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Resumen de 1955 - 1966  |  Sociedad y Estado (2019)  |  UBA XXI

Capitulo V: El Empate 1955-1966

El general Eduardo Lonardi encabezó el nuevo gobierno, que se presentó como provisional para indicar su decisión de restaurar el orden constitucional. Estaba rodeado por los grupos católicos y por militares de tendencia nacionalista. En su opinión, el proyecto nacional y popular que Perón había fundado seguía teniendo vigencia, siempre que fuera depurado de sus elementos corruptos o indeseables.

Dos meses después de dedignado, Lonardi debió renunciar, y fue reemplazado por el general Pedro Aramburu, mas afín a los sectores liberales y antiperonistas. Declaraba querer reconstruir una convivencia democrática perdida hacía ya tiempo y se proponía reordenar sustancialmente la sociedad y la economía.

El Fondo Monetario Internacional propuso políticas llamadas "ortodoxas": estabilizar la moneda abandonando la emisión fiscal, dejar de subvencionar a los sectores "artificiales", abrir los mercados y estimular las actividades de exportación tradicionales.

Para adecuarse al liberalismo y la democracia, era necesario modernizar y adecuar la economía. Los empresarios coincidían en que cualquier modernización debía modificar el estatus logrado por los trabajadores durante el peronismo. Apuntaron a elevar la productividad, racionalizando las tareas y reduciendo la mano de obra. Esto implicaba restringir el poder de los sindicatos y también el que los trabajadores habían alcanzado en plantas y fabricas.

Libertadores y desarrollistas:

El general Aramburu asumió plenamente la decisión de desmontar el aparato peronista. El Partido Peronista fue disuelto y se intervinieron la CGT y los sindicatos, puestos a cargo de oficiales de las Fuerzas Armadas. Una gran cantidad de dirigentes políticos y sindicales fueron detenidos y proscriptos políticamente. La administración pública y las universidades fueron depuradas de peronistas y se controlaron los medios de comunicación. Se prohibió cualquier propaganda favorable al peronismo, así como la mención de su nombre.

Los militares se propusieron compartir el gobierno con los civiles y transferírselo tan pronto como fuera posible. Los instrumentos que el Estado tenia para intervenir empezaron a ser desmontados.

Para el gobierno y las fuerzas políticas que lo apoyaban, el "pacto de proscripción" planteaba un problema para el futuro: qué hacer con el peronismo. Algunos confiaban en que la "educación democrática" terminaría surtiendo su efecto. Otros aspiraban a comprender y redimir a los peronistas. Las distintas opciones dividieron a todas las fuerzas políticas.

El ascenso de Frondizi a la UCR provocó su ruptura. Después de la caída de Perón, el radicalismo se dividió: quienes seguían a Ricardo Balbín se identificaron con el gobierno libertador, mientras que Frondizi eligió la línea de acercamiento con el peronismo. Para atraer a los peronistas, reclamó del gobierno el levantamiento de las proscripciones y el mantenimiento del régimen legal del sindicalismo.  En 1956 la UCR proclamó la candidatura presidencial de Frondizi, lo que aceleró la ruptura, y el viejo partido se dividió en dos: la UCR Intransigente (Frondizi) y la UCR del Pueblo (Balbín).

En 1957, acosado por dificultades económicas y una creciente oposición sindical y política, el gobierno provisional empezó a organizar su retiro y a cumplir con el compromiso de restablecer la democracia. Arturo Frondizi se lanzó al juego. La maniobra más audaz consistió en negociar con el propio Perón su apoyo electoral, a cambio del futuro levantamiento de las proscripciones. La orden de Perón fue acatada y Frondizi se impuso en las elecciones de 1958. 

 

En la nueva versión de su programa Frondizi aspiraba a renovar los acuerdos, de raigambre peronista, entre los empresarios y los trabajadores. Se incorpora el novedoso tema del desarrollo asociado con las inversiones extranjeras.

Las Fuerzas Armadas no simpatizaban con quien había roto el compromiso de la proscripción, ganando con los votos peronistas, y desconfiaban tanto de los antecedentes izquierdistas de Frondizi como de su reciente conversión hacia el capitalismo progresista.

Frondizi asumió personalmente lo que llamo la "batalla del petróleo", esto es, la negociación con compañías extranjeras de la exploración y explotación de las reservas, y al mismo tiempo anunció la autorización para el funcionamiento de universidades no estatales.

En 1958 se lanzó un plan de Estabilización. Se aplicó un programa de devaluación, congelamiento de salarios y supresión de controles y regulaciones estatales cuyas consecuencias fueron una fuerte pérdida de los ingresos de los trabajadores y una desocupación generalizada.  El Plan puso fin a una precaria convivencia entre el gobierno y los sindicatos peronistas. Las huelgas se intensificaron y recrudeció el sabotaje. El gobierno respondió interviniendo los sindicatos y empleando al Ejército para reprimir.

1959: Revolución Cubana. América Latina y la Argentina entraban en el mundo de la Guerra Fría, y los militares, interpelados por sus colegas de Estados Unidos, asumieron con decisión una postura anticomunistas. Los militares asociaron con el comunismo al peronismo. EE.UU empezaba a reclamar alineamiento contra Cuba y los militares encontraron otro espacio para presionar a Frondizi. Presionaron duramente al presidente hasta que el gobierno rompió relaciones con Cuba. En 1962 los militares depusieron a Frondizi. Asume Guido

Crisis y nuevo intento constitucional:

Azules vs. colorados. Los azules triunfaron en la contienda militar y en la de la opinión publica. Explicaron a través de sucesivos comunicados, la preocupación de la facción de la legalidad, el respeto constitucional y la búsqueda de una salida democrática.

1963: Asume Arturo Illia. El nuevo gobierno radical le dio mucha más importancia al Congreso y a la escena política democrática. Su presidencia se definió por el respeto de las normas, la decisión de no abusar de los poderes presidenciales y la voluntad de no exacerbar los conflictos.

La política económica tuvo un perfil muy definido. Un Estado muy activo en el control y en la planificación económica. Los ingresos de los trabajadores se elevaron y el Congreso votó una ley de salario mínimo.

 La democracia empezaba a aparecer como un lastre para la modernización económica, que necesitaba de eficiencia y autoridad.

La economía entre la modernización y la crisis:

La modernización económica debía surgir de la promoción planificada por el Estado y de una renovación técnica y científica. Un conjunto de instituciones debía poner en movimiento la palanca de la inversión pública, la ciencia y la técnica. 

Pero la mayor fe estaba puesta en los capitales extranjeros. Su influencia se notó en la transformacion de los servicios o en las formas de comercialización, y en general en una modificación de los hábitos de consumo, estimulada por lo que podía llegar a verse a través de la televisión.

En la industria, las nuevas ramas (petróleo, automotores, etc.) crecieron aceleradamente, mientras que las que habían liderado el crecimiento en la etapa anterior (textil, calzado) se estancaron o retrocedieron. Se creó una brecha entre un sector moderno y eficiente de la economía, y otro tradicional. La brecha tenía que ver con la presencia de empresas extranjeras.

En los diez años que siguieron al fin del peronismo, la economía creció y se transformó sustancialmente.

 

Las masas y la renovación cultural:

Los intelectuales antiperonistas pasaron a regir las instituciones oficiales y el campo de la cultura. El principal foco de la renovación cultural estuvo en la universidad. Estudiantes e intelectuales progresistas se propusieron "desperonizar" la universidad y luego modernizar sus actividades.

La ciencia debía convertirse en palanca de la economía. Surgió una nueva universidad orientada a la biología, la física o la computación; las facultades se nutrieron con laboratorios y científicos con dedicaron exclusiva a la enseñanza y a la investigación.

La universidad se convertía en un polo critico del gobierno. Se convirtió, además, en una "isla democrática" en un país que lo era cada vez menos.

 

La política y los límites de la modernización:

Nadie tenía fe en la democracia, ciertamente se trataba de una democracia ficticia y de escasa legitimidad. Para los militares, la democracia resultaba un obstáculo en el combate contra el enemigo comunista imaginado. Se alarmaban por la atracción que ejercía la Revolución Cubana y los horrorizaba el cuestionamiento a los valores tradicionales de la sociedad y la convivencia. El gobierno de Illia fue condenado por ineficiente y desde entonces la propaganda se ensañó con él.

En 1966 los comandantes en jefe depusieron a Illia y entregaron la presidencia al general Ongania.


 

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