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Hist. Ec. y Soc. Gral. | Trbajo Práctico: "Industrialización, Francia, Alemania y Estados Unidos" | Cátedra: Llairó | 1er Cuat. de 2007 | Altillo.com |
1) Industrialización de Francia
Introducción
El proceso de desarrollo industrial francés se caracterizo por una convivencia o coexistencia entre un sistema de producción protoindustrial y otro industrial. Los principales debates se daban entre y un sistema arcaico o moderno, en coexistencia, hablando mas bien de un sistema de producción dual. Este término aplicado generalmente a países en vía de desarrollo sirve para describir las deficiencias en el sistema productivo de estos. En cambio en Francia mostraba como la industria había adquirido mayor coherencia a causa de múltiples vinculaciones que unían a los dos “grupos” constitutivos. Mas allá de estas discusiones, la industria francesa fue una de las mas importantes del siglo XIX y aseguró la nación un peso económico importante, y le permitió un crecimiento a un nivel desconocido hasta entonces.
Causas de fondo del dualismo
Como primera causa de fondo, tenemos la distribución demográfico-poblacional de Francia, determinada en buena parte por la revolución francesa. A diferencia de Gran Bretaña, donde el Enclosure Movement terminó con el sistema rural comunitario, y concentró la propiedad de las tierras, en Francia, la revolución atacó seriamente el poderío terrateniente en el campo, y permitió la existencia de varios grupos campesinos con propiedades pequeñas de tierra, que sirvieron de base para la formación de numerosas -pero pequeñas- aglomeraciones rurales de población.
En segundo lugar, Francia carecía de comercio de ultramar al nivel de Inglaterra u otras economías Industriales, y por ende de una flota ultramarina, que, en conjunto, pudieran servir como destinos de producción. (Tanto de materiales para barcos como bienes de consumo y otros materiales a exportar)
Vemos a estos dos factores como grandes barreras para la creación de centros fabriles de mayor tamaño, a mayor escala, y para la producción destinada al consumo masivo urbano. Por ende, resultó mas apropiado un sistema de producción articulado en varias unidades dispersas de pequeño tamaño y escasa cantidad de mano de obra, principalmente rural y artesana, en oposición a grandes centros productivos urbanos concentradores de mano de obra, característicos del proceso de industrialización de Inglaterra, y de varias otras naciones industriales del Siglo XIX.
Dualismo en el Siglo XIX: mano de obra, empresarios y heterogeneidad fabril.
La industria francesa de ese siglo fue en principio movilizadora de trabajadores: (en un sentido no político) su principal recurso fue la explotación de los “yacimientos de mano de obra” rural, abundantes, disponibles y por tanto baratos hasta las últimas décadas del siglo XIX. Se destaca aquí la oposición de dos tipos de producción: la producción dispersa a domicilio y por contratación de artesanos, por un lado; y la fabrica tradicional, por el otro. El primer tipo se caracterizó por la contratación de artesanos, generalmente a domicilio, de forma coordinada, pero dispersa, para producir un determinado artículo. Generalmente se dio en zonas rurales. Por otro lado, el segundo tipo consistió en fábricas orientadas a producción a mayor escala, que consistieron en meras agrupaciones de artesanos en un lugar, contratados y controlados por un capataz, y, en menor medida, en industrias “modernas” al estilo inglés. Ambos tipos permitían asegurar la producción tanto en pequeña como gran escala, respectivamente.
El sistema de producción dispersa y a domicilio resultó beneficioso para los empresarios industriales ya que la mano de obra se hallaba en grandes cantidades, era calificada en su producción, pues varios de estos trabajadores eran artesanos, era menos exigente en cuanto a los salarios, y tanto su elevado número como su ausencia de organización facilitaban por sobre todo el despido fácil a conveniencia del empresariado, quienes frente a esta situación gozaban de grandes márgenes de ganancia. Pero a su vez, el sistema a domicilio era también preferible por el artesanado, ya que a diferencia de en Gran Bretaña, éste no tenían que atenerse a horarios impuestos ni jornadas de doce horas o más, alterando su ritmo de trabajo y de vida. Lo mismo se aplica a la producción fabril protoindustrial, donde trabajaban artesanos en conjunto y no obreros con máquinas, ya que los artesanos aquí no veían perdida en su autonomía, y los empresarios no tenían que adoptar nuevas formas de organización del trabajo, desconocidas para ellos, y posiblemente riesgosas en términos de resultados productivos.
La industria de tipo moderno y fabril se caracterizaba por tener diversos niveles de tecnificación en sus rubros. Se destaca la predominancia del motor hidráulico por sobre tecnologías más avanzadas como la máquina a vapor como proveedores de energía inanimada, como evidencia de no solo la diversidad en cuanto a la escala sino también al nivel de tecnificación o de tecnologías empleadas en cada caso. Estas diferencias son clara evidencia de que los empresarios franceses no tenían la necesidad de correr riesgos de inversión que consideraban innecesarios para alcanzar un mayor nivel de tecnificación que no les hubiese reportado beneficios significativamente mayores. Además, al no tener costos fijos de producción y poder variar fácilmente la cantidad de mano de obra a disposición, tenían la capacidad de adaptarse fácilmente a las fluctuaciones de la demanda, y no necesitaban producir a gran escala para obtener mayor beneficio individual por unidad. (como sucede en una empresa que produce con sustanciales costos fijos)
En resumen, la primera fase del capitalismo industrial francés del siglo XIX no se caracterizó por la introducción masiva de técnicas nuevas e innovaciones tecnológicas, si no por la movilización, utilización y reorganización sistemática de la mano de obra, es decir, de las distintas fuerzas de trabajo disponibles: artesanos tradicionales, poblaciones rurales, grupos populares urbanos.
Hasta finales del siglo XIX, el crecimiento económico francés fue muy destacable y se caracterizó por una taza anual de cerca del 2,5%. Aunque este crecimiento era considerable, era menor al de países como Estados Unidos, Gran Bretaña o Alemania, aunque el crecimiento per capita al nivel poblacional fue equivalente a la de estos países. Es aquí donde se puede volver hablar de dualismo, ya que esta idea podía ser víctima de críticas frente a la industrialización moderna. En pocas palabras, basada en este doble sistema, Francia creció a un ritmo tal que eliminó dudas sobre la eficacia de este modelo.
Crisis y del dualismo y reestructuración
Hacia las ultimas decadas del siglos XIX el sistema dualista francés entro en una desaceleración y crisis que reestructuraría el sistema productivo de dicho país.
Cayez señala dos principales causas para este fenómeno:
-Crisis de precios generales
-Agotamiento de las reservas de mano de obra para la producción protoindustrial.
La crisis de precios llegó como consecuencia de la apertura económica y libre circulación de producción tanto primaria como secundaria que caracterizó al siglo XIX. La combinación de la entrada de productos primarios baratos de colonias y regiones de ultra mar, que competían con los franceses, y la sucesión de problemas agrícolas exógenos al sistema (como pueden ser plagas y malas cosechas), junto con la entrada de manufacturas de otras naciones industrializadas, más baratas que las de Francia, ocasionaron un descenso general de los precios en ambos sectores. En el ámbito de la producción secundaria, los empresarios franceses se encontraron ante la necesidad de reducir sus precios para poder competir con las manufacturas extranjeras.
El agotamiento de las reservas de mano de obra llegó en el punto en el que no solo la demanda de nuevos trabajadores sobrepasaba el crecimiento demográfico, si no que además, luego de varios años de contratación, se llegó un punto en el cual escaseaban la cantidad de desempleados que podrían suplir a empleados despedidos de la industria. (recordar la mención del despido fácil en beneficio del empresariado) Como consecuencia de un crecimiento sostenido de la demanda laboral, pero un estancamiento en la oferta de trabajadores, se dio un consecuente aumento en los salarios, es decir, el precio de la fuerza laboral de esta misma mano de obra.
En definitiva, el empresariado francés protoindustrial se encontró frente a una situación adversa de mayores costos (pues no tenía prácticamente costos fijos) y menos ingresos por la necesidad de reducir los precios de sus productos, y, en resumen, vio reducido su beneficio final. Como consecuencia de esta situación, el empresariado se vio obligado a tomar riesgos de inversión en máquinas y tecnología superior que les permitiera alcanzar una mayor productividad y desligarse de la necesidad de más mano de obra para más producción, pues el precio de ésta había aumentado significativamente. Ante la falta ahora de mano de obra en los sectores de producción moderna, y la falta de mano de obra desocupada general, el traspaso se dio mediante la diferencia de salarios, siendo estos mayores en el sector fabril.
Etapa Post Crisis
Como consecuencia de esta crisis y los motivos antes mencionados, comenzó un ritmo de inversión en maquinaria y técnicas de producción nunca antes visto en la historia francesa. Esto queda evidenciado en el incremento del 153% de caballos de vapor entre los años 1880 y 1906 -y el hecho de que éstos fueran destinados primeramente a la industria y no al transporte en forma de ferrocarril- en el derrumbe de varios núcleos protoindustriales, la continuación de la ausencia del desempleo en los niveles anteriores a la crisis, el considerable aumento de la inversión.
A partir de este punto surgieron nuevos rubros industriales basados en avances tecnológicos recientes o utilización más eficiente de inventos antiguos. Ejemplos de esto son la construcción de automóviles, la producción de energía hidroeléctrica, la metalurgia y la química, varios de estos siendo elementos insignia de la segunda revolución industrial. La recuperación de la crisis puede situarse en los primeros años de la década de 1910 aunque habían claros síntomas económicos que la anunciaban desde hace ya veinte años. Fue en este periodo en el cual la industria francesa aumento sus tasas de crecimiento y fue justamente en la década de 1910 cuando este crecimiento se propago a toda la industria. Este nuevo despegue le otorgó importancia a la actividad industrial dentro de la balanza de pagos de Francia, ayudando a equilibrarla.
Aún así, la recuperación de fines del Siglo XIX y principios del XX la puso más cerca del nivel de las otras economías industriales, puesto que todavía Francia se encontraba en un pequeño retraso relativo, con un promedio de empresas más pequeñas y sistemas de dirección más anticuados. Además, para comienzos del Siglo XX, la mitad de los franceses vivía en pequeños pueblos rurales. La ausencia de un mercado urbano definido y a gran escala dificultaba las tentativas industriales al nivel británico o estadounidense. También la falta de integración productiva comercial era una barrera para la producción, al mismo tiempo que la integración de los países antes mencionados dificultaban la entrada de productos franceses en el período de preguerra.
Finalmente y con respecto a los sistemas de direcciones empresariales, comenzó, ante la necesidad de mayores niveles de cualificación en la dirección, un proceso de creación de escuelas de técnicos e ingenieros asalariados para la industria, pero dicho puntapié de todas maneras no fue suficiente para alterar, al menos hasta el comienzo de la gran guerra, el hecho que importara más el nacimiento y la familia que la formación académica y técnica para acceder a responsabilidades patronales.
Conclusión
Como conclusión sobre la industrialización francesa, luego de lo escrito en este trabajo, podemos decir que el dualismo fue un método de producción y modelo de acumulación de capital arcaico para la época, relativamente menos efectivo que el avance productivo “moderno” inglés. Pero, como mostraron varios indicadores económicos, proporcionó un crecimiento sostenido a lo largo de varios años, en algunos casos al mismo nivel que las demás economías industriales. No creemos que pueda ser considerado como un mero exponente de atraso y de deficiencia, si no de adaptación. El dualismo fue a pesar de todo un eficaz método de entrada en la Europa industrial, adaptado a la situación francesa social, económica y demográfica del momento, que sirvió de base para estándares de menor desempleo y mejores salarios que caracterizaron al período de la reestructuración francesa.
2) Industrialización de Alemania y Estados Unidos
a) Alemania
Alemania a diferencia del resto de los países de Europa, comenzó su industrialización tardíamente, para ser más exacto en la década de 1840.
Esto fue debido a que a comienzos del siglo existían varios conflictos institucionales, como la fragmentación política del territorio, que impedía la formación de un mercado interior unificado por una gran cantidad de barreras aduaneras, diferentes monedas y la existencia de monopolios comerciales. Sin embargo, y a pesar de que dicha fragmentación no se solucionó hasta 1871, ya en 1834 la unión aduanera Zollverein posibilitó la conformación del mercado interno.
A su vez, Alemania tenía que superar la barrera que significaba la presencia de rasgos feudales y servidumbre en sus áreas rurales, los cuáles limitaban la movilidad social y geográfica y, asimismo, perjudicaban la iniciativa individual y restringían la demanda interna no permitiendo al mercado interno crecer.
Sin embargo, no sólo había impedimentos sino también algunas condiciones ventajosas, como por ejemplo la disponibilidad de recursos naturales, una importante tradición en la industria artesanal y doméstica, y uno de los más desarrollados sistemas educativos.
A pesar de las diferencias que había entre Alemania y el resto de las naciones industrializadas, una similitud fue la marcada diferencia regional, donde la región occidental fue la zona industrializada; y la oriental, la rural. Estas dos zonas se lograron complementar con el paso del tiempo y el afianzamiento de la industrialización. La zona oriental proveía tanto de materias primas como de mano de obra a la zona industrial, mientras esta le vendía manufacturas. Igualmente, para lograr un equilibrio en la balanza comercial, la producción agraria no sólo proveía a la región industrial sino también al mercado externo.
La industrialización alemana se vio fuertemente influenciada e impulsada por el modelo de industrialización inglesa; ya que la competencia de los productos ingleses promovió a la industria alemana. A su vez, esta consistía en los mismos ramos que la inglesa, con la gran diferencia que sus principales industrias fueron, en vez de la textil, la siderurgia, la química y la de bienes de capital.
Con respecto al éxito de la industrialización, hay varios factores a destacar: En primer lugar, el ya mencionado sistema educativo que poseía un elevado nivel de desarrollo que permitió eliminar el sistema de aprendizaje en el trabajo y estuvo a la altura de la creciente complejidad tecnológica. En segundo lugar, el rol del estado. No solo conformó el Zollverein sino también liberalizó la estructura económica y social, modernizó el sistema de comunicaciones, y por último adoptó una política proteccionista en la industria y agricultura; esto permitió la expansión de las exportaciones industriales. En tercer lugar, el sistema bancario. Este ayudó a financiar las actividades industriales y más tarde pasaron a ser accionistas de las grandes empresas participando de su dirección. En último lugar, las grandes empresas. Estas dominaron la actividad industrial, controlando, a través de la expansión y la integración vertical, las diversas fases de la producción.
b) Estados Unidos
Los principales factores que favorecieron a la industrialización estadounidense fueron dos. Primero, la disponibilidad de recursos naturales. Y segundo, el inmenso mercado interno, provocado por el impresionante crecimiento demográfico y a la inmigración masiva. A su vez, ambos fueron respaldados por un constante proceso de innovación tecnológica y organizativa.
Antes, la economía norteamericana se basaba en la agricultura, siendo la producción industrial considerablemente reducida. Sin embargo, con la independencia, Estados Unidos se liberó del mercantilismo inglés y construyó la estabilidad política fundamental para el desarrollo del comercio.
A pesar de ciertas dificultades, como el esparcimiento del mercado interno, la complejidad de las comunicaciones y la escasez de la mano de obra, además del alto costo de la misma, la producción industrial creció entre 1780 y 1820, pero se aceleró hasta 1860, donde la industria textil lideraba, ayudado por la construcción de los ferrocarriles en 1830, y luego a partir de 1840, la producción se basó en los bienes de consumo (algodón, calzado, cuero, hierro y maquinarias). Por último, de 1860 hasta la primera Guerra Mundial, Estados Unidos se consolidó como un país industrial, ya que la industria aumentó considerablemente, a expensas de la agricultura, y el aceleramiento de la urbanización, junto con el crecimiento del mercado interno, ya convertido en un mercado de masas, a causa del increíble aumento de la población, la extensión de las vías ferroviarias y el uso del telégrafo. Ya para este período, el liderazgo industrial pasó a manos de los bienes de capital, al igual que en Alemania. En contrapartida con los países de Europa, la industrialización norteamericana se basó casi exclusivamente en el mercado interno, ya que, sumado a la cantidad de consumidores, la capacidad de demanda y en la integración hacían muy rica la comercialización interna. A su vez, esto fue apoyado por el rol del Estado, a través de una política de aranceles a las importaciones, provocando tendencias aislacionistas.
Como dijimos anteriormente, el constante proceso de innovación tecnológica y organizativa, fue importante a la hora del desarrollo industrial y de la mejora en la economía. A diferencia de los países europeos, la mano de obro era muy cara, debido en un principio a la escasez de población y más tarde a la frontera móvil hacia el oeste y a los extensos territorios a colonizar. Como en Alemania, los descubrimientos ingleses fueron influencias importantes para el desarrollo, pero entre 1820 y 1830, Estados Unidos comenzó a desarrollar nuevas técnicas, o combinar algunas ya existentes.
Sin embargo, dichos desarrollos no fueron los únicos que aportaron a la competitividad de la industria estadounidense, sino también la innovación organizativa, a través de métodos de gestión empresarial y de la organización del trabajo, aumentando así la eficiencia y el aumento del beneficio con la disminución de los costos.
Al mismo tiempo, había diferentes regiones en el territorio norteamericano. Por un lado el Nordeste, donde se llevó a cabo la industrialización. Mientras que las zonas del Sur y el Oeste, se dedicaban principalmente a la agricultura, abasteciendo a las industrias y a las poblaciones del Nordeste y fueron mercados de consumo para la industria del Norte.