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Historia de la Colonización y la Descolonización
Resumen para el Primer Parcial |
Historia de la colonización y descolonización (Cátedra: Pineau - 2024) |
Filo. y Letras | UBA
Marks, Los orígenes del mundo moderno; capitulo 2
El texto examina detenidamente la importancia de dos eventos históricos clave:
los viajes de Cristóbal Colón en 1492 y de Vasco da Gama en 1498. Estos
acontecimientos son considerados por muchos como hitos fundamentales en el
surgimiento del mundo moderno. Sin embargo, existe un debate entre los
historiadores sobre si realmente marcaron el inicio de una nueva era y
produjeron cambios generalizados.
Por un lado, hay quienes sostienen que estos viajes representaron un punto de
inflexión crucial en la historia, impulsando el ascenso de Occidente y abriendo
nuevas rutas comerciales que transformaron el intercambio global de bienes,
ideas y cultura. Esta perspectiva, a menudo eurocéntrica, tiende a enfatizar la
importancia de estos viajes como uno de los pasos más decisivos hacia el dominio
occidental en el escenario mundial.
Por otro lado, algunos historiadores, incluido el autor del texto, argumentan
que es necesario contextualizar estos eventos dentro de un marco global más
amplio. Esto implica considerar la verdadera estructura de poder y riqueza en el
mundo del siglo XV, donde el océano Índico emergió como la principal encrucijada
para el intercambio global. En este contexto, China, India y Oriente Medio eran
actores centrales, mientras que Europa era más bien periférica, buscando
desesperadamente acceder a las fuentes de riqueza en Asia.
El texto luego se centra en China durante la dinastía Ming, destacando los
acontecimientos políticos y militares bajo el reinado del emperador de la época.
Se menciona la expansión del poder chino hacia el norte y el noroeste, así como
la participación en el comercio marítimo bajo el liderazgo del almirante Zheng
He. Aunque China experimentó éxito inicial en sus expediciones marítimas,
abandonó esta política después de un tiempo, priorizando la defensa contra la
amenaza mongola en el norte y la reconstrucción de la Gran Muralla.
A pesar del cese de la política marítima, el comercio marítimo chino continuó
floreciendo en la región del océano Índico. Esto subraya la importancia de
entender la historia global en su totalidad y reconocer las múltiples dinámicas
en juego en este período de cambio y transformación.
El texto explora la importancia histórica del océano Índico como una vía vital
de comercio que conectó civilizaciones desde el siglo VII hasta el XVIII. A
pesar de los acontecimientos globales, como el colapso del imperio mongol y la
devastación causada por la Peste Negra en Eurasia, el comercio en el océano
Índico se mantuvo robusto y próspero.
Durante más de mil años, el océano Índico fue un punto crucial de intercambio
comercial, enriquecimiento y acceso a bienes de lujo para aquellos que podían
navegar hasta sus principales ciudades comerciales. Desde la expansión islámica
en el siglo VII hasta la colonización británica de La India en el siglo XVIII,
el océano Índico fue testigo de una intensa actividad comercial que dejó una
marca indeleble en la historia mundial.
El texto examina tres períodos distintos en la historia del comercio en el
océano Índico:
● Desde el siglo VII hasta el año 1000, los comerciantes y navegantes árabes
desempeñaron un papel crucial en el comercio entre el Medio Oriente islámico, el
sureste asiático y China. La difusión del idioma árabe y el Islam ayudó a
establecer una red comercial y cultural que se extendía desde África oriental
hasta Indonesia.
● Desde el año 1000 hasta el año 1500, los mercaderes chinos comenzaron a
participar activamente en el comercio en el océano Índico, compitiendo con los
comerciantes árabes. Esta entrada china dividió el comercio en tres circuitos
comerciales distintos: occidental, central y oriental, cada uno dominado por
diferentes grupos comerciales.
● Desde 1500 hasta 1750, los europeos, especialmente portugueses, holandeses,
ingleses y franceses, introdujeron el "comercio armado" en el océano Índico,
cambiando radicalmente la dinámica comercial. Estos poderes europeos buscaban
controlar las rutas comerciales y monopolizar el comercio de bienes valiosos
como especias, seda y algodón.
China e India fueron los motores económicos principales detrás de este comercio
global. China, con su gran población, productividad agrícola y sofisticación
industrial, era un poder económico dominante. India, a pesar de su división
política y religiosa, era un centro importante de manufactura textil y un
mercado vital para bienes exóticos.
En resumen, el océano Índico fue una arteria vital del comercio global durante
más de mil años, conectando culturas y facilitando el intercambio de bienes,
conocimientos y culturas. Su importancia histórica es innegable y su legado
perdura hasta nuestros días.
el viaje épico de Ibn Battuta, un joven musulmán de Tánger, Marruecos, quien
emprendió una peregrinación a La Meca en 1325. En lugar de regresar a casa
después de la peregrinación, decidió explorar el mundo durante los siguientes
veintinueve años, recorriendo más de cien mil kilómetros a través de tierra y
mar. Viajó por lugares que formaban parte del Dar al-Islam, "la morada del
Islam", donde el Islam era practicado y el árabe era la lengua común.
Durante su viaje, Ibn Battuta visitó una amplia gama de territorios islámicos,
desde el norte de África hasta el sur de India, posiblemente incluso llegó a
China. Su viaje ilustra la vasta extensión y la riqueza cultural del mundo
islámico en el siglo XIV.
El Islam surgió como una fuerza unificadora en el mundo desde el siglo VII, con
la rápida expansión de los ejércitos musulmanes que conquistaron vastos
territorios, incluyendo Persia, Mesopotamia, Palestina, Egipto y el norte de
África. Sin embargo, el poderío bizantino en el oeste y el imperio Chino en el
este resistieron el avance musulmán.
A pesar de esto, el mundo islámico se expandió significativamente, creando un
espacio cultural y comercial común que facilitó el intercambio de ideas,
comercio y cultura. Las bibliotecas islámicas, que albergaban una vasta cantidad
de conocimiento, se convirtieron en centros de aprendizaje y preservación de la
literatura clásica griega y romana.
La expansión del Islam también tuvo un impacto en Europa, al separarla del
comercio del océano Índico y del mundo oriental durante siglos. La caída de
Constantinopla en 1453, que fue transformada en Estambul, la capital del Imperio
Otomano, marcó un punto de inflexión en la historia europea, bloqueando el
acceso directo al Mediterráneo oriental y obligando a los europeos a buscar
rutas alternativas hacia Asia.
El Imperio Otomano, fundado por Osman en el siglo XIII, se expandió rápidamente,
conquistando territorios en los Balcanes y Anatolia, y finalmente capturando
Constantinopla. Esto consolidó su posición como una potencia dominante en Europa
y Asia Menor, bloqueando el acceso europeo al comercio en el Mediterráneo
oriental y forzando la búsqueda de nuevas rutas comerciales hacia Asia.
El texto profundiza en la influencia del Islam en África a través de los viajes
de Ibn Battuta, ofreciendo un análisis detallado de la extensión del poder de
los imperios islámicos en el continente africano. Se destaca que tanto el norte
de África como la región subsahariana y oriental formaban parte del Dar
al-Islam, donde la civilización islámica había dejado una marca significativa en
términos culturales, económicos y sociales.
Durante sus viajes, Ibn Battuta no solo visitó lugares dentro del Dar al-Islam,
sino también civilizaciones desarrolladas con sistemas políticos y económicos
avanzados. Se hace hincapié en la importancia de la agricultura, las ciudades
organizadas, los sistemas de
comercio regional y la industria minera, especialmente en la extracción de
hierro, como ejemplos de la sofisticación de las sociedades africanas en esa
época.
Se menciona que uno de los grandes imperios africanos fue el de Ghana, cuya
ubicación estratégica en la confluencia de diferentes ecosistemas facilitó su
prosperidad y su papel como centro de comercio transahariano. Se destaca cómo la
conversión al Islam de los reyes de Ghana contribuyó al florecimiento de su
economía, especialmente debido a la creciente demanda de oro por parte de los
musulmanes.
Posteriormente, se aborda el imperio de Mali como sucesor de Ghana, que mantuvo
el control del comercio en África occidental durante varios siglos. Se resalta
el papel crucial de ciudades como Tombuctú como centros de aprendizaje y
comercio, que atrajeron a eruditos y comerciantes de diversas partes del mundo
islámico.
El texto también explora el comercio marítimo a lo largo de la costa este de
África, donde ciudades como Mogadiscio, Malindi y Mombasa se convirtieron en
importantes centros comerciales, facilitando la difusión del Islam a través del
comercio y el intercambio cultural. Además, se proporciona un análisis de la
estructura política y social de África en ese período, destacando la
fragmentación política y la prevalencia de "miniestados", así como la
importancia del continente dentro del sistema comercial mundial, suministrando
oro y esclavos a cambio de bienes manufacturados, principalmente de Asia.
Finalmente, se explora la institución de la esclavitud en África, señalando su
omnipresencia en la sociedad africana y su papel en el funcionamiento del
sistema económico y social en ese período histórico. Se enfatiza la falta de
propiedad privada de la tierra como un factor clave que contribuyó a la
prevalencia de la esclavitud y se ofrece una visión general de cómo funcionaba
el mercado interno de esclavos en África.
Europa y Asia en el siglo XV, centrándose en cómo la introducción de la pólvora
y los cañones transformó el panorama mundial de la época.
- Contexto Político y Geográfico:
● Se establece la diferencia entre China, un vasto imperio centralizado, y
Europa, una región fragmentada en cientos de unidades políticas, desde
ciudades-estado hasta reinos, cada uno compitiendo por poder y recursos.
● Se señala que esta fragmentación política en Europa fue consecuencia de la
desintegración del Imperio romano y la expansión del islam, lo que llevó a un
sistema proteccionista y rural.
Transformación Militar con la Introducción de la Pólvora:
● Se describe cómo la introducción de la pólvora y los cañones cambió la
naturaleza de la guerra en Europa. Los castillos y ciudades fortificadas
proliferaron, pero también surgieron nuevas estrategias militares centradas en
los asedios prolongados.
● Se destaca el papel crucial de los cañones en la consolidación del poder
político en Europa, donde los estados con recursos suficientes para financiar y
mantener ejércitos bien equipados ganaron ventaja sobre otros.
- Comercio Armado en el Mediterráneo:
● Se enfatiza la importancia del comercio armado entre las ciudades-estado de
Venecia y Génova en el Mediterráneo. Venecia logró establecer un monopolio en el
acceso a las especias y tejidos asiáticos a través del control del comercio
marítimo en la región.
● Se señala que el comercio armado en el Mediterráneo fue una faceta crucial del
poder político y económico en la región, donde el control de las rutas
comerciales se traducía en influencia y riqueza.
- Ascenso de Portugal y Exploración del Atlántico:
● Se describe el ascenso de Portugal como una potencia naval en el Atlántico,
liderada por figuras como Enrique el Navegante y Vasco da Gama.
● Se destaca la búsqueda de Portugal de una ruta directa a Asia para evitar el
control islámico del comercio en el Mediterráneo, lo que llevó a la exploración
de la costa africana y, finalmente, al descubrimiento de una nueva ruta marítima
a Asia al doblar el cabo de Buena Esperanza en 1488.
- Desafíos Asiáticos a la Hegemonía Europea:
● Se menciona que, a pesar de los intentos portugueses por establecer un
monopolio en el comercio con Asia, los gobernadores asiáticos respondieron
fortificando sus ciudades y adquiriendo armas para protegerse de la amenaza
europea.
● Se subraya que China seguía siendo un actor dominante en el océano Índico, y
algunos gobernadores asiáticos respondieron estratégicamente para mantener su
influencia y control sobre las rutas comerciales.
MARK HORTON- CORREDOR SWAHILI
El término "Renacimiento" suele evocar la Italia del siglo XV y nombres como
Leonardo da Vinci o Miguel Ángel Buonarroti. Sin embargo, cinco siglos antes, en
las costas mediterráneas, se produjo un florecimiento cultural que también
merece ser considerado un renacimiento. Cambios políticos significativos, como
la fundación del Sacro Imperio Romano en el siglo X al sur de Alemania o la
época dorada del Imperio Bizantino, acompañaron a grandes renacimientos
culturales. Tanto las artes como la artesanía y la arquitectura alcanzaron
nuevos niveles de refinamiento y complejidad, lo que generó una demanda de
materiales nuevos y exóticos que en su mayoría no podían obtenerse en las costas
mediterráneas. Entonces, ¿de dónde provenían estos materiales?
La respuesta a esta pregunta es África, al menos en lo que respecta al
suministro de tres materiales clave: oro, marfil y cristal de roca (cuarzo
transparente). El suministro de estos materiales al Mediterráneo requería el
establecimiento de una vasta red comercial internacional que se extendiera desde
el sur de África hasta Sicilia. Los principales actores en el funcionamiento de
esta red, cuya existencia ha sido confirmada recientemente, fueron los
traficantes swahili. Estos comerciantes transportaban oro, marfil y cristal de
roca desde el interior de África hacia el norte, donde los mercaderes musulmanes
los llevaban al mundo mediterráneo.
Este renacimiento comercial y cultural, impulsado por el intercambio
transcontinental de materias primas y productos terminados, fue un fenómeno
significativo en la historia temprana del comercio internacional y la
globalización. Además de los materiales físicos, esta red comercial también
facilitó el intercambio de conocimientos, ideas y culturas entre diferentes
regiones del mundo, contribuyendo así al enriquecimiento y la diversidad de las
sociedades involucradas.
Los mercaderes musulmanes que participaban en el comercio a lo largo de la costa
oriental de África han sido objeto de debate en cuanto a sus orígenes. Las
tradiciones locales en África sugieren que las ciudades costeras fueron fundadas
por refugiados que huían de los levantamientos en el Medio Oriente musulmán
durante el siglo VIII. Por otro lado, algunos
historiadores modernos sostienen la teoría de que los swahili eran colonizadores
árabes que se mezclaron con los granjeros bantúes de la costa. Sin embargo, las
excavaciones en sitios como Shanga, en la isla de Pate en la costa de Kenia,
desafían esta teoría y sugieren que los swahili tenían un origen africano.
Las excavaciones en Shanga, que comenzaron en 1980, revelaron una serie de
niveles de ocupación que datan desde el siglo VIII. Los niveles más antiguos
muestran un estilo de vida claramente africano, con chozas de barro alrededor de
corrales de ganado. Aunque inicialmente los residentes de Shanga no eran
musulmanes, hacia el siglo IX, una élite local se convirtió al islam, como lo
indican los hallazgos de pequeñas mezquitas de madera.
Estos asentamientos no eran únicos en la costa oriental de África; se encuentran
dispersos desde Somalia hasta Mozambique, con características arquitectónicas y
culturales similares. La cerámica encontrada en estos sitios sugiere una
conexión cultural y comercial a lo largo de la costa, que se mantuvo durante
períodos prolongados.
Esta sociedad marinera, autóctona y unificada, pudo haberse originado alrededor
del siglo I
d.C. y para el siglo IX ya formaba parte de una red comercial internacional. Sin
embargo, esta red no se dirigía hacia el Mediterráneo, sino que conectaba la
región con China a través del golfo Pérsico.
Los puertos principales en el golfo Pérsico, como Siraf y Sohar, aprovecharon
las oportunidades comerciales en la costa africana oriental para establecer un
sistema de comercio que se extendía hasta Oriente Medio y China. Entre las
exportaciones africanas a China se encontraba el marfil y el ámbar gris. Por
otro lado, productos como la madera y los esclavos se transportaban
principalmente a Oriente Medio. La madera de los bosques del este de África era
utilizada para techos en grandes ciudades del Medio Oriente, mientras que los
esclavos trabajaban en diversas tareas, como desaguar ciénagas en el río
Éufrates. El intercambio comercial también trajo objetos de cerámica de la
dinastía Tang de China a África. Hasta un 5 por ciento de la cerámica encontrada
en los yacimientos swahili procedía del golfo Pérsico, lo que evidencia la
importancia de estas rutas comerciales transcontinentales en la interconexión de
culturas y economías en la antigüedad.
A principios del siglo X, la red comercial centrada en el golfo Pérsico comenzó
a declinar. La Revuelta Zanj, una rebelión masiva de esclavos africanos en
Mesopotamia a finales del siglo IX, provocó una disminución significativa en el
comercio africano. El comercio establecido entre Siraf y China, que era el
principal mercado para el marfil del África Oriental, también se vio afectado
negativamente por la inestabilidad política que siguió al fin de la dinastía
Tang en el año 906. Este declive comercial se reflejó en el abandono de muchos
asentamientos primitivos a lo largo de la costa oriental africana.
Con la ruta marítima ahora abierta, los mercaderes del Mar Rojo y del Golfo de
Adén, que tenían más contactos con el Mediterráneo que con China, buscaron
establecer relaciones permanentes con los gobernantes swahili de la costa. Para
fortalecer estos lazos, ofrecieron no solo prosperidad económica, sino también
un intercambio cultural que incluía estilos artísticos y artesanos competentes.
Este intercambio dio lugar a un nuevo modo de vida en la costa oriental
africana, influenciado por las costumbres de las regiones musulmanas del Oriente
Medio y adoptado por los gobernantes swahili.
Este cambio se reflejó en la excavación llevada a cabo en Shanga, donde se
descubrieron construcciones monumentales de piedra que datan del año 950. Estas
edificaciones, que incluían una mezquita de piedra, sugieren un cambio radical
en el estilo de vida local, que comenzó a parecerse más a un palacio real.
Aunque inicialmente se encontraron mezquitas de madera en la zona, los nuevos
edificios de piedra indican una expansión y un
florecimiento económico que posiblemente fue impulsado por el comercio con el
Mar Rojo y el Mediterráneo.
Este cambio en el estilo de vida no se limitó a Shanga, sino que se observó en
otros sitios a lo largo de la costa oriental africana, como Manda. La presencia
de técnicas de construcción similares a las utilizadas en el Mar Rojo y la
evidencia arqueológica de monedas y otros objetos de origen mediterráneo
respaldan la hipótesis de que estos cambios fueron el resultado del contacto con
los mercaderes del Mar Rojo y, a través de ellos, con el mundo mediterráneo.
El descubrimiento de un tesoro de monedas de oro y plata en Mtambwe Mkuu, que
incluía dinares fatimíes del Mediterráneo, así como monedas de plata acuñadas
localmente pero influenciadas por diseños mediterráneos, respalda la idea de una
relación comercial directa entre la costa oriental africana y el Mediterráneo.
Estas monedas sugieren que los gobernantes swahili estaban familiarizados con
las prácticas comerciales y monetarias del mundo mediterráneo y las adaptaron a
su propio contexto local.
Los swahili buscaban emular a sus contemporáneos mediterráneos por varias
razones. Una de ellas podría ser la conversión al islam por parte de este pueblo
africano de la costa. La adopción del islam les proporcionó una protección
ritual y una igualdad ritual con sus contactos comerciales musulmanes. Esta
igualdad religiosa pudo haber aumentado la seguridad de las transacciones
comerciales, lo que sería ventajoso para ambas partes.
Además, la adopción de la religión islámica podría haberles brindado una base
moral compartida, lo que fortalecería aún más sus relaciones comerciales.
Los swahili también ofrecían a los mercaderes internacionales musulmanes un
dominio del comercio costero en la región. La habilidad de los swahili como
navegantes expertos les permitía transportar mercancías a lo largo de la costa,
lo que era crucial en una región donde la navegación no era fácil debido a los
peligros del canal de Mozambique.
Además, los swahili controlaban el suministro de mercancías valiosas procedentes
del interior, como el oro, el marfil y el cristal de roca. Establecieron una red
de intercambio con comunidades del interior, aprovechando su habilidad para
obtener productos escasos y valiosos y comerciarlos en las ciudades costeras.
Para obtener marfil, los swahili establecieron relaciones comerciales con
pastores del interior, quienes a su vez lo obtenían de cazadores locales. Este
complejo sistema de intercambio les permitió obtener marfil y otros productos
valiosos sin tener que aventurarse en el interior del continente.
El cristal de roca se obtenía probablemente del sur de Etiopía y era
transportado hasta la costa, donde los swahili lo tallaban y lo comerciaban. Sin
embargo, este comercio se redujo hacia el año 1050, cuando el suministro de
cristal de roca se agotó en la región.
Por último, el oro procedía del sur de África, de regiones entre los ríos
Zambeze y Limpopo. Los swahili establecieron contactos con mineros locales y
obtuvieron oro, que luego comerciaban en sus ciudades costeras.
En resumen, los swahili ofrecían a los mercaderes musulmanes acceso a mercancías
valiosas del interior de África, habilidades de navegación expertas y una red
comercial bien establecida en la costa. Estas relaciones comerciales fueron
fundamentales para el florecimiento de la cultura medieval europea, ya que
permitieron el intercambio de bienes y conocimientos entre diferentes regiones
del mundo.
DOCUMENTAL-ESTADOS PRECOLONIALES EN ÁFRICA
En su libro "Pequeña historia de África", Catherine Coquery-Vidrovitch destaca
la influencia duradera de África en el resto del mundo. Desde tiempos antiguos,
África ha proporcionado mano de obra, oro y materias primas que han jugado un
papel esencial en la globalización económica. Además, describe sociedades
africanas políticamente estructuradas, económicamente prósperas, socialmente
organizadas y culturalmente ricas, adaptadas perfectamente a sus entornos.
La historia africana ha sido subestimada durante mucho tiempo, pero se ha
reconocido cada vez más como una parte crucial de la historia mundial. África
fue el lugar de origen del Homo sapiens, que se extendió por todo el mundo desde
África subsahariana. Antes de la llegada de los europeos, África estaba marcada
por una serie de imperios precoloniales, como el Imperio de Malí, que se
extendía desde la costa atlántica hasta el norte del Níger en los siglos XIII y
XIV. Este imperio fue próspero y conocido por su comercio de oro, lo que lo
convirtió en uno de los centros comerciales más importantes entre el siglo VIII
y el XV. Mansa Musa, también conocido como el "rey del oro", fue uno de los
líderes más prominentes del Imperio de Malí. Su peregrinación a La Meca lo hizo
famoso en todo el mundo islámico, y su ostentación al gastar grandes cantidades
de oro en Egipto lo convirtió en una figura legendaria.
El comercio transahariano y las rutas comerciales marítimas conectaron a África
con Europa y Asia, haciendo que el continente fuera una potencia económica en la
antigüedad. Sin embargo, la llegada de los portugueses en el siglo XV marcó el
comienzo del declive de muchos imperios africanos. Los portugueses, interesados
principalmente en el comercio de esclavos, desviaron el comercio de oro del
interior del continente.
El Reino del Congo fue uno de los imperios africanos afectados por la llegada de
los europeos. Inicialmente, los portugueses establecieron relaciones amistosas
con el rey del Congo, pero pronto revelaron sus verdaderas intenciones de
esclavizar a la población. Este cambio en las relaciones comerciales marcó el
comienzo del declive del Reino del Congo y otros imperios africanos.
La historia africana ha sido subestimada en los relatos históricos dominantes,
pero es esencial para comprender la historia global. Los imperios africanos
jugaron un papel crucial en el comercio mundial y en la interacción entre
diferentes culturas y civilizaciones. Es fundamental integrar la historia
africana en la narrativa histórica más amplia para una comprensión completa del
pasado y el presente del mundo.