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Economía |
Resumen para el Primer Parcial |
Cátedra: Singerman |
Sede Ciudad |
1° Cuat. de 2006 |
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LOS SALARIOS Y EL TRABAJO
Vivimos en una sociedad de consumo, tomamos decisiones y expresamos quienes
somos consumiendo.
Para muchas de las personas que tienen la suerte de tener un empleo, su trabajo
es poco más que una forma de conseguir el dinero necesario para poder consumir
más adelante.
Encontrar empleo es un trabajo difícil.
La pérdida del empleo no sólo representa un desastre financiero sino también una
calamidad personal.
Para la mayoría de las personas que viven en nuestras sociedades, el trabajo
significa ser un asalariado de alguna otra persona (o de una compañía). Esta
relación entre empresarios y trabajadores es una relación de clase, es decir,
los empresarios y los trabajadores constituyen diferentes clases.
Todas las relaciones económicas contienen algunos aspectos de competencia,
autoritarismo y cambio.
Dado que los capitalistas compiten con otros capitalistas y los trabajadores
compiten con otros trabajadores, estas relaciones internas de las clases
reflejan fundamentalmente la competencia o dimensión horizontal. Las relaciones
entre clases entre los trabajadores y asalariados reflejan principalmente la
dimensión de autoritarismo o vertical. La relación de clase se basa en la
existencia de supervisores y supervisados, de personas que se encuentran por
debajo de ellas.
La teoría económica neoclásica deja de lado en gran medida la relación entre los
empresarios y los trabajadores.
Los trabajadores una vez que hayan llegado a un acuerdo sobre el salario,
realizan voluntariamente el esfuerzo necesario para poder llevarlo a cabo. Así
pues, el trabajo puede considerarse como cualquier otro factor de producción.
Existe un conflicto fundamental entre los intereses de los empresarios en el
centro del trabajo y los de los trabajadores y que los empresarios organizan el
trabajo en forma jerárquica de arriba abajo para extraer trabajo de los
trabajadores.
Esta idea expresa:
La producción de cosas - el trabajo – no es aburrida ni atractiva por
naturaleza. Lo que sea trabajo y la forma en que lo experimentamos y
reaccionemos ante él, depende en buena medida de la forma en que se organice el
proceso de trabajo, de la forma en que se organice el resto de la sociedad y del
lugar que ocupemos en dicho proceso de trabajo.
La empresa capitalista es un sistema autoritario, en el que el poder se ejerce
de arriba abajo. En la empresa la principal forma de interacción es el ejercicio
de autoridad por parte de los patronos sobre sus trabajadores.
Existe un conflicto entre lo que los trabajadores quieren y lo que los
empresarios desean obtener del proceso de trabajo.
Los empresarios pueden ejercer el poder sobre sus trabajadores porque casi
siempre existe desempleo, es decir, un exceso de oferta en el mercado de
trabajo.
Los empresarios organizan los procesos de trabajo de tal forma que aumenten sus
oportunidades de extraer trabajo de sus trabajadores, lo que implica que el
trabajo se organiza de forma jerárquica, mediante un control autoritario o de
arriba abajo.
El trabajo, la pereza y la organización social.
Algunas personas dividen el día entre las horas de trabajo, y el resto, llamado
ocio. El primero es un mal, es decir, algo que debería evitarse si no fuera por
el hecho de que resulta necesario para obtener el dinero con el que adquirir
bienes. Las personas obtienen utilidad de los bienes y desutilidad del trabajo.
Tenemos una tendencia natural a ser perezosos, que intrínsecamente nos disgusta
realizar un esfuerzo. El problema está en que algunos tipos de trabajos con
objetables. Uno de los factores que contribuye a hacer que el trabajo sea
objetable es la forma en que se organiza y, especialmente, para quién se
realiza.
La idea de que el trabajo es un mal es errónea. A las personas les resulta
satisfactorio ser capaces de producir algo, poseer cualificaciones laborales que
son productivas y potencialmente útiles y asociarse con otros en sus centros de
trabajo.
La empresa capitalista como una economía autoritaria.
La economía capitalista está formada por empresas y mercados. En los mercados se
intercambia dinero por mercancías. En la empresa las personas no se dedican a
hacer intercambios, sino que están sometidas a relaciones de autoridad, es
decir, se dedican a dar y a recibir órdenes. Muchos economistas definen a la
empresa como una “economía autoritaria”.
La organización del trabajo se determina mediante la interacción de las
relaciones de mercado y el autoritarismo.
Aunque los empresarios generalmente son los que mandan, no siempre obtienen
exactamente lo que quieren.
El conflicto entre los trabajadores y los empresarios.
Los trabajadores y los empresarios ocupan diferentes posiciones en el proceso de
producción. Los trabajadores realizan el trabajo necesario para producir algo y
reciben a cambio un salario por su tiempo de trabajo. Los empresarios contratan
a los trabajadores y se quedan con lo que estos producen para venderlo.
Los trabajadores quieren que sus puestos de trabajo no sean demasiado agotadores
y que sus salarios sean los más altos posibles. Los puestos de trabajo
agotadores son desagradables porque al trabajador le queda menos energía para
gastar después del trabajo.
Los capitalistas quieren que los beneficios sean elevados.
Los beneficios serán mayores:
Cuanto mayor sea:
El esfuerzo laboral de los trabajadores por hora.
El trabajo producido por unidad de esfuerzo.
Y cuanto menor sea:
El salario.
El coste laboral unitario es igual a los salarios por hora divididos por el
número de unidades del bien producidas en esa hora.
A menos que cambien algunas cosas, los beneficios serán mayores cuantos menores
sean los costos unitarios.
Los capitalistas, en sus esfuerzos por elevar sus beneficios, tratarán de
reducir el salario y de elevar el esfuerzo laboral del trabajador por hora y el
trabajo producido por unidad de esfuerzo.
Los salarios pueden fijarse de forma individual entre el empresario y cada
trabajador o, como ocurre en el caso de muchos trabajadores en la mayoría de los
países, mediante una negociación colectiva entre los empresarios y los
representantes de los trabajadores, pertenecientes por lo general a algún
sindicato.
La situación del mercado de trabajo, y en concreto el nivel de los salarios de
los puestos de trabajo parecidos y el índice de desempleo, ejerce una influencia
fundamental en la oferta salarial de los capitalistas.
El nivel salarial que se negocie se encontrará dentro del intervalo establecido,
por una parte, por la situación del mercado de trabajo y, por otra, por el nivel
de productividad y los precios del producto. Una vez alcanzado el acuerdo, los
niveles salariales se suelen formalizar en convenios.
COSTA – LANGER
Capitulo 9: una visión general de la teoría general.
En la teoría general de la ocupación, el interés, y el dinero la crítica se
centra más que nada en el funcionamiento del mercado de trabajo. Sin embargo, su
alcance fue mucho mayor y las conclusiones obtenidas alcanzaron a revolucionar
el conjunto de la teoría neoclásica hasta llevarla a una síntesis que hoy en día
es la teoría dominante tanto en el plano académico como en el político.
1-Contexto histórico y génesis de las ideas Keynesianas.
Final de la primera guerra mundial surge la llamada “crisis del 30” o “gran
depresión”
Esta crisis se extiende a la mayor parte del mundo capitalista
Casi todos los países con un alto grado de desarrollo sufrieron importantes
declives en la producción industrial
La desocupación fue una consecuencia directa de la crisis
Los países mas afectados eran los que presentaban un mayor avance de las
estructuras capitalistas.
En muchos países los regímenes autoritarios comenzaron a avanzar y muchos
valuaron a la intervención estatal positivamente.
2-La teoría económica hegemónica antes de Keynes
La teoría económica q dominaba tanto el ámbito académico como en el político
antes de la irrupción del keynesianismo era la neoclásica.
Durante la década del 30 esta escuela cayó en un gran descrédito ya que no tenía
explicaciones, ni propuestas, ni soluciones ante la crisis que azotaba a gran
parte del mundo capitalista.
La causa fundamental de esta incapacidad era:
Los neoclásicos y marginalistas basaban sus teorías en situaciones de equilibrio
estable con pleno empleo
El supuesto de plena utilización de los factores de producción permitió a la
teoría centrar sus investigaciones en la forma en que se distribuía el producto
y los recursos de la sociedad y dejaron de lado el estudio sobre como se
determinaba el nivel de producción y empleo.
Terrible disociación entre teoría y realidad.
3-Reformulación del cuerpo teórico de la economía
Keynes quiere realizar una reformulación que permita trasformar la teoría
neoclásica nuevamente en una herramienta útil para explicar y justificar los
hechos y políticas concretas. Entiende que el principal quiebre entre teoría
económica y realidad radica principalmente en el supuesto arribo automático a
situaciones de plena ocupación de los factores de producción.
Por eso no se va a dedicar en su obra a buscar, criticar o señalar los defectos
de la teoría neoclásica sino más bien a investigar por qué ésta no responde a
las exigencias cambiantes de la realidad.
Keynes va a considerar dentro de su teoría la situación de pleno empleo como una
de las muchas situaciones factibles a las que puede llegar la economía real,
existiendo desempleo en todos los demás casos. Con esto podemos darnos cuenta
que la falla de la teoría neoclásica radica en contemplar un solo caso de todos
los posibles, lo cual lleva a perder la generalidad que la teoría requiere.
Puntos en los que Keynes centra su teoría:
Explicación de por qué ciertos factores de la producción terminan quedando
desempleados, reduciendo así el volumen de la producción total.
Determinación del nivel del producto y el empleo total de un país, su
crecimiento y sus posibilidades.
Va a dejar de preocuparse por la distribución de recursos escasos entre usos
múltiples necesidades y en lugar de eso se va a ocupar de la problemática de la
creación de RIQUEZA SOCIAL.
La premisa central de Keynes sobre la posibilidad de equilibrios con desempleo
implicaba asumir que el desarrollo del capitalismo presentaba potenciales
limitaciones, es decir, que antes determinadas condiciones sociales el sistema
capitalista no era capaz de brindar a todos los habitantes la posibilidad de
trabajar, y por tanto de percibir ingresos para destinarlos a satisfacer sus
necesidades básicas.
Sin embargo Keynes no se dedico a criticar el sistema sino a reconocer los
problemas de funcionamiento, el cambio del mismo en relación de fuerzas
político-sociales y procurar una reestructuración adecuada de la función
hegemónica del capital dentro del nuevo contexto histórico.
En resumen, el planteo keynesiano es un llamado de atención sobre las
posibilidades, limitaciones y consecuencias del capitalismo.
4-Abandono de las ideas y políticas neoclásicas ortodoxas.
La crítica teórica keynesiana a la tradición neoclásica plantea en sí misma la
necesidad de cambiar las políticas económicas hasta ese momento aplicadas. Dado
que los mercados no ajustan automáticamente en el pleno empleo, es necesaria la
acción del estado para conducir a la economía por la mejor senda posible. En
resumen, Keynes cree en el Estado y abandonó el laissez faire (dejar hacer a los
mercados) porque las condiciones para que tenga éxito habían desaparecido.
Volviendo a enumerar algunas características de la teoría, ésta se basada
siempre en la defensa de la libertad de comerciar reduciendo todos los derechos
de los individuos al derecho del libre comercio.
Keynes refutando este aspecto de la teoría, parte de su propia interpretación de
los derechos individuales del hombre para defender la necesidad de que el Estado
abandone su política de “no intervención” y tome un rol activo dentro del
funcionamiento de la economía.
Mas allá de la diferencias con las políticas económicas recomendadas en el
planteo teórico de Keynes invierte la causalidad de la explicación neoclásica
del funcionamiento de los mercados, lo cual tendrá una repercusión muy sensible
en la teoría del mercado de trabajo y la de los determinantes del nivel de
inversión y por tanto del nivel de producto.
Si nos referimos al Mercado de trabajo la teoría neoclásica plantea que si el
mercado no ajusta a situaciones de equilibrio con pleno empleo se debe a que los
trabajadores pretenden un salario superior a lo que le aportan al producto, es
decir, superior a su productividad marginal. En pocas palabras son los
trabajadores lo responsables del desempleo debido a que se resisten a disminuir
sus salarios.
Keynes en cambio cuando se refiere al mercado de trabajo lo hace sin
considerarlo un mercado ya que es evidente el desempleo involuntario. La
responsabilidad según Keynes, recae en los empresarios quienes al invertir sólo
una baja porción de los ahorros existentes en la economía generan una caída del
producto y con ello una mayor desocupación. En resumen, los trabajadores no
tienen ninguna responsabilidad en la determinación del desempleo ni tienen
herramientas para solucionarlo. El caso de pleno empleo es un caso en particular
de su teoría.
La extracción de trabajo.
La cantidad de esfuerzo, o trabajo, que los trabajadores realizan cada hora, se
determina, al igual que el salario, a través de un proceso negociador. Sin
embargo, los resultados de este proceso casi nunca se plasman en un contrato o
convenio escrito.
Un contrato de trabajo especifica tres elementos:
La tarifa salarial.
La jornada de trabajo.
El derecho del patrono a dirigir los esfuerzos del trabajador durante la jornada
laboral.
Los dos primeros elementos pueden establecerse con precisión por adelantado. La
jornada laboral se puede establecer al minuto, determinando con gran precisión.
El tercer elemento no puede definirse con precisión por adelantado.
Los trabajadores no pueden no hacer nada de lo que les manden los patronos
excepto lo que sea absolutamente imprescindible para no ser despedidos.
El empresario ha adquirido el derecho a usar unos servicios laborales
potenciales.
Sólo el trabajo real, la actividad humana productiva, genera mercancías que el
capitalista puede vender para obtener un beneficio.
Para obtener beneficios, el capitalista debe estar seguro de que el tiempo de
trabajo adquirido se traduce en trabajo realizado: debe extraer trabajo del
trabajador.
El conflicto en cuanto a la extracción del trabajo surge porque el empresario
desearía que los trabajadores trabajaran más intensamente. El empresario
pretende minimizar los costes laborales unitarios.
El proceso mediante el cual el capitalista obtiene trabajo a partir del tiempo
de trabajo se denomina extracción y no intercambio porque tiene lugar en
circunstancias diferentes de las que existen en un mercado.
En los procesos de trabajo en los que existe una considerable especialización,
es necesaria una cierta coordinación de los diferentes productores.
La principal tarea de los patronos es transformar el tiempo de trabajo adquirido
en trabajo realizado.
El trabajo va incorporado necesariamente al cuerpo del trabajador y no puede
separarse de ese ser humano vivo, que tiene sus propias necesidades, deseos y
voluntad.
El capitalista también podría contratar al trabajador a destajo, es decir, cada
vez que realizara una tarea concreta, recibirá una determinada cantidad de
dinero. El capitalista pagaría del trabajo realmente realizado y no el
potencial. Dado que el trabajador sólo cobraría por el trabajo efectivamente
realizado, no habría necesidad de que hubiera relaciones autoritarias.
Una forma muy eficaz de protesta para los trabajadores es la “huelga de celo”,
que consiste en cumplir rigurosamente las normas y reglamentaciones, a menudo
deteniendo prácticamente la producción.
El sistema de trabajo a destajo es imposible aplicarlo en la mayoría de los
puestos de trabajo. Para que todos los trabajadores puedan estar sujetos a este
sistema, su producción debe ser independiente de la de los demás.
El trabajo a destajo se emplea más, especialmente en la industria y en algunas
tareas del campo, pero en conjunto su utilización es bastante limitada.
La naturaleza especial del mercado de trabajo.
Los empresarios contratan trabajadores y los trabajadores encuentran trabajo a
través del mercado de trabajo. En este mercado, los empresarios son los
demandantes del tiempo de trabajo y los trabajadores los oferentes. Como en
todos los mercados, existe un cierto grado de intercambio voluntario; a nadie se
le obliga o se le fuerza a firmar un contrato a menos que esté de acuerdo en
hacerlo.
El gobierno puede intervenir para establecer relaciones entre los capitalistas y
los trabajadores. Pero los empresarios pueden ejercer su poder sin que éste
intervenga.
El mercado de trabajo es competitivo y conflictivo, más que otros mercados.
Tiene dos rasgos especiales:
Mientras que los mercados de bienes pueden vaciarse, en el mercado de trabajo
casi nunca se da una situación de inexistencia de exceso de oferta.
Una disminución de los salarios quizá eleve el desempleo en lugar de reducirlo.
Si una persona se da de baja en un puesto de trabajo para ir a buscar otro que
empieza dentro de poco tiempo se denomina desempleo friccional. Si una persona
deja su puesto de trabajo hoy para poder buscar más eficazmente un nuevo empleo
se denomina desempleo de búsqueda.
Cuando hablamos de exceso de oferta o desempleo, nos referimos al nivel
existente una vez descontado el desempleo friccional y el de búsqueda.
El exceso de oferta de un trabajo o desempleo involuntario es un rasgo
permanente del mercado de trabajo en una economía capitalista. Cuando la oferta
de trabajo es mayor a la demanda de trabajo, los mercados de trabajo no muestran
ninguna tendencia a eliminar ese exceso de oferta.
Para los capitalistas, la única razón para producir es obtener beneficios.
Cuando no esperan obtener un beneficio se retiran de la producción. Dejan de
invertir y empiezan a despedir trabajadores en vez de contratarlos. Pero si
despiden trabajadores, crean desempleo, o exceso de oferta de tiempo de trabajo,
en los mercados de trabajo. Así pues, si el mercado de trabajo se vaciara, los
beneficios disminuirían, los trabajadores serían despedidos y volvería a
reaparecer el desempleo. Un mercado de trabajo que se vaciara no podría
persistir.
Crítica keynesiana al mercado de trabajo neoclásico.
La obra de Keynes tiene por objeto criticar el pensamiento neoclásico, en el
cual él mismo se había formado, pero en particular iba dirigido a criticar el
funcionamiento del mercado de trabajo, concluyendo sin embargo, con una critica
general al cuerpo teórico existente.
Lo que busca es un estudio de las fuerzas que determinan los cambios en la
escala de producción y ocupación de un todo, acercándose a una teoría general.
Al mismo tiempo, como la teoría dominante del momento, la neoclásica, describía
una situación diferente a la realidad social que se vivía en aquel entonces,
establece que los postulados de la misma solo son aplicables a un caso especial
y no general. Así, queda determinada una teoría más general la cual incluye como
caso particular a la teoría neoclásica.
Según la teoría neoclásica, la demanda de trabajo es el resultado de la
maximización de beneficios del productor, y la oferta de trabajo es el resultado
maximizador de la utilidad resultado de la elección del consumidor entre consumo
y ocio. De este modo, el desempleo es entendido como un exceso de la oferta de
trabajo, el cual tiende a equilibrarse hacia el punto óptimo (el pleno empleo).
Esto da por resultado un mercado de pleno empleo, en el cual cualquiera que
desee trabajar al salario real vigente, lo hará, por lo que si hay desempleo,
este es voluntario (porque el trabajador no desea trabajar por un salario menor)
o friccional (el trabajador esta desempleado temporalmente mientras cambia un
trabajo por otro). De este modo, para los neoclásicos, la existencia de
desempleo es que responsabilidad de los trabajadores que se resisten a la
flexibilidad a la baja en los salarios reales.
Es ahí cuando Keynes realiza la crítica a la teoría neoclásica la cual no
explicaba lo que en verdad sucedía: la existencia de desempleo involuntario
(desempleados que están dispuestos a trabajar al salario real vigente pero que
no consiguen trabajo).
Teniendo en cuenta lo sostenido por los neoclásicos, Keynes da cuatro políticas
posibles: una para combatir el desempleo friccional y tres para el desempleo
voluntario:
para disminuir el desempleo friccional propone una mejor organización y
utilización del tiempo entre el paso de un trabajo a otro (Ej. mejorando el
acceso a la información);
para disminuir el desempleo voluntario, propone fomentar la disminución el la
valorización negativa del trabajo, es decir, hacer que la gente trabaje;
aumento en la productividad marginal física de las industrias que producen
artículos para asalariados que llevaría a una disminución general en los precios
de los mismos artículos aumentando el salario real de los trabajadores lo que
concluiría a un aumento en la ocupación voluntaria (los desocupados voluntarios
se verían tentadas a trabajar ya que ha aumentado el salario real ofrecido lo
que llevaría a una disminución en la desocupación de ese tipo);
aumento en el precio de los artículos para no asalariados aumentando así el
salario real de los asalariados. Esto se debe a que el aumento del precio de
artículos para no asalariados los llevara a una disminución en el consumo de
artículos para asalariados, que provocara la caída de su demanda y de su precio.
Al disminuir el precio de estos, aumenta el poder de compra de los asalariados,
es decir, aumenta su salario real.
Ante el hecho que, según los postulados de la teoría neoclásica, los
trabajadores eran los únicos responsables del desempleo y no se admitía la
existencia de lo que Keynes denomino “desempleados involuntarios”, Keynes
analiza los postulados sobre los que se basa la teoría neoclásica de la
ocupación, poniendo en duda su veracidad. Los dos postulados de esta teoría,
son:
I- el salario real es igual al producto marginal del trabajo.
Esto es la condición de maximización de beneficios a partir de la cual se
obtiene la curva de demanda de trabajo. Los empresarios van a contratar
trabajadores hasta el punto en el cual su productividad sea igual al salario
real; de ahí que la única forma de que aumente el nivel de empleo es mediante la
disminución del salario real;
II- la utilidad del salario es igual a la desutilidad marginal de ese mismo
volumen de ocupación.
Es decir, el trabajador compara su salario (que le permite consumir) con el
ocio, y a partir de ese resultado determina si le conviene ir a trabajar o
abstenerse a esto ya que considera que la retribución es inferior a su aporte en
la producción. Esta es la condición de punto óptimo de la maximización de
utilidad de los trabajadores que forma la curva de oferta de trabajo.
Keynes acepta el primer postulado, pero rechaza el segundo ya que éste es
compatible con la existencia de las dos formas de desempleo que admiten los
neoclásicos, (el desempleo voluntario y el friccional) pero no con el desempleo
involuntario.
La falsedad de dicho postulado es sostenida por Keynes a partir de una crítica
teórica y una empírica.
Primer crítica (teórica): en el mercado de trabajo, los trabajadores no pueden
determinar a su voluntad el precio de su fuerza de trabajo, es decir, su propio
salario.
En caso de que los trabajadores aceptasen trabajar por un salario nominal
inferior, no real, traería consigo un disminución general en le precio de las
mercancías (ya que el salario nominal es uno de los componentes del precio de
las mismas), con lo cual el salario real permanecerá constante, ya que el poder
de compra de los trabajadores será el mismo.
Segunda critica (empírica): como la curva de oferta de trabajo relaciona el
salario de un trabajador con la cantidad ofrecida de trabajo, en el caso de una
disminución del salario real, muchos trabajadores abandonarían sus puestos de
trabajo ya que les reporta mas utilidad el ocio que el consumo que le permite su
salario. Sin embargo, esto no se ve en la realidad, ya que ante una situación de
inflación (aumento de precios y disminución del salario real) los trabajadores
no abandonan sus puestos de trabajo.
Keynes considera falso el segundo postulado de la teoría neoclásica al refutar
la idea de la existencia permanente de pleno empleo, porque los trabajadores no
pueden lograr la igualdad de entre utilidad marginal del salario real con la
desutilidad marginal del trabajo ya que solo pueden fijar su salario nominal, y
no el real (el cual depende también de los precios de los bienes en el mercado.)
El rechazo del segundo postulado neoclásico determina que la curva de oferta de
trabajo no es como las otras curvas del mercado, lo que lleva al quiebre de la
teoría neoclásica. Además, el primer postulado, el cual Keynes había aceptado,
tiene un significado diferente para él, ya que vinculan el nivel de empleo y el
de salario real.
Es así como, las dos variables del mercado de trabajo, el nivel de empleo y su
precio o salario real, no se determinan por la libre interacción de la oferta y
la demanda, sino que la producción cumple un rol muy importante.
Capítulo 11
Demanda efectiva y determinación del nivel de producción y ocupación.
La decisión de un empresario sobre cuánto producir incidirá directamente sobre
el nivel de producto total y por tanto, sobre el nivel de empleo existente.
1- UN MODELO DE ECONOMIA AGREGADA.
Los bienes de servicio son demandados para consumo o inversión. El consumo se
relaciona con los gastos que realizan los miembros de la sociedad para
satisfacer sus necesidades. La inversión es el gasto que realizan las empresas
destinado a incrementar el capital. Todo acto de inversión implica uno de
ahorro. El consumo y la inversión se refieren a bienes y servicios. Los bienes
que se producen pueden ser utilizados para satisfacer necesidades humanas o para
mejorar la capacidad productiva de la economía, lo que supone una mayor
producción en el futuro. Para que sea posible la inversión, una parte de los
ingresos generados deben retirarse del consumo. Esto supone un ahorro por parte
de los individuos.
En la producción de bienes intervienen factores productivos (tierra, capital y
trabajo) que son remunerados por su productividad marginal. El valor total del
producto es igual a la suma de todos los costos de producción, los que a su vez
son los ingresos de los miembros de la sociedad. El valor de la producción es
igual a la suma de los ingresos de los individuos. Toda venta genera un ingreso
por su mismo valor, que luego será distribuido entre los distintos factores
productivos. Y todo gasto realizado para producir un bien genera un ingreso de
igual valor.
2. LA LEY DE SAY.
Establece que un aumento en la producción siempre genera un aumento suficiente
del gasto que garantiza la venta de dicho producto adicional. Toda oferta crea
su propia demanda.
Según Say, el simple acto de producción de un bien inmediatamente abre la puerta
a la venta de otros productos, ya que, el productor teme que el valor de la
mercancía se reduzca en sus manos. Al mismo tiempo no tarda en disponer de su
dinero el cual también es susceptible de perder valor. Para esto, compra otro
bien. Say asume que un empresario no produce para tener una pila de billetes,
sino que lo hace para demandar otros bienes de otros mercados. El acto de
producir crea la posibilidad de consumir. El total del ingreso de los individuos
se destina a un gasto.
Un aumento en los ingresos no generará inmediatamente consumo si los individuos
prefieren ahorrar. La teoría neoclásica soluciona este problema diciendo que el
ahorro es en definitiva consumo futuro. Entonces, no habría problema para que el
ahorro total de los individuos de una sociedad sea tomado por otros individuos y
se destine directamente a la inversión. Ahorro e inversión no tendrían por qué
diferir siempre y cuando el mercado de dinero funcione correctamente y su
precio-la tasa de interés- funcione como el precio que equilibra la oferta de
ahorros con la demanda de inversiones.
3. LA TASA DE INTERES COMO PRECIO DE EQUILIBRIO ENTRE AHORRO E INVERSION.
El ingreso puede ser destinado al consumo o al ahorro. Puesto que la demanda es
igual a la suma del consumo y la inversión, para que todo el ingreso se
transforme en demanda (de bienes), el ahorro debe ser igual ala inversión. Si
una persona ahorra no demanda otros bienes. La ley de Say implica que el total
del ahorro se destina a la inversión.
Sin embargo, quien ahorra no es el mismo que el que invierte. Los neoclásicos
plantean que el equilibrio entre ahorro e inversión es garantizado por el juego
de oferta y demanda y la tasa de interés es el precio que regula este mercado.
El interés es el precio pagado por el uso del capital en cualquier mercado.
Tiende al equilibrio en el que la demanda global de capital = oferta de capital,
ofrecidos a esa tasa de interés. Para los neoclásicos ahorro e inversión se
rigen según las leyes de su propio mercado donde la tasa de interés es el precio
de ambos.
Mercado neoclásico de dinero para ahorros e inversión según Keynes:
Tasa de interés: factor que equilibra la demanda de inversiones con la
inclinación al ahorro (con la oferta del ahorro)
Inversión: representa la demanda de recursos invertibles.
Ahorro: representa la oferta de recursos invertibles.
La tasa de interés se define en el punto (de equilibrio) donde el monto de la
inversión a esa tasa de interés es igual a la de los ahorros, a dicha tasa de
interés.
En conclusión, la oferta es el ahorro de los individuos y la demanda la
inversión de otros y la tasa de interés es el precio que garantiza el ajuste
entre ambas.
MERCADO DE DINERO.
La tasa de interés representa lo que le cuesta a los agentes conseguir dinero
para realizar una inversión y el beneficio que obtienen quienes ahorran por
postergar su consumo futuro.
Si aumentan los ahorros, aumenta la oferta de dinero y disminuye la tasa de
interés. Si tengo mucho dinero no voy a exigir demasiado a cambio por este, pero
si tengo poca plata, y me piden prestado, voy a exigir una buena recompensa
(alto interés).
El vital circuito aumento de la producción – incremento en proporción de los
ingresos – consumo del total del producto adicional, no se ve afectado por la
existencia del ahorro. Nada puede impedir que los empresarios aumenten su
producción hasta alcanzar la utilización plena de la capacidad productiva. El
incremento del producto sólo se verá limitado cuando L, T y K estén
completamente utilizados. Para los neoclásicos la ley de Say se cumple en una
economía monetaria a condición de que el mercado que ajusta las cantidades de
ahorro e inversión funcione correctamente.
Keynes quiere refutar esta ley y el funcionamiento del mercado de dinero para S
e I.
4. CRITICA AL MERCADO DE DINERO NEOCLASICO.
Keynes pondrá en cuestión la efectividad de la tasa de interés para equilibrar
las cuantías de ahorro e inversión.
El nivel de inversiones se realiza en el punto en que se igualan la tasa de
interés y la eficiencia marginal del capital, pero no significa que éstas sean
lo mismo. La EMK rige la demanda de fondos para nuevas inversiones. La EMK es la
utilidad que reporta al empresario una unidad más de capital. La tasa de interés
incide en el ahorro, pero de ninguna forma puede actuar como el nexo que
posibilite la igualdad de inversión y ahorro.
El problema del mercado de dinero es que la tasa de interés no es directamente
el precio que se percibe por ahorrar, sino que es la recompensa por privarse de
liquidez. La tasa de interés funciona como nexo entre el deseo de conservar
dinero en efectivo y la oferta de dinero. La cantidad de dinero es el otro
factor que, combinado con la preferencia por la liquidez, determina la tasa real
de interés en circunstancias dadas. La tasa de interés es determinada por la
oferta y demanda de dinero, y se modifica ante una variación en la oferta
monetaria. Si aumenta la oferta de dinero la tasa de interés de equilibrio
disminuye.
Motivos para demandar dinero (son distintos a los motivos para la D de fondos de
Inv.)
motivo transacción: necesidad de dinero para realizar consumo e inversiones.
motivo precaución: atesoramiento por incertidumbre respecto al futuro
motivo especulación: retención de dinero para obtener mayores ganancias en el
futuro.
Un aumento de la oferta de dinero, no necesariamente deberá relacionarse con una
baja de la tasa de interés. Si dicho aumento de la oferta monetaria trae
aparejado un aumento similar de la preferencia por la liquidez debido al motivo
especulación, entonces la tasa de interés se mantendrá en el mismo nivel.
Tasa de interés
Cant. de dinero
Aumenta la oferta de dinero, aumenta la demanda del mismo en efectivo. A un
nivel de tasa de interés, los individuos prefieren mantener todo incremento de
dinero en efectivo. Este efecto se conoce como trampa de la liquidez. Por más
que aumente la oferta monetaria la tasa de interés se mantendrá constante y por
tanto, no habrá ninguna repercusión sobre los niveles de inversión. La trampa de
liquidez es solamente un momento por el cual puede pasar la economía. Keynes
reconoce que un aumento en la oferta de dinero produce una disminución en la
tasa de interés porque éste se hace más abundante. Si las expectativas no son
buenas, por más que las tasas de interés sean muy bajas, los empresarios no
tomarán nada de la oferta creciente de ahorros para incrementar su demanda de
inversiones.
Keynes plantea dos condicionantes que impiden que la tasa de interés sea capaz
de equilibrar las cantidades de ahorro e inversión:
La función de dinero como reserva de valor (y la posibilidad de caer en una
trampa de liquidez) y la dependencia de la inversión de la EMK, una variable
distinta a la propia tasa de interés de la cual depende la oferta de ahorros.
Al hacerse imposible el ajuste automático entre ahorro e inversión, se pone en
cuestión el supuesto neoclásico que dice que la automaticidad del libre mercado
lleva la economía a posiciones de pleno empleo.
La trampa de liquidez y los animal spirits deprimidos al detener el crecimiento
de la inversión detienen el crecimiento del producto y por tanto el nivel de
ocupación. Puede suceder, también que al incrementar la oferta de dinero, bajan
las tasas de interés y tienen efecto sobre el nivel de inversiones. Sin embargo,
puede ser que no haya cambios en el nivel de producto y empleo. Esto se puede
dar al producirse una disminución a la propensión de consumir por parte de la
sociedad. De esta forma la demanda efectiva se mantiene constante.
Keynes plantea tres situaciones/conclusiones, dada Ceteris paribus
(sólo varía la cantidad de dinero):
1- Un aumento en la cantidad de dinero (oferta) puede reducir la tasa de
interés, pero esto no sucede si la preferencia por la liquidez (demanda) del
público aumentan más que la cantidad de dinero
2- Un descenso en la tasa de interés puede provocar un aumento en el volumen de
inversión, pero esto no ocurre si la curva de EMK baja con más rapidez que la
tasa de interés (es decir, si las expectativas son malas, los empresarios no
aumentan la inversión por más que sea bajo el interés que deban pagar).
3- Puede que un aumento en el volumen de ocupación haga subir la ocupación, pero
esto puede no suceder si disminuye el consumo por parte de la soiedad.
Según Keynes, un acto de ahorro puede ser entendido como una disminución de la
demanda global. Lo cual puede afectar las expectativas de ventas y ganancias de
los empresarios y por tanto pueden caer las inversiones y la demanda efectiva de
la sociedad. Al período siguiente la oferta global se ajustará al nuevo nivel de
demanda más bajo al de pleno empleo, donde sí coinciden ahorro e inversión.
5- CRITICA A LA LEY DE SAY
Si el ahorro no es destinado a la inversión, éste será percibido en el mercado
como una falta de demanda. Lo que afecta al mercado es la demanda realizada y no
la hipotética que no llega al mercado.
Keynes introduce el concepto de Smith, demanda efectiva definida por las
cantidades de consumo e inversión efectivamente realizados por la sociedad,
cuyos niveles dependen de las expectativas que tengan los empresarios sobre los
mismos. Y los demandantes efectivos son las personas que están dispuestas a
pagar el precio natural de la mercancía. La demanda absoluta se da cuando x
mercancía no es llevada al mercado para satisfacer la/s necesidad/es del
demandante.
Según Keynes la ley de Say sólo puede darse para el caso en el que exista una
economía de trueque en la que no exista una mercancía capaz de almacenar valor
(el dinero por ej)
Si la ley de Say es falsa no hay nada que asegure que toda oferta (y su aumento)
genere su propia demanda. Los empresarios sólo producirán la cantidad de
producto que ellos crean que encontrará salida en el mercado, deben ajustar la
producción a la cantidad demandada. Por lo tanto, restringen la demanda de
factores, entre ellos el trabajo, y dan lugar a que exista desempleo
involuntario. El problema de explicar los determinantes de los volúmenes de
producción y ocupación se presentan en una economía donde los individuos no
necesariamente deben gastar todo su ingreso sino que pueden reservarlo.
6. DEMANDA EFECTIVA Y DETERMINACION DEL PRODUCTO DE LA ECONOMIA
Según Keynes, el nivel de producción total de la economía dependerá de la
demanda y oferta globales, las cuales dependen del nivel de ocupación. Una mayor
producción implica un mayor nivel de ocupación. Una mayor demanda también. Los
niveles de producto y empleo están determinados por la intersección de estas dos
funciones.
El valor de la oferta global es el costo total de la producción que se obtiene
con el empleo de las distintas cantidades de trabajo. La demanda global es el
valor del producto que los empresarios esperan recibir con el empleo de cierta
cantidad de trabajo (el precio de las ventas esperadas para cada nivel de
ocupación. La oferta y la demanda son variables determinadas en última instancia
por los empresarios. La oferta determinada por los costos y la demanda por las
expectativas de venta.
Keynes dirá que si para cierto nivel de ocupación, el importe que el productor
espera recibir por sus ventas es mayor que los costos que debe afrontar para ese
nivel de ocupación, entonces habrá un estímulo para que los empresarios aumenten
la producción y por consiguiente el nivel de empleo. El incentivo seguirá
existiendo hasta que los valores del volumen de producción y el de ocupación se
igualen.
El volumen de ocupación está determinado por la intersección de la función de
demanda global y la función de oferta global, porque es en este punto donde las
expectativas de ganancia del empresario alcanzan el máximo. El punto de
intersección de la función de demanda global con la función de oferta global se
denominará la demanda efectiva.
7- LOS DETERMINANTES DE LA DEMANDA EFECTIVA.
Keynes acepta que cuando el ingreso real crece también aumenta el consumo total
pero no tanto como el primero. La cantidad en que variará el consumo a partir
del aumento del ingreso depende de las decisiones que tomen los miembros de la
sociedad, representadas por la propensión a consumir de la comunidad. El ingreso
de la sociedad se mantiene relativamente estable a través del tiempo. Keynes
afirma que, para justificar cualquier cantidad dada de ocupación debe existir
cierto volumen de inversión que baste para absorber el excedente que arroja la
producción total sobre lo que la comunidad decide consumir cuando la ocupación
se encuentra a dicho nivel; porque a menos que exista este volumen de inversión,
los ingresos de los empresarios serán menores que los requeridos para inducirlos
a ofrecer la cantidad de ocupación de que se trate. La inversión se torna en la
variable central para la determinación de la demanda efectiva.
EJ: Una empresa produce 100 computadoras a un precio de $100.000 (implica cierto
nivel de ocupación). La sociedad consume 90 computadoras y el resto de sus
ingresos se destina al ahorro. La empresa deberá haber hecho una inversión de
$10.000 (equivalentes al valor de las 10 pc que no se vendieron). Si el volumen
de inversión fuese menor, entonces los empresarios no reciben la cantidad de
ingresos que esperaban y reducen la producción para el próximo período. Al mismo
tiempo disminuye el nivel de ocupación y se llega a un nuevo equilibrio.
El nivel de inversión que los productores planearán realizar depende de los
incentivos a invertir que surgen de una relación entre las tasas de interés de
mercado t la eficiencia marginal del capital (La EMK es la relación entre el
rendimiento probable de un bien de capital y su precio de oferta o reposición.
Es la relación que hay entre el rendimiento probable de una unidad más de esa
clase de capital y el costo de producirla).
El problema es que para que la economía se encuentre en equilibrio se requiere
de un flujo de inversión que cubra la brecha entre la producción total llevada
al mercado por los empresarios y la demanda efectiva de consumo.
Según Keynes no existe un mecanismo automático de los mercados que haga que el
nivel de la inversión sea el de pleno empleo. El pleno empleo es sólo un caso
especial de la teoría y se da cuando la corriente de inversión es la necesaria
para que la demanda produzca una oferta de ocupación plena. En cualquier otro
punto la economía llegará a un equilibrio pero con desempleo.
8- EL EQUILIBRIO CON DESEMPLEO
Dado el consumo de la sociedad, para que exista pleno empleo de los factores, la
inversión debe ser igual al ahorro. Si los empresarios, debido a sus malas
expectativas, invierten un volumen menor al que deberían, la economía se ve en
un espiral recesivo. El producto total ya no será el de pleno empleo. Los
niveles de consumo y de ahorro disminuirán ya que representan una proporción
fija del ingreso (que es = al producto).
La economía encontrará un nuevo equilibrio en el momento en que nuevamente el
ahorro sea igual a la inversión. Si los empresarios venden lo que esperan
vender, no aumentarán el nivel de producción. Si no son incentivados para
aumentar el volumen de producción, entonces va a persistir el desempleo. Según
Keynes, para alcanzar el pleno empleo se debe incrementar algún componente de la
demanda (el consumo o la inversión) de forma tal que se generen incentivos para
aumentar el volumen productivo.
La causa del desempleo debe buscarse en la insuficiencia de demanda en el
mercado de bienes. La responsabilidad por el desempleo debe caer en los
empresarios que no generan una demanda de bienes de inversión suficiente para
llevar la economía al pleno empleo. El problema de la economía proviene del lado
de la demanda la cual crea su propia oferta.
9- EL PROBLEMA NEOCLASICO PATAS PARA ARRIBA
Las dos variables del mercado de trabajo son: el salario real y el nivel de
empleo.
Según los Neoclásicos las variables se determinan de esta forma:
Los empresarios maximizan beneficios igualando el salario real a la
productividad marginal de los trabajadores (1er postulado). A partir de este
proceso se determina la curva de demanda de trabajo.
Los trabajadores igualan la utilidad marginal del salario real a la desutilidad
marginal del trabajo (2do postulado). De esta forma se construye la curva de
oferta de trabajo.
En el punto de intersección de ambas curvas se determinan el salario real y el
nivel de ocupación.
De existir desempleo, éste se explica porque los trabajadores se niegan a
aceptar un salario real equivalente a su productividad marginal.
De producirse una situación de empleo los responsables serán los trabajadores
que quieren un salario real mayor a su productividad marginal y no aceptan uno
menor.
De esta forma, se desecha la idea de desempleo involuntario.
A partir de Keynes, los pasos a seguir para la determinación de las variables
son:
Los empresarios fijan sus expectativas y a partir de ellas deciden la cantidad
de empleo a demandar.
A ese nivel de empleo le corresponde un nivel de productividad marginal del
trabajo.
A esa productividad marginal del trabajo le corresponde un nivel de salario
real.
Keynes responsabiliza de esta situación a los empresarios que son los que
determinan cuanto producir y en efecto que cantidad de obreros contratar.
10- LA SOLUCION KEYNESIANA AL PROBLEMA DEL DESEMPLEO Y LA RECESION.
La inversión es el motor de la economía y puede también ser responsable de la
crisis. El empresario keynesiano se basa en su intuición y se mueve en un
ambiente de incertidumbre. Esta imprevisibilidad sobre las condiciones futuras
de la economía lo llevan a actuar de acuerdo a su instinto, guiado por unos
“animal spirits” cargados de elementos subjetivos e influidos por factores
psicológicos.
Permitir que la economía se mueva de acuerdo a las expectativas de los
empresarios es someterla a continuas oscilaciones, provocando ciclos expansivos
(cuando los “animal spirits” están de buen humor) y recesivos (cuando las
expectativas son negativas) que atentan contra la capacidad de desarrollo y
crecimiento de la economía. El nivel de inversión depende de la eficiencia
marginal del capital o de las expectativas de ganancias futuras de los
empresarios.
El libre mercado resulta ineficiente para resolver la crisis, entonces, Keynes
sugiere la intervención del Estado para administrar el capital social o parte de
el y organizar las inversiones.
En casos de recesión, según Keynes se debería aumentar el gasto público. Esto
tiene como objetivo compensar la escasez de demanda para favorecer las
expectativas de los empresarios. El Estado actúa como regulador del ciclo,
permite y acelera la recuperación de la confianza de los empresarios en momentos
de crisis a través de la generación de los ingresos suficientes en la comunidad
para que sus miembros incrementen las compras y se restablezca el optimismo.
Otra posible solución sería la de aumentar la propensión de consumir debido a
que no es probable que se pueda sostener la ocupación plena con la propensión a
consumir existente. El incentivo al consumo y la inversión pueden provenir de la
ampliación del gasto público. También, la propensión a consumir se puede
aumentar a través de una redistribución de ingresos lograda, por ejemplo, con el
cobro de impuestos progresivos. Otra alternativa sería la de disminuir la tasa
de interés para colaborar con la reactivación de la economía si la eficiencia
marginal del capital no se encuentra en bajos niveles.
Keynes dirá que estas políticas no son aceptables para una economía que sea
acerca a su nivel de producción, de plena ocupación. Una intervención activa del
Estado podría generar inflación cuando no es necesaria.