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Comunicación II | Resumen de Umberto Eco: Apuntes sobre la Televisión | Cátedra: Mangone | 1° Cuat. de 2010 | Altillo.com |
Umberto ECO,
“Apuntes sobre la televisión”, en Apocalípticos e integrados (1968)
Partiendo de la premisa de que la televisión es uno de los fenómenos basicos de nuestra civilización (y que por tanto es preciso no solo alentarla en sus tendencas mas validas sino tambien estudiarla en sus manifestaciones), los organismos del premio Grosseto, desde hace 4 años, han organizado encuentros entre estudiosos, criticos de televisión, artistas y educadores. En 1962, la asignacind e premios fue presidida por una mesa redonda sobre el tema “Influencias reciprocas entre Cine y Televisión”.
Los grupos temáticos que surgieron son los siguientes (teniendo en cuenta que el autor no fue un observador imparcial sino que es un participante de lo que manifestaron los participantes):
1) Toma directa e influencia sobre el film
Con la toma directa televisiva se ha ido afirmando un modo de narrar los acontecimientos, totalmente distinto con respecto al cine.
El film se estructuraba según un comienzo, un desarrollo y un fin (se cuenta lo esencial)
En la tv, con su toma directa, el director tiene que “narrar” (exposición lógica y ordenada de cuanto ocurre) pero también debe introducir en su “narración” aquellos acontecimientos imprevistos, aquellos factores imponderables aleatorios. (Se centa lo esencial y lo no esencial)
Se dijo que era impropio llamar narración a la toma directa, puesto que “narración” presupone decantación y formación de la experiencia, mientras que en a toma directa se tiene una pura y simple crónica reproductiva.
Sin embargo para Umberto Eco la toma directa no es una exposición fiel e incontaminada de cuanto ocurre: lo que ocurre, encuadrado en la pequeña pantalla, enfocado previamente según una elección de ángulos, llega al director en 3 o 5 monitores, y de ellas él escoge la que se va a mandar a las ondas, instituyendo de tal forma un montaje, improvisado y simultaneo con el acontecimiento. Hay entonces interpretación y elección. El autor sostiene que la toma directa de la tv contiene las coordenadas esenciales del acto artístico porque refleja la personalidad del propio autor (punto de vista personal sobre los hechos).
2) Conmutación y expresión
Se dijo también que el cine permite expresarse mientras que la tv solo permite comunicar – irrelevante desde el punto de vista estético- (la diferencia entre los dos medios sería la misma que entre arte y crónica). El autor reflexiona: “es grave no darse cuenta que si bien la tv constituye un puro fenómeno sociológico (y no estetico) aparece sin embargo capaz de instituir gustos y tendencias, de crear necesidades, esquemas de reacción y modalidades de apreciación, aptos para resultar determinantes para los fines de la evolución cultural, incluso en el campo estético.
Pero todas las discusiones sobre una estética o un específico de l tele terminaron siendo ambiguas porque todos entendían algo distinto por televisión (toma directa, teatro transmitido, servicios periodísticos, film en tv, publicidad, etc). “El equivoco era considerar la tv como un genero en lugar de cómo servicio” El autor compara a la tele con una editorial: “de la editorial puede darse una política editorial, pero no una estética”. La estética en todo caso la tendrían los libros de esa editorial. Algo parecido pasa con la tv. La observación de un estudioso de que un film normal transmitido por tv pierde la mitad de su eficacia no debe conducirnos a concluir que la tv carece de posibilidades artísticas, sino al contrario, que poseyendo todo medio sus leyes precisas, conexas al material sobre el que se trabaja y a las técnicas empleadas, la tv rinde pésimos resultados cuando se la quiere convertir en vehiculo de obras pensadas y realizadas para otros destinos.
3) La relación con el publico
La televisión como servicio constituye un preciso fenómenos “psicológico” y “sociológico”: el hecho de que determinadas imágenes sean transmitidas sobre una pantalla de dimensiones reducidas, a determinadas horas del día, para un publico que se halla en determinadas condiciones sociológicas y psicológicas, distintas a las del cine, no constituye u fenómenos accesorio que tenga nada que ver con una encuesta sobre las posibilidades del medio empleado. Es precisamente esta relación la que califica todo el discurso televisivo. Solo renunciando a hacer inmediatamente una estética de la tv para desarrollar una serie de investigaciones psico-sociológicas (y técnicas), se podrán alcanzar conclusiones validas igualmente para el campo estético.
4) La televisión como “servicio”
La televisión no es un “genero”, es un “servicio”: un medio técnico de comunicación a través del cual se pueden dirigir al publico diversos géneros de discurso comunicativo, cada uno de los cuales responde, a demás de a las leyes técnico-comunicativas del servicio, a las típicas de aquel determinado discurso (del genero).
Ahora bien, el servicio televisivo comunica también varias formas de espectáculo, algunas de ellas sencillamente “tomadas” como ya existentes, otras ideadas a propósito para el servicio televisivo. Únicamente a partir de este punto puede comenzar un razonamiento idóneo sobre las características e un espectáculo televisivo sobre los problemas estéticos de tv, sobre el nacimiento de un nuevo lenguaje. Ate un servicio que coordina diversas formas de expresión desde el periodismo al teatro y la publicidad, para comprender como el servicio impone condiciones nuevas a cada uno de estos géneros, transpuestos a una nueva situación, es preciso comprender a quien se dirige la tele y qué es lo que goza verdaderamente el espectador cuando se halla frente a la pequeña pantalla. De ahí pues la importancia de ciertos estudios psicológicos (situaciones del espectador ante la pantalla) y sociológicos (modificación introducida por el ejercicio continuo de esta situación en los grupos humanos, así como tipo de demandantes que los grupos dirigen al medio), de los cuales se desprenden problemas de psicología social, y por tanto de antropología cultural, de pedagogía y naturalmente de política. Solo a la luz d este cuadro se podrá hablar de lo que significan los “valores estéticos” de una transmisión de tv.
5) Las investigaciones experimentales
-Una publicación en una revista italiana, se afrontaba el problema de la tv desde l punto de vista de una crítica respecto a los peligros del nuevo medio y su situación en la sociedad italiana. Esta critica, que no cayó nunca en el error aristocrático típico, discutía sus posibilidades de desarrollo y de aplicación en una sociedad democrática.
- Gilbert Cohen Séat hizo investigaciones cuyos resultados fueron apocalípticos pero mantiene una polémica contra la pretensión, en su opinión utópica, de alfabetizar en poco tiempo las inmensas zonas humanas que están resurgiendo o surgiendo a la vida civil y democrática. La voces de alarma de Cohen SEAT no son un fin en sí sino que quieren mostrarnos todas las dimensiones del problema a fin de que se sepa qué instrumentos estamos maniobrando y hasta qué punto podemos y debemos emplearlo.
6) Vigilancia y participación
El espectador culturalmente dotado oscila entre una tenue vigilancia y la participación, mientras que las masas se destacan rápidamente desde un “fortuitismo inicial” (cuando nos ponemos tensos a l espera de algo que no se sabe aun lo que será y que de todas formas es deseado y valorado por nuestra tensión) a un estado de participación-fascinación.
A través de experimentos electroencefalográficos, Cohen Séat, creemos que la imagen en movimiento induce al espectador a co-actuar con la acción representada a partir del fenómeno inducción posturomotriz (si vemos un puñetazo, el cerebro nos da la orden al músculo pero mas débilmente que en estado normal, por eso no llegamos a copiar la acción – el puñetazo-).
Cohen Séat explica esta situación de participación total, psicofísica, recurriendo a procesos de comprensión semántica. La comunicación de una palabra pone en actividad en mi conciencia todo un campo semántico; la imagen en cambio, me coge precisamente de modo inverso: concreta y no general como el termino lingüístico, me comunica todo el complejo de emociones y significados a ellas conexos, me obliga a captar instantáneamente un todo indiviso de significados, sin poder discernir el que me sirve. Se trata de una oposición entre “saber lógico” y saber “alógico”.
7) Pasividad y relación crítica
Sobre la relación hipnótica con la pantalla de tv, se han extendido psicólogos y estudiosos de ciencias sociales desde ya hace tiempo, planteándose el problema de una comunicaron que se propone como “experiencia cultural” (que exige una postura critica, conciencia de la relación en que se esta inmerso y la intención de gozar de tal relación como cuando leemos un libro o formamos parte de un debate). Se define la visión ante la pantalla como una participación de recepción de intimidad diferente a la intimidad critica del lector para adoptar el aspecto de una entrega pasiva, de una forma de hipnosis. Este tipo de intimidad no exige necesariamente el aislamiento: el espectado de cine en medio de la multitud
Que participa de sus mismos sentimientos se halla igualmente en un estado de intimidad pasiva y experimenta la hipnosis en la pantalla (por ejemplo.
En este tipo de relación pasiva, el espectador está relajado: se produce un particular tipo de transacción por la que se tiende a atribuir al mensaje el significado que inconscientemente se desea. Entonces, fácil vehiculo de falsas sugestiones, la tv es vista asimismo como estimulo de una falsa participación, de un falso sentido de lo inmediato, de un falso sentido de lo dramático. El continuo paso de material filmado y material en toma directa crea efectivamente una impresión de participación inmediata en el acontecimiento que en definitiva es engañoso.
8) La media de los gustos y la modelación de las exigencias
La media de los gustos se mide a través del raiting (la imagen estadística dirigida a determinar qué estratos de público siguen un determinado programa y qué éxitos cosecha.
Sin embargo el raiting es solo un número. Mide la cantidad de un auditorio pero no mide la eficacia, no verifica siquiera si el espectáculo gusta a la gente.
Ahora bien, los sponsors se dirigen a un publico bien determinado, y comunican según un gusto preescogido, no basándose en una media de gustos.
La tele puede así convertirse en instrumento eficaz para una acción de pacificación y de control, en garantía de conservación del orden, establecido a través de la repetición de aquellas opiniones y de aquellos gustos medios que la clase dominante juzga más aptos para mantener el status-quo. En lugar de darle al público lo que quiere, le sugiere lo que debe querer o creer querer.
Las afirmaciones de los responsables de los programas de tele, la declarada intención de adaptarse a los gustos medios del espectador para no ocasionar descontentos, si por un lado revelan la existencia de una efectiva competencia comercial, por otro manifiestan la tendencia, a menudo instintiva, inconsciente, dictada por oscuros instintos conformistas más que por deliberado calculo político, a promover, a través de los programas, los gustos y las opiniones de un ciudadano ideal, de un oyente perfecto que satisfaga las necesidades de quienes detentan el poder, aceptad su dirección, indiferente a los grandes problemas y amablemente desasido de pasiones periféricas. La tele sabe que puede determinar los gustos del público sin necesidad de adecuarse a él.
Una última cuestión seria la de la influencia de los espectadores televisivos sobre los hábitos de lectura: no es la tele en sí, sino un empleo especial de ella, la que puede convertir en un elemento culturalmente negativo. Es licito pensar que la tv aparta de la lectura en los casos en que la lectura no es un elemento de formación cultural.. La tv no reemplazó a los diarios; los que han sufrido la competencia mas potente son los magazines populares. En cuanto a os libros, editoriales tuvieron éxitos por nuevas ediciones de obras célebres con ocasión de una novela televisada.
La tele en áreas subdesarrolladas, puede ofrecer efectivas posibilidades de “cultura”, entendía como relación crítica con el ambiente, haciéndole conocer la realidad nacional y la dimensión “mundo”, y será elemento de cultura para el hombre medio de una zona industrial como medio de una zona industrial obrando como elemento de provocación sobre sus tendencias pasivas.
Reconocer las posibilidades de l cultura contenidas incluso en un buen programa de canciones o desfiles de modas, y comprender la necesidad de integrar estos aspectos es una función de denuncia y de invitación a la polémica, es el cometido del hombre de cultura ante el nuevo medio. El primer aspecto puede ser realizado inteligentemente incluso dentro de la situación existente; el segundo requiere indudablemente una acción política consciente.
Al exigir a la tv una acción de provocación de la opinión, se pueden tener en cuenta sus limites: entre el vasto publico del medio se encuentran los niños y demás categorías que pueden encontrar ofensivos ciertas transmisiones.
“Puede ocurrir que un día la tele sea mas culta”…”La civilización democrática se salvara únicamente si hace del lenguaje de la imagen una provocación a la reflexión critica, y no una invitación a la hipnosis.”
9) El universo de la iconosfera
La información visual disminuye la vigilancia del espectador lo fuerza a una participación, induce en él una comprensión intuitiva que puede también no desarrollarse verbalmente. Se produce así una radical modificación de las relaciones entre los hombres y el mundo que los rodea, sus semejantes, el universo que os rodea.
La percepción del mundo es fundamental para la formación del individuo y para la orientación de su conducta; ahora bien, esta percepción del mundo tiende a hacerse masiva, superior a las posibilidades de asimilación; e idéntica para todos los habitantes del globo. Por otra parte se da según modalidades cualitativamente nuevas: por vía sensorial y no conceptual; sin enriquecer la imaginación y la sensibilidad según las modalidades de catarsis estética sino imponiéndose con la evidencia de la realidad indiscutible y alterando las proporciones que regulaban la relación cuantitativa entre informaciones sobre acontecimientos pasados y sobre los presentes.
10) La elite sin poder
El publico de esta civilización de la visión n renuncia a crearse modelos de conductas y puntos de referencia axiológica. Pero paradójicamente las elites que elige como modelos son elites irresponsables: el divo que aparece dotado de propiedades carismáticas, cuyo comportamiento en la Vidal pasar a ser modelo de acción por las masas, puede modificar profundamente el sentido de los valores y las decisiones éticas de la muchedumbre.
La tele, más que responder a exigencias, crea demandas. El problema del divismo es bastante sintomático porque un divo evidentemente tiene éxito ya que encarna un modelo que resume en sí deseos mas o menos difundidos entre el publico. Se establece pues una dialéctica por la que el divo, adivina ciertas exigencias no especificadas y por otro -personificadas- las amplifica, las promueve, y así vemos a la televisión operando como escuela de gusto, de costumbre de cultura.
11) El rechazo del intelectual
Estas investigaciones sirven para hacernos entrever las consecuencias inmediatas y a largo plazo de una civilización de imágenes., que es hoy un hecho real e indiscutible. Por eso, Humberto Eco dice que no la podemos ignorar y rechazar indiscriminadamente porque si así lo hacemos, la consecuencia será un grupo restringido de intelectuales que desdeñan los nuevos canales de tv, y un vasto numero de consumidores de chatarra.
Según Mannucci, la verdadera misión del intelectual es hoy la de “comprender y modificar la situación de los nuevos medios, con el fin de no encasillarse, pese a sus propias intenciones, en posiciones reaccionarias. No es cierto que un nuevo hecho técnico, por haber nacido en cierta situación histórica y haberse desarrollado de determinado modo, sea inevitablemente negativo, no apto para usos más altos, maniqueísticamente marcado por un mal
No son raros los casos en que se han observado resultados positivos a partir de la tele: discusiones, tomas de conciencia…
12) Un cauto dirigismo cultural
Los famosos efectos negativos de la tele no se explican con mucha claridad en valores absolutos, sino que varían según las situaciones sociológicas y a menudo aparecen envueltos en radicales contradicciones. Hay que preguntarse si entre tanto no sería más útil experimentar probando distintos caminos, en lugar de anquilosarse en ascéticas negativas.
“Dirigismo cultural” responsable: plantea el problema de una operación educativa a emprender con conocimiento de causa a fin de hacer verdaderamente del medio un vehículo de cultura democrática. Pero empresas de este tipo solo se pueden proyectar si se cree que es posible una cultura democrática.
13) ¿Cultura de masas o cultura democrática?
Mannucci rechaza la idea de que los hombres comunes (masa) son gente subdotada. Al ideal de democracia fundada en la igualdad de oportunidades, opone el de la equivalencia de formación. En la tele, la mayor parte de los programas se funda en la voluntad de distinguir entre elites que piensa y masa subdotada.
El libro de Mannucci perfila la visión ideal de un país democrático en que el ente televisivo no teme hacer saber las cosas a todos los ciudadanos, y a todos en igual medida, sin miedo a que la representaron de obras dramáticas d alto nivel artístico puedan ocasionar traumas culturales, o la propagación de noticias políticas puedan subvertir las costumbres.
Sin embargo puede observarse que cada vez que surgen perspectivas para la mejora y elevación de los programas de tv, los remedios validos son únicamente y siempre de orden político; solo la ideologización (que no significa partidismo sino imbuir a la administraron del medio una visión democrática del país) del medio técnico es capaz de capaz de cambiar su signo y de dirección.
14) Conclusiones
Las investigaciones de los psicólogos y de los sociólogos nos han mostrado las fuerzas inmensas que nos vemos obligados a sojuzgar si no deseamos la destrucción de nuestra cultura. Las investigaciones psicológicas nos indican también los caminos para futuras investigaciones sobre “lenguaje” televisivo, sus posibilidades, sus limitaciones, su área de desarrollo. Si las conclusiones a las que nos han parecido poder llegar son sustancialmente optimistas so se deben interpretar, sin embargo, como abandono a una mística del laissez-faire. Es preciso no olvidar la naturaleza emocional, intuitiva, irreflexiva de una comunicación por la imagen.
Una prudente política cultural será la de educar, aun a través de la tv, a los ciudadanos del mundo futuro, para que sepan compensar la recepción e imágenes con una rica recepción de informaciones escritas-
La civilización de la tv como complemento de una civilización del libro. No sería desacertado proponer a la tv una serie de transmisiones didácticas encaminadas a “descondicionar” al público a enseñar a no contemplar la tv mas de lo necesario, a dominar e identificar por uno mismo el momento en que la escucha n es ya voluntaria, en que la atención se hace hipnosis, la convicción asentamiento emotivo.