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Resumen de 1966 - 1976  |  Sociedad y Estado (2019)  |  UBA XXI

Capítulo VI: Dependencia o liberación 1966-1976

 

El ensayo autoritario:

Un amplio consenso acompañó el golpe de Estado de 1966: empresarios, la mayoría de los partidos políticos y grupos de extrema izquierda.

Era necesario reorganizar el Estado, hacerlo fuerte, con autoridad y recursos, y controlable desde su cima. Para unos, era la condición de un reordenamiento económico para romper los bloqueos de crecimiento. Para otros, era la condición de un reordenamiento de la sociedad, de sus maneras de organización que liquidara las formas políticas de liberalismo, (juzgadas nefastas) y creara las bases para otras.

La primera fase del nuevo gobierno se caracterizó por un "shock autoritario". Se proclamó el comienzo de una etapa revolucionaria. Se disolvió el Parlamento y también los partidos políticos.

Se comenzó a encorsetar a la sociedad. El blanco principal fue la universidad, que era vista como el lugar típico de la infiltración, la cuna del comunismo. Las universidades fueron intervenidas y se acabó con su autonomía académica. En la "noche de los bastones largos", la policía irrumpió en algunas facultades de la UBA y apaleó a alumnos y profesores.

El gobierno había encontrado la fórmula política adecuada para operar la gran reestructuración de la sociedad y la economía. Con la clausura de la escena política había puesto fin a la puja sectorial. Acallado cualquier ámbito de expresión de las tensiones de la sociedad, podía diseñar sus políticas con tranquilidad y con un instrumento estatal poderoso en sus manos.

Pero en los seis primeros meses no se había adoptado un rumbo claro en materia económica. Krieger Vasena fue designado ministro de Economía y Trabajo. El plan de Vasena lanzado en 1967 apuntaba en primer término a superar la crisis cíclica y a lograr una estabilización prolongada. Se proponía racionalizar el funcionamiento de la economía. Contaba para ello con poderosas herramientas de un Estado perfeccionado en sus orientaciones intervencionistas. Los éxitos de esta política de estabilización fueron notables. La inflación se había reducido drásticamente y las cuentas del Estado estaban equilibradas.

Las inversiones del Estado fueron considerables, particularmente en obras públicas: represas, puentes y caminos y accesos a la Capital. La nueva política económica volcaba la balanza a favor de los grandes empresarios.

 

La primavera de los pueblos:

El estallido ocurrido en Córdoba en 1969 vino precedido de una ola de protestas estudiantiles de diversas universidades y de una fuerte agitación sindical en Córdoba. Activismo estudiantil y obrero se conjugaron. La fortísima represión policial generó un violento enfrentamiento. Intervino el Ejército y recuperó el control.

Todos los males de la sociedad se concentraban en un punto: el poder autoritario y los grupos minoritarios que lo apoyaban, responsables directos de todas las formas de opresión, explotación y violencia de la sociedad. Frente a ellos se alzaba el pueblo, que se ponía en movimiento para derrocarlos.

Para el poder autoritario, el desarrollo era un fruto de la seguridad nacional y para quienes lo enfrentaban la única alternativa a la dependencia era la revolución, que conduciría a la liberación (Che Guevara y la Revolución eran la influencia). Los obispos del Tercer Mundo proclamaron su preocupación por los pobres. Desde 1968 en Argentina, los religiosos que se reunieron en el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, militaron en las zonas más pobres, promovieron la formación de organizaciones solidarias e impulsaron reclamos y acciones de protesta.

La revolución era posible. Así lo mostraban Cuba, el Cordobazo y la movilización social. La clave de la opresión, la injusticia y la entrega  se encontraban en el poder, monopolizado por pocos.

Las primeras organizaciones guerrilleras habían surgido desde 1960. Su verdadero caldo de cultivo fue la experiencia autoritaria y la convicción de que no había alternativas mas allá de la acción armada.  En 1970 surgen la organización de Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Los actos de violencia fueron en crecimiento.

Entre todas las organizaciones había grandes diferencias técnicas y políticas, pero privaba un espíritu común. Todas aspiraban a transformar la movilización espontanea de la sociedad en un alzamiento generalizado, y todas coincidían en una cultura política que retomaba y potenciaba la de los grupos de izquierda. Las organizaciones eran la vanguardia de la movilización popular, cuya representación consistía en la acción violenta

 

Militares en retirada:

La movilización popular fue identificándose cada vez más con el peronismo y con el propio Perón. Las Fuerzas Armadas fueron advirtiendo que debían buscar una salida al callejón en que estaban metidas.

En 1970 los militares depusieron a Ongania y designaron presidente al general Levingston. Este confirmó la caducidad de los "viejos" partidos y alentó la formación de otros "nuevos". Resurgimiento del sindicalismo organizado y de los partidos políticos. Levingston resultó incapaz de manejar el espacio de negociación que se estaba abriendo. Era hostigado por el establishment económico y estaba enfrentado con los partidos políticos, con la CGT y con los empresarios nacionales. Los jefes militares apreciaron que Levingston era tan poco capaz como Ongania de encontrar la salida y decidieron su remoción y su reemplazo por el general Lanusse.

Lanusse anunció el restablecimiento de la actividad política partidaria y la próxima convocatoria a elecciones generales. Las discrepancias sobre cómo enfrentar a las organizaciones armadas y la protesta social eran crecientes. Se creó el fuero antisubversivo y tribunales especiales para juzgar a los guerrilleros.

Se disolvió el Ministerio de Economía. Inflación, fuga de divisas, caída del salario real y desempleo.

La Juventud Peronista dio el tono a la campaña electoral y constituyó una culminación de la polarización de la sociedad contra el poder militar. Triunfo electora (1973) asunción de Cámpora.

 

La vuelta de Perón:

1973: Perón retornó al país. Un enfrentamiento entre grupos armados de distintas tendencias del peronismo provocó una masacre. Cámpora renuncia y asume la presidencia Lastiri.

Perón armo su proyecto sobre tres bases: un acuerdo democrático con las fuerzas políticas, un pacto social con los grandes representantes corporativos y una conducción mas centralizada de su movimiento. Para que funcionara, Perón necesitaba que la economía tuviera un desempeño medianamente satisfactorio y que pudiera reforzarse el poder del Estado. Este era un punto débil: los mecanismos y los instrumentos estaban desgastados y resultaron ineficaces, y el control que Perón podía tener no era pleno, pues las Fuerzas Armadas se mostraban reticentes.

El programa de Reconstrucción y Liberación Nacional consistía en un intento de superar las limitaciones al crecimiento de una economía cuyos rasgos básicos no se pensaban modificar. Los objetivos de Perón eran fuertemente intervencionistas y nacionalistas y distribucioncitas. Se esperaba apoyar el crecimiento de la economía en una expansión del mercado interno y del crecimiento de las exportaciones.

El Estado aumentó considerablemente sus gastos a través de obras sociales e incrementó el número de empleados públicos y de empresas del Estado; contribuyó así a activar la economía interna.

Los primeros resultados de este programa de estabilización fueron espectaculares. La inflación se frenó y las mejoras salariales y el incremento de gastos del Estado estimulaban el aumento de la actividad interna. Pero el incremento del consumo hizo reaparecer la inflación, mientras que el aumento del precio del petróleo en el mundo encareció las importaciones e incrementó los costos de las empresas.

 

Isabel se propuso homogeneizar el gobierno, colocando a amigos en los puestos clave y rompiendo una a una las alianzas que había que había tejido Perón con los militares y empresarios.

1975: crisis económica. Problema de la balanza de pagos, inflación desatada y Estado desbordado. Movilizaciones y paro general. La CGT encabezaba la acción contra el gobierno peronista. El gobierno entró en su etapa final.

 

La estrategia de Perón contra quienes lo expulsaron del poder consistía en utilizar a los jóvenes y a los sectores populares para hostigarlos. Desde 1975, el Ejército, convocado por la presidenta, asumió la tarea de reprimir la guerrilla tucumana. El genocidio estaba en marcha. El gobierno peronista se acercaba a su final. La crisis económica preparó la crisis política.


 

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