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2º Parcial A  |  Psicopatología (Cátedra: Schejtman - 2020)  |  Psicología  |  UBA

CASO CLÍNICO:
Sebastián, de dieciséis años, es traído a la primera entrevista por su padre, quien se queja insistentemente de que no hay modo de lograr que su hijo vaya a gimnasia. Describe que desde comienzo de año está raro, que habla lo mínimo necesario y que tiene numerosos rituales y movimientos repetitivos. Antes de este cambio, estaba todo el tiempo junto a su hermano: “hacían las mismas cosas, eran muy parecidos”. Le pido al padre que se retire del consultorio y le pregunto a Sebastián qué le pasa. No sin reticencia, dice: “tengo asco, miedo y odio a la gente, en ese orden”. Le sucede con todas las personas. Solo es eso. En gimnasia se angustia, le agarran temblores cuando “me pasan la pelota”. No quiere ir más. Tiene ideas de matarse sin poder precisar por qué. Como no quiere seguir hablando, lo cito para el día siguiente. Independientemente de la insistencia del padre y conjuntamente con el psiquiatra, se decide extenderle un certificado que lo exima de ir a gimnasia, a la vez que se le confía la responsabilidad de autoadministrarse un ansiolítico cuando lo necesite.
Sebastián empieza a construir diferencias: salvo respecto de sus hermanos menores, tiene “asco-miedo-odio” por todos los demás. Precisa desde cuándo odia a la gente: “a principios de año estaban los directores del colegio dando un discurso sobre las guerras, el micrófono hizo un ruido y la gente se rió. Empecé a odiarlos”. Una semana antes de este episodio, “en una fiesta que hizo mi hermano, unas compañeras de él me miraban y se reían; querían presentármelas, me daban pelota, pero yo no quise. Sentí que mi cuerpo se iba para atrás”. Esa noche los padres lo encontraron a Sebastián deambulando por la calle; no recuerda cómo fue que salió ni hacia dónde iba; dice que fue algo “automático”. Le molesta que cuando llega a un lugar, todos lo miran, como en gimnasia: “cuando me pasan la pelota todos me miran”. Cuenta que odia a la gente del colegio porque son malas personas, se ríen de las desgracias. Le molesta “la mirada penetrante, la que tienen los hombres cuando ven una mujer”. También le molestan los ruidos: “los de las puertas y el teléfono que suena todo el tiempo”. Tras unos meses de tratamiento, en el consultorio empieza a mover un almanaque. Le pregunto por ese ir y venir repetitivo de su mano, y dice: “tengo que confesarte algo, escucho voces”. Cuando las escucha, comienza a mover las cosas de lugar y así logra que no lo molesten. No sin dificultad, empieza a desplegar el texto de las voces: “venganza”, “muerte”, “asesino”. Ante esto, le digo: “¿Y entonces?” En la sesión siguiente dice que se le ocurrió hacer “chistes” con el texto de las voces, por ejemplo: venganza / ven-gansa. Frente a su ocurrencia, me río. Otra ocurrencia: asesino / hace-sí-y-no. Paulatinamente, va conquistando una audiencia más amplia para estos “chistes”: sus hermanos y dos compañeros del colegio. Así, empieza a circular de otro modo. El gusto de Sebastián por los chistes viene desde hace tiempo; tiene guardados cientos de ellos, recortados de los diarios; los lee y repite. Surge entonces un proyecto durante el tratamiento: le gustaría escribir historietas graciosas. Por otro lado, junto a sus compañeros comienza a investigar sobre los extraterrestres y sus historias, ya que Sebastián tiene la certeza de que existen y trae a la sesión informes para leerlos conmigo. Estos extraterrestres tienen una característica especial: cambian su forma frente a la mirada de los seres humanos. Sin haber sido el objetivo del tratamiento, Sebastián vuelve a gimnasia, a la vez que comienza un taller de escritura fuera del colegio.




PREGUNTAS:

1. Sebastián no soporta que "le den pelota". Sitúe las circunstancias en que esto ocurre y relaciónelas con el modo en que Lacan propone el desencadenamiento de una psicosis. Compare con el desencadenamiento de la psicosis de Schreber, indicando cómo formulan ese desencadenamiento Freud y Lacan.

2. ¿Qué recurso puede situar como aquello que sostenía a Sebastián compensado antes del desencadenamiento? Fundamente ese recurso a partir del Seminario 3 de Lacan. Compare con la compensación previa al desencadenamiento de alguno de los casos trabajados en el espacio de comisiones.

3. Elija responder una (sólo una) de estas dos preguntas (debe indicarse claramente cuál se elige, 3a ó 3b):
3.a. ¿Cómo conceptualizaría desde las perspectivas de Lacan y de Clérambault las vivencias que, según refiere Sebastián, le suceden durante y luego de la fiesta que realiza el hermano? Compare el fenómeno corporal que siente Sebastián durante esa fiesta con el estatuto del cuerpo en Joyce, según las elaboraciones que Lacan realiza en el Seminario 23.
3.b. Sebastián dice que escucha voces. Explique por qué ello puede considerarse una consecuencia clínica de la forclusión del nombre del padre. Señale y distinga, en su modo de operación, las diferentes defensas que opone Sebastián frente a la intrusión de esas voces. Indique cómo considera que Sebastián logra construir una estabilización y qué lugar tiene en ello la escritura. Compare con la función de la escritura en Schreber y en Joyce.


 

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