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Sistemas Políticos Comparados
Resumen de "Ingeniería Constitucional Comparada" | Sistemas Políticos
Comparados (Cátedra: Aznar Saguir - 2017) | Cs.
Sociales | UBA
Sartori: Ingeniería constitucional comparada
Presidencialismo
Sartori comienza esta parte dando los criterios para que un sistema político sea
presidencial. En este, el jefe de Estado:
1. Es electo popularmente
2. No puede ser despedido del cargo por una votación del Parlamento o Congreso
durante su periodo pre-establecido.
3. Encabeza o dirige en alguna forma el gobierno que designa
Es así como existe separación de poderes en los sistemas presidencialistas.
Luego se pregunta sobre las posibles variaciones que permiten estos criterios,
en especial el primero. Concluye que “el punto general es este: que los sistemas
presidenciales (al igual que los sistemas parlamentarios) lo son por un lógica
sistémica, conforme a la cual se les puede agrupar” (pág. 3). Se debe comprobar
si una variación viola la lógica pero no inventar nuevos sistemas cada vez que
un país toma un instrumento de otro sistema.
Sartori considera que el presidencialismo ha funcionado mal. Para continuar, y
profundizar esto, se refiere al caso de EEUU. Considera que en este país se da
una estructura de poder dividida que genera parálisis y estancamientos. Por lo
tanto, “el sistema estadounidense funciona, o ha funcionado, ha pesar de su
Constitución, y difícilmente gracias a su Constitución” (pág. 5). Para
funcionar, el sistema de EEUU ha requerido de tres factores: 1) la falta de
principios ideológicos, 2) partidos débiles e indisciplinados y 3) una política
centrada en los asuntos locales.
Otro tema a tratar es el de América Latina. Considera que en este caso la
influencia de factores estructurales –atraso económico, desigualdad y otros
temas socioculturales- ha pesado mucho en la inestabilidad de los sistemas
políticos locales. Pero esto no impide que se analicen lo que tiene que ver con
la política.
El problema, para Sartori, es que se ha copiado el modelo de EEUU que de por si
funciona mal. Para solucionarlo muchas veces se ha buscado ampliar los poderes
presidenciales o quitarle determinadas alas. Frente a esto, algunos teóricos han
propuesto cambiar los sistemas por uno parlamentario. Sartori descarta esto.
Acepto que los sistemas presidenciales no pueden manejar crisis importantes pero
que la alternativa más valida es la del semipresidencialismo ya que el
parlamentarismo solo generaría nuevos problemas de gobernabilidad.
Parlamentarismo
En estos sistemas el parlamento es soberano. Por lo tanto, no existe separación
de poder entre gobierno y Parlamento. “Todos los sistemas que llamamos
parlamentarios requieren que los gobiernos sean designados, apoyados y según sea
el caso, destituidos, merced al voto del Parlamento” (pág. 11).
Ahora bien, existen por lo menos tres variedades del parlamentarismo. En un
extremo esta el parlamentarismo de tipo ingles, en el que el Ejecutivo prevalece
forzosamente por sobre el parlamento, en el otro extremo esta el tipo francés de
gobierno de Asamblea y en el medio se encuentra el parlamentarismo controlado
por los partidos. De todas maneras, “el problema subyacente, común a todos los
parlamentarismos, es el de tener partidos cuyos miembros no se aparten, en las
votaciones de las cámaras, de los lineamientos del partido” (pág. 11).
Sartori continuar desarrollando esto del poder compartido entre el parlamento y
el gobierno. Hay tres fórmulas:
• Un primero por encima de sus desiguales
• Un primero entre desiguales
• Un primero entre iguales
Un primero por encima de sus desiguales es el Jefe del Ejecutivo que a la vez es
el Jefe de Partido y es difícil que sea destituido por el parlamento. Es así
como gobierna a sus ministros y los puede contradecir.
Un primero entre desiguales puede no ser el líder del partido pero es difícil
que sea destituido por un simple voto de censura. Puede destituir a sus
ministros, pero es difícil que estos lo destituyan a él.
Un primero entre iguales es un primer ministro que cae con su gabinete, el cual
suele ser impuesto, teniéndose poco control sobre el grupo. Se trata del
gobierno de asamblea.
Sartori equipara los dos primeros al sistema ingles y alemán (a los que llama
sistema de primer ministro) y considera que estos son los sistemas
parlamentarios que funcionan.
Con respecto al sistema ingles, este presupone:
1. El gobierno de un solo partido
2. Un sistema de distritos electorales de un solo representante que lleva al
bipartidismo
3. Estricta disciplina partidaria
El modelo de Westminster termina dependiendo, así, de las siguientes
condiciones: 1) elecciones pluralistas, 2) bipartidismo y 3) disciplina
partidaria. El orden de fuerza es ese, por lo cual si falla uno se dará una
especie de efecto dominó. Por lo tanto, es fácil destruir el sistema inglés pero
no es fácil crearlo.
Si dentro de los sistemas de primer ministro el caso inglés es el más fuerte, el
alemán es el más débil. Los factores que han llevado al surgimiento del sistema
alemán son los siguientes:
1) la prohibición de los partidos opuestos al sistema
2) La Speerklausel (proscripción de quienes tengan menos del 5% de los votos)
3) El llamado voto constructivo de censura.
Para Sartori, el primer factor es fundamental, pero también lo es el tercero que
impide el voto de censura si no se ha designado antes al sucesor del primer
ministro.
Con respecto al gobierno de asamblea, este tiene las siguientes características:
1) el gabinete no dirige la legislatura
2) El poder no esta unificado, sino disperso y atomizado
3) La responsabilidad casi desaparece del todo
4) Hay poca o ninguna disciplina partidaria
5) Los primeros ministros y sus gabinetes no pueden actuar rápida y
decisivamente
6) Las coaliciones raras vecen solucionan sus desacuerdos.
7) Los gobiernos nunca pueden hablar y actuar con voz única.
Para Sartori, en este sistema hay mucha predisposición para cambiar de gobierno
porque los partidos que forman la nueva coalición son los mismos que en la
anterior.
El semipresidencialismo
Como tanto el parlamentarismo como el presidencialismo pueden fallar, existe una
forma mixta conocida como semipresidencialismo.
“El denominador común del presidencialismo y del semipresidencialismo es un
presidente electo popularmente, o al menos, un presidente que no es electo en y
por el Parlamento” (pág. 21) Después de esto, las dos formas suelen alejarse
considerablemente. “El sistema semipresidencialista funciona basado en el poder
compartido: el presidente debe compartir el poder con un primer ministro; a su
vez, el primer ministro debe conseguir un apoyo parlamentario continuo” (pág.
21).
Por lo tanto, la característica común a todo semipresidencialismo es la
presencia de una estructura dual, que Sartori llama de dos cabezas. Es así como
lo que existe es “un sistema bicéfalo, cuyas dos cabezas son desiguales, pero
esa desigualdad oscila del uno al otro” (pág. 22). Sartori aclara esto: “La
primera cabeza es por costumbre el presidente, pero por ley lo es el primer
ministro, y las oscilaciones reflejan el estatus mayoritario respectivo de uno
sobre otro” (pág. 22).
Después de establecer que casos, además de Francia, pueden considerarse como
semipresidencialistas, Sartori da las características de este sistema:
1) El jefe de Estado es elegido por voto popular y para un periodo
predeterminado
2) El jefe de Estado comparte el poder Ejecutivo con un primer ministro lo que
lleva a una estructura de poder dual que tiene como criterios definitorios las
tres características siguientes.
3) El presidente es independiente del Parlamento, pero no se le permite gobernar
solo o directamente.
4) El primer ministro y su gabinete son independientes del presidente porque
dependen del Parlamento y por eso están sujetos al voto de censura.
5) Esta estructura permite diferentes balances de poder así como predominios de
poder variables dentro del Ejecutivo.
Para terminar el capítulo, Sartorio evita la cuestión de cuál es el mejor
régimen pero considera que el semipresidencialismo es el más fácil de aplicar.