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Masoquismo |  Clínica de Adultos (Cátedra: Vázquez - 2017)  |  Psicología  |  UBA

A partir de la pérdida o resignación del objeto de amor, por identificación (post-edipica) se constituye el Superyó, como heredero del complejo de Edipo. Es decir, a partir de esta resignación, por investidura o introyección dentro del Yo se constituye una instancia que viene a funcionar de “abogado” del mundo interno. El niño acepta, por la angustia de castración, renunciar a sus objetos amados, introyectándolos en forma de ley moral.

Este Superyó, que no es otra cosa que el superyó parental introyectado en el Yo (ley moral y aspiraciones), es paradojal, porque no solo se introyecta una prohibición sino una advertencia (Así como el padre debes ser… Así como el padre no te está permitido ser).

Entonces, esta identificación post-edipica, es un mecanismo de introyección en el Yo de los objetos alguna vez amados y luego perdidos. Con el fin de que el Ello pueda superar la pérdida, el Yo se identifica con los objetos resignados logrando ser como estos y así pudiendo ser amado en su lugar.

La base del Superyó o una de sus funciones es la Conciencia Moral. Es decir, son funciones del Superyó prohibir y exhortar y se expresan a través de la conciencia de culpa.

Por determinados factores, se produce una desmezcla pulsional (se separa pulsión de vida y pulsión de muerte) y el Superyó deviene cruel, castigando con culpa no solo los actos sino también los pensamientos, lo cual el sujeto vivencia a través de la necesidad de castigo. De esta desmezcla, parte de la pulsión de muerte no ligada se expresa patológicamente en masoquismo moral, o reacción terapéutica Negativa. Aquí el sentimiento de culpa se satisface con el padecer neurótico (necesidad de castigo).

La culpa o sentimiento de culpa, se origina en el Superyó inconciente, y acusa y castiga. Esta culpa también podría decirse que tiene una parte más conciente y menos conciente. La culpa conciente es aquella que se siente al trasgredir una norma o ley conocida por todos en un acto conciente y deliberado. La culpa inconciente, por su parte, el sujeto la siente desconociendo de donde viene. Es contante. El sujeto intenta identificar la causa pero no la encuentra. Su forma exterior aparece como necesidad de castigo (de padecer, de estar enfermo), lo cual sucede en la clínica cuando el paciente enferma cuando su tratamiento estaba dando resultados. A esto se lo conoce como resistencia del Superyó o Reacción terapéutica negativa.

La causa de este sentimiento de culpa es la angustia frente al Superyó. El cual sabe y castiga no solo por lo hecho sino por lo pensado (fantasías).

El sentimiento de culpa tiene otro origen, donde no participaría el Superyó: la Angustia Social. El costo psíquico de vivir en sociedad es la renuncia pulsional. Esta renuncia, realizada bajo amenaza de una autoridad, produce sentimiento de culpa.

El sentimiento de culpa, como angustia frente al Superyó, se produce por una tensión entre el Yo y el Superyó, donde el primero se somete a las órdenes del segundo por miedo a perder su afecto y protección.

El Superyó presenta ciertas paradojas, como por ejemplo cuanto más virtuoso es el sujeto, más culpable se siente. Porque para ser virtuoso se priva de sus pensamientos/deseos pulsionales, pero privarse de ellos no quiere decir no seguir pensándolo/deseándolo, sino tan solo reprimirlos, por eso se culpa.

Justamente esto trae a colegir una incongruencia de la que el mismo Freud se da cuenta pero elige no corregirlo. El sentimiento de culpa no podría ser inconciente, ya que los sentimientos/afectos no se reprimen, lo que se reprime es el deseo/pensamiento/representación. Al reprimirse la representación, el afecto seria mudado al cuerpo (histeria), a los pensamientos concientes (neurosis obsesiva), etc. Y de aquí podría decirse que ese afecto sin representación conciente es traducido como sentimiento de culpa en el Yo.


 

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