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RESUMEN
“Introduccion a la Estética” – HEGEL
Las Ideas relativas a la obra de arte:
Quedan resumidas en tres proposiciones:
Las obras de arte no son productos naturales, sino realizaciones humanas.
Son creadas por el hombre y, basándose en el mundo sensible, están dirigidas a los sentidos del hombre; a su modo, el arte afecta al mundo sensible pero es difícil trazar el límite entre los dos
La obra de arte persigue un fin particular que es inmanente en ella.
Reglas del arte. Talento. Necesidad del arte.
Reglas del arte
Se creía en otro tiempo que el arte debía amoldarse a unas reglas para la producción de sus obras. Se partía del punto de vista de que todo lo que el hombre hace debe saberse como se hace y cuando se conoce el procedimiento no hay nada más fácil que acomodarse a él. Esta manera de ver las cosas es bastante antigua y se la ha designado con el nombre de crítica del arte, que es un análisis de lo que ocurre durante la producción de una obra de arte, de la manera en que puede y debe ser hecha: teoría de las bellas artes.
Nos guiábamos por la intención de formular reglas, de establecer preceptos para la producción artística. Esa intención está hoy abandonada, pues no se puede hacer una obra de arte acomodándose a las reglas. Únicamente el trabajo mecánico exterior queda subordinado a ellas.
Cuando conozco la regla ejerzo mi actividad puramente formal.
La actividad del espíritu no se ejerce en el vacío, según una determinación impuesta: el espíritu encuentra su determinación en sí mismo, no obedece en su trabajo más que a sí mismo.
La obra de arte, al no ser un producto mecánico, no puede estar subordinado a una regla.
Talento
Se deja de considerar la obra de arte como el producto de una actividad general, formal, abstracta y mecánica, para declarar que es el producto de un espíritu especialmente dotado, que el hombre que posee un espíritu semejante solo tiene que abandonarse a su singularidad específica, sin preocuparse del objetivo a que esto pueda conducirle, ya que una preocupación similar solo podía ser perjudicial para su producción.
La obra de arte es una creación del genio, del talento. La creación de una obra de arte exige talento, que es una aptitud específica, un don limitado.
La actividad artística para ser eficaz y creadora, debe ser inconsciente, pues cualquier intervención de la conciencia es susceptible de alterar la actividad artística, de perjudicar la perfección de las obras.
La producción artística se convierte en un estado al que se le da el nombre de inspiración. El genio puede entrar en este estado bien por su propia voluntad, o por influencia exterior cualquiera.
El genio y el talento son dones naturales. El genio para ser fecundo debe poseer un pensamiento disciplinado y cultivado y una práctica más o menos larga. La obra de arte presenta un lado puramente técnico que solo consigue dominarse por la práctica. Cualquier arte se ejerce sobre una materia más o menos densa, resistente, que hay que aprender a dominar.
El artista debe conocer tanto más las profundidades del alma y del espíritu humano cuanto más elevado sea el rango que ambiciona. Este conocimiento no se adquiere de una forma directa, sino tras un estudio del mundo exterior e interior. Es este estudio el que le suministra los temas de sus representaciones.
El espíritu específicamente determinado solo se revela fecundo cuando ha sido formado por medio de estudios largos e intensos.
Necesidad del arte
Se dice que una obra de arte, al ser producto humano (no dotado de sentimiento, superficial), es inferior a los productos de la Naturaleza (productos vivos). Son superiores a las obras de arte ya que son obra de Dios. La obra de arte esta privada de vida, de vida exterior, solo presenta una apariencia de vida en su superficie.
Pero bajo su aspecto de objeto la obra de arte no es justamente una obra de arte: solo es obra de arte porque es espiritualidad, porque ha recibido el bautismo del espíritu y representa algo que participa del espíritu.
La obra de arte, procede del espíritu y existe por el espíritu y su superioridad consiste en que si el producto natural es un producto dotado de vida, es perecedero, mientras que una obra de arte es una obra que perdura. La duración presenta un interés más grande. Los acontecimientos llegan, pero tras producirse se desvanecen. La obra de arte les confiere duración, los representa en su verdad imperecedera. El interés humano, el valor espiritual de un acontecimiento, de un carácter individual, de una acción, son captados por la obra de arte que los hace resurgir de una forma más pura y transparente que en la realidad corriente, no artística.
Por eso la obra de arte es superior a cualquier producto de la Naturaleza, que no ha efectuado este paso por el espíritu.
Todo lo que pertenece al espíritu es superior a lo que existe en estado natural.
La universalidad de la necesitad del arte se debe únicamente al hecho de que el hombre es un ser pensante y dotado de una conciencia. Al estar dotado de conciencia el hombre debe situarse frente a lo que él es, a lo que él es de una forma genera y hacer de ello un objeto para sí. Las cosas de la Naturaleza se contentan con ser, son simples y solo son una cosa, mientras que el hombre al poseer una conciencia se desdobla. Él es una vez, pero es para el mismo. Quita de delante de si lo que es; se contempla, se representa a sí mismo. Hay que buscar la necesitad general que provoca una obra de arte en el pensamiento del hombre, puesto que la obra de arte es un medio gracias al cual el hombre exterioriza lo que es.
El hombre adquiere esta conciencia de sí mismo de dos maneras: teóricamente, tomando conciencia de lo que es interiormente, de todos los movimientos de su alma, de todas las sutilezas de sus sentimientos, al intentar representarse a sí mismo, tal y como se descubre por el pensamiento, y a reconocerse en esta representación que ofrece a sus propios ojos. Pero el hombre también está comprometido con las relaciones prácticas con el mundo exterior, y de estas relaciones nace la necesidad de transformar este mundo, como a sí mismo, en la medida en que forma parte de él, imprimiéndole su sello personal. Lo hace para reconocerse en la forma de las cosas, para gozar de sí mismo como de una realidad exterior.
A través de los objetos exteriores, intenta encontrarse a sí mismo. No se contenta con continuar siendo lo que es. El hombre no quiere permanecer tal y como lo ha hecho la Naturaleza. El hombre intenta realzar su valor por medio de la cultura espiritual.
La necesidad del arte general tiene esto de racional: el hombre al ser consiente, se exterioriza, se desdobla, se ofrece a su propia contemplación y a la de los otros. Por medio de la obra de arte, el hombre, que es su autor, intenta exteriorizar la conciencia que tiene de sí mismo. Es una gran necesidad que se desprende del carácter racional del hombre, fuente y razón del arte, como de cualquier acción y saber.
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