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Sociedad y Estado

Fascismo

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Definición 
Movimiento político italiano fundado y liderado por Mussolini, que alcanzó el poder en 1922 y lo desarrolló durante los años de su gobierno hasta 1943. Los principios ideológicos que acabaron caracterizando el régimen fascista fueron, entre otros, la desaparición del estado de derecho y la concepción totalitaria del estado, el desarrollo de un nacionalismo imperialista, la sustitución del sistema sindical por el corporativismo, la libre actuación del partido nacional fascista, único legalizado y utilizado como arma persuasiva sobre la población civil, y la concepción jerárquica del poder del estado, en la que la reducida cúspide dirigente detenta todos los poderes. Por extensión, doctrina política que propugna la instauración de una dictadura autoritaria, personalista y de partido único.

Características ideológicas
A mediados de 1919 Mussolini declaró que "el fascismo no tiene ni estatutos ni reglas", realizando la mejor síntesis sobre los principios ideológicos que lo guiaban. De hecho, el fascismo fue un movimiento político en el que las contradicciones y el oportunismo fueron más abundantes que el seguimiento de una línea ideológica preestablecida, contradicciones producidas por la superposición de las tendencias fusionadas en el origen del movimiento (ex-combatientes desmovilizados, nacionalistas, sindicalistas y disidentes socialistas, legionarios de D´Annunzio, Arditi, industriales temerosos de una revolución...) y oportunismo ideológico para tomar en cada momento una justificación que legitimara la actuación requerida. Los principales ideólogos del fascismo fueron Mussolini, Giovani Gentile y Alfredo Rocco, que realizaron una readaptación y superposición del antipositivismo de Benedetto Croce, el personalismo voluntarista de Max Stirner y Friedrich Nietzche, el antiparlamentarismo de G. Sorel y el nacionalismo de Maurras y D´Annunzio.

Las bases doctrinales del fascismo fueron la oposición a la democracia y el parlamentarismo, el odio al socialismo y al internacionalismo, el rechazo a la creencia de progreso y a la virtualidad del pacifismo, el desprecio por los derechos individuales y la exaltación de estado como suprema entidad histórica. Frente al pluralismo democrático, el fascismo erigió un totalitarismo político que rechazaba toda posibilidad de convivencia con la oposición, aniquilando toda posibilidad de disidencia. Frente a los valores sociales sustentados por los derechos del hombre, el fascismo esgrimió los derechos del estado, crisol de los valores de la unidad moral de la nación. La ausencia de oposición y la omnipotencia del estado, sentaron las bases de un totalitarismo intelectual sustentador y a la vez potenciador de la creencia en la posesión de la verdad; para dictarla en cada ocasión, se conformó una gran infraestructura de propaganda, que comenzaba en el sistema educativo, pasaba por la movilización de la juventud y alcanzaba el monopolio de los medio de comunicación. La suprema consideración de la entidad del estado se plasmó efectivamente en un nacionalismo agresivo y victimista; su materialización se produjo en la autosuficiente aspiración a una aconomía autárquica y en el desarrollo de un imperialismo colonialista que pretendía resucitar la gloria del imperio romano.

Los medios operativos del movimiento fascista se basaron en la organización rigurosamente jeránquica del partido, el mantenimiento de una obediencia ciega y el culto a la personalidad. El partido Nacional Fascista fue fundado oficiaomente el 9 de noviembre de 1921 y su rápido crecimiento en los primeros años hizo que, a partir d e1924 se fuera restringiendo el ingreso. De este modo, si en apenas tres años había conseguido 750.000 militantes, en los ocho años posteriores apenas sumó 250.000 más. El partido estaba dirigido por el Gran Consejo Fascista, órgano en el que estaban integrados los veinte máximos jerarcas del partido; su dirigente supremo era el Duce, quien nombraba al Secretario general y todos los cargos inferiores. Cuando Mussolini alcanzó el poder, el partido se fue conformando como un estado dentro del estado: dispuso de su propia milicia, controló la propaganda, dirigió la policía política (OVRA, Organización de vigilancia y represión del antifascismo) y gobernó los campos de concentración para los prisioneros políticos. El mito de la romanidad se articuló orgánicamente en la organización del partido en diversas formaciones: los grupos de choque(principi), los militantes regulares (triari), organizados en legiones, cohortes, centurias, manípulos y escuadras; las formaciones juveniles (figli della Lupa, balilla y avanguarditi) y femeninas (Piccole italiane). El fascismo se caracterizó por poner una atención especial en el carácter simbólico de la formación, por lo que elementos, uniformes y lenguaje desempeñaron un papel socializador muy importante.