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Maira & Baumann
Estado débil y sus funciones
A partir de 1947 y hasta 1991, se mantuvo vigente un orden internacional
bipolar, el escenario de la lucha de dos potencias, Estados Unidos al
frente del bloque capitalista y Rusia al frente del bloque comunista. Esta
rivalidad, fue alentada por diferencias en varios ámbitos: de orientación
política, posición sobre el papel del Estado, políticas económicas y
funcionamiento de sus sistemas, liberal o marxista, y dio como resultado
una carrera armamentista que se denominó Guerra Fría.
Este modelo brindaba ciertas certezas que daba un sentimiento de
equilibrio. Los Estados Nacionales eran la base fundamental de las
interrelaciones en el modelo y factores importantes para el mantenimiento
de este sistema bipolar. Estos Estados estaban constituidos por una trípode
de soberanías: la soberanía militar, ya que tenían el monopolio del
ejercicio de la fuerza para garantizar el orden dentro del territorio y
para proteger sus fronteras de amenazas externas. Soberanía económica,
defendiendo y favoreciendo sus mercados internos con políticas
proteccionistas. Y por último la soberanía cultural para contar con una
identidad de la mano de tradiciones y costumbres. En ese momento el
escenario global era donde los Estados se relacionaban mediante conflictos
y negociaciones.
Cuando la Guerra Fría finaliza, quedando como victoriosa la potencia
neoliberal, tiene como consecuencias el fin de la Unión Soviética, cuyos
integrantes abren su economía al modelo capitalista, la fragmentación de
países, independización de éstos, nuevos conflictos religiosos y étnicos, y
el inicio de un proceso de transición universal al neoliberalismo. Se
termina la totalidad y da lugar a un nuevo orden o desorden internacional
de la mano de la globalización. El mundo ya no se ordena en Estados
Nacionales sino por bloques del poder, los cuales coordina estos Estados en
una soberanía mayor, una integración supraestatal.
Todas las soberanías sufren, las fuerzas transnacionales erosionan al
Estado Nación. Ya no pueden mantener el equilibrio entre consumo y
productividad, con el cambio de modelo, ya no se implementan políticas
proteccionistas, y si intentan intervenir los mercados mundiales los
castigan. Su única tarea en el nuevo sistema, es la de garantizar el orden
interno, manteniendo el monopolio del ejercicio de la fuera, si es
necesario con represión, para que haya un ambiente óptimo para la agenda
neoliberal. Los estados soberanos son ahora débiles, a la merced de la
liberación y la globalización.
Esto da por finalizado al Estado Nacional como organizador del sistema
internacional y da lugar a un nuevo sentido común internacional con
tendencias al unipolarismo y multipolarismo, cambiando constantemente.
Unipolar, con respecto a los medios de comunicación más influentes como la
base principal de la información que circula por todo el mundo, que son
norteamericanos; y presentando a Estados Unidos como la mayor fuerza
militar del mundo, capaz de intervenir cualquier país para proyectar sus
intereses.
Multipolar, teniendo en cuenta que la supremacía económica de Washington
fue reemplazada por grandes bloques económicos regionales, como por
ejemplo: la Unión Europea, el Tratado de Libre Comercio de América del
Norte (NAFTA) y el Foro Económico de Asia y el Pacífico (APEC). La
competitividad y cooperación entre estos bloques dio lugar a innovaciones
productivas e increíbles avances científico-tecnológicos. Y también desde
el punto de vista político, presentándose distintas corrientes, con más
alternancia en el poder, despertando nuevamente la influencia de la
izquierda alrededor del mundo.
La crisis financiera y productiva ayudó a la economía multipolar,
restándole influencia a Estados Unidos (país que tuvo su mayor recesión
económica en 2008) y al G7; y posicionando al BRIC y al G20. El
unipolarismo militar se vio corregido con la división de recursos que hizo
Estados Unidos a la hora de invadir Iraq y Afganistán.
La revolución científico-técnica, sumada a la innovación tecnológica,
cambia la economía, su organización y los vínculos. Los Estados debilitados
suman una función central: la representación del Estado ante el mundo,
controlando las relaciones internacionales con distintas regiones
económicas, es decir, con el ejercicio de políticas supranacionales. En
América Latina la iniciativa más importante es el MERCOSUR.
Dentro del territorio, también existen divisiones regionales con
características económicas particulares como las condiciones geográficas,
el clima, el relieve y su producción económica específica. Se empiezan a
aplicar políticas subnacionales, que se trata de la existencia de acuerdos
entre estas regiones, por parte de entidades no estatales pero reconocidas
por el Estado, para ampliar el mercado de la
producción interna de cada región y atender problemáticas en común.
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