Altillo.com > Exámenes > UBA - Psicología > Historia de la Psicología


Resumen para el Segundo Parcial  |  Historia de la Psicología (Profesores: Maia Nahamod y Pablo Pavesi - Cátedra: Dagfal - 2016)  |  Psicología  |  UBA

UNIDAD III            

EL MOVIMIENTO DE LA HIGIENE MENTAL. GROB

1) Señale las diferencias principales entre los conceptos de higiene mental y prevención. Incluya en su respuesta el modo en que el movimiento de higiene mental concibe la enfermedad mental y la causalidad de la misma.

La higiene mental fue producto de modos “científicos” de pensamiento ligados al poder de ciertas organizaciones privadas y la autoridad pública. Las nociones de prevención del siglo XIX reflejaban una concepción del mundo basada en una tradición religiosa más antigua, que enfatizaba la ley natural, el libre albedrío y la responsabilidad individual. El contraste entre esos dos enfoques fue especialmente evidente en las carreras de los psiquiatras antes de la guerra y las de sus sucesores de principios del siglo XX. La prevención provino de una síntesis del protestantismo, la filosofía moral escocesa y la ciencia baconiana, y la literatura de la prevención pretendía iluminar la relación causal entre el comportamiento, por un lado, y las enfermedades mentales y físicas, por el otro. Sin embargo, se atribuía la responsabilidad por la prevención de la enfermedad a las elecciones hechas por individuos autónomos y libres: organizaciones gubernamentales y privadas educaban a las personas en lugar de disponer sus conductas. En cambio, los higienistas mentales de principios del siglo XX tenían concepciones diferentes. Las enfermedades eran producto de deficiencias individuales, ambientales y hereditarias, y para erradicarlas había que combinar el conocimiento científico con medidas administrativas.

 

2) ¿Qué relaciones establece Grob entre psiquiatría y orden social en Estados Unidos a principios del siglo XX?

En un discurso ante la Sociedad Neurológica de Nueva York, en vísperas de la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial, Thomas W. Salmon describió el futuro de la psiquiatría. La nueva psiquiatría tenía que traspasar los muros institucionales y cumplir un papel crucial “en los grandes movimientos para el mejoramiento social”. Los psiquiatras ya no podían limitar sus actividades y sus responsabilidades a las enfermedades mentales institucionalizadas. Por el contrario, tenían que abrirse camino en la investigación y formulación de políticas e implementar métodos en áreas como la higiene mental, el cuidado de los deficientes, la eugenesia, el control del alcoholismo, el manejo de niños anormales, el tratamiento de los criminales, y ayudar en la prevención del crimen, la prostitución y las adicciones. En el cambio de siglo, el atractivo pero vago compromiso con la higiene mental asumió varias formas programáticas, incluyendo la creación del Comité Nacional de Higiene Mental, además de un movimiento favorable a la eugenesia. Aunque tenían características y objetivos diferentes, ilustraban la receptividad de los psiquiatras a nuevos roles sociales y una hostilidad hacia los modelos profesionales institucionales, al igual que una tendencia a emplear soluciones administrativas en el esfuerzo por prevenir la propagación de grupos como los locos y los retrasados. El concepto de prevención durante mucho tiempo había formado parte de la trama del pensamiento psiquiátrico. Sin embargo, su naturaleza amorfa y su contenido impreciso habían impedido relacionarlo claramente con el comportamiento específico de los individuos. Los consejos ofrecidos por los psiquiatras durante la mayor parte del siglo XIX estuvieron condicionados en gran parte por sus valores culturales y su posición social, así como por sus conceptos científicos. El contexto social estaba comenzando a cambiar y mezclaba antiguas generalidades sobre la prevención con nuevas consecuencias sociales. Entre los cambios más significativos, estuvo la creación de organizaciones voluntarias y fundaciones privadas dedicadas a la eliminación y prevención de enfermedades mediante la aplicación combinada de cambios ambientales y técnicas para modificar la conducta humana. Otro desarrollo de gran importancia fue la creación de organizaciones voluntarias, producto del apoyo financiero de fundaciones con recursos sin precedentes. Con el cambio de siglo (S XIX a S XX), las fundaciones privadas comenzaron a asumir un papel político más importante. Su gran presencia sugería que los enfoques regionales o nacionales de los problemas sociales se volverían más comunes en el futuro. El gran impacto de estas organizaciones ocurrió en la ciencia y la medicina, donde el financiamiento tuvo una importancia fundamental para llevar el desarrollo institucional, la educación y la investigación en determinadas direcciones. La transición de un concepto amorfo de prevención a un movimiento de higiene mental, constituye un estudio de caso ilustrativo. La fundación del Comité Nacional de Higiene Mental en 1909, su historia brinda un ejemplo de cómo los cambios estructurales pueden llenar viejos conceptos con nuevos significados, y cómo una organización y un movimiento pueden a su vez influenciar la vida de grupos dependientes como los enfermos mentales.

 

3) ¿Qué vínculos pueden establecerse entre la creación del Comité Nacional de Higiene Mental y la vida de Clifford Beers? Mencione en su respuesta los objetivos explícitos que se proponía Beers  con la escritura de Una mente que se encontró a sí misma.

El Comité Nacional de Higiene Mental está vinculado con la vida y carrera de Clifford W. Beers. Nacido en 1876, se graduó de la Escuela Científica Sheffield de Yale en 1897. Tras pasar por varios trabajos en la ciudad de Nueva York, tuvo un intento frustrado de suicidio que le provocó la rotura de varios huesos y otras heridas. Después de salir de un hospital general, su condición mental se deterioró. Paso más de tres años en hospitales psiquiátricos. Posteriormente, sus desagradables experiencias hicieron creer que si esas instituciones querían cumplir con su misión terapéutica, era indispensable realizar cambios fundamentales en su estructura y su organización. A su regreso a Nueva York, decidió escribir un libro que ayudaría a quienes lidiaban con la enfermedad mental. Su objetivo era nada menos que la creación de un movimiento para ayudar a “cientos de miles de hombres y mujeres”, mejorando las condiciones de los hospitales psiquiátricos. Lo que se necesitaba era una organización nacional apoyada por personas ricas. En última instancia, podría crearse dentro del gobierno federal un “Consejo de Salud y Bienestar” a nivel ministerial. Preparó un documento que finalmente serviría como base para su clásico libro "Una mente que se encontró a sí misma". El libro, “combina el deseo de revelar, reformar e informar” sin negar nunca el hecho de que el autor había sido un enfermo mental. Las críticas tampoco estaban dirigidas contra los hospitales per se, sino que se centraban en el tratamiento, a veces insensible y ocasionalmente brutal, de los pacientes. Al enviar su trabajo a algunos psiquiatras y otras figuras prominentes, Beers también logró dotarlo de fiabilidad y sensibilidad, por lo que de ninguna manera podría considerárselo la obra de un testigo maniático o poco confiable. Redactado en un lenguaje elocuente, Una mente que se encontró a si misma fue un llamado a la acción para inaugurar un nuevo comienzo en la atención institucional y el tratamiento de los enfermos mentales. En la mente de Beers, escribir un libro era sólo el preludio a la formación de un movimiento nacional. En 1905, sus ideas eran vagas: quería una organización nacional abocada a mejorar las condiciones, pero que rechazara el “periodismo amarillo u otros medios sensacionalistas”. El mejoramiento de los hospitales psiquiátricos era sólo un elemento en un plan más amplio que incluía una mayor difusión de los conocimientos, así como la ayuda a las personas al borde de un colapso mental. Beers escribía sobre la necesidad de una “Sociedad Nacional para la Mejora de las Condiciones de los Insanos” que representaría tanto a los insanos institucionalizados como a los no institucionalizados, que promovería el establecimiento de hospitales modernos, que estimularía la investigación y formaría sociedades estatales subsidiarias, siguiendo el modelo de la Asociación Estatal de Ayuda Solidaria de Nueva York. Meyer propuso la formación de una Sociedad de Higiene Mental “para mostrar a nuestro pueblo mejores formas de vida sana, para la prevención de problemas y para el manejo eficiente de lo que no puede prevenirse”. La sugerencia de Meyer de una organización dedicada a la “higiene mental”, en realidad introdujo un nuevo elemento: desvió el énfasis original de Beers en el mejoramiento institucional, dirigiéndolo hacia el objetivo más amorfo de promover la higiene mental.

 

4) ¿Cuál fue el impacto de las propuestas del movimiento de la higiene mental sobre la prevención en el rol profesional del psiquiatra?

La reorientación institucional hacia la promoción de la higiene mental significó un giro fundamental. Un movimiento para promover la salud sustituyó a otro preocupado por mejorar el cuidado y tratamiento de un grupo específico de pacientes. Que la prevención aportara una idea atractiva es comprensible. Para los psiquiatras, los conceptos sobre la higiene abrieron nuevas perspectivas y desviaron la atención de su papel de custodia y su incapacidad de curar entidades patológicas difusas. Además, la prevención permitió acelerar la reintegración de la psiquiatría y la medicina, ya que proveyó a la primera de un manto de especialidad orientada a la biología y la puso en sintonía con otros movimientos médicos de prevención. Al trabajo social, una profesión emergente en busca de una identidad y de ponderación, el movimiento ofreció la esperanza de colaborar con los médicos en pie de una mayor igualdad: el objetivo no se limitaba al tratamiento de individuos, sino que también involucraba la promoción de determinados patrones de conducta dentro de las familias y en grupos sociales más amplios. El modo de organización era atractivo igualmente para una época en la que se ponía mucha fe en toda estructura formal que unificara la ciencia con la administración racional. En especial, el objetivo de la prevención parecía acertado para captar un amplio apoyo de un público cada vez más temeroso del aparente aumento de la sífilis y otras enfermedades venéreas, así como también de la alta incidencia del alcoholismo. En otras palabras, la higiene mental era tan amplia e inclusiva que despertó poca oposición.

 

5) Señale en qué dirección se modificó el objetivo inicial del movimiento de la higiene mental (mejorar las condiciones de los enfermos mentales institucionalizados) y cuáles fueron las medidas concretas que se tomaron a partir de esta nueva orientación.

El énfasis que se ponía en la prevención en general, reflejaba valores sociales y culturales más que un corpus de datos empíricos. El NCMH llevaría a cabo encuestas sobre las condiciones de los enfermos mentales, que a su vez podrían “estimular la actividad de la gente de los estados que han sido estudiados”. Ese trabajo también pondría al Comité “en una posición que le permitiese proporcionar asesoramiento experto y ayudar a formular planes para mejorar las condiciones de los locos en todo el país”. Realizadas por especialistas capacitados, dichas encuestas arrojarían luz sobre los problemas y proporcionarían prescripciones para la acción. La hipótesis subyacente era que un público inteligente e ilustrado aceptaría ser guiado por una intelectualidad racional y científica. Sin embargo, Salmon no estaba contento con que el Comité se limitara a hacer encuestas sobre los enfermos mentales institucionalizados. Quería expandir las funciones de la psiquiatría para fusionarla con un amplio movimiento comprometido con la resolución de una serie de problemas sociales más que estrictamente médicos. Insistía en que el papel de la psiquiatría del siglo XX era extender sus fronteras para “centrar sus principales esfuerzos en las escuelas y las cárceles… y no en las instituciones para los llamados insanos”. Él ya había comenzado a reorientar el NCMH en una nueva dirección. La línea divisora entre el hospital psiquiátrico y la comunidad era artificial y dañina: el hospital estatal tenía que establecer un “vínculo estrecho con los problemas psiquiátricos que surgen en todo el distrito y poner a disposición de la comunidad consultas psiquiátricas y asesoramiento sin restricciones”. Herman M. Adler, jefe de personal del Hospital Psiquiátrico de Boston, aceptó realizar un estudio más exhaustivo del Estado de Cook (Illinois), donde el trabajo del Dr. William Healy con delincuentes juveniles ya había ampliado las fronteras tradicionales de la psiquiatría. Al enfocarse en una población heterogénea –que incluía delincuentes psicópatas, absentistas, niños vagabundos, prostitutas y alcohólicos–, Adler borró deliberadamente la línea divisoria entre la anormalidad mental y la salud mental. Los trastornos mentales, observaba, incluían “tanto los trastornos de la locura y la debilidad mental como los fracasos sociales”. Adler fue especialmente crítico del limitado enfoque institucional tradicional e instó a adoptar políticas que minimizaran el papel de los hospitales mentales y a poner el foco de los psiquiatras y los demás profesionales de la salud mental en la comunidad. Al planear cómo satisfacer las necesidades de la comunidad de hacer frente a los problemas mentales, recomendó que “el énfasis debe ponerse en la provisión para brindar la más alta calidad de servicio técnico y en restarle importancia a los factores institucionales y cuestiones edilicias”. La mayor parte del estudio se dedicó a los trastornos de los niños y adultos, y, en términos generales, se ignoró a los enfermos mentales institucionalizados. En 1917 y 1918, el NCMH trabajó con la AMPA para desarrollar un sistema unificado de informes estadísticos para los hospitales psiquiátricos con el fin de relevar datos que pudieran ser acumulados y comparados.

 

6) ¿De qué maneras puede interpretarse la importancia que el movimiento de la higiene mental le otorgó a la prevención de la delincuencia y a la psicopedagogía? Incluya en su respuesta el análisis de la cita que hace alusión a “las esperanzas” del editor de la revista Higiene Mental.

El primer número de Higiene Mental apareció a comienzos de 1917, con el objetivo declarado de editar un material para un público culto pero general. “Es nuestra esperanza”, escribía el editor, que la HIGIENE MENTAL pruebe ser útil en igual medida para el trabajador formado específicamente en psiquiatría o psicología, el médico dedicado a la medicina preventiva, el profesor que considera la educación como preparación para la vida, el magistrado preocupado no sólo por las consecuencias sino también por las causas previas del delito, el padre o la madre que busca conocer los mecanismos con los que se construye el carácter, y el estudiante de los problemas sociales deseoso de comprender el complejo tejido de la sociedad organizada a través del conocimiento de los factores que moldean la vida mental de los individuos de sexo masculino y femenino. Con el regreso de Salmon del servicio militar al final de la guerra, el impulso hacia el exterior del NCMH se hizo aún más pronunciado. “Hay una oportunidad sin precedentes”, escribía Salmon, en un esfuerzo infructuoso por conseguir el apoyo financiero de la Fundación Rockefeller, “de convertirnos en un servicio constructivo que ayude a los estados a formular sus programas no sólo sobre la debilidad mental y la locura, sino sobre los factores mentales implicados en la delincuencia, la adicción, la prostitución y demás, y que, sobre todo, proporcione a las autoridades escolares la maquinaria necesaria para el reconocimiento y la satisfacción de las necesidades de los niños psicopáticos”. Insistió en que la “la investigación social de la organización, como la manera en que la gente se comporta en las comunidades y la relación de ciertos factores mentales con este comportamiento, no debería ser descartada a la ligera llamándola ‘propaganda’”.
En 1921, el NCMH obtuvo el apoyo del Fondo Commonwealth para crear una División para la Prevención de la Delincuencia. El cambio de orientación se manifestó drásticamente en la índole de sus encuestas sobre higiene mental. La psiquiatría del siglo XX comenzaba a mirar por fuera de las instituciones, también el NCMH, al igual que sociedades estatales y locales similares, buscaba expandir sus horizontes. La prevención fue una alternativa interesante, en parte debido a su gran atractivo, y en parte porque el tratamiento de la enfermedad mental ofrecía pocos incentivos. El énfasis en la psicopedagogía durante y después de la década de 1920, fue especialmente compatible con una sociedad más amplia y cada vez más fascinada por los problemas de la juventud y la prevención.

 

7) Caracterice los orígenes del movimiento eugenésico a fines del siglo XIX y describa sus rasgos principales.

Ante el temor de que un supuesto aumento de la degeneración en general, y de la enfermedad en particular, amenazara el bienestar biológico del pueblo estadounidense, apoyaban una serie de medidas intervencionistas que incluían la regulación del matrimonio, la restricción de la inmigración y la esterilización involuntaria. Durante gran parte del siglo XIX, abundaban el miedo y la hostilidad hacia las personas definidas como socialmente indeseables. En algunos casos, esta hostilidad tendía a dirigirse a minorías étnicas; en otros casos, el objeto de interés era una clase de individuos más vagamente definidos, cuyo carácter defectuoso se suponía que los reducía a un estado de dependencia. Sin embargo, el factor del miedo fue ocultado por un activismo optimista de base religiosa y de fe en que el deseo y voluntad de cada individuo podían superar las imperfecciones del carácter. Una interpretación plástica de la herencia (que supuso que las características heredades podían modificarse con cambios ambientales y transmitirse a las futuras generaciones) moderó la aversión social. En 1880 se expresaban formulaciones cada vez más hereditaristas en una terminología más dura que rechazaba las soluciones ambientales y, en su lugar, las sustituía con medidas coercitivas. Aunque pocos aceptaban la distinción entre las características heredadas y las adquiridas, un pesimismo predominante llevó a muchos a concluir que los rasgos degenerados eran fijos e inmutables: lo que se requería eran soluciones que inhibieran su propagación al resto de la población. La creciente moda hereditarista obtuvo más adeptos aún, porque parecía estar redactada en una terminología científica que explicaba los fenómenos sociales y que servía, al mismo tiempo, de guía para la acción. Durante las dos últimas décadas del siglo XIX, los factores del miedo y la esperanza, del optimismo y el pesimismo, empezaron a encontrar su expresión en un incipiente movimiento eugenésico. Al basar su accionar en la idea de que los rasgos hereditarios fijos determinaban el carácter, los eugenistas pretendían fomentar la multiplicación de los “aptos” y desalentar la propagación de los “no aptos”. Una versión particular de la biología darwiniana y una nueva interpretación de la raza ayudaron a racionalizar las proclamas de los eugenistas. En una sociedad cuyos cimientos parecían estar amenazados por las tensiones sociales vinculadas a la depresión económica, los conflictos de clase, los crecientes niveles de violencia y las organizaciones estructuradas burocráticamente cuyas actividades parecían subsumir los logros individuales, los eugenistas ofrecieron una explicación y una guía para la acción correctiva.

 

8) Indique la relación entre eugenesia y restricción de la inmigración. Señale algunos de los argumentos a favor y en contra de la aplicación de esta medida.

El temor de que los gobiernos extranjeros estuvieran usando a los Estados Unidos como un receptáculo de personas débiles, lisiadas y enfermas mentalmente, así como de criminales, fortaleció un creciente deseo de terminar con la inmigración irrestricta. El NCMH, que representaba a los consejos estatales de caridad y que, por lo general, incluía a algunos psiquiatras institucionales, tenía comités permanentes sobre la inmigración, los indigentes extranjeros y los criminales, y durante la década de 1880 apoyó la legislación para reducir la inmigración de esas personas a los Estados Unidos. En 1882, el Congreso aprobó uno de los primeros estatutos que limitaban la inmigración con un principio de selectividad. Entre sus disposiciones, se estipulaba que los convictos, locos, idiotas e individuos incapaces de valerse por sí mismos sin convertirse en una carga pública, quedarían excluidos, pero la deficiente aplicación de los procedimientos vició el propósito del estatuto. Durante la década de 1890, los conceptos eugenésicos obtuvieron un apoyo más amplio. En 1896, Connecticut se convirtió en el primer estado en aprobar la legislación para regular el matrimonio, entre "normales" y locos,  con fines eugenésicos, y pronto lo siguieron otros estados. Los eugenistas reconocían que esas leyes sólo tenían un efecto limitado. Convencidos de que una mayor inactividad podría amenazar los propios fundamentos de la sociedad estadounidense, comenzaron a promover varias políticas, incluyendo una mayor segregación de los deficientes mentales, la restricción inmigratoria y la esterilización de los individuos defectuosos. La Liga de Restricción de la Inmigración, fundada en 1894, esta organización reunía a personas de la elite intelectual, de la vida empresarial y académica, cuyas actividades reflejaban el predominio de conceptos eugenésicos y raciales. Antes de 1921, las restricciones a la inmigración sólo obtuvieron victorias limitadas. No obstante, la inclinación a la acción siguió aumentando, impulsada por personas y organizaciones hostiles a la nueva inmigración de Europa del Sur y del Este, y promovida por una intelectualidad anglosajona con una afinidad creciente por los conceptos raciales. Aunque el éxito sólo llegaría después de la Primera Guerra Mundial, el movimiento contribuyó a difundir los conceptos eugenésicos. Uno de los temas silenciados por los restriccionistas era que la inmigración cargaba con una desproporcionada responsabilidad por el aumento de la locura y de otras formas de degeneración que amenazaban el bienestar biológico del pueblo estadounidense. Sin embargo, tras el cambio de siglo, esta idea obtuvo bastante poco apoyo entre los involucrados en el cuidado de los enfermos mentales. Antes de ese momento, algunos funcionarios del Este sugirieron que la restricción inmigratoria disminuiría la locura y la miseria. Se recomendó que el gobierno federal asumiera la responsabilidad financiera por los locos extranjeros, puesto que, según los estatutos existentes, el gobierno nacional tenía jurisdicción sobre la admisión y deportación de extranjeros. Después del 1900, el desarrollo de técnicas más sofisticadas de análisis estadístico puso en duda la idea de que los inmigrantes contribuyesen desproporcionadamente a las internaciones en los hospitales psiquiátricos. Cuando se analizó la población institucionalizada según la distribución etaria de toda la población nativa y extranjera, por ejemplo, la proporción relativa de inmigrantes en los hospitales disminuyó precipitadamente. La población hospitalaria estaba compuesta en su totalidad por individuos mayores de veinte años. Sin embargo, una amplia proporción de la población blanca nativa estaba por debajo de la edad de veinte años, mientras que una proporción mucho menor de inmigrantes tenía menos de veinte. “La diferencia de edad probablemente supere cualquier otro factor que explique el contraste entre el blanco nativo y el blanco nacido en el extranjero con respecto al número proporcional de internaciones en los hospitales mentales”, y sugerían que las otras diferencias entre ambos grupos podrían explicarse por la distribución de género o la residencia urbana o rural. Entre 1909 y 1914, el AMPA se preocupó por una inspección de los inmigrantes más efectiva para determinar su cordura. Dado que la inmensa mayoría de los miembros estaban afiliados a instituciones estatales, su interés por el tema surgía del problema fiscal de mantener a los locos extranjeros con fondos públicos. En 1914, la Asociación adoptó una resolución que respaldaba un proyecto considerado en la Cámara de Representantes que estipulaba una más efectiva “detección, exclusión y deportación de los extranjeros con defectos físicos y mentales, y una mejora general del carácter de nuestra inmigración”. Dos años antes, la AMPA también había designado un Comité de Eugenesia Aplicada, pero su informe de 1913 se centraba en la herencia más que en la inmigración. El debate sobre la restricción de la inmigración llevó finalmente a la aprobación de tres leyes importantes entre 1921 y 1927, que aplicaron un sistema de cuotas nacionales basadas en las distribuciones de la población previa. Estas leyes tenían por objeto limitar el número de inmigrantes así como reducir la proporción de Europa del Sur y del Este. Por otro lado, quienes estaban implicados en la enfermedad mental se preocupaban en gran parte por las cuestiones fiscales de los hospitales psiquiátricos y, en general, se relacionaban con conceptos raciales. Algunos psiquiatras, incluyendo a Meyer, permitieron que sus nombres fueran utilizados por el Comité de Eugenesia de los Estados Unidos de América, una organización presidida por Irving Fisher, que incluía a prominentes teóricos raciales como Madison Grant. Pero cuando se le envió un informe del Comité de Inmigración Selectiva de la organización, Meyer respondió negativamente. ¿No sería más sensato, observaba, que tal informe “propusiera un reconocimiento más bien modesto de que gran parte del problema puede radicar, en nuestro país, en nuestra falta real de preparación para asimilar lo inusual”? El informe, según él, era poco honesto cuando sugería un regreso a las condiciones de 1890. “No servirá de mucho afirmar públicamente que tememos tener más católicos, hebreos, griegos y turcos de los que podemos manejar, cosa que, por supuesto, cualquier grupo de personas tiene derecho a decir”. “Todo esto sólo lo digo para sugerir que una franca aceptación de lo que está detrás del informe sería un poco más digna y prometedora para mejorar nuestra comprensión, en lugar de dar visos de respaldo científico a asuntos que, después de todo, francamente, son demasiado humanos y no estrictamente científicos".

 

9) Señale cuál fue el basamento ideológico de los programas de esterilización involuntaria llevados a cabo en Estados Unidos. ¿Qué posición tomaron los psiquiatras al respecto? Describa la argumentación de alguno de ellos.

Quienes promovían la esterilización involuntaria, estaban decididos a prevenir que los enfermos mentales, los deficientes y la población criminal se reprodujesen, con el fin de prevenir la propagación generalizada de amenazas indeseables. La inspiración de este tipo de medidas preventivas, como la esterilización inicialmente, provino de la eugenesia moderna. A comienzos de siglo, los eugenistas trataron utilizar la autoridad del Estado en beneficio de la teoría de la herencia. En particular, instaron a aprobar una legislación que impidiese la propagación de los grupos socialmente indeseables, para aumentar así la calidad del acervo genético de la nación. La disponibilidad de procedimientos aparentemente simples y seguros, combinada con una visión pesimista de la herencia y una fe inquebrantable en la capacidad del ser humano para controlar su propio destino, ayudó a dar lugar a un movimiento eugenésico para mejorar el carácter biológico del pueblo estadounidense mediante la prevención de un mayor engendramiento de los grupos indeseables. La esterilización: era económica, simple y relativamente segura, irreversible por naturaleza, y sus beneficios eran claros y directos.

Entre los psiquiatras, no había un consenso claro sobre el sentido o la conveniencia de la esterilización. La mayoría compartía la creencia de que la herencia cumplía un papel en la etiología de la locura, pero su comprensión de la herencia tendía a ser versátil y general más que especifica. En 1912 Hubert Work, el presidente de la organización AMPA, había pronunciado un discurso que destacaba la necesidad de una “psiquiatría profiláctica” y favorecía la esterilización. La organización estableció un Comité de Eugenesia Aplicada con Work como presidente. Al año siguiente, el comité emitió un informe que instaba a una combinación acertada de segregación y esterilización de los deficientes mentales. Esta última práctica, según se señalaba, no dañaba al individuo ni se imponía por razones retributivas. Los delegados aceptaron el informe sin que ello significara su aprobación o desaprobación, pero el debate mostró que muchos estaban dispuestos favorablemente. El apoyo a la esterilización tendía a ser más fuerte entre los funcionarios de las agencias públicas de bienestar social. Si bien la mayoría de los psiquiatras institucionales apoyaban los conceptos eugenésicos y como mínimo no discutían la esterilización, no faltó oposición. William A. White, se opuso inquebrantablemente. En un equilibrado estudio de 1913, “La Eugenesia y la Herencia en la Enfermedad Nerviosa y Mental”, White resumía las teorías existentes de la herencia. Advirtiendo la división entre los neolamarckianos y los neodarwinianos (los primeros aceptaban la herencia de los caracteres adquiridos, y los segundos la rechazaban), también distinguía entre las influencias hereditarias y las ambientales en el desarrollo del individuo. Al insistir en que el estado del conocimiento excluía el mandato estatal de esterilización, White se negaba a ratificar la legitimidad de esa práctica. Las opiniones de White representaban a pocos psiquiatras así como a otros que insistían en que la eugenesia se basaba en un extremismo no científico. La Comisión de Caridad del Estado de Illinois fue una de las pocas agencias del estado en llamar la atención sobre el extremismo de los defensores de la eugenesia, algunos de los cuales ponían en ridículo a una ciencia que merecía un mejor destino. Abraham Myerson se opuso a la esterilización porque la información disponible no justificaba su uso. No estaba convencido de que la esterilización (que describió en una ocasión como “un mero acto de poder y fuerza”) fuese la panacea. Smith Ely Jelliffe dudaba de la validez de los conceptos eugenésicos en general, también ridiculizó la proclama de los defensores de las esterilizaciones. “Tendría que considerarse algún método para prevenir las enfermedades humanas que fuese mejor que la esterilización. La esterilización del ser humano impide principalmente engendrar o concebir niños. La prevención de la enfermedad en un niño no concebido es algo casi inconcebible”. En 1934, el carácter polémico de la esterilización llevó a la Asociación Neurológica Estadounidense a designar un comité para realizar un estudio en profundidad. Myerson no era neutral: su oposición a la esterilización era un asunto de interés público. Insistía en que los neurólogos y los psiquiatras tenían la obligación de oponerse a una legislación como la defendida por Laughlin, ya que era una amenaza a la “libertad e individualismo”. Sin embargo, la oposición de Myerson no era incondicional, dado que apoyaba las “leyes de esterilización limitadas”. Después de examinar la legislación existente y la relativa falta de cumplimiento en la mayoría de los estados, el comité de la ANA resumió los argumentos empleados por los partidarios de la esterilización. Rechazó concretamente la afirmación de que la locura y la debilidad mental hubieran aumentando y llamó la atención sobre algunos factores como la distribución por edad y otras variables demográficas, que a su vez daban lugar a poblaciones institucionales más amplias. Tras un examen de la literatura existente, el comité concluyó que “había poco trabajo con validez científica sobre el tema de la herencia de las enfermedades”. Sus miembros se opusieron firmemente a la esterilización involuntaria, pero apoyaron la esterilización voluntaria para determinadas enfermedades, “con el consentimiento del paciente o sus responsables”. 

 

10) ¿Por qué Grob afirma que “el movimiento de la higiene mental no tuvo consecuencias positivas para el enfermo mental institucionalizado”?

Entre 1900 y 1940, un movimiento autoconsciente de higiene mental sustituyó a una vieja tradición prescriptiva y didáctica. El movimiento, se basaba en la unión de la ciencia y el activismo social, y reflejaba una confianza generalizada en la capacidad del ser humano para prevenir enfermedades y otros males sociales. Los higienistas mentales tampoco limitaron sus actividades al problema de las enfermedades mentales: muchos trabajaban en la educación, la psicopedagogía y la modificación del comportamiento en general. De hecho, el énfasis en la prevención creció intensamente, ya que el acceso al financiamiento fue facilitado por nuevas fundaciones filantrópicas, que cumplían un papel cada vez más significativo en la sociedad estadounidense. En 1911, se montó la Oficina de Higiene Social, respaldó el estudio de la prostitución, las enfermedades venéreas, las mujeres delincuentes y la relación entre los problemas morales y el orden público. Esta oficina sólo fue una organización entre muchas similares, que compartían en mayor o menos medida la visión utópica de una sociedad en la que la enfermedad fuese la excepción más que la regla.  Para el enfermo mental institucionalizado, el movimiento de la higiene mental tuvo consecuencias no muy positivas. El NCMH, creado originalmente para mejorar la calidad de los hospitales, asumió otros papeles. Al hacerlo, involuntariamente ignoró los intereses de un grupo incapaz de hablar por sí mismo. Tampoco hubo una oposición significativa dentro del comité a las políticas que apartaban la mirada de quienes ya eran enfermos mentales. Muchos psiquiatras acogieron un papel que parecía mejorar su identidad profesional al enfatizar la prevención más que la atención

 

EL PAPEL DE LA PSIQUIATRÍA EN LA ACTUALIDAD. MENNINGER

1) Explique el contexto de redacción y publicación del texto de W. Menninger “El papel de la psiquiatría en la actualidad”. ¿Cuáles son los debates en los que debe ser situado dicho texto?

Definir el papel de la psiquiatría en el mundo actual es a la vez un desafío y una tarea formidable. Al tratar de hacerlo, encontramos los obstáculos que impone la propia experiencia. Se trata entonces del punto de vista personal sobre el papel que la psiquiatría podría o debería cumplir. Dicha tarea se ve afectada no sólo por las limitaciones de la experiencia individual, sino que será matizada por el propio optimismo o el pesimismo, por la confianza o la falta de fe que uno tenga, tanto en la psiquiatría como en el caótico mundo actual. Quizás deberíamos limitar nuestra discusión al mundo occidental e, incluso allí, nuestro conocimiento sobre la psiquiatría es ultramicroscópico. Son muy pocos, ciertamente, los que poseen suficiente información como para plantear hipótesis sobre el papel de la psiquiatría en gran parte del mundo. Mi concepción del papel de la psiquiatría, incluso en nuestro mundo inmediato, el continente norteamericano, implica un inmenso programa. El mero intento de definirlo es inquietante debido a la responsabilidad que implica para cada uno de nosotros. Mi impresión es que muchos psiquiatras podrían verse alterados al considerar nuestras responsabilidades potenciales sobre esas extensas áreas que nos son menos conocidas o familiares. Casi todos nosotros ya estamos agobiados por una pesada carga. Cualquier carga adicional es una amenaza a nuestro equilibrio personal, más aún si esa carga requiere cambios o innovaciones. Para muchos de nosotros, es más cómodo permanecer aislados en nuestros claustros, donde podemos continuar tratando a una parte del creciente número de pacientes que se nos acercan. Pero una comparación del papel actual con el papel potencial de la psiquiatría debiera impulsarnos a reconsiderar nuestras prioridades para la inversión de nuestras muy limitadas fuerzas humanas.

 

2) ¿Por qué el texto de W. Menninger “El papel de la psiquiatría en la actualidad” puede ser considerado un texto programático? Justifique

El texto de Menninger sobre “El papel de la psiquiatría en el mundo actual”, de 1947, debe ser situado en el contexto más amplio de todos estos debates. Para una disciplina triunfante en una potencia triunfante, no puede dejar de observarse el carácter programático y la voluntad fundadora de esta alocución. Si Estados Unidos se había atribuido la misión de liderar la reconstrucción de Occidente, la psiquiatría se había atribuido el rol de liderar la reconstrucción moral de Estados Unidos, pero a partir de una visión universalista. En efecto, el sentido común de esta generación de psiquiatras reformistas que se encumbraron durante la posguerra indicaba que, para prevenir guerras futuras, había que liberar el mundo de nacionalismos, comunitarismos y creencias religiosas estériles, que dividían a los seres humanos y generaban conflictos. La paz sólo podía ser preservada a partir de la difusión de un humanismo laico, universalista y esclarecido, que estos psiquiatras, sin embargo, defendían de manera cuasi-religiosa. En todo caso, después de la debacle colectiva que la segunda guerra mundial había significado, la sociedad norteamericana era muy sensible a los balances sobre lo sucedido, tanto como a las estrategias para impedir su reproducción.

 

3) Comente la siguiente frase de Menninger: “la psiquiatría es una ciencia médica, pero también es, por necesidad, una ciencia social”

La psiquiatría es una ciencia médica, pero también es, por necesidad, una ciencia social. El psiquiatra, más que el profesional de cualquier otra disciplina médica, debe preocuparse por la situación social de sus pacientes. En ninguna otra especialidad existe la necesidad rutinaria de considerar los antecedentes ambientales, la modificación de ese medioambiente y de las relaciones personales involucradas. El psiquiatra debe entonces, necesariamente, interesarse en nuestras unidades sociales - la familia, la comunidad, el estado. En la práctica cotidiana de la psiquiatría civil, el especialista promedio raramente se orienta personalmente en esta dirección. Puede que haga recomendaciones al paciente o a su familia para impulsar determinados cambios. Ocasionalmente, con la ayuda de un trabajador social psiquiátrico, quizás instrumente cambios ambientales. Un pequeño número ha incursionado en los campos sociales de la criminología, la penología y la industria. Por otra parte, por necesidad y sin opción, la psiquiatría en el ejército tuvo que actuar, literalmente, en el campo, más que limitarse al tratamiento en el hospital o el consultorio. La situación demandó nuestros servicios en la selección, la clasificación y la asignación de personas; requirió nuestra preocupación por la moral y la toma de medidas preventivas, así como también exigió nuestro trabajo en instituciones correccionales y en criminología, tanto como en el tratamiento.

 

4) Tradicionalmente, ¿cuál había sido el rol de los psiquiatras y cuál el lugar que, en virtud de dicho rol, se otorgaba a la situación social de los pacientes? ¿A qué nuevas funciones fueron convocados los psiquiatras durante la Segunda Guerra Mundial? // 5) Según Menninger, ¿cuál era la preparación de los psiquiatras al inicio de la guerra para poder afrontar las tareas a las que fueron convocados? Desarrolle y justifique.

Como antecedente para definir el papel actual de la psiquiatría, puede que sea útil que nos confrontemos francamente con nuestra posición de 1941, cuando fuimos lanzados a la crisis mundial. A pesar de las lecciones aprendidas en la Primera Guerra Mundial y el gran incremento de conocimientos en los siguientes 25 años, estábamos tan poco preparados a comienzos de la Segunda Guerra Mundial, como lo habíamos estado en 1917. La psiquiatría se encontraba lejos de ser totalmente aceptada por las autoridades militares e incluso por muchos de nuestros médicos. No sólo carecíamos de presencia, sino que también nos faltaban planes. Sufrimos, junto con toda la medicina, el no tener voz en las altas esferas. No teníamos la capacidad política necesaria para formular políticas médicas. Hace tres años, Carecíamos de un conocimiento verificado sobre métodos de selección, de asignación, tratamientos y, por sobre todo, de prevención. Muchos de nosotros no conocíamos siquiera las funciones o las contribuciones potenciales de nuestros compañeros, los trabajadores sociales psiquiátricos y los psicólogos clínicos. Finalmente, la psiquiatría carecía completamente de aceptación y comprensión por parte del público general. Durante gran parte de la guerra luchamos en todos los frentes, contra la ignorancia, los prejuicios y las ideas erróneas. Conseguimos la atención del comando militar, y quizás en gran parte debido a las excesivas pérdidas que se produjeron en las fuerzas armadas a causa de problemas de personalidad. Fuimos convocados para explicar estas pérdidas (hombres rechazados por trastornos psi)  y para tomar prontas medidas para reducirlas. Fue la necesidad, una vez más, la que nos obligó a ir mucho más allá del papel tradicional del psiquiatra de diagnóstico y tratamiento del individuo enfermo. Para la mayoría de los que tuvimos el privilegio de la experiencia en servicio, nuestros horizontes, en cuanto a la responsabilidad de la psiquiatría, se han expandido enormemente. Resulta difícil, sino imposible, clasificar la acción humana en la guerra en términos psiquiátricos. A nivel nacional e internacional nuestras relaciones están marcadas por la tensión, la desconfianza, las suspicacias y el egoísmo. No podemos desconocer el sufrimiento físico y emocional que afecta a la mayoría de las personas en el mundo actual, aún cuando ese sufrimiento ocurra a miles de millas de nosotros. En la vida civil, el psiquiatra procura comprender y tratar reacciones anormales frente a situaciones normales. En la vida militar, procura comprender y tratar reacciones normales frente a situaciones anormales. Uno podría preguntar seriamente si la condición de nuestro mundo no coloca ahora a muchos de nosotros, constantemente, en situaciones anormales frente a las cuales estamos respondiendo con reacciones normales, aún cuando éstas son, de acuerdo a todos los criterios anteriores, patológicas. Frente a un mundo tan turbulento uno podría legítimamente preguntarse ¿qué es una reacción normal? Empecemos por la familia. Es evidente que grandes cambios están teniendo lugar en su organización y en su estructura. La tremenda cantidad de rechazos para el servicio militar y la gran cantidad de bajas psiquiátricas del ejército, nos hicieron sentir que algo debía estar radicalmente mal en las experiencias tempranas y en el desarrollo de un gran sector de la juventud norteamericana. El estado actual de la familia ha sido descrito como en crisis, y a menos que la tendencia se revierta, se ha pronosticado que la familia, tal como la conocemos, se desintegrará para el fin de siglo. Habría total acuerdo entre los psiquiatras en afirmar que el desarrollo saludable del niño depende de que las tempranas experiencias familiares provean afecto, buenos ejemplos y seguridad. Los hogares, cada vez más, no logran proveer tales condiciones. El comportamiento implicado en el crimen y la delincuencia es evidencia de inadaptación es otro punto sobre el que habría casi un total acuerdo entre los psiquiatras. Uno se ve forzado a asumir que la mayoría de nuestros ciudadanos, incluidos los psiquiatras, desconocemos totalmente las atroces condiciones en las que se encuentran nuestros penales, reformatorios y cárceles. Esto sucede a pesar de que muchos de nosotros pensamos que debería haber poca diferencia entre el hospital psiquiátrico y el reformatorio. Ambos deberían ser instituciones para el examen, tratamiento de individuos con ineptitudes comportamentales, trastornos de la personalidad, inadaptación social y mentes enfermas. Además de la delincuencia y el crimen, hay todavía otras evidencias de la inadaptación de las masas. Los usos y costumbres están cambiando. No hay duda de que las relaciones sexuales extra-maritales han aumentado significativamente. Las situaciones, actitudes y prácticas que están produciendo gran estrés e infelicidad a millones de norteamericanos. Los psiquiatras pueden limitarse al diagnóstico y tratamiento de pacientes en consultorios y hospitales, aislados de la vida de la comunidad. Pueden ignorar los problemas sociales que llevan a los pacientes a consultarlos. Algunos actúan así porque ya están sobrecargados con la cantidad de pacientes que atienden. Otros lo hacen porque se sienten impotentes para realizar cualquier cambio o no saben cómo abordar estos problemas de más largo alcance.

 

6) Según Menninger, ¿cuáles serían las lecciones que la guerra habría dado a los psiquiatras? A partir de esto, ¿cuáles son las propuestas de Menninger respecto del papel de la psiquiatría en el mundo actual?

Carecíamos de un conocimiento verificado sobre métodos de selección, de asignación, tratamientos y, por sobre todo, de prevención. Muchos de nosotros no conocíamos siquiera las funciones o las contribuciones potenciales de nuestros compañeros, los trabajadores sociales psiquiátricos y los psicólogos clínicos. Finalmente, la psiquiatría carecía completamente de aceptación y comprensión por parte del público general. Durante gran parte de la guerra luchamos en todos los frentes, contra la ignorancia, los prejuicios y las ideas erróneas.

Durante la guerra, tuvimos frecuentes ocasiones de contrastar la labor del psiquiatra en la vida civil con su labor en combate. En la vida civil, el psiquiatra procura comprender y tratar reacciones anormales frente a situaciones normales. En la vida militar, procura comprender y tratar reacciones normales frente a situaciones anormales. Uno podría preguntar seriamente si la condición de nuestro mundo no coloca ahora a muchos de nosotros, constantemente, en situaciones anormales frente a las cuales estamos respondiendo con reacciones normales, aún cuando éstas son, de acuerdo a todos los criterios anteriores, patológicas. Frente a un mundo tan turbulento uno podría legítimamente preguntarse ¿qué es una reacción normal?

Cuando analizamos la situación de la psiquiatría en la actualidad encontramos una marcada carencia de personal capacitado. Se carece de conocimiento verificado y se ha prestado mínima atención y estudio a los problemas sociales o sus soluciones posibles. Por la fuerza de las circunstancias, los psiquiatras han estado tan ocupados intentando atender pacientes, en algunas instancias meramente cuidándolos, que han tenido poco tiempo para la consideración de medidas preventivas. Son estos mismos factores los que han limitado su presencia en la práctica general de la medicina. Desafortunadamente, muchos de nosotros en las filas de la psiquiatría hemos usado unas anteojeras que nos fueron impuestas por nuestro trabajo diario. Nuestra visión ha sido restringida, y a menos que nos hayamos visto forzados a hacerlo, hemos tomado poco o ningún tiempo para considerar nuestra mayor responsabilidad por los problemas del mundo en que vivimos.

Uno de los papeles esenciales de la psiquiatría debe descansar en el campo de la prevención de la enfermedad mental. Si continuamos confinándonos sólo al tratamiento, es inconcebible que podamos alguna vez cumplir con esa obligación. Hasta que no hayamos aprendido efectivamente a prevenir la enfermedad mental no podemos empezar a cumplir con nuestra responsabilidad. La psiquiatría en la guerra se asentó sobre la base de que el tratamiento era la única área y responsabilidad que le concernía a los psiquiatras. Sin embargo, la experiencia nos enseñó que nuestra más grande contribución debería haber sido en el campo de la prevención. Esto implicaba poner la psiquiatría en el campo y convivir con los soldados, para así aprender sobre sus problemas, intentar modificar sus tensiones y desarrollar sus apoyos. Sólo ahí se podía aconsejar eficazmente a los líderes sobre los factores inmediatos que afectaban la salud mental. Parecería que la mayor oportunidad para la psiquiatría consiste en un trabajo similar en los campos de la educación académica, la salud pública, la recreación, la delincuencia y la industria.

Las lecciones extraídas de la psiquiatría preventiva en el ejército enfatizaron tres factores capitales en el mantenimiento de la salud mental. El primero, y el más importante, fue que la calidad del liderazgo era una causa de, o prevenía, la enfermedad mental. Aprendimos que el desarrollo de actitudes racionales positivas hacia el trabajo a ser realizado, es decir la motivación consciente, podía ser de gran ayuda en el trabajo. Sin lugar a dudas, una “buena” motivación era un factor importante para el mantenimiento de la salud mental y una motivación “pobre” era seguida de un incremento del número de bajas psiquiátricas. El desarrollo de una identificación con un grupo, que provocaba un sentimiento de orgullo y proporcionaba seguridad, satisfacción y una unidad de propósitos, era extremadamente importante para la salud mental. Era evidente que estas lecciones elementales que se aplicaban al mantenimiento de la salud mental individual en el ejército podían aplicarse a la familia, al grupo, a la comunidad y a la nación. Uno de los propósitos principales de la psiquiatría preventiva debería ser el constante intento de educar a los padres y a todos los líderes sobre la importancia de desarrollar personas maduras, en la línea del desafío que Brock Chisholm nos dejó en sus Conferencias William Alanson White. La psiquiatría preventiva debe preocuparse por la causa y alivio de la enfermedad mental- neurosis, psicosis, trastornos del carácter. Debe encontrar la manera de reducir los numerosos síntomas de las enfermedades sociales enumerados previamente –delincuencia, crimen, divorcio, analfabetismo, deficiencia mental. Debería preocuparse desde luego por el desempleo forzoso, los prejuicios, la discriminación, las huelgas y los accidentes.

 

7) Compare, siguiendo a Menninger, la labor del psiquiatra en la vida civil y en combate. En ese sentido, ¿qué modificaciones conduce a realizar la guerra respecto de los criterios habituales de “normalidad” y de “salud”?

Resulta difícil, sino imposible, clasificar la acción humana en la guerra en términos psiquiátricos. Tal efusión patológica de agresión y destructividad bien podría ser vista como una psicosis. Han terminado las manifestaciones francas de la matanza causada por esta clase de guerra, pero se necesitaría el máximo optimismo para considerar la presente situación del mundo como una fase de recuperación. A nivel nacional e internacional nuestras relaciones están marcadas por la tensión, la desconfianza, las suspicacias y el egoísmo. No podemos desconocer el sufrimiento físico y emocional que afecta a la mayoría de las personas en el mundo actual, aún cuando ese sufrimiento ocurra a miles de millas de nosotros. Los avances en la ciencia física - como el que representan la bomba atómica o la televisión- han progresado mucho más allá que nuestros avances en materia social, al punto que nuestra  propia existencia está peligrosamente amenazada. Hemos aprendido cómo eliminar espacio y aniquilar vidas pero todavía estamos muy retrasados en el aprendizaje de la vida en común. Durante la guerra, tuvimos frecuentes ocasiones de contrastar la labor del psiquiatra en la vida civil con su labor en combate. En la vida civil, el psiquiatra procura comprender y tratar reacciones anormales frente a situaciones normales. En la vida militar, procura comprender y tratar reacciones normales frente a situaciones anormales. Uno podría preguntar seriamente si la condición de nuestro mundo no coloca ahora a muchos de nosotros, constantemente, en situaciones anormales frente a las cuales estamos respondiendo con reacciones normales, aún cuando éstas son, de acuerdo a todos los criterios anteriores, patológicas. Frente a un mundo tan turbulento uno podría legítimamente preguntarse ¿qué es una reacción normal?

Después de la debacle colectiva que la segunda guerra mundial había significado, la sociedad norteamericana era muy sensible a los balances sobre lo sucedido, tanto como a las estrategias para impedir su reproducción. En este marco, el texto de Menninger pone varias cuestiones de manifiesto:

1) La guerra, interpretada como fenómeno patológico colectivo, había puesto en evidencia que la sociedad misma no estaba “sana”, lo cual también era observable a través de otros fenómenos que se agravaron durante la posguerra, como el delito, la degradación de la institución familiar y el alcoholismo. Este diagnóstico venía a cuestionar el carácter “natural” del concepto de adaptación, que comenzaba a ser problemático. En todo caso adaptarse a una sociedad patógena era un signo de enfermedad y no de salud. Antes de pensar en el tratamiento de los individuos, era necesario entonces tratar las “neurosis sociales”, por no decir la neurosis de la sociedad.

2) Si el mismo lazo social era fuente de enfermedad, había que “aprender” a vivir en comunidad de otra manera, corrigiendo los “malos aprendizajes” que habían desembocado en la catástrofe de la guerra y en la situación actual.

3) Este programa de reformas implicaba una clara dimensión moral, que apelaba a la responsabilidad colectiva. Al mismo tiempo, pretendía apoyarse en conocimientos especializados, de los cuales no era más que una consecuencia lógica.

4) En ese contexto, el tratamiento de la enfermedad mental exigía una dimensión psicoterapéutica interdisciplinaria, en la que una psiquiatría parcialmente “desmedicalizada” terminó confluyendo con una psicología que se tornaba cada vez más clínica

 

8) ¿Cuál es el análisis que realiza Menninger sobre la situación de la familia, la delincuencia y el sistema carcelario en la sociedad norteamericana de mediados del siglo XX?

Es evidente que grandes cambios están teniendo lugar en su organización y en su estructura. La tremenda cantidad de rechazos para el servicio militar y la gran cantidad de bajas psiquiátricas del ejército, nos hicieron sentir que algo debía estar radicalmente mal en las experiencias tempranas y en el desarrollo de un gran sector de la juventud norteamericana. El estado actual de la familia ha sido descrito como en crisis, y a menos que la tendencia se revierta, se ha pronosticado que la familia, tal como la conocemos, se desintegrará para el fin de siglo. Habría total acuerdo entre los psiquiatras en afirmar que el desarrollo saludable del niño depende de que las tempranas experiencias familiares provean afecto, buenos ejemplos y seguridad. Los hogares, cada vez más, no logran proveer tales condiciones. Estas cifras no incluyen la cantidad de millones, aún desconocida, de separaciones temporales y de ruptura de hogares que la guerra produjo en Estados Unidos y en el mundo. La institución familiar debe ser tomada seriamente como objeto de estudio por parte de aquellos que se dicen interesados en la salud mental. El comportamiento implicado en el crimen y la delincuencia es evidencia de inadaptación es otro punto sobre el que habría casi un total acuerdo entre los psiquiatras. No se ve forzado a asumir que la mayoría de nuestros ciudadanos, incluidos los psiquiatras, desconocemos totalmente las atroces condiciones en las que se encuentran nuestros penales, reformatorios y cárceles. Esto sucede a pesar de que muchos de nosotros pensamos que debería haber poca diferencia entre el hospital psiquiátrico y el reformatorio. Ambos deberían ser instituciones para el examen, tratamiento -y en algunas instancias detención permanente- de individuos con ineptitudes comportamentales, trastornos de la personalidad, inadaptación social y mentes enfermas.

 

9) ¿A qué llama Menninger “neurosis sociales”? Desarrolle y ejemplifique. ¿Qué modificaciones podría introducir esta noción a los criterios tradicionales de “normalidad” y de “salud”?

Actualmente, en EEUU, el primer lugar entre todas las neurosis sociales lo ocupa el fenómeno muy extendido de los prejuicios y la discriminación hacia las personas por su color o por su religión. Como psiquiatras no sólo somos conscientes de estos prejuicios y resentimientos, en tantos los vemos en nuestros pacientes, sino que tenemos además la oportunidad de aprender mucho acerca de su dinámica y por lo tanto de su significación. Como grupo ¿no podemos recomendar ningún paso constructivo para la reducción de este problema? Indudablemente, sabemos, como psiquiatras, del efecto que el desempleo causa sobre la salud mental. El desempleo se vuelve entonces un problema de la salud mental que afecta, siempre, a dos generaciones. Los psiquiatras han prestado poca atención a los problemas de desempleo, excepto en los casos aislados de pacientes atendidos de forma gratuita. Nuestros trabajadores sociales psiquiátricos están mucho más familiarizados con los efectos de la enfermedad mental en el grupo familiar. Ninguno de nosotros puede desconocer la infelicidad y aflicción causada por la falta de viviendas que hace imposible tener un hogar o hallar una vivienda adecuada a muchos veteranos y antiguos trabajadores de la época de la guerra. Ninguna persona razonable puede desconocer la ansiedad e inseguridad causadas por nuestras muy endebles relaciones internacionales. Uno podría preguntarse ¿qué tiene que ver todo esto con la psiquiatría? Como grupo de científicos expertos que se interesan y preocupan por la manera en que los hombres piensan, sienten y se comportan, es lógico suponer que estas enfermedades sociales deberían hallarse entre nuestras principales preocupaciones. Muchos de nosotros, constantemente, en situaciones anormales frente a las cuales estamos respondiendo con reacciones normales, aún cuando éstas son, de acuerdo a todos los criterios anteriores, patológicas. Frente a un mundo tan turbulento uno podría legítimamente preguntarse ¿qué es una reacción normal? Si se acerca el microscopio al mundo cercano al hogar encontramos evidencias de diferentes formas de inadaptación humana: a) La familia b) La delincuencia c) Las inadaptación de las masas (los usos y costumbres están cambiando) d) Las neurosis sociales.

 

10) Desarrolle el análisis que realiza Menninger de la situación de la psiquiatría y de la salud mental en los EEUU a mediados del siglo XX.

Indudablemente, sabemos, como psiquiatras, del efecto que el desempleo causa sobre la salud mental. Se estima con algún margen de variación que del 60% al 80% de las personas desempleadas manifiestan signos definitivos de enfermedad mental. En la mayoría de esos casos el padre aparece como un fracasado ante a los ojos de su esposa, sus hijos, sus amigos, su comunidad e incluso ante sí mismo. Más trágico es el efecto en los niños. El desempleo se vuelve entonces un problema de la salud mental que afecta, siempre, a dos generaciones. Los psiquiatras han prestado poca atención a los problemas de desempleo, excepto en los casos aislados de pacientes atendidos de forma gratuita. Nuestros trabajadores sociales psiquiátricos están mucho más familiarizados con los efectos de la enfermedad mental en el grupo familiar ¿No es ésta otra área en la deberíamos poder ofrecer consejos calificados, con la esperanza de que el Estado y la autoridades federales podrían llegar a prestarnos atención? Ninguno de nosotros puede desconocer la infelicidad y aflicción causada por la falta de viviendas que hace imposible tener un hogar o hallar una vivienda adecuada a muchos veteranos y antiguos trabajadores de la época de la guerra. En 1946 hemos construido 500.000 hogares pero necesitábamos 3.200.000.11 El desarreglo resultante, el hacinamiento y la fricción familiar unidos comportan un enorme costo emocional. La lista podría continuar casi indefinidamente – huelgas y sus concomitantes pérdidas económicas tanto para las familias como para la comunidad; 350.000 personas que cada año resultan incapacitadas de forma permanente a causa de accidentes; 12 nuestro sistema de chanchullos políticos y de mafias privadas, presentes en tantos estados y comunidades. Last but not least, ninguna persona razonable puede desconocer la ansiedad e inseguridad causadas por nuestras muy endebles relaciones internacionales. Uno podría preguntarse ¿qué tiene que ver todo esto con la psiquiatría? Como grupo de científicos expertos que se interesan y preocupan por la manera en que los hombres piensan, sienten y se comportan, es lógico suponer que estas enfermedades sociales deberían hallarse entre nuestras principales preocupaciones. Rodeados como estamos por estas vastas evidencias de inadaptación e infelicidad humanas, debemos examinar el papel de la psiquiatría tal como se nos presenta en este momento. ¿Qué ha hecho? ¿Qué está haciendo? ¿Cuál es su estatus en relación con el mundo? Nuevamente por necesidad debemos restringir nuestro examen a los EEUU.

 

11) ¿Cuáles son las razones por las que Menninger propone una “clarificación” de las entidades y las nomenclaturas psiquiátricas?

Adentrándonos en la inspección de nuestro propio dominio, deberíamos clarificar nuestros conceptos sobre las entidades psiquiátricas clínicas para contar así con una mejor comprensión de nuestra nomenclatura diagnóstica. No debiéramos ilusionarnos con que nuestra propia confusión no es sentida y capitalizada por nuestros confères médicos. Todo esto contribuye al malentendido sobre nuestro campo. La incapacidad para acordar sobre varios conceptos no es tan importante como el hecho de que no tenemos un conocimiento suficiente sobre el que llegar a un acuerdo. La psiquiatría ha incursionado en el abordaje de algunos de nuestros problemas sociales, no obstante, y desafortunadamente, dichas incursiones han sido muy limitadas. Aunque hace ya treinta años desde que un psiquiatra se interesó por primera vez en la higiene mental de la industria, en el presente todavía contamos con menos de una docena de trabajadores de tiempo completo en este campo. A pesar de que Healy17, White18 y Adler19 fueron pioneros en los campos de delincuencia y criminología hace cerca de cuarenta años atrás, contamos con sólo diez cortes criminales de adultos con servicio psiquiátrico y probablemente menos de cien psiquiatras ejerciendo en instituciones criminales. Se ha incrementado la presencia de asistencia psiquiátrica en cortes juveniles pero, desafortunadamente, en la gran mayoría de éstas, el servicio se limita a proporcionar diagnóstico y no tratamiento.


12) ¿Cuáles son las propuestas de Menninger respecto del rol de la psiquiatría en el mundo actual y en el futuro? ¿En qué medida sus ideas se vinculan con la conformación del movimiento de la salud mental? Desarrolle y justifique

En la Asociación Psiquiátrica Americana, APA contamos con aproximadamente 4.000 miembros de los EEUU y Canadá. Hay, quizás, mil médicos más formándose en este campo. Algo más del 60 % de este grupo está dedicando todos sus esfuerzos al tratamiento de unos 625.000 pacientes en instituciones estatales y federales. Estos médicos son responsables por los pacientes del 38 % de todas las camas de hospital en los Estados Unidos13 a un costo directo de aproximadamente $300.000.000 al año. Sin embargo, se ha estimado, con variaciones, 14 que en este momento necesitamos entre 10.000 y 14.000 psiquiatras preparados. El Dr. Paul Hawley15 señaló que podría usar todos los psiquiatras de primera línea disponibles hoy en Estados Unidos para satisfacer las necesidades actuales de la Administración de Veteranos. El Dr. Daniel Blain16 ha indicado que cuenta en este momento con alrededor de 600 profesionales trabajando en sus puestos, pero que necesita tres veces esa cantidad y que en doce años necesitará siete veces esa cantidad. Todos ellos serán requeridos para el tratamiento directo de pacientes. Muy aproximadamente, tenemos cubierta, actualmente, alrededor de una décima parte de nuestras necesidades de personal en psicología clínica y trabajo social psiquiátrico mientras que la proporción es aún menor en enfermería psiquiátrica. La psiquiatría ha dado pasos vacilantes en el área de la salud pública. En cinco estados hay sólo un psiquiatra en el departamento de salud. En otros siete existe un programa de higiene mental dependiente de un departamento o división independiente dentro del estado. En otros cinco estados, la psiquiatría forma parte del Departamento de Bienestar Público. Sin embargo, debe reconocerse que en ninguno de ellos la psiquiatría ha logrado grandes avances. En muy pocos de ellos existen esfuerzos directos tendientes a la prevención de la enfermedad mental. Cerca de dos tercios de nuestros estados no tienen otro programa psiquiátrico que el de los hospitales estatales. Debemos afrontar francamente nuestra responsabilidad de grupo por la práctica psiquiátrica en los hospitales estatales. Desde mi punto de vista, el reciente develamiento de la situación en algunos de ellos ha sido muy valioso. Desearía que tales descubrimientos continuasen insistentemente hasta el momento en que se despierte la conciencia pública. Pero, desde la psiquiatría, no podemos permanecer indiferentes o pasivos pues no somos inocentes frente a esta situación. Estamos enfrentados a la paradoja de que en muchos estados hay excelentes departamentos psiquiátricos en la universidad. Cada pocas millas se encuentra un hospital estatal que puede proporcionar tan sólo un médico para 300 ó 400 pacientes, quizá no cuente con enfermeros graduados y probablemente con ningún trabajador social psiquiátrico o psicólogo clínico. Hasta hace poco tiempo estas instituciones personificaban la psiquiatría en EEUU. Son todavía el cuerpo de nuestra especialidad a los ojos del público ¿Cómo puede el público respetarnos y tenernos confianza cuando nos mantenemos silenciosos frente a estas condiciones? La psiquiatría ha incursionado algo en el campo de la educación académica. Esto no se debe tanto a que los psiquiatras hayan tomado la iniciativa en esta dirección sino a que algunos educadores inteligentes han buscado la ayuda de la higiene mental. Es alentador ver el creciente número de universidades y secundarios donde el servicio de consulta de higiene mental está disponible. Existe un número creciente de universidades y escuelas que proporcionan cursos de higiene mental a sus alumnos. Sin embargo, el número de instituciones con tal servicio todavía representa una pequeña minoría sobre el total. Cuando analizamos la situación de la psiquiatría en la actualidad encontramos una marcada carencia de personal capacitado. Se carece de conocimiento verificado y se ha prestado mínima atención y estudio a los problemas sociales o sus soluciones posibles. Por la fuerza de las circunstancias, los psiquiatras han estado tan ocupados intentando atender pacientes, en algunas instancias meramente cuidándolos, que han tenido poco tiempo para la consideración de medidas preventivas. Son estos mismos factores los que han limitado su presencia en la práctica general de la medicina. Desafortunadamente, muchos de nosotros en las filas de la psiquiatría hemos usado unas anteojeras que nos fueron impuestas por nuestro trabajo diario. Nuestra visión ha sido restringida, y a menos que nos hayamos visto forzados a hacerlo, hemos tomado poco o ningún tiempo para considerar nuestra mayor  responsabilidad por los problemas del mundo en que vivimos. Como ya he dicho, cualquiera que pretenda definir el papel de la psiquiatría en el mundo de hoy, sólo puede hacerlo en términos de las limitaciones de su punto de vista. También he señalado que la psiquiatría organizada tiene la responsabilidad de delinear sus metas. Esto sólo podría suceder si muchos de nosotros tenemos la voluntad de materializar nuestros propios pensamientos en esta dirección. Cualquiera sea el valor que puedan tener, deseo subrayar mis opiniones sobre el papel que la psiquiatría debería jugar en el mundo. Nuestra necesidad mayor e inmediata es la de personal entrenado- psiquiatras, psicólogos clínicos, trabajadores sociales psiquiátricos y enfermeros psiquiátricos. No hay contribución más grande ni más importante para cualquiera de nuestros miembros que comprometerse en la capacitación del personal. Debemos reconocer que este trabajo de formación se acerca al de una responsabilidad sagrada. Si esperamos contar con psiquiatras que sean competentes para manejar los problemas cada vez más complejos que enfrentamos, necesitan una preparación intensiva, integrada y bien planeada. Por experiencia personal, sé que hay varias de las así llamadas “residencias”, muchas de las cuales se hallan en la “lista aprobada”, que proporcionan poca preparación, no más que aquella que un hombre puede proporcionarse por sus propios medios. Una buena capacitación debe asentarse sobre una  base amplia. Además del conocimiento sobre la estructura y funcionamiento de la personalidad, debería proveer al psiquiatra de conocimiento sobre sus colegas en el trabajo social, la psicología, la enfermería, la terapia ocupacional, y cómo usar las habilidades de sus colegas. Debería proporcionar alguna información relativa a las relaciones de la psiquiatría con nuestro mundo –religión, política, literatura, arte. Debería, ciertamente, introducir al estudiante en los problemas y cuestiones sociales del momento. La necesidad de capacitar al personal tiene la mayor prioridad en la psiquiatría, en este momento. Próxima a la de personal, hay una necesidad primordial de una profunda ampliación de nuestro cuerpo de conocimientos verificados. Conocemos muy poco sobre la personalidad “normal”, acerca de por qué es o no es normal. No podemos definir adecuadamente una psiconeurosis. Tenemos datos mínimos sobre por qué un conjunto de órganos es preferentemente escogido sobre otro en el desarrollo de una reacción neurótica. Tenemos sólo un conocimiento vago de la causa de la esquizofrenia. Si nos vamos a dedicar a los problemas sociales, cada una de las avenidas que conduzca a cualquiera de ellos debería ser considerada como una investigación. La investigación, como la enseñanza, es un trabajo especializado que requiere habilidades inusuales y una larga preparación. En el presente contamos, en todo el campo de la psiquiatría, con un número lastimosamente pequeño de investigadores de tiempo completo. Los psiquiatras tendrán siempre la mayor responsabilidad en el tratamiento de la enfermedad mental. Existen varias áreas en este campo que necesitan ser considerablemente perfeccionadas mediante el desarrollo de métodos de tratamiento más cortos y más efectivos. Necesitamos reflexionar, junto con los psicólogos clínicos y los trabajadores sociales psiquiátricos, sobre su contribución a la psicoterapia y luego proporcionarles la preparación adecuada. Necesitamos desarrollar mucho más extensamente de lo que lo hemos hecho hasta la fecha, nuestro entorno de tratamiento dentro del hospital. En términos generales, todavía carecemos de especificidad en nuestras prescripciones respecto de empleo, educación, recreación, industria; y sobre todas las variedades en la lectura, el arte, la música, la horticultura y muchas otras actividades. La mayoría de nosotros tenemos sólo un conocimiento exiguo sobre lecturas terapéuticas, entrenamiento del habla y las aplicaciones de los principios psiquiátricos en la rehabilitación física. En esta área de tratamiento, la psiquiatría comparte con toda la medicina la crisis actual, y quizás recurrente, para proporcionar el mejor cuidado médico a los veteranos. Bajo las órdenes de los generales Bradley20 y Hawley21, un sistema destacable de tratamiento, del más alto nivel, ha sido organizado en la Administración de Veteranos. Junto con las medidas económicas actuales del Congreso, este servicio médico ha sufrido y enfrenta una potencial regresión al estado de la preguerra. Las reducciones en asignaciones y personal, frente a una cantidad creciente de pacientes, disminuirán inevitablemente la moral, perjudicarán el servicio y provocarán renuncias de los médicos y del personal profesional afín. Es imprescindible que los psiquiatras junto con todos los genuinos amigos de los veteranos discapacitados señalemos, inmediatamente, al público y al Congreso, los resultados de tales recortes en las asignaciones. Si el Congreso desea proporcionar sólo un cuidado médico mediocre, es su decisión. Sin embargo, desde la medicina, debemos dejar en claro que la reducción del financiamiento, del personal, de los especialistas, de los programas de enseñanza y de los viajes para los supervisores, reducirán drásticamente los beneficios que han sido previstos para los veteranos enfermos. Como un paso adelante para satisfacer la gran necesidad de tratamiento, debemos priorizar la integración de la psiquiatría con el resto de la medicina, particularmente en la currícula de la escuela de medicina. Es nuestra entera responsabilidad recomendar y dirigir cómo debe ser enseñada la psiquiatría. También es nuestra responsabilidad que los principios psiquiátricos impregnen la enseñanza de toda la medicina y que un cuerpo útil de conocimiento esté a disposición de todos los médicos.  Uno de los papeles esenciales de la psiquiatría debe descansar en el campo de la prevención de la enfermedad mental. Si continuamos confinándonos sólo al tratamiento, es inconcebible que podamos alguna vez cumplir con esa obligación. Hasta que no hayamos aprendido efectivamente a prevenir la enfermedad mental no podemos empezar a cumplir con nuestra responsabilidad. La psiquiatría en la guerra se asentó sobre la base de que el tratamiento era la única área y responsabilidad que le concernía a los psiquiatras. Sin embargo, la experiencia nos enseñó que nuestra más grande contribución debería haber sido en el campo de la prevención. Esto implicaba poner la psiquiatría en el campo y convivir con los soldados, para así aprender sobre sus problemas, intentar modificar sus tensiones y desarrollar sus apoyos. Sólo ahí se podía aconsejar eficazmente a los líderes sobre los factores inmediatos que afectaban la salud mental. Parecería que la mayor oportunidad para la psiquiatría consiste en un trabajo similar en los campos de la educación académica, la salud pública, la recreación, la delincuencia y la industria. Las lecciones extraídas de la psiquiatría preventiva en el ejército enfatizaron tres factores capitales en el mantenimiento de la salud mental. El primero, y el más importante, fue que la calidad del liderazgo era una causa de, o prevenía, la enfermedad mental. Aprendimos que el desarrollo de actitudes racionales positivas hacia el trabajo a ser realizado, es decir la motivación consciente, podía ser de gran ayuda en el trabajo. Sin lugar a dudas, una “buena” motivación era un factor importante para el mantenimiento de la salud mental y una motivación “pobre” era seguida de un incremento del número de bajas psiquiátricas. El desarrollo de una identificación con un grupo, que provocaba un sentimiento de orgullo y proporcionaba seguridad, satisfacción y una unidad de propósitos, era extremadamente importante para la salud mental. Era evidente que estas lecciones elementales que se aplicaban al mantenimiento de la salud mental individual en el ejército podían aplicarse a la familia, al grupo, a la comunidad y a la nación. Uno de los propósitos principales de la psiquiatría preventiva debería ser el constante intento de educar a los padres y a todos los líderes sobre la importancia de desarrollar personas maduras, en la línea del desafío que Brock Chisholm22 nos dejó en sus Conferencias William Alanson White. La psiquiatría preventiva debe preocuparse por la causa y alivio de la enfermedad mental- neurosis, psicosis, trastornos del carácter. Debe encontrar la manera de reducir los numerosos síntomas de las enfermedades sociales enumerados previamente –delincuencia, crimen, divorcio, analfabetismo, deficiencia mental. Debería preocuparse desde luego por el desempleo forzoso, los prejuicios, la discriminación, las huelgas y los accidentes.  Uno de los papeles esenciales de la psiquiatría debe descansar en el campo de la prevención de la enfermedad mental. Si continuamos confinándonos sólo al tratamiento, es inconcebible que podamos alguna vez cumplir con esa obligación. Hasta que no hayamos aprendido efectivamente a prevenir la enfermedad mental no podemos empezar a cumplir con nuestra responsabilidad. La psiquiatría en la guerra se asentó sobre la base de que el tratamiento era la única área y responsabilidad que le concernía a los psiquiatras. Sin embargo, la experiencia nos enseñó que nuestra más grande contribución debería haber sido en el campo de la prevención. Esto implicaba poner la psiquiatría en el campo y convivir con los soldados, para así aprender sobre sus problemas, intentar modificar sus tensiones y desarrollar sus apoyos. Sólo ahí se podía aconsejar eficazmente a los líderes sobre los factores inmediatos que afectaban la salud mental. Parecería que la mayor oportunidad para la psiquiatría consiste en un trabajo similar en los campos de la educación académica, la salud pública, la recreación, la delincuencia y la industria. Las lecciones extraídas de la psiquiatría preventiva en el ejército enfatizaron tres factores capitales en el mantenimiento de la salud mental. El primero, y el más importante, fue que la calidad del liderazgo era una causa de, o prevenía, la enfermedad mental. Aprendimos que el desarrollo de actitudes racionales positivas hacia el trabajo a ser realizado, es decir la motivación consciente, podía ser de gran ayuda en el trabajo. Sin lugar a dudas, una “buena” motivación era un factor importante para el mantenimiento de la salud mental y una motivación “pobre” era seguida de un incremento del número de bajas psiquiátricas. El desarrollo de una identificación con un grupo, que provocaba un sentimiento de orgullo y proporcionaba seguridad, satisfacción y una unidad de propósitos, era extremadamente importante para la salud mental. Era evidente que estas lecciones elementales que se aplicaban al mantenimiento de la salud mental individual en el ejército podían aplicarse a la familia, al grupo, a la comunidad y a la nación. Uno de los propósitos principales de la psiquiatría preventiva debería ser el constante intento de educar a los padres y a todos los líderes sobre la importancia de desarrollar personas maduras, en la línea del desafío que Brock Chisholm22 nos dejó en sus Conferencias William Alanson White. La psiquiatría preventiva debe preocuparse por la causa y alivio de la enfermedad mental- neurosis, psicosis, trastornos del carácter. Debe encontrar la manera de reducir los numerosos síntomas de las enfermedades sociales enumerados previamente –delincuencia, crimen, divorcio, analfabetismo, deficiencia mental. Debería preocuparse desde luego por el desempleo forzoso, los prejuicios, la discriminación, las huelgas y los accidentes.

 

13) Según Menninger, ¿en qué sentido debería modificarse la formación en psiquiatría? ¿Cómo se vinculan esos cambios con sus propuestas sobre el papel de los psiquiatras en la sociedad?

También he señalado que la psiquiatría organizada tiene la responsabilidad de delinear sus metas. Esto sólo podría suceder si muchos de nosotros tenemos la voluntad de materializar nuestros propios pensamientos en esta dirección. Cualquiera sea el valor que puedan tener, deseo subrayar mis opiniones sobre el papel que la psiquiatría debería jugar en el mundo. Nuestra necesidad mayor e inmediata es la de personal entrenado- psiquiatras, psicólogos clínicos, trabajadores sociales psiquiátricos y enfermeros psiquiátricos. No hay contribución más grande ni más importante para cualquiera de nuestros miembros que comprometerse en la capacitación del personal. Debemos reconocer que este trabajo de formación se acerca al de una responsabilidad sagrada. Si esperamos contar con psiquiatras que sean competentes para manejar los problemas cada vez más complejos que enfrentamos, necesitan una preparación intensiva, integrada y bien planeada. Por experiencia personal, sé que hay varias de las así llamadas “residencias”, muchas de las cuales se hayan en la “lista aprobada”, que proporcionan poca preparación, no más que aquella que un hombre puede proporcionarse por sus propios medios. Una buena capacitación debe asentarse sobre una base amplia. Además del conocimiento sobre la estructura y funcionamiento de la personalidad, debería proveer al psiquiatra de conocimiento sobre sus colegas en el trabajo social, la psicología, la enfermería, la terapia ocupacional, y cómo usar las habilidades de sus colegas. Debería proporcionar alguna información relativa a las relaciones de la psiquiatría con nuestro mundo –religión, política, literatura, arte. Debería, ciertamente, introducir al estudiante en los problemas y cuestiones sociales del momento. La necesidad de capacitar al personal tiene la mayor prioridad en la psiquiatría, en este momento. Próxima a la de personal, hay una necesidad primordial de una profunda ampliación de nuestro cuerpo de conocimientos verificados. Conocemos muy poco sobre la personalidad “normal”, acerca de por qué es o no es normal. No podemos definir adecuadamente una psiconeurosis. Tenemos datos mínimos sobre por qué un conjunto de órganos es preferentemente escogido sobre otro en el desarrollo de una reacción neurótica. Tenemos sólo un conocimiento vago de la causa de la esquizofrenia. Si nos vamos a dedicar a los problemas sociales, cada una de las avenidas que conduzca a cualquiera de ellos debería ser considerada como una investigación. La investigación, como la enseñanza, es un trabajo especializado que requiere habilidades inusuales y una larga preparación. En el presente contamos, en todo el campo de la psiquiatría, con un número lastimosamente pequeño de investigadores de tiempo completo. Los psiquiatras tendrán siempre la mayor responsabilidad en el tratamiento de la enfermedad mental. Existen varias áreas en este campo que necesitan ser considerablemente perfeccionadas mediante el desarrollo de métodos de tratamiento más cortos y más efectivos. Necesitamos reflexionar, junto con los psicólogos clínicos y los trabajadores sociales psiquiátricos, sobre su contribución a la psicoterapia y luego proporcionarles la preparación adecuada. Necesitamos desarrollar mucho más extensamente de lo que lo hemos hecho hasta la fecha, nuestro entorno de tratamiento dentro del hospital. En términos generales, todavía carecemos de especificidad en nuestras prescripciones respecto de empleo, educación, recreación, industria; y sobre todas las variedades en la lectura, el arte, la música, la horticultura y muchas otras actividades. La mayoría de nosotros tenemos sólo un conocimiento exiguo sobre lecturas terapéuticas, entrenamiento del habla y las aplicaciones de los principios psiquiátricos en la rehabilitación física.

 

14) ¿Cuál es la posición de Menninger respecto de la interdisciplina y la formación de líderes? Encuadre su respuesta en las características generales del movimiento de salud mental.   

Como un paso adelante para satisfacer la gran necesidad de tratamiento, debemos priorizar la integración de la psiquiatría con el resto de la medicina, particularmente en la currícula de la escuela de medicina. Es nuestra entera responsabilidad recomendar y dirigir cómo debe ser enseñada la psiquiatría. También es nuestra responsabilidad que los principios psiquiátricos impregnen la enseñanza de toda la medicina y que un cuerpo útil de conocimiento esté a disposición de todos los médicos.  Uno de los papeles esenciales de la psiquiatría debe descansar en el campo de la prevención de la enfermedad mental. Si continuamos confinándonos sólo al tratamiento, es inconcebible que podamos alguna vez cumplir con esa obligación. Hasta que no hayamos aprendido efectivamente a prevenir la enfermedad mental no podemos empezar a cumplir con nuestra responsabilidad. La psiquiatría en la guerra se asentó sobre la base de que el tratamiento era la única área y responsabilidad que le concernía a los psiquiatras. Sin embargo, la experiencia nos enseñó que nuestra más grande contribución debería haber sido en el campo de la prevención. Esto implicaba poner la psiquiatría en el campo y convivir con los soldados, para así aprender sobre sus problemas, intentar modificar sus tensiones y desarrollar sus apoyos. Sólo ahí se podía aconsejar eficazmente a los líderes sobre los factores inmediatos que afectaban la salud mental. Parecería que la mayor oportunidad para la psiquiatría consiste en un trabajo similar en los campos de la educación académica, la salud pública, la recreación, la delincuencia y la industria. Las lecciones extraídas de la psiquiatría preventiva en el ejército enfatizaron tres factores capitales en el mantenimiento de la salud mental. El primero, y el más importante, fue que la calidad del liderazgo era una causa de, o prevenía, la enfermedad mental. Aprendimos que el desarrollo de actitudes racionales positivas hacia el trabajo a ser realizado, es decir la motivación consciente, podía ser de gran ayuda en el trabajo. Sin lugar a dudas, una “buena” motivación era un factor importante para el mantenimiento de la salud mental y una motivación “pobre” era seguida de un incremento del número de bajas psiquiátricas. El desarrollo de una identificación con un grupo, que provocaba un sentimiento de orgullo y proporcionaba seguridad, satisfacción y una unidad de propósitos, era extremadamente importante para la salud mental. Era evidente que estas lecciones elementales que se aplicaban al mantenimiento de la salud mental individual en el ejército podían aplicarse a la familia, al grupo, a la comunidad y a la nación. Uno de los propósitos principales de la psiquiatría preventiva debería ser el constante intento de educar a los padres y a todos los líderes sobre la importancia de desarrollar personas maduras, en la línea del desafío que Brock Chisholm nos dejó en sus Conferencias William Alanson White. La psiquiatría preventiva debe preocuparse por la causa y alivio de la enfermedad mental- neurosis, psicosis, trastornos del carácter. Debe encontrar la manera de reducir los numerosos síntomas de las enfermedades sociales enumerados previamente. Debería preocuparse desde luego por el desempleo forzoso, los prejuicios, la discriminación, las huelgas y los accidentes.  La psiquiatría en Estados Unidos debe internacionalizarse en sus intereses y trabajar con psiquiatras del exterior. Algunos años atrás fue creada una organización internacional de higiene mental y están en pie los planes para reactivarla. La Asociación Psicoanalítica Americana siempre ha sido parte de la Asociación Psicoanalítica Internacional. Con la creciente necesidad actual de un punto de vista mundial, deberíamos jugar un papel vital en cualquier esfuerzo internacional de la psiquiatría, tanto a través del Comité de Salud de las Naciones Unidas como de una organización psiquiátrica internacional.

 

LA PSIQUIATRÍA INGLESA Y LA GUERRA. LACAN

1) Desarrolle el contexto histórico en el que tuvo lugar la conferencia “La psiquiatría inglesa y la guerra”, dictada por Jacques Lacan en 1946 ante el grupo de psiquiatras nucleados en torno a la revista l’Évolution psychiatrique

El texto sobre “La psiquiatría inglesa y la guerra”, publicado en 1947, reproduce una conferencia que Jacques Lacan pronunció en 1946, ante el grupo de psiquiatras nucleados en torno de la revista l’Evolution psychiatrique, sobre su viaje a Inglaterra entre agosto y octubre de 1945. El texto muestra bien que Lacan fue seducido, al menos durante un tiempo, por los discursos anglo-norteamericanos vinculados con la salud mental, cuya génesis hemos estudiado más arriba. Sin embargo, es necesario precisar el contexto en el cual esta conferencia fue posible. En primer lugar, la recepción francesa de estos discursos implicaba una cierta dosis de admiración por un conjunto de disciplinas que habían sabido ganarse un lugar de privilegio justamente en aquellos países que habían “liberado” a Francia. Los franceses se veían como un pueblo débil, que casi no había opuesto resistencia al invasor alemán y que, más aún, jamás hubiera podido liberarse de él sin ayuda externa. De ahí que Lacan subrayara continuamente el valor ejemplar de las experiencias inglesas y que las analizara en términos de moral, valor, virilidad, etc. En esa época, además, comenzaba a implementarse el plan Marshall, con lo que los artífices de la liberación militar (Estados Unidos e Inglaterra) eran en parte los mismos responsables de la reconstrucción económica. En ese marco, aunque más no fuera por un período muy breve, los intelectuales franceses fueron muy receptivos a las ideas que venían del otro lado del Atlántico o del otro lado de La Mancha. Durante la guerra, según hemos visto, la psicología clínica y la psicología aplicada en general se habían ganado un lugar de privilegio como herramientas de máxima eficacia. Lacan se asombraba entonces de las novedades técnicas incorporadas por la psiquiatría inglesa; y se complacía en mostrar a sus colegas psiquiatras hasta qué punto la utilización de “una ciencia psicológica aún muy joven” –en el seno de la cual incluía el psicoanálisis operatorio, los test proyectivos, las psicoterapias de grupo y el psicodrama moreniano– había servido para “constituir desde la nada un ejército de escala nacional”. Esta “ciencia psicológica” había contribuido, entre otras cosas, a la selección e instrucción de los soldados y oficiales, a la democratización de las relaciones jerárquicas, a la instauración de un nuevo tipo de disciplina y, finalmente, a la reinserción de los prisioneros de guerra y los combatientes de ultramar en la vida civil. La admiración de Lacan era tan grande que encontraba allí “la impresión del milagro de los primeros pasos freudianos”.  Pero Lacan, quien se revelaba como un observador agudo, hacía referencia a experiencias múltiples, que sería bueno desglosar.  

1) En primer lugar, se refería al libro de John Rowling Rees, The Shaping of Psychiatry by War, publicado en Nueva York, en 1945, que remitía a su experiencia como consultor del ejército británico. Pero Rees había llegado a ese puesto como resultado de su participación en la famosa Clínica Tavistock (llamada en realidad Tavistock Institute of Medical Psychology), de la que había sido director. Esa clínica, fundada en 1920, ya había tenido un importante papel en la investigación de las neurosis de guerra luego de la primera confrontación mundial. En 1946, Rees estuvo también entre los fundadores del Tavistock Institute of Human Relations, que contaría con el financiamiento de la Fundación Rockefeller. Además de publicar la revista Human Relations, en ese instituto se darían cita numerosos psicoanalistas, como Elliot Jacques y Wilfred Bion, quienes contribuirían a la conformación de una cierta psicología social de inspiración psicoanalítica, aplicable al nuevo ámbito de las “relaciones humanas”. 

2) Lacan también hacía alusión a Kurt Lewin, cuya filiación es mucho más compleja de lo que se cree. Lewin fue reconocido como uno de los fundadores de la psicología social moderna, a partir de la obra de sus últimos años. Después de emigrar a los Estados Unidos, en 1933, en 1944 ingresó al Massachusetts Institute of Tecnology (MIT), donde fundó un Centro de Investigación para la Dinámica de Grupos (Research Center for Group Dynamics). Allí se ocupó de explorar las consecuencias, para el funcionamiento grupal, de sus teorías sobre el “campo psicológico” y la “investigación- acción”, antes de morir en 1947. Sin embargo, antes de llegar a Estados Unidos, además de haberse formado en las ideas de la Gestalttheorie, Lewin había sido un miembro tardío de la Escuela de Frankfurt, razón por la cual tenía una formación marxista, al igual que Erich Fromm, Theodor Adorno y Herbert Marcuse. Su concepción de la dinámica de grupos y de la evolución en espiral, por ejemplo, estaban marcadas por el materialismo dialéctico.

3) Lacan explicaba detalladamente el origen de los denominados Northfield experiments. Esos “experimentos” tuvieron lugar en el hospital militar de Northfield, cerca de Birmingham. La primera experiencia se desarrolló durante el invierno de 1942-1943, en dos salas bajo la dirección de Wilfred Bion y John Rickman. La segunda, más larga (que Lacan no alcanza a comentar), se extendió hasta 1946, incluyendo a Sigmund Foulkes, Tom Main y Harold Bridger. Ambas experiencias, con distintos matices, a partir de un enfoque psicoanalítico, ponían el acento en la psicoterapia de grupos y en las virtudes terapéuticas de la vida comunitaria, subrayando las ventajas –para mejorar la moral de la tropa y fomentar el espíritu de grupo– del manejo concienzudo, por parte del animador, de las “identificaciones horizontales y verticales” y de las transferencias grupales. Por otra parte, y Lacan lo destacaba, quedaban de manifiesto los efectos de responsabilización que sólo podían producirse en un contexto no coercitivo, incluso con aquéllos que, según los métodos tradicionales, habían sido considerados como ineptos.  En esa época, en Estados Unidos, ya había varios métodos de psicoterapia grupal. De hecho, la American Association of Group Psychotherapy había sido fundada en 1943. Sin embargo, se trataba de psicoterapias que no se emparentaban con las ideas analíticas. Por ello, un grupo de psiquiatras de la clínica Menninger, que visitaron Northfield en 1944, quedaron tan impresionados por la experiencia que en 1946 terminaron dedicándole un número entero de la revista de la clínica. Queda claro, entonces, que los discursos sobre la salud mental producidos en Inglaterra y Estados Unidos estaban íntimamente relacionados.

 

2) Compare los términos utilizados por Lacan para referirse a “la colectividad de los franceses” y a la “victoria de Inglaterra”

La guerra me había dejado un vivo sentimiento de irrealidad bajo el que la colectividad de los franceses la había vivido de principio a fin. No me refiero aquí a esas ideologías foráneas que nos habían mecido con fantasmagorías sobre nuestra grandeza, parientes de los desvaríos seniles, sea del delirio agónico o de las tabulaciones compensatorias propias de la infancia. Quiero más bien referirme al desconocimiento sistemático del mundo en cada uno, esos refugios imaginarios en que, como psicoanalista, solo podía identificar para el grupo, presa entonces de una disolución verdaderamente terrorífica de su estatuto moral, esas mismas modalidades de defensa que el individuo utiliza en la neurosis contra su angustia, y con un éxito no menos ambiguo, también paradójicamente eficaz, y que sella del mismo modo, ¡ay!, un destino que se transmite a las generaciones sucesivas. Pensaba, pues, salir del círculo de este encantamiento mortífero para entrar en otro reino: allí donde, después del rechazo crucial de un compromiso que hubiera sido la derrota, se había podido, sin perder el dominio a través de las peores pruebas, conducir la lucha hasta el triunfo final, que ahora hacía ver a las naciones que la enorme ola que habían visto casi tragárselas, no había sido sólo una ilusión de la historia, y de ésas que se rompen tan pronto. Mi espera de otros aires no fue decepcionada desde el principio hasta el final de mi estancia, que duró cinco semanas. Y es en forma de evidencia psicológica que toqué esta verdad: la victoria de Inglaterra es de una fuerza moral, —quiero decir que la intrepidez de su pueblo reside en una relación verídica con respecto a lo real, que su ideología utilitarista no facilita su comprensión, que especialmente el término de adaptación traiciona totalmente, y por lo cual también la bella palabra "realismo" nos está interdicta a causa del uso infamante con el que los "clérigos de la Traición" han envilecido su virtud, por una profanación del verbo que durante mucho tiempo priva a los hombres de los valores ofendidos.

 

3) Lacan afirma que “hay que centrar el campo de lo que han realizado los psiquiatras en Inglaterra, por la guerra y para ella” y hace mención al libro del Gral. Rees The Shaping of Psychiatry by War (1945). ¿Qué cuestiones destaca en ese libro? ¿Cuál es su opinión sobre la utilidad de los “conceptos y de las modalidades operatorias del psicoanálisis”? ¿Qué dice sobre la psicología de grupos? // 4) Según Lacan, ¿cuál fue la importancia de la ciencia psicológica en la tarea de “constituir en su totalidad –durante la guerra– un ejercito a escala nacional” en un país como Inglaterra?

Respuesta Vezzetti a la 3. Lacan se refería al libro de John Rowling Rees, The Shaping of Psychiatry by War, publicado en Nueva York, en 1945, que remitía a su experiencia como consultor del ejército británico. Pero Rees había llegado a ese puesto como resultado de su participación en la famosa Clínica Tavistock (llamada en realidad Tavistock Institute of Medical Psychology), de la que había sido director. Esa clínica, fundada en 1920, ya había tenido un importante papel en la investigación de las neurosis de guerra luego de la primera confrontación mundial. En 1946, Rees estuvo también entre los fundadores del Tavistock Institute of Human Relations, que contaría con el financiamiento de la Fundación Rockefeller. Además de publicar la revista Human Relations, en ese instituto se darían cita numerosos psicoanalistas, como Elliot Jacques y Wilfred Bion, quienes contribuirían a la conformación de una cierta psicología social de inspiración psicoanalítica, aplicable al nuevo ámbito de las “relaciones humanas”.

Respuesta Lacan a la 3 y 4. Hay que centrar el campo de lo que han realizado los psiquiatras en Inglaterra, por la guerra y para ella, del uso que han hecho de su ciencia en singular y de sus técnicas en plural y de lo que, tanto la una como las otras, han recibido de esta experiencia. Tal es, en efecto, el sentido del título del libro del brigadier general Rees, al que nos referiremos sin cesar: The Shaping of Psychiatry by the War. Está claro que a partir del principio de la movilización total de las fuerzas de la nación que exige la guerra moderna, el problema de los efectivos depende de la escala de la población, razón por la cual, en un grupo reducido como el de la Inglaterra metropolitana, todos, hombres y mujeres, tuvieron que ser movilizados. Pero todo esto se duplica con el problema de la eficacia que requiere tanto un empleo riguroso de cada individuo como la mejor circulación de las concepciones más audaces de los responsables hasta el último de los ejecutores. Un problema en el que una racionalización psicológica tendrá siempre algo más que decir, pero al que las calificaciones en tiempos de paz, la alta educación política de los ingleses y una propaganda ya experta podían bastar. Muy otro era el problema que se planteaba: constituir en su totalidad un ejército a escala nacional, del tipo de los ejércitos continentales, en un país que sólo tenía un pequeño ejército profesional, por haberse opuesto obstinadamente al reclutamiento hasta la víspera del conflicto. Es preciso considerar en toda su relevancia el hecho de que se recurriera, para producir lo que se puede llamar la creación sintética de un ejército, a una ciencia psicológica todavía joven, cuando esta ciencia apenas acababa de poner al día, a la luz del pensamiento racional, la noción de tal cuerpo como grupo social con una estructura original. En efecto, es en los escritos de Freud donde los problemas del mando y el problema de la moral acababan de ser formulados, por primera vez, en los términos científicos de la relación de identificación, es decir todo ese encantamiento destinado a reabsorber totalmente las angustias y los miedos de cada uno en una solidaridad del grupo en la vida y en la muerte, cuyo monopolio lo tenían hasta entonces los practicantes del arte militar. Conquista de la razón que viene a integrar la tradición misma, aligerándola y elevándola a una segunda potencia. Cuando la guerra estalló, en septiembre, Inglaterra sólo disponía de una docena de especialistas a las órdenes de Rees en Londres; se agregaron dos consultantes al cuerpo expedicionario en Francia dos en India. En 1940, en los hospitales afluyeron casos bajo la rúbrica de inadaptación, delincuencias diversas, reacciones psiconeuróticas, y fue bajo la presión de esta urgencia como, utilizando cerca de 250 psiquiatras integrados por el reclutamiento, fue organizada la acción cuya amplitud y flexibilidad vamos a mostrar. Un espíritu animador les había precedido: el coronel Hargreaves, poniendo a punto un primer ensayo de tests eliminatorios adaptados de los tests de Spearman, de los cuales ya se había partido, en Canadá, para dar forma al test de Penrose-Raven.

 

5) ¿Cómo presenta Lacan la tarea de “selección” llevada a cabo por los psiquiatras ingleses para la conformación del ejército de su país? En su respuesta, atienda al problema de los “dullards”, a las nociones de identificaciones horizontales y de factores de personalidad y a los efectos que, según Lacan, habrían tenido las tareas de selección en las unidades militares.

El sistema que se adoptará es el llamado PULHEMS, ya experimentado en el ejército canadiense, en el cual una escala graduada de 1 a 5 está referida a cada una de las siete letras simbólicas que representan respectivamente a la capacidad física general, a las funciones de los miembros superiores (Upper Limbs), inferiores (Lower Limbs), a la audición (Hear), a la vista (Eyes), a la capacidad mental (es decir, a la inteligencia), en fin, a la estabilidad afectiva, de los que dos grados de siete son de orden psicológico.

Se hace una primera selección sobre los reclutas, que separa el decil inferior. Esta selección, subrayémoslo, no apunta a las cualidades críticas y técnicas que requiere la prevalencia de las funciones de transmisión en la guerra moderna, no menos que la subordinación del grupo de combate al servicio de las armas que no son ya instrumentos, sino máquinas. Lo que se trata de obtener en la tropa es una cierta homogeneidad, considerada como factor esencial de su moral. En efecto, todo déficit físico o intelectual asume para el sujeto dentro del grupo un alcance afectivo en función del proceso de identificación horizontal que el trabajo de Freud, antes evocado, quizás sugiere, pero que descuida en provecho, si se puede decir así, de la identificación vertical con el jefe. Rezagados en la instrucción, asolados por el sentimiento de su inferioridad, inadaptados y fácilmente delincuentes, menos aún por falta de comprensión que a causa de impulsos de orden compensatorio, terrenos abonados para los raptos depresivos o ansiosos, o de estados confusionales bajo el golpe de las emociones o conmociones de la línea de fuego, conductores naturales de todas las formas de contagio mental, los sujetos afectados por un déficit demasiado grande tienen que ser aislados como dullards, término del que nuestro amigo el doctor Turquet, aquí presente, da el equivalente francés no en el de retraso, sino en el de lerdo. Dicho de otro modo, es lo que nuestro lenguaje familiar denomina con la palabra débilard, término que expresa menos un nivel mental que una evaluación de la personalidad. Después de todo, esos sujetos, por el hecho de ser agrupados entre sí, se muestran de inmediato infinitamente más eficaces, por una liberación de su buena voluntad, correlativa de una sociabilidad así reforzada; incluso los motivos sexuales de sus delitos no pasan a un segundo plano, como para demostrar que, en su caso dependen menos de una presunta prevalencia de los instintos de lo que representan como compensación de su soledad social.

 

6) Según Lacan, ¿cuáles son las diversas disciplinas que habrían cooperado entre sí en el trabajo de los psiquiatras ingleses durante la guerra?

Aquí encuentran su ámbito de cooperación diversas disciplinas que, por más teóricas que las consideremos algunos de nosotros, será necesario que todos se informen. Pues, de hecho, se debe a esta condición el que nosotros podamos y debamos justificar la preeminencia que nos viene del uso a escala colectiva de las ciencias psicológicas. Si los psiquiatras ingleses, en efecto, lo han hecho reconocer, con un éxito sobre el que deberé volver, durante la experiencia de la guerra, todo esto es debido, como veremos, no sólo al gran número de psicoanalistas entre ellos, sino al hecho de que todos han sido penetrados por la difusión de los conceptos y de las modalidades operatorias del psicoanálisis. Por otro lado, está el hecho de que disciplinas apenas aparecidas en nuestro horizonte, como psicología llamada de grupo, han llegado en el mundo anglosajón a una elaboración suficiente para expresarse, en la obra de Kurt Lewin, nada menos que en el nivel matemático del análisis vectorial.

 

7) Según Lacan, ¿cuál es la dificultad de la que parte Bion y cuál la innovación metodológica que introduce para superarla? Explique con detenimiento el dispositivo terapéutico instaurado por Bion durante la guerra.

Bajo el significativo título de Intra-Group Tensions in Therapy. Their Study as the Task of the Group, es decir: "Tensiones intragrupo en la terapia. Su estudio como tarea del grupo", los autores nos dan un ejemplo concreto de su actividad en un hospital militar que tiene el valor de una demostración de método, por haber aclarado la ocasión y, al mismo tiempo, los principios con sobriedad y, diría, con una perfecta humildad. Encuentro ahí la impresión del milagro de los primeros freudianos: encontrar la fuerza viva de la intervención en el mismo callejón sin salida de una situación. He aquí Bion presa de cerca de 400 "pájaros" de un servicio llamado de reeducación. Las impertinencias anárquicas de sus necesidades ocasionales: requerimientos de autorizaciones excepcionales, irregularidades crónicas de su situación, van a parecerle enseguida como destinadas a paralizar su trabajo sustrayéndole horas, ya aritméticamente insuficientes, para resolver el problema de fondo que plantea cada uno de estos casos, si se los toma uno por uno. Bion parte de esta dificultad para franquear el Rubicón de una innovación metodológica. él se propondrá organizar la situación para forzar al grupo a tomar consciencia de sus dificultades de existencia como grupo, —luego a hacerlo cada vez más transparente a sí mismo, hasta el punto que cada uno de sus miembros pueda juzgar de manera adecuada los progresos del conjunto, —visto que para el médico el ideal de tal organización está en su perfecta legibilidad, tal que pueda apreciar en todo instante hacia qué puerta de salida se encamina cada "caso" confiado a su cuidado: retorno a su unidad, reenvío a la vida civil o perseveración en la neurosis.

He aquí pues, en resumen, el reglamento que promulga en un mitin inaugural de todos los hombres: se formarán un determinado número de grupos que se definirán cada uno por un objeto del que ocuparse, pero ellos serán enteramente remitidos a la iniciativa de los hombres, es decir, que cada uno no sólo se incorporará a su gusto, sino que podrá promover uno nuevo según su idea, con la única limitación de que el objeto mismo sea nuevo, dicho de otro modo, que no haga un doble uso con el de otro grupo. Se entiende que a cada uno le está permitido, en todo momento, volver a descansar en la habitación ad hoc, sin que de ello resulte otra obligación que la de declarárselo al jefe-supervisor. Todos los días, a las doce menos diez del mediodía, una reunión general que durará una media hora examinará la marcha de las cosas así establecidas. El artículo nos hace seguir, en un progreso cautivante, la primera oscilación de los hombres ante el anuncio de aquellas medidas que, en relación a los hábitos reinantes en ese lugar, generan el vértigo (e imagino el efecto que habría producido en mi servicio en Val de Grâce), luego las primeras formaciones blandas que se presentan más bien como una puesta a prueba de la buena fe del médico; pronto los hombres se prestan al juego y se constituyen un taller de carpintería, un curso preparatorio para oficiales de enlace, un curso de práctica cartográfica, un taller de mantenimiento de coches e inclusive un grupo que se consagra a la tarea de mantener al día un diagrama claro de las actividades en curso y de la participación de cada uno, —recíprocamente el médico, tomando a los hombres por sus obras como ellos mismos lo han tomado por su palabra, pronto tiene la ocasión de denunciarles esa ineficacia en sus actos, de la que escucha que ellos mismos se lamentan respecto al funcionamiento del ejército,—y de repente la cristalización se produce con una autocrítica en el grupo, marcada, entre otras las salas, a partir de entonces barridas y limpias por los primeros llamados a la autoridad, la protesta colectiva contra los que se escaquean y se aprovechan del esfuerzo de los otros, ¡y cuál no fue la indignación del grupo leso (este episodio no está en el artículo), el día en que las tijeras para coser desaparecieron! Pero, cada vez que se pide su intervención, Bion, con la firme paciencia del psicoanalista, devuelve la pelota a los interesados: nada de castigos, nada de reemplazar las tijeras. Los que se escaquean son un problema propuesto a la reflexión del grupo, no menos que la salvaguarda de las tijeras de trabajo; a falta de poder resolverlos, los más activos continuarán trabajando para los otros y la adquisición de nuevas tijeras se hará con el gasto de todos. Estando las cosas así, Bion no carece ciertamente de "estómago" y, cuando un listo propone instituir un curso de baile, lejos de responder con un llamado a la buena educación, que el mismo promotor de la idea cree provocar, él sabe dar confianza a una motivación más secreta que advierte en el sentimiento de inferioridad propio de todo hombre apartado del honor del combate: y pasando por alto los riesgos de la critica o del escándalo, se sirve de esa propuesta para una estimulación social, decidiendo que los cursos serán impartidos por la tarde, después del servicio, por las graduadas ATS del hospital (tales iniciales, en Inglaterra, designan a las mujeres movilizadas) y que estarán reservados a aquéllos que ignoren la danza y deban aún aprenderla. El curso que, de hecho, se desarrolla en presencia del oficial que desempeña la función de director del hospital, representa para estos hombres una iniciación a un estilo de comportamiento que, por su prestigio, restablece en ellos el sentimiento de su dignidad.  Después de algunas semanas, el servicio llamado de reeducación se había convertido en la sede de un espíritu nuevo que los mismos oficiales reconocían en los hombres en el momento de las manifestaciones colectivas, de carácter musical, por ejemplo, durante las cuales entraban en una relación más familiar: espíritu de cuerpo propio del servicio, que se imponía a los recién llegados, a medida que partían aquellos que habían sido marcados por su beneficio. El sentimiento de las condiciones propias de la existencia del grupo, mantenido por la acción constante del médico animador, constituía su fundamento.  Aquí reside el principio de una cura de grupo, fundada sobre la prueba y la toma de consciencia de los factores necesarios para un buen espíritu de grupo. Cura que en los países anglosajones asume su valor original después de varios intentos hechos, aunque por vías distintas, en el mismo registro.

 

8) Comente la siguiente frase de Lacan: “Así la psiquiatría ha servido para forjar el instrumento con el que Inglaterra ha ganado la guerra. Inversamente, la guerra ha transformado la psiquiatría en Inglaterra”

Así la psiquiatría ha servido para forjar el instrumento con el que Inglaterra ha ganado la guerra. Inversamente, la guerra ha transformado la psiquiatría en Inglaterra. En esto como en otros campos, la guerra se vio dando luz al progreso, en la dialéctica esencialmente conflictiva que caracteriza a nuestra civilización. Mi intervención termina en el punto en el que se descubren los horizontes que nos proyectan en la vida publica, hasta, ¡oh horror!, en la política. Encontraremos, sin duda, objetos de interés que nos resarcirán de aquellos trabajos apasionantes del tipo "dosificación de productos de desintegración uréica en la parafrenia tabulante", productos ellos mismos inagotables de ese esnobismo de una ciencia postiza donde se compensaba el sentimiento de inferioridad dominante frente a los prejuicios de la medicina en una psiquiatría ya superada. Desde el momento en que se entra en la vía de las grandes selecciones sociales, y que, adelantándose a los poderes públicos, poderosas organizaciones como la Hawthorne Western Electric en los Estados Unidos los han puesto en funcionamiento para su provecho, ¿cómo no ver que el Estado deberá dotarse de ellas en beneficio de todos y que ya en el plano de un justo reparto de los sujetos superiores, tanto como los dullards, se puede evaluar en el orden de los 200.000 trabajadores las unidades sobre las que deberán apuntar las selecciones?  ¿Cómo no ver que nuestro acercamiento al funcionario público, al administrador y psicotécnico, ya está inscrito en organizaciones como las llamadas child guidance en los Estados Unidos y en Inglaterra? No confundamos nuestro asentimiento a todo esto con un pseudorealismo siempre a la búsqueda de una degradación cualitativa. En ningún momento de las realizaciones que proponemos como ejemplo, hemos podido olvidar la alta tradición moral de la que ellas han permanecido aquí impregnadas. En todas presidió un espíritu de simpatía por las personas, que no está de hecho ausente de esta segregación de los dullards, donde no aparece ninguna caída del respeto debido a todos los hombres. Baste con recordar que, a través de las más estrictas exigencias de una guerra vital para la colectividad, y el desarrollo mismo de un aparato de intervención psicológica que ahora ya es una tentación de poder, en Gran Bretaña se mantuvo el principio del respeto por la objeción de conciencia. A decir verdad, los riesgos que tal respeto comporta para los intereses colectivos, se vieron reducidas a proporciones ínfimas, y pienso que esta guerra ha demostrado suficientemente que no es de una indocilidad demasiado grande de los individuos de donde vendrán los peligros del porvenir humano. Está claro desde entonces, que los obscuros poderes del superyó se coaligan con los más cobardes abandonos de la conciencia para llevar a los hombres a una muerte aceptada por las causas menos humanas, y que todo lo que se presenta como sacrificio no por ello mismo es heroico.

 

9) ¿Cuál es la postura de los distintos participantes de la discusión final sobre la ampliación del rol del psiquiatra hacia funciones vinculadas con la profilaxis mental? Relacione esta discusión con el surgimiento del movimiento de la Salud Mental.

La autoridad que la voz del psiquiatra asume en tal concierto demuestra qué contribución social le impone su función. Este descubrimiento, hecho por los interesados que le testimonian de modo unívoco, y a veces asombrándose ellos mismos, obliga a cuantos quieren concebir esta función sólo bajo el ángulo limitado que, hasta el presente, define a la palabra "alienista", a reconocer que están de hecho destinados a una defensa del hombre que los promueve, a su pesar, a una eminente función en la sociedad. La oposición de los mismos psiquiatras frente a tal ampliación de sus deberes, que responde en nuestra opinión a una auténtica definición de la psiquiatría como ciencia, así como a su verdadera posición en cuanto arte humano, no es menor, créanlo, en Inglaterra que en Francia. Sólo que en Inglaterra ha debido ceder en todos aquellos que han participado en la actividad de la guerra, así como ha cedido la oposición a tratar de igual a igual con los psicólogos no médicos, oposición que en su análisis resulta esconder un noli me tangere que no es menos frecuente en la base de la vocación médica que en la del hombre de Iglesia y del hombre de leyes. Son éstas, de hecho, tres profesiones que aseguran a un hombre hallarse, frente a su interlocutor, en una posición donde la superioridad le está garantizada de antemano. Afortunadamente, la formación que nos aporta nuestra práctica puede llevarnos a ser menos sombríos al menos a aquéllos de entre nosotros que estamos muy poco agobiados personalmente para poder sacar provecho de ella para su propia catarsis. Estos últimos accederán a aquella sensibilidad de las profundidades humanas que no es ciertamente nuestro privilegio, pero que debe ser nuestra calificación. De tal modo, el psiquiatra no sólo tendrá un lugar honorable y dominante en las funciones consultivas, como las que acabamos de evocar, sino que se le ofrecerán nuevas vías abiertas de experiencia como las del area psychiatrist. Esta función, inaugurada también en el ejército inglés, puede traducirse del mismo modo que la del psiquiatra destinado a la circunscripción militar. Liberado de toda obligación de servicio y ligado a la sola autoridad superior, tiene la función de indagar, proveer e intervenir en todo lo que, en los reglamentos y en las condiciones de vida, interesa a la salud mental de los movilizados en una determinada circunscripción. Es así como los factores de ciertas epidemias psíquicas, neurosis de masas, delincuencias diversas, deserciones, suicidios, han podido ser definidos y contenidos, y que aparece posible en el futuro un orden de profilaxis social.

Mayor Turquet: El Psiquiatra se convierte, cada vez más, en un médico social y debe dedicarse al estudio de los fenómenos políticos, como el fascismo. Los trabajos de Bion sobre los conflictos entre el individuo y los grupos, y las aplicaciones en concreto de los trabajos de Melanie Klein, deben servir de modelo. Hemos intentado hacer un ejército democrático, en el que el jefe representa una función dependiente de las necesidades del grupo. Se puede decir que su persona ha nacido del grupo. Es por eso que, entre nosotros, cuando las necesidades del grupo cambian, recurrimos a jefes diferentes. El análisis freudiano de la función del jefe, que representa la necesidad “de un buen padre”, responde a una relación inconsciente que vale también para el sentimiento del militar. Se trata de hacer uso de esta función con intenciones más elaboradas. Ciertas perspectivas originales, aportadas por la Psicología de Grupos, pudieron ser utilizadas, particularmente las orientaciones de Kurt Lewin sobre las relaciones entre la cualidad de la inteligencia y esas condiciones que podemos denominar “topográficas” del medio militar. 

Prof. Bermann: Estimo que conviene darle el mayor desarrollo a la indicación de sentido sociológico en la cual se orienta la nueva Psiquiatría, requerida por los problemas actualmente planteados por la salud moral de las Naciones, tal como se presentó en el preámbulo de la Organización Mundial de la Salud, Sección de la O. N. U. Dr. Borel: No puedo más que experimentar simpatía por la nueva orientación que la Psiquiatría habría encontrado en la guerra. No puedo más que aprobar la mayoría de las tesis que han sido expuestas ya que, a partir de mi propia experiencia hospitalaria, los acontecimientos han modificado en gran proporción la cantidad de Psicosis y e incluso de Psicosis orgánicas.  Dr. Henry Ey: Lejos de reconocer allí un progreso para la Ciencia Psiquiátrica, me sentiría más bien inclinado a ver en ella los signos de su disolución –mido bien mis palabras– en la banalidad y, en cierto sentido, en la normalidad. Extendiendo indefinidamente el objeto que ella pretende abarcar, la Psiquiatría se arriesga a no aferrar aquél que les es naturalmente propio. La Psicosociología, y todos los objetos que le conciernen –las interacciones individuales, la tensión colectiva de un Grupo, su organización y sus variaciones– no me parece, en efecto, asimilable a la función del Psiquiatra, salvo que el objeto de la Psiquiatría esté fundado, él mismo Dr. Bonnafé: Para responder a lo que acaba de decir H. Ey, subrayo que no se trata de dar a los psiquiatras el gobierno del mundo, sino solamente de hacer que escuchen su consejo aquéllos que lo gobiernan. Así, con Daumezon, hemos podido recientemente dar nuestra opinión sobre el proyecto de reforma de la función pública, cuyos diversos capítulos, sin embargo, quizás parezcan escapar a nuestra competencia. A propósito de la palabra banalidad, que se acaba de utilizar, no hay descubrimiento científico que no haya partido de una nueva manera de considerar la banalidad. La realidad asilar, cuando se reflexiona sobre ella, no me parece tan banal en todo el relieve de su estructura social.

Respuesta Vezzetti.

Luego de la segunda guerra mundial, el pasaje de la higiene mental al movimiento de la salud mental implicó toda una serie de condiciones, que iremos desgranando progresivamente. En primer lugar, en el nivel institucional, sería difícil marcar una ruptura neta entre ambos, toda vez que las continuidades resultan manifiestas. Sin embargo, después del nazismo y la “solución final”, entre muchas otras razones, es evidente que las intervenciones sobre la sociedad ya no podían autorizarse en el mismo tipo de saberes que habían orientado el programa eugénico de principios de siglo. Al mismo tiempo, la declinación del positivismo y el florecimiento de las ciencias sociales aportaban un nuevo zócalo epistemológico, alejado del naturalismo, para toda disciplina que pretendiera ocuparse de la sociedad. En ese marco, el psicoanálisis, que en sus diversas variantes había sido incorporado de pleno derecho dentro del arsenal terapéutico “dinámico” de la psiquiatría norteamericana, proveía una matriz teórica que permitía articular los avatares de la historia individual con un modelo de causación más propiamente social. En todo caso, la nueva época era reacia a las explicaciones monocausales, de tipo lineal, y el freudismo, que había contribuido a la declinación de antiguos modelos explicativos, se aprestaba ahora a reemplazarlos. Apenas terminada la guerra, en 1945, la Association for Mental Health of England and Wales encargó a John Rowlings Rees la organización del “Tercer Congreso Internacional de Higiene Mental”. Durante la guerra, Rees había sido consultor “senior” del ejército británico. Había estado también entre los fundadores del Tavistock Institute of Medical Psychology, que luego sería la sede del Tavistock Institute for Human Relations. En 1946, Rees acudió a Nueva York, donde obtuvo el acuerdo del International Committee on Mental Hygiene (ICMH), además del apoyo de la American Psychiatric Association (APA). Más tarde, obtuvo también el acuerdo de un grupo de Blain, Bernard Wortis, etc.) que acababa de institucionalizarse en 1946, con el nombre de GAP (Group for the Advancement of Psychiatry), y que iba a tomar las riendas de la poderosa asociación psiquiátrica norteamericana en 1949. Finalmente, el congreso tuvo lugar en Londres, en agosto de 1948, con una organización muy ambiciosa. En realidad, incluía tres congresos sucesivos: uno de “psiquiatría infantil” (al que asistieron Anna Freud y Melanie Klein), otro de “psicoterapia médica” y un tercer congreso de “salud mental”. Con lo cual el Tercer Congreso Internacional de Higiene Mental se transformó en el Primer Congreso Internacional de Salud Mental, bajo la presidencia de Rees. Un mes antes, se había reunido allí una comisión internacional, con el fin de redactar el acta de fundación de la World Federation for Mental Health (Federación Mundial de Salud Mental), destinada a tomar la posta del antiguo ICMH. Además de Rees, entre sus miembros más prominentes estaban Harry Stack Sullivan –un freudiano disidente que había sido consultor del Selective Service del ejército de Estado Unidos–, George Brock Chisholm –un psiquiatra que había sido responsable de la selección de personal en ejército canadiense– y Margaret Mead –una reconocida antropóloga cultural, cuya presencia muestra hasta qué punto era importante el rol otorgado a las ciencias humanas dentro de este proyecto–. El documento producido, llamado “Salud mental y ciudadanía mundial”, fue aprobado en ese mismo congreso de Londres. En la parte que justificaba el nacimiento de la nueva disciplina, podía leerse el siguiente pasaje, que resulta muy ilustrativo: Los estudios sobre el desarrollo humano indican que el comportamiento es modificable a lo largo de la vida, especialmente durante la infancia y la adolescencia, por el contacto humano. El examen de las instituciones sociales de muchos países muestra que éstas también pueden ser modificadas. Estas posibilidades recientemente reconocidas proporcionan fundamentos para mejorar las relaciones humanas, para liberar potencialidades humanas constructivas y para modificar las instituciones sociales en aras del bien común.

 

Teórico

SEGURIDAD, TERRITORIO Y POBLACIÓN. FOUCAULT

1) ¿A qué dos problemas o elementos generales apunta la noción de gubernamentalidad?

La noción de gubernamentalidad apunta a dos elementos generales: abordar el problema del Estado y la población. La noción de Estado y la de población tienen su definición y su historia. El dominio al cual se refieren es más o menos conocido en términos generales o, aunque tenga una parte sumergida u oscura, tiene otra que es visible

 

2) ¿Qué triple desplazamiento implica para Foucault el análisis de la disciplina? Incluya en su respuesta referencias al “orden psiquiátrico” y a la prisión para ejemplificar este desplazamiento explicando qué significa “pasar al exterior del Estado”

 El triple desplazamiento que implica para Foucault el análisis de la disciplina tiene que ver con, en referencia a los hospitales, las escuelas, los prisioneros, ejercito, el pasar al exterior y de tres maneras. En primer lugar pasar al exterior de la institución, descentrarse respecto a la problemática de esta, a lo que podríamos llamar “institucionalocentrismo”. Comprender por ejemplo en un hospital psiquiátrico, que ese hospital solo puede comprenderse a partir de algo exterior y general que es el orden psiquiátrico, en la medida misma en que este se articula con un proyecto absolutamente global que apunta a la sociedad en su conjunto y podemos llamar higiene pública. Este método lo que hace es buscar detrás de la institución para tratar de encontrar la tecnología de poder. En segundo lugar, segundo paso al exterior con respecto a la función. (Ej la prisión) Las funciones que fueron definidas como las ideales para la prisión, la manera optima de ejercerlas y luego a partir de allí ver cuáles fueron las funciones realmente desempeñadas por aquella y establecer desde una perspectiva histórica un balance funcional de los mas y los menos (las aspiraciones y los logros concretos). Al estudiar la prisión por intermedio de las disciplinas, debíamos resituar la prisión en una economía general de poder. Entonces se puede dar cuenta que la historia de la prisión no está gobernada por los éxitos y fracasos de su funcionalidad sino en estrategias y tácticas que se apoyan en sus propios déficits funcionales. En Tercer lugar, el paso al exterior con respecto al objeto. Tomar el punto de vista de las disciplinas significaba negarse a aceptar a un objeto prefabricado. “La locura no existe, pero eso no quiere decir que no sea nada”.  Ahora bien ¿se puede pasar al exterior del Estado como se pudo hacerlo con respecto a las diferentes instituciones?

 

3) ¿El término “gobernar” siempre tuvo el sentido político que conocemos hoy en día? Fundamente su respuesta aludiendo a las significaciones de orden material y moral del término gobierno. Indique cuál es el objeto del gobierno según Foucault a partir del siglo XVI

Gobernar y sus nociones. Siglos Xlll, XlV y XV (significación del orden material): Gobernar es seguir o hacer seguir una ruta. Gobernar en el sentido de alimentar, sustentar. Gobernar también quería decir subsistir con algo. Significación del orden moral: conducir a alguien, imponer un régimen (el médico gobierna a un enfermo). Puede referirse a una conducta: una muchacha que ha sido de mal gobierno. Gobernar alude a una relación entre dominios capaz de adoptar varias formas, entre ellas la de mando y dominio: dirigir a alguien, tratarlo. Gobernar a alguien puede querer decir hablar con alguien. La palabra también puede referirse a un comercio sexual: “un fulano que gobernaba a la mujer de su vecino”.  A partir del siglo XVl el gobierno adopta su significación propiamente política. Alude al dominio que uno puede ejercer sobre uno mismo y los otros y sobre el cuerpo, pero también sobre el alma y la manera de obrar; remite a un comercio, a un proceso de intercambio que pasa de un individuo a otro. Nunca se gobierna un Estado, nunca se gobierna un territorio, nunca se gobierna una estructura política. Los gobernados son gente, hombres, la población.

 

4) Antes del siglo XVI, ¿era la ciudad o el estado lo que constituía el objeto de la acción de “gobernar”?

Metáfora del barco: El rey que tiene la ciudad a su cargo, debe conducirla bien, así como un buen piloto gobierna como corresponde su nave y debe evitar los escollos y llevarla a puerto. El rey se asimila a un capitán y la ciudad a una nave, debe señalarse que lo gobernado, es la ciudad misma, que es como una nave obligada a bordear para eludir a los piratas: un navío que es preciso llevar a buen puerto. El objeto de gobierno, el elemento preciso sobre el cual recae el acto de gobernar, no son los individuos. El capitán de la embarcación no gobierna a los marineros, gobiernan la nave. Del mismo modo el rey gobierna la ciudad, pero no a los hombres de la ciudad. LOS HOMBRES SOLO SON GOBERNADOS DE MANERA INDIRECTA, en cuanto también ellos están embarcados en la nave; pero quien está a la cabeza de la ciudad no los gobierna directamente.

 

5) ¿A qué época debemos la idea de que pueda haber un gobierno que recaiga sobre los hombres? ¿Por qué Foucault postula el origen de esta noción de gobierno en el poder pastoral? Explique esta noción

La idea de un gobierno de los hombres es una idea cuyo origen debe buscarse en oriente y esto en dos formas: primero la de la idea y la organización de un poder de tipo pastoral, y segundo, la de dirección de consciencia, la dirección de las almas. La noción del gobierno sobre los hombres en el poder pastoral es ubicada para demostrar, como lo religioso anuda al rey/monarca para así conferirle poder real sobre los habitantes que pasaran a ser sus súbditos.

 

6) ¿Qué tipo de relaciones establece Dios con los hombres en el poder pastoral?

Poder pastoral: Que el rey, el dios o el jefe sea un pastor con respecto a los hombres, vistos como un rebaño. Es un tema que encontramos muy frecuente en todo Oriente Mediterráneo (Egipto, monarquías asirias, Mesopotamia). El dios es el pastor de los hombres, relación entre el soberano y dios. Lo que se define como relaciones de un pastor y su rebaño son las relaciones de Dios y su pueblo. El pastorado es un poder de tipo religioso que tiene su fundamento en el poder que Dios ejerce sobre el pueblo.

 

7) Señale cuáles son los tres rasgos principales que definen al poder pastoral según Foucault. Incluya en su respuesta las diferencias que introduce el autor entre el dios griego y el dios hebreo, y desarrolle los argumentos que le permiten sostener que “el poder pastoral es un poder benévolo”

El dios griego a diferencia del dios hebreo jamás conduce a los hombres de la ciudad como un pastor conduciría a sus corderos. Él funda la ciudad, colabora en la construcción de las murallas, garantiza su solidez, da su nombre al poblado. Se lo consulta y el dios protege, pero no es un pastor.  En primer lugar, el poder del pastor es un poder que no se ejerce sobre un territorio; por definición se ejerce sobre un rebaño; El poder del pastor se ejerce esencialmente sobre una multiplicidad en movimiento. El dios griego es un dios territorial, intramuros y tiene un lugar privilegiado, sea su ciudad o su templo. El dios hebreo por el contrario es el dios que camina, que se desplaza: “Amón es definido como el conductor de la gente por todos los caminos. En segundo lugar, el poder pastoral es un poder benévolo. Así como por benevolencia, el poder se caracterizara por su omnipotencia y el brillo de los símbolos que la rodean. No tiene otra razón que hacer el bien. Lo esencial es la salvación del rebaño, esta salvación seria la subsistencia: la provisión de la subsistencia, el alimento asegurado, son las buenas pasturas. El poder pastoral es un poder de cuidados. El poder del pastor se manifiesta en la misión del sustento. El pastor es el que vela, vela en el sentido de vigilancia del mal que puede hacerse, pero sobre todo de las desventuras que pueden sobrevenir. Toda la inquietud del pastor se vuelca en los otros y jamás en sí mismo. El pastor está al servicio del rebaño En último lugar, el poder pastoral es un poder individualizador. El pastor puede dirigir el rebaño con la condición de que ninguna de las ovejas se le escape. El pastor debe tener los ojos puestos sobre todos y sobre cada uno. El pastor se sacrifica por la totalidad de su rebaño, el pastor debe todo a este a punto tal de sacrificarse por su salvación. Pero acá hay una paradoja, el pastor no puede ocuparse de todos y de cada uno al mismo tiempo; si se cuida a uno se descuida al rebaño y si cuida al grupo, se descuida a la individualidad de cada oveja: “sacrificio de uno por el todo, sacrificio del todo por el uno” (omnes et singularum).

 El poder del pastor es un poder finalista, sobre aquellos sobre los que se ejerce; poder que guía hacia una meta y sirve de intermediario en el camino hacia ella. Es un poder sobre el grupo, pero no sobre una unidad de tipo superior llámese, ciudad, territorio, el Estado, etc.

.Gubernamentalidad:

- Conjunto constituido por las instituciones, los procedimientos, análisis y reflexiones, cálculos y tácticas que permiten ejercer esa forma específica de poder que tiene por blanco principal la población, por forma mayor de saber la economía política y por instrumento técnico esencial los dispositivos de seguridad.

- Tendencia que en todo Occidente condujo hacia la preeminencia del tipo de poder llamado gobierno sobre todos los demás (soberanía, disciplina) y que indujo el desarrollo de toda una serie de aparatos de gobierno y toda una serie de saberes.

- Resultado del proceso en virtud del cual el Estado de justicia de la Edad Media, convertido en Estado administrativo posteriormente, se gubernamentalizó poco a poco (Estado de gobierno).

- Vivimos en la era de la gubernamentalidad.

 

8) Explique la afirmación de Foucault acerca del poder pastoral como poder individualizador. ¿Qué significa la expresión “omnes et singulatim”? ¿Cuál sería la paradoja del pastor? (pp. 157-158).

La idea de que el poder pastoral es un poder individualizador. Es cierto en efecto, que el pastor dirige todo el rebaño, pero solo puede hacerlo bien con la condición de que ni una sola de las ovejas se le escape.. El pastor cuenta las ovejas, las cuenta a la mañana en el momento de conducirlas a la pradera, las cuenta a la noche para saber si están todas, y se ocupa de ellas una por una. Hace todo por el conjunto del rebaño, pero también lo hace por cada uno de sus integrantes. Y entonces llegamos a la famosa paradoja del pastor que adopta dos formas. Por una parte , el pastor debe tener los ojos puestos sobre todos y sobre cada uno, omnes et singulatim, que va a ser precisamente el gran problema de las técnicas de poder en el pastorado cristiano y de las técnicas de poder,digamos modernas, tal como se disponen en las tecnologías de la población de las que les he hablado. Omnes et singulatim. Y por otra parte, de una manera aun mas intensa en el problema del sacrificio del pastor por su rebaño, sacrificio de si mismo por la totalidad de su rebaño, sacrificio de la totalidad del rebaño por cada una de las ovejas. En esta temática hebrea del rebaño, el pastor debe todo a este, a punto tal de aceptar sacrificarse por su salvación. Pero por otro lado, como debe salvar a cada una de las ovejas ¿ no se encontrara en una situación tal que, para salvar a una sola de ellas , se vea obligado a descuidad a la totalidad? Y ese es el tema que vemos indefinidamente repetido a lo largo de las diferentes sedimentaciones del texto bíblico, desde el génesis hasta los comentarios rabínicos, con Moises en el centro de todo. Moises, en efecto, es quien ha aceptado, para salvar a una oveja descarriada, abandonar todo el rebaño. La encuentra, la carga sobre los hombros para devolverla a su lugar y es ese momento advierte que el rebaño que el había aceptado sacrificar se ha salvado: se ha sdalvado simbólicamente por el hecho, justamente, de que Moises hubiera acepatado sacrificarlo. Estamos aquí en el centro del desafio, de la paradoja moral y religiosa del pastor, lo que podríamos llamar, en definitiva, la paradoja del pastor: sacrificio de uno por el todo, sacrificio del todo por uno, que va a estar de manera insoslayable en el centro de la problemática cristiana del pastorado.

 

Relación Con Lacan y Rose.

9) Uno de los elementos que Lacan rescata del accionar de la psiquiatría inglesa durante la guerra tuvo que ver con la estrategia implementada respecto de los individuos que no se adecuaban a la disciplina militar. Según refiere Lacan, en vez de rechazarlos o de distribuirlos al azar entre grupos de individuos “normales”, se procedió a aglutinarlos en grupos homogéneos. ¿Se podría afirmar que en esa táctica es posible reconocer uno de los elementos del poder pastoral, a saber, el de velar al mismo tiempo por todos y por cada uno? Justifique su respuesta.

 

10) Según Rose el gobierno depende estrechamente del conocimiento de las particularidades de los individuos. ¿Se podría afirmar que ello refleja uno de los rasgos del poder pastoral analizado por Foucault? Justifique.

 

11) Según el planteo de Rose, el “yo contemporáneo” es un elemento sometido al gobierno y al poder. ¿Qué relación se podría establecer entre esa hipótesis y el modo de funcionamiento del poder pastoral?

 

GOVERNING THE SOUL. EL GOBIERNO DEL ALMA. ROSE

Introducción (pp. 1-7).

1) ¿A qué se refiere Nikolas Rose cuando señala que el “yo contemporáneo” es un elemento sometido al gobierno y al poder?

La gestión del yo contemporáneo se distingue, al menos, en tres cuestiones. Primero, las capacidades personales y subjetivas de los ciudadanos han sido incorporadas al ámbito y las aspiraciones de los poderes públicos. Esto no sólo se vincula con el nivel de las especulaciones políticas abstractas, sino también con el nivel de las estrategias sociales y políticas y de las instituciones y técnicas

De administración y regulación. Aunque sería demasiado decir que nuestros gobernantes interpretaron sus tareas enteramente o en buena medida en términos de la vida interior de los ciudadanos, la subjetividad ha entrado en los cálculos de las fuerzas políticas sobre el estado de la nación, sobre los problemas y posibilidades que enfrenta un país, sobre prioridades y políticas. Los gobiernos y los partidos de todo el espectro político han formulado políticas, preparado maquinarias, establecido burocracias y promovido

Iniciativas para regular la conducta de los ciudadanos, actuando sobre sus capacidades y predisposiciones mentales.

En segundo lugar, la administración de la subjetividad se ha convertido en una tarea central para la organización moderna. Las organizaciones han venido a llenar el espacio entre la vida “privada” de los ciudadanos y las preocupaciones “publicas” de los gobernantes. Oficinas, fábricas, aerolíneas, colegios, hospitales, prisiones, ejércitos y escuelas, todas implican una administración calculada de las fuerzas y poderes humanos para alcanzar los objetivos de la institución. Muchos ingredientes claramente se incluyen en la gestión de la vida de las organizaciones. Pero en menor o mayor extensión, jefes, comandantes militares, educadores y otros ahora están obligados a ocuparse de la subjetividad del empleado, del soldado o del alumno para alcanzar sus objetivos. Cuando el ejército, por ejemplo, busca minimizar la indisciplina y el derrumbe en las tropas y aumentar la eficacia en el combate, por la vía de la ubicación racional de los individuos en las actividades en función del conocimiento de su inteligencia, personalidad o aptitudes, la subjetividad humana se ha convertido en un elemento clave para el poder militar. Es cuando los industriales buscan incrementar su productividad y la armonía a través de la adaptación de las prácticas de trabajo, a la luz de las consideraciones sobre la dinámica de grupo, que la intersubjetividad se ha vuelto central para la autoridad gerencial. La vida de las organizaciones, puede decirse, ha asumido una tendencia psicológica. En tercer lugar, hemos presenciado el nacimiento de una nueva forma de saber experto, un saber experto sobre la subjetividad. Toda una familia de nuevos grupos profesionales se propagó, cada uno afirmando su virtuosismo respecto del yo, en clasificar y medir la psiquis, en predecir sus vicisitudes, en diagnosticar las causas de sus problemas y prescribir remedios. No solo los psicólogos –clínicos, ocupacionales, educacionales- sino también trabajadores sociales, gerentes de personal, oficiales que supervisan la libertad condicional, consejeros y terapeutas de diferentes escuelas y filiaciones, han basado su pretensión de autoridad social en su capacidad para entender los aspectos psicológicos de las personas y actuar sobre ellos, o para aconsejar a otros cómo actuar. Los poderes cada vez más diversos de estos “ingenieros del alma humana” parecen manifestar algo profundamente novedoso en las relaciones de autoridad relativas al yo.

 

2) Al momento en que Rose muestra que el yo y la subjetividad no son algo meramente íntimo, sino que se encuentran constantemente bajo la órbita del gobierno, dice que “La vida de las organizaciones (...) ha asumido una tendencia psicológica”. Explique el sentido de esa frase

La administración de la subjetividad se ha convertido en una tarea central para la organización moderna. Las organizaciones han venido a llenar el espacio entre la vida “privada” de los ciudadanos y las preocupaciones “publicas” de los gobernantes. Oficinas, fábricas, aerolíneas, colegios, hospitales, prisiones, ejércitos y escuelas, todas implican una administración calculada de las fuerzas y poderes humanos para alcanzar los objetivos de la institución. Muchos ingredientes claramente se incluyen en la gestión de la vida de las organizaciones. Pero en menor o mayor extensión, jefes, comandantes militares, educadores y otros ahora están obligados a ocuparse de la subjetividad del empleado, del soldado o del alumno para alcanzar sus objetivos. Cuando el ejército, por ejemplo, busca minimizar la indisciplina y el derrumbe en las tropas y aumentar la eficacia en el combate, por la vía de la ubicación racional de los individuos en las actividades en función del conocimiento de su inteligencia, personalidad o aptitudes, la subjetividad humana se ha convertido en un elemento clave para el poder militar. Es cuando los industriales buscan incrementar su productividad y la armonía a través de la adaptación de las prácticas de trabajo, a la luz de las consideraciones sobre la dinámica de grupo, que la intersubjetividad se ha vuelto central para la autoridad gerencial. La vida de las organizaciones, puede decirse, ha asumido una tendencia psicológica.

 

3) Según la perspectiva de Rose, la relación entre subjetividad y poder no está caracterizada por el problema de la represión, sino, por ejemplo, por el modo en que ciertos saberes actúan en la “estimulación de la subjetividad”. Explique el sentido de esa afirmación oponiéndola al paradigma de la “socio-crítica”

Las relaciones entre poder y subjetividad, desde esta perspectiva, no están confinadas a las de constricción o represión de la libertad del individuo. De hecho, las características distintivas del conocimiento y del saber experto modernos sobre la psiquis tienen que ver con su rol en la estimulación de la subjetividad, promoviendo la auto-inspección y la conciencia de uno mismo, formando deseos, buscando maximizar las capacidades intelectuales. Todo esto resulta fundamental para la producción de individuos “libres para elegir”, cuyas vidas se vuelven valiosas en la medida en que están imbuidas de sentimientos subjetivos de un placer significativo. La socio-crítica ve el conocimiento y las técnicas psicológicas como soportes de relaciones de poder. Quizás es así, pero su rol es más fundamental de lo que esto implica. Esta forma de pensar no logra captar los nuevos efectos que producen, las conexiones novedosas que establecen entre los propósitos de las autoridades y los proyectos individuales de vida. Por lo tanto, su rol es mucho más que la legitimación de poder. Forjan nuevos alineamientos entre las racionalidades y técnicas de poder y los valores y éticas de las sociedades democráticas.

 

4) ¿Por qué Rose prefiere hablar en términos de “gobierno” y no de “Estado” a la hora de abordar la relación entre subjetividad y poder? ¿De qué manera explica la oposición que esboza Foucault  entre “la estatización de la sociedad” y la “gubernamentalización del Estado”?

En lugar de hablar en términos de Estado, prefiero hablar en términos de “gobierno”. El gobierno, en el sentido en el que uso este término, no se refiere a las acciones de un sujeto político calculador, ni a las operaciones de los mecanismos burocráticos y la gestión del personal. Describe, más bien, una forma del intento de alcanzar fines sociales y políticos actuando de forma calculada sobre las fuerzas, actividades y relaciones de los individuos que constituyen una oblación. Durante los siglos XIX y XX, los territorios nacionales de Europa y Estados Unidos han sido atravesados con programas para la gestión y reconstrucción de la vida social en función de producir seguridad para la propiedad y las riquezas, beneficios y eficiencia para la producción, virtud pública, tranquilidad e incluso, felicidad. Y la subjetividad se ha convertido en un recurso vital para la administración de los asuntos de la nación. La gubernamentalidad, como Michel Foucault la denominó, se ha convertido en el suelo común de todas las formas de racionalidad política modernas, ya que interpreta las tareas de los gobernantes en términos de una supervisión calculada y una maximización de las fuerzas de la sociedad. La gubernamentalidad es el “conjunto constituido por las instituciones, los procedimientos, análisis y

Reflexiones, los cálculos y las tácticas que permiten ejercer esta forma tan específica y compleja de poder, que tiene como meta principal la población”.5 Para todos los sistemas de gobierno occidentales desde el siglo XVIII, la población ha aparecido como el terreno del gobierno par excellence. No se trata del ejercicio de la soberanía, si bien ésta tiene su rol. No se trata de la gestión de la vida de la nación como si fuera una familia, aunque la familia en sí misma sea un instrumento vital de gobierno, sino de la regulación de los procesos propios de la población, las leyes que modulan su bienestar, su salud, su longevidad y su capacidad para emprender guerras y para comprometerse con el trabajo, etc. Más que el Estado extendiendo su dominio en la sociedad a través de la extensión de su aparato de control, necesitamos pensar en términos de la “gubernamentalización del Estado” – una transformación de las racionalidades y las tecnologías para el ejercicio de la dominación política.

 

5) Para Rose, las preguntas que planteó la gubernamentalidad “marcaron el territorio en el que vendrían a jugar un rol clave las ciencias psicológicas”. ¿Qué elementos aportaron estas ciencias al gobierno para hacer posible “una gestión experta de las profundidades del alma humana”?

Las preguntas que plantea la gubernamentalidad marcaron el territorio en el que vendrían a jugar un rol clave las ciencias psicológicas, con sus sistemas conceptuales, innovaciones técnicas, modos de explicación y formas de las prácticas del experto. Dos aspectos del gobierno son particularmente significativos para entender el rol que estas ciencias han jugado en la vinculación de la vida subjetiva e intersubjetiva con los sistemas de poder político. El primero es que el gobierno depende del conocimiento. Por un lado, para gobernar una población es necesario aislar un sector de la realidad e identificar ciertas características y procesos propios, para hacerlos notorios, decibles, pasibles de escritura, para dar cuenta de ellas según ciertos esquemas explicativos. El gobierno, entonces, depende de la producción, circulación, organización y autorización de verdades que encarnan lo que lo que debe ser gobernado, que lo hacen pensable, calculable y practicable. Por otro lado, gobernar una población requiere un tipo distinto de conocimiento. Para hacer ciertos cálculos sobre una población es necesario resaltar algunas de sus características como material en bruto de cálculo, y se requiere información sobre ella. El conocimiento adquiere aquí una forma física; se requiere la transcripción de ciertos fenómenos -como un nacimiento, una muerte, un casamiento, una enfermedad, el número de personas que viven en tal o cual casa, sus tipos de trabajo, sus dietas, bienestar o pobreza-, en un material sobre el cual pueda trabajar el cálculo político. El cálculo, en otras palabras, depende de procesos de “inscripción” que traducen el mundo en registros materiales: reportes escritos, dibujos, mapas, cartas y, sobre todo, números. Las ciencias psicológicas jugaron otro rol clave, en la medida en que proveyeron los medios para registrar las propiedades, las energías y las capacidades del alma humana. Permitieron que los poderes humanos se transformaran en material que proveyó las bases para el cálculo. El examen constituyó el modelo para todos los dispositivos psicológicos de registro.8 El examen combinó el ejercicio de la vigilancia, la aplicación de un juicio normalizador y la técnica de registro material para producir signos calculables de individualidad. Cada uno de los mecanismos de examen de las ciencias psicológicas –de los cuales el diagnóstico psiquiátrico y el test de inteligencia son dos paradigmas– proveyó un mecanismo para conceptualizar la subjetividad como una fuerza calculable. El examen no solo hace visible la individualidad humana, sino que la ubica en una red de escritura, transcribe los atributos y sus variaciones en formas codificadas, permitiendo que sean acumulados, sumariados, promediados y normalizados – en síntesis, documentados. Dicha documentación sobre la psiquis permitió que los elementos de la vida de cualquier individuo que fueran pertinentes para las autoridades pudiesen ser reunidos en un expediente, conservados en un archivo, o transmitidos a un lugar centralizado donde las características de los individuos podían ser comparadas, evaluadas y juzgadas. Los registros pueden ser reunidos para un conocimiento de las características psicológicas de la población como un todo, lo cual puede a su vez ser utilizado para calibrar un individuo en relación con esa población. El registro psicológico de la individualidad permite que el gobierno opere sobre la subjetividad. La evaluación psicológica no es solamente un momento en un proyecto epistemológico, un episodio en la historia del conocimiento: al hacer calculable la subjetividad, hace dóciles a las personas y conduce a que se pueda actuar sobre ellas – y que ellas puedan actuar sobre sí mismas - en nombre de sus capacidades subjetivas. De este modo, las innovaciones en el conocimiento han sido fundamentales para los procesos por los cuales el sujeto humano ha entrado en las redes de gobierno. Se han inventado nuevos lenguajes para hablar sobre la subjetividad humana y su pertinencia política, se han formulado nuevos sistemas conceptuales para calcular las capacidades y las conductas humanas, y se han construido nuevos  dispositivos para inscribir y calibrar la psique humana e identificar sus patologías y sus normalidades. Estas formas de conocimiento han hecho posible la elaboración de “tecnologías humanas”: ensambles de fuerzas, mecanismos y relaciones que permiten actuar desde un centro de cálculo –una secretaría de gobierno, la oficina de un gerente, el despacho donde se planifica una guerra– sobre las vidas subjetivas de hombres, mujeres y niños.

 

6) Según Rose, “el gobierno contemporáneo opera a través de una infiltración delicada y minuciosa de las ambiciones de regulación en el interior mismo de nuestra existencia”. Dicho en otros términos, en las sociedades democráticas liberales, se busca que los sujetos se regulen a sí mismos, y no solamente por temor a poderes coercitivos. Desarrolle esa hipótesis, y explique qué función cumple la psicología, según el autor, en ese proceso.

El dominio experto sobre la subjetividad se ha vuelto fundamental para nuestras formas contemporáneas de ser gobernados y de gobernarnos a nosotros mismos. Esto no se debe a que los expertos se confabularon con el Estado para atrapar, controlar y condicionar sujetos. Las políticas liberales democráticas ponen límites a las intervenciones coercitivas directas en las vidas de los individuos por parte del Estado; por ello, el gobierno de la subjetividad requiere que las autoridades actúen sobre las elecciones, deseos, valores y conductas del individuo de forma indirecta. El dominio experto provee esta distancia esencial entre los aparatos formales de las leyes, los tribunales y la policía, y el moldeamiento de las actividades de los ciudadanos. No logra sus efectos a través de la amenaza de violencia o de represión, sino por la persuasión inherente a sus verdades, gracias a las ansiedades estimuladas por sus normas y en virtud de la atracción ejercida por las imágenes de la vida y del yo que nos ofrece. Los ciudadanos de la democracia liberal han de regularse a sí mismos; los mecanismos de gobierno los conciben como participantes activos en sus vidas. Ya no se piensa que el sujeto político esté motivado por el mero cálculo de los placeres y dolores. El individuo ya no es, en lo que concierne a las autoridades, el mero poseedor de capacidades físicas que deban ser organizadas y dominadas a través de la implantación de parámetros morales y hábitos de conducta. Sea en el hogar, en el ejército o en una fábrica, los ciudadanos piensan activamente, desean, sienten y hacen, se relacionan con otros en términos de estas fuerzas psicológicas, y son afectados por las relaciones que otros tienen con ellos. Tal sujeto ciudadano no debe ser dominado para satisfacer los intereses del poder, sino que debe ser educado e incitado a una especie de alianza entre los objetivos y ambiciones personales y los logros o actividades socialmente o institucionalmente valorados. Los ciudadanos modelan sus vidas a través de las elecciones que hacen sobre la vida familiar, el trabajo, el ocio, el estilo de vida, la personalidad y sus modos de expresión. El gobierno trabaja “a distancia” sobre estas elecciones, forjando una simetría entre los intentos de los individuos de hacer una vida provechosa para sí mismos, y los valores políticos de consumo, beneficio, eficiencia y orden social. Es decir que el gobierno contemporáneo opera a través de una infiltración delicada y minuciosa de las ambiciones de regulación en el interior mismo de nuestra existencia y de nuestra experiencia como sujetos.  Debido a esto, las tecnologías de la subjetividad existen en una especie de relación simbiótica con lo que uno podría denominar “técnicas del yo”: las formas en que estamos capacitados para actuar –por medio de lenguajes, de criterios varios y de técnicas que se nos ofrecen– sobre nuestros cuerpos, nuestras almas, nuestros pensamientos, y nuestras conductas con el fin de lograr felicidad, sabiduría, salud y realización.10 A través de la auto-inspección, la auto-problematización, el auto-monitoreo y la confesión, nos evaluamos a nosotros mismos según los criterios provistos por otros. A través de la auto-reforma, la terapia, las técnicas de cambio corporal, y del moldeamiento calculado del habla y la emoción, nos ajustamos nosotros mismos por medio de técnicas propuestas por los expertos del alma. El gobierno del alma depende de que nos reconozcamos a nosotros mismos ideal y potencialmente como cierto tipo de personas; admitamos el descontento generado por un juicio normativo sobre lo que somos y podríamos llegar a ser, y la incitación a superar esta discrepancia siguiendo el consejo de los expertos en el manejo del yo.

 

Capítulo 1: “La psicología de guerra” (pp. 8-12).

8) ¿En qué reside la novedad o la peculiaridad del planteo de Rose sobre la relación entre la guerra y la psicología? ¿Cómo había sido estudiada esa relación tradicionalmente?

La discusión sobre la guerra en términos psicológicos es actualmente una rutina: las causas psicológicas de la guerra, la psicología del conflicto y del combate, los efectos sobre los estados psicológicos de los combatientes, de los sobrevivientes del campos de concentración y los civiles, y las consecuencias psicológicas de la guerra para el desarrollo de la cultura.5 En una dirección diferente, el estudio de Peter Watson sobre “los usos y abusos militares de la psicología” reveló un continente enorme y escondido de la psicología militar, desarrollado en mayor medida desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, y concentrado, para el bloque occidental, en Fort Bragg, Carolina del Norte, base para la escuela especial de guerra del ejército de EE.UU. Él encontró que: Todo lo que podía pensarse – desde la psicología de la estructura celular de las insurgencias subterráneas a los efectos psicológicos de las armas, desde la selección de hombres para trabajar detrás de la líneas enemigas a las formas de inducir la deserción, desde las formas de evitar que los hombre huyan cobardemente de la batalla a cómo evitar que se les lave el cerebro, desde tests para seleccionar descifradores de códigos al uso de fantasmas para acosar campesinos tribales – ha sido investigado implacablemente y en detalle, así como se extrajo de la investigación psicológica relevante todas las aplicaciones militares que pudiesen llegar a tener.

Watson busca mostrar cómo algunos de estos desarrollos pudieron hacer más probable la guerra, cómo otros desarrollos son problemáticos porque involucran el engaño o el daño de los sujetos, cómo otros involucran la deshumanización del enemigo o la desbrutalización del asesinato, y en general, cómo el debate libre y abierto de las implicancias políticas y éticas de la psicología militar es evitado mediante un secreto obsesivo. Nadie puede dudar de lo significativo de tales cuestionamientos. Sin embargo, mi interés sobre las relaciones de la psicología con la guerra es distinto. No se trata tanto de ver cómo la psicología alteró la naturaleza de la guerra, sino cómo, al involucrarse en la Segunda Guerra Mundial, la naturaleza de la psicología y su relación con la vida social fueron alteradas, cómo la experiencia de la guerra ha transformado nuestras formas de pensar e intervenir sobre la organización de los seres humanos, tanto dentro de las esfera militar como en las no militares. Estas transformaciones no fueron sólo un producto de las biografías personales. No obstante, una mirada sobre los volúmenes de A History of Psychology in Autobiography [Una Historia de la Psicología en Autobiografías] revelan el grado en el que varias de las figuras principales de la psicología de posguerra estaban involucradas en el trabajo de guerra7. En lo que concierne a EE.UU., las relaciones varían de lo bizarro a lo fundamental. B.F. Skinner, por ejemplo, recibió una subvención de defensa en 1944 para un proyecto en el que intentó entrenar palomas para que guiaran misiles hacia sus blancos; Jerome Bruner trabajó en una unidad monitoreando transmisiones extranjeras para proveer información sobre las intenciones y la moral del enemigo.8 De las figuras que participaron en el trabajo de largo alcance en el Departamento de Relaciones Sociales, aparecido luego de la guerra, Gordon Allport estaba involucrado centralmente en el estudio de la moral civil, Samuel Stouffer encabezó la investigación sobre las actitudes del soldado norteamericano, Henry Murray dirigió el equipo de evaluación de la Oficina de Servicios Estratégicos y Clyde Kluckhohn fue codirector de la División de Análisis de la Moral Extranjera en Washington.9 En cuanto a Gran Bretaña, Donald Broadbent, Philip Vernon y Hans Eysenck están entre los psicólogos de posguerra más influyentes, cuyas carreras, en sus momentos iniciales, fue delineada por las tareas de la “guerra psicológica” en el más amplio sentido. Aubrey Lewis, Tom Main, Maxwell Jones y otras figuras claves en el movimiento por una nueva “psiquiatría social”, desplegada luego de la guerra y que integraba temas de psicología social, psiquiatría y psicoanálisis, también estuvieron involucrados en los problemas mentales de la guerra. Lo mismo puede decirse de quienes reformaron la clínica Tavistock y fundaron el Instituto Tavistock de Relaciones Humanas inmediatamente después de la guerra. La formación intelectual y la vocación social de John Bowlby, J.R. Rees, Henry Dicks, Elliot Jaques y muchos otros fueron forjadas en el estudio de la guerra y sus consecuencias. Las transformaciones que trajo la posguerra en las racionalidades y las tecnologías para el gobierno del alma humana son imposibles de entender sin reconocer las formas en que la experiencia de la guerra transformó el aparato conceptual, las prácticas técnicas y las aspiraciones profesionales de los que estuvieron involucrados. Esta experiencia fue dividida en un número de áreas relativamente distintas – selección y entrenamiento de personal militar, las actitudes de los guerreros, la moral en el frente doméstico, la propaganda, los problemas de la producción industrial en tiempos de guerra, el soldado neurótico, los militares que retornan. Pero dos cuestiones las atraviesan a todas: la necesidad de de utilizar sistemáticamente el factor humano y la psicología de grupo. Para poder apreciar por completo la novedad de estas cuestiones, es necesario relacionarlas con el rol previo de la psicología en la guerra.

 

9) ¿Cómo solía ser la participación de los profesionales “psi” en los problemas de la guerra antes de la Segunda Guerra Mundial? ¿Qué “asuntos” significativos destaca Rose?

Antes de la Segunda Guerra Mundial, la participación de los profesionales “psi” de Gran Bretaña y EE.UU. en los problemas de la guerra era limitada. En la Primera Guerra Mundial emergieron dos asuntos de considerable significación. El primero fue el uso de tests de inteligencia en la selección de reclutas. La prehistoria de la evaluación de la inteligencia en EE.UU. ha sido ampliamente discutida, como también sus relaciones con el movimiento eugenésico y sus bases e implicaciones racistas11. Los propulsores del uso militar de los tests de inteligencia acordaron que podrían realizar tres tareas cruciales: segregar y eliminar los mentalmente incompetentes; clasificar a los hombres de acuerdo a su capacidad mental y seleccionar hombres competentes para puestos que requieran un alto nivel de responsabilidad12. Hacia el final de la guerra parecieron haber obtenido un éxito considerable. Se desarrollaron los famosos grupos de tests de inteligencia alfa y beta – el primero requería de la habilidad lectora, el segundo era no verbal- y para 1918 su uso se había extendido a toda el ejército. En el curso de la guerra los test fueron administrados a aproximadamente 1.750.000 reclutas; en más de 7.800 casos se recomendó el rechazo por inferioridad mental y más de 19.000 fueron recomendados para batallones de trabajo o de desarrollo.* Robert Yerkes, presidente de la American Psychological Association [Asociación Norteamericana de Psicología] al comienzo de la guerra y figura líder en el movimiento eugenésico, que había hecho la propuesta inicial para el programa de tests, afirmó que esto demostraba la viabilidad de la evaluación a gran escala, que podía producir un gran incremento en la eficiencia de las grandes organizaciones y ahorrar millones de dólares. Franz Samelson ofrece una evaluación mas mesurada sobre el rol de la psicología en las fuerzas armadas norteamericanas en la Primera Guerra Mundial.13 Sostiene que las recomendaciones de los psicólogos fueron un factor relativamente menor en las tasas de rechazo y despido o en las decisiones sobre la distribución. Otros criterios, basados en parámetros militares, parecen haber sido más influyentes; había un escepticismo considerable sobre la utilidad de los tests. Esto podía verse en, y se reforzaba por, la débil posición estratégica de los mismos evaluadores mentales, quienes no se encontraban ni en el cuerpo médico ni en la Oficina del General Adjunto de los EEUU, sino en el Cuerpo de Salud. Después del armisticio, no fue impulsada la evaluación psicológica en el ejército. Se ha afirmado que, cualquiera haya sido la forma en que las fuerzas armadas contribuyeron a la ciencia, para los propósitos militares sólo se requería un simple test de selección para el rechazo de los mentalmente incapacitados, el cual no necesitaba ser administrado por psicólogos entrenados. En 1919 el Departamento de Guerra norteamericano eliminó el servicio psicológico, y con éste, concluye Samelson, desapareció el trabajo psicológico en todo el ejército. Una contribución de la psicología, mucho más significativa que los test de inteligencia, según Samelson, fue el desarrollo de lo que parece a la vez trivial y burocrático –la introducción de un sistema de personal especializado. Walter D. Scott, quien era responsable de la racionalización del sistema de personal, recibió la medalla al Servicio Distinguido luego de la guerra. Bajo su dirección fueron construidas tablas de requisitos ocupacionales para diferentes unidades y se registraron las capacidades especializadas de los individuos. El sistema, por lo tanto, poseía la capacidad de combinar unas con otros y distribuir los especialistas calificados de forma sistemática y racional en los lugares en que fueran requeridos.

 

10) ¿Cuál fue la importancia de la experiencia de las “neurosis de combate” (shell-shock), tanto para la psiquiatría como para el movimiento de la higiene mental?

En lo concerniente a la psiquiatría, la experiencia de las neurosis de combate tuvo efectos profundos. Numerosos médicos jóvenes fueron expuestos al trabajo con individuos con síntomas psiquiátricos bien desarrollados, aunque sus antecedentes fuesen aparentemente normales. Más aún, se dijo que el uso de técnicas psicoterapéuticas derivadas en forma amplia del trabajo de Freud y Janet, que iban desde la reeducación racional, persuasión, sugestión e hipnosis, hasta una especie de psicoanálisis, dio buenos resultados. Estos trabajos y su éxito, tuvieron derivaciones en dos direcciones. La primera pareció sustentar una concepción dinámica de los procesos psicológicos, que admitía características como el inconsciente y la represión, pero refutaba el argumento freudiano de una etiología sexual específica para los trastornos mentales; ésta tendió a ser reemplazada por una teoría de instintos múltiples que entraban en conflicto entre ellos debido a presiones sociales contradictorias. Esto último pareció tener un valor de evidencia para la significación social de los trastornos mentales menores, y para su tratamiento, que desafiaba de este modo los enfoques previos sobre la insania grave, que requeriría del encierro prolongado y generalmente era considerada como de origen orgánico e intratable. El movimiento de la higiene mental tomaría partido por esta causa, acentuando la importancia de esos desordenes nerviosos “funcionales” y su rol en los problemas sociales, desde la criminalidad hasta la ineficiencia industrial, y buscó promover la salud mental y el bienestar a través de intervenciones tempranas, separadas del tratamiento de pacientes, y con medidas profilácticas. En esta área de interés aparentemente periférica, nacía una nueva forma de concebir la relación entre la locura y la sociedad. Dentro de esta nueva concepción no sería ya una cuestión de predisposiciones orgánicas, causas desencadenantes y períodos de insania virtualmente incurables. La locura fue desde entonces pensada en términos de higiene social. La salud mental podía ser mantenida por medio de una adaptación adecuada en las condiciones de vida y de trabajo; una pobre higiene mental y el estrés podían promover la neurosis en un vasto número de personas. Los efectos no eran ya el escándalo social o una florida sintomatología, sino la infelicidad, la ineficiencia, la incompetencia, la inadaptación y las conductas antisociales. Los efectos que produjo ese enfoque en la eficiencia institucional fueron considerables. Un asesoramiento calificado podía prevenir la ineficiencia, reintegrar al inadaptado y promover la eficiencia y la satisfacción. Durante los años de entreguerras estas formas de

Pensar y de actuar proliferaron, aunque no dentro de la maquinaria militar misma. Pero, como veremos, mientras las hostilidades se hicieron concebibles, posibles y luego inevitables durante la década de 1930, las experiencias psiquiátricas de la Primera Guerra Mundial fueron extrapoladas hacia el futuro, con predicciones funestas sobre los efectos de dichos trastornos nerviosos funcionales sobre la eficiencia de las fuerzas combatientes y sobre la salud mental y la moral, tanto de los militares como de los civiles. Ganar la guerra hubo de requerir un intento concertado de entender y gobernar la subjetividad del ciudadano.

 

Capítulo 4: “Los grupos en la guerra” (pp. 13-20).

11) ¿Cuál era el propósito del “Proyecto Columbia”, basado en el estudio de veinte millones de personas durante la posguerra? ¿Cuáles fueron sus conclusiones en términos de “política organizacional?

El General Dwight Eisenhower, luego presidente de los EE.UU., estableció un Proyecto de Conservación de los Recursos Humanos en la Universidad de Columbia, con el patrocinio de organizaciones tan variadas como la Fundación Ford, la General Electric, la Corporación de Radio Americana, Coca-Cola, Standard Oíl, y la compañía de alfombras Bigelow-Sanford. Einsenhower estaba

Estimulado por su propia experiencia de escasez de mano de obra durante la campaña en el norte de África y en el escenario europeo de la batalla de Bulge [Ardenas]; sabía, al mismo tiempo, que un gran número de jóvenes norteamericanos estaban siendo rechazados del servicio militar o estaban siendo prematuramente despedidos debido a que se juzgaba que no tenían las cualidades mentales ni emocionales para hacer de ellos buenos soldados. Alrededor de veinte millones de de hombres fueron examinados en cuanto a su idoneidad para el servicio militar, de los que catorce millones fueron enlistados, y hubo registros no sólo de los resultados de sus evaluaciones, sino también detalles de su desempeño en la vida militar y algunas indicaciones sobre cómo se desempeñaban en la vida civil antes del enrolamiento y luego del rechazo. El proyecto Columbia se proponía hacer un análisis de estos registros del personal de guerra como una base para la planificación hacia el futuro, no sólo de las fuerzas armadas, sino de la

Nación en su conjunto. El proyecto, dirigido por el profesor Eli Ginzberg, publicó estudios basados en estos análisis. Sus conclusiones fueron que las fuerzas armadas pagaron un alto precio por su falta de conocimiento de las características del conjunto del potencial humano, de sus futuros requerimientos, del potencial de los reclutas, y de la capacidad de aquellos que muestran deficiencias para llevar a cabo adecuadamente ciertas tareas particulares o mediante una asistencia especifica. En particular, la selección era inadecuada si no estaba acompañada de un entrenamiento y una asignación apropiada para adecuar al individuo a la organización, de forma tal que pueda actuar eficientemente. Esto había sido insuficientemente reconocido. El resultado había sido para el ejército la pérdida de dos millones y medio de hombres, el equivalente de cincuenta divisiones. La lección era clara: una política organizacional podía mejorar el desempeño de las grandes organizaciones en la medida en que tomara en cuenta la personalidad y la motivación. El uso pleno de los recursos de la nación requería, entonces, de parte del gobierno, de una política de recursos humanos concebida y organizada en términos psicológicos.

 

12) Según los estudios de Shils y Dicks, realizados después de la Segunda Guerra Mundial, ¿cuál era el valor del grupo primario para los soldados? ¿Qué consecuencias tuvo este descubrimiento para la psicología social?

La conducta durante el combate parecía depender de la solidez de los vínculos entre el soldado y sus compañeros, fortalecida a su vez por la lealtad al liderazgo inmediato, más que de principios irreales y distantes o de las causas de la guerra. Paradójicamente, el soldado norteamericano se movilizaba exactamente por las mismas fuerzas que su enemigo alemán, cuya principal motivación, de acuerdo con la interpretación de Shils sobre sus investigaciones con Dicks, también derivaba de su lealtad a su grupo primario y a su líder, antes que al ejército en su conjunto o a las autoridades superiores. Con el descubrimiento del grupo primario como el elemento clave en las relaciones entre el individuo y la organización, los científicos sociales norteamericanos, en la guerra, reforzaron las tesis que los psicólogos industriales norteamericanos habían elaborado en la década del 30: la gestión en el ejército, como en la fábrica, se lograba actuando sobre los lazos del grupo primario y alineando a los individuos por medio de este mecanismo con los objetivos de la organización.14 La psicología social podía convertirse en una ciencia de la administración. En un nivel más rutinario e inmediato, la investigación psicológica podía intervenir en decisiones militares muy detalladas, en tanto la motivación y la satisfacción parecían ser un producto de los asuntos y exigencias de la existencia diaria: el estatus, el confort, la mínima exposición al peligro, y el entrenamiento para asistir al individuo luego de su baja en el servicio. La investigación sobre la actitud permitió que esos propósitos generales fueran especificados en términos apropiados para la administración: cómo organizar el ocio, donde ubicar a las mujeres o los negros, como evitar el descontento por medio de una cuidadosa secuencia de fases de la desmovilización. El saber experto psicológico se convertiría en la clave de la armonía organizacional. El estado psicológico de los oficiales no era menos importante que el de los reclutas. La selección de oficiales comenzó a plantearse como un problema en los primeros años de la guerra. En primer lugar, había mucha preocupación por la aparentemente elevada tasa de crisis psiquiátricas entre los oficiales, como resultado, se creía, del nombramiento de hombres con historias de inadaptación o trastornos neuróticos. En segundo lugar, había una alta tasa de rechazo en las unidades de formación de cadetes, en palabras de Rees: “nos encontrábamos a la deriva” una vez que el suministro de hombre jóvenes de las universidades y de las escuelas públicas comenzaba a escasear. Estaban acostumbrados a elegir individuos cuya procedencia y opiniones les eran familiares. Ahora se encontraban en aguas desconocidas: aceptaban para la formación a muchos que podrían fallar y rechazaban a muchos que podrían tener éxito. Esto impulsó la sospecha, ya existente, de que las preferencias de clase estaban influenciando las decisiones de las promociones, lo que producía daños en la moral y en las solicitudes de promoción. Dado el reconocimiento de la importancia del liderazgo para la felicidad, el bienestar y la eficiencia de las unidades de combate, algo tenía que hacerse.

 

13) ¿Cómo se diferenció el uso de situaciones reales para la evaluación de capacidades, en Gran Bretaña, de los métodos utilizados en EEUU? Desarrolle el ejemplo de la técnica del “grupo sin líder” de Bion. En la exportación de estas técnicas a EEUU, ¿qué se detectó como “crucial” para el “espíritu de una unidad de combate”? // 14) ¿Por qué razón Rose afirma que la “invención del grupo” fue la “lección psicológica y psiquiátrica más consistente de la experiencia de la guerra? Desarrolle

Los candidatos y daban una opinión sobre los resultados de los test psicológicos, aunque no se limitaban a identificar a los inestables, sino que actuaban también como expertos generales en la personalidad.17 Si bien las primeras restricciones en los procedimientos provinieron de la falta de personal entrenado y de problemas con el número de candidatos, había una hostilidad más profunda por parte de muchos oficiales del ejército. Se pensaba que los psiquiatras ejercían una influencia desproporcionada con su estatus, que estaban recomendando el rechazo de candidatos adecuados sobre la base de creencias exageradas sobre la importancia de cosas tales como la adaptación sexual, y que cualquier beneficio que podría haber surgido de sus actividades era superado por los efectos dañinos del resentimiento despertado en los candidatos, no solo por sus preguntas a veces insensibles sino también por su propia presencia. Como resultado de tales críticas, su rol fue reducido a entrevistar aquellos potencialmente anormales; cuando la guerra terminó, el Comité Crocker, que investigó el trabajo de las WOSBs, recomendó que no eran necesarios como miembros permanentes de las Juntas. A pesar de esto, una nueva posibilidad se presentó en la agenda: el psiquiatra no como un guarda de los lunáticos, sino como un guía acreditado en el territorio de la subjetividad, un asesor multi-propósito para la utilización del factor humano en la vida institucional. En lo que les concierne a los psicólogos, la evaluación estaba a la orden del día. Pero la falta de psicólogos entrenados significó que la mayoría del trabajo de evaluación fue llevado a cabo por sargentos entrenados que actuaban como asistentes de los psiquiatras, quienes interpretaban los resultados de las evaluaciones. El grueso de los psicólogos profesionales estaba confinado a los centros de investigación y entrenamiento; tenían mayores dificultades para encontrar un punto de apoyo efectivo dentro de los procedimientos institucionales que los psiquiatras, mejor calificados por ser médicos. Pero esto no era debido sólo a que eran un pequeño número y tenían un bajo estatus en general. También se debía a que

La adecuación de los oficiales parecía ser sobre todo un asunto de carácter y personalidad, y estos aspectos de la vida psicológica habían mostrado ser resistentes a la cuantificación en el período de preguerra.18 La guerra misma permitió que esto cambiara, principalmente por el trabajo hecho en EE.UU. Grandes poblaciones estaban disponibles para la investigación psicológica, la financiación era abundante, y podían ser aplicadas técnicas avanzadas de estadística. Los resultados de este trabajo, como el

Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota [MMPI], que medía atributos histéricos, neuróticos y esquizoides, y el Cuestionario de Personalidad de Dieciséis Factores de Cattell, llegaron tarde para la acción en la guerra. Sin embargo, hicieron por la personalidad lo que las evaluaciones hicieron por la inteligencia: permitieron que sea visualizada, materializada, inscripta, calculada y administrada. Mientras los EE.UU. proveían las técnicas para la estandarización de la personalidad, Gran Bretaña innovó en el uso de situaciones reales para la evaluación de la capacidad –la observación de los candidatos mientras hacían las variadas tareas asignadas–. La racionalidad psicológica de este proceder se apoyó en parte en la influencia de los enfoques de la teoría del campo de los psicólogos sociales norteamericanos, en particular Lewin y Moreno.20 Parecía ser que las características que todos los oficiales exitosos poseían no eran cualidades constantes del individuo, y que éstas no eran independientes del contexto. El liderazgo no era una cualidad inherente al individuo, que podía ser demostrada tanto por los tests como por la vida real.21 La personalidad estaba organizada como un todo, un sistema de tensiones o necesidades que interactuaban dinámicamente entre las demandas variables de las diferentes situaciones. La “cualidad de oficial” debía, por ende, ser analizada y evaluada en términos de los principales roles que los futuros oficiales estarían llamados a ocupar: el más crucial era el liderazgo en pequeños grupos, la capacidad de darle una dirección al grupo y de mantener su cohesión y su solidaridad contra las fuerzas disruptivas internas y externas. Esta forma de razonar llevó a Wilfred Bion a inventar su famoso test del “grupo sin líder”. El propio relato de Bion merece ser citado en extenso: La esencia de la técnica que fue desarrollada, que se ha convertido en la base de las técnicas de selección en muchos campos, fue proveer un marco de trabajo en el que los oficiales seleccionadores, incluyendo a los psiquiatras, podían observar la capacidad de un hombre para mantener relaciones personales en una situación de presión que lo tentaba a relegar los intereses de sus compañeros para defender los suyos  propios. La situación tenía que ser tomada de la vida real. La situación de presión y la tentación de dar rienda

suelta a sus ambiciones ya estaba ahí (...) El problema era capitalizar el campo emocional existente en función de probar la calidad de las relaciones del hombre con sus compañeros (...) La tarea efectiva del test permanecía bajo un manto de invisibilidad para los oficiales evaluadores que estaban presentes (...) No era un test artificial, sino una situación de la vida real que debía ser observada – esto es, la forma en la cual las capacidades de un hombre para las relaciones personales se sostiene bajo la presión del miedo al fracaso o de los deseos de éxito personal, tanto propias como de los otros. El concepto de grupo se transformaría en el principio organizador del pensamiento psicológico y psiquiátrico con respecto a la conducta individual. Desde los años de la guerra en adelante, la vida social e institucional fue concebida cada vez más como un conjunto de relaciones emocionales intersubjetivas, el

Interjuego entre solidaridades sociales y dinámicas individuales de personalidad. Lo que estaba en cuestión no eran los rasgos estáticos del carácter, sino las formas en las que los individuos resolvían los conflictos personales en el contexto de las decisiones, las direcciones y la cohesión del grupo. La invención del “grupo”, la concepción de las relaciones “sociales” o “humanas” como determinantes clave de la conducta fue la lección psicológica y psiquiátrica más consistente de la experiencia de la guerra.

El enfoque sobre la evaluación desarrollado en los WOSBs sería exportado a los EE.UU., donde la “evaluación situacional” sería la base de las técnicas usadas por la Oficina de Servicios Estratégicos norteamericana para la selección de personal, bajo la dirección de Henry Murray.23 Mas aún, operando en estos términos, el dominio experto psiquiátrico también pudo también transformar las técnicas para el entrenamiento y el manejo de los soldados. En esto la solidaridad era la clave. Los soldados no serían entrenados para pelear eficientemente inculcándoles el odio hacia el enemigo o endureciéndolos hasta el salvajismo mediante la exposición a grandes cantidades de sangre. Ciertos condicionamientos a los rigores de la guerra podían ayudar, como la “inoculación de la batalla”, según la cual se los exponía gradualmente a explosiones de bombas y sonidos. Pero el espíritu de una unidad de combate dependía mayormente de otras cosas. Lo que era crucial eran los lazos psicológicos y las relaciones entre sus miembros; la solidaridad del grupo. No se trataba de la disciplina externa, de obedecer órdenes y seguir reglas. Se trataba de la disciplina interna, del orgullo de cada individuo respecto de su grupo, de su sentimiento de valía y pertenencia, y del valor y el significado de sus propias contribuciones a la vida del grupo. La eficiencia del conjunto fue interpretada en términos de las relaciones psicológicas de sus miembros, lo que producía simultáneamente una nueva forma de indagar y de representar la eficiencia probable de un conjunto de individuos enfocados en una tarea, así como una nueva forma de regularla y maximizarla. Fue similar la significación que tuvieron las diferentes experiencias de rehabilitación de soldados que padecían síntomas psiconeuróticos y de los prisioneros de guerra que retornaban, desarrolladas por Bion, John Rickman, y Tom Main y Maxwell Jones –los principales protagonistas de la psiquiatría social

Que despegaría en el período de posguerra.24 Bion y Rickman fueron designados en 1943 en el Hospital Militar de Northfield, cerca de Birmingham, para encargarse de ciertas condiciones que escapaban al control en el ala de entrenamiento. Rickman utilizó la discusión de grupo para hacer hincapié, ante los mismos pacientes, sobre las relaciones del individuo con el grupo, y desarrolló el concepto de “buen espíritu de grupo” como objetivo del proceso. El grupo necesitaba un propósito común; debía reconocerse,

Reconocer sus límites y su posición, la función y contribución de cada individuo; debía desarrollar la capacidad de enfrentar y afrontar el descontento que había dentro del mismo grupo.

 

15) ¿Cuál habría sido, según Rose, la experiencia que marcó el nacimiento de la psicoterapia de grupo, en 1942? ¿En qué presupuestos sobre la patología y sobre la cura se basaba dicha experiencia?

Al mismo tiempo, un experimento paralelo se estaba desarrollando con una tecnología análoga. En 1942, Pat Wood, un cardiólogo, y Maxwell Jones, un psiquiatra, se convirtieron en directores conjuntos de una unidad de cien camas para el tratamiento del “síndrome de esfuerzo”. La unidad de neurosis Mill Hill fue uno de los dos establecimientos para el tratamiento de las neurosis de guerra organizado por el Ministerio de Salud con personal proveniente del hospital Maudsley. Mientras las otras unidades utilizaban

tratamientos de corto plazo como la insulina modificada, la abreacción mediante el uso de éter, la narcosis continua y el narco-análisis, en Mill Hill se ponía énfasis en la aplicación de concepciones psicológicas y sociológicas de tratamiento. Los investigadores concluyeron, luego de un examen cardiológico detallado, que el síndrome de esfuerzo – falta de aliento, palpitaciones, dolor en el lado izquierdo del pecho, vértigo postural, ocasionales ataques de desmayo y fatiga - no estaba relacionado con una enfermedad cardiaca. Por el contrario, fue considerada como una dolencia psicosomática. Se desarrolló todo un trabajo de discusión, que involucraba a los enfermeros, para explicar a los pacientes los mecanismos fisiológicos que producían sus síntomas, en la búsqueda de aliviar la ansiedad que exacerbaba el problema y de cambiar las actitudes de los pacientes hacia sus síntomas. Estos grupos de discusión pronto se expandieron y comenzaron a tratar  temas surgidos de la vida en el pabellón y en cualquier otro lugar; tomaron la forma de discusiones grupales y, frecuentemente, se hicieron dramatizaciones de los problemas. Gradualmente pareció que la

Totalidad de la vida hospitalaria podía afectar la enfermedad, provocando un deterioro en la condición o la participación terapéutica. Más aún, las reacciones de los pacientes hacia la comunidad hospitalaria reflejaban sus reacciones hacia la comunidad exterior. Por lo tanto, esta última podía ser alterada si se intervenía sobre las reacciones de los pacientes. Había nacido la psicoterapia de grupo.

Estas nociones de la patología como un fenómeno grupal y la cura como un asunto de rehabilitación de individuos asocializados fueron luego desarrolladas en las unidades que se establecieron para los prisioneros de guerra que regresaban. Esto fue parte de la tarea masiva de reubicación laboral llevada a cabo por el Ministerio de Trabajo cuando la guerra terminó. Se establecieron veinte unidades civiles de reubicación con el objetivo de rehabilitar ex-prisioneros de guerra para la vida civil. En estas “comunidades transitorias para la reconexión social”, Adam Curle, Eric Trist y Tommy Wilson extendieron y refinaron los análisis y las técnicas que más tarde serían aplicadas a las terapias de grupo del período de posguerra. Maxwell Jones fue designado responsable de la unidad creada en el Southern Hospital, Dartford, en Kent, y volvió a emplear los procedimientos desarrollados en Mill Hill, buscando además

Conectar la “comunidad transitoria” con la comunidad local adyacente. Mientras que antes la rehabilitación había sido un mero complemento de la terapia conducida por otros medios - mediando entre la vida bajo el dominio de la medicina y la vida como un asunto privado – ahora se trasformaba en un continuo con la intervención terapéutica misma, de hecho pasó a ser la esencia de ésta. La vida relacional del grupo se había transformado tanto en el campo de la enfermedad como en el dominio de la cura.

 

PSICOLOGÍA, PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL. DAGFAL

1) ¿Cuáles fueron los orígenes del movimiento de la higiene mental? Describa las condiciones que hicieron posible su emergencia, sus objetivos y su visión sobre la institucionalización de la locura

Más allá de los avatares personales de Beers, el movimiento de la higiene mental se situaba en el cruce de las antiguas tradiciones de la higiene pública, la medicina mental y la medicina social, preocupándose por las condiciones ambientales de la enfermedad. Erosionado el paradigma heredo-degenerativo, las causas de la patología mental comenzaban a situarse del lado del medio, al igual que en las enfermedades infecciosas, como la tuberculosis, o en flagelos sociales como el alcoholismo. De este modo, para evitar la aparición de enfermedades mentales, era necesario apelar a medidas profilácticas de tipo inespecífico, prestando atención a las condiciones de habitación y a la alimentación, además de promover el ejercicio físico y el deporte, entre otras indicaciones que buscaban contribuir a una “vida saludable”. En ese contexto, la vieja máxima de Juvenal, el poeta latino, “mens sana in corpore sano”, cobró nueva fama. Respecto de la locura, el higienismo mental no cuestionaba la existencia del asilo; sólo limitaba sus indicaciones terapéuticas y abogaba por mejores condiciones de internación. Si la alienación era una enfermedad “mental”, vinculada con un medio determinado, y ya no “cerebral”, esto implicaba que no debía entenderse siguiendo una lógica de “todo o nada”. La enfermedad mental admitía entonces diferencias de grado más o menos importantes, dentro de un continuo que iba desde la salud hasta la locura, lo cual hacía que las afecciones menos importantes pudieran ser tratadas en forma ambulatoria. La creación de servicios externos, sin necesidad de hospitalización, fue entonces recomendada para el tratamiento de los alcohólicos, los neuróticos y las formas “leves” de la locura, entre otras patologías. Este programa, que fue determinante en la modificación de antiguas prácticas, suscitó la oposición de sectores mayoritarios de la psiquiatría y la neurología tradicionales, que se aferraban a la causalidad orgánica y a la solución asilar. En consecuencia, su aplicación no fue tan generalizada ni tan masiva como suele creerse.

 

2) ¿Cuál era la concepción prevalente sobre la enfermedad mental que caracterizó al movimiento de la higiene mental? ¿Cómo se relacionan estas ideas con las prácticas de la eugenesia?

Cabe destacar que si bien la higiene mental rompía en gran parte con las teorías hereditarias propias del siglo XIX, no por ello dejaba de tener una concepción naturalista de la enfermedad, orientando su acción por premisas adaptativas que equiparaban el funcionamiento de la sociedad a la relación de un organismo con su medio. A menudo, en su afán de intervenir sobre el cuerpo social a partir de los saberes extraídos de las ciencias de la vida, el higienismo se emparentaba con la eugenesia y con otras formas de darwinismo social. Así, las estrategias no coercitivas para el “mejoramiento de la raza”, como por ejemplo aquéllas vinculadas con ciertas formas de profilaxis reproductiva, no dejaban de estar presentes en su horizonte instrumental. Habría que agregar que el programa eugenésico “duro” había logrado imponerse en algunos estados norteamericanos durante los años ‘20. Para ello, la legitimación aportada por algunos psiquiatras y psicólogos de orientación biológica resultó decisiva. Ellos enunciaron los fundamentos teóricos que permitieron la aprobación de leyes que implicaban medidas tales como la esterilización de los débiles mentales, los delincuentes reincidentes, etc., procedimientos que poco tiempo después serían llevados hasta los límites de lo impensable en la Alemania de Hitler.

 

3) ¿Cuál fue el “nuevo zócalo epistemológico” asociado al surgimiento de la salud mental y qué función cumplieron el psicoanálisis y las ciencias sociales en este movimiento?

Luego de la segunda guerra mundial, el pasaje de la higiene mental al movimiento de la salud mental implicó toda una serie de condiciones, que iremos desgranando progresivamente. En primer lugar, en el nivel institucional, sería difícil marcar una ruptura neta entre ambos, toda vez que las continuidades resultan manifiestas. Sin embargo, después del nazismo y la “solución final”, entre muchas otras razones, es evidente que las intervenciones sobre la sociedad ya no podían autorizarse en el mismo tipo de saberes que habían orientado el programa eugénico de principios de siglo. Al mismo tiempo, la declinación del positivismo y el florecimiento de las ciencias sociales aportaban un nuevo zócalo epistemológico, alejado del naturalismo, para toda disciplina que pretendiera ocuparse de la sociedad. En ese marco, el psicoanálisis, que en sus diversas variantes había sido incorporado de pleno derecho dentro del arsenal terapéutico “dinámico” de la psiquiatría norteamericana, proveía una matriz teórica que permitía articular los avatares de la historia individual con un modelo de causación más propiamente social. En todo caso, la nueva época era reacia a las explicaciones monocausales, de tipo lineal, y el freudismo, que había contribuido a la declinación de antiguos modelos explicativos, se aprestaba ahora a reemplazarlos. Apenas terminada la guerra, en 1945, la Association for Mental Health of England and Wales encargó a John Rowlings Rees la organización del “Tercer Congreso Internacional de Higiene Mental”. Durante la guerra, Rees había sido consultor “sénior” del ejército británico. Había estado también entre los fundadores del Tavistock Institute of Medical Psychology, que luego sería la sede del Tavistock Institute for Human Relations. En 1946, Rees acudió a Nueva York, donde obtuvo el acuerdo del International Committee on Mental Hygiene (ICMH), además del apoyo de la American Psychiatric Association (APA). Más tarde, obtuvo también el acuerdo de un grupo de Psiquiatras reformistas (compuesto por William Menninger, Karl Menninger, Daniel Blain, Bernard Wortis, etc.) que acababa de institucionalizarse en 1946, con el nombre de GAP (Group for the Advancement of Psychiatry), y que iba a tomar las riendas de la poderosa asociación psiquiátrica norteamericana en 1949. Finalmente, el congreso tuvo lugar en Londres, en agosto de 1948, con una organización muy ambiciosa. En realidad, incluía tres congresos sucesivos: uno de “psiquiatría infantil” (al que asistieron Anna Freud y Melanie Klein), otro de “psicoterapia médica” y un tercer congreso de “salud mental”. Con lo cual el Tercer Congreso Internacional de Higiene Mental se transformó en el Primer Congreso Internacional de Salud Mental, bajo la presidencia de Rees. Un mes antes, se había reunido allí una comisión internacional, con el fin de redactar el acta de fundación de la World Federation for Mental Health (Federación Mundial de Salud Mental), destinada a tomar la posta del antiguo ICMH. Además de Rees, entre sus miembros más prominentes estaban Harry Stack Sullivan –un freudiano disidente que había sido consultor del Selective Service del ejército de Estado Unidos–, George Brock Chisholm –un psiquiatra que había sido responsable de la selección de personal en ejército canadiense– y Margaret Mead –una reconocida antropóloga cultural, cuya presencia muestra hasta qué punto era importante el rol otorgado a las ciencias humanas dentro de este proyecto–. El documento producido, llamado “Salud mental y ciudadanía mundial”, fue aprobado en ese mismo congreso de Londres.

 

4) ¿Qué efectos tuvo la Segunda Guerra Mundial sobre las prácticas en salud mental? Considere en su respuesta el documento publicado en 1948 por la Federación Mundial para la Salud Mental

William Menninger (1899-1966) era el hijo menor de una familia de médicos. En 1925, junto con su padre Charles (un homeópata de origen berlinés) y con su hermano mayor, Karl, fundaron en Topeka (Kansas) una clínica psiquiátrica que se convertiría en el prototipo de la implantación del psicoanálisis en el seno de la psiquiatría norteamericana. Contra los antiguos métodos manicomiales, la clínica Menninger proponía un tratamiento llamado “ambiental” (milieu treatment) que, si bien no eliminaba la internación, pretendía abordar al paciente con un enfoque multidisciplinario cercano al que luego adoptaría la psiquiatría comunitaria. En los años ’30, luego de la visita de Karl a Sigmund Freud, la clínica se transformó en uno de los polos de recepción de analistas emigrados, lo cual le valió el mote de “la Viena de los campos de maíz”. En 1942, se transformó en el cuarto instituto de formación analítica reconocido en Estados Unidos (después de Nueva York, Chicago y Boston). Mientras Karl se hacía famoso publicando libros de divulgación (como The Human Mind y Man against Himslef), William era designado responsable de la división neuropsiquiátrica del ejército norteamericano, con el rango de brigadier general. Después de la guerra, en 1946, además de crear el GAP, según hemos visto, William Meninger fue electo presidente de la poderosa American Psychoanalytic Association. Junto con otros analistas nacidos en Estados Unidos, se opuso entonces activamente a la separación entre psicoanálisis y psiquiatría que reclamaban los analistas más ortodoxos, de origen europeo, que a su vez defendían el análisis profano. Menninger, por el contrario, abogó durante su mandato por un psicoanálisis “a la americana”, medicalizado y de difusión masiva. También en 1946, la clínica de Topeka se transformó en la escuela de psiquiatría más grande del mundo. No es raro entonces que, en 1948, William Menninger haya aparecido en la tapa de la revista Time como “el gerente de ventas de la psiquiatría en Estados Unidos”. El texto de Menninger sobre “El papel de la psiquiatría en el mundo actual”, de 1947, debe ser situado en el contexto más amplio de todos estos debates. Para una disciplina triunfante en una potencia triunfante, no puede dejar de observarse el carácter programático y la voluntad fundadora de esta alocución. Si Estados Unidos se había atribuido la misión de liderar la reconstrucción de Occidente, la psiquiatría se había atribuido el rol de liderar la reconstrucción moral de Estados Unidos, pero a partir de una visión universalista. En efecto, el sentido común de esta generación de psiquiatras reformistas que se encumbraron durante la posguerra indicaba que, para prevenir guerras futuras, había que liberar el mundo de nacionalismos, comunitarismos y creencias religiosas estériles, que dividían a los seres humanos y generaban conflictos. La paz sólo podía ser preservada a partir de la difusión de un humanismo laico, universalista y esclarecido, que estos psiquiatras, sin embargo, defendían de manera cuasi-religiosa. En todo caso, después de la debacle colectiva que la segunda guerra mundial había significado, la sociedad norteamericana era muy sensible a los balances sobre lo sucedido, tanto como a las estrategias para impedir su reproducción.

 

5) Señale cuáles son los ejes principales que organizan el texto de Nikolas Rose y cuáles son las relaciones que pueden establecerse entre las preocupaciones de Rose y las investigaciones de Michel Foucault

Con el texto de N. Rose abordamos una bibliografía actualizada sobre el período y los problemas tratados en los documentos de Menninger y Lacan. Al mismo tiempo, este autor presenta el interés de aportar un enfoque foucaultiano de la historia de la psicologia, que aborda una etapa que el autor francés no consideró: el siglo XX, que es el de la definitiva expansión e implantación de la psicología profesional.

Algunas aclaraciones del vocabulario de Rose muestran lo que recibe de la obra de Michel Foucault:

Alma. En el comienzo de Vigilar y castigar Foucault afirma que la penalidad moderna se propone alcanzar no sólo el cuerpo sino el “alma” (“el corazón, el pensamiento, la voluntad, las disposiciones”) del delincuente. El foco ya no estaría en el delito sino en el individuo criminal, su constitución física y psíquica: así nace la antropología criminal; y por esa vía los profesionales “psi” (psiquiatras, psicólogos) pasan a integrarse, como “expertos”, en el dispositivo policial y penal. Sobre esa nueva realidad (que no se construye sólo en la prisión sino también en la escuela, el taller o el hospital), se edifican nuevos saberes y prácticas en las disciplinas humanas y sociales.

Gobierno. Los problemas del “gobierno” aparecen en la obra de M. Foucault a partir de 1977 y 1978, como una prolongación y una especificación de sus investigaciones sobre la biopolítica y el surgimiento de la “población” como objeto y blanco del poder. Por una parte, respecto de la “disciplina”, aparece destacado el problema del sujeto y de los problemas de la relación “ética”, del sujeto consigo mismo. Por otra, el poder ya no es concebido simplemente como lucha o guerra (“hipótesis Nietzsche”) sino como gobierno, es decir, modos de “conducir conductas”; y esto supone admitir un margen de “libertades” en los sujetos. El gobierno se refiere al gobierno de los otros pero también de sí mismo; y lo que interesa a Foucault es justamente la relación entre las formas de gobierno de los otros y las del gobierno de sí. (Véase Edgardo Castro, El vocabulario de Michel Foucault, Bernal, UNQ, 2004, “Gobierno”)

Nikolas Rose busca prolongar la genealogía del sujeto occidental encarada por M.Foucault (que se remonta al mundo griego, romano y cristiano) en una exploración del mundo contemporáneo. Siguiendo esa inspiración, incorpora en su estudio histórico sobre el dispositivo psi, algunos de los rasgos de la investigación foucaulteana sobre las disciplinas, en particular:

  1. a) Queda destacada la dimensión tecnológica de un dispositivo que integra saberes y formas de intervención y de poder.
  2. b) El “gobierno” (tal como queda expuesto en la “Introducción”) se refiere siempre a algo que es del orden de lo “privado” pero de un modo que no se separa del interés o el resultado en el orden “público”.
  3. c) El examen (que es para Foucault la matriz técnica y epistemológica de las “ciencias clínicas”) proporciona un modelo para un dominio experto que requiere de “inscripciones” y registros (el “caso”), y busca hacer del sujeto una entidad calculable. El propósito de Rose es pasar de la “población”, calculable en términos de estadísticas, a la subjetividad, que requiere de otras nociones y técnicas. En particular las formas del autogobierno, autoinspección y confesión (las “técnicas del yo”), que se articulan con las tecnologías aplicadas a la subjetividad.
  4. d) Finalmente, hay que tener en cuenta que el marco de los análisis de Rose son las sociedades occidentales centrales (y los Estados correspondientes) en el período dominado por las políticas liberales, en particular (para los fragmentos seleccionados) en la segunda posguerra (1945 -1950). Como se vio, es el período de consolidación de un dispositivo que, a través del movimiento de la salud mental, se extendió por el mundo y, como se verá en la Unidad IV, llegó a la Argentina hacia fines de los cincuenta.

 

6) ¿Cuáles fueron, según Rose, los “nuevos problemas y exigencias” que plantearon las dos guerras mundiales a la psicología y a la psiquiatría? En su respuesta, destaque las diferencias entre las enseñanzas aportadas por cada guerra. ¿Cuáles fueron las nuevas formas de subjetividad que se configuraron durante la Segunda Guerra Mundial? Señale las diferencias entre la experiencia inglesa y la norteamericana  

Psicología de guerra. Las guerras mundiales proporcionaron la ocasión para una experiencia extraordinaria, en gran escala, y plantearon nuevos problemas y exigencias a la psiquiatría y la psicología.

1) Rose destaca dos grandes áreas, nacidas de la experiencia de la segunda guerra mundial: las relaciones humanas y el grupo. Señala las innovaciones tecnológicas y su impacto sobre ámbitos de acción del dispositivo “psi” en la familia, el trabajo y la sociedad en general.

2) Destaca algunas diferencias entre las enseñanzas dejadas por la primera guerra mundial y la segunda. La primera guerra mundial (1914-1918) fue la ocasión de una amplia utilización, por los Estados Unidos, de tests de inteligencia y aptitudes con fines de selección y clasificación de soldados y oficiales. También sirvió para plantear un primer sistema de personal que se planteaba un ajuste entre los requerimientos de las tareas y las capacidades de los individuos. El autor muestra que estas experiencias (relacionadas con los primeros desarrollos de la psicología industrial) tuvieron un desarrollo mucho menor en Inglaterra. Por otra parte, muestra las dificultades para implantar y mantener esas nuevas formas administrativas y de gestión en las fuerzas armadas después de la guerra.

3) Un área destacada en la primera guerra fue el de las “neurosis de combate” (shell-shock) y sus efectos sobre la psiquiatría. Sobre todo:

  1. a) convalida una concepción “dinámica” (Freud, Janet) de los trastornos;
  2. b) pone de relieve su significación social, en una dirección que converge con el movimiento de la higiene mental, que se orienta hacia la consideración de la dimensión colectiva.

En el análisis de Rose se destacan las enseñanzas de esa primera experiencia de psiquiatría de guerra y sus efectos en el período de entreguerras, hacia los años treinta. Interesa, sobre todo, el modo como son retomadas durante la segunda guerra.

Los grupos en la guerra. La segunda guerra va a significar, para Rose, la entrada de la subjetividad bajo otras formas, sobre todo, la “personalidad” y “los grupos”.

1) Por una parte, se mantienen y se hacen más eficaces los procedimientos “administrativos” en el reclutamiento, selección y distribución de soldados y oficiales. Asimismo, surgen proyectos de capacitación y crece el trabajo de los psiquiatras. El empleo de los tests se orienta a “metas positivas”: ajustar las capacidades del individuo a las exigencias del puesto.

2) Por otra, hay un desplazamiento del individuo a la organización y a la “psicología social”. Un tema destacado es el de las actitudes, que definen una “relación subjetiva” del sujeto con la situación y que buscan ser examinadas, medidas y “calculadas” a través de diversos procedimientos: escalas, cuestionarios.

3) El grupo es “descubierto” en las experiencias de la guerra como una clave de la moral y la eficiencia; es el nexo entre el individuo y la “organización”. Una dimensión asociada al nuevo modelo intersubjetivo es la cuestión del liderazgo que exige cualidades personales y una capacitación especial de los oficiales. A partir de esas enseñanzas puede consolidarse el proyecto de una psicología social como “ciencia de la administración” y un nuevo papel para la psiquiatría.

4) Rose señala las diferencias entre las experiencias en Estados Unidos (que desarrollan procedimientos cuantificables) y en Inglaterra donde en verdad se consolidan las orientaciones de una psiquiatría social basada en los vínculos intersubjetivos:

  1. a) El modelo del “espíritu de grupo” es aplicado a la rehabilitación de las neurosis y los trastornos de carácter.
  2. b) Surgen nuevos criterios de cura que conducen a las experiencias de la comunidad terapéutica; y cambios en el papel del terapeuta que se orienta ahora a “interpretar” más que a dirigir.
  3. c) La psicoterapia de grupos nace de esos grupos de discusión que ahora se focalizan sobre una patología que se considera social.
  4. d) Ese nuevo paradigma social se extiende a distintos grupos de afectados y “desviados”, en la sociedad y en tiempos de paz, tal como puede verse en el texto de William Menninger.

 

UNIDAD IV

BREVE HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA ARGENTINA. DAGFAL

1) ¿Qué problemas plantea la elaboración de una “breve historia de la psicología en la Argentina”? ¿Qué es una periodización? ¿Para qué sirve?

Pretender elaborar una “breve historia de la psicología en la Argentina” plantea al menos dos grandes problemas. En primer lugar, la brevedad es un obstáculo para la profundidad del análisis (que, en un espacio tan reducido, deberá ser muy esquemático, dejando de lado matices y precisiones importantes). En segundo lugar, hablar de “una historia” (y no de varias) presupone una unidad que no es tal, sobre todo si se consideran las cuestiones metodológicas que ya se han abordado en la primera unidad respecto de la “historia crítica”. En ese sentido, entonces, el relato que sigue no tiene pretensiones totalizadoras, sino que tan solo se ofrece como una versión entre muchas posibles. En particular, con el fin de acotar el objeto de análisis, se propone una periodización de la

“historia psi” en la Argentina (es decir, una segmentación temporal del período abordado), que como toda periodización es tan arbitraria como necesaria. En efecto, según cuáles sean los criterios empleados para demarcar el período estudiado, los resultados pueden ser muy distintos.

 

2) ¿Qué periodización de la historia de la psicología en la Argentina puede establecerse si se privilegia la historia de la psicología como profesión? Desarrolle

Si se privilegiara la historia de la psicología como profesión, cabría destacar dos grandes subperíodos. El primero sería un momento pre-profesional, que comenzaría con el siglo XX y se extendería hasta fines de los años). Se trataría de una “psicología sin psicólogos”, entendida sobre todo como disciplina de conocimiento, que se enseñaba en el marco de otras especialidades, que ya implicaba publicaciones y congresos, pero que aún no contaba con un profesional específico que se autorizara en ella. El segundo subperíodo, que se inicia a mediados del siglo XX y llega hasta la actualidad, se caracterizaría por la emergencia del psicólogo como nuevo profesional. Esto pone de relieves varios problemas, como el de su formación universitaria, sus competencias específicas, sus preferencias teóricas, sus modelos de práctica, su relación con otros especialistas (como el psiquiatra o el psicoanalista), su habilitación por parte del Estado, su reconocimiento social, su organización gremial, su identidad profesional, etc. No obstante, esta división de la historia en dos tiempos no implica que antes de la profesionalización no haya habido prácticas psicológicas. De hecho, ya a fines del siglo XIX, en nuestro país, la psicología había servido, por un lado, para interpretar la realidad social y política, y, por el otro, como un saber aplicado, que pretendía resolver problemas de orden público. Del mismo modo, después de la creación de las carreras, además de convertirse en profesión, la psicología tampoco dejó de existir como disciplina de conocimiento.

 

3) ¿Qué periodización establece el autor a partir de una “suma de criterios” (epistemológicos, disciplinares, sociales, políticos y culturales)? ¿Qué subperíodos identifica?

De todos modos, la periodización que proponemos aquí, igualmente imperfecta, se basa en una suma de criterios (epistemológicos, disciplinares, sociales, políticos y culturales), privilegiando el tipo de psicología producido en cada momento histórico. Dicho de otro modo, se tratará de dar cuenta, en cada etapa, de cuáles fueron los objetos de la psicología y cómo se definieron, dando por sentado que esos objetos estaban en relación con problemáticas más generales y con formas de ver el mundo (cosmovisiones) propias de cada época. Así, entre 1896 y 1976, identificamos cinco grandes subperíodos, a saber:

  1. El nacimiento de la psicología en la Argentina: positivismo y nación (1896-1925)
  2. La reacción antipositivista: psicología y filosofía (1925-1943)
  3. Las psicologías aplicadas: psicotecnia y orientación profesional (1943-1955)
  4. La “invención” del psicólogo: psicología y psicoanálisis (1955-1966)
  5. El psicólogo como psicoanalista. La recepción del lacanismo (1966-1976)

 

4) ¿Cómo pueden articularse los diferentes segmentos que se incluyen en esta “breve historia” con los contenidos del resto del programa de la asignatura? Responda haciendo referencia al menos a dos unidades

Los diferentes segmentos que se incluyen en esta “breve historia”, a su vez, pueden articularse con los contenidos del resto del programa de la asignatura. Por ejemplo, en el pasaje del primer al segundo subperíodo puede reencontrarse en Argentina, más tardíamente, el mismo pasaje entre ciencia natural y disciplina del sentido que Foucault sitúa en Europa entre fines del siglo XIX y

principios del siglo XX. En nuestro país, ese cambio de referencias recién se produjo dos o tres décadas más tarde. Otro ejemplo sería el cuarto subperíodo, en el que la obra de José Bleger muestra el impacto simultáneo de autores como Politzer y Sartre y del movimiento de la salud mental. Todo esto, a su vez, nos lleva al problema de la recepción planteado en la primera unidad del programa: En principio, no es lo mismo la historia que parte del “descubrimiento” o de la “fundación” que la que debe hacerse cargo de las lecturas, las traducciones o los desplazamientos. Este es el nudo de la historia de la recepción, en la que el acento se desplaza de los grandes autores y los textos fundadores a la historia las lecturas más eficaces, los contextos de apropiación, las funciones de mediación e implantación de una disciplina. Por otra parte, esto es no sólo relevante sino indispensable en una tradición cultural y de pensamiento como la argentina, dominada por la inmigración y la recepción de ideas, lenguajes y costumbres. Pero los problemas de la recepción no se limitan a las traducciones y desplazamientos entre espacios culturales nacionales; también la circulación y las trasposiciones entre campos disciplinares configurados como “culturas” diversas con lenguajes y reglas propios, exige tomar en cuenta el problema de la recepción como un práctica activa que modifica aquello sobre lo que se aplica.

 

5) ¿Por qué la recepción no implica “una mera copia del original”? Dé un ejemplo de recepción en Argentina ¿Para qué utiliza el autor la imagen de “un espejo que deforma la imagen”?

La recepción no implica una mera copia del original, si se considera que cualquier lectura implica siempre una apropiación particular, desde coordenadas específicas, debe admitirse que dentro de ese proceso de apropiación necesariamente se producen transformaciones, cuyo resultado nunca puede ser una copia fiel. Y lo que cuenta en estas transformaciones no es sólo lo que se suprime, sino también lo que se agrega. Por ejemplo, la recepción argentina de la teoría general de la conducta de Daniel Lagache incorporó una dimensión que no existía en absoluto en la obra de ese autor, que postulaba la unidad de la psicología en torno de un único objeto. En nuestras tierras, en los años ’60, esa concepción del psiquiatra y psicoanalista francés debió articularse a su vez con una concepción inglesa del inconsciente, derivada de las ideas de Melanie Klein. Al mismo tiempo, se dejaban de lado las referencias a Anna Freud, de quien Lagache era amigo y admirador, pero que en el Río de la Plata no tenía tantos adeptos. En ese sentido, si bien se ha dicho muchas veces que la Argentina es “un espejo de Europa”, para no caer en un lugar común, habría que aclarar que se trata de un espejo que siempre deforma la imagen que refleja según su propia perspectiva.

 

6) ¿Cuáles son los rasgos más importantes del subperíodo “El nacimiento de la psicología en la Argentina: positivismo y nación (1896-1925)”?

El nacimiento de la psicología en nuestro país puede situarse a fines del siglo XIX, en un contexto estrechamente ligado al proyecto de la generación del ’80 y a la fundación de la Argentina como estado moderno y nación. En ese marco, dos rasgos distinguen a esta primera psicología vernácula: su definición como ciencia natural, a partir de una cosmovisión positivista, y su filiación privilegiada con el pensamiento francés. El positivismo implicaba una forma de ver el mundo que se apoyaba en una fe casi ilimitada en el progreso y en una confianza extendida en los métodos de las ciencias naturales. En ese sentido, no es extraño que una de las figuras más relevantes de este período, José Ingenieros, haya desarrollado una “psicología biológica” con una fuerte impronta evolucionista. En agosto de 1906, en una crónica enviada desde París al diario La Nación, Ingenieros no sólo daba cuenta de su familiaridad con los principales autores galos, sino que exponía su modo de entender la psicología científica y sus fronteras: Las funciones psíquicas son las más complicadas del animal viviente. Para estudiarlas se necesitan nociones generales de biología y conocimientos especiales de fisiología cerebral. Su estudio entra en el dominio de los fisiólogos y requiere el concurso de sus métodos experimentales y de observación. Para Ingenieros, los conocimientos que no provenían de la clínica o del laboratorio, carecían de un valor científico cierto. Y este interés por la clínica fue el rasgo saliente de estos psiquiatras que integraron lo que se dio en llamar la “escuela de Buenos Aires”. Sin embargo, en la ciudad de La Plata, luego de la creación de la Universidad Nacional, en 1905, se desarrolló una tradición psicológica no médica, con características muy diferentes, pese a que compartía la misma inspiración positivista. En efecto, en 1906, en la Facultad de Ciencias Jurídicas, se implementó una Sección Pedagógica para la formación de profesores. Su primer director fue Víctor Mercante, un educador formado en la Escuela Normal de Paraná, cultor de una pedagogía científica que pretendía apoyar sus descubrimientos en los principios extraídos de la psicología experimental y la antropología biológica. El punto de aplicación de estas teorías eran los alumnos de las escuelas primarias, cuya educación debía basarse en normas generales que le aportaran racionalidad, así como en determinados conocimientos prácticos. Tanto esas normas como esos conocimientos tenían que cimentarse de manera empírica, tarea a la que dedicarían gran parte de sus vidas el mismo Mercante, su amigo Rodolfo Senet y su discípulo Alfredo Calcagno, privilegiando en sus investigaciones la utilización de métodos experimentales y estadísticos. La llamada “escuela de la Plata”, en suma, promovió una psicología no clínica, ligada al ámbito de la educación. Por otra parte, el positivismo no solo implicaba una forma de ver el mundo, sino también una decidida voluntad de transformarlo a partir de una concepción secular  de los problemas sociales e institucionales. Por esa vía, configuraba todo un programa de acción que

involucraba al Estado y a sus políticas. En ese contexto, las diversas psicologías desarrolladas en esa época debieron hacerse cargo de problemas muy concretos, ligados a una circunstancia histórica particular, tales como la locura y las neurosis (psicopatología), la “cruzada civilizatoria” (psicología educacional), el delito (psicología criminológica), las masas (psicología social), la creación de una identidad nacional en los inmigrantes (psicología política).

 

7) ¿Cuáles son los rasgos más importantes del subperíodo “La reacción antipositivista: psicología y filosofía (1925-1943)”?

Luego del período positivista, caracterizado por un naturalismo muy marcado, tuvo lugar en Argentina una “reacción antipositivista”, que se ocupó de señalar en qué medida el hombre no podía ser reducido a su dimensión natural. Varios factores preanunciaban este cambio en el clima de ideas. Por un lado, las tres visitas del renombrado filósofo español José Ortega y Gasset  sirvieron para difundir la obra de intelectuales que se situaban en las antípodas de los que habían primado en la etapa anterior. Así, a la par que anunciaba sin ambages la muerte del positivismo, Ortega promovía la lectura de autores como Franz Brentano, Wilhelm Dilthey, Edmund Husserl y Max Scheler, emparentados con el neokantismo y la fenomenología. De un modo u otro, estos autores rehabilitaban el lugar de la conciencia y de la experiencia subjetiva como fundamento de una cientificidad diferente de aquella de las ciencias naturales. Donde antes se hablaba de observación y experimentación, ahora debía atenderse a la comprensión y a la interpretación, poniendo de relieve el problema del sentido. Lo cual, obviamente, conducía a un tipo de psicología que, muy alejada de las pretensiones de objetividad de las ciencias naturales y de sus determinismos, se interesaba más bien en problemas como los valores, la libertad, la creación y la vida misma, desde perspectivas ligadas a la filosofía y a la historia. El horror causado por los millones de muertes provocadas por la Primera Guerra Mundial también había contribuido a minar la fe en la ciencia y el progreso. Y en el plano local, la creación del Colegio Novecentista, en 1917, y la Reforma Universitaria de 1918 habían traído nuevos aires, renovando tanto el ideario en boga como la conformación de los planteles universitarios. En definitiva, la generación del Centenario, caracterizada por cierta recuperación del idealismo y el espiritualismo de la generación del ’37, había tomado la posta de la generación del ’80. Uno de los principales autores de referencia de esta nueva generación fue el filósofo francés Henri Bergson, quien había asestado un duro golpe a los fundamentos de la psicología experimental. Bergson había argumentando que la medición y las matemáticas, pilares de los enfoques experimentales, sólo podían aplicarse a los fenómenos psíquicos en la medida en que se los despojara de su característica más esencial: la de ser cualidad y no cantidad. Al no ocupar un lugar en el espacio, esos fenómenos transcurrían en la duración pura, y eran constitutivos de un yo profundo, al que sólo podía accederse por la intuición. Por otra parte, había afirmado que los datos más inmediatos eran aquellos aportados por la conciencia, y no los que proporcionaba la percepción externa. Una vez más, lo subjetivo y personal venía a reemplazar a la objetividad convencional de las ciencias. Bergson fue un referente fundamental de algunas figuras destacadas que se ocuparon de la psicología en la Argentina en este período, como Alejandro Korn, Coriolano Alberini y Enrique Mouchet. Alejandro Korn, después de graduarse como médico en 1882 dirigió el hospital psiquiátrico de Melchor Romero durante casi dos décadas. Fue profesor de Historia de la Filosofía en la UNLP y en la UBA. En 1918, se transformó en uno de los referentes docentes del movimiento estudiantil que impulsaba la Reforma Universitaria. Alberini y Mouchet tuvieron a su cargo los dos cursos de psicología de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA durante cerca de dos décadas). Mouchet dictó un programa multifacético, incluyendo temas de psicología experimental, psicología de la Gestalt, conductismo y, a partir de 1922, del novedoso psicoanálisis. Desarrolló también su propio sistema teórico, además de refundar en 1930 la Sociedad de Psicología de Buenos Aires y de fundar, en 1931, un Instituto de Psicología de cuyos Anales sería director. Alberini, por su parte, tuvo una destacada actuación institucional, siendo decano de la Facultad en tres oportunidades y, al igual que Mouchet, desempeñándose como docente en la Universidad Nacional de La Plata, en las cátedras de Metafísica y Gnoseología. En 1931 fundó el Instituto de Psicología, que luego publicaría los voluminosos Anales del Instituto. Su obra institucional alcanzó mayor relevancia que su actividad teórica, en la que adscribió a una psicología axiológica situada en las antípodas de la psicología experimental. En 1943, luego del golpe del “Grupo de Oficiales Unidos” (GOU), ambos abandonaron la cátedra universitaria.

 

8) ¿Cuáles son los rasgos más importantes del subperíodo “Las psicologías aplicadas: psicotecnia y orientación profesional (1943-1955)”?  

Durante los años ’40, se produjo en la Argentina un proceso de industrialización que favoreció el éxodo de la población rural hacia las ciudades, que a su vez se sumó a la última ola de aluvión migratorio europeo. Se constituyó así una nueva clase obrera urbana que encontró en el peronismo una vía de acceso a la representación política. Sería indispensable para formar las nuevas generaciones en el espíritu de esa época, atravesada por ideales de justicia social. Con ese fin, la educación necesitaba incorporar la utilización de técnicas innovadoras, basadas particularmente en la psicología aplicada. Mientras se generalizaba la educación primaria y se duplicaba el número de estudiantes secundarios, la escuela se transformaba en una herramienta crucial para lograr una mejor distribución de las oportunidades sociales y para asegurar la continuidad de la adhesión popular. La escuela parecía ser mucho más permeable a las estrategias del poder central. Lo cual la hacía apta para la implementación de esas nuevas técnicas de intervención psicológica. Sin embargo, estos abordajes novedosos debían coexistir con elementos conservadores, ligados a valores espirituales, a la vida familiar y al respeto al líder. En todo caso, justo sería reconocer que en esa época la escuela también constituyó un instrumento de modernización social, particularmente por su articulación con el mundo del trabajo. Las industrias incipientes tenían necesidad de un nuevo tipo de mano de obra, mejor formada y más motivada. De tal modo, la elección de una profesión u ocupación ya no podía resultar de una decisión improvisada, sino que tenía que ser el fruto de un proceso tan científico. Y en ese marco la orientación profesional y la psicotecnia adquirían todo su relieve.  En 1948, se creaba un Instituto de Orientación Profesional en la esfera de la Dirección General de Escuelas de la provincia de Buenos Aires. El Estado asumía una función tutelar con el fin de mejorar la productividad y evitar el derroche de recursos personales. Esto se apoyaba en las certezas aportadas por un saber técnico muy específico, al que se le confería la mayor autoridad en la materia. Aunque los anhelos que se plasmaban en ese decreto nunca se hicieran realidad, decían mucho sobre las motivaciones de un “Estado social” que había logrado garantizar los derechos sociales básicos de una porción considerable de la población. En 1949, la Constitución Nacional reformada detallaba esos derechos de manera explícita. En ese marco, por primera vez en la Argentina los docentes de muchas escuelas se formaron para administrar a gran escala pruebas psicométricas y cuestionarios psicológicos. Al mismo tiempo, en las universidades más importantes, en las que muchos de los antiguos profesores reformistas habían sido reemplazados, la psicología seguía ligada a preocupaciones teóricas, a partir de posiciones filosóficas más tradicionales. Lo cierto es que esta difusión extendida de las prácticas psicológicas condujo a la organización del Primer Congreso Argentino de Psicología, realizado en 1954 en San Miguel de Tucumán. Allí se dieron cita más de doscientos participantes, entre los que se contaban profesores de psicología, filósofos de orientaciones diversas, sacerdotes, psicotécnicos, psiquiatras y, por primera vez, algunos psicoanalistas. También se forjaron los acuerdos conducentes a la creación de la carrera de psicología, que sólo pudieron plasmarse en ese período en la creación de la primera carrera en la ciudad de Rosario, el 6 de abril de 1955. Sin embargo, el golpe de Estado del mes de septiembre hizo que esta carrera  fuese cerrada, para reabrirse recién en 1956, bajo condiciones muy diferentes.

 

9) ¿Cuáles son los rasgos más importantes del subperíodo “La “invención” del psicólogo: psicología y psicoanálisis (1955-1966)”?

En esta franja temporal situada entre dos golpes de Estado, tuvo lugar una asombrosa renovación social y cultural, en el seno de la cual las universidades se democratizaron, incorporaron nuevos profesores y modernizaron sus planes de estudios. Así, en sólo dos años (entre 1957 y 1959), se crearon carreras de psicología en cinco universidades nacionales: Buenos Aires (1957), La Plata, Córdoba y San Luis (1958) y Tucumán (1959). Comenzó entonces en nuestro país la historia de la psicología como profesión, que vino a sumarse a la historia de la psicología como disciplina. Al mismo tiempo, el psicoanálisis dejaba de ser patrimonio exclusivo de algunos médicos vinculados con las élites porteñas, para insertarse en ámbitos diversos, desde los hospitales públicos hasta las carreras de psicología. A su vez, la psicología se nutría de ciertas formas del psicoanálisis, proyectándolo a la escena pública, más allá de los consultorios privados y de la asociación oficial. En esta época, figuras como Enrique Pichon-Rivière y su discípulo José Bleger alcanzaron su máxima popularidad, simbolizando este espíritu de convergencia teórica y disciplinar. Se trataba de psicoanalistas que se dedicaban también a la psicología, sin por ello dejar de ser psiquiatras. En realidad, la psiquiatría de la época se veía tensionada entre una vertiente organicista y asilar, que por la vía de los neurolépticos encontraba un nuevo sostén para sus viejas pretensiones científicas, y una corriente progresista, cercana al movimiento de la salud mental, que se inspiraba en el psicoanálisis y las ciencias sociales, promoviendo el trabajo en equipo con psicólogos y trabajadores sociales. Fue esta segunda vertiente la que rápidamente ingresó en las carreras de psicología, incidiendo de manera decisiva en la orientación de la formación. Más aun, a fines de los años ‘50, cuando se produjeron las primeras disputas con la corporación médica por el derecho al ejercicio de las psicoterapias, muchos psiquiatras progresistas apoyaron la posición de los futuros psicólogos, oponiéndose a buena parte de sus propios colegas. De 1959 a 1962, los psicoanalistas y psiquiatras ligados a la salud mental se convirtieron en referentes fundamentales para los estudiantes de psicología. En estos años, se instauró en nuestro país la orientación clínica de la mayoría de los psicólogos, en general, y la predilección por el psicoanálisis, en particular. Lo curioso de este proceso de “clinicización psicoanalítica” es que, por un lado, se produjo en contra de la voluntad explícita de los profesores que habían participado en la creación de las carreras, a pesar de la férrea oposición de los psiquiatras y a pesar de la desaprobación de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Por otro lado, el ejercicio de las psicoterapias por parte de los psicólogos no contaba con ningún sustento legal ya que, según la legislación vigente, constituía un caso de “ejercicio ilegal de la medicina”. En ese sentido, para entender la singularidad del “caso argentino” no puede dejarse de lado la importancia de la implantación del psicoanálisis en la cultura. En cierto modo, fue una condición de posibilidad para la consolidación de ese modelo profesional de “atención de pacientes en consultorio privado” que durante décadas se desarrolló al margen de las regulaciones estatales.  De manera muy sintética, podría afirmarse entonces que la identidad profesional de los psicólogos fue forjándose de manera proactiva, en relación con los modelos que les brindaban algunos psiquiatras reformistas, ciertos psicoanalistas y algunos profesores, que les reconocían competencias específicas para trabajar en el ámbito clínico, ya sea en grupo o de manera individual. No obstante, al mismo tiempo, esa identidad profesional se constituyó de manera reactiva, en rechazo de los roles subalternos propuestos por los fundadores de las carreras, los analistas más tradicionales y los psiquiatras asilares, quienes esperaban que el psicólogo se desempeñara como auxiliar del psiquiatra, como testista, como psicotécnico o como consejero. En la medida en que sus competencias en el campo de la clínica no eran reconocidas, como reacción, los psicólogos se aferraban cada vez más al ejercicio de las psicoterapias desde una perspectiva psicoanalítica. De manera dialéctica, podría pensarse que la conciencia del “nosotros” se fue constituyendo por diferenciación respecto de “los otros”. En lo que respecta específicamente al ámbito de la UBA, los primeros psicólogos que se graduaron en la carrera de psicología terminaron fundando, en 1962, la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires.

 

10) ¿Cuáles son los rasgos más importantes del subperíodo “El psicólogo como psicoanalista. La recepción del lacanismo (1966-1976)”? // 11) ¿Cómo cambia la relación entre psicología y psicoanálisis con la irrupción del lacanismo? Utilice las nociones de “alianza” y “disyunción excluyente”

Podría decirse que la etapa anterior, marcada por el auge de proyectos como los de Pichon-Rivière y Bleger, implicó una alianza entre psicología y psicoanálisis, en el marco de una síntesis más amplia. Así, a partir de una matriz filosófica laxamente ligada a la fenomenología existencial, los discursos de la salud mental estudiados en la unidad 3  convivían con el psicoanálisis inglés y con una forma de entender el objeto de la psicología marcada por la tradición francesa. En esta nueva etapa, no obstante, a partir de la segunda mitad de los años ’60, la recepción del estructuralismo francés planteó una disyunción excluyente entre psicoanálisis y psicología. En efecto, al apropiarse de las enseñanzas de Jacques Lacan, muchos psicólogos, además de utilizar el psicoanálisis como referencia teórica privilegiada, lo adoptaron también como matriz identitaria. Así, se identificaron como psicoanalistas y, en mayor o menor medida, debieron renunciar a su identidad profesional como psicólogos. Si la psicología implicaba ahora un “error de perspectiva” (en la medida en que se centraba en las conductas concientes y no en sus determinismos inconscientes), el psicoanálisis no sólo no se presentaba como una psicología, sino que pretendía impugnar  todas las psicologías. Se configuraba así un nuevo rol profesional que, en gran medida, sigue vigente hoy en día: el del psicólogo-psicoanalista de filiación lacaniana. En este pasaje, una vez más, aunque las referencias teóricas hubieran cambiado, los modelos intelectuales y profesionales privilegiados seguirían estando ubicados en Francia. Al mismo tiempo, en este período de radicalización política, los discursos sobre la “subversión del sujeto”, propios de los lacanianos, se mezclaban con los discursos sobre la revolución social, sin que las fronteras entre unos y otros fuera del todo claras.

 

12) ¿Qué implicancias tuvo el golpe del ’76 en el “campo psi” argentino? ¿Qué implicancias tuvo la reapertura democrática?

El corte abrupto de la vida democrática que trajo aparejado el golpe de 1976 implicó el cierre en muchas de las carreras de psicología en universidades públicas, así como el desmantelamiento de muchas instituciones de los circuitos considerados “progresistas”. En un contexto signado por la persecución política y una represión sin precedentes, numerosos docentes se exiliaron o fueron cesanteados, con la consecuente desintegración de sus equipos de trabajo. Es difícil estimar a ciencia cierta la cantidad de desaparecidos en el campo de la salud mental, entre docentes, profesionales y alumnos, aunque nadie discute que fueron más de una centena. En este marco, es comprensible que toda práctica de tipo grupal o colectivo pasara a ser sospechosa mientras que el consultorio privado se constituía en una suerte de refugio. Se reforzó así el rol del psicólogo como profesional liberal, que atiende pacientes de manera individual, en detrimento de otro tipo de experiencias que sólo habían sido posibles en contextos más propicios. La reapertura democrática, a fines de 1983, implicó un renovado auge de los estudios psicológicos en la Argentina. A partir de la normalización de las universidades y la reapertura plena de las carreras de psicología, el fenómeno de la masividad fue acompañado por la adopción del lacanismo como marco teórico de la mayor parte de las cátedras clínicas. En nuestro país, la recepción del psicoanálisis lacaniano recién llegaría a su punto máximo durante este período, aunque más alejado de las lecturas marxistas y más cercano a las teorizaciones de tipo clínico. En cuanto a la implantación de la psicología en la sociedad, la mayoría de los testimonios coinciden en señalar que fue una época en la que los consultorios “rebozaban de pacientes”. También en este período se promulgaron leyes regulatorias del ejercicio profesional de la psicología en varias provincias y se establecieron las incumbencias del título a nivel nacional.

 

13) ¿Cómo describe el autor la situación del “campo psi” en lo que va del siglo XXI?

Ya en el siglo XXI, la situación descripta viene cambiando aceleradamente. Por un lado, en la universidad, las disyunciones  excluyentes del pasado tienden a relativizarse. Las carreras públicas, en su gran mayoría, fueron adquiriendo el estatuto de facultades autónomas, mientras diversificaron su oferta de grado y posgrado. No obstante, la masividad de los estudios de psicología sigue constituyendo un desafío, en la medida en que las condiciones del mercado laboral ya no son las mismas. En el plano de la clínica, esto significa que el boom de demandas de atención psicoterapéutica de los años ’80 ya no es tal. Por otra parte, actualmente, la demanda de atención tiende a ser mediada por las obras sociales y las prepagas, lo cual redunda en bajos honorarios. En otras áreas de competencia, los psicólogos están encontrando nuevos horizontes profesionales, hasta ahora relativamente poco explorados. Y la gran mayoría de los psicólogos y de los estudiantes se concentra en los mismos grandes centros urbanos. Esto implica una “sobreoferta” de psicólogos en determinadas áreas geográficas y una ausencia casi total en otras zonas. Del mismo modo, sigue habiendo una gran predilección por el ámbito de la clínica, mientras que otras áreas de incumbencia profesional son menos codiciadas. De todos modos, en gran medida, continúa vigente el rol profesional del psicólogo que, tal como a fines de los ’60, alterna el trabajo en instituciones de carácter diverso con la atención de pacientes en consultorio privado.

 

TÉCNICA DE LOS GRUPOS OPERATIVOS. EL PROCESO GRUPAL: DEL PSA A LA PSI SOCIAL. PICHON-RIVIÉRE.

Pichon Riviere.Tecnica de los grupos operativos.Acta Neuropsiquiatrica Argentina.

1) ¿Cómo definen los autores la tarea del psicólogo social? ¿Qué cuestiones aborda y de qué manera? ¿Qué debe saber sobre sus propias indagaciones? (pp. 107-108).

 La tarea que se propone el psi social puede definirse como el intento de descubrir, entre otras cosas, cierto tipo de interacciones qe entorpecen el desarrollo pleno de la actividad humana. Tambien toma como obj de indagación el descubrimiento de los factores qe favorecen aquel desarrollo mencionado. EL psi scial necesita aprender su oficio. Es considerado por su medio de maneras muy opuestas: por un lado es desvalorizado mientras qe por otro sobre valorizado, ambas con igual intensidad. Debe saber en qe esta incluido, comprometido, y qe al operar produce un impacto determinado. La posibilidad de realizar su trabajo depende en gran parte del clima particular qe se puede condicionar mediante técnicas de planificación, etc.

 

2) ¿Qué experiencia destacan como punto de partida de sus investigaciones sobre los grupos operativos? ¿Quién la planificó y dirigió? ¿Qué instituciones participaron”? ¿Cómo se hizo efectiva esa “experiencia de laboratorio social o de trabajo en una comunidad”? ¿Cuál era su propósito y cuáles sus métodos? (pp. 108).

El punto de partida de nuestras investigaciones sobre los grupos operativos, tal como hoy los concebimos, arranca de lo que denominamos la Experiencia Rosario (realizada en 1958).Dicha experiencia estuvo a cargo del Instituto Argentino de Estudios Sociales (IADES) y fue planificada y dirigida por su director, el doctor Pichon Riviere. Se conto para ello con la colaboración de la facultad de Ciencias Economicas, del Instituto de Estadistica , de la Facultad de Filosofia y su Departamento de Psicologia, de la Facultad de medicina, etc.

Esta experiencia de laboratorio social, o de trabajo en una comunidad, se hizo afectiva mediante el empleo de ciertas tecnicas y tuvo como propósito la aplicación de una didáctica interdiscuplinaria, de carácter acumulativo, utilizando métodos de indagación de la acción o indagación operativa.

 

3) ¿Con qué tipo de técnicas fue planeada la experiencia (momento “A”)? ¿En qué consistió la operación propiamente dicha (momento B)? ¿Cuáles fueron sus resultados (momento C)? (pp. 108-110).

  1. A) Preparacion del equipo de trabajo en IADES con técnicas grupales. La experiencia fue planificada mediante una estrategia y una practica operativa de carácter instrumental. En la ciudad de Rosario y en algunos sitios concurridos por estudiantes se colocaron para hacer la publicidad de la experiencia.
  2. B) La operación propiamente dicha siguió los siguientes pasos: 1) En el aula magna de la Facultad de Ciencias Economicas, el coordinador general de la operación desarrollo el significado de la experiencia, dando algunos temas que fueron elaborados posteriormente en los grupos. En el total del publico concurrente se contaban profesores, estudiantes universitarios, de ciencias económicas, psicología, filosofía, diplomacia, medicina, ingeniería,etc, asi como autodidactas, artistas, deportistas y publico en general. 2) Primera sesión de grupos heterogéneos que se reunieron al finalizar dicha exposición con un promedio de nueve miembros por grupo, elegidos al azar. Los mismos fueron conducidos por un coordianador, contando cada uno con la presencia de uno o dos observadores. El coordinador actuaba como orientador, favoreciendo la comunicación intragrupal y tratando de evitar la discusión frontal. El observador registraba todo lo que acontecia en el grupo a través de un enfoque panorámico. Estas sesiones tuvieron una duración de cuatro horas, funcionando un total de quince grupos heterogéneos. 3) Reunion del equipo IADES con el coordinador general, a efectos de controlar y analizar la tarea realizada hasta ese momento, resumiendo en particular la labor efectuada en los grupos. 4)Segunda sesión de los grupos heterogéneos con los mismos participantes. Tanto el coordinador como el observador ya habían analizado las tareas de la sesión anterior y enfrentaban al grupo con una creciente capacidad de comprensión. 5) Nueva reunión del grupo IADES con el coordinador general, para controlar la segunda sesión de los grupos heterogéneos. 6) El doctor Pichon Riviere vuelve a exponer ante el publico en el aula magna citada, con asistencia de un numero mayor de personas. El carácter de este paso de la experiencia evidencia un cambio radical con lo anterior. La concurrencia esta vez funciono como grupo y no como publico. La finalidad de esta reunión era traer el material trabajado por grupos y crear una situación en espejo,en la que los miembros se “reconocen” como individuos separados y como integrantes de los grupos, atraves de los diferentes temas emergentes. 7) Sesiones de grupos homogéneos, funcionaron en total: cinco grupos de medicina psicosomática, tres de psicología, una de boxeadores, uno de estadística , uno de pintores y uno de corredores de seguro. 8) Tercera sesión de control del equipo de IADES con el coordinador general. 9) Ultima exposición del doctor Pichon Riviere, en la que participaron integrantes de grupos homogéneos y heterogéneos.
  3. C) Intervalo entre esta experiencia y una próxima a realizarse. Queda funcionando en el Instituto de Estadistica de la Facultad de Ciencias Economicas , a manera de departamento de relaciones publicas, una secetaria que establece contacto entre quienes desean informar y el IADES. En este tiempo se espera la formación de grupos. Varios ya funcionan. Uno esta formado por estudiantes porteños que estudian en Rosario. Otro quedo integrado en aquella cuidad dispuesto a trabajar en encuestas sociales. Existen también otros dispuestos a operar frente a problemas concretos que atañen a la comunidad rosarina( entre ellos hay estudiantes de medicina, arquitectura, estadística e ingeniería) en el terreno de las relaciones humanas, las relaciones industriales y la enseñanza.

 

4) ¿Cómo caracterizan los autores la didáctica promovida por Pichon-Rivière? ¿En qué se basa su aspecto interdisciplinario (desarrolle)? ¿Qué propicia esta didáctica interdisciplinaria? ¿Por qué se afirma que “la didáctica interdisciplinaria ha sido tema de esta experiencia de Rosario? (pp. 110-111).

 La didáctica promovida por Pichon Riviere  es interdiciplinaria, acumulativa, interdepartamental y de enseñanza orientada. La didactica interdisciplinaria se basa en la preexistencia en cada uno de nosotros de un esquema referencial (entendido como el conjunto de experiencias, conocimientos y afectos con los q el indivividuo piensa y hace) y q adquiere unidad a traves del trabajo en grupo promoviendo a su vez en ese grupo o comunidad un esquema referencial operativo sustentado en el común denominador de los esquemas previos.

Una de las definiciones clásicas de la didáctica es la de desenvolver aptitudes y comunicar conocimientos. En esta dialéctica se cumplen funciones como educar, despertar interés, intuir y transmitir conocimientos por medio de una técnica que profundiza la economía de trabajo de aprendizaje, puesto que al emplear ese método acumulativo mencionado, la progresión no es aritmética sino geométrica.

 La didáctica interdisciplinaria propicia la creación de departamentos donde los estudiantes de distintas facultades concurren a estudiar determinadas materias comunes a sus estudios teniendo asi un conjunto de distintos grupos de alumnos interrelacionados entre ellos. Esto ha sido un tema de la experiencia en Rosario. Alli se empleó como estrategia la creación de un laboratorio social: como táctica la grupal y como técnica la de grupos de comunicación, discusión y tarea.

La dialéctica interdisciplinaria fue tema de la experiencia en Rosario ya que allí funcionaban departamentos bajo la dirección de un profesor de la materia qe se encargaba de instruir al grupo de trabajo o monitores. Estos a su vez eran los encargados de transmitir el conocimiento concreto a los estudiantes.

 

5) Diferencie estrategia, táctica y técnica en la “Experiencia Rosario”. ¿En qué consiste el laboratorio social? ¿Cuál es la función del coordinador en los grupos de discusión y tarea? (pp. 111-112).

 En Rosario se empleó como estrategia la creación de un laboratorio social: como táctica la grupal y como técnica la de grupos de comunicación, discusión y tarea.

El Laboratorio social está constituido por la reunión, en un mismo equipo de trabajo, de personas deseosas de traer a la comunidad  que las rodea cierto numero de modificaciones de actitudes, sobre la base de un estudio detallado de la situación y por medio de un programa de acción racionalmente concebido.  El laboratorio social, pues, no se limita a una breve sesión de trabajo, durante la cual los participantes discuten en común los proyectos previstos. Dicha sesión es generalmente la fase decisiva de la organización del laboratorio , en el que la acción y la investigación son inseparables.

Ahora bien, los grupos de discusión y tarea, en los que se estructuran mecanismos de autoregulacion, son puestos en funcionamiento por un coordinador cuya finalidad es lograr  una comunicación dentro del grupo que se mantenga activa, es decir, creadora.

 

6) ¿Por qué, en la “indagación operativa”, resulta necesario trabajar con grupos heterogéneos? ¿En qué terrenos, según los autores, se ha usado frecuentemente este tipo de indagación? ¿Cuál sería la tarea de la indagación de la acción (action research), “verdadera indagación operativa”? [actualmente se traduce esa expresión como “investigación-acción” o “investigación participante” ] (pp. 112-113).

 Es importante trabajar en grupos formados por integrantes de diversas especialidades (heterogéneos) que competen al problema que se va a estudiar. La indagación operativa puede dar bases sólidas para tomar decisiones y esto aumenta considerablemente la efectividad. El método consiste en observar los elementos comunes a cierto tipo de problemas y analizar las posibles soluciones, aun en los casos en que no se introduzcan nuevos medios, busca la optimización de los ya existentes.

La indagación de la acción (action research) verdadera indagación operativa, toma por tarea el esclarecimiento de las operaciones q acontecen y tienen vigencia en el ámbito del grupo. Es asi como se logra una comunicación operante, una planificación y una estrategia qe condicionan tácticas y técnicas de decisión y autorregulación. La experiencia señala la utilidad de los grupos heterogeneos en tareas concretas donde frente a esta característica pueden lograr una homogeneidad en la tarea, midiéndose la eficacia del grupo en términos dados por variantes cuantitativas de estos principios.

 

 7) ¿A qué se refieren los autores cuando hablan indistintamente de “esquema referencial” (p. 110), “sistemas referenciales” (p. 113) y de “esquema conceptual, referencial y operativo” (ECRO)? (p. 114). ¿Cómo se relacionan estos esquemas o sistemas con la definición que da Schilder de las ideologías? (p. 114).

 La dialéctica interdisciplinaria se basa en la preexistencia en cada sujeto de un esquema referencial (entendido como el conjunto de experiencias, conocimiento y afectos con los q el individuo piensa y hace) y q adquiere unidad a traves del trabajo en grupo promoviendo a su vez en ese grupo o comunidad un esqema referencial operativo sustentado en el común denominador de los esquemas previos. En esta dialéctica se cumplen funciones como educar, despertar interés, intuir y transmitir conocimientos por medio de una técnica que profundiza la economía de trabajo de aprendizaje.

Estos sistemas referenciales son indagados tanto en su estructura interna como en sus relaciones con los sistemas de otros grupos. Pueden descubrirse sistemas cerrados, abiertos, estereotipados. La tarea del coordinador es dinamizar, resolviendo discusiones frontales q ocasionan el cierre del sistema, pudiendo utilizar al observador como observador participante cuando el cierre amenaza la operatividad del grupo.

El análisis de las ideologías es una tarea implícita en el análisis de las actitudes y del esquema conceptual, referencial y operativo. Las ideologías(Schilder) son sistemas de ideas y connotaciones q los hombres disponen para orientar mejor su acción. Son pensamientos, más o menos cc, más o menos inconsciente con gran carga emocional, considerados por sus portadores como un simple resultado de raciocinio pero que no difieren en mucho de las creencias religiosas por ejemplo. Las ideologías con FACTOR FUNDAMENTAL en la organización de la vida. Es TRANSMITIBLE generacionalmente, escolarmente, etc. Lo que se hace necesario es su infraestructura inconsciente.

Los esquemas referenciales con en gran parte ideología, pertencen , forman parte de la ideología del sujeto. Que es la ideología sino una forma de ver el mundo? Los esquemas son, como dice Pichon Riviere una forma de ver particular, el mundo. Y es a partir de la ideología, de los esquemas referenciales que llevamos a cabo nuestras acciones.

 

 8) ¿Por qué resulta necesario analizar la estructura inconsciente de la ideología? ¿Qué indica la ambigüedad y cómo se manifiesta? ¿Qué es el “análisis dialéctico” y por qué “constituye una tarea esencial en el grupo”? ¿Qué consecuencias debería tener este análisis para el ECRO grupal? (pp. 114-115).

La ideología, tal como aparece en su contenido manifiesto, puede ser comprensible o no, pero lo que se hace necesario es analizar su infraestructura inconsciente. Las ideologías son formuladas en palabras, por lo tanto, el análisis de las palabras o del lenguaje, análisis semántico semantistico, constituye, además del análisis sistémico, una parte fundamental en la indagación de las ideologías.Estas no suelen formar un nucleo coherente, sino que por regla general, coexisten varias ideologías de signo contrario, determinando diferentes grados de ambigüedad ( índice de ambigüedad). Esta ambigüedad  se manifiesta en forma de contradicción, y es por esto que el análisis sistematico de las contradicciones ( análisis dialectico) constituye una tarea esencial en el grupo. El grupo debe configurar un esquema conceptual, referencial y operativo de carácter dialectico, donde las contradicciones principales referidas al campo de trabajo deben ser resueltas durante la tarea misma del grupo. Todo acto de conocimiento enriquece el esquema conceptual, referencial y operativo(ECRO), que se realimenta y mantiene flexible o plástico( no estereotipado). Este aspecto es observado a través de procesos de ratificación de conductas o de rectificación de actitudes estereotipadas(o distorsionadas), mantenidas en vigencia como guardianes de determinadas ideologías o instituciones. Al funcionar dichas ideologías de una menera mas o menos insconcientes, seconstituyen en barreras que impiden la irrupción de nuevas soluciones en forma de emergentes con características de descubrimientos o invenciones.

 

9) ¿Cómo relacionan los autores aprendizaje, comunicación y ECRO grupal? (pp. 115-116). Recuerde cuál es, en consecuencia, la función del coordinador en las técnicas grupales (p. 112).

Teoria del aprendizaje y la comunicación. El individuo o el grupo se expresan tanto en la manera de formular sus problemas como en el contenido mismo del discurso. Podemos decir que la comunicación es un contexto que incluye un mundo de señales que todos aquellos que se intercomunican saben codificar y decodificar de la misma manera. Podemos asi también definir el esquema conceptual, referencial y operativo en terminosde comunicación e información, al señalar que estos procesos de codificación y decodificación de señales pertenecen a esquemas referenciales individuales y de los grupos  a través de los que se hace posible, según sea el funcionamieno y la estructura de estos esquemas, configurar situaciones de entendimiento y malentendimiento. En esta ultima instancia, la comunicación grupal es posible por la existencia de un esquema conceptual, referencial y operativo de carácter grupal.

 

10) ¿Cómo se resumen los propósitos y finalidades de los grupos operativos? ¿Qué sucedería con los roles en ese proceso? (pp. 118 y 120). ¿Cómo relacionaría este “proceso grupal” con la “utopía democrática” que menciona Hugo VezzettiPodemos resumir las finalidades y propósitos de los grupos operativos diciendo que la actividad esta centrada en la movilización de estructuras estereotipadas, dificultades de aprendizaje y comunicación, debidas al monto de ansiedad que despierta todo cambio( ansiedad depresiva por abandono del vinculo anterior y ansiedad paranoide por el vinculo nuevo y la inseguridad). Estas dos ansiedades son coexistentes y cooperantes, y si son itensas pueden lograr el cierre del sistema (circulo vicioso).

Los roles  tienden a ser fijos en el comienzo, hasta que se configura la siuacion de liderazgos funcionales, es decir, liderazgos operativos que se hacen mas eficaces en cada “aquí y ahora” de la tarea.

 

11) ¿Cómo se distinguen los grupos de aprendizaje de los grupos terapéuticos? ¿En qué coinciden? (pp. 118).

 Los grupos pueden ser verticales, horizontales, homogeneo, heterogeneo, primarios, secundarios,  pero en todos se observa una diferencia progresiva ( heterogeneidad adquirida) en la medida que aumenta la homogeneidad en la tarea. Dicha tarea depende del campo operativo del grupo. Si se trata de un grupo terapéutico, la tarea es resolver el común denominador de la ansiedad del grupo que en cada miembro adquiere características singulares. Es la curación de la enfermedad del grupo. Si es un grupo de aprendizaje (de psiquiatría por ejemplo) , la tarea consiste en la resolución de las ansiedades ligadas al aprendizaje de esta disciplina y en la facilitación para asimilar una info operativa en cada caso. El propósito general es el esclarecimiento. De esta manera coinciden el aprendizaje, la comunicación, el esclarecimiento, y la resolución de tareas, con la curación. Se ha creado asi un nuevo esquema referencial.

 

12) ¿Por qué la familia, como grupo primario, constituye un buen ejemplo de la aplicación de los grupos operativos? ¿Cuál sería en ese caso la tarea y cuáles sus resultados? (pp. 119). ¿Cómo relaciona lo anterior con la “complejidad de la construcción” de la idea de familia que Hugo Vezzetti advierte en Pichon? (texto 22, p. 1).

La aplicación de esta técnica a grupos primarios ( familia, por ejemplo) donde la tarea es curar a algunos de sus miembros, ofrece  el ejemplo mas significativo. La familia se organiza, mejor dicho se reorganiza mejor poco a poco, con las características de un grupo operativo contra la ansiedad del grupo acaparada por su portavoz (el enfermo). Los roles se redistribuyen, adquieren caracteristicas de liderazgo funcionales, los mecanismos de segregación que alinean al paciente disminuyen progresivamente,la ansiedad es redistribuida y cada uno se hace cargo de una cantidad determinada. Asi, el grupo famliar, se transforma en una empresa y el negocio que realiza es la curación de la ansiedad del grupo a traves de de uno de sus miembros. La envidia intra e intergrupal disminuye, observándose como cambio de buen pronostico la aparición de reacciones de gratitud de ambos campos.

 

13) ¿Cómo podría relacionar este texto, que da cuenta de la utilización de técnicas grupales en un contexto interdisciplinario, con otros textos de la unidad (tales como el de Lacan, el de Foucault o el de Rose)? Desarrolle

 

LECCIONES DE UN MAESTRO. VEZZETTI

1) Según el autor, ¿por qué merece ser recuperada la obra de Pichon-Rivière? ¿Cuál fue el impacto de su pensamiento? ¿Qué “innovaciones centrales” incorporaba esa “nueva configuración del saber?

 Transcurridas dos décadas de la muerte de Enrique Pichon-Riviére, el viejo maestro merece que su obra sea recuperada y reconocida como el resultado de una trayectoria intelectual única e irrepetible que lo convirtió en un "faro" de lo nuevo que emergía en la sociedad y la cultura de la década del sesenta. En ese sentido, el impacto de su pensamiento es visible en las transformaciones del discurso psicoanalítico y la trama que en esos años se formó con la nueva psicología y el movimiento de la "salud mental", pero también en la formación de una nueva clínica y una nueva configuración de saber que incorporaba dos innovaciones centrales. Por una parte, a partir de sus experiencias en el viejo Hospicio de las Mercedes, creaba un lugar de encuentro del psicoanálisis con la tradición de la clínica psiquiátrica; en ese terreno, en el terreno propio de la psicopatología y la terapéutica de los trastornos mentales, produjo una renovación que dejó efectos profundos y duraderos.

 

2) ¿Qué problema central se destaca en su pensamiento psicosocial? ¿Cómo se diferencia del pensamiento kleiniano y de la psicología social norteamericana? Según Vezzetti, ¿qué sería “lo verdaderamente característico” en Pichon-Rivière?

 Por otra parte, en el tránsito hacia sus propios enfoques de la "psicología social", incorporaba temas y modelos de las ciencias sociales en una empresa de transformación conceptual que se proyectaba hacia las cuestiones de la esfera pública y se inspiraba en la sensibilidad de cambio que dominaba discursos e instituciones. La cuestión de la familia, y su prolongación en el pensamiento de los grupos, quedaba situada, en cierto sentido, en la convergencia de esas dos innovaciones. En ese sentido, en su pensamiento psicosocial el problema del vínculo hace referencia siempre a una red de vínculos; y de ese modo rompe con la forma cerrada de la "relación de objeto" que en el psicoanálisis kleiniano toma como modelo a las relaciones tempranas con las representaciones del cuerpo materno. Pero, al mismo tiempo, tampoco procede a una importación directa de los temas de la psicología social norteamericana. Más que los autores diversos a los que recurre, lo verdaderamente característico son las operaciones complejas de lectura que sostienen su discurso y permiten establecer intersecciones enteramente novedosas. De modo que ese transito que el mismo Pichon expone como "del psicoanálisis a la psicología social" no es un camino simple y directo y, si llegó a replantear ese campo de problemas, lo hizo desde un compromiso con la práctica que nunca estuvo ausente de su horizonte.

 

3) ¿Cuál sería la vía de ingreso a su pensamiento sobre “el vínculo”? Expliqué en dónde reside la complejidad de esa vía. ¿Cuál sería “la novedad” pichoniana respecto de la tradición psicoanalítica? ¿Cuál sería la problemática común entre la obra de Pichon y la de Gino Germani?

La familia es la puerta de entrada a su pensamiento sobre el vínculo, pero hay que advertir la complejidad de la construcción que ofrece de ella. En efecto, queda perfilada, a la vez, como grupo social y espacio de interacciones y como núcleo básico de relaciones primarias en los términos de las experiencias "tempranas" exploradas por el psicoanálisis. Finalmente, no puede desconocerse el rasgo de innovación en la tradición psicoanalítica: ni Freud ni Melanie Klein se habían interesado en la familia; y sólo el primer Lacan había producido un trabajo, hoy prácticamente olvidado, en el que incorporaba un ejercicio analítico lanzado sobre la sociedad contemporánea. Ahora bien, no es difícil señalar una comunidad de problemática entre ese núcleo básico de la obra de Pichon-Rivière y ciertas tesis contemporáneas de Gino Germani que indicaban una crisis de la familia argentina, generada por el impacto, en los grupos primarios, de las transformaciones económicas, tecnológicas y culturales que caracterizaban la transición a una nueva sociedad urbana e industrial.

 

4) Vezzetti afirma que “la voluntad de una nueva era estaba en la base del profundo impacto que Pichon produjo sobre el espacio, a partir de entonces interconectado, de la psiquiatría, el psicoanálisis y la psicología”. ¿Cómo relacionaría esta afirmación con los textos de Menninger o Lacan?

 

 

5) ¿Qué grandes temas dominaban el clima de la época? En ese marco, ¿qué pretendían las enseñanzas de Pichon? ¿De qué fueron expresión tanto la Escuela [de Psiquiatría Social], como las notas que “el maestro” escribía en la revista Primera Plana, como la misma “operación Rosario”? // 6) ¿Según qué modelo había sido concebida la teoría del grupo operativo? ¿Qué se proyectaba en ese horizonte? Relacione lo anterior con los ideales presentes en el surgimiento del movimiento de la salud mental en el plano internacional.

En fin, la anticipación -y la voluntad de una nueva era estaba en la base del profundo impacto que Pichon produjo sobre el espacio, a partir de entonces interconectado, de la psiquiatría, el psicoanálisis y la psicología. En ese clima, dominado por los temas de la "modernización" de las estructuras sociales y económicas tanto como de las costumbres y los valores, Pichon construía una enseñanza que buscaba proyectarse hacia las instituciones de la vida social. El empuje único de esa enseñanza se extendía más allá del campo psicoanalítico y la universidad y buscaba sus efectos directamente en la sociedad: la Escuela, las notas en Primera Plana, la "operación Rosario" (esa intervención única que tuvo a una ciudad entera como objeto) fueron otras tantas expresiones de esa voluntad de reforma de los vínculos y las instituciones. Y en el horizonte de su teoría del grupo operativo, concebido según un modelo de horizontalidad y participación democrática, se proyectaba la matriz de una utopía política a la altura de esos tiempos.

 

7) ¿Qué vinculación establece el autor entre Pichon-Rivière y Bleger? Desarrolle.

No hay ningún rebajamiento posible de las proyecciones de ese pensamiento que pueda reducirlo a la instrumentación de una "técnica" para todo uso. Como es sabido, no dejó una obra escrita que pueda ser representativa de las consecuencias de esa enseñanza. En todo caso, una recuperación que quiera ponerlo en relación con los problemas nuevos, en los tiempos que corren, no puede eludir el estudio correlativo de la trama de discursos y experiencias que eran el núcleo activo de las condiciones intelectuales de ese pensamiento. Tampoco puede ahorrarse un examen de los efectos que Pichon produjo en la obra de otros. Para tomar el caso de un discípulo destacado, José Bleger, fue por la vía de la profundización de ciertos tópicos pichonianos que proyectó, en los primeros años de la carrera de psicología, una completa reconfiguración de la disciplina respecto del estado del campo anterior. Y en ella incluía el programa de un modelo profesional que concebía el quehacer del psicólogo como un ejercicio profesional autónomo comprometido con el cambio social. No se puede, entonces, desconocer la distancia respecto de las condiciones presentes de la galaxia "psi" y sus constelaciones en el campo intelectual y el mundo mediático. Y si no hay retorno posible a ese pasado ni es aceptable el refugio blando de la nostalgia, un estudio de su legado debería ser capaz de superar tanto la evocación anecdótica como la fabricación retrospectiva de una ortodoxia transmisible como un saber cerrado. Apropiarse de esa tradición supone, por lo tanto, enfrentar la exigencia de una renovación que sea capaz de producir, a partir de la inspiración del maestro, una intersección con los problemas y los discursos del presente que sea equivalente a la que él supo construir.

 

ENRIQUE PICHON-RIVIÉRE Y LA OPERACIÓN ROSARIO. VEZZETTI

1) ¿Qué estatuto le otorgan Vezzetti y el propio Pichon-Rivière a la “experiencia” realizada en Rosario en 1958? ¿Qué efecto buscaba? ¿Cuál era su objetivo central? ¿Cuál era la proyección de esa “operación ejemplar”?

Hace cuarenta años, en 1958, se realizó una experiencia que ha sido considerada como la fundación pública del movimiento de los grupos operativos. Se realizó en Rosario, en el recinto de la universidad, e incluyó unos centenares de personas, básicamente estudiantes y profesionales de las Facultades de Ciencias Económicas, Filosofía y Medicina; pero también boxeadores, pintores y corredores de seguros. Por una parte, se trataba de la promesa de una "experiencia" de comunicación en la que la propia interacción, en escala microsocial, buscaba un efecto formativo, en el sentido de un aprendizaje personal; y en ese sentido puede decirse que el objetivo central consistía justamente en la "grupalización" de los participantes, es decir en la transformación del "público" en "grupo". Al mismo tiempo, ese objetivo privado, todavía cercano al modelo del grupo terapéutico, se transformaba en otra cosa, ante todo por esa colocación en el espacio de la universidad pública, que rompía con la asimilación a un dispositivo de "cura". Pero lo más importante, en todo caso, es que esa operación ejemplar se proyectaba, en otra escala, como una intervención sobre los problemas de la gran ciudad.

 

2) ¿Cómo se presentaba entonces el “proceso grupal? ¿Qué se desplegaba en su expansión hacia lo social? Desarrolle.

Emilio Coni, un higienista de principios de siglo, acostumbraba presentarse como "médico de ciudades". De modo análogo, Pichon y ese puñado de aventureros de la galaxia "psi", que desembarcaron en Rosario en medio de temores e incertidumbres podrían haberse presentado, al menos, como aprendices de "psicólogos de ciudades". En esa dimensión, el "proceso grupal" se presentaba como el paradigma de una práctica capaz de formar un "tejido" de roles y vínculos que idealmente se extendía interminablemente en la sociedad. Y es claro que en esa expansión hacia lo social se desplegaba una utopía democrática, de modo tal que en esa escena microsocial el proceso de formación de un tejido interactivo coincidía con la instauración de una trama que se desarrollaría en dirección al mejoramiento de la comunicación, la flexibilidad de los roles y la capacidad de un "metaaprendizaje".

 

3) “En una década dominada por la pasión política y la voluntad del pasaje al acto”, ¿qué paradoja implicaba “la promoción del grupo como artefacto de comunicación”?  // 4) ¿A qué se refiere Vezzetti cuando define la praxis grupal como una “dialéctica sin término”? Utilice en su respuesta la noción de “espiral dialéctica”, empleada por Pichón en el texto 21.

Se trataba de una promoción del grupo como un artefacto de comunicación en el que la palabra y los roles dominaban por sobre las perspectivas de la acción. Es decir que en una década dominada por la pasión política y la voluntad del pasaje al acto, el paradigma pichoniano pudo extender su influencia como un dispositivo estrictamente "funcional", una "praxis" diría Pichon, concebible como una dialéctica sin término, sin objetivo final ni determinaciones "externas" al propio movimiento grupal concebido como el nido de una sociabilidad fundamental. En efecto, no hay una "identidad" previa presupuesta ni referida a la capa social, ni al grupo profesional ni, mucho menos había espacio para las grandes identidades colectivas trascendentales que contemporáneamente devastaban la percepción y la conciencia sociales.

 

 

5) ¿Qué condensaba el tópico pichoniano de la “resistencia al cambio” y con qué sueños, sensibilidades y representaciones ideales se comunicaba?

El tópico pichoniano de la "resistencia al cambio" condensaba, entonces, el propósito de una reforma colectiva que encontraba una exposición consistente en el paradigma de los "grupos operativos" y, al mismo tiempo, comunicaba con un estado de la sensibilidad colectiva, el sueño de una interminable construcción social hacia el futuro, en consonancia con las ideas de la "transición" modernizadora: una sensibilidad integrativa e igualadora de las diferencias, en suma, una representación ideal de la polis como espacio de discursividad y elaboración colectivas.

 

6) Más allá de sus elevados ideales, ¿qué críticas esboza Vezzetti respecto de los verdaderos efectos que tuvieron las prácticas grupales? ¿A qué se refiere con “el horizonte ambiguo de la tradición grupalista”?

Y sin embargo, en sus efectos, las prácticas grupales que se extendieron en paisaje de los '60 a menudo quedaron reintegradas al espacio de un "consumo" privado, en cuyo caso los lazos que el grupo anudaba no parecían tener efectos más allá del propio espacio de identificaciones y vínculos que se construía dentro de sus límites. Frecuentemente el resultado era más bien una idealización del propio grupo, un efecto de repliegue y cierto fantasma de lucha y confrontación con el "exogrupo" que resultaba ser lo contrario de ese potencial de vivificación social que comunicaba el paradigma del grupo operativo con la sensibilidad del cambio hacia una nueva sociedad. De modo que la tradición grupalista no pudo ni puede evitar un horizonte ambiguo, entre el grupo como encarnación de una utopía política democrática y el ejercicio de una función sustitutiva, propiamente compensatoria respecto de la trama social real.

 

PSICOANÁLISIS Y LA DIALÉCTICA MATERIALISTA. BLEGER

1) En la “Introducción”, ¿qué definiciones propone Bleger de los esquemas referenciales, supuestos básicos o a priori conceptuales, y de qué modo los articula con el proyecto de una epistemología del psicoanálisis? ¿Qué relaciones puede establecer Ud. con la definición del ECRO elaborada por Pichón-Rivière?

Freud se planteo la tarea de hacer de la psicología una ciencia natural. Para cumplir este objetivo utilizo el criterio de la ciencia natural de su época y con ello los esquemas referenciales con los que  formuló su teoría, hipótesis, conceptos, denominaciones. Hasta los hallazgos y descripciones de los hechos están impregnados por esos esquemas referenciales o supuestos básicos o a priori.  Eexaminaremos los a priori con los que trabajo Freud. La forma en la que se capta y expresa una realidad está determinada por un previo contenido que sirvió de esquema referencial; la forma implica la ideología con que se trabaja y a su vez actúa sobre el contenido, sobre la realidad sobre la cual se trabaja. El estudio de los esquemas referenciales conceptuales utilizados por Freud nos parece el núcleo central de una epistemología del psicoanálisis.

 

2) ¿Cómo entiende este autor la relación entre esta epistemología y la praxis psicoanalítica?  

Una modificación de las teorías en cuanto a un mayor rigor de su estructura epistemológica, significa de por si un mejor conocimiento de la realidad que se estudia y de esta manera se invalida la posible objeción de que se estudia únicamente la forma de expresar el conocimiento; se estudia el conocimiento mismo y al modificar la estructura epistemológica del saber modificamos y ampliamos nuestro conocimiento. Es parte del camino hacia una mayor conciencia del grado de objetividad del conocimiento alcanzado y, crear las condiciones de un mayor y más exacto conocimiento.  Se trata del resultado de una praxis que exige a las hipótesis una mayor riqueza conceptual más de acuerdo con la riqueza de la experiencia. No es la nuestra una especulación al lado la práctica sino un momento de la praxis psicoanalítica.  Se trata de una dialéctica ya está en los hechos  y son estos los que exigen su introducción consecuente en la teoría como forma de hacer mas lucida la experiencia misma. El materialismo dialectico solo puede ser aplicado en la campo del conocimiento cuando se descubre en este ultimo la forma específica  del movimiento dialectico. Nuestra propia dirección es la de quien en un momento de la investigación científica incorpora la epistemología en su propio campo operacional. La psicología ha sido el campo de la especulación y la inoperancia, y al permitir al psicoanálisis el manejo de su objeto de estudio, el psicoanalista defiende su instrumento que le permite trabajar. No se justifica, porque cuando se investiga o se actúa terapéuticamente se está empleando no solo una técnica sino además esquemas referenciales e implicaciones lógicas. Por reacción o justo rechazo de la mera especulación en psicología no es aceptable caer en la postura del “empirismo”. Los esquemas referenciales de carácter general involucrados en el “espíritu de la época”, corresponden a estructuras del pensamiento dadas en determinadas condiciones históricas y en determinado momento del desarrollo social. Se requiere mucho el examen y esclarecimiento de los supuestos, tacita o explícitamente admitidos, el examen de la estructura intima con la que se elabora la teoría y se describen y denominan los hechos. De esta manera, el estudio epistemológico no está fuera de la tarea práctica y diaria del psicoanalista, no se abandona el psicoanálisis para entrar en la filosofía, sino que la misma está involucrada en el campo operaciones de la investigación y la terapéutica psicoanalítica.       

 

3) ¿De qué manera ubica este autor la ideología respecto de la investigación científica en general y del psicoanálisis en particular? ¿Qué valor le otorga al esclarecimiento de los aspectos ideológicos de un campo científico?  

La ideología de Freud preexiste en su inspiración y es introducida y utilizada en la textura intima de las hipótesis y teorías. La descripción de esos hechos y las teorías ulteriores están formuladas sobre la ideología existente a priori. Este es el camino de un espejismo común a la ciencia. En investigación la ideología con la que se ha trabajado, presentándose esta como totalmente dedica de los hechos investigados. No hace falta entrar en el terreno de la pura especulación para que entre la ideología y la filosofía en la ciencia; esta última está impregnada por las mismas y es un hecho dado, que hay que tomar en cuenta, y con esto admitir  que no puede ser de otra manera. Los estudios psicoanalíticos no han dado demasiada importancia a estos problemas (implicaciones ideológicas de toda teoría científica), de parte de círculos no psicoanalíticos son aspectos los que han centrado interés y crítica. Se produce desencuentros y las discusiones se hacen estériles porque los encuadres son distintos: los psicoanalistas no entran a considerar las implicaciones de sus teorías ni la estructura ideológica con la que trabajan, y los no psicoanalistas no entran en la psicología, medula del psa.  El psa es una psicología que debe ser estudiada como tal y en la práctica concreta; la psi es una ciencia con un campo propio de operancia, e investigar en psi no significa meramente una tarea de exegesis bibliográfica. Repetir la teoría del conocimiento como critica a una ciencia no es sino un prologo que deja pendiente lo fundamental. En este terreno la exigencia no tiene por qué ser distinta a los otros campos; “si deseas adquirir conocimiento debes participar en la práctica modificadora de la realidad”. La negación (del psicoanálisis) implica la continuidad, significa la asimilación, el trabajo crítico y la unión en una síntesis superior.         

 

4) En el capítulo 1, tras una breve introducción de la figura de Georges Politzer (ver guía de lectura de la unidad 2. Bleger plantea que se propone desarrollar “su faceta de psicólogo”; más precisamente, “de crítico de la psicología”. A continuación, sitúa ese aspecto de su obra en el marco de un panorama biográfico y lo divide en dos etapas. ¿Qué características tiene cada una de esas etapas y de qué modo se articulan entre ellas? ¿Por qué Bleger se muestra en desacuerdo con las opiniones de Henri Lefebvre?

Su labor en psi puede ser comprendida en dos etapas: ¡) sus escritos de 1928 y ii) los de 1929; que se nuclean en tres etapas: 1) Crítica de la ps 2) crítica del psa y, 3) elaboración de premisas básicas de una psi concreta. Estas tres facetas no pueden ser aisladas una de la otra. En la primera se enfrenta con la psi que encierra inaugura y desarrolla el psa mientras que en la segunda su trabajo está dedicado a la ubicación filosófica y política del psa con la critica a su sociología ya su contenido ideológico. Los dos enfoques son solidarios y no se excluyen. Atribuimos a Politzer significación a la crítica de la psa y en la renovación de la misma; es totalmente original en sus concepciones y efectúa una crítica productiva: critica que analiza, que funde lo general en lo particular y remite lo particular a lo general, critica que construye al mismo tiempo que destruye, negación constructiva. Lefebvre califico “Critica a los fundamentos de la Psicología” y la psi concreta de Politzer, de síntesis obscura y mezcla bastarda. Nosotros somos de un criterio distinto. Es muy fácil rechazar una concepción determinada, deteniéndose en lo general sin entrar en lo particular y con la teoría sin la practica; y es muy fácil pretender que las teorías y el desarrollo de la ciencia nos presentan demarcado lo que es el idealismo y lo que es el materialismo, ubicados separadamente uno frente a otro, evolucionando en forma independiente y contenido el idealismo totalmente errores y falsedad.    

 

5) ¿Cuáles son las dos premisas que actuarían como punto de partida de Politzer? Desarrolle

El punto de partida de Politzer constituye dos premisas: 1) Rechazo de la vida interior y, 2) Aceptación del drama como objeto de la psicología; sobre estas bases asienta el desarrollo de una psi científica, al igual que sobre ellas basa su crítica a la psi y al psa. En el rechazo de la vida interior y en la aceptación del drama como objeto de la psicología, nosotros no vemos la negación de la existencia de la vida interior, sino su rechazo como entidad ontológica. Fenomenológicamente no se puede negar la existencia de la vida interior y de lo que se trata es de la crítica a la psi que transforma el fenómeno, los hechos psi en cosas. El estudio del drama como objeto de la psi, destrona la vida interior de esta posición y la ubica en lo concreta: en su dependencia y correlación dialéctica con el mundo externo.  En “Critica a los fundamentos de la Psicología” Politzer habla de una dualidad “algo molesta” de la idea de drama, y es porque justamente incluye tanto la conducta como la vida interior. De esto también apoyo el hecho que con toda la influencia del conductismo existente en esa época, Politzer no da la conducta como objeto de estudios de la psi, y si el drama; lo que diferencia uno de otro es que el drama incluye la conducta y algo más: la vida interior. En el tomo dedicado al psa, el concepto de drama esta puesto sobre el sector de la conducta. La conducta desgajada del drama, tal como aparece en el behavorismo es, fisiología de la conducta. Y la vida interior desgajada del drama, tal como aparece en la psi clásica, se transforma en esencia sin contacto con la vida interior, producto de una relación social dada, en una naturaleza de esencia propia y, con esto, se rehace el espiritualismo y el animismo. Con esta segregación de la vida interior de la totalidad y la unidad dramática, la psi transformo la vida interior en un mito. Politzer reconoce como carácter común de toda psi, el de estar totalmente asentada sobre el mito de la vida interior.

 

6) ¿Cuál sería para Politzer el objeto de estudio de la psicología? ¿Qué consideraciones plantea Bleger respecto de la definición que da Politzer de ese objeto?  

Para Politzer el estudio de la psi debe ser el drama. Con el término drama se refiere a un hecho, sin tener en cuenta la concepción romántica del término. Cuando Politzer presenta el drama como objeto del psi, lo hace dando respuesta a una pregunta; este interrogante es el de si hay un conjunto de hechos reales que justifican la introducción de una ciencia psi en el conjunto de las ciencias que se ocupan del hombre. Al dar respuesta afirmativa a este interrogante Politzer rechaza la posibilidad de situarse en el seno de la investigación de los datos inmediatos de la conciencia. Ello sería retornar al compromiso con el animismo y la psi de la vida interior. Que los datos sean mediatos o inmediatos, esto es rechazado de un psi concreta; lo que se busca son hechos reales.

 

7) ¿Cómo se justificaría la introducción de una ciencia psicológica en el marco de las ciencias del hombre y cómo entiende el autor la relación entre la infraestructura económica y la superestructura psicológica?  

Cuando Politzer presenta el drama como objeto del psi, lo hace dando respuesta a una pregunta; este interrogante es el de si hay un conjunto de hechos reales que justifican la introducción de una ciencia psi en el conjunto de las ciencias que se ocupan del hombre. Al dar respuesta afirmativa a este interrogante Politzer rechaza la posibilidad de situarse en el seno de la investigación de los datos inmediatos de la conciencia. Ello sería retornar al compromiso con el animismo y la psi de la vida interior. Que los datos sean mediatos o inmediatos, esto es rechazado de un psi concreta; lo que se busca son hechos reales. El objeto de la psi esta dado por el conjunto de los hechos considerados en su relación con el individuo. Pero estos hechos humanos están sometidos a un determinismo que el psicólogo debe conocer. Este conocimiento es necesario para delimitar correctamente el dominio de la psi. El conocimiento de hombre no queda por completo ni agotado con la psi. Y tampoco queda agotado sin la psi. Las condiciones de vida material de la sociedad, son las que determinan la fisionomía de la sociedad, sus ideas, concepciones, instituciones. Pero entre el modo de producción de los bienes materiales  y los hechos psi, no hay determinaciones y una relación inmediata y paralela. Es necesario considerar la totalidad de factores interactuantes entre la base (la economía) y la superestructura (el hecho psi); los intermediarios dialecticos tampoco se escalonan en una cadena causal sino que son recíprocamente interactuantes. Politzer puede dar lugar con su indicaciones sumaria a escotomizar los intermediarios dialecticos. Y si esto ocurre, se degrada la dialéctica materialista al mecanicismo, porque los hechos psi de un sujeto no se explican mecánicamente con referencia directa a las condiciones económicas de dicho sujeto o a su clase social. 

 

8) Para Politzer, en la psicología clásica, la “realidad concreta” (dramática) fue suplantada por una “segunda realidad” (de tipo espiritual), a través de una trasposición. Desarrolle los distintos aspectos de esa trasposición (realismo, abstraccionismo y formalismo)

Lo que debe estudiar la psi es el hombre concreto, y no hacer abstracciones. La única realidad es el hombre, actuando como tal, y no se debe suplantar esta totalidad con funciones o mecanismos que se convierten en entidades independientes; un acto, un hecho, se convierte en la psi, en una relación de sensaciones entre sí, y de esta manera se pierde todo conocimiento de la dramática como hechos humano, de un sujeto total para devenir un juego de instancias, categorías, funciones, mecanismos.  El hechos se diluye así en un elaboración nocional que descarna, deshumaniza y despersonifica de todo lo humano a la dramática. La psi clásica nos ofrece, en lugar de vida humana, procesos que no son nuestras acciones cotidianas. Este ha sido el núcleo de discordancia entre el “saber” del psi clásico y el conocimiento psi práctico que podía o no ser patrimonio del psi pero que, en todo caso, era un conocimiento práctico independiente del pretendido conocimiento científico. La esterilidad secular de la psi se explica por esta discordancia. La realidad concreta, la dramática, es suplantada a una segunda realidad. Y esta deformación se hace en el seno de la tradición animista; aunque se suprima el alma en la psi, su herencia subsiste en las funciones psíquicas. El primer paso de esta transposición lo cumple el realismo y lo completa la abstracción y el formalismo. Por la palabra realismo se designa el procedimiento espiritual que realiza las entidades así llamadas constitutivas de la vida interior. En vez de atenerse a los hechos que integran la dramática vida humana, la psi desarrollo procesos que son “dobles” de los mismos, y que funcionan en un ámbito propio espiritual, la segunda realidad. El realismo da la posibilidad de transformar la realidad concreta en procesos internos; una vez conseguida la “realización” queda reemplazada la historia de personas por historia de cosas; se “quita la multiplicidad impersonal de fenómenos”. Esta es la obra de la abstracción que implicada por el realismo, implica a su vez el formalismo. La abstracción elimina el sujeto y toma los hechos psi en sí mismos, en forma impersonal, el formalismo se cumple en la asimilación del hecho, vaciado de su contenido, a categorías generales. Es por medio del realismo, la abstracción y le formalismo que se logra la trasposición de lo real al plano de lo espiritual, y con ello, la dramática queda convertida en proceso espiritual. Es, en suma, el camino del espiritualismo que, siempre en el fono, revela el idealismo.

 

9) ¿Qué corrientes de la psicología moderna, aún con errores, irían en el sentido inverso de esa trasposición? ¿Cómo caracteriza Bleger a las psicologías que no abandonan la trasposición y se aferran a la “mitología”. ¿Cuál sería, para Politzer, “el vicio radical de la metapsicología”?  

Politzer ve en la moderna psicología el abandono y el espiritualismo, y con ello, la vía para una psicología científica. Y ve tal intento en tres corrientes de la psicología: el psa, el conductismo y la gestalt; pero al mismo tiempo que renovación ps, los tres encierran errores que vuelven a comprometer y viciar los nuevos caminos que señalan. En el desarrollo de la psi se puede reconocer dos etapas: una mitología y otra precientifica; ambas configuran la metapsicología. La mitología es aquella forma de psi que transforma el drama en proceso mental por medio de la técnica de la transposición. Precientifica es toda la psi que no extrae el plan de investigación y le conjunto de sus problemas del análisis efectivo del drama, y en la que sus afirmaciones  no alcanzan los hechos dramáticos en la precisión que le es propia. La metapsicología, según Politzer, comprende: 1) metapsicología del alma-substancia; 2) metapsicología de los fenómenos del alma o metapsicología de la vida interior, constituida por todas las consideraciones concernientes a los estados mentales, procesos mentales, hechos de conciencia; 3) metapsicología funcional, que comprende las consideraciones sobre las funciones mentales; 4) metapsicología de la persona, que comprende las teorías concernientes al sujeto, el yo, la persona, el individuo que no parte del análisis del individuo singular y que son incapaces de poner de relieve el determinismo ininterrumpido del contenido particular de la vida del individuo; 5) metapsicología del hombre, constituida por todas las teorías concernientes a la acción y al comportamiento del hombre que no tienen como base el análisis dramático.

 

10) ¿Por qué el psicoanálisis contiene un aporte fundamental para una psicología concreta y una negación absoluta de la psicología clásica?

El psa aporta hechos nuevos, hechos reales que enriquecen el conocimiento, y esto es debido a que desde el punto de partida se coloca en las exigencias de una psicología concreta, apelando a los hechos, a la dramática humana como fuente del estudio que realiza. Es decir, se coloca ante el sueño como ante un hecho del sujeto y no se remite a la abstracción, en que escotomizando el sujeto, se ve el sueño como un producto de una función anímica o como resultado de causas impersonales. La base de la psicología concreta reside en que el análisis del sueño se sigue haciendo en primera  persona, única posibilidad de determinar y conservar un objeto  y una metodología psicológica, y no como ocurre en la abstracción en que el acto del sujeto, segmento de su vida, es convertido en un hecho en tercera persona. En el psa, se trata de examinar el hecho psi en función de la vida del sujeto. Conjuntamente, con Freud entra en la última etapa de su crisis la introspección como método de la psicología y con ella toda discusión escolástica sobre los “datos inmediatos de la conciencia”. Lo que estudia la psi con Freud es la conducta. Freud sustituye el punto de vista de la intuición por el comportamiento. Se trata de personas de la negación absoluta de la psi clásica con el rechazo de sus dos premisas básicas: la introspección y la vida interior  transformada en mito. “Para la psi introspectiva clásica, nacida directamente del realismo, el hecho psi es un dato simple, que se relaciona o refiere a una realidad perceptible, a la que se llama precisamente psíquico”. La asociación libre demuestra que un acto, un hecho, un sueño, un síntoma, tiene sentido, un significado respondiendo a una dialéctica individual; y así como el significado es un producto social, el significado del sueño o del síntoma halla su explicación en la psi individual. Interpretar, es hallar el significado y esto es el síntoma en función de la vida concreta del sujeto. La admisión de un significado para el sueño, para el síntoma, para toda conducta, no es pequeña discrepancia con la psi clásica, ni es un hecho que pueda ser asimilado en el edificio de la misma. Todo lo contrario; significa una ruptura con la  psi clásica, porque esta última no pasa nunca, ni puede hacerlo, del plano meramente formal. El encontrar sentido al sueño, al síntoma, es ubicarse en situaciones totalmente distinta en lo que involucra una definición distinta del hechos psi. “La manera como se plantea el problema del sueño implica definición del hechos psi que desplaza el interés  de las entidades espirituales llevándolo hacia la vida dramática del individuo, y el método tal cual lo concibe Freud, se aleja de la investigación de la realidad interior, para no preocuparse sino del análisis del drama.

 

11) ¿Por qué, sin embargo, la elaboración teórica de Freud incluiría también, para Politzer, una recaída en “el abstraccionismo y el espiritualismo que impregnan la psicología clásica”? Véase el caso de la noción de inconsciente

Freud incurre en compromiso con el abstraccionismo y el espiritualismo que impregnan la psi clásica. Según Politzer, Freud distingue en el sueño un contenido manifiesto y un contenido latente; este último es la reducción del significado, del relato hecho por el sujeto, de su sueño. Freud transforma este relato significativo en una realidad existente a priori, que determina la aparición del contenido manifiesto; y como tal, la confrontación entre uno y otro lo conduce a ver en esta trasposición un trabajo de elaboración del psiquismo. Y así surge el descubrimiento que se concibe como básica del psa, el inconsciente. En la teoría psicoanalítica, del inconsciente como parte de un pretendido “aparato psíquico” significa el retorno por medio del realismo a las construcciones mitológicas de la psi clásica. Es decir que el adelanto que significa Freud en cuanto a la descripción de un curso de fenómenos inconscientes, se ve comprometido en cuanto el mismo Freud vicia sus hipótesis con la trasposición realista que conduce al “cosismo”. Lo que sirve para calificar una parte de la conducta se transforma en entidad. Una vez hallado el significado del sueño, este relato significativo queda transformado por medio del realismo en una entidad psi, en el sentido de cosa. “hay un desdoblamiento del relato significativo: el plano de las significaciones se sostiene sobre otro plano, que es el de las entidades psíquicas. El relato significativo se realiza en un doble ontológico y es esta operación la que abona la construcción psa del inconsciente. La no aceptación de lo inconsciente por Politzer no implica de ninguna manera la aceptación tacita de la psicología de la conciencia y su exclusividad como hecho psicológico. La psi concreta no tiene por qué verse irremediablemente colocada en la disyuntiva de una elección planteada por el abstraccionismo de la psicología clásica. Hay hechos sobre los que asienta la construcción del inconsciente, pero esta construcción misma, como sistema o plano psicológico integrante del aparato psíquico, no resulta sino de un retorno de Freud al abstraccionismo. Los hechos que aporta Freud se convierten en prueba de la existencia del inconsciente gracias solo a una trasposición realista, por la cual se transforma el relato significativo en entidad psicológica, en cosa. Mientras nos atengamos al plano de las significaciones, los hechos no prueben la construcción del inconsciente, porque el contenido latente de un sueño o un síntoma no es más que una descripción significativa, es decir “relato cuyo tema es precisamente una actitud vivida”. Freud es tan sorprendentemente abstracto en sus teorías como concreto en sus descubrimientos”. En este sentido, la interpretación de los sueños es una obra que marca un punto importante en el desarrollo del psicoanálisis. Hasta su aparición en el 1900 Freud estaba trabajando con un punto de vista concreto, con una sistemática totalmente desconocida hasta entonces. La obra de los sueños es el momento mismo en que hace su retorno teórico, o la entrega de los hechos nuevos, al espiritualismo de la vieja psicología; en ella está ya el germen de su metapsicología.

 

12) ¿Cuál sería, para el autor, el mérito de Politzer? ¿Qué representarían los errores de Freud?

El mérito de Politzer es el haber señalado el punto crucial en el psa en el cual sus descubrimientos se mistifican y el hallar en las teorías idealistas los hechos en los cuales las mismas se basan. Los errores de Freud sobrepasan, por otra parte, la explicación en el plano estrictamente individual; con sus errores, Freud representa una etapa necesaria para psicología. Lo que atrae a los jóvenes estudiosos y profesionales al psicoanálisis es el saber concreto que, aporta su práctica y no el idealismo de Freud. Es obligación del materialismo dialectico señalar y demostrar los errores del idealismo tanto como los hechos concretos que el idealismo subvierte, aun aquellos hechos reales que son descubiertos con las hipótesis idealistas.

 

13) ¿Por qué, para Bleger, no habría contradicción entre la posición de Politzer ante el psicoanálisis en 1928-1929 y la de 1933?

Para nosotros es indudable que la posición de Politzer en 1928-1919 y la de 1933 ante el psa, no hay oposición, sino profundización de líneas criticas de direcciones complementarias. Aunque sería  esquemático, es posible decir que en la primera época trato de asimilar lo positivo de la psicología psicoanalítica en una plataforma de base para un psi científica, mientras que en 1933 su propósito fue el de criticar y descartar falsas derivaciones e implicaciones del psa. A nuestro entender, dos son los puntos fundamentales por los que se ha tratado de basar una correspondencia, equivalencia o coincidencia entre le psa y el marxismo: uno de ellos es el materialismo de Freud y otro es su dialéctica. El materialismo de Freud es criticado por el mismo Politzer en 1939 y en cuanto a su dialéctica, su punto de contacto con el marxismo no se halla en la dialéctica marxista, sino en la fuente común,  de la que se han nutrido pensadores muy dispares. Hegel ha brindado inspiración dialéctica a corrientes distintas del pensamiento. Los puntos de contacto en la fuente original no dicen todavía nada decisivo sobre una plena coincidencia. La dialéctica de Freud es inconsecuente porque se asimila en el materialismo mecanicista y el idealismo, pero con Freud es la primera vez que la dialéctica penetra en la psicología. Politzer mantiene en 1939 su posición de 1928-1929. De ninguna manera lo vemos renegando de su Crítica a los fundamentos de la psicología. Contra la afirmación del carácter idealista de Freud se invoca frecuentemente su orientación biológica, y, por ende, material. Pero el permanecer dentro del marco material mecanicistas es justamente por lo que se cae en el idealismo. “Si los instintos son de fuente orgánica, es decir material, de ello no resulta que toda explicación por medio de los instintos es materialista en el sentido científico del término.  En efecto, los instintos tiene por fuente el cuerpo individual, y una explicación de los hechos históricos por medio de los instintos nos conduce prácticamente a una explicación de la historia por la psico individual, pero no para acordar a esta su parte legitima, sino para erigirá en factor determinante”. En la sociología a que conduce de tal materialismo sale fácilmente a la superficie el idealismo en que se basa la doctrina. “Por este aspecto de las teorías psicoanalíticas el movimiento nacido de Freud se ha unido aun mas a la reacción filosófica, la reacción social y política”. “El psa trata de explicar la historia por la psi y no la psi por la historia”. Los puntos básicos que se señalan en el trabajo de Politzer, se podrían reducir: pone de relieve el carácter idealista del psa y las consecuencias de ello en las implicaciones filosóficas, sociológicas y políticas; el trasfondo idealista de su biologismo. Pensamos que en estos aspectos, el examen y la crítica de Politzer son correctos, pero no hay en este último trabajo una justa puntualización del aporte concreto del psa como psico, y aunque mantiene su aceptación de hechos nuevos aportados por Freud, apasionadamente afirma que la suerte del psa será la misma que la de la frenología y el hipnotismo: el olvido.  Nosotros vemos en la trayectoria de Politzer en la crítica del psa, desde 1928 a 1939, una línea coherente de unidad critica, movida por intereses distintos en diversas épocas, pero la labor de 1939 no invalida su producción de 1928 y 1929, sino todo lo contrario, se complementan.

 

14) ¿Cuáles son los dos puntos fundamentales utilizados para establecer una correspondencia o una equivalencia entre psicoanálisis y marxismo? Desarrolle. ¿De qué modo considera Bleger la relación entre reflexología y psicoanálisis?

A nuestro entender, dos son los puntos fundamentales por los que se ha tratado de basar una correspondencia, equivalencia o coincidencia entre le psa y el marxismo: uno de ellos es el materialismo de Freud y otro es su dialéctica. El materialismo de Freud es criticado por el mismo Politzer en 1939 y en cuanto a su dialéctica, su punto de contacto con el marxismo no se halla en la dialéctica marxista, sino en la fuente común, Hegel, de la que se han nutrido pensadores muy dispares. Hegel ha brindado inspiración dialéctica a corrientes distintas del pensamiento. Los puntos de contacto en la fuente original no dicen todavía nada decisivo sobre una plena coincidencia. La dialéctica de Freud es inconsecuente porque se asimila en el materialismo mecanicista y el idealismo, pero con Freud es la primera vez que la dialéctica penetra en la psicología. Todo esto lleva también al problema de la relación entre psa y la reflexología. Es innegable que los hechos concretos del psa hallan su explicación en la reflexología, pero esto no asienta la aceptación de todas las teorías que de estos hechos se han inferido, y tampoco es posible encontrar confirmación en la reflexología de hipótesis idealistas o de entelequias espirituales; de ninguna manera se puede pretender hallar el respaldo en la reflexología de hipótesis idealistas o mecanicistas o de entidades mitológicas, porque sería pasar por alto toda la nueva inspiración que significa el advenimiento de la reflexología. Si no se discrimina suficientemente se transformaría la reflexología en un disfraz de la psico clásica o de la tradición abstraccionista y mitológica que un fructifica en alguna medida el psa. La reflexología no puede jamás respaldar el animismo, salvar el espiritualismo ni revitalizar la mitología, pero la clínica que aportó el psa resulta indudablemente confirmada por la reflexología. 

 

15) Finalmente, según Bleger, ¿de qué modo y por qué se debe revisar el psicoanálisis?

No se trata de trasponer o traducir en lenguaje materialista el idealismo. El idealismo es siempre el heredero de la religión. Pero no es religión. De lo que se trata, es de retomar en todos los ámbitos el núcleo real y científico sobre el que se asienta el idealismo y no permitir su usurpación de la ciencia. Porque no es posible dejar de admitir que el idealismo no es sinónimo de falso, pero no hay una formula definida y universalmente válida para encontrar las razones científicas valederas sobre las que se construyo una hipótesis idealista. Y este es precisamente el problema que plantea el psa. Sus hechos no se separan fácilmente de sus teorías. Esto último plantea una situación difícil y engorrosa al que se  adentra en el estudio del psa, y no pocas veces fue un argumento para descartar el psa, que incluso Politzer utilizo en un momento dado. Para nosotros, esto de da como defecto, es justamente el mayor merito que puede pretender una corriente psico; siglos de psico no han producido jamás la conjunción de teorías y la práctica, situación que solo se dio en el psa. Para el caso de Freud la situación es compleja. Según nuestra perspectiva actual del trabajo e investigación, las directivas serían: utilización de sus aportes dramáticos y concretos, no transformar el drama en dinámica y mantenerse en el plano de la dramática y no en el abstraccionismo; no transformar el fenómeno en entidad ontológica, situar históricamente el fenómeno que se estudia. Esta tarea tiene que ser teórica y práctica, practica detallada volviendo a recorrer los caminos que recorrió Freud, volver a sus experiencias, fundir este trabajo parcial en la teoría y práctica de la dialéctica materialista; volver a plantear, de retorno, la tarea teórica y práctica en el psico. ¿Y por que revisar el psa? Porque significa un momento importante y decisivo en el desarrollo de la psico; la juventud estudiosa se dirige a él atraída por la psico dramática y concreta que ofrece el psa como ninguna otra corriente psico. Porque permite por primera vez en la historia de la psico una posibilidad operacional sobre el objeto de estudio. Y porque es necesario ofrecer a esta juventud estudiosa la visión del momento en que dentro del psa el idealismo comienza a usurpar de la ciencia.

 

LA INVENCIÓN DEL PSICÓLOGO. DAGFAL

1) Para el autor, ¿cómo se había modificado la situación de José Bleger entre 1958 y 1963?

Ya hemos visto en el capítulo 6 que, desde 1958, siguiendo las enseñanzas de Pichon-Rivière, José Bleger había iniciado una empresa teórica que involucraba al psicoanálisis y al marxismo, apoyándose particularmente en la obra de Georges Politzer. No obstante, en 1963, la situación de Bleger era muy diferente. Alejado del Partido Comunista, ya no era un joven psiquiatra-psico-analista casi desconocido, sino uno de los referentes del campo naciente de la psicología académica. Sus enseñanzas orales lo habían convertido en un profesor de renombre, que se perfilaba como el más representativo de una "nueva psicología". Como Daniel Lagache en 1947, cuando había comenzado sus enseñanzas en La Sorbona, Bleger debía formular un proyecto para esta nueva psicología, que pretendía ser diferente de la de sus predecesores. Lagache había emprendido esa tarea estratégica empezando por congraciarse con Henri Pieron, a quien dedico L´Unite de la psychologie. Pero Bleger no podía imitarlo en ese aspecto, ya que, en rigor de verdad, en ese momento de la psicología argentina no existían figuras de peso conlas que hubiera podido congraciarse ni de las que hubiera tendió  que desmarcarse. Había si una multitud de psicólogos sui generis, como Marcos Victoria o Alfredo Calcagno, que no habían logrado instaurar ninguna corriente teórica fuerte. No nos cansaremos de repetir hasta qué punto faltaba en la Argentina una tradición científica capaz de imponer su hegemonía sobre ese campo académico.

 

2) ¿En qué contexto editorial se publicó la Psicología de la conducta, de Bleger, en 1963? ¿De qué tipo de texto se trataba?  

En este estado de cosas, en 196, Bleger culminó una tarea de codificación de sus enseñanzas orales, que reunió en una obra de conjunto llamada Psicología de la conducta. No se trataba de un corto manifiesto como en la clase inaugural de Lagache, sino de un largo manual. Escrito en un lenguaje claro y directo, ese trabajo parecía bastante exhaustivo y reudito. La editorial que lo publicó esta vez no fue Paidós sino Eudeba, que, desde 1958, ocupaba el tercer piso del edificio compartido por las carreras de Psicología y Sociología. Su director, José Boris Spivacow (1915-1994), un profesor de análisis matemático, hijo de inmigrantes judíos rusos, se había rodeado de jóvenes colaboradores que sobresalían en distintos dominios. Enarbolando la consigna "libros para todos", Eudeba se convirtió muy pronto en la editorial  universitaria más importante de América Latina. En 1966, en el momento de la renuncia de Spivacow, después del golpe de Onaganía, Eudeba ya habría publicado más de mil títulos y ya habría vendido más de once millones de ejemplares. Con lo cual el libro de Bleger tenía su distribución ampliamente asegurada, no solo para los lectores especializados, sino también, gracias a los kioskos de revistas, para un público más vasto, que estaba empezando a consumir ese tipo de lecturas psicológicas. De este modo, Psicología de la conducta iba a transformarse en un libro insoslayable, tanto en las carreras de Psicología y las escuelas secundarias como en los hogares interesados en las "problemáticas psi".

 

3) ¿A quién iba dedicado el libro de Bleger de 1963? ¿Qué otros autores citaba ya desde el primer capítulo?

Si Lagache había dedicado su libro a quien aparecía como sui mayor contendiente, Bleger dedicaría el suyo a quien había sido su maestro y analista: Enrique Pichon-Riviere. Desde el comienzo, daba muestras de que la celebridad no le había hecho cambiar de referencias. En efecto, desde el primer capítulo, sobre "La psicología y el ser humano", retomaba los textos de Politzer, a quien entonces mencionaba al lado de Marx y Engels - La ideología alemana, de 1846, que Bleger citaba en francés (París, Costres, 1937)-, con el fin de situar la psicología en relación con sus determinaciones sociales, particularmente la lucha de clases. Pero en este capítulo introductorio, sus lecturas francesas también incluían al joven Foucault de Maladie mentale et personnalite y a la Juliette Favez-Boutonier de L´Homme et son milieve. En el segundo capítulo, dedicado ya a la conducta, nuestro autor precisaba su empresa.

 

4) ¿Qué entendía Bleger por conducta? ¿Qué lugar tenía en ella “lo concreto”? Desarrolle

Para Bleger lo concreto implicaba una "dialéctica de la conducta", cuyos fragmentos contradictorios, abordados por las distintas escuelas psi, debían ser reunidos en un proceso unico. Aunque el objeto de la psico ya no fuera el drama sino la conducta, esta, como en Lenin y Politzer debía llevar las marcas de la Aufebebung hegeliana. En cuanto al objeto de la conducta, Bleger, implica un objeto y ese objeto  no era mas que un mediador investido con las cualidades de las relaciones humanas, de pronto, Bleger llegaba a la conclusión pichoniana de que "toda conducta es siempre un vinculo". A diferencia de la relación de objeto "clásica", en las que lo que se destacaba era la introyección, el concepto de vinculo ponia el acento en el tipo de relación que ligaba al sujeto y al objeto. En última instancia, toda conducta encarnaba. "una experiencia con otros seres humanos" y esto era "lo mas importante en la formación de pautas de conducta tanto como en la personalidad total". Como la conducta estaba inserta en un contexto de relaciónes interpersonales, su sentido debía desprenderse de ese contexto. El sentido no presentaba como algo que podía descifrarse a posteriori, como una intención que pudiera deducirse, sino que era mas bien una cualidad esencial y objetiva, comprensible en el tejido de las relaciones concretas de la vida humana. Si un hecho era susceptible de diversas relaciones contradictorias ello resultaba de la "estructura objetiva del fenómeno", y no de enfoques metodológicos diferentes.

 

5) Según Dagfal, ¿en qué continuaba Bleger a Lagache, Politzer, Sartre, Pichon-Rivière y el kleinismo? ¿En qué se diferenciaba de ellos? // 6) ¿Qué eran las significaciones inconscientes para Bleger? ¿Qué implicaban respecto del tipo de relación que se establecía entre los fenómenos? Responda utilizando los ejemplos de la persona que reza arrodillada y de la mujer frígida

Siguiendo los pasos de Pichon-Riviere, Bleger iba a retomar entonces el proyecta de Daniel Lagache, restituyendo sin embargo todas las filiaciones que este último había preferido ignorar. De este modo, Lagache era presentado como el heredero de Janet y de la Gestalt, al mismo tiempo que se lo vinculaba a la psicología concreta de Georges Politzer. Por esta vía, Bleger restituía tambien la dialéctica que Lagacha había suprimido. En la obra de este ultimo, la psico concreta estaba a mitad de camino entre "lo objetivo" de Janet y "lo concreto" de Merluau-Ponty. Para Bleger lo concreto implicaba una "dialéctica de la conducta", cuyos fragmentos contradictorios, abordados por las distintas escuelas psi, debían ser reunidos en un proceso único. Aunque el objeto de la psico ya no fuera el drama sino la conducta, esta, como en Lenin y Politzer debía llevar las marcas de la Aufebebung hegeliana.

A pesar de su unidad, la realidad misma era contradictoria, lo cual la dotaba de una multiplicidad de sentidos. Bleger se desmarcaba a si de la unidad metodológica de la Lagache, para afirmar una unidad de lo real basada en un monismo ontológico. En este respecto, se situaba al lado de Politzer de La Critique..., ya que su concepción de la significación volvía a acercarse a la del filosofo franco hungaro. Sin embargo, Bleger también abrevaba en otras fuentes en la fenomenología existencial incluyendo sus críticas a los determinismos inconscientes. Según su punto de vista la conducta no era jamás la traducción y la consecuencia de significaciones que estarían en otra parte, latente o escondidas. Todo estaba allí, en los datos de la situación presente, y no era necesario recurrir "realidad psíquica" existente detrás de los fenómenos. Bleger daba el ejemplo de una persona arrodillada rezando. El hecho de que estuviera arrodillada no seria causada ni motivado por sus plegarias. Más bien por el contrario, ese hecho seria una parte integrante del fenómeno del rezo. Sería una actitud corporal que forma parte del rezar, y no un simple efecto. Del mismo modo, la frigidez de una mujer no podría explicarse como la consecuencia del rechazo que siente por su marido. En ese ejemplo, la frigidez no debía entenderse como un síntoma, cuya causa sería el rechazo como contenido inconsciente reprimido. En rigor de verdad, para este Bleger fenomenólogo, la significación no implicaba relaciones causales. No habría un fenómeno que causa otro, sino un mismo hecho que se expresa de maneras diferentes.

 

7) ¿Qué eran las áreas de la conducta, tomadas de Pichon-Rivière? ¿Qué implicaban respecto de la relación entre unidad y pluralidad?. Diferencie el “área de la mente” de la “entidad sustancial llamada ‘mente’” utilizando el ejemplo de la conversión histérica. ¿Qué consecuencia traía aparejada esta perspectiva para las ciencias humanas?

Nuestro autor seguía a Pichon-Riviere que había autorizado la "áreas de la conducta". Pichon había ideado un esquema según el cual la unidad de la conducta se expresaba a través de una pluralidad de fenómenos, que reagrupa en tres áreas fundamentales: el espíritu, el cuerpo y el mundo exterior. Esto no suponía una fragmentación de la conducta ni una división disciplinar. La conducta, aunque conservara su unidad, siempre implicaba expresiones cominantes en todas las áreas. Que se hablara de un "área de la mente" no quería decir que hubiera una entidad sustancial llamada mente, sino que existían fenómenos mentales ligados a fenómenos corporales y sociales. Por ejemplo, la conversión histérica no era una traducción somática de respresentacione4s psíquicas reprimidas, sino una expresión simultánea de un mismo conflicto, que e implicaba fenómenos mentales, corporales y sociales. Este fenómeno se podía abordar al mismo tiempo por distintas disciplinas. La psico no debía limitarse a los fenómenos mentales, y una biología del espíritu resultaba pertinente como una psico del cuerpo o una psico social. El esquema pichioniano de las áreas de la conducta, que parecía bastante simple, adquiría en Bleger una complejidad mayor, con la consideración simultánea de varios "niveles de integración"  de dominios de aplicaciones diferentes. Esta concepción desemboca en una perspectiva interdisciplinar con consecuencias para la profesionalización de la salud mental. En este punto es importante dilucidar una articulación entre la filosofía y psicoanálisis que la obrad de Bleger suponía. Esta articulación es más fácil de comprender a partir de los "encuadres de los estudios de la conducta". Según él, estos marcos no son solo principios o modelos mentales de pensamiento, sino que reflejan la ubicación filosófica del investigador y su contacto práctico con determinados aspectos de la realidad social y del objeto que estudia.

 

8) Según el autor, ¿en qué consistían para Bleger los diferentes “encuadres para el estudio de la conducta”? ¿Cómo oponía el “encuadre histórico-genético” del psicoanálisis al “encuadre situacional”, inspirado en Lewin, la Gestalt y la fenomenología? ¿De qué manera las ideas kleinianas ofrecían una salida al dilema que planteaba la oposición entre el pasado y el presente? En esa dirección, ¿qué implicaba el “encuadre de la continuidad genética”?

Bleger constataba que las teorizaciones del psa se inscribía en un encuadre histórico -genético, que privilegiaba la explicación del presente a partir del pasado. A este enfoque le oponia un "encuadre situacional", ahistórico y sistemático como el Kurt Lewin. A partir de una concepción ligada a la fenomenologia y a la Gestalt, Lewin había afirmado que todos los fenómenos psic debían ser comprendidos como la resultante de la configuración de la situación presente. Bleger señalaba que el psa, en su práctica, era más situacional de lo que hubiera querido, en especial en lo que respecta a la transferencia. Apoyandose en las ideas kleinianas, Blerger, notaba que las interpretaciones se efectuaban en relación con el "aquí y ahora" de la relación transferencial, donde se actualizaba el pasado, pero solo en relación con el presente.

La preocupación de Bleger por articular diacronía y sincronía, historia y presente, parecía evidente. Por otra parte, se trataba de una preocupacion tipica de esa generacion de analistas, tensionados entre el histooricismo freudiano, los postulados de la psico en expansion y las exigencias de la fenomenologia exstencial, que de un modo u otro era en referencia filosófica central. Así se podría explicar en parte la pregnancia que llego a tener el kleinismo en Argentina, en la medida en que su insistencia en el "aquí y ahora" ofrecía una salida para este dilema. Klein y sus discípulos privilegiaron un tipo de interpretación que debía limitarse a las representaciones evocadas al calor de la transferencia, en relación actual, lo cual aportaba un terreno en el que se hacía posible un encuentro con la Gestalt y con el existencialismo, pero también con las terapias de grupos que se inspiraban en ellos. En esta dirección, Bleger describía una "encuadre la continuidad genética", que consideraba una superación dialéctica de todos los demas, ya que ese modelos incluia al mismo tiempo el pasado, el presente y una visión prospectiva organizada en torno de la noción de proyecto. Pero más allá de Pichon y de los existencialistas, la principal referencia de ese modelo era para el artículo de Susan Isaacs, una kleiniana de primera hora, quien a su vez seguia a otra kleiniana Joan Riviere.

 

9) ¿Cómo interpretaba Bleger la fragmentación de la psicología de su época? ¿Cuáles eran sus principales referencias para interpretar las relaciones entre psicología y filosofía, entre psicoanálisis y política? 

Lo cierto es que el libro de Bleger, que supuestamente era un trabajo de psicología general, por el sesgo de las "conductas defensivas" brindaba una explicación de los mecanismos de defensa freudianos y kleinianos, realizando una presentación de las estructuras clinicas según las teorias klenianas y pichonianas. Por otra parte, retomaba el problema de la multiplicidad metodologica de la psico, para responder a ese desafio apoyandose en Politzer y Pichon. La fragmentacion de la psico contemporanea en escuelas era una verdadera  "división esquizoide", por la que habían pasado diversas disciplinas científicas en el sXIX. Al mismo tiempo, esa crisis era un índice "de su pujanza y perspectiva". Todos esos problemas "metafísicos" debían resolverse en el terreno de una praxis completa. En esta línea, para dar cuenta de las relaciones entre psico y filo Marx y Engels, Politzer y Gramsci eran de nuevo las referencias fundamentales. Al igual que en 1958, las oposiciones idealismo-materialismo, monismo-dualista y metafísica-dialéctica estaban a la orden del día, antes de llegar al gran final, dedicado a las relaciones entre conducta y personalidad, donde se destacaban los conceptos de unidad, totalidad y organización.

 

10) Para Dagfal, ¿cómo se diferencia el lugar que la psicología clínica tenía para Bleger del que había tenido en Francia para Daniel Lagache?. ¿Cómo concebía la “función social del psicólogo clínico? ¿De qué dos formas podía aportar sus conocimientos el psicoanálisis en esa “situación de emergencia” en la que se encontraba el país respecto de la salud mental? Articule con Menninger y Lacan.

Para Lagache esta psico clinica era en sí todo un programa, focalizado en tres objetivos: "aconsejar, curar y educar". Para Bleger, esta disciplina debía subordinarse a metas más ambiciosas en el plano colectivo de la salud mental, resumida en una palabra: "prevenir". Los dos autores se interesaron en la dimensión social lde la psico, pero de manera diferente. Entre 1951 y 1953 Lagache se había ocupado de la creación de un laboratorio de psico social. Anexo a su cátedra en La Sorbona. Las investigaciones que allí desarrollaron Moscovici y Pagés, tenían muy poco en común con la concepción social de Bleger. Según la cual el psico se tenía que convertir en un agente de cambio.  La función social del psicologo clinico no debe ser basicamente la terapia, sino la salud publica, y dentro de ella, la higiene mental. El psico debe intervenir en todos los aspectos y los problemas de la psico higiene, y no esperar que la gente enferma enferme para intervenir. Deseo promover un cambio en la actitud del estudiante, del psicologo y del profesional, llevando sus interese delsde el campo de la enfermedad y la terapia al de la salu de la comunidad. Bleger consideraba que, respecto de la salud mental, el país estaba en una "situación de emergencia". Ante el aumento de las enfermedades, que implicaba una "tarea aplastante", la actitud más común había sido la de querer formar más psiquiatras, más psicoterapeutas y psicoanalistas. El psa clinico no estaba en condiciones de resolver los problemas de salud mental de la población, por su naturaleza individual, su duración y su costo. Per el psa podia aportar sus conocimientos, en la escala requerida, de dos formas. La primera, de orden administrativo, implicaba influir en la acción  gubernamental, por medio de leyes y regulaciones capaces de "·resolver o impedir tensiones de diferentes tipos, a través de cambios culturales", en este sentido los psi podian actuar como asesores expertos. Por otra parte, el psa se podia mostrar útil para "las relaciones interpersonales", gracias a las terapias breves, grupales y a "psicoinstitucional psico de la comunidad y psico de los periodos de crisis". Esto se trasmitia a los estudiantes para que aplicaran en el terreno.

 

11) ¿En qué campos tuvieron influencia los “jóvenes miembros de la Asociación Psicoanalítica Argentina” que se habían formado con Pichon-Rivière? ¿Qué resultaba paradójico, en los años ’60, respecto de estos discípulos que habían “abandonado” a su maestro?

Estos jóvenes profesores (Pichon-Riviere, David Liberman, Edgardo Rolla, Fernando Ulloa, Armando Bauleo, Rafael Paz) no solo enseñaban, sino que trataban de sistematizar sus ideas con el fin de escribirlas y publicarlas. Liberman en 1962 publicó un libro que innovaba en varios sentidos, incorparaba nociones de la teoria de la comunicación y de Jacobson. Rolla ese mismo año publicó un trabajo de psico terápias individual y grupal. Ulloa publicó articulos en revistas diversas que iba a convertisrse en un referente local del psicoanalisis. La influencia de estos jóvenes miembros de la APA, no se limitaba al campo académico de la psico. Eran las cabezas de una nueva concepción del freudismo, que iba a atravesar las instituciones del sistema de salud.

 

12) ¿Qué problemas planteó el “rol socialmente comprometido” que Bleger quería promover entre los psicólogos “por oposición a un modelo de profesión liberal calcado del de los médicos y los psicoanalistas?

Ese rol socialmente comprometido el que queria promover, proposicion a un modelo deprofesion liberal calcdo del de los medicosy los psicoanalistas. Su mensaje no fue bien comprendido, considerando que el malentendido es inherente a la comunicaion humana. Muchos tuvieron la impresion de que Bleger estaba entre aquellos que cerraban a los psico las puertas del psa por razones corporativas. Otros lo acusaron de emplear un doble discurso. Según una de sus primeras ayudantes: "Bleger nos daba supervisión y nos mandaba pacientes. Era difícil que creyeramos que él no quería que hicieramos psa". Habría que reconocer que su proyecto era idealista, si se tiene en cuenta que pedia a los psico que se privasen de un rol clínico desado y bien remunerado, para dedicarse a un trabajo social con destino incierto.

 

ROBERT ARLT, YO MISMO. MASOTTA

1) Al comienzo del texto de su presentación, Oscar Masotta plantea una serie de preguntas que irá respondiendo en orden inverso a su enumeración. En primer lugar, despliega su opinión respecto de su propio libro. ¿De qué manera esta cuestión se articula con su pasión por Sartre? ¿Por qué, de todos modos, “el libro como resultado” no podía reducirse a este último factor?

Si acepto publicar un libro que escribí hace varios años atrás es porque ese libro es bueno, para mí. Y lo es porque a mi entender cumple con el requisito sin el cual no hay crítica en literatura: acompaña las intuiciones del autor y trata de explicitarlas, a otro nivel y con otro lenguaje. Pero debo decirlo: cuando escribí el libro yo no era un apasionado de Arlt sino de Sartre. Y habiendo leído a Sartre no solamente no era difícil encontrar lo fundamental de las intuiciones de Arlt, sino que era imposible no hacerlo. El punto crítico, culminante, de esa novela que tengo por un gran libro, es el final. Después de leer a Sartre no era difícil encontrar el sentido de ese final, tan aparentemente sorprendente. ¿Por qué Astier se convertía tan repentinamente en un delator? En fin, yo diría, mi libro sobre Arlt ya estaba escrito. Y en un sentido yo no fui esencial a su escritura: cualquiera que hubiera leído a Sartre podría haber escrito ese libro. Pero al revés, la factura del libro, su escritura, me depararía algunas sorpresas. Entre la programación del libro y el libro como resultado, no todo estaba en Sartre. Y lo que no estaba en Sartre estaba en mí. No en mi “talento”: me refiero a las tensiones que viniendo de la sociedad operaban sobre mí a la vez que no se diferenciaban de mí, y de cuya conciencia extraje, creo, esa certeza que me acompaña desde hace más de quince años. Que efectivamente, tengo algo que decir. Escribir el libro me ayudó, textualmente, a descubrir el sentido de la existencia de la clase a la que pertenecía, la clase media. Una banalidad. Pero esa banalidad me había acompañado desde mi nacimiento. Pensando sobre Arlt descubría el sentido de mis conductas actuales y de mis conductas pasadas: que dura y crudamente habían estado determinadas por mi origen social. Y uso la palabra “determinación” en sentido restringido pero fuerte.

 

2) ¿Cuál es, según Masotta, el “mensaje” de Arlt? ¿Cómo se conecta con la cuestión de la enfermedad mental?

¿El “mensaje” de Arlt? Bien, y exactamente: que en el hombre de la clase media hay un delator en potencia, que en sus conductas late la posibilidad de la delación. Es decir: que desde el punto de vista de las exigencias lógicas de coherencia, que pesan sobre toda conducta, existe algo así como un tipo de conducta privilegiada, a la vez por su sentido y por ser la más coherente para cada grupo

social, y que si ese grupo es la clase media, esa conducta no será sino la conducta de delación. Actuar es vehicular ciertos sistemas inconscientes que actúan en uno, y que están inscriptos en uno al nivel del cuerpo y la conducta, sobre ciertos carriles fijados por la sociedad. Los términos de ese problema: están dos veces a la vista son dos “observables”. Por un lado la sociedad nos enseña, y por otro lado estamos llamados, solicitados, constreñidos, todo a la vez, a resolver cuestiones que el medio social nos plantea. Solamente que esas cuestiones difícilmente pueden ser resueltas en la perspectiva de lo que se nos ha enseñado, de lo que ha sido sellado en nosotros por la sociedad: y la relación que va de uno a otro término, en sociedades enfermas como las nuestras, es una relación absurda o directamente contradictoria. Pero como la capacidad lógica del hombre es infinita, siempre es posible resolver problemas imposibles: hay gente que lo hace. Son los enfermos mentales. En este sentido la enfermedad mental es la puesta en práctica de la máxima exigencia de lógica y razón. En este sentido digo, entonces, que la delación no constituye sino el tipo lógico de acto preferencial, en cuanto a la coherencia que arrastra, para conductas individuales determinadas por un preciso grupo social. Y solamente habría que hacer esta salvedad. Que cuando hablamos de lógica y coherencia, aquí, nos referimos menos a una lógica pensada por el individuo que se enferma, que a una lógica que se piensa en el enfermo mental. Y en cuanto a la relación entre conducta mórbida y conducta de delación: la tesis es de Arlt. Y es profundamente verdadera. Pero esto no significa moralizar; y lo que se quiere decir no es que un delator “no es más” que un enfermo mental. Sino exactamente al revés, contramoralizar, puesto que lo que Arlt denuncia es a la sociedad que produce delatores.

 

3) Este último tópico le permite al autor pasar a considerar un segundo tema: “¿Quién era yo cuando escribí este libro?”. En este sentido, ¿cuáles serían el conjunto de estructuras, el pasado, que se contradecían y que él intentaba resolver? ¿Cómo justifica Masotta su referencia a lo “exótico”?

Que pesaban sobre mí un conjunto de estructuras, un pasado, que se contradecían, las que yo intentaba estúpida e inconscientemente resolver. Es cierto, no lo sé todo sobre mí mismo, y no entiendo del todo el sentido de aquél modo de resolver mis contradicciones que fue para aquel entonces escribir sobre Arlt. Pero de cualquier modo no carezco de una cierta conciencia aguda de algunos de los términos contradictorios. Pensemos por ejemplo en el “estilo”, en la prosa de mi libro. Ya he dicho que al nivel de las ideas el libro estaba fuertemente influenciado por Sartre. Ahora bien, en lo que hace a la prosa, la influencia viene de Merleau-Ponty. En mi libro sobre Arlt intentaba esa prosa, me esforzaba por establecerme en ella, o en que ella se estableciera en mí. Quiero decir: que la imitaba. Y esto no es malo en sí mismo, ni me ocasiona hoy problemas de conciencia, puesto que imitar una prosa es la mejor manera de apresar desde adentro el pensamiento del autor, o como dice el mismo Merleau-Ponty, aprender a pensar lo informulado por el pensamiento, ese lugar todavía vacío hacia el que toda formulación tiende y que es el verdadero “objeto” del pensamiento. No, lo malo estaba en otra cosa. Piensen: una prosa que, como la de Merleau-Ponty, se basa sobre todo en el tono, en la “altura” de la voz, no es sino la prosa de un refinado. Supone un alto grado de cultura, la inscripción en una tradición cultural precisa, es decir, otros tipos de prosa pertenecientes a escritores lejanos y cercanos en el tiempo, con los que ella misma forma sistema, oponiéndose y diferenciándose de unas, semejándose a otras. Una prosa de refinado: una prosa de “tonos”. Y se podría pensar en una  analogía con la lengua china. Ese tipo de lengua aparece históricamente en sociedades muy jerarquizadas. La estructura propia de un orden social muy regimentado parece ser complementaria de la lengua de tonos. Una lengua de tonos, en una sociedad democrática, así, sería un impensable. Si se hiciera la experiencia de juntar una cosa con la otra el resultado tal vez sería alguna aberración: tal vez una sociedad de idiotas. Ahora bien, con mi libro pasaba algo parecido. Imagínense: emplear una prosa de “tonos” para hablar sobre Roberto Arlt. Claro que Merleau-Ponty había usado esa prosa para escribir sobre Hemingway. Pero yo no era Merleau-Ponty. Y la relación que va desde Merleau-Ponty a Hemingway no es homóloga a la que iba de mí a Arlt. Y no me refiero al valor de los autores ni me comparo a quien tengo por uno de los autores más importantes de nuestro tiempo. Quiero decir, que entre yo y las novelas de Arlt había una relación más estrecha, más igualitaria, que entre un alto profesor universitario parisino, y que hablaba por lo mismo, y con derecho, desde la cumbre de la cultura (y no ironizo) y un hombre con las características de Hemingway. Arlt y yo habíamos salido de la misma salsa, conocimos los mismos ruidos y los mismos olores de la misma ciudad, caminamos por las mismas calles, soportamos seguramente los mismos miedos económicos. Brevemente: apoyándome en Sartre y en Merleau-Ponty yo escribía entonces sobre Arlt. ¿Cómo decirlo? Cuando escribía mi libro en verdad me sentía un poco exótico. Y textualmente, puesto ¿qué es lo exótico sino el resultado de la unión de sistemas simbólicos que tienen poco que ver unos con otros? Pero aún aquí, y aunque con otra significación, aquél exotismo me colocaba en la línea de Arlt. ¿Esa imagen sobre mí mismo (prosa de “tonos” para escribir sobre Arlt) no tenía acaso mucho que ver con esa foto que se conserva de Arlt en África, vestido con ropas nativas pero calzado con unos enormes y evidentes botines?

 

4) A continuación, al narrar su “experiencia de la enfermedad”, ¿de qué modo integra las reflexiones de Sartre y Merleau-Ponty en su relato y qué sucede con ellas en el momento en que debió acudir a un psicoanalista? Y a su vez, ¿cómo ubica al marxismo respecto de las intervenciones del terapeuta?  // 5) ¿De qué modo articula Masotta la cuestión del dinero, el determinismo, la alienación y el destino?. ¿Cómo articularía Ud. las dos vías “fundamentales”, en la base del “hombre concreto” (p. 6), con el interés de nuestro autor por el marxismo y el psicoanálisis?

Mi enfermedad está ahí y tal vez no es malo, ahora, reflexionar sobre ella. En ese sentido, la experiencia de la enfermedad  podría resumirse así: padecer algo que se hizo afuera de uno, la experiencia de “soportar” algo. Pero aun en el interior mismo de esa experiencia había un nido de víboras: ¿yo, que amaba a Sartre, cómo podía olvidar que uno “hace” su enfermedad? Recordaba entonces un párrafo de Merleau-Ponty sobre el Greco: las deformaciones de las figuras que pintaba, no podían ser explicadas a partir del astigmatismo que el artista padecía, sino al revés, las figuras explicaban su astigmatismo, revelaban el carácter “intencional” de la enfermedad. El Greco había hecho su astigmatismo para explorar el mundo a su manera. Su arte y su enfermedad

no eran más que dos aspectos de una misma cosa, dos manifestaciones de un mismo “estilo” de vivir y de comprometerse en el mundo. Pero en el momento mismo en que soportaba mi enfermedad, en que ella no se traducía más que en mi imposibilidad de vivir, en el momento en que me veía arrancado de mi trabajo, trabado y presa de la mirada de los otros, arrastrado por añadidura a la miseria económica, ¿cómo entender que yo “había hecho” todo eso? Uno hace su enfermedad, ¿pero qué podía sacar yo ahora de eso que yo había hecho de mí? No entendía nada. Era un infierno. De vez en cuando, y en medio del tiempo de mis pánicos, de mis obsesiones, de mi aislamiento, me repetía una frase de Freud: “la enfermedad mental es inútil”. Fantaseaba que con el reconocimiento de su inutilidad tal vez me curaría. Como no podía leer, y encerrado, caminaba, incansablemente, caminaba. Tenía el mundo reducido a imágenes despedazadas metido dentro de los ojos. Pero las cosas estaban así: mi padre había muerto y yo había “hecho” una enfermedad, en “ocasión” de esa muerte. Y desde el día que “caí” enfermo (fue de la noche a la mañana) me tuve que olvidar de golpe de Merleau-Ponty y de Sartre, de las ideas y de la política, del “compromiso” y de las ideas que había forjado sobre mí mismo. Tuve entonces que buscarme un psicoanalista. Y me pasé un año discutiendo con él, sobre si mi enfermedad era una histeria o una esquizofrenia. Yo entonces confundía el aislamiento que padecía con el aislamiento como conducta de corte con lo real, y como no podía o no quería observarme desde afuera, afirmaba que estaba esquizofrénico. Al cabo acepté la opinión de mi analista. Aparté los índices somáticos, una sordera creciente, un horrible y continuo silbido que taladraba mis oídos desde el interior de mi cabeza, la perturbación de mi equilibrio: mi psicoanalista tenía razón. La tendencia a la seducción como rasgo constante de mi conducta, la representación, la teatralización del sufrimiento, la tendencia al chantaje. Yo aceptaba: era un pavo que debía tragarse todas las nueces. La discusión, sin embargo, no terminaba: se me ocurría que el analista observaba bien el lado representación de mis conductas, pero que extremaba el juicio sobre él. En el fondo yo sentía que me quería hacer creer lo que yo temía. Que yo no era más que un farsante. Pero entonces  me rebelaba. Me decía entonces que no era del todo así, puesto que ahí estaba ese trabajo sobre Arlt, y que el trabajo no es farsa. Después comprendí que lo que pasaba era que mi analista usaba conmigo la técnica neoanalista de la frustración. Pero cuando me frustraba yo me ponía de pronto intransigente, y en cambio de responder con una reacción regresiva  me ponía lúcido con respecto a él, no le perdonaba lo que mis ojos veían, su ceguera con respecto a las

determinantes de clase, de trabajo y de dinero, que pesaban tanto sobre él como sobre mí. Cuando me frustraba, yo en cambio de regresar hacia mis estructuras arcaicas, progresaba, hacia el marxismo. La situación no tenía salida, y en medio de un análisis en el que había puesto las esperanzas de la cura, me aburría. Es cierto que no se podía culpar al psicoanalista ni al psicoanálisis de mi imposibilidad de salir adelante. Pero en mis choques con ese hombre todo se ponía en juego. De pronto me encontraba despreciándolo tanto como a mi padre. ¿Pero no revelaba tal cosa la constitución de un lazo de transferencia? No sabía nada. Durante la enfermedad me había hecho adulto de un golpe, había hecho la experiencia de la dura realidad del dinero. El dinero existe y vale. Y esa prostituta, como le dice Marx, fue “el lugar” donde me hice adulto porque supe lo que era la vergüenza. Si uno no tiene dinero, o se muere de hambre o lo pide. Yo, como elegía vivir, a cada instante, lo pedía. La enfermedad, a raíz de la muerte de mi padre, la vergüenza, la vergüenza económica, la buena voluntad de mis intenciones intelectuales, mis influencias intelectuales, las mejores, Sartre, la relación de compromiso entre el sostenimiento de las ideas y la exigencia de coherencia con uno mismo cuando se trata de jugar los roles en el interior de la sociedad concreta, la relación personal al nivel más concreto cuando uno se relaciona con otros intelectuales. El desorden no es más que aparente. Hay aquí pocas vías hacia las cuales todo converge, y desde donde brota, seguramente, todo lo que nos determina. Y hay dos, fundamentales, que están en la base del hombre concreto: el sexo y la economía. Yo no creo haber endurecido, ¿pero es que hay otras cosas? Los marxistas en general y los comunistas en particular suelen tomar con ligereza la noción de alienación. Pero la alienación no es una noción. Por lo mismo hay que comenzar ya a entender de una buena vez la realidad que comenta esta vieja idea: la idea de destino. Hay que arrancarles a los escritores de derecha el uso exclusivo que hacen de ella. Quien ha comenzado esa empresa es Pavese. La muerte, la violencia, la locura, el hambre, el suicidio, existen en el mundo, y están presentes en todos lados, aun ahí donde aparentemente no. Por eso Rozitchner tiene razón cuando afirma con desprecio que hay más filosofía en su libro sobre los invasores de Playa Girón que en toda la filosofía universitaria.

 

6) Cuando se refiere a las dos cuestiones que ciñen la vida del intelectual, ¿por qué sostiene que ya no está “tan seguro sobre la utilidad de las posiciones filosóficas, teóricas, sartreanas, como lo estaba hace ocho años”? ¿Qué opción escoge entonces ante la alternativa “conciencia o estructura” y qué matices introduce frente a esta disyuntiva?

En lo que se refiere al Saber: en estos años he “descubierto” a Lévi- Strauss, a la lingüística estructural, a Jacques Lacan. Pienso que hay en estos autores una veta para plantear, en sus términos profundos, el problema de la filosofía marxista. Lo que significa que ya no estoy tan seguro sobre la utilidad de las posiciones filosóficas, teóricas, sartreanas, como lo estaba ocho años atrás. Es que en

esos ocho años, al nivel del saber, han pasado algunas cosas: entre otras, un cierto naufragio de la fenomenología. Recién hoy comienzo a comprender que el marxismo no es, en absoluto, una filosofía de la conciencia; y que, por lo mismo, y de manera radical, excluye a la fenomenología. La filosofía del marxismo debe ser reencontrada y precisada en las modernas doctrinas de los lenguajes, de las estructuras y del inconsciente. En los modelos lingüísticos y en el inconsciente de los freudianos. A la alternativa: ¿o conciencia o estructura?, hay que contestar, pienso, optando por la estructura. Pero no es tan fácil, y es preciso al mismo tiempo no prescindir de la conciencia. Ante todo, porque lo que estoy estudiando en este momento es Freud, y no Arlt. Por otra parte, hace tiempo que no releo a Arlt. Además, lo que pienso sobre él lo he escrito en el libro. Les leeré a ustedes el comienzo de la redacción  de un libro, que, de escribirse alguna vez: ¿Violencia o comunicación? Con mayor o menor conciencia siempre supe que ésa era la alternativa. Esos dos polos se hallan en todas partes, y si uno no los descubre a raíz de cada cuestión, corre el peligro de convertirse en un ángel. Pero yo quería ser histórico.

 

7) En la extensa cita de su trabajo autobiográfico, ¿qué es lo que Masotta afirma haber aprendido del escritor surrealista Michel Leyris? ¿De qué modo ese principio podría relacionarse con la propia presentación del libro?

Michel Leyris un libro de este: La edad del hombre. Aprendí de él que para defenderse de la gratuidad del acto de escribir había que escribir sobre temas que lo pusieran a uno en situación de peligro, que lo descolocaran ante los demás. Y hay entre otras una manera de hacerlo. Escribir sobre uno mismo. Para desnudarse o para confesarse. Pero quien se confiesa se confiesa de algo, y para hacerlo, es preciso un juicio retrospectivo, y negativo, sobre ese algo. Confesarse, así, es convertirse de alguna manera en un pasatista, y en un moralista. ¿Será éste mi caso? Y por otra parte, es difícil sortear el peligro de la falta de peligro. Es necesario decidirse  entonces a sumarse en todos estos peligros para intentar sortearlos. Habrá entonces que comenzar por el comienzo. Y si uno se quiere escritor el comienzo es su primer libro. “Todo” comienza entonces a los veintiún años. Yo llenaba entonces, y trabajosamente, las hojas de un grueso cuaderno mientras que, manipulando palabras, hacía una cierta experiencia del mundo, a cuyo sentido, o contenido, llamaré de esta manera: lo siniestro. Esto significa: que quería ser escritor y que cuando intentaba hacerlo encontraba que no conocía el nombre de las cosas. Lo siniestro era el descubrimiento de aquel idiotismo. Yo, seguramente un idiota mental, pretendía escribir. Tenía miedo. Ese miedo nunca me ha abandonado. O mejor: el miedo nunca me ha abandonado.

 

8) Finalmente, ¿cómo podrían articularse los cambios enunciados por Masotta respecto de la política y el saber con las transformaciones mencionadas en el epígrafe de Bernard Pingaud –que señala las diferencias que, en Francia, en el plano intelectual, separaban a 1945 de 1960?

1945-1960: para medir el camino recorrido entre esas dos fechas, basta abrir un diario o una revista y leer cualquier crítica de libros. No sólo no se cita ya a los mismos nombres, no se invocan las mismas referencias, sino que no se pronuncian tampoco las mismas palabras. El lenguaje de la reflexión ha cambiado. La filosofía, triunfante quince años atrás, se borra ahora ante las ciencias

humanas: el desplazamiento acompaña la aparición de un nuevo vocabulario. Ya no se habla de "conciencia" o de "sujeto", sino de "reglas”, de "códigos”, de "sistemas”; ya no se dice que “el hombre hace el sentido”, sino que el sentido "adviene al hombre”; ya no se es más existencialista, se es estructuralista.

Los marxistas en general y los comunistas en particular suelen tomar con ligereza la noción de alienación. Pero la alienación no es una noción. Por lo mismo hay que comenzar ya a entender de una buena vez la realidad que comenta esta vieja idea: la idea de destino. Hay que arrancarles a los escritores de derecha el uso exclusivo que hacen de ella. Quien ha comenzado esa empresa es Pavese. La muerte, la violencia, la locura, el hambre, el suicidio, existen en el mundo, y están presentes en todos lados, aun ahí donde aparentemente no. Por eso Rozitchner tiene razón cuando afirma con desprecio que hay más filosofía en su libro sobre los invasores de Playa Girón que en toda la filosofía universitaria.

Reaparecían entonces para mí las cuestiones fundamentales que ciñen la vida del intelectual contemporáneo: la política y el Saber. Con respecto a la primera, diré que el problema de la militancia, al menos en la Argentina, aparece intocado. La cuestión fundamental está en pie. ¿Debe o no un intelectual marxista afiliarse al Partido Comunista? Yo no me he afiliado: primero, porque los cuadros culturales del partido no resistirían mis objetivos intelectuales, mis intereses teóricos. El psicoanálisis, por ejemplo. Y en segundo lugar porque hasta la fecha disiento con los análisis y las posiciones concretas del P.C. Por estas razones no me he afiliado, y no sé si lo haré algún día. Pero respeto a quienes lo hacen o lo han hecho. Pero además, ¿dónde militar? ¿Con qué grupos trabajar? ¿Qué hacer? En lo que se refiere al Saber: en estos años he “descubierto” a Lévi- Strauss, a la lingüística estructural, a Jacques Lacan. Pienso que hay en estos autores una veta para plantear, en sus términos profundos, el problema de la filosofía marxista. Lo que significa que ya no estoy tan seguro sobre la utilidad de las posiciones filosóficas, teóricas, sartreanas, como lo estaba ocho años atrás. Es que en esos ocho años, al nivel del saber, han pasado algunas cosas: entre otras, un cierto naufragio de la fenomenología. Recién hoy comienzo a comprender que el marxismo no es, en absoluto, una filosofía de la conciencia; y que, por lo mismo, y de manera radical, excluye a la fenomenología. La filosofía del marxismo debe ser reencontrada y precisada en las modernas doctrinas (o “ciencias”) de los lenguajes, de las estructuras y del inconsciente. En los modelos lingüísticos y en el inconsciente de los freudianos. A la alternativa: ¿o conciencia o estructura?, hay que contestar, pienso, optando por la estructura. Pero no es tan fácil, y es preciso al mismo tiempo no prescindir de la conciencia (esto es, del fundamento del acto moral y del compromiso histórico y político).

 

SCHOLTEN. OSCAR MASOTTA, ENTRE LA FENOMENOLOGÍA Y EL ESTRUCTURALISMO.

1) ¿De qué manera justifica el autor los múltiples calificativos con los que otros autores buscaron definir a Oscar Masotta? ¿Por qué razón, los artículos incluidos en su cuarto libro, Conciencia y estructura, apuntarían en esa misma dirección? (p. 299).

Muchos lo calificaban de “existencialista”, “sarteano”, “estructuralista”, “lacaniano”, “filosofo”, “semiólogo”, “critico de arte”, “postmodernista”, “sofista”, “marxista”, “intelectual modernizado”, “interrogador”, ”maestro”, “mentor”, “excéntrico”. Se pueden justificar estas afirmaciones, ya que, en su libro Conciencia y Estructura, los artículos conectan autores y temas diversos círculos culturales, que pueden resultar difíciles de conciliar: el engagement sartreano, la fenomenología merleau-pontyana, la antropología estructural, la semiología barthesiana, el “retorno a Freud” lacaniano, el marxismo althusseriano, las ideas de McLuhan, los análisis de Eco– y detengo aquí un recuento podría extenderse mucho más. Masotta no era en ese momento un recién llegado al campo intelectual y cultural local: había adquirido ya cierto prestigio en el ámbito de la críticaliteraria y era una figura habitual en la 
zona de la Facultad de Filosofía y Letras, espacio privilegiado de socialización entre los intelectuales y artistas del momento. Ya había publicado varios ensayos, referencias, reseñas e incluso el adelanto de una novela que jamás llegó a publicarse, en Centro 
(órgano de difusión del Centro deestudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras), en la Revista de la Universidad de Buenos Aires, y Contorno (dirigida por los hermanos David e Ismael Viñas). Su primer libro –Sexo y traición en Roberto Arlt– se edita en 
1965 y reúne una serie de ensayos correspondientes al período 1958-1962. Ese mismo año se publica, en elnoveno número de Pasado y presente, su artículo “Jacques Lacan o el inconsciente en los fundamentos de la filosofía”. 

 

2) ¿Cuáles eran los antecedentes de Masotta a la hora de publicar Conciencia y estructura? ¿Cuál había sido “el impacto de la fenomenología, más precisamente del existencialismo francés”, en todas esas producciones? ¿Por qué, para Scholten, habría que situar esos antecedentes en el marco de la recepción del existencialismo en la Argentina”? (pp. 299-300). Desarrolle y ejemplifique.

 

En todas esas producciones es eviden te el impacto de la fenomenología, más precisamente del existencialismo francés. La obra  de Jean-Paul Sartre fue, durante la década de 1950 y comienzos de la de 1960, su referente fundamental y es a partir de  una “retícula sartreana” que aborda figuras como Roberto Arlt, Leopoldo Lugones, Ricardo Rojas, David Viñas, etc., y fenómenos como el anti- 
peronismo2, las clases medias, el marxismo y el psicoanálisis. Masotta da testimonio de esa impronta sartreana en la presentación de su primer libro al afirmar: “Cualquiera que hubiera leído a Sartre podría haber escrito ese libro”. En este sentido, no se trata de una simple importación de ideas o conceptos, de una mera repetición de lo desarrollado con anterioridad en otras latitudes, sino de una apropiación y una recreación de esas ideas o conceptos en relación con el panorama local: por ejemplo, y como he mencionado y desarrollado más extensamente en otro escrito (Scholten, 2001: 189- 202), la explicación del interés masottiano por una figura como Roberto Arlt no se agota en su sartrismo. Pero otro es el panorama que se puede encontrar a partir de mediados de los 
años sesenta: en el año 1967, Masotta publica dos libros claramente articulados con dos tópicos ilustrativos de la vanguardia artística del momento: El “pop-art” y Happenings. El primero reproduce una serie de conferencias dictadas en el Instituto Di Tella en septiembre de 1965. En realidad no es este un libro dedicado estrictamente al pop, en el sentido de que no se ocupa allí exclusivamente de  este género. El problema es, más precisamente, el de la “nueva imaginería” , es decir “la técnica más 
general de una corriente de arte contemporáneo que se constituye en crítica a una estética de la imagen”. Una de las principales tesis propuestas allí por Masotta que el pop-art se propone “‘rebajar’ la estructura de la imagen al ‘status’ de signo semiológico”. Si bien la bibliografía selecta de este volumen remite, casi en su totalidad, a autores de procedencia anglosajona, el abordaje masottiano se ubica desde una perspectiva inspirada esencialmente en la lingüística y antropología estructural francesas. Otra problemática es la de los medios masivos de comunicación. Merece destacarse, en este sentido, la inicial caracterización 
del happening en nuestro país más como un fenómeno mediático que como realizaciones efectivas. Una indagación exhaustiva de 
estas dos publicaciones excede el espacio y la temática que me interesa abordar aquí y, por otra parte, el lector puede acudir al estudio preliminar incluido en el recientemente editado Revolución en el arte.

3) ¿Por qué los libros de Masotta sobre El “pop-art” y sobre los Happenings ilustran un panorama novedoso en las producciones de Masotta, tanto en el abordaje como en el marco referencial y la metodología? ¿Qué elementos serían comunes a los autores llamados “estructuralistas”

Massotta publica dos libros articulados con dos tópicos ilustrativos de la vanguardia artística del momento: El “pop-art” y el Happenings. El primero reproduce una serie de conferencias, no es un libro dedicado estrictamente al pop, en el sentido que no se ocupa allí exclusivamente de este genero. El problema es el de la “nueva imaginería”, es decir “la técnica mas general de una corriente de arte contemporáneo que se constituyo en critica a una estética de la imagen”. Una de las principales tesis propuestas por Massotta, es que el pop-art se propone “rebajar la estructura de la imagen al ‘estatus de signo semiologico´”. Si bien la bibliografía selecta de este volumen remite, casi en su totalidad, a autores de procedencia anglosajona, el abordaje massottiano se ubica desde una perspectiva inspirada en la lingüística y la antropología estructural francesa. Otra problemática es la de los medios masivos de comunicación. Merece destacarse, en este sentido, la inicial caracterización del happening en nuestro país mas como un fenómeno mediático, que como realizaciones efectivas. Prologo de Happenings: “El conjunto de ensayos que constituyen el presente volumen guardan bastante coherencia entre si. Por un lado los autores  coinciden en el tema. Pero por oro lado todos remiten a un mismo marco referencial, a una misma metodología: estructuralismo y antropología estructural, semiología, comunicaciones. Análisis estructural y semiológico no dejan de ser el marco referencial común, la manivela hacia la que tiende nuestra reflexión”.

 

4) ¿Los libros mencionados marcarían en Masotta el inicio de una nueva etapa (“estructuralista” o “lacaniana”) que relevaría o desplazaría a la anterior (“sartreana”)? Responda esta pregunta teniendo en cuenta lo que Scholten comenta sobre el prólogo de Conciencia y estructura

La diferenciación en la obra de Massotta en diferentes etapas, no constituye una “grilla de inteligibilidad” adecuada para dar cuenta de una producción no poco compleja de delimitar, que parece resistir a las periodizaciones esquemáticas y y que cuyas características particulares se diluyen ante rótulos como “sarteana”, “estructuralista” o “lacaniana”. Massotta dedica gran parte del prologo de “Conciencia y estructura” a esta cuestión ubicándola en relación tanto con su “evolución” intelectual como su “evolución” ideológica. Si esta última no existe, la primera de ellas “esta tan explicitada que no es preciso descubrirla”. Se podrían incluso deducir de sus afirmaciones que sería algo así como una constante ideológica, el marxismo, la que justificaría la evolución intelectual de Massotta. ¿Es este volumen ilustrativo de este cambio en el lenguaje y de esta aparición de un nuevo vocabulario? La respuesta depende de cómo se aborde el libro: una lectura cronológica de los artículos sin duda permiten apreciar una inicial valoración  de ciertos conceptos y autores, y su posterior desplazamiento a favor de otros; pero una análisis que contemple el conjunto de los artículos, la forma en que son agrupados y el titulo que los reúne, permite llegar a otras conclusiones. En efecto, se trata aquí de la conciencia y la estructura, se trata no de una disyunción entre dos términos atinómicos sino de conjunción que, aunque  no deja de presentar sus problemas, se presenta como aun posible para Massotta. 

 

5) ¿Cómo se plantea la relación entre fenomenología y estructuralismo en “Anotación para un psicoanálisis de Sebreli” y en “Roberto Arlt, yo mismo”? (pp. 302-303). ¿Por qué es posible afirmar que estos textos, y los trabajos de Masotta sobre la historieta, permiten matizar la tesis de su abandono de Sartre y la política?

Es en su intervención dentro de esta polémica el  Massotta acude a las formulas propuestas por algunas figuras del estructuralismo francés. Quizá pueda considerarse a esta “Anotación…” como el texto mas claramente althusseriano de Massotta, en tanto la distinción entre práctica teórica y práctica política, entre ciencia e ideología acuñadas por el filosofo francés cumplen  allí una función central. En efecto, Sebreli seria el ideólogo que pretende legitimarse al desplazar fuera del terreno de la practica teorica de la  discusión planteada por Verón y llevar al plano de lo real, al plano de la política. El diagnostico masottiano, mas alla los matices que introduce posteriormente, es fulminante.  Sebreli legitima su deshonestidad y su poca seriedad intelectual mediano lo que él entiende que constituye su praxis política. Estructura de comportamiento que se halla por detrás, como nos recuerda Altusser, del “estancamiento” del marxismo teórico contemporáneo: “nuestra propia experiencia puede hacernos recordar  que se puede ser comunista sin ser marxista. Distinción requerida para no caer en la tensión política e confundir las tomas de posiciones teoricas de Marx con sus tomas de posiciones políticas y de legitimar las primeras por las segundas”. En “Robert Arlt, yo mismo”, se plantea, a su vez, “un cierto naufragio de la fenomenología”: Recien en los comienzos a comprender que el marxismo no es una filosofía de la conciencia; y que, por lo mismo, y de manera radical, excluye a la fenomenología. La filosofía del marxismo debe ser reecontrada y precisada en las modernas doctrinas de los lenguaje, de las estructuras y del inconsciente. En los modelos lingüísticos y en el inconsciente freudiano.  Pero, ¿se trata aquí de un abandono de los conceptos sarteanos? Si buscamos una respuesta a esta pregunta a partir de estos dos textos es posible apreciar, por un lado, que las referencias y formulas barthesianas y althusserianas de la “Anotacion para un psa” de Sabreli, se mixturan con una retorica claramente fenomenológica: comrpender a Sabreli, la estructura del comportamiento sabreliano, su fidelidad a “la figura sarteana del bastardeo”, son ejemplos en este sentido. En el caso de “Rober Arlt, yo mismo”, responder a la pregunta “¿o conciencia o estructura? No es tan fácil, y es preciso al mismo tiempo no rescindir de la conciencia, en posteriores publicaciones, la preocupación por la relación entre fenomenología y estructuralismo parace desplazarse hacia el problema de la vinculación entre fenomenología o existencialismo y psa, que requería un análisis particularizado. Frente a esta idea bastante difundida y aceptada de que hacia mediados de los 60’ ya había abandonado Sarte y la política, que Massotta siga empeñado en los 70’ en “comprometer” el arte y a la historieta.

 

6) ¿Cuáles son, para Scholten, las características de un “intelectual ubicuo” (Masotta), que lo diferencian de la figura de un “intelectual total” (Sartre)? ¿Por qué estas diferencia no implican, sin embargo, un rechazo o un abandono masottiano de las categorías fenomenológicas?

El proyecto de Massotta parece haber consistido mas en colocar sus apuestas en tableros de diferentes juegos, en diferentes circuitos de producción intelectual y cultural locales, cada uno de ellos con sus configuración y reglas particulares: filosofía, arte, arquitectura, psa, marxismo. Pero es al considerar sus producciones  delicadas del arte y los medios de comunciacion de masa donde las diferencias se vuelven mas notorias: si Sartre podía integrar a sus análisis y teorizaciones diversas generos artísticos con el fin de poner en cuestión la [im]posibilidad de un “arte comprometido”, Massotta no solo se proponía estudios teoricos que permitieran dar cuenta de las características particulares de estos “nuevos fenómenos”, sino que fue tambien un activo promotor y productor de novedosas experiencias estéticas hacia mediados/fines de los 60’. En todo caso, para Massotta, la perspectiva fenomenológica respecto del arte no permite esclarecer las características de producciones estéticas como el pop y los happenings ni tampoco proyectar algo como “arte de los medios de comunicación masiva”. Sin embargo, esto no implica que las categorías fenomenológicas fueran totalmente desechadas para abordar estos fenómenos. Es posible apreciar como los happenings son definidos por Massotta y por Alicia Páez en relación con lo imaginario sarteano. Por otra parte, las referencias a Schilder ya a Vuelo nocturno de Saint-Exupery, la idea de cuerpo-avion o cuerpo-coche, sugeridas para pensar la obra de D’Arcangelo, remite casi explícitamente a la fenomenología de Merleau-Ponty. Ahora bien, estas referencias fenomenológicas co-existenciales, funcionan dentro del texto masottiano como punto de partida para mostrar algo diferente o incluso inverso: el happening es un “desplazamiento de lo imaginario” y la obra de Lichtenstein requiere ubicarse ene un nivel metaimaginario, el cuerpo-coche se constituye ya no a partir de una “inherencia vital”  con el mundo, de nuestros proyectos, sino a partir del “código de ruta”, de un código social de una estructura.

 

7) ¿Por qué las categorías de “bricollage” o “patchwork”, propuestas por Roberto Jacoby, permitirían comprender con mayor precisión las aproximaciones teóricas de Oscar Masotta y sus referencias a la fenomenología y el estructuralismo en el período abordado?

Robert  Jacoby ha propuesto pensar las aproximaciones teoricas masottianas en términos de bricollage o de patchwoek. Lo interesante de su propuesta es que permite comprender que la exigencia de recurrir a nuevos referentes teóricos surge a partir de los problemas y objetos que Massotta aborda y no exclusivamente de su “necesidad imperiosa” de seguir la moda. Y dentro de estre bricollage o patchwork teórico, la fenomenología y el estructuralismo juegan un papel esencial en relación con la ubicuidad masottiana. En este sentido, tanto la ambición totalizadora del pensamiento sarteano como la amplitud y heterogeinadad de los análisis estructuralistas, le permiten a Massotta circunscribir y analizar objetos hasta entonces no apreciados por la intelectualidad local o aportar una perspectiva renovada sobre tópicos ya estudiados anteriormente. O incluso, cuestión que no había sido destacada hasta hace poco tiempo, proponer nuevas líneas de producción para vanguardia estética.   

 

ENTRE BLEGER Y MASOTTA: GEORGE POLITZER O LA BÚSQUEDA DE UN HÉROE. BORINSKY

1) Analice la siguiente frase de Bleger: “Politzer fue el único en el campo del marxismo que pudo enseñarnos el camino de la psicología.” ¿Qué significados tuvo para Bleger la referencia a Politzer en su revisión del psicoanálisis?

Bleger encuentra entonces en Politzer lo que efectivamente fue a buscar. Esto es un psicoanálisis con un objeto concreto de estudio: la dramática que permitiría fundar un nuevo abordaje de la disciplina aunque se encarga de aclarar que el uso que hace de este término "no se atiene estrictamente a la acepción que tuvo para Politzer" Bleger define el concepto de la siguiente manera "la dramática es en última instancia, la descripción, comprensión y explicación de la conducta en función de la vida del paciente, en función de toda su conducta". Bleger confirma el valor de esta edición que define como un "acontecimiento intelectual" en tanto propone una reflexión sobre el problema "aún no resuelto, el de la relación entre marxismo, psicología y psicoanálisis, tanto sobre el problema aún más básico y general: el de las relaciones entre el marxismo y las ciencias del hombre" Este tema no ocupa un lugar secundario en la lectura de Bleger, sino que constituye un elemento central en la definición de la relación compleja entre marxismo y ciencias del hombre. Politzer ilustra con claridad el "problema del intelectual y del científico atraído y exigido por una realidad social y política en la que tiende, por conciencia y por responsabilidad civil e intelectual, a participar y reformar" Por lo tanto, Politzer vale por sus ideas pero sobre todo por su vida que se propone como modelo ideal del intelectual contemporáneo que asume sus decisiones  hasta las "últimas consecuencias" ¿Cuáles serán estas últimas consecuencias que lo conducen a abandonar la psicología y hasta a renegar de sus preocupaciones teóricas con respecto a ella? Volvemos otra vez al tema de la muerte heroica y al ideal de la lucha política revolucionaria. Politzer fue el único en el campo del marxismo que pudo enseñarnos el camino de la psicología a algunos de los que hace veinte o veinticinco años buscábamos orientarnos, saber y reconocer qué era la psicología, sus objetivos, fines, problemas y caminos. En una época en que nadie pudo decirnos que estudiar economía política no era psicología, que estudiar neurología y biología no era psicología, que estudiar filosofía no era psicología, Politzer fue quien nos pudo enseñar qué era psicología y qué no. Sigo creyendo que Politzer puede seguir enseñando hoy mucho a todos: que la psicología está en la vida cotidiana, en los seres humanos de carne y hueso. Y es este, según entiende Bleger, uno de los legados más importantes que nos dejó Politzer, el de resolver este problema: el de las relaciones entre marxismo y psicología.

 

2) Analice el epígrafe del texto para responder de qué formas la “crítica de Politzer” es utilizada por Massotta para introducir el “inconciente freudiano”. Incluya en su respuesta las referencias a Politzer en el psicoanálisis francés

Tal como se desprende de la cita de Althusser anteriormente mencionada, el filósofo francés se propone retomar con otras herramientas teóricas la tarea que señaló y que no completó Politzer -quien se merece el elogio de ser "el primero en Francia en captar la necesidad teórica y revolucionaria del psicoanálisis". Necesidad revolucionaria que Althusser encuentra en la lectura que hace Lacan de Freud y que integra con su propia lectura revolucionaria de Marx. Por otra parte, Lacan ya en su Tesis de Doctorado elaborada en 1932 sobre Las psicosis paranoicas, usa a Politzer y toma partido por su psicología concreta sin citarlo. Posteriormente en el Coloquio de Bonneval de 1947 le brindará un sentido homenaje. Lacan recordará la importancia del proyecto abortado de Politzer y resaltará al mismo tiempo el dolor por su pérdida, la valentía de su lucha y la vigencia del anhelo politzeriano de construir una psicología científica. Por ese sentimiento, lo sé, el gran espíritu de Politzer renunció a la expresión teórica donde iba a dejar su sello imborrable para consagrarse a una acción que nos lo iba a arrebatar irreparablemente, pues no perdamos de vista, al exigir, después de él que una psicología concreta se constituya en ciencia, que sólo estamos en las postulaciones formales al respecto. Trece años después en otro Coloquio de Bonneval, esta vez acerca del Inconciente, dos psicoanalistas comprometidos con la línea de investigación abierta por Lacan presentaron un trabajo acerca de las relaciones entre el inconciente y el lenguaje. Resulta interesante destacar, el valor que Laplanche le otorga al pensamiento de Politzer, ubicándolo como referencia inicial de un texto que se propone introducir nuevos horizontes en el campo del psicoanálisis francés. En tal sentido, Politzer es presentado como un pionero que ofició a través de su crítica un rol de maestro del pensamiento al plantear una lectura diferente del psicoanálisis, "liberadora" y antidogmática al mismo tiempo que propuso la introducción más clara al problema del inconciente: La ubicación en exergo que reservamos a la 'Crítica de los fundamentos de psicología' debe ser considerada como el homenaje a un autor cuya influencia sobre el desarrollo del psicoanálisis en Francia no ha sido debidamente subrayada. Esta obra cumplió la función de una verdadera 'introducción al psicoanálisis' para toda una generación. Y aún ahora su impacto no se ha atenuado: cómo negar al grito de '¡muera la metapsicología!' un valor liberador en una epoca en la que los escritos metapsicológicos de Freud perseveran en el ser, particularmente por el beneficio secundario que aportan: como un medio de defensa contra el pensamiento. Vuelve a presentarse entonces en 1960 en el Coloquio de Bonneval, en el contexto de las discusiones internas generadas por la enseñanza de Lacan que concluirán finalmente con la ruptura de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis, la convocatoria a Politzer en el rol de precursor de un modo de pensar que, pese a las fallas fundamentales de su sistema, continúa sirviendo treinta años después para hablar de lo nuevo. Y resulta claro en la exposición de Laplanche que lo que permanece más allá de los contenidos del discurso de Politzer, es precisamente el gesto. Gesto inaugural y de ruptura con los canónes establecidos en el terreno del pensamiento y también gesto liberador con todas las connotaciones políticas que conlleva el término. A continuación, Masotta cita los argumentos de Leclaire y Laplanche en el Coloquio de Bonneval para demostrar finalmente como Lacan pudo definir con mayor precisión la noción de "drama" solamente esbozada por Politzer a partir de la introducción de la problemática de la "intersubjetividad y el deseo": "Hay en Lacan una profundización de Politzer y una temática que nos devuelve a Freud sin amputaciones"

 

3) ¿En qué se asemejaban Bleger y Masotta, en el marco del movimiento psicoanalítico argentino? ¿Qué funciones diferentes tuvo la figura de Politzer para cada uno de ellos? ¿Cuáles fueron los significados comunes?

Porque pese a las diferencias entre ambos, tanto Bleger como Masotta funcionaron como líderes indiscutibles de sucesivos movimientos de transformación del psicoanálisis argentino al tiempo que ocuparon un lugar de privilegio como maestros de nuevas generaciones que se acercaron al psicoanálisis buscando algo más que una técnica psicoterapéutica. Si bien el peso específico de la figura de Politzer es evidentemente desigual en la obra de ambos psicoanalistas e interroga de un modo distinto a uno y a otro autor, en Bleger oficia de estímulo central para iniciar su empresa de revisión del psicoanálisis desde el marxismo y en Masotta ocupa un lugar de puente entre la fenomenología y el estructuralismo7, nos encontramos con un núcleo de significados comunes que no pueden dejar de soslayarse. Estos significados comunes están estrechamente relacionados con el aurea que rodeaba a esta figura -convertida rápidamente en mito por su muerte trágica- que podía integrar por un efecto de lectura singular el psicoanálisis, el marxismo y el compromiso heroico con la existencia.

 

4) ¿Qué ilustra Politzer respecto de la “intelectualidad psicoanalítica” de la época? El “movimiento de expansión del psicoanálisis” en la Argentina de los años ’60, ¿puede entonces entenderse a partir de una historia “interna” de la asociación psicoanalítica local? Justifique su respuesta

Politzer, en este sentido ilustra con claridad al mismo tiempo las ilusiones y los malosentendidos que conmovieron a una parte importante de la intelectualidad psicoanalítica y es el del vínculo de esta con la cultura de izquierda, el pensamiento progresista y el marxismo. En Argentina, podemos encontrar algunas iniciativas en este sentido a partir de la Revista Psicoterapia dirigida por Gregorio Bermann en la década del 30 pero con el abandono del psicoanálisis por parte de este grupo de psiquiatras de izquierda, el inicio de las investigaciones de Bleger a comienzos de los 50 sentará las bases para una nueva discusión del tema en otros términos.

Este tema, el de las relaciones entre psicoanálisis y marxismo -entre una teoría desarrollada para explicar las neurosis modernas a partir de una propuesta destinada a aliviar el malestar subjetivo y una teoría desarrollada para explicar la historia y el funcionamiento de las clases sociales que concluye en una propuesta de revolución colectiva-, es complejo y no se entiende sin una referencia concreta a las condiciones de implantación y de recepción cultural de estos dos grandes modelos de pensamiento elaborados por Freud y Marx. Señalamos esto para tratar de comprender cómo el movimiento de expansión del psicoanálisis argentino en los 60 no puede analizarse sólo en su alusión al campo específico en cuestión sino que, como intentamos demostrar a través de la referencia a dos líderes de sucesivos movimientos de refundación teórica del psicoanálisis local, la problemática del quehacer profesional de los psicólogos, psiquiatras y psicoanalistas se definía también y al mismo tiempo en las elecciones políticas y en los compromisos ideológicos.

 

UNIDAD IV

BREVE HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA ARGENTINA. DAGFAL

1) ¿Qué problemas plantea la elaboración de una “breve historia de la psicología en la Argentina”? ¿Qué es una periodización? ¿Para qué sirve?

Pretender elaborar una “breve historia de la psicología en la Argentina” plantea al menos dos grandes problemas. En primer lugar, la brevedad es un obstáculo para la profundidad del análisis (que, en un espacio tan reducido, deberá ser muy esquemático, dejando de lado matices y precisiones importantes). En segundo lugar, hablar de “una historia” (y no de varias) presupone una unidad que no es tal, sobre todo si se consideran las cuestiones metodológicas que ya se han abordado en la primera unidad respecto de la “historia crítica”. En ese sentido, entonces, el relato que sigue no tiene pretensiones totalizadoras, sino que tan solo se ofrece como una versión entre muchas posibles. En particular, con el fin de acotar el objeto de análisis, se propone una periodización de la

“historia psi” en la Argentina (es decir, una segmentación temporal del período abordado), que como toda periodización es tan arbitraria como necesaria. En efecto, según cuáles sean los criterios empleados para demarcar el período estudiado, los resultados pueden ser muy distintos.

 

2) ¿Qué periodización de la historia de la psicología en la Argentina puede establecerse si se privilegia la historia de la psicología como profesión? Desarrolle

Si se privilegiara la historia de la psicología como profesión, cabría destacar dos grandes subperíodos. El primero sería un momento pre-profesional, que comenzaría con el siglo XX y se extendería hasta fines de los años). Se trataría de una “psicología sin psicólogos”, entendida sobre todo como disciplina de conocimiento, que se enseñaba en el marco de otras especialidades, que ya implicaba publicaciones y congresos, pero que aún no contaba con un profesional específico que se autorizara en ella. El segundo subperíodo, que se inicia a mediados del siglo XX y llega hasta la actualidad, se caracterizaría por la emergencia del psicólogo como nuevo profesional. Esto pone de relieves varios problemas, como el de su formación universitaria, sus competencias específicas, sus preferencias teóricas, sus modelos de práctica, su relación con otros especialistas (como el psiquiatra o el psicoanalista), su habilitación por parte del Estado, su reconocimiento social, su organización gremial, su identidad profesional, etc. No obstante, esta división de la historia en dos tiempos no implica que antes de la profesionalización no haya habido prácticas psicológicas. De hecho, ya a fines del siglo XIX, en nuestro país, la psicología había servido, por un lado, para interpretar la realidad social y política, y, por el otro, como un saber aplicado, que pretendía resolver problemas de orden público. Del mismo modo, después de la creación de las carreras, además de convertirse en profesión, la psicología tampoco dejó de existir como disciplina de conocimiento.

 

3) ¿Qué periodización establece el autor a partir de una “suma de criterios” (epistemológicos, disciplinares, sociales, políticos y culturales)? ¿Qué subperíodos identifica?

De todos modos, la periodización que proponemos aquí, igualmente imperfecta, se basa en una suma de criterios (epistemológicos, disciplinares, sociales, políticos y culturales), privilegiando el tipo de psicología producido en cada momento histórico. Dicho de otro modo, se tratará de dar cuenta, en cada etapa, de cuáles fueron los objetos de la psicología y cómo se definieron, dando por sentado que esos objetos estaban en relación con problemáticas más generales y con formas de ver el mundo (cosmovisiones) propias de cada época. Así, entre 1896 y 1976, identificamos cinco grandes subperíodos, a saber:

  1. El nacimiento de la psicología en la Argentina: positivismo y nación (1896-1925)
  2. La reacción antipositivista: psicología y filosofía (1925-1943)
  3. Las psicologías aplicadas: psicotecnia y orientación profesional (1943-1955)
  4. La “invención” del psicólogo: psicología y psicoanálisis (1955-1966)
  5. El psicólogo como psicoanalista. La recepción del lacanismo (1966-1976)

 

4) ¿Cómo pueden articularse los diferentes segmentos que se incluyen en esta “breve historia” con los contenidos del resto del programa de la asignatura? Responda haciendo referencia al menos a dos unidades

Los diferentes segmentos que se incluyen en esta “breve historia”, a su vez, pueden articularse con los contenidos del resto del programa de la asignatura. Por ejemplo, en el pasaje del primer al segundo subperíodo puede reencontrarse en Argentina, más tardíamente, el mismo pasaje entre ciencia natural y disciplina del sentido que Foucault sitúa en Europa entre fines del siglo XIX y

principios del siglo XX. En nuestro país, ese cambio de referencias recién se produjo dos o tres décadas más tarde. Otro ejemplo sería el cuarto subperíodo, en el que la obra de José Bleger muestra el impacto simultáneo de autores como Politzer y Sartre y del movimiento de la salud mental. Todo esto, a su vez, nos lleva al problema de la recepción planteado en la primera unidad del programa: En principio, no es lo mismo la historia que parte del “descubrimiento” o de la “fundación” que la que debe hacerse cargo de las lecturas, las traducciones o los desplazamientos. Este es el nudo de la historia de la recepción, en la que el acento se desplaza de los grandes autores y los textos fundadores a la historia las lecturas más eficaces, los contextos de apropiación, las funciones de mediación e implantación de una disciplina. Por otra parte, esto es no sólo relevante sino indispensable en una tradición cultural y de pensamiento como la argentina, dominada por la inmigración y la recepción de ideas, lenguajes y costumbres. Pero los problemas de la recepción no se limitan a las traducciones y desplazamientos entre espacios culturales nacionales; también la circulación y las trasposiciones entre campos disciplinares configurados como “culturas” diversas con lenguajes y reglas propios, exige tomar en cuenta el problema de la recepción como un práctica activa que modifica aquello sobre lo que se aplica.

 

5) ¿Por qué la recepción no implica “una mera copia del original”? Dé un ejemplo de recepción en Argentina ¿Para qué utiliza el autor la imagen de “un espejo que deforma la imagen”?

La recepción no implica una mera copia del original, si se considera que cualquier lectura implica siempre una apropiación particular, desde coordenadas específicas, debe admitirse que dentro de ese proceso de apropiación necesariamente se producen transformaciones, cuyo resultado nunca puede ser una copia fiel. Y lo que cuenta en estas transformaciones no es sólo lo que se suprime, sino también lo que se agrega. Por ejemplo, la recepción argentina de la teoría general de la conducta de Daniel Lagache incorporó una dimensión que no existía en absoluto en la obra de ese autor, que postulaba la unidad de la psicología en torno de un único objeto. En nuestras tierras, en los años ’60, esa concepción del psiquiatra y psicoanalista francés debió articularse a su vez con una concepción inglesa del inconsciente, derivada de las ideas de Melanie Klein. Al mismo tiempo, se dejaban de lado las referencias a Anna Freud, de quien Lagache era amigo y admirador, pero que en el Río de la Plata no tenía tantos adeptos. En ese sentido, si bien se ha dicho muchas veces que la Argentina es “un espejo de Europa”, para no caer en un lugar común, habría que aclarar que se trata de un espejo que siempre deforma la imagen que refleja según su propia perspectiva.

 

6) ¿Cuáles son los rasgos más importantes del subperíodo “El nacimiento de la psicología en la Argentina: positivismo y nación (1896-1925)”?

El nacimiento de la psicología en nuestro país puede situarse a fines del siglo XIX, en un contexto estrechamente ligado al proyecto de la generación del ’80 y a la fundación de la Argentina como estado moderno y nación. En ese marco, dos rasgos distinguen a esta primera psicología vernácula: su definición como ciencia natural, a partir de una cosmovisión positivista, y su filiación privilegiada con el pensamiento francés. El positivismo implicaba una forma de ver el mundo que se apoyaba en una fe casi ilimitada en el progreso y en una confianza extendida en los métodos de las ciencias naturales. En ese sentido, no es extraño que una de las figuras más relevantes de este período, José Ingenieros, haya desarrollado una “psicología biológica” con una fuerte impronta evolucionista. En agosto de 1906, en una crónica enviada desde París al diario La Nación, Ingenieros no sólo daba cuenta de su familiaridad con los principales autores galos, sino que exponía su modo de entender la psicología científica y sus fronteras: Las funciones psíquicas son las más complicadas del animal viviente. Para estudiarlas se necesitan nociones generales de biología y conocimientos especiales de fisiología cerebral. Su estudio entra en el dominio de los fisiólogos y requiere el concurso de sus métodos experimentales y de observación. Para Ingenieros, los conocimientos que no provenían de la clínica o del laboratorio, carecían de un valor científico cierto. Y este interés por la clínica fue el rasgo saliente de estos psiquiatras que integraron lo que se dio en llamar la “escuela de Buenos Aires”. Sin embargo, en la ciudad de La Plata, luego de la creación de la Universidad Nacional, en 1905, se desarrolló una tradición psicológica no médica, con características muy diferentes, pese a que compartía la misma inspiración positivista. En efecto, en 1906, en la Facultad de Ciencias Jurídicas, se implementó una Sección Pedagógica para la formación de profesores. Su primer director fue Víctor Mercante, un educador formado en la Escuela Normal de Paraná, cultor de una pedagogía científica que pretendía apoyar sus descubrimientos en los principios extraídos de la psicología experimental y la antropología biológica. El punto de aplicación de estas teorías eran los alumnos de las escuelas primarias, cuya educación debía basarse en normas generales que le aportaran racionalidad, así como en determinados conocimientos prácticos. Tanto esas normas como esos conocimientos tenían que cimentarse de manera empírica, tarea a la que dedicarían gran parte de sus vidas el mismo Mercante, su amigo Rodolfo Senet y su discípulo Alfredo Calcagno, privilegiando en sus investigaciones la utilización de métodos experimentales y estadísticos. La llamada “escuela de la Plata”, en suma, promovió una psicología no clínica, ligada al ámbito de la educación. Por otra parte, el positivismo no solo implicaba una forma de ver el mundo, sino también una decidida voluntad de transformarlo a partir de una concepción secular  de los problemas sociales e institucionales. Por esa vía, configuraba todo un programa de acción que

involucraba al Estado y a sus políticas. En ese contexto, las diversas psicologías desarrolladas en esa época debieron hacerse cargo de problemas muy concretos, ligados a una circunstancia histórica particular, tales como la locura y las neurosis (psicopatología), la “cruzada civilizatoria” (psicología educacional), el delito (psicología criminológica), las masas (psicología social), la creación de una identidad nacional en los inmigrantes (psicología política).

 

7) ¿Cuáles son los rasgos más importantes del subperíodo “La reacción antipositivista: psicología y filosofía (1925-1943)”?

Luego del período positivista, caracterizado por un naturalismo muy marcado, tuvo lugar en Argentina una “reacción antipositivista”, que se ocupó de señalar en qué medida el hombre no podía ser reducido a su dimensión natural. Varios factores preanunciaban este cambio en el clima de ideas. Por un lado, las tres visitas del renombrado filósofo español José Ortega y Gasset  sirvieron para difundir la obra de intelectuales que se situaban en las antípodas de los que habían primado en la etapa anterior. Así, a la par que anunciaba sin ambages la muerte del positivismo, Ortega promovía la lectura de autores como Franz Brentano, Wilhelm Dilthey, Edmund Husserl y Max Scheler, emparentados con el neokantismo y la fenomenología. De un modo u otro, estos autores rehabilitaban el lugar de la conciencia y de la experiencia subjetiva como fundamento de una cientificidad diferente de aquella de las ciencias naturales. Donde antes se hablaba de observación y experimentación, ahora debía atenderse a la comprensión y a la interpretación, poniendo de relieve el problema del sentido. Lo cual, obviamente, conducía a un tipo de psicología que, muy alejada de las pretensiones de objetividad de las ciencias naturales y de sus determinismos, se interesaba más bien en problemas como los valores, la libertad, la creación y la vida misma, desde perspectivas ligadas a la filosofía y a la historia. El horror causado por los millones de muertes provocadas por la Primera Guerra Mundial también había contribuido a minar la fe en la ciencia y el progreso. Y en el plano local, la creación del Colegio Novecentista, en 1917, y la Reforma Universitaria de 1918 habían traído nuevos aires, renovando tanto el ideario en boga como la conformación de los planteles universitarios. En definitiva, la generación del Centenario, caracterizada por cierta recuperación del idealismo y el espiritualismo de la generación del ’37, había tomado la posta de la generación del ’80. Uno de los principales autores de referencia de esta nueva generación fue el filósofo francés Henri Bergson, quien había asestado un duro golpe a los fundamentos de la psicología experimental. Bergson había argumentando que la medición y las matemáticas, pilares de los enfoques experimentales, sólo podían aplicarse a los fenómenos psíquicos en la medida en que se los despojara de su característica más esencial: la de ser cualidad y no cantidad. Al no ocupar un lugar en el espacio, esos fenómenos transcurrían en la duración pura, y eran constitutivos de un yo profundo, al que sólo podía accederse por la intuición. Por otra parte, había afirmado que los datos más inmediatos eran aquellos aportados por la conciencia, y no los que proporcionaba la percepción externa. Una vez más, lo subjetivo y personal venía a reemplazar a la objetividad convencional de las ciencias. Bergson fue un referente fundamental de algunas figuras destacadas que se ocuparon de la psicología en la Argentina en este período, como Alejandro Korn, Coriolano Alberini y Enrique Mouchet. Alejandro Korn, después de graduarse como médico en 1882 dirigió el hospital psiquiátrico de Melchor Romero durante casi dos décadas. Fue profesor de Historia de la Filosofía en la UNLP y en la UBA. En 1918, se transformó en uno de los referentes docentes del movimiento estudiantil que impulsaba la Reforma Universitaria. Alberini y Mouchet tuvieron a su cargo los dos cursos de psicología de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA durante cerca de dos décadas). Mouchet dictó un programa multifacético, incluyendo temas de psicología experimental, psicología de la Gestalt, conductismo y, a partir de 1922, del novedoso psicoanálisis. Desarrolló también su propio sistema teórico, además de refundar en 1930 la Sociedad de Psicología de Buenos Aires y de fundar, en 1931, un Instituto de Psicología de cuyos Anales sería director. Alberini, por su parte, tuvo una destacada actuación institucional, siendo decano de la Facultad en tres oportunidades y, al igual que Mouchet, desempeñándose como docente en la Universidad Nacional de La Plata, en las cátedras de Metafísica y Gnoseología. En 1931 fundó el Instituto de Psicología, que luego publicaría los voluminosos Anales del Instituto. Su obra institucional alcanzó mayor relevancia que su actividad teórica, en la que adscribió a una psicología axiológica situada en las antípodas de la psicología experimental. En 1943, luego del golpe del “Grupo de Oficiales Unidos” (GOU), ambos abandonaron la cátedra universitaria.

 

8) ¿Cuáles son los rasgos más importantes del subperíodo “Las psicologías aplicadas: psicotecnia y orientación profesional (1943-1955)”?  

Durante los años ’40, se produjo en la Argentina un proceso de industrialización que favoreció el éxodo de la población rural hacia las ciudades, que a su vez se sumó a la última ola de aluvión migratorio europeo. Se constituyó así una nueva clase obrera urbana que encontró en el peronismo una vía de acceso a la representación política. Sería indispensable para formar las nuevas generaciones en el espíritu de esa época, atravesada por ideales de justicia social. Con ese fin, la educación necesitaba incorporar la utilización de técnicas innovadoras, basadas particularmente en la psicología aplicada. Mientras se generalizaba la educación primaria y se duplicaba el número de estudiantes secundarios, la escuela se transformaba en una herramienta crucial para lograr una mejor distribución de las oportunidades sociales y para asegurar la continuidad de la adhesión popular. La escuela parecía ser mucho más permeable a las estrategias del poder central. Lo cual la hacía apta para la implementación de esas nuevas técnicas de intervención psicológica. Sin embargo, estos abordajes novedosos debían coexistir con elementos conservadores, ligados a valores espirituales, a la vida familiar y al respeto al líder. En todo caso, justo sería reconocer que en esa época la escuela también constituyó un instrumento de modernización social, particularmente por su articulación con el mundo del trabajo. Las industrias incipientes tenían necesidad de un nuevo tipo de mano de obra, mejor formada y más motivada. De tal modo, la elección de una profesión u ocupación ya no podía resultar de una decisión improvisada, sino que tenía que ser el fruto de un proceso tan científico. Y en ese marco la orientación profesional y la psicotecnia adquirían todo su relieve.  En 1948, se creaba un Instituto de Orientación Profesional en la esfera de la Dirección General de Escuelas de la provincia de Buenos Aires. El Estado asumía una función tutelar con el fin de mejorar la productividad y evitar el derroche de recursos personales. Esto se apoyaba en las certezas aportadas por un saber técnico muy específico, al que se le confería la mayor autoridad en la materia. Aunque los anhelos que se plasmaban en ese decreto nunca se hicieran realidad, decían mucho sobre las motivaciones de un “Estado social” que había logrado garantizar los derechos sociales básicos de una porción considerable de la población. En 1949, la Constitución Nacional reformada detallaba esos derechos de manera explícita. En ese marco, por primera vez en la Argentina los docentes de muchas escuelas se formaron para administrar a gran escala pruebas psicométricas y cuestionarios psicológicos. Al mismo tiempo, en las universidades más importantes, en las que muchos de los antiguos profesores reformistas habían sido reemplazados, la psicología seguía ligada a preocupaciones teóricas, a partir de posiciones filosóficas más tradicionales. Lo cierto es que esta difusión extendida de las prácticas psicológicas condujo a la organización del Primer Congreso Argentino de Psicología, realizado en 1954 en San Miguel de Tucumán. Allí se dieron cita más de doscientos participantes, entre los que se contaban profesores de psicología, filósofos de orientaciones diversas, sacerdotes, psicotécnicos, psiquiatras y, por primera vez, algunos psicoanalistas. También se forjaron los acuerdos conducentes a la creación de la carrera de psicología, que sólo pudieron plasmarse en ese período en la creación de la primera carrera en la ciudad de Rosario, el 6 de abril de 1955. Sin embargo, el golpe de Estado del mes de septiembre hizo que esta carrera  fuese cerrada, para reabrirse recién en 1956, bajo condiciones muy diferentes.

 

 

9) ¿Cuáles son los rasgos más importantes del subperíodo “La “invención” del psicólogo: psicología y psicoanálisis (1955-1966)”?

En esta franja temporal situada entre dos golpes de Estado, tuvo lugar una asombrosa renovación social y cultural, en el seno de la cual las universidades se democratizaron, incorporaron nuevos profesores y modernizaron sus planes de estudios. Así, en sólo dos años (entre 1957 y 1959), se crearon carreras de psicología en cinco universidades nacionales: Buenos Aires (1957), La Plata, Córdoba y San Luis (1958) y Tucumán (1959). Comenzó entonces en nuestro país la historia de la psicología como profesión, que vino a sumarse a la historia de la psicología como disciplina. Al mismo tiempo, el psicoanálisis dejaba de ser patrimonio exclusivo de algunos médicos vinculados con las élites porteñas, para insertarse en ámbitos diversos, desde los hospitales públicos hasta las carreras de psicología. A su vez, la psicología se nutría de ciertas formas del psicoanálisis, proyectándolo a la escena pública, más allá de los consultorios privados y de la asociación oficial. En esta época, figuras como Enrique Pichon-Rivière y su discípulo José Bleger alcanzaron su máxima popularidad, simbolizando este espíritu de convergencia teórica y disciplinar. Se trataba de psicoanalistas que se dedicaban también a la psicología, sin por ello dejar de ser psiquiatras. En realidad, la psiquiatría de la época se veía tensionada entre una vertiente organicista y asilar, que por la vía de los neurolépticos encontraba un nuevo sostén para sus viejas pretensiones científicas, y una corriente progresista, cercana al movimiento de la salud mental, que se inspiraba en el psicoanálisis y las ciencias sociales, promoviendo el trabajo en equipo con psicólogos y trabajadores sociales. Fue esta segunda vertiente la que rápidamente ingresó en las carreras de psicología, incidiendo de manera decisiva en la orientación de la formación. Más aun, a fines de los años ‘50, cuando se produjeron las primeras disputas con la corporación médica por el derecho al ejercicio de las psicoterapias, muchos psiquiatras progresistas apoyaron la posición de los futuros psicólogos, oponiéndose a buena parte de sus propios colegas. De 1959 a 1962, los psicoanalistas y psiquiatras ligados a la salud mental se convirtieron en referentes fundamentales para los estudiantes de psicología. En estos años, se instauró en nuestro país la orientación clínica de la mayoría de los psicólogos, en general, y la predilección por el psicoanálisis, en particular. Lo curioso de este proceso de “clinicización psicoanalítica” es que, por un lado, se produjo en contra de la voluntad explícita de los profesores que habían participado en la creación de las carreras, a pesar de la férrea oposición de los psiquiatras y a pesar de la desaprobación de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Por otro lado, el ejercicio de las psicoterapias por parte de los psicólogos no contaba con ningún sustento legal ya que, según la legislación vigente, constituía un caso de “ejercicio ilegal de la medicina”. En ese sentido, para entender la singularidad del “caso argentino” no puede dejarse de lado la importancia de la implantación del psicoanálisis en la cultura. En cierto modo, fue una condición de posibilidad para la consolidación de ese modelo profesional de “atención de pacientes en consultorio privado” que durante décadas se desarrolló al margen de las regulaciones estatales.  De manera muy sintética, podría afirmarse entonces que la identidad profesional de los psicólogos fue forjándose de manera proactiva, en relación con los modelos que les brindaban algunos psiquiatras reformistas, ciertos psicoanalistas y algunos profesores, que les reconocían competencias específicas para trabajar en el ámbito clínico, ya sea en grupo o de manera individual. No obstante, al mismo tiempo, esa identidad profesional se constituyó de manera reactiva, en rechazo de los roles subalternos propuestos por los fundadores de las carreras, los analistas más tradicionales y los psiquiatras asilares, quienes esperaban que el psicólogo se desempeñara como auxiliar del psiquiatra, como testista, como psicotécnico o como consejero. En la medida en que sus competencias en el campo de la clínica no eran reconocidas, como reacción, los psicólogos se aferraban cada vez más al ejercicio de las psicoterapias desde una perspectiva psicoanalítica. De manera dialéctica, podría pensarse que la conciencia del “nosotros” se fue constituyendo por diferenciación respecto de “los otros”. En lo que respecta específicamente al ámbito de la UBA, los primeros psicólogos que se graduaron en la carrera de psicología terminaron fundando, en 1962, la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires.

 

10) ¿Cuáles son los rasgos más importantes del subperíodo “El psicólogo como psicoanalista. La recepción del lacanismo (1966-1976)”? // 11) ¿Cómo cambia la relación entre psicología y psicoanálisis con la irrupción del lacanismo? Utilice las nociones de “alianza” y “disyunción excluyente”

Podría decirse que la etapa anterior, marcada por el auge de proyectos como los de Pichon-Rivière y Bleger, implicó una alianza entre psicología y psicoanálisis, en el marco de una síntesis más amplia. Así, a partir de una matriz filosófica laxamente ligada a la fenomenología existencial, los discursos de la salud mental estudiados en la unidad 3  convivían con el psicoanálisis inglés y con una forma de entender el objeto de la psicología marcada por la tradición francesa. En esta nueva etapa, no obstante, a partir de la segunda mitad de los años ’60, la recepción del estructuralismo francés planteó una disyunción excluyente entre psicoanálisis y psicología. En efecto, al apropiarse de las enseñanzas de Jacques Lacan, muchos psicólogos, además de utilizar el psicoanálisis como referencia teórica privilegiada, lo adoptaron también como matriz identitaria. Así, se identificaron como psicoanalistas y, en mayor o menor medida, debieron renunciar a su identidad profesional como psicólogos. Si la psicología implicaba ahora un “error de perspectiva” (en la medida en que se centraba en las conductas concientes y no en sus determinismos inconscientes), el psicoanálisis no sólo no se presentaba como una psicología, sino que pretendía impugnar  todas las psicologías. Se configuraba así un nuevo rol profesional que, en gran medida, sigue vigente hoy en día: el del psicólogo-psicoanalista de filiación lacaniana. En este pasaje, una vez más, aunque las referencias teóricas hubieran cambiado, los modelos intelectuales y profesionales privilegiados seguirían estando ubicados en Francia. Al mismo tiempo, en este período de radicalización política, los discursos sobre la “subversión del sujeto”, propios de los lacanianos, se mezclaban con los discursos sobre la revolución social, sin que las fronteras entre unos y otros fuera del todo claras.

 

12) ¿Qué implicancias tuvo el golpe del ’76 en el “campo psi” argentino? ¿Qué implicancias tuvo la reapertura democrática?

El corte abrupto de la vida democrática que trajo aparejado el golpe de 1976 implicó el cierre en muchas de las carreras de psicología en universidades públicas, así como el desmantelamiento de muchas instituciones de los circuitos considerados “progresistas”. En un contexto signado por la persecución política y una represión sin precedentes, numerosos docentes se exiliaron o fueron cesanteados, con la consecuente desintegración de sus equipos de trabajo. Es difícil estimar a ciencia cierta la cantidad de desaparecidos en el campo de la salud mental, entre docentes, profesionales y alumnos, aunque nadie discute que fueron más de una centena. En este marco, es comprensible que toda práctica de tipo grupal o colectivo pasara a ser sospechosa mientras que el consultorio privado se constituía en una suerte de refugio. Se reforzó así el rol del psicólogo como profesional liberal, que atiende pacientes de manera individual, en detrimento de otro tipo de experiencias que sólo habían sido posibles en contextos más propicios. La reapertura democrática, a fines de 1983, implicó un renovado auge de los estudios psicológicos en la Argentina. A partir de la normalización de las universidades y la reapertura plena de las carreras de psicología, el fenómeno de la masividad fue acompañado por la adopción del lacanismo como marco teórico de la mayor parte de las cátedras clínicas. En nuestro país, la recepción del psicoanálisis lacaniano recién llegaría a su punto máximo durante este período, aunque más alejado de las lecturas marxistas y más cercano a las teorizaciones de tipo clínico. En cuanto a la implantación de la psicología en la sociedad, la mayoría de los testimonios coinciden en señalar que fue una época en la que los consultorios “rebozaban de pacientes”. También en este período se promulgaron leyes regulatorias del ejercicio profesional de la psicología en varias provincias y se establecieron las incumbencias del título a nivel nacional.

 

13) ¿Cómo describe el autor la situación del “campo psi” en lo que va del siglo XXI?

Ya en el siglo XXI, la situación descripta viene cambiando aceleradamente. Por un lado, en la universidad, las disyunciones  excluyentes del pasado tienden a relativizarse. Las carreras públicas, en su gran mayoría, fueron adquiriendo el estatuto de facultades autónomas, mientras diversificaron su oferta de grado y posgrado. No obstante, la masividad de los estudios de psicología sigue constituyendo un desafío, en la medida en que las condiciones del mercado laboral ya no son las mismas. En el plano de la clínica, esto significa que el boom de demandas de atención psicoterapéutica de los años ’80 ya no es tal. Por otra parte, actualmente, la demanda de atención tiende a ser mediada por las obras sociales y las prepagas, lo cual redunda en bajos honorarios. En otras áreas de competencia, los psicólogos están encontrando nuevos horizontes profesionales, hasta ahora relativamente poco explorados. Y la gran mayoría de los psicólogos y de los estudiantes se concentra en los mismos grandes centros urbanos. Esto implica una “sobreoferta” de psicólogos en determinadas áreas geográficas y una ausencia casi total en otras zonas. Del mismo modo, sigue habiendo una gran predilección por el ámbito de la clínica, mientras que otras áreas de incumbencia profesional son menos codiciadas. De todos modos, en gran medida, continúa vigente el rol profesional del psicólogo que, tal como a fines de los ’60, alterna el trabajo en instituciones de carácter diverso con la atención de pacientes en consultorio privado.

 

TÉCNICA DE LOS GRUPOS OPERATIVOS. EL PROCESO GRUPAL: DEL PSA A LA PSI SOCIAL. PICHON-RIVIÉRE.

Pichon Riviere.Tecnica de los grupos operativos.Acta Neuropsiquiatrica Argentina.

1) ¿Cómo definen los autores la tarea del psicólogo social? ¿Qué cuestiones aborda y de qué manera? ¿Qué debe saber sobre sus propias indagaciones? (pp. 107-108).

 La tarea que se propone el psi social puede definirse como el intento de descubrir, entre otras cosas, cierto tipo de interacciones qe entorpecen el desarrollo pleno de la actividad humana. Tambien toma como obj de indagación el descubrimiento de los factores qe favorecen aquel desarrollo mencionado. EL psi scial necesita aprender su oficio. Es considerado por su medio de maneras muy opuestas: por un lado es desvalorizado mientras qe por otro sobre valorizado, ambas con igual intensidad. Debe saber en qe esta incluido, comprometido, y qe al operar produce un impacto determinado. La posibilidad de realizar su trabajo depende en gran parte del clima particular qe se puede condicionar mediante técnicas de planificación, etc.

 

2) ¿Qué experiencia destacan como punto de partida de sus investigaciones sobre los grupos operativos? ¿Quién la planificó y dirigió? ¿Qué instituciones participaron”? ¿Cómo se hizo efectiva esa “experiencia de laboratorio social o de trabajo en una comunidad”? ¿Cuál era su propósito y cuáles sus métodos? (pp. 108).

El punto de partida de nuestras investigaciones sobre los grupos operativos, tal como hoy los concebimos, arranca de lo que denominamos la Experiencia Rosario (realizada en 1958).Dicha experiencia estuvo a cargo del Instituto Argentino de Estudios Sociales (IADES) y fue planificada y dirigida por su director, el doctor Pichon Riviere. Se conto para ello con la colaboración de la facultad de Ciencias Economicas, del Instituto de Estadistica , de la Facultad de Filosofia y su Departamento de Psicologia, de la Facultad de medicina, etc.

Esta experiencia de laboratorio social, o de trabajo en una comunidad, se hizo afectiva mediante el empleo de ciertas tecnicas y tuvo como propósito la aplicación de una didáctica interdiscuplinaria, de carácter acumulativo, utilizando métodos de indagación de la acción o indagación operativa.

 

3) ¿Con qué tipo de técnicas fue planeada la experiencia (momento “A”)? ¿En qué consistió la operación propiamente dicha (momento B)? ¿Cuáles fueron sus resultados (momento C)? (pp. 108-110).

  1. A) Preparacion del equipo de trabajo en IADES con técnicas grupales. La experiencia fue planificada mediante una estrategia y una practica operativa de carácter instrumental. En la ciudad de Rosario y en algunos sitios concurridos por estudiantes se colocaron para hacer la publicidad de la experiencia.
  2. B) La operación propiamente dicha siguió los siguientes pasos: 1) En el aula magna de la Facultad de Ciencias Economicas, el coordinador general de la operación desarrollo el significado de la experiencia, dando algunos temas que fueron elaborados posteriormente en los grupos. En el total del publico concurrente se contaban profesores, estudiantes universitarios, de ciencias económicas, psicología, filosofía, diplomacia, medicina, ingeniería,etc, asi como autodidactas, artistas, deportistas y publico en general. 2) Primera sesión de grupos heterogéneos que se reunieron al finalizar dicha exposición con un promedio de nueve miembros por grupo, elegidos al azar. Los mismos fueron conducidos por un coordianador, contando cada uno con la presencia de uno o dos observadores. El coordinador actuaba como orientador, favoreciendo la comunicación intragrupal y tratando de evitar la discusión frontal. El observador registraba todo lo que acontecia en el grupo a través de un enfoque panorámico. Estas sesiones tuvieron una duración de cuatro horas, funcionando un total de quince grupos heterogéneos. 3) Reunion del equipo IADES con el coordinador general, a efectos de controlar y analizar la tarea realizada hasta ese momento, resumiendo en particular la labor efectuada en los grupos. 4)Segunda sesión de los grupos heterogéneos con los mismos participantes. Tanto el coordinador como el observador ya habían analizado las tareas de la sesión anterior y enfrentaban al grupo con una creciente capacidad de comprensión. 5) Nueva reunión del grupo IADES con el coordinador general, para controlar la segunda sesión de los grupos heterogéneos. 6) El doctor Pichon Riviere vuelve a exponer ante el publico en el aula magna citada, con asistencia de un numero mayor de personas. El carácter de este paso de la experiencia evidencia un cambio radical con lo anterior. La concurrencia esta vez funciono como grupo y no como publico. La finalidad de esta reunión era traer el material trabajado por grupos y crear una situación en espejo,en la que los miembros se “reconocen” como individuos separados y como integrantes de los grupos, atraves de los diferentes temas emergentes. 7) Sesiones de grupos homogéneos, funcionaron en total: cinco grupos de medicina psicosomática, tres de psicología, una de boxeadores, uno de estadística , uno de pintores y uno de corredores de seguro. 8) Tercera sesión de control del equipo de IADES con el coordinador general. 9) Ultima exposición del doctor Pichon Riviere, en la que participaron integrantes de grupos homogéneos y heterogéneos.
  3. C) Intervalo entre esta experiencia y una próxima a realizarse. Queda funcionando en el Instituto de Estadistica de la Facultad de Ciencias Economicas , a manera de departamento de relaciones publicas, una secetaria que establece contacto entre quienes desean informar y el IADES. En este tiempo se espera la formación de grupos. Varios ya funcionan. Uno esta formado por estudiantes porteños que estudian en Rosario. Otro quedo integrado en aquella cuidad dispuesto a trabajar en encuestas sociales. Existen también otros dispuestos a operar frente a problemas concretos que atañen a la comunidad rosarina( entre ellos hay estudiantes de medicina, arquitectura, estadística e ingeniería) en el terreno de las relaciones humanas, las relaciones industriales y la enseñanza.

 

4) ¿Cómo caracterizan los autores la didáctica promovida por Pichon-Rivière? ¿En qué se basa su aspecto interdisciplinario (desarrolle)? ¿Qué propicia esta didáctica interdisciplinaria? ¿Por qué se afirma que “la didáctica interdisciplinaria ha sido tema de esta experiencia de Rosario? (pp. 110-111).

 La didáctica promovida por Pichon Riviere  es interdiciplinaria, acumulativa, interdepartamental y de enseñanza orientada. La didactica interdisciplinaria se basa en la preexistencia en cada uno de nosotros de un esquema referencial (entendido como el conjunto de experiencias, conocimientos y afectos con los q el indivividuo piensa y hace) y q adquiere unidad a traves del trabajo en grupo promoviendo a su vez en ese grupo o comunidad un esquema referencial operativo sustentado en el común denominador de los esquemas previos.

Una de las definiciones clásicas de la didáctica es la de desenvolver aptitudes y comunicar conocimientos. En esta dialéctica se cumplen funciones como educar, despertar interés, intuir y transmitir conocimientos por medio de una técnica que profundiza la economía de trabajo de aprendizaje, puesto que al emplear ese método acumulativo mencionado, la progresión no es aritmética sino geométrica.

 La didáctica interdisciplinaria propicia la creación de departamentos donde los estudiantes de distintas facultades concurren a estudiar determinadas materias comunes a sus estudios teniendo asi un conjunto de distintos grupos de alumnos interrelacionados entre ellos. Esto ha sido un tema de la experiencia en Rosario. Alli se empleó como estrategia la creación de un laboratorio social: como táctica la grupal y como técnica la de grupos de comunicación, discusión y tarea.

La dialéctica interdisciplinaria fue tema de la experiencia en Rosario ya que allí funcionaban departamentos bajo la dirección de un profesor de la materia qe se encargaba de instruir al grupo de trabajo o monitores. Estos a su vez eran los encargados de transmitir el conocimiento concreto a los estudiantes.

 

5) Diferencie estrategia, táctica y técnica en la “Experiencia Rosario”. ¿En qué consiste el laboratorio social? ¿Cuál es la función del coordinador en los grupos de discusión y tarea? (pp. 111-112).

 En Rosario se empleó como estrategia la creación de un laboratorio social: como táctica la grupal y como técnica la de grupos de comunicación, discusión y tarea.

El Laboratorio social está constituido por la reunión, en un mismo equipo de trabajo, de personas deseosas de traer a la comunidad  que las rodea cierto numero de modificaciones de actitudes, sobre la base de un estudio detallado de la situación y por medio de un programa de acción racionalmente concebido.  El laboratorio social, pues, no se limita a una breve sesión de trabajo, durante la cual los participantes discuten en común los proyectos previstos. Dicha sesión es generalmente la fase decisiva de la organización del laboratorio , en el que la acción y la investigación son inseparables.

Ahora bien, los grupos de discusión y tarea, en los que se estructuran mecanismos de autoregulacion, son puestos en funcionamiento por un coordinador cuya finalidad es lograr  una comunicación dentro del grupo que se mantenga activa, es decir, creadora.

 

6) ¿Por qué, en la “indagación operativa”, resulta necesario trabajar con grupos heterogéneos? ¿En qué terrenos, según los autores, se ha usado frecuentemente este tipo de indagación? ¿Cuál sería la tarea de la indagación de la acción (action research), “verdadera indagación operativa”? [actualmente se traduce esa expresión como “investigación-acción” o “investigación participante” ] (pp. 112-113).

 Es importante trabajar en grupos formados por integrantes de diversas especialidades (heterogéneos) que competen al problema que se va a estudiar. La indagación operativa puede dar bases sólidas para tomar decisiones y esto aumenta considerablemente la efectividad. El método consiste en observar los elementos comunes a cierto tipo de problemas y analizar las posibles soluciones, aun en los casos en que no se introduzcan nuevos medios, busca la optimización de los ya existentes.

La indagación de la acción (action research) verdadera indagación operativa, toma por tarea el esclarecimiento de las operaciones q acontecen y tienen vigencia en el ámbito del grupo. Es asi como se logra una comunicación operante, una planificación y una estrategia qe condicionan tácticas y técnicas de decisión y autorregulación. La experiencia señala la utilidad de los grupos heterogeneos en tareas concretas donde frente a esta característica pueden lograr una homogeneidad en la tarea, midiéndose la eficacia del grupo en términos dados por variantes cuantitativas de estos principios.

 

 7) ¿A qué se refieren los autores cuando hablan indistintamente de “esquema referencial” (p. 110), “sistemas referenciales” (p. 113) y de “esquema conceptual, referencial y operativo” (ECRO)? (p. 114). ¿Cómo se relacionan estos esquemas o sistemas con la definición que da Schilder de las ideologías? (p. 114).

 La dialéctica interdisciplinaria se basa en la preexistencia en cada sujeto de un esquema referencial (entendido como el conjunto de experiencias, conocimiento y afectos con los q el individuo piensa y hace) y q adquiere unidad a traves del trabajo en grupo promoviendo a su vez en ese grupo o comunidad un esqema referencial operativo sustentado en el común denominador de los esquemas previos. En esta dialéctica se cumplen funciones como educar, despertar interés, intuir y transmitir conocimientos por medio de una técnica que profundiza la economía de trabajo de aprendizaje.

Estos sistemas referenciales son indagados tanto en su estructura interna como en sus relaciones con los sistemas de otros grupos. Pueden descubrirse sistemas cerrados, abiertos, estereotipados. La tarea del coordinador es dinamizar, resolviendo discusiones frontales q ocasionan el cierre del sistema, pudiendo utilizar al observador como observador participante cuando el cierre amenaza la operatividad del grupo.

El análisis de las ideologías es una tarea implícita en el análisis de las actitudes y del esquema conceptual, referencial y operativo. Las ideologías(Schilder) son sistemas de ideas y connotaciones q los hombres disponen para orientar mejor su acción. Son pensamientos, más o menos cc, más o menos inconsciente con gran carga emocional, considerados por sus portadores como un simple resultado de raciocinio pero que no difieren en mucho de las creencias religiosas por ejemplo. Las ideologías con FACTOR FUNDAMENTAL en la organización de la vida. Es TRANSMITIBLE generacionalmente, escolarmente, etc. Lo que se hace necesario es su infraestructura inconsciente.

Los esquemas referenciales con en gran parte ideología, pertencen , forman parte de la ideología del sujeto. Que es la ideología sino una forma de ver el mundo? Los esquemas son, como dice Pichon Riviere una forma de ver particular, el mundo. Y es a partir de la ideología, de los esquemas referenciales que llevamos a cabo nuestras acciones.

 

 8) ¿Por qué resulta necesario analizar la estructura inconsciente de la ideología? ¿Qué indica la ambigüedad y cómo se manifiesta? ¿Qué es el “análisis dialéctico” y por qué “constituye una tarea esencial en el grupo”? ¿Qué consecuencias debería tener este análisis para el ECRO grupal? (pp. 114-115).

La ideología, tal como aparece en su contenido manifiesto, puede ser comprensible o no, pero lo que se hace necesario es analizar su infraestructura inconsciente. Las ideologías son formuladas en palabras, por lo tanto, el análisis de las palabras o del lenguaje, análisis semántico semantistico, constituye, además del análisis sistémico, una parte fundamental en la indagación de las ideologías.Estas no suelen formar un nucleo coherente, sino que por regla general, coexisten varias ideologías de signo contrario, determinando diferentes grados de ambigüedad ( índice de ambigüedad). Esta ambigüedad  se manifiesta en forma de contradicción, y es por esto que el análisis sistematico de las contradicciones ( análisis dialectico) constituye una tarea esencial en el grupo. El grupo debe configurar un esquema conceptual, referencial y operativo de carácter dialectico, donde las contradicciones principales referidas al campo de trabajo deben ser resueltas durante la tarea misma del grupo. Todo acto de conocimiento enriquece el esquema conceptual, referencial y operativo(ECRO), que se realimenta y mantiene flexible o plástico( no estereotipado). Este aspecto es observado a través de procesos de ratificación de conductas o de rectificación de actitudes estereotipadas(o distorsionadas), mantenidas en vigencia como guardianes de determinadas ideologías o instituciones. Al funcionar dichas ideologías de una menera mas o menos insconcientes, seconstituyen en barreras que impiden la irrupción de nuevas soluciones en forma de emergentes con características de descubrimientos o invenciones.

 

9) ¿Cómo relacionan los autores aprendizaje, comunicación y ECRO grupal? (pp. 115-116). Recuerde cuál es, en consecuencia, la función del coordinador en las técnicas grupales (p. 112).

Teoria del aprendizaje y la comunicación. El individuo o el grupo se expresan tanto en la manera de formular sus problemas como en el contenido mismo del discurso. Podemos decir que la comunicación es un contexto que incluye un mundo de señales que todos aquellos que se intercomunican saben codificar y decodificar de la misma manera. Podemos asi también definir el esquema conceptual, referencial y operativo en terminosde comunicación e información, al señalar que estos procesos de codificación y decodificación de señales pertenecen a esquemas referenciales individuales y de los grupos  a través de los que se hace posible, según sea el funcionamieno y la estructura de estos esquemas, configurar situaciones de entendimiento y malentendimiento. En esta ultima instancia, la comunicación grupal es posible por la existencia de un esquema conceptual, referencial y operativo de carácter grupal.

 

10) ¿Cómo se resumen los propósitos y finalidades de los grupos operativos? ¿Qué sucedería con los roles en ese proceso? (pp. 118 y 120). ¿Cómo relacionaría este “proceso grupal” con la “utopía democrática” que menciona Hugo VezzettiPodemos resumir las finalidades y propósitos de los grupos operativos diciendo que la actividad esta centrada en la movilización de estructuras estereotipadas, dificultades de aprendizaje y comunicación, debidas al monto de ansiedad que despierta todo cambio( ansiedad depresiva por abandono del vinculo anterior y ansiedad paranoide por el vinculo nuevo y la inseguridad). Estas dos ansiedades son coexistentes y cooperantes, y si son itensas pueden lograr el cierre del sistema (circulo vicioso).

Los roles  tienden a ser fijos en el comienzo, hasta que se configura la siuacion de liderazgos funcionales, es decir, liderazgos operativos que se hacen mas eficaces en cada “aquí y ahora” de la tarea.

 

11) ¿Cómo se distinguen los grupos de aprendizaje de los grupos terapéuticos? ¿En qué coinciden? (pp. 118).

 Los grupos pueden ser verticales, horizontales, homogeneo, heterogeneo, primarios, secundarios,  pero en todos se observa una diferencia progresiva ( heterogeneidad adquirida) en la medida que aumenta la homogeneidad en la tarea. Dicha tarea depende del campo operativo del grupo. Si se trata de un grupo terapéutico, la tarea es resolver el común denominador de la ansiedad del grupo que en cada miembro adquiere características singulares. Es la curación de la enfermedad del grupo. Si es un grupo de aprendizaje (de psiquiatría por ejemplo) , la tarea consiste en la resolución de las ansiedades ligadas al aprendizaje de esta disciplina y en la facilitación para asimilar una info operativa en cada caso. El propósito general es el esclarecimiento. De esta manera coinciden el aprendizaje, la comunicación, el esclarecimiento, y la resolución de tareas, con la curación. Se ha creado asi un nuevo esquema referencial.

 

12) ¿Por qué la familia, como grupo primario, constituye un buen ejemplo de la aplicación de los grupos operativos? ¿Cuál sería en ese caso la tarea y cuáles sus resultados? (pp. 119). ¿Cómo relaciona lo anterior con la “complejidad de la construcción” de la idea de familia que Hugo Vezzetti advierte en Pichon? (texto 22, p. 1).

La aplicación de esta técnica a grupos primarios ( familia, por ejemplo) donde la tarea es curar a algunos de sus miembros, ofrece  el ejemplo mas significativo. La familia se organiza, mejor dicho se reorganiza mejor poco a poco, con las características de un grupo operativo contra la ansiedad del grupo acaparada por su portavoz (el enfermo). Los roles se redistribuyen, adquieren caracteristicas de liderazgo funcionales, los mecanismos de segregación que alinean al paciente disminuyen progresivamente,la ansiedad es redistribuida y cada uno se hace cargo de una cantidad determinada. Asi, el grupo famliar, se transforma en una empresa y el negocio que realiza es la curación de la ansiedad del grupo a traves de de uno de sus miembros. La envidia intra e intergrupal disminuye, observándose como cambio de buen pronostico la aparición de reacciones de gratitud de ambos campos.

 

13) ¿Cómo podría relacionar este texto, que da cuenta de la utilización de técnicas grupales en un contexto interdisciplinario, con otros textos de la unidad (tales como el de Lacan, el de Foucault o el de Rose)? Desarrolle

 

LECCIONES DE UN MAESTRO. VEZZETTI

1) Según el autor, ¿por qué merece ser recuperada la obra de Pichon-Rivière? ¿Cuál fue el impacto de su pensamiento? ¿Qué “innovaciones centrales” incorporaba esa “nueva configuración del saber?

 Transcurridas dos décadas de la muerte de Enrique Pichon-Riviére, el viejo maestro merece que su obra sea recuperada y reconocida como el resultado de una trayectoria intelectual única e irrepetible que lo convirtió en un "faro" de lo nuevo que emergía en la sociedad y la cultura de la década del sesenta. En ese sentido, el impacto de su pensamiento es visible en las transformaciones del discurso psicoanalítico y la trama que en esos años se formó con la nueva psicología y el movimiento de la "salud mental", pero también en la formación de una nueva clínica y una nueva configuración de saber que incorporaba dos innovaciones centrales. Por una parte, a partir de sus experiencias en el viejo Hospicio de las Mercedes, creaba un lugar de encuentro del psicoanálisis con la tradición de la clínica psiquiátrica; en ese terreno, en el terreno propio de la psicopatología y la terapéutica de los trastornos mentales, produjo una renovación que dejó efectos profundos y duraderos.

 

2) ¿Qué problema central se destaca en su pensamiento psicosocial? ¿Cómo se diferencia del pensamiento kleiniano y de la psicología social norteamericana? Según Vezzetti, ¿qué sería “lo verdaderamente característico” en Pichon-Rivière?

 Por otra parte, en el tránsito hacia sus propios enfoques de la "psicología social", incorporaba temas y modelos de las ciencias sociales en una empresa de transformación conceptual que se proyectaba hacia las cuestiones de la esfera pública y se inspiraba en la sensibilidad de cambio que dominaba discursos e instituciones. La cuestión de la familia, y su prolongación en el pensamiento de los grupos, quedaba situada, en cierto sentido, en la convergencia de esas dos innovaciones. En ese sentido, en su pensamiento psicosocial el problema del vínculo hace referencia siempre a una red de vínculos; y de ese modo rompe con la forma cerrada de la "relación de objeto" que en el psicoanálisis kleiniano toma como modelo a las relaciones tempranas con las representaciones del cuerpo materno. Pero, al mismo tiempo, tampoco procede a una importación directa de los temas de la psicología social norteamericana. Más que los autores diversos a los que recurre, lo verdaderamente característico son las operaciones complejas de lectura que sostienen su discurso y permiten establecer intersecciones enteramente novedosas. De modo que ese transito que el mismo Pichon expone como "del psicoanálisis a la psicología social" no es un camino simple y directo y, si llegó a replantear ese campo de problemas, lo hizo desde un compromiso con la práctica que nunca estuvo ausente de su horizonte.

 

3) ¿Cuál sería la vía de ingreso a su pensamiento sobre “el vínculo”? Expliqué en dónde reside la complejidad de esa vía. ¿Cuál sería “la novedad” pichoniana respecto de la tradición psicoanalítica? ¿Cuál sería la problemática común entre la obra de Pichon y la de Gino Germani?

La familia es la puerta de entrada a su pensamiento sobre el vínculo, pero hay que advertir la complejidad de la construcción que ofrece de ella. En efecto, queda perfilada, a la vez, como grupo social y espacio de interacciones y como núcleo básico de relaciones primarias en los términos de las experiencias "tempranas" exploradas por el psicoanálisis. Finalmente, no puede desconocerse el rasgo de innovación en la tradición psicoanalítica: ni Freud ni Melanie Klein se habían interesado en la familia; y sólo el primer Lacan había producido un trabajo, hoy prácticamente olvidado, en el que incorporaba un ejercicio analítico lanzado sobre la sociedad contemporánea. Ahora bien, no es difícil señalar una comunidad de problemática entre ese núcleo básico de la obra de Pichon-Rivière y ciertas tesis contemporáneas de Gino Germani que indicaban una crisis de la familia argentina, generada por el impacto, en los grupos primarios, de las transformaciones económicas, tecnológicas y culturales que caracterizaban la transición a una nueva sociedad urbana e industrial.

 

4) Vezzetti afirma que “la voluntad de una nueva era estaba en la base del profundo impacto que Pichon produjo sobre el espacio, a partir de entonces interconectado, de la psiquiatría, el psicoanálisis y la psicología”. ¿Cómo relacionaría esta afirmación con los textos de Menninger o Lacan?

 

 

5) ¿Qué grandes temas dominaban el clima de la época? En ese marco, ¿qué pretendían las enseñanzas de Pichon? ¿De qué fueron expresión tanto la Escuela [de Psiquiatría Social], como las notas que “el maestro” escribía en la revista Primera Plana, como la misma “operación Rosario”? // 6) ¿Según qué modelo había sido concebida la teoría del grupo operativo? ¿Qué se proyectaba en ese horizonte? Relacione lo anterior con los ideales presentes en el surgimiento del movimiento de la salud mental en el plano internacional.

En fin, la anticipación -y la voluntad de una nueva era estaba en la base del profundo impacto que Pichon produjo sobre el espacio, a partir de entonces interconectado, de la psiquiatría, el psicoanálisis y la psicología. En ese clima, dominado por los temas de la "modernización" de las estructuras sociales y económicas tanto como de las costumbres y los valores, Pichon construía una enseñanza que buscaba proyectarse hacia las instituciones de la vida social. El empuje único de esa enseñanza se extendía más allá del campo psicoanalítico y la universidad y buscaba sus efectos directamente en la sociedad: la Escuela, las notas en Primera Plana, la "operación Rosario" (esa intervención única que tuvo a una ciudad entera como objeto) fueron otras tantas expresiones de esa voluntad de reforma de los vínculos y las instituciones. Y en el horizonte de su teoría del grupo operativo, concebido según un modelo de horizontalidad y participación democrática, se proyectaba la matriz de una utopía política a la altura de esos tiempos.

 

7) ¿Qué vinculación establece el autor entre Pichon-Rivière y Bleger? Desarrolle.

No hay ningún rebajamiento posible de las proyecciones de ese pensamiento que pueda reducirlo a la instrumentación de una "técnica" para todo uso. Como es sabido, no dejó una obra escrita que pueda ser representativa de las consecuencias de esa enseñanza. En todo caso, una recuperación que quiera ponerlo en relación con los problemas nuevos, en los tiempos que corren, no puede eludir el estudio correlativo de la trama de discursos y experiencias que eran el núcleo activo de las condiciones intelectuales de ese pensamiento. Tampoco puede ahorrarse un examen de los efectos que Pichon produjo en la obra de otros. Para tomar el caso de un discípulo destacado, José Bleger, fue por la vía de la profundización de ciertos tópicos pichonianos que proyectó, en los primeros años de la carrera de psicología, una completa reconfiguración de la disciplina respecto del estado del campo anterior. Y en ella incluía el programa de un modelo profesional que concebía el quehacer del psicólogo como un ejercicio profesional autónomo comprometido con el cambio social. No se puede, entonces, desconocer la distancia respecto de las condiciones presentes de la galaxia "psi" y sus constelaciones en el campo intelectual y el mundo mediático. Y si no hay retorno posible a ese pasado ni es aceptable el refugio blando de la nostalgia, un estudio de su legado debería ser capaz de superar tanto la evocación anecdótica como la fabricación retrospectiva de una ortodoxia transmisible como un saber cerrado. Apropiarse de esa tradición supone, por lo tanto, enfrentar la exigencia de una renovación que sea capaz de producir, a partir de la inspiración del maestro, una intersección con los problemas y los discursos del presente que sea equivalente a la que él supo construir.

 

ENRIQUE PICHON-RIVIÉRE Y LA OPERACIÓN ROSARIO. VEZZETTI

1) ¿Qué estatuto le otorgan Vezzetti y el propio Pichon-Rivière a la “experiencia” realizada en Rosario en 1958? ¿Qué efecto buscaba? ¿Cuál era su objetivo central? ¿Cuál era la proyección de esa “operación ejemplar”?

Hace cuarenta años, en 1958, se realizó una experiencia que ha sido considerada como la fundación pública del movimiento de los grupos operativos. Se realizó en Rosario, en el recinto de la universidad, e incluyó unos centenares de personas, básicamente estudiantes y profesionales de las Facultades de Ciencias Económicas, Filosofía y Medicina; pero también boxeadores, pintores y corredores de seguros. Por una parte, se trataba de la promesa de una "experiencia" de comunicación en la que la propia interacción, en escala microsocial, buscaba un efecto formativo, en el sentido de un aprendizaje personal; y en ese sentido puede decirse que el objetivo central consistía justamente en la "grupalización" de los participantes, es decir en la transformación del "público" en "grupo". Al mismo tiempo, ese objetivo privado, todavía cercano al modelo del grupo terapéutico, se transformaba en otra cosa, ante todo por esa colocación en el espacio de la universidad pública, que rompía con la asimilación a un dispositivo de "cura". Pero lo más importante, en todo caso, es que esa operación ejemplar se proyectaba, en otra escala, como una intervención sobre los problemas de la gran ciudad.

 

2) ¿Cómo se presentaba entonces el “proceso grupal? ¿Qué se desplegaba en su expansión hacia lo social? Desarrolle.

Emilio Coni, un higienista de principios de siglo, acostumbraba presentarse como "médico de ciudades". De modo análogo, Pichon y ese puñado de aventureros de la galaxia "psi", que desembarcaron en Rosario en medio de temores e incertidumbres podrían haberse presentado, al menos, como aprendices de "psicólogos de ciudades". En esa dimensión, el "proceso grupal" se presentaba como el paradigma de una práctica capaz de formar un "tejido" de roles y vínculos que idealmente se extendía interminablemente en la sociedad. Y es claro que en esa expansión hacia lo social se desplegaba una utopía democrática, de modo tal que en esa escena microsocial el proceso de formación de un tejido interactivo coincidía con la instauración de una trama que se desarrollaría en dirección al mejoramiento de la comunicación, la flexibilidad de los roles y la capacidad de un "metaaprendizaje".

 

3) “En una década dominada por la pasión política y la voluntad del pasaje al acto”, ¿qué paradoja implicaba “la promoción del grupo como artefacto de comunicación”?  // 4) ¿A qué se refiere Vezzetti cuando define la praxis grupal como una “dialéctica sin término”? Utilice en su respuesta la noción de “espiral dialéctica”, empleada por Pichón en el texto 21.

Se trataba de una promoción del grupo como un artefacto de comunicación en el que la palabra y los roles dominaban por sobre las perspectivas de la acción. Es decir que en una década dominada por la pasión política y la voluntad del pasaje al acto, el paradigma pichoniano pudo extender su influencia como un dispositivo estrictamente "funcional", una "praxis" diría Pichon, concebible como una dialéctica sin término, sin objetivo final ni determinaciones "externas" al propio movimiento grupal concebido como el nido de una sociabilidad fundamental. En efecto, no hay una "identidad" previa presupuesta ni referida a la capa social, ni al grupo profesional ni, mucho menos había espacio para las grandes identidades colectivas trascendentales que contemporáneamente devastaban la percepción y la conciencia sociales.

 

 

5) ¿Qué condensaba el tópico pichoniano de la “resistencia al cambio” y con qué sueños, sensibilidades y representaciones ideales se comunicaba?

El tópico pichoniano de la "resistencia al cambio" condensaba, entonces, el propósito de una reforma colectiva que encontraba una exposición consistente en el paradigma de los "grupos operativos" y, al mismo tiempo, comunicaba con un estado de la sensibilidad colectiva, el sueño de una interminable construcción social hacia el futuro, en consonancia con las ideas de la "transición" modernizadora: una sensibilidad integrativa e igualadora de las diferencias, en suma, una representación ideal de la polis como espacio de discursividad y elaboración colectivas.

 

6) Más allá de sus elevados ideales, ¿qué críticas esboza Vezzetti respecto de los verdaderos efectos que tuvieron las prácticas grupales? ¿A qué se refiere con “el horizonte ambiguo de la tradición grupalista”?

Y sin embargo, en sus efectos, las prácticas grupales que se extendieron en paisaje de los '60 a menudo quedaron reintegradas al espacio de un "consumo" privado, en cuyo caso los lazos que el grupo anudaba no parecían tener efectos más allá del propio espacio de identificaciones y vínculos que se construía dentro de sus límites. Frecuentemente el resultado era más bien una idealización del propio grupo, un efecto de repliegue y cierto fantasma de lucha y confrontación con el "exogrupo" que resultaba ser lo contrario de ese potencial de vivificación social que comunicaba el paradigma del grupo operativo con la sensibilidad del cambio hacia una nueva sociedad. De modo que la tradición grupalista no pudo ni puede evitar un horizonte ambiguo, entre el grupo como encarnación de una utopía política democrática y el ejercicio de una función sustitutiva, propiamente compensatoria respecto de la trama social real.

 

PSICOANÁLISIS Y LA DIALÉCTICA MATERIALISTA. BLEGER

1) En la “Introducción”, ¿qué definiciones propone Bleger de los esquemas referenciales, supuestos básicos o a priori conceptuales, y de qué modo los articula con el proyecto de una epistemología del psicoanálisis? ¿Qué relaciones puede establecer Ud. con la definición del ECRO elaborada por Pichón-Rivière?

Freud se planteo la tarea de hacer de la psicología una ciencia natural. Para cumplir este objetivo utilizo el criterio de la ciencia natural de su época y con ello los esquemas referenciales con los que  formuló su teoría, hipótesis, conceptos, denominaciones. Hasta los hallazgos y descripciones de los hechos están impregnados por esos esquemas referenciales o supuestos básicos o a priori.  Eexaminaremos los a priori con los que trabajo Freud. La forma en la que se capta y expresa una realidad está determinada por un previo contenido que sirvió de esquema referencial; la forma implica la ideología con que se trabaja y a su vez actúa sobre el contenido, sobre la realidad sobre la cual se trabaja. El estudio de los esquemas referenciales conceptuales utilizados por Freud nos parece el núcleo central de una epistemología del psicoanálisis.

 

2) ¿Cómo entiende este autor la relación entre esta epistemología y la praxis psicoanalítica?  

Una modificación de las teorías en cuanto a un mayor rigor de su estructura epistemológica, significa de por si un mejor conocimiento de la realidad que se estudia y de esta manera se invalida la posible objeción de que se estudia únicamente la forma de expresar el conocimiento; se estudia el conocimiento mismo y al modificar la estructura epistemológica del saber modificamos y ampliamos nuestro conocimiento. Es parte del camino hacia una mayor conciencia del grado de objetividad del conocimiento alcanzado y, crear las condiciones de un mayor y más exacto conocimiento.  Se trata del resultado de una praxis que exige a las hipótesis una mayor riqueza conceptual más de acuerdo con la riqueza de la experiencia. No es la nuestra una especulación al lado la práctica sino un momento de la praxis psicoanalítica.  Se trata de una dialéctica ya está en los hechos  y son estos los que exigen su introducción consecuente en la teoría como forma de hacer mas lucida la experiencia misma. El materialismo dialectico solo puede ser aplicado en la campo del conocimiento cuando se descubre en este ultimo la forma específica  del movimiento dialectico. Nuestra propia dirección es la de quien en un momento de la investigación científica incorpora la epistemología en su propio campo operacional. La psicología ha sido el campo de la especulación y la inoperancia, y al permitir al psicoanálisis el manejo de su objeto de estudio, el psicoanalista defiende su instrumento que le permite trabajar. No se justifica, porque cuando se investiga o se actúa terapéuticamente se está empleando no solo una técnica sino además esquemas referenciales e implicaciones lógicas. Por reacción o justo rechazo de la mera especulación en psicología no es aceptable caer en la postura del “empirismo”. Los esquemas referenciales de carácter general involucrados en el “espíritu de la época”, corresponden a estructuras del pensamiento dadas en determinadas condiciones históricas y en determinado momento del desarrollo social. Se requiere mucho el examen y esclarecimiento de los supuestos, tacita o explícitamente admitidos, el examen de la estructura intima con la que se elabora la teoría y se describen y denominan los hechos. De esta manera, el estudio epistemológico no está fuera de la tarea práctica y diaria del psicoanalista, no se abandona el psicoanálisis para entrar en la filosofía, sino que la misma está involucrada en el campo operaciones de la investigación y la terapéutica psicoanalítica.       

 

 

3) ¿De qué manera ubica este autor la ideología respecto de la investigación científica en general y del psicoanálisis en particular? ¿Qué valor le otorga al esclarecimiento de los aspectos ideológicos de un campo científico?  

La ideología de Freud preexiste en su inspiración y es introducida y utilizada en la textura intima de las hipótesis y teorías. La descripción de esos hechos y las teorías ulteriores están formuladas sobre la ideología existente a priori. Este es el camino de un espejismo común a la ciencia. En investigación la ideología con la que se ha trabajado, presentándose esta como totalmente dedica de los hechos investigados. No hace falta entrar en el terreno de la pura especulación para que entre la ideología y la filosofía en la ciencia; esta última está impregnada por las mismas y es un hecho dado, que hay que tomar en cuenta, y con esto admitir  que no puede ser de otra manera. Los estudios psicoanalíticos no han dado demasiada importancia a estos problemas (implicaciones ideológicas de toda teoría científica), de parte de círculos no psicoanalíticos son aspectos los que han centrado interés y crítica. Se produce desencuentros y las discusiones se hacen estériles porque los encuadres son distintos: los psicoanalistas no entran a considerar las implicaciones de sus teorías ni la estructura ideológica con la que trabajan, y los no psicoanalistas no entran en la psicología, medula del psa.  El psa es una psicología que debe ser estudiada como tal y en la práctica concreta; la psi es una ciencia con un campo propio de operancia, e investigar en psi no significa meramente una tarea de exegesis bibliográfica. Repetir la teoría del conocimiento como critica a una ciencia no es sino un prologo que deja pendiente lo fundamental. En este terreno la exigencia no tiene por qué ser distinta a los otros campos; “si deseas adquirir conocimiento debes participar en la práctica modificadora de la realidad”. La negación (del psicoanálisis) implica la continuidad, significa la asimilación, el trabajo crítico y la unión en una síntesis superior.         

 

4) En el capítulo 1, tras una breve introducción de la figura de Georges Politzer (ver guía de lectura de la unidad 2. Bleger plantea que se propone desarrollar “su faceta de psicólogo”; más precisamente, “de crítico de la psicología”. A continuación, sitúa ese aspecto de su obra en el marco de un panorama biográfico y lo divide en dos etapas. ¿Qué características tiene cada una de esas etapas y de qué modo se articulan entre ellas? ¿Por qué Bleger se muestra en desacuerdo con las opiniones de Henri Lefebvre?

Su labor en psi puede ser comprendida en dos etapas: ¡) sus escritos de 1928 y ii) los de 1929; que se nuclean en tres etapas: 1) Crítica de la ps 2) crítica del psa y, 3) elaboración de premisas básicas de una psi concreta. Estas tres facetas no pueden ser aisladas una de la otra. En la primera se enfrenta con la psi que encierra inaugura y desarrolla el psa mientras que en la segunda su trabajo está dedicado a la ubicación filosófica y política del psa con la critica a su sociología ya su contenido ideológico. Los dos enfoques son solidarios y no se excluyen. Atribuimos a Politzer significación a la crítica de la psa y en la renovación de la misma; es totalmente original en sus concepciones y efectúa una crítica productiva: critica que analiza, que funde lo general en lo particular y remite lo particular a lo general, critica que construye al mismo tiempo que destruye, negación constructiva. Lefebvre califico “Critica a los fundamentos de la Psicología” y la psi concreta de Politzer, de síntesis obscura y mezcla bastarda. Nosotros somos de un criterio distinto. Es muy fácil rechazar una concepción determinada, deteniéndose en lo general sin entrar en lo particular y con la teoría sin la practica; y es muy fácil pretender que las teorías y el desarrollo de la ciencia nos presentan demarcado lo que es el idealismo y lo que es el materialismo, ubicados separadamente uno frente a otro, evolucionando en forma independiente y contenido el idealismo totalmente errores y falsedad.    

 

5) ¿Cuáles son las dos premisas que actuarían como punto de partida de Politzer? Desarrolle

El punto de partida de Politzer constituye dos premisas: 1) Rechazo de la vida interior y, 2) Aceptación del drama como objeto de la psicología; sobre estas bases asienta el desarrollo de una psi científica, al igual que sobre ellas basa su crítica a la psi y al psa. En el rechazo de la vida interior y en la aceptación del drama como objeto de la psicología, nosotros no vemos la negación de la existencia de la vida interior, sino su rechazo como entidad ontológica. Fenomenológicamente no se puede negar la existencia de la vida interior y de lo que se trata es de la crítica a la psi que transforma el fenómeno, los hechos psi en cosas. El estudio del drama como objeto de la psi, destrona la vida interior de esta posición y la ubica en lo concreta: en su dependencia y correlación dialéctica con el mundo externo.  En “Critica a los fundamentos de la Psicología” Politzer habla de una dualidad “algo molesta” de la idea de drama, y es porque justamente incluye tanto la conducta como la vida interior. De esto también apoyo el hecho que con toda la influencia del conductismo existente en esa época, Politzer no da la conducta como objeto de estudios de la psi, y si el drama; lo que diferencia uno de otro es que el drama incluye la conducta y algo más: la vida interior. En el tomo dedicado al psa, el concepto de drama esta puesto sobre el sector de la conducta. La conducta desgajada del drama, tal como aparece en el behavorismo es, fisiología de la conducta. Y la vida interior desgajada del drama, tal como aparece en la psi clásica, se transforma en esencia sin contacto con la vida interior, producto de una relación social dada, en una naturaleza de esencia propia y, con esto, se rehace el espiritualismo y el animismo. Con esta segregación de la vida interior de la totalidad y la unidad dramática, la psi transformo la vida interior en un mito. Politzer reconoce como carácter común de toda psi, el de estar totalmente asentada sobre el mito de la vida interior.

 

6) ¿Cuál sería para Politzer el objeto de estudio de la psicología? ¿Qué consideraciones plantea Bleger respecto de la definición que da Politzer de ese objeto?  

Para Politzer el estudio de la psi debe ser el drama. Con el término drama se refiere a un hecho, sin tener en cuenta la concepción romántica del término. Cuando Politzer presenta el drama como objeto del psi, lo hace dando respuesta a una pregunta; este interrogante es el de si hay un conjunto de hechos reales que justifican la introducción de una ciencia psi en el conjunto de las ciencias que se ocupan del hombre. Al dar respuesta afirmativa a este interrogante Politzer rechaza la posibilidad de situarse en el seno de la investigación de los datos inmediatos de la conciencia. Ello sería retornar al compromiso con el animismo y la psi de la vida interior. Que los datos sean mediatos o inmediatos, esto es rechazado de un psi concreta; lo que se busca son hechos reales.

 

7) ¿Cómo se justificaría la introducción de una ciencia psicológica en el marco de las ciencias del hombre y cómo entiende el autor la relación entre la infraestructura económica y la superestructura psicológica?  

Cuando Politzer presenta el drama como objeto del psi, lo hace dando respuesta a una pregunta; este interrogante es el de si hay un conjunto de hechos reales que justifican la introducción de una ciencia psi en el conjunto de las ciencias que se ocupan del hombre. Al dar respuesta afirmativa a este interrogante Politzer rechaza la posibilidad de situarse en el seno de la investigación de los datos inmediatos de la conciencia. Ello sería retornar al compromiso con el animismo y la psi de la vida interior. Que los datos sean mediatos o inmediatos, esto es rechazado de un psi concreta; lo que se busca son hechos reales. El objeto de la psi esta dado por el conjunto de los hechos considerados en su relación con el individuo. Pero estos hechos humanos están sometidos a un determinismo que el psicólogo debe conocer. Este conocimiento es necesario para delimitar correctamente el dominio de la psi. El conocimiento de hombre no queda por completo ni agotado con la psi. Y tampoco queda agotado sin la psi. Las condiciones de vida material de la sociedad, son las que determinan la fisionomía de la sociedad, sus ideas, concepciones, instituciones. Pero entre el modo de producción de los bienes materiales  y los hechos psi, no hay determinaciones y una relación inmediata y paralela. Es necesario considerar la totalidad de factores interactuantes entre la base (la economía) y la superestructura (el hecho psi); los intermediarios dialecticos tampoco se escalonan en una cadena causal sino que son recíprocamente interactuantes. Politzer puede dar lugar con su indicaciones sumaria a escotomizar los intermediarios dialecticos. Y si esto ocurre, se degrada la dialéctica materialista al mecanicismo, porque los hechos psi de un sujeto no se explican mecánicamente con referencia directa a las condiciones económicas de dicho sujeto o a su clase social. 

 

8) Para Politzer, en la psicología clásica, la “realidad concreta” (dramática) fue suplantada por una “segunda realidad” (de tipo espiritual), a través de una trasposición. Desarrolle los distintos aspectos de esa trasposición (realismo, abstraccionismo y formalismo)

Lo que debe estudiar la psi es el hombre concreto, y no hacer abstracciones. La única realidad es el hombre, actuando como tal, y no se debe suplantar esta totalidad con funciones o mecanismos que se convierten en entidades independientes; un acto, un hecho, se convierte en la psi, en una relación de sensaciones entre sí, y de esta manera se pierde todo conocimiento de la dramática como hechos humano, de un sujeto total para devenir un juego de instancias, categorías, funciones, mecanismos.  El hechos se diluye así en un elaboración nocional que descarna, deshumaniza y despersonifica de todo lo humano a la dramática. La psi clásica nos ofrece, en lugar de vida humana, procesos que no son nuestras acciones cotidianas. Este ha sido el núcleo de discordancia entre el “saber” del psi clásico y el conocimiento psi práctico que podía o no ser patrimonio del psi pero que, en todo caso, era un conocimiento práctico independiente del pretendido conocimiento científico. La esterilidad secular de la psi se explica por esta discordancia. La realidad concreta, la dramática, es suplantada a una segunda realidad. Y esta deformación se hace en el seno de la tradición animista; aunque se suprima el alma en la psi, su herencia subsiste en las funciones psíquicas. El primer paso de esta transposición lo cumple el realismo y lo completa la abstracción y el formalismo. Por la palabra realismo se designa el procedimiento espiritual que realiza las entidades así llamadas constitutivas de la vida interior. En vez de atenerse a los hechos que integran la dramática vida humana, la psi desarrollo procesos que son “dobles” de los mismos, y que funcionan en un ámbito propio espiritual, la segunda realidad. El realismo da la posibilidad de transformar la realidad concreta en procesos internos; una vez conseguida la “realización” queda reemplazada la historia de personas por historia de cosas; se “quita la multiplicidad impersonal de fenómenos”. Esta es la obra de la abstracción que implicada por el realismo, implica a su vez el formalismo. La abstracción elimina el sujeto y toma los hechos psi en sí mismos, en forma impersonal, el formalismo se cumple en la asimilación del hecho, vaciado de su contenido, a categorías generales. Es por medio del realismo, la abstracción y le formalismo que se logra la trasposición de lo real al plano de lo espiritual, y con ello, la dramática queda convertida en proceso espiritual. Es, en suma, el camino del espiritualismo que, siempre en el fono, revela el idealismo.

 

9) ¿Qué corrientes de la psicología moderna, aún con errores, irían en el sentido inverso de esa trasposición? ¿Cómo caracteriza Bleger a las psicologías que no abandonan la trasposición y se aferran a la “mitología”. ¿Cuál sería, para Politzer, “el vicio radical de la metapsicología”?  

Politzer ve en la moderna psicología el abandono y el espiritualismo, y con ello, la vía para una psicología científica. Y ve tal intento en tres corrientes de la psicología: el psa, el conductismo y la gestalt; pero al mismo tiempo que renovación ps, los tres encierran errores que vuelven a comprometer y viciar los nuevos caminos que señalan. En el desarrollo de la psi se puede reconocer dos etapas: una mitología y otra precientifica; ambas configuran la metapsicología. La mitología es aquella forma de psi que transforma el drama en proceso mental por medio de la técnica de la transposición. Precientifica es toda la psi que no extrae el plan de investigación y le conjunto de sus problemas del análisis efectivo del drama, y en la que sus afirmaciones  no alcanzan los hechos dramáticos en la precisión que le es propia. La metapsicología, según Politzer, comprende: 1) metapsicología del alma-substancia; 2) metapsicología de los fenómenos del alma o metapsicología de la vida interior, constituida por todas las consideraciones concernientes a los estados mentales, procesos mentales, hechos de conciencia; 3) metapsicología funcional, que comprende las consideraciones sobre las funciones mentales; 4) metapsicología de la persona, que comprende las teorías concernientes al sujeto, el yo, la persona, el individuo que no parte del análisis del individuo singular y que son incapaces de poner de relieve el determinismo ininterrumpido del contenido particular de la vida del individuo; 5) metapsicología del hombre, constituida por todas las teorías concernientes a la acción y al comportamiento del hombre que no tienen como base el análisis dramático.

 

10) ¿Por qué el psicoanálisis contiene un aporte fundamental para una psicología concreta y una negación absoluta de la psicología clásica?

El psa aporta hechos nuevos, hechos reales que enriquecen el conocimiento, y esto es debido a que desde el punto de partida se coloca en las exigencias de una psicología concreta, apelando a los hechos, a la dramática humana como fuente del estudio que realiza. Es decir, se coloca ante el sueño como ante un hecho del sujeto y no se remite a la abstracción, en que escotomizando el sujeto, se ve el sueño como un producto de una función anímica o como resultado de causas impersonales. La base de la psicología concreta reside en que el análisis del sueño se sigue haciendo en primera  persona, única posibilidad de determinar y conservar un objeto  y una metodología psicológica, y no como ocurre en la abstracción en que el acto del sujeto, segmento de su vida, es convertido en un hecho en tercera persona. En el psa, se trata de examinar el hecho psi en función de la vida del sujeto. Conjuntamente, con Freud entra en la última etapa de su crisis la introspección como método de la psicología y con ella toda discusión escolástica sobre los “datos inmediatos de la conciencia”. Lo que estudia la psi con Freud es la conducta. Freud sustituye el punto de vista de la intuición por el comportamiento. Se trata de personas de la negación absoluta de la psi clásica con el rechazo de sus dos premisas básicas: la introspección y la vida interior  transformada en mito. “Para la psi introspectiva clásica, nacida directamente del realismo, el hecho psi es un dato simple, que se relaciona o refiere a una realidad perceptible, a la que se llama precisamente psíquico”. La asociación libre demuestra que un acto, un hecho, un sueño, un síntoma, tiene sentido, un significado respondiendo a una dialéctica individual; y así como el significado es un producto social, el significado del sueño o del síntoma halla su explicación en la psi individual. Interpretar, es hallar el significado y esto es el síntoma en función de la vida concreta del sujeto. La admisión de un significado para el sueño, para el síntoma, para toda conducta, no es pequeña discrepancia con la psi clásica, ni es un hecho que pueda ser asimilado en el edificio de la misma. Todo lo contrario; significa una ruptura con la  psi clásica, porque esta última no pasa nunca, ni puede hacerlo, del plano meramente formal. El encontrar sentido al sueño, al síntoma, es ubicarse en situaciones totalmente distinta en lo que involucra una definición distinta del hechos psi. “La manera como se plantea el problema del sueño implica definición del hechos psi que desplaza el interés  de las entidades espirituales llevándolo hacia la vida dramática del individuo, y el método tal cual lo concibe Freud, se aleja de la investigación de la realidad interior, para no preocuparse sino del análisis del drama.

 

11) ¿Por qué, sin embargo, la elaboración teórica de Freud incluiría también, para Politzer, una recaída en “el abstraccionismo y el espiritualismo que impregnan la psicología clásica”? Véase el caso de la noción de inconsciente

Freud incurre en compromiso con el abstraccionismo y el espiritualismo que impregnan la psi clásica. Según Politzer, Freud distingue en el sueño un contenido manifiesto y un contenido latente; este último es la reducción del significado, del relato hecho por el sujeto, de su sueño. Freud transforma este relato significativo en una realidad existente a priori, que determina la aparición del contenido manifiesto; y como tal, la confrontación entre uno y otro lo conduce a ver en esta trasposición un trabajo de elaboración del psiquismo. Y así surge el descubrimiento que se concibe como básica del psa, el inconsciente. En la teoría psicoanalítica, del inconsciente como parte de un pretendido “aparato psíquico” significa el retorno por medio del realismo a las construcciones mitológicas de la psi clásica. Es decir que el adelanto que significa Freud en cuanto a la descripción de un curso de fenómenos inconscientes, se ve comprometido en cuanto el mismo Freud vicia sus hipótesis con la trasposición realista que conduce al “cosismo”. Lo que sirve para calificar una parte de la conducta se transforma en entidad. Una vez hallado el significado del sueño, este relato significativo queda transformado por medio del realismo en una entidad psi, en el sentido de cosa. “hay un desdoblamiento del relato significativo: el plano de las significaciones se sostiene sobre otro plano, que es el de las entidades psíquicas. El relato significativo se realiza en un doble ontológico y es esta operación la que abona la construcción psa del inconsciente. La no aceptación de lo inconsciente por Politzer no implica de ninguna manera la aceptación tacita de la psicología de la conciencia y su exclusividad como hecho psicológico. La psi concreta no tiene por qué verse irremediablemente colocada en la disyuntiva de una elección planteada por el abstraccionismo de la psicología clásica. Hay hechos sobre los que asienta la construcción del inconsciente, pero esta construcción misma, como sistema o plano psicológico integrante del aparato psíquico, no resulta sino de un retorno de Freud al abstraccionismo. Los hechos que aporta Freud se convierten en prueba de la existencia del inconsciente gracias solo a una trasposición realista, por la cual se transforma el relato significativo en entidad psicológica, en cosa. Mientras nos atengamos al plano de las significaciones, los hechos no prueben la construcción del inconsciente, porque el contenido latente de un sueño o un síntoma no es más que una descripción significativa, es decir “relato cuyo tema es precisamente una actitud vivida”. Freud es tan sorprendentemente abstracto en sus teorías como concreto en sus descubrimientos”. En este sentido, la interpretación de los sueños es una obra que marca un punto importante en el desarrollo del psicoanálisis. Hasta su aparición en el 1900 Freud estaba trabajando con un punto de vista concreto, con una sistemática totalmente desconocida hasta entonces. La obra de los sueños es el momento mismo en que hace su retorno teórico, o la entrega de los hechos nuevos, al espiritualismo de la vieja psicología; en ella está ya el germen de su metapsicología.

 

12) ¿Cuál sería, para el autor, el mérito de Politzer? ¿Qué representarían los errores de Freud?

El mérito de Politzer es el haber señalado el punto crucial en el psa en el cual sus descubrimientos se mistifican y el hallar en las teorías idealistas los hechos en los cuales las mismas se basan. Los errores de Freud sobrepasan, por otra parte, la explicación en el plano estrictamente individual; con sus errores, Freud representa una etapa necesaria para psicología. Lo que atrae a los jóvenes estudiosos y profesionales al psicoanálisis es el saber concreto que, aporta su práctica y no el idealismo de Freud. Es obligación del materialismo dialectico señalar y demostrar los errores del idealismo tanto como los hechos concretos que el idealismo subvierte, aun aquellos hechos reales que son descubiertos con las hipótesis idealistas.

 

13) ¿Por qué, para Bleger, no habría contradicción entre la posición de Politzer ante el psicoanálisis en 1928-1929 y la de 1933?

Para nosotros es indudable que la posición de Politzer en 1928-1919 y la de 1933 ante el psa, no hay oposición, sino profundización de líneas criticas de direcciones complementarias. Aunque sería  esquemático, es posible decir que en la primera época trato de asimilar lo positivo de la psicología psicoanalítica en una plataforma de base para un psi científica, mientras que en 1933 su propósito fue el de criticar y descartar falsas derivaciones e implicaciones del psa. A nuestro entender, dos son los puntos fundamentales por los que se ha tratado de basar una correspondencia, equivalencia o coincidencia entre le psa y el marxismo: uno de ellos es el materialismo de Freud y otro es su dialéctica. El materialismo de Freud es criticado por el mismo Politzer en 1939 y en cuanto a su dialéctica, su punto de contacto con el marxismo no se halla en la dialéctica marxista, sino en la fuente común,  de la que se han nutrido pensadores muy dispares. Hegel ha brindado inspiración dialéctica a corrientes distintas del pensamiento. Los puntos de contacto en la fuente original no dicen todavía nada decisivo sobre una plena coincidencia. La dialéctica de Freud es inconsecuente porque se asimila en el materialismo mecanicista y el idealismo, pero con Freud es la primera vez que la dialéctica penetra en la psicología. Politzer mantiene en 1939 su posición de 1928-1929. De ninguna manera lo vemos renegando de su Crítica a los fundamentos de la psicología. Contra la afirmación del carácter idealista de Freud se invoca frecuentemente su orientación biológica, y, por ende, material. Pero el permanecer dentro del marco material mecanicistas es justamente por lo que se cae en el idealismo. “Si los instintos son de fuente orgánica, es decir material, de ello no resulta que toda explicación por medio de los instintos es materialista en el sentido científico del término.  En efecto, los instintos tiene por fuente el cuerpo individual, y una explicación de los hechos históricos por medio de los instintos nos conduce prácticamente a una explicación de la historia por la psico individual, pero no para acordar a esta su parte legitima, sino para erigirá en factor determinante”. En la sociología a que conduce de tal materialismo sale fácilmente a la superficie el idealismo en que se basa la doctrina. “Por este aspecto de las teorías psicoanalíticas el movimiento nacido de Freud se ha unido aun mas a la reacción filosófica, la reacción social y política”. “El psa trata de explicar la historia por la psi y no la psi por la historia”. Los puntos básicos que se señalan en el trabajo de Politzer, se podrían reducir: pone de relieve el carácter idealista del psa y las consecuencias de ello en las implicaciones filosóficas, sociológicas y políticas; el trasfondo idealista de su biologismo. Pensamos que en estos aspectos, el examen y la crítica de Politzer son correctos, pero no hay en este último trabajo una justa puntualización del aporte concreto del psa como psico, y aunque mantiene su aceptación de hechos nuevos aportados por Freud, apasionadamente afirma que la suerte del psa será la misma que la de la frenología y el hipnotismo: el olvido.  Nosotros vemos en la trayectoria de Politzer en la crítica del psa, desde 1928 a 1939, una línea coherente de unidad critica, movida por intereses distintos en diversas épocas, pero la labor de 1939 no invalida su producción de 1928 y 1929, sino todo lo contrario, se complementan.

 

14) ¿Cuáles son los dos puntos fundamentales utilizados para establecer una correspondencia o una equivalencia entre psicoanálisis y marxismo? Desarrolle. ¿De qué modo considera Bleger la relación entre reflexología y psicoanálisis?

A nuestro entender, dos son los puntos fundamentales por los que se ha tratado de basar una correspondencia, equivalencia o coincidencia entre le psa y el marxismo: uno de ellos es el materialismo de Freud y otro es su dialéctica. El materialismo de Freud es criticado por el mismo Politzer en 1939 y en cuanto a su dialéctica, su punto de contacto con el marxismo no se halla en la dialéctica marxista, sino en la fuente común, Hegel, de la que se han nutrido pensadores muy dispares. Hegel ha brindado inspiración dialéctica a corrientes distintas del pensamiento. Los puntos de contacto en la fuente original no dicen todavía nada decisivo sobre una plena coincidencia. La dialéctica de Freud es inconsecuente porque se asimila en el materialismo mecanicista y el idealismo, pero con Freud es la primera vez que la dialéctica penetra en la psicología. Todo esto lleva también al problema de la relación entre psa y la reflexología. Es innegable que los hechos concretos del psa hallan su explicación en la reflexología, pero esto no asienta la aceptación de todas las teorías que de estos hechos se han inferido, y tampoco es posible encontrar confirmación en la reflexología de hipótesis idealistas o de entelequias espirituales; de ninguna manera se puede pretender hallar el respaldo en la reflexología de hipótesis idealistas o mecanicistas o de entidades mitológicas, porque sería pasar por alto toda la nueva inspiración que significa el advenimiento de la reflexología. Si no se discrimina suficientemente se transformaría la reflexología en un disfraz de la psico clásica o de la tradición abstraccionista y mitológica que un fructifica en alguna medida el psa. La reflexología no puede jamás respaldar el animismo, salvar el espiritualismo ni revitalizar la mitología, pero la clínica que aportó el psa resulta indudablemente confirmada por la reflexología. 

 

15) Finalmente, según Bleger, ¿de qué modo y por qué se debe revisar el psicoanálisis?

No se trata de trasponer o traducir en lenguaje materialista el idealismo. El idealismo es siempre el heredero de la religión. Pero no es religión. De lo que se trata, es de retomar en todos los ámbitos el núcleo real y científico sobre el que se asienta el idealismo y no permitir su usurpación de la ciencia. Porque no es posible dejar de admitir que el idealismo no es sinónimo de falso, pero no hay una formula definida y universalmente válida para encontrar las razones científicas valederas sobre las que se construyo una hipótesis idealista. Y este es precisamente el problema que plantea el psa. Sus hechos no se separan fácilmente de sus teorías. Esto último plantea una situación difícil y engorrosa al que se  adentra en el estudio del psa, y no pocas veces fue un argumento para descartar el psa, que incluso Politzer utilizo en un momento dado. Para nosotros, esto de da como defecto, es justamente el mayor merito que puede pretender una corriente psico; siglos de psico no han producido jamás la conjunción de teorías y la práctica, situación que solo se dio en el psa. Para el caso de Freud la situación es compleja. Según nuestra perspectiva actual del trabajo e investigación, las directivas serían: utilización de sus aportes dramáticos y concretos, no transformar el drama en dinámica y mantenerse en el plano de la dramática y no en el abstraccionismo; no transformar el fenómeno en entidad ontológica, situar históricamente el fenómeno que se estudia. Esta tarea tiene que ser teórica y práctica, practica detallada volviendo a recorrer los caminos que recorrió Freud, volver a sus experiencias, fundir este trabajo parcial en la teoría y práctica de la dialéctica materialista; volver a plantear, de retorno, la tarea teórica y práctica en el psico. ¿Y por que revisar el psa? Porque significa un momento importante y decisivo en el desarrollo de la psico; la juventud estudiosa se dirige a él atraída por la psico dramática y concreta que ofrece el psa como ninguna otra corriente psico. Porque permite por primera vez en la historia de la psico una posibilidad operacional sobre el objeto de estudio. Y porque es necesario ofrecer a esta juventud estudiosa la visión del momento en que dentro del psa el idealismo comienza a usurpar de la ciencia.

 

LA INVENCIÓN DEL PSICÓLOGO. DAGFAL

1) Para el autor, ¿cómo se había modificado la situación de José Bleger entre 1958 y 1963?

Ya hemos visto en el capítulo 6 que, desde 1958, siguiendo las enseñanzas de Pichon-Rivière, José Bleger había iniciado una empresa teórica que involucraba al psicoanálisis y al marxismo, apoyándose particularmente en la obra de Georges Politzer. No obstante, en 1963, la situación de Bleger era muy diferente. Alejado del Partido Comunista, ya no era un joven psiquiatra-psico-analista casi desconocido, sino uno de los referentes del campo naciente de la psicología académica. Sus enseñanzas orales lo habían convertido en un profesor de renombre, que se perfilaba como el más representativo de una "nueva psicología". Como Daniel Lagache en 1947, cuando había comenzado sus enseñanzas en La Sorbona, Bleger debía formular un proyecto para esta nueva psicología, que pretendía ser diferente de la de sus predecesores. Lagache había emprendido esa tarea estratégica empezando por congraciarse con Henri Pieron, a quien dedico L´Unite de la psychologie. Pero Bleger no podía imitarlo en ese aspecto, ya que, en rigor de verdad, en ese momento de la psicología argentina no existían figuras de peso conlas que hubiera podido congraciarse ni de las que hubiera tendió  que desmarcarse. Había si una multitud de psicólogos sui generis, como Marcos Victoria o Alfredo Calcagno, que no habían logrado instaurar ninguna corriente teórica fuerte. No nos cansaremos de repetir hasta qué punto faltaba en la Argentina una tradición científica capaz de imponer su hegemonía sobre ese campo académico.

 

 

2) ¿En qué contexto editorial se publicó la Psicología de la conducta, de Bleger, en 1963? ¿De qué tipo de texto se trataba?  

En este estado de cosas, en 196, Bleger culminó una tarea de codificación de sus enseñanzas orales, que reunió en una obra de conjunto llamada Psicología de la conducta. No se trataba de un corto manifiesto como en la clase inaugural de Lagache, sino de un largo manual. Escrito en un lenguaje claro y directo, ese trabajo parecía bastante exhaustivo y reudito. La editorial que lo publicó esta vez no fue Paidós sino Eudeba, que, desde 1958, ocupaba el tercer piso del edificio compartido por las carreras de Psicología y Sociología. Su director, José Boris Spivacow (1915-1994), un profesor de análisis matemático, hijo de inmigrantes judíos rusos, se había rodeado de jóvenes colaboradores que sobresalían en distintos dominios. Enarbolando la consigna "libros para todos", Eudeba se convirtió muy pronto en la editorial  universitaria más importante de América Latina. En 1966, en el momento de la renuncia de Spivacow, después del golpe de Onaganía, Eudeba ya habría publicado más de mil títulos y ya habría vendido más de once millones de ejemplares. Con lo cual el libro de Bleger tenía su distribución ampliamente asegurada, no solo para los lectores especializados, sino también, gracias a los kioskos de revistas, para un público más vasto, que estaba empezando a consumir ese tipo de lecturas psicológicas. De este modo, Psicología de la conducta iba a transformarse en un libro insoslayable, tanto en las carreras de Psicología y las escuelas secundarias como en los hogares interesados en las "problemáticas psi".

 

3) ¿A quién iba dedicado el libro de Bleger de 1963? ¿Qué otros autores citaba ya desde el primer capítulo?

Si Lagache había dedicado su libro a quien aparecía como sui mayor contendiente, Bleger dedicaría el suyo a quien había sido su maestro y analista: Enrique Pichon-Riviere. Desde el comienzo, daba muestras de que la celebridad no le había hecho cambiar de referencias. En efecto, desde el primer capítulo, sobre "La psicología y el ser humano", retomaba los textos de Politzer, a quien entonces mencionaba al lado de Marx y Engels - La ideología alemana, de 1846, que Bleger citaba en francés (París, Costres, 1937)-, con el fin de situar la psicología en relación con sus determinaciones sociales, particularmente la lucha de clases. Pero en este capítulo introductorio, sus lecturas francesas también incluían al joven Foucault de Maladie mentale et personnalite y a la Juliette Favez-Boutonier de L´Homme et son milieve. En el segundo capítulo, dedicado ya a la conducta, nuestro autor precisaba su empresa.

 

4) ¿Qué entendía Bleger por conducta? ¿Qué lugar tenía en ella “lo concreto”? Desarrolle

Para Bleger lo concreto implicaba una "dialéctica de la conducta", cuyos fragmentos contradictorios, abordados por las distintas escuelas psi, debían ser reunidos en un proceso unico. Aunque el objeto de la psico ya no fuera el drama sino la conducta, esta, como en Lenin y Politzer debía llevar las marcas de la Aufebebung hegeliana. En cuanto al objeto de la conducta, Bleger, implica un objeto y ese objeto  no era mas que un mediador investido con las cualidades de las relaciones humanas, de pronto, Bleger llegaba a la conclusión pichoniana de que "toda conducta es siempre un vinculo". A diferencia de la relación de objeto "clásica", en las que lo que se destacaba era la introyección, el concepto de vinculo ponia el acento en el tipo de relación que ligaba al sujeto y al objeto. En última instancia, toda conducta encarnaba. "una experiencia con otros seres humanos" y esto era "lo mas importante en la formación de pautas de conducta tanto como en la personalidad total". Como la conducta estaba inserta en un contexto de relaciónes interpersonales, su sentido debía desprenderse de ese contexto. El sentido no presentaba como algo que podía descifrarse a posteriori, como una intención que pudiera deducirse, sino que era mas bien una cualidad esencial y objetiva, comprensible en el tejido de las relaciones concretas de la vida humana. Si un hecho era susceptible de diversas relaciones contradictorias ello resultaba de la "estructura objetiva del fenómeno", y no de enfoques metodológicos diferentes.

 

5) Según Dagfal, ¿en qué continuaba Bleger a Lagache, Politzer, Sartre, Pichon-Rivière y el kleinismo? ¿En qué se diferenciaba de ellos? // 6) ¿Qué eran las significaciones inconscientes para Bleger? ¿Qué implicaban respecto del tipo de relación que se establecía entre los fenómenos? Responda utilizando los ejemplos de la persona que reza arrodillada y de la mujer frígida

Siguiendo los pasos de Pichon-Riviere, Bleger iba a retomar entonces el proyecta de Daniel Lagache, restituyendo sin embargo todas las filiaciones que este último había preferido ignorar. De este modo, Lagache era presentado como el heredero de Janet y de la Gestalt, al mismo tiempo que se lo vinculaba a la psicología concreta de Georges Politzer. Por esta vía, Bleger restituía tambien la dialéctica que Lagacha había suprimido. En la obra de este ultimo, la psico concreta estaba a mitad de camino entre "lo objetivo" de Janet y "lo concreto" de Merluau-Ponty. Para Bleger lo concreto implicaba una "dialéctica de la conducta", cuyos fragmentos contradictorios, abordados por las distintas escuelas psi, debían ser reunidos en un proceso único. Aunque el objeto de la psico ya no fuera el drama sino la conducta, esta, como en Lenin y Politzer debía llevar las marcas de la Aufebebung hegeliana.

A pesar de su unidad, la realidad misma era contradictoria, lo cual la dotaba de una multiplicidad de sentidos. Bleger se desmarcaba a si de la unidad metodológica de la Lagache, para afirmar una unidad de lo real basada en un monismo ontológico. En este respecto, se situaba al lado de Politzer de La Critique..., ya que su concepción de la significación volvía a acercarse a la del filosofo franco hungaro. Sin embargo, Bleger también abrevaba en otras fuentes en la fenomenología existencial incluyendo sus críticas a los determinismos inconscientes. Según su punto de vista la conducta no era jamás la traducción y la consecuencia de significaciones que estarían en otra parte, latente o escondidas. Todo estaba allí, en los datos de la situación presente, y no era necesario recurrir "realidad psíquica" existente detrás de los fenómenos. Bleger daba el ejemplo de una persona arrodillada rezando. El hecho de que estuviera arrodillada no seria causada ni motivado por sus plegarias. Más bien por el contrario, ese hecho seria una parte integrante del fenómeno del rezo. Sería una actitud corporal que forma parte del rezar, y no un simple efecto. Del mismo modo, la frigidez de una mujer no podría explicarse como la consecuencia del rechazo que siente por su marido. En ese ejemplo, la frigidez no debía entenderse como un síntoma, cuya causa sería el rechazo como contenido inconsciente reprimido. En rigor de verdad, para este Bleger fenomenólogo, la significación no implicaba relaciones causales. No habría un fenómeno que causa otro, sino un mismo hecho que se expresa de maneras diferentes.

 

7) ¿Qué eran las áreas de la conducta, tomadas de Pichon-Rivière? ¿Qué implicaban respecto de la relación entre unidad y pluralidad?. Diferencie el “área de la mente” de la “entidad sustancial llamada ‘mente’” utilizando el ejemplo de la conversión histérica. ¿Qué consecuencia traía aparejada esta perspectiva para las ciencias humanas?

Nuestro autor seguía a Pichon-Riviere que había autorizado la "áreas de la conducta". Pichon había ideado un esquema según el cual la unidad de la conducta se expresaba a través de una pluralidad de fenómenos, que reagrupa en tres áreas fundamentales: el espíritu, el cuerpo y el mundo exterior. Esto no suponía una fragmentación de la conducta ni una división disciplinar. La conducta, aunque conservara su unidad, siempre implicaba expresiones cominantes en todas las áreas. Que se hablara de un "área de la mente" no quería decir que hubiera una entidad sustancial llamada mente, sino que existían fenómenos mentales ligados a fenómenos corporales y sociales. Por ejemplo, la conversión histérica no era una traducción somática de respresentacione4s psíquicas reprimidas, sino una expresión simultánea de un mismo conflicto, que e implicaba fenómenos mentales, corporales y sociales. Este fenómeno se podía abordar al mismo tiempo por distintas disciplinas. La psico no debía limitarse a los fenómenos mentales, y una biología del espíritu resultaba pertinente como una psico del cuerpo o una psico social. El esquema pichioniano de las áreas de la conducta, que parecía bastante simple, adquiría en Bleger una complejidad mayor, con la consideración simultánea de varios "niveles de integración"  de dominios de aplicaciones diferentes. Esta concepción desemboca en una perspectiva interdisciplinar con consecuencias para la profesionalización de la salud mental. En este punto es importante dilucidar una articulación entre la filosofía y psicoanálisis que la obrad de Bleger suponía. Esta articulación es más fácil de comprender a partir de los "encuadres de los estudios de la conducta". Según él, estos marcos no son solo principios o modelos mentales de pensamiento, sino que reflejan la ubicación filosófica del investigador y su contacto práctico con determinados aspectos de la realidad social y del objeto que estudia.

 

8) Según el autor, ¿en qué consistían para Bleger los diferentes “encuadres para el estudio de la conducta”? ¿Cómo oponía el “encuadre histórico-genético” del psicoanálisis al “encuadre situacional”, inspirado en Lewin, la Gestalt y la fenomenología? ¿De qué manera las ideas kleinianas ofrecían una salida al dilema que planteaba la oposición entre el pasado y el presente? En esa dirección, ¿qué implicaba el “encuadre de la continuidad genética”?

Bleger constataba que las teorizaciones del psa se inscribía en un encuadre histórico -genético, que privilegiaba la explicación del presente a partir del pasado. A este enfoque le oponia un "encuadre situacional", ahistórico y sistemático como el Kurt Lewin. A partir de una concepción ligada a la fenomenologia y a la Gestalt, Lewin había afirmado que todos los fenómenos psic debían ser comprendidos como la resultante de la configuración de la situación presente. Bleger señalaba que el psa, en su práctica, era más situacional de lo que hubiera querido, en especial en lo que respecta a la transferencia. Apoyandose en las ideas kleinianas, Blerger, notaba que las interpretaciones se efectuaban en relación con el "aquí y ahora" de la relación transferencial, donde se actualizaba el pasado, pero solo en relación con el presente.

La preocupación de Bleger por articular diacronía y sincronía, historia y presente, parecía evidente. Por otra parte, se trataba de una preocupacion tipica de esa generacion de analistas, tensionados entre el histooricismo freudiano, los postulados de la psico en expansion y las exigencias de la fenomenologia exstencial, que de un modo u otro era en referencia filosófica central. Así se podría explicar en parte la pregnancia que llego a tener el kleinismo en Argentina, en la medida en que su insistencia en el "aquí y ahora" ofrecía una salida para este dilema. Klein y sus discípulos privilegiaron un tipo de interpretación que debía limitarse a las representaciones evocadas al calor de la transferencia, en relación actual, lo cual aportaba un terreno en el que se hacía posible un encuentro con la Gestalt y con el existencialismo, pero también con las terapias de grupos que se inspiraban en ellos. En esta dirección, Bleger describía una "encuadre la continuidad genética", que consideraba una superación dialéctica de todos los demas, ya que ese modelos incluia al mismo tiempo el pasado, el presente y una visión prospectiva organizada en torno de la noción de proyecto. Pero más allá de Pichon y de los existencialistas, la principal referencia de ese modelo era para el artículo de Susan Isaacs, una kleiniana de primera hora, quien a su vez seguia a otra kleiniana Joan Riviere.

 

9) ¿Cómo interpretaba Bleger la fragmentación de la psicología de su época? ¿Cuáles eran sus principales referencias para interpretar las relaciones entre psicología y filosofía, entre psicoanálisis y política? 

Lo cierto es que el libro de Bleger, que supuestamente era un trabajo de psicología general, por el sesgo de las "conductas defensivas" brindaba una explicación de los mecanismos de defensa freudianos y kleinianos, realizando una presentación de las estructuras clinicas según las teorias klenianas y pichonianas. Por otra parte, retomaba el problema de la multiplicidad metodologica de la psico, para responder a ese desafio apoyandose en Politzer y Pichon. La fragmentacion de la psico contemporanea en escuelas era una verdadera  "división esquizoide", por la que habían pasado diversas disciplinas científicas en el sXIX. Al mismo tiempo, esa crisis era un índice "de su pujanza y perspectiva". Todos esos problemas "metafísicos" debían resolverse en el terreno de una praxis completa. En esta línea, para dar cuenta de las relaciones entre psico y filo Marx y Engels, Politzer y Gramsci eran de nuevo las referencias fundamentales. Al igual que en 1958, las oposiciones idealismo-materialismo, monismo-dualista y metafísica-dialéctica estaban a la orden del día, antes de llegar al gran final, dedicado a las relaciones entre conducta y personalidad, donde se destacaban los conceptos de unidad, totalidad y organización.

 

10) Para Dagfal, ¿cómo se diferencia el lugar que la psicología clínica tenía para Bleger del que había tenido en Francia para Daniel Lagache?. ¿Cómo concebía la “función social del psicólogo clínico? ¿De qué dos formas podía aportar sus conocimientos el psicoanálisis en esa “situación de emergencia” en la que se encontraba el país respecto de la salud mental? Articule con Menninger y Lacan.

Para Lagache esta psico clinica era en sí todo un programa, focalizado en tres objetivos: "aconsejar, curar y educar". Para Bleger, esta disciplina debía subordinarse a metas más ambiciosas en el plano colectivo de la salud mental, resumida en una palabra: "prevenir". Los dos autores se interesaron en la dimensión social lde la psico, pero de manera diferente. Entre 1951 y 1953 Lagache se había ocupado de la creación de un laboratorio de psico social. Anexo a su cátedra en La Sorbona. Las investigaciones que allí desarrollaron Moscovici y Pagés, tenían muy poco en común con la concepción social de Bleger. Según la cual el psico se tenía que convertir en un agente de cambio.  La función social del psicologo clinico no debe ser basicamente la terapia, sino la salud publica, y dentro de ella, la higiene mental. El psico debe intervenir en todos los aspectos y los problemas de la psico higiene, y no esperar que la gente enferma enferme para intervenir. Deseo promover un cambio en la actitud del estudiante, del psicologo y del profesional, llevando sus interese delsde el campo de la enfermedad y la terapia al de la salu de la comunidad. Bleger consideraba que, respecto de la salud mental, el país estaba en una "situación de emergencia". Ante el aumento de las enfermedades, que implicaba una "tarea aplastante", la actitud más común había sido la de querer formar más psiquiatras, más psicoterapeutas y psicoanalistas. El psa clinico no estaba en condiciones de resolver los problemas de salud mental de la población, por su naturaleza individual, su duración y su costo. Per el psa podia aportar sus conocimientos, en la escala requerida, de dos formas. La primera, de orden administrativo, implicaba influir en la acción  gubernamental, por medio de leyes y regulaciones capaces de "·resolver o impedir tensiones de diferentes tipos, a través de cambios culturales", en este sentido los psi podian actuar como asesores expertos. Por otra parte, el psa se podia mostrar útil para "las relaciones interpersonales", gracias a las terapias breves, grupales y a "psicoinstitucional psico de la comunidad y psico de los periodos de crisis". Esto se trasmitia a los estudiantes para que aplicaran en el terreno.

 

11) ¿En qué campos tuvieron influencia los “jóvenes miembros de la Asociación Psicoanalítica Argentina” que se habían formado con Pichon-Rivière? ¿Qué resultaba paradójico, en los años ’60, respecto de estos discípulos que habían “abandonado” a su maestro?

Estos jóvenes profesores (Pichon-Riviere, David Liberman, Edgardo Rolla, Fernando Ulloa, Armando Bauleo, Rafael Paz) no solo enseñaban, sino que trataban de sistematizar sus ideas con el fin de escribirlas y publicarlas. Liberman en 1962 publicó un libro que innovaba en varios sentidos, incorparaba nociones de la teoria de la comunicación y de Jacobson. Rolla ese mismo año publicó un trabajo de psico terápias individual y grupal. Ulloa publicó articulos en revistas diversas que iba a convertisrse en un referente local del psicoanalisis. La influencia de estos jóvenes miembros de la APA, no se limitaba al campo académico de la psico. Eran las cabezas de una nueva concepción del freudismo, que iba a atravesar las instituciones del sistema de salud.

 

12) ¿Qué problemas planteó el “rol socialmente comprometido” que Bleger quería promover entre los psicólogos “por oposición a un modelo de profesión liberal calcado del de los médicos y los psicoanalistas?

Ese rol socialmente comprometido el que queria promover, proposicion a un modelo deprofesion liberal calcdo del de los medicosy los psicoanalistas. Su mensaje no fue bien comprendido, considerando que el malentendido es inherente a la comunicaion humana. Muchos tuvieron la impresion de que Bleger estaba entre aquellos que cerraban a los psico las puertas del psa por razones corporativas. Otros lo acusaron de emplear un doble discurso. Según una de sus primeras ayudantes: "Bleger nos daba supervisión y nos mandaba pacientes. Era difícil que creyeramos que él no quería que hicieramos psa". Habría que reconocer que su proyecto era idealista, si se tiene en cuenta que pedia a los psico que se privasen de un rol clínico desado y bien remunerado, para dedicarse a un trabajo social con destino incierto.

 

ROBERT ARLT, YO MISMO. MASOTTA

1) Al comienzo del texto de su presentación, Oscar Masotta plantea una serie de preguntas que irá respondiendo en orden inverso a su enumeración. En primer lugar, despliega su opinión respecto de su propio libro. ¿De qué manera esta cuestión se articula con su pasión por Sartre? ¿Por qué, de todos modos, “el libro como resultado” no podía reducirse a este último factor?

Si acepto publicar un libro que escribí hace varios años atrás es porque ese libro es bueno, para mí. Y lo es porque a mi entender cumple con el requisito sin el cual no hay crítica en literatura: acompaña las intuiciones del autor y trata de explicitarlas, a otro nivel y con otro lenguaje. Pero debo decirlo: cuando escribí el libro yo no era un apasionado de Arlt sino de Sartre. Y habiendo leído a Sartre no solamente no era difícil encontrar lo fundamental de las intuiciones de Arlt, sino que era imposible no hacerlo. El punto crítico, culminante, de esa novela que tengo por un gran libro, es el final. Después de leer a Sartre no era difícil encontrar el sentido de ese final, tan aparentemente sorprendente. ¿Por qué Astier se convertía tan repentinamente en un delator? En fin, yo diría, mi libro sobre Arlt ya estaba escrito. Y en un sentido yo no fui esencial a su escritura: cualquiera que hubiera leído a Sartre podría haber escrito ese libro. Pero al revés, la factura del libro, su escritura, me depararía algunas sorpresas. Entre la programación del libro y el libro como resultado, no todo estaba en Sartre. Y lo que no estaba en Sartre estaba en mí. No en mi “talento”: me refiero a las tensiones que viniendo de la sociedad operaban sobre mí a la vez que no se diferenciaban de mí, y de cuya conciencia extraje, creo, esa certeza que me acompaña desde hace más de quince años. Que efectivamente, tengo algo que decir. Escribir el libro me ayudó, textualmente, a descubrir el sentido de la existencia de la clase a la que pertenecía, la clase media. Una banalidad. Pero esa banalidad me había acompañado desde mi nacimiento. Pensando sobre Arlt descubría el sentido de mis conductas actuales y de mis conductas pasadas: que dura y crudamente habían estado determinadas por mi origen social. Y uso la palabra “determinación” en sentido restringido pero fuerte.

 

2) ¿Cuál es, según Masotta, el “mensaje” de Arlt? ¿Cómo se conecta con la cuestión de la enfermedad mental?

¿El “mensaje” de Arlt? Bien, y exactamente: que en el hombre de la clase media hay un delator en potencia, que en sus conductas late la posibilidad de la delación. Es decir: que desde el punto de vista de las exigencias lógicas de coherencia, que pesan sobre toda conducta, existe algo así como un tipo de conducta privilegiada, a la vez por su sentido y por ser la más coherente para cada grupo

social, y que si ese grupo es la clase media, esa conducta no será sino la conducta de delación. Actuar es vehicular ciertos sistemas inconscientes que actúan en uno, y que están inscriptos en uno al nivel del cuerpo y la conducta, sobre ciertos carriles fijados por la sociedad. Los términos de ese problema: están dos veces a la vista son dos “observables”. Por un lado la sociedad nos enseña, y por otro lado estamos llamados, solicitados, constreñidos, todo a la vez, a resolver cuestiones que el medio social nos plantea. Solamente que esas cuestiones difícilmente pueden ser resueltas en la perspectiva de lo que se nos ha enseñado, de lo que ha sido sellado en nosotros por la sociedad: y la relación que va de uno a otro término, en sociedades enfermas como las nuestras, es una relación absurda o directamente contradictoria. Pero como la capacidad lógica del hombre es infinita, siempre es posible resolver problemas imposibles: hay gente que lo hace. Son los enfermos mentales. En este sentido la enfermedad mental es la puesta en práctica de la máxima exigencia de lógica y razón. En este sentido digo, entonces, que la delación no constituye sino el tipo lógico de acto preferencial, en cuanto a la coherencia que arrastra, para conductas individuales determinadas por un preciso grupo social. Y solamente habría que hacer esta salvedad. Que cuando hablamos de lógica y coherencia, aquí, nos referimos menos a una lógica pensada por el individuo que se enferma, que a una lógica que se piensa en el enfermo mental. Y en cuanto a la relación entre conducta mórbida y conducta de delación: la tesis es de Arlt. Y es profundamente verdadera. Pero esto no significa moralizar; y lo que se quiere decir no es que un delator “no es más” que un enfermo mental. Sino exactamente al revés, contramoralizar, puesto que lo que Arlt denuncia es a la sociedad que produce delatores.

 

3) Este último tópico le permite al autor pasar a considerar un segundo tema: “¿Quién era yo cuando escribí este libro?”. En este sentido, ¿cuáles serían el conjunto de estructuras, el pasado, que se contradecían y que él intentaba resolver? ¿Cómo justifica Masotta su referencia a lo “exótico”?

Que pesaban sobre mí un conjunto de estructuras, un pasado, que se contradecían, las que yo intentaba estúpida e inconscientemente resolver. Es cierto, no lo sé todo sobre mí mismo, y no entiendo del todo el sentido de aquél modo de resolver mis contradicciones que fue para aquel entonces escribir sobre Arlt. Pero de cualquier modo no carezco de una cierta conciencia aguda de algunos de los términos contradictorios. Pensemos por ejemplo en el “estilo”, en la prosa de mi libro. Ya he dicho que al nivel de las ideas el libro estaba fuertemente influenciado por Sartre. Ahora bien, en lo que hace a la prosa, la influencia viene de Merleau-Ponty. En mi libro sobre Arlt intentaba esa prosa, me esforzaba por establecerme en ella, o en que ella se estableciera en mí. Quiero decir: que la imitaba. Y esto no es malo en sí mismo, ni me ocasiona hoy problemas de conciencia, puesto que imitar una prosa es la mejor manera de apresar desde adentro el pensamiento del autor, o como dice el mismo Merleau-Ponty, aprender a pensar lo informulado por el pensamiento, ese lugar todavía vacío hacia el que toda formulación tiende y que es el verdadero “objeto” del pensamiento. No, lo malo estaba en otra cosa. Piensen: una prosa que, como la de Merleau-Ponty, se basa sobre todo en el tono, en la “altura” de la voz, no es sino la prosa de un refinado. Supone un alto grado de cultura, la inscripción en una tradición cultural precisa, es decir, otros tipos de prosa pertenecientes a escritores lejanos y cercanos en el tiempo, con los que ella misma forma sistema, oponiéndose y diferenciándose de unas, semejándose a otras. Una prosa de refinado: una prosa de “tonos”. Y se podría pensar en una  analogía con la lengua china. Ese tipo de lengua aparece históricamente en sociedades muy jerarquizadas. La estructura propia de un orden social muy regimentado parece ser complementaria de la lengua de tonos. Una lengua de tonos, en una sociedad democrática, así, sería un impensable. Si se hiciera la experiencia de juntar una cosa con la otra el resultado tal vez sería alguna aberración: tal vez una sociedad de idiotas. Ahora bien, con mi libro pasaba algo parecido. Imagínense: emplear una prosa de “tonos” para hablar sobre Roberto Arlt. Claro que Merleau-Ponty había usado esa prosa para escribir sobre Hemingway. Pero yo no era Merleau-Ponty. Y la relación que va desde Merleau-Ponty a Hemingway no es homóloga a la que iba de mí a Arlt. Y no me refiero al valor de los autores ni me comparo a quien tengo por uno de los autores más importantes de nuestro tiempo. Quiero decir, que entre yo y las novelas de Arlt había una relación más estrecha, más igualitaria, que entre un alto profesor universitario parisino, y que hablaba por lo mismo, y con derecho, desde la cumbre de la cultura (y no ironizo) y un hombre con las características de Hemingway. Arlt y yo habíamos salido de la misma salsa, conocimos los mismos ruidos y los mismos olores de la misma ciudad, caminamos por las mismas calles, soportamos seguramente los mismos miedos económicos. Brevemente: apoyándome en Sartre y en Merleau-Ponty yo escribía entonces sobre Arlt. ¿Cómo decirlo? Cuando escribía mi libro en verdad me sentía un poco exótico. Y textualmente, puesto ¿qué es lo exótico sino el resultado de la unión de sistemas simbólicos que tienen poco que ver unos con otros? Pero aún aquí, y aunque con otra significación, aquél exotismo me colocaba en la línea de Arlt. ¿Esa imagen sobre mí mismo (prosa de “tonos” para escribir sobre Arlt) no tenía acaso mucho que ver con esa foto que se conserva de Arlt en África, vestido con ropas nativas pero calzado con unos enormes y evidentes botines?

 

4) A continuación, al narrar su “experiencia de la enfermedad”, ¿de qué modo integra las reflexiones de Sartre y Merleau-Ponty en su relato y qué sucede con ellas en el momento en que debió acudir a un psicoanalista? Y a su vez, ¿cómo ubica al marxismo respecto de las intervenciones del terapeuta?  // 5) ¿De qué modo articula Masotta la cuestión del dinero, el determinismo, la alienación y el destino?. ¿Cómo articularía Ud. las dos vías “fundamentales”, en la base del “hombre concreto” (p. 6), con el interés de nuestro autor por el marxismo y el psicoanálisis?

Mi enfermedad está ahí y tal vez no es malo, ahora, reflexionar sobre ella. En ese sentido, la experiencia de la enfermedad  podría resumirse así: padecer algo que se hizo afuera de uno, la experiencia de “soportar” algo. Pero aun en el interior mismo de esa experiencia había un nido de víboras: ¿yo, que amaba a Sartre, cómo podía olvidar que uno “hace” su enfermedad? Recordaba entonces un párrafo de Merleau-Ponty sobre el Greco: las deformaciones de las figuras que pintaba, no podían ser explicadas a partir del astigmatismo que el artista padecía, sino al revés, las figuras explicaban su astigmatismo, revelaban el carácter “intencional” de la enfermedad. El Greco había hecho su astigmatismo para explorar el mundo a su manera. Su arte y su enfermedad

no eran más que dos aspectos de una misma cosa, dos manifestaciones de un mismo “estilo” de vivir y de comprometerse en el mundo. Pero en el momento mismo en que soportaba mi enfermedad, en que ella no se traducía más que en mi imposibilidad de vivir, en el momento en que me veía arrancado de mi trabajo, trabado y presa de la mirada de los otros, arrastrado por añadidura a la miseria económica, ¿cómo entender que yo “había hecho” todo eso? Uno hace su enfermedad, ¿pero qué podía sacar yo ahora de eso que yo había hecho de mí? No entendía nada. Era un infierno. De vez en cuando, y en medio del tiempo de mis pánicos, de mis obsesiones, de mi aislamiento, me repetía una frase de Freud: “la enfermedad mental es inútil”. Fantaseaba que con el reconocimiento de su inutilidad tal vez me curaría. Como no podía leer, y encerrado, caminaba, incansablemente, caminaba. Tenía el mundo reducido a imágenes despedazadas metido dentro de los ojos. Pero las cosas estaban así: mi padre había muerto y yo había “hecho” una enfermedad, en “ocasión” de esa muerte. Y desde el día que “caí” enfermo (fue de la noche a la mañana) me tuve que olvidar de golpe de Merleau-Ponty y de Sartre, de las ideas y de la política, del “compromiso” y de las ideas que había forjado sobre mí mismo. Tuve entonces que buscarme un psicoanalista. Y me pasé un año discutiendo con él, sobre si mi enfermedad era una histeria o una esquizofrenia. Yo entonces confundía el aislamiento que padecía con el aislamiento como conducta de corte con lo real, y como no podía o no quería observarme desde afuera, afirmaba que estaba esquizofrénico. Al cabo acepté la opinión de mi analista. Aparté los índices somáticos, una sordera creciente, un horrible y continuo silbido que taladraba mis oídos desde el interior de mi cabeza, la perturbación de mi equilibrio: mi psicoanalista tenía razón. La tendencia a la seducción como rasgo constante de mi conducta, la representación, la teatralización del sufrimiento, la tendencia al chantaje. Yo aceptaba: era un pavo que debía tragarse todas las nueces. La discusión, sin embargo, no terminaba: se me ocurría que el analista observaba bien el lado representación de mis conductas, pero que extremaba el juicio sobre él. En el fondo yo sentía que me quería hacer creer lo que yo temía. Que yo no era más que un farsante. Pero entonces  me rebelaba. Me decía entonces que no era del todo así, puesto que ahí estaba ese trabajo sobre Arlt, y que el trabajo no es farsa. Después comprendí que lo que pasaba era que mi analista usaba conmigo la técnica neoanalista de la frustración. Pero cuando me frustraba yo me ponía de pronto intransigente, y en cambio de responder con una reacción regresiva  me ponía lúcido con respecto a él, no le perdonaba lo que mis ojos veían, su ceguera con respecto a las

determinantes de clase, de trabajo y de dinero, que pesaban tanto sobre él como sobre mí. Cuando me frustraba, yo en cambio de regresar hacia mis estructuras arcaicas, progresaba, hacia el marxismo. La situación no tenía salida, y en medio de un análisis en el que había puesto las esperanzas de la cura, me aburría. Es cierto que no se podía culpar al psicoanalista ni al psicoanálisis de mi imposibilidad de salir adelante. Pero en mis choques con ese hombre todo se ponía en juego. De pronto me encontraba despreciándolo tanto como a mi padre. ¿Pero no revelaba tal cosa la constitución de un lazo de transferencia? No sabía nada. Durante la enfermedad me había hecho adulto de un golpe, había hecho la experiencia de la dura realidad del dinero. El dinero existe y vale. Y esa prostituta, como le dice Marx, fue “el lugar” donde me hice adulto porque supe lo que era la vergüenza. Si uno no tiene dinero, o se muere de hambre o lo pide. Yo, como elegía vivir, a cada instante, lo pedía. La enfermedad, a raíz de la muerte de mi padre, la vergüenza, la vergüenza económica, la buena voluntad de mis intenciones intelectuales, mis influencias intelectuales, las mejores, Sartre, la relación de compromiso entre el sostenimiento de las ideas y la exigencia de coherencia con uno mismo cuando se trata de jugar los roles en el interior de la sociedad concreta, la relación personal al nivel más concreto cuando uno se relaciona con otros intelectuales. El desorden no es más que aparente. Hay aquí pocas vías hacia las cuales todo converge, y desde donde brota, seguramente, todo lo que nos determina. Y hay dos, fundamentales, que están en la base del hombre concreto: el sexo y la economía. Yo no creo haber endurecido, ¿pero es que hay otras cosas? Los marxistas en general y los comunistas en particular suelen tomar con ligereza la noción de alienación. Pero la alienación no es una noción. Por lo mismo hay que comenzar ya a entender de una buena vez la realidad que comenta esta vieja idea: la idea de destino. Hay que arrancarles a los escritores de derecha el uso exclusivo que hacen de ella. Quien ha comenzado esa empresa es Pavese. La muerte, la violencia, la locura, el hambre, el suicidio, existen en el mundo, y están presentes en todos lados, aun ahí donde aparentemente no. Por eso Rozitchner tiene razón cuando afirma con desprecio que hay más filosofía en su libro sobre los invasores de Playa Girón que en toda la filosofía universitaria.

 

6) Cuando se refiere a las dos cuestiones que ciñen la vida del intelectual, ¿por qué sostiene que ya no está “tan seguro sobre la utilidad de las posiciones filosóficas, teóricas, sartreanas, como lo estaba hace ocho años”? ¿Qué opción escoge entonces ante la alternativa “conciencia o estructura” y qué matices introduce frente a esta disyuntiva?

En lo que se refiere al Saber: en estos años he “descubierto” a Lévi- Strauss, a la lingüística estructural, a Jacques Lacan. Pienso que hay en estos autores una veta para plantear, en sus términos profundos, el problema de la filosofía marxista. Lo que significa que ya no estoy tan seguro sobre la utilidad de las posiciones filosóficas, teóricas, sartreanas, como lo estaba ocho años atrás. Es que en

esos ocho años, al nivel del saber, han pasado algunas cosas: entre otras, un cierto naufragio de la fenomenología. Recién hoy comienzo a comprender que el marxismo no es, en absoluto, una filosofía de la conciencia; y que, por lo mismo, y de manera radical, excluye a la fenomenología. La filosofía del marxismo debe ser reencontrada y precisada en las modernas doctrinas de los lenguajes, de las estructuras y del inconsciente. En los modelos lingüísticos y en el inconsciente de los freudianos. A la alternativa: ¿o conciencia o estructura?, hay que contestar, pienso, optando por la estructura. Pero no es tan fácil, y es preciso al mismo tiempo no prescindir de la conciencia. Ante todo, porque lo que estoy estudiando en este momento es Freud, y no Arlt. Por otra parte, hace tiempo que no releo a Arlt. Además, lo que pienso sobre él lo he escrito en el libro. Les leeré a ustedes el comienzo de la redacción  de un libro, que, de escribirse alguna vez: ¿Violencia o comunicación? Con mayor o menor conciencia siempre supe que ésa era la alternativa. Esos dos polos se hallan en todas partes, y si uno no los descubre a raíz de cada cuestión, corre el peligro de convertirse en un ángel. Pero yo quería ser histórico.

 

7) En la extensa cita de su trabajo autobiográfico, ¿qué es lo que Masotta afirma haber aprendido del escritor surrealista Michel Leyris? ¿De qué modo ese principio podría relacionarse con la propia presentación del libro?

Michel Leyris un libro de este: La edad del hombre. Aprendí de él que para defenderse de la gratuidad del acto de escribir había que escribir sobre temas que lo pusieran a uno en situación de peligro, que lo descolocaran ante los demás. Y hay entre otras una manera de hacerlo. Escribir sobre uno mismo. Para desnudarse o para confesarse. Pero quien se confiesa se confiesa de algo, y para hacerlo, es preciso un juicio retrospectivo, y negativo, sobre ese algo. Confesarse, así, es convertirse de alguna manera en un pasatista, y en un moralista. ¿Será éste mi caso? Y por otra parte, es difícil sortear el peligro de la falta de peligro. Es necesario decidirse  entonces a sumarse en todos estos peligros para intentar sortearlos. Habrá entonces que comenzar por el comienzo. Y si uno se quiere escritor el comienzo es su primer libro. “Todo” comienza entonces a los veintiún años. Yo llenaba entonces, y trabajosamente, las hojas de un grueso cuaderno mientras que, manipulando palabras, hacía una cierta experiencia del mundo, a cuyo sentido, o contenido, llamaré de esta manera: lo siniestro. Esto significa: que quería ser escritor y que cuando intentaba hacerlo encontraba que no conocía el nombre de las cosas. Lo siniestro era el descubrimiento de aquel idiotismo. Yo, seguramente un idiota mental, pretendía escribir. Tenía miedo. Ese miedo nunca me ha abandonado. O mejor: el miedo nunca me ha abandonado.

 

8) Finalmente, ¿cómo podrían articularse los cambios enunciados por Masotta respecto de la política y el saber con las transformaciones mencionadas en el epígrafe de Bernard Pingaud –que señala las diferencias que, en Francia, en el plano intelectual, separaban a 1945 de 1960?

1945-1960: para medir el camino recorrido entre esas dos fechas, basta abrir un diario o una revista y leer cualquier crítica de libros. No sólo no se cita ya a los mismos nombres, no se invocan las mismas referencias, sino que no se pronuncian tampoco las mismas palabras. El lenguaje de la reflexión ha cambiado. La filosofía, triunfante quince años atrás, se borra ahora ante las ciencias

humanas: el desplazamiento acompaña la aparición de un nuevo vocabulario. Ya no se habla de "conciencia" o de "sujeto", sino de "reglas”, de "códigos”, de "sistemas”; ya no se dice que “el hombre hace el sentido”, sino que el sentido "adviene al hombre”; ya no se es más existencialista, se es estructuralista.

Los marxistas en general y los comunistas en particular suelen tomar con ligereza la noción de alienación. Pero la alienación no es una noción. Por lo mismo hay que comenzar ya a entender de una buena vez la realidad que comenta esta vieja idea: la idea de destino. Hay que arrancarles a los escritores de derecha el uso exclusivo que hacen de ella. Quien ha comenzado esa empresa es Pavese. La muerte, la violencia, la locura, el hambre, el suicidio, existen en el mundo, y están presentes en todos lados, aun ahí donde aparentemente no. Por eso Rozitchner tiene razón cuando afirma con desprecio que hay más filosofía en su libro sobre los invasores de Playa Girón que en toda la filosofía universitaria.

Reaparecían entonces para mí las cuestiones fundamentales que ciñen la vida del intelectual contemporáneo: la política y el Saber. Con respecto a la primera, diré que el problema de la militancia, al menos en la Argentina, aparece intocado. La cuestión fundamental está en pie. ¿Debe o no un intelectual marxista afiliarse al Partido Comunista? Yo no me he afiliado: primero, porque los cuadros culturales del partido no resistirían mis objetivos intelectuales, mis intereses teóricos. El psicoanálisis, por ejemplo. Y en segundo lugar porque hasta la fecha disiento con los análisis y las posiciones concretas del P.C. Por estas razones no me he afiliado, y no sé si lo haré algún día. Pero respeto a quienes lo hacen o lo han hecho. Pero además, ¿dónde militar? ¿Con qué grupos trabajar? ¿Qué hacer? En lo que se refiere al Saber: en estos años he “descubierto” a Lévi- Strauss, a la lingüística estructural, a Jacques Lacan. Pienso que hay en estos autores una veta para plantear, en sus términos profundos, el problema de la filosofía marxista. Lo que significa que ya no estoy tan seguro sobre la utilidad de las posiciones filosóficas, teóricas, sartreanas, como lo estaba ocho años atrás. Es que en esos ocho años, al nivel del saber, han pasado algunas cosas: entre otras, un cierto naufragio de la fenomenología. Recién hoy comienzo a comprender que el marxismo no es, en absoluto, una filosofía de la conciencia; y que, por lo mismo, y de manera radical, excluye a la fenomenología. La filosofía del marxismo debe ser reencontrada y precisada en las modernas doctrinas (o “ciencias”) de los lenguajes, de las estructuras y del inconsciente. En los modelos lingüísticos y en el inconsciente de los freudianos. A la alternativa: ¿o conciencia o estructura?, hay que contestar, pienso, optando por la estructura. Pero no es tan fácil, y es preciso al mismo tiempo no prescindir de la conciencia (esto es, del fundamento del acto moral y del compromiso histórico y político).

 

OSCAR MASOTTA, ENTRE LA FENOMENOLOGÍA Y EL ESTRUCTURALISMO.

1) ¿De qué manera justifica el autor los múltiples calificativos con los que otros autores buscaron definir a Oscar Masotta? ¿Por qué razón, los artículos incluidos en su cuarto libro, Conciencia y estructura, apuntarían en esa misma dirección? (p. 299).

 

 

2) ¿Cuáles eran los antecedentes de Masotta a la hora de publicar Conciencia y estructura? ¿Cuál había sido “el impacto de la fenomenología, más precisamente del existencialismo francés”, en todas esas producciones? ¿Por qué, para Scholten, habría que situar esos antecedentes en el marco de la recepción del existencialismo en la Argentina”? (pp. 299-300). Desarrolle y ejemplifique.

 

 

3) ¿Por qué los libros de Masotta sobre El “pop-art” y sobre los Happenings ilustran un panorama novedoso en las producciones de Masotta, tanto en el abordaje como en el marco referencial y la metodología? ¿Qué elementos serían comunes a los autores llamados “estructuralistas”

Massotta publica dos libros articulados con dos tópicos ilustrativos de la vanguardia artística del momento: El “pop-art” y el Happenings. El primero reproduce una serie de conferencias, no es un libro dedicado estrictamente al pop, en el sentido que no se ocupa allí exclusivamente de este genero. El problema es el de la “nueva imaginería”, es decir “la técnica mas general de una corriente de arte contemporáneo que se constituyo en critica a una estética de la imagen”. Una de las principales tesis propuestas por Massotta, es que el pop-art se propone “rebajar la estructura de la imagen al ‘estatus de signo semiologico´”. Si bien la bibliografía selecta de este volumen remite, casi en su totalidad, a autores de procedencia anglosajona, el abordaje massottiano se ubica desde una perspectiva inspirada en la lingüística y la antropología estructural francesa. Otra problemática es la de los medios masivos de comunicación. Merece destacarse, en este sentido, la inicial caracterización del happening en nuestro país mas como un fenómeno mediático, que como realizaciones efectivas. Prologo de Happenings: “El conjunto de ensayos que constituyen el presente volumen guardan bastante coherencia entre si. Por un lado los autores  coinciden en el tema. Pero por oro lado todos remiten a un mismo marco referencial, a una misma metodología: estructuralismo y antropología estructural, semiología, comunicaciones. Análisis estructural y semiológico no dejan de ser el marco referencial común, la manivela hacia la que tiende nuestra reflexión”.

 

4) ¿Los libros mencionados marcarían en Masotta el inicio de una nueva etapa (“estructuralista” o “lacaniana”) que relevaría o desplazaría a la anterior (“sartreana”)? Responda esta pregunta teniendo en cuenta lo que Scholten comenta sobre el prólogo de Conciencia y estructura

La diferenciación en la obra de Massotta en diferentes etapas, no constituye una “grilla de inteligibilidad” adecuada para dar cuenta de una producción no poco compleja de delimitar, que parece resistir a las periodizaciones esquemáticas y y que cuyas características particulares se diluyen ante rótulos como “sarteana”, “estructuralista” o “lacaniana”. Massotta dedica gran parte del prologo de “Conciencia y estructura” a esta cuestión ubicándola en relación tanto con su “evolución” intelectual como su “evolución” ideológica. Si esta última no existe, la primera de ellas “esta tan explicitada que no es preciso descubrirla”. Se podrían incluso deducir de sus afirmaciones que sería algo así como una constante ideológica, el marxismo, la que justificaría la evolución intelectual de Massotta. ¿Es este volumen ilustrativo de este cambio en el lenguaje y de esta aparición de un nuevo vocabulario? La respuesta depende de cómo se aborde el libro: una lectura cronológica de los artículos sin duda permiten apreciar una inicial valoración  de ciertos conceptos y autores, y su posterior desplazamiento a favor de otros; pero una análisis que contemple el conjunto de los artículos, la forma en que son agrupados y el titulo que los reúne, permite llegar a otras conclusiones. En efecto, se trata aquí de la conciencia y la estructura, se trata no de una disyunción entre dos términos atinómicos sino de conjunción que, aunque  no deja de presentar sus problemas, se presenta como aun posible para Massotta. 

 

5) ¿Cómo se plantea la relación entre fenomenología y estructuralismo en “Anotación para un psicoanálisis de Sebreli” y en “Roberto Arlt, yo mismo”? (pp. 302-303). ¿Por qué es posible afirmar que estos textos, y los trabajos de Masotta sobre la historieta, permiten matizar la tesis de su abandono de Sartre y la política?

Es en su intervención dentro de esta polémica el  Massotta acude a las formulas propuestas por algunas figuras del estructuralismo francés. Quizá pueda considerarse a esta “Anotación…” como el texto mas claramente althusseriano de Massotta, en tanto la distinción entre práctica teórica y práctica política, entre ciencia e ideología acuñadas por el filosofo francés cumplen  allí una función central. En efecto, Sebreli seria el ideólogo que pretende legitimarse al desplazar fuera del terreno de la practica teorica de la  discusión planteada por Verón y llevar al plano de lo real, al plano de la política. El diagnostico masottiano, mas alla los matices que introduce posteriormente, es fulminante.  Sebreli legitima su deshonestidad y su poca seriedad intelectual mediano lo que él entiende que constituye su praxis política. Estructura de comportamiento que se halla por detrás, como nos recuerda Altusser, del “estancamiento” del marxismo teórico contemporáneo: “nuestra propia experiencia puede hacernos recordar  que se puede ser comunista sin ser marxista. Distinción requerida para no caer en la tensión política e confundir las tomas de posiciones teoricas de Marx con sus tomas de posiciones políticas y de legitimar las primeras por las segundas”. En “Robert Arlt, yo mismo”, se plantea, a su vez, “un cierto naufragio de la fenomenología”: Recien en los comienzos a comprender que el marxismo no es una filosofía de la conciencia; y que, por lo mismo, y de manera radical, excluye a la fenomenología. La filosofía del marxismo debe ser reecontrada y precisada en las modernas doctrinas de los lenguaje, de las estructuras y del inconsciente. En los modelos lingüísticos y en el inconsciente freudiano.  Pero, ¿se trata aquí de un abandono de los conceptos sarteanos? Si buscamos una respuesta a esta pregunta a partir de estos dos textos es posible apreciar, por un lado, que las referencias y formulas barthesianas y althusserianas de la “Anotacion para un psa” de Sabreli, se mixturan con una retorica claramente fenomenológica: comrpender a Sabreli, la estructura del comportamiento sabreliano, su fidelidad a “la figura sarteana del bastardeo”, son ejemplos en este sentido. En el caso de “Rober Arlt, yo mismo”, responder a la pregunta “¿o conciencia o estructura? No es tan fácil, y es preciso al mismo tiempo no rescindir de la conciencia, en posteriores publicaciones, la preocupación por la relación entre fenomenología y estructuralismo parace desplazarse hacia el problema de la vinculación entre fenomenología o existencialismo y psa, que requería un análisis particularizado. Frente a esta idea bastante difundida y aceptada de que hacia mediados de los 60’ ya había abandonado Sarte y la política, que Massotta siga empeñado en los 70’ en “comprometer” el arte y a la historieta.

 

6) ¿Cuáles son, para Scholten, las características de un “intelectual ubicuo” (Masotta), que lo diferencian de la figura de un “intelectual total” (Sartre)? ¿Por qué estas diferencia no implican, sin embargo, un rechazo o un abandono masottiano de las categorías fenomenológicas?

El proyecto de Massotta parece haber consistido mas en colocar sus apuestas en tableros de diferentes juegos, en diferentes circuitos de producción intelectual y cultural locales, cada uno de ellos con sus configuración y reglas particulares: filosofía, arte, arquitectura, psa, marxismo. Pero es al considerar sus producciones  delicadas del arte y los medios de comunciacion de masa donde las diferencias se vuelven mas notorias: si Sartre podía integrar a sus análisis y teorizaciones diversas generos artísticos con el fin de poner en cuestión la [im]posibilidad de un “arte comprometido”, Massotta no solo se proponía estudios teoricos que permitieran dar cuenta de las características particulares de estos “nuevos fenómenos”, sino que fue tambien un activo promotor y productor de novedosas experiencias estéticas hacia mediados/fines de los 60’. En todo caso, para Massotta, la perspectiva fenomenológica respecto del arte no permite esclarecer las características de producciones estéticas como el pop y los happenings ni tampoco proyectar algo como “arte de los medios de comunicación masiva”. Sin embargo, esto no implica que las categorías fenomenológicas fueran totalmente desechadas para abordar estos fenómenos. Es posible apreciar como los happenings son definidos por Massotta y por Alicia Páez en relación con lo imaginario sarteano. Por otra parte, las referencias a Schilder ya a Vuelo nocturno de Saint-Exupery, la idea de cuerpo-avion o cuerpo-coche, sugeridas para pensar la obra de D’Arcangelo, remite casi explícitamente a la fenomenología de Merleau-Ponty. Ahora bien, estas referencias fenomenológicas co-existenciales, funcionan dentro del texto masottiano como punto de partida para mostrar algo diferente o incluso inverso: el happening es un “desplazamiento de lo imaginario” y la obra de Lichtenstein requiere ubicarse ene un nivel metaimaginario, el cuerpo-coche se constituye ya no a partir de una “inherencia vital”  con el mundo, de nuestros proyectos, sino a partir del “código de ruta”, de un código social de una estructura.

 

7) ¿Por qué las categorías de “bricollage” o “patchwork”, propuestas por Roberto Jacoby, permitirían comprender con mayor precisión las aproximaciones teóricas de Oscar Masotta y sus referencias a la fenomenología y el estructuralismo en el período abordado?

Robert  Jacoby ha propuesto pensar las aproximaciones teoricas masottianas en términos de bricollage o de patchwoek. Lo interesante de su propuesta es que permite comprender que la exigencia de recurrir a nuevos referentes teóricos surge a partir de los problemas y objetos que Massotta aborda y no exclusivamente de su “necesidad imperiosa” de seguir la moda. Y dentro de estre bricollage o patchwork teórico, la fenomenología y el estructuralismo juegan un papel esencial en relación con la ubicuidad masottiana. En este sentido, tanto la ambición totalizadora del pensamiento sarteano como la amplitud y heterogeinadad de los análisis estructuralistas, le permiten a Massotta circunscribir y analizar objetos hasta entonces no apreciados por la intelectualidad local o aportar una perspectiva renovada sobre tópicos ya estudiados anteriormente. O incluso, cuestión que no había sido destacada hasta hace poco tiempo, proponer nuevas líneas de producción para vanguardia estética.  

 

ENTRE BLEGER Y MASOTTA: GEORGE POLITZER O LA BÚSQUEDA DE UN HÉROE. BORINSKY

1) Analice la siguiente frase de Bleger: “Politzer fue el único en el campo del marxismo que pudo enseñarnos el camino de la psicología.” ¿Qué significados tuvo para Bleger la referencia a Politzer en su revisión del psicoanálisis?

Bleger encuentra entonces en Politzer lo que efectivamente fue a buscar. Esto es un psicoanálisis con un objeto concreto de estudio: la dramática que permitiría fundar un nuevo abordaje de la disciplina aunque se encarga de aclarar que el uso que hace de este término "no se atiene estrictamente a la acepción que tuvo para Politzer" Bleger define el concepto de la siguiente manera "la dramática es en última instancia, la descripción, comprensión y explicación de la conducta en función de la vida del paciente, en función de toda su conducta". Bleger confirma el valor de esta edición que define como un "acontecimiento intelectual" en tanto propone una reflexión sobre el problema "aún no resuelto, el de la relación entre marxismo, psicología y psicoanálisis, tanto sobre el problema aún más básico y general: el de las relaciones entre el marxismo y las ciencias del hombre" Este tema no ocupa un lugar secundario en la lectura de Bleger, sino que constituye un elemento central en la definición de la relación compleja entre marxismo y ciencias del hombre. Politzer ilustra con claridad el "problema del intelectual y del científico atraído y exigido por una realidad social y política en la que tiende, por conciencia y por responsabilidad civil e intelectual, a participar y reformar" Por lo tanto, Politzer vale por sus ideas pero sobre todo por su vida que se propone como modelo ideal del intelectual contemporáneo que asume sus decisiones  hasta las "últimas consecuencias" ¿Cuáles serán estas últimas consecuencias que lo conducen a abandonar la psicología y hasta a renegar de sus preocupaciones teóricas con respecto a ella? Volvemos otra vez al tema de la muerte heroica y al ideal de la lucha política revolucionaria. Politzer fue el único en el campo del marxismo que pudo enseñarnos el camino de la psicología a algunos de los que hace veinte o veinticinco años buscábamos orientarnos, saber y reconocer qué era la psicología, sus objetivos, fines, problemas y caminos. En una época en que nadie pudo decirnos que estudiar economía política no era psicología, que estudiar neurología y biología no era psicología, que estudiar filosofía no era psicología, Politzer fue quien nos pudo enseñar qué era psicología y qué no. Sigo creyendo que Politzer puede seguir enseñando hoy mucho a todos: que la psicología está en la vida cotidiana, en los seres humanos de carne y hueso. Y es este, según entiende Bleger, uno de los legados más importantes que nos dejó Politzer, el de resolver este problema: el de las relaciones entre marxismo y psicología.

 

2) Analice el epígrafe del texto para responder de qué formas la “crítica de Politzer” es utilizada por Massotta para introducir el “inconciente freudiano”. Incluya en su respuesta las referencias a Politzer en el psicoanálisis francés

Tal como se desprende de la cita de Althusser anteriormente mencionada, el filósofo francés se propone retomar con otras herramientas teóricas la tarea que señaló y que no completó Politzer -quien se merece el elogio de ser "el primero en Francia en captar la necesidad teórica y revolucionaria del psicoanálisis". Necesidad revolucionaria que Althusser encuentra en la lectura que hace Lacan de Freud y que integra con su propia lectura revolucionaria de Marx. Por otra parte, Lacan ya en su Tesis de Doctorado elaborada en 1932 sobre Las psicosis paranoicas, usa a Politzer y toma partido por su psicología concreta sin citarlo. Posteriormente en el Coloquio de Bonneval de 1947 le brindará un sentido homenaje. Lacan recordará la importancia del proyecto abortado de Politzer y resaltará al mismo tiempo el dolor por su pérdida, la valentía de su lucha y la vigencia del anhelo politzeriano de construir una psicología científica. Por ese sentimiento, lo sé, el gran espíritu de Politzer renunció a la expresión teórica donde iba a dejar su sello imborrable para consagrarse a una acción que nos lo iba a arrebatar irreparablemente, pues no perdamos de vista, al exigir, después de él que una psicología concreta se constituya en ciencia, que sólo estamos en las postulaciones formales al respecto. Trece años después en otro Coloquio de Bonneval, esta vez acerca del Inconciente, dos psicoanalistas comprometidos con la línea de investigación abierta por Lacan presentaron un trabajo acerca de las relaciones entre el inconciente y el lenguaje. Resulta interesante destacar, el valor que Laplanche le otorga al pensamiento de Politzer, ubicándolo como referencia inicial de un texto que se propone introducir nuevos horizontes en el campo del psicoanálisis francés. En tal sentido, Politzer es presentado como un pionero que ofició a través de su crítica un rol de maestro del pensamiento al plantear una lectura diferente del psicoanálisis, "liberadora" y antidogmática al mismo tiempo que propuso la introducción más clara al problema del inconciente: La ubicación en exergo que reservamos a la 'Crítica de los fundamentos de psicología' debe ser considerada como el homenaje a un autor cuya influencia sobre el desarrollo del psicoanálisis en Francia no ha sido debidamente subrayada. Esta obra cumplió la función de una verdadera 'introducción al psicoanálisis' para toda una generación. Y aún ahora su impacto no se ha atenuado: cómo negar al grito de '¡muera la metapsicología!' un valor liberador en una epoca en la que los escritos metapsicológicos de Freud perseveran en el ser, particularmente por el beneficio secundario que aportan: como un medio de defensa contra el pensamiento. Vuelve a presentarse entonces en 1960 en el Coloquio de Bonneval, en el contexto de las discusiones internas generadas por la enseñanza de Lacan que concluirán finalmente con la ruptura de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis, la convocatoria a Politzer en el rol de precursor de un modo de pensar que, pese a las fallas fundamentales de su sistema, continúa sirviendo treinta años después para hablar de lo nuevo. Y resulta claro en la exposición de Laplanche que lo que permanece más allá de los contenidos del discurso de Politzer, es precisamente el gesto. Gesto inaugural y de ruptura con los canónes establecidos en el terreno del pensamiento y también gesto liberador con todas las connotaciones políticas que conlleva el término. A continuación, Masotta cita los argumentos de Leclaire y Laplanche en el Coloquio de Bonneval para demostrar finalmente como Lacan pudo definir con mayor precisión la noción de "drama" solamente esbozada por Politzer a partir de la introducción de la problemática de la "intersubjetividad y el deseo": "Hay en Lacan una profundización de Politzer y una temática que nos devuelve a Freud sin amputaciones"

 

3) ¿En qué se asemejaban Bleger y Masotta, en el marco del movimiento psicoanalítico argentino? ¿Qué funciones diferentes tuvo la figura de Politzer para cada uno de ellos? ¿Cuáles fueron los significados comunes?

Porque pese a las diferencias entre ambos, tanto Bleger como Masotta funcionaron como líderes indiscutibles de sucesivos movimientos de transformación del psicoanálisis argentino al tiempo que ocuparon un lugar de privilegio como maestros de nuevas generaciones que se acercaron al psicoanálisis buscando algo más que una técnica psicoterapéutica. Si bien el peso específico de la figura de Politzer es evidentemente desigual en la obra de ambos psicoanalistas e interroga de un modo distinto a uno y a otro autor, en Bleger oficia de estímulo central para iniciar su empresa de revisión del psicoanálisis desde el marxismo y en Masotta ocupa un lugar de puente entre la fenomenología y el estructuralismo7, nos encontramos con un núcleo de significados comunes que no pueden dejar de soslayarse. Estos significados comunes están estrechamente relacionados con el aurea que rodeaba a esta figura -convertida rápidamente en mito por su muerte trágica- que podía integrar por un efecto de lectura singular el psicoanálisis, el marxismo y el compromiso heroico con la existencia.

 

4) ¿Qué ilustra Politzer respecto de la “intelectualidad psicoanalítica” de la época? El “movimiento de expansión del psicoanálisis” en la Argentina de los años ’60, ¿puede entonces entenderse a partir de una historia “interna” de la asociación psicoanalítica local? Justifique su respuesta

Politzer, en este sentido ilustra con claridad al mismo tiempo las ilusiones y los malosentendidos que conmovieron a una parte importante de la intelectualidad psicoanalítica y es el del vínculo de esta con la cultura de izquierda, el pensamiento progresista y el marxismo. En Argentina, podemos encontrar algunas iniciativas en este sentido a partir de la Revista Psicoterapia dirigida por Gregorio Bermann en la década del 30 pero con el abandono del psicoanálisis por parte de este grupo de psiquiatras de izquierda, el inicio de las investigaciones de Bleger a comienzos de los 50 sentará las bases para una nueva discusión del tema en otros términos.

Este tema, el de las relaciones entre psicoanálisis y marxismo -entre una teoría desarrollada para explicar las neurosis modernas a partir de una propuesta destinada a aliviar el malestar subjetivo y una teoría desarrollada para explicar la historia y el funcionamiento de las clases sociales que concluye en una propuesta de revolución colectiva-, es complejo y no se entiende sin una referencia concreta a las condiciones de implantación y de recepción cultural de estos dos grandes modelos de pensamiento elaborados por Freud y Marx. Señalamos esto para tratar de comprender cómo el movimiento de expansión del psicoanálisis argentino en los 60 no puede analizarse sólo en su alusión al campo específico en cuestión sino que, como intentamos demostrar a través de la referencia a dos líderes de sucesivos movimientos de refundación teórica del psicoanálisis local, la problemática del quehacer profesional de los psicólogos, psiquiatras y psicoanalistas se definía también y al mismo tiempo en las elecciones políticas y en los compromisos ideológicos.


 

Preguntas y Respuestas entre Usuarios: