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Historia Social General I | Regnasco, "La dinámica del capitalismo global" |
Cátedra: Lettieri |
2° Cuat. de 2011 |
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La globalización es la lógica expansiva del capitalismo. El capitalismo
es un orden económico –social en constante cambio que asume una dimensión
transnacional. Su objetivo prioritario es la producción de más capital para
autorreproducirse.
La competencia en el mercado obliga a bajar los precios y no hay ganancia si el
precio coincide con el costo de producción. Aquí vemos la “ley de hierro” ya que
se tiende a la maximización de la ganancia pero la competencia la disminuye.
Esto impide la estabilización del sistema generando un proceso de expansión
constante: la empresa debe incorporar innovaciones tecnológicas para producir en
menos tiempo y a un precio más bajo.
Se deben generar nuevas necesidades para la sociedad de consumo. Las necesidades
derivan de la producción y el verdadero control se ejerce sobre el deseo. El
sistema disimula su carácter autoritario bajo la apariencia de las libres
decisiones de sus miembros. Los avances tecnológicos vuelven obsoletos los
productos y el individuo nunca llega a la satisfacción y felicidad.
La tecnociencia hace que la mercancía sea más barata pero se venda en más
cantidad para conquistar el mercado. El conocimiento objetivo y neutral no tiene
lugar, a la productividad le interesa el saber.
Hay una aceleración con la que artículos y servicios se duplican cada vez en
menos tiempo. Cobran importancia valores como la eficiencia y la
especialización. No hay tiempo para tomar decisiones y el ritmo lo marca el
reloj. El estrés es un estado cuasi permanente.
El libre cambio es transgredido: los grandes costos tecnológicos impulsan las
megafusiones. Logran competitividad aquellos que enfrentan las incertidumbres
del mercado. Se concentra el poder y los Estados nacionales ejecutan las
decisiones de los grandes centros financieros.
Con el sistema feudal, el comercio y la circulación de dinero de los mercaderes
surge una clase de burgueses enriquecidos que más tarde serán banqueros. Estos
comerciantes e industriales se asientan en “burgos”. El señor administra y
protege al siervo, que no puede abandonar el feudo. Este trabaja la tierra, se
queda con una parte de la producción y entrega otra al señor. En el capitalismo,
el capitalista es dueño de los medios de producción, contrata obreros a los que
les paga un salario por su tiempo de trabajo y mantiene la propiedad de la
producción. El obrero es “libre” para vender su fuerza de trabajo en el mercado.
Debían surgir las naciones europeas porque era necesaria una base
administrativa, jurídica y una política exterior para extender los mercados. Se
desarrolló la energía, el transporte y las comunicaciones. Sin embargo, la
expansión de las empresas transnacionales provoca conflicto con los límites
territoriales. Los mecanismos de decisión de estas empresas rebasan el control
de los Estados nacionales.
El petróleo es la industria más poderosa del mundo. Las dificultades en el
proceso del petróleo hacen que las infraestructuras que lo controlan sean más
complejas, provocando la organización social más centralizada de la historia.
Comprende no sólo yacimientos y refinerías sino también productos. Los enormes
costos configuran economías de gran escala facilitando la concentración del
poder. Se generan de esta forma tensiones como la guerra de Irak donde Estados
Unidos busca controlar una zona estratégica de petróleo.
Hay alternativas como las energías renovables. La energía solar hará la vida
cotidiana más austera y descentralizará la infraestructura económica, industrial
y urbana.
El mantenimiento de la infraestructura del actual capitalismo y los desórdenes
ambientales y sociales implican gastos cada vez más altos. Es una etapa de
“ganancias marginales” donde los efectos negativos ya no pueden ser disimulados.
Esta etapa se manifiesta también en el crecimiento de la deuda mundial. Además
hubo un desplazamiento de capitales hacia áreas más rentables ajenas a la
producción de bienes como el tráfico de drogas, la industria bélica y los
préstamos internacionales a altas tasas de interés.
La producción alimentaria también depende del petróleo. Se requiere cada vez más
petróleo en el proceso pero el resultado no es tan positivo, la agricultura
moderna es la menos productiva de la historia. Los países más ricos están
preocupados por la baja tasa de crecimiento demográfico, lo que reduce el
consumo en una economía de grandes cantidades de mercancías.
Los costos de los desordenes ambientales y sociales se externalizan hacia otros
espacios de la sociedad. Por ejemplo, los gastos por contaminación no los
contabiliza la empresa sino que son “externalizados” a los ciudadanos (cobrando
mayores impuestos). Pero los organismos dedicados a estos desordenes consumen la
mayor parte del presupuesto en su propio mantenimiento. Hay un círculo vicioso
que genera más problemas. Se descontextualiza el proceso económico de la
sociedad y la naturaleza.
El modelo de desarrollo económico de las potencias se basa en deficiencias de la
teoría económica clásica. Estos países pueden mantener su ritmo a cambio de que
los demás países mantengan en un índice muy bajo su nivel energético y de
contaminación.
El modelo no es generalizable pero organismos como el FMI buscan imponerlo como
el único posible. El subdesarrollo es un subproducto inevitable del crecimiento.
La idea de desarrollo es la que está en crisis. El capitalismo crea
simultáneamente riqueza y miseria en un mismo proceso.
Bajo el actual modelo económico la ética ha quedado reducida a establecer
algunas regulaciones legales. Sus facultades se ejercen cuando los hechos
consumados no admiten limitaciones. Sus criterios se han identificado con el
éxito, la eficacia o las leyes del mercado.
Los políticos van siendo reemplazados por lobbies que buscan apoyo en sus
intereses. Se quiere llegar al extremo del poder y no es de extrañar que se
instale la corrupción. Hay que entender que el interés nacional no aparece en el
interés privado. Sin embargo, se sigue hablando de democracia.
La visión del mundo hace que aún vivamos bajo la influencia del paradigma
mecanicista sin cuestionarlo. Al suponer que el bienestar material y el progreso
serían consecuencia de la competencia entre individuos ambiciosos, la ética fue
gradualmente suprimida de la economía.
Esta idea de progreso se basa en el dominio y control de la naturaleza y el
universo. El concepto de dominio reemplaza la idea de armonía e integración con
el cosmos (de la antigüedad griega). La naturaleza se reduce a sus aspectos
controlables y medibles.
Algunos proponen fuertes regulaciones internacionales en los mercados y otros
directamente buscan un cambio radical en la sociedad. Será necesario redefinir
los conceptos de productividad (teniendo en cuenta el entorno social y
ambiental), desarrollo, progreso y ética para ser responsables sobre el futuro.
Se deberá recuperar el significado de la política ligado a la autarquía, a la
verdadera libertad y al verdadero significado de democracia (sin lobbies). Se
tiene que entender el poder como servicio para establecer objetivos comunes
garantizando la participación. El hombre no tiene que ser dueño sino parte de la
naturaleza y la educación debe estar más enfocada en la formación que en la
información. Hará falta una reflexión colectiva acerca del destino terrestre.