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Resumen para el Segundo Parcial  |  Sociología del Trabajo (Cátedra: Angélico - 2017)  |  Cs. Sociales  |  UBA

Ricardo Antunes, ¿Adios al trabajo? - Toyotismo: A partir de los años 80, tomando los 70s como década bisagra, se suceden una serie de cambios en el mundo: “La clase que vive del trabajo sufrió grandes transformaciones que modificaron su materialidad, por lo que se vió afectada su subjetividad”. Entre estos cambios, podemos encontrar el salto tecnológico que sucede en ésta época (aparece la robótica, y con ella la automatización de procesos); nuevos procesos de trabajo alternativos al fordismo-taylorismo, que flexibilizan la producción; asimismo, se vivirán formas de desconcentración, ya que el obrero pierde peso (resultando en una nueva forma de organizar la fuerza de trabajo); y, finalmente, dichas fuerzas nuevas sustituyen/flexibilizan los derechos de los trabajadores.

Así, Antunes explicará el Toyotismo contraponiéndolo al Fordismo-Taylorismo:

El Fordismo surgirá en el siglo XX como forma hegemónica de producción. Constituirá la producción en masa de mercancía homogénea, en la cual se dará el control de tiempos y movimientos a través del cronómetro, dando lugar a un trabajo parcelario, monótono. El mismo se desarrollará dentro de fábricas concentradas y jerarquizadas. Se da una separación entre la concepción y la acción. Este modelo de producción implica una cierta organización social (la sociedad del déficit, ésta sensación de inferioridad del obrero en todos los aspectos de su vida, no sólo dentro del trabajo).

A partir de los 50s comienza a desarrollarse un nuevo paradigma productivo, basado en la “especialización flexible”. La misma articula el desarrollo tecnológico con la desconcentración productiva, es decir, el desarrollo de la producción en pequeñas y medianas empresas. Se rechaza la producción en masa; se tendrá una concepción del trabajo más flexible, donde participa un poco el trabajador, llevando a cabo un trabajo artesanal, teniendo por objetivo producir para el mercado -es decir- según la demanda de un mercado regional (ya no se produce todo lo posible y se stockea).

El Toyotismo debe su nacimiento a Onho -jefe de la casa Toyota- quien planteaba “pensar al revés” del Fordismo, utilizando un sistema que se adapte al contexto. Esta nueva forma productiva consta de 4 fases:

 

Contexto: Necesidad de responder al mercado interno con menos trabajadores. Así, se pasa del modelo DEKANSHO al Just in Time. El modelo DeKanSho compara la producción con los estudiantes universitarios. Plantea una situación de desorden, donde se lleva adelante un forma de producción que acumula unidades producidas y que, ante la demanda, ensambla de forma rápida y envía en respuesta al mercado. Por otro lado, el método Just in Time plantea producir en el momento justo, poco a poco, dando respuestas únicamente a lo que el mercado necesita (no se genera una sobreproducción y luego se stockea el producto hasta venderlo).

 

Problema Sindicalismo Combativo:  En 1950 se dan largas luchas ante la gran cantidad de despidos. Se dará lugar a los primeros sindicatos empresa, los cuales debilitan a los sindicatos tradicionales y los hacen parte de la empresa. Convecen al empleado que “proteger la empresa es protegernos a nosotros mismos”. Así, el sindicato es utilizado como herramienta, es cooptado por el capital.

 

Características del Obrero: Antes era monótono, descalificado, desvalorizado. Conocía sólo una pequeña parte del proceso productivo y nada más. Ahora, es flexible, se adapta a la demanda. Será polivalente, dado que ahora hará de todo. Este constituye el mismo proceso de descalificación que sucedía antes, pero funciona a la inversa: ahora hace de todo, pero no sabe hacer nada concreto, no se dedica a nada en particular. De esta forma, se desespecializa a los trabajadores. Introduce la idea de trabajo compartido (+ horizontal); aparecen las empresas subcontratadas.

Se dará importancia al control de calidad, se buscará reducir los desperdicios en el sistema productivo.

 

Antunes criticará la opinión de Coriat; o verá el Toyotismo de forma positiva, todo lo contrario, dice que como debilita el Estado de Bienestar por su perfil neoliberal -con la flexibilización, por ejemplo- traerá consigo más recortes, reducirá las conquistas sociales. Constituirá la  “ventaja japonesa” que creará una serie de ganancias, las cuales disfrutaron sólo una minoría, a cuestas del grueso de la población (y de su bienestar). Uno de los más grandes problemas es el desempleo estructural, ante la menor necesidad de trabajadores: Ohno analizó el exceso de producción, lo que encontró relacionado directamente, al exceso de trabajo y, por lo tanto, de equipo. Se reestructurará el proceso para utilizar la menor cantidad posible de trabajadores y maquinaria.

 

Capítulo 2, Metamorfosis Mundo del Trabajo:

 

Desproletarización del trabajo industrial en países capitalistas: Disminuye la clase obrera tradicional. Así, aumentan otro tipo de trabajos relacionados con los servicios, trabajos temporales, NO asalariados. Aumenta el trabajo tercerizado, precario. Se da, así, la heterogeneización del trabajo y se alcanza el desempleo estructural a escala global. De esta forma, se complejizará la clase trabajadora.

Desproletarización: Disminuye la clase obrera fabril y se explota a trabajadores no asalariados del sector de servicios.

Subproletarización del Trabajo: Se vive fuertemente el trabajo precario, en condiciones temporarias, no estables. Se desregulan las condiciones de trabajo, retrocediendo la protección y los derechos.

Proceso de Asalariamiento de los Sectores Medios: A partir de la expansión de los servicios. La clase que vive del trabajo se complejizó, se fragmentó y se heterogeneizó.

Alteración Cualitativa de la forma del “ser” del trabajo: Es un doble proceso donde se reduce la cantidad de obreros y se ve alteradas las cualidades de la forma del “ser del trabajo”, como lo vive el obrero; se lo sobrecalifica, ya que “hace de todo” pero a su vez, se impulsa una descalificación, porque al final no sabe nada en particular.

Presencia Femenina en el mundo del trabajo: Aumentó la explotación de la mujer en el mundo del trabajo.

 

Cortes y Marshall, Reforma social de los noventa: En los años noventa se generalizó en América Latina un paradigma ideológico que definía cómo debía ajustarse la política social al modelo de liberalización económica. En primer lugar, se plantea que presiones locales e internacionales, sumadas a un clima ideológico favorable, llevaron a que se adoptara este paradigma de reforma de la política social como el único compatible con las exigencias de la estrategia económica elegida.

Modelo analítico:Las regulaciones de las áreas sociales como educación, salud, seguridad social, pobreza y trabajo, pueden estar orientadas a fortalecer o a debilitar la protección social. Se discutirán las políticas estatales dirigidas a modificar las regulaciones sociales vigentes y se argumenta que la reorientación de estas regulaciones no puede ser incompatible con los requerimientos de la nueva estrategia económica, que supone una pauta distributiva.

Determinantes de la reorientación de la política social: La Argentina llegó a la década del noventa con un esquema universalista de provisión pública de educación y salud y un sistema de seguridad social ligado al empleo que enfrentaba severas dificultades financieras de largo plazo, y con una legislación laboral protectora que había sido objeto de reiterados embates. A raíz del persistente déficit fiscal agravado por la deuda externa, a fines de los ochenta el deterioro de la provisión estatal de servicios sociales se había agudizado notoriamente y el sistema provisional estaba críticamente desfinanciado. Así, prosperó la noción según la cual era necesario transformar la política social.

A continuación, se enumeran los factores que favorecieron la adopción del paradigma de reforma y se describen las condiciones sociales que influyeron sobre la formulación y la implementación de proyectos:

Requerimientos de la estrategia económica: Luego de la hiperinflación de 1989 y el fracaso de varios planes de estabilización, el programa de liberalización de la economía de 1991 estableció la libre convertibilidad, tasas de cambio bajas, mecanismos de control salarial y disciplina fiscal. Sus objetivos eran la expansión del papel del sector privado en la economía, la modernización de la industria manufacturera con el consiguiente incremento de las exportaciones, y el mejoramiento de la competitividad.

Luego de 1991, ahora bajo una nueva forma, continuaron las restricciones fiscal y externa:

Presiones político-institucionales y condiciones sociales: Los organismos financieros multilaterales y el influyente Consenso de Washington coincidían que los procesos de liberalización en América Latina exigían una drástica transformación de la política social. Se constituyó en base a la crítica del Estado Benefactor. El Banco Mundial, el FMI y el Banco Interamericano de Desarrollo acompañaban sus préstamos con programas dirigidos a reorientar el gasto público social, e insistieron sobre la necesidad de reformar la seguridad social y la legislación laboral.

El modelo hegemónico de reforma incluyó directivas para todas las áreas sociales. Calificaba de ineficientes a los servicios estatales universalistas de educación y salud. En relación con la política laboral, responsabilizaba a la protección sindical y legislativa por la débil competencia en los mercados, los altos costos laborales y el desempleo; así, se buscó desmantelar la protección, limitar el poder sindical y descentralizar la negociación colectiva.

Finalmente, en el caso de la seguridad social, se colocó el eje sobre la privatización del sistema, que permitiría controlar el gasto público y, al mismo tiempo, reforzar el mercado.

En el caso de Argentina, existieron tres factores decisivos que reforzaron la opción gubernamental desde 1991 por dicho paradigma, como el “único que permitiría ajustar la política social a los requerimientos de la nueva estrategia económica”, fueron: las recomendaciones de las instituciones internacionales, la presión de poderosos grupos económicos y el clima ideológico local. Este último item era imprescindible: amplios sectores de la población culpaban al estado empresario, a los líderes sindicales y a los trabajadores estatales por el generalizado deterioro e ineficiente funcionamiento de los servicios públicos y la extendida corrupción. Después de la crisis de 1989, el nuevo paradigma penetró rápidamente y se difundió: se esperaba que las privatizaciones no sólo mejorarían los servicios, sino también liberarían recursos estatales que podrían destinarse al gasto social.

Otros factores que facilitaron la transformación fueron la expansión de la pobreza y, más tarde, los crecientes niveles de desempleo.

Esta situación, junto con los cambios en las regulaciones laborales, incidieron negativamente sobre los niveles de salario, intensificando la pobreza y la desigualdad distributiva. Ante la restricción fiscal, el retroceso en los niveles de vida y el aumento del desempleo facilitaron la aceptación por parte del gobierno de algunas de las recomendaciones del modelo de reforma social e impulsaron la formulación de nuevos programas focalizados en la pobreza para evitar el descontento y la pérdida de popularidad.

Estrategia social: El proceso de reconversión de la política social de analiza en seis áreas: salud, educación, pobreza, previsión, obras sociales y legislación del trabajo.

Conclusiones; la “nueva” política social: A partir de 1991, se diseñaron proyectos para cada área social, pero la transformación avanzó más en aquellas definidas como indispensables -laboral y de seguridad social- para el éxito de la estrategia económica y rentables para el sector privado. Las modificaciones introducidas fueron muy significativas: los recortes de la protección laboral y del poder sindical en la negociación salarial y de condiciones de trabajo y reducción de costos laborales; privatización -aunque parcial- del sistema previsional, nuevas regulaciones para las obras sociales que permitieron la expansión de la participación del capital privado. En contraste, en las áreas de gasto público social la transformación efectiva fue más restringida. Si bien el gobierno había suscripto el nuevo modelo internacional de política social y tenía evidentes indicios del deterioro de los servicios sociales y del aumento de la pobreza, no se comprometió.

En síntesis, en la áreas laboral y de seguridad social, la transformación fue más profunda, y lo que lentificó algunas de las modificaciones proyectadas fue la colisión entre los objetivos de la reforma y los intereses políticos del gobierno en mantener el apoyo de los sindicatos. En educación, salud y pobreza el avance fue menor y el principal obstáculo provino de la decisión política de enfrentar la restricción fiscal restringiendo el gasto en éstas áreas, lo que impidió efectivizar la reforma social de acuerdo con las pautas del paradigma ideológico.

 

Marshall y Perelman, Cambios en la negociación colectiva en Argentina:

Hace foco en la negociación colectiva y cómo la misma fue cambiando a lo largo de la historia argentina. La negociación colectiva tiene por objetivo mejorar las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores. En dicha negociación intervienen tres actores: los sindicatos -representantes de los trabajadores-, el empresariado y el Estado, quien obrará como mediador; el mismo velará por la seguridad y el desarrollo de la negociación.

Este papel del Estado se verá modificado dependiendo del modelo económico llevado adelante por el gobierno de turno.

En el texto se hará hincapié en el proceso de individualización, donde pierde peso lo colectivo.

¿Qué efectos tuvo el accionar de la negociación desde mediados del siglo pasado (década del 40/50) hasta la década del 70/80? La negociación colectiv frenó las desigualdades del campo laboral y tuvo efectos homogeneizadores: como la centralización de los reclamos a nivel de ramas de actividad, lo que daba un mayor peso a los reclamos y propiciaba que los mismos sean escuchados; se fomentaba la negociación imitativa,donde se sigue el accionar de los líderes de las Confederaciones, y competitiva, ya que se “pelea” por tener el mejor de los beneficios. Esto, en los años de dictadura militar no fue posible.

La negociación fue prohibida (1976). Se dan profundos cambios en el contexto, donde las acciones sindicales no tienen lugar. Dichas reformas neoliberales llevaron a ciertos resultados, como el grave deterioro de las condiciones del Mercado de Trabajo, lo que deriva en un aumento del desempleo y, por lo tanto, menos gente afiliada. Por otro lado, se da la expulsión de los trabajadores de la industria, la clase trabajadora sindicalizada por excelencia (constituía el grueso del sindicalismo). Todo esto es agravado por las privatizaciones, lo que da lugar al surgimiento de movimientos piqueteros, seguido de las reformas de flexibilización laboral que “legitimarán” el trabajo precario. Entre las modificaciones, se prohíbe la indexación (Es decir, el ajuste salarial con respecto a la inflación, arma de pelea del sindicalismo para cuidar el poder adquisitivo de los trabajadores). De esta forma, se promueve la descentralización de los sindicatos y confederaciones.En estas nuevas condiciones precarias de trabajo, no existía el sindicalismo, por lo que el accionar de los gremios se vió muy acotado.

Se instalan una serie de discursos para deslegitimar ciertas ideas, como “los políticos son todos corruptos”, “el sindicato no sirve para nada, roban plata”, etcétera.

¿En qué forma se manifestó la influencia de los sindicatos sobre las condiciones de negociación del salario?¿Se transformaron las pautas tradicionales a partir de estas reformas? Para contestar ésto, formulan una hipótesis: plantean que ése momento histórico homogeneizador se fue desmoronando durante la época neoliberal (haciendo hincapié en los noventas). Si, las pautas tradicionales se transformarán y se verán involucrados tres factores: la pérdida del poder de negociación por la situación del mercado de trabajo; por la normativa que generó la pérdida del poder de los sindicatos; y la eliminación de la inflación, es decir, la pérdida del poder de negociación a través de las indexaciones.

Con estos tres factores desaparece el accionar sindical centralizado, generando una mayor heterogeneidad entre los salarios de las diferentes ramas/empresas.

Se produjo una ruptura con respecto a las tendencias históricas del accionar sindical. Se ve reflejado en la falta de coordinación y y la fragmentación del movimiento sindical.

Las autoras armaron un marco teórico, el cual sirve para analizar l temática elegida. Plantearán que existirán diversos factores que favorecen la negociación; tales como factores ideológicos (valores, como la igualdad, los cuales priorizan a la hora de perseguir una idea/reforma), organizacionales (su forma de coordinación/proceder condicionará su éxito) y económicos (incidencia de factores como la inflación, por ejemplo influyen en el desenvolvimiento de su accionar).

Cuanto mayor es la centralización de la negociación, más homogénea es, por lo que mayor será su peso y su probabilidad de conseguir sus metas. Su capacidad de representación y su fuerza se ven potenciadas: así, todos los trabajadores se ven beneficiados por igual.

 

Análisis caso argentino:

Condiciones que contribuyeron a que la negociación colectiva tuviera efectos homogeneizadores: En primer lugar se encuentran las estructuras sindicales centralizadas y su alta participación y control; las mismas eran predominantes dentro de la dinámica social; y finalmente, como consecuencia de los factores anteriores, se llegó a un escaso número de negociaciones, mucho más eficaces. Se favorecieron por su mejor visibilidad pública ante la transmisión de resultados.  Esto, sumado a la acción de las confederaciones, al nivel alto de inflación y al bajo nivel de desempleo. Así, las negociaciones imitativas y la competencia entre sindicatos llevan a la homogeneización.

¿Qué sucede a partir de los noventa? Comenzará a vivirse una negociación diferencial entre las distintas industrias, reflejando las menores posibilidades de imitar los logros de otros sindicatos. Los salarios básicos pierden peso en la determinación de los salarios que efectivamente se pagaban (Estos tuvieron una evolución, a diferencia del piso salarial para cada rama). Se da un retraso de los salarios básicos ante la inflación que, sumado a las diferentes restricciones del gobierno, llevan al deslizamiento, que se asocia con cláusulas de productividad y no de verdaderos aumentos de salario. Esto sucedió hasta el 95/96. Luego, se da la ausencia total de la negociación colectiva, lo que refleja la incapacidad de obtener mejoras.

¿Cuál fué la situación de la negociación en la industria?¿Por qué en un contexto negativo, suben los salarios en industrias dinámicas? El sector industrial, en la mayoría de las ramas que mostraban incrementos, presentaban un buen desempeño que derivaba en productividad. Las que no, eran industrias que competían -desigualmente- con las importaciones. Así, se demuestra cómo se llega a la dispersión de la negociación.

Conclusiones: En este proceso, se da la debilitación de la negociación colectiva por el crecimiento de la heterogeneidad. No hay una coordinación fuerte de los sindicatos.

 

Palomino y Dalle, Impacto de los cambios ocupacionales en Argentina 2003-11:

 

El impacto de los cambios ocupacionales en la estructura social Argentina: 2003-2011. Texto de Palomino.

 Introducción: el crecimiento del empleo, particularmente el asalariado, articulado con la protección social produjo una reversión considerable. En 03’, Argentina, presentaba un deterioro que reflejaba un conjunto de desocupados sumados a los trabajadores cuyo salario esta desarticulado de la protección social y a los que percibían subsidio por desempleo, que constituían la mitad de la población económicamente activa. Nuestro país atravesaba una fase compleja que dejaba atrás una sociedad de empleo industrial, esto repercutió en la estructura de una sociedad fragmentada y polarización de ingresos. El panorama actual muestra un crecimiento notable de asalariados en la PEA, de carácter homogéneo, cuyos grupos se articulan con la protección social, mientras que los trabajadores precarizados que no están registrados pierden peso. La disminución de los desocupados y la población que percibe subsidios por desempleo, recompone la estructura organizacional, generando la consolidación de relaciones laborales y los procesos de determinación colectiva de los salarios, al igual que el fortalecimiento de sindicatos y número de afiliados. La evolución en Argentina, en la última década, genera una sociedad vertebrada en torno al trabajo, crecimiento del empleo industrial y los servicios básicos asociados a la industria. La situación de las categorías ocupacionales en el 2003: en la PEA de Argentina en 03’ confluyeron dos procesos vinculados entre sí; primero, el impacto de la crisis económico social y el colapso institucional del 01’ que puso fin al periodo de estancamiento económico iniciado en el 98’ y reflejó la elevada tasa de desocupación. Esto contrasta con el S XIX, donde se daba un equilibrio entre oferta y demanda en mano de obra, incluso el déficit de oferta fue resuelto con la inmigración. Segundo, la estructura del PEA de 03’ refleja las políticas estatales destinadas a resolver problemas sociales derivados de la crisis económica. Por otro lado, la población que recibe subsidios recibe ingresos que provienen del programa “Jedes de Hogar” destinado a la población con hijos menos de 18 años. La inclusión de los perceptores del subsidio dentro del PEA se justificaba por que se caracterizaba como una población “activada” por una política social, a partir de una contraprestación de trabajo. Parte de los asalariados no percibían las contribuciones y los aportes a la seguridad social por parte de sus empleadores, estos son denominados, asalariados no registrados. En síntesis, el perfil ocupacional del 03’ refleja el impacto sobre el empleo de la crisis económica e institucional de principios del siglo: elevadas tasas de desocupación abierta, gran proporción de personas subsidiadas por el estado, proporción importante de no asalariados en las ocupaciones, y entre los asalariados, una porción cuyo salario estaba desarticulado de la protección social. En contraste, la estructura del PEA en el 11’ muestra reducción de la tasa de desocupados, al igual que los receptores del subsidio por desempleo que se redujeron por cambios progresivos en la protección social, reemplazándolo por los programas de asignación universal por hijo. Un intenso proceso de asalarización: La evolución de los ocupados en el periodo de 03-11, generó un proceso de asalarización, incrementando el empleo asalariado un 0.9%. Este proceso fue superior al de los 70’ cuando el proceso de crecimiento económico impulsado por la industria los asalariados representaba un 74% del PEA. A partir de entonces perduró hasta la crisis del 01’,

cuando la proporción de asalariados del PEA disminuye, afectado por procesos de desindustrialización, crisis eco, políticas de apertura, desregulación de la eco que repercute en el mercado de trabajo. El intenso crecimiento de empleo asalariado es un fenómeno asociado con el ritmo de crecimiento económico e incorporación de la fuerza de trabajo. Esta tendencia contrasta con los breves ciclos de crecimiento del producto en los 90’ que no fueron acompañados por el crecimiento del empleo. Acompañado la expansión del empleo asalariados, se consolidó el incremento sostenido del empleo registrado en el sistema de seguridad social desde fines del 04’. En contraste, surgió un estancamiento del empleo no registrado. En 03-11 creció levemente. El crecimiento de los trabajadores asalariados y el cambio de la composición hacia un incremento del empleo registrado implican un quiebre con las tendencias ocupacionales de los 70’, las cuales evidenciaron el incremento sostenido del empleo no registrado 22% a 43% entre los asalariados. La población ocupada se caracterizaba por: calificación de las tareas realizadas, jerarquía dentro de las organizaciones, escala de prestigio de las ocupaciones. El grupo ocupacional que más creció entre 03-11’ fue el de los obreros calificados de industria y el de servicios básicos asociados, que incluyen la manufactura, construcción, transporte, etcétera. Este grupo, a su vez, había sido el más afectado en la recisión del 98-02. Quienes también crecieron fueron los empleados administrativos; esta evolución implica que en 03 el crecimiento económico impulsó la expansión del empleo. Además de las revitalizaciones del sector productivo, se expandió el servicio técnico, docentes y trabajadores de salud, ligado al empleo estatal. Otros grupos ocupacionales en expansión, son los obreros de comercio y de los servicios, tanto calificados como no. En contraste, los grupos ocupacionales que retrocedieron o menos se expandieron fueron los obreros no calificados de la industria y servicios básicos, contrasta con la evolución de obreros calificados, segundo directivos y gerentes asalariados. Finalmente, la evolución del trabajo en el servicio doméstico fue más lenta que la de los asalariados pero acompañó el crecimiento del empleo. Este comportamiento se relaciona con los cambios en la participación económica y el incremento de la tasa de empleo femenina. En los 90 se debilita la industria, es decir, menos oficio, en contraste de los 03’ donde se implementaban políticas de capacitación para generar obreros calificados. Evolución de los no asalariados: Dentro de los no asalariados se distinguen a los empleadores de los trabajos por cuenta propia, los cuales se diferencian con los asalariados por la propiedad capital o la educación. Los cuentapropistas, eran aquellas ocupaciones refugio en los 80 cuando los trabajadores habían sido desplazados del mercado formal. Los empleadores, propietarios del capital, crecieron desde la crisis del 01, se expandieron por el crecimiento económico y la demanda interna de bienes de consumo. Entre los grupos ocupacionales autónomos, los que más crecieron fueron los microempresarios (comercios, locales, servicios), con pocos empleados; seguidos de los empresarios de establecimientos que resurgieron después de la crisis. Los trabajadores por cuenta propia sin calificación, disminuyeron. Los enfoques actuales de la estructura social: La expansión del empleo asalariado se da por el crecimiento de las nuevas clases medias formadas por directivos, profesionales y empleados de la

administración, que ganaron peso frente a las viejas clases medias de agricultores, comerciantes y artesanos, quienes estaban en declive. La inserción de esta nueva clase media generó un cambio social. Goldthorpe sostenía que era central para reconstruir la estructura de clases la sociedad basada en relaciones de empleo, una clase de servicios formada por directivos, administradores y profesionales. Un elemento distintivo que caracteriza a la relación de servicios son los aumentos salariales y oportunidades, es decir, incrementar prestigio social y seguridad en el empleo. En contraste con la relación de servicios, los obreros asalariados establecen contratos de trabajo y el trabajador es supervisado, prevaleciendo la relación de servicio o el contrato de trabajo. Una segunda crítica de la clase de servicios es que este autor no integra solo a los asalariados sino también a propietarios del capital, es decir, implica unir personas de posiciones opuestas en una misma relación de producción. Divide, también, la ocupación no manual/manual que diferencia la clase de los empleados de rutina de cuello blanco de los trabajadores de clase obrera. Los empleados no manuales de rutina no pueden ejercer autoridad ni supervisión. La clase obrera está compuesta por la calificación de tareas. Por un lado la clase obrera calificada integrada por supervisores de trabajadores manuales, técnicos y overos calificados, esta es llamada elite de cuello azul, por sus condiciones de trabajo y altos ingresos, autonomía y estabilidad laboral. Por otro lado la clase obrera no calificada compuesta por trabajadores manuales y no calificados. Finalmente se presenta una división urbano/rural compuesta por pequeños propietarios rurales o trabajadores por cuenta propia de producción primaria y trabajadores asalariados agrícolas, también incluye a peones. El autor, en síntesis, establece que la clase de servicios es una clase social que se ha expandido abriendo espacios ocupacionales, generando movilidad ascendente, asegurando la reproducción y continuidad. [Esto es desde la postguerra hasta el S XX]. En contraste, el enfoque de Wright buscó analizar el crecimiento de las clases medias. Además de la propiedad de capital incorpora la explotación como fuentes de diferenciación entre las clases. Desde esta perspectiva, la expansión de las ocupaciones no calificadas de cuello blanco en el sector de servicios, es caracterizada como un nuevo proletariado de servicios. En América se dan dos grandes etapas que implican transformaciones, primero el desarrollo del modelo industrial fordista, 70’, que favoreció el crecimiento de la clase obrera como los empleados jerárquicos. En la postguerra la emergencia de una clase trabajadora con altos salarios se basó en el fortalecimiento de los sindicatos para proteger el empleo. Segundo, 70’, el motor de crecimiento depende de la economía global, del cambio técnico y del sector de servicios. Desde su visión, el desarrollo del sector de servicios generó una estratificación social más polarizada. Una interpretación sobre la evolución reciente de los grupos socio-ocupacionales en la Argentina: Argentina atravesó tendencias similares a las descriptas, relacionadas con el declive industrial y el incremento del empleo en el sector de servicios desde mediados de los 70’. La desindustrialización y contracción del mercado de trabajo generaron transformaciones regresivas de la estructura social. Entre 03’-11’ se generó un cambio ocupacional a partir de cómo afecta la estratificación social. La posición ocupada en las relaciones de producción, la autoridad, las calificaciones y la rama de actividad, califican la esfera socio-ocupacional.

La perspectiva principal fue el crecimiento de los estratos asalariados de la clase media y la clase obrera calificada, abriendo espacio para la inserción ocupacional. Cambios en el perfil de la estratificación social: Los cambios en relación con las clases medias se dieron en dos niveles: superior e inferior según criterios de prestigio social y niveles de ingresos. Las clases medias ampliaron sus fronteras en la estratificación social (la estratificación representa la desigualdad social en la distribución de bienes, implicando la existencia de una jerarquía). Los grupos ocupacionales que más crecieron fueron los empleados administrativos y técnicos, docentes y trabajadores de salud, al igual que dueños de comercio y servicios. En cambio, los trabajadores por cuenta propia con equipo propio, disminuyeron. La clase media superior se mantuvo en el mismo nivel relativo: los profesionales asalariados incrementaron su peso. Las clases populares disminuyeron, pero se produjeron cambios en su estructura interna. Los trabadores manuales por cuenta propia con oficio, los obreros no calificados y trabajadores por cuenta propia realizan trabajos en situación precaria y disminuyen su peso. En contraste, la clase obrera calificada creció un 5%. En su interior lo hicieron todos los grupos ocupacionales, primero los obreros de la construcción, los obreros fabriles luego, y por último los trabajadores de servicio asociados a la industria manufacturera y también aquellos trabajadores de servicios personales. El perfil de la estratificación social ha cambiado hacia una mayor integración, aumentando los ingresos, debido a la reducción de la desocupación y la incorporación de los trabajadores. Tendencias emergentes de movilidad social: La estratificación de clases cambia a partir de la influencia de procesos sociales y económicos que afectan la estructura productiva y ocupacional, así como las políticas públicas de redistribución de ingresos y derechos. Un fenómeno relacionado con esto es la posibilidad de movimiento social con el ascenso de las clases populares y medias que implican el mejoramiento de las condiciones de vida de la población. En primer lugar, la movilidad estructural en dirección ascendente, da lugar a la expansión de oportunidades ocupacionales en los estratos medios y altos que acompañan el desarrollo económico, promoviendo la ocupación calificada y abriendo el ingreso a las clases populares. La movilidad estructural puede ser también de carácter descendente; el cambio en el patrón de acumulación de la industria en el S XX, hacia el sector financiero, produjo un traspaso de la fuerza de trabajo del sector industrial a ocupaciones de servicios de baja calificación. Otro tipo de movilidad social es la considerada neta, que tiene lugar con independencia al cambio estructural. Este tipo de movilidad social tiene lugar en sociedades, en donde su estructura no permitiera experimentar grandes transformaciones. En la actualidad, dicha conceptualización reemplaza la fluidez de la estructura de clases, haciendo referencia al nivel de desigualdad entre las clases en la competencia por el acceso a posiciones mejores remuneradas y más deseables. En síntesis, el desarrollo de las políticas activas de redistribución del ingreso, ampliación de derechos sociales y equiparación del nivel de vida entre las distintas clases, favorecía la fluidez. Flujo de movilidad social individual: la movilidad social se relaciona con el cambio en la estructura social, según el ritmo y la intensidad del proceso, este cambio repercute en la apertura de oportunidades ocupacionales y educativas. La expansión de ocupaciones manuales calificadas en

el sector industrial y de servicios abrió un camino a la movilidad ascendente, al igual que la calificación laboral, el ingreso y la estabilidad en un puesto. [Ascenso de las clases populares]. Los regímenes de movilidad social muestran la disminución de la apertura de la estructura social. Debido a la expansión económica en el 03 se reinsertan laboralmente obreros calificados que habían sido desocupados en los 90’, además, se incorpora el empleo formal en el sector industrial y de servicios, en donde los hijos de trabajadores son desplazados al sector informal. Reflexiones: La movilidad de carácter colectivo en la estructura social, cuyo eje fueron las clases overas calificadas y fracciones de la clase obrera media asalariada. Esta movilidad puede entenderse como un cambio de una clase en sentido ascendente por participación creciente de la sociedad. En los 50’-60’ la movilidad, se describía como proceso acelerado de incorporación de las clases populares urbanas a la sociedad en términos económicos, políticos y sociales durante los comienzos de la industrialización sustantiva de importaciones. Lo cual implica un proceso donde la clase mejora su posición en la estructura social. En los últimos años en Argentina, ambos tipos de movilidad, individual y colectiva, estuvieron asociados. Los flujos de movilidad individual de trabajadores desde el sector informal hacia las ocupaciones registradas, fueron la base sobre la cual se desarrolló la movilización y mejoras colectivas obtenidas por la clase obrera calificada y de un sector de la clase media asalariada. El efecto combinado del crecimiento del empleo asalariado y el cambio en la composición de la participación de los trabajadores registrados, impulsó el fortalecimiento del sistema de relaciones laborales al igual que el fortalecimiento de los sindicatos. En este marco, el movimiento sindical dejó atrás la política defensiva de los 90’ reflejando la flexibilización laboral y el desempleo, y desarrolló una política ofensiva orientada al aumento de salarios, la disminución de la explotación, ampliación de la cobertura laboral y la sindicalización de los trabajadores. La determinación de los salarios a través de la negociación colectiva, extendiéndose en el 04. Actualmente, el 80% de las remuneraciones reflejan las escalas de los convenios colectivos, reduciendo el margen de decisión individual de las empresas para fijar salarios. La fijación de los salarios a través de la negociación colectiva produjo disminución de desigualdad del ingreso debido a dos factores, primero por el bajo grado de diferenciación y otro por la coordinación de los incrementos salariales entre sindicatos y su competencia. También se incrementaron los conflictos laborales con paro y huelgas en el ámbito público. El progresivo incremento de los salarios a través de la negociación colectiva, acompañado de la disminución de las desigualdades salariales, tendió a mejorar la posición de los obreros calificados. En síntesis, las tendencias de ingresos reflejan las pautas igualitarias que divergen de la polarización y acentuación de distintos factores sociales que prevalecieron en Arg del 75 al 01.


 

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