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Beatriz Sarlo, “Los canales del GAN”

             Los medios son transmisores de cierto tipo de discurso narrativo que informa estructuras ideológicas míticas y, en muchos casos, inconscientes de su funcionamiento e incidencia. Elaboran y operan con elementos disímiles, de conjuntos diferentes, que instituyen una totalidad nueva, una versión de discurso visual y oral de extrema eficacia, armado como mosaico que se recompone simultáneamente con su percepción en lo imaginario de la audiencia.

            El discurso del GAN (Gran Acuerdo Nacional), en la televisión de Buenos Aires, se arma con la reafirmación de otros discursos previos (consolidación de clases, posibilidad de ascenso social, etc). Por otro parte, el discurso del GAN acentúa una filosofía y una metodología televisivas: el empirismo y la metaforización; todo, en el espacio televisivo, abre lugar a una lectura metafórica. Los contenidos se elaboran en un doble juego que caracteriza una retórica: el medio (productor de mensajes visuales y orales) determina el producto, su consumo y su distribución, más allá de la “voluntad creadora” de un libretista o un director de cámaras.

            El discurso de la televisión, que es tematizado por el GAN reproduce una cadena mítica del tipo que Roland Barthes (amigo de la casa) establece en Le mythe, aujourd`hul (¿que cadorna significa manola?). El signo definible “conciliación en general” se condensa en significante de un nuevo signo cuyo significa expresa “conciliación en particular”.

            El objeto de estudio sobre el cual realiza su análisis Sarlo van a ser los mensajes que, en un rango amplio de horarios, recibe el televidente porteño durante diez días. Intentara poner en descubierto un sistema de constancias como expresión figurada del acuerdo y, en segundo lugar, señalar la coherencia de su discurso.

            El GAN privilegia dos versiones de un proyecto político de la burguesía: conciliación de sectores dirigentes/desplazamiento de sectores dirigentes/liquidación de ciertas incompatibilidades y afirmación de otras.

            Al respecto de esto ultimo, cabe analizar cual es la figura que se intenta imponer de Perón en los medios. Distintos canales presentan sketchs donde la figura de Perón parece reafirmada (hace todos los goles, tiene el ancho de espada) pero en una forma parodica y termina siendo, finalmente, consumido. La suma de las cualidades y funciones que se le atribuyen pareciera constituir una suerte de versión simbólica de su rol político en el GAN.  

            Dentro del análisis llevado a cabo por Sarlo, la figura de Bernardo Neustadt (a quien la autora define como uno de los mas tenaces, reiterativos y obsesos propagandistas del acuerdo) aparece en tres programas distintos (Tiempo nuevo, Almorzando con Mirtha Legrand y Derecho a replica) lo que demuestra su vigencia e importancia en la época.

            Una imagen fluida del GAN puede bien manejarse en dos niveles: politización y despolitización. El juego de los partidos burgueses necesita para efectivizarse remover zonas que se supongan significativas para la audiencia; pero, a la vez, necesita despolitizar aquellos sectores de la realidad que, como emergentes de crisis sociales y económicas, no presenten posibilidades de solución profunda dentro del sistema. Explica esto a partir de dos ejemplos, uno es un capitulo de Rolando Rivas, taxista y el otro es la imagen de Pinky creada en Telenoche.

            En el episodio de Rolando Rivas, se presenta la muerte del hermano del protagonista, integrante de un grupo guerrillero, a manos de la policía. Lo que cabe destacar de esto son dos diálogos que se desarrollan en el capitulo y que reiteran con asombrosa fidelidad dos temas de la propaganda política del gobierno:

1)      “Hoy me di cuenta por primera vez que mi hermano era otro país”. La lectura que se puede obtener de esto es que la guerrilla sirve una bandera y una ideología extranjera.

2)      “Como pudieron arrastrarlo a esto… Tuvieron que venir cuatro locos para meterle en la cabeza en cuatro días lo que yo no supe enseñarle en 24 años”. Lo que se obtiene de este fragmento es que toda oposición violenta al orden constituido puede provenir de deficiencias en la formación “moral” del individuo que es suplida por una influencia perjudicial.

 El otro ejemplo al que recurre la autora es la figura de Pinky en Telenoche para ejemplificar la tendencia a la despolitización. En el programa se presenta a la persona que tenga un reclamo (obrero desocupado, joven que precisa tratamiento, etc) y Pinky le proporciona una solución a su dificultad. La idea consiste en segregar totalmente el problema de su contexto más genérico y encerrarlo en la inmediatez de un pragmatismo que no tiene en consideración la referencia causal, aquello que causa el problema en primera instancia.

      Politizar y despolitizar, empirismo y metáfora son las técnicas más evidentes y exitosas con que el GAN accede a la televisión. La atracción cómplice mediante la cual la pantalla somete a su audiencia, y el prestigio de los sujetos transmisores, configuran un cuadro importante en cuanto a la incidencia ideológica del mensaje, sobre todo en lo que se refiere a la confirmación de un sistema de normas y pautas estrechamente relacionado con la práctica política de la pequeña y mediana burguesía.