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Informe de Lectura  |  Historia de la Psicología (Profesores: Maia Nahamod y Pablo Pavesi - Cátedra: Dagfal - 2016)  |  Psicología  |  UBA

Nota: 7

El poder en el discurso sobre la sexualidad y el rol de la confesión

Nombre del seminario: Saber, poder y sujeto. Michel Foucault y la genealogía de la subjetividad.

Docente seminario: Dr. Pablo E. Pavesi

Índice

Introducción……………………………………………………………………………...3

¿El discurso del sexo como represión?…………………………………………………..4

Oriente, Occidente y producciones de verdad sobre sexo……………………………….5

Construcción de la confesión sexual en la ciencia………………………………………7

Nuevos individuos………………………………………………………………………..

La histérica……………………………………………………………………….

 El niño masturbatorio……………………………………………………………..

 El perverso………………………………………………………………………..

 La pareja malthusiana…………………………………………………………….

Conclusión………………………………………………………………………………

Bibliografía primaria…………………………………………………………………….8

 

 

Introducción

A lo largo de este trabajo intentaremos abordar la manera en la que Foucault describe las  relaciones entre poder-placer-saber, en torno al discurso sobre sexualidad, desde el siglo XVIII hasta el siglo XIX. Comenzaremos con la forma en la que incitaron los discursos sobre sexualidad en el siglo XVIII, luego indagaremos sobre la relación entre discurso y la confesión, de la religión a la ciencia, expondremos como la ciencia ha utilizado la confesión para crear nuevas disciplinas, y para finalizar nuevos individuos (la histérica, el niño masturbatorio, el perverso y la pareja malthusiana) en base a esos nuevos saberes sobre sexo.

 Para poder realizar este trabajo nos basaremos en dos grandes obras Historia de la Sexualidad y Los Anormales, de Michel Foucault.

¿El discurso del sexo como represión?

En Historia de la sexualidad I Foucault rechaza la hipótesis represiva, la cual postula que en la época capitalista, por la necesidad de trabajo que requería de fuerza, era necesario silenciar los discursos sobre sexo, para que de esta forma la fuerza y energía del sexo se destinaran al trabajo.

Frente a esta hipótesis represiva Foucault se formula tres preguntas[i] :

  1. “¿La represión del sexo es en verdad evidencia histórica?”
  2. “La mecánica del poder, y en particular la que está en juego en una sociedad como la nuestra, ¿pertenece en lo esencial al orden de la represión?”
  3. “El discurso crítico que se dirige a la represión, ¿viene a cerrarles el paso a un mecanismo del poder que hasta entonces había funcionado sin discusión o bien forma parte de la misma red histórica de lo que denuncia?”

En cuanto a la primera pregunta Foucault sostiene: “Desde fines del siglo XVI la “puesta en discurso” del sexo, lejos de sufrir un proceso de restricción, ha estado por el contrario sometida a un mecanismo de incitación creciente” (Foucault, 1976: 20). Comienzan una incentivación del discurso sobre el sexo,  a su vez se establecen reglas acerca de cuándo, dónde y con quién y donde hablar de sexo. La sexualidad estaría al servicio de la reproducción y en la intimidad de la vida conyugal, por fuera de esos ámbitos, la sexualidad estaría prohibida, sería inexistente y no se podría mencionar. Si bien se tiende a silenciar al hablar sobre sexo, no se puede decir que la represión sobre el sexo es evidencia histórica, ya que, primeramente se aplicaron técnicas de control sobre la sexualidad en las clases privilegiadas.

En lo que respecta a la segunda pregunta, para Foucault hubo incitación a los discursos, hubo una utilización de la confesión en los países católicos, comienza a acrecentar las confesiones anuales y, la relevancia de la penitencia. Se debe confesar todo, “No solo confesar los actos contrarios a la ley, sino intentar convertir el deseo, todo el deseo, en discurso” (Foucault, 1976: 29). Pero en este confesar todo también hay exigencia de reglas, las palabras acerca del sexo en la confesión deben se cuidadas, deben ser “moralmente aceptables”. De esta forma el sexo sería algo de lo que no se puede hablar libremente, sería algo que se esconde. En el siglo XVIII, los discursos sobre el sexo ya no giran solo lo respectivo a la moralidad, sino también en cuanto a lo racional. Habría dentro de la política un análisis sobre el sexo, “Nace el análisis de la conductas sexuales, de sus determinaciones y efectos, en el límite entre lo biológico y lo económico” (Foucault, 1976: 36). Esto se debería a que el porvenir de la sociedad se vincula con la manera en la que cada individuo practica su sexo.  Como el sexo no es algo que solo sepan los individuos, sino que el Estado está informado sobre el sexo de los ciudadanos, es una forma de controlar esa función. La ciencia así utiliza la confesión, para investigaciones sobre la prevención de enfermedades sexuales. 

En lo que respecta a la tercera pregunta, la manera de sostener y de tolerar el poder sobre quienes se ejerce, es mediante mascaras. Por otro lado, dice Foucault:

 “Todos los elementos negativos –prohibiciones, rechazos, censuras, denegaciones- que la hipótesis represiva reagrupa en un gran mecanismo central destinado a decir no, sin duda sólo son piezas que tienen un papel local y táctico que desempeñar en una puesta en discurso, en una técnica de poder, en una voluntad de saber que están  lejos de reducirse a dichos elementos” (Foucault, 1976: 20).

Si el sexo posee todos esos elementos negativos, si está prohibido, si se tiende a silenciar, significaría que hablar de él y de su represión sería una trasgresión. “Quién usa ese lenguaje hasta cierto punto se coloca fuera del poder; hace tambalear la ley; anticipa, aunque sea un poco, la libertad futura” (Foucault, 1976: 13). Se podría cuestionar también las cosas funcionan de esta manera, o esta manera de ver las cosas es funcional a lo que defienden la hipótesis represiva.

A partir de aquí Foucault se pregunta las razones por las que se ha hablado sobre sexualidad, los efectos de poder de la misma y, la relación entre el poder, el placer y el saber, en cuanto al discurso sobre sexo, “Se trata de determinar, el funcionamiento y razones de ser, el régimen de poder-saber-placer que sostiene en nosotros al discurso sobre la sexualidad humana.” (Foucault, 1976: 18).  Al hablar de sexo hay medios por los cuales llega el poder hasta las conductas individuales,  y lo importante es saber por medio de que canales.

Oriente, Occidente y producciones de verdad sobre sexo.

Los discursos sobre el sexo empiezan a pensarse en términos de producción de verdad, en el libro se detallan dos procedimientos contrapuestos de producción de verdad sobre el sexo, por un lado Oriente y el ars erotica, y por el otro Occidente y la scientia sexuales.

En el arte erótico, la producción de verdad  se desprende de la práctica del placer, pero el saber que se obtiene es un secreto, debe permanecer como tal, ya que, de ser divulgado perdería su eficacia. Es pues aquí lo fundamental la relación existente con el que posee los secretos, el único que puede transmitirlos, un maestro. Los efectos de estos serían “Dominio absoluto del cuerpo, goce único, olvido del tiempo y de los limites, elixir de la larga vida, exilio de la muerte y de sus amenazas.” (Foucault, 1976: 73).

De parte de Occidente, en oposición total a al arte erótico, la ciencia sexual, se vale de la confesión para producir verdades acerca del sexo. Nace la técnica de la confesión con la religión católica, se extiende luego hasta el concilio de Letrán, en 1215, en el cual imponían confesarse una vez por año. Así la confesión pasa a tener un importante papel en lo cuestiones de poder religioso y civil. Y dice Foucault: “La confesión de la verdad se inscribió en el corazón de los procedimientos de individualización por parte del poder.” (Foucault, 1976: 74). La confesión de esta manera se extiende hasta la justicia, la medicina, la pedagogía, en la familia, en entre otros.

A partir de ahí se produce una “metamorfosis literaria”, en la cual la literatura se direcciona a decir lo más profundo de cada uno, esta sería un forma de confesión, de examen  liberador de uno mismo. Así nos convertimos nos sentimos obligados a confesar, sin darnos cuenta que la confesión es un poder, y la vemos como una forma de verdad. “[…] La verdad no es libre por naturaleza, ni siervo el error, sino que su producción está toda entera atravesada por relaciones de poder. La confesión es un ejemplo. (Foucault, 1976: 76). De esta manera se produce lo que Foucault llama “sujeción del hombre”, sujetos subjetivos, sujetos sujetados.

La gran diferencia entre Oriente y Occidente, es que en este último el discurso acerca del sexo, está sostenido en una estructura de poder. Desde la época cristina hasta la actualidad el sexo está inmerso en la confesión, está es la que une la verdad y el sexo, ya que, a través de ella se dicen secretos de cada uno.

Construcción de la confesión sexual en la ciencia

La confesión es un ritual en el cual se abren relaciones de poder, en palabras de Foucault: “[…] un ritual donde la verdad se autentifica gracias al obstáculo y las resistencias que ha tenido para formularse; un ritual donde la enunciación (…) produce en el que la articula modificaciones intrínsecas: lo torna inocente.” (Foucault, 1976: 78). En este discurso de la confesión, el dominio se realiza sobre quien hablar no sobre quien escucha, además sobre este último las palabras producen efectos. Al difundirse la confesión pierde su carácter de ritual y pasa a tomar múltiples formas: carta, interrogatorio, consultas, entre otras. De esta manera el hablar sobre el sexo no va a ser solo de la forma en la cual se hizo, sino se incluyen pensamientos, deseos, imágenes, etc. Se extiende al terreno de la medicina, a pedagogía, la psiquiatría y más tarde la psicología, creándose de esta manera, para decirlo con palabras de Foucault, “un archivo sobre los placeres del sexo”.  La confesión no giraba en torno a la vida, la muerte y la salvación, sino que se relacionaban con el cuerpo mismo del sujeto. De esta manera se constituye una ciencia de la confesión.

A través de cuatro maneras[ii] se construye la confesión de la sexualidad en la ciencia.

  1. “Por una codificación del ‘hacer hablar’.”
  2. “Por el postulado de una causalidad general y difusa.”
  3. “Por el principio de una latencia intrínseca de la sexualidad.”
  4. “Por el método de la interpretación.”
  5. “Por la medicalización de los efectos de la confesión.”

 

Bibliografía primaria

Foucault, Michel. Historia de la sexualidad I. (1976), México, Siglo XXI, 1997.

Foucault, Michel. Los anormales. Curso en el Collége de France (1974-1975). Buenos Aires, FCE, 2001, clase 5 de marzo 1975.

[i] Foucault, M. (1976) Historia de la sexualidad I. La voluntad de saber, México, Siglo XXI, 1997, cap. I, “Nosotros los victorianos”.

[ii] Foucault, M (1976). Historia de la sexualidad I. La voluntad de saber , México, Siglo XXI, cap. III “Scientia sexualis”


 

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