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Resumen de Identidad Masculina de Gradman  |  Psicología de la Tercera Edad y Vejez (Cátedra: Iacub - 2016)  |  Psicología  |  UBA (Sede Independencia)

Identidad masculina: Del trabajo a la jubilación - Gradman

 

El trabajo y la carrera profesional dominan la identidad de un hombre, dejándolo sin preparación para otras realidades como la jubilación. La jubilación se percibe a menudo como una meta vaga y distante y una recompensa por los años de intensa labor. Los hombres, a veces, planean el impacto financiero que ésto ocasiona, pero raramente reconocen su impacto psicológico. La jubilación implica una serie de pérdidas, entre las que se destacan: colegas y soporte social, oportunidades de sentirse independientes y competitivos, escenarios para arriesgarse al éxito o al fracaso e ingresos monetarios. La jubilación amenaza el sentido de masculinidad del varón y muchos no se dan cuenta hasta que deciden jubilarse. Por este motivo el hombre deberá evaluar cómo retendrá su sentido de masculinidad al decidir cuándo y cómo jubilarse.

Históricamente el prototipo de varón era el de adultos que se dedicaran a su trabajo como fuente de estatus, estabilidad e identidad. Los hombres jubilados, desempleados y otros que se alejaban del estándar normativo eran estereotipados negativamente y considerados psicológicamente padecientes. La cultura estadounidense de la primera mitad del siglo XX acentuó roles distintivos para el varón y la mujer. Ser varón significaba trabajar, compartir la comunidad con otros varones trabajadores y mantener una familia.

 

Valores de Masculinidad

                El trabajo respalda un sentido de masculinidad tanto de una manera clara y consciente como de formas que son menos evidentes. A través de la adultez, los hombres trabajan para obtener recompensas extrínsecas (monetarias y sociales) e intrínsecas (auto-expresión y realización). El trabajo permite a un varón cumplir con las actitudes y conductas “masculinas” esperables desde las normas sociales.

Diversas investigaciones sostienen que la mayoría de los varones se identifican antes que nada con su trabajo. Cuando el trabajo es percibido como un imperativo moral, el retiro y la jubilación infunden sentimientos de inoperancia y apatía. La pérdida del trabajo amenaza el sentido de identidad del varón. A medida que se aproxima la jubilación, muchos varones se impacientan cuando perciben que dejan se ser los pilares de la familia o cuando pierden el escenario principal de logros, de competencia agresiva, estatus, poder y confianza en sí mismos. Debido a que, a través del trabajo mantienen actitudes y conductas “apropiadas” en relación al género, la jubilación desafía el sentido de masculinidad.

 

La familia

A menudo los hombres perciben la jubilación como un ingreso al territorio femenino de la familia y el hogar. El ingreso en los dominios de su esposa y la pérdida de su propio espacio pueden generar una sensación de incertidumbre acerca de cómo conducirse como varón.

Después de la jubilación los hombres continúan enfatizando los mismos atributos masculinos que antes. Se demandan fortaleza, decisión y poder. Muchos temen sentirse inútiles a medida que menguan sus capacidades físicas, y suelen preocuparse por conseguir el respeto de su familia y la comunidad a medida que disminuyen las oportunidades de logros laborales.

 

Identidad masculina y adaptación a la jubilación

La importancia del trabajo para la identidad masculina podría sugerir que la jubilación genera una ruptura, o al menos una marcada discontinuidad. Sin embargo el sentido de masculinidad de un hombre se desarrolla a lo largo de la vida adulta y a medida que se envejece. Hay tres elementos primarios en este proceso:

  1. El primer elemento es la continuidad de expectativas sociales sobre las conductas y actitudes “masculinas”. Quieren ser vigorosos a pesar del declive físico, suprimir emociones, incluso luego de pérdidas, y mantener el control y la autoridad a pesar de la disminución de las responsabilidades de liderazgo. Los hombres confían en su concepción de cómo es su masculinidad, lo que les ayuda a afrontar las transiciones y pérdidas del envejecimiento.
  2. El segundo elemento es la emergencia gradual de características atribuidas a lo femenino que complementan las características atribuidas a lo masculino ya existentes. La jubilación suele resultar la primera oportunidad real de alejarse de los confines del mundo laboral, y cultivar estas características anteriormente no expresadas. Estas nuevas demandas hacia una mayor sensibilidad y conexión emocional en personas de edad avanzada reafirman a los hombres mayores el incremento de una mayor expresividad y de capacidad de cuidado. Los hombres que demuestran tanto rasgos masculinos, de tipo instrumental, como rasgos femeninos, con orientación al cuidado, forman y mantienen nuevas y positivas relaciones despues de la jubilación.
  3. El tercer elemento es el proceso biológico de disminución del vigor. Los andrógenos comienzan a disminuir en la mediana edad, resultando en una pérdida de cierta capacidad sexual, masa muscular, emisión de energía y dominio.

 

Juntas, la desaceleración biológica, la continuidad de las expectativas de género y la aparición de nuevos modos de auto-expresión se vuelven la base del sentido de sí mismo como varón que tiene un hombre mayor.

 

Teorías de la adaptación a la jubilación
                -El modelo de la desvinculación
postulaba un retiro de los roles primarios de la adultez temprana y media, ya que un individuo se desvincula mediante la adaptación a un estilo de resolución de problemas más pasivo y volviéndose más egocéntrico durante la transición a la jubilación.

-El modelo de la actividad proponía que la continuidad de los niveles de actividad luego de la jubilación era necesaria para un envejecimiento exitoso y que los hombres sustituyen las actividades laborales por las actividades de ocio y de apoyo a la comunidad.

-Por el contrario, la teoría de la continuidad de la identidad masculina en la adultez tardía no enfatiza en la continuidad de los niveles de actividad, sino que postula una evolución de las características personales de un individuo en una situación de vida diferente. Una reducción en las expectativas, junto con una definición más amplia del éxito, permiten la continuidad del valor propio recibido.

 

Etapas de la jubilación

Las adaptaciones psicológicas y sociales a la jubilación no ocurren abruptamente. El proceso de adaptación requiere varios años antes y después de que suceda, e incluye varias etapas. La jubilación precisa de una decisión (o mandato del empleador), cantidades variables de preparación, un último dia laboral, adaptación inicial a las condiciones de la jubilación y el establecimiento de un estilo vida como jubilado a largo plazo.

 

Diversidad de la identificación con el trabajo en los hombres

                La identificación con el trabajo es particularmente fuerte cuando las recompensas intrínsecas y extrínsecas del trabajo son altas. Un estatus ocupacional más bajo puede dar lugar a una menor identificación con el trabajo.

 

Estatus ocupacional

Los trabajadores de cuello azul (obreros) ven la jubilación más positivamente que los trabajadores de cuello blanco (profesionales) y reportan una mayor satisfacción inicial en la jubilación. Los obreros enfatizan las recompensas laborales extrínsecas más que las intrínsecas y se encuentran de este modo menos involucrados emocionalmente con el trabajo. Los profesionales y ejecutivos demuestran una actitud más negativa frente a la jubilación, derivada tal vez del mayor compromiso laboral y las mayores recompensas intrínsecas del trabajo. A su vez los jubilados por obligación o por cuestiones de salud están menos satisfechos que aquellos que se retiran por voluntad.

 

 

Estado civil

                El estado civil modifica aún más el ajuste a la jubilación. El trabajo puede ser especialmente importante para el hombre soltero, ya que sería una forma de compensar las carencias que genera estar sin pareja. El trabajo provee una mayor conexión con la comunidad y oportunidad para el contacto social. Los hombres solteros con un compromiso laboral incrementado pueden hallar más difícil la decisión de jubilarse y más deseable el empleo continuado.

 

Conclusión

                El éxito en el lugar de trabajo va en paralelo con el éxito en el cumplimiento de las expectativas sociales para la conducta masculina. Como las recompensas son obtenidas en el ámbito laboral, el hombre invierte psicológicamente en el trabajo. Es decir que a cada paso, la identidad masculina es cultivada.

A medida que el hombre envejece, los procesos de maduración y envejecimiento dan lugar a una modificación en las conductas atribuidas a lo masculino y ciertos referentes biológicos. A su vez, las cualidades atribuidas a lo femenino que emergen con la maduración y las presiones sociales, incluyen la auto-expresión y la sociabilidad. Esta progresión de cambios no es inquietante hasta que el hombre decide jubilarse, es allí donde se da cuenta hasta qué punto su sentido de masculinidad ha sido respaldado por el trabajo. Se siente preocupado acerca del cambio del territorio masculino tradicional por el reino tradicionalmente femenino del hogar. Se preocupa por lo tanto sobre cómo mantener el respeto en su nuevo rol.


 

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