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Juan Carlos Torre, Los años peronistas.
La historia política de la Argentina del S20 se divide entre lo previo al peronismo y lo posterior a él. Con el surgimiento de este partido se dejó de lado el antiguo bipartidismo encarnado por los radicales y los conservadores, en lugar de esta se levantó otra, mas cargada de contenidos de clase y que contenía los conflictos de la expansión de los derechos sociales y la integración de los trabajadores.
Aquella hostilidad que antes se daba entre los conservadores y los radicales, ahora sucedía entre los antiperonistas y los peronistas durante el momento de ascenso al poder de Perón y la consolidación de su régimen.
• La revolución del 4/06 y el ascenso político de Perón.
El 4/06 el gobierno de Castillo fue desplazado y se dio un nuevo ciclo destinado a producir transformaciones de amplio y duradero impacto en los equilibrios políticos y sociales del país.
Previamente a la asunción, Arturo Rawson, quien estaba pensado como quien encabezaría el golpe renuncio y fue reemplazado por Ramírez, ministerio de guerra del antiguo régimen.
La revolución de Junio fue la obra de unas fuerzas armadas atravesadas por los principales contrastes que dividían a la vida política nacional.
Una de ellas era la neutralidad del gobierno anterior, el cual era visto como la resistencia a la cruzada mundial de las democracias contra el fascismo. EUA respondió a la neutralidad con la suspensión de la venta de armamento.
El otro motivo, era la depuración de las prácticas políticas de la restauración conservadora durante la presidencia de Ortiz, quien busco un acercamiento con los radicales, anulando las elecciones fraudulentas e interviniendo otras.
En 1940, Ortiz delega el poder a Castillo porque estaba enfermo y Castillo volvió atrás con lo que se había hecho y recurrió otra vez al fraude para asegurar las victorias electorales de sus contados aliados políticos, se replegó sobre el respaldo que le brindaban sus apoyos en las Fuerzas Armadas.
En 1943 Castillo designo como candidato presidencial a Patrón Costas, quien reunía los rasgos más irritativos de la restauración conservadora y quien simpatizaba con la causa aliada y la posición de EUA.
Ante esto las fuerzas armadas, tanto los oficiales que mantenían viva la idea de una regeneración de las prácticas políticas como los que eran partidarios del neutralismo encontraron en dicha postulación razones para coincidir en un Golpe de Estado.
Las distintas facciones militares se sumaron a la Revolución de Junio creyendo cada una que de ese modo quedaba despejado el camino para sus propias aspiraciones. Los rumbos del alzamiento militar permanecieron inciertos en los meses iniciales.
Quienes primero vieron frustradas las esperanzas puestas en el golpe fueron los radicales, luego los que abogaban por la ruptura con el Eje.
En Octubre del mismo año se dio una revolución dentro de la misma revolución y por ende el poder paso a manos del Grupo de Oficiales Unidos que se formó en los meses previos al golpe, para si se reservaron las posiciones clave en el Ministerio de Guerra y en la presidencia y desde allí, en cuatro meses se apoderaron de la conducción política de la Revolución de Junio.
Estos jóvenes concebían el 4/06 como la oportunidad histórica para reorganizar las bases institucionales del país a fin de ponerlo al abrigo de la corrupción de los políticos y de la amenaza comunista.
Entre sus medidas, redoblaron las medidas represivas contra los grupos de izquierda y los sindicatos, declaración fuera de la ley a los partidos políticos, intervinieron las universidades e implantaron la obligatoriedad de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas.
En la opinión democrática del país y del exterior el régimen militar fue visto como un experimento fascista.
En 1944 Ramírez decidió romper relaciones con el Eje y le costó su lugar a Ramírez, quien fue reemplazado por Farrell y también desencadeno una puja entre los miembros del GOU, de la cual emergería Perón.
El golpe de Estado lo habría de encontrar detrás de los altos oficiales ligados al rival de Uriburu, Agustín Justo.
Ambos sectores tenían visiones opuestas sobre los objetivos de la Revolución del 30.
Uriburu era favorable a un régimen militar que llevara a cabo una reforma institucional para suprimir los partidos y dar lugar a un sistema corporativista. Por el contrario, los de Justo estaban inclinados por una intervención militar transitoria seguida por el llamado a elecciones y la vuelta al gobierno civil.
Años después, Farrell lo incorporo a su gobierno y fue Perón uno de los miembros de la logia militar que habría de apoderarse del control político del golpe. Perón le proporciono a la revolución dos cosas las cuales carecía: un programa social y económico y la apertura hacia grupos estratégicos de la sociedad.
En julio de 1944 acumulando los cargos de vicepresidente, ministro de guerra y secretario de trabajo se convirtió en el jefe virtual de la revolución.
En mayo de 1944 fue creado el Consejo Nacional de Posguerra que tenía como objetivo preparar un programa económico que permitiera al país sobrellevar las consecuencias del fin inminente del conflicto bélico en el mundo.
Otra iniciativa trascendente de Perón fue en octubre de 1943 al frente del Departamento Nacional de Trabajo, la cual utilizo para enfrentar los demonios del comunismo mediante una política de concesiones de a los trabajadores mediante el acercamiento con los principales dirigentes sindicales.
Resuelta la disputa interna de la elite revolucionaria en 1944, las promesas de Perón se convirtieron en una rotunda e innovadora realidad; los poderes públicos irrumpieron en la vida de las empresas. Los primeros beneficiaros fueron los gremios más organizados de la época.
Pero más allá de las políticas laborales de Pero, estas no alteraron esa visión crítica de la resistencia democracia, ya que exhibían mucho en común con empresas corporativistas europeas como para facilitar la valoración de cuanto tenían de innovadoras en el contexto local.
En un manifiesto público, muchos de los que poco antes habían aplaudido las medidas oficiales a favor de la industria cuestionaron las concesiones a los trabajadores y denunciaron a la secretaria de trabajo por alentar la agitación social en las empresas.
Por su parte, los sindicatos organización un gran acto en defensa de las reformas laborales, la preocupación de los sindicalistas estaba en ubicarse en el bando ganador
Ante esta situación Perón tomo una decisión estratégica en la cual proclamo el advenimiento de la era de las masas, el fin de la dominación burguesa y convoco a los trabajadores a movilizarse contra el complot reaccionario que amenazaba lo hecho por la Revolución de Junio.
El llamado a los trabajadores no habría de suscitar en ellos una respuesta inmediata y serviría más bien para dar la señal a la acometida final del movimiento opositor.
El 9/10 la guarnición de Campo de Mayo impuso a Perón la renuncia a todos sus cargos y tres días más tarde fue enviado a Martin García, ya que había despertado recelos y críticas entre los sectores de la oficialidad.
El 16/10 los dirigentes sindicales se reunieron en la CGT y declaración la huelga general. En la mañana del día siguiente, columnas de manifestantes comenzaron a afluir con la consigna de la libertad a Perón. Poco antes del mediodía los oficiales de Campo de Mayo le solicitaron al Gral. Avalos autorización para avanzar sobre la ciudad y empezar la represión pero se negó y les ordeno permanecer mientras él se hacía cargo.
En consecuencia, inicio negociaciones con oficiales cercanos a Perón y el acuerdo final fue que Avalos y sus aliados debían renunciar, Farrell nombraría un nuevo gabinete con hombres de Perón y este quedaría fuera del gobierno para poder postularse como presidente.
• Primera Presidencia
Las elecciones generales que despejarían la vía de la transición democrática fueron convocadas para el 24/02/46. Para los cuadros de oficiales el ex vicepresidente representaba la continuidad del proyecto revolucionario y su victoria en las urnas la oportunidad para poner a salvo el prestigio militar.
Razones parecidas condujeron a Perón a ser también el candidato de la Iglesia, las fuerzas de la oposición no ocultaron tampoco su intención de poner fin a la orientación clerical del régimen militar. Las máximas autoridades de la iglesia dirigieron su atención a los partidos políticos solo para comprobar que en sus filas prevalecía un espíritu de revancha contra la revolución de junio como contra las conquistas que esta garantizara al mundo católico.
Perón y quienes lo apoyaban debieron organizar en breve plazo su coalición electoral. Un componente fue el partido laboralista y el otro la UCR-Junta Renovadora.
Las fuerzas de la oposición se nuclearon bajo el estandarte de la Unión Democrática, su programa no fue menos novedoso ni más conservador que el sostenido por la coalición peronista.
Dos incidentes marcaron la batalla electoral, por un lado el decreto firmado por Farrell invocando instrucciones expresas dejadas por Perón que establecía mejoras en las condiciones laborales de los trabajadores, las cuales fueron rechazadas por los empresarios y por otro lado, la aparición de Braden en la campaña electoral, lo cual dio lugar a un discurso nacionalista por parte de Perón para cerrar su campaña electoral.
El 24/02 la coalición peronista se impuso, pero no de forma abrumadora. El probable que el informe Braden y la entusiasta recepción que encontró en sus filas le haya restado apoyos potenciales, así mismo la exclusión de los conservadores también afecto.
El mapa electoral que emergió de los comicios tendió a reflejar las principales fracturas de la sociedad. En las grandes concentraciones urbanas el electorado obrero se volcó en masa en favor de Perón mientras que la oposición recogió sus votos en las clases medias y altas; en las zonas rurales la penetración peronista en las clientelas populares de los partidos tradicionales también fue amplia.
El 24/02 la coalición oficialista resolvió exitosamente su objetivo que era asegurarse el control del poder por medios constitucionales. Otra cuestión que debían dilucidar era la participación institucional que correspondía a las fuerzas reunidas en torno de su candidatura.
Pocos días antes de asumir la presidencia, Perón ordeno la disolución de los partidos de la alianza electoral y llamo a la creación de un nuevo partido invocando la necesidad de tener un movimiento cohesionado para gobernar con eficacia y unidad.
Cuando en 01/1947 los organizadores del nuevo partido se dirigieron a Perón para que aprobara llamarlo Partido Peronista sancionaron otro y más decisivo rasgo de la estructura política del movimiento. El personalismo fue una consecuencia casi inevitable. Perón llego a ocupar la posición intransferible de conductor político y de enunciador e interprete autorizado de las iniciativas e ideas del movimiento que se reconocía en su nombre.
Las elecciones internas de 09/47 fueron escenario de fuertes enfrentamientos entre los sectores de origen laboralista y los de origen político, con episodios de fraude y de abierta rebelión ante los resultados.
Una vez doblegadas las resistencias al reagrupamiento político de sus fuerzas adictas, Perón apunto hacia el último bastión donde se habían refugiado los sobrevivientes de la experiencia laborista: La CGT. Luis Gay fue electo secretario general y pretendió seguir una línea de colaboración con el gobierno pero desde una posición de independencia y ello lo enfrento con Perón. En 01/47 Gay presento la renuncia y el resto de la vieja guardia sindical por replegarse a sus organizaciones.
Además del Partido Peronista y la CGT, otro pilar fundamental del régimen eran las Fuerzas Armadas. Luego de ser elegido por el voto popular procuro presentarse como un hombre de armas con el fin de atraerse la solidaridad de la corporación militar. Si bien se registró una alta participación de los militares en las principales funciones de gobierno, la institución como tal no fue involucrada.
Estos fueron años de expansión y modernización de las fuerzas armadas, con un aumento en el presupuesto militar que llevo a la Argentina a ser el país con mas gastos en defensa de la región.
El nacionalismo, la industrialización y el anticomunismo coincidían con creencias arraigadas en el cuerpo de oficiales.
La iglesia contribuyo al afianzamiento del nuevo régimen. El decreto que implantaba la enseñanza religiosa en las escuelas emitido en 1944 fue convertido en ley en 1947, la participación oficial en las ceremonias religiosas, la convocatoria a numerosos cuadras católicos a desempeñar cargos públicos. Estas circunstancias condujeron a la jerarquía eclesiástica a ofrecer un fervoroso apoyo al nuevo régimen. Mas tarde, la intervención gubernamental en el campo de la asistencia social y el uso político de la enseñanza ebilitaron el entusiasmo de los obispos.
Con el respaldo de las fuerzas armadas y la iglesia y la adhesión de una masa popular progresivamente encuadrada bajo una conducción centralizada, el nuevo orden tenia un futuro seguro. No obstante, peron se propuso reforzar el régimen mediante mecanismos de control burocráticos y represivos.
La primera victia fue la Corte Suprema, sus miembros fueron a juicio político en 09/46 y ocho meses después fueron destituidos. La universidad también paso por un proceso de depuración tras la expulsión de miles de profesores hostiles, las agrupaciones fueron declaradas fuera de la ley y la nueva legislación suuprimio gran parte de las instituciones de la Reforma del 18.
Quienes sobrevivieron con cierta independencia se ocuparon de no desafiar en forma ostensible el tono uniforme utilizado por la Secretaria de Prensa y Difusion para celebrar las políticas del régimen peronista.
La oposición política quedo limitada a las tribunas parlamentarias. La aplicación de la Ley Saenz Peña otorgo a los peronistas no solo el control del Poder Ejectuvio sino un amplio dominio de la Camara baja.
Garantizada su legitimidad en el plano interno, el nuevo gobierno busco una reaproximación a los Estados Unidos. Bajo la guía de los EUA, el continente americano se alineaba en la nueva división política del orden mundial. Asi mismo, también se permitio un gesto de independencia y retomo relaciones con la Union Sovietica.
Estas iniciativas coexistieron con la Tercera Posicion en el plano internacional, esta se condensaba en una doble demanda: el respeto por la autodeterminación de los Estados Nacionales y la aspiración a un orden económico mundial mas equitativo. Los matices de la tercera posición se correspondían mal con las simplificaciones propias de la guerra fría y fueron una fuente permanente de tensiones en sus relaciónes con los EUA.
Al final de la guerra, Argentina se encontró libre de deuda externa, con importantes reservas de divisas, una gran demanda y altos precios para sus exportaciones de alimentos y una industria en crecimiento.
La política económica de ese momento estaba caracterizada por la expansión del gasto publico, la política de nacionalización, la distribución mas equitativa del ingreso nacional y el régimen de incentivos que premio las actividades orientadas al mercado interno.
La económia peronista no fue el resultado de una estrategia exclusivamente económica. Los apoyos sociales condicionarons sus opciones en materia económica.
La opción hecha en favor de la industria se completo con asegurarle un sostenido nivel de actividad via la expansión de la demanda interna mediante el aumento de los salarios nominales, los cuales convertidos en aumentos de salarios reales condujeron a un incremento del consumo popular que impulso la producción industrial.
La política económica del peronismo fue posible gracias a la combinación de un conjunto de circunstancias favorables. Las reservas de fondos externos acumulados durante la guerra permitieron afrontar la nacionalización de ferrocarriles, teléfonos, gas, marina mercante y aerolíneas. La abrupta mejoría en los precios de las exportaciones agrícolas en 1945 facilito el financiamiento en divisas de la económica peronista. La creación del IAPI tuvo el virtual monopolio del comercio exterior y le dio el acceso indirecto a esa fuente de recursos. Los recursos movilizados por el IAPI, junto al ahorro forzoso proveniente de un régimen de jubilaciones con fuerte superávit en sus orgines y una amplia batería de impuestos directos e indrectos que recayeron sobre los estatos de mayores ingresos, fueron conformando la imagin de un Estado rico y generoso.
La excepcional evolución del mercado internación de posguerra, los acredios ingresos fiscales y la masificación del ahorro institucionalizado fueron las condiciones de posibilidad de la económica peronista, plasmada en el primer plan quinquenal de 1947.
Para la masa de los migrantes provenientes del interior la incorporación al trabajo de mercado urbano implico de hecho una elevación social ya que ponía a su alcance ocupaciones con salarios superiores a los que recibían en sus lugares de origen. Ello ocurrio sea ascendiendo en sus empresas a puestos mejor remunerados, sea instalándose por su cuenta para atender la mayor demanda de servicios personales de la economía urbana.
Los contigentes de las clases medias experimentaron también un incremento con el aporte de los nuevos pequeños y medianos propietarios de la industria. Los sectores trabajadores vieron ampliarse sus horizontes de vida mas alla de sus neeesidades inmediatas. Para las clases medias se abrieron nuevas fuentes de conforte y de expectativas.
Los grandes propietarios del campo escogieron una politia de acomodación. Peron facilitio las cosas designando a uno de ellos al frente del Ministerio de Agricultura y Ganaderia. Distinta fue la actitud de los empresarios indsutriales, que recibieron al gobierno de Peron nombrando en la Union Industrial una conducción anticolaboracionista.
Poco a poco también ellos fueron reconciliándose con la nueva situación al comprobar que la política oficial no pasaba por la confiscación de los beneficios de la favorable coyuntura económica.
Con el apoyo oficial los sindicatos continuaron reclutando nuevos afiliados. Los nuevos convenios comportaron una verdadera redistribución del poder en las al incorporar garantías y ventajas a los trabajadores que recortaban la autoridad patronal. El congreso dio fuerza de ley a los beneficios otorgados por el decreto de la revolución de junio. Estos mayores niveles de protección laboral cobraron vigencia efectiva al compas de la ola de movimientos reivindicativos que acompaño el ascenso del peronismo al poder.
En estos primeros años la huelga fue el instrumento mediante el cual los trabajadores uscaron replicar en el terreno de las relaciones laborales la victoria alcanzada en las urnas.
El gobierno prosiguió ensanchando los cambios en el nivel de vida de las clases trabajadoras mediante las políticas de un incipiente Estado Benefactor. Junto a estas políticas de democratización del bienestar se otorgo una dignidad hasta entonces desconocida a los valores y practicas del mundo del trabajo. La justicia social condujo a una mayor integración sociopolítica de los trabajadores.
El vinculo establecido entre Peron y los trabajadores resulto ser solido y duradero. Ello se puso de manifiesto cuando el gobierno tuvo que frenar las demandas de los trabajadores por problemas económicos y cuando inicio la supresión sistemática de las expresiones de independencia que surgían desde las filas del sindicalismo.
La lealtad a Peron se hizo extensiva a Evita. Sus mayores responsabilidades se dieron en el marco de una división de tareas en la estructura del poder peronista, Evita tomo a su cargo la activación política del moviiento oficial. Su intervención fue visible desde las oficinas del Ministerio de Trabajo, donde se instalo para recibir a las delegaciones obreras, escuchar sus demandas y prometerles hacerlas llegar. También distribuyo premios y castigos a los dirigentes sindicales y se ocupo de extender la justicia social a los sectores mas marginales de la población, el subproletariado urbano y los sectores populares de las provincias menos desarrolladas. Creo una vasta red de asistencia sociales a través de su fundación, sostenida con donaciones no siempre voluntarias de empresas, fondos públicos y aportes regulares de los trabajadores.
La properidad económica, el apoyo popular y el autoristarismo contribuyeron a que el régimen se desenvolviera sin tropiezos.
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