Weber – El político y el científico. Unidad 2

La carrera de un joven que quiera consagrarse a la profesión científica comienza normalmente por la función de- Privadatdozent-. Después de haberse puesto al habla con el titular de la especialidad presenta un obra original, sin salario, permitiéndosele profesar cursos cuyo objetivos fija dentro de los límites de su maestro.

En Estados Unidos, recibe un salario desde la primer instancia, aunque este sea bajo (se compara con el de un obrero medianamente cualificado). En principio tiene derecho a dictar clases sobre todos los temas de su especialidad, sin embargo puede ser destituido

En la actualidad puede verse la ampliación de la Universidad en nuevas ramas de la ciencia, siguiendo patrones americanos , convirtiéndose en empresas de capitalismo de Estado, produciéndose la misma situación de todos aquellos lugares en los que interviene la empresa capitalista: la separación del trabajador y de los medios de producción . El trabajador está vinculado a los medios de trabajo que el Estado pone a su disposición, si situación es tan precaria como cualquier otra existencia proletaroide.

La vida universitaria alemana se americaniza, como se americaniza nuestra vida entera, afectado con el tiempo a aquellas disciplinas, como el artesano, que es propietario de los medios de trabajo.

Las ventajas técnicas de esta situación son indudables, como lo son las de toda empresa capitalista y burocratizada

La vida académica se presenta como puro azar. No le bastara estar cualificado como sabio sino que también debe estarlo como profesor y estás dos cualidades no se aplican recíprocamente.

En la actualidad la situación interior de la vocación científica está condicionada, en primer lugar, por el hecho de que la ciencia ha entrado en un estadio de especialización, en el que se va a mantener para siempre. Solo mediante una estricta especialización puede tener el trabajador científico ese sentimiento de plenitud.

En el campo de la ciencia solo tiene personalidad quien esta pura y simplemente al servicio de la causa.

Nada tiene valor para el hombre en cuanto hombre si no puede hacerlo con pasión, sin embargo por más auténtica y profunda que sea esa pasión no es posible forzar con ella el resultado. No es más que una condición previa de lo que sí es decisivo, de la inspiración. El trabajo científico está inmerso en la corriente del progreso, todo logro científico implica nuevas cuestiones. El progreso científico constituye una parte, la más importante, de ese proceso de intelectualización, esta y la racionalización significan que todo puede ser dominado mediante el cálculo y la previsión.

Cabe preguntarse si todo este proceso tiene algún sentido cognoscible que va, ya más allá de lo puramente técnico. El problema ya no sería solo el de la vocación del científico, el del significado que la ciencia tiene. Se trata de determinar que es la vocación científica y cuál es su valor.

El descubrimiento de uno de los mayores instrumentos del conocimiento científico, el concepto. El segundo gran instrumento del trabajo científico es el experimento racional como medio de una experiencia controlada.

Todo trabajo científico tiene siempre como presupuesto la validez de la lógica y de la metodología, todo trabajo científico tiene aún otro supuesto necesario, el de que el resultado que con él se intenta obtener es importante –digno de ser sabido-. La ciencia proporciona conocimientos sobre la técnica que mediante la previsión sirve para dominar la vida, tanto las cosas externas como la propia conducta de los hombres. La ciencia proporciona métodos para pensar, instrumentos y disciplina para hacerlo.

El deber del profesor es exigirle que tenga la probidad intelectual necesaria para comprender que existen dos tipos de problemas heterogéneos; la constatación de los hechos y la respuesta a la pregunta por el valor de la cultura y de sus contenidos concretos y dentro de ella cual debe ser el comportamiento del hombre en la comunidad cultural y en las asociaciones políticas.

El profesor no ha de hacer política en las aulas y menos ocuparse de la política desde el punto de vista científico. El profesor es el que habla y a los oyentes no se le permite hacer ningún tipo de crítica