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Resumen del Texto de O’donnell: Estado y Alianzas en Argentina de 1956 a 1976 | Cátedra: Berrotarán | 1º Cuat. de 2013 |
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Esta etapa estuvo signada por crisis económicas e inflacionarias motivadas
por los desequilibrios en la balanza de pagos. La economía adquirió una
modalidad de Stop And Go donde por su propia dinámica no podía avanzar de forma
continua y esa inestabilidad se buscaba resolver mediante medidas que generaban
la contracción de la economía provocando movimientos descendentes que ante la
resistencia de los sectores perjudicados y el alivio de la balanza de pagos
reactivaba el proceso circular hacia la fase ascendente.
En el sector agrario no se opta por el agribusiness (que le daría a la estancia
pampeana un carácter intensivo en capital y tecnología) ya que las inversiones
necesarias eran de largo plazo y en el marco de precios relativos pampeanos fue
microeconómicamente racional mantener la modalidad extensiva de explotación.
Además esto sería posible si se daba una alianza en el largo plazo con la
Burguesía industrial Concentrada (BIC) pero ambas tenían intereses encontrados.
El concentrado sector agrario, fuerte y generador de divisas tenía un
crecimiento limitado y desequilibrado por dicha inestabilidad de precios y por
los propios condicionamientos espaciales. Esta escasa productividad contrastaba
con un sector industrial con mayor capacidad de diversificación ya se tratara de
industrias dedicadas a los sectores populares o de otras orientadas a un consumo
no masivo.
De todas maneras era deficitario en materia de comercio exterior y consumo de
divisas.
El déficit en la balanza de pagos originado por la falta de divisas podía
revertirse mediante dos modalidades que frenaban el desarrollo industrial:
Con la contracción de la economía, reduciendo los salarios, la inversión, el
gasto público y el consumo. Y con la devaluación para estimular al sector
agrario y encarecer los productos importados.
Esto se llevaba a delante con ‘programas de estabilización’ que fueron
acompañados por períodos de inflación producto de la devaluación que transfería
ingresos al sector agrario y el industrial ajustando la actividad económica.
Las características de esta etapa descendente del ciclo eran:
1. el alza interna de los precios (alimentos) consecuente al valor de los
exportables,
2. el alza de los bienes importados,
3. la fuerte iliquidez,
4. la reducción del déficit fiscal,
5. el congelamiento de los salarios,
6. el aumento de la tasa real de intereses,
7. la desocupación y la inflación.
Estas medidas específicas se vinculaban con la toma de decisiones del Estado. La
BIC era el único miembro estable de la alianza gobernante, poseía acceso al
crédito internacional e interno y no se perjudicada por la devaluación. Estas
características le otorgaban capacidad de decisión para llevar a cabo estas
reformas y planes dentro del desarrollo económico en pos de modificar
situaciones que iban en contra de sus intereses.
La contracción económica que estimulaba al sector agrario, en otro sentido
perjudicaba a los sectores populares (SP) y a las fracciones débiles de la
burguesía industrial.
La Burguesía Industrial débil era más sensible a las fluctuaciones de los
precios y la baja de los salarios. Este sector producía bienes de primera
necesidad y a su vez los consumía por lo que la disminución del consumo interno
afectaba sus intereses.
Los asalariados también se veían perjudicados con la inflación y la baja de
salarios pero poseían herramientas para sostener medidas que los beneficiaran
llevando a cabo luchas reivindicativas.
Esta resistencia sumada al alivio de la crisis de la Balanza de Pagos generaba
presiones para adoptar políticas que reactivaran la economía ingresando así a la
fase ascendente caracterizada por:
1. bajos precios internos de los alimentos,
2. tasa de cambio estable,
3. una distribución más igualitaria del ingreso
4. menor inflación
5. mayor tasa de crecimiento del PBI
6. incremento de la ocupación
7. y disponibilidad de divisas.
Pero todas estas características llevaban a una nueva crisis en la Balanza de
Pagos que reactivaba el ciclo al implementarse los programas de estabilización.
Esta modalidad tuvo lugar de la mano de diferentes alianzas políticas y los
vaivenes del estado argentino que fue durante todo el periodo inestable
políticamente.
En el caso de la Gran Burguesía esta era la más internacionalizada y la que
sacaba mayor provecho del alivio de la Balanza de Pagos ya que permitía la libre
transferibilidad internacional de capitales (mayor acceso al crédito).
Siguiendo esta lógica, la BIC pendulaba en el tramo final de la fase ascendente
hacia la Burguesía agraria (BA) aliándose en igualdad de reclamos propiciando
los programas de estabilización que transferían una gran masa de ingresos hacia
ambos.
Al generarse la respuesta de aquellos que se perjudicaban con dichas políticas y
también una mejora en la posición de las divisas, la BIC pendulaba hacia el otro
extremo abandonando a la BA para (sin un E que lo impidiese) atender sus propios
intereses económicos permitiendo que se suceda la reactivación económica al
sumarse al conjunto del sector urbano.
Este movimiento pendular que caracterizó a la BIC que incluso pretendió
imponerse unilateralmente, impidió la alianza con la BA y dio pie en lo político
para la formación de la alianza defensiva entre los SP y la BID.
El rol que ocupaba esta alianza dentro de la sociedad, a diferencia de las de la
burguesía pendular, no le otorgaba herramientas para llevar a cabo planes
económicos.
Al no plantear un sistema alternativo el ciclo se repetía, volviéndola una
alianza recurrente pero victoriosa.
Al llegar al punto culmine de la fase descendente, los SP y la BID se unían en
pos de la reactivación económica, gracias a la capacidad de lucha y
reivindicación de los sectores públicos y obreros, herencia de un movimiento
obrero con gran disposición de activación política. Así se iniciaba la fase
ascendente exitosamente.
Lograban suprimir los programas de estabilización, acotar la expansión interna
del capital internacional y provocaban la caída de los precios del sector
agrario. Asimismo con la mejora salarial, el PBI también crecía.
Esta alianza impidió la fusión entre BA y BIC (de carácter externo e
internacionalizado) al unirse como sociedad civil en su contra e influenciar de
esta manera la decisión de la BIC en pendular hacia ese sector.
El hecho de que fuese policlasista le otorgaba una orientación nacionalista y
capitalista.
A la BID, la alianza le dio base popular a sus demandas y la colocaba en un
lugar ‘progresista’ que supuestamente apoyaría un ‘desarrollo socialmente justo’
basándonos en sus reclamos por aumentos salariales y acuerdos públicos con los
sindicatos.
En lo que respecta a los SP, el componente burgués le dio acceso a recursos,
medios de difusión y además le proporcionaba respetabilidad burguesa.
Ambas clases coincidieron en metas de corto plazo muy concretas y operacionales.
Políticamente se constituían en el peronismo y organizativamente en los
sindicatos marcados por un agresivo economicismo extrayendo desde los mismos
significativas ventajas institucionales al débil Estado.
Una vez lograda la reactivación la alianza se diluía porque en esencia se
trataba de dos clases diferentes con intereses particulares desiguales.