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El Problema Económico del Masoquismo |  Clínica de Adultos (Cátedra: Vázquez - 2017)  |  Psicología  |  UBA

EL PROBLEMA ECONÓMICO DEL MASOQUISMO (FREUD)

A Freud se le plantea un problema económico en relación al masoquismo. Si el aparato psíquico estaba regido por el placer-displacer, cómo podía ser que aparezcan fenómenos que daban cuenta de que no siempre es el principio de placer quien rige el aparato. Es decir, el masoquismo es incomprensible si el principio de placer gobierna los procesos anímicos. Si el dolor y el displacer se constituyen en metas, en lugar de advertencias, el principio del placer queda paralizado, y el guardián de nuestra vida narcotizado/atontado, superado por un “más allá del principio de placer”, el principio de muerte.

En un principio el proceso que gobierna los procesos anímicos es el principio de Nirvana. Que busca constantemente la estabilidad del aparato psíquico. Es decir, aspira a una descarga a cero (de hambre, de dolor, de sueño, etc.). El niño nace demandante, a través del llanto por ejemplo, siempre buscando la estabilidad del aparato psíquico. Para demandar tiene un quantum de energía, por esto, apresuradamente, se identifica el principio placer-displacer con este principio de Nirvana. Ya no se persigue la descarga a cero. Todo displacer debería coincidir con una elevación y todo placer con una disminución de la tensión de estímulo presente en lo anímico. El principio de Nirvana y el principio de Placer estarían por completo al servicio de las pulsiones de muerte teniendo por función alertar contra las exigencias de las pulsiones de vida que procuran perturbar la estabilidad del organismo.

Freud dice que esto no podría ser correcto, ya que existen tensiones placenteras y displacenteras, como la excitación sexual. Entonces placer y displacer no pueden ser referidos al aumento o disminución de tensión de estímulo.

El principio de Nirvana, súbdito de la pulsión de muerte, ha experimentado en el ser vivo una modificación por la cual devino principio de placer. ¿De dónde partió la modificación? La pulsión de vida se conquistó  un lugar junto a la pulsión de muerte en la regulación de los procesos vitales. Es así que, el principio de Nirvana expresa la tendencia de la pulsión de muerte, el principio de placer subroga la exigencia de la libido, y su modificación, el principio de realidad, el influjo del mundo exterior (no tiene una meta distinta al principio de placer pero tolera el aplazamiento de la satisfacción pulsional).

Ninguno de estos tres es destituido por los otros. En general, saben conciliarse entre sí. No puede rehusarse, de todos modos, al principio de placer el título de guardián de la vida.

Freud plantea tres tipos de masoquismo: erógeno (condición a la que se sujeta la excitación sexual), femenino (expresión de la naturaleza femenina) y moral (norma de la conducta en la vida).

El masoquismo erógeno, el placer en el dolor, es base de los otros dos. El masoquismo femenino, es el menos enigmático, y más accesible a la observación. El masoquismo moral, se aprecia como un sentimiento de culpa a veces inconciente.

El masoquismo femenino, sea en las fantasías del neurótico o en las fantasías actuadas del perverso, el contenido es siempre ser amordazado, atado, golpeado, azotado, sometido a obediencia, ensuciado, etc. Ponen a la persona en una situación característica de la femineidad. Es decir,  significan ser castrado, ser poseído sexualmente o parir. En el contenido manifiesto de las fantasías masoquistas se expresa un sentimiento de culpa cuando se supone que la persona afectada ha infringido algo que debe expiarse mediante esos procedimientos dolorosos. Es una racionalización superficial de los contenidos masoquistas, pero detrás se esconde el nexo con la masturbación infantil.

El masoquismo femenino se basa enteramente en el masoquismo erógeno. Este es base y condición de todos los masoquismos. Está en todo el sujeto y se forma por medio de dos vías: 1) Todo proceso psíquico del orden del dolor que rebasa cierta cantidad se erotiza quedando una huella donde se ha ligado sufrimiento a excitación sexual. Dolor intolerable erotizado (lo erótico es una forma de ligar lo que la pulsión de muerte desliga). Se sexualiza aquello intolerable en un intento de ligarse. 2) La pulsión de muerte tiene tres destinos: exterior (agresión, apoderamiento o dominio), mezclarse con lo erótico y catectizar un objeto externo (sadismo) y quedar en el interior, sin ligar (masoquismo). El masoquismo erógeno acompaña a la libido en todas sus fases de desarrollo.

La tercera forma de masoquismo, el moral, ha aflojado su vínculo con la sexualidad. La pulsión de destrucción fue vuelta de nuevo hacia dentro y abate su furia contra el sí mismo propio. Este masoquismo moral es el más complicado y peligroso de los tres. Puede llevar a la eliminación de la propia vida. Espera el castigo de donde sea, ya sea del ser amado o un completo extraño. Este masoquismo proviene de una resexualización de los vínculos edípicos. Se resexualiza la moral. Es una satisfacción en cuanto es el sufrimiento que le corresponde al sentimiento inconciente de culpa. Así, Freud, reconsidera la reacción terapéutica negativa a la luz del masoquismo moral.

Se ha atribuido al superyó la función de la conciencia moral y reconocido en el sentimiento de culpa la expresión de una tensión entre el yo y el superyó. El yo reacciona con sentimientos de culpa ante la percepción de que no está a la altura de los reclamos que le dirige el superyó.

El superyó debe su génesis a que los primeros objetos de las mociones libidinosas del ello, la pareja parental, fueron introyectados en el yo, a raíz de lo cual el vínculo con ellos fue desexualisado, experimento un desvío de las metas sexuales directas. Solo así se posibilito la superación del complejo de Edipo. El superyó conservo caracteres esenciales de las personas introyectadas: su poder, severidad, inclinación a la vigilancia y el castigo. El superyó, en su función de conciencia moral, puede volverse duro, cruel, despiadado hacia el yo.

La conducta, en la cura y en la vida, de las personas aquejadas despierta la impresión de que sufrieran una desmedida inhibición moral y estuvieran bajo el imperio de una conciencia moral susceptible, aunque inconciente. En relación a esto, lo inconciente, sería mejor traducir la expresión sentimiento inconciente de culpa por necesidad de ser castigado por un poder parental.

La conciencia moral y la moral misma nacieron por la superación, la desexualización, del complejo de Edipo, mediante el masoquismo moral, la moral es resexualizada, el complejo de Edipo reanimado.

El masoquismo moral pasa a ser el testimonio clásico de la existencia de la mezcla de pulsiones. Su peligrosidad se debe a que desciende de la pulsión de muerte, corresponde a aquel sector de ella que se ha sustraído a su vuelta hacia afuera como pulsión de destrucción. Pero como por otra parte, tiene el valor psíquico de un componente erótico, ni aun la autodestrucción de la persona puede producirse sin satisfacción libidinosa.


 

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