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Economía

2° Parcial (Domiciliario)

Cátedra: Molle

Prof: Jorge Souto

2° Cuat. de 2011

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Unidad temática 2 y 3: Los mercantilistas y Francois Quesnay y los fisiócratas.


Las retenciones a las exportaciones atentan contra el crecimiento del país

|Por François Quesnay

Más allá de las políticas arancelarias y de exportación perpetradas hace casi una década desde el Estado nacional, la profundización de las mismas aún deja entrever la poderosa mano que el Estado posa sobre el ingreso de las empresas; pues al aumentar la producción, y por ende, la exportación tanto de materias primas como de productos elaborados, las utilidades también lo hacen y junto con ellas el estado ve la posibilidad de, a través del mecanismo de retenciones, valerse de cada vez una mayor parte de ellas. Esto es, tener injerencia y participación en la rentabilidad empresaria para, con lo que recauda, solventar por ejemplo el gasto público. Mi intención en este análisis es dilucidar el riesgo que estas políticas acarrean, valiéndome de ciertos términos económicos dignos de una concepción completamente distinta a la expresada oficialmente.

En una primera concepción en contra de las políticas estatales, éstas crean una aguda divergencia entre los precios de los productos industriales y los productos agropecuarios: mientras los monopolios de industriales, mercaderes y gremios encarecen los productos de su especificidad, el precio del grano, por ejemplo, se deprime artificialmente por los altos costos para exportarlo como materia prima (Rubin, pág. 40). El punto de partida de mi línea de pensamiento es el mayor valor producido por la agricultura como la fuente de la renta o ingreso neto (Rubin, pág.37).
En este sentido, considero interesante introducir algunos conceptos que determinan el proceso de retenciones gubernamental. Estos son las determinaciones de que el producto neto (excedente de la producción de la agricultura por encima de los productos que se gastan en el proceso de producción –Rubin, pág. 37) es igual al producto bruto (valor monetario de la producción de bienes y servicios finales de un país durante un determinado período de tiempo) menos los adelantos (inversiones). La especialización en la producción debe ser alentada desde el estado a fin de conseguir que los medios de producción sean tan específicos como el proceso lo necesita. Esto es, el incremento mayor de que se hacen cargo los adelantos, influye directamente en los ciclos de producción. Dentro de estas inversiones, las más importantes son las primitivas que se hacen cargo a lo largo de ciclos de producción y representan el capital fijo de que dispone el productor.

Asimismo, al hablar tanto de los ‘componentes’ de la riqueza de la nación o lo más redituable para ella, cabe señalar la diferencia que hay entre los que provienen de la producción industrial y los que provienen de la agrícola. Primero que nada, “el dinero no constituye la riqueza de una nación en tanto ésta se consume y regenera constantemente: el dinero no cría dinero. Por lo tanto, es en esta riqueza que renace y no en el acervo de dinero de la nación, que consiste la prosperidad y el poder de un estado” (Quesnay, pág. 252). Es por ello que la fuente de una nueva riqueza (ingreso neto) debe ser buscada dentro de la producción misma de la agricultura y no en el intercambio; en la agricultura, la riqueza se multiplica, en la industria meramente se compone (Rubin, pág. 38; 36).

Refiriéndonos al comercio, “la agricultura es la que genera nueva sustancia material para la sociedad humana (…) y provee los medios de subsistencia no simplemente para los campesinos agrícolas, sino para el resto de las clases de la sociedad” (Rubin pág. 36-37).

Es por esto que el comercio, ya sea de elaborados o materias primas, no es quien traerá nueva riqueza a la nación. Es completamente erróneo considerar que las medidas reguladoras del estado que anulan los monopolios excluyentes y profundizan las restricciones comerciales sean favorables en el sentido del intercambio: estas no hacen más que generar un intercambio de un producto material por otro de igual valor (Rubin, pág. 38).
Me detengo en una expresión de Rubin, pág. 41, sobre el papel estatal respecto del comercio: “el ideal de la política comercial debería ser vender el grano afuera a precios altos y comprar en cambio manufacturas industriales extranjeras baratas”. Esto es, reducir el precio de los bienes industriales y aumentar el de los agrícolas atrayendo el capital. Básicamente mi planteo es la instauración del libre comercio, dada la garantía por parte de éste de precios convenientes en las compras y en las ventas de un país. Asimismo, en segundo orden, el beneficio lo recoge la competencia, que ahora es mutua entre mercaderes que venden y que compran, viéndose obligados prácticamente a aceptar el descenso de la ganancia comercial reemplazada por la ganancia mínima limitada a los medios de subsistencia necesarios. Así lo sentencio en mi máxima VIII: “la política económica del gobierno debe ocuparse solamente de alentar el gasto productivo y el comercio en materias primas (la producción y circulación de los productos de la agricultura) y que se abstenga de interferir con el gasto estéril (la industria y el comercio).
Y no es que el comercio debería limitarse a generar excedentes y ventas mayores de lo que representan los gastos, pero debería buscarse el modo de que todo lo que se invierte (adelantos, renta), vuelva a las arcas del productor, del terrateniente, del capitalista que perpetra el proceso productivo. No es posible que sea el Estado una especie de aparente socio virtual del productor, quedándose (a través de las retenciones) con una importante parte de la ganancia. Y cuando digo que debería volver a las arcas del productor, quisiera expresar un poco más en detalle esta idea: es completamente necesario tomar en cuenta que no sólo lo que se gana por la exportación, por la venta es parte del producto bruto, sino que debe solventar los gastos de los adelantos, ya sean primitivos o anuales; debe tomarse como un todo que ayude a que el productor reinvierta, no pierda en manos del estado lo que tanto le costó producir (renta, salarios, adelantos).