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Sociedad y Estado |
Resumen para el 1er Parcial | Cátedra: Luchinni |
1º Cuat. del 2011 |
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LAS NUEVAS FORMACIONES SOCIALES Y POLITICAS
La extensión del mercado mundial enfrentó diversas realidades en cada continente
y aun en su interior. No se impuso de la misma manera en África que en las
colonias inglesas de Norteamérica; también las formaciones sociales surgidas en
Iberoamérica difieren: no es posible asimilar mecánicamente la evolución de la
hacienda mexicana, con relaciones de producción predominantemente serviles
basadas en el peonaje por deudas, con la economía más típicamente capitalista de
la región pampeana en nuestro país.
La expansión del sistema capitalista remite principalmente a condicionamientos
económicos: necesidad de las empresas manufactureras de colocar su producción
excedente y abastecerse de materias primas, manipulación de precios en desmedio
de las zonas perifericas, inversiones de las potencias industriales en
infraestructura y su correspondiente control del transporte, entre otros.
Cuando nos referimos a la consolidación de un Estado nacional, se alude a una
estructura esencialmente política formada por gobierno, burocracia y fuerzas de
seguridad, que logra el atacamiento –por la vía del consenso o de la represión-
de la sociedad civil.
Sin los cambios en la economía mundial, los nuevos Estados no hubieran contado
con los recursos necesarios para su sostenimiento.
La Revolución Industrial requería para su expansión en la periferia de cierta
seguridad jurídica que sólo podía ser proporcionada por el Estado.
Los Estados nacionales sólo pudieron surgir por la generalización del comercio
internacional. Los nuevos Estados latinoamericanos contaron con recursos
suficientes gracias a los aranceles aduaneros que les permitieron pagar a sus
gobernantes, burócratas y fuerzas de seguridad.
En el proceso de vinculación al mercado mundial, tenemos dos fases: la primera
abarca desde la independencia hasta mediados del S. XIX y se caracteriza por la
imposición del librecambio, la invasión de manufacturas británicas y la pérdida
del metal precioso remanente de la etapa colonial.
Sólo fueron viables algunos rubros de exportación, aquellos que exigían mínimas
inversiones iniciales, como los saladeros o los tintes y los metales preciosos,
que compensaban las deficiencias en el transporte y la infraestructura con un
producto poco voluminoso y de alto valor.
Las inversiones extranjeras en el primer período posindependencia se hallaban
sólo esbozadas mediante operaciones financieras y comerciales de tipo
aventurero. Ejemplo: la construcción del ferrocarril en Perú, aprovechando el
auge producido por la explotación del guano, o las colocaciones británicas en
las hipotéticas minas de la provincia de La Rioja.
La segunda etapa es en la segunda mitad del S. XIX. La demanda de bienes
primarios provocó la afluencia masiva de capitales extranjeros que se colocaron
en obras de infraestructura –básicamente ferrocarriles- y en préstamos a los
gobiernos. Facilitaron la integración plena al mercado mundial.
La transición desde el dominio colonial ibérico a la consolidación del Estado
nacional estuvo acompañada por violentas transformaciones sociales y económicas.
Tres tipos de transición: aquella que protagonizaron a) las economías basadas en
la esclavitud. B) la que se produjo en las sociedades con base indígena y c) el
cambio que se instaló en las zonas vacías.
a) Las basadas en la esclavitud: La abolición de la trata de esclavos por parte
de Inglaterra en 1807, la esclavitud limitaba las posibilidades de formación de
un mercado de bienes y servicios. El Estado inglés presionó a las otras
potencias europeas y a los nuevos países americanos. Estas presiones varió desde
la influencia diplomática hasta la intervención de su armada para interceptar
los cargamentos de esclavos. Cuando la economía esclavista se insertó en los
mercados mundiales vendiendo algodón, azúcar y café, la introducción de
elementos capitalistas, como bancos, empresas de ferrocarriles y avances
técnicos provocó dos efectos contradictorios. Por un lado, revitalizó el viejo
modo de producción y prolongó su agonía. Por el otro, la aparición de estos
factores profundizó las contradicciones del sistema, empujando en el mediano
plazo a su disolución. América central y del sur no significó mano de obra
basado en las relaciones asalariadas. Distintas formas de dependencia personal:
la aparcería y el arrendamiento, pero también la importación de mano de obra
servil desde India, Java y China, como en la zona del Caribe.
b) Producida por las sociedades con base indigena: Las sociedades con fuerte
base indígena modificaron su estructura de manera peculiar al insertarse en el
mercado mundial como exportadora de bienes primarios. Esta inserción requirió de
la realización de reformas, calificadas como liberales y cuyo paradigmático es
el caso mexicano. Existían grandes extensiones de terreno que resultaban aptas
para los cultivos. Se encontraban fuera del circuito de compra-venta las tierras
públicas deshabitadas. En un lapso muy corto, esa gran superficie cultivable
pasó al dominio privado. La principal característica de la transformación fue la
violencia. El despojo campesino no implicó la conformación de un proletariado
completamente desposeído de los medios de producción. Se multiplicaron un
sinnúmero de situaciones difusas, que se encuentran más próximas a la
servidumbre que a las relaciones asalariadas de producción. El peonaje por
deudas, típico de México: El campesino que residía en los límites de la hacienda
y cultivaba una pequeña porción de tierra para la subsistencia, recibía un pago
insuficiente, generalmente en forma de vales que debían ser canjeados en la
tienda de la propiedad del hacendado. Las necesidades hacían que se endeudara y
esta situación se extendía al grupo familiar. Estaba legalmente obligado a
permanecer en ella o en sus adyacencias. En Chile se produjo un amplio proceso
de mestizaje, que informó a quienes conformaban la base de la pirámide social.
Cuando Chile se insertó en el mercado mundial como exportador de trigo, cobre o
nitratos, se trataba de una sociedad fuertemente estratificada. La población
mestiza se empleaba en las haciendas como inquilino. El inquilinaje: el
inquilino recibía una o dos parcelas para su cultivo y el derecho a pastar
cierto número de animales en las tierras del hacendado. Podía habitar una casa y
se le proporcionaba alimentación a la persona del grupo familiar que trabajaba
en la hacienda. Recibía un pequeño salario en forma de vales, que podían ser
canjeados en la tienda del patrón. El endeudamiento era la herramienta para
sujetar y aumentar la explotación de los campesinos, los elementos de dominación
se basaban más en la coerción económica que en el uso de la violencia física.
Legalmente podía abandonar el campo.
c) Las llamadas “zonas vacías”, los elementos comunes se encuentran en la
necesidad de incorporar inmigrantes al proceso productivo, generalmente de
origen europeo. En la región cafetalera de Sao Paulo, la exportación se realizó
generalmente bajo la forma de colonato. Bajo un difuso régimen jurídico, los
terratenientes y comerciantes consolidaron su poder mediante la violencia y la
falsificación de títulos de propiedad. Contrato de colonato en el cual el
inmigrante se hacía cargo de unos mil cafetos recibiendo a cambio una suma fija
de dinero. Se fijarán también jornadas de trabajo adicionales en la fazenda, que
eran remuneradas. La relación seria tipicicamente capitalista, si no se le
otrogara al colono la posibilidad de realizar cultivos de subsistencia entre las
hileras de los cafetos, así el costo salarial era menor, buena parte de la
supervivencia provenía de la explotación de sus pequeñas parcelas.
En algunos casos de Latinoamérica, la inserción en el mercado mundial no implicó
la independencia política, ni prácticamente ningún cambio significativo de
relaciones sociales. Puerto Rico pasó a control estadounidense, unas pocas
corporaciones estadounidenses controlaron la producción y comercialización del
azúcar, principal producto de exportación. República Dominicana, Nicaragua y
Haití legaron una economía completamente subordinada al capital yanqui y una
fuerza militar que sustentaría la actuación de dictadores completamente
sometidos a la influencia.
Con algunas excepciones en América Latina la incorporación plena al comercio
internacional no significó la extensión de las relaciones asalariadas.
Resto de Brasil: hasta 1880 hubo esclavitud, luego hubo aparceros (trabajan la
tierra, pagan un canon con lo que cosechan, relación semi-servil)
Argentina: relación salarial libre.
EL MODELO PRIMARIO EXPORTADOR
Relación centro-periferia proporcionó características como integrante de la
economía mundial.
Características: actividades económicas, exportación de bienes primarios (azúcar
en Cuba, café en Brasil, determinadas frutas en América Central, en Argentina
varios cereales, carnes y lana)
Hacia 1913 el modelo estaba consolidado en buena parte de América Latina.
Los productos comercializados influyen de manera distinta sobre las actividades
productivas y la sociedad local. Ejemplo: la explotación del banano en
Centro-américa se lleva a cabo en zonas costeras y puede manejarse sin afectar
la economía interna.
En cada país, las elites controlan la mayor parte de los medios de producción
–especialmente la tierra- o son socias menores de capital extranjero en la
explotación de recursos minerales.
Estas elites deben la mayor porción de su riqueza a dos elementos: su relación
privilegiada con el capital extranjero y al control que imponen sobre los nuevos
Estados nacionales en América Latina. La expresión de “Estado capturado” es una
manera en que los grupos dominantes manipulaba los ordenadores políticos en su
beneficio directo.
Con el capital extranjero se realizaban préstamos a las autoridades, les
posibilita montar fuerzas represivas nacionales para ejercer el monopolio legal
de la coacción.
Los capitalistas extranjeros prefirieron infraestructura básica de transporte y
comercialización. Al origen de las inversiones, los británicos llevaban la
delantera. Recién después de la guerra mundial los estadounidenses se
transformaron en competencia seria: los primeros tendían a insertarse en la
región invirtiendo en infraestructura, los segundos destinaban sus capitales a
emprendimientos productivos directos, como United Fruit en América Central y el
Caribe. El dominio británico tenía cierta especialización geográfica: los
estadounidenses invierten principalmente en México, América Central y el Caribe.
La mayoría de los países latinoamericanos, el control del capital extranjero y
de las potencias mundiales no se hacían mediante los mecanismos de enclave (la
economía de enclave alude a estructuras económicas completamente subordinadas al
capital extranjero). Se estableció una relación simbiótica con la clase
dominante local. El resultado era una desigual distribución del ingreso y
esquemas tributarios basados en los aranceles a la importación que repercutían
negativamente en los presupuestos familiares de los sectores populares.
Características generales del modelo primario exportador latinoamericano:
- el crecimiento económico se relacionaba con la exportación de productos
primarios.
- Un grupo reducido concentraba la mayor parte de la riqueza.
- La sociedad se organizaba de manera dual, predominando las relaciones
semiserviles en su articulación interna y el vínculo capitalista en su relación
con el centro.
- El Estado obedecía principalmente a sus intereses de los grandes propietarios
de tierras, que confluían en n mismo grupo social con los grandes comerciantes
importadores y exportadores, los banqueros, los grandes tenedores inmobiliarios
urbanos y los empresarios de las industrias incipientes, subordinadas a las
condiciones del modelo agroexportador.
- Las inversiones extranjeras se dirigían principalmente a las obras de
infraestructura para asegurar la provisión de bienes primarios. Controlaban el
comercio de exportación y limitaban severamente la independencia nacional.
CONSOLIDACIÓN DEL ESTADO NACIONAL EN LA ARGENTINA
Etapa de construcción y consolidación entre 1862 y 1880, presidencias de
Bartolomé Mitre, Domingo F. Sarmiento y Nicolás Avellaneda.
En la primer magistratura, Mitre tenía muy lejos la consolidación del Estado
nacional. Buenos Aires, conservando su ciudad capital y no entregando de manera
completa las rentas de la Aduana. La capitalización deberá esperar hasta 1880,
cuando las fuerzas nacionales vencieron a la provincia e impusieron
violentamente la voluntad del nuevo Estado.
La confederación se encontraba en un plano de igualdad –o incluso de
superioridad- con respecto de Buenos Aires y no iba a permitir la realización
exitosa del ideal autonomista. Consideraciones geopolíticas, vinculadas con la
anexión del espacio al norte del Arroyo del Medio por parte de los países
vecinos, obligaban a los líderes porteños a realizar concesiones para conseguir
la aquiescencia de los caudillos provinciales en el interior y el litoral. Por
último, es imposible justipreciar de qué manera influyó en la mente de la
dirigencia en todo el país el imaginario de la Revolución de Mayo y las luchas
comunes contra el enemigo externo.
La construcción de un Estado nacional fue un proceso que no tenía completamente
definido sus actores, sus beneficiarios y sus agentes. A los terratenientes de
Buenos Aires debía incluirlos de manera privilegiada.
Uno de los problemas acuciantes era la dificultad para establecer el monopolio
de la fuerza. Cada provincia retenía su propio aparato represivo y desarmarlo
fue un proceso arduo y conflictivo. Se avanzó en ese sentido con la creación del
ejército nacional, las provincias seguían manteniendo sus propias fuerzas. El
Estado nacional había heredado de las épocas precedentes, donde el otorgamiento
de los grados militares era efectuado con ligereza y descuido.
Las guardias nacionales sobrevivieron hasta 1876, complemento necesario del
exiguo aparato represivo nacional. El ejército se había profesionalizado con la
creación del Colegio Militar de la Nación durante la presidencia de Sarmiento.
En la crisis internacional de 1873, el gobierno se encontraba en serias
dificultades para hacer frente a los compromisos externos. La disminución de las
exportaciones argentinas y el simultáneo recorte de los préstamos externos
colocaron al gobierno nacional al borde de la cesación de pagos.
El gobierno de Avellaneda superó la crisis mediante la contracción del gasto
público, la reducción de los salarios de los empleados públicos en un 15% y la
elevación de los aranceles de la aduana para aumentar los ingresos del Estado.
La cuestión militar fue finalmente resuelta cuando las tropas nacionales
derrotaron a la última fuerza provincial significativa –la de Buenos Aires- al
producirse la federación de su ciudad capital en 1880.
En todo orden estatal era necesario obtener el consenso de la sociedad regulada
por él a través de distintos procedimientos.
En algunos casos se recurrió a la cooptación: la búsqueda de alianzas con
fracciones burguesas del interior y gobiernos provinciales a través de la
concesión de ciertos beneficios, como el otorgamiento selectivo de subsidios o
el nepotismo en la designación de cargos públicos nacionales. El largo proceso
significó también la incorporación de las oligarquías provinciales a las
decisiones políticas.
Asimismo, activó la denominada penetración material, mediante la construcción de
obras públicas y de infraestructura: ferrocarriles, puertos, aguas corrientes,
entre otros.
Finalmente, pero no en último lugar de importancia, se preocupó por extender y
consolidar la idea de nacionalidad.
La construcción de escuelas, las reformas en el sistema educativo, fueron los
pilares de la difusión de esta ideología justificatoria.
EL MODELO PRIMARIO EXPORTADOR EN NUESTRO PAÍS: GÉNESIS Y CARACTERIZACIÓN
Fue necesaria la extensión de vías férreas para que consolidara el nuevo modelo
productivo. La integración plena al mercado mundial consagró la primacía
económica de la región pampeana. Las provincias del interior mediterráneo
aceptaron la implementación del librecambio y la consiguiente ruina de sus
actividades artesanales, a cambio de los subsidios que el Estado nacional
otorgaría en forma directa o con el reparto de las rentas de la Aduana,
obtenidas gracias al movimiento comercial generado por la región más rica de la
Argentina.
A partir de 1850 la cría del ganado ovino desplazó al bovino, debido a la
demanda creciente de la industria textil europea. Los beneficios obtenidos con
la exportación de la lana permitieron la modernización de la estancia como
unidad productiva. Se fundaba la Sociedad Rural Argentina, institución
representativa de este sector.
Desde las últimas décadas del siglo, la carne congelada tuvo acceso a los
mercados europeos, cambiando las características de la actividad ganadera. A
principios del S. XX, los cereales ocupaban el primer lugar en las exportaciones
argentinas. Le seguían en importancia los derivados del ovino –lana y carne- que
ha sentado sus reales en tierras menos fértiles alejadas de los puertos y de la
carne congelada.
Una clase de pequeños y medianos productores de cereal será la excepción dentro
de una realidad signada por el predominio de la gran explotación rural.
La extensión de vías férreas se hizo en forma de abanico, porque el interés
primordial era facilitar la salida de los bienes primarios hacia Europa. El
ferrocarril unía el interior con los puertos de Buenos Aires y Rosario.
Una de las principales finalidades de los ferrocarriles de ese origen en la
Argentina fue la de vender artículos manufacturados y los servicios mismos. Para
la elite terrateniente, la relación con el capital extranjero era fundamental.
Precisaba los ferrocarriles para llevar su producción al puerto de exportación.
Además, las tierras duplicaban su valor si se ubicaban en las cercanías de una
estación ferroviaria.
La política monetaria emisionista y una generosa distribución del crédito
estatal consolidaron el predominio terrateniente. Del total de inversiones
extranjeras en el país, los británicos controlaban el 66%.
el model primario exportador latinoamericano, tiene algunas diferencias con el
argentino:
- en nuestro país, la inserción dentro del mercado mundial generalizó las
relaciones salariales y las formas semiserviles sólo continuaron en las zonas
desvinculadas de la economía de exportación.
- La llegada de los inmigrantes proporcionó la mano de obra necesaria para la
explotación de las nuevas tierras y la realización de distintas tareas en el
sector de los servicios urbanos. De los recién llegados una porción importante
continuó siendo asalariada y vivieron en condiciones desfavorables. Sin embargo,
el crecimiento de la economía permitió el surgimiento de sectores medios de
significación y una distribución diferente del ingreso.
- El tipo de actividades productivas, especialmente el cultivo de cereales,
obligó a cubrir una porción considerable del territorio con el tendido de vías
férreas y a poblar la región pampeana. El arribo masivo de inmigrantes que
recibía su remuneración en dinero, facilitó la formación de un mercado interno
significativo. La industria azucarera tucumana y la vitivinicultura medicina
encontraban en los centros urbanos del litoral un mercado consumidor creciente.
LA VULNERABILIDAD DEL ESQUEMA AGROEXPORTADOR
No percibieron que la riqueza proporcionada por la economía agroexportadora
dependía de factores externos, lo que tornaba muy vulnerable a nuestro país
frente a los cambios que pudieran producirse en las reglas de juego entre los
países centrales en el mercado internacional. Las crisis económicas de 1873 y
1890 tuvieron desarrollos distintos, pero mostraron claramente las
insuficiencias del esquema de exportación de bienes primarios e importación de
productos manufacturados.
Las autoridades lanzaron un agresivo plan de endeudamiento externo, unido a una
desmedida emisión monetaria. La llegada de grandes cantidades de libras desde
Londres y el aumento del circulante desencadenaron una espiral especulativa e
inflacionaria. El auge se detuvo abruptamente cuando, ante la disminución de los
empréstitos extranjeros a partir de 1888, la balanza de pagos de nuestro país
entró en crisis. La casa Rotschild participó en el salvataje de la deuda externa
argentina.
En su mayoría, coincidieron en señalar que el cimbronazo se debía a una crisis
de crecimiento y que un manejo más moderado de la política monetaria permitiría
continuar la senda del progreso sin preocupaciones.
LAS IDEAS Y LOS PROYECTOS: ALBERDI Y SARMIENTO
Los intelectuales argentinos del S XIX imaginaban la inmigración como el
instrumento esencial para crear tanto una sociedad y una comunidad política como
para alcanzar, además, el progreso económico del país.
Para Alberdi la inmigración no sólo provocaría un rápido aumento de la población
sino que la ventaja más importante sería que con ella se consolidaría la
influencia de la civilización europea. Suponía que sólo podía producir
resultados positivos. La mano de obra extranjera y los capitales foráneos serían
los instrumentos adecuados para crear una comunidad civilizada. La población
extranjera, con sus hábitos y costumbres, propios de una economía desarrollada,
lograría la transformación del país. Consideraba que la educación estaba
relacionada con el influjo del ambiente, fuera de los inmigrantes de los países
más adelantados o del progreso material obtenido por cualquier forma.
El Estado sólo debía sentar las bases del orden, establecía la coexistencia de
dos tipos de repúblicas: la república abierta (regida por la libertad civil, en
la que tendrían cabida todos los habitantes, nativos y extranjeros) y la
república restrictiva (los ciudadanos no intervendrían en la designación directa
de los gobernantes ni de sus representantes –excepto en el caso de los
diputados- sino que serían los electores quienes lo harían)
Para Alberdi el poder debía recaer en las manos seguras de la elite rica e
ilustrada y proclamaba que había que “alejar el sufragio de las manos de la
ignorancia”.
Sarmiento, consideraba que la inmigración europea ayudaría a introducir a la
población en una nueva civilización moderna. La diferencia es que la imagen del
progreso económico se basaba en postular un cambio de la sociedad en su
conjunto, no como resultado final de ese progreso sino como condición para
lograrlo. Sostenía la necesidad de un nuevo modelo y la existencia de una masa
de consumidores que para serlo debían disponer tanto del poder adquisitivo
necesario como de sólidas aspiraciones para mejorar su situación
económico-social. Para alcanzar este objetivo la educación popular se
convertiría en el instrumento adecuado.
Confiaba en el rol transformador del Estado que por medio de la alfabetización
ayudaría a la población a introducirse en una nueva civilización. Desde el
gobierno se debían implementar planes para el desarrollo de la escuela primaria
y la formación de maestros; sólo así sería posible una nueva civilización
argentina.
LAS CARACTERÍSTICAS
Recién a partir de la organización nacional se llevaron adelante intentos para
estimular la llegada de inmigrantes. El arribo de inmigrantes (miles y miles)
produjo variaciones en el número total de habitantes, en las relaciones entre
los sexos, en las edades y en la distribución regional de la población;
representaban el 12,1% de la población total en 1869, el 25,4% en 1895 y el
29,9% en 1914. en 1890 se registró un pronunciado descenso como consecuencia de
la crisis económica que causó el primer saldo negativo de período de la
inmigración masiva. Volvió los flujos migratorios a su ritmo anterior, etapa que
correspondió con el auge del modelo agroexportador lo que elevó el índice de
masculinidad, con esto aumentó el número de las edades medias.
La población extranjera superaba a la nativa en la franja etaria de 15 a 64
años, los argentinos eran amplia mayoría entre los menores de 15 años.
Predominaron los italianos y le siguieron en número los españoles. Hacia fines
del S. XIX aumentó el número de emigrantes del centro y este de Europa,
principalmente de origen judío, y desde inicios del S. XX comenzaron a llegar
desde los países árabes. La mayor concentración de población se registró en las
provincias del Litoral, Buenos Aires y Córdoba, que junto a la ciudad de Buenos
Aires albergaban el 77% de la población total del país.
La mayoría de los extranjeros concentró en las áreas vinculadas al crecimiento
de la producción agrícola-ganadera en Buenos Aires, Litoral, Córdoba y La Pampa.
Al mismo tiempo de la ciudad de Buenos Aires también recibió un alto número de
extranjeros porque experimentó un fuerte aumento de la demanda de trabajadores
para los sectores secundario y terciario, cuyo desarrollo acompañó la expansión
de las actividades agropecuarias. En este proceso de movilidad también hubo de
la población nativa dentro de las fronteras del país, favorecidos por el
desarrollo de los transportes, la población nativa se radicó en la zona pampeana
aunque también se dirigió hacia otros destinos con un desarrollo importante en
su producción: el noroeste (Jujuy, Tucumán y Salta) con la de azúcar, y Cuyo con
la de vinos.
LAS TRANSFORMACIONES
Transformaciones Económicas
La expansión de la frontera a fines del S. XIX favoreció el crecimiento de las
actividades primarias e incrementó la demanda de mano de obra. Las tareas
agrícolas eran dejadas principalmente para los trabajadores inmigrantes, y las
actividades con la ganadería a los nativos. El aumento de los porcentajes de
ocupación de los extranjeros en el sector secundario a comienzos del S. XX fue
notorio gracias al desarrollo de las actividades industriales, como los
frigoríficos. El sector terciario continuó en franco ascenso durante todo el
período e incorporó gran cantidad de trabajadores en diversas actividades como
construcción de ferrocarriles, obras de infraestructura (como puertos),
construcción de elevadores, edificios públicos y privados, y desarrollo de
actividades comerciales y de transporte urbano. Creció el número de pueblos y
ciudades, proceso en el que repercutieron favorablemente la expansión del
ferrocarril y el desarrollo primario-exportador.
Las restricciones en el acceso a la tierra se debieron al aumento de su valor
con el correr de los años y en el caso particular de Buenos Aires porque la
tenencia de la tierra fue de tipo latifundista. Cabe destacar que en algunos
casos, cuando pudieron acceder a la propiedad de la tierra, se transformaron en
pequeños y medianos propietarios.
El requerimiento de trabajo no exigía conocimientos especiales y, además, tenía
fuerte oscilaciones estacionales. El trabajo estacional estaba vinculado
principalmente con la actividad agrícola, específicamente con la época de
siembra y cosecha. Las fluctuaciones en la demanda de mano de obra favorecieron
las migraciones ultramarinas que dieron origen a los denominados trabajadores
“golondrinas” porque venían un par de meses y luego retornaban a sus países de
origen.
Transformaciones Sociales
La integración de inmigrantes fue una activa interacción que tuvo sus
dificultades. Jugó un papel preponderante el desarrollo de la educación cuando
se dotó la enseñanza primaria de un sistema de escuelas con contenidos uniformes
en todo el país y se promovió la formación de nuevos maestros. Aumentó el número
en el secundario y en la universidad, se incrementó la publicación de diarios y
revistas, junto con la publicación de libros a bajo precio. En el ámbito urbano
el desarrollo de espacios públicos favoreció el progreso de las actividades
culturales (teatro, música, etc.) y el crecimiento de paseos, plazas y parques
que no sólo permitieron su embellecimiento sino que sirvieron como lugares de
sociabilidad. Nacimiento del conventillo, característico de las ciudades de
Buenos Aires y Rosario, donde convivían inmigrantes de distintas nacionalidades
y credos en condiciones de precariedad y hacinamiento.
Surgimiento de nuevas clases sociales: los obreros y las clases medias. Éstas se
sumaron a los sectores de la elite y de las clases populares ya existentes y
modificaron la pirámide social. Las clases medias estuvieron presentes tanto en
los espacios urbanos como rurales, en las ciudades relacionadas con las
actividades profesionales, las comerciales y las educativas, y en el ámbito
rural con la aparición de los pequeños y medianos propietarios y de los
arrendatarios.
Existen dos corrientes sobre las condiciones de vida de los inmigrantes:
- La Corriente Crítica: afirma que los extranjeros fueron explotados en la
Argentina y que sus condiciones de vida eran pésimas. Hacinados en conventillos,
reprimidos ferozmente por las fuerzas policiales y militares, el destino del
inmigrante y su familia era permanecer integrando los estratos inferiores de la
sociedad. Uno de sus críticos es Panettieri, él examina las variaciones en el
valor dele oro, asumiendo que su suba implicaba el alza de los precios al
consumidos, golpeando de ese modo los flacos bolsillos de los inmigrantes.
- La Corriente Optimista: tiende a subrayar las posibilidades de ascenso social
y progreso material de los inmigrantes y sus hijos. Asevera que gracias al
sostenido proceso de crecimiento económico que caracterizó a la Argentina de
principios de S. XX, los extranjeros pudieron dejar atrás su historia de miseria
en Europa e integrar la clase media argentina, como empresarios, comerciantes o
profesionales. La escuela pública sarmientina fue el instrumento de amalgama más
importante. La integración social sería exitosa. Uno de sus críticos es Cortés
Conde, quien sigue la evolución de las remuneraciones de los trabajadores de la
firma Bagley, observando un interesante crecimiento tanto en términos nominales
como reales.
Los abordajes de Panettieri y Cortés Conde presentan limitaciones importantes,
debidas principalmente a la ausencia de series sistemáticas sobre la evolución
de precios y salarios. En el enfoque de Panettieri es cierto que los
terratenientes favorecían la emisión descontrolada, es necesario anotar que los
acreedores externos limitaban esta posibilidad por parte de las autoridades. La
depreciación del peso dificultaba el pago de las deudas en moneda dura. Otra
debilidad del enfoque crítico se relaciona con la dificultad para establecer una
correlación directa entre el valor del oro y los precios y salarios. El análisis
de Cortés Conde padece también de importantes limitaciones. La principal se
relaciona con la ausencia de series de salarios fiables. Unos pocos
establecimientos, en sectores específicos, no permiten extrapolar legítimamente
las conclusiones al conjunto de los trabajadores. Las mismas críticas pueden
hacerse respecto de las series de precios al consumidor.
-LA TRANSICIÓN A LA ORGANIZACIÓN DE MASAS: EL CASO ARGENTINO-
En Estados Unidos es común considerar que la gran prosperidad y movilidad social
del país produjo una cooptación del movimiento obrero, moderando sus objetivos y
quitando electorado y fuerza organizativa a una posible alternativa socialista
que se estaba formando, en forma por lo menos equiparable a lo que ocurría en
Inglaterra y en Francia. En Europa como en Estados Unidos el movimiento obrero
en un sentido reformista. Estados Unidos cortó lazos con el Partido Socialista y
se ligó cada vez más estrechamente al Partido Demócrata. Los demócratas del sur,
representantes de lo más conservador y racista del país, y que sin embargo
estuvieron permanentemente ligados a la colación progresista nacional, incluso
en su máxima época, bajo el New Deal de Roosevelt.
La Peculiaridad Argentina: El impacto inmigratorio europeo
Estados Unidos no era un país vacío, era más bien una sociedad organizada, con
sólidas tradiciones políticas y una fuerza militar e industrial capaz de
imponerse en la escena internacional. Tenía, en verdad, territorios vacíos para
ser llenados por el excedente demográfico del este y por el que vendría de
Europa.
En Australia y el Río de la Plata la situación era opuesta, aunque con ciertas
diferencias entre sí. Australia y Nueva Zelanda estaban realmente vacías, a los
efectos que estamos aquí considerando, mientras que Uruguay y Argentina estaban
ocupados por una población que había luchado por su independencia y formado un
Estado. Canadá estaba en una situación intermedia entre Estados Unidos y
Australia. En Australia como en Canadá el traslado humano se realizó bajo el
control institucional británico; primero a través del gobierno colonial y más
adelante a través de los dominios, que gradualmente fueron adquiriendo
autonomía, aunque había considerable cantidad de inmigrantes, había pocos
extranjeros.
El viaje a Australia, Nueva Zelanda o Canadá era como una migración interna, un
traslado a una provincia lejana, de algún modo autónoma, pero del propio país.
Los únicos cambios eran producto de las lógicas adaptaciones debidas a la
escasez de mano de obra y otros rasgos culturales, que realzaban el valor del
individuo.
La consecuencia no fue la amalgama de dos sociedades; fue más bien una mutación
de una parte de la población británica en condiciones muy favorables, bajo el
control institucional de la metrópoli, una de las sociedades más avanzadas de la
época.
La situación era muy diferente en el Río de la Plata y el sur de Brasil, que ya
estaban construyendo sus naciones. Después del período en la Argentina por Juan
Manuel de Rosas, se formó una elite modenizante, europeizada, pero en un país no
totalmente europeo. El Río de la Plata y el sur de Brasil estaban casi vacíos,
la solución podía ser la propuesta por Juan Bautista Alberdi: traer a estas
costas pedazos de Europa.
La amalgama fue, más complicada de lo que se esperaba. La presencia de una
enorme masa que no era sólo inmigrante sino también extranjera creó problemas
sociales y políticos especiales. En algunos momentos pareció que la inmigración
se convertiría en la base de soluciones violentas de diversos signos. Con el
tiempo desaparecieron las posibilidades revolucionarias basadas en elementos
extranjeros, pero permanecieron los efectos del impacto inmigratorio en los
sistemas políticos de la Argentina y otros países vecinos. En Argentina la
proporción de extranjeros es la más elevada. En Uruguay los extranjeros son más
que en Argentina.
La situación a fines del siglo pasado y comienzos de éste es del siguiente tipo:
1) La Argentina tiene uno de los porcentajes de inmigración más elevados, el
doble de Estados Unidos y Canadá, y similar al de Australia y Nueva Zelanda.
2) En Australia y Nueva Zelanda los inmigrantes son en su gran mayoría
británicos, por lo tanto no son extranjeros, y lo mismo sucede en Canadá.
3) El impacto numérico de extranjeros es, para la Argentina (y, en algunos
períodos, para Uruguay), mayor, creando una situación totalmente diferente de la
de Australia y Nueva Zelanda.
4) El impacto cualitativo de los extranjeros en la Argentina y Uruguay es
todavía mayor, en comparación con Estados Unidos, porque la fuerza institucional
y política de la sociedad receptora era mucho más alto, y, por lo tanto, también
lo era la capacidad de absorción de los efectos de la inmigración.
Los Problemas de la Amalgama
La mayoría de los que debían ser amalgamados eran italianos, especialmente del
norte. La corriente transatlántica se orientó en los comienzos hacia América del
Sur. En América del Norte, había que competir con muchos otros grupos que ya
estaban establecidos allí, como los irlandeses, los alemanes, otros grupos
nórdicos y los judíos.
Los italianos, debido a las diferencias de idioma y otros rasgos culturales,
permanecieron en los escalones más bajos de la pirámide, especialmente en
relación con los nativos, más preparados en los campos educativo, político y
sindical. En América del Norte eran considerados malos sindicalistas. No era
fácil para ellos, tener acceso a la tierra. Permanecieron concentrados en las
“pequeñas Italias”, donde dominaba la mafia, más que los sindicatos.
Los italianos, españoles y otros europeos del sur y del este entonces, a pesar
de su pobreza y su escasa preparación técnica, formaban parte de la aristocracia
de la piel, de manera más obvia en Brasil pero también en el Río de la Plata. La
realidad era que los extranjeros verdaderamente estaban inundando las zonas más
prósperas de la Argentina. La percepción era que “la mitad de nuestra población”
era extranjera, reflejaba con exactitud la situación en los centros más
importantes del país.
Los extranjeros, salvo pocas excepciones, no adoptaron la ciudadanía argentina,
a diferencia de lo que sucedió en Estados Unidos. En Estados Unidos, el país, su
gobierno e instituciones, eran vistos claramente como superiores (en fuerza, en
prestigio, en capacidad de brindar protección) a los consulados europeos. En
América del Sur y América Latina en general sucedía lo contrario, debido al
desarrollo del estado de derecho en estas latitudes. El inmigrante se sentía
superior a la nación en la que vivía. Superior en la escala de prestigio étnico,
al compararse con las clases populares locales, también a los pocos activistas
de la política criolla, con sus caudillos y la violencia electoral, en general
dirigida por miembros del gobierno con apoyo de la policía.
Los filoeuropeos de ayer comenzaron a temer una Europa moribunda que en su
crisis amenazaba enviar a América sus peores elementos. Conocidos líderes
anarquistas intelectuales cruzaron el océano, y lo mismo hicieron muchos
militantes, más oscuros, de la acción directa.
Para Joaquín González era necesario educar al pueblo para evitar un proceso
similar al del Imperio Romano, que fue víctima del pretorianismo, lo que en las
repúblicas tiene efectos aún peores. Luego fue ministro de la segunda
presidencia de Roca, en donde intentó establecer una importante reforma
electoral, con voto secreto y circunscripciones uninominales para facilitar la
representación de las minorías y grupos ocupacionales que podían ser mayoría en
una localidad determinada.
El apoyo dado a la educación tenía como objetivo no sólo la instrucción sino
también la nacionalización de los estudiantes, para contrabalancear los efectos
de la enseñanza media impartida por los grupos de inmigrantes a sus jóvenes.
En el Río de la Plata los extranjeros se encontraron en una posición social más
alta, en comparación con los nativos, que la que tenían en Estados Unidos. Desde
el punto de vista de la asimilación social, se puede decir que la amalgama tuvo
mejores resultados en América del Sur que en América del Norte. Los extranjeros
tuvieron buenas oportunidades de ascenso social a través del comercio, el
trabajo artesanal, la industria y – aunque no en menor grado – la propiedad de
la tierra. Un gran número de inmigrantes se convirtieron en arrendatarios de
chacras pequeñas y medianas, y otros se beneficiaron de los planes de
colonización en las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y parte de Córdoba. La
situación en Estados Unidos, en comparación, no era mucho mejor para ellos que,
si bien la tierra estaba más subdividida, en la mayoría de los casos ya estaba
ocupada. Para la mayor parte de los inmigrantes, particularmente los de origen
latino, la amalgama fue un éxito.
La amalgama política en la práctica es imposible que una proporción tan grande
de población extranjera, se incorpore adecuadamente al sistema político. Hubo
grupos extranjeros, de diversa nacionalidad, que buscaron incorporarse a la vida
política y a la lucha social local o en defensa de sus intereses. El movimiento
sindical argentino, además, fue formado en gran medida por extranjeros. Aquí hay
un fuerte contraste con Estados Unidos, donde el sindicalismo estaba basado
principalmente en los nativos, aunque también participaban los extranjeros.
Muchos grupos inmigrantes tardaban en incorporarse a los sindicatos. En cambio,
la fuerza de trabajo nativa, de origen criollo, en las zonas donde dominada,
como la industria azucarera tucumana, no participó en la experiencia sindical
hasta mucho más adelante, salvo raras excepciones.
FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA ELECTORAL
Desde las elecciones bonaerenses en la década de 1820, se permitió el sufragio
universal. Podían participar en los comicios los varones mayores de veinticinco
años, sin importar su fortuna personal o grado de alfabetización. La concesión
del sufragio universal se anticipó a la mayoría de los países europeos. En
Estados Unidos, más allá de las diferencias regionales, la participación de la
población negra fue severamente limitada por distintas regiones argucias
legales. Las elecciones se caracterizaron por el bajo número de votantes y los
enfrentamientos que precedían y sucedían al acto comicial. Alberdi, a pesar de
desconfiar de la capacidad eleccionaria de los sectores populares, no estableció
restricciones basadas en la riqueza o la instrucción. La Constitución instituía
el carácter indirecto de la elección del presidente y vicepresidente. Las
cámaras legislativas eran –aún lo son- la autoridad suprema a la hora de decidir
la legitimidad de los títulos de los aspirantes a ingresar a ellas.
Características del sistema electoral:
- el voto era voluntario. Los electores debían inscribirse en un registro
especial para participar en los comicios.
- El acto de sufragar se ejercía expresando a viva voz el nombre de la lista de
preferencia.
- La lista que reunía el mayo número de sufragios obtenía todos los cargos en
disputa (lista completa)
Los sectores populares intervenían en los comicios. No de manera autónoma, ni
defendiendo sus propios intereses, sino como parte de los aparatos manejados por
punteros locales. Los comicios eran tramposos y sus resultados eran controlados
por la oligarquía. Nos encontramos entonces con la ejecución de un sistema
completamente fraudulento, controlado desde lo alto de la pirámide social y
protagonizado –de manera subordinada, manipulada, dirigida- por los grupos
subalternos. Es lícito hablar de “gobiernos-electores”
Julio Argentino Roca organizó un complejo entramado de lealtades políticas, a
través de partido de gobierno: Partido Autonomista Nacional (PAN), funcionaba
como una red de alianzas entre el presidente y una liga de gobernadores.
Los Nuevos Desafíos: La Unión Cívica Radical
“Revolución del Parque” movimiento conducido por la elite, sus principales
dirigentes: Bartolomé Mitre, Leandro N. Alem y Aristóbulo del Valle.
Tenían dos principales demandas: la remoción del presidente Miguel Juárez Celman
y la instauración de un sistema eleccionario sin fraude. Lograron la renuncia
presidencial; Mitre aceptó negociar, oxigenó el grupo cercano a Roca y permitió
la sucesión pacífica con la asunción de Carlos Pellegrini a la presidencia. El
fraude continuó.
1891 se fundó la Unión Cívica Radical (UCR) la cual en sus orígenes, la
dirigencia radical estaba integrada por miembros de la elite; sus principales
demandas se referían a la eliminación del fraude, pero no se proponían reformas
significativas del orden socioeconómico o una redistribución importante del
ingreso.
La eliminación del fraude permitiría la renovación de la clase gobernante dentro
del mismo grupo social. La abstención electoral y la resistencia a todo tipo de
pactos o negociación con el oficialismo los llevó a protagonizar tres
levantamientos armados en: 1893, 1895 y 1905. la UCR ganó fuerza cuando
incorporaron a los sectores medios.
Los Movimientos Sociales: Ideologías y Organización
Los europeos traían ideas socialistas. En la Argentina moderna, agropecuaria y
liberal se constituyó un mercado de trabajo libre y unificado. El impacto
inmigratorio se hizo sentir en la formación de un incipiente movimiento obrero,
surgieron las primeras sociedades gremiales que, aunque se formaron por la
acción de obreros más combativos, lograron el apoyo de los demás trabajadores.
La organización proletaria alcanzó casi todos los oficios y su accionar
huelguístico tuvo una gran extensión e intensidad a partir de 1902. Estos
obreros combativos y violentos fueron recibidos en calidad de inmigrantes por la
oligarquía argentina como “mensajeros del progreso”; los trabajadores alternaban
sus faenas en las áreas rurales con ocupaciones urbanas.
Dentro de este sistema político excluyente, la policía y las fuerzas armadas se
convirtieron en el recurso más utilizado (además de las leyes represivas: Ley de
Residencia y Ley de Defensa Social) para controlar a un movimiento obrero que
desestabilizaba la Argentina moderna y liberal.
Las primeras organizaciones de carácter mutualista, pero la influencia de la
doctrina del socialismo. En especial la influencia fue francesa, debido a la
migración forzada de militantes marxistas luego de la Comuna. Organizaron una
seccional francesa: la Asociación Internacional de Trabajadores. Se agregaron la
sección italiana y la española. En el periódico “El Trabajador” difunden sus
ideas pero diversos factores obstaculizaron esto: las diferencias idiomáticas,
el analfabetismo y la dispersión de los trabajadores en distintas partes del
país, lo que vio su disolución.
La primera huelga fue ante la reducción salarial y el aumento de las exigencias
laborales. La huelga se resolvió a favor de los obreros por la firmeza en su
posición y la solidaridad de sus colegas uruguayos que no aceptaron
reemplazarlos. El sindicato consiguió para su actividad la limitación del
trabajo infantil, un aumento de sueldo y reducción de la jornada laborar a diez
y doce horas. Estaban orientados por militantes socialistas y anarquistas.
La avalancha de huelgas se produjo entre 1888 y 1890 debido a la caída del poder
adquisitivo del salario por la devaluación monetaria producto de la crisis
financiera de 1890. La policía comienza a adquirir protagonismo: actuaba
dispersando a los obreros reunidos en una asamblea, allanando locales
sindicalistas o amenazando con detener a los dirigentes obreros. Los patrones
también comenzaron a organizarse: fundaron la Unión Industrial Argentina (UIA).
En 1890 las sociedades gremiales se propagaron. En 1891 se creó la Federación de
Trabajadores de la República Argentina (FTRA) y su órgano de expresión fue el
periódico “El Obrero”, que difundía los principios del marxismo. Las
organizaciones sindicales se debilitaron, reduciendo drásticamente sus
actividades y provocando la desaparición de la Federación en 1892.
Hubo intentos de otras federaciones, éstos fracasaron debido a las dos
tendencias: la socialista y la anarquista. Una de las disidencias
irreconciliables es la distinta concepción respecto de las huelgas: para los
anarquistas éstas eran un mecanismo necesario para debilitar a la burguesía y
abrir por su intermedio el camino de la revolución social, para los socialistas
eran necesarias para presionar y ampliar los derechos electorales.
El Partido Socialista Obrero Argentino que inició una intensa labor educativa y
de propaganda a través de distintos recursos como folletos, conferencias, la
utilización de periódicos, mítines, organización de una biblioteca, entre otros.
Juan B, Justo y sus seguidores, se fueron alejando cada vez más del marxismo
original. Defendían la acción partidaria dentro de la democracia parlamentaria,
criticando el método de la huelga general porque “no dejaba de ser una agitación
coercitiva, destructiva y a veces sangrienta”. El Partido Socialista era
controlado por la clase media o alta, también bregaban por lograr aumentos
salariales, por la sanción de una legislación social tendiente a mejorar las
condiciones de trabajo, por la reducción de la jornada laboral a ocho horas y
por la extensión del sufragio femenino. Los socialistas eran antimilitaristas y
anticleristas. Su objetivo no era controlar solamente a la clase obrera sino
lograr una alianza urbana, con centro de Buenos Aires, lo suficientemente
compacta y poderosa para reformar la desigualdad en la distribución del ingreso
creada por la economía primario-exportadora.
Los socialistas eran constitucionalistas, pacíficos, extremadamente organizados
y reconocedores del significado de patriotismo. Apuntaba a la nacionalización de
extranjeros, ya que éstos no podían acceder por su condición al ejército de los
derechos políticos en nuestro país. Las sociedades gremiales eran vistas por los
anarquistas como organizadores en donde se podían proponer y accionar huelgas
y/o ensayos parciales de huelga general.
El anarquismo fue una de las principales corrientes que influyó en los inicios
del movimiento obrero. Con la creación del periódico “La Protesta Humana”, que
se convertiría en el órgano más importante de propaganda, el anarquismo comienza
a transitar la posibilidad de la organización sindical. A principios del S. XX
nos encontramos con un anarquismo ejerciendo influencia en los medios sindicales
y con ideas claras de organización de una federación obrera. El anarquismo no
admitía para la clase trabajadora mejoras de ninguna especie. No quería
reformas, que detenían el impulso revolucionario de las masas. Su lema era “todo
o nada” mediante la acción catastrófica, la revuelta de masas, se proponía
destruir el régimen social existente para implantar inmediatamente, sobre sus
ruinas, un mundo ideal, sin gobierno, sin control, sin trabas individuales, en
el que cada cual gozara de la más absoluta libertad en un ambiente de igualdad
absoluta. Las características más sobresalientes: el énfasis puesto en la acción
colectiva, que implicaba la actuación del sindicato u organizaciones obreras
para la satisfacción de las demandas obreras. Se complementaba con la acción
directa (utilización de huelga general). Se oponían a los partidos políticos,
dado que su objetivo no era la reforma del Estado sino su disolución. El
internacionalismo, también era un rasgo distintivo que lo diferenciaba de la
postura moderna y reformista del socialismo argentino. Influyó decisivamente en
los obreros de las últimas décadas del S. XIX y principios del S. XX. Julio
Godio considera que el anarquismo tenía la capacidad de darle respuesta
reivindicativas a las angustias y expectativas de los obreros, ya que una de sus
preocupaciones centrales residía en convencer a la gente de que la sociedad
anarquista era un paraíso sin fronteras y que ese paraíso se lograría a partir
de la acción frontal y directa contra aquellos que estaban vinculados
directamente con la explotación obrera: los patrones y el Estado. El anarquismo
prometía el regreso a una vida social simple y apoyaba la acción directa, lo que
resultaba más atractivo para personas vinculadas al trabajo manual no
calificado.
Socialistas y anarquistas participaron en la Federación Obrera Argentina (FOA);
se formaron las primeras federaciones de oficio que unían a las sociedades
gremiales de varias localidades, ante la organización y combatividad obrera
reflejada en la huelga general nacional declarada por la FOA en 1902, el
gobierno respondió decretando el estado de sitio, allanando los locales
sindicales, deteniendo a los dirigentes y prohibiendo la circulación de prensa
revolucionaria. El Congreso votó rápidamente una ley de represión del movimiento
obrero: la Ley de Residencia que autorizaba al Poder Ejecutivo a expulsar del
país – sin intervención del Poder Judicial – a cualquier extranjero acusado de
perturbar el orden público o simplemente de ser sospechoso de actividades o
prédicas subversivas. Roca, denunciaba que las huelgas amenazaban “la riqueza
pública y las fuentes de prosperidad nacional en el momento de su más activo
desarrollo”.
Frente al problema obrero los gobiernos oligárquicos adoptaron una doble
actitud: por un lado, utilizaron mecanismos represivos contra los grupos obreros
reformistas, abriéndoles las puertas en el Parlamento y teniendo en cuenta sus
proyectos de legislación social. González comprendió que el Estado debía cambiar
necesariamente su actividad ante los sectores populares. Marcó un antes y un
después en la corriente conservadora-reformista. Para González el problema
radicaba en las consecuencias políticas de la presencia de una población poco
disciplinada que desembocaría en una revolución encabezada por grupos
ideológicos minoritarios y exaltados. La Ley de Conscripción Universal preveía
la realización de un registro nacional para toda población masculina adulta, que
estaba obligada a partir de la ley a enrolarse un año y cumplir servicio en los
cuarteles.
González estimaba que las perturbaciones de los trabajadores era que no tenían
representantes en el Congreso, con la modificación de la ley electoral Alfredo
Palacios fue elegido diputado por la boca y fue el primer socialista en
Argentina y América Latina.
González encaró la elaboración de un proyecto de Ley Nacional de Trabajo cuyo
objetivo respondía no sólo a la necesidad de hallar respuestas y poner freno al
conflicto social sino también la integración plena de los trabajadores al
sistema. Lo indispensable era lograr una “armonía permanente entre los dos
factores esenciales del trabajo del hombre: la mano de obra y el capital”. La
Ley penalizaba severamente el uso de la violencia en huelgas y otras
manifestaciones y a toda paralización prolongada de los transportes nacionales.
Autorizaba a intervenir o disolver los sindicatos, ante la evidencia de un
accionar intemperante. El proyecto no prosperó debido a que la FOA la rechazó de
plano y la UGT no estaba de acuerdo con la mayoría de sus condiciones. La ley
fue indiferente para diputados y senadores a pesa de la insistencia del Poder
Ejecutivo.
La política estatal se hallaba establecida en dos frentes: por un lado, la
acción represiva, a través de las fuerzas de seguridad; por otro, la estrategia
preventiva integradora. El Ministerio del Interior controlaba los brazos
ejecutores de esta política: la policía y el Departamento Nacional del Trabajo.
Hubo un fortalecimiento de las dos centrales obreras: la FOA (llamada FORA por
la agregación del término “regional”) y la UGT (que se asimilaba cada vez más al
Partido Socialista). La UGT rechazaba la huelga general. Apareció una tercera
tendencia: el sindicalismo revolucionario (sindicalismo), cuyo objetivo
principal era conseguir la unidad de las organizaciones sindicales. La división
debilitaba al movimiento obrero. El sindicato era la única y esencial forma de
organización obrera que permitiría que la lucha fuera eficaz y fundara las bases
de una nueva sociedad. La unidad era el requisito de la fuerza y la neutralidad
política e ideológica su sostén fundamental. El sindicalismo tomó del anarquismo
y del socialismo dos importantes características: la utilización de la huelga
como instrumento de lucha y el parlamento como ámbito de agitación y propaganda,
sin que esto significara la subordinación de los sindicatos a los partidos
políticos.
La acentuación de la acción represiva por parte del gobierno de Manuel Quintana
permitió la solidaridad y unidad entre la FOA, la UGT y el PS.
La UGT se fusionaba con las sociedades hasta que ese momento se mantenían
autónomas de las organizaciones existentes y con otras que se desprendieron de
la FORA, que dio lugar a la Confederación Obrera Regional Argentina (CORA). Se
producía la unión de gremios dirigidos por sindicalistas, socialistas, algunos
anarquistas con una postura más abierta y otras sociedades sin definición
ideológica.
1909 y 1910 los años más violentos, tanto por parte de los manifestantes como
del estado. Con motivo de la conmemoración del 1 de mayo de 1909, un acto de la
FORA fue reprimido por el jefe de policía Ramón Falcón. Hubo doce muertos y
ochenta heridos. Como consecuencia la FORA, la UGT y otras organizaciones
declararon la huelga general por tiempo indeterminado hasta tanto no se
obtuviera la libertad de los compañeros detenidos y la apertura de los locales
obreros. Es así como se inició la “semana roja” en la cual 220 mil obreros
pararon las actividades. El gobierno entonces prometió cumplir con los reclamos
obreros pero no obligó a renunciar al jefe de la policía que había encabezado la
represión.
Los festejos del Centenario de la Revolución de Mayo. La Sociedad Sportiva la
Argentina con la complicidad de la policía incendiaron locales de diarios
anarquistas, asaltaron locales sindicales, la CORA y otros centros y diarios
socialistas. La situación generó un adelantamiento de la huelga general y un
clima de violencia que es aprovechado por el gobierno para dictar un
reforzamiento de la Ley de Residencia, la Ley de Defensa Social que establecía
un estricto control sobre el ingreso de inmigrantes a nuestro país, prohibiendo
toda la propaganda anarquista y sus agrupaciones, exigiendo la autorización
policial para la realización de reuniones y estableciendo graves penalidades por
apología de la violencia, desorden público, destrucción de la propiedad,
fabricación o tenencia de explosivos, sabotaje, incitación a la huelga o al
boicot, insulto a las autoridades o a símbolos nacionales.
Después de esto, los anarquistas fueron desarticulándose y debilitándose, no
sólo por las derrotas sufridas sino también por la acción policial que
imposibilitaba cada vez más su actividad. La expansión del sindicalismo en parte
porque los grandes gremios controlados por esa corriente comenzaron a tener más
importancia. Además el sindicalismo tendía a negociar según el nivel de
capacidad y estratificación de los trabajadores mientras que los anarquistas no
distinguían por grado de calificación: simplemente luchaban por la solidaridad
de todos los obreros. El sector más lúcido de la clase gobernante se plantea la
necesidad de provocar cambios en las instituciones políticas. Liberales
reformistas, conservadores modernizadores, socialistas revisionistas,
cívico-radicales y católicos sociales confluyen en un proyecto de conciliación y
ampliación de la participación del poder.
La Generación Reformista y sus Proyectos
La concesión del voto secreto mediante el conjunto de reformas conocida como Ley
Sáenz Peña es interpretado como la reacción de los conservadores a la agitación
popular y al desafío radical. La interpretación debe completarse con dos
variables más: por un lado, la existencia previa de un grupo dirigente favorable
a la transformación de la sociedad en el marco de la gradualidad y el control
desde arriba; por el otro, un proceso micropolítico que se explica en términos
internos a las fuerzas conservadoras y en la interacción de éstas con otros
actores.
La primera variable: entre hijos y discípulos de las generaciones de Caseros y
del 80, casi todos venían de la elite gobernante con la que diferían en su
formación, y en los problemas particulares de su época a los que buscaron dar
respuesta. Los separaba la edad, el tipo y nivel de educación y las rencillas
políticas, pero aun así confluyen en la intención común de reformar las
estructuras, para hacer de la Argentina un país más viable, más equitativo, más
pluralista. El origen de las motivaciones: en primer lugar un mayor nivel de
educación; en segundo lugar, la conciencia de los nuevos problemas y la decisión
de solucionarlos; en tercer lugar, la convicción de que se podía ser optimista
con respecto al futuro.
La segunda variable: la dinámica política de las fuerzas conservadoras en el
gobierno. Roca asume por segunda vez, surge una solución débil para suceder a
Roca. El presidente Quintana (roquista) y lo sucede Figueroa Alcorta
(antirroquista). Figueroa Alcorta resulta triunfador, cierra el Congreso
–dominado por los partidarios de Roca- porque le negaba la votación del
presupuesto.
Alcorta recurre a Roque Sáenz Peña que resulta presidente en 1910. Peña comienza
el diálogo con todos los sectores opositores. Así es como se pergeña el acuerdo
con Irigoyen. El nuevo régimen electoral le permitiría acceder al gobierno a la
UCR; la reforma electoral establecía el carácter secreto y obligatorio del voto
y la utilización del padrón militar. Instituía el sistema de lista incompleta,
adjudicando dos tercios de los cargos en disputa al primero que obtenía mayor
número de votos y el tercio restante a la fuerza que le seguía con votos.
El presidente Irigoyen, iniciándose en una etapa de conflictos entre el Poder
Ejecutivo, el Legislativo y los gobiernos provinciales, concluirá con el golpe
militar del 6 de septiembre de 1930.