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Psicología Social

Trabajo de campo: Adicciones en Buenos Aires Actual

Cátedra: Seidmann

2° Cuat. de 2007

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INTRODUCCION:

En nuestra actualidad, diferentes teorías intentan explicar de qué manera el individuo se relaciona con la realidad que lo rodea y qué tipo de vínculo los une entre sí. Es evidente que la realidad no es estática, está en continua reconstrucción y que, al mismo tiempo, los individuos también vamos modificando nuestras conductas, nuestras maneras de pensar, nuestra visión sobre diferentes aspectos de esa realidad.

El propósito de este trabajo es poder dar cuenta de esa relación entre el sujeto y la realidad, mediante la temática “Adicciones en Buenos Aires actual”. Nuestro objetivo es dar cuenta de qué manera las personas que viven actualmente en Buenos Aires han construido la imagen del adicto, qué piensan acerca de la adicción y qué características incluyen dentro de este objeto. A la vez, incluiremos recortes o textos de nuestra sociedad y, principalmente, de los medios de comunicación, para obtener una visión en un nivel más amplio sobre este tema.

Nuestro marco de referencia teórico será el construccionismo social y, mediante sus concepciones, intentaremos explicar de qué manera las opiniones de los individuos suponen una construcción a nivel grupal y cómo, al mismo tiempo, esa construcción condiciona las acciones de ellos mismos dentro de su realidad.

Los individuos que utilizaremos como muestra para nuestro trabajo de campo deberán ser mayores de 18 años, sin importar su género, y habitantes de la provincia de Buenos Aires.

Las preguntas que incluiremos en los reportajes serán:

1) ¿Qué es para vos una adicción? ¿Cuáles conocés?

2) ¿Qué factores crees que influyen para que una persona sea adicta?

3) ¿Te consideras un adicto a algo? ¿Por qué?

4) ¿Qué crees que un adicto pretende encontrar en la adicción?

5) ¿Cómo crees que la sociedad reacciona frente al adicto?

Creemos que mediante estos interrogantes podremos identificar, en primer lugar, qué tan amplio es actualmente el concepto de adicción, es decir, qué situaciones son consideradas adicciones en nuestro días; en segundo lugar, de qué manera el lugar en el que uno vive o la situación que lo rodea influye en la adicción y por último cómo, a nivel más global, la sociedad observa esta problemática y la manera en que esa construcción adquiere cierto significado y condiciona nuestra conducta.

 

 

LA ADICCION COMO REALIDAD DE SEGUNDO ORDEN:

Es muy interesante observar cómo con las respuestas adquiridas, se puede entender la manera en que la mayoría de las personas han construido la realidad con respecto a las adicciones. Si la mayor parte de los individuos afirma que la sociedad, generalmente, adopta una postura discriminatoria frente al adicto, está claro que se ha formado una imagen de él como alguien peligroso o diferente, o que podría “desequilibrar” nuestra unidad social.

De esta manera, como ocurría también en el caso de los pseudo pacientes y los pacientes en el caso narrado por Rosenham, el adicto es clasificado con cierta etiqueta de “Drogadicto” y es complicado luego poder liberarse de ese estigma (incluso cuando logra abandonar la adicción, lleva el cartel de “Recuperado”)

Evidentemente, esto complementa la idea de que vivimos en una realidad de Segundo Orden, que somos nosotros quienes le damos los significados específicos a las cosas; nosotros hemos construido la imagen del adicto, el cual, en la mayoría de los casos, es asociado con las drogas, dato claramente fundamental, ya que ésta visión va a condicionar el resto de las respuestas de nuestra investigación. Por ejemplo, es evidente que decir que la sociedad discrimina al adicto, hace referencia a que la mayor parte de los encuestados no tenía en su cabeza, al momento de responder, a un adicto al tabaco, por ejemplo, caso en el cual se da más una aceptación y hasta un cierto fomento, más que un rechazo y es sin embargo otro tipo de adicción actual.

Además, ese tipo de idea va a condicionar luego la conducta. Por ejemplo, si los encuestados hubiesen coincidido en que la adicción es una enfermedad, la acción que iría de la mano debiera ser el intento de ayudar en la cura del adicto. Esto porque, cómo afirma Burr, uno de los postulados del Construccionismo Social, tiene que ver con que el conocimiento y la acción social van de la mano. Es decir, de acuerdo a lo que se tenga construido como la imagen del adicto, es como luego nos comportaremos hacia él. No importa si esa es la “verdad” (de hecho no existiría una única “verdad”); importa que es nuestra versión de la realidad actual, que puede cambiar, lógicamente, pero que siempre va a modelar nuestra conducta.

Por otro lado, han surgido en algunas encuestas, adicciones que se han originado en este último tiempo, que responden a los avances tecnológicos y a esa vorágine diaria que nos hace depender de ciertas cosas, en vez de ellas depender de nosotros. Tal es el caso de los que consideraron a la computadora o incluso al trabajo como adicciones actuales. Claramente, consideramos que esta postura responde a una especificidad histórica y cultural, ya que tiempo atrás estas categorías eran inexistentes a la hora de hablar de adicciones. Y, evidentemente, si repitiéramos nuestro trabajo de campo en, diez años, también encontraríamos nuevas ideas, al igual que si lo hiciéramos ahora pero en otro ámbito que no sea urbano.

Está clara la noción de que estas construcciones se sustentan en procesos sociales. De hecho, es muy interesante marcar que la mayoría de los encuestados afirmó que el entorno familiar y el contexto social eran los principales factores que influían en un adicto, lo cual muestra cómo, por un lado, construimos socialmente la realidad del adicto y cómo, por otro lado, cualquier persona depende de su realidad social para no caer en las adicciones.

LA CONSTRUCCION SOCIAL DE LA ADICCIÓN:

Tal como lo sostiene Berger y Luckman, la socialización es un proceso de inducción amplia y coherente de un individuo en el mundo objetivo de una sociedad en un sector de él. La socialización primaria es la primera por la que el individuo atraviesa en la niñez; por medio de ella se convierte en miembro de la sociedad. En la socialización primaria el niño acepta los roles y actitudes de los otros significantes, o sea que los internaliza y se apropia de ellos. Y por esa identificación con los otros significantes el niño se vuelve capaz de identificarse él mismo, de adquirir una identidad subjetivamente coherente y plausible. Muchas veces olvidamos que el ser humano es un ser social, y que la sociedad a la que cada uno de nosotros pertenece es una construcción social, y tenemos en nuestras manos el poder de modificarla.

De las personas encuestadas la gran mayoría coincidió en el hecho de que la sociedad es la responsable de llevar a los ciudadanos a buscar una ruta de escape a las preocupaciones cotidianas en las adicciones; se trata de una construcción social determinada histórica y culturalmente. El alto grado de discriminación de la sociedad hacia el adicto lo lleva a éste a sumergirse cada vez más en su adicción, utilizándola como un “refugio” en donde cree sentirse protegido y seguro. Una identificación negativa por parte del ambiente mas general puede llegar eventualmente a afectar la identificación ofrecida por los otros significantes. Inversamente, los otros significantes pueden causar efectos eventualmente sobre el ambiente mas general.

La identidad se constituye, por supuesto, un elemento clave de la realidad subjetiva y en cuanto tal, se halla en una relación dialéctica con la sociedad. La identidad se forma por procesos sociales. Una vez que cristaliza, es mantenida, modificada o aun reformada por las relaciones sociales. Los procesos sociales involucrados, tanto en la formación como en el mantenimiento de la identidad, se determinan por la estructura social. Recíprocamente las identidades producidas por el interjuego del organismo, conciencia individual y estructura social dada, manteniéndola o aun reformándola.

Existe la posibilidad de crear una mentalidad mas abierta, hacerle comprender a las personas que la sociedad que tanto nos atormenta es una creación humana y como tal puede ser modificada.

Berger y Luckman sostienen que: "yo aprehendo al otro por medio de esquemas tipificadores...". Es decir que las personas clasifican al resto de los integrantes de la sociedad en función a lo que ven en ellos, de acuerdo a como actúe una persona se la tipifica de una forma o de otra. A partir de esto y de las entrevistas realizadas se concluye que una persona al interactuar con un adicto la incluye dentro de una determinada categoría, ya sea, drogadicto, alcohólico, fumador, jugador, etc. A su vez el adicto también tipifica a la otra persona calificándolo de discriminador o no.

"El periodo en que el organismo humano se desarrolla hacia su plenitud en interrelación con el ambiente, es también aquel en que se forma el yo humano". Esta frase permite afirmar que los seres humanos no nacen personas sino que se constituyen como tales en su interacción con el ambiente. El primer contacto del niño es con sus tutores y a medida que avanza en el desarrollo va recibiendo diversos aportes por el resto de la sociedad. Muchas de las respuestas que las personas entrevistadas dieron frente a la pregunta:¿que factores influyen para que una persona sea adicta? se relaciona directamente con lo analizado anteriormente.

En el proceso de interacción las personas se tipifican mutuamente. Lo que da origen al surgimiento de las instituciones. "La institucionalización aparece cada vez que se da una tipificación reciproca de acciones habitualizadas por tipos de actores”. Lo que permite este proceso es darle cierto orden al contexto social, o sea, si sos adicto es porque tenes el habito de depender de cosas externas a tu persona.

El proceso de institucionalización implica historicidad y control. Historicidad porque no puede crearse en un instante y control porque controla el comportamiento creando normas. Ciertas veces se requieren mecanismos de control adicionales cuándo los procesos de institucionalización no se cumplen. Esto es lo que sucede con el problema de las adicciones en Buenos Aires actual, pero aun no sean implementados esos mecanismos de control necesarios para que los adictos tomen conciencia y no entren en el campo de las adicciones, y si se hicieron fracasaron. Claro esta que ciertos hábitos, como el cigarrillo, escapan al orden social debido a que varias personas dijeron que fuman porque les da satisfacción.

"La legitimación explica el orden institucional atribuyendo validez cognoscitiva a sus significados objetivos". La legitimación indica a los individuos porque deben realizar una acción y no otra y también les indica porque las cosas son lo que son. Puede que este proceso de legitimación no sea suficiente para producir una actitud que se acorde con las normas que impone la sociedad: A pesar de saber los riesgos que corren igualmente toman ese camino. Lo cual puede ser porque sus realidades no les agradan y deciden crear universos simbólicos alternativos. Esto hace peligrar al universo original, puede ocurrir que el resto de los individuos emigre hacia el universo alternativo.

SOCIALIZACIÓN E IDENTIDAD EN LA ADICCIÓN:

Para Bruner el yo debe considerarse como una construcción que procede del exterior, al interior tanto como del interior al exterior; de la cultura a la mente, y de la mente a la cultura. El autoconcepto de las personas cambia abruptamente en reacción a los tipos de gente entre los que se encuentra y cambian aun más en respuesta a las observaciones más o menos que la gente hace sobre ellos. Por lo tanto, el yo de un adicto puede considerarse como producto de las situaciones en las que lo rodea. El adicto es el encargado de construir y reconstruir su yo continuamente.

De acuerdo a la teoría de Mead, podemos sostener que un adicto al igual que cualquier otro individuo se caracteriza por un organismo en posición de un self. El impacto de la presencia del self tanto en un individuo cualquiera lo impacta de tal manera que convierte sus actos, transformando su relación con el mundo y dando a su acción un carácter único, diferente a los demás.

Primeramente Mead comienza a distinguir al individuo como un ser como un organismo fisiológico como tal y con un self. El primero está allí cuando el individuo nace, luego el segundo se desarrolla en el proceso de interacción del individuo con su ambiente. Dentro del ambiente que rodea al individuo que luego se convertirá en un adicto dentro de contexto, se destaca al conjunto de relaciones humanas. La adquisición del lenguaje es fundamental del self. Según lo que pudimos abstraer de las encuestas pueden determinar la adicción:

· necesidad de consuelo por ansiedad.

· Conflictos en las relaciones personales.

· Baja estima personal.

· Pobreza.

· Exclusión social.

· Inseguridad.

· Distorsión de valores.

· Carencias afectivas..

· Presiones en el ámbito laboral.

La persona adicta necesita de una sociedad para surgir y ser creados de la interacción social.

En la mayoría de los entrevistados pudimos observar una de las adicciones mas frecuentes que no es considerada como tal, es el tabaquismo. Frente a esta adicción observamos básicamente dos posturas diferentes: por un lado la visión del tabaquismo como una dependencia, y por otro lado como conducta social habitual. En base a esta se puede decir que el sujeto adopta las actitudes de otros individuos dentro de un contexto de experiencia.

Además en las entrevistas notamos en general que las personas perciben a la figura del adicto como ajeno a la sociedad, las personas discriminan al adicto, lo excluyen, es decir lo tratan como si estuviera por fuera de la sociedad. En contraposición a esto Mead opina que las personas organizan las actitudes individuales de otros a actitudes organizadas sociales, y así se convierte en un refugio individual del esquema sistemático general de la conducta de grupo en la que ella y los otros están involucrados. El esquema interviene como un todo en la experiencia del individuo.

En relación con las entrevistas se puede observar que las adicciones en general podrían llegarse a cabo gracias a este complejo de inferioridad definido por Mead como: “(…) surgidos a la existencia en la persona en necesidades que querríamos satisfacer, al no poder hacerlo, nos adaptamos ellas mediante los llamados complejos de inferioridad (…)”.

ACTITUD DE LA SOCIEDAD FRENTE AL ADICTO:

Una de las preguntas que se realizaron a los sujetos de la encuesta a punta a cómo la sociedad ve a la adición o al adicto, y esto saca a la luz el tema de las actitudes. Podemos ver que hay una predisposición negativa hacia los adictos, pero sobretodo hacia los drogadictos y alcohólicos. Hay una predisposición negativa en cuanto a los pensamientos, opiniones, creencias y sentimientos hacia ellos.

Teniendo en cuenta que el concepto de actitud involucra componentes afectivos, cognitivos y comportamenteales o conativos, se puede analizar lo que dijeron los encuestados, teniendo en cuenta dichos componentes.

En lo que respecta al componente cognitivo, que se relaciona con lo que la gente piensa, cree y opina acerca de la adicción, vemos que la mayoría ve a la droga y alcohol como una forma de escapar a la realidad, de no afrontar los problemas, que es perjudicial para la persona que es adicta. Las personas atribuyen significados, interpersonales subjetivos a los objetivos del mundo social en que viven; se trata de una realidad de segundo orden, de la que habla Wastzlawick y Berger y Luckman.

En cuanto al componente afectivo, que se relaciona con los sentimientos de aceptación o rechazo, la mayoría rechaza al adicto. Estos sentimientos se vinculan con los sistemas de valores y normas sociales que el individuo aprende en el proceso de socialización, desde que nace y se relaciona con los otros, y que depende a su vez del grupo social al que pertenece, en un lugar determinado y una determinada época y cultura.

En cuanto al componente conativo, se infiere una tendencia a la marginación de los drogadictos y alcohólicos. Esto podría llevar a conductas discriminatorias.

Siendo el prejuicio una forma de actitud negativa hacia un objeto del mundo social, se concluye en base a lo que respondieron los sujetos que todos muestran prejuicios hacia los drogadictos y alcohólicos, que se asocian a la violencia, y a conductas peligrosas para la sociedad. Esto no ocurre en otras adicciones.

En las propagandas también se ve como se utiliza la comunicación persuasiva dirigida sobre todo a los padres con hijos de edad escolar y adolescentes con el objetivo de prevenir el consumo de droga. Con respecto a otras adicciones, la propaganda y la información apunta al tabaquismo y se dirige directamente al que consume cigarrillos, informando acerca del daño que produce en la salud los efectos de la nicotina.

Se trata de mensajes persuasivos que intentan fomentar cambios de actitudes, con el objeto de prevenir las adicciones, o disminuir la cantidad de adictos en la sociedad actual.

También hay propagandas que producen una disonancia cognitiva, como sostiene Festinger (1957) en su teoría. Por un lado se incita a fumar y por el otro se informa que le fumar es perjudicial para la salud. Son dos informaciones opuestas, que produce una tensión psicológica que el sujeto debe resolver, para restaurar si equilibrio y reducir su malestar.

 

REPRESENTACIONES SOCIALES:

A lo largo del cuestionario y, sobre todo, en las respuestas a la primera pregunta, queda claramente establecida la representación social que los individuos han construido sobre el adicto. De hecho, justamente este primer interrogante aludía a las definiciones sociales compartidas sobre ese objeto determinado. Puede corroborarse cómo lo social, la interacción cotidiana, la transmisión de ideas y el contexto específico construye lo que, en palabras de Jodelet se denomina “un conocimiento socialmente elaborado y compartido”.

Y, de esta manera, cómo ya hemos dicho anteriormente, esos sistemas de referencia, orientarán las actitudes de esos individuos y luego sus conductas, lo cual quedaría explicitado en la última pregunta, en cuanto a cómo esa sociedad reacciona a ese objeto, luego de haber establecido esa forma de pensamiento social sobre el mismo.

Por otro lado, es interesante mostrar la manera en que lo individual y lo social cooperan juntos para la formación de esa representación. A esto se refiere Jodelet cuando expresa que “la noción de representación social nos sitúa en el punto donde se intersectan lo psicológico y lo social”. Por un lado, es evidente que las definiciones que cada encuestado pudo dar acerca del adicto, eran resultado del proceso habitual de aprendizaje de la vida cotidiana, otorgado por las personas que los rodean o por sus propias experiencias. Y, por otro lado, podemos observar a través de nuestros ejemplos de publicidades o canciones, cómo esas construcciones personales son influenciadas por la comunicación social circundante y por la cultura en general, adjudicándole esa característica de “público” que Wagner menciona como algo necesario para que esta parte del discurso que elabora las representaciones sea eficiente y coopere en la construcción final de esa representación, o en lo que Jodelet mencionada denomina “proceso de objetivización”.

Este proceso es completado, según Jodelet, con el de “anclaje”, en el cual las ideas son internalizadas, ancladas en lo social, dotadas de cierto sentido, el cual va a determinar el comportamiento social de los individuos hacia el objeto.

Otro punto interesante que podemos extraer de nuestro trabajo de campo se refiere al proceso de elaboración cognitiva y simbólica que llevó a la mayoría de nuestros encuestados a situar al drogadicto cómo exponente principal en su representación mental del adicto. Es decir, quizás inconcientemente, sus respuestas se dirigieron de una determinada manera, puesto que en su mente la imagen de la adicción estaba, principalmente, emparentada con las drogas. Y esto ocurre casi en forma generalizada en la mayoría de los entrevistados, lo que corrobora lo que Wagner denomina “consenso funcional”, como aquello que permite que el grupo posea cierta unidad que le otorgue una dirección común y organizada.

INFLUENCIA SOCIAL EN LA CONSTRUCCION DE LA ADICCIÓN:

Según Brehm, influencia social se define como las formas en que las personas son afectadas por la presión real o imaginada de otros. En la cual podemos encontrar tres tipos de influencia: conformidad, acatamiento y obediencia.

“(…) Cuando los psicólogos sociales hablan de conformidad, se refiere a la tendencia de las personas a cambiar sus percepciones, opiniones y comportamientos de manera que sean consistentes con las normas grupales (…)”.

En relación a la encuesta se podría decir que las personas son influidas por el comportamiento de otras no intencionales. En lo que respecta a la definición de conformidad y a la información extraída de las entrevistas, se estaría hablando de una conformidad pública (también llamada acatamiento), es decir, cuando las personas están de acuerdo con otras en un contexto pero privadamente opinan lo contrario.

A medida que aumenta el tamaño del grupo, también aumenta la presión sobre el individuo. Por otro lado, cuando se encuentra la presencia de un aliado la conformidad disminuye.

En las encuestas realizadas se pudo observar que hay un porcentaje elevado de aquellas personas que empezaron a consumir alcohol y/o cigarrillos a raíz del contexto social en el que se encontrasen; y de esta manera llegaron a ser adictos en un futuro.

EL PODER DE LOS OTROS SIGNIFICANTES
1*El conflicto es un estado de indecisión qu se produce cuando una persona es influida simultáneamente por desfuerzas puestas de intensidad aproximadamente igual.
2*Harre las clasifica en tres tipos, una de las cuales se le suele presentar a un adicto. Este esta expuesto a valencias opuestas, una positiva y otra negativa. Por un lado se le presentan las drogas como la supuesta solución a todos sus problemas y por el otro extremo son las que en un futuro destruirán, causándole graves consecuencias de diferente índole.
3*La negociación del conflicto que se le presenta al adicto se encuentra en misma sociedad, su familia, su lugar de trabajo, o sea en todo su entorno en general que quizás de alguna manera influyeron en sus en su modo de comportarse.

1*Harre Rom; Conflicto y negociación en Diccionario de Psicología Social y de la Personalidad, Barcelona, Paidos, 1992, Pág.1
2* “ Pág.1
3* “ Pág.2


INFLUENCIA SOCIAL
Vivimos en una realidad de segundo orden construida por nosotros mismos en la que según Bhrem continuamente nos vemos influenciados por la presión real o imaginada de los otros.
1*Esta influencia varia de acuerdo al grado de presión que ejerce la sociedad sobre nosotros.
La presión en la que un adicto debe someterse es aun mayor y en este caso su comportamiento no resulta constructivo ni neutro sino todo l contrario, es destructivo.
Ya no puede mantener su independencia respecto a la opinión de los otros porque se encuentra dependiente a su adicción. Por lo general la sociedad esta en desacuerdo con los adictos, esto genera conflictos en estos últimos originándoles tensión y un sentimiento de no pertenencia al grupo.
En algún momento podrá darse que un adicto experimente la conformidad respecto al resto de la sociedad.
Cuando con ayuda de otro/s reconozca su problema y acepte que su situación trae consecuencias negativas que lo tipifican como un inadaptado, se vera influenciado por los demás para ser aceptado y estimado.

1*Dooms, M y Moscovici S, Innovación e influencias de las minorias; en Moscovici Pág. .7.

 

EL PODER DE LAS CONSTRUCCIONES COMO VERDADES:

"El poder se da en todos los aspectos de la vida humana" (1) A partir de esta afirmacion se pueden analizar las adicciones desde la perspectiva del poder, es decir investigar de que manera opera este en las relaciones sociales del adicto. 

"El poder puede ser pensado como el grado de acceso que una persona tiene a recursos altamente demandados y como el grado en el cual ella tiene la capacidad de tener algun efecto sobre su mundo, como por ejemplo : la junta de directores de una gran compania" (2) la cual puede impactar sobre las vidas de otras personas. Ante esta cita de Burr se puede dicernir que el adicto se ve influenciado y provocado por las grandes empresas que se dedican a la fabricacion de cigarrillos y bebidas alcoholicas; como tambien por lugares de juago y vendedores de cocaina, marihuana, etc. Todos ellos utilizan su poder para lograr que los adictos continuen en su adiccion. Excepto los narcotraficantes el resto hace uso de la publicidad para lograr un cambio en las creencias y por ende en las actitudes de las personas. Por ejemplo haciendoles creer que el fumar y el beber son placeres de la vida, que jugando pueden cambiar o mejorar su situacion economica. Con respecto a las grandes cabezas que manejan la venta de drogas peligrosas utilizan su poder de otra forma, una de ellas puede ser insertando la droga en los distintos estratos sociales, la oferta esta a la orden del dia. Con esto es evidente que "el poder se ejerse a traves del discurso y que el conocimiento incrementa el poder de una persona" ya que los capitalistas ente todo deben informarse (conocer) las necesidades, gustos, pensamientos, de las personas que consumen sus productos. y sobre todo que lo planteado por ellos sea aceptado por el resto de la sociedad como una verdad incuestionable.

Por otra parte ciertos discursos intentan que los conocimientos ejerzan de forma eficiente y sin usar la fuerza, el control de la sociedad y de sus miembros por medio de lo que Foucault denomino "poder diciplinario". Este consiste en que las personas autocontrolen sus actos. La frase el fumar es perjudicial para la salud, todas las personas la tienen presente pero claro esta que el adicto no logro o no quiso autodiciplinarse con respecto a ella.                   

Foucault tambien plantea "la arqueologia del conocimiento". Con ello se refiere a "el rastreo para descubrir las condiciones que permitieron que determinados discursos o conocimientos emergieran" Esto permite preguntarse: ¿quien determino calificar a una persona como adicta? ¿quien tuvo el poder suficiente para ello? Seguramente fueron personas con conocimiento sore el tema, instruidas, cuyas investigaciones fueron aceptadas por la socidad. ya que como ya se menciono, aquel que posee conocimiento tiene poder.

El adicto ademas recibe la infulencia de su grupo de amigos como tambien de su familia. Salvo q ante el poder del grupo familiar se revela y no acata sus normas. Con respecto a sus amigos opera como ellos para lograr la aprobacion de estos (sumision); realiza las mismas conductas que ellos porque las asocia con una buena acctitud (identificacion) y porque acepta la forma de comportarse de sus amigos debido a que concuerdan con su sistema de valores (interiorizacion).

Por ultimo debe hacerse referencia al "rechazo del poder social", o sea al inconformismo, desde la perspectiva de Baro. El plantea que existe un tipo de inconformismo llamado normativo. El cual consiste en "el quebramiento de hecho de alguna de las normas vigentes de un sistema social, pero sin que ello suponga un rechazo al sistema social establecido" (4) Ya que el adicto elige hacer aquello que esta mal visto por la sociedad, beber, fumar, drogarse.

Dentro del inconformismo normativo Baro incorpora un paradigma, el cual califica a este inconformismo como un desvio social. El paradigma pude articularse con las adicciones de la siguiente manera.

1- Un adicto elige el camino de la adiccion porque no acepta las exigencias de su grupo;

2- El comportamiento de los adictos altera el sistema social debido a que su excesivo consumo puede terminar convirtiendolo en un delincuente, ya sea porque no controla sus actos o porque necesita dinero para su adiccion;

3-En la mayoria de las entrevistas las personas respondieron que las adicciones son causadas por el entorno social.

Baro ademas propone cuatro modelos de inconformismo:

1 "la desviacion social como psicopatologia", este modelo sostiene que "toda desviacion social constituye una anomalia psiquica, un desajuste, y que la desviacion social constituye el produto de una patologia de la personalidad" (5)

El autor tambien agrega que no es necesario un determinismo biologico para aceptar la psicopatologia de la delincuencia. Una familia poco unida, insatisfactoria para sus miembros, un mal aprendizaje en la infancia, pueden atribuir a la formacion de una personalidad delincuente.

El individuo adquiere una personalidad incompatible con la observacion de las reglas sociales o desarrolla necesidades cuya satisfaccion es inaceptable para la sociedad. El alcoholismo es un mero ejemplo de ello ya que "el alcoholico como comportamiento social desviado tendria su base en personalidades mal adaptadas, dependientes, ansiosas para conseguir algo de cariño y bienestar" (6)

2 "la desviacion social como producto de la tension grupal". Cada sociedad tiene una cultura para la cual ciertos fines son los mas apreciables y deseables, por ende la persona que no puede satisfacer las mismas aspiraciones que la sociedad le propone como deseables trata de encontrar caminos desviados, no aceptados socialmente.

Una de las formas de la desviacion es el "retraimiento" o sea " la persona rechaza tanto los fines como los medios socialmente propuestos, saliendose psicologicamente del sistema social. El retraido ha interiorizado los fines culturales pero, acorralado entre la imposibilidad de obtenerlos por los medios legitimos y la presion para no tenerlos por los medios ilegitimos, opta por eludir el conflicto acudiendo a formas escapistas, es el caso de los alcoholicos o drogadictos" (7)

1- Baro Martin, "El poder social, en sistema grupo y poder", San Salvador, UCA, 1985, pag 92.

2- Burr Vivien, "Una introduccion al construccionismo social", Reino Unido, Routledge, 1999, capitulo 4, pag 1.

3- Idem, pag 7.

4- Baro Martin, "El poder social, en sistema grupo y poder", San Salvador, UCA, 1985, pag 164.

5- Idem, pag 167-168.

6- Idem, pag 169.

7- Idem, pag 170.

REDES DE APOYO ¿UNA BASE SEGURA?:

VINCULACIÓN CON LAS RELACIONES TEMPRANAS

En este apartado vamos a poner atención especial a una de las preguntas administrada a los entrevistados: “¿Qué factores crees que influyen para que una persona sea adicta?”.

En la mayoría de las respuestas obtenidas, los entrevistados utilizaron frases o conceptos muy similares, entre ellos, “falta de afecto”, “abandono”, “necesidad de compañía”, “falta de atención”, y se refirieron al entorno familiar y social de la persona del adicto, como posibles causas de la adicción o como variables fuertemente influyentes en la disposición a convertirse en adicto. Es decir que vamos a referirnos a las influencias o factores que pueden ser causa o predisponer una conducta adictiva.

La familia es la base de la sociedad, es el primer sistema en el que el niño va a interactuar con otras personas, entonces las relaciones familiares van a ser decisivas en la conformación de la personalidad del individuo y en sus futuras relaciones con los demás como miembro de la sociedad.

Según Bowlby, hay una “influencia adversa del cuidado maternal inadecuado durante la infancia sobre el desarrollo de la personalidad”. Para este autor existe lo que llama una conducta de apego, que es “cualquier forma de conducta que tiene como resultado el logro o la conservación de la proximidad con otro individuo claramente identificado al que se considera mejor capacitado para enfrentarse al mundo”. Es evidente que la existencia de una figura de apego, para el individuo en la primera infancia, es sumamente importante, dada su indefensión, y le da un sentimiento de seguridad.

Por lo general la figura de apego esta representada en la madre del individuo o en algún sustituto, y es la primer persona con la que el individuo se va a relacionar estrechamente. Pero esta actitud de apego, según Bowlby puede continuar durante toda la vida, sobretodo en situaciones de emergencia o frente a necesidades específicas, y puede variar y cambiar de figura a lo largo del desarrollo de la persona.

Tanto las disfunciones en el apego, como los conflictos en las relaciones familiares podrían suponer entonces un caldo de cultivo propicio para el desarrollo de diferentes problemas de conducta, y para las drogodependencias. Vamos a referirnos aquí específicamente a los posibles problemas derivados de conductas de apego disfuncionales y a la influencia en la conducta de los individuos a raíz del experimentar situaciones de violencia familiar.

Durante la adolescencia comienzan a cambiar las funciones, los roles y las estructuras familiares para ir adaptándose al crecimiento del niño. El término adolezco significa crecer, el crecimiento no resulta simple, no es una tendencia que se hereda sino que se va desarrollando en interrelación con el medio en el que vive el joven. El adolescente va variando el vínculo que antes tenía con su figura de apego, y comienza a explorar su propia autonomía y competencia. Es importante que esa etapa no sea atravesada con una alta tensión que vuelva sumamente conflictiva la relación con la figura de apego.

La ruptura en la relación de apego puede ser una fuente de hostilidad y resistencia que los jóvenes manifiestan a través de trastornos en el comportamiento, podría ser que sentimientos negativos no expresados en relación a los vínculos de apego sean punto de partida para la emergencia de la rabia o de desacuerdos relacionales.

John Bowlby también teoriza acerca de la ansiedad de la separación, habla de la ansiedad por perder a alguien amado o por ser separado de él, dice que “las amenazas de abandonar a un niño, a menudo utilizadas como medio para controlarlo, pueden resultar aterradoras. Las amenazas de abandono no solo crean una intensa ansiedad sino que despiertan ira, a menudo en un grado intenso, sobre todo en los niños más grandes y en los adolescentes. Esta ira, cuya función es la de disuadir a la figura de apego de que lleve a cabo la amenaza, puede volverse fácilmente disfuncional”. Esta situación, puede entonces influir en las conductas adictivas, que se caracterizan por una imposibilidad del individuo de expresarse y sus palabras están de algún modo disociadas de sus sentimientos.

Además esa ansiedad de separación puede de hecho volverse realidad, frente al duelo que es “la reacción habitual frente a la pérdida, una vez que ésta ha ocurrido””. Frente a estos casos según Bowlby puede ocurrir inclusive en personas mentalmente sanas, que algunas de las reacciones experimentadas por un individuo frente a una pérdida sean la ira dirigida hacia terceros, y, como en el caso de las adicciones, la ira dirigida al sí mismo.

En las entrevistas realizadas recogimos frecuentemente como respuesta a la pregunta por los factores influyentes en la disponibilidad a convertirse una persona en adicta, la falta de amor y las relaciones familiares deficientes.

Para sustentar la posibilidad de que una persona se convierta en adicta por estas causas queremos referirnos a los “mecanismos de defensa” propuestos por Bowlby en su teoría del apego, y especialmente a una situación particular en la que estos pueden no activarse. El autor explica que en casos en que niños han presentado una conducta de desapego por un tiempo, se espera que luego muestren una ausencia en la conducta de apego en circunstancias en las que habría de esperarse, “esto significa que un sistema que controla una conducta tan fundamental como la conducta de apego puede, en ciertas circunstancias, quedar incapacitado temporal o permanentemente de ser activado, y con él la amplia gama de sentimientos y deseos que lo acompañan puede quedar incapacitada de ser despertada.”

Esto nos muestra que podría ser que si ese sistema no es activado, la conducta de apego no se posibilitaría y entonces el individuo quedaría de alguna manera incapacitado de amar y de experimentar el ser amado, y ante esta situación podría ser que el adicto busque - utilizando términos empleados por los entrevistados- “un escape a otra realidad”, “sobrellevar lo que le pasa”, “olvidarse de sus problemas o sus faltas”, “intentar enfrentar sus temores”, “compensar la falta de afecto”, a través de su relación de dependencia con alguna sustancia determinada, y al mismo tiempo hacerse daño a sí mismo.

Con relación a la violencia familiar, podemos afirmar que las conductas violentas en el núcleo familiar son causales de trascendentales consecuencias en el niño, sobretodo cuando proviene de alguno de los padres.

Es decir que esos ataques de violencia de padres a hijos tienen efectos sobre el desarrollo de la personalidad del niño.

Según John Bowlby, y a partir de observaciones realizadas, “Los que han observado a estos niños en sus hogares o en algún otro sitio los describen como depresivos, pasivos e inhibidos, como “dependientes” y ansiosos, y también como airados y agresivos”.

Bowlby en su trabajo, cita los descubrimientos llevados a cabos en el marco de una observación en una guardería infantil, establece las diferencias observadas entre niños expuestos al maltrato físico por parte de sus padres y niños que no habían sido expuestos a ese maltrato. Las respuestas características de los niños maltratados fueron las de adoptar actitudes tanto de elusión como de agresión. Podemos pensar que el modo en que han sido tratados, los llevan a adoptar esas actitudes aprehendidas tanto hacia los otros como hacia sí mismo.

Es notablemente frecuente que cuando se establecen determinadas pautas en las familias, estas tienden a persistir, y que en general se forma parte de una especie de círculo vicioso: en la mayoría de los casos los padres que tienen actitudes violentas con sus hijos fueron también maltratados por sus padres.

“Una proporción significativa de niños rechazados y maltratados crecen perpetuando el ciclo de la violencia familiar cuando siguen respondiendo a las situaciones sociales con las mismas pautas de conducta que habían desarrollado durante la primera infancia”.

Además podemos suponer que el hecho de ser el centro de ataques violentos por parte de los padres, podría causar en el niño un sentimiento de culpabilidad, y por ende tomar una actitud castigadora hacia sí mismo, el niño adoptaría hacia si la actitud que los demás han tomado hacia él en su primera infancia, etapa crucial en la socialización primaria del individuo, donde se aprenden las primeras normas y las primeras relaciones con el otro.

El hecho de que un niño tenga que luchar por el amor que nunca consiguió podria generar “una mezcla de ira y desesperación”.

 

LA RED SOCIAL

“Los contextos culturales y subculturales en los que estamos sumergidos, los contextos históricos, políticos, económicos, religiosos, de circunstancias micro ambientales, de existencia o carencia de servicios públicos, de idiosincrasias de una región o un país o un hemisferio, sostienen y forman parte del universo relacional del individuo”

La noción de red social se refiere a entender la vida como función de un sistema, alcanzada por una interacción funcional de varios subsistemas, a la vez formados por otros subsistemas.

Desde esta lógica el funcionamiento familiar por ejemplo sería: la familia tomada como un todo formaría un sistema conformado por subsistemas como los individuos y las relaciones entre los individuos, y que forma parte ella misma como subsistema, de otros sistemas mas amplios, como podrían ser la nación, el barrio, la comunidad, etc.

Cada estructura de un sistema varía en complejidad y es gobernada por diferentes tipos de leyes que son específicas para cada estructura.

Entonces “las fronteras del individuo no están limitadas por su piel sino que incluyen a todo aquello con lo que el sujeto interactúa – familia, entorno físico, etc.- podemos agregar que las fronteras del sistema significativo del individuo no se limitan a la familia nuclear o extensa, sino que incluyen a todo el conjunto de vínculos interpersonales del sujeto: familia, amigos, relaciones de trabajo, de estudio, de inserción comunitaria y de prácticas sociales”.

Ya hemos analizado las posibles características de las relaciones del adicto con su microrred social personal es decir, su red significativa.

Ahora vamos a analizar la red macro que incluye a la comunidad de la que forma parte.

Además cabe destacar que, “los paradigmas de red son también utilizados para implementar acciones educativas y comunitarias movilizando redes sociales mucho mas vastas, lo que constituye una red de redes”.

Estas consideraciones nos sirven también para ponernos a pensar y vincularlas con las respuestas que recogimos a través de las entrevistas realizadas a una muestra de 80 sujetos de nuestra Buenos Aires actual, especialmente las referidas a la pregunta “¿Cómo crees que la sociedad reacciona frente al adicto?. Cómo respuesta a este interrogante encontramos que la mayoría de los individuos afirman que la sociedad reacciona a la figura del adicto y a la problemática de las adicciones con una evidente actitud de falta de compromiso, con indiferencia y con rechazo, sobretodo cuando el individuo afectado no forma parte de la red personal de cada uno. Así, la persona del adicto se toma como excluido de la sociedad.

De acuerdo a los intercambios interpersonales entre los distintos miembros de la red, existen diferentes funciones.

Según Carlos Sluzki, una de las funciones de la red social es la de regulación (o control) social, es decir, “interacciones que recuerdan y reafirman responsabilidades y roles, neutralizan las desviaciones de comportamiento que se apartan de las expectativas colectivas, permiten una disipación de la frustración y de la violencia, y favorecen la resolución de conflictos”.

Podríamos decir en base a esto que es evidente la ausencia de red social y por lo tanto de control social en lo que respecta a la problemática de las adicciones. En las familias de los adictos se generaría un aislamiento social que podría acabar por generar las condiciones que favorecen estos comportamientos desviados.

Otra de las funciones de la red social es la de brindar una ayuda material y de servicios, esto es, “una colaboración específica sobre la base de conocimientos experto o ayuda física, incluyendo los servicios de salud. De hecho los terapeutas y otros trabajadores de salud mental suelen constituir un componente importante de la red de muchos pacientes psiquiátricos crónicos”.

Las redes macro sociales afectan al individuo continuamente en la experiencia social.

Los sujetos, interactúan constantemente con las demás personas, familias, grupos sociales, agencias e instituciones sociales.

Según Sluzki, “de hecho, en nuestra sociedad el poder se puede operacionalizar como nuestra capacidad de acceso a recursos así como nuestra capacidad de ser pro activos más bien que reactivos, es decir, nuestro potencial para generar cambio y prevenir consecuencias negativas a través de nuestras acciones”.

De acuerdo con esto, y también en consonancia con la perspectiva del construccionismo social, desde la cual abordamos este trabajo, podemos afirmar que los individuos que pertenecemos a la sociedad, somos actores, “constructores”, agentes de cambio, y generamos en nosotros y en los otros un sentimiento de eficiencia. Lo que nosotros damos al mundo vuelve sobre nosotros, y el mundo nos refleja y nos devuelve esas acciones. Cuando eso no sucede, es decir cuando el mundo no nos devuelve, cuando no nos responde (o mejor dicho nos responde con evasivas, o con rechazo), como en el caso de los adictos que no son tomados como parte de la sociedad, sufren de la exclusión constante y de una estigmatización permanente, sucede lo que Seligamn(1975) llama “desesperanza aprendida”, que es ese “proceso desmoralizante derivado de la experiencia de que nuestras acciones no tienen efecto”.

De esta manera cabe pensar acerca de esta actitud que lejos de colaborar y proveer un control social y una ayuda material y de servicios a la sociedad que se encuentra atravesada por esta problemática de las adicciones, contribuyen constantemente a generarla y profundizarla.

Una de las preguntas que se le realizaron a los sujetos que participaron en las encuestas se refiere a cuáles factores creen ellos que intervienen para desencadenar una adicción.

Al dar cada uno sus respuestas podemos ver como cada uno de ellos intenta dar explicaciones acerca de la adicción, de sus causas, de cómo ven a los adictos y porqué llegan a drogarse o a tomar alcohol, entre otras cosas. Esto se puede relacionar con la “teoría de la atribución” formulada originalmente por Heider (1944-1958) donde sostiene que todos somos “psicólogos ingenuos” que intentamos explicar las conductas propias y ajenas relacionando causas y efectos a través de similitud y proximidad, de esta manera un “mal acto” se relaciona con una “mala persona”. Por ejemplo una persona que realiza un hecho delictivo como robar, matar, se suele decir que es porque estaba drogado, la droga hace q sea un sujeto potencialmente peligrosos. Se relacionan actos y acto. Los actos quedan imbuidos de las características de las personas que los realizan. Si vemos que una persona se droga o alcoholiza, o consume psicofármacos por adicción, y pensamos que la adicción se produce para escapar de los problemas, para evadirse, o no afrontar las adversidades que presenta la vida cotidiana, percibiremos a esa persona como poco comprometido con los problemas, con la sociedad con su entorno. La forma de atribuir condiciona la forma de interactuar socialmente. No es la mismo como se interactúa con drogadictos que con gente que no se droga. También la forma de atribuir influye en los sentimientos y emociones, tal como lo sostiene Weimer (1986) quien emplea la teoría de Heider. Los fracasos incontrolables de los otros producen lástima, se puede tener lastima por la gente que es adicta porque no pueden controlar su adicción, porque fracasar en sus vínculos, porque se los discriminan, porque se los considera enfermos. En otras perdonas generan rechazo, repulsión, porque piensas que los sujetos que caen en alguna adicción es “porque quisieron”, “ellos eligieron” ese camino.

El fenómeno de la atribución permite comprender cómo las personas habitan en un mundo estructuradas por significados (realidad de segundo orden).

Los sujetos de las encuestas en su mayoría piensan que la sociedad no presta suficiente atención a los adictos, no lo apoyan, los ignoran, los marginan y discriminan. Tendría que existir más solidaridad. Esto se puede vincular con la que sostienen Muchinik y Seidmann en Aislamiento y Soledad, donde concluye que vivimos en una sociedad en la que la felicidad de las personas se ve en peligro a causa de una estimulación descontrolada y cada vez más disminuyen los vínculos cercanos y afectivos. Se exacerba el individualismo, a la vez que el avance tecnológico de la era de las comunicaciones excluye el contacto humano. Las consecuencias son la discriminación, el aislamiento, la intolerancia por lo que es diferente. Sería necesario revalorizar el grupo humano, el sentido de pertenencia grupal y la solidaridad social, asimismo profundizar los vínculos significativos con los demás para lograr una mejor calidad de vida para el hombre actual.

 

Análisis de los fragmentos de canciones

Una de las características más interesantes de la música es que intenta expresar la realidad vivida por el autor, la cual es también compartida por muchos otros individuos. Esto es lo que hace que los oyentes se identifiquen con esa realidad que expresa.

En el caso de los fragmentos expuestos, encontramos un uso repetido de las drogas y el alcohol como parte de la cotidianeidad de las personas. En la primera canción, es interesante observar cómo la drogadicción aparece para “inventar” otra realidad. Es decir, hay una realidad construida que quiere ser negada y el individuo parecería encontrar un refugio o un escape en la adicción, o incluso una razón para estar ocupado o contento, como refleja el tercer extracto. Este significado de satisfacción y de “llenar cierto vacío” coincide con las respuestas de nuestros encuestados a la pregunta en la cual interrogábamos sobre lo que busca el adicto en su adicción.

En el segundo fragmento, lo más interesante de analizar es el reflejo de la influencia social en la incentivación hacia el alcohol. En este caso, el poder está dado en el hecho de tener que seguir al grupo de pertenencia para, justamente, ser parte de él. Éste aspecto es muy común en los adolescentes, en los cuales ser aceptado y reconocido en su círculo de pertenencia es prácticamente indispensable para no sentirse sólo. Y hasta, en algunos casos, es necesario cierto acatamiento hacia alguna autoridad que el grupo mismo construye.

De la última canción pueden mencionarse muchos aspectos. Por un lado, hay una clara expresión de una disonancia cognitiva, en la idea de que, en este caso la marihuana, es algo negativo, que hace mal y, a la vez, algo que daría felicidad. Por otro lado, esa misma contradicción parece estar dada por lo que los demás (cierta parte de la sociedad) le dice y la opinión subjetiva del individuo. Se ve cómo, la primera oración alude a otro que “aconseja” a la persona y la segunda oración es la respuesta de ésta, claramente disidente. Finalmente, es muy interesante observar que lo que el “consejero” pretende es que el individuo no deje de ver la realidad construida por todos. Obviamente que en esta situación específica, está hablando de los perjuicios de la droga, pero, sacada de contexto, esta frase podría reflejar la necesidad de mantención de cierto statu quo, el interés por conservar la realidad como “la real”, evitando discursos alternativos y, finalmente el poder para significar esa realidad.