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Fisiopatología y enfermedades Psicosomáticas

Resumen de Liberman

Cátedra: Ulnik

Año 2009

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Configuraciones vinculares patógenas conceptualizadas como puntos de fijación.

Cristaliza como patología durante el tercer mes de vida, ante la emergencia de las ansiedades melancólicas primarias.

El fracaso deriva de la interacción entre madres incapaces de contener, aceptar detectar y poner nombre a las emociones del bb, con niños muy sensibles que polarizaron muy tempranamente su atención en el estado del objeto.  A partir de la emergencia de ansiedades melancólicas, evolutivas, bloquearon las descargas de ansiedades, reemplazando la percepción de las propias necesidades por las necesidades del objeto.  Estableciendo una disociación cuerpo / mente precoz.

Hay una inversión de roles, donde la fragilidad esta puesta en el objeto y el yo pasa a ser continente del objeto. 

Los bebes tienen una hostilidad oral primaria incrementada y baja tolerancia a la angustia, con madres incapaces de metabolizar las identificaciones proyectivas violentas del hijo.

El objeto materno intolerante queda revestido proyectivamente del desamparo e impotencia del self infantil y paso a concebirse como un yo frágil.  La madre no puede hacerse cargo de las identificaciones proyectivas del hijo que vehiculizan hostilidad debido a que ella es narcisista.

Estas manifestaciones son bloqueadas, favoreciendo la escisión del self, las identificaciones hostiles que rebotan en el objeto vuelven sobre el órgano que va a enfermar.

cualidades del vinculo objetal:.

Este fracaso derivo de la patológica interacción de identificaciones proyectivas entre la madre el bebe.

El déficit inicial derivo en la incapacidad materna para desarrollar funciones intuitivas y empáticas, dirigidas receptivamente al bebe, para explorarlo en lo emocional y representarlo internamente como un individuo particular.

En lugar de un espacio para el hijo real, observamos en estas mamas una relación previa con un objeto interno idealizado.  Este objeto interno es un hijo ideal sin necesidades ni emociones desorganizativas equivalente al propio ideal del yo materno.  El modelo interno narcisista entro precozmente en contradicción con el bebe real que, como tal, esta expuesto a desorganizarse por ansiedad.

El bebe pasa a ser el continente ilusorio y precario del ideal del yo materno.  La madre fracaso en el logro de la función continente especifica de este primer momento evolutivo: recibir las identificaciones proyectivas del bebe y unir los aspectos del self infantil a través de la instrumentación de su propia capacidad simbolizante.

El bebe fracaso en mantener su intento realista de provocar modificaciones en el objeto que le permitieran desarrollar la necesaria fantasía de fusión con el objeto materno. 

En un primer momento fueron bebes con buena capacidad de conexión con el objeto, extremadamente sensibles a las identificaciones proyectivas de éste.  Pero captaron el rechazo

Materno y los estados de ansiedad expulsiva en respuesta a sus emociones.  Por la interacción de “rebote”, el espacio materno virtual adquiere la cualidad de expulsivo, no solo de sus emociones sino de todo su self corporal.

El interior materno es desde nuestra perspectiva, un espacio mental ocupado por un objeto interno narcisista, que no da cabida y expulsa al hijo ideal. 

Desde el bebe es una superficie que rebota, impidiendo la entrada, al mismo tiempo que bloquea la manifestación de las ansiedades y aspectos del self infantil, restringiéndolo a mantenerse dentro de rígidas fronteras corporales, a esto se agrega la penetración intrusiva dentro del bebe, que la madre realiza a través de sus desbordes emocionales.

Reiteradamente las emociones del bebe se ven desprovistas de significado, de modo que lo que en algún momento pudo llegar a ser una comunicación significativa con el objeto, se transforma progresivamente en descargas desorganizadas.

La necesidad de contener dentro del self estos estados emocionales que el yo necesitaba arrojar dentro del objeto, le dan un dolor psíquico insostenible.  En este punto es donde se insertan, como métodos de salida, los mecanismos defensivos en los que se asientan las patologías del psicosomático (desconexión de la realidad psíquica y la huida a la realidad externa, son defensas correlativas que alivian enfermedades psicosomáticas) para evitar el dolor psíquico se anula la percepción de estas emocionales y corporales disociación cuerpo mente.

En tanto que las exigencias corporales y la privación en la relación objetal provocan un incremento de la hostilidad que desemboca en ansiedades desorganizantes, un modo de evitar el dolor psíquico es anular la percepción de los estados corporales y emocionales.

Instalan como mecanismo patológico una rígida disociación cuerpo – mente basada en el ataque de la parte del yo que realiza la función de percepción de estados internos.

Esta alteración va a afectar el desarrollo del proceso de simbolización y dará origen a la específica patología de la idealización.

La escisión del self corporal y emocional significo, en la evolución, un alivio frente al riesgo de caer en situaciones desorganizativas.  Fue, a la vez, un intento de asuncion del rol idealizado por la madre.  De este modo, la escisión conformó una situaron de unión ilusiona del yo con el pecho exigente – idealizado.

El yo del bebe desarrolla la fantasía maníaca de fusión con un pecho carente de necesidad.  El objeto externo, malo por ser privador, se transforma en un objeto idealizado en su bondad y concebido como necesitado de reparación incondicional. 

En cambio los objetos buenos son conceptualizados como abandonantes o indiferentes porque como no exigen, no entran dentro del campo de sus expectativas.

A partir de la instalación del sistema defensivo estricto se originó un desarrollo patológico de las identificaciones proyectivas e introyectivas, estos pacientes desarrollan un tipo de identificación proyectiva patológica, la cual se realiza sobre la superficie del objeto, a partir de la incapacidad experimentada para penetrarlo.

Tienen una concepción bidimensional del objeto, como plano, carente de un interior capaz de acoger al self infantil, lo cual lleva al bebe a la experiencia de salir del continente, al mismo tiempo en que intenta penetrarlo.

La necesidad de encuentro con ese objeto plano, lleva a la necesidad de adherirse a su superficie externa, conformándolo la fantasía de estar “pegados por fuera”, de esta forma devienen parte del objeto.

Estereotipan, con relación al objeto y a si mismos la visión plana, la imagen fachada, emergente tanto de la experiencia de imposibilidad de penetrar en la madre como el intento defensivo de negación de la dolorosa percepción de su mundo interno.

La imagen fachada de si mismos y del objeto les permite sortear las ansiedades intolerables a las que los expuso la exploración profunda.  En su afán de encontrar representaciones de sí mismos en la vida mental de la madre, que repudia sus cualidades e impone la imagen narcisista del hijo ideal, tienden a transformase en el representante real del objeto ideal materno.  De esta forma, recuperan el ilusorio vinculo de unidad con el objeto a costa de renunciar al desarrollo autentico del self.

Las identificaciones proyectivas adhesivas sobre la superficie del objeto y las identificaciones introyectivas miméticas le permiten recrear una relación de unidad narcisista patógena.

En la vida adulta, no solo son personas incapaces de pedir verbalmente, sino que carecen de la posibilidad de transmitir mensajes preverbales, gestuales, que permitan inferir al interlocutor, estados de necesidad. 
 
 
 
 

2° individuacion – personificacion.

Se extiende desde los 12 hasta los 18 meses.  Este punto de fijación es complementario del anterior.  Este momento se logra la bidipestacion, la deambulación, la posibilidad de registro del bebe.

En esta etapa se instalan en el contacto con el niño, exigencias paternas altas de control de las emociones, de control muscular en general y de control de esfínteres en particular.

El bebe responde sin resistencias, aprende rápidamente y sin crisis de ansiedad tanto del control del cuerpo y del manejo del espacio y del tiempo como de las experiencias de separación de los padres.  Desde el punto de vista emocional, la conducta familiar sobreexigente, connota una experiencia de perdida del sostén, frente a la que estos bebes se “sobreadaptan”.  Niegan la perdida y adscriben a la híper rigidez corporal, a la adherencia mental a las normas y a la asimilación de conocimientos, funciones fallidas de auto sostén.  Conforman una suerte de exoesqueleto al que se adhieren para crear un ilusiono estado de simbiosis con el objeto materno privador.

Esta interacción vincular, refuerza con los mecanismos defensivos de control y aislamiento extremo la disociación de las emociones y necesidades que ya presentaban.

cualidades del vinculo objetal:

Desde la madre, el fracaso se expresa como exigencia de adaptación inmediata en las distintas áreas de desarrollo (precocidad en el aprendizaje, intolerancia a las crisis de ansiedad, etc.) esta ideología las lleva a forzar a los niños a una rápida adaptación del espacio, a una excesiva valoración de la capacidad de separarse y tolerar la ausencia materna, a una incapacidad de resolver las ansiedades fóbicas, etc.

Por tanto, si el hijo ya sabe caminar, no entiende que necesite upa.  Requieren que el hijo haga una rápida adaptación a la realidad y sobreimponen sus deseos a la capacidad madurativa.

Desde la perspectiva materna, el hijo no es concebido como una unidad autónoma, con un ritmo propio, sino que sobreimponen un modelo rígido y exitista que no deja lugar para los retrasos o el fracaso en alguna de las áreas.

La conducta materna se complementa con la respuesta del hijo, que se somete sin resistencia a estas necesidades narcisistas, realizando un aprendizaje rápido, masivo y sin crisis de ansiedad del manejo del cuerpo, del movimiento en el espacio y de tolerancia a las situaciones de separación.

Desarrollan una sobreadaptacion basada en un seudo aprendizaje: en tanto intentan acomodarse a las nuevas situaciones, permaneciendo ajenos, a las connotaciones emocionales a ellas inherentes.

La respuesta sobreadaptada es una nueva huida a la realidad como defensa frente a ansiedades intolerables.  Se enfrentan nuevamente con un objeto impenetrable a sus ansiedades de separación, que se cierra como continente y los deja en estado de soledad y pánico.

Nuevamente refuerzan el desarrollo del self ambiental, no al servicio de proteger al autentico self sino como modo de anularlo por una nueva disociación.  La precoz instauración del principio de realidad no responde, en este caso, a la búsqueda de placer por métodos realistas, sino a la renuncia del placer de autorregular las propias necesidades.

En este segundo momento se agrega a la situación de incontinencia, la sobrecarga sobre el niño de mensajes paternos que resultan contradictorios para él (debes hablar y bien y transmitir tus logros verbales pero no debes oponerte verbalmente ni expresar tu hostilidad.)

Desde la perspectiva paterna, estas contradicciones responden, a cierta ordenación que permite al niño no entrar en confusión y mantener la adaptación disociando áreas de su personalidad.

Esta nueva interacción patógena refuerza los mecanismos de disociación de base a través de la instalación de mecanismos de control obsesivos patológicos.

De adultos se expresan, por la incapacidad no solo de pedir, sino para transmitir en forma gestual su sufrimiento o lo que es peor, para exponerse a los ojos de otras personas sufriendo manifiestamente.  No pueden llorar frente a otros porque les da terror la idea de ser observados.

La conducta sobreadaptada que otorga a estos niños los rasgos de seguridad, autonomía y control de la realidad asienta sobre un fracaso del proceso de individuación.

Mantienen la fantasía de unidad simbiótica con el cuerpo de la madre, de la que no han logrado diferenciar el propio cuerpo.

No logran delimitarse como sujetos autónomos y desarrollar su crecimiento en función de sus propias líneas de separación, en tanto no logran diferenciar su vida de la del objeto, cualquier desarrollo del autentico self es promotor de angustia y lo conciben como un abandono abrupto del objeto. 
 

Ambas modalidades vinculares aisladas corresponden a dos modalidades paternas introyectadas en el superyo: una modalidad esquizoide, desconectada de lo corporal y emocional y otra que promueve la actividad en el mundo externo, lleva a la adaptación pasiva, a la realidad y a la instauración precoz de la lógica formal adulta. 
 

alteraciones en el proceso de simbolizacion.

El proceso de simbolización en el paciente psico somático, presenta un fracaso especifico en su desarrollo, del que emergen estructuras simbólicas perturbadas a las que definimos como símbolos – fachada.

El paciente psico somático, fracaso en los procesos interrelacionados de relación simbólica con la realidad y creación del objeto interno, como símbolo para el yo.

En la relación simbólica con la realidad carecen de capacidad para establecer vinculaciones metafóricas, tanto con el mundo externo como con el propio cuerpo.

En cuanto a las cualidades del objeto interno, el proceso de fusión indiscriminado entre aspectos disociados del objeto parcial y del self tendientes a evitar lo diferente y la consecuente amenaza de perdida.

Estos pacientes intentaron recuperar una ilusoria situación simbiótica a través de la mimetizacion con el objeto.

La representación del cuerpo, espacio y objeto, se configura en estas personas sobre elementos parciales pero fijas y normatizados que otorgan vivencia de sostén materno.  Estas nociones conforman un exo esqueleto al que se adhieren para adquirir un ilusorio estado de simbiosis con un objeto materno privador.

Los registros les permitieron desarrollar una “fachada” de funcionamiento simbólico, que oculta, una ausencia de transformaciones simbólicas genuinas, es decir solo les permite adaptarse al mundo externo cuando éste se repite en marcos inalterables.

La fachada simbólica es la organización mental, aparentemente madura, que presentan los pacientes psico somáticos, cuyo funcionamiento mental mantiene formalmente las cualidades inherentes al logro de símbolos con cualidades de representabilidad abstracta.  Sin embargo mantiene escindidos sistemas relacionales primarios, que no logran transformaciones evolutivas.

Debido a esta incapacidad para integrar experiencias de fuerte índole emocional en nexos asociativos de progresivo nivel de abstracción que permitieran contenerlo de modo sintetizado y simbólico, estos pacientes presentan el problema de un aparato psíquico recargado de experiencias que no logran metabolizar.

En lugar de símbolos, “paquetes de información”, construyeron “paquetes de huellas mnemicas” que no han accedido al procesamiento simbólico.

Estas huellas emergen en el síntoma disociadas emocionalmente y desconectadas entre si, po pueden ser ligadas simbólicamente por el paciente.

La patología de la simbolización es el resultado de un fracaso evolutivo, referido a la segunda serie complementaria (fracaso materno para contener y significar las identificaciones proyectivas primarias y violentas del bebe).

Se privilegia como causa de la patología el especifico fracaso materno para contener y significar las identificaciones proyectivas primarias y violentas del bebe.

Dicho fracaso expone a estos niños al estado interno de la madre, precozmente conflictuados por los componentes agresivos de sus fantasías primarias y con baja tolerancia a la angustia.

Los pacientes psico somáticos desarrollas dos concepciones del cuerpo rígidamente disociados.

    1. imagen fachada estatica:

Hay ausencia de registro de estados corporales, los estados corporales construyen una imagen corporal estática de un cuerpo ideal, sin necesidades, dolor o sufrimiento que no toma la cuenta al cuerpo real.  Sobreimponen esta imagen ideal al cuerpo real y se transforman en personas muy preocupadas por la apariencia e imagen corporal que ofrecen a los demás. 
 

    1. representacion del cuerpo temido – cuerpo deseado.

El cuerpo deseado es el cuerpo propuesto desde el ideal del yo materno.   Constituye la condensación y representación analógica de la fantasía acerca de las modificaciones corporales y mentales a los que el bebe debería apelar para ser aceptado por el objeto.

El cuerpo temido condensa vivencias emocionales y dolorosas del self infantil en el contacto corporal temprano con el objeto matero.

El cuerpo temido se modela al cuerpo deseado a través de la vinculación mimaria con una madre que rebota.

La madre que rebota es percibida como una estructura muscular dura que carece de orificios de entrada.

La madre le devuelve al bebe las intensas es emociones en el mismo estado no metabolizado en el que fueron expulsadas proyectivamente.

Estos estados permanecen en el interior con la amenaza constante de sufrir un brusco descontrol que los lleve a forzar su salida. 
 

Madre que rebota > cuerpo temido > cuerpo bolsa. 
 

El cuerpo esfínter deseado corresponde al cuerpo propuesto desde el vinculo materno patológico.   Es un cuerpo impenetrable que no exacerba las funciones de control de emociones y necesidades. 
 

Otra modelización del cuerpo temido, cuerpo deseado cuya vinculacion primaria corresponde al vinculo se denomina MADRE METE BOMBAS.

La representación es la de un cuerpo en carne viva, cuerpo con volumen y peso carente, pero carente de piel, en riesgo de desparramarse y expuesto por lo tanto, a experiencias de desintegración.

La madre mete bombas es percibida, desde la perspectiva del self infantil, como una madre que penetra intrusivamente no solo por los orificios naturales sino que su ataque masivo, desorganizado, abarca el cuerpo en todo la extensión de su superficie.

Las cualidades que adquiere la comunicación, es que las palabras sean percibidas como bombas que se introducen por la piel y destrozan el interior.  Surge como opción defensiva, la aspiración a un cuerpo ideal, que es un cuerpo amurallado, protegido por una piel paquidérmica, dura y engrosada que limita un interior corporal estrecho, y congelado en el sentido estoico, endurecido, carente de sensibilidad.

La piel paquidérmica priva de las funciones de tacto y contacto tanto con el interior corporal como con el exterior, y huye en estado de pánico del contacto con el objeto externo.