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Resumen de "Los Nuevos Países Industriales"  |  Historia Económica Social y General (2017)  |  UBA XXI

CAPITULO 6

LOS NUEVOS PAISES INDUSTRIALES: EUROPA OCCIDENTAL Y LOS ESTADOS UNIDOS

6.1 La industrialización de Europa continental

6.1.1 La economía en vísperas de la industrialización

Las áreas con una agricultura más moderna eran -después de Holanda- Bélgica, Francia y la zona occidental del territorio alemán. En estas regiones se habían incorporado las innovaciones y se había difundido la economía de mercado. En Europa oriental, en cambio, seguían vigentes los antiguos métodos de producción y las relaciones sociales de carácter feudal.

La producción industrial se llevaba a cabo según los métodos tradicionales: la industria artesanal urbana, la industria rural y la manufactura centralizada. Europa continental contaba con una fuerte tradición protoindustrial, y a lo largo del siglo XVIII había habido un fuerte desarrollo de la industria a domicilio y de las "protofábricas".

La demanda interior fue la parte más significativa del mercado para los productos manufacturados y se vio estimulada por el incremento de la propensión a consumir, en particular, de las clases medias urbanas.

Entre fines del siglo XVIII y principios del XIX, Europa continental vivió un proceso de profundos cambios institucionales, producto de la Revolución Francesa y de la expansión napoleónica.

La Revolución Francesa ayudó a la creación de condiciones institucionales favorables a la industrialización. Abolió los últimos residuos del orden feudal e instituyó un sistema jurídico que garantizó las libertades individuales y la propiedad privada. La nueva legislación fue recopilada en el Código Civil t el Código de Comercio, que fueron adoptados por la mayor parte de los Estados europeos.

6.1.2 Los procesos de industrialización

Los nuevos países industriales absorbieron e imitaron, directa o indirectamente, la tecnología que fue usada por primera vez en Inglaterra, pero, al mismo tiempo, cada proceso de industrialización tuvo rasgos específicos.

La industrialización de Europa continental en la primera mitad del siglo XIX consistió, en gran medida, en la difusión de las innovaciones de la Revolución Industrial inglesa.

Las transformaciones que tuvieron lugar en Gran Bretaña cambiaron la situación de los países continentales, que debieron hacer frente a la competencia de los productos ingleses, que eran mucho más baratos, tanto en sus mercados internos como en los mercados de exportación.


La adopción de los nuevos métodos de producción debió afrontar diversos obstáculos. En primer lugar, las restricciones impuestas por el gobierno inglés, que a fines del siglo XVIII aprobó diversas leyes que prohibían la exportación de maquinarias y la emigración de artesanos, con el fin de evitar la difusión de las innovaciones que otorgaban su superioridad a la industria británica. De todos modos, estas disposiciones fueron burladas de forma reiterada, mediante el contrabando de maquinaria, la emigración clandestina y el espionaje industrial.

Sin embargo, la adopción de la nueva tecnología debía superar otras dificultades, en particular, los problemas técnicos que acarreaba la utilización de la nueva maquinaria, y en la falta de personal capacitado y con experiencia en su manejo. En una primera etapa, la capacitación tuvo lugar de manera personal, en los puestos de trabajo, pero más tarde fueron creadas escuelas técnicas en las que se formaron mecánicos e ingenieros.

En la industrialización de Europa continental el papel del Estado fue mucho más activo que en Gran Bretaña.

En primer lugar, los Estados estimularon el crecimiento industrial gracias a su capacidad de reestructurar las instituciones sociales, creando un ámbito favorable para el desarrollo de la empresa privada. La puesta en marcha de servicios permitieron la creación de economías externas que favorecieron la industrialización, como la educación técnica o los servicios de información oficiales.

Además, los Estados tomaron medidas más directas para estimular el desarrollo de la empresa privada, a través de subsidios, tasas a la importación, garantías a las inversiones y concesión de préstamos. Por último, el Estado podía asumir directamente la función de inversos y empresario.

A medida que avanzó el proceso de industrialización, surgieron nuevas formas de crédito que respondieron a los crecientes requerimientos de capitales, no sólo para la industria sino también para financiar la construcción de los ferrocarriles.

Una forma muy difundida a mediados del siglo XIX fueron los bancos de crédito industrial.

A partir de la década de 1870, los bancos de crédito fueron reemplazados por un nuevo tipo de institución, los bancos de inversión, que se extendieron con rapidez por toda Europa, pues combinaban funciones de banca comercial y de banco de crédito industrial.

La financiación de la industrialización europea se llevó a cabo, además, mediante la inversión extranjera. Los primeros flujos de capital parieron de Gran Bretaña y se destinaron a financiar la construcción de ferrocarriles en Francia y Bélgica. Más tarde, estos países y otros se transformaron, a su vez, en exportadores de capitales hacia otras naciones europeas.

6.1.3 La revolución de los transportes y las comunicaciones.

Hasta la década de 1830, las principales innovaciones en el campo de los transportes y las comunicaciones consistieron en el mejoramiento de los medios tradicionales. En primer lugar, la extensión de redes de canales que su importancia fue muy grande durante todo el XIX.

También se mejoraron las rutas terrestres gracias a nuevas técnicas de construcción. para mediados del siglo XIX, prácticamente todos los países europeos contaban con redes ferroviarias.

A comienzos del siglo XIX, las máquinas a vapor comenzaron a utilizarse también en la navegación. El desarrollo de los ferrocarriles y de la navegación a vapor permitió abaratar sensiblemente los costos de transporte.

Otro de los elementos centrales en la revolución de las comunicaciones fue el telégrafo, en ese sentido, Gran Bretaña y los Estados Unidos fueron los países pioneros.

Con el ferrocarril, por primera vez se logró abaratar el precio del transporte por tierra, integrándose mercados regionales y nacionales. Otro elemento central de los ferrocarriles fue su rapidez, que se fue incrementando a lo largo del siglo y redujo sensiblemente los tiempos requeridos para el transporte de bienes y de personas.

Además, fue un gran impulsor del desarrollo industrial. Los economistas denominan "eslabonamientos" a los efectos expansivos que una determinada actividad económica genera sobre otras. Los eslabonamientos hacia atrás conducen a nuevas inversiones en actividades proveedoras de insumos, y los eslabonamientos hacia adelante, a inversiones en actividades que utilizan sus productos.

En los primeros países industriales de Europa y en los Estados Unidos, el ferrocarril fue un gran generador de eslabonamientos hacia atrás.

Además, el ferrocarril permitió también fuertes incrementos en la producción industrial gracias a la disminución de los costos de transportes y la ampliación de los mercados, y favoreció la difusión de la máquina a vapor como consecuencia del abaratamiento del transporte del carbón.

En Europa noroccidental y en los Estados Unidos el ferrocarril llegó junto con la industrialización y se convirtió en una parte integrante de ella. En el resto de Europa, en cambio, los ferrocarriles llegaron antes que el proceso de industrialización se hubiera iniciado.

Estas diferencias incidieron en el impacto de los ferrocarriles sobre el desarrollo industrial, ya que mientras en los primeros países industriales se generaron rápidamente eslabonamientos hacia atrás, en los de industrialización tardía el efecto fue menos significativo, sobre todo porque la construcción de las redes ferroviarias fue financiada, en la mayoría de los casos, con capitales extranjeros y porque la importación de material ferroviario a bajos costos obstaculizó el desarrollo de las industriales locales.

Desde el punto de vista empresarial, los ferrocarriles pueden considerarse las primeras empresas modernas. A partir del caso de Estados Unidos, el desarrollo del ferrocarril contribuyó a la construcción de las sociedades anónimas y al nacimiento de empresas con una organización gerencial y burocrática. La dimensión de las empresas ferroviarias, a mediados del siglo XIX, era muy superior a la de las firmas industriales.

En los países europeos, a diferencia de los Estados Unidos, en la construcción y la gestión de los ferrocarriles hubo participación tanto del capital privado como del Estado. Pero también en Europa las empresas ferroviarias tuvieron grandes dimensiones y fueron las primeras grandes empresas modernas.

Los primeros ferrocarriles del continente fueron los de Bélgica, en los que el Estado fue el principal constructor y administrador. Francia fue el que más tardó en construir su red de ferrocarriles. Los primeros ferrocarriles fueron construidos por empresas locales pequeñas y, sobre todo, con inversiones inglesas, pero desde mediados del siglo, la construcción estuvo en manos de grandes grupos financieros franceses.

6.2 Las primeras naciones industriales: Bélgica y Francia.

Bélgica y Francia fueron los primeros países del continente en industrializarse. comenzaron su proceso a finales del siglo XVIII.

6.2.1 La industrialización de Bélgica.

En el siglo XIX, fue el país más industrializado de Europa, después de Gran Bretaña, y cuyo desarrollo industrial más se asemejó al modelo inglés.

el éxito del proceso de industrialización tuvo varios factores. En primer lugar, la abundancia de carbón y hierro.

Otro factor favorable fue la disponibilidad de fuerza motriz que servían para la utilización de medios de comunicación y transporte.

La localización geográfica de Bélgica fue otro elemento que benefició a la industrialización. La cercanía con respecto a Gran Bretaña facilitó la transferencia de tecnología, y la vecindad con Francia le permitió contar con un mercado externo al que destinó la mayor parte de su producción de carbón.

Además, el Estado también contribuyó a la industrialización, invirtiendo en la infraestructura de transportes y promoviendo la creación de bancos de inversión. Eso facilitó el desarrollo de las sociedades anónimas y la entrada de capitales extranjeros.

El hilado y el tejido se llevaban a cabo mediante el sistema de trabajo a domicilio, y las otras operaciones se realizaban en talleres urbanos.

En los últimos años del siglo XVIII, comenzó la maquinización de la industria algodonera en la zona de Gante. Los primeros pasos se dieron en la fabricación de hilados, con la introducción de máquinas y trabajadores ingleses. Se difundió rápidamente el uso del vapor, y algunas empresas empezaron a fabricar maquinaria textil, produciendo desde las máquinas hasta las telas estampadas. La expansión de la industrial del algodón se aceleró con el fin de las guerras napoleónicas.

Desde principios del siglo XVIII, Bélgica poseía varias cuencas carboníferas cuya producción se destinaba al consumo local y, sobre todo, a la exportación a Francia. A medida que los requerimientos de capital aumentaron y la organización técnica y financiera se volvió más compleja, se constituyeron grandes empresas privadas. Bélgica fue el principal productor de carbón del continente europeo hasta la década de 1850.

En la metalurgia, la Revolución Industrial significó una ruptura con la tradición, y hubo una clara separación entre las viejas y las nuevas fábricas. En las nuevas fábricas, se establecieron según el modelo inglés, especializándose en la fabricación de máquinas de hilar destinadas a la industria textil lanera, y más tarde, en la producción de máquinas a vapor.

En la década de 1830 ya estaba difundido el uso de la máquina a vapor tanto con el sector textil como en la minería del carbón y la metalurgia, y se había extendido el sistema de fábrica. La construcción de los ferrocarriles, que tuvo lugar a partir de 1834, contribuyó a sostener la expansión de la industria del carbón, de la siderurgia, y de la fabricación de maquinarias.

en primer lugar, Bélgica es un ejemplo muy claro de industrialización por difusión del modelo inglés, a través de la transferencia de tecnología, de recursos humanos y de capitales.

Otro de los rasgos distintivos fue el papel asumido por el Estado. Su acción se orientó en primer lugar, a estimular el desarrollo de la industria, y a partir de 1830, a evitar las protestas obreras y el alza de salarios.

paradójicamente, la Revolución Industrial en Bélgica tuvo lugar en un período de gran inestabilidad institucional.

Otro de los rasgos característicos del modelo belga fueron el activo papel de los bancos y la temprana constitución de grandes sociedades. Los bancos de inversión tuvieron un papel muy importante en el proceso de industrialización, ya que favorecieron la formación de sociedades anónimas y sirvieron para atraer capitales extranjeros, sobre todo franceses.

En Bélgica se desarrollaron muy tempranamente las grandes empresas industriales, favorecidas por una legislación que facilitaba la formación de sociedades anónimas.

La sociedad belga contó con un empresariado que contribuyó activamente a la industrialización, gracias a su disposición a adoptar las innovaciones.

La financiación de la Revolución Industrial provino de diversas fuentes. Por una parte, de la inversión de las viejas dinastías de comerciantes e industriales, por la otra, la nobleza y los rentistas invirtieron a través de los bancos que, tuvieron un papel decisivo desde los años treinta.

Aunque su territorio y su mercado interno eran de dimensiones reducidas, una porción muy significativa de la producción industrial se destinó a la exportación; Francia fue su principal mercado: Francia contaba con escasos recursos naturales minerales e importaba el carbón belga. A su vez, exportaban capitales a Bélgica, con la mediación de los grandes bancos franceses vinculados a la banca belga.


6.2.2 La industrialización de Francia

El caso de Francia es el de un modelo de industrialización que en muchos aspectos se diferenció netamente del británico.

La industrialización francesa fue una industrialización sin "revolución industrial". Constituyó un proceso gradual que se inició en las últimas décadas del siglo XVIII, y en el que se alternaron períodos de aceleración y de desaceleración del crecimiento.

La modernización de la industria comenzó en el siglo XVIII, pero se vio interrumpida por el estallido de la Revolución Francesa. Con el fin de las guerras napoleónicas, en 1815, el proceso se reinició.

Se puede hablar de dos grandes oleadas de industrialización, La primera oleada se ubica entre 1815 y 1860 caracterizada por las formas de producción tradicionales, con una mecanización reducida y un alto empleo de mano de obra.

Una nueva etapa de expansión tuvo lugar desde mediados de 1885 hasta las vísperas de la Primera Guerra Mundial, acompañada por una segunda industrialización más intensivo que la primera.

A lo largo del todo el siglo XIX, la transformación de la estructura económica de Francia fue lenta, y la agricultura siguió teniendo una alta participación en el producto total del país.

Durante todo el siglo XIX, Francia siguió siendo un país predominantemente rural.

En el siglo XVIII, Francia era uno de los países más ricos de Europa. Durante este siglo, Francia tuvo un fuerte crecimiento de las actividades-protoindustriales. La industria a domicilio se expandió gracias al impulso de la demanda exterior y a la acción de los comerciantes empresarios de las ciudades que contrataron mano de obra rural. El sector más importante era el de la industria textil, en particular la de la lana. En las últimas décadas comenzó también a expandirse la industria del algodón, que adoptó rápidamente las innovaciones provenientes de Gran Bretaña.

El desarrollo industrial francés se dio en un marco de industria tradicional, mientras que el crecimiento de la producción en Gran Bretaña estuvo asignado por la innovación.

En Francia, la producción pudo satisfacer a la demanda sin que tuviera lugar un proceso de innovación tecnológica generalizado.

Desde el comienzo de la Revolución Francesa hasta 1815, el país vivió casi permanentemente en guerra, lo que tuvo como resultado una disminución del ritmo de crecimiento de la economía.

El impacto de la Revolución sobre el proceso de industrialización fue ambiguo. Desde el punto de vista económico tuvo efectos negativos, como la pérdida de su imperio colonial, de mercados externos y de fuentes de abastecimiento. En general, el proceso de innovación se detuvo, salvo para la industria textil del algodón.

Por otro lado, muchas de las reformas institucionales impulsadas durante la Revolución y el Imperio beneficiaron en el largo plazo el desarrollo industrial.

Otro de los aspectos positivos de la etapa revolucionaria fue la política educativa, dedicadas a la formación de profesionales y a la investigación.

La Revolución modificó profundamente la agricultura, aboliendo los derechos feudales y consolidando un régimen de pequeña y mediana propiedad, que constituyó uno de los rasgos característicos de la economía francesa.

el "dualismo industrial" hace referencia a la coexistencia, muchas veces complementaria, de formas tradicionales y formas innovadoras de producción industrial. En Francia, las estructuras protoindustriales se prolongaron y desarrollaron hasta muy avanzado el siglo XIX, y acompañaron, ayudaron y facilitaron el surgimiento de la gran industria. Hasta mediados del siglo, la producción industrial francesa se basó en la manufactura tradicional como en la nueva industria moderna.

LA industria francesa del siglo XIX fue mano de obra intensiva. Se caracterizó más por la movilización y organización sistemática de la mano de obra que por la introducción masiva de técnicas nuevas.

Gran parte de la mano de obra empleada en la industria seguía viviendo en el campo y trabajando a domicilio.

En las empresas era muy frecuente una organización dualista, sobre todo, en la rama textil, en la que existían distintos tipos de combinaciones, como hilado en fábrica y tejido a domicilio. La industria de la seda fue unos de los principales bienes de exportación de la industria francesa hasta fines del siglo XIX, donde se utilizó el sistema de industria a domicilio tanto urbano como rural.

Desde fines de la década de 1860 hasta mediados de la de 1880 el ritmo de expansión de la economía francesa se desaceleró.

Ello se debió en parte, a la crisis de la agricultura, aunque también al agotamiento del modelo de industrialización.

Como respuesta a la crisis, la industria se modernizó. Se difundió masivamente el uso de la máquina a vapor, y en general, las industrias tradicionales se mecanizaron.

Al mismo tiempo, se desarrollaron la industria metalúrgica y la química, y aparecieron industrias nuevas.

El desarrollo industrial de las últimas décadas del siglo XIX fue generando la transformación estructural de la economía francesa, reduciendo el antiguo predominio de la agricultura.

Francia no tuvo la abundancia de recursos naturales con las que contaron Inglaterra, Bélgica y Alemania. Ello explica algunas características básicas de la industrialización francesa. Por ello, una gran parte de la demanda de carbón se cubría con importaciones de Bélgica.

La producción de hierro era menor a la belga. La protección aduanera favoreció el desarrollo de la industria siderúrgica desde la década de 1820, con el aporte de técnicos belgas e ingleses, y la utilización de los nuevos métodos de producción.

La industria textil fue uno de los sectores que más se expandió en el siglo XIX. El sector que más se modernizó fue la industria algodonera. El algodón impulsó el desarrollo de otros sectores: industria química y maquinaria.

En la industria de la lana, fue mayor la persistencia de los métodos de producción tradicionales.

El otro sector destacado en la industria textil era el de la seda. La industria de Lyon dominaba en el mercado mundial de la seda; también en ella la producción se llevaba a cabo mediante la combinación de métodos tradicionales y modernos.

Los empresarios franceses eran conservadores, hostiles a lo nuevo y lo desconocido, y por lo tanto, poco dispuestos a aceptar la innovación. Ésa habría sido la causa de que las empresas francesas fueran mayoritariamente pequeñas y familiares, que no se modernizaran y que se mostraran poco competitivas.

Los empresarios franceses adoptaron las innovaciones características de la industria moderna a un ritmo mucho más lento que los de los otros países europeos, por eso, son considerados empresarios arcaicos.

Los métodos de producción tradicionales presentaban una serie de ventajas, y el sistema industrial funcionaba con mínimos costos y con los menores riesgos. Desde este punto de vista, los empresarios son percibidos como empresarios racionales que se adaptaron a las condiciones del mercado y sacan ventajas de la combinación de lo viejo y lo nuevo.

· EL DEBATE SOBRE EL MODELO DE INDUSRTIALIZACIÓN FRANCESA

A lo largo del siglo XIX, Francia se autoabastecía de productos agrícolas, e incluso exportaba una parte de la producción. Este fue otro rasgo que la diferenció netamente de Gran Bretaña.

Otra característica relevante de la historia de Francia ha sido el lento crecimiento de su población en los últimos dos siglos. Desde fines del siglo XVIII se difundió el control de la natalidad. Francia no fue un país de emigración masiva sino que recibió inmigrantes europeos.

En lo relativo al crecimiento de la producción industrial, a lo largo del siglo XIX la industria francesa en su conjunto no estuvo retrasada con respecto a la inglesa y a pesar de la menor difusión de la innovación tecnológica, la productividad de la industria francesa no fue inferior a la de la inglesa.

Comparando el modelo francés y el inglés, desde la perspectiva social se inclinan por el primero, resaltando que la población francesa tuvo en el siglo XIX una calidad de vida superior a la inglesa.

Se enfatiza que tanto el crecimiento económico como el cambio estructural son instrumentos para promover el bienestar social, elevar los niveles de consumo y, quizá, la calidad de vida. Se sostiene que el desarrollo francés puede ser considerado como "una transición más humana hacia la sociedad industrial".


6.3 La industrialización de Alemania

Alemania comenzó su revolución industrial en la década de 1840. En vísperas de la Primera Guerra Mundial había logrado superar a Gran Bretaña y se había transformado en la principal potencia económica europea.

A principios del siglo XIX sus obstáculos se hallaban en el orden institucional. Su territorio se hallaba fragmentado en una gran cantidad de unidades políticas independientes, y ello creaba fuertes trabas para la formación de un mercado interno unificado. El comercio interior se veía limitado por innumerables barreras aduaneras, diferentes monedas y monopolios comerciales.

Antes de las guerras napoleónicas seguían subsistiendo rasgos feudales en la sociedad y lazos de servidumbre en las áreas rurales. Ello desalentaba la iniciativa individual y las innovaciones. También tenía una capacidad de demanda interna restringida, con una población sometida a cargas feudales e impuestos públicos, y un escaso desarrollo de una economía de mercado.

Sin embargo, Alemania contaba con una serie de condiciones ventajosas. Entre ellas podemos destacar la disponibilidad de recursos naturales, una fuerte tradición en la industria doméstica y artesanal, y un sistema educativo avanzado. En Alemania fueron muy marcadas las diferencias regionales.

A medida que avanzó la industrialización, el este proveía al oeste de materias primas y alimentos, y el oeste vendía productos manufacturados. El este fue, un área de emigración de mano de obra, que se dirigía a los centros industriales de la zona occidental. Por otro lado, la producción agraria del este también se destinaba al mercado externo contribuyendo a equilibrar la balanza comercial. En términos regionales el desarrollo industrial fue muy desigual.

Como en el caso inglés, la industrialización recibió su mayor impulso en un período relativamente breve, y se basó en los mismos sectores: carbón, hierro, inudstria mecánica y textil. pero a diferencia de Inglaterra, en Alemania la importancia de la inudstria textil fue limitada, y los sectores de punta fueron la industria pesada y la de bienes de capital.

Durante la primera mitad del siglo XIX, Alemania pudo aprovechar las ventajas del atraso imitando a otros países tanto en la innovación tecnológica como en las transformaciones institucionales que habían acompañado a los procesos de industrialización.

En los comienzos de su industrialización, recibió el aporte de capitales extranjeros e importó insumos industriales y bienes de capital. Más tarde, la industria local sustituyó paulatinamente a las importaciones, y la inversión contó con fuentes de financiación interna.

6.3.1 Las etapas de la industrialización alemana.

La primera etapa, entre 1780 y 1830-1840 se denomina "primera industrialización", en el que se llevaron a cabo reformas institucionales que favorecieron la liberazión del comercio, y de los emrcados de mano de obra y de la tierra.

La segunda, entre 1840-1850 y 1870, corresponde a la Revolución Industrial, o al "despegue". En esta etapa fueron cruciales el desarrollo del ferrocarril y su impacto sobre la industria del carbón, la del hierro y de las maquinarias, que pasaron a ser los sectores líderes de la industria alemana.

La tercera etapa, entre 1870 y la Primera Guerra Mundial, se caracterizó como "fase industrial madura". Coincide con la difusión de la industria moderna, y con la aceleración del cambio estructural y de la urbanización. En este período tuvo lugar la expansión internacional de la economía alemana, que comenzó a desplazar a Gran Bretaña en el liderazgo industrial.

6.3.2 La protoindustrialización

Desde el siglo XVI, en varias áreas rurales se había ido expandiendo la producción industrial orientada hacia la exportación, basada en el sistema de industria a domicilio. Esta actividad protoindustrial se incrementó a lo largo del siglo XVIII, favoreciendo el desarrollo de las industrias textil y la metalurgia. La producción se destinaba al mercado interno como al externo.

En Renania, Sajona y Silesia, la protoindustria favoreció la acumulación de capital, la capacitación de la mano de obra y el desarrollo de los circuitos comerciales dentro y fuera del territorio alemán.

De todos modos, la transición hacia el sistema de fábrica no fue automática.

Silesia se había especializado en la industria del lino, que era el producto de mayor consumo popular y producía para el mercado internacional. Hasta fines del siglo XVIII se basó en el sistema de trabajo a domicilio en las áreas rurales. A partir del fin de las guerras napoleónicas y de la reanudación del comercio europeo con Gran Bretaña, la producción textil de Silesia comenzó a entrar en crisis. Debió competir con los hilados y los tejidos de lino británicos, cuyo precio era muy inferior porque se elaboraban en forma mecanizada, y también con los tejidos de algodón, que empezaban a reemplazar a los de lino.

Frente a la competencia británica la industria no se modernizó y perdió sus mercados.

La región de Renania era una zona mucho más integrada al mercado mundial. En ella el sistema feudal se debilitó tempranamente.

El sector más desarrollado en la etapa protoindustrial fue la de la industria textil.

a diferencia de Silesia, Renania pudo competir con la producción inglesa, especializándose en la fabricación de bienes textiles de alto valor agregado, mecanizando la industria de tejidos de algodón y utilizando hilados importados de Inglaterra. LAs razones de esta reacción frente al desafío de la competencia británica radican en las características de la sociedad, en la que las estructuras agrarias tradicionales habían sido erosionadas y el marco social era mucho más abierto a la innovación.

La región de Sajonia, era otra de las zonas de mayor tradición protoindustrial. La actividad principal era la industria textil, seguida por la metalurgia y otros rubros. La artesanía textil rural derivó desde comienzos del siglo XIX hacia la idnustria mecanizada, favorecida, como en el caso de Renania, por condiciones institucionales y sociales que propiciaban la innovación.


6.3.3 La primera industrialización (1780-1840)

Con las guerras napoleónicas se alteraron las estructuras tradicionales, y la nueva legislación debilitó a las instituciones feudales. Se liberalizó la actividad industrial, suprimiendo los privilegios gremiales. Estas medidas permitieron liberar mano de obra e integrar la población campesina al mercado.

Además se inició también un proceso de crecimiento de la población. Ello se vio acompañado por el incremento de la producción agrícola.

Hasta la década de 1840, los incrementos de la producción industrial provinieron mayoritariamente del sector textil y metalúrgico, que se fueron modernizando de modo gradual. en la industria textil comenzó la mecanización fundamentalmente en el sector del algodón pero las antiguas formas de producción siguieron subsistiendo.

También en la industria metalúrgica asistimos a una lenta difusión de los nuevos métodos junto a los tradicionales.

En esta etapa se constituyó en 1834, una unión aduanera, que permitió la integración económica de la mayor parte de los territorios que más tarde formaron el imperio alemán, contribuyendo de manera decisiva al proceso de industrialización. El mercado se unificó gracias a la abolición de las aduanas interiores, y se establecieron aranceles comunes para el comercio exterior, que ofrecieron una protección moderada a la industria.

6.3.4 La Revolución Industrial (1840-1870)

a partir de la década de 1840, la modernización de la industria se aceleró, sobre todo gracias a la construcción de los ferrocarriles y a los eslabonamientos que éstos generaron.

Los ferrocarriles permitieron, en primer lugar, el abaratamiento del transporte. La red ferroviaria fue clave para la integración del mercado interno. El ferrocarril hizo posible el transporte terrestre a larga distancia del carbón, contribuyendo decisivamente a la difusión de la máquina a vapor y, en general, al desarrollo de la industria.

En los primeros años, la demanda generada por los ferrocarriles era cubierta mediante la importación, pero rápidamente se desarrolló una industria sustitutiva.

El acelerado desarrollo de la siderurgia se vio favorecido por la disponibilidad de yacimientos de hierro y carbón. En este punto Alemania tuvo una situación privilegiada debido a su dotación de recursos naturales.

Desde la década de 1840, la principal zona productora de hierro y carbón fue la de la cuenca del Ruhr. En el lapso de medio siglo se transformó en la principal región industrial del continente.

Junto con la producción de carbón se expandió la industria siderúrgica, cuyo principal centro fue también la zona del Ruhr, en las que se desarrollaron las primeras empresas.

El ritmo de la innovación tecnológica fue muy rápido. Desde la década de 1860 comenzaron a adoptarse nuevos métodos para la producción de acero que redujo notablemente los costos de producción.


6.3.5 La industrialización madura (1870-1914)

La última fase de la industrialización fue la de mayor expansión económica de Alemania y período en el cual superó definitivamente sus condiciones de atraso relativo.

Entre 1873 y 1914se aceleró el ritmo del crecimiento demográfico y el proceso de industrialización.

La principal diferencia con Gran Bretaña fue que la tasa de urbanización era más baja, pero sobre todo, que la población urbana esta mucho menos concentrada en grandes ciudades.

Con respecto a Estados Unidos, la diferencia esencial fue que la tasa de crecimiento de la población era más baja.

Por último el ingreso per cápita siguió siendo inferior al de Gran Bretaña y al de los Estados Unidos.

En el terreno de innovación tecnológica y de la actividad industrial, Alemania fue, en las últimas décadas del siglo XIX, uno de los centros de irradiación de la Segunda Revolución Industrial, caracterizada por la industria química, y la de equipo y material eléctrico.

Desde fines de siglo se desarrolló la industria farmacéutica.

La industria eléctrica se expandió rápidamente desde la década de 1880.

6.3.6 Educación, ciencia y desarrollo tecnológico.

Su sistema educativo ocupa uno de los lugares privilegiados.

En el siglo XIX, el sistema educativo alemán fue el más avanzado del continente europeo, tanto en la educación elemental como en la técnica y científica.

La formación en las escuelas reemplazó al sistema de aprendizaje en los puestos de trabajo, y la complejidad creciente de la tecnología requirió un mayor adiestramiento del personal.

En las primeras décadas del siglo, las universidades alemanas fueron reformadas, siguiendo el modelo de las grandes escuelas francesas.

Las universidades se orientaron hacia el desarrollo de la física, la química y sus aplicaciones en el campo de la medicina y la tecnología industrial. Desde fines del siglo XIX se crearon universidades técnicas con el objeto de formar personal para la industria. El gobierno creó también institutos de investigación científica, que mantuvieron lazos con las grandes empresas industriales. El sistema educativo y científico alemán fue un factor determinante en el desarrollo de su economía.

6.3.7 El papel de Estado.

En la industrialización alemana el papel del Estado fue muy activo. En una primera instancia jugaron un papel decisivo en las reformas institucionales. La intervención estatal también fue relevante en la modernización del sistema de comunicaciones. A partir de 1870 los Estados alemanes adquirieron compañías ferroviarias y las nuevas líneas fueron construidas por el gobierno. Las tarifas de los ferrocarriles propiciaron la sustitución de importaciones, ya que facilitaban la importación de metales en bruto.

A fines 1870, la política arancelaria viró hacia el proteccionismo, tanto para la industria como para la agricultura. Estos aranceles proteccionistas favorecieron la expansión de las exportaciones industriales alemanas.

6.3.8 El papel de los bancos en la industrialización.

Los bancos constituyeron otro factor decisivo en el proceso de industrialización de Alemania.

La construcción de los ferrocarriles, que hasta la década de 1870 fue llevada cabo mayoritariamente por empresas privadas, creó una creciente demanda de capital que favoreció la creación de nuevas instituciones financieras.

Hacia 1850 nacieron en Alemania los bancos de crédito

En la última etapa de la industrialización alemana, el crédito bancario tuvo una importancia crucial, y la cooperación entre bancos y empresas industriales aumentó constantemente.

Desde mediados del siglo XIX, fueron creados los grandes bancos de inversión que sustituyeron a los bancos de crédito desde la década de 1870. Los bancos de crédito y los grandes bancos alemanes combinaron la función comercial con la de inversión llamándose "bancos mixtos", promoviendo la formación de nuevas empresas.

en las últimas décadas del siglo XIX, los bancos se convirtieron en accionistas de las grandes empresas industriales, y como tales comenzaron a participar en su dirección.

Los grandes bancos pasaron a formar parte del gobierno de las empresas.

La fuerte influencia de los bancos sobre la industrias partir del siglo XX comenzó a disminuir.

6.3.9 Las empresas y los empresarios.

El surgimiento de la empresa moderna se dio en Alemania en las últimas décadas del siglo XIX, a la par que en Estados Unidos. Se aceleró el proceso de separación entre propiedad y gestión. las dimensiones de las empresas generaron el desarrollo de una organización burocrática y gerencial.

La competitividad de la s empresas alemanas reposó en la eficiencia de su organización. Además, fueron tecnológicamente innovadoras.

Una característica distintiva de las grandes empresas alemanas fue la tendencia a la expansión y a la integración vertical.

Desde la década de 1870 se manifiestan otros dos rasgos sobresalientes. Por una parte, la estrecha vinculación entre empresas y bancos. Por otra, los acuerdos de cooperación entre empresas, que llevaron a la formación de carteles. Dichos acuerdos tenían como objeto el control del mercado. Además sirvieron para limitar la competencia y controlaron el mercado en forma monopólica. El desarrollo de los carteles se vio favorecido por la ausencia de leyes que limitaran su formación. Recién se declararon ilegales después del fin de la Segunda Guerra Mundial.

Estos rasgos llevaron a distintos autores a caracterizar al modelo alemán como "capitalismo organizado".

6.4 La industrialización de los Estados Unidos

6.4.1 Las etapas de la industrialización norteamericana.

El proceso de industrialización se vio favorecido por la disponibilidad de recursos naturales y por la existencia de un inmenso mercado interno con un extraordinario aumento de la población.

En la etapa colonial, la economía norteamericana era fundamentalmente agraria: en el norte, predominaban las explotaciones agrícolas familiares y en el sur, las grandes plantaciones esclavistas. La producción industrial era limitada.

La situación comenzó a cambiar con la revolución de la independencia, que liberó al territorio del mercantilismo británico y le dio estabilidad política necesaria para la expansión comercial.

En la primera etapa, la industrialización tropezó con dificultades considerables. Las comunicaciones eran muy difíciles porque las distancias eran muy grandes y el sistema de transportes, inadecuado. Otros obstáculos eran la escasez de mano de obra y capitales, y el alto costo del trabajo.

El desarrollo industrial se vio se vio estimulado por el comercio exterior. La ruptura con Inglaterra alteró las viejas prácticas comerciales y abrió nuevas regiones al intercambio. La transformación más decisiva fue el crecimiento del comercio del algodón.

El desarrollo industrial y la difusión del sistema de fábrica se vieron estimulados por la construcción de los ferrocarriles, que comenzó en 1830 y pasó a ser un factor clave para la unificación del mercado interno y en la constitución de un mercado de masas.

La industria textil generó fuertes eslabonamientos hacia atrás y hacia adelante. En el primer caso, impulsó la fabricación de maquinaria textil. Hacia adelante, la industria textil derivó en la industria del vestido.

En la industria el proceso de innovación tecnológica fue constante.

6.4.2 La población, el mercado interno y los recursos naturales.

La industrialización de los Estados Unidos en el siglo XIX se basó casi exclusivamente en el mercado interno.

Tras el fin de la Guerra de Secesión, los Estados Unidos se convirtieron en el principal abastecedor de granos y carnes para el mercado británico. Hasta la Primera Guerra Mundial el comercio exterior cumplió un rol mucho más decisivo como factor de expansión del sector primario que de la industria, cuya producción era absorbida mayoritariamente por un mercado interno cuya demanda crecía en forma incesante.

El gran aumento de la población norteamericana en el siglo XIX se debió a una elevada tasa de crecimiento vegetativo pero sobre todo, a la inmigración europea.

La fuerza del mercado interno norteamericano no se explica sólo por el número de habitantes, sino también por su capacidad de demanda y por la integración de la población al mercado. En este sentido, el proceso de urbanización y la política de distribución de tierras, que favoreció a la confirmación de un amplio estrato de propietarios rurales, crearon una fuerte demanda que puso ser cubierta a medida que el desarrollo de los transportes fue unificando el territorio.

6.4.3 La innovación tecnológica.

La competitividad de la industria se basó, prioritariamente, en su eficiencia y en su elevada productividad, y ella derivó, a su vez, de la utilización de métodos de producción capital intensivos.

Uno de los rasgos que diferenció a los Estados Unidos de las naciones europeas fue el alto costo de mano de obra. A principios de siglo, ello se debió, sobre todo, a la escasez de población, y mas tarde, a la existencia de una frontera móvil hacia el oeste y un vasto territorio a colonizar.

En los comienzos de la industrialización hubo importantes influencias externas; en primer lugar, la difusión de las innovaciones que se habían desarrollado en Gran Bretaña, pero ya desde la década de 1820 y 1830 empezaron a generarse innovaciones locales.

En muchos casos, las innovaciones tecnológicas consistieron en mejoras de las técnicas en uso. En otros, en aportes originales. Entre éstos, se destaca la utilización de piezas intercambiables en la fabricación de bienes industriales, método que se originó en la industria de armas y luego se fue difundiendo en otros rubros.

La particularidad del sistema de piezas intercambiables consistía en que se trata de un método para producir mecanismo cuyos componentes podían ser usados indistintamente en otros mecanismos, sin necesidad de ajustes, lo cual simplificó la reparación y el mantenimiento. Además redujo drásticamente los tiempos y costos de producción y mejoró la calidad del producto final. También permitió crear un sistema que hizo posible fabricar en masa y a bajo costo bienes estandarizados.

Tal vez lo más importante es que nació también una industria de máquinas-herramientas especializadas que fabricaban las partes de acuerdo a especificaciones técnicas muy precisas. Dicha industria requirió un alto grado de capacitación y un complejo proceso de aprendizaje. No solo fue un factor clave en el avance industrial en el siglo XIX, sino que permitió incrementar la productividad en otros sectores de la economía, como los transportes, la minería y la agricultura.

6.4.4 El Estado, el proteccionismo y la industrialización.

Desde la Declaración de la Independencia, los Estados Unidos aplicaron políticas proteccionistas, que se mantuvieron a lo largo de los siglos XIX y XX.

La protección aduanera a través de elevados aranceles para la importación tuvo dos objetivos explícitos: proveer al nuevo Estado de recursos y favorecer el desarrollo de la industria local. Las manufacturas más protegidas fueron las textiles y las industrias del hierro y acero.

6.4.5 La revolución de los transportes.

A comienzos del siglo XIX, el elevado costo del transporte interior limitaba la posibilidad de explotar los recursos naturales del territorio. Además, a diferencia de los países europeos, las distancias entre las regiones eran muy grandes, lo cal dificultaba el establecimiento de comunicaciones por vía terrestre.

En las primeras décadas del siglo XIX, la vía de comunicación por excelencia fueron los ríos y los canales. En la década de 1810 comenzó la utilización de buques de vapor en los ríos. y permitió la conexión entre los principales centros urbanos.

En 1830 se inició la construcción de los ferrocarriles.

6.4.6 El impacto de los ferrocarriles.

Se sostenía que había sido un factor decisivo en el crecimiento de la economía norteamericana a lo largo del siglo XIX, y que el desarrollo de la agricultura y la industria no hubieran sido posibles sin él; esta cuestión fue muy debatida. Se ha aceptado que, hasta 1860 la demanda generada por el sector ferroviario tuvo una incidencia limitada en el desarrollo de la industria del hierro.

En el campo de las empresas, el impacto de los ferrocarriles contribuyó al nacimiento y desarrollo de la gran empresa moderna. Chandler afirma que los ferrocarriles fueron el primer "big business" norteamericano.

Además el papel del ferrocarril contribuyó a la integración de un mercado de masas, gracias a la disminución de los costos de transporte y al incremento de la velocidad de la distribución.

6.4.7 Las empresas y los empresarios.

Las primeras empresas modernas, fueron los ferrocarriles, por cuya dimensión y complejidad se erigieron nuevas formas de gestión.

Las modernas empresas industriales nacieron en las últimas décadas del siglo XIX, junto con la producción y la distribución en gran escala, favorecidas por las dimensiones del mercado y la modernización del sistema de transporte y comunicaciones.

Junto a la conformación de un mercado de masas, el otro factor que condicionó la aparición de las grandes empresas modernas fue el proceso de innovación tecnológica. Se desarrollaron en sectores capital intensivos que requerían economías de escala.

Las grandes empresas modernas nacieron en diversas ramas de la producción. La producción estaba concentrada en unos pocos establecimientos grandes, y muchas de estas empresas oligopólicas se transformaron en multinacionales a comienzos del siglo XX.

Se trataba, además de empresas gerenciales, en las cuales se había dado el proceso de separación entre propiedad y gestión, y que eran administradas de acuerdo con una estructura jerárquica y burocrática.

La forma de propiedad característica fueron las sociedades anónimas, y la principal fuente de financiación fue el mercado de capitales, en el que los bancos de inversión tuvieron un papel destacado.

Las empresas norteamericanas fueron las primeras en las que se desarrollo lo que se conoce como "management científico". Este se basó, fundamentalmente, en el incremento de la productividad del trabajo a través de la racionalización de la producción.

6.4.8 Las regiones y la industrialización.

El desarrollo industrial se concentró en la región del nordeste. La primera zona industrial fue la de Nueva Inglaterra: fue la zona más poblada y urbanizada, y la que disponía de mejores servicios comerciales y financieros.

Las otras dos grandes regiones del territorio, el sur y el oeste, fueron, productoras agrícolas. Ambas abastecieron a las industrias y a las poblaciones del nordeste.

El sur fue hasta el fin de la Guerra de Secesión, una zona de plantación esclavista Su principal producción desde fines del siglo XVIII fue el algodón, que contribuyó decisivamente al proceso de industrialización. Después de la guerra, la agricultura del sur entró en decadencia y la región se transformó en la zona más deprimida del territorio. Ello fue en parte revertido desde fines del siglo XIX por el desarrollo de algunas zonas industriales.

El oeste fue poblado a lo largo del siglo XIX, en un proceso de permanente expansión de la frontera.

El oeste actuó como una fuente de abastecimiento del este y fue una zona de atracción de capitales del este.

El sistema de propiedad de tierra, que favoreció las explotaciones familiares, creó una extensa clase medial rural con fuerte capacidad de demanda.


 

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