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Resumen de "Waldo Ansaldi" |
Sociedad y Estado (Cátedra: Messynger - Melo - 2017) |
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En América Latina el termino oligarquía tiene a partir de las últimas dos
décadas del siglo XIX, por lo general con valoración negativa y carga
despectiva.
1 – A veces aparece como subterfugio para esquivar el incómodo problema teórico
e histórico de las clases sociales en las sociedades latinoamericanas. Se
reconoce la existencia de contradicciones económicas, sociales y políticas, pero
ellas no se entienden en términos de clases, sino entre dos polos (el
oligárquico y el del pueblo. El mal uno y el bien otro)
2 – Se refiere también a una clase social, por lo general terrateniente (aunque
también puede ser de propietarios mineros)
3 – Una alianza de clases o fracciones
4 – Designa una confusa combinación de clase y de forma de dominación por parte
de un actor social reducido, cuando no apenas un mero grupo cerrado de personas
o familias.
El autor, en cambio, estima conveniente una redefinición teórica del termino
oligarquía con el objeto de convertirlo en un concepto:
» La oligarquía NO es una clase social
» En categoría histórica oligarquía es un término polisémico, univoco
» Oligarquía es una categoría política que designa una forma de ejercicio de la
dominación, caracterizada por su concentración y la angosta base social, es
decir, por la elución de la mayoría de la sociedad de los mecanismos de decisión
política
» La dominación oligárquica puede ser ejercida por clases, fracciones o grupos
sociales (incluyendo redes familiares), terratenientes no capitalista,
terratenientes capitalistas, burgueses y/o una alianza de clases o fracciones de
ellas.
» Siendo una forma de organización y ejercicio de la dominación, la oligarquía
define un tipo de régimen o de Estado, el régimen o Estado oligárquico, al cual
no se opone el régimen o Estado burgués o capitalista sino al democrático, es
decir, la forma contradictoria de la oligarquía como dominación política es la
democracia.
» La dominación oligárquica se construye a partir de la hacienda, considerada
matriz de las sociedades latinoamericanas.
» El ejercicio oligárquico de la dominación genera un modo de ser también
oligárquico, en cuya definición intervienen valores tales como linaje,
tradición, raza, ocio, dinero.
Provisoriamente definido, el concepto de oligarquía designa una forma o un modo
de ejercicio de la dominación política por un grupo minoritario perteneciente a
clases sociales que detentan poder económico y social, cuyas características
son:
» Base social angosta (burgueses, hacendados, plantadores, mineros,
comerciantes)
» Reclutamiento cerrado de los designados para funciones de gobierno, basado en
criterios de apellido, linaje, tradición, familia o parentesco o de alianza por
unión matrimonial, prestigio, amistad, dinero, militares.
» Exclusión de los disidentes o de la posición considerada radical o peligrosa
» Combinación de centralización y descentralización en el ejercicio del poder
político, mediante clientelismo, burocracia y mecanismos de control
intraoligarquico
» Mecanismos de mediciones y de lealtades familiares o grupales – personales
» Autoritarismo, paternalismo, verticalismo.
» Autopercepción positiva de la condición de naturalmente elegidos para ejercer
el gobierno de los hombres y de la sociedad
» Limitación efectiva del derecho del sufragio, de elegir y de ser elegido.
» Predominio de la dominación sobre la dirección en el plano político, no
reducido a la coerción o violencia física, pues esta va acompañada de una
constante, cotidiana violencia simbólica
» Estado central, más que nacional
» Definición de un pacto oligárquico que expresa ciertos tipos de relaciones
interregionales, que a veces es un delicado equilibrio entre ellas, mientras
otras es la subordinación de varias regiones a una más dinámica que se
constituye en espacio articulador de un bloque histórico de alcance nacional o
bien combina más mal que bien espacios conflictivos.
La oligarquía constituye una forma de ejercicio de la dominación política de
clase en América Latina, situada históricamente entre 1880 – 1930/40 aunque hubo
excepciones en las que se prolongó aún más. Ello significa que, en términos
generales, corresponde al periodo de economías primarias exportadoras, en el
cual el motor del crecimiento económico se encuentra en el exterior, depende de
la demanda de las economías industrializadas del centro del sistema capitalista
mundial. La dominación oligárquica se ejerce en el interior de sociedades
estructuralmente agracias, fuertemente estratificadas, con prácticas
paternalistas que funcionan en la doble dimensión:
≥ Transmisión de la dominación central (nacional) sobre los espacios locales y
de morigeración del autoritarismo estatal
≥ De equilibrar intereses nacionales y locales.
La dominación oligárquica es una red tenida verticalmente, combinando
centralización y descentralización entre grupos dominantes de diferente alcance,
clientelismo y burocracia, con mecanismos de control interoligarquico.
Centralización y descentralización:
● Gran descentralización, fuerte peso de los poderes locales y regionales como
principales centros de poder (Colombia, Ecuador y Perú)
● Tendencia a una aparente paradoja: el poder central se refuerza gradualmente
por causa y a pesar del refuerzo de los poderes locales (Brasil)
● Tendencia al debilitamiento de los poderes locales y fortalecimiento del poder
central
● Primicia temprana y excepcional del poder central (Chile)
● Bolivia es un caso diferente, donde la denominada Guerra o Revolución Federal,
encabezada por el Partido Liberal, en 1899, significa el desplazamiento de la de
la capital del país de Suere a La Paz, manifestación en el plano
jurídico-político del pasaje de la minería de la plata a la del estaño.
La dominación oligárquica se trata entonces de una estructura piramidal en la
cual cada nivel dispone de capacidad de dominio altamente concentrado y de
alcance limitado, variable según la posición que se ocupe en tal pirámide.
El proceso que culmina en la instauración de la dominación oligárquica a escala
nacional suele ser el pasaje de una situación de dominios oligárquicos
provinciales, estaduales o regionales enfrentados entre sí a una situación de
confluencia en una única estructura de dominio que se expande y es reconocida
como tal en todo el espacio geográfico del país. Este pasaje no es igual en
todas las sociedades, ni se construye simultáneamente, pero siempre es un
proceso violento militar que concluye estatuyendo un pacto de dominación.
Oligarquía es una fragmentación y exclusión en todos los campos: geográficos,
social, político, cultural. La combinación da como resultado, en definitiva, una
categoría sociopolítica. La oligarquía es la forma de la dominación política de
clases estructuralmente débiles. Fuertes en el plano rural, erosionadas en el
plano urbano, de las oligarquías latinoamericanas puede decirse, en términos de
Gabriel García Márquez, que son estereotipos condenados a cien años de soledad
que no tienen una segunda oportunidad sobre la tierra.
DAVID ROCK – EL ADVENIMIENTO DE LA REFORMA, 1890 – 1916.
El cambio político a principios de silgo XX tuvo su génesis en la depresión de
1890. En 1891, después del fracaso de la rebelión contra Juárez Celman y el
pacto secreto entre Roca y Mitre, Leonardo N. Alem y sus adeptos renunciaron a
la Unión Cívica y crearon una organización rival: la UCR. Dicho movimiento se
comprometió en llevar a cabo una nueva insurrección para implantar la democracia
popular. Durante un largo tiempo el gobierno tuvo acorralados a los radicales,
pero en 1893 encabezaron una nueva oleada de levantamientos en las provincias.
En un breve periodo los radicales tomaron La Plata, movimiento encabezado por
Hipólito Yrigoyen, pero esto no sucedió en otros lugares y Alem, desilusionado
por la derrota, se quitó la vida en 1896.
Durante todo el decenio (1890 – 1900) la figura política fue Roca, quien
consideraba que las inversiones extranjeras y las inmigraciones eran la clave
del progreso. Fue presidente en dos ocasiones y domino las provincias mediante
una mezcla de patrocinio y subvenciones, y la amenaza de la fuerza.
Pero el sistema de Roca era menos estable de lo que parecía y estaba ya en
gestación las fuerzas que impulsarían un cambio político. Después de 1900 las
clases dominantes se dividieron cada vez más entre los que apoyaban a Roca y
otros de inclinaciones más progresistas, que favorecían la reforma y la
democratización. Estos últimos se vieron influidos en parte por los sucesos en
Europa donde los países estaban pasando de oligarquías a la democracia popular.
El atractivo de la democracia reside en su promesa de protegerla estabilidad
política. Las elites sostenían que para frenar y controlar los efectos del
cambio social y fortalecer su propia posición, el país necesitaba nuevas
instituciones, partidos políticos genuinamente populares que reemplazasen las
facciones oligárquicas del momento y una opinión pública que tuviese
participación activa. Los defensores del cambio a veces invocaban una concepción
orgánica de la sociedad y las funciones normativas de las instituciones propias
de la tradición corporativista: subrayan la necesidad de nuevas asociaciones de
partido, y el papel de tales asociaciones en la promoción de la solidaridad
social y el bien común. Después de 1900 la clase media fue movilizada por el
Radicalismo mientras que la clase obrera urbano se dividió entre movimiento
anarquista y un nuevo Partido Socialista reformista.
La UCR una vez que estuvieron firmemente bajo el liderazgo de Yrigoyen en 1898
dejaron de presentarse a elecciones como protesta contra el fraude electoral. En
esta época el radicalismo era más como una sociedad secreta que un partido
político, y sus partidarios obedecían a dos reglas simples: la abstención en las
elecciones fraudulentas y la intransigencia contra el compromiso con respecto a
la adhesión a una nueva revolución y contra los intentos de la cooptación del
gobierno. La misión histórica del radicalismo, ‘la causa’, era derrocar el
régimen (como ellos llamaban al gobierno de Roca) e implementar la democracia.
Bajo el liderazgo de Yrigoyen, el radicalismo mantuvo una adhesión intransigente
a la democracia popular y a los principios de responsabilidad gubernamental y
honradez administrativa. Pero el grupo carecía de plan constructivo o detallado
de reforma y tendía presentar la democracia como una panacea. Detrás de su
apariencia rebelde, la mayoría de ellos eran de tendencia en buena medida
conservadora.
Por su parte, las doctrinas del radicalismo también revelaban influencias
corporativistas. Los radicales promocionaban su superioridad ética frente a sus
rivales políticos. Les preocupaba menos la significación instrumental de la
democracia popular que sus funciones normativas para promover el bien común. El
radicalismo era ya un movimiento, un agregado amplio de ciudadanos comprometidos
en alcanzar la solidaridad social.
En 1905, Yrigoyen encabezo otra revuelta contra el gobierno la cual resulto
tener (sorprendentemente) un éxito espectacular, haciendo revivir el interés
público por la reforma electoral y atemorizando al gobierno, ya que obtuvo
cierto apoyo del Ejército, mayormente entre jóvenes inmigrantes. Es aquí cuando
mayormente surgen los comités, mediante los cuales los radicales diversificaron
a sus seguidores regionales y empezaron a obtener el apoyo de las clases medias
urbanas.
El anarquismo en Argentina apareció en la década de 1880 – 1890 entre los
inmigrantes italianos y españoles. Su apogeo se produjo al aparecen
intranquilidad entre los trabajadores, resultado del restablecimiento del patrón
oro, el cual puso fin a la reciente tendencia ascendente de salarios reales que
acompaño a la revalorización del peso-papel. Cuando la entrada de inmigrantes
acelero, los salarios sufrieron nuevas presiones y los alquileres aumentaron.
Como consecuencia, los anarquistas renunciaron a su anterior individualismo y se
lanzaron a organizar sindicatos, de los cuales la organización más duradera e
influyente fue la FORA.
La popularidad del anarquismo en Buenos Aires y otras grandes ciudades del
litoral se basaba en su expresión de una ideología simple de los conflictos y
una filosofía de la acción que los obreros podían invocar en su lucha cotidiana
para mejorar su suerte. Sus cualidades utópicas y milenarias fueron rápidamente
aceptadas por una población que buscaba un puente entre su pasado agrario
campesino y su presente condición urbana bajo un pequeño capitalismo. En
respuesta a las masivas manifestaciones populares y batallas callejeras con la
policía, los diferentes gobiernos impusieron repetidamente el estado de sitio y
una legislación restrictiva: la Ley de Residencia de 1902 y la Ley de Defensa
Social de 1910 las cuales permitían a la policía deportar o meter preso a los
sospechosos de afiliación anarquista.
El conflicto llego a su culminación en 1910 cuando los anarquistas amenazaron
con sabotear las celebraciones del centenario. Para frustrar la amenaza de
huelga, bandas de vigilantes civiles atacaron lugares de reunión anarquistas, a
lo cual le siguió una oleada de encarcelamientos y destierros y la presión logro
su objetivo. A pesar de subsistir en el movimiento obrero, el anarquismo nunca
se recuperó de ese golpe.
Los socialistas eran hombres moderados, más influidos por el liberalismo y el
positivismo burgués. Como los radicales, eran firmes defensores de la democracia
popular, pero también propiciaban muchas otras medidas complementarias. En
general, su programa apuntaba a la distribución de los ingresos más que a la
riqueza: más facilidades de crédito para los arrendatarios agrícolas, planes
gubernamentales para la construcción de viviendas y medidas para reducir el
costo de vida. Fueron los primeros defensores del sufragio femenino en Argentina
e hicieron campañas contra la trata de blancas. Otras reivindicaciones eran la
legalización del divorcio, la jornada laboral de ocho horas, un impuesto sobre
la renta progresivo y mayor gasto en educación primaria.
El PS fue fundado por Juan B. Justo. El partido difería de todos los otros
movimientos políticos de Argentina, incluso de los radicales, por su
organización fuertemente cohesiva y su pequeño número de adeptos cuidadosamente
seleccionados. Consideraba al radicalismo como un atavismo de la ‘política
criolla’ y a sus miembros como un conjunto de seudodemocratas y descendientes de
anteriores facciones oligárquicas. Se oponían también al anarquismo ya que
estaban en contra de la violencia y de la acción directa, incluyendo las huelgas
generales.
Antes de 1912, el único éxito socialista fue en 1904 cuando Alfredo Palacios fue
elegido para el Congreso por el distrito de La Boca.
Las tres movilizaciones anteriormente nombradas contribuyeron a promover el
movimiento en pro de la reforma durante los primeros años del siglo XX. Los
miembros progresistas de la elite defendían la reforma como un medio de amansar
a los obreros, fortalecer a los socialistas moderados y debilitar a los
extremistas. Pero la presidencia de Roca excluía las posibilidades de cambio.
El declive de Roca comenzó tres años después de comenzar su segunda presidencia,
en 1901. Después de un conflicto con su ex aliado y entonces Ministro de
Finanzas, Carlos Pellegrini, el cual luego de dicho conflicto se convirtió en
uno de las más ardientes defensoras de la reforma electoral. Para neutralizar la
oposición, Roca patrocino la legislación electoral, que al aplicarse en 1904
aumentó el número de votantes y amplio la representación en la Cámara de
Diputados, fue cuando Palacios gano las elecciones. Y por primera vez en veinte
años Roca fue incapaz de dictar la sucesión presidencial. El nuevo presidente,
Manuel Quintana fue un compromiso entre el candidato de Roca y el de Pellegrini.
En 1906 Quintana murió, y lo sucedió Figueroa Alcorta.
Las sucesivas elecciones gradualmente dieron la mayoría a los defensores de la
reforma y en 1910 Figueroa Alcorta amaño las cosas para ser sucedido por Roque
Sáenz Peña.
La Ley Sáenz Peña, como llamo la legislación de la reforma fue discutida por el
Congreso en 1911 y aplicada al año siguiente. La legislación tenía varias
peculiaridades: para promover los hábitos de compromiso y participación cívicos,
el voto se hacía obligatorio; y para reducir al mínimo las acciones delictivas,
se daba al Ejercito la custodia de las elecciones.
La Ley Sáenz Peña introdujo cambios radicales en la política argentina. Los
votantes llegaron al 70 y 80%, cuando antes era totalmente excepcional que
votase un tercio del electorado nominal. Los métodos para hacer campaña
electoral se modificaron espectacularmente, y los peores tipos de engaños
políticos fueron desterrados.
Después de 1912 los radicales empezaron a obtener el control de las provincias y
aumentaron su representación en el Congreso. Y finalmente en 1916 Yrigoyen fue
elegido para ocupar la presidencia.
ALEJANDRO CATTARUZZA – HISTORIA DE LA ARGENTINA
Yrigoyen llega a la presidencia
Yrigoyen llega a la presidencia en 1916. En 1922 lo sucedió otro presidente
radical Marcelo T de Alvear y seis años más tarde, en1928, Yrigoyen volvía a la
presidencia luego de una gran elección. Este periodo habría de cerrarse el 6 de
septiembre de 1930, cuando el general José Félix de Uriburu encabezo un golpe de
estado con el apoyo de sectores de las fuerzas armadas, de gran parte de la
oposición al radicalismo, la prensa e importantes franjas de la opinión pública.
El mundo político argentino estaba muy fragmentado. Y en las elecciones de 1922
dos agrupaciones radicales presentaron candidaturas diferencias a presidente: la
UCR cuyo candidato fue Alvear, y la UCR Principista, que promovió la candidatura
del dirigente entrerriano Laurencena.
La disputa central: la importancia de las imágenes
Durante estos años la disputa política argentina tuvo su núcleo en el conflicto
entre el radicalismo y quienes habían sido los beneficiarios del antiguo orden.
En esas luchas desempeñaron un papel de importancia las imágenes que de sí mismo
y del adversario construyeron los contendientes.
Por su parte, Yrigoyen construyo de sí mismo una imagen sobria y austera,
alejada de cualquier ostentación. Para él y para muchos otros dirigentes y
activistas radicales, la UCR era algo más que un partido político. El
radicalismo era concebido por ellos como la expresión de la mismísima nación, de
toda ella. Según ellos, era ‘ser dos veces argentino’.
Entre sus adversarios conservadores paulatinamente se extendió la imagen de los
gobiernos radicales como gobiernos de los incapaces, ya que integraban sus filas
hombres de otros orígenes o hijos de inmigrantes. Otra nota que la oposición
destaco negativa fue la ruptura del protocolo en las relaciones entre el Poder
Ejecutivo y el Legislativo por parte de Yrigoyen.
De llano al gobierno
La posición del gobierno nacional no era cómoda, dado que tanto en el Congreso
como en muchos gobiernos de las provincias estaban en manos opositoras. Yrigoyen
busco desactivar estas bases de la oposición. EN el caso de las provincias
busco, apelo a las intervenciones que se sucedieron a lo largo de su presidencia
y en varias oportunidades se establecieron por decreto, con alarguen de que
habían llegado a esa posición por efecto de las manipulaciones en las
elecciones.
En cuanto al desempeño en el gobierno, hacia 1916 los radicales apenas disponían
de dirigentes entrenados en el manejo de la administración o con practica
parlamentaria reciente a nivel nacional. Ente los varios frentes que debió
asumir el gobierno radical se destaca el de la política exterior, ya que la
Primera Guerra mundial seguía su curso, es cuando Yrigoyen decide mantener la
neutralidad.
La guerra había impactado la economía local. Se produjo una baja general en el
comercio internacional, y tanto las exportaciones como las importaciones
disminuyeron. Finalizada la guerra, 1918, se produjo una cierta recuperación
parcial de la actividad económica internacional. En esta etapa la inflación
complico la situación y en los comités radicales llego a venderse carne y pan
radical, más barato que los corrientes. Con el objetivo de solucionar el
problema de financiamiento de las actividades estatales, Yrigoyen presentó al
Parlamento un proyecto de impuesto a los ingresos personales, que sin embargo no
fue tratado.
El presidente también intento ubicar al gobierno como árbitro frente a los
conflictos obreros. El recibió delegaciones sindicales, atendió varios de sus
reclamos y se negó a reprimir. La política de Yrigoyen fue criticada por la
oposición conservadora que lo denunciaba por su debilidad ante el desorden
social.
La candidatura de Marcelo T de Alvear
Al llegar Yrigoyen al poder, le ofreció el cargo de ministro de guerra a Alvear
quien declino la propuesta. Finalmente fue nombrado ministro plenipotenciario en
Parios. Durante la guerra Alvear manifestó diferencias con las posiciones de
Yrigoyen, pero termino por aceptar la línea fijada por el presidente.
Hacia 1921 Yrigoyen definió apoyando la candidatura de Alvear, quien fue
convertido en el candidato oficial en la Convención Nacional de la UCR. Es
necesario considerar que hacia 1922 Alvear era un importante dirigente, con
experiencia parlamentaria y diplomática, de lealtad probada, con extensa
pertenencia partidaria y relación personal con el líder.
¿Un nuevo eje de conflicto político?
En 1924 un grupo de radicales disconformes organizaron un partido diferenciado
llamado UCR Antipersonalista. Se distanciaron de Yrigoyen. Muchos de quienes lo
conformaban tenían largas y destacadas trayectorias radicales, que incluían
desde la participación en revoluciones hasta el ejercicio de responsabilidades
parlamentarias y ejecutiva.
Por otro lado, interpretando el anti personalismo como una escisión conservadora
impulsada por quienes no eran verdaderamente radicales, los partidarios de
Yrigoyen hicieron de su figura la encarnación de una política popular, atenta
los humildes, antimperialista y de defensa de la soberanía nacional.
Las líneas de acción del gobierno de Alvear
Se creó la fábrica nacional de aviones en Córdoba, se creo una dirección general
de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, se volvió a proponer al Congreso la
creación de un impuesto a los bienes personales, que tampoco recibió
tratamiento.
El Ejecutivo impulso una sanción de varias leyes laborales, algunas
reglamentaban el trabajo de mujeres y menores en los territorios nacionales y en
Capital, y en 1926 se estableció el descaso dominical. En 1924 se envió al
Congreso un proyecto de ley que establecía el feriado para el 1° de Mayo, el
proyecto no fue tratado pero el feriado se estableció por decreto.
Proyecto de extender el sistema de jubilaciones impulsado por el Ejecutivo en
1924, el cual termino fracasando.
Disminución del número de huelgas.
La vuelta de Yrigoyen
El camino hacia el golpe de estado
Yrigoyen comenzaba su segundo mandato amparado en el notable éxito electoral.
Sin embargo, los primeros indicios de la crisis que finalmente habría de llevar
la caída de Wall Street en octubre de 1921 se hicieron sentir en Argentina. Los
fondos fiscales menguaron, el gasto del estado disminuyo y afecto una de las
piezas centrales de la maquinaria oficial: se produjo una baja de sueldos y
comenzó un proceso inflacionario. El conflicto se intensifico ya que el
oficialismo volvió a recurrir a las intervenciones para terminar de reducir a
los opositores. Pronto se llegó a la violencia, y cobro la vida de Carlos
Washington Lencinas, dirigente mendocino antipersonalista y poco después el
propio Yrigoyen fue víctima de un atentado, fallido, a cargo de un anarquista
que actuaba en soledad. Y a medida que avanzaba el año 1930, entre
enfrentamientos callejeros y un clima inestable, se multiplicaron las
movilizaciones contra el gobierno.
La oposición incluía además de los partidos a órganos de prensa y agrupaciones
estudiantiles.
En los momentos anteriores al 6 de septiembre, existían en el ejército dos
corrientes implicadas en la organización del golpe: una reunida alrededor de
Justo y otra dirigida por el general José Félix Uriburu. Justo convocaba a
quienes exhibían un perfil ideológico conservador moderado y liberal, entre los
cuales se contaban algunos antiguos radicales mientras que con Uriburu se
alineaban algunos antiguos conservadores ahora virados hacia posiciones de
derecha más extremas y los jóvenes nacionalistas.
Por su parte, el Partido Socialista y el Partido Demócrata Progresista
exhibieron recelo ante la salida golpista, ambas agrupaciones compartían el
diagnostico que indicaba que el yrigoyenismo había llevado a las instituciones a
una situación crítica.