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Resumen del Libro "El Campo Grupal": Capítulos del 1 al 7 | Cátedra: Fernández |
1° Cuat. de 2010 |
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Grupos. Fernández: “El vocablo grupo y su campo semántico”. El campo Grupal- Cáp. 1
Módulo I Teórico. Clase 1 (Texto B)
Se espera que las líneas de significación puestas de manifiesto, hagan posibles visibilidades con respecto a las diversas producciones de sentido que la palabra “grupo” ha disparado históricamente.
Tanto el término francés como el castellano grupo, reconocen su origen en el termino italiano groppo o gruppo. Este término en el siglo XVIII pasó a significar una reunión de personas. Las lenguas antiguas no disponen de ningún término para designar una asociación de pocas personas que comparten un objetivo en común. Es interesante remarcar, entonces, que es importante dar cuenta de cuales son las trasformaciones sociales que se produjeron en el proceso histórico para que el término GRUPO se vuelva necesario.
Están presentes en el vocablo dos líneas que frecuentemente se encuentran en la reflexión sobre lo grupal, o dos líneas que insisten en dicha reflexión. Por una parte la insistencia de NUDO. Por otra parte la idea de CÍRCULO, en el sentido de reunión de personas. Esta particular forma de estructuración da cuenta de los intercambios entre los integrantes. Es frecuente encontrar en este punto la acentuación de la igualdad jerárquica atribuida a la forma circular de ubicación.
En 1er lugar sorprende la modernidad del vocablo. Puede pensarse que la producción del vocablo grupo es contemporánea a la formación de la subjetividad moderna y a la constitución del grupo familiar restringido. El vocablo grupo se produce en aquel momento histórico que vuelve “necesaria” tal palabra para la producción de representaciones del mundo social. La aparición de este vocablo se inscribe en el complejo proceso de transformaciones tanto de las formas de sociabilidad, de las prácticas sociales y de las subjetividades, como de las nuevas figuraciones que los actores sociales darán a las “representaciones” que construyen del mundo en que viven. El vocablo grupo surge en el momento de constitución de la subjetividad moderna. Su epistemología refiere a un número restringido de personas asociadas por un algo en común.
El mero “juntarse” no constituye un grupo. Es decir, será necesaria determinada actividad en común y ciertas formas organizacionales. La figura del nudo indica que en tal agrupamiento se formaran anudamientos- desanudamientos.
Grupos. Fernández: “Lo singular y lo colectivo”. El campo Grupal- Cáp. 2
Módulo I Teórico. Clase 1 (Texto A)
El problema de la relación de los individuos entre sí ha sido considerado desde diferentes puntos de vista. Podríamos denotar que las posiciones mas opuestas son: Por un lado, se considera al individuo, en tanto singularidad, como una realidad en si mismo; solo él percibe, piensa, ama u odia, se siente responsable, toma decisiones, etc. El grupo, la sociedad, lo colectivo serían generalizaciones teóricas que no tendrían otra consistencia que la realidad misma de ese individuo.
Por el otro, en cambio, el individuo como tal seria una entidad lógica. Únicamente el grupo, el colectivo, la sociedad son reales; solo a través de dicha realidad se hace presente la instancia individual. El individuo seria producto de su ambiente, seria un cruce de relaciones sociales.
En una como en otra posición, la relación individuo-sociedad esta pensada desde un criterio antagónico, ambas resuelven la compleja tensión entre lo singular y lo colectivo desde un paradigma disyuntivo, según la cual singularidad y colectividad conforman un par de contrarios. Se pueden puntuar dos formas típicas de resolver la tensión: el psicologismo y el sociologismo. El 1ero más frecuente en el pensamiento liberal, conserva la tendencia a reducir los conceptos sociales a conceptos individuales y psicológicos. El 2do es mas frecuente en el pensamiento socialista, y va en dirección reduccionista de los conceptos individuales a una idea globalizada de la historia y de la sociedad. El 1ero esta a favor de una idea abstracta de individuo, el 2do a favor de una idea abstracta de la sociedad.
Se consideran dos espacios donde ha estado presente la preocupación por las relaciones y diferencias entre Individuos y Sociedades.
Espacio Científico-Académico: la oposición individuo-sociedad ha atravesado distintos campos disciplinarios, estas polémicas “clásicas” no sólo han constituido los debates fundadores de las ciencias humanas, por el contrario, pueden encontrarse aún hoy. Los 1eros intentos para comprender, en el campo de la psicología, la problemática grupal, se organizaron en un traslado mecánico de conceptos de la psicología individual. Esta polemica se desarrolla en el cruce de un debate entre dos posiciones doctrinarias encontradas, la tesis individualista y la tesis de mentalidad de grupo. Para la primera, los individuos constituyen la única realidad y tiende a negar la realidad de los grupos, en tanto sostiene que los procesos psicologicos ocurren tan solo en los individuos y estos constituyen las únicas unidades accesibles a la observación. El término grupo, constituye una ficticia abstracción cuando pretende algo más que referirse a la suma de reacciones reciprocas de los individuos. Para la tesis individualista, no existen los grupos, “grupo” será un termino colectivo que hace referencia a una multiplicidad de procesos individuales. En síntesis no existe en los grupos, instituciones, sociedades, nada que no haya existido previamente en el individuo. En oposición a la tesis individualista, se desarrolla la noción de mentalidad de grupo. Ésta implica, que, cuando los seres humanos viven y actúan en grupo, surgen “fuerzas y fenómenos” que siguen sus propias leyes y no pueden ser descriptos por propiedades que componen a los individuos. Ésta noción intenta explicar la frecuente observación por la cual muchos acontecimientos colectivos, exiben una dirección definida, se desarrollan y mantienen a menudo sin relación con las intenciones de los individuos, atribuyendo intencionalidad al proceso. Ésta “mente de grupo” sería cualitativamente análoga a la “mente individual aunque cuantitativamente supraindividual”. Entonces, el grupo es pensado como un supraindividuo, con los mismos mecanismos de funcionamiento interno. Es importante subrayar que la antinomia clásica de las ideas sociales (la relación individuo-sociedad) se encuentra implícita en toda concepción sobre lo grupal, y generalmente determina el pensamiento sobre los grupos. Opera como un verdadero a priori conceptual, como premisa implícita desde donde no se piensa la articulación de los singular y lo colectivo, sino también se lee al conjunto de los acontecimientos grupales.
En general estos a priori hacen posible la “resolución” de la tensión de los pares antinómicos, los cuales desde su constitución se despliegan en tres pares de opuestos: individuo-sociedad, naturaleza-cultura, identidad-diferencia. Cuando esta tensión es “resuelta” puede observarse con frecuencia que suele producirse desde criterios dicotómicos.
Las teorizaciones que colocan a los grupos humanos como campos de mediaciones entre individuos y sociedad, suelen reproducir sin revisar las propiedades antinómicas de éstos términos, y, en tanto parten de dos conjuntos de opuestos. Desde éste punto, los grupos y las instituciones solo son pensados como puentes o instancias mediadoras.
El a priori conceptual opera en los diferentes discursos sobre la grupalidad, de la siguiente manera: por un lado la especificidad de lo grupal la aportan los individuos que lo forman (habrá que estudiar individuos en grupos). Por el otro la especificidad de lo grupal es aportada por un plus a los individuos agregados (habrá que estudiar grupos).
Espacio ético-político: la antinomia individuo-sociedad tiene una inscripción ético-filosófica de gran importancia en el plano político. Su origen moderno ha planteado como diyuntiva ético-política la pregunta sobre que habrá que priorizar: por un lado intereses grupales, por el otro lado intereses individuales.
La relación grupo-sociedad es generalmente encarada desde una perspectiva de relaciones de influencia, donde las diferentes posiciones varían según otorguen una mayor o menor grado de influencia de los social sobre los movimientos de un grupo. Igualmente en todas ellas lo social se ubica como algo exterior al grupo. Una variante de esta forma de pensar es platearse la relación grupo-sociedad en términos de interacción mutua.
La antinomia individuo-sociedad forma parte de un conjunto de pares antinómicos. El pensar la tensión entre lo singular y lo colectivo desde esta antinomia opera como a priori conceptual en las diferentes concepciones sobre lo grupal. En el intento de desdibujar el sentido antinómico de la tensión entre lo singular y lo colectivo es que resulta pertinente repensar la noción por la cual los grupos constituyen un campo de mediaciones entre individuos y sociedades. Ésta sería una solución de compromiso válida en su momento. Ésta noción de los grupos, como campos de mediaciones ha intentado “resolver” la tensión entre lo singular y lo colectivo a través de la categoría de intermediación.
Puede encontrarse fuerte tradición en cierta forma de reduccionismo psi, en aquellas corrientes que centran su análisis de los acontecimientos en las interacciones entre sus integrantes, produciendo un enfoque de los grupos plegados sobre si mismos, donde se abre visibilidad con respecto a sus colecciones, liderazgos e interacciones de roles. Pero se invisibiliza los atravesamientos institucionales, sociales e históricos.
Otra manera de resolver la tensión aludida, suele ser la negación de la especificidad de los acontecimientos grupales. El dispositivo grupal es visualizado como un espacio de despliegue de singularidades, excluyendo toda posibilidad de especificidad en el agrupamiento en si mismo.
Esta caracterización de los grupos como mediadores, como espacios intermedios entre individuos y sociedades lleva implícito cierto concepto operativo a través del cual habrá que buscar relaciones, puentes articuladores. Esta noción articuladora es el concepto de intermediario. Muchas son las formas que los reduccionismos pueden presentar. Tanto las teorizaciones como el lugar de la coordinación suelen oscilar entre dos ficciones: la figura del gran individuo o el espejismo de los grupos como intencionalidad. En este sentido se vuelve necesario un cambio de paradigma, de un criterio antinómico de individuo versus sociedades, hacia una operación conceptual que pueda evitar una falsa reducción y se permita sostener la tensión singular colectivo.
Desde el punto de vista de la cátedra se enuncia la necesidad de pensar lo grupal como un campo de problemáticas atravesado por múltiples inscripciones: deseantes, históricas, institucionales, políticas, económicas, etc. Lo grupal en un doble movimiento teórico: el trabajo sobre sus especificidades y su articulación con las múltiples inscripciones que lo atraviesan. Nueva manera de pensar lo uno y lo múltiple, intentando superar la lógica del objeto discreto, abriendo la reflexión hacia formas epistémicos pluralistas transdisciplinarias.
Proyectos de este tipo solo pueden desplegarse si se interrogan críticamente la epistemología de los ciencias positivas, en la cual aún se fundamentan las ciencias humanas. Tal epistemología supone un objeto discreto autónomo reproducible, no contradictorio y unívoco.
La aparición de propuestas transdisciplinarias da cuenta del surgimiento de otras formas del abordaje de la cuestión, así como la necesidad de utilizar criterios epistemológicos pluralistas. Habla de la resistencia de ciertos procesos a su simplificación unidisciplinaria y sugiere la oportunidad de los desdibujamientos de individuos y sociedades. Por otro lado pone en jaque las configuraciones hegemónicas de ciertas disciplinas reinas, tiene como una de sus premisas más fuertes la implementación de contactos locales y no globales entre los saberes
Grupos. Fernández: “La demanda por los grupos”. El campo Grupal- Cáp. 3
Módulo I y III Teórico. Clase 2 (Texto A)
El conjunto de conocimientos cuya preocupación son los grupos humanos tiene uno de sus puntos de origen en la imperiosa demanda proveniente de la práctica social empresarial, con localización en EE.UU. en los años 20. La introducción de este nuevo dominio del conocimiento había comenzado con anterioridad, incluso a la 1er guerra mundial. Las 1eras intervenciones que darán lugar al estudio de pequeños grupos, fueron las de Elton Mayo. Este descubre que los trabajadores constituyen espontáneamente entre si grupos informales, con vida y organización propias y cuyo código implícito determina la actitud de los mismos hacia el trabajo. Los individuos que componen un taller no son solo individuos, sino que conforman un grupo, dentro del cual han desarrollado redes informales, vínculos entre ellos. Su mayor rendimiento depende más de la interrelación afectiva entre ellos que de las mejoras en sus condiciones de trabajo.
Aparece por 1era vez el planteo de una moral de grupo. Comienza a vislumbrarse la noción de PLUS que tendrá el grupo con respecto a la simple sumatoria de sus integrantes: dicho plus se hace evidente en el mayor rendimiento. También aparece la transferencia institucional, es decir que los individuos también se encontraban atravesados positivamente por la institución. Estas experiencias son las que por 1era vez pusieron a los grupos en la mira de investigadores sociales, empresarios y hombres de estado de los principales países centrales.
Lewin, psicólogo que aportó principios de la teoría de la Gestalt al estudio de la personalidad y al estudio de los grupos. Esta teoría confirma que “el todo es mas que la suma de las partes”. Lewin explicará la acción individual a partir de la estructura que se establece entre el sujeto y su ambiente en un momento determinado. Tal estructura es un campo dinámico, un sistema de fuerzas en equilibrio. En 1938 utiliza el método experimental para trabajar la noción de campo dinámico. A partir de aquí Lewin comienza a desarrollar sus hipótesis centrales sobre los grupos: el grupo es un todo cuyas propiedades son diferentes a la suma de las partes. El grupo y su ambiente constituyen un campo social dinámico, cuyos principales elementos son los subgrupos, los miembros, los canales de comunicación, las barreras. Modificando un elemento se puede modificar la estructura. El equilibrio que logra un grupo no es estático, es dinámico. Es de esta forma como ha nacido la DINAMICA DE GRUPOS. Para Lewin, el grupo es una realidad irreducible a los individuos que la componen, es un sistema específico de interdependencia. La Teoría del Campo (Lewin) ofreció una gran posibilidad de estudio de los grupos.
Para la Teoría del Campo, Lewin tomo diversas nociones de la Física. LEY para este autor es ley estructural ya que establece una relación funcional entre los aspectos de una situación, asimismo el acontecimiento depende de la totalidad de la situación. En el campo formado por la unidad funcional de persona y ambiente, la situación es única, cambiante y caracterizada por la totalidad de las interrelaciones que se dan en un momento determinado. Por ello, para la psicología, según Lewin no tiene sentido establecer leyes de acuerdo con el criterio aristotélico.
Resumiendo, la línea que va de Mayo a Lewin reviste importancia para este análisis ya que permite demarcar momentos claves para un intento de reconstrucción genealógica de las teorizaciones sobre los grupos humanos. Ellos fueron fundacionales para el dispositivo de los grupos. Para Lewin el grupo es irreductible a los individuos que lo componen, en tanto estos establezcan un sistema de interdependencia; en esto radicará la fuerza o dinámica de un grupo
El todo es más que la suma de las partes, en relación a los grupos da cuenta de un aporte de la Gestalt que intenta resaltar la idea de totalidad. Crea las bases para que puedan particularizarse los conjuntos hasta el momento diluidos en Individuos y Sociedades. El tratamiento de la relación todo-partes ha tenido diferentes formas de abordaje.
El reconocimiento de un todo: el grupo, ha mantenido una importancia histórica en la demarcación de los saberes y quehaceres de la grupalidad. También puede pensarse que el campo semántico en una de sus figuraciones: circulo, debe operar significancia en el término todo. El grupo imaginado como un todo mas que la suma de las partes, constituye un 1er momento epistémico en la institucionalización de saberes y prácticas grupales.
La situación socio-económica en la época de Mayo era caracterizada por una etapa donde los empresarios comienzan a comprender la necesidad de regular la producción en todos los aspectos. Es una época de organización científica del trabajo. Surge en este momento un encargo a Mayo, una demanda social que pone en evidencia un vacío: la carencia técnico-social frente a los problemas que, en este caso, las nuevas formas de producción generan. Desde Mayo y Lewin se organiza una disciplina: la Dinámica de Grupos; desde su inicio acoplará campo de análisis y campo de intervención; las 1eras investigaciones sobre grupos surgen en respuesta a una demanda económico-política, dando lugar al “Dispositivo Grupal”. Esta formación ha tenido, en un momento histórico, como función principal responder a una urgencia. Sin duda esta era: mantener y mejorar el nivel de producción de la gran empresa, estimulando las relaciones informales entre los operarios. También reforzar los ideales democráticos, operar sobre el consumo, etc. La dinámica de grupos se expandirá por diversos campos. Es decir, el momento y el lugar en que surgió la dinámica de grupos no fueron accidentales. La sociedad norteamericana de los años ´30 proporciono el tipo de condiciones necesarias para que surgiera este movimiento. Esta demanda por los grupos en la Argentina (décadas 60 y 70) se produce en un cuerpo social agitado, momento de auge de las luchas populares. Junto con otras formas de abordajes grupales, los grupos operativos fueron instrumentos claves para el trabajo en los espacios públicos. Los grupos operativos crearon condiciones para que las palabras y cuerpos sofocados en las jerarquías instituidas pudieran ponerse en movimiento, afectarse en otras formas sociales, abrir nuevos sentidos para las prácticas colectivas.
Los dispositivos grupales que se produjeron desde Mayo-Lewin debieron mantener en la invisibilidad los atravesamientos institucionales, políticos e ideológicos en los que, sin embargo, quedaron inscriptos tanto sus discursos de la grupalidad como sus intervenciones técnicas. Tales dispositivos hicieron posible la visibilidad de importantes mecanismos de funcionamiento de los grupos: liderazgos, roles, dificultades en la toma de decisiones, cambio, resistencia al cambio, etc.
Una genealogía del campo disciplinario puede dar cuenta de las condiciones de constitución de sus saberes y dominios de objeto; que pueda pensar las ideas y las áreas problemáticas que el campo de saber inaugura como la compleja articulación de la urgencia histórica que la hace posible, las necesidades sociales que la despliegan, los a priori conceptuales desde donde ordena sus conocimientos y los dispositivos tecnológicos que inventa.
Los términos Dispositivo de los Grupos y dispositivos grupales, el 1ero se refiere a la aparición histórica de ciertos criterios en virtud de los cuales comenzó a pensarse en artificios grupales para “resolver” algunos conflictos que se generaban en las relaciones sociales.
Desde diferentes puntos de iniciación se inventa una nueva tecnología: el Dispositivo de los Grupos; aparece un nuevo técnico: el coordinador de grupos. Se gestiona una nueva convicción: los abordajes grupales pueden operar como espacios tácticos con los que se intentará dar respuesta a múltiples problemas que el avance de la modernidad despliega.
En cambio, cuando se utiliza la expresión Dispositivos Grupales se hace referencia a las diversas modalidades de trabajo con grupos que cobraron cierta presencia propia en función de las características teórico-técnicas elegidas, como también de los campos de aplicación donde se han difundido.
Los Dispositivos Grupales forman parte del Dispositivo de los Grupos. Es necesario tener en cuenta que los GRUPOS NO son lo GRUPAL. Bion subraya que, si bien los seres humanos son impensables por fuera de los grupos, los grupos se vuelven visibles a partir del montaje de dispositivos técnicos tales que permitan demostrar y observar las conductas de grupo.
Grupos. Fernández: “Hacia una clínica grupal”. El campo Grupal- Cáp. 4
Módulo III Teórico. Clase 2 (Texto A)
Los 1eros intentos de abordajes colectivos con fines terapéuticos fueron las actividades iniciadas por Pratt en 1905, al introducir el sistema de “clases colectivas” en una salda de pacientes tuberculosos. El mérito de este autor fue utilizar en forma sistemática y deliberada las emociones colectivas con una finalidad terapéutica. A los métodos que han seguido la orientación de Pratt se los ha denominado terapias exhortativas parentales que actúan “por” el grupo. Se dice que actúan por el grupo porque incitan y se valen de las emociones colectivas aunque no intenten comprenderlas. Se busca la solidaridad del grupo con fines terapéuticos.
Las 1eras formas de psicoterapia colectiva que aquí se describen tienen un tronco común, caracterizado por su dinámica, que consiste en la actuación “por” las emociones del grupo. Todavía no se plantea tratar de comprender su naturaleza ni modificar la estructura que subyace de las mismas, tienden a estimular lo que popularmente se designa como “buenos sentimientos de gripo”. Se encuentra aquí cierta noción de “efecto de grupo”, se descubrió que el tratamiento de sus pacientes era más eficaz cuando eran agrupados aisladamente. En estos dispositivos el liderazgo y la coordinación no se han descentrado aún.
Los aportes psicoanalíticos de orientación anglosajona, introdujeron la interpretación en la situación colectiva, aplicando al grupo el “setting” psicoanalítico; a través de estos recursos crea las condiciones para descentrar coordinación de liderazgo y superar el procedimiento sugestivo propio de las terapias “por” el grupo. El problema radica en la pregunta ¿a quien interpretar?, frente a esta disyuntiva la solución encontrada en 1er momento fue agrupar a personas con un mismo tipo de problemas; se presuponía que la interpretación dada a uno de los integrantes debería ser válida para la mayoría de los mismos. Por esta razón se ha denominado a estas 1eras formas de aplicación del Psicoanálisis a los grupos “terapia interpretativa individual EN grupo”. Actualmente esta manera de aplicación resulta rudimentaria. Otro tipo de respuesta al problema de la interpretación fue la “técnica interpretativa DE grupo”, este tipo de terapia toma al grupo como fenómeno central y punto de partida de toda interpretación. Concibe al grupo como una totalidad. En función de esto denominaron a su técnica PSICOTERAPIA DE GRUPO, diferenciándola de aquellos que interpretaban al individuo “en” grupo y de los que actuaban “por” el grupo, manejando las emociones colectivas sin interpretarlas. La psicoterapia DE grupo advierte la importancia de interpretar a los participantes en función del aquí y el ahora, dado que esto permite que las respuestas provocadas integren al grupo.
Las psicoterapias de grupo psicoanalíticas suelen agruparse en dos tendencias: psicoanálisis en grupo y psicoanálisis del grupo. Tomando a los psicoanalistas del grupo, podría pensarse que son ellos los que (superando el eventual “individualismo” de la anterior) han rescatado la especificidad de lo grupal. Pero en realidad si bien se interpreta al TODO-GRUPO, ¿hay en esa interpretación noción de grupalidad? La demarcación de la totalidad suele ser condición necesaria pero no suficiente para el abordaje de la demarcación del campo grupal. En realidad lo que se hace con el grupo es “leerle” la transferencia, las ansiedades y las fantasías. El grupo mas que confirmar una eventual totalidad específica, es algo así como un conjunto de personas portadoras de un sujeto inconsciente en el que se hayan inscriptos.
Con respecto a la relación TODO-PARTES, planteos estructuralistas puntualizaron que no alcanza con afirmar que el todo es más que la suma de las partes, si no puede darse cuenta de un sistema de relaciones. Es por esto que el TODO-PARTES comienza a trasformarse en un “obstáculo epistemológico” para pensar lo grupal. El problema fundamental es que se operó un pasaje del campo psicoanalítico al campo grupal sin reformular ninguna área del primero. Es por esto necesario distinguir los importantes aportes del psicoanálisis al campo grupal, de un psicoanalismo en los grupos.
A incorporar al nuevo dispositivo las cuestiones básicas de la técnica psicoanalítica clásica se abrió lugar al descentramiento de la coordinación con respecto al liderazgo y creo las condiciones para la lectura de los procesos inconscientes circundantes en los grupos. El psicoanalismo toma al grupo como un gran individuo y tiene como consecuencia la búsqueda de la fantasía inconsciente grupal. Otra forma que adopta el psicoanalismo en el campo grupal es la novela psicoanalítica de los grupos. Es por esto que se vuelve necesario diferenciar la escucha analítica de la “comprensión” de los acontecimientos grupales desde una narrativa psicoanalítica de los mismos.
Podríamos afirmar que el pensar la totalidad no garantiza la absoluta demarcación del campo disciplinario.
La incorporación del “setting” psicoanalítico en el trabajo con grupos otorgó las condiciones para descentrar al lugar de la coordinación de los liderazgos. Sin embargo, los psicoanalistas del grupo, reciclaron otra forma de poder de la coordinación; en tanto el coordinador (en el acto interpretante) develaba lo oculto del grupo, se instituía en un nuevo lugar de saber poder; él era quien sabía lo que al grupo le pasaba. De esta manera se acercaban a la constitución de otra forma de liderazgo, era él quien tenía un supuesto saber que organizaba un lugar de coordinación- oráculo. Solo este comprende el sentido oculto del acontecer grupal.
Grupos. Fernández: “El 2do momento epistémico”. El campo Grupal- Cáp. 5
Módulo III Teórico. Clase 2 (Texto A)
Bion realizo una 1er experiencia con grupos como psiquiatra durante la 2da guerra mundial. Él estaba encargado de un hospital donde (por la cantidad de demanda) se hacia imposible realizar abordajes psicoterapéuticos individuales. Se le ocurrió ver en ello una situación psicoanalítica donde el “paciente” era una comunidad.
Después de la guerra, Bion se ocupo de la readaptación de los veteranos y antiguos prisioneros de guerra a la vida civil, como un método de psicoterapia de grupo. Estas 1eras experiencias fueron organizando las producciones teóricas de Bion sobre lo grupal, llegando a la conclusión de que la cooperación consciente entre los miembros del grupo, requiere de una circulación emocional y fantasmática entre ellos. Esto llega al punto de que la cooperación puede ser regulada o paralizada por dicha circulación fantasmática inconsciente.
Destaco que los individuos reunidos en un grupo se combinan en forma instantánea e involuntaria para actuar según unos estados afectivos que denomino “supuestos básicos”, estos son arcaicos y pregenitales. Describió 3 de ellos: supuesto básico de dependencia; supuesto básico de ataque y fuga y supuesto básico de apareamiento. Estos supuestos básicos son verdaderos organizadores grupales, reguladores implícitos de los comportamientos grupales. Estos organizadores fantasma ticos regulan el accionar de los individuos en el grupo.
Los supuestos básicos refieren a un nivel emocional primitivo que coexiste según Bion con otro nivel de funcionamiento que es del grupo de trabajo (en este punto las actividades se realizan racional y eficientemente).
La noción de los supuestos básicos marca un avance en los discursos sobre la grupalidad. Su planteo como organizadores implica una búsqueda de un sistema de legalidades propio, específico del campo grupal. Hasta Bion la comprensión psicoanalítica de los grupos consistía en un psicoanálisis aplicado al grupo ya que, los grupos no se habían considerado aun como un posible campo de descubrimientos.
Igualmente, la relevancia otorgada a los supuestos básicos como organizadores grupales, no debe impedir resaltar que suele operar restrictivamente en la lectura de los acontecimientos grupales, tipificando los mismos según contenidos preestablecidos, se suele inducir en el coordinador un adentro grupal ilusorio (grupo isla).
La urgencia social a la que responden las teorías de Bion son: por un lado la psiquiatría inglesa debía encontrar un sistema diferente que terminara con la desmoralización de las tropas, había que restituir, personal y militarmente, a los innumerables inadaptados, delincuentes y neuróticos que desbordaron los hospitales hacia 1940. Por otro lado, no podemos dejar de decir que una de las razones habituales en los países de significativo desarrollo de la cultura “psi” para implementar dispositivos grupales con fines terapéuticos, es la necesidad masiva de asistencia.
Grupos. Fernández: “Los organizadores fantasmaticos”. El campo Grupal- Cáp. 6. Módulo III Teórico. Clase 2 (Texto A)
Teorizaciones del grupo según Anzieu. Esta corriente intenta precisar que desde el punto de vista psicoanalítico, el grupo puede aspirar a un status diferente de aquel que tiene en el campo teórico y practico de la psicología social. Este autor postula una hipótesis esencial para comprender desde el punto de vista psicoanalítico, la dinámica de grupo y sus miembros. Para estos autores el grupo es un contexto de descubrimiento de las formaciones de lo inconsciente y no, contexto de descubrimiento de la grupalidad. En cuanto al grupo, se estudiaran entonces las características que hagan posibles la visibilidad de formaciones y procesos inconscientes. Entre otras teorizaciones merece destacarse el concepto de formaciones grupales del psiquismo, la noción de aparato psíquico grupal. Esta noción puntualiza que habrá grupo, y no simple reunión de individuos, cuando a partir de los aparatos psíquicos individuales tiende a construirse un aparato psíquico grupal más o menos autónomo.
Se sostendrá también que entre el grupo y la realidad, hay algo mas que relaciones entre unas fuerzas reales; hay primitivamente una relación imaginaria. Para él no hay grupo sin lo imaginario. Los procesos claves desde el punto de vista psicoanalítico, que puntualiza para los grupos son: ilusión grupal (sentimiento de euforia compartido por los integrantes por pertenecer al grupo) y por este cumple una función de realización imaginaria de deseos. También el autor pone su atención en la amenaza de perdida de la identidad personal producida por la situación del grupo.
Es interesante destacar que Anzieu puntualiza: el fantasma individual inconsciente es el 1er organizador del grupo, los imagos y los fantasmas originarios constituyen el 2do y 3er organizadores del grupo.
Anzieu y su escuela retoman la
intención de Bion en la búsqueda de organizadores grupales. Encuentran el
fantasma individual prevaleciente, imagos y fantasmas originarios. Sus
investigaciones precisan que no hay fantasma grupal, el plus de los grupos no
radicaría en un fantasma colectivo. Se refuta de esta manera la idea de una
mente grupal, y se afirma la hipótesis de fantasmas “individuales” que entran en
resonancia fantasmática. Esta corriente salva el problema de la oposición
antinómica con la puesta en enunciado de la grupalidad de los fantasmas
singulares, condición de posibilidad de la resonancia fantasmática grupal.
Entonces, el fantasma individual es grupal, que es diferente a decir que hay un
fantasma de grupo. La integración de las personas reales a una situación grupal,
dispara, moviliza, las instancias o formas grupales de su propia subjetividad.
Por esto pueden agruparse. Aquellos que resuena y habla o actúa desde los
participantes de un grupo son posiciones en la escena fantasmática. Los aportes
de esta escena permiten superar la noción de fantasía inconsciente grupal a
partir de la noción de grupalidad del fantasma.
Anzieu y su escuela diseñan un dispositivo que, organiza las formas de
desarrollo de la situación grupal, es decir que produce la visibilidad de
determinados acontecimientos grupales y no son pocas las áreas de visibilidad
que abre. Esta corriente se ha preocupado por diseñar espacios grupales que
hagan posible el despliegue y la investigación de formaciones inconscientes. Es
decir, implementa dispositivos colectivos para investigar formaciones
inconscientes. Esta corriente se propone como uno de sus objetivos centrales dar
un estatuto psicoanalítico al trabajo con grupos aporta intangibilidad con
respecto a las condiciones por las cuales el sujeto de su disciplina, el sujeto
inconsciente, entra en resonancia fantasmática y “hace” grupo.
La resonancia fantasmática, la identificación, etc. son aquellos motores
grupales sobre los que el psicoanálisis, se encuentra posibilitado de producir
visibilidad y enunciabilidad.
Se dice:”los grupos son una amenaza a la identidad”, o en su contrario, “los grupos son un sostén identificatorio y/o solidario”, cuando en realidad debería relativizarse la afirmación diciendo, tal grupo pone en juego significaciones imaginarias desde las cuales algunos de sus integrantes lo perciben como amenazante o bien como soporte.
René Kaes formula la idea de un aparato psíquico grupal, este autor mantiene operante su preocupación por la articulación de lo que él llama “grupo de adentro” y el “grupo de afuera”, o sea grupalidad interna y grupo real.
No puede dejar de considerarse que frecuentemente y sobre todo en las fases constitutivas de los campos disciplinarios, el resultado del debate evolucionista, según Kaes, va hacia posiciones reduccionistas.
La epistemología de las ciencias positivas, en la cual aun hoy se fundamentan las ciencias humanas, ya que dicha epistemología supone un objeto discreto, autónomo, reproducible, no contradictorio y unívoco; implica una lógica de lo Uno, donde la singularidad del objeto teórico no debe verse afectada, dado su aislamiento metodológico por las condiciones de posibles aproximaciones con otros campos disciplinarios.
La lógica del objeto discreto ha demostrado ocasionar problemas para comprender las trasferencias mutuas entre los distintos niveles ya que ella no puede pensarse la articulación de las formaciones de lo singular y lo colectivo.
Grupos. Fernández: “El nudo Grupal”. El campo Grupal- Cáp. 7. Módulo IV Teórico. Clase 3 (Texto A)
Muchos de los esbozos conceptuales que se ofrecen con respecto a los anudamientos-desanudamientos grupales han sido generados a partir del trabajo en psicodrama psicoanalítico, particularmente ha sido muy productiva la investigación y aplicación clínica y docente de la técnica de multiplicación dramática. Dicha técnica a través de la multiplicación de escenas ha hecho visible que en ella operan inscripciones muy diversas de referentes deseantes, grupales, institucionales y sociopolíticos. Estas inscripciones escapan a la consciencia de los integrantes. Cada escena es generadora de múltiples sentidos y aun así se sabe que lo acontecido en cada situación grupal es mucho más que aquello de lo que se puede dar cuenta.
Si se intenta desmarcar la forma de indagación de una lógica de objeto discreto, se tiende a pensar en el atravesamiento de diferentes organizadores, el criterio de operar con una sola línea organizadora resulta restrictivo para pensar lo grupal. Entonces, se plantea la necesidad de abrir el pensamiento de lo grupal hacia lógicas pluralistas que legitiman epistemológicamente atravesamientos disciplinarios.
En el intento de salvar el riesgo del reduccionismo, se orienta la indagación hacia la necesidad de abordajes transdiciplinarios para la teorización de lo grupal. Un CRITERIO TRANSDICIPLINARIO supone replantear algunas cosas. En 1er lugar, un trabajo de elucidación critica sobre los cuerpos teóricos involucrados, que desdibuje la intención legitimante de lo que ya se sabe para poder desplegar la interrogación. Implica el abandono de cuerpos nocionales hegemónicos de disciplinas “reinas”. De esta forma los cuerpos teóricos funcionan como “cajas de herramienta”, aportando instrumentos y no sistemas conceptuales; herramienta que junto con otras herramientas se produce para ser probada en el criterio de su universo, en conexiones múltiples, locales y plurales con otros quehaceres teóricos.
Un enfoque transdiciplinario
presupone un desdisciplinar las disciplinas de objeto discreto. En función de
esto se propone pensar a los grupos, mas como campo de problemáticas que como
campos intermediarios entre lo individual y lo social, o como eventuales objetos
teóricos.
La noción de atravesamiento se ofrece como una herramienta válida en el
desdibujamiento de los grupos islas, como también para repensar lo singular y lo
colectivo por fuera de la tradicional antinomia individuo-sociedad.
Los agrupamientos que aquí interesan tienen la particularidad de producirse entre un numero numerable de personas. Los enlaces identificatorios presentes en todo fenómeno colectivo, adquieren características propias, cuando tales agrupamientos se constituyen en un número numerable de personas. El carácter numerable introduce particularidades de los procesos identificatorios. Algo hace nudo. La distribución circular del dispositivo opera efectos mas allá de lo espacial, haciendo posible una particular organización de los intercambios entre los integrantes; todos están expuestos a la visión de los otros.
Los PROCESOS IDENTIFICATORIOS de un número numerable de personas establece las condiciones para la organización de redes identificatorias y transferenciales. Tal peculiaridad identificatoria en red hace del pequeño grupo un nudo. Nudo que se constituye en las alternancias de enlaces y desenlaces de subjetividades. Se propician entonces, anudamientos y desanudamientos.
La RESONANCIA
FANTASMATICA es una condición estructural para que el
sujeto haga nudo. Cuando un número numerable de personas hace nudo, lo que
ocurre es que se producen redes de procesos identificatorios y transferenciales
propios y únicos de ese grupo. Dicha red constituye la 1era formación grupal.
Si debería hablarse de un “algo en común” que los grupos producen éste son las
formaciones grupales, estas significaciones imaginarias que los grupos producen,
tienen como condición necesaria la llamada “resonancia fantasmática” y los
procesos identificatorios. Igualmente, nada de lo común es homogéneo, el algo en
común no significa subjetividades homogeneizadas. El desafío consiste en:
sostener la tensión singular-colectiva.
Es Castoriadis quien se pregunta que mantiene unido a una sociedad, que es lo que lleva a su trasformación. Con el término IMAGINARIO SOCIAL alude al conjunto de significaciones por las cuales un colectivo, una sociedad, un grupo, se instituye como tal. Constituye sus universos de significaciones imaginarias que operan como los organizadores de sentido de cada época socio-histórica, estableciendo lo permitido y lo prohibido; lo valorado y lo devaluado; lo bueno y lo malo; lo bello y lo feo; dan los atributos que delimitan lo instituido como legítimo o ilegítimo. En este sentido es que diferencia IMAGINARIO RADICAL (INSTITUYENTE) de IMAGINARIO EFECTIVO (INSTITUIDO). El 1ero es aquella instancia por lo cual el social-histórico inventa, imagina nuevos conjuntos de significaciones, constituye una potencialidad instituyente, transformadora, productora de utopías. El 2do, en cambio, tiende a la reproducción-consolidación de lo instituido.
En la mayoría de las ocasiones, la articulación de aquello que sucede en el GRUPO y el ACONTECER SOCIAL, es pensado en términos ANTINOMICOS, tales como el adentro y el afuera grupal. Se piensa, en este sentido, que el llamado CONTEXTO es, en rigor, TEXTO DEL GRUPO, es decir que no hay realidad externa que produce mayores o menores efectos de influencia sobre los acontecimientos grupales, sino que tal realidad es parte del propio texto grupal, es por ende fundante de cada grupo.
La palabra CONTEXTO, alude a aquello que va con el texto, que lo rodea. El TEXTO GRUPAL, hace referencia a las formas propias que el grupo construye desmarcando el termino texto de su connotación estrictamente lingüística y rescatando su productividad. El texto grupal tiene un poder generador de sentidos, los textos del grupo son inagotables.
Cuando decimos EL CONTEXTO SE HACE TEXTO, lo hacemos en el sentido de que un grupo, y cada integrante de él esta ATRAVESADO por multiples dimensiones, por lo que no hay un adentro y un afuera grupal, sino que entre individuo y sociedad hay relaciones de INHERENCIA, uno está en el otro. Por esto decimos que no hay dicotomía INDIVIDO-SOCIEDAD, sino tensión SINGULAR-COLECTIVA. Entonces, estas consideraciones intentan desdibujar el adentro y el afuera grupal, refutando así el criterio antinómico.
Todo esta ahí, LATIENDO. A partir de la figura del grupo como nudo, se pretende problematizar el adentro y el afuera; el arriba y el abajo grupal; sus múltiples hilos se entrecruzan y lo que resalta no son ya los hilos fundantes sino el nudo han formado. Todo está latiendo-insistiendo en los pliegues de la superficie del nudo grupal. Sin embargo no todo acontecer cobra igual grado de visibilidad, ni toma forma de enunciado, tampoco sus insistencias son registradas por todos los integrantes de la misma manera.
Desarrollado en los 3 momentos epistémicos. Pensar esto en relación al descentramiento que ocurre en cada momento epistémico: 1ero como LIDER, luego como ORACULO, y en el 3er momento abandonado la posición de ser poseedor de una verdad oculta, sino viéndolo como alguien interrogador de lo obvio, provocador-disparador y no como propietario de las producciones colectivas.
La DIMENSION INSTITUCIONAL tiende a normativizar el tipo de enunciados que es pertinente en cada una de ellas autorizando algunos y excluyendo otros. Sus límites son siempre provisionales y siempre es posible desplazarlos en los juegos instituyentes. Una institución es una red simbólica socialmente sancionada en la que se articula un componente funcional con un componente imaginario.
Lo imaginario institucional puede promover como dificultar las actividades de grupo, la producción grupal. En 1984, se propuso para los trabajos prácticos de una cátedra que se estaba organizando, que los alumnos se sentaran en círculo y se presentaran. Esta actividad produjo diferentes efectos. Esta significación imaginaria de “Panóptico grupal” tomo por sorpresa a muchos.
Las instituciones forman parte de las redes del poder social. La institución constituye un factor de integración donde las relaciones de fuerza se articulan en formas de visibilidad y enunciabilidad. La inscripción institucional de los grupos constituye su impensado, el negativo, lo invisible, su inconsciente. Se pretende inscribir lo grupal en lo institucional, sin perder lo específico de la grupalidad. Un grupo se inscribe en un sistema institucional dado, de la misma manera que la institución solo vive en los grupos humanos que la constituyen.