Comienza con la primera guerra mundial que marcó el derrumbe de la civilización (occidental) del S XX, civilización capitalista, liberal, burguesa y estaba convencida de la posición central de Europa, durante 40 años sufrió una serie de desastres sucesivos. Los grandes imperios coloniales que se habían formado antes y durante la era del imperio se derrumbaron. Se desencadenó una crisis mundial, cuya creación había sido un logro del capitalismo liberal del siglo XX. Las instituciones de la democracia liberal desaparecieron entre 1917 y 1942, excepto una franja en Europa, América del norte y australasia, consecuencia del fascismo. Solo la alianza del capitalismo liberal y el comunismo permitió salvar la democracia, este es el momento decisivo en la historia del s XX. Una ironía de este siglo, el resultado de la revolución de octubre, cuyo objetivo era acabar con el capitalismo, fue por contrario haberlo salvado. El capitalismo liberal había sobrevivido la depresión, el fascismo y la guerra. Tras la 2º guerra mundial el capitalismo inició la edad de Oro 1947-73 fue un impacto en las transformaciones económicas, sociales y culturales, se registraron una serie de cambios profundos e irreversibles, la revolución de octubre aceleró la modernización de países agrarios atrasados. Aunque el hundimiento del socialismo soviético fue el acontecimiento más destacado en los decenios de crisis que siguieron a la edad de oro, esta edad había creado una economía mundial universal cuyo funcionamiento trascendía las fronteras. Los países capitalistas buscaron soluciones radicales ateniéndose a mercado libre sin restricción. En 1980 y los primeros años de 1990 comenzó a tambalearse desempleo masivo, depresiones cíclicas, enfrentamiento entre mendigos y mejores clases. Los países socialistas se vieron abocados a una ruptura radical. Las incertidumbres de la economía y la política mundial era la crisis y moral, que reflejaba las convulsiones del período posterior a 1950. Era la crisis de las creencias y principios. La crisis moral no era una crisis de los principios de la civilización moderna, sino tbn de las estructuras históricas de las relaciones humanas que la sociedad moderna había heredado del preindustrial u precapitalista y que habían permitido su funcionamiento. Los habitantes de 1990 son más altos y de mayor peso que sus padres, mejor alimentados y viven más años. El mundo es más rico de lo que ha sido nunca por lo que respecta a su capacidad de producir bienes y servicios. La humanidad es mucho más instruida. El mundo está dominado por la tecnología revolucionaria que avanza sin cesar. La consecuencia de esos progresos ha sido la revolución de los sistemas de transporte y comunicaciones. El Siglo XIX largo, fue u periodo de progreso materia, intelectual, y moral, mejoras en los niveles de vida, desde 1914 se ha registrado un marcado retroceso desde los niveles que se consideran normales en países desarrollados. A la hora de hacer un balance histórico el mundo de finales del S XX al de comienzos de siglo es muy diferente: 1- no es Euro céntrico (con la caída de Europa, deja de ser el centro del mundo, se posiciona más EEUU, la impresión de un mundo euro céntrico u occidental en plena decadencia), 2- el mundo avanzó (entre 1914 y 1990, es ahora la principal unidad operativa, la característica más destacada del S XX es la incapacidad de las instituciones públicas y del comportamiento de seres humanos de estar a la altura de este acelerado proceso de mundialización), 3- Individualismo asocial (desintegración de pautas que se regían las relaciones sociales entre los seres humanos y ruptura de vínculos entre generaciones, entre pasado y presente). La forma más eficaz de construir una economía industrial basada en la empresa privada era utilizar conceptos que nada tenían que ver con la lógica del libre mercado. Pero Marx decía que los que proliferaban la desintegración de los valores estaban en lo cierto. El capitalismo era una fuerza revolucionaria permanente y continua. Bajo la explosión económica registrada durante la edad de oro y en los años posteriores, se ve como puede ser el mundo en el que el pasado ha perdido su función. Un mundo en el que no sólo no sabemos adónde nos dirigimos, sino tampoco adónde deberíamos dirigirnos. El viejo siglo no ha terminado bien.