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Hist. Ec. y Soc. Gral. La formación de la clase obrera, 1870-1914 Altillo.com

I
  De lo que voy a ocuparme aquí es de la aparición de la clase obrera "tipo Andy Capp" es decir, del proletariado británico que pasó a ser reconocible, no sólo por la prenda con que se cubría la cabeza, sino también por el medio material en que vivía, por un estilo de vida y de ocio, por cierta conciencia de clase que de modo creciente hallaba expresión en la tendencia secular a afiliarse a sindicatos y a identificarse con un partido de clase: el Laborista. Es la clase trabajadora de las finales de copa, de las tiendas de fish-and-chips, del palais-de-danse y del Laborismo.

II
  La economía industrial afectó a la clase obrera: de diversas maneras.
  En primer lugar, experimentó un gran incremento de su tamaño absoluto y de su concentración. También aumentó el tamaño medio de los establecimientos en los que trabajaba la gente, aunque en las industrias que habían establecido su pauta mucho antes quizá esto no alteró el orden general de magnitud.
  Por otro lado, el surgimiento de grandes concentraciones industriales allí donde previamente no existía alguna.
  En segundo lugar, la composición profesional de las clases trabajadoras cambió de modo considerable, como atestigua el hecho de que los ferroviarios, que no llegaban a los 100 mil en 1871, pasaran a ser 400 mil en 1911; de que los mineros pasaron de medio millón a 1.200.000 en el mismo período, mientras que el total de la población masculina de Inglaterra, Gales y Escocia aumentaba sólo en un 60 por ciento.
  Hasta los poderosos grupos de aristócratas obreros dependían de modo creciente y necesario de los monopolios del empleo garantizados por la fuerza de organizaciones que impedían la entrada de otros obreros que muy fácilmente hubiesen podido hacer su trabajo. De ahí que durante la Primera Guerra Mundial el problema más acuciante de la clase obrera fuese la "dilución".
  En tercer lugar, el aumento de la integración nacional y de la concentración de la economía nacional y sus sectores, transformaron las condiciones del conflicto industrial. Para el caso, el convenio colectivo negociado a escala nacional brilla por su ausencia antes de 1890, exceptuando algunas partes de la industria algodonera donde "la nación" coincidía con secciones de Lancashire. En 1910, como señalaban Clegg, Fox y Thompson, ya había convenios de este tipo en los ramos de ingeniería, construcción naval, imprenta, hierro y acero, y calzado. Asimismo, del interés directo y urgente que el gobierno mostraba por las relaciones laborales son ejemplo, no sólo la creación del Departamento de Trabajo del Ministro de Comercio (1893) y el creciente alcance de sus actividades, sino también la intervención directa de políticos de categoría en las disputas laborales.
  En cuarto lugar, había la ampliación del sufragio y la política de masas. A partir de aquel momento, lo que pudieran pensar y querer los votantes proletarios fue una de las grandes preocupaciones de los políticos y, a la inversa, lo que pudiera obligarse al gobierno a hacer fue una preocupación de los trabajadores. Cuando los políticos pensaban que el problema principal era impedir que la política de trabajadores se convirtiera en política de clases, también era más probable que a los trabajadores les llamase la atención el potencial de una política de clases a escala nacional. Pertenecer al "Trabajo", es decir, al trabajo manual, adquirió una dimensión de política que no había tenido desde el cartismo.
  El argumento de este capítulo es que la clase trabajadora llamada "tradicional", con sus pautas y criterios de vida concretos, no hizo su aparición mucho antes del decenio de 1880 y fue adquiriendo su forma a lo largo de los dos decenios siguientes. Quizá debería añadir que éste fue también el período en que apareció la clase media tal como la conocemos, la cual, de hecho, es muy distinta de sus predecesoras de comienzos y mediados de la época victoriana, así como de la alta burguesía del sistema. El súbito auge de la gorra tiene su paralelo en el auge igualmente rápido de la corbata de la escuela y en el todavía más rápido del club de golf.

III
  Así, tomando un hito conocido en el mapa de la clase trabajadora tradicional, la tienda de fish-and-chips tuvo su origen, probablemente en Oldham, en el decenio de 1860, y una empresa local empezó a fabricar cocinas económicas destinadas exclusivamente a freír pescado en la primera mitad del decenio de 1870. En 1876 a este comercio se le seguía calificando de pequeño, mientras que en 1914 había ya cerca de 25 mil freídurías de pescado.
  Tres factores influyeron en las condiciones materiales de vida de los trabajadores después de 1870: la espectacular caída del costo de vida durante la llamada Gran Depresión de 1873-1896; el descubrimiento del mercado de masas nacional, incluyendo el de los trabajadores bien pagados o, cuando menos, con empleo regular, para artículos producidos o tratados industrialmente, y la denominada "vivienda estatutaria" que creó una parte muy grande del entorno en que se desarrollaba la vida de la clase trabajadora: las hileras de casas pegadas unas a otras fuera del centro antiguo de las ciudades. Tampoco hay que olvidar el nacimiento y la institucionalización de la venta a plazos, que hizo posible transformar el interior de la vivienda obrera.
  En cuanto a la vivienda, el principal fenómeno no era sólo que ahora se construían casas algo más grandes y mejores, sino que se estaban formando calles y barrios aparte para obreros y, de hecho, sobre todo con la explotación masiva del transporte público y barato en el decenio de 1880, hasta algunos barrios residenciales para trabajadores.
  La transformación más espectacular tuvo efecto en la pauta de ocio y vacaciones de la clase trabajadora. No hará falta que les recuerde hoy la elevación del fútbol a la categoría de deporte espectáculo nacional y cada vez más proletario.
  El cuadro divide las inversiones propuestas en inversiones destinadas principalmente a lugares de vacaciones para la clase media y las correspondientes a este tipo de lugares para la clase obrera.

Inversiones previstas en muelles de diversión, 1863-1899

Período

Clase media

Clase obrera

Total
(miles de libras)

Promedio anual (miles de libras)

Total
(miles de libras)

Promedio anual
(miles de libras)

1863-1865

1866-1870

1871-1875

1876-1880

1881-1885

1886-1890

1891-1895

1896-1899

78,0

112,5

98,5

184,4

292,0

174,5

172,0

158,0

26,0

22,5

19,7

36,9

58,4

34,9

34,4

39,5

30,0

25,0

30,0

83,8

70,0

75,5

291,5

191,9

10,0

5,0

6,0

16,8

14,0

15,1

58,3

48,0

  Pese a ello, la pauta de la cultura futbolística era la misma en todas partes y era nacional o, para ser más exactos, una pauta de la nación proletaria, toda vez que el mapa de la Liga del Fútbol era virtualmente idéntico al mapa de la Inglaterra industrial. Era nacional hasta en la simbólica conquista anual del espacio público de la capital de la noción por los dos ejércitos proletarios que invadían Londres para la final de la copa.
  La clase obrera se vio menos segregada que alienada de la clase dirigente por dos acontecimientos a los que, junto con la caída de los salarios reales, Askwith atribuyó la agitación laboral de 1910-1914. Según dijo confidencialmente al gabinete, eran la ostentación conspicua de lujo que hacían los ricos, demostrada de forma especial por la utilización del automóvil, y el crecimiento de los medios de comunicación de masas, que incrementaban la coordinación nacional de las noticias... y de la actividad.
  La clase entró por primera vez en la política laborista utilizando la puerta de atrás. De hecho, en la medida en que se lo viese como "un representante de clase", a un hombre se le consideraba "fuera del ruedo de la política de partidos", aun cuando, como individuo, fuese liberal, "tory" o socialista. Esto no significaba sólo que los socialistas y los no socialistas podían colaborar felizmente en el nuevo Partido Laborista, y que los mineros acérrimamente liberales podían pasarse al laborismo sin cambiar sus opiniones. Significaba también que los trabajadores "tories" que no quisieran votar a los liberales podían dar su voto a los laboristas.
  La conciencia de clase. He evitado deliberadamente identificar los sentimientos y las opiniones de la masa de los trabajadores, en la medida en que sepamos cuales eran, con los de la vanguardia de activistas y militantes, porque es evidente que las dos cosas no eran la misma. Los activistas estaban imbuidos del espiritú del inconformismo en un momento en la que la disidencia disminuía. Manifestaban un fuerte desagrado ante muchos aspectos de la nueva forma de vida de la clase trabajadora, sobre todo la cultura futbolística. También adquirieron una conciencia de clase. No quiero dar demasiada importancia el hecho de que una minoría reducida de trabajadores se convirtiera al socialismo, aunque no se trata de un fenómeno insignificante; ni tan sólo al éxito asombroso que obtuvieron esta minoría y sus organizaciones en su intento de que las aceptaran como cuadro de líderes y trust de cerebros a partir del decenio de 1890. Los movimientos obreros necesitan líderes y los líderes necesitan preparación. Desde el resurgimiento del socialismo, las organizaciones de la izquierda socialista han proporcionado los mecanismos más eficaces tanto para unir a la elite autoelegida de trabajadores capacitados, inteligentes, dinámicos e innovadores como lo que es el mejor marco para la formación de éstos. En este período estas personas iniciaron su carrera en calidad de socialdemocrátas, seguidores del Partido Laborista Independiente o sindicalistas revolucionarios, del mismo modo que durante el período de entreguerras los futuros líderes del sindicalismo nacional empezaron en el Partido Comunista.
  El futuro estaba en el comité de Representación Obrera, y la esencia de su programa, cualquiera que fuese, consistía en servir específicamente las exigencias y aspiraciones de la clase trabajadora.