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Resumen "La Dimensión Ético - Política de la Ciencia"  |  Pensamiento Científico (2017)  |  UBA XXI

Lección 12: La dimensión ético-política de la ciencia

1. Dos maneras de pensar la ética en la ciencia

La ética consiste en una reflexión particular que tiene por objeto de estudio la moral, es decir, las costumbres, hábitos y normas que rigen la conducta de un individuo o de un grupo de personas.

Podemos señalar dos abordajes a las cuestiones éticas vinculadas con la ciencia: un enfoque internalista que hace hincapié en el examen de la práctica científica, en la conducta, los valores intervinientes y las decisiones del científico en el transcurso de la investigación; y un enfoque externalista, que se basa en el impacto social que tiene a ciencia y la tecnología, y los problemas éticos asociados a ese impacto. Si el primer enfoque toma en cuenta la imagen que la comunidad científica tiene de sus métodos y objetivos, el segundo toma en consideración la imagen social de la ciencia

Ética aplicada : hace referencia al espacio en el cual se piensan las normas o principios morales de contenido general en función de situaciones particulares, que son siempre únicas e irrepetibles.

2. La ética de la biotecnología

El principio de precaución exige minimizar los riesgos derivados de las actuales investigaciones en este campo. Al mismo tiempo por las promesas y esperanzas que implica, existe la exigencia moral de no abandonar esas investigaciones, llamamos a esta exigencia principio de exploración.

3. La noción de responsabilidad y la comunidad de evaluadores ampliada

El concepto de responsabilidad va acompañado con la idea de intencionalidad. Por lo tanto, quedan excluidas las ocasiones en las que, por ejemplo, decimos que la tormenta fue responsable de la pérdida de las cosechas. La adjudicación de responsabilidad que nos interesa requiere un agente intencional, agente que debe ser capaz de responder por sus propios actos y de prever las consecuencias de estos. La responsabilidad implica cierto grado de libertad, y a su vez no es sinónimo de culpabilidad.

4. El cientificismo y la neutralidad valorativa de la ciencia

El saber científico se ha desarrollado en gran medida contra el sentido común y las ideas más asentadas y naturales de los saberes circulantes en cada época.

La ciencia tiene un lado positivo y otro oscuro. El optimismo sobre la ciencia subyace a una perspectiva de la ciencia denominada cientificismo.

Mario Bunge diferencia entre la ciencia pura, la ciencia aplicada y la tecnología. Las dos primeras buscarían obtener conocimiento de un recorte de la realidad, sin otro fin que el de enriquecer el saber humano. La ciencia pura pretende obtener conocimiento y es libre en la elección de sus problemas y métodos. La ciencia aplicada aplicaría el conocimiento obtenido por la ciencia básica a problemas prácticos y más específicos. En ambos casos se trata de comprender y explicar la realidad, pero la ciencia aplicada apunta a posibles temas de interés social.

La tecnología se distingue de ambas ciencias porque ella compete la utilización del saber y teorías científicas para la producción de artefactos útiles, es decir para la modificación de la realidad

5. La tecnociencia y la crítica al modelo de la ciencia martillo

Enrique Marí se refirió a la perspectiva cientificista como el modelo de la ciencia martillo. El cientificismo cree que los conocimientos científicos no son ni buenos ni malos en sí mismos, depende de para que se los use.

La tecnociencia busca el conocimiento en función del control y la manipulación de los fenómenos y de la naturaleza. La tecnociencia es el modo de nominar esta intima vinculación entre las diferentes tareas del proceso científico, la conexión intrínseca entre ciencia y tecnología.

Para el anticientificismo, la ciencia pura es un momento de un proceso mayor que busca el control de la naturaleza. Y la búsqueda del saber está ligada a compromisos sociales, porque la misma ciencia es un producto social y tiene consecuencias que el científico debe prever.

6. Ética ambiental

La ética ambiental tematiza nuestra relación moral con el medioambiente y el valor de este y de sus componentes no humanos. Actualmente se enfrentan dos grandes perspectivas éticas vinculadas al medioambiente: una antropocéntrica y otra biocéntrica.

7. Ecología profunda

Arne Naess fundó lo que hoy se conoce como ecología profunda. Consolida su propuesta oponiéndose a la ecología reformista que él llama superficial, la cual defiende que los problemas ambientales pueden solucionarse reduciendo la incidencia del factor perturbador.

Para Naess, mientras la ecología superficial busca combatir la contaminación y el agotamiento de los recursos naturales, la ecología profunda llama al abordaje de las causas culturales subyacentes a la crisis ambiental.

La ecología superficial es compatible con la ética antropocéntrica, para la cual los seres humanos solo tienen deberes morales hacia otros seres humanos; y si se persigue el cuidado de otras especies, es solo por la utilidad que representan para los seres humanos.

En cambio, Naess explica que el ser humano es un componente más de los ecosistemas y que en ellos existe una relación de dependencia recíproca entre el hombre y las demás especies compañeras de evolución.

Para los antropocentristas, los valores son propiedades externas y solo pueden ser otorgados por los humanos de acuerdo con la utilidad que revisten. Para los biocentristas, los valores intrínsecos en la naturaleza expresan una naturaleza o cualidad que son propias o inherentes a un objeto, ser vivo o ambiente; se trata de valores que no surgen considerando a otros seres sensibles o especies vegetales como un medio para el fin propio de las personas.

Naess sintetizo sus ideas en el diagrama del delantal, que es un esquema que puede ser pensado como un instrumento de trabajo, como una herramienta para la acción y está organizado en cuatro niveles:

En la pechera del delantal (nivel 1), Naess sitúa los supuestos o creencias no antropocéntricas que guían más o menos explícitamente la conducta de muchos individuos

En la cintura del delantal (nivel 2), encontramos principios normativos que prescriben el abandono del antropocentrismo en beneficio del biocentrismo.

En la falda (nivel 3), se ubican proyectos de acción coherentes con los principios del nivel 2 y las creencias más generales del nivel 1.

Por último, la sobrefalda (nivel 4), donde encontramos las realizaciones concretas.

8. Ciencia y tecnología para la sostenibilidad

Un desarrollo sostenible implica sacar a la luz la estrecha relación entre lo político, lo económico y lo científico y en segundo lugar, requiere que el conocimiento científico reconozca las peligrosas consecuencias físicas del desarrollo científico-tecnológico y que elabore tecnologías alternativas eco amigables. Y por último, necesita que el hombre adquiera plena conciencia de sus límites.


 

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