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Resumen de Fiasché | Psicología Social (Cátedra:
Robertazzi - 2017) |
Psicología | UBA
Fiasché – Hacia una psicopatología de la pobreza
Un nuevo modelo para la salud mental consiste en la disolución de los grandes
nosocomios y su sustitución por múltiples viviendas de pequeñas dimensiones
llamadas casas de medio camino, donde son alojados un número reducido de
internos.
El tema de la salud mental está configurado en un estereotipo que es el
prejuicio de la enfermedad mental.
Debemos tomar en consideración cual es la patología que demanda la
hospitalización de acuerdo al modelo médico o bien, la institucionalización
según el modelo patológico o si es necesario un sistema educacional o
correctivo, que al mismo tiempo sea capaz de subsanar experiencias de privación
en el área individual, y lo ayuden a conectarse de nuevo con el mundo. En
Londres había una institución que se manejaba con un criterio similar, quienes
Vivian allí no eran pacientes sino invitados que iban a ese lugar porque les
resultaba difícil convivir con sus familiares.
Es importante tomar este concepto en relación con el prejuicio de la enfermedad
mental. Esta situación se vincula con la necesidad de cambiar el ecosistema,
pero sabemos que en muchas áreas del mundo el ecosistema es alienante y,
resistente a un proceso terapéutico que interfiera con él. La mejor forma de
resolverlo es cambiándola condición de pacientes por la de invitados,
residentes, etc. Cambiar el rol de la persona nos ayuda a establecer un enfoque
terapéutico diferente, un compromiso de relación distinto.
Con este criterio, abandonamos el concepto de comunidad terapéutica, y
sostenemos que no podemos desarrollar un proceso institucional que primariamente
sea terapéutico, por encima de los recursos humanos profesionales que tenga.
El prejuicio de la enfermedad mental ha transformado al hospital psiquiátrico en
una institución marginada, a la que la comunidad le da la espalda y cuyos
internados, no pueden volver a integrarse a sus familias.
Nuestra primer tarea consiste en lograr la disminución de la ansiedad. Mientras
que la ansiedad está presente, el yo no puede sentir, es como el soldado que
está en el frente de batalla y lo único que siente es peligro y el deseo de
escapar.
El cambio hacia el proceso institucional debe ser pensado de acuerdo con cada
espacio. Dejamos a un lado el término ‘’psicosis’’ para reemplazarlo por
‘’descompensación’’.
Es necesario que el profesional que actúa como agente terapéutico tenga acceso a
todos los espacios. La falta de acceso a los espacios limita la posibilidad del
ejercicio terapéutico, da lugar a la imposibilidad de armar una ‘red de
trabajo’. Siempre que a cada persona que en un tratamiento individual asume el
rol de paciente es necesario prepararla como agente terapéutico de otros
miembros de la comunidad, colaborando con aquellos que han sido o siguen siendo
pacientes. Sabemos que la enfermedad nunca es individual, puesto que el hombre
es por esencia un ser social y la patología es un denominador común.
El prejuicio a la enfermedad mental se funda en un complejo de temores y
resistencias entre los cuales no es de menor importancia el hecho de que el
sujeto que entra en crisis resulta no solo un elemento económicamente
improductivo, sino también una carga para la comunidad. Este prejuicio
constituye un factor de interferencia cuya eliminación redundaría en un gran
beneficio para la sociedad.
Fue el esfuerzo común de un grupo de instituciones norteamericanas lo que
permitió llegar a un ordenamiento que posibilito dar al tema de la enfermedad
mental, mayor comprensión y efectividad científica.
No siempre son bien diferenciados el miedo y la ansiedad; el primero corresponde
a un temor proveniente del mundo externo, y la segunda está referida a una
situación interna. El miedo puede o no comprometer al cuerpo; la ansiedad,
cuando es temprana, compromete casi totalmente al cuerpo.
Este tema se halla estrechamente vinculado con el problema de aprendizaje, la
ansiedad extrema ejerce un efecto paralizante, afecto en forma marcada el
desarrollo del lenguaje, sin lenguaje no hay aprendizaje. Esta situación ha
generado gran preocupación, pero no se ha podido aun determinar su causa. Se
pensó en el abuso de la televisión o en el sistema pedagógico estructural.
Pareciera que este último constituye una interferencia para la capacidad de
escribir, y si esta se pierde, se pierde también la capacidad de leer.
Un tema de gran importancia es el de la esquizoidía, no como una enfermedad
psiquiátrica, sino como una entidad clínica que abarca un universo cada vez
mayor de personas afectadas. Se comprobó que un número considerable de personas
presentaba una modalidad muy curiosa del habla, ‘’la voz monocorde’’, una voz
chata y sin modulaciones.
El estudio del ecoespacio del paciente nos permite establecer cuáles son los
factores que están generando y estimulando ese flujo de ansiedades que lo llevan
a desarrollar sistemas de evitaciones, estratégicos tan importantes.
Pichon Rivière organizo al espacio en tres áreas: el cuerpo, la mente y el mundo
externo. Para la patología, vinculada con el ecoespacio, las propuestas de
Pichon Rivière son más completas, pues se trata de las únicas que dan la
posibilidad de abordaje operativo y efectivo en el campo terapéutico.
Cuando el sistema de sostén y confianza que proporciona la familia (endosistema)
para al mezosistema (institución pedagógica, complementaria del endosistema) y
esta transferencia del niño del hogar a la escuela se lleva a cabo exitosamente,
aquel podrá desarrollar un buen nivel de aprendizaje. Por el contrario, cuando
la familia fracasa en su función de continente de las ansiedades, el niño no
puede enfrentar aquellas angustias que le despierta el aprendizaje, y pierde el
interés y la curiosidad por el descubrimiento de lo nuevo. Si somos capaces de
resolver esta patología de la ansiedad en la niñez, este niño puede ser agente
terapéutico de los demás, inclusive de los adultos.
Tendremos que crear un sistema propio, medidas asistenciales concretas que
sirvan en nuestra propia institución, porque los ecosistemas son variados, cada
uno tiene una problemática diferente. Hay un ecosistema que cada uno tiene que
descubrir, ver cuál puede ser la herramienta más operativa para su caso.
Hay que tomar como base que no hay mejore salud mental que el aprendizaje.
Todo lo que se incorpora teóricamente, debe contener en si el estímulo para
llevarlo a la práctica. Lo importante es la integración de lo psicoafectivo y lo
intelectual.
Cuando Pichon Rivière hablo de las tres áreas dejo este concepto incompleto,
pues no tuvo la suerte de vivir el tiempo suficiente para interiorizarse. Ahora,
tiene más posibilidades de ser conceptualizado, aprovechando ese ‘afuera’ ç,
organizado conceptualmente como ecosistema y como ecoespacio. Dos elementos
básicos que nos permiten incluir a la patología en un movimiento y una
interacción permanentes. El ecosistema está presente permanentemente en un ir y
volver atrás constante.
Hay dos grandes capítulos involucrados en el elemento dinámico que plantean: el
ecosistema como matriz, y el ecoespacio como lo más inmediato. Se trata de
nuestro instrumento para actuar terapéuticamente como campo asistencial. Para
poder identificar este tipo de situación, es necesario establecer un contacto
muy próximo ente terapeuta y paciente.
El prejuicio surge en la sociedad cuando ésta no es capaz de descubrir los
componentes creativos que hay en la enfermedad y no solo los destructivos.
Cuando se habla de proceso terapéutico, estamos hablando de la manera de
canalizar esa capacidad afectiva hacia lo creativo; se desenvuelve ese elemento
importante que es la transformación de la destrucción en creatividad.
Tenemos tendencia a concentrarnos más en los conflictos y a no ver las
conductas. Se pierde de vista el hecho de que en nuestro trabajo debemos hacer
el diagnostico de conductas, sobre todo las destructivas. Todo lo destructivo
debe ser transformado en creativo, porque en esa destructividad está depositada
la capacidad de la creatividad.
Junto con dicho análisis, es necesario incluir el proceso autocritico. Nos tiene
que acompañar permanentemente para tratar de mantener al proceso terapéutico lo
más libre posible de elementos patógenos provenientes del terapeuta.
Otro aspecto esencial es el de la integridad de las disciplinas en términos de
liderazgo. Sin la búsqueda de la complementariedad de las disciplinas no se
puede lograr un trabajo de integración.