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Rouquie
Se puede distinguir entre militarismo reiterado, casi institucionalizado, y autoritarismo “de ruptura”, así como entre regimenes militares con proyectos socioeconómicos conservadores o contrarrevolucionarios y ciertas formas de militarismo reformista o progresista. A partir de estas distinciones se pueden discernir tres modos de poder militar en AL:
1. Una tutela militar virtualmente permanente, aunque no estable, en la cual la excepción en términos constitucionales se ha convertido en la regla (Argentina, Brasil, El Salvador, Guatemala hasta mediados del 80’)
2. El militarismo catastrófico, en el cual unos militares que antes respetaban una tradición democrática arraigada trataron de fundar un estado contrarrevolucionario. (Chile y Uruguay después del 73’)
3. En los 70’ se intento hacer revoluciones militares que abarcaran una amplia serie de actitudes reformistas y nacionalistas, sin participación de las masas pero sin connotaciones populistas (Perú, Bolivia y Panamá).
En su análisis de los militarismos en America Latina va a dejar de lado a las dictaduras caribeñas y centroamericanas porque son dictaduras caudillistas y personalistas aliados con el capital extranjero y organizan el Estado como latifundio, como patrón, se trata de gansterismo estatal o dictadura sultánica. Se trata de que las fuerzas armadas no surgen como proyecto nacional.
Hay 3 tipos de militarismo moderno:
1) Republicas pretorianas (Argentina – Brasil)
2) Estado contra-revolucionario (Chile – Uruguay después del 73)
3) Revolucion Militar (Perú – Bolivia – Panama – Ecuador)
En las REPUBLICAS PRETORIANAS el rol de los militares es de tutela de la vida política. No es una situación estable, hace referencia a la idea del péndulo. Pero si es permanente. Podría agregarse a esta clasificación a El Salvador, Guatemala y honduas porque una vez dada la Revolucion Cubana se produce todo un proceso de guerrila en la década de los `60 y estos 3 ultimos países son elegidos por EEUU para instalar las bases militares y las fuerzas armadas serán la clase dirigente de la economía y garante del orden político, es la clase empresarial. La hegemonía militar duradera donde ha existido, databa en su mayor parte de los años 30’: la tutela militar, que duro medio siglo quedo prácticamente institucionalizada y el factor militar consiguió la categoría de socio político casi legitimo. Las Fuerzas Armas constituyeron verdaderas fuerzas políticas.
En el caso de Brasil hay una intervención de los militares en la vida política desde 1889, tambien en Argentina y Brasil las intervenciones militares permanentemente cumplen un rol de vigilia por el orden político, lo particular es que a partir del ’60 los golpes de Estado van a ser con el objetivo de quedarse con el poder político. En Brasil los dos principales partidos sus candidatos eran militares. En 1964 en Brasil y en 1966 en Argentina, son los años en que los militares se hacen del poder, ya no son guardianes sino que van a dirigir la política y ponen en evidenia la interna militar, con tradiciones nacionalistas, que se enfrentan a los militares modernos que integran la idea de la Docrtina de la Seguridad Nacion, que finalmente van a ser estos últimos quienes van a ganas mas fuerza. La particularidad de Brasil es que aun con el nuevo rol de los militares modernos y la impornta neoliberal, no hubo interrupción para la industrialización. Las empresas publicas siguen creciendo. Y otra particularidad es que fueron, según las conyunturas, la combinación de los partidos que participaban en el juego electoral y luego había momentos que eran mas represivos. Y paradójicamente surgen espacio que mas adelante sern sectores mas combativos.
En Argentina, la estabilidad de las autoridades legalmente constituidas estaba condicionada por el apoyo que recibían de los militares. El recurso constante a las fuerzas armadas produjo una fragilidad crónica del poder civil. Por su parte, los militares, especialmente al proscribir a los que ganaban (o hubieran ganado) las elecciones, convirtieron a Argentina en un país ingobernable. Además los presidentes minoritarios que tomaron posesión del cargo estuvieron sometidos a la vigilancia rigurosa de unas fuerzas armadas divididas en grupos con decidas afinidades civiles.
Si la intervención militar en la política no era legítima, al menos era legitimada por amplios sectores de la opinión pública. Cada levantamiento militar recibía el apoyo público o privado de los que se oponían a los que estaban en el poder. En las afirmaciones de la clase política las fuerzas armadas, a pesar de sus tendencias manifiestamente conservadoras y su histórico anticomunismo, no eran presentadas como partidarias de un sector ideológico o social concreto y exclusivo.
En Brasil, las fuerzas armadas estuvieron en el poder durante 21 años después del golpe de 1964. Pero, a diferencia de Argentina, fue una situación excepcional, ya que nunca había ocurrido desde la caída del Imperio. Existe la tesis que hasta en 1964 las fuerzas armadas ejercieron un poder moderador que habían heredado del emperador.
Entre 1930 y 1964 las fuerzas armadas, profundamente politizadas o por lo menos ideologizadas estuvieron divididas en dos tendencias principales cuyos enfrentamientos públicos interrumpían la vida política. No solo ocurría que el sector hegemónico dentro de las fuerzas armadas sancionaba y ratificaba los resultados electorales, sino que, además, todos los gobiernos tenían que neutralizar a sus adversarios en las fuerzas armadas con el fin de tener libertad de acción.
Por otra parte, las actividades de los partidos y grupos políticos se extendieron a las fuerzas armadas, de manera más o menos institucionalizada. A la inversa, los líderes de las fuerzas armadas organizaban clientelas y alianzas civiles y los oficiales pasaban constantemente a las actividades de la política.
EL autor pregunta porque las fuerzas armadas en 1964 no se limitaron a ejercer una función correctiva. Según el los factores determinantes de los acontecimientos de ese año, en el clima de la guerra fría, fueron complejísimos. La crisis de estado populista [1] fue una crisis del estado en general. La “revolución” de 1964 fue una fractura institucional cuyo propósito era reconstruir, sobre nuevos cimientos, una organización estatal reforzada.
En la esfera militar gana la corriente democrática, estrechamente vinculada con las fuerzas armadas de los EU. La revolución del 64’ no pensaba instaurar una nueva dictadura militar, pretendía reforzar y proteger al estado purificando el sistema democrático existente. Este proyecto moderado para una democracia supervisada no era factible; reveses electorales y movilizaciones de las masas contra las limitaciones impuestas a la democracia terminaron otorgándole al presidente poderes dictatoriales (1968) que degeneró en un régimen autoritario con fachada parlamentaria.
En 1969 se le otorga la tarea de fijar los objetivos y las bases permanentes de la política nacional.
En Argentina, donde las intervenciones militares suspendieron por completo los procedimientos representativos, la militarización era mas patente pero tomo variables formas bajo los diferentes regimenes militares. En 1976 la monarquía militar (Ongania) fue sustituida por un cuerpo colegiado.
La inclinación natural de los tecnócratas hace que sean partidarios de la planificación gubernamental y de la expansión del papel económico del estado.
El segundo tipo, el MILITARISMO CATASTROFICO O ESTADO CONTRA-REVOLUCIONARIO, mientras que en Brasil y Argentina la sociedad estaba acostumbrada a que la salida tras la crisis institucional era la dictadura o golpe militar, en Uruguay y Chile no lo era, porque con respecto al juego democrático la irrupción en el poder de los militares era catastrófico.
En el caso de Uruguay, el orden institucional era producto del crecimiento agroexportador, pendulaba en el bipartidismo entre colorados y blancos. Luego de la década de los ’60, la crisis económica hace que en Uruguay se geste el movimiento de Liberacion Popular y el Movimiento Tupamaru. Hay una irrupción en la vida política de aquellos sectores que antes se encontraban relegados. En 1971, dicho movimiento logra alcanzar el 31 % de los votos en Montevideo lo cual genera preocupación y finaliza con un golpe militar ordenado por las elites, pero su falta de experiencia, hacen que el presidente sea civil y a medida que avanza el proceso militar van a avanzar en la represión.
En el caso de Chile, es mucho mas sangriento el proceso militar, muy distinto al de Uruguay.. Los de la derecha y los militares en el ’64 temen el triunfo de los sectores populares. Salvador Allende había hecho una muy buena elección para ese año. Tanto desde EEUU y los sectores conservadores asumen la candidatura de Eduardo Frey, que realiza breves reformas, que se autodenomina revolución en Libertad. Las reformas son agrarias, urbanas y salariales, pero la industrialización genero problemas habitacionales. La democracia cristiana hizo algo que no puedo controlar que fue la activación de los sectores populares y no pudo canalizar esa propuesta. En 1970, Salvador Allende gana el 37% de los votos por la UNIDAD POPULAR. Tenia que ser ratificado en el Congreso ante la extrema derecho mata a un general, genera mas decontento y el congreso ante este atentado decide darle la presidencia a Allende. Pero mas adelante la derecha mas EEUU rompe el juego político democrático, hay sabotaje económico y propaganda contra la presidencia de Allende, boicots de los colegios profesionales.
Todas las reformas de allende, son con voto democratio por eso el socialismo chileno tiene esa particularidad.
Recocrte de ayuda internacional, inflación, mas mercado negro escacez.
1972 y 1973, el poder popular como se da el sabotaje y el desabastecimiento, hacen cordones industriales que van distribuyendo bienes producidos por la organización popular toman empresas abandondas por empresarios opositores.
Salavador Allende elige acercarse a la derecha cristiana que se une con la extrema derecha, que en el congreso vota en la ley de que ingresen los militares en los barrios populares, por que sospechaba que estaba repartiendo armas en estos. Es un boicot democrático.
A pesar de su larga tradición de estabilidad democrática y de sumisión militar a la autoridad civil, sufrieron de forma virtualmente simultáneas, feroces y duraderas intervenciones militares.
En Chile, la explicación del cambio radical se debe a las mutaciones habidas en el sistema político y las fuerzas armadas como en la inesperada elección de un presidente socialita minoritario en 1970.
En 1964 es elegido Eduardo Frei, democratacristiano, presidente gracias al apoyo conservador para evitar la ascensión de la izquierda.
Este pensaba buscar el apoyo de sectores sociales que tradicionalmente eran excluidos del proceso político al mismo tiempo que modernizaba el aparato productivo del país. Al prometer la justicia social y el incremento ininterrumpido de los salarios, Frei alentó las expectativas de la población trabajadora. Preemitió al campesinado formar sindicatos, lo que desató fuerzas a las que no pudieron satisfacer con rapidez ni controlar políticamente. Debido a la reforma agraria los conservadores que había vota a Frei se sintieron traicionados; el espectro político fue radicalizándose de forma creciente al volverse mas violentos los conflictos sociales. Al fomentar la participación de los tradicionales marginados, Frei violo el “pacto social implícito” en que se apoyaba la estabilidad del modelo político de Chile.
En estas circunstancias, nació y se propagó entre la derecha chilena una nueva ideología antidemocrática que le asigno a las fuerzas armadas un lugar esencial en la estructura de un nuevo estado.
Las fuerzas armadas, durante tres años, apoyaron a Allende y en nombre de la Constitución apoyaron la experiencia socialista. Estas tenían lazos estrechos con los EU. Chile era uno de los principales beneficiarios de la ayuda militar que los norteamericanos prestaban a América Latina. Allende disponía de pocos medios para contrarrestar la influencia de los EU sobre las dependientes fuerzas armadas chilenas.
EL sabotaje económico y el obstruccionismo parlamentario de la burguesía chilena exacerbaron una situación social que ya era tensa y acentuaron la polarización del país.
El golpe de estado tomo forma de un régimen contrarrevolucionario que, en nombre de la cruzada contra el comunismo, rechazó la culpable debilidad de la democracia representativa e impuso su proyecto socioeconómico. La aplicación generalizada de los principios de mercado y la resultante desestabilización de numerosos instituciones y actividades tenia por fin privatizar las demandas sociales y poner fin así a la acción colectiva y quizás incluso a la política.
En Uruguay, en 1973, lo que llevo al golpe de estado fue la bancarrota de determinado modo de desarrollo nacional. Los latifundios eran la base del Estado de Bienestar. Las grandes propiedades agrarias coexistían con una especie de socialismo urbano, de tal modo que las pautas de consumo de un país desarrollado dependían de una economía subdesarrollada. Se había logrado la estabilidad social y política, pero el precio habían sido unos bajos niveles de eficiencia productiva y una mediocre capacidad de adaptación a los cambios del entorno económico. L pauperización creó condiciones que pusieron en peligro el consenso social. Los principales dueños de los medios de producción [2] expresaron su oposición a las medidas redistributivas del estado de bienestar, así como a los traspasos que beneficiaban a los asalariados y favorecían a las industrias que producían para el mercado nacional. A finales del 67’ el gobierno trato de imponer un plan de estabilización y recuperación económica del cual formaban parte arbitrarias limitaciones salariales. Se dieron una ola de huelgas y surge el Movimiento de Liberación Nacional (MLN) “los tupamaros”. Que debilitaron la autoridad del gobierno.
Hasta entonces las fuerzas armadas uruguayas habían permanecido más ausentes que calladas. En 1971 se le permite asumir el papel de estar situadas por encima de los partidos políticos, con el derecho de erigirse en autoridad suprema y garante de los intereses nacionales. Se les confía la responsabilidad de suprimir las actividades subversivas.
En junio del 73? Se disuelven amabas cámaras legislativas y la creación de un consejo de estado por designación heredero sus poderes. Una serie de leyes institucionales reestructuró por completo el sistema político, militarizándolo en nombre de la lucha contra la sedición. Se adopto una lógica ultra liberal que tenía por fin promover la especialización de Uruguay en las industrias que pudieran competir eficazmente en los mercados internacionales. Esto no se realizó.
Y el tercer tipo, en esta clasificación, REVOLUCION MILITAR, se caracteriza por no tener un proyecto político, es decir un programa nacional populista.
Los experimentos progresistas efectuados por las fuerzas armadas a menudo han terminado bruscamente, o incluso se han transformado en una contrarrevolución.
En Perú los militares tomaron el poder con el fin de llevar a cabo desde una posición de fuerzas que el débil gobierno civil derrotado por ellos había sido capaz de poner en práctica: la modernización de la sociedad peruana y la reducción de la dependencia exterior del país sin perder de vista las limitaciones geopolíticas. Se pone EN Práctica una reforma agraria para responder al descontento rural y ala insuficiencia de la producción nacional de alimentos. Preponderancia del sector publico, nacionalizaciones. Experiencia termina en 1975 con la ciada del general Velasco Alvarado.
¿Qué explica esta revolución militar? Los oficiales reformistas que se hicieron del poder en 1968 no eran más que una minoría y los grupos de las fuerzas armadas conservadoras y pasivas siguieron su ejemplo solo por algunos años.
En Bolivia, la experiencia reformista fue todavía mas breve y su desenlace mas trágico. La oficialidad de las fuerzas armadas bolivianas acepto el giro a la izquierda del general Alfredo Ovando (1969) con el fin de proteger las instituciones militares mismas cuya impopularidad estaba en su apogeo. Revoca el código del petróleo, pone fina la ocupación militar de las poblaciones mineras y restaura derecho de los sindicatos. En octubre del 70’ le dan un golpe de estado. Cuatros días después hay un contragolpe del General Torres con apoyo de fuerzas populares, en agosto del 71 es derrocado.
Estos diversos experimentos de reformismo militar tuvieron muchas cosas en común. Los regimenes que los llevaron a cabo se distinguían por su paternalismo. Invitaban al pueblo a limitarse a ser espectadores de los cambios que lo beneficiaban.
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