Altillo.com > Exámenes > UBA - Psicología > Grupos


Resumen para el Final  |  Teoría y Técnica de Grupos (Cátedra: Fernández - 2019)  |  Psicología  |  UBA

Resumen de grupos coloquio:

Práctico 10:

Baremblitt – Concepción institucional

El institucionalismo no es una disciplina, sino un movimiento: es un conjunto de saberes y de modos de intervenir interdisciplinares, transdisciplinares y extradisciplinares. Al decir extradisciplinares, se refiere a que integra el saber y actuar de los colectivos, de los grupos y de las comunidades que producen por sí mismos el conocimiento, sin apelar a los medios académicos tradicionales, convencionales o encuadrados en las categorías científicas consagradas: el saber y el saber-hacer “popular”. Aborda 2 vertientes:

Génesis histórico-social: como se originó en el transcurso de la vida de las sociedades.

Génesis conceptual: el movimiento recibe aportes de todas las áreas del conocimiento, tanto de campos científicos específicos (PSA, sociología, antropología, lingüística, semiótica, biología molecular), como el saber político (de la ciencia y de la experiencia política de los colectivos militantes), se nutre del pensamiento filosófico y del mítico. Es una especie en constante transformación, estando compuesto por muchas corrientes y escuelas que presentan algunos rasgos en común. Por ejemplo, reivindicación de la autogestión como medio y fin de la vida integral de los colectivos.

Con respecto a las corrientes institucionales actuales, las divide en originarias y contemporáneas:

Ø        Corrientes originarias

Psicoterapia institucional: movimiento fundante de esta corriente, a partir de una observación. Los internos de una institución psiquiátrica producían espontáneamente una serie de medidas de auto-organización, de productos culturales tendientes a crear una especie de sociedad  propia. Generaban una especie de cultura de resistencia, independiente a la cultura implantada por las normas institucionales, que resultó más terapéutica que las maniobras terapéuticas del establecimiento. Se les permitió una serie de maniobras destinadas a transformar el establecimiento, en el cual estaban por razones ajenas a su voluntad, en una comunidad propia, autoanalizada, autoplanificante, autogestionada, autoadministrada. Aumentó considerablemente el porcentaje de mejorías, curas y altas; haciendo innecesario el empleo de los medios oficiales de tratamiento (electroshock, aislamiento, camisas de fuerza, medicamentos, terapias formales).

A partir de este fenómeno de hecho comenzó a teorizarse cuales serían los mecanismos responsables de los rendimientos favorables. En el PSA, se partió de Psicología de las masas y análisis del yo: cada sujeto identificado con su líder, en tanto ideal del yo, establece también una identificación horizontal de un individuo a otro. Se forma así una especie de organismo psíquico, con características propias. Fenómenos de transferencia colectiva:

 

El liderazgo puede estar colocado en un individuo concreto o en una entidad abstracta (patria, bandera, ideal). Este liderazgo abstracto puede ser depositario de las mismas transferencias-resistencias psíquicas y rendimientos que ocurren en las masas cuando ese lugar es ocupado por un jefe real.

Se descubrió que los pacientes psiquiátricos establecen múltiples transferencias laterales con sus iguales, enfermeras, médicos, jefes, y también con la organización como un todo, con la ideología de la organización (el sentido que se da, su concepto de servicios que presta y de objeto-usuario). Establecen transferencias con los conceptos de locura, de psicosis, que posee la organización y todo el aparato (parafernalia) que interpone para dar cuenta de ese objeto.

Lo mismo ocurre a nivel institucional. Hay una tentativa de repetición de lo igual que funcionaba como resistencia propiciada por las características autoritarias cerradas dominantes mistificadoras o explotadoras  de las organizaciones psiquiátricas, que se establecía entre la transferencia institucional de los usuarios (entendida como resistencia) y la contratransferencia institucional conservadora de toda la institución. Se produce una especie de pacto para la enfermedad de manera que los usuarios repetían su patología provocada, convocada, por la organización. Y la organización repetía, en la medida en que encontraba en los usuarios una transferencia erótico-dependiente o negativa, ambas resistenciales, estableciéndose un círculo vicioso, especie de fortaleza conocido con el nombre de hospitalismo à iatrogenia: enfermedad técnica generada por la organización en la cual el paciente responde con manifestaciones enfermas que surgen de la imposición de respetar los dispositivos organizacionales que los suscitaron. El círculo vicioso concluye en una cronificación de la patología de los usuarios y una perpetuación de la estructura autoritaria y represiva de la organización.

Por el contrario, cuando se permite a los usuarios asumir activamente el gerenciamiento de su existencia dentro de la organización, la producción de su vida artística, deportiva, sexual, su participación en la administración de bienes, tiempos, espacios; se forma un proceso de potenciación de la transferencia positiva amistosa.  Esta transferencia amistosa colectiva organizacional, potenciada por los dispositivos de autogestión, se volvía altamente terapéutica, tanto para los pacientes como para los terapeutas.

Psicopedagogías o pedagogías institucionales: Posteriormente estos descubrimientos fueron trasladados a la pedagogía: la patología política, económica, ideológica, de los organismos de enseñanza tendía a producir una patología correspondiente de la masa de aprendices. Ambas se potenciaban mutuamente, tendiendo a cronificar las limitaciones, en la medida en que estaban en juego transferencias eróticas y hostiles, y defensas contra las mismas, constituyendo el sustrato libidinal de todos los vicios pedagógicos (pasividad, enciclopedismo, sumisión). Permitiendo la participación activa del aprendiz en la organización de la práctica, se fomentaban las transferencias amistosas, multiplicándose los réditos en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Idea central: la transferencia funciona de manera cruzada, entre todo el colectivo, incluyendo el equipo técnico y la ideología de la organización, que era tomada como objeto (ideal del yo, sádico, inalcanzable) o como figura identificatoria (que generaba las conductas que pretendía resolver) o como superyó permisivo, democrático, amable, que propiciaba réditos productivos.

La psicoterapia institucional crea dispositivos de autoanálisis de la organización, alimentados por la transferencia amistosa, que no son apenas sintomáticos o supresivos, y que dan resultados estableces del empleo de la transferencia para su autocomprensión y autodisolución, así como en la producción sublimatoria de una convivencia terapéutica productiva.

Corrientes contemporáneas

Las corrientes contemporáneas toman en consideración la teoría psicoanalítica del sujeto psíquico y la existencia del inconciente. Reconocen a la transferencia que opera como resistencia y la que puede ser usada al servicio del autoconocimiento, de crecimiento y de cura.  Reconocen que ésta puede efectuarse en grandes conjuntos sociales, que “fijan” la transferencia a aspectos abstractos como la ideología, los valores, las organizaciones, el establecimiento, el organigrama, etc.

Excepción: Deleuze y Guattari sustituyen el concepto de transferencia por el de transversalidad, postulando la existencia de una capacidad de transferencia en cada dispositivo o agenciamiento social. Significa un retorno de la diferencia pura, de lo que definen como deseo (no edipico, repetitivo, narcisista): deseo de producción, de libertad, de novedad, que se origina en lo que podría ser la transferencia colectiva permanente de singularidades pre subjetivas, que atraviesa todo el campo social y es responsable por las grandes transformaciones revolucionarias. La propuesta del esquizoanálisis consiste en poder detectar la transversalidad y propiciar su devenir y su desarrollo en todo espacio de la vida social, natural y técnica.

Deseo: tiene objeto, es un devenir creativo en acto. Deseo y producción son flujos generadores que propician encuentros creadores.

La transversalidad es la red molecular de flujos deseantes y productivos que atraviesan una formación político-social, libidinal, formándose singularidades deseantes productivas que entran en conexión entre sí para producir lo novedoso.

Existen múltiples formulas históricas de producción de subjetividad y modos de subjetivación. El Edipo como equipamiento productor del sujeto no es una forma eterna universal, sino una forma producida dominante. Existen innumerables formas de producción de subjetividad, en general hegemonizadas por el modo edípico de producción de la subjetividad, que es una forma de captura del deseo como restitución, narcisística sin objeto y que tiene su continuidad asegurada por la no obtención de su objeto. La falta es un modo de ser tan producido como los otros.

Ulloa – Cultura de la mortificación

Dentro mismo del psicoanálisis, se plantea un nuevo desafío metodológico y técnico. Este desafío consiste en abandonar los tradicionales dispositivos, en pos de enfrentarse con las producciones socio-culturales sobre las que se despliega la idea de salud mental.

Este desafío lleva trabajar en las organizaciones institucionales, en tato lugares donde se procesan los esfuerzos para obtener los bienes necesarios a la organización y subsistencia de la gente. Se trata de trabajar desde un psicoanálisis decidido a sostener su quehacer en la numerosidad social. Esto puede llevar, incluso, a tomar a los sectores empobrecidos como ámbito de trabajo. De esta manera, se opera desde una concepción de la salud mental articulada con la ética y con los derechos humanos.

Esta nueva modalidad de trabajo implica abordar, no solo a los sectores marginados, sino a las instituciones asistenciales que presentan una carencia crónica de recursos, tanto materiales como de capacitación de sus integrantes. El desafío también pone en beneficiosa tensión la disciplina de la abstinencia y la no neutralización del operador, aun respetando la neutralidad clínica.

Cultura de la mortificación: Un matiz de sufrimiento social contemporáneo que afecta a sectores sumergidos en la mudez sorda y ciega de la mortificación. Se habla de cultura en sentido estricto, pues no ha desaparecido la producción de pensamiento ni el suficiente valor  para resistir, bajo la forma de protesta que incluso pueda animar alguna trasgresión enfrentando un estado de cosas que en el ámbito institucional de esa persona provoca sufrimiento.

Tal vez convenga pensar en una sociedad anónima de mortificados. Un ejemplo serían los procesos manicomiales (formas clínicas terminales de la mortificación), donde algo más que sutiles matices se necesitan para conmover el acostumbramiento y la coartación que experimentan como sujetos.

Cuando se refiere a la mortificación refiere a falta de fuerza, a lo mortecino, apagado, sin vivencia. Es lo vació, cuerpos agobiados, por la astenia (cercano al viejo cuadro clínico de a neurastenia), el mal humor: sentimiento personal de dolor enojado e impotente. No hay alegría. La mortificación aparece por momentos acompañada de distintos grados de fatiga crónica, estrés, hasta patologías difusas o definidas.

En la mortificación se observan indicadores tales como la desaparición de la valentía, resignación acobardada, hipocondría y la merma de la inteligencia, al borde de la supresión como individuo pensante (los idiotas) Así, disminuye y aun desaparece el accionar crítico y mucho más aún el de la autocrítica y se instala en su lugar una queja que nunca asume la categoría de protesta. Conceptualiza, así, a la mortificación como una condensación de sufrimiento y muerte (del sujeto)

      Institución de la ternura: Contracara de la cultura de la mortificación. La ternura como constitutiva del sujeto, escenario del pasaje del cachorro humano a la condición pulsional humana. Es motor primerísimo de la cultura, transmisora de la cultura, que produce una historia que no hace recuerdos pero sí el alma. Ternura como abrigo, escudo protector ante la violencia social.

     De buen trato proviene tratamiento, en el sentido de “cura”; y esto en contraste con la mortificación, de la que encontramos una de sus formas terminales en el paradigma del maltrato, base en el proceso de manicomialización (no necesariamente ablando de la institución manicomial)

      Locura y maltrato: La locura promueve, en el proceso de manicomialización, más maltrato y el maltrato generalizado provoca más locura. Ya la categoría de locura implica problemas tanto a nivel diagnóstico (las arbitrariedades sin definiciones claras y que anulan la singularidad del sujeto) como pronosticas (las incertidumbres diagnósticas traen dudas sobre cronicidad y deterioro progresivo)

     El encierro iniciado como diagnóstico y pronóstico, devino manicomial. Los locos inventan la conducta de los psiquiatras y éstos inventan a los locos: círculo vicioso, que es central cortar para el proceso de demanicomialización. En este telón de fondo que amalgama cultura y salud mental y donde lo manicomial es la forma clínica del maltrato, pueden suponerse formas previas de este estado final.  Cada vez que predomina la ley del más fuerte y se da lo que se denomina encerrona trágica (protoescena manicomial), se avecinan los procesos manicomiales, presentes o futuros (estar en cerrado en el circulo de mortificación acelera el proceso manicomial)

     Una propuesta que pretenda preservarse de la degradación manicomializante, de ser continuamente replanteada en su proceso, sometida a la producción colectiva, como intento de verificar los conocimientos de esa propuesta y su relación con los objetivos y preservada de las desviaciones y los reciclajes del maltrato. Esto implica crear lo que puede denominarse como garantía colectiva, la que emerge precisamente de este quehacer crítico. Se trata de una ruptura ahora, es decir, romper hacia los costados de lo inmediato, es la única actitud correcta capaz de levantar el escándalo necesario que se niega a someterse a la familiaridad con lo siniestro.

     A la idea de una cultura de la mortificación, se accede desde algunas figuras de la psicopatología institucional. Se observa así un Síndrome de Violentación Institucional. Su forma larvada  o franca en los dinamismos institucionales puede presentarse en forma de una Encerrona trágica.

        La constitución de toda cultura institucional supone cierta violentación legítimamente acordada. Cuando esta violentación se hace arbitraria en grados y orígenes, se configura el SVI en distintas formas y niveles de gravedad. Las personas que convivan con esta violentación, verán afectados notablemente la modalidad y el sentido de su trabajo, en pos de los automatismos sintomáticos  que nada tienen que ver con la economía técnica para desarrollar una actividad conocida. De esta manera los síntomas cobran valor de normalidad y expresan la tórpida situación conflictiva en que vive el afectado.

   En el SVI se afecta la movilidad y el sentido de los trabajos, degradando a los operadores a funcionarios sintomáticos (burocratismo) que se vuelven víctimas de la violentacion, más allá de que ellos mismos se constituyan, en más de una ocasión, en ejecutores de la misma. El escándalo de la violentación es bien percibido por cualquier novato reclutado por la institución. Es probable que al cabo de un tiempo zozobre obligadamente a la costumbre, a cambio de obtener algún beneficio de la institución. Esta violentación institucional implica la presencia de una intimidación. Si hay desinterés por lo propio, mal puede alguien manifestar interés por el decir del otro. De hecho, cuando la gente no se escucha, cuando se establece un desierto de oídos sordos, todo aquel que tenía algo para decir, convierte su discurso en vana repetición. El SVI como todo síndrome esta integrado por una constelación de síntomas. Hay tres síntomas básicos:

  1. TENDENCIA A LA FRAGMENTACIÓN: Comunicación mortificada, conspira contra la posibilidad de un acompañamiento solidario. Cada uno aparece aislado en el nicho de su quehacer
  2. RENEGACIÓN: Repudio que impide advertir las condiciones contextuales en las que se vive, por ejemplo el clima de hostilidad intimidatoria. Deviene en alienación.
  3. DESADUEÑAMIENTO CORPORAL: Es desadueñamiento corporal tanto para el placer como para la acción.

   ENCERRONA TRÁGICA: Toda situación en la que alguien para vivir, trabajar, recuperar la salud, incluso tener muerte asistida, depende de algo o alguien que lo maltrata o destrata sin tomar en cuenta su situación de invalidez. El efecto es lo siniestro, que provoca una forma de dolor psíquico. Se presenta como situación sin salida, en tanto no haya un tercero que represente a lo justo y rompa el cerco de los dos lugares.  El síntoma típico es la resignación.

   NEUROSIS ACTUALES: Freud las atribuía a la economía libidinal. Falta de descarga sexual en neurosis de angustia, exceso de descarga para la neurastenia. Requiere la supresión de las conductas patógenas.

   En las circunstancias propias del SVI, el grupo de mayor presencia en una institución, por ejemplo el personal de planta hospitalaria, tiende a asumir una conducta y una posición de sitiado frente a los pacientes, visualizados como sitiadores. Como sitiados, desarrollarán comportamientos como trabajar a destajo, a la manera de exceso de descarga, tal como Freud lo describía para la neurastenia.  Por otro lado pueden que trabajen a desgano, producto de la falta de investidura libidinal, con marcado desadueñamiento del cuerpo.

   Puede aumentar la morbilidad hipocondríaca que provoca bajas en el personal y afecta principalmente a quienes asumen responsabilidades directivas. También se da la modalidad depresiva de la neurosis de angustia. La evidencia de todos estos síntomas, luego de un tiempo, entran en un proceso adaptativo como la estabilidad mortificada. Todo parece impregnado por un presente continuo que hará cada vez más grave la situación pero que, paradójicamente, se manifestara de manera menos sintomática, en la medida en que se haga de la mortificación, cultura.

   Puede pensarse que la institución donde lo instituido ha cristalizado y obstaculizado los dinamismos instituyentes, configura una neurosis actual en sí misma. En la intervención desde la numerosidad social, el analista puede quedar atrapado en las neurosis actuales y corre el riesgo de desarrollar él mismo un comportamiento semejante: “esto es así”, aislándose de su cometido y obstaculizando los procesos de subjetividad.

     Las instituciones, aún en situaciones de pobreza crónica, distan mucho de  equiparar su nivel de mortificación con el de aquellos a quien asiste. Sin embargo, la institución tiende a dramatizar en sí misma las características del campo sobre el cual desarrolla sus tareas principales, algo así como asumir, a modo de contagio, la mortificación de aquellos a los que asiste.

   Proceso de desmortificación. Si el psicoanálisis es una disciplina idónea para abordar la subjetividad, debe operar allí donde el sujeto esta en emergencia. Así, la acción movilizadora, tal vez, por obra de alguna intervención institucional hecha desde la perspectiva psicoanalítica (o cualquier otro ángulo crítico), puede llegar a producir modificaciones sustanciales. Lo mismo puede ocurrir con la producción de un pensamiento que, sin ser necesariamente original, intente romper con una estabilidad alienada.

   Desde cualquier ángulo y tema que proponga fundar nuevas condiciones, puede producir modificaciones sustanciales. Todos los movimientos creativos que impulsen modificación, serán sancionados, como delito de opinión o, al menos, como perturbación inoportuna de lo establecido. El analista no es un líder político pero no puede dejar de estar atento, como toda persona que desenvuelve su acción en el campo social, a esta dimensión política propia de la condición humana, se haga cargo o no de ella.

Práctico 11:

Barriletes en bandada – Ulloa

En un comienzo surge como proyecto que alude a la pretensión de que niños pequeños entre 6 y 11 años. Busca que retomen vuelo desde la situación en la que viven. Su eje central es el aprendizaje a la lectura y escritura, apelando a “recursos de entrecasa”. Poco a poco fue aumentando el número de niños, entre 9 y 11 años, llevándolo a tratarse un programa nuevo. Estos niños están en un medio carente, violento, entre otros. Propone una actividad como futuro que cobraría valor de lo que se conoce como un proyecto identificatorio, llevándolo a una gradual autonomía.

Barriletes en bandada es un trabajo que se lleva a cabo con niños entre 3 a 12 años en una zona marginal de la ciudad de Neuquén. Estos niños residen en barrios periféricos, viven situaciones críticas para su salud psicofísica, padecen desnutrición, violencia familiar, entre otros. Podría decirse que se lleva a cabo en condiciones de crueldad, en las que muchas veces la violencia es casi la única manera de vinculación y forma de supervivencia posible. Entonces, barriletes en bandadas es una institución móvil y de orden instituyente, un campo de asistencia e investigación psicosocial dedicado a pensar los modos diversos de abordar la tarea con los niños en situación de vulnerabilidad social.

Se trabaja con el dispositivo lúdico y grupal, como herramientas indispensables en la construcción de subjetividad y masa crítica. Comenzaron con 30 chicos y luego incluyeron hermanos, vecinos, etc. Hay atención a las necesidades básicas: espacio de lavado de manos, meriendas o desayuno. Se despliegan diversos rincones de juego. Van acompañando la actividad e interviniendo en base a las necesidades.

Lo primero, era lograr una confianza a través de la estabilidad. Saben que llegan y ellos esta, alguien que los ayuda, espera, generando un espacio de contacto. Pueden pedir la cantidad de leche que quieren tomar y elegir como: “a pensar y elegir se aprende y poco a poco se va construyendo el pensamiento crítico”

Los rincones lúdicos, se despliegan de forma espontánea, trabajan problemáticas que traen. Aparecen temáticas relacionadas al hogar de menores, padres borrachos, que pegan o desaparecen, drogas, robos, policía, etc. Son situaciones cotidianas que se recrean través de unidades de juego sostenidas por operadores que funcionan como “3ro de apelación”. Se desnaturalizan las situaciones, dando lugar a la angustia, miedo y dolor. Pensar una manera distinta de vivir. El objetivo es construir infancia y redes de sostén, a partir de juegos y del dispositivo grupal: el como si del juego y el relato en múltiples voces facilita la representabilidad de lo traumático y genera producción de pensamiento.

¿Cómo ofrecerles estabilidad y confianza cuando todo el colectivo esta amenazada?

Lograr un ambiente confiable que albergue el jugar. Aprender a incluir lo disruptivo y transformarlo en una oportunidad. El niño debe encontrar rutinas que generen estabilidad y permanencia que coexisten con diferentes estrategias para dar respuesta a la irrupción de la amenaza. Niños sin palabras, sin historia, sin memoria y sin identidad, niños viviendo el instante. Lograr que ellos pudieran decir “cuando yo era chiquito”. Situaciones de desamparo y desafiliación constante y carencia de la propia novela, genera un sentimiento de vacío de perdida de sentido de vida: “¿A quién le importa?” Lucas. Necesario de humanizarlos, que puedan ser sujetos-sujetados. Y solo es posible en la medida que se establece un vínculo basado en la ternura y el cuidado, que a su vez, favorezca el pensamiento crítico. Construir un proyecto de vida, un futuro posible.

Una nueva forma de trabajo: en un mundo en donde el otro deja de ser tal para convertirse en objeto de intercambio. Sujeto funcional al sistema capitalista y sus formas de consumo. En este contexto, el niño es objeto de intercambio de sus familiares. “niños que trabajan de niños” produciendo becas, subsidios.

Cuando el niño empieza a demostrar signos de autonomía, demanda cuestiones propias, se lo expulsa, desafilia. La desafiliación plantea en el niño una amenaza de muerte constante, ya que no se encuentra un adulto que pueda sostenerlo, subjetivarlo; por lo tanto, termina siendo un objeto, rehén de los adultos. Esta amenaza implica que se fortalezcan en sus debilidades, y la violencia esté al servicio de la auto conservación. Por esta razón, el proyecto propone un dispositivo grupal que ofrezca sostén, albergue psíquico. El poder transformar “el andar en banda” a “sentirse parte de”- El dispositivo grupal es facilitador en el beneficio del apoyo mutuo, se logra el armado de la red vincular y fortalecimiento individual.

El paradigma de la crueldad cuyo dispositivo es la encerrona trágica. Encerrona cruel en la que no existe un tercero de apelación. Las instituciones ya no funcionan, aunque pretenden establecer un orden. Se trata de repensar los dispositivos para salir de la invisibilidad, construir subjetividad. Esta es una oportunidad de encontrar un tercero de apelación: “lo que te pasa no es justo” mediante el  buen trato y la ternura, constituyéndolo como sujeto. Trabajamos construyendo infancia, sujetos de derecho y responsabilidad, para que puedan ser creadores de diferentes producciones.

Imaz - Hockey: Imaginarios, Motivaciones y Emociones.

Es una experiencia con el equipo de entrenadores de hockey y  su demanda inicial estaba centrada en 3 aspectos:

1) Recibir información en preparación mental para la competencia.

2) Incrementar la motivación.

3) Potenciar el compromiso y la pertenencia con club, con el colectivo de hockey y con el equipo con quienes juegan.

 

Ya con el proyecto definido se empezó el trabajo con las deportistas, por su parte, los entrenadores debían promover:

  1. a) Charla informativa sobre el dispositivo a aplicar, métodos y objetivos.
  2. b) trabajo en subgrupos pequeños con el objetivo que todos hablen y circule la información de lo que sucede en cada equipo.
  3. c) Plenario donde se pone en común lo trabajado en cada subgrupo y se reflexiona sobre formas posible de trabajar como colectivo las dificultades que fueron detectadas, estableciendo cierto consenso sobre algunas prácticas a implementar como equipo.

El diseño de intervención estuvo basado en una serie de reuniones una para cada categoría en un solo día y se componían de dos partes. Una primera parte consistía en una reunión con las deportistas donde se desarrollaban las siguientes actividades:

1) Se abordaban de modo expositivo, al estilo de una clase teórica, algunos conceptos propios de la psicología del deporte como la motivación, la concentración y la dinámica grupal.

2) Luego se pasaba a trabajar en pequeños grupos con la consigna de pensar estos conceptos en su práctica concreta y compartir las principales dificultades, malestares y motivaciones en función de aquello que se podía mejorar en su equipo. Cada uno de estos grupos era coordinado por los integrantes del equipo de extensión de la cátedra. Las consignas fueron: a) Hablar sobre los problemas que cada una tiene respecto a los aspectos recientemente trabajados; b) Lo que piensan que podrían hacer para mejorar como equipo; c) Los objetivos que se podrían proponer en un largo plazo.

Estos talleres basados en la técnica de grupo operativo, permitieron visibilizar los imaginarios grupales e institucionales. Por un lado las tradiciones y mitos trasmitidos por ej. Por madres que también fueron jugadoras y por otro las creencias actuales tales como posibilidades de entrar en Las Leonas o jugadoras profesionales en el exterior. Luego de esto, la segunda parte que consistía en una devolución de lo que se había trabajado y de recomendaciones con el grupo de sus entrenadores y finalmente se realizaba con ellos estrategias para mejorar el trabajo con sus equipos.

Observaciones sobre el Material Obtenido

  1. a) Se detectaron dentro de la población dos tipos de implicación emocional muy distintos y bastante polarizados: 1) se caracterizaba por su intenso compromiso con el entrenamiento basado en fuertes ilusiones de llegar a competir en el alto rendimiento. 2) era aquel donde se valorizaba más la amistad, el vínculo social y el placer del encuentro por sobre la competencia. En este segundo grupo están quienes entrenan menos y en general lo hacen cuando sus otras actividades se lo permiten. Más allá de establecer una cuestión moral o de orden de importancia podría entenderse que se tratan de dos poblaciones con motivaciones claramente diferentes.
  2. b) Por otra parte, 2 perfiles de entrenadores: 1) unos más directivos y exigentes, y 2) otros más amables, contenedores y comprensivos. Respecto al 1° una elevada exigencia con que se manejan estos entrenadores muchas veces termina siendo vivida por algunas deportistas como algo poco positivo e incluso en algunos casos un poco injusto. Siendo este uno de los factores de malestar que más claramente ha podido ser detectado. Sin embargo este tipo de entrenador es más aceptado por quienes aspiran al alto rendimiento
  3. c) En cuanto la búsqueda de resultados en las competencias, aparece una mayor preocupación por parte de los entrenadores que por parte de muchas de las deportistas, ya que solo un reducido grupo de ellas tiene la motivación de alcanzar altos objetivos deportivos. Se trabajaron estos temas con vistas al mejoramiento tanto del rendimiento deportivo como del clima grupal.

Fernández – Laberintos institucionales

Es una experiencia que se llevó a cabo en el Área de Asesoría Hospitalaria. Duro 2 años, reuniones de 3 horas cada 15 o 20 días. El dispositivo utilizado conto con recursos psicodrama ticos, lúdico, verbal, producción escrita y crónica de reuniones. El establecimiento contaba en 2 sectores: de hombre y de mujer que funcionaban  servicio de admisión, internación y rehabilitación. Una tarea como una asesoría institucional.

Condiciones de la demanda: pequeños grupos que registran en el cotidiano de la institución situaciones conflictivas, pocas veces obtienen respuestas satisfactorias. En estas, se registran una brusca modificación en la sala, el alejamiento del jefe del servicio. Puso al descubierto la condición de carencia, y distancia existente entre las relaciones institucionales desarrolladas. Siendo esta distancia la que opera como soporte de la demanda.

Análisis de la demanda: para esto, se atienden todos los aspectos que convergen en el trabajo institucional, historia de la institución, origen, desarrollo, actualidad, programa oficial para la región, políticas que sostienen el programa, relaciones inter institucionales del sector, historia de la sala de referencia, su lugar dentro del hospital, conformación de los servicios prestados, relación con otras salas, formaciones profesionales de los integrantes, intereses personales, sentido que otorgan a su trabajo, relación que mantienen con las diversas instancias institucionales. Tres momentos significativos en el trabajo se asesoría:

1) ¿Qué nos pasa como grupo?

Esta pregunta aparece como insistencia en las reuniones preliminares. Presenta un doble frente de reflexión. Iniciación de un proceso de subjetivación, abre la pregunta, afirma un deseo de constitución como grupo y cierta necesidad de  indagar sobre sus aportes articuladores. Da cuenta de que hay un universo de significaciones imaginarias: “nuestro problemas son afectivos”; “debemos indagar en la dinámica afectiva de nuestro grupo”. La noción de equipo de trabajo se encontraba ausente. Una perspectiva de grupo familiar. Su apoyatura originaria se ubicaba en un equívoco: el de confundir las condiciones de producción necesarias e imprescindibles para realizar un trabajo determinado con las finalidades y objetivos de la tarea. Equívoco que ofrecía sus bondades: mantenía y alimentaba la ilusión de un grupo autosuficiente. “Estamos así porque papá nos abandonó” El grado de dependencia e indefensión alcanzado habla de algo más que del previsible sentimiento de tristeza que se experimenta por la separación de una persona con la que se compartieron tareas, aprendizajes y dificultades. “No teníamos idea de lo que era una institución” La figura del jefe como filtro y la aceptación de esto por parte de los integrantes del grupo, constituía una burbuja, con muchos elementos en su interior.

La posición del equipo comenzaría en un aislamiento, grupo isla, híper auto valoración interna, ilusión empobrecedora y sujeción a la jefatura que deriva en sentimientos de abandono y orfandad. Se produjo un pacto: donde el jefe mantendría las condiciones materiales y subjetivas de la burbuja. Pacto que se quiebra con la renuncia del jefe. El equipo iniciaba un desafío: iniciar un proceso de particularización de los integrantes de la sala, abría las condiciones para formar un grupo.

2) ¿Cómo trabajamos como equipo?

Se desató en el equipo una lucha por los lugares de decisión. Un campo de confrontación y rivalidad entre las pertenencias profesionales: médicos vs. Psicólogos vs. Asistentes sociales. Ante una seguidilla de muertes de pacientes, se atribuyeron culposamente una responsabilidad a causa del abandono en la atención de esos pacientes, sin advertir las carencias extremas de la sala. Se expresa así una intencionalidad cohesionante, respecto de los sentidos posibles de los acontecimientos de todo lo que acontece en la sala.

Se hizo evidente la dificultad para organizar el servicio: ¿Qué modalidad de autoridad? Imprimió un desvío en el trabajo de asesoría: supervisión clínico-institucional, con un marcado carácter directivo-organizacional. Lo institucional a esta altura no existía, sino en la exigencia de organizar la sala. Posteriormente el grupo se propuso alentar la viabilidad de un proyecto para la sala, de forma que virando el contenido y sentido de sus prácticas como así también surge la crítica hacia las políticas institucionales. Lentamente, el equipo fue abandonando la ilusión de aislamiento respecto de la institución, adentrándose en la sala y en el hospital. Se intenta en esta etapa administrar la gestión, que implica reinventar permanentemente el marco del análisis de las cuestiones administrativas, el cual aparecía hasta ahora como impensado de la actividad de la sala. Había que pensarlo todo nuevamente, imaginar e inventar dispositivos que comenzaran a dar respuestas a los interrogantes formulados. Otro de los soporte de la demanda de asesoría: acceder a la producción de un saber acerca de lo grupal en las instituciones.

3) ¿Cómo nos relacionamos con la institución?

El grupo construyó una figura de acción y lucha cuya forma anticipaba el tipo de espacios institucionales en que sería posible trabajar. Elaboraron una representación de la institución, que la mostraban como si fuera un ser vivo, esperando la oportunidad para tornar a sus tradicionales modos de instituir.

Esta trilogía de momentos: ¿Qué nos pasa como grupo? ¿Cómo trabajamos en equipo? ¿Cómo nos relacionamos con la institución? Marcaron momentos significativos, en forma y en contenido en el devenir del trabajo de asesoría. Constituyendo tres etapas claves en esta actividad. El equipo se vio abocado a la necesidad de realizar tareas político - institucionales, que sirvieron de apoyo a sus convicciones democráticas respecto de la vida hospitalaria. Invistiendo a sus prácticas con un marcado sentido de resistencia institucional.

Práctico 12

Fernández – Anomalía autogestiva

  1. La tensión autogestión-delegación.

Se retoman las reflexiones de la autogestión: acerca de esta experiencia de las fabricas sin patrón, la autogestión como un “momento” en un devenir y no como un lugar/modo/estado al que se accede o repercute, ni como identificación. En este sentido, podría afirmarse que la autogestión nomina uno de los polos en tensión en estos colectivos; delegación podría nominar al otro. La tensión autogestión/delegación opera en acople-desacople con diversas tensiones que se ponen en juego en simultaneo frente a cada decisión a tomar. Cuando no se tiene en cuenta el permanente inter-juego de estas tensiones, suele instalarse un imaginario acerca de la autogestión.

Se produce una particular asociación en la cual las lógicas colectivas de la multiplicidad operan permanentemente en tensión con las lógicas de la representación. Desde esta perspectiva, las tendencias a reinstalar procesos de representación, homogeneización, burocratización, jerarquías no pueden considerarse como errores sino como una modalidad específica de su tensión con la multiplicidad. Es importante señalar la autogestión y su articulación con las lógicas colectivas de la multiplicidad. 

  1. Condiciones de posibilidad de la autogestión

La modalidad de operar en el entre-de-sus-tensiones es una característica importante en las asambleas barriales y fábricas sin patrón. Es una de las más fuertes condiciones de posibilidad para producir, inventar, recuperar nuevas disposiciones para la acción pero que afectan los cuerpos, los des-disciplinan y a la vez, producen subjetividades en acto, recuperando anhelos y potencias deseantes. Estos procesos de recuperación de la imaginación y la acción colectiva se vuelven posibles cuando la horizontalidad lo permite: las decisiones se toman entre todos, sin delegaciones ni jerarquías. Se recupera la multiplicidad al tomarla accionable y visibles en las prácticas cotidianas.

III.      La anomalía fabril

En todo colectivo operan lógicas de multiplicidad y de representación. Los sistemas de delegación, partidos políticos, Estado, instituciones, etc. Capturan, dan forma y disciplinan las lógicas magmáticas de la multiplicidad y así lograr una fábrica en orden. Para que un colectivo opere en lógica de multiplicidad, es necesario que desborde la organización delegativo-representativa. Las y los obreros de la fábrica sin patrón no sólo han reemplazado a patrones y sindicatos sino que también han inventado otra fábrica y no son hoy los mismos.

Creación y propiedad se desconectan. Se recupera la fábrica para la producción creando en acto la ontologización  capitalista de la propiedad privada de los medios de producción como el criterio que supone que otra forma de producción será posible sólo si se transforma el sistema de propiedad en su totalidad. Eficiencia y disciplinamiento se desacoplan y el colectivo habita de otra manera pero sin disminuir la productividad. Ahora se basan en consensos de regulación sobre la base del compromiso compartido, fuertes lazos interpersonales. A su vez, ponen en manifiesta hasta que punto los disciplinamientos de la fábrica con patrón son considerado necesario para aumentar la eficiencia. En síntesis, al desconectar aspectos de las lógicas capitalistas y producir nuevas conexiones, se inventan otros modos de trabajo y propiedad, procedimientos y construcciones políticas, otras identidades fabriles.

  1. Los colectivos en acción: lógica de la multiplicidad, clausura de la representación y autogestión

Un colectivo en acción se instala la lógica de la multiplicidad, las lógicas de la representación no desaparecen. Se toma a Derrida, para plantear que estas se suspenden pero no finalizan. Las distintas modalidades de distribución salarial, el modo contractual de  habilitar nuevos puestos de trabajo dan cuenta sutiles o abruptos movimientos de desbordes y clausuras de la representación que debieron producir. Al mismo tiempo que desanudan naturalizaciones capitalistas y producen nuevos agenciamientos, ponen en juego reanudamietnos que las lógicas naturalizadas del capital parecieran volver inevitables.  

Capítulo 10: la invención de las fábricas sin patrón- Fernández

Dada la crisis económica que se desencadena en el 2000 en Argentina, la política neoliberal, empresarios adoptaron vender sus empresas o continuar acumulando deudas llevándolo a un vaciamiento, antes de llegar a la quiebra, se descapitaliza la empresa. Muchas fábricas fueron tomadas por sus trabajadores. En los años 2001 fábricas fueron cerradas sin ningún tipo de pago ni indemnización. En esta toma, trabajadores con mayor antigüedad fueron adoptando modalidades autogestivas de organización: decisiones asamblearias, horizontales, recuperar productividad y rentabilidad, amenazas de desalojo y solidaridades de vecinos, se lo llama “fabricas sin patrón”. Era la última oportunidad para evitar caer en un tipo de desocupación.

Se produce una nueva noción de propiedad: se desvanece la idea de propiedad privada y prevalece la función social de los recursos productivos. También cambio en la noción de apropiación, no como toma para adueñarse sino para producir y subsistir.

Consignas como producción de significaciones que condensan los imaginarios y las prácticas que fueron formando:

Ø        Ocupar, resistir, producir: que se despliegan en 3 cuestiones, 1) uso de la herramienta de la acción directa antes que el reclamo 2) clara voluntad de producir, priorización de la recuperación del trabajo como derecho y dignidad 3) autogestión de las necesidades. Horizontalidad, se resisten a la jerarquización, no representación; democracia directa.

Ø        Si tocan a una, tocan a todas: constitución de una red solidaria entre las fabricas recuperadas, que incluye a las asambleas y diversos colectivos.

Estrategias colectivas de supervivencia. La horizontalidad transforma y produce nuevas relaciones sociales, políticas y subjetivas. Hay una estrecha relación entre resistencia a la exclusión social e invención, en la que se distinguen cuatro dimensiones.

Dimensión productiva: Ocupar, resistir, producir. Su modo de producir es necesariamente innovador, van asumiendo las funciones de a poco, se flexibilizan los puestos, todos hacen un poco de todo (ruptura de la alienación), los más experimentados organizan el trabajo pero no como jefes sino como “responsables”, manteniendo cierta igualdad sin jerarquías. Inventan modos de control colectivo no coercitivos, basados en la reflexión, la pertenencia y la autorregulación. Caen de hecho los imaginarios sociales respecto al trabajo en la fábrica; descubrieron que podían producir, que podían decidir colectivamente, que se podía producir sin sistemas jerárquicos, la plusvalía, que habían acumulado un saber-hacer, criterios y habilidades que les permitía abarcar el conjunto de la producción. Van adquiriendo un alto grado de empoderamiento, el cambio en el modo de organizar la producción  se relaciona íntimamente con cambios subjetivos. Invención: producir sin patrón, sin gerentes y sin una división de trabajo estricta, basándose en una dirección colectiva y un modo más flexible de pensar la producción.

Dimensión política. Toma de decisiones por asamblea, fueron adoptando un modo particular de dispositivo asambleario en la afirmación de la importancia de tomar las decisiones entre todos, por consenso más que por votaciones. Estado asambleario, las discusiones se desarrollan en todo momento y lugar, discuten “hasta cómo cambiar una lamparita”. No a la delegación, voceros en vez de representantes. En cuanto a las relaciones con otras organizaciones, negocian con todos pero sostienen una actitud de desconfianza, sistema de alianzas múltiples y flexibles con  otras organizaciones que las nuclean pero no las subsumen. Lógica de la multiplicidad.

Dimensión legal. La fuerte presión social y la intensa actividad de los abogados que defendieron a las fábricas fueron produciendo una invención legal que provisoriamente permitió una salida alternativa a los conflictos. Consistió en el uso imaginativo de las actuales leyes aplicadas al caso de las FR; encontraron una serie de salidas coyunturales que en la mayoría de los casos consistieron en que los trabajadores formaran cooperativas, a las que los jueces luego les dieron usufructo por 2 años. Fue posible porque los trabajadores eran parte de los acreedores. En la tensión entre derecho a la propiedad y derecho a trabajar, los jueces terminaron cambiando sus prioridades en un momento donde era necesario bajar la conflictividad social. Proceso de transformación donde empieza a pensarse cómo hacer legal lo que gran parte de la sociedad ya considera legítimo.

Dimensión subjetiva. Fuertes transformaciones en los vínculos: se conocen en lo cotidiano, terminan componiendo una comunidad, ya no son un conjunto de trabajadores aislados, ahora hay una densa red de vínculos. Vinculo de solidaridad que se construye como respuesta a una situación, inventado; fraternidad. Insiste la cuestión de poner el cuerpo: cuerpos en guardia, tensos, activos (ya no cuerpos dóciles, se quiebra la anestesia; descomposición de los cuerpos de clase formados en la obediencia del dispositivo disciplinario fabril). Ruptura de los vínculos despersonalizados del modelo taylorista, resignificación del compañero de trabajo. Humanización, personalización, del espacio de trabajo, se establece un habitar la fábrica, trabajar a gusto; con las pequeñas apropiaciones del espacio va conquistando alegría, en las antípodas de la alienación de la fábrica tradicional. Van ganando libertades, abandonando una masa operaria uniforme, y restituyendo dignidades: producción de potencias personales y colectivas. Se instalan también nuevos deberes, que se sostienen por otros medios (no sanciones ni supervisores): compromiso grupal, motivación personal, regulación colectiva (“¿qué hacemos con Martín?”). Dos factores decisivos para los cambios en la subjetividad: la lucha y la larga convivencia. Atravesar la experiencia de autogestión permite desplegar una producción subjetiva distinta, de mayor afirmación, independencia y protagonismo. Nuevo modo de subjetividad que no soporta mandar ni ser mandado, ni patrón ni obrero, desmantelando las lógicas de amos y esclavos. Producción de potencias subjetivas, que no se da en todos por igual.

Practico 13:

Hacia la construcción colectiva de herramientas para la implementación de la ley de identidad de género en instituciones de salud y educación

Un trabajo de la catedra y de la ONG 100%Diversidad y Derechos: encuentros de discusión y trabajo de puntuación de las significaciones imaginarias sociales acerca de la Ley de Identidad de Género antes de que fuera decretada. Se apuesta a desmontar la trama que sostiene la lógica de las diferencias para pensar las diversidades en un horizonte de “saberes plebeyos” se acoplen a los a los académicos se contribuyen a la problematización señalen áreas de invisibilización, problemas urgente, etc. Es necesario por parte de la facultad conceptualizar prácticas de la heterónorma, esclarecer y ubicar por fuera de las conceptualizaciones psicopatologizantes.

Experiencia: 25 personas, en su mayoría trans, que trabajan en territorios con chicas trans en situación de desocupación o trabajo sexual, e integrantes de otras áreas de ONG como trabajadoras social, medico, etc. Se dividieron en 2 grupos y se les dio palabras disparadoras como: identidad- sufrimiento- trato digno – discriminación- mirada. Un grupo debía basarse en estas palabras para escenificar sobre su vida cotidiana sobre la escuela y hospital.

Quienes participaron eligieron ser protagonistas de su propia escena, o sea, que re-creaban esa vivencia. Comentaron frases como “dolor” “impotencia” “marcas que no se borran” etc. Con respecto a la salud, lo toman como instituciones hostiles y poco accesibles. Esta y escuela institución como rechazo, discriminación, estigmación, exclusión y por eso evitan ir exponiéndose a riesgos. El promedio de vida es de 36 años. El taller se tornó en una máquina de visibilidad de una máquina de desigualdad social a las personas trans.

 

La psicología, lo queer y la vida – Wiliam Siqueira Peres

Los discursos y pensamientos actuales que se muestran como importantes componentes en la subjetivación, acompañado de las nuevas tecnologías. Llevan a pensar lo contemporáneo desde el concepto de transcontemporaneidad, es decir, aquello que está limitado por la crisis de los paradigmas y emergencia de nuevos actores y actoras que reclaman derechos civiles, sociales, económicos, sexuales, culturales, entre otros. Se ha demostrado que las referencias y significados conceptuales son caducos y arbitrarios. Entonces, desde esta perspectiva palabras como transformación, transgenero, etc. Ganan otros significados.

Muchos saberes, poderes y placeres actúan como dispositivos disciplinarios y totalizadores que elaboran creencias, producen y mantienen regímenes de verdad imponiéndose como referencia absoluta. De modo complementario, surge un sistema específico para actuar sobre los cuerpos, sensibilidades y placeres que engendran procesos deseantes. A este sistema Judith Butler lo llamo “sistema sexo/genero/deseo/prácticas sexuales” vinculado a relaciones de coherencia y continuidad. Ej.: nacer con sexo biológico macho y necesariamente ser género masculino, deseo heterosexual y práctica activa. Este sistema se orienta por las premisas de biopoder en relación con dispositivos de la heteronormatividad y falocentrismo. Estos están presentes en los procesos de subjetivación normalizadores para producir individuos dóciles y disciplinados.  Son conceptos binarios y creencias universales.

Paralelamente, hay otros modos de subjetivación: prácticas psi todavía encarcelados en el siglo XIX usando y cosificando valores y metodologías que fueron construidas en ese momento socio histórico. Se puede ver que estas prácticas están comprometidas a la mantención, cosificación y defensa del sistema sexo/genero/deseo/práctica y se limitan a observar, clasificar, diagnosticar y curar. Este sistema, a su vez, encuentra otros marcadores psicosociales: clase social, raza, color, etnia, edad, entre otros. Llevando al aniquilamiento de todas aquellas personas que no se adecuen. Entonces, contra esa práctica de la psicología se presenta la psicología queer cuyo recorte es político, emancipador y crítico que se presenta como urgente y necesario.

Este no se limita al conjunto de letras LGBT sino a las expresiones que rompen con la norma; no es binario ni universo sino múltiple, heterogéneo y polifónico. Se trate de un período socio histórico, político y cultural marcado por diversas crisis: emergencia del sida, feminismo heterocentrado, blanco y colonial, crisis política y cultural asimilada al capitalismo. Aparece el act up: grupo capaz de aglutinar diversos colectivos; rompen con las líneas respetuosas, boicots en actos públicos, intervención en Iglesias. Muchas de estas eran militantes LGBT y comienza a ampliarse las referencias identificatorias y en 1990 surge el primer grupo llamado Queer Nation dando la posibilidad de la creación de otros grupos.

Entonces, la teoría queer propone la combinación como forma de romper con los procesos homogeneizantes, un cambio de dirección causal establecida entre sexo y género, alejándose de la naturalización que recae sobre el género cargado de influencia moral. Desde esta perspectiva, toda identidad se construye a través de los efectos de una relación de saber-poder-placer determinando la fijación de identidad. Es necesario considerarlo como espacio político en el que se pueda intervenir para dar nuevas significaciones.

En la transcontemporaneidad podemos percibir la existencia de diversos modelos de programación de sexo y género, marcados por los momentos socio histórico, político y cultural que se actualiza de acuerdo a las negociaciones de saber-poder-placer que acercan y/o distancian a sus actoras y actores involucrados en los procesos sociales y políticos de emancipación. A su vez, programadores diversos actúan sobre los cuerpos y modulaciones de sexo, genero, raza… en especial los programadores psi que no solamente se resisten a actualizar sus referencias teóricas y metodologías sino que insisten en cosificar prácticas ya pasadas.

Plantea un desafío en la psicología que rescate su compromiso con la transformación social, política y emancipadora de todo ser humano en la contemporaneidad.


 

Preguntas y Respuestas entre Usuarios: