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Resumen de I. Martín-Baró: "Guerra y Trauma Psicosocial del Niño Salvadoreño" | Cátedra: Robertazzi |
1º Cuat. de 2012 |
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El trauma psicosocial:
En psicología los TRAUMAS son problemas psíquicos originados por el impacto que
una determinada experiencia o vivencia tiene en una persona, se trata de una
experiencia brusca y que tiene un carácter patógeno, generador de un daño
psíquico. Este daño no es sólo orgánico, puede ser funcional: no haber ningún
órgano afectado, pero la persona empieza a padecer trastornos en su
funcionamiento normal, en su pensamiento o en sus sentimientos, en su conducta o
en sus capacidades. Se supone que los traumas son aquello que ocurren
inesperadamente como los accidentes, pero no lo son así todos los traumas. Por
ejemplo, puedo afirmar que varios civiles salvadoreños, entre ellos niños,
sufrirán experiencias traumatizantes previstas y planificadas por una guerra de
contrainsurgerencia (guerra en la que políticas estatales represivas luchan
contra las guerrillas) como la que se vive actualmente en El Salvador.
(Por lo tanto) no basta con dirigir nuestra atención a la situación
post-traumática. Sino que podemos y debemos orientar el análisis hacia la
situación pre-traumática, e incluso al trauma como consecuencia normal del
funcionamiento de un sistema social.
Traumas sociales son aquellas experiencias que afectan a toda una población y no
sólo en cuanto a individuos, sino en su carácter social.
El trauma tiene un carácter dialéctico, debido que se puede ubicar su naturaleza
en la relación que el individuo establece con la sociedad. Al afirmar esto, se
afirma necesariamente, su carácter histórico. Su comprensión y solución no sólo
requieren atender al individuo sino a sus raíces sociales, es decir, a las
estructuras o condiciones sociales traumatógenas. El mantenimiento de estas
relaciones sociales entre los individuos alimenta y multiplica los casos de
individuos traumatizados.
A partir de esto, se formulan 2 tesis:
-El trauma psicosocial es parte de una <<normal anormalidad>> social, se
constituye una consecuencia normal de un sistema social basado en relaciones
sociales de explotación y opresión deshumanizadora.
-Esta normal anormalidad social afecta muy particularmente a los niños, quienes
deben de construir su identidad y desarrollar su vida en la red de esas
relaciones deshumanizadoras.
La infancia y la guerra:
Existen dos grandes tipos de experiencias traumatizantes para los niños:
_La experiencia de hechos de violencia y destrucción, empapados por la crueldad
y el horror.
_La experiencia de las separaciones físicas y personales.
Entre el trauma infantil de la violencia y de la separación hay importantes
diferencias. Aunque la reacción inmediata de los niños frente a los hechos de
carácter traumatizante suele ser fuertemente emocional (gritos, llantos, terror)
es característico que desarrollen también un patrón relativamente estable de
insensibilidad emocional El excesivo costo emocional de las experiencia vividas
los lleva a una desensibilización defensiva que los hace aparecer como fríos,
insensibles o carentes de emociones en la vida cotidiana.
Consecuencias de los trastornos infantiles ocasionados por la guerra: terrores
nocturnos, deterioro de la capacidad de atención, conductas regresivas, la ya
mencionada paradoja emocional (aparente insensibilidad cotidiana y el accidental
desbordamiento emotivo), irritabilidad general, sensibilidad al ruido repentino
y múltiples tipos de somatizaciones.
La prolongación de las experiencias traumatógenas lleva a los niños a buscar la
fuga psíquica hacia la fantasía, en algunos casos estas fugas llevan al
desarrollo de síndromes esquizoides que permiten a los niños huir de la realidad
que no pueden manejar.
El crecimiento en un contexto bélico hace que los niños aprendan que la
violencia es la respuesta más importante para resolver sus problemas de la
existencia, y que su actitud oscile entra la violencia y la impotencia
dependiendo de la capacidad que le atribuya a aquel con el que se relaciona.
Como toda situación límite, la guerra ofrece además de muchas consecuencias
negativas, algunas positivas, esto es la posibilidad de que algunas personas y
aun grupos enteros desarrollen virtudes que, en otras circunstancias no habrían
surgido: que desarrollen comportamientos altruistas y virtudes solidarias tan
poco estimuladas por los valores del sistema dominante en tiempos de paz.
Los hijos de la guerra salvadoreña
El Salvador se encuentra en un estado de guerra desde 1980. Esta es una guerra
civil, no una guerra de agresión externa o internacional. Por su carácter civil,
afecta de muy diversa manera a los diferentes sectores de la sociedad y sus
efectos se sienten principalmente en las consecuencias económicas, el deterioro
que se produce en el costo de vida o en las oportunidades de trabajo. Hay
sectores, en cambio, que se lucran y hacen negocio de ella. Por lo tanto, son
los sectores populares los más afectados por la guerra.
La prolongación de esta guerra entraña graves consecuencias destructivas para el
ordenamiento social del país, algunas de ellas:
-La corrupción institucional
-La creciente destrucción del aparato productivo del país y de sus escasos
recursos naturales
-La pérdida de la soberanía nacional
-La militarización creciente de las diversas instituciones
-La aceptación de la guerra como funcionamiento normal de la vida nacional y su
consiguiente interiorización sobre su inevitabilidad y legitimidad.
3 dilemas existenciales del niño salvadoreño frente a la guerra:
• Acción-Huida: Existen dos formas en las que un niño puede involucrarse en una
guerra: tomando parte activa en ella (acción) o siendo sus víctimas (huida).
Estas dos formas no son excluyentes, ya que muchos niños caen como víctimas al
tomar parte activa en las confrontaciones bélicas, o se incorporan a la lucha
armada al sentirse víctimas de la guerra. Existe una minoría de niños
salvadoreños a los que su privilegiada situación social les ahorra este dilema.
Algunos de ellos forman parte de un tipo de huida: aquellos niños a los que se
encierra en mundos artificiales, jardines con grandes muros que los aíslan de la
realidad q los rodea, del hambre y sufrimiento de los demás. Esto en sí mismo no
tiene nada de malo, pero el problema está en ese ambiente que crecen rodeados de
sus familiares adultos más cercanos llenos de ansiedad reprimida y odio
manifiesto, de bondad discriminatoria y militarismo mental, esto no es
psicológicamente constructivo ni humanizador. También de esta forma ellos son
víctimas de la guerra a través de una huida social, física y mental.
• Identidad-Alienación: Las opciones del niño, que tiene que construir su
identidad en un contexto de violencia generalizada, son: asumir agresivamente
una identidad socialmente estigmatizada, igual de violenta que la otra, que
tiene que recurrir a la mentira social, al juego de la falsedad pública y la
clandestinidad como requisito de la supervivencia (Identidad) o aceptar el
cierre de opciones y someterse a una identidad impuesta, llena de elementos
deshumanizantes, generando una identidad con violencia interiorizada
(Alienación).
• Polarización-Desgarramiento: Existe una polarización (=segregación)
sociopolítica imperante en El Salvador. La presión sobre la población civil es
intensa en las zonas más conflictivas, en donde las personas tienen que soportar
la presencia de algunos para recibir luego las visitas de otros, ambos con
reclamos de fidelidad y la sospecha de la traición. Esta situación puede
resultar desgarradora debido que se bloquea el desarrollo de la propia vida
sometiéndola constantemente a los vaivenes extremistas de la confrontación. El
niño salvadoreño vive y tiene que desarrollarse en este clima de polarización
con el peligro de estructurar su mente en términos dicotómicos, que orientan a
los comportamientos violentos. Esto puede derivar en autismo en los niños y
problemas de carácter psicótico o esquizofrénico en jóvenes.
Conclusión
Sea cual sea el dilema por el que opte un niño en todos los casos enfrenta la
posibilidad de algún trauma o daño psíquico. El tratamiento debe dirigirse a
vínculos grupales que constituyen la <normal anormalidad> que deshumaniza,
debemos contribuir a crear hoy las condiciones para que nuestros niños puedan
desarrollarse y construir su identidad sin verse sometidos a estos dilemas.