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Psicoanálisis Freud

Guía de Preguntas del Tercer Parcial con Respuestas Cátedra: Delgado

2º Cuat. de 2010

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TEÓRICOS

 

*1. ¿Por qué plantea Freud una pre-historia del Complejo de Edipo en la mujer? Explicite las características y el desarrollo de la misma.

El primer objeto de amor en la niña es la madre. Ella no solo tiene que resignar la zona genital rectora, el clítoris, por una nueva, la vagina, sino que también tiene que hacer un trueque del objeto madre originario por el padre. La fase pre edípica de la mujer corresponde a esa ligazón con la madre, y llega a alcanzar una gran significación. Por una parte se puede dar al complejo de Edipo un contenido más amplio. Por otro lado se puede decir que la mujer llega a la situación edípica norma positiva luego de superar una prehistoria gobernada por el complejo negativo. De hecho, en el transcurso de esa fase, el padre no es para la niña mucho más que un rival fastidioso, aunque la hostilidad hacia el nunca llega a alcanzar la alturas de los varones. La ligazón con la madre no solo puede llegar a ser particularmente intensa, de igual manera que luego seria con el padre, sino que puede llegar hasta los 4 o los 5 años de edad, y puede llegar a pasar que esa ligazón originaria nunca produjera una vuelta hacia el varón. En las mujeres el primer objeto es la madre, ya que las condiciones primordiales de la elección de objeto son idénticas para todos los niños. Pero al final del desarrollo el varón-padre debe haber devenido el nuevo objeto de amor, es decir, al cambio de la vida sexual de la mujer tiene que corresponder un cambio de vía en el sexo del objeto. La castración en la mujer es de manera muy diferente al niño. Ella reconoce el hecho de su castración y así la superioridad del varón y su propia inferioridad, pero también se revuelve contra esa situación desagradable. De esta actitud bi-escindida derivan 3 orientaciones de desarrollo. La primera lleva al extrañamiento respecto a la sexualidad, en la cual, al enfrentarse a la inferioridad con respecto al varón, la mujer renuncia a toda sexualidad en general, así como buena parte de su virilidad en otros campos. La segunda es la retención de la masculinidad amenazada, es esta se mantiene la esperanza de poseer en algún momento el pene, también puede terminar en una elección de objeto homosexual. El tercer desarrollo es el que desemboca en la configuración femenina, se toma al padre como objeto y así halla la forma femenina del complejo de Edipo. Por lo tanto, dicho complejo no es destruido o sepultado por el influjo de la castración como en el caso de los niños, sino que es creado por él.

*2. Basándose en el texto “El fetichismo” desarrolle la relación entre el horror a la castración y la constitución del objeto fetiche.

El fetiche en si mismo, si bien el sujeto sabe que es algo anormal, rara vez lo sienten como un síntoma que provoque padecimientos. El fetiche es el sustituto del falo de la mujer, mas precisamente de la madre, en que el varón ha creído y al que no quiere renunciar. El niño se rehusó darse por enterado de un hecho de su percepción, a saber, que la mujer no posee pene, ya que de ser así, si la mujer está castrada, su propia posesión de pene corre peligro. No es del todo correcto que tras la observación de la mujer el niño haya salvado para si su creencia en el falo de aquella, la ha conservado, pero también la ha resignado, es decir, por un lado cree que la mujer tiene pene, pero por otro lado tiene la evidencia de que eso no es correcto. En el conflicto entre la percepción indeseada y la intensidad del deseo contrario se ha llegado a un compromiso como solo es posible bajo las leyes del pensamiento inconciente. En lo psíquico la mujer sigue teniendo pene, pero este ya no es el mismo que antes era. Algo otro lo ha remplazado, fue designado su sustituto, por así decir, que entonces hereda el interés que se había dirigido al pene. Ese interés experimenta un extraordinario aumento porque el horror a la castración se ha erigido un monumento recordatorio con la creación de ese sustituto. En otras palabras, tras la contradicción del pensamiento inconciente de que la mujer posee pene y el hecho perceptivo que demuestra lo contrario se llega a un acuerdo, en el cuál la figura del pene femenino es sustituida por otro objeto o parte del cuerpo, el cual es el fetiche. Este es lo que permanentemente hace recordar a la castración, aunque sea inconcientemente. Ahora se tiene una visión panorámica de lo que el fetiche rinde y porque se lo mantiene. Perdura como el signo del triunfo sobre la amenaza de castración y de la protección contra ella, y le ahorra al fetichista el devenir homosexual, en cuanto presta a la mujer aquel carácter por el cual se vuelve soportable como objeto sexual. A ninguna persona del sexo masculino se le ahorra el terror a la castración al ver los genitales femeninos, pero no se explica el motivo por el cual algunos se vuelven homosexuales, otros fetichistas y la gran mayoría lo supera.

*3. Desarrolle la secuencia: jefe de la horda, asesinato del padre, obediencia retrospectiva, según “Tótem y tabú”

El jefe de la horda es el padre. Este es violento, celoso, se reserva todas las mujeres para él y expulsa a los hijos varones cuando crecen. Un día los hermanos expulsados se alinearon, mataron y devoraron al padre, y así pusieron fin a la horda paterna. Unidos osaron hacer y llevaron a cabo lo que individualmente les habría sido imposible. El violento padre primordial era el modelo envidiado y temido de cada uno de los miembros de la banda de hermanos. El acto de la decoración consuma su identificación con él, cada uno se apropia de una parte de su fuerza. Odiaban a ese padre que tan grande obstáculo significaba para su necesidad de poder y sus exigencias sexuales, pero también lo amaban y admiraban. Tras eliminarlo, tras satisfacer su odio e imponer su deseo de identificarse con el, forzosamente se abrieron paso las mociones tiernas avasalladas entretanto. La hazaña no pudo satisfacerse plenamente a ninguno de los hermanos, ya que ninguno ocupó en si el lugar del padre muerto. La necesidad sexual no une a los varones, sino que provoca conflictos entre ellos, cada hermano habría querido ocupar el lugar del padre y tener a todas las mujeres para él, pero cada uno sabía que quien ocupara ese lugar correría la misma suerte que el padre. Lugo de la muerte de este, aconteció el arrepentimiento, en forma de una conciencia de culpa que coincidía con el arrepentimiento sentido común. Así, el muerto se volvió más fuerte de lo que fue en vida. Lo que antes él había impedido con su existencia, los hermanos mismos se lo prohibieron ahora en la situación psíquica de la obediencia de efecto retardado u obediencia retrospectiva. Revocaron su hazaña declarando no permitida la muerte del sustituto paterno, el tótem, y renunciaron a sus frutos denegándose las mujeres liberadas. Así, desde la conciencia de culpa del hijo varón, ellos crearon los 2 tabúes esenciales del totemismo, asesinato del padre e incesto. Así surgió la religión totemista, de la conciencia de culpa de los hijos varones como un intento de calmar ese sentimiento y apaciguar al padre ultrajado mediante la obediencia de efecto retardado. Esta obediencia retrospectiva es el obedecer al padre luego de muerto.

4. ¿Cuál es el nuevo modelo pulsional que Freud introduce en “Más allá del Principio del placer? Desarrolle.

Anteriormente la meta propuesta por el psicoanálisis era el devenir conciente de lo inconciente. Pero Freud se encontró con que el enfermo no podía recordar todo lo que en él había reprimido. Más bien se observaba que era forzado a repetir lo reprimido como vivencia presente, en vez de recordarlo en calidad de recuerdo. En este punto la anterior neurosis se transforma en una nueva, la neurosis de transferencia. Lo que esta compulsión hace revivenciar son vivencias pasadas que no contienen posibilidad alguna de placer, ni siquiera en aquel momento pudieron ser satisfacciones, ni siquiera de las mociones pulsionales reprimidas desde entonces. Los neuróticos reviven en la transferencia ocasiones indeseadas y situaciones afectivas dolorosas de la infancia, reanimándolas con gran habilidad. Se trata de la acción de pulsiones que estaban destinadas a conducir a la satisfacción, pero que ya desde aquel momento no la produjeron, sino que conllevaron únicamente al displacer, esto indica que hay un más allá del principio de placer. Esto se refiere a la pulsión mortífera, la pulsión de muerte, que es la contraria a la pulsión de vida. El nuevo modelo pulsional está formado por la pulsión de vida versus la pulsión de muerte, aunque ninguna de las dos se encuentre pura. Hay una necesidad de castigo primaria, placer en el dolor, que está en el núcleo mismo, esta en la constitución misma, una búsqueda de lo peor.

*5. Exponga las tres fases de la construcción que realiza Freud de la fantasía “Pegan a un niño”.

La fantasía de paliza solo aparece hacia el final o después del periodo de la infancia que va de los 2 a los 4 o 5 años. Pero ellas tienen una prehistoria, recorren un desarrollo y corresponden a un resultado fina y no a una exteriorización inicial. La historia evolutiva de la fantasía no es nada simple, en el transcurso su mayor parte cambia más de una vez, su vínculo con la persona fantaseadora, su objeto, contenido y significado. Para poder describir las 3 fases de la fantasía en la que un niño es golpeado se utiliza material de pacientes del sexo femenino.

La primear fase de las fantasías de paliza en niñas corresponde a una época muy temprana de la infancia. El niño azotado nunca es el fantaseador, lo más común es que sea otro niño, casi siempre un hermanito si lo tiene. Esta fantasía no es masoquista, se la llamaría sádica, pero el que fantasea tampoco es el que pega. En cuanto a este, lo que se puede saber es que tampoco es otro niño, sino un adulto indeterminado, que más tarde es reconocible claramente como el padre de la niña. Es una representación agradable en la que el padre le pega a un niño odiado, eso quiere decir “el padre no ama a ese otro niño, me ama solamente a mi”, es evidente que la fantasía satisface los celos del niño y que depende de la vida amorosa así como también recibe vigoroso apoyo de sus intereses egoístas, por eso es dudoso que se la pueda calificar puramente sexual, pero tampoco llamarla sádica. Esta primera fase se formula mediante el enunciado “el padre pega al niño”. Entre la primera y segunda fase se consuman grandes cambios. La persona que pega sigue siendo la misma pero el niño azotado a devenido otro, por lo regular el niño fantaseador mismo, la fantasía se ha teñido de placer en alto grado

En la segunda fase el enunciado sería “yo soy azotado por el padre”. Esta es la fase más importante y grávida en consecuencias de todas, pero en cierto sentido puede decirse que nunca ha existido realmente. En ningún caso es recordada, nunca ha llegado a devenir conciente. Se trata de una construcción del análisis, pero necesaria. Las mociones incestuosas de la primera fase se reprimen y junto a este proceso aparece una conciencia de culpa inequívocamente anudada a esos deseos incestuosos. Esa conciencia de culpa no sabe hallas castigo más duro que la inversión de papeles del niño azotado, “no, no te ama a ti, pues te pega”. Entonces la fantasía de esta segunda fase pasaría a ser la expresión directa de la conciencia de culpa ante la cual ahora sucumbe el amor por el padre. Así la fantasía a devenido masoquista. Esta es la de ser uno mismo azotado por el padre, y por regla general permanece inconciente, probablemente a consecuencia de la intensa represión.

La tercera fase se acerca más a la primera, tiene el texto conocido por la comunicación de las pacientes. La persona que pega nunca es la del padre, o se la deja indeterminada como en la primera fase o es investida por un subrogado del padre como por ejemplo un maestro. La persona del niño fantaseador ya no sale a la luz en la fantasía de paliza, solo si se les pregunta con insistencia las pacientes dirán “probablemente yo estoy mirando”. Con mucha frecuencia los azotados en las fantasías de las niñas son varones, pero ninguno le resuelta familiar. La fantasía es ahora la portadora de una excitación intensa, inequívocamente sexual, y como tal procura una satisfacción onanista. La configuración definitiva de la fantasía en esta fase es que el niño fantaseador sigue apareciendo a lo sumo como espectador, y el padre se conserva en la figura del maestro u otra autoridad. Ahora la fantasía parece haberse vuelto al sadismo, “el padre pega al otro niño, solo me ama a mi”. Sin embargo solo la forma de esta fantasía es sádica, la satisfacción que se gana con ella es masoquista, los muchos niños a quienes el maestro azota son sólo sustituciones de la persona propia. Que los niños azotados sean varones es común tanto en niñas como en niños.

*6. Basándose en la reestructuración que realiza Freud del aparato psíquico conocido como “segunda tópica” desarrolle qué entiende por “vasallajes del yo”.

Desde un punto de vista tópico, el yo se encuentra en una relación de dependencia, es decir, avasallado, tanto respecto a las reivindicaciones del ello como a los imperativos del syo y a las exigencias de la realidad. Por la expresión de que el yo se encuentra avasallado, entiendo que explica el hecho de que, aunque se presente como mediador, encargado de los intereses de la totalidad de la persona, su autonomía es puramente relativa. Frente a los problemas económicos que de esto derivan se vislumbra que a menudo son tan grandes las exigencias del ello y el syo que el oprimido yo puede quedar paralizado frente a sus otras tareas y para conservar su norma debe aferrarse a la realidad objetiva. El yo es un ciervo sometido a tres presiones, tironeado desde el mundo exterior para adaptarse a sus exigencias de realidad, tironeado por las exigencias pulsionales del ello que buscan satisfacerse y tironeado por la critica del syo que esta todo el tiempo mirándolo críticamente a ver que hace, que piensa, que desea y que siempre esta mal visto lo que el yo hace. El ello y el syo quiebran permanentemente el principio de placer.

 

PRACTICOS

 

*1. ¿Cuáles son los tres referentes que Freud ubica en “Más allá del Principio del placer” que lo llevan a relativizar el gobierno del Principio del placer en el aparato psíquico? Desarrolle alguno de ellos.

Los 3 referentes son, el juego infantil (fort-da), los sueños de las neurosis traumáticas y la compulsión a repetir en la transferencia. En el caso de los sueños de las neurosis traumáticas se reconduce al enfermo, una y otra vez, a la situación del accidente que hizo que estallara la neurosis, de este sueño de despierta con renovado terror, en este caso la función del sueño quedó afectada y desviada de su propósito. En el juego infantil lo que se repite es la parte penosa, el fort, es que tomada como la partida de la madre, situación que nunca puedo haber generado placer.

El enfermo no puede recordar todo lo que en él hay reprimido, más bien se ve forzado a repetir lo reprimido como vivencia presente, en vez de recordarlo. Cuando esto ocurre puede decirse que la neurosis se ha transformado en neurosis de transferencia. Lo que esta compulsión hace revivenciar son vivencias pasadas que no contienen posibilidad alguna de placer, ni siquiera en aquel momento pudieron ser satisfacciones, ni siquiera de las mociones pulsionales reprimidas desde entonces. Los neuróticos reviven en la transferencia ocasiones indeseadas y situaciones afectivas dolorosas de la infancia, reanimándolas con gran habilidad. Se trata de la acción de pulsiones que estaban destinadas a conducir a la satisfacción, pero que ya desde aquel momento no la produjeron, sino que conllevaron únicamente al displacer. En la vida anímica existe realmente una compulsión de repetición que se ubica más allá del principio de placer. La compulsión de repetición aparece como más originaria, más elemental, más pulsional que el principio de placer que ella destrona.

*2. Conceptualice el masoquismo erógeno. Explique por qué afirma Freud que se lo encuentra en el fundamento del masoquismo femenino y del masoquismo moral.

El masoquismo erógeno es también llamado originario o primario, es el placer en el dolor. En el ser vivo la libido se enfrenta con la pulsión de destrucción, es decir, la pulsión de muerte. Esta busca llevar a cada uno de los organismos elementales a la condición de estabilidad orgánica. La tarea de la libido es volver inocua esa pulsión destructora, y para lograrlo lo que hace es desviarla hacia fuera, dirigiéndola a los objetos del mundo exterior. Gran parte de ella es puesta directamente al servicio sexual, es decir, al sadismo, ya que este está al servicio de la función sexual. Pero hay parte de esa pulsión que no obedece a ese traslado hacia fuera  y permanece en el interior del organismo y es allí donde se encuentra el masoquismo erógeno, originario. Este tipo de masoquismo es una mezcla de pulsión de vida y pulsión de muerte, el núcleo mortífero se liga con la vida. Esta mezcla que se produce entre ambas pulsiones nos indica que no podemos contar con una pulsión de vida y una pulsión de muerte puras.

El masoquismo erógeno es el primario, de él se desprenden el masoquismo femenino y el masoquismo moral, es por ello que está en el fundamento. En cuando al masoquismo moral, se dice que es un masoquismo secundario. Cuando la cantidad mortífera es expulsada hacia fuera se dice que es sadismo, pero esa cantidad puede regresar hacia adentro, como un masoquismo secundario. Es decir, la pulsión de destrucción que es proyectada hacia fuera como parte del proceso del masoquismo erógeno, bajo ciertas circunstancias puede ser proyectada hacia adentro nuevamente y el masoquismo secundario se une al masoquismo primario. El masoquismo moral es aparentemente desexualizado, ya que no se lo reconoce como algo que tenga que ver con lo sexual sino como algo relacionado con la moral, el carácter, pero hunde sus raíces en el complejo de Edipo. Por otra parte es impersonalizado, no importa de quien venga el castigo, solo importa el placer que se juega en él. El sentimiento de culpa que se desprende de ese complejo proviene de la necesidad de castigo, la cual es esa cantidad que esta en el núcleo, esa cantidad mortífera que no puede ser expulsada. El masoquismo femenino se basa enteramente en el masoquismo primario, el placer de recibir dolor. Este actúa en el campo de las fantasías, el sujeto toma una posición pasiva, femenina en el sentido de ser dominado, actúa como un niño díscolo, son fantasías erógenas concientes y lo que está en juego es ser tratado como una mujer, es decir, castrado, poseído sexualmente o parir. En este caso el que toma la posición activa es el padre o algún subrogado de este, es como el hacerse golpear.

*3. Explique el masoquismo moral, y relaciónelo con alguno de los tipos de carácter descriptos por Freud.

El masoquismo moral tiene 2 características. La primera es que aparentemente se desexualiza, es decir, es notable por haber aflojado su vinculo con lo que se conoce como sexualidad. La segunda es que se impersonaliza, el padecer como tal es lo que importa, no importa que lo inflija una persona amada o una indiferente, el masoquista ofrece su mejilla toda vez que se presenta la oportunidad de recibir una bofetada. En el masoquismo moral lo que importa es el padecer. Hay una satisfacción en la moral misma. Se trata de un masoquismo secundario porque la pulsión de muerte, antes dirigida hacia fuera, se vuelve hacia uno mismo, es decir, la pulsión de destrucción fue vuelta de nuevo hacia adentro y abate su furia sobre uno mismo. El masoquismo moral se mantiene mediante una negociación entre un SYO sádico y un YO masoquista, es decir, ambos se complementan y aúnan para provocar las mismas consecuencias.

Cuando se dice que el masoquismo moral es aparentemente desexualizado se refiere a que este hunde sus raíces en el complejo de Edipo. Hay una necesidad de castigo primaria, placer en el dolor, que está en el núcleo mismo, esta en la constitución misma, una búsqueda de lo peor. Esta necesidad es anterior al complejo de Edipo y tiene que ver con el goce mortífero, la fuente independiente de desprendimiento de displacer. Luego de esta necesidad, y con el Edipo, se genera un sentimiento inconciente de culpa, es un intento de argumentar, de explicar, esa necesidad de castigo. Para aliviar esa culpa edípica ha una búsqueda de castigo parental exterior, el la cual se busca recibir reprimendas de otro. En el análisis esto se manifiesta en la reacción terapéutica negativa. La satisfacción de ese sentimiento de culpa es lo más fuerte en la ganancia de la enfermedad, es el que más contribuye a la vuelta contra la curación y el no querer resignar la condición de enfermo. Esa ganancia de la enfermedad es primaria ya que no es voluntaria y es inconciente.

El rasgo de carácter que más se relaciona con el masoquismo moral es el de los que delinquen por conciencia de culpa. Los pacientes sienten un alivio al ejecutar acciones prohibidas, esto es un argumento para justificar la culpa, en otras palabras, las fechorías cometidas se consumaban por el solo hecho de ser prohibidas y porque al ejecutarlas se sentía un cierto alivio anímico para el sujeto, por lo menos la conciencia de culpa quedaba ocupada de algún modo. La conciencia de culpa preexistía a la falta, es decir, la falta proviene del sentimiento de culpa. Pero como se dijo anteriormente, esa culpa se desprende del complejo de Edipo, frente a los 2 grandes propósitos de este, matar al padre y tener una relación incestuosa con la madre. Gracias a dicho complejo se adquiere la conciencia moral y los delitos tapan de alguna manera esos deseos edípicos.

*4. Explique el papel de la castración como motor de la defensa. Relacione con la formación de síntomas.

En la neurosis obsesiva es donde mejor se puede observar que el complejo de castración es el motor de la defensa, y que ella recae sobre las aspiraciones del complejo de Edipo. En todas las neurosis, la angustia de castración genera la defensa como represión, entendiendo la represión como una forma de defensa. Los síntomas de la neurosis obsesiva son en general de 2 clases y de contrapuesta tendencia. Por un lado están las prohibiciones, medidas precautorias, penitencias, es decir, de naturaleza negativa. Y por otro lado están las satisfacciones sustitutivas, es decir, de naturaleza positiva. Los síntomas de naturaleza positiva y negativa de a poco se van enlazando y esto es un triunfo, el negativo es el más antiguo, rechazador, punitorio, pero cuando la enfermedad se prolonga prevalecen las satisfacciones, que burlan toda defensa. Por eso se dice que es un triunfo de la formación de síntomas que se logre alcanzar la prohibición con la satisfacción. Disfrutar de ponerse penitencias, prohibiciones, el triunfo de enlazar las prohibiciones con la satisfacción lo hace la tendencia a la síntesis del YO. La situación inicial de la neurosis obsesiva es la misma que en la histeria, a saber, la necesaria defensa contra las exigencias libidinosas del complejo de Edipo, pero la configuración ulterior no es la misma, esta es alterada decisivamente por un factor constitucional, la organización genital de la libido demuestra ser endeble y muy poco resistente. Cuando el yo da comienzos a sus intentos defensivos, el primer intento que se propone como meta es rechazar en todo o en parte la organización genital de la fase fálica hacia el estado anterior, sádico-anal. Como se dijo anteriormente, la defensa recae sobre las aspiraciones del complejo de Edipo. Luego se cae en un periodo de latencia, el cual se caracteriza por el sepultamiento del complejo de Edipo, la creación o consolidación del SYO y la creación de las barreras éticas en el interior del YO. En la neurosis obsesiva estos procesos rebasan la medida normal. En el curso de este periodo de latencia, la defensa contra la tentación onanista parece ser considerada tarea principal. Esta lucha produce una serie de síntomas, que se repiten de manera típica en las más diversas personas y presentan en general el carácter de ceremonial. La tendencia en general de la formación de síntomas en la neurosis obsesiva consiste en procurar cada vez más espacio a la satisfacción sustitutiva a expensas de la denegación, es decir, el YO engloba a los síntomas extraterritoriales y disfruta de ellos. Esos mismos síntomas que originalmente significaban limitaciones del YO cobran más tarde, por la inclinación del YO a la síntesis, el carácter de unas satisfacciones. Así, el resultado de este proceso, que se aleja cada vez más del proceso defensivo inicial, es un YO extremadamente limitado que se ve obligado a buscar sus satisfacciones en los síntomas.

*5. Diferencie y explique los dos aspectos de la lucha defensiva del yo: aislamiento del síntoma e incorporación del síntoma. Ejemplifique.

El YO es la parte organizada del ELLO, se hace cargo de la represión y tiene la suficiente fuerza para desviar la pulsión. En la situación inicial de la represión, la moción pulsional por reprimir permanece aislada, el proceso que por obra de la represión ha devenido en síntoma afirma su existencia fuera de la organización yoica y con independencia de ella. También sus retoños gozan de la misma extraterritorialidad,  cada vez que se encuentren por vía asociativa con sectores de la organización yoica cabe la posibilidad de que los atraigan, y con esa ganancia, se extiendan a expensas del yo. El síntoma en el caso del aislamiento es egodisntónico. Aquí hay una ganancia primaria. Este tipo de síntomas es de naturaleza negativa, es decir, son punitorios, prohibiciones, penitencias. El yo es una organización, se basa en el libre comercio y en la posibilidad de influjo recíproco entre todos sus componentes. Su energía desexualizada revela todavía su origen  en su aspiración a la ligazón y la unificación, y esta compulsión a la síntesis aumenta a medida que el YO se desarrolla más vigoroso. Así se comprende que el YO intente  cancelar la ajenidad y el aislamiento del síntoma, aprovechando toda oportunidad para ligarlo de algún modo a si e incorporarlo a su organización mediante tales lazos. El síntoma en el caso de la incorporación es egosintónico. Aquí hay una ganancia secundaria, ya que el yo trata de sacarle la mayor ventaja al síntoma. Este tipo de síntomas son de naturaleza positiva, es decir, hay satisfacciones sustitutivas.

6. Defina el peligro para el aparato psíquico, y articúlelo con las dos modalidades de la angustia que plantea Freud en “Inhibición, síntoma y angustia”.

Anteriormente Freud creía que la angustia se generaba de manera automática en todos los casos mediante un proceso económico. Luego formuló que la angustia es algo sentido, un estado displacentero particular con acciones de descarga que siguen determinadas vías. La angustia se genera frente a un estado de peligro, y se volverá a reproducir regularmente cuando ese estado vuelva a presentarse. Hay 2 posibilidades de emergencia de angustia. Una desacorde al fin, con una nueva situación de peligro, y otra acorde al fin, es decir, para señalarlo y prevenirlo. La angustia se presenta frente a la ausencia de objeto. La situación que valora como peligro y de la cual quiere resguardarse es la de la insatisfacción, el aumento de la tensión de necesidad, frente a la cual es impotente. La función de la angustia es ser una señal para la evitación de la situación peligrosa. Los síntomas son creados para evitar la situación de peligro que la angustia señala.

 

 SEMINARIOS

 

*1. ¿Cómo fundamenta Freud la “alteración del yo” en “Análisis terminable e interminable”?

La situación analítica consiste que el analista se alíe con el yo de la persona objeto a fin de someter sectores no gobernados de su ello, es decir, de integrarlos en la síntesis del yo. La alteración del yo se refiere a que tan cerca o tan lejos se encuentra el yo de una persona a un yo norma o un yo anormal, dejando en claro que no existe un yo normal completamente. La alteración del yo es originaria y es adquirida, en el sentido de que si se la adquiere, es sin duda en el curso del desarrollo de las primeras épocas de la vida. La alteración del yo es adquirida, ya que se defiende de un peligro, y es no constitutiva. El yo se altera por el modo que se enfrenta con el ELLO, el SYO y la realidad exterior. Su posición de defensa ante ellos lo vuelve esclavo. El yo tiene que cumplir con la tarea de mediar entre su ello y el mundo exterior al servicio del principio de placer, precaver al ELLO de los peligros del mundo exterior. El yo se vale de diversos procedimientos para cumplir su tarea que consiste es evitar el peligro, la angustia y el displacer. Estos son los mecanismos de defensa. Estos mecanismos sirven al propósito de apartar peligras, es incuestionable que lo consigue, pero el yo, durante el desarrollo, puede no renunciar por completo a ellos, sino que estos mismos se convierten en peligros. El resultado es que el yo a pagado un precio muy alto. La manera de defenderse del peligro luego se fija, como modo esteriotipado de defensa. Es decir, estos mecanismos se fijan en el interior del yo, devienen unos modos regulares de reacción de carácter, que durante toda la vida se repiten tan pronto como retorna una situación parecida a la originaria. A esos mecanismos de defensa fijados se los llama infantilismos, se fijan como reacciones de carácter, con un costo para el yo, este es limitado. El yo fortalecido del adulto sigue defendiéndose de unos peligros que ya no existen en la realidad objetiva, y aún se ve esforzado a rebuscar aquellas situaciones de la realidad que puedan servir como sustitutas aproximados de ese peligro originario, a fin de justificar su aferramiento a los modos habituales de reacción. Al fijarse los mecanismos de defensa ya no actúan frente a un peligro real, se vuelven en si mismos peligros y buscan defenderse de peligros que no existen para explicar esa fijación, es decir, para poder justificar esa fijación,  los mecanismos de defensa buscan sustitutos del peligro real. En esto juega un papel la satisfacción masoquista, ya que ese modo de defenderse provoca satisfacción. Los mecanismos de defensa frente a antiguos peligros retornan en la cura como resistencias al restablecimiento. La curación misma es tratada por el yo como un nuevo peligro.

2. Desde la perspectiva económica explique el modo de incidencia en el trabajo analítico de las resistencias del Ello.

La resistencia de ELLO es la inercia psíquica, la respuesta esteriotipada por los mecanismos de defensa, tiene que ver con la destrucción, con la pulsión de muerte. Lon los trastornos económicos tienen que ver con la liberación hipertrófica de cantidades de pulsión de destrucción. Las respuestas esteriotipadas son los mecanismos de defensa que el sujeto utilizó en su infancia, en el trabajo analítico esto aparece como resistencias al restablecimiento, la cura como un nuevo peligro, el analista encarna lo extraño y lo peligroso y cae la creencia que se le tenia, es decir, no le cree nada. Hay de parte del paciente u aferramiento a los mecanismos de defensa, esto tiene que ver con el ELLO. Hay personas a quines se le atribuye una particular viscosidad de la libido. Los procesos de cura que comienzan con ella parecen ser mucho más lentos ya que no se quiere renunciar a las investiduras libidinales de un objeto y desplazarlas a uno nuevo. Hay casos contrarios, el los cueles la libido aparece con una movilidad, entra con rapidez en las investiduras nuevas propuestas por el analista  y resigna a cambio las anteriores, aunque esto no dura mucho. En otros casos se produce un agotamiento de la plasticidad, en el análisis se está preparado para hallar cierto grado de inercia psíquica, cuando el trabajo analítico ha abierto caminos nuevos a la moción pulsional, se observa que siembre es con una nítida vacilación. A esta conducta es lo que se llama resistencia del ello.

*3. ¿Cuál es el fundamento de la llamada “roca de base” como problemática del final de análisis?

Hay 2 temas que se destacan en el análisis terapéutico y dan guerra al analista en medida desacostumbrada. Ambos están ligados a la diferencia de los sexos, uno es tan característico del hombre como lo es el otro de la mujer. A pesar de la diversidad de su contenido, ambos son correspondientes manifiestos. Esos 2 temas en recíproca correspondencia son, para la mujer la envidia del pene y para el hombre la revuelta contra su actitud pasiva o femenina hacia otro hombre. Esa es la conducta de ambos frente al complejo de castración. La roca base es la resistencia que está en la base y tiene que ver justamente con la diferencia de los sexos. Si bien la castración está en ambos, se presenta de diferente manera. En la trasferencia se presenta como obstáculos. En la mujer la envidia del pene en la transferencia aparece como renegación, esto se manifiesta en modo de reclamo porque se busca en el otro, y en la trasferencia se presenta como reclamo de amor al analista.

En el varón, la aspiración de masculinidad aparece desde el comienzo mismo y es por entero acorde al yo. La actitud pasiva, puesto que presupone la castración, es enérgicamente reprimida, y muchas veces sólo unas sobrecompensaciones excesivas señalan su presencia. En el caso de la mujer, el querer alcanzar la masculinidad es acorde con el yo en cierta época (fase fálica) antes del desarrollo hacia la feminidad. Pero luego sucumbe a aquel sustantivo proceso de represión, de cuyo desenlace dependen los destinos de la feminidad. Lo que en ambos casos cae bajo la represión es lo propio del sexo contrario. En ningún momento del trabajo analítico se padece más bajo el sentimiento opresivo de un empeño que se repite infructuosamente, bajo la sospecha de predicar en el vacío, que cuando se requiere mover a las mujeres a resignar su deseo del pene por irrealizable, y cuando se pretende convencer a los hombres de que una actitud pasiva frente al varón no siempre tiene que ver con la castración y es indispensable en muchos vínculos de la vida. De la sobrecompensación desafiante del varón deriva una de las más fuertes resistencias transferenciales. El hombre no quiere someterse a un sustituto del padre, no quiere estar obligado a agradecerle y por eso no quiere aceptar del médico la curación. No puede establecerse una transferencia análoga desde el deseo del pene de la mujer, en cambio, de esa fuente provienen estallidos de depresión grave, por la certeza interior de que la cura analítica no servirá para nada y de que no es posible obtener remedio.

Lo decisivo es que la resistencia no permite que se produzca cambio alguno, que todo permanece como es. A menudo se tiene la impresión de haber atravesado todos los estratos psicológicos y llegado, con el deseo del pene y la protesta masculina, a la roca base y, de este modo, al término de su actividad. Y así tiene que ser, pues para lo psíquico lo biológico desempeña realmente el papel del basamento rocoso subyacente, es decir, es un hecho biológico con consecuencias psíquicas. Encontrarse con la roca base es el no querer saber, es la manera en que el neurótico no quiere enfrentar la diferencia de los sexos. El punto es que el sujeto cambie la manera de ver la situación y no que domine el complejo de castración mismo.

*4. Dé cuenta del concepto de construcción en su relación con el límite a la interpretación y el límite a lo recordable.

La interpretación esta del lado del inconciente dinámico, la asociación libre, la verdad inconciente y el retorno de lo reprimido, es lo que se puede descifrar, interpretar es descifrar, el paciente es llevado a recordar lo que estaba reprimido. Interpretación se refiere a lo que se emprende con un elemento singular del material, a saber, una ocurrencia, una operación fallida, etc. Construcción es cuando al analizado se le presenta una pieza de su prehistoria olvidada. El analista tiene que colegir lo olvidado desde indicios, es decir, tiene que construir desde los restos que no entran en la cadena asociativa. El trabajo de construcción muestra similitudes con el trabajo del arqueólogo, ya que tiene que exhumar piezas destruidas y sepultadas. Pero el analista dispone de más material auxiliar, ya que trabaja con restos vivos y no a un objeto destruido. La construcción se realiza a partir de jirones de recuerdo, unas asociaciones y exteriorizaciones activas del analizado. Para el análisis la construcción es solo una labor preliminar. La construcción como herramienta da cuenta e un inconciente libidinal que se ubica en el límite entre lo que se puede y no se puede recordar. Lo más importante de la construcción no es que el paciente recuerde la escena que se le presenta, ni siquiera que sea verdadera, lo que realmente importa es el efecto que esa construcción provoca en el analizado. Es decir, la construcción no es armar un recuerdo que el paciente no recuerda, sino que el efecto que de ella se desprenda, que aparezca una frase en particular, ese es el valor de la construcción. Equivocarse en la construcción no produce daño alguno, solo perdida de tiempo y que el paciente no se sienta tocado por ella. Luego de presentar la construcción Freud dice que puede haber una apertura del inconciente y que regresarían las asociaciones libres, pero esto no tendría diferencia alguna con la interpretación, lo que actuaría en ese caso sería la represión ya que lo que se afecta es el inconciente dinámico y no el inconciente libidinal. Si la construcción es falsa no modifica en nada al paciente, pero si es correcta o se aproxima a la verdad, él reacciona frente a ella con un inequívoco empeoramiento de sus síntomas y de su estado general, esto sería la reacción terapéutica negativa, el empeoramiento en la cura, y es el indicador de que se está acercando a la verdad. Pero si bien se acerca al núcleo de la verdad no es de manera positiva, sino que es lo contrario, el intento es negativo ya que hay un reforzamiento de los síntomas. La construcción eficaz afecta al punto de fijación mismo, los recuerdos hipernítidos son los que aparecen, se afecta el núcleo del síntoma, que es la necesidad de castigo, porque se da una conmoción de las fijaciones, es decir, se afectan las fijaciones y cambian el síntoma.

*5. Explique por qué los mecanismos de defensa se constituyen en resistencias y llevan a que la cura misma sea tratada por el yo como un nuevo peligro.

El yo se vale de diversos procedimientos para cumplir su tarea que consiste es evitar el peligro, la angustia y el displacer. Estos son los mecanismos de defensa. Estos mecanismos sirven al propósito de apartar peligros, es incuestionable que lo consigue, pero el yo, durante el desarrollo, puede no renunciar por completo a ellos, sino que estos mismos se convierten en peligros. El resultado es que el yo a pagado un precio muy alto. La manera de defenderse del peligro luego se fija, como modo esteriotipado de defensa. Es decir, estos mecanismos se fijan en el interior del yo, devienen unos modos regulares de reacción de carácter, que durante toda la vida se repiten tan pronto como retorna una situación parecida a la originaria. A esos mecanismos de defensa fijados se los llama infantilismos, se fijan como reacciones de carácter, con un costo para el yo, este es limitado. El yo fortalecido del adulto sigue defendiéndose de unos peligros que ya no existen en la realidad objetiva, y aún se ve esforzado a rebuscar aquellas situaciones de la realidad que puedan servir como sustitutas aproximados de ese peligro originario, a fin de justificar su aferramiento a los modos habituales de reacción. Los mecanismos de defensa frente a antiguos peligros retornan en la cura como resistencias al restablecimiento. La curación misma es tratada por el yo como un nuevo peligro. Durante el trabajo analítico el yo se sale del pacto por el cual acordó dejar al descubierto al ello, y por esto no se puede esperar del paciente una convicción sólida sobre el poder analítico. El analista es ahora un hombre extraño que le dirige al paciente desagradables propuestas, y este se comporta frente a aquel como un niño a quien el extraño no le gusta, no le cree nada. En ningún momento del trabajo analítico se padece más bajo el sentimiento opresivo de un empeño que se repite infructuosamente, bajo la sospecha de predicar en el vacío, que cuando se requiere mover a las mujeres a resignar su deseo del pene por irrealizable, y cuando se pretende convencer a los hombres de que una actitud pasiva frente al varón no siempre tiene que ver con la castración y es indispensable en muchos vínculos de la vida. Estas son resistencias no solo contra el hacer conciente los contenidos del ello, sino también contra el análisis en general y, por ende, contra la curación misma. Lo decisivo es que la resistencia no permite que se produzca cambio alguno, que todo permanece como es. A menudo se tiene la impresión de haber atravesado todos los estratos psicológicos y llegado, con el deseo del pene y la protesta masculina que son las respuestas a la angustia de castración de hombres y mujeres, a la roca base y, de este modo, al término de su actividad. Encontrarse con la roca base es el no querer saber.

6. ¿Cuál es el modo de presentación clínica de la resistencia del Súper Yo? Desarrolle.

La resistencia del SYO se presenta en la clínica en la llamada reacción terapéutica negativa, que aparece hacia el final de análisis y tiene que ver con un reafirmamiento del paciente en su padecimiento. Se encuentra íntimamente ligado con el masoquismo moral, en tanto que se trata de un modo de satisfacción en el dolor o en el padecimiento de su enfermedad que el paciente se resiste a abandonar. Hay una necesidad de castigo primaria, placer en el dolor, que está en el núcleo mismo, esta en la constitución misma, una búsqueda de lo peor. Esta necesidad es anterior al complejo de Edipo tiene que ver con el goce mortífero, la fuente independiente de desprendimiento de displacer. Luego de esta necesidad, y con el Edipo, se genera un sentimiento inconciente de culpa, es un intento de argumentar, de explicar, esa necesidad de castigo. Para aliviar esa culpa edípica ha una búsqueda de castigo parental exterior, el la cual se busca recibir reprimendas de otro. En el análisis esto se manifiesta en la reacción terapéutica negativa. La satisfacción de ese sentimiento de culpa es lo más fuerte en la ganancia de la enfermedad, es el que más contribuye a la vuelta contra la curación y el no querer resignar la condición de enfermo. Esa ganancia de la enfermedad es primaria ya que no es voluntaria y es inconciente.

 

RELACION

 

*1. ¿Por qué Freud afirma que en el masoquismo moral, la moral es resexualizada? Vincule con la reacción terapéutica negativa.

El masoquismo moral es aparentemente desexualizado ya que aparenta tener relación con la moral, con los rasgos de carácter, parece haber aflojado todo vínculo con lo que se conoce como sexualidad, pero este hunde sus raíces en el complejo de Edipo. Hay una necesidad de castigo primaria, placer en el dolor, que está en el núcleo mismo, esta en la constitución misma, una búsqueda de lo peor. Esta necesidad es anterior al complejo de Edipo y tiene que ver con el goce mortífero, la fuente independiente de desprendimiento de displacer. Luego de esta necesidad, y con el Edipo, se genera un sentimiento inconciente de culpa, es un intento de argumentar, de explicar, esa necesidad de castigo. Para aliviar esa culpa edípica ha una búsqueda de castigo parental exterior, el la cual se busca recibir reprimendas de otro. En la moral el acento recae sobre el sadismo acrecentado del SYO, al cual el YO se somete. En el caso del masoquismo moral, el masoquismo es propio del YO, el cual pide castigo, sea del SYO o de los padres. En los 2 casos se trata de una relación entre el YO y el SYO y en ambos hay una necesidad que se satisface mediante el castigo y padecimiento. La conciencia moral y la moral misma nacieron por la desexualización del complejo de Edipo, pero mediante el masoquismo moral, la moral es resexualizada, el complejo de Edipo es reanimado, se abre la vía para la regresión de la moral al complejo de Edipo. En el análisis esto se manifiesta en la reacción terapéutica negativa, esta es la resistencia del SYO. La satisfacción de ese sentimiento de culpa es lo más fuerte en la ganancia de la enfermedad, es el que más contribuye a la vuelta contra la curación y el no querer resignar la condición de enfermo. Esa ganancia de la enfermedad es primaria ya que no es voluntaria y es inconciente. Frente a los progresos en la cura, toda solución parcial, cuya consecuencia debería ser una mejoría o una suspensión temporal de los síntomas, provoca en los pacientes un refuerzo momentáneo de su padecer, empeoran en el curso del tratamiento en vez de mejorar. Lo que prevalece es la necesidad de estar enfermo en vez de la voluntad de curación. Se llega  a la conclusión de que se trata de un factor moral, de un sentimiento de culpa que halla su satisfacción en la enfermedad y no quiere renunciar al castigo de padecer.

*2. Relacione la reintroducción del concepto de defensa con la clínica de la neurosis obsesiva.

Defensa abarca todo medio por el cual el YO se defiende de un peligro. La represión es uno de los mecanismos de defensa. En génesis de la neurosis obsesiva  se encuentra la regresión, esta es una defensa contra las exigencias libidinosas del complejo de Edipo. Por eso cuando el yo da comienzo a sus intentos defensivos, lo primero que se propone es rechazar en todo o en parte la organización genital de la fase fálica hacia el estadio anterior, sádico-anal. Este es un mecanismo de la defensa que se da cuando la represión  tropieza con dificultades. En la formación de síntomas de la neurosis obsesiva hay otros 2 mecanismos que actúan, anulación y aislamiento, estos corresponden a técnicas auxiliares que salen a primer plano cuando la ejecución de la represión tropieza con dificultades. En la neurosis obsesiva nos encontramos con la anulación sobre todo en los síntomas de 2 tiempos, en los cuales el segundo acto cancela al primero como si nada hubiera acontecido, cuando en la realidad afectiva acontecieron ambos. En esta tendencia el suceso de una vivencia traumática se revela como una de las principales fuerzas motrices de la formación de síntomas. Así se verá una técnica motriz de la defensa. La técnica del aislamiento también recae sobre esa técnica motriz. Ella consiste en que tras un suceso desagradable se intercala una pausa en la que no está permitido que pase algo, no es hace ninguna percepción ni se ejecuta ninguna acción.

El concepto de defensa abarcara todos aquellos procesos que tienen el mismo objetivo, a saber, la protección del YO frente a exigencias pulsionales, y reducir la represión solo a un caso particular de defensa. Por lo tanto el termino defensa se lo debe utilizar para designar a todas las técnicas de las que el yo se vale en sus conflictos, y que generalmente llevan a la neurosis. Por lo cual se lo debe diferenciar del concepto de represión ya que este solo es uno de los mecanismos particulares de la defensa.

3. ¿Cuál es la relación entre “envidia del pene” y “amenaza de castración” con la “desestimación de la femineidad”?

La envidia del pene es la manera que tiene la mujer de enfrentarse al complejo de castración. En la trasferencia se presenta como obstáculos, la envidia del pene en la transferencia aparece como renegación, esto se manifiesta en modo de reclamo porque se busca en el otro, y en la trasferencia se presenta como reclamo de amor al analista. La castración en la mujer es de manera muy diferente al niño. Ella reconoce el hecho de su castración y así la superioridad del varón y su propia inferioridad, pero también se revuelve contra esa situación desagradable. De esta actitud bi-escindida derivan 3 orientaciones de desarrollo. La primera lleva al extrañamiento respecto a la sexualidad, en la cual, al enfrentarse a la inferioridad con respecto al varón, la mujer renuncia a toda sexualidad en general, así como buena parte de su virilidad en otros campos. La segunda es la retención de la masculinidad amenazada, es esta se mantiene la esperanza de poseer en algún momento el pene, también puede terminar en una elección de objeto homosexual. El tercer desarrollo es el que desemboca en la configuración femenina, se toma al padre como objeto y así halla la forma femenina del complejo de Edipo. Por lo tanto, dicho complejo no es destruido o sepultado por el influjo de la castración como en el caso de los niños, sino que es creado por él. La desestimación femenina se relaciona con el falo como universal.

*4. ¿Por qué Freud se convence de la existencia de un registro más allá del Principio del Placer al considerar la compulsión de repetición en la transferencia?

El enfermo no puede recordar todo lo que en él hay reprimido, más bien se ve forzado a repetir lo reprimido como vivencia presente, en vez de recordarlo. El paciente en la transferencia no recuerda nada de lo reprimido y olvidado sino que lo actúa, lo reproduce como acción en torno a la neurosis de transferencia alrededor de la figura del medico Cuando esto ocurre puede decirse que la neurosis se ha transformado en neurosis de transferencia. Lo que la compulsión de repetición hace vivenciar no puede menos que provocar displacer al yo, puesto que saca a la luz operaciones de mociones pulsionales reprimidas, y de lo que trata el principio de placer es de ahorrar el displacer que provocaría por la liberación de lo reprimido. Lo que esta compulsión a la repetición hace revivenciar son vivencias pasadas que no contienen posibilidad alguna de placer, ni siquiera en aquel momento pudieron ser satisfacciones, ni siquiera de las mociones pulsionales reprimidas desde entonces. Por lo tanto no se trata del mismo displacer del principio de placer, ya que ese es displacentero para un sistema mientras que es satisfacción para el otro. Los neuróticos reviven en la transferencia ocasiones indeseadas y situaciones afectivas dolorosas de la infancia, reanimándolas con gran habilidad. Se trata de la acción de pulsiones que estaban destinadas a conducir a la satisfacción, pero que ya desde aquel momento no la produjeron, sino que conllevaron únicamente al displacer. En la vida anímica existe realmente una compulsión de repetición que se ubica más allá del principio de placer. La compulsión de repetición aparece como más originaria, más elemental, más pulsional que el principio de placer que ella destrona.

5. A partir de la introducción del tercer modelo pulsional, ¿Qué sentido adquiere la definición del síntoma como satisfacción sustitutiva?

El tercer modelo pulsional propone 2 tipos de pulsiones, de vida (Eros)  y de muerte, cuya meta es la destrucción, lo que no puede ser ligado, la enigmática tendencia masoquista del YO. El síntoma como satisfacción sustitutiva se ubica en relación al tercer modelo pulsional, como aquello que es el peor enemigo para el empeño terapéutico, la neurosis implica en si misma una satisfacción, en tanto se trata de un tipo de satisfacción masoquista que tiene que ver con una necesidad de castigo por los deseos Edípicos, es decir, incestuosos y parricidas. El síntoma ya no esta referido a un querer decir un verdad inconciente, sino a la satisfacción que implica, y esto va a marcar los obstáculos mayores para las conclusiones de los análisis.

6. Desarrolle la diferencia que sitúa “Tótem y tabú” respecto de la horda Primordial y la fraterna; y su importancia para pensar el campo de la neurosis.