, se pierde el colchón amortiguador de los conflictos sociales y desaparece también el apoyo de las clases dominantes. Las clases medias se absorben en el proletariado, sumándose a sus flias, pero sin jugar un papel protagónico en su nueva ubicación social.
3) Como resultado de estos factores, el sistema de dominación se derrumba y en su lugar no se constituye otro, ya que según esta idea, la clase obrera está suficientemente madura y capacitada para asumir los roles directivos.

Si la industrialización avanzada se uniera al bajo nivel de vida y proletarización, seria razonable predecir una revolución popular exitosa. Pero aquí vemos lo que sucedió en los países de alto desarrollo, donde prevaleció la secuencia “socialdemócrata”:
1) El desarrollo técnico, urbano, industrial y cultural ocasionó aumentos considerables del bienestar popular. Los trabajadores se organizaron con fuerte experiencia asociativa, con bastante control por parte de las bases sobre los dirigentes, formando sindicatos y partidos políticos (socialdemócratas y comunistas) apoyados y financiados por la clase obrera urbana.
2) Las clases medias no se proletarizan, sino que aumentaron en número y se consolidaron económicamente. En los pocos casos en los que se vieron amenazados por descensos sociales masivos, se volcaron a la extrema derecha que a la izquierda. En los casos más comunes se convirtieron en la base electoral de la derecha moderada y del centro. La movilidad social fue bastante alta
3) Como resultado de lo anteriormente expuesto, la clase obrera desarrolló actitudes reformistas, con contenidos ideológicos socialistas moderados como para ser canalizados en un sistema político constitucional, arbitrador de conflictos. El caso estadounidense, se parece en lo fundamental al europeo, en lo referente a las actitudes moderadas de los trabajadores. Lo común en ambos es que la clase obrera pasó de ser enemiga del sistema a ser uno de sus apoyos (a pesar del costo de las sucesivas reformas que introducían). Varios críticos izquierdistas de la socialdemocracia, en los comienzos del s/XX, ya lo habían percibido, uno de ellos Lenin, que consideraba que bajo las conducciones de un capitalismo prospero, la clase obrera “dejada a si misma” no desarrolla actitudes socialistas y que para ello era esencial la presencia de un partido de revolucionarios profesionales, y esperar a que se den crisis generales.
En el proceso socialdemócrata se mantiene lo esencial del primer punto del esquema de Marx que es la organización clasista de alto componente autónomo, pero no se verifica el segundo, que es la proletarización general y de clases medias. Como resultado se tiene una vía reformista y no revolucionaria.
Lo que ocurre en los países del Tercer mundo es lo siguiente:
1) La industrialización y la urbanización son bajas y lo mismo la capacitación técnica de la clase obrera. Ésta presenta concentraciones en grandes unidades de producción (minerías, ferrocarriles y establecimientos de capital extranjero) pero formando enclaves aislados de los centros urbanos principales y coexistiendo con amplios sectores artesanales y una mayoría rural. El nivel de vida obrero es bajo y su organización es deficiente. Ésta no se basa en experiencias asociativas intensas sino en un liderazgo anclado en una relación caudillista con la masa acompañada de movimientos espontaneístas y solidaridades casi comunitarias, con fuertes componentes de mentalidad preindustrial. Es muy necesario para el movimiento obrero y campesino tener apoyos en liderazgos provenientes de otras clases sociales.
2) Las clases medias, en este tipo de sociedad en etapas tempranas de industrialización, son débiles económicamente, amenazadas por la competencia extranjera y el sector moderno interno. Su situación vital es angustiosa, no sólo por la escasez de recursos sino porque su nivel de aspiraciones es incrementado por efectos de demostración de todo tipo, entre ellos la expansión educacional superior a las posibilidades ocupacionales dentro del sistema. Se da una desocupación de intelectuales, profesionales y semiprofesionales que afecta a los aspirantes a esas posiciones, o sea, los estudiantes, lo cual genera una actitud de rebeldía ante el statu quo (estado del momento actual). La juventud de clase media se transforma en categoría política importante que indica una transición de clase. Aquí se da un grupo mal delimitado, que transforma sus valores y expectativas a través de una reasociación en escuelas y universidades.
3) Como resultado de los dos puntos anteriores, en la típica sociedad tercermundista se generan dos focos de tormenta contra el régimen dominante. Por un lado, en el nivel obrero o campesino se acumulan oposiciones, pero con poca capacidad organizativa propia y con tendencia a la acción volcánica ocasional, violenta. Por otro lado, en niveles medios o aun altos de la sociedad se generan elites radicalizadas, amenazadas de proletarización. Altamente probable es que se combinen los dos focos de tormenta, dando origen a un movimiento revolucionario de mayor o menos intensidad según las circunstancias. Éstas pueden originar desde un nacionalismo desarrollista (México, Egipto), pasando por un antiimperialismo radical (Perú, Argelia) y diversas formas de populismo (Brasil, Bolivia) hasta un colectivismo burocrático (China, Cuba). Argentina por no ser fácilmente considerado tercermundista, no se incluye sino mas bien un intermedio entre tercermundista y socialdemocratica. El movimiento peronista cumple muchas características populistas, sobretodo la presencia líder - pueblo que se encuentra en los casos socialdemócratas. Pero se diferencia de la tercermundista por tener mayor presencia de elementos organizativos dentro del movimiento, sindicales sobretodo.
Los siguientes esquemas resumen lo dicho para las tres vías evolutivas o modelos:
- MODELO MARXISTA: los principales elementos son
1) Clase obrera numerosa, cuya organización está señalada por los círculos entrecruzados que simbolizan su múltiple experiencia organizativa
2) Rayas cruzadas que “borran” a la clase media, indicando su proletarización
3) Flechas quebradas, que simbolizan las aspiraciones de ascenso social frustradas.
- MODELO SOCIALDEMÓCRATA:
1) Se mantiene una numerosa clase obrera organizada, con sus círculos asociativos.
2) La clase media ocupa todo su espacio social en la pirámide y las flechas indicadoras de ascenso social están ampliamente repartidas en niveles medios y populares.
3) La estructura partidaria en general es bipartita. Por un lado, se da un partido o alianza de partidos anclados en la clase obrera organizada, con algún arrastre entre las bajas clases medias, sobre todo sus sectores intelectualizados. Por el otro, un partido conservador que obtiene su principal apoyo organizativo y financiación del estrato más alto de la pirámide, pero que para poder ganar las elecciones tiene que haber englobado a la mayor parte de la clase media y sector obrero (este no está ligado a sus propias organizaciones de clase como los sindicatos)
- MODELO TERCERMUNDISTA
1) Clase obrera que es minera o agroindustrial, pequeña respecto del total, ya que la mayoría popular es rural y tiene una solidaridad particular, menos asociativa que en los casos anteriores.
2) Una parte media de la pirámide que es más angosta, por el menor número de clases medias, las cuáles están trabadas por barreras sociales de diversos tipos, simbolizadas por línea doble, que dificultan la movilidad social.
3) Flechas quebradas que indican las aspiraciones frustradas de ascenso social, o aun el descenso social que afecta a los niveles medios y a los altos, generando en ellos elites anti statu quo (circulo grisado)
Este esquema se parece más al de Marx que al socialdemócrata porque incluye una proletarización de las clases medias y facilita la generación de procesos políticos de ruptura violenta del orden establecido y pleno acceso al poder de un movimiento con apoyo popular. Las diferencias son muy grandes y el factor más importante (organización clasista) es el que está más ausente.
La presencia de una clase obrera o campesinado en las calles, en las manifestaciones, en las celebraciones, expresa una verdadera injerencia en la cosa pública o una mera función de apoyo masivo a los detentadores del poder. En cuanto a la proletarización de las clases medias, aunque la situación tercermundista comparte algunos aspectos de lo planteado por Marx, difiere en otros. La clase media se debilita y sufre transformaciones (no desaparece) pero vuelve a surgir para formar la base de la nueva burocracia.
Tema de gran importancia es el de la vinculación entre el componente proletario (obrero o campesino) y los estratos medios o aun los altos. Puede haber diversas razones para que un sector medio o alto se vuelque contra el sistema de dominación existente: aristócratas arruinados, industriales en aprietos, estudiantes sin perspectivas de empleo, militares sin armas, clero marginado

MOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIONISMO
Para que la alianza en cuestión se de es preciso que un grupo medio o alto tome actitudes anti statu quo. No basta que lo haga un individuo estableciendo la conexión directa líder – pueblo. Si el líder no está representando o expresando de alguna manera y obteniendo apoyo de algún sector de clase o elite resultante de la operación de las tensiones sociales en el sistema resultante de estratificación, el más genial jefe no es capaz de lanzar un movimiento de este tipo
Al líder lo hacen sus seguidores, que espera alguna figura de ese tipo. Por ej: el fenómeno del carisma. Éste no es una característica del líder sino de la relación. En determinadas circunstancias, una masa popular está preparada para un liderazgo carismático, o sea para una relación con quién sea su líder, lo que genera gran presión para que alguien llene el rol que está siendo demandado.
Lo que determina la aparición de líderes de tal o cual tipo es la estructura social, en este caso, el tipo de tensiones que existan en algunos de los niveles medios de la pirámide.
Debemos subdividir el fenómeno de la emergencia del liderazgo carismático en dos procesos. Por un lado, a nivel masivo, un cierto tipo de agregación de la masa popular, condiciones de vida, experiencia organizativa, movilización, concentración, migración que crean una demanda. Por el otro, tensiones en niveles medios o altos que hacen que ciertos grupos e individuos salgan fuera de los carriles normales de su clase.
Cuando en algún sector de los grupos medios y altos existe una situación generalizada de disconformidad o tensión, las presiones hacia la homogeneidad de actitudes disminuyen y afloran las teorías y estrategias novedosas, riesgosas, entre ellas las que implican una alianza con las clases populares. Esto crea lo que podríamos llamar una oferta del liderazgo. La conjunción de oferta y demanda era un esquema movilizacionista que tiene una característica proteica: puede ser a la vez de derecha y de izquierda, popular y aristocrática, reaccionaria y progresista.
En el lenguaje político usual el concepto de movilización es empleado para designar un movimiento con organización y conciencia de sus objetivos. Los dirigentes políticos entienden por movimiento concertado, quizá con elementos de espontaneísmo, pero con dirección y estructuración altas. Es preferible subdividir al fenómeno y entender por movilización social sólo el aspecto de puesta en disponibilidad de importantes masas humanas para acciones de los más diversos tipos. Esta puesta en disponibilidad puede canalizarse en diferentes tipos de organización, con distintas ideologías y formas de relación entre dirigentes y seguidores. Una de esas formas, es el movilizacionismo, que implica una relación caudillista bastante directa entre líder y masa, con pocas intermediaciones organizativas y poca elaboración ideológica autónoma en los sectores involucrados.
El concepto de movilización social ha sido empleado por Deutsch y Germani. Para entender su significado, consideremos el estado en el que se encuentra una gran parte de la población, sobre todo si es predominantemente rural y de escaso nivel tecnológico y educacional, con tendencias a aceptar en forma pasiva las convenciones y fuertes tradiciones de autoridad. Este estado de bajo alertamiento va acompañado de limitadas comunicaciones entre grupos sociales y de lentos cambios actitudinales. A partir de esta condición de máxima pasividad se produce un primer proceso de salida de la matriz de indiferentismo político – social. A ese proceso lo llamaremos movilización social; implica estar más preocupado por lo que ocurre en el campo político, dudando de la validez de las normas y prestigios sociales aceptados antes. Se buscan nuevas salidas, nuevos liderazgos, pero con poca claridad perceptual acerca del campo de la política y de la ideología y escasa capacidad organizativa propia. Se está en un estado de disponibilidad, porque se ha rechazado el sistema de liderazgo, normas y prestigios tradicionales sin haber optado en forma deliberada por otro. Este concepto de movilización ha sido usado para describir el pasaje de una situación rural y tradicional hacia una urbana y moderna.
El concepto de movilización, interpretado anteriormente, difiere en algo, de su uso habitual en el ambiente político, y para el cual es preferible la expresión movilización política, que implicaría un alto grado de organización y conciencia de objetivos y que no están presentes en expresiones caudillistas.
En el movilizacionismo se desbordan los marcos institucionales existentes por el alto poder destructivo que tiene una masa que no está limitada en su acción por restricciones tradicionales.
En la sociedad colonial latinoamericana se daban situaciones de movilización social bastante alta en momentos de crisis, fenómenos de elite que no pueden ser interpretados como movimientos de elites ya que implicaban una participación popular de signo especial. En momentos de crisis, las masas con alta movilización social exigían sistemas de control que ellos pudieran manipular. Los lugares típicos donde se daban situaciones de alta movilización social eran las grandes ciudades, con sus masas de marginales que eran numerosas, los centros mineros, con población fluctuante según los ciclos de prosperidad y decadencia y ciertos sectores indígenas sacados de su vida tradicional comunitaria y forzados a entrar al mercado de trabajo asalariado en haciendas y obrajes.
El ejemplo típico de concentración urbana con peligrosas masas de marginales era México (+ de cien mil habitantes). La economía estadounidense estaba más homogéneamente extendida sobre el campo y la ciudad, de forma que las ciudades eran centros altamente especializados de actividad administrativa, artesanal, comercial y de transportes. En las grandes ciudades latinoamericanas de la época, en cambio, una serie de características tanto del sistema colonial español como de las sociedades preexistentes generaron concentraciones de población con fuerte subocupación y desocupación.
La coexistencia de extremos de riqueza y pobreza estimulaba las tensiones sociales pero sobre todo la inestabilidad ocupacional implicaba una continua posibilidad de violencia. A ello se unía el hecho de la procedencia inmigratoria interna de gran parte de los marginales extraídos de contextos rurales y familiares más estables. A esta masa marginal en México se la denominaba léperos, grupos que los observadores viajeros internacionales comparaban con los lazzari de Nápoles. También a este sector se le sumaban el artesanado de mayor o menos prestigio y posición social, pero con alta inestabilidad ocupacional, que generaba un polvorín político y social)
Las concentraciones mineras en México eran numerosas. La mayor empresa que explotaba el mineral de plata era “La Valenciana” que daba trabajo a muchas personas. En menor medida, esta situación se reproducía en otras áreas de ese virreinato y del de Perú y Bolivia. La violencia podía prender en estos centros. Algo parecido ocurría con las aglomeraciones textiles laneras, que empleaban a muchos obreros, los cuales eran reclutados por la fuerza.
En cuanto a la población indígena, gran parte estaba integrada en sus tradicionales comunidades o pueblos, muchos de los cuales mantenían considerables fracciones de tierra. Dentro de esas comunidades existía toda una pirámide social, expresada en la diferenciación entre los principales y los demás y que también se manifestaba en la competencia por los puestos de alcaldes, regidores y otros de los cabildos indígenas y de las cofradías religiosas, que implicaban importantes privilegios, entre ellos exención del trabajo forzado de los repartimientos o mita. Estos pueblos pueden considerarse como un sector poco movilizado socialmente, muy integrado a través de la familia y los extendidos parentescos que fijaban al individuo dentro de una estructura de lealtades y jerarquías. Muy distinta, en cambio, era la condición de los indios, que por diversos motivos salían de este microcosmos para ser introducidos en el del trabajo asalariado, principalmente en las haciendas de españoles o que quedaban sin ser elegidos en la mita.
En Río de Janeiro o La Habana continuaban los esclavos, controlados pero eran una amenaza de rebelión, que daba paranoia como se vio en Haití fines del S.XVIII

Capítulo 4: La transición a la organización de masas: el caso argentino (Di Tella)
Hipótesis: bajo condiciones de mayor desarrollo económico y social se hace más probable la existencia de partidos socialistas obreros. Las principales excepciones son EE UU y Argentina.
En EE UU, la prosperidad y la movilidad social de los países produjeron una cooptación del movimiento obrero, moderando sus objetivos y quitando electorado y fuerza organizativa a una posible alternativa socialista que se estaba formando. Tanto en Europa como en Estados Unidos se verificó la evolución del movimiento obrero en un sentido reformista. Pero en los países europeos mantuvo sus definiciones socialistas moderadamente, mientras que en Estados Unidos cortó lazos con el Partido Socialista y se ligó más estrechamente al Partido Demócrata. Los grados de prosperidad y posibilidades de ascenso social probablemente expliquen los distintos comportamientos, también puede haber intervenido la característica inmigratoria de la fuerza de trabajo estadounidense y la diversidad regional del país.
El crecimiento de fuerzas socialistas se ve obstaculizado cuando un sector anti statu quo se suma a una masiva y rapita transformación entre las clases trabajadoras. Esto se da en EEUU donde hay una diversidad regional que hace que ciertos grupos capitalistas locales se enfreten a los grupos dominantes a nivel nacional. Así, obreros, clases medias bajas, intelectuales de izquierda moderada y burguesías regionales de zonas atrasadas conforman ese bloque anti statu quo, mientras que en Europa no existe una oposición burguesa por la menor diversidad regional.
Para que un sector capitalista se oriente en contra del statu quo debe haber razones poderosas. En América Latina se da el enfrentamiento entre grupos industriales con la dominante oligarquía agropecuaria. Si a ello se forma el sector de las clases populares de reciente movilización, es difícil que se forme un movimiento socialdemócrata basado en la organización autónoma de la clase obrera.
De este modo, la aparición de movimientos socialistas en situaciones de alto desarrollo es común, excepto que aparezca alguno de estos factores:
a) Un sector de los estratos altos enfrentando al statu quo
b) Una masiva y rápida transformación entre las clases trabajadoras, que cambia la cultura y las características sociales de su ambiente de trabajo y forma de organización sindical y política.
Cuando se dan estos dos factores es muy probable que se forme una alianza entre la elite heterodoxa de los estratos superiores y las masas, sobre todo si estas son de reciente movilización.

LA PECULIARIDAD ARGENTINA: EL IMPACTO INMIGRATORIO EUROPEO
Cuando comenzaron las primeras migraciones masivas, a mediados del siglo XIX, Estados Unidos no era un país vecino. Era una sociedad organizada, con tradiciones políticas y una fuerza militar e industrial. Los inmigrantes encontraron allí una sociedad consolidada, a la que se tendrían que adaptar sin discutir.
En cambio Uruguay y Argentina eran zonas casi vacías, mientras que Australia y Nueva Zelanda completamente vacías.
En Australia, Nueva Zelanda y Canadá, los inmigrantes eran británicos por lo que su forma de vida y nacionalidad no variaron, ya que era una especie de migración interna a una provincia lejana.
El desarrollo social, político y nacional de estos países tuvo lugar como parte del desarrollo del país materno en nuevas tierras. La consecuencia no fue la amalgama de dos sociedades; fue más bien una transformación de una parte de la población británica en condiciones favorables.
En cambio, en América del Sur, la presencia de una enorme masa que no era sólo inmigrante sino también extranjera creó problemas sociales y políticos, por lo tanto se sostiene que, la amalgama fue complicada porque las luchas de los inmigrantes por sus derechos llevaron a fuertes conflictos con la elite.
La Argentina tenía igual cantidad de inmigrantes que Australia y Nueva Zelanda. La gran diferencia es que los inmigrantes en la Argentina son extranjeros, mientras que los inmigrantes de Australia y Nueva Zelanda son ciudadanos británicos. En Argentina había el doble de inmigrantes que en Estado Unidos, pero en ese país, las instituciones pudieron absorber más fácilmente los efectos de la inmigración
La situación a fines del siglo pasado y comienzos de éste es del siguiente tipo:
1) La Argentina tiene uno de los porcentajes de inmigración más elevados, el doble que Estados Unidos y Canadá, y similar al de Australia y Nueva Zelanda.
2) En Australia y Nueva Zelanda, los inmigrantes son británicos (no extranjeros). Lo mismo sucede en Canadá.
3) El impacto numérico de extranjeros es, para Argentina mayor, creando una situación diferente a la de Australia y Nueva Zelanda. El caso más parecido a la Argentina es el de Estados Unidos, pero allí el número de extranjeros es más bajo.
4) El impacto cualitativo de los extranjeros en Argentina y Uruguay es mayor, en comparación con EE UU, porque en Uruguay la fuerza institucional y política era muy alta y también la capacidad para absorber los efectos de la inmigración.

LOS PROBLEMAS DE LA AMALGAMA
La mayoría de los que debían ser amalgamados eran italianos, especialmente del norte. En América del Norte, aún cuando la expansión de la economía prometía prosperidad en el futuro, había que competir con muchos otros grupos que ya estaban establecidos allí como los irlandeses, alemanes y otros grupos. El estatus de los italianotes entre las comunidades extranjeras en Estados Unidos no era tan alto, debido a su bajo nivel educativo y a los prejuicios étnicos. Los italianos permanecieron en los escalones más bajos de la pirámide, especialmente en relación con los nativos, más preparados en los campos educativo, político y sindical y se dedicaron a la mafia y a trabajar de rompehuelgas.
Los italianos del sur fueron más a America del Sur, donde los favorecía más su comparación con los nativos de las clases populares (por mayor educación y por perjuicios étnicos) y llegaron a construir el tercio de la población argentina. No adoptaron la ciudadanía argentina, por el bajo prestigio del Estado argentino, ni tenían interés en abandonar su propia nacionalidad, además de que la propia elite no estaba intensada en que se nacionalicen (a diferencia de lo que sucedió en EEUU, donde las instituciones políticas eran vistas como superiores a las europeas)
El inmigrante se sentía superior a la nación en que vivía. Superior en la escala de prestigio étnico, al compararse con las clases populares locales, a los pocos activistas de la política criolla con sus caudillos y la violencia electoral dirigida por miembros del gobierno con apoyo de la policía.
Pero había un gran vacío entre la clase dirigente local y la masa de extranjeros, además de la debilidad de la clase media y para complicar las cosas vino la ola de violencia que afectó al movimiento obrero europeo, la cual trajo a los anarquistas.
Para V. González era necesario educar al pueblo para evitar un proceso parecido al del Imperio Romano. En su madurez, ministro de la segunda presidencia de Roca, intentó establecer una importante reforma electoral, con voto secreto y facilitar la representación de la minoría y grupos ocupacionales que podían ser mayoría en una localidad determinada.
La educación era un aspecto muy importante en la formación de estos vínculos étnicos y nacionales. El apoyo dado a la educación tenía como objetivo la instrucción y la nacionalización de los estudiantes.
El gobierno de Roca organizó un congreso pedagógico oficial, para preparar a la opinión pública para una reforma legal que se concretó en la sanción de la ley 1430 de educación gratuita, laica y obligatoria en 1882.
Se puede decir que la amalgama social tuvo mejores resultados en América del Sur que en América del Norte, ya que los extranjeros tuvieron buenas oportunidades de ascenso social a través del comercio, el trabajo artesanal, la industria y la propiedad de la tierra. Un gran número de inmigrantes se convirtieron en arrendatarios de chacras pequeñas y medianas, y otros se beneficiaron de los planes de colonización en las provincias de Sta Fe, Entre Ríos y Córdoba. En cambio, en EEUU, si bien la tierra estaba subdividida, ya estaba ocupada al llegar los inmigrantes.
La amalgama política fracasó en América del Sur, por la debilidad del sistema institucional local que no permitía que una proporción grande de población extranjera se incorpore adecuadamente al sistema político.
El sindicalismo fue formado en gran parte por extranjeros, para defender sus intereses, ya que ellos ocupaban la mano de obra. A diferencia de Estados Unidos, donde predominaban los nativos en la acción sindical. En cambio, la fuerza de trabajo nativa, de origen criollo, en las zonas donde dominaba como la industria azucarera tucumana no participó en la experiencia sindical.

LOS INTELECTUALES DEL MOVIMIENTO OBRERO EN SUS ORÍGENES
Para la mayor parte de los inmigrantes la participación en el sindicato era una forma de defender el nivel de vida, lo que podían hacer sin ciudadanía. Para muchos existían motivaciones ideológicas anarquistas o socialistas. Esto era así entre el pequeño sector con preparación intelectual o periodística, que militó dentro de las colectividades establecidas en la Argentina. Se dio una “audiencia cautiva”
La mayoría de los intelectuales e ideólogos provenían de la izquierda, algunos eran republicanos y raros los católicos.
Para los italianos, se agravaba otro factor: su propio nacionalismo político tenía algo de revolucionario. El rol de los mazzinianos es muy importante en este sentido.
El Partido Socialista tenia vínculos mas sólidos con la población que ejercía los derechos cívicos, siendo esto muy combatido por los anarquistas. Para Ferri, político socialista italiano, la Argentina no tenia un desarrollo industrial suficiente como para que surja un movimiento socialista, lo mas lógico era uno reformista. Juan B Justo, líder del Partido Socialista argentino, le replico observando que el desarrollo económico de la Argentina era mayor de lo que podía pensarse por su producción agropecuaria predominante.
EL SISTEMA DE PARTIDOS POLÍTICOS EN ARGENTINA
En la época en que el movimiento obrero buscaba insertarse en la política había dos partidos: al terminar la presidencia de Mitre, se fue formando un partido gubernamental, oligárquico y conservador, aunque con elementos liberales en su ideología. Fue el partido de Roca, llamado Partido Autonomista Nacional (PAN), más adelante sólo Partido Nacional La oposición principal fue, el mitrismo, bajo el nombre de Partido Liberal y más tarde Unión Cívica. Este partido, con base en la provincia y en Bs As, había tenido el poder durante la presidencia de Mitre (1862/68) y lo perdió a manos de una coalición de intereses provinciales, que se volvió conservadora aunque con elementos anticlericales y modernizantes
Mitre, con una base social bastante fuerte entre la pequeña burguesía nativa y extranjera, se podría haber convertido en líder de un movimiento liberal de oposición capaz de recuperar el poder.
El PAN estaba demasiado manejado por caudillos y comités, que movilizaban a sectores marginales de la población durante las elecciones para intimidar a sus adversarios, pero no era una política movilizadora de masas, sino que se debía a la falta de una participación más directa y espontánea de las clases propietarias. Algo parecido sucedía en el mitrismo.
Hay tres formas de participación política:
1) Protesta violenta en casos extremos: participación en movimientos armados o en luchas civiles (1880, 1890); en huelgas generales o los sucesos de la Patagonia en 1922 o la Semana Trágica en 1919. En todos esos casos hubo mucha participación extranjera
2) Organización para la defensa de los intereses económicos: desde la formación de sindicatos obreros a la creación de cámaras comerciales o industriales de tipo asociativo o corporativista. En este campo han sido bastante activos los extranjeros en los sindicatos, mientras que los empresarios lo han sido menos.
3) Participación en un movimiento político e ideológico: entre un determinado sector de clase y un movimiento político hay una potencial circulación de elites, un intercambio mutuo de experiencias, ideas y recursos económicos y culturales. Esta circulación está obstruida en una sociedad donde sectores tan grandes de las clases sociales más estratégicas son extranjeros. Existía un tipo de circulación dentro de los grupos foráneos: entre líderes anarquistas y inmigrantes. La política nacional era cosa de criollos, por lo tanto los nativos permanecían dentro de su propio país
Si este análisis es correcto, se pueden deducir consecuencias de él:
1) Rasgos populistas en los partidos conservadores cuyo carácter criollo les hacía difícil obtener el apoyo de clases sociales altas no terratenientes
2) Debilidad del partido liberal (Unión Cívica/mitristas), cuyo respaldo podría haber estado en la pequeña y la gran burguesía.
3) Debilidad de las corrientes socialistas o radicales – socialistas por la composición social mayoritariamente extranjera.
4) Desarrollo de la UCR basado en los sectores medios o altos marginados, de la parte criolla de la población. Este partido intentó obtener respaldo y representar los intereses de la clase media y popular en su totalidad, pero al carecer de vínculos con esas clases se volvió populista y personalista.

Capítulo 5: El proceso de industrialización por sustitución de importaciones en la Argentina (Lucchini)

INTRODUCCIÓN
La Argentina es un país rico. La concentración de la población en la ciudad de Bs As y su zona circundante generaba un mercado importante, de altos ingresos, que se agrupaba en un espacio geográfico reducido.
La oferta de manufacturas de los países más avanzados desalentaba la producción local. Paralelamente, la enorme importación de productos de consumo durables, no durables e intermedios reducía la capacidad para incorporar bienes de producción desde el extranjero.

LAS INDUSTRIAS EN LA DÉCADA DEL 20
Argentina no carecía de establecimientos industriales en la época de predominio del sistema agroexportador. Había ya una base industrial escasamente integrada que iba a exhibirse tiempo después.
Predominaban los grandes frigoríficos, instalados en unidades de gran tamaño, que procesaban la carne que se enviaba al exterior de acuerdo con las exigencias del mercado inglés. Esta industria no competía con la estructura económica existente, sino que se insertaba como un apéndice de la Argentina pastoril, al igual que los ferrocarriles, para impulsar su producción primaria hacia los mercados del exterior.
También existían algunas industrias regionales que conocen el apoyo oficial mediante medidas arancelarias. Se trata de la actividad azucarera y la industria del vino en Cuyo, también actividades de rama alimentaria que dan origen a grandes empresas.
El sector mecánico tenía un desarrollo considerable debido a la existencia de grandes talleres ferroviarios para atender las necesidades del servicio.
Las condiciones de crecimiento de la economía ocal impulsaban los primeros brotes de un proceso industrial especial. Se trataba de una industria limitada a la rama alimentaria y a otras producciones no competitivas, por razones de costo y distancia, con los centros manufactureros mundiales. Esas fábricas generaban trabajo, formaban técnicos y acumulaban capital, pero no se integraban entre si, no eran capaces de expandirse, por lo que no equivalen a una verdadera industrialización.

LA INDUSTRIALIZACIÓN SUSTITUTIVA
(Repercusión de la crisis del 30 en la economía y la industrialización en la Argentina)
La crisis de la economía mundial de 1919 – 1930 dañó irreparablemente el sistema económico argentino, basado en la producción agropecuaria exportable y modificó su vinculación con el sistema internacional de dominación.
La nueva organización del mercado mundial caracterizada por el retraso y el cambio de la inversión internacional, la formación de áreas cerradas y de rígidas barrearas proteccionistas en los países centrales; impulsó un cambio lento en la organización productiva argentina, que comenzó a volcarse en parte hacia el mercado interno En esta etapa, conocida como de sustitución de importaciones, la industria pasa a ser el elemento dinámico de la expansión económica y se trasladan los ingresos del sector agrícola al sector industrial.
La crisis del 30 provocó un rechazo mundial de los principios hasta el momento aceptados de libre comercio y una acentuación de tendencias proteccionistas. Con las dificultades de exportación de los productos tradicionales comienza la escasez de divisas, lo cual derivará en la disminución de nuestra capacidad de importar productos industriales.

EL IMPACTO DE LA CRISIS SOBRE LA ECONOMÍA ARGENTINA
(Condiciones socioeconómicas en las que se expandió la industria en la década del 30)
La disminución de las transacciones internacionales coincidió con caídas de precios que cerraban la posibilidad para la mayor parte de los productos primarios exportados por Argentina, mientras los bienes agropecuarios mantenían su valor. El cierre de las importaciones por parte de los mercados metropolitanos redujo los volúmenes físicos exportador por Argentina y generó una reducción de las importaciones.
La crisis se vio asentada por los efectos de la Segunda Guerra Mundial que interrumpió buena parte del comercio por la acción naval de los países en guerra.
Finalmente, la depresión del comercio mundial fue vencida años después de la guerra, aprox. en 1950, pero se habían producido cambios irreversibles en la economía internacional y estructura local.
La fuerte caída de la producción agraria se vio acompañada por una migración hacia las ciudades y la aparición de masas de desocupados en busca de empleo. La reducción del mercado interno resultó inferior a la caída de las importaciones y dejaba un margen apreciable para la satisfacción de ciertas necesidades por medio de la producción local.
El cierre del mercado mundial pesaba sobre los terratenientes, se obligaba a pensar en una actividad sustitutiva a los sectores agropecuarios para sus negocios. La crisis generó los problemas y elementos necesarios para la expansión industrial: oferta de mano de obra disponible, mercado insatisfecho, capitales excedentes; pero faltaba la tecnología, el espíritu empresarial, insumos.

LAS POLÍTICAS ADOPTADAS PARA PALIAR LA CRISIS
La clase política se vio obligada a tomar medidas para redireccionar la economía y buscar un nuevo equilibrio. Debió adoptar mecanismos antiliberales, que tenían como fin defender al sector agropecuario de la crisis. Se va cimentando una coalición entre el sector agrario hegemónico y los industriales.
El criterio preponderante en las agrupaciones de la década sigue siendo el modelo del país agroexportador, que importa materias primas y productos manufacturados del mercado inglés; luego de la crisis el mercado interno adquiere mayor importancia y florece una industria que ocupa mayor parte de ese mercado.
Las fuerzas sociales son las que ponen marcha para compensar la sacudida de la crisis internacional.
En 1932, el país no puede hacerse cargo de los excesivos gastos de las importaciones y éstas comienzan a ser reemplazadas por la manufactura local.
Según datos estadísticos del CONADE – CEPAL, las ramas ligadas a la elaboración de productor rurales para el mercado de exportación se mantuvieron con poca variación, mientras que aquellas que contribuían a la sustitución de importaciones crecieron notablemente. Entre las últimas encontramos productos textiles, del caucho y derivados del petróleo.
Nuevas industrias se van desarrollando y ocupando un mayor espacio en el mercado; tal es el caso de la textil, que ya alcanza a la industria alimentaria, la de mayor crecimiento hasta ese momento. La industria mecánica también avanzó en esos años.
La expansión de la industria manufacturera se ha hecho notar en los índices de ocupación.
La industrialización limitada, que sirve para sustituir las importaciones en el mercado interno sin alterar demasiado la estructura económica, se convierte en una política adecuada para evitar la salida de divisas. Frente a la saturación de la demanda externa, el aumento de la interna aparece como el camino más viable para que el sector agrario no se estanque. El sector industrial beneficiaba al agro, produciéndose una “coalición natural de intereses”
A partir de 1930, hay un cambio en la política gubernamental que pasa de una actitud indiferente frente al sector industrial a otra en la cual comienzan a brindarle apoyo implementando medidas como control de cambios, limitación de importaciones, aumento de aranceles, devaluaciones monetarias, control de divisas, etc. Ej de esta acción fueron los aumentos de los aforos en 1931/32.
Crece la elaboración de productos rurales para el mercado de exportación por sustitución de importaciones.
Todas estas medidas estaban destinadas a desalentar las importaciones y contribuyeron a reorientarlas hacia los países que interesaban.
La política proteccionista del 30 fue implementaba a través de una combinación de derechos y controles que no eliminaron la amenaza de la competencia extranjera. Después del 40 se aplicaron medidas que desembocaron en el deterioro del vínculo entre el mercado interno y el externo.


LA PARTICIPACIÓN DEL CAPITAL EXTRANJERO
Hacia fines del 30 se fue gestando un proceso de diferenciación interna de la burguesía industrial. Si consideramos que antes de la 2da GM existía una gran concentración industrial que empleaba a más de la mitad de la mano, tenemos el siguiente panorama:
a) Un sector reducido de la burguesía industrial con fuerte control sobre el proceso productivo
b) Amplia capa de la misma burguesía con un débil control sobre el proceso productivo.
La UIA representaba a los industriales más poderosos y ligados al capital extranjero.
El sistema proteccionista imperante luego del 30 sirvió para reforzar lo que se podía considerar como un modelo de industrialización normal, pero que para 1945, las ramas livianas ya estaban afianzadas y había que generar un nuevo impulso para la economía proveniente del crecimiento acelerado de las ramas mas pesadas, éste crecimiento tenia que partir del desarrollo de una industria metalúrgica.
Debido a la etapa de desarrollo en la que se encontraban los países centrales, les resultaba conveniente invertir en la industria que exportar directamente el producto terminado. De este modo recibían mayores beneficios. En efecto: por un lado, la sustitución de importaciones era la actividad más lucrativa para los capitales extranjeros en el país y por el otro, daba respuesta a la necesidad que tienen los capitales de los países más desarrollados de ampliar las áreas de inversión para dar salida a sus excedentes de bienes de capital. La creación de una industria destinada a sustituir bienes importados en los países periféricos les permitía resolver sus necesidades internas con mayores ganancias, siendo más provechoso para ellos exportar los equipos y maquinarias necesarias para la producción de bienes de consumo no durables que exportar el producto terminado.
Hacia fines del 30 muchas empresas extranjeras manifestaron su interés por invertir en ramas más complejas, como el hierro y el acero. Así, se va conformando un proyecto en el que coinciden los intereses de varios sectores:
1) La fracción más poderosa de la oligarquía terrateniente
2) Grandes industriales vinculados a la UIA y ligados al capital extranjero
3) Capital extranjero.
Todas estas partes salían favorecidas con el modelo de sustitución de importaciones vigente y ello dificultó el planteo por parte de los industriales de cambiar el plan productivo.
Otra causa que incidió en la industrialización del país fue nuestra política exterior y dentro de ella, la neutralidad que mantuvo Argentina durante la 2da GM.
Nuestra economía estuvo ligada a la británica. Gran parte de nuestro desarrollo hasta el 30 fue el resultado de esta complementariedad con el mercado inglés, del que EE UU le competía en el argentino. Al formar parte de América Latina, EE UU incluyó a Argentina dentro de su política para los países del sur del hemisferio, la cual acepto intentando una hegemonía hemisférica oponiéndose a la implementación de pactos de seguridad colectiva que aislaran a América de Europa. Luego de su principio de neutralidad frente a la guerra, se produce el hundimiento del Graff Spee en la batalla del Río de la Plata y adopta la postura de no beligerancia al igual que Italia.
El gobierno estadounidense rechaza esta postura porque la opinión publica se opondría, se quebraría la unidad interamericana, requeriría una modificación de la ley de neutralidad antes tomada la cual permitía la venta de productos a países beligerantes.
Estados Unidos no estaba dispuesto a seguir la propuesta argentina para abandonar la neutralidad, sino que esperaba que nuestro país los secundara a ellos.
El principal problema entre EE UU y nuestro país fue nuestra política desafiantemente antiestadounidense, ya que el fracaso argentino en romper con el Eje presentó un problema grave.
Disminuyen las inversiones directas en nuestro país.
Las importaciones ingresaban al país, sin pagar derechos, algunas materias primeras, ciertos suministros industriales y maquinaria agrícola. Luego de la guerra se cierra el mercado internacional y la necesidad de abastecimiento local impulso al desarrollo de la industria.

EL PAPEL DE LOS INMIGRANTES EN LA CONFORMACIÓN DEL NUEVO EMPRESARIADO INDUSTRIAL
El tipo de acumulación que se había venido realizando en Argentina desde el 30 había dado lugar al desarrollo de una pequeña y mediana industria nacional, considerada poseedora de un gran potencial económico y político que creció gracias a la inversión de ahorros urbanos destinados a ese fin por sus propietarios, reclutados entre sectores medios en su mayoría inmigrantes. Así, se fue conformando un cuerpo social diferente del que dio origen a las industrias tradicionales concentrado en el rubro alimentario. Los inmigrantes colaboraban como mano de obra para la obtención de los bienes agropecuarios.
Germani señala que en el proceso de transformación que sufrió la estructura social del país, los extranjeros preferían las nuevas ocupaciones que iban generándose a partir del desarrollo económico y se dirigían a los empleos públicos, empleos artesanales y servicio doméstico. Pertenecían a los sectores medios y dentro del sector manufacturero se orientaban a las ramas más modernas como la metalurgia, químicas, y construcción.
Los comerciantes extranjeros se convirtieron en industriales a partir de la reinversión de las utilidades que les dejaban esas actividades y los podemos dividir en 2 grupos:
a) Un sector que une a las viejas firmas situadas en Bs As y sus alrededores de tamaño grande, conectados con el capital extranjero y que producen para el mercado externo.
b) Otro grupo que reúne las firmas más nuevas, de menor tamaño, situadas tanto en Bs As como en el interior del país y que producen para el mercado interno. Emergen en un marco carente de planificación y de crecimiento acelerado. Tuvieron decisiva participación las fuerzas sociales para trasladar los capitales del sector agropecuario al industrial.
Se van incorporando a la vida económica, social y política del país un grupo de pequeños y medianos industriales que carecían de fuerzas económica y de peso político y cuya única alternativa de participación se la brindaba la posibilidad de una alianza con un sector del Estado que hiciera viable su acceso al poder. Compartían algunos intereses con el movimiento obrero, ya que sus miembros dependían de la expansión de los salarios para aumentar el nivel de vida y favorecer la creación de un mercado interno, por lo que pretendían recibir apoyo y protección para sus productos.

MILITARES E INDUSTRIA: EL GRAN MIEDO DE 1942 - 1943
En Argentina, durante la 2da GM, el peligro de la agitación social para cuando terminara el conflicto llegó a convertirse en una especie de psicosis colectiva sentida por quienes estaban más en contacto con el ambiente obrero, por ciertos especialistas ideológicos, militares que a través de la conscripción y circulación por los cuarteles del interior podían visualizar mejor las tensiones sociales acumuladas. En el ambiente empresarial era importante lo que pensaba la UIA y algunos grupos de profesionales cercanos a la industria, como economistas y científicos sociales.
Actitudes en dos temas de 2 actores sociales: militares y industriales
1) Necesidad de industrializar el país para proveer a su defensa
2) Prevención de agitaciones sociales de tipo revolucionario, que se preveía para después de la guerra.
Para los militares el tema industrial era esencial, aunque subordinado a la preocupación profesional por la defensa; para los industriales era consustancial con su propia supervivencia para consolidar la prosperidad que la guerra había traído, ya que las importaciones casi se habían paralizado, facilitando un amplio mercado local; mientras que las exportaciones subían y aumentaban las reservas.
La Iglesia creía que al reabrirse la importación habría una competencia ruinosa para buena parte de la industria nacional y se provocaría la desocupación industrial y el estancamiento de la actual diversificación de la producción. Querían evitar un régimen comunista que se podría dar frente a una crisis de desocupación en el que los trabajadores vendieran todo.
Se produce un acercamiento entre empresarios industriales, militares e intelectuales ligados al pensamiento social, católico y nacionalismo falangista. Todos coincidían en establecer una política de industrialización intensificada, proteccionismo y producción de bienes que sirvieran para la defensa nacional. Esto sentó las bases para el reclutamiento de una elite política (militares, intelectuales, católicos, dirigentes políticos y luego sindicales) que llevo a Perón al poder y que tuvo en el GOU (Grupo de Oficiales Unidos) su expresión militar desde principios de 1943.

LA GUERRA Y LA INDUSTRIALIZACIÓN
La guerra estimuló todas las posibilidades de desarrollo productivo. La industria local creció acudiendo al expediente de utilizar al máximo los equipos disponibles mediante la ocupación del mayor número posible de obreros. Las exigencias de la producción incentivaron el uso del ingenio nacional y el esfuerzo humano de grupos de obreros cada vez más numerosos a costa de la productividad del sistema. Creció pero sin que mejorara el equipamiento como en la siderurgia y ramas mecánicas derivadas, que a diferencia de las textiles, transporte ferroviario, en los que se consiguieron recursos para abastecerse.
Los años de posguerra encontraban una economía distinta de la registrada en la década del 30. El país contaba con una estructura industrial de gran tamaño y asentada en buena parte de su territorio y alrededor de 1941 el aporte industrial al producto bruto interno había superado al registrado por la actividad agropecuaria por lo que se convirtió al sector en el núcleo económico de mayor peso en la estructura productiva local. En 1946, la industria ocupaba un millón de obreros.
El crecimiento del sector estatal tendía a asociar al Estado con los empresarios, en múltiples actividades las empresas oficiales y privadas interactuaban entre sí a través de lazos comerciales y productivos.
Era necesario reemplazar los equipos gastados, ampliar la capacidad productiva en las áreas energéticas y de transporte, lograr la integración industrial o condenar a la industria a una mera extinción biológica.

LA ESTRATEGIA DE POSGUERRA
La tarea más urgente consistía en renovar los equipos industriales obsoletos, reforzar el aparato industrial existente ampliándolo en extensión y hacia las ramas básicas, poner a la industria en condiciones de eficiencia para competir con el extranjero. La política de posguerra fue defensiva y articulada con el temor a la desocupación que se esperaba a partir de los reajustes económicos que traería aparejada la paz.
En los primeros años de posguerra se compraron algunos equipos en el exterior para que el aparato industrial pudiera competir con el extranjero.
La Argentina había agotado su reserva de divisas en la compra de activos extranjeros existentes en el país y en importaciones masivas de bienes y comenzaba a entrar en un nuevo período de restricciones externas. La causa determinante no era el mercado mundial, que mantenía una demanda sostenida de nuestros productos.
La persistente sequía de 1952 se suma a la reacción de los terratenientes frente a la política agropecuaria para dejar al país sin saldos exportables. La caída de las exportaciones afecta en forma fulminante el proceso productivo nacional. De 1951 a 1954 la expansión industrial se detiene junto con las cifras de productividad. Es la época del racionamiento forzoso de energía, del continuo descalabro del sistema de transportes, del control de las importaciones.
En la estrategia industrial la mejor defensa contra la competencia exterior consiste en la renovación de los equipos y las técnicas, que es una forma de ataque.

LA NUEVA CRISIS
En la década del 50, la industria progresó algo en la oferta de bienes de consumo final pero con pasos cada vez más difíciles. Hubo avances de heladeras y radios y productos químicos, pero en todos casos aparecían limitaciones por la falta de insumos básicos y equipos importados.
La esperada producción de acero no se logró por inconvenientes para importar.
Los equipos industriales envejecidos y la carencia de infraestructura adecuada y eficiente estaban generando una situación de crisis que el lado externo argentino no podía resolver. El sector agropecuario, único capaz de producir divisas, estaba estancado por la falta de insumos técnicos (tractores, semillas). El modelo de sustitución de importaciones tenía posibilidades de extenderse pero la escasez de divisas se estaba convirtiendo en el problema más grave de una industria que no encontraba vías de salida normales en las condiciones en la economía local. El sector empresario local se convence de que la única salida consiste en continuar el proceso de sustitución de importaciones con el apoyo del capital extranjero, único capaz de aportar los equipos que la estructura productiva no permitía comparar. Es necesario fomentar el ingreso del capital extranjero en la medida que no se pueda hacer frente a las necesidades por las disponibilidades del país.
Con el tiempo, Argentina descubrió que su industria seguía atada al exterior y se mantenía en problemas. La CGE volvió a sus antiguas políticas nacionalistas y otro sector empresario propuso nuevas medidas que siguieron hasta los años 70.

LOS LÍMITES DE LA SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES
La sustitución de importaciones, al no modificar la estructura productiva, alcanzó sus límites:
- Escasez de inversión en bienes de capital, que derivo en una industria de baja productividad y altos costos
- Falta de desarrollo de industrias básicas que acompañaron el crecimiento en la necesidad de insumos
- Requerimientos de insumos y bienes intermedios para la producción
- Mayor dependencia con el exterior
- Necesidad de renovar los bienes de capital deteriorados y una infraestructura que resultó inadecuada
- La demanda interna permaneció estable y no superó los límites anteriores al proceso, agotándose las posibilidades de expansión
- Producción local subsistió con protección estatal
- Agricultura y ganadería (fuentes de divisas) fueron incapaces de proporcionar las cantidades necesarias
- Exportaciones se mantuvieron estacionarias con algunos altibajos, mientras que las importaciones aumentaron año a año con algunos saltos.
- Las nuevas características de los mercados exigían pasar de una producción extensiva a otra tecnificada y diversificada por sus límites territoriales.

Capítulo 6: El surgimiento del peronismo: el rol de los obreros y de los inmigrantes internos (Germani)
La base social del peronismo y naturaleza del movimiento en sus orígenes: el peronismo obtiene un apoyo masivo de los obreros con cierta contribución de empleados de oficina y de vendedores menores en las áreas menos urbanizadas, así como sectores del estrato intermedio arcaico y pobre que forma parte de las clases bajas en las comunidades pequeñas. Pero el apoyo decisivo en la elección vino de los obreros manuales, cuyo gran aumento y desplazamiento hizo posible la existencia misma del movimiento, animado por la dinámica de la acción en la calle para su surgimiento y los partidarios del nuevo partido. Se ha denominado al peronismo un movimiento nacional populista, porque se posibilitó y adquirió su forma a través de una alianza de clase implícita entre los obreros y nuevos empresarios industriales.

COMPOSICIÓN DE LA CLASE OBRERA URBANA
1) La proporción de migrantes internos: hacia 1945 – 1946 la mayor parte de la clase obrera nativa y urbana había sido reemplazada por los recién llegados de las provincias. Este reemplazo se produjo por un desplazamiento masivo en la mano de obra y a través de un proceso de ascenso social dentro de la clase obrera.
2) La proporción de migrantes recientes: si aceptamos el plazo arbitrario de 10 años de residencia máxima en la ciudad como definición de migración reciente, se apreciará que la enorme mayoría de migrantes internos era reciente. La migración masiva se intensificó mucho después de 1938. Para 1947 la clase trabajadora en el área estaba formada por un 27% de nativos y un 73% de migrantes: el 57% eran “nuevos” (llegados después de 1938, en su mayor parte con menos de 5 años de residencia urbana) y el 16% viejos.
3) Experiencia moderna e industrial previa de los migrantes en la vida y el trabajo: Se puede enfocar el modernismo relativo o tradicionalismo en regiones de origen; extracción rural y experiencia agrícola o no industrial previa a la migración.
a) Modernismo y tradicionalismo en regiones de origen
Se encuentra en Argentina un centro y una periferia. El primero lo constituyen Bs As y las provincias del Litoral; la segunda son la mayoría de las regiones circundantes y alguna de las provincias internas centrales. La mayor parte de la riqueza, la industria, el producto bruto nacional, el alfabetismo, etc, se localizan en la región centro. La mayor parte del subdesarrollo está en la periferia, pobreza, analfabetismo, desempleo, marginalidad, estructuras económicas arcaicas, la que también es menos moderna en términos de educación, estratificación, movilidad y relaciones interclase, tamaño y tipo de familia, relaciones personales, tasas vitales. La periferia conserva gran parte de lo que fue la sociedad previa a la inmigración europea. Antes de 1930, la mayoría de los migrantes nativos venían de distancias cortas, mientras que la migración interna masiva provenía de larga distancia. En 1947, la mayoría de los inmigrantes internos en Bs As provenían de provincias y territorios menos desarrollados.
b) Experiencia de vida y trabajos previos a la migración:
La mayoría de los migrantes procede de ciudades chicas y pueblos. En 1947, el origen rural o de pueblo chico de los migrantes era mucho mayor debido al menos grado de urbanización en ese momento.
En el sector primario, el cambio de la agricultura a la ganadería involucró la desaparición de un número muy alto de agricultores independientes: propietarios, arrendatarios, medieros y otras formas atrasadas de campesinados y tenencias de la tierra. La mayor parte del sector agrícola era del tipo comercial, las relaciones de trabajo eran arcaicas y ello determinó la experiencia laboral de los asalariados. La mayoría de los migrantes que había trabajo en los sectores secundario y terciario tenía origen similar en cuanto al nivel de modernización en el estilo de vida y en la experiencia laboral.
En un país rico como Argentina, cuya distribución del ingreso era más igualitaria que la de otros países latinoamericanos, parte de las riquezas generadas por las exportaciones primarias se filtraron a grupos urbanos. Éstos al igual que el resto de la economía, fueron muy vulnerables a los altibajos del comercio internacional y de las crisis agrícolas. Con la crisis del 30 y la reducción de la agricultura después de 1938, la situación de este sector empeoró súbitamente. Ambos factores produjeron una restricción del mercado interno y desempleo intenso.
Entre 1935-1946 la gran mayoría de los migrantes internos era gente cuya situación previa se caracterizaba por un estilo de vida y experiencia laboral no industriales y menos modernos, tanto en el sector agrícola como en el no agrícola.

ÍNDOLE Y MAGNITUD DEL DESPLAZAMIENTO, 1935 A 1945
Es fundamental considerar los cambios en dos aspectos principales de la sociedad: la estructura socioeconómica y la composición sociocultural de las poblaciones en la región central y en la periférica.
1) Cambios en la estructura socioeconómica y en la estratificación ocupada de las regiones periféricas y centrales desde 1935 hasta 1946: Se produjeron dos tipos de modificaciones en la PEA: un traslado masivo del sector agrícola al industrial y de servicios, con una transformación interna de todos ellos. Estos cambios se debieron a factores externos principales (la gran depresión desde 1930 y la 2da GM) y varios internos (desde tendencias históricas antiguas como el sistema de tenencia de tierra y las circunstancias que retardaron la industrialización hasta hechos coyunturales como la evolución del trigo, del maíz y carne en el mercado internacional)
La gran crisis mundial produjo el derrumbe de la economía agroexportadora y creó una protección para la industria nacional. La guerra intensificó enormemente este proceso y contribuyó a reducir los precios agrícolas aumentando al mismo tiempo el valor de la exportación de carnes, además de intensificar la necesidad de la sustitución de importaciones y el crecimiento industrial. El impacto de la depresión del 30 estuvo algo retrasado en cuanto a la ocupación en agricultura y la aceleración del desarrollo industrial. Así, el área dedicada a agricultura continuó expandiéndose surgiendo pequeñas chacras subfamiliares que no alcanzaban a cubrir los medios de subsistencia para una familia, eran atrasadas y les faltaba la inversión de capital para su explotación económica.
El sistema de arrendamiento, medieros y otras formas de tenencia de la tierra junto con el deterioro de las tierras contribuyó a que los pequeños agricultores fuesen más vulnerables. Mientras que los grandes propietarios pudieron dedicar parte de sus tierras a la ganadería y otros a las cosechas industriales, el sector marginal de la agricultura sufrió una decadencia y una proporción considerable tuvo que abandonar sus tierras. Estos cambios modificaron el sector primario
Después de la 1º GM, la industria no dejó de crecer, lo cual significa una reducción de la proporción en la PEA y un cambio en su composición, aumentándose los obreros fabriles industriales. Hay una sincronización evidente entre este crecimiento y la caída en agricultura. Dado que los censos industriales incluyen a todos los obreros fabriles, el crecimiento se produce en la industria moderna. Todos los incrementos en el sector secundario se produjeron en la industria manufacturera, y en el sector terciario hasta la década del 30 su crecimiento fue lento pero aumentó durante los años siguientes, experimentando una transformación interna sustancial, una concentración tecnológica y económica con formas y límites de las características de servicios y comercio.
El crecimiento y la modernización del mercado interno, los nuevos roles del Estado con la ampliación del sector público y la intervención estatal, la mayor burocratización, el gran aumento de la educación y otros servicios implicaron un cambio real de escala de la sociedad que se tradujo en un aumento del sector terciario ”moderno”.
2) Desaparición de la inmigración europea y cambios en la composición sociocultural de la población: Estos cambios en la PEA exigieron una amplia redistribución de la población. La inmigración europea masiva finalizó súbitamente en 1930, equivalía al incremento total de la mano de obra en la Argentina. Los europeos constituían la mayor parte de la población que trabajaba, y habían ayudado a establecer una agricultura moderna.
En la década del 20 cuando los inmigrantes llenaron las demandas del sector secundario y terciario, los europeos se concentraron geográficamente en regiones centrales y grandes ciudades, mientras que en la periferia la proporción de europeos era menos que en el resto del país. Todas estas circunstancias determinaron la naturaleza de la redistribución ocupacional y ecológica, que involucró una alta proporción de población argentina en todas partes y con mayor intensidad de aquella que vivía en regiones atrasadas y en las más tradicionales de las regiones centrales. La composición de la clase obrera y de sus elementos migrantes en Bs As y en otros centros urbanos como también las pautas de expulsión de la agricultura y el crecimiento y cambios en los sectores secundario y terciario se combinaron con las modificaciones de la mano de obra en 1930. Todos estos procesos se produjeron simultáneamente: cambios estructurales en la economía y en la distribución ocupacional y ecológica, finalización de la inmigración de ultramar. Cuando se incrementaron las nuevas demandas de la industria y servicios modernos ya había desaparecido la reserva normal de mano de obra constituida por extranjeros, la migración interna había reemplazado a la internacional. La sustitución normal de los que egresan de la mano de obra y la exigencia originada por el crecimiento y el cambio en la industria y los servicios debía llenarse con el incremento democrático natural, el exceso de población desplazada de la agricultura y la traslación de los sectores secundarios y terciarios menos desarrollados.
Aspectos destacados de los cambios estructurales:
1) Impacto de la transformación y el desplazamiento que afectó a todo el país
2) Proceso de sustitución de obreros urbanos preexistentes por los migrantes internos
3) Esta sustitución se llevó a cabo a través del ascenso social, se produjo tanto por la movilidad individual como por la sucesión generacional. También los migrantes participaron de la movilidad social, la que se restringió al estrato manual, de obrero no calificado a calificado. Esta transición contribuyo al alto porcentaje de migrantes entre los calificados
4) El reemplazo de la vieja clase trabajadora significó otra transformación en la sociedad argentina. Los migrantes provinieron de la periferia, partes del área rural, ciudades y pueblos chicos que habían preservado la cultura original previa a la inmigración. El componente criollo de la nueva clase trabajadora fue tan preeminente que produjo la aparición de un estereotipo: el “cabecita negra” (sinónimo de peronista), que poseía grandes distorsiones pero también una fuerte base de realidad. Fue conocido por la clase obrera y la media, los peronistas y antiperonistas, aunque con reacciones emocionales opuestas. Este estereotipo adquirió peso emocional debido a su contenido político e ideológico y desapareció en el período posperonista, con el surgimiento de un peronismo de clases medias, alianzas ideológicas y cambios culturales de la sociedad. Fue una etapa de consolidación más que un proceso de construcción nacional: la fusión de la Argentina criolla o lo que de ella quedaba, con la Argentina inmigrante, del interior con el litoral. La cultura argentina fue modificada por la incorporación de los restos de la sociedad criolla y los recién llegados fueron absorbidos por esta cultura nacional renovada y el peronismo se constituyó y evolucionó.
Los rápidos cambios socioeconómicos y socioculturales generaron un impacto, produciendo un desplazamiento de la población modificando la composición de las clases bajas y arrojándolas a experiencias de trabajo, estilos de vida y contextos sociales nuevos.

EL ROL DEL SINDICALISMO Y LA NUEVA CLASE OBRERA
El sindicalismo se define como una alianza de clases cuyas condiciones fueron creadas por la fase que estaba viviendo el capitalismo dependiente en la Argentina. Se le asigna un rol determinante a los sindicatos viejos y a la Confederación General del Trabajo (CGT) en la creación de una base política para el peronismo, en la organización de la huelga de octubre y en el apoyo de la candidatura de Perón para las elecciones.
La actitud del sindicalismo puede entenderse por:
a) El cambio en la composición de las clases trabajadores y sus características principales en el período de 1943 – 1945
b) La situación previa, altamente conflictiva, de las organizaciones gremiales, tanto en su aspecto interno como frente a los gobiernos conservadores represivos del 30.
c) Política de fuerte represión y supresión emprendida por el régimen militar.
d) Contraste de la cultura política predominante en el movimiento obrero, donde existía una orientación hacia el exterior identificada con las ideologías marxistas y comunitas, fascismo, la guerra, etc.

EL PODER DEL ESTADO. REPRESIÓN Y ATRACCIÓN
El régimen militar comenzó con la represión un mes después del golpe, se suprimió una de las dos CGT, muchos sindicatos fueron intervenidos por el gobierno, mientras la CGT sobreviviente fue sometida a distintos controles, los dirigentes nacionales y políticos fueron arrestados, enviados a la cárcel o a campos de concentración. En 1943 se estableció una ley restrictiva que debía regular los sindicatos y que fue muy resistida por los dirigentes gremiales. Sólo los gremios reconocidos oficialmente por el gobierno podrían representar a los obreros en los convenios colectivos.
La política seguida por Perón era muy flexible y usaba tanto la represión como la atracción frente a las organizaciones y los dirigentes. Aquellos gremios que se oponían a sus intenciones podían ser desconocidos o cancelárseles la personería gremial; también se los podía disolver o suprimir.
La expresión política (supresión de todos los partidos políticos, censura de la prensa, persecución de intelectuales, estudiantes, políticos o dirigentes gremiales) continuó hasta 1945 y se establecieron un gran número de gremios nuevos. La mayor parte del incremento estaba constituido por gremios paralelos creados para sustituir aquellos que rechazaban o se oponían a al política de Perón y el ministro de Trabajo intervenía directamente con recursos humanos y materiales. Los nuevos gremios sirvieron para establecer una red de organización entre la clase obrera, difundir los resultados de la política laboral de Perón y el estimular el contacto directo con el líder como también aumentar el número de personas favorables a Perón en el Comité Central Confederal, Asamblea General y otros órganos de la CGT.

LA NUEVA CLASE OBRERA. EL PERONISMO COMO MOVIMIENTO DE MASAS Y COMO PARTIDO POLÍTICO ORGANIZADO
Debemos distinguir 2 aspectos en el peronismo:
a) El peronismo como movimiento de masas, es decir, como expresión de movilización social: los sucesos de octubre fueron una expresión de un movimiento de masa sobre la base de una red organizativa. Ninguna organización hubiera podido funcionar sin la participación activa de la masa, ni la CGT, ni su comité confederal ni los viejos sindicatos tuvieron un rol importante o significativo ese día y en el movimiento colectivo que se generó. La reunión de la CGT tuvo lugar el 16 y decretó una huelga general para el 18 de octubre. Cuando los delegados del comité confederal salieron de la reunión, los obreros ya estaban en las calles, en huelgas desde hacía muchas horas. Las declaraciones de la CGT evitaban mencionar el nombre de Perón, hablaban tan solo de la defensa de los derechos obreros y la necesidad de defender las nuevas conquistas, la legislación social, el salario. Para los obreros, la huelga general apuntaba a otra meta: la libertad de Perón, exigía su libertad y su presencia.
b) El peronismo como organización política: para acceder al poder, un movimiento social necesita un líder, una elite y una organización política. Es aquí donde una serie de viejos dirigentes sindicales jugaron un rol necesario: el de proporcionar una parte de los cuadros del canal de organización política para las masas movilizadas y su caudillo. No fueron los únicos dirigentes sindicales: hubo muchos otros nuevos, que provenían de diferentes contextos ideológicos y sociales. La elite política peronista era más numerosa que la conducción sindical e incluía grupos radicales disidentes, fascistas, nacionalistas de derecha, católicos, comunistas, marxistas, etc.
Se creo un partido político basado en los sindicatos, su creación y triunfo fue posible gracias a la existencia de un movimiento social de masas. Se trata de una situación cristalizada por la rebelión popular, que convenció a los delegados indecisos a seguir a aquellos dirigentes que habían decidido organizar el Partido Laborista. Su propósito fue la creación de una organización política genuina e independiente, basada en las masas movilizadas. Después de las elecciones, cuando se disolvió el Partido Laborista se vio que el apoyo de las masas era para el líder y no para la organización. Accedieron al poder por fraude, y les faltaba control efectivo de los obreros.
La “nueva clase obrera” tenía un vínculo directo, inmediato, con el líder carismático. La situación cambió al ver como los sindicatos se sometían más y más al Estado. Tiene importancia reconocer que la pérdida de autonomía se produjo en los niveles más altos de la organización y mucho menos en el nivel de planta.
La base continuo ejerciendo presión por condiciones concretas de trabajo no de motivos políticos, pero luchaba por condiciones concretas de trabajo no por motivos políticos., la intención no era luchar en contra de Perón a pesar de la rigidez y la represión proveniente del gobierno peronista través de esta resistencia desarrollo una conciencia de clase obrera e incorporo la tradición preexistente del activismo obrero con implicaciones políticas diferentes.

Capítulo 7: El estado, la economía y los actores sociales durante el gobierno peronista (Argentina, 1946 – 1955) (Gaggero)

INTRODUCCIÓN
El proceso iniciado por el golpe militar de 1943 integra a la clase trabajadora al sistema político.
La respuesta del peronismo a los conflictos de la sociedad de masas fue la realización de un nuevo contrato social, caracterizado por el paso de la democracia política a la social, que modificaba tres supuestos básicos del liberalismo político del siglo XIX:
1) de la sociedad considerada como asociación de intereses conflictivos donde el poder principal consistía en el control del Estado, se pasaba a una idea de sociedad interdependiente de matriz comunitaria
2) de la exclusiva representación política ciudadana, a un sistema que incluía partidos y organizaciones de intereses económicos
3) si en el primer contrato el interés general derivaba de la acción espontánea de individuos libres, se adoptaba ahora una concepción en la cuál el Estado garantizaba este objetivo mediante la regulación del mercado.
La propuesta peronista se apoyó en el concepto clásico de la justicia como valor primordial del Estado, garante de la virtud ciudadana y la prosperidad. La justicia social debía realizarse en una sociedad penetrada por la desigualdad y la exclusión.
El peronismo puso énfasis en los derechos sociales, en los resultados más que en los procedimientos, visualizando el problema principal en la modificación de la estructura de poder real en la sociedad.
Un rasgo del modelo fueron las modificaciones introducidas en el sistema representativo, con la incorporación de las organizaciones intermedias, que significó el debilitamiento de la igualdad garantizada entre los distintos poderes del Estado, la concentración de las decisiones en el Ejecutivo y la disminución de la importancia de la actividad parlamentaria.
Las sociedades posteriores a la crisis mundial de 1930 promovieron una profunda modificación del rol del Estado, que venía acompañada del pasaje del capitalismo competitivo al monopólico, dejando de lado la separación entre sociedad civil y Estado. El Estado dejaba de concebirse como gendarme protector de los derechos individuales para pasar a ser garante de los derechos sociales. Pero en nuestro país, el desconocimiento de la necesidad de efectivizar un nuevo pacto llevó a que la justicia social fuera vista como imposición autoritaria, lo que facilitó la polarización.

LOS PRIMEROS AÑOS DE GOBIERNO
Desde el punto de vista político, Perón se proponía cambiar la localización y la función social del sistema a través de la utilización del Estado para colocarlo al servicio de sectores más amplios de la población e insertarlo en la interacción de las relaciones sociales. Se trataba de transformar el aparato estatal en el eje del arbitraje del cuerpo social. Para ello contaba con una serie de recursos que le brindaba el ejercicio del poder: la legitimidad de su mandato entre los sectores bajos de la sociedad y las fuentes que surgían de dicha legitimidad: las facultades presidenciales y el vaciamiento de aquellas instituciones que entraban en conflicto con sus objetivos. También contaba con el control político que apuntaba a la realización de un amplio programa de reformas, que sería su mayor realización.
La coalición que lo llevó a la presidencia a través de las elecciones de 1946 era frágil, incluía entre las fuerzas organizadas, al Partido Laborista, la Unión Cívica Radical (Junta Renovadora) y a los comités independientes nucleados en el Partido Independiente.
Uno de los primeros objetivos de Perón fue el de organizar su apoyo, desarrollar su partido y profundizar su relación con los sindicatos y sus afiliados.
Uno de los objetivos de Perón fue proteger el empleo urbano a través de la defensa de la industria nacional para mantener el apoyo de los sectores que le habían servido para desarrollar su carrera política y lo llevaron a la presidencia. Su programa de gobierno sostenía la nacionalización de los servicios públicos, la reducción de la deuda externa y la independencia de su política exterior.
Se encontraba en el dilema de priorizar el desarrollo de la industria pesada y de base o la industria ligera o de consumo. La opción por esta última estuvo determinada por el escaso capital nacional y la necesidad política de utilizar la mano de obra del país.
La industria pesada podía ser sustituida por el recurso al mercado norteamericano, que contaba con bienes de capital disponibles a buenos precios.
La política mercadointernista impulsada por el gobierno de Perón no fue consecuencia solamente de razones de política interna, factores externos también ayudaron a implantarla. Desde la guerra algunas importaciones estratégicas le fueron dificultadas a Argentina por presión norteamericana. Por otro lado, desde la perspectiva de las exportaciones, el país se vio obligado a especializarse en la ganadería para abastecer de carne a Gran Bretaña, lo que impedía la expansión de sus exportaciones.
Desde el punto de vista de la situación interna, la opción mercadointernista fue producto de una política de pleno empleo y mejoramiento de los salarios reales, necesaria para asegurarse el apoyo de la clase obrera y la estabilidad económica del país. Estas consideraciones eran producto de la forma política en que se había resuelto la crisis política de 1945.
Si la política de pleno empleo llevó al gobierno a proteger las industrias sustitutivas de la competencia interna, el objetivo de aumentar los salarios reales lo condujo a desalentar y a controlar las exportaciones industriales, para evitar el impacto inflacionario del aumento de los precios en el mercado externo.
Al proteger la industria nacional se evitaba el desempleo y la política redistributiva implementada desde el gobierno permitía ampliar el mercado de consumo. Las empresas de servicios nacionalizadas eran anticuadas y la deuda externa tenía una incidencia decreciente sobre las finanzas públicas.
La compra de activos ya instalados en el país consumió las reservas acumuladas durante la guerra. La nación se había quedado sin recursos para saldar sus importaciones en 1949.
En este marco la Argentina necesitaba acumular bienes de capital que se pagaría con las ventas de cereales para alimentar a Europa acudiendo al mercado estadounidense.
Una política que implicara cambios en la tenencia de la tierra provocaría una caída de la producción, reduciría los saldos exportables y aumentaría los precios de los alimentos, encareciendo el costo de la mano de obra, al tiempo que el país hacía esfuerzos para equiparar la industria, una reforma agraria fue desechada. La política de expansión industrial cargó sobre los terratenientes el peso de la diversificación económica, protegió a los arrendatarios, elevó los salarios rurales para evitar un mayor éxodo en las ciudades y obligó a los propietarios a reorganizar la producción para aumentar la productividad o enfrentar la bancarrota.
Ninguno de estos supuestos se cumplió, el país no logró liberar los fondos bloqueados en Inglaterra, pese que así lo aseguraba el acuerdo Eady – Miranda que establecía la compra de ferrocarriles británicos, ni se benefició de las compras de cereales en el marco del Plan Marshall las autoridades norteamericanas realizaban para atender a las necesidades europeas, ya que la política de EE UU fue discriminatoria respecto a Argentina.
Las elecciones de 1946 otorgaron al peronismo la legitimidad proveniente de comicios limpios, el control de ambas Cámaras del Congreso de la Nación y el control de todas las provincias, ya que sólo había perdido la gobernación de Corrientes que luego fue intervenida. Contaba también con el respaldo del Ejército, los sindicatos y la iglesia, y con un aparato estatal con funciones ampliadas desde el 30, a partir de los cuales fueron apareciendo las juntas reguladoras, fueron nacionalizadas las industrias de propiedad alemana, se estableció el control de la industria pesa a través de Fabricaciones Militares, nacionalizados los servicios públicos, creado el Banco de Crédito Industrial y supervisados los contratos colectivos de trabajo.
El 4 de junio de 1946 fue creado el Instituto para la Promoción del Intercambio (IAPI) al cual se le otorgó el monopolio sobre las ventas externas de carnes y cereales. Se esperaba que el IAPI obtuviera las mayores ganancias posibles de las exportaciones y los términos más favorables para las importaciones, al tiempo que se transformaba en el comprador único de la producción agraria nacional, por la cual pagó precios inferiores a los del mercado mundial. Las ganancias así obtenidas servirían para financiar el desarrollo industrial.
Los objetivos y medios económicos fueron determinados en el Primer Plan Quinquenal (1947 – 1951), donde establecía las pautas para el crecimiento de la industria, la repatriación de la deuda externa, la nacionalización de los servicios públicos y la redistribución del ingreso. Pero sus enunciados omitían la agricultura. En sus dos primeros años de ejecución los resultados obtenidos fueron sorprendentes y la economía creció a tasa muy altas. El Banco Central adoptó una estrategia inflacionaria y el Banco Industrial otorgó créditos con tasas muy bajas destinados a favorecer la importación de bienes de capital y bienes intermedios necesarios para el desarrollo industrial.
1947: Promulgación de la ley “Savio” (denominada por el Plan Siderúrgico Nacional), que se reservó a las Fuerzas Militares.
Un problema que debió afrontar el gobierno fue el de obtener el permiso de las autoridades británicas para repatriar las libras bloqueadas en el Banco de Inglaterra como consecuencia de los saldos comerciales favorables de la época de guerra. El país necesitaba convertir esas libras en dólares para abastecerse de los insumos industriales necesarios en el mercado norteamericano.
Desde el punto de vista político, en esta primera etapa el gobierno ejerció presión sobre los sectores opositores con el objetivo de subordinarlos a sus intenciones, desplazándoles sin el menor miramiento: inició la purga de profesores universitarios, la intervención de la UIA, el juicio político a los miembros de la Corte Suprema que redujo la autonomía del Poder Judicial y el sometimiento del Poder Legislativo, el que fue perdiendo independencia respecto del Ejecutivo, limitándose a discutir y aprobar iniciativas generadas por aquél.

LOS ACTORES SOCIALES FRENTE AL PERONISMO
El peronismo mantuvo una cuidada relación con las Fuerzas Armadas en un intento de neutralizarlas políticamente a cambio de una serie de concesiones, basadas en la modernización de las mismas, el aumento del número de sus oficiales, incrementos salariales y sobre todo el reequipamiento.
El principal problema fueron las relaciones con los sindicatos; el objetivo inicial de Perón había sido subordinarlos y hacerlos instrumentos dóciles para implementar su política; pero la crisis del 45 y el papel desempeñado por los mismos en su resolución había obligado a considerarlos como aliados; es así como el Partido Laborista incluyó a Perón como su primer aliado.
Perón ordeno disolver todos estos partidos y crear una única organización política. Para someterlos fue dictada la Ley Orgánica de los Partidos Políticos que prohibía las coaliciones como las que lo habían elegido presidente y obligaba a sus partidarios a fusionarse en un partido único.
El Partido Peronista funcionó con un Consejo Superior formado por las conducciones de los bloques de diputados y senadores y comprendía una rama femenina conducida por Eva Perón, una masculina y una gremial conducida por la CGT. En las provincias existían juntas provinciales, cuya coordinación realizaba Perón mismo y el presidente del partido tenía la última palabra.
Pero los problemas no terminaron con la creación del Partido Peronista. Al provenir sus dirigentes de orígenes tan diversos, los conflictos entre los distintos grupos se multiplicaron debido a las viejas rivalidades y a la carencia de una estructura política capaz de disciplinarlos. Esto se pudo solucionar con la renuncia de los gobernadores pero otros derivaron en intervenciones provinciales.
En cuanto a los sindicatos, hubo un crecimiento notable de las organizaciones gremiales primero y del número total de afiliados.
Casi todos los gremios se fueron sometiendo pacíficamente; gracias a los beneficios que obtenían, el gobierno no se vio obligado a enfrentarlos. Hubo efectivo crecimiento del salario real entre 1943 y 1950, que fue la base de sustentación del apoyo popular al régimen. La excepción fueron las organizaciones gremiales de clase media de servicios (bancarios, sindicatos de la alimentación)
Las mejoras obtenidas fueron producto de la acción del gobierno pero en el proceso los sindicatos no fueron actores pasivos, tuvieron un importante papel en asegurarse la implantación completa de dichas reformas.
La disminución de los conflictos a partir de 1948 pueden explicarse por la satisfacción de las demandas económicas y profesionales de la mayoría de los trabajadores, así como la mayor capacidad del Estado para reglamentar y resolver los conflictos laborales, sumando una mayor capacidad de reprimir las huelgas.
Con todo el gobierno logró la unidad del sindicalismo argentino que no había existido nunca en el país, permitiendo la centralización y el control que necesitaba para lograr sus objetivos de planificación económica desde el Estado y la satisfacción de aquellas aspiraciones congruentes con el desarrollo capitalista y para enfrentar a la oposición con un bloque de apoyo. Estos objetivos eran compartidos por los dirigentes sindicales, ya que ofrecían al movimiento obrero la posibilidad de obtener los beneficios reclamados y postergados y los incorporaba a un fuerte movimiento político, siendo llamados a actuar como agentes del Estado ante la clase trabajadora. A partir de 1946, un número importante de diputados nacionales fueron miembros de la clase obrera, otros desempeñaron altos cargos en la administración pública y el secretario general de la CGT participó en las reuniones del Gabinete nacional.
El movimiento obrero resultó así organizado con una poderosa CGT que controlaba las organizaciones que la componían que a su vez sometían a sus seccionales a través del control de los fondos y la posibilidad de intervenirlas.
A partir de 1949, los sindicatos fueron perdiendo la vitalidad que los caracterizó, para sustraerse al control de sus afiliados, a la par que crecía su dependencia con respecto al Estado.
Desde 1951, el Estado estableció un control sobre el movimiento obrero y lo logró mediante la destrucción de aquellos sindicatos que se oponían a su línea económica y política.
Un legado crucial que el movimiento obrero recibiría de la era personalista consistió en la integración a una comunidad política nacional y un reconocimiento de su estatus cívico y político dentro de dicha comunidad.
Otra novedad aportada por el peronismo fueron las comisiones internas, que representaban a los obreros en el lugar de trabajo y que se integraban a la estructura del sindicato.
La persona que desempeñó un papel importante en el control del movimiento sindical fue Eva Perón, quien reemplazo a su marido en la relación con los gremios cuando este asumió las funciones presidenciales.
Evita fue la impulsora del sufragio femenino, luego se abocaría a la organización del Partido Peronista Femenino, que organizaría el apoyo de las mujeres al gobierno, y desde 1948 creo y desarrollo la Fundación Eva Perón que brindo servicios de salud, esparcimiento y turismo social. Esta fundación también impulso una política de atención a los niños, a las mujeres y a los ancianos, la construcción de policlínicos, hogares-escuelas, de ancianos y un plan de mil escuelas rurales en todo el país para proteger a los más desamparados que no podían recurrir a los gremios.
La resistencia de las entidades del empresariado a la nueva política social había sido moderada durante 1943 y 1944, incluso algunas medidas del gobierno fueron bien recibidas, pero las objeciones contra los procedimientos estatales se acumularon durante 1945. La crítica estaba dirigida en primer lugar contra la política dirigista, y en segundo lugar contra la política social. Muy fuertes también eran las criticas a la limitación de la libertas de comercio y a la injerencia estatal en este ámbito (fijación de precios máximos, creación del IAPI) expuestas por la Bolsa de Comercio.
A lo largo de 1945 las corporaciones industriales fueron adoptando posiciones opositoras.
Poco antes de asumir Perón la primera magistratura, la UIA fue intervenida, y pese al acercamiento que los industriales nucleados en esa institución realizaron con el gobierno desde ese momento, generalizando una política que un grupo significativo de sus miembros venía desarrollando desde 1943, cuando en 1953 fue creada la CGE, esa intervención se transformó en disolución.
En la campaña electoral de 1946 Perón cosecho entre los arrendatarios apoyos decisivos al incluir entre sus proyectos de gobierno una reforma agraria según la cual la tierra dejaría de ser un bien de renta para constituirse en un bien de trabajo.
La promesa no se cumplió. Los arrendatarios en 1947 se movilizaron para exigir un aumento de los precios fijados para la cosecha.
Entre los sectores agrarios, la entidad que representaba a los grandes exportadores de carne, la Sociedad Rural, se resistía a aceptar la prórroga de los contratos de arrendamiento, la politización de los asalariados rurales y el Estatuto del Peón que contribuía a endurecer las relaciones sociales en el campo. Por su parte la CARBAP (Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa) y las sociedades rurales representantes de los criadores de ganado del interior del país eran contrarias no solamente a cualquier medida intervencionista que dificultara el restablecimiento de relaciones económicas internacionales similares a las existentes antes de la Primera Guerra Mundial, sino incluso eran contrarios a cualquiera tipo de política industrialista que alejara mas al país del modelo económico previo a 1913.
Pero desde el momento que se produce el triunfo electoral de Perón, las instituciones patronales inician un paulatino viraje político, tratando de no quedar aisladas y poder ejercer alguna influencia. La Bolsa de Comercio y la Sociedad Rural mantenían la misma hostilidad al régimen y solo aguardaban el viraje político que, entendían, sucedería al económico: la caída de Perón.
Durante estos años la burguesía nacional constituyo por primera vez una organización propia, la CGE (Confederación General Empresaria), a través de la cual podían hacer llegar al gobierno sus ideas. Exigían la derogación de los precios máximos, un aumento de la importación de petróleo, materias primas y bienes de capital, incluso era critica respecto a la intervención del Estado en la economía.
La renovación de la Cámara de Diputados en las elecciones de 1948 acrecentó el respaldo electoral del peronismo. Esto alentó a las expectativas para impulsar la reforma de la Constitución, que se llevaría a cabo al año siguiente. La Constitución peronista de 1949 incluyo en su seno los derechos del trabajador y de la ancianidad, estableció principalmente la inalienabilidad de los servicios públicos, la función social de la propiedad, la abolición de los colegios electorales estableciendo la elección directa de presidente, vicepresidente y senadores, la unificación de los mandatos en seis años y la reelección presidencial.

LA CRISIS ECONÓMICA
El incremento de las importaciones desde los Estados Unidos en 1948 agotó las reservas de divisas al tiempo que el país encontraba dificultades para ubicar sus exportaciones en los mercados europeos, dada la política imperante de inconvertibilidad de sus monedas y la exclusión que las autoridades norteamericanas hacían de los productos argentinos de las compras de alimentos que realizaban para Europa en el marco del Plan Marshall, ya que éstas eran competitivas con las norteamericanas. Esta misma razón impedía el acceso de las exportaciones nacionales al mercado norteamericano. La situación permitió la caída de la participación argentina en el comercio internacional, agravando el déficit del Plan Quinquenal y la discriminación económica que realizaba el IAPI sobre la producción de cereales al pagar internamente precios inferiores a los internacionales, produciéndose el desaliento y la desinversión de la actividad agraria. Por otro lado, el aumento del salario real produjo un incremento en el consumo local de carne que redujo los saldos exportables para que el país no pudiera cumplir con las cuotas ofrecidas a Inglaterra.
El auge industrial produjo en el país una crisis de combustibles, ya que la producción nacional de petróleo y carbón estaba por debajo de la demanda. Esta situación terminó en una crisis de la balanza de pagos que provocó la contracción industrial e inició el eclipse de la sustitución de importaciones.
La sequía de 1952 agravo los problemas, ya que el país no producía fertilizantes.
Todo ellos obligó a tomar medidas de más largo plazo, que significaron un cambio en la política oficial que consistió en priorizar las importaciones indispensables como el petróleo y los repuestos de maquinarias, y destinar mas fondos a la agricultura, duplicando la importación de tractores y maquinarias agrícolas. También en esta etapa el IAPI desempeño un papel importante: para alentar la producción agropecuaria, empezó a pagar precios superiores a los internacionales. Para hacer frente a este déficit hubo que pedir un préstamo al banco de Nueva York.
Como el ajuste significaba una reducción de la actividad económica, que fue seguida de congelamientos salariales y retroceso de los salarios reales para evitar el desempleo, fue acompañado de un programa de construcciones publicas.
La crisis obligo al endurecimiento político respecto a la oposición; el gobierno acentuó el control sobre los actores sociales, recurrió a la represión de las actividades opositoras y a la demagogia, al mismo tiempo, comenzó a brindar mayor libertad de acción en el aspecto económico y social.
Se recurre a la represión y a la manipulación, a los métodos de propaganda para dividir el sistema político en dos bloques: el peronista y el antiperonista. Cobra importancia el Partido Peronista, que se convirtió en dominante dentro del movimiento, y la burocracia estatal, que son los elementos utilizados para controlar las voces discordantes y vigilar a la oposición.
Esto produce el rápido crecimiento y brusco aumento del poder político cuya burocracia se fusiona con la de ciertas reparticiones nacionales, e incluso utiliza instalaciones estatales colocadas a su servicio, encargándose de controlar la confiabilidad política de los empleados y funcionarios públicos.
Esto produce el rápido crecimiento y brusco aumento del poder político cuya burocracia se fusiona con la de ciertas reparticiones nacionales, e incluso utiliza instalaciones estatales colocadas a su servicio, encargándose de controlar la confiabilidad política de los empleados y funcionarios públicos.

El gobierno se enfrenta por primera vez con disidentes en el seno del cuerpo de oficiales.
La intrusión del poder político no fue fácil, y sobre todo fue contraproducente, la decisión de aplicar en el ejercito las consignas de pureza y fidelidad ideológica que se exigía a los funcionarios civiles no hicieron mas que favorecer la propaganda de los sectores antiperonistas dentro de las Fuerza Armadas y los contactos clandestinos con lideres de todos los partidos políticos de la oposición, sobre todo los emigrados en Montevideo, que participaron de las varias conspiraciones para poner fin al gobierno que existieron a partir de entonces.
La crisis económica inicia la progresiva desmoralización de las propias fuerzas peronistas; los neutrales se incorporan a la oposición, y esta, fortalecida por los nuevos reclutas, pronto encuentra nuevas formas de acción, gracias a la incorporación de los sectores militares.

SEGUNDO PLAN QUINQUENAL Y CRISIS POLÍTICA
En este contexto, y tras superar los momentos mas críticos después del plan de estabilidad de 1952, el gobierno lanza el Segundo Plan Quinquenal para el periodo 1953-1957, cuyo objetivo fueron lograr el equilibrio económico y un pacto social entre los trabajadores y sus empleadores que brindara las condiciones para posibilitar un incremento del desarrollo industrial acorde con el equilibrio económico. El plan favorecía el desarrollo agrícola, al capital sobre el trabajo, a la industria pesada y al sector energético, promovía las exportaciones y pretendía controlar los aumentos salariales y producir un mejoramiento de la productividad; preveía un incremento de la inversión pública en salud, educación, seguridad social e infraestructura económica, pero no especificaba el origen de los fondos a utilizar. El Plan por primera vez tenía en cuenta el tema de la productividad.
El gobierno recurrió también a la inversión extranjera. El Plan tuvo un relativo éxito y la economía se recupero, pero no creció; el objetivo de revitalizar la agricultura no se logro; aunque la inflación fue frenada y los niveles de empleo y salarios fueron reconstituidos.
La renovación de las convenciones colectivas de trabajo en 1954 trajo un rebrote inflacionario en el último trimestre de ese año, que impulso al gobierno a entrar en acción y sirvió de marco a la convocatoria del Congreso de la Productividad y el Bienestar Social. Un logro era sin embargo el incremento de la producción agrícola del interior para abastecer el mercado urbano regional.
Se inicio una nueva ofensiva corporativa, planteando la organización de entidades representativas de los sectores medios. En su competencia con entidades más tradicionales estas intentaron repetir el éxito de la CGT frente al movimiento obrero.
El conflicto político adquirió niveles de mayor violencia; en abril de 1953, como respuesta a una serie de atentados con bombas provocados por la oposición en una manifestación peronista, fueron quemados en una noche el Jockey Club (símbolo de la oligarquía tradicional), la Casa Radical y la Casa del Pueblo (sede central del partido socialista). La reanudación de las convenciones colectivas de trabajo a partir de 1954 reinicio la ola huelguística e insertó el tema de la productividad, en el conflicto entre trabajadores y empresarios. El problema para los patrones, era que habían dejado de ser la autoridad indiscutible en la fabrica y ahora debían compartir el poder con la comisión interna, lo que reclamaban era recuperarlo recurriendo al prestigio de la persona de Perón.
La conflictividad política del periodo se agravo por el enfrentamiento con la Iglesia Católica. El gobierno pretendía obtener de ella un apoyo mas explicito a cambio de las concesiones realizadas, aquella no veía con buenos ojos la actitud del Estado de protección a otros cultos. La Iglesia además se sentía lesionada por los intentos realizados por parte del Estado de invadir esferas y actividades que hasta ese momento habían estado reservados a la Iglesia, como la caridad, las mujeres y los jóvenes.
Durante 1954 la situación se agravo con la abolición de las subvenciones a las escuelas confesionales, la sanción de la legislación sobre el divorcio, la reglamentación de la prostitución, la anulación de la enseñanza religiosa en las escuelas y la convocatoria a una Convención Constituyente con el objeto de proclamar la separación de la Iglesia y el Estado.
A principios de julio de 1955 Perón hizo un llamado a la unidad nacional, pero la intransigencia por parte de ambos bandos produjo el fracaso de la conciliación y desato el levantamiento del 16 de septiembre, que tres días después obligo a renunciar y a exiliarse en Paraguay.

CONCLUSIONES
Muchas de las decisiones tomadas por el gobierno peronista durante los mas de nueve años de gobierno tuvieron origen en la necesidad de mantener el apoyo de los sectores obreros, que con el transcurrir de los acontecimientos se fueron constituyendo en el soporte mas consecuente y seguro del régimen.
Incluso la necesidad de mantener este apoyo puso un limite a la reversión de la política económica iniciada en 1951, que estuvo condicionada por la necesidad de mantener las políticas sociales, y el gobierno, pese a su reticencia inicial, se vio obligado a intervenir en la paritarias de 1954 para evitar conflictos mayores. Así, la política de supuesta intervención estatal para evitar el enfrentamiento de clases se fue transformando lentamente, a los ojos de los sectores militares, en una política que impulsaba el conflicto.
Pero el gobierno cumpliría, a largo plazo, uno de los objetivos que llevaron a la intervención de los militares en 1943: integrar a los obreros al sistema capitalista y hacer posible una política de conciliación de clases.
La caída de Perón es obra de la profundización de la crisis política, que fue incapaz de evitar.

Capítulo 8: Los huérfanos de la política de partidos. Sobre los alcances y la naturaleza de la crisis de representación partidaria (Torre)

INTRODUCCIÓN
Con el fin del régimen autoritario en 1983, los partidos políticos ocuparon el centro de la vida política en Argentina y se vieron rodeados de la confianza de los ciudadanos.
Transcurrido veinte años desde entonces, ese fervor y esa confianza cambiaron en un extendido cuestionamiento, condensando en la consigna “¡Que se vayan todos!” detrás de la cual se movilizaron grupos importantes y significativos de la ciudadanía a fines de 2001. Las críticas se dirigieron al desempeño de los partidos. Y cobra forma la crisis de representación partidaria.
La crisis de representación partidaria es la contrapartida de uno de los principales desenlaces de veinte años de dirigencia del régimen democrático.

LA DINÁMICA ELECTORAL DE LA DEMOCRACIA DE PARTIDOS
En 1983, los dos mayores partidos nacionales, el Partido Justicialista y la Unión Cívica Radical entraron en la competencia para resolver sus aspiraciones rivales en el marco de reglas de juego compartidas.
En 1945 el mapa argentino se había partido en dos: el polo peronista y el polo no peronista. La coalición electoral que llevo a Perón a la presidencia en 1946 capturo votos a lo largo de todo el espectro partidario: votos socialistas, radicales, conservadores. La característica sobresaliente de votos a Perón vino de los estratos populares.
El polo no peronista se nutrió de las clases medias y altas y se distribuyo, principalmente, entre tres ofertas partidarias, en primer lugar la UCR y luego agrupaciones de centro derecha y de izquierda.
Las elecciones de 1983 implico toda una innovación política: la refutación de la “ley de hierro” de la política argentina según la cual el peronismo era imbatible en elecciones libres. Con el liderazgo de Raúl Alfonsín la UCR conquisto la presidencia, imponiéndose al peronismo encolumnado bajo la sigla del PJ.
La candidatura de Alfonsín recibió el respaldo de votos de clase media y altas con simpatías de centro derecha y de izquierda.
La mayor fidelidad del electorado del PJ contrasta con la pérdida progresiva de votos de la UCR. A partir de 1983 y luego de haber derrotado al peronismo la UCR fue devolviendo votos hacia el centro derecha y hacia el centro izquierda del espectro electoral, favoreciendo el crecimiento de terceras fuerzas. El centro derecha contó con varios partidos distritales, con base en las provincias y con la Unión de Centro Democrática (UCeDe) agrupación fundada por Álvaro Alzogaray. El centro izquierda se destaco el Partido Intransigente (PI), con fuertes vínculos en el movimiento de los derechos humanos. Luego de coincidir en el respaldo de la candidatura presidencial de Alfonsín, ambos retomaron su autonomía e hicieron sus propias opciones.
Al aproximarse las elecciones presidenciales de 1989, la perspectiva de un triunfo de Menem, con su consigna populista, acerco el apoyo de partidos provinciales al candidato de la UCR, Angeloz. La UCeDe opto por presentarse en forma independiente, dividiendo el voto de centro derecha, presento como candidato a Álvaro Alzogaray.
Frente a las dificultades de la administración radical en la gestión de los dos problemas centrales del primer tramo de la transición –el ajuste de cuentas con el pasado por la violación de los derechos humanos y la gestión de emergencia económica que siguió a la crisis de la deuda externa- el triunfo de Menem no constituyo una sorpresa. Si lo fue su giro ideológico y político una vez en la presidencia hacia las reformas de mercado, la pacificación del frente militar y el alineamiento con Estados Unidos.
Mientras este sector del electorado emprendía el camino de ida al peronismo, desde el centro izquierda se iniciaba otro, pero en una dirección contraria. En 1991, en disidencia con el viraje de Menem, un pequeño numero de diputados del PJ, con el liderazgo de Carlos “Chacho” Álvarez, paso a la oposición y formo la agrupación Frente Grande. La disidencia el Frente Grande encontró mayor eco entre las clases medias genéricamente identificadas con la izquierda democrática y de regreso de su reciente atracción por el peronismo.
La culminación en el crecimiento propio del centro izquierda ocurrió en las elecciones presidenciales de 1995, ahora bajo el nombre de Frepaso, por la suma de nuevas agrupaciones. Con una campaña centra en la dirección moral e institucional, sus candidatos, Octavio Bordón y Carlos “Chacho” Álvarez ocuparon un segundo lugar, dejando en un tercer lugar a la UCR; Menem fue reelecto.
Entre 1989 y 1995, el líder justicialista consiguió mantener la mayor de los votos leales del peronismo.
El escenario de la competencia interpartidaria caracterizado hasta entonces por la fragmentación de la oposición y el predominio del PJ habría de modificarse en 1997. La UCR y el Frepaso decidieron sumar fuerzas y formaron una Alianza. El debut de la Alianza puso de manifiesto su potencial competitivo, frente a un gobierno desgastado tras ocho años en el poder y los niveles de desempleo, la desigualdad de ingresos y la corrupción que dejaban en un segundo plano sus logros en materia de estabilidad y modernización de la economía. La nueva coalición electoral, la Alianza, obtuvo la mayoría de los votos.
Otro aspecto de este proceso fue el desgranamiento de la coalición electoral de Menem. En 1996 y por un conflicto de intereses políticos, el Ministro de Economía, domingo Cavallo, el artífice del Plan de Convertibilidad, abandono el gobierno. Luego ocupo el espacio de centro derecha creando una nueva formación partidaria, Acción por la Republica (APR). En 1997 APR se sumo a la oposición.

TRANSFORMACIONES DE LA CULTURA POLÍTICA
El disparador del cambio ha sido apropiadamente localizado en el movimiento por los derechos humanos que surgió en la última dictadura y gano protagonismo con la transición a la democracia. La gravitación del movimiento se tradujo en una innovación cultural.
Diversos incidentes de violencia policial impulsaron las primeras movilizaciones de grupos de ciudadanos exigiendo justicia, con acciones destinadas a atraer la atención de los medios de comunicación.
Estas experiencias, llevadas a cabo con independencia de las estructuras partidarias, alcanzaron una expresión singular respecto de las prácticas políticas convencionales en el país con la creación de asociaciones, cuya actividad principal apunta al fomento de la participación cívica y al control de las acciones gubernamentales. Las campañas dirigidas a la protección de los derechos y la supervisión de la transparencia y legalidad de la actuación de las autoridades encontraron también en el desarrollo de un periodismo de investigación un actor importante, que saco a luz casos de abuso de poder y de corrupción política.
El cambio cultural consolido, así, dándole razones y motivos, la presencia de un electorado mas exigente y, por ello mismo, mas informado y alerta de las ofertas partidarias en la arena política. Fue en el donde encontraron su publico natural las actividades de las asociaciones cívicas dedicadas a supervisar a los funcionarios electos y las denuncias del peronismo de investigación.
Al tiempo que tenía lugar esta mutación en el vínculo de la representación partidaria entre franjas significativas de la ciudadanía, un desarrollo paralelo experimentaban los principales partidos: la reducción de su capacidad de dar dirección a las políticas públicas.
El desenlace de la política de ajuste de cuentas con el pasado por la violación de los derechos humanos, el giro al principio moderado y luego más radicalizado hacia las reformas de mercado mostraron las dificultades de la UCR y el PJ para hacer sus propias opciones.
Peronistas y radicales, tanto en el gobierno como en la oposición, siguieron haciendo lo que siempre habían hecho. Pero ahora en un escenario donde los cambios de la cultura política convertían en intolerables lo que por mucho tiempo era considerado como el modo más normal de funcionamiento de una democracia de partidos.

En el área de centro izquierda y en el área del centro derecha se reclutan las clases medias y medias altas de los grandes centros urbanos, son electores que creen en unos determinados valores y que al momento de votar se guían por ellos pero evalúan sin preconceptos cual de las organizaciones partidarias los sostienen y defienden mejor. El voto de estas dos áreas del espectro ideológico definió la suerte en las urnas de los dos principales partidos. La estabilidad del sistema partidario ha descansado hasta tiempos recientes en el núcleo duro de los adherentes del PJ y, en una proporción menor, los de la UCR.
En el área de centro izquierda fue donde surgió el movimiento de los derechos humanos que definió las cuestiones prioritarias en el debate público durante el tramo inicial de la transición a la democracia.
El área de centro derecha coloco en la agenda publica los problemas fiscales, la estabilidad monetaria, las reformas de mercado, los valores de la propiedad privada y de la libertad económica.
La política de descrédito de la clase política tuvo por animadores principales a comunicadores sociales, lideres de opinión, figuras políticas tanto de centro izquierda como de centro derecha. Los primeros poniendo el acento en las relaciones pactadas de los principales partidos a espaldas de los principios y los mecanismos de la democracia; los segundos cuestionando la escasa sintonía de la clase política con los consensos existentes a favor de la eficiencia de la gestión publica y la modernización de la economía. Esta fue la atmósfera cultural que abandono el terreno para el surgimiento de nuevos partidos – como el Frepaso y el APR (Acción por la República).

LA DESAFECCIÓN PARTIDARIA Y SUS ALCANCES
En 1999 debían realizarse elecciones para elegir al sucesor de Menem en la presidencia. El PJ llegó con la hipoteca de una crisis interna.
Duhalde (gobernador de la provincia de Bs As), donde el justicialismo tiene su maquinaria política más poderosa, postuló su candidatura. El conflicto se resolvió a favor de Duhalde. Las tensiones políticas también existían dentro de la coalición formada por la UCR y el Frepaso.
El Frepaso carecía de un aparato partidario implantando en el territorio nacional como el que tenían los radicales para competir con el vasto movimiento peronista.
La formula de la Alianza llevo como candidato al principal líder del Frepaso Carlos “Chacho” Álvarez para la vicepresidencia, y a Fernando de la Rúa, dirigente de ala mas conservadora de la UCR, para la presidencia. Además de la formula del PJ, encabezada por Duhalde, en las elecciones compitió una tercera levantada por el flamante partido de centro derecha, APR (Acción por la República) con Domingo Cavallo como candidato a presidente. En las elecciones de 1999 los candidatos de la Alianza se impusieron.
El programa de la Alianza que llevo a De la Rúa a la presidencia en 1999 estuvo centrado en corregir los legados de la gestión del presidente peronista Carlos Menem: los costos sociales de las reformas de mercado, el estancamiento de la actividad económica, los abusos de poder y prácticas de corrupción. Transcurrido dos años en el gobierno los balances de la Alianza eran insatisfactorio: los niveles de pobreza y desempleo se mantenían altos, la reactivación de la economía no se produjo, los intentos por superar la emergencia trajeron consigo nuevos ajustes fiscales. e agregaron los conflictos dentro del núcleo gobernante, que provocaron la renuncia del vicepresidente, Carlos “Chacho” Álvarez, y el distanciamiento del presidente De la Rúa de su propio partido, la UCR. Domingo Cavallo, líder del APR fue nombrado por De la Rúa Ministro de Economía.
En las elecciones de octubre del 2001 predominaron el voto en blanco y el voto nulo en los distritos metropolitanos más urbanizados y desarrollados. Los votantes de APR se volcaron masivamente al voto en blanco y al voto nulo; quienes retiraron su respaldo a los partidos de la Alianza también hicieron su contribución al extraordinario crecimiento del voto negativo. Fue el PJ el partido mas votado.
La disidencia electoral fue un compartimiento característico de las zonas mas urbanizadas y prosperas, de los sectores medios y, en términos políticos, de los votantes no peronistas, en particular del Frepaso y APR.
La onda expansiva del voto de protesta condujo a la práctica desaparición del Frepaso y APR, golpeo duramente a la UCR, pero termino perdiendo fuerzas a las puertas del PJ, afectándolo solo de manera muy parcial.

CONCLUSIÓN: UN SISTEMA DE PARTIDOS DESEQUILIBRADO
La trayectoria de la democracia de partidos en Argentina ha terminado en 2 fenómenos contrapuestos: generó una masa crítica de ciudadanos y de activismo cívico que mantiene una actitud alerta sobre la actuación de los hombres de partido y la dinámica política impulsada por estas expectativas democráticas ha contribuido a una crisis de la representación partidaria.
El desenlace de la crisis ha sido, más bien, un sistema de partidos desequilibrado, con un polo relativamente bien establecido en el electorado -el PJ- y otro polo en estado de fluidez -las agrupaciones expresivas del universo político no peronista- .
Desde las filas de la UCR han salido dirigentes que buscan ocupar los espacios de centro derecha y de centro izquierda disponibles luego de los reveses experimentados por el Frepaso y APR. Este es el caso de Ricardo López Murphy, economista de leve transito en la cartera de Economía del gabinete de De la Rúa. Murphy rompió con la UCR y formo el partido de centro derecha Recrear para el Crecimiento. Otra afiliada al radicalismo, Elisa Carrio, legisladora que gano notoriedad por su cruzada anticorrupción durante el gobierno de la Alianza, es la principal animadora del ARI, ubicado en el centro izquierda del espectro político.
En primer lugar, esas iniciativas son sobre todo expresiones de movimientos de opinión antes que organizaciones partidarias, es decir, carecen todavía de estructura y de arraigo en el universo electoral.
En segundo lugar, estas iniciativas tropiezan con los obstáculos que pone el sistema electoral al surgimiento de nuevas fuerzas: todos surgieron y crecieron en las provincias más pobladas y desarrolladas pero no lograron penetrar en las regiones más periféricas del país.
Además de las dificultades que exhiben los nuevos partidos del polo no peronista, hay otro problema que también desequilibra sus relaciones con el polo peronista: su fragmentación.
En el PJ es posible detectar orientaciones ideológicas diferentes debido a la amplitud y heterogeneidad de sus apoyos políticos. Sin embargo, ello no ha afectado seriamente su unidad.
Es previsible que en el nuevo ciclo político que comienza con las elecciones presidenciales de 2003, el PJ retorne a su condición de partido predominante.

Capítulo 8: El sistema político argentino. ¿Qué se puede esperar de él? (Di Tella)
En la Argentina tenemos un sistema político que podríamos denominar “incompleto”, por la ausencia de un partido de derecha potable. En el hemisferio opuesto no hay un sólido partido socialista.
Existen fuerzas sociales que van a llevar al sistema político – partidario argentino a alinearse con el de países de desarrollo equivalente. En Argentina ese partido popular es el peronista. En Brasil, el fenómeno popular típico de gran parte del siglo XX se ha disuelto y sus bases se han transferido a una versión nacional del fenómeno socialista internacional.
Brasil ha sido una sociedad con una amplia reserva de mano de obra rural barata concentrada en sus regiones central y nordestina. El sur, era más semejante a Argentina y experimentó la misma necesidad de mano de obra.
El acelerado crecimiento de Brasil ha generado intensas corrientes de migración interna del campo a la ciudad y de movilidad social ascendente para los más antiguos residentes de las ciudades. Esto hace que a Brasil se lo pueda describir como un gigante en rápido desarrollo, en el que existen islas de prosperidad que se comparan e incluyo superan a las más avanzadas de Argentina. El sector de mano de obra barata en Brasil ha sido mayor que en Argentina. En el vecino país se han dado condiciones para una industrialización con oferta ilimitada de mano de obra, que rebaja los salarios, dificulta la sindicalización y permite un desarrollo industrial salvaje. La histórica escasez de mano de obra en la Argentina estimuló un temprano sindicalismo.
La variante argentina del nacionalismo popular difiere bastante de la brasileña, donde el varguismo nunca tuvo un componente sindical equivalente a la del justicialismo. El PT (partido de Brasil) no tiene hasta ahora equivalente en la Argentina y refleja el mayor grado de industrialización existente en Brasil.
La Argentina tiene una base urbana bastante mayor y más antigua que en Brasil y un sindicalismo más fuerte aunque menos radicalizado. Dentro del sindicalismo brasileño existe un sector controlado por el PT y otros partidos de izquierda, que es más autónomo y influido por el activismo de sus propias bases.
Bajo la gran industrialización brasileña, realizada durante el régimen militar (64 al 85) se formó una nueva dirigencia sindical, donde Lula fue uno de sus líderes, preocupado por asuntos concretos de pesos y centavos, de condiciones de trabajo y con el sindicalismo estadounidense como modelo.
La fuerza electoral de un partido de ese tipo tiene dos patas. Una, es la del campesinado tradicional, que vota por sus patrones o por los parientes notables de sus patrones. La otra, que se consolida con el tiempo, es la de una elección. La mayoría de la clase media vota por los conservadores..
La menos profundidad de la conexión, varguista con los estratos populares y la más intensa transformación de su sistema productivo industrial explican que en Brasil el panorama político en ese nivel social haya cambiado radicalmente en los últimos años. Al debilitarse el populismo clásico, éste deja lugar para una nueva izquierda, la del PT.
En cuanto al peronismo, su período de radicalización fue cortado por Perón, una vez que lo usó para volver al poder en el 73. Comenzó la evolución en sentido reformista y consensual, que opera en un movimiento popular. Este proceso se da cuando el movimiento obrero consigue ciertas conquistas sociales y acceso a puestos de responsabilidad provincial, municipal o en la burocracia dirigente gremial. Ello es una consecuencia del fin del aspecto violento, incluso de guerra civil.

EL PERONISMO. ¿CUALQUIER COSA VALE?
En sociedades tan llenas de injusticias brutales como son las de nuestra región, los movimientos populares tienden a ser muy contestatarios, aceptando la violencia e incluso la dictadura, sea la del proletariado o de quienes pretenden representarlo. Se generan fenómenos de cambio social que movilizan a las grandes masas y que antagonizan a la mayor parte de las clases altas, aunque tengan apoyo de una minoría de éstas.
En los países europeos, también se ha dado una evolución de los movimientos populares. La democracia para establecerse necesita de una guerra civil previa, en el propio país o en otro que se considere cercano y cuyas experiencias sean consideradas relevantes.
Todos los populismos en América Latina han sido los principales enemigos de las clases poseedoras a lo largo de su historia. Pero la derecha y el populismo en lo que fue el equivalente de guerras civiles de baja o alta intensidad, llegaron a acuerdos, hechos en cada lugar de manera distinta.
Las raíces del peronismo están en el golpe militar nacionalista de 1943, en una Argentina que trataba de cumplir un rol geopolítico importante en el continente, aprovechando el caos generado por la 2da GM (1939 - 1945) y buscando aliados donde fuera. La ideología del grupo que accedía al poder era autoritaria y militarista, con fuertes componentes de derecha, aliada a los sectores de la Iglesia y a intelectuales. Se trataba de una “derecha antiderecha” El golpe militar del 1943 fue realizado contra el existente gobierno conservador – liberal fraudulento.
El país estaba creciendo y desarrollando una industria estimulada por la escasez de divisas de los años 30 y por la protección automática dada por la guerra. Esos industriales estaban prosperando, pero aterrorizados por lo que podría pasar al terminar el conflicto internacional.
Los industriales, especialmente los metalúrgicos y textiles eran un típico grupo de alto estatus que se planteaba contra el orden conservador de la Argentina agroexportadora. Esa Argentina conservadora – liberal fraudulenta que amenazaba perpetuarse con una nueva burla a las urnas a fines del 43, no daba garantía a los intereses industriales de preocuparse por sus intereses. Se puede mencionar el Plan Pinedo de 1940, pero eso no era suficiente para las urgencias que tendrían los industriales al finalizar la guerra. Buena o mala para el país, lo que ellos necesitaban era una casi prohibición de importaciones salvo ciertos insumos o productos indispensables que no se producían en el país.
Los sectores tradicionales de la Iglesia también estaban en una situación tensionada, porque la mayor parte de las clases altas del país eran laxas en sus creencias religiosas. Los militares tampoco eran muy respetados en los salones de Barrio Norte y tenían ambiciones geopolíticas muy por encima de sus posibilidades reales. Algo parecido puede decirse de los intelectuales nacionalistas, muy ligados a la Iglesia y a las Fuerzas Armadas.
El golpe militar de 1943 dio acceso al poder a estos varios grupos, lo cual es muy evidente para los militares, el clero y los intelectuales nacionalistas, que armaron todo el primer equipo de gobierno y para los industriales. Estos últimos al par de años se volcarían a la oposición del régimen militar.
Perón era parte de todo este esquema, que incluía una duda acerca de quién ganaría la guerra, que también podía terminar en un empate. Pronto el se dio cuenta de que ese esquema no iba a funcionar. Además, los adversarios del nuevo gobierno militar eran demasiado fuertes, aunque no tuvieran muchos aliados entre los uniformados porque en las clases altas y medias del país y la alianza con los partidos de la izquierda clásica, tenían el apoyo de Estados Unidos. Perón ya sabía que el fascismo, para imponerse, no podía basarse en un golpe militar. Para equilibrar las fuerzas tenía que realizar una amplia apelación popular, facilitado por los cambios demográficos y culturales que se estaban dando en la clase obrera urbana rural.
La acción de Perón tuvo éxito en movilizar a las masas y cooptó ciertas minorías entre los dirigentes radicales y socialistas.
Lo que podría haber sido una variante del fascismo se transformó en un populismo de fuertes bases en las clases populares y reducidos aunque estratégicos apoyos en los sectores altos de la pirámide. En la Argentina los enemigos principales fueron las clases altas y amplios sectores de la clase media. Se le oponía la intelectualidad y la izquierda (débil y no constituyó uno de los principales actores en pugna). El fenómeno peronista a pesar de algunas de sus iniciales influencias ideológicas, era lo contrario al fascismo europeo.
Debido a ciertas alternativas económicas negativas y al malestar entre sus primeros aliados, la inicial coalición armada por Perón se rompió y fueron sus originales apoyos, la Iglesia, los nacionalistas y los militares, quienes lo voltearon en 1955. Lo que ocurrió en 1955 fue una ruptura de la coalición gobernante.
Durante su primera etapa en el poder, durante las dos primeras presidencias de su creador (1945 – 1955), el peronismo se fue radicalizando, con episodios como la quema del Jockey Club en 1953 y la de las iglesias. Luego, el peronismo siguió radicalizándose durante los años de exclusión y exilio del jefe, con la formación de Montoneros y el retorno caótico en 1973, tras la caída de la dictadura de la “Revolución Argentina” (1966 – 1973), con los generales Onganía, Levingston y Lanusse.
Para volver al poder, Perón tuvo que armar una coalición que combinó a los políticos provinciales con los sindicalistas burocratizados, enemigos de los izquierdistas. A eso le agregó por izquierda a Montoneros y sectores de la Juventud Peronista y por derecha a la Triple A, de Rega.
Durante la última dictadura (76 – 83) el peronismo no sobrevivió con dificultad a la muerte de su líder y tras la democratización del 83, fue derrotado por la UCR renovada bajo la dirección de Alfonsín.
Para la renovación presidencial de 1989, el peronismo se había recuperado de su crisis y había protagonizado una competencia interna entre Cafiero y Menem. Este último se impuso en unas elecciones internas libres. Menem era visto como parte de la izquierda del partido o de un sector mas agitacionista y poco respetuoso de las reglas del mercado o de la propiedad privada. Su anunciada victoria ante los radicales en el 89 generó un pánico entre quienes tuvieran algo que perder y entre muchos intelectuales que temían el retorno de un peronismo que combinara tradiciones autoritarias de derecha con adherentes de izquierda.
Nada de esto ocurrió y Menem decidió hacer un pacto representado a falta de un partido de derecha creíble, por la principal empresa argentina Bunge y Born. Este pacto fue visto como una traición o entrega por parte de sus seguidores, pero contribuyó a la pacificación nacional, haciendo que el peronismo dejara de ser visto como una amenaza para el orden social, con lo que se puede decir que terminó la guerra civil argentina iniciada en 1945. Menem quedó demasiado pegado a la derecha y al final perdió el apoyo de su partido, tras unos años de éxito en poner fin a la inflación y pacificar los antagonismos entre los principales jugadores de la política nacional. Su política económica fue muy negativa por la desindustrialización que permitió y por el neoliberalismo que se impuso en muchas áreas.
La etapa de evolución del peronismo desde su rol de enemigo de las clases poseedoras hasta negociar con ellas incluso ser su aliado, si se toman las actitudes de algunos grupos del entorno de Menem tiene sus antecedentes en la experiencia mundial.
Una vez dirigida la etapa de la reconciliación era esperable un retorno al cauce del reformismo social, actualizado y adaptado a las condiciones contemporáneas.
Antes los gobiernos peronistas operaban con déficit fiscal y luego con Néstor K (2003 – 2007) tuvieron fuertes excedentes primarios, eso se debe a la acumulación de experiencias y ajustes de dirección.

UNA EXCURSIÓN FUTUROLÓGICA
Tanto Néstor como Cristina K sostienen que ellos promueven una centroizquierda plural que combine justicialismo reciclado con izquierda también reciclada.
Lo que se ve es una tetrapolaridad, osea dos izquierdas y dos derechas (en Chile también hay tetrapolaridad). En Argentina hay 4 grandes familias políticas que aún no todas tienen un partido o coalición como apoyo electoral, además, están bastante conflictuadas con las que deberían estar del mismo lado.
En países latinoamericanos con alto o mediano desarrollo económico, urbano y educacional, es común encontrar partidos basados en la clase media, con una mentalidad democrática centrista y corrientes de izquierda moderada. Los radicales son los casos paradigmáticos.
El continuado desarrollo de los partidos laboristas y de izquierda ha debilitado el apoyo de las clases medias, volcándolas hacia una alianza o absorción en la derecha.
En nuestro continente, la mentalidad centrista es muy predominante y afecta a los principales partidos: al de la derecha moderada y al de la izquierda. Es cierto que casi todos los partidos son en alguna medida policlasistas. En el partido de la derecha está la gran mayoría de los grupos organizados empresariales, mientras que el partido de la izquierda recibe el apoyo de los activistas del movimiento sindical y otras organizaciones populares y de una parte dominante de los intelectuales, artistas y la clase media progresista.
Las cuatro familias políticas argentinas son:
1) El justicialismo reciclado, con su alter ego Frente para la Victoria: se decía que era hegemónico, aunque sigue siendo la más grande las minorías. Cristina sacó el 45 % de los votos.
2) La izquierda reformista: desde el Partido Socialista hasta los restos del Frepaso y grupos más chicos, de seguidores de intendentes. Podría estar el ARI de Carrió, Solidaridad e Igualdad (SI) y los que integran el Congreso de Trabajadores Argentinos (CTA) y sus sindicatos u otros grupos más radicalizados
3) La derecha modernizada, simbolizada en el Pro de Macri: es neoliberal para el gusto de muchos, pero esa ideología tiene su lugar en un esquema político pluralista. La mayor parte de la alta burguesía y el empresariado fuerte del país simpatizan con ella, aunque puedan hacer negocios con el gobierno de turno.
4) Los neoperonismos o peronismos clásicos, más variados partidos provinciales y otros sueltos: están Duhalde (presidente desde 2002 a 2003), de la Sota (ex gobernador cordobés), Reutemann (de Sta Fe), Adolfo y Rodriguez Sáá, Sóla, y Barrionuevo.


 

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