Altillo.com > Exámenes > UNLU > Economía II


2º Parcial C  | Economía II (2016)  |  UNLU
El fordismo profundiza los cambios que introdujo Taylor en la organización empresarial.

La escuela de regulación estudia los sistemas de producción taylorista, fordista y toyotista sobre la base que el análisis de un sistema de producción permite conocer cómo se organiza la producción  en el seno de las organizaciones empresariales sobre la base de un marco histórico y social.

El sistema de producción taylorista surge de la última década del siglo  XIX en EEUU a partir de la experiencia realizada por Frederick Taylor que es desarrollada en el libro Principios de Administración Científica.

Durante el siglo XIX en las organizaciones empresariales predominaba la figura de los obreros de oficio quienes tenían un conocimiento integral del proceso productivo.

El propósito fundamental de Taylor fue acabar con los obreros de oficio para acabar con el control obrero en los tiempos de producción.

Taylor establece un procedimiento que contempla “la esencia de la Administración Científica”, la que se puede resumir como: 1-ciencia, 2-armonía, 3-colaboración, 4- rendimiento máximo, 5- formación de cada hombre hasta alcanzar su mayor eficiencia y prosperidad.

El taylorismo florece en medio de una expansión de la economía capitalista que se visualiza no sólo en el crecimiento de la producción  y el comercio mundial sino en el desarrollo de la actividad bancaria.

En la relación salarial taylorista se sientan las bases del posterior consumo en masa del fordismo aunque con un débil poder sindical. La posterior expansión de las prácticas tayloristas hacia Francia, Gran Bretaña y sobretodo Alemania genera un aumento de la producción de plusvalía absoluta.

En relación  la concurrencia aparecen como nuevas formas de mercado el oligopolio y el monopolio que logran aumentar las economías de escala.

Por último, la expansión del taylorismo provocó un incremento de las contradicciones entre las grandes potencias capitalistas.

En el estudio de los sistemas de producción el paso siguiente es la cadena de montaje que introduce Henry Ford y de toda una serie de cambios  que son englobados bajo el nombre de “sistema fordista”.

Ford fue uno de los precursores del estado de bienestar y de la sociedad del consumo en masa del siglo XX, a partir de su idea que el éxito de la empresa depende en parte de pagar salarios más altos para que haya más gasto y esto estimule la producción.

La cadena de montaje que fue implementada en la década de 1920, es una cinta transportadora que pasa por delante de los obreros en donde se van agregando piezas hasta que al final de la misma se obtiene un producto.

 La ventaja de este sistema es producir en gran escala con una economía de tiempos muertos de producción. El mérito del fordismo es haber asegurado el paso a una producción en serie y con ello el paso a la producción en masa para un gran consumo masivo. Al mismo tiempo plantea que el resultado de todo esto es una prolongación efectiva de la jornada laboral reduciendo la porción socialmente necesaria para el obrero, es decir, mediante la producción de plusvalía relativa.

En el libro Regulación y crisis del capitalismo, Michel Aglietta precisa en qué sentido el fordismo  es la continuidad del taylorismo cuando señala que el fordismo es el principio de la articulación del proceso de producción  y del modo de consumo, que instaura la producción  en masa, clave de la universalización del trabajo asalariado. El fordismo desarrolla la mecanización del trabajo, eleva la intensidad, incrementa la separación entre el trabajo manual y el trabajo intelectual.

A los efectos de ser coherente con el análisis que realiza sobre las consecuencias  del taylorismo en la organización empresarial, Coriat plantea que el fordismo asegura la aparición y la hegemonía de nuevas normas de producción, productividad y de consumo.

En relación a las normas de productividad cabe señalar que la línea de montaje es ventajosa porque:

Se eliminan los tiempos muertos de producción y se incrementan los tiempos productivos

Se lleva hasta el límite la parcelación del trabajo: con Taylor lo esencial consiste en la separación de los trabajos de concepción y ejecución. Ford desarrolla a Taylor y, a diferencia de él, asegura la subdivisión del propio trabajo de ejecución.

En relación a las normas de producción hay do cambios fundamentales:

Estandarización y transformación de las normas de escala. Desde el punto de vista del valor de uso la línea de montaje asegura las condiciones para la producción en serie, con costos unitarios decrecientes de una gran cantidad de una variedad de modelos pequeña.

Aceleración del ciclo del capital productivo. Esto implica que en el fordismo el incremento de la productividad laboral ( es decir, el aumento de la tasa de explotación a partir de reducir el capital variable) hace que el proceso productivo vuelva a comenzar con mayor rapidez.

En relación con las normas de consumo hay dos novedades:

El salario indirecto. Esto implica la implementación de un sistema de subsidios y cobertura social que posibilita reducir costos que forman parte de los salarios e incrementar el bienestar de la población trabajadora.

El crédito al consumo. Esto genera estímulos al consumo proveniente del sistema bancario con la finalidad de evitar que vuelvan a producirse conductas especulativas.

 

 

Algunas economistas plantean que las crisis de subconsumo son generadas por una insuficiencia en la demanda efectiva.

En relación a la demanda efectiva, se puede decir que siendo ésta la suma de los bienes de consumo y de bienes de capital, el equilibrio de mercado puede ser representado como una igualdad entre el total de ingresos y la demanda efectiva. Esto es: salarios + rentas + beneficios = bienes de capital + consumo de los trabajadores + consumo de capitalistas.

Para toda una corriente de pensadores el análisis de las causas de las crisis de subconsumo se centra en el problema de la insuficiencia de la demanda efectiva que plantea una salida dentro del capitalismo con una mejor distribución de la riqueza y de los ingresos.

En el caso del diagnóstico en base a la demanda efectiva insuficiente se coloca el acento en el predominio de las conductas especulativas ya sea la existencia de un motivo de especulación un público que actúa con mentalidad accionista (John Keynes) o de los empresarios rentistas (Michael Kalecki) que entorpecen el progreso económico de la sociedad.

En la Teoría General de la Ocupación, el interés y el dinero, Keynes plantea que la explicación más típica y predominante de la crisis no es el alza en la tasa de interés sino el colapso repentino de la eficiencia marginal del capital.

La eficiencia marginal del capital es la relación entre el rendimiento probable de una nueva unidad de un bien capital y el costo de producirla. Para Keynes, el derrumbe de la eficiencia marginal del capital arrastra a otras variables como la inversión privada, el producto y el empleo.

La eficiencia marginal del capital depende de la tasa de interés y de la propensión a consumir de la comunidad.

En el análisis keynesiano los empresarios deciden invertir si la eficiencia marginal de capital es mayor que la tasa de interés mientras que si sucede lo contrario, el empresario volcará sumas de dinero crecientes al sector financiero en busca de mayores rendimientos que no obtiene en la actividad  productiva.

En una economía simple el producto es la suma del consumo más la inversión, mientras que el ingreso representa la suma del consumo más el ahorro.

 Así, el punto de equilibrio entre la oferta global y la demanda global en donde existe una demanda efectiva existe un nivel de plena ocupación asociado con la expectativa de máximos beneficios.

Esto se expresa: DE = Y = C + I

Si se produce un aumento del ingreso global, Keynes sostiene que el consumo crece aunque en una proporción menor, lo que equivale a decir que disminuye la propensión a consumir.

Para que la economía se mantenga con plena ocupación, la condición es:

       Y -   C =       I

Sin embargo, en las situaciones de crisis el derrumbe de la eficiencia marginal de capital arrastra a la inversión privada, de manera que lo que sucede es:

       Y -    C >       I

Por lo tanto, el crecimiento de la inversión privada se detiene antes de llegar a la plena ocupación, hay una demanda efectiva insuficiente (el ahorro supera la inversión) y se genera lo que Keynes denomina “desempleo involuntario”.

Michal Kalecki también hablaba de una insuficiencia en la demanda efectiva y proponía la intervención del estado ante las depresiones y las crisis.

En el análisis kaleckiano, en el concepto de demanda efectiva se establece una diferenciación de las clases sociales partiendo de afirmar que:

1) debe distinguirse entre el consumo de los trabajadores (Cw) y el consumo de los capitalistas (Ck).

2) como los trabajadores perciben salarios de subsistencia, la única inversión privada que existe es la inversión de los capitalistas (Ik).

Por lo tanto, para Kalecki se tiene que: DE = Ik + Ck + Cw

Cuando Kalecki analiza los factores que pueden generar una insuficiencia en la demanda efectiva en una economía capitalista, plantea la contradicción entre las conductas empresariales que privilegian las innovaciones tecnológicas y las conductas de los empresarios rentistas.

El rentismo es una concepción empresarial donde el objetivo es la búsqueda del mayor beneficio posible en el menor tiempo posible con la menor incertidumbre posible.

De esto se deduce que si el efecto de las innovaciones se combina con las actitudes de los empresarios rentistas, será su efecto neto el que determine el desarrollo en el largo plazo.

 

 

Existen diferencias entre la teoría microeconómica y el marxismo en torno al concepto de eficiencia.

En la práctica suele confundirse el concepto de eficiencia con el de eficacia.

En los manuales de Economía cuando se habla de Eficacia se está planteando que un individuo arriba a una meta deseable pero en el caso de la Eficiencia aparece asociada a la asignación de recursos en un sistema económico. Existen 3 tipos de estas eficiencias:

La eficiencia asignativa: se obtienen cuando se producen los bienes y servicios que más valoran los individuos de manera que no sea posible que un individuo mejore a costa de otro individuo.

La eficiencia técnica: se obtiene cuando se evita toda clase de despilfarro de recursos, que implica que una firma logra minimizar sus costos medios.

La eficiencia dinámica: se obtiene cuando una empresa progresa tecnológicamente al mejor ritmo posible, lo que implica un aumento de sus economías de escala.

En relación al concepto de eficiencia los manuales de microeconomía hablan de la existencia de una eficiencia asignativa y de una eficiencia técnica para un mercado de competencia perfecta.

La eficiencia asignativa está vinculada al equilibrio de mercado y la eficiencia técnica para un mercado de competencia perfecta.

En el caso de competencia imperfecta, las grandes empresas pueden obtener la eficiencia dinámica a partir del aumento de sus economías de escala.

En todos estos casos la eficiencia aparece vinculada a las decisiones de los empresarios racionales que aplican el análisis marginalista para determinar cuál es la combinación óptima entre el capital y el trabajo definidos como factores de producción.

En cambio, desde el análisis marxista, la eficiencia está vinculada a los métodos de producción más avanzados que se aplican en las actividades de capital intensivas, es decir que existe una transferencia de plusvalía de los sectores de más baja composición orgánica del capital hacia los sectores de más alta composición orgánica del capital.

Sobre el concepto mencionado de Composición Orgánica del Capital (COC), Marx desarrolla que al progresar al acumulación se opera una gran revolución entre la masa de medios de producción y la masa de fuerza de trabajo que los mueve reflejándose en la composición del valor entre el capital constante y el capital variable (COC = CC / CC + CV).

Se tienen en cuenta que los capitalistas, para ser más eficientes, utilizan tecnologías ahorradoras de mano de obra lo que lleva a la necesidad de la existencia de un ejército industrial de reserva, compuesto por desocupados y subocupados, que actúa como un instrumento de disciplinamiento social que posibilita mantener un precio bajo de la fuerza de trabajo.

El concepto de valor es abordado tanto en el análisis microeconómico como en el macroeconómico.

En los diversos estudios que hay sobre los argumentos que esgrimen ambas corrientes lo que predomina es plantear la discusión entre la noción de valor-trabajo y valor-utilidad, lo que equivale a analizar la polarización que se produce entre el marxismo y el marginalismo.

Existen puntos distintivos desde la Macroeconomía y la Microeconomía respecto al concepto de valor.

 

Sobre el VALOR el punto de vista MACROECONÓMICO el economista Adam Smith en su obra  “La riqueza de las Naciones” planteaba que “el valor de una mercadería, con respecto a la persona que la posee, y que no ha de usarla, o que no puede consumirla sin cambiar por otras mercaderías, es igual a la cantidad de trabajo ajeno que con ella queda habilitado a granjear. El trabajo, pues,  la medida o mesura real del valor permutable de toda mercadería (…)”

“(…) El trabajo, pues, fue el precio primitivo, la moneda original adquiriente que se pagó en el mundo por todas las cosas permutables. NO con el oro, no con la plata, sino con el trabajo se compró originariamente en el mundo todo género de riqueza. Pero aunque el trabajo es la medida real del valor permutable de todas las mercaderías, por lo regular no se estima por este valor (…) Es más frecuente cambiar cualquier mercadería por dinero que por otra cosa”

David Ricardo , por su parte consideraba que “el valor de un artículo, o sea la cantidad de cualquier otro artículo por la cual puede cambiarse, depende de la cantidad relativa de trabajo que se necesita para su producción y no de la mayor o menos compensación que se paga por dicho trabajo.”

 

Desde el análisis Macroeconómico en relación al  PUNTO DE PARTIDA se plantea un problema metodológico acerca de la actividad económica.

En la concepción del valor-trabajo se parte de la idea  que la actividad económica es esencialmente colectiva y que para analizar las sociedades humanas deben estudiarse las relaciones sociales de producción que, dentro de una sociedad capitalista, son relaciones antagónicas: entre capitalistas y asalariados.

Esto significa que existe una división social del trabajo, que no todas las  personas hacen lo mismo, que mientras el trabajador asalariado dedica una parte de la jornada laboral para sí mismo, otra parte de la jornada laboral para que el capitalista pueda tener un ingreso monetario, el capitalista trabaja íntegramente en la jornada laboral para sí mismo.

Cabe destacar que cuando Marx desarrolla la ley del valor plantea que debe ser definida en el marco del capitalismo.

Respecto al ENFOQUE también se plantea un tema metodológico de vinculación entre la ciencia económica y las demás ciencias.

La concepción del valor-trabajo debe decirse que es histórica desde su misma definición.

No se puede entender el valor trabajo si no se parte de una división social del trabajo y el condicionante histórico es fundamental, lo que obliga a que la ciencia económica deba ser conectada con el resto de las ciencias sociales.

En las sociedades primitivas los trabajadores realizaban actividades para sí mismos y el aporte al conjunto social era mínimo, sólo se pensaba en la supervivencia.

 En la medida que se desarrollaron nuevas técnicas de producción y apareció la tecnología hubo un desarrollo de las fuerzas productivas y se amplió la división social del trabajo hasta tal punto que casi toda la actividad humana se volvió económica.

 

En relación al SURGIMIENTO DEL VALOR existe una ponderación diferente de lo que representa el trabajo en una sociedad.

En la concepción del valor-trabajo, el valor surge en la producción y el trabajo No es visto como un hecho negativo sino como una actividad que afirma al hombre como tal.

En ese sentido Marx utiliza varias veces en su obra “El Capital” la expresión “fuerza productiva del trabajo” poniendo el acento en todo aquello que el hombre es capaz de crear.

Marx considera que la sociedad capitalista expresa el más amplio desarrollo de las fuerzas productivas siendo superior al desarrollo evidenciado en todas las sociedades anteriores.

En este sentido decir que el valor surge en la producción no es una creencia religiosa ni una opinión sino la constatación que para entender todo progreso en la historia de la humanidad debe hurgarse en la productividad laboral.

 

En relación al EXCEDENTE SOCIAL para una sociedad capitalista aparece un debate sobre lo que predomina en la relación entre capital y trabajo.

En la concepción del valor-trabajo la aparición de un excedente social se deriva de en trabajo socialmente excedente lo que lleva a desarrollar la teoría de la plusvalía.

La sociedad capitalista dispone de fuerza de trabajo es decir de la capacidad física y mental de sus individuos puesta al servicio del proceso productivo y con objetivos sociales.

La fuerza de trabajo utilizada en el proceso de producción genera recursos que superan lo socialmente necesario pero los trabajadores no son propietarios de lo que generan con ese esfuerzo que está por encima del que necesitan para la reproducción de la fuerza de trabajo.

Debe quedar en claro que Marx al hablar de explotación no está haciendo una valoración negativa de la fuerza productiva del trabajo.

 

En relación al ANÁLISIS PREDOMINANTE se trata de establecer el punto de partida y el punto de llegada cuando se establece una vinculación entre lo abstracto y lo concreto.

En la concepción del valor-trabajo predomina el ANÁLISIS MACROECONÓMICO porque lo que se tiene como punto de partida es la sociedad como un todo que es superior a la suma de sus partes.

Así como hay una visión del conjunto de la actividad económica en una sociedad capitalista existe una mirada sobre el largo plazo de la evolución de la economía en un país y de sus relaciones con el resto del mundo. Esto significa que debe pensarse en el valor-trabajo a escala internacional porque los países subdesarrollados son controlados económicamente por empresas transnacionales, de allí que lo que Marx llamaba, en sus estudio del capitalismo inglés, “el taller oculto de la producción” en la actualidad debe ser considerado el “taller oculto de la producción transnacional”.

 

 

Desde el punto de vista MICROECONÓMICO, el concepto de VALOR es considerado por Jevons, uno de sus principales referentes,

El valor depende por entero de la utilidad. Las opiniones prevalecientes establecen que es en el trabajo más que en la utilidad donde se encuentra el origen del valor (…) con frecuencia se encuentra que es el trabajo el que determina el valor pero sólo de una manera indirecta al hacer variar el grado de utilidad de una mercancía ante el incremento de la oferta (…)

Para Jevons la utilidad es la sensación subjetiva que experimenta un individuo en el acto de consumir un bien.

Todo esto lleva a que el valor expresa el grado de satisfacción que proporciona el consumo de un bien y eso no es otra cosa que la utilidad sobre la base de aplicar el análisis marginalista (…)

En el PUNTO DE PARTIDA en la concepción de valor-utilidad se parte de la relación entre una necesidad humana y el servicio u objeto que la satisface. Esta necesidad humana está definida desde un comportamiento subjetivo, varía de persona en persona.

Un individuo consumidor toma decisiones sobre la base que existe una restricción presupuestaria es decir lo hace en función de los ingresos que posee y está influenciado por los gustos que no suelen sufrir grandes variaciones a corto plazo.

Esta definición es analizada en el marco de la competencia perfecta donde hay perfecta información para los agentes económicos participantes del mercado.

En las decisiones que adopta el individuo consumidor la medición es subjetiva.

No tiene el mismo valor consumir un kilo de carne para una persona que la tiene incorporada en su dieta diaria que para un vegetariano o para una persona que por prescripción médica no puede hacerlo pero lo fundamental no es esto sino lo que experimenta un individuo cuando decide consumir carne.

En el ENFOQUE en la concepción del valor-utilidad existe una pretensión de ahistoricismo por parte de sus defensores.

En este caso el comportamiento humano es esencialmente idéntico aunque pueda cambiar en su manifestación concreta.

Por ejemplo el individuo tiene una necesidad de alimentarse siempre pero la forma en que puede satisfacer esa necesidad es diferente hoy que hace cinco siglos.

Si se toma por ejemplo la ley de utilidad marginal decreciente puede verificarse tanto hace  500 años como ahora aunque hace cinco siglos no existían la cantidad y variedad de alimentos que existen en la actualidad.

En los defensores de la concepción del valor-utilidad existe siempre la pretensión de formular leyes universales que puedan superar el marco histórico para obtener así una falsa aureola de rigurosidad científica al concebir a la ciencia económica como una ciencia exacta.

En relación al SURGIMIENTO DEL VALOR, en la concepción del valor-utilidad el valor surge en el mercado y el trabajo tienen una valoración negativa.

La teoría marginalista reduce todo el comportamiento económico al comportamiento del mercado.

La actividad humana del trabajo es interpretada, en ese marco, como un hecho negativo. ¿Por qué es negativo el trabajo?

El individuo está acostumbrado desde pequeño a vivir sin trabajar y disfruta de su estado natural de ocio al que sólo va a renunciar si le ofrecen un salario lo suficientemente atractivo.

De esta manera el trabajador se convierte en un calculista racional que decide incorporarse al mercado laboral si el salario real que le ofrecen es superior a la desutilidad marginal del trabajo, caso contrario se convertirá en un desocupado por su propia decisión.

Así como el consumidor es soberano del mercado de bienes, en el mercado laboral el trabajador establece sus condiciones.

Referido al EXCEDENTE SOCIAL, en la concepción del valor-utilidad la aparición de un excedente se deriva de una parte del producto social que no se destina al consumo.

En pocas palabras todo lo que sirva para algo distinto del consumo inmediato debe ser considerado como excedente.

La existencia de máquinas, equipos, materias primas, edificios, encuentran su origen en decisiones individuales de ahorro, es decir, en el hecho que hay individuos que  no gastan todo lo que ganan en bienes de consumo y, desde ese punto de vista, realizan un sacrificio que debe ser remunerado.

Si a esto se le agrega la teoría de los factores de la producción se concluye que desde el análisis marginalista se  plantea una relación de cooperación entre el capital y el trabajo dentro de una organización empresarial en contraposición con el enfoque marxista que presupone una relación antagónica entre el capital y el trabajo.

En la concepción del valor-utilidad predomina el ANÁLISIS MICROECONÓMICO y cuando se plantear el análisis macroeconómico se parte del concepto de agregado económico que no es otra cosa que la suma de sus componentes individuales es decir que use trata de un todo que es igual a la suma de las partes.

Para precisar mejor las diferencias entre ambas concepciones en el enfoque del valor-trabajo se parte de lo abstracto y se va hacia lo concreto mientras que en el enfoque del valor-utilidad se parte de un individuo concreto y, a partir de allí, se pretende establecer una abstracción generalizadora.

 

El toyotismo avanzó a expensas de los defectos del fordismo.

Las causas de la crisis del fordismo a partir de inicios de la década del 1970:

En el plano internacional el fordismo tiene un soporte institucional en las organizaciones creadas por el Orden de BretonWoods de fines de la segunda guerra mundial. Es así como el Banco Mundial, el FMI, la ONU y otras instituciones que fueron creadas para garantizar la paz y la estabilidad tuvieron el liderazgo intelectual en los EE.UU., de manera que ante una crisis importante dentro de los EE.UU. las consecuencias iban a ser inexorablemente internacionales.

En el plano nacional, en los EE.UU. se inicia una crisis en 1968 caracterizada por: una menor competitividad de sus productos a manos del crecimiento japonés y europeo; una situación económica con alta inflación y desempleo; la inestabilidad política y social en un año donde zona asesinados importantes dirigentes políticos; una fuerte caída de la credibilidad pública a partir de los resultados de la intervención militar en Vietnam.

Sin embargo, Michel Aglietta plantea que el fordismo presenta tres límites internos:

Es un sistema renuente al cambio una vez iniciado el proceso de producción y eso genera una pérdida de tiempos que aumentan con la parcelación de las tareas.

Producto de la fatiga física y mental de los trabajadores que son exigidos por una disciplina interna rigurosa se genera un alto porcentual de productos defectuosos.

Los sindicatos por ramas industriales fijan límites al crecimiento de la tasa de explotación y provoca una caída de la tasa de ganancia.

En síntesis, Aglietta llega a sostener que la crisis del fordismo es, en primer lugar, la crisis de un modo de organización del trabajo.

Otra de las causas de la declinación del fordismo es el ascenso del sistema toyotista.

La historia del sistema toyotista se inicia en 1950 cuando el sobrino del fundador de Toyota (Eiji Toyoda) viaja a EE.UU. para estudiar el sistema fordista. Es allí cuando Toyoda advierte dos graves defectos: Una mano de obra demasiado rígida, y un alto porcentual de productos defectuosos.

En 1954 el ingeniero Taiichi Ohno idea un nuevo sistema que al decir de Coriat se trata de lo contrario, del revés del sistema norteamericano.

Ohno plantea que el sistema Toyota tiene su origen en la necesidad particular que encuentra Japon de producir pequeñas cantidades de muchos modelos de productos, lo que evolucionó hasta convertirse en el sistema de producción predominante en Japón.

Siguiendo el trabajo de investigación de Coriat, el sistema toyotista tiene un entorno institucional y político caracterizado por:

La existencia de sindicatos por empresa. E trata de un modelo de sindicalismo integrado a las organizaciones empresariales, con actitudes cooperativas, donde se negocian aumentos salariales sobre la base de una mayor productividad laboral.

El empleo de por vida. En el marco de una grave escasez de mano de obra en el período de posguerra desde el estado se buscó que las empresas establezcan mecanismos de retención de la mano de obra, que se mantuvieron en la fase de alto crecimiento abierta en la década de 1960

La existencia de mercados internos en las grandes empresas. Existen políticas estatales científico-tecnológicas permanentes con fuertes gastos de capacitación interna del personal de las empresas. Esto vienen de la posguerra en donde escaseaba el personal experimentado y abundaban los jóvenes sin experiencia.

Sobre esta base se pueden comprender mejor las innovaciones que introduce el sistema que pueden ser sintetizadas en las siguientes cuestiones:

La fábrica delgada. Para Ohno el concepto de economía es indisociable con la búsqueda de reducción de personal como medio de abaratar costos de producción. Todo esto lleva a la “fábrica mínima” o “fábrica delgada” que se reduce a “las funciones, los equipos, y el personal estrictamente requeridos para satisfacer la demanda diaria o semanal”.

El justo a tiempo. La fábrica delgada produce con la filosofía de satisfacer un pedido justo en el momento que la demanda lo requiere, para evitar el riesgo de sobreproducción. Para lograr esto se requiere de trabajadores polifuncionales capaces de manejar más de una máquina y a un simple toque. En ese sentido la mano de obra que requiere el sistema es de alta calificación (conocimiento integral del proceso productivo), en oposición a la alta especialización fordista (conocimiento parcial del proceso productivo).

El principio de los tiempos compartidos. A diferencia del fordismo en donde rige el “principio de los tiempos impuestos” y el trabajador está ubicado en relación a un punto de la cadena de montaje, en el sistema toyotista las instalaciones fabriles se conforman en “U” enfrentando la salida de un proceso a las entradas al mismo, facilitando el control de los trabajadores polifuncionales mediante la “dirección a ojo”.

El subcontratismo. En oposición a las empresas norteamericanas donde la producción se concentra en la casa matriz, en Japón existe un sistema de subcontratación en donde hay equipos con trabajadores que poseen un conocimiento integral de la producción de un modelo y son contratados sobre  pedido de clientes, lo que hace que  las empresas japonesas trabajen sin stocks.

El cero defecto. Las máquinas automáticas poseen cierta autonomía a fin de establecer mecanismos de autodetención en caso que se registre un defecto en el proceso de producción. De esta manera se actúa sobre uno de los defectos básicos del sistema fordista.

 

 

Sweezy sostiene que el capitalismo monopolista es un sistema irracional que opera con incertidumbre.

El tema central del libro publicado por Sweezy “El capital monopolista” es la generación y absorción de excedentes bajo las condiciones del capitalismo monopolista, un sistema que tiene una incapacidad crónica de absorber tantos excedentes como es capaz de producir.

Sweezy y Baran definen al excedente como la diferencia entre lo que la sociedad produce y esos costos de producción. La magnitud del excedente es un índice de productividad y riqueza, de la libertad que tienen una sociedad para alcanzar las metas que se ha fijado a sí misma. La composición del excedente muestra como hace uso de esa libertad: cuánto invierten en ampliar su capacidad productiva, cuánto consumen diversas formas, cuánto desperdicia y de qué manera.

El capitalismo monopolista es la etapa a partir de la cual las grandes corporaciones controlas la actividad económica.

Para Sweezy y Baran los rasgos centrales de la gran corporación ideal son tres:

El control descansa en la dirección.

La dirección es un grupo que tiene a autoperpetuarse.

Cada corporación aspira a la independencia financiera.

Para ambos autores el capitalismo monopolista es un sistema irracional, que opera en condiciones de incertidumbre, y para poder aprobar esta afirmación se hace necesario analizar el proceso de creación y absorción del excedente económico.

El esquema de análisis de Sweezy y Baran puede ser sintetizado en las siguientes proposiciones:

El excedente puede ser consumido, invertido o desperdiciado, de manera que:

E = Ec = Ei.

Ante un aumento del excedente total del excedente consumido lo hace en menor proporción. Esto permite afirmar que la ley del crecimiento del excedente es:

     Ec  <      E <      Ei.

El beneficio guarda una relación directa con la tasa de operaciones, que es el cociente entre la producción real y la capacidad de producción. Para los autores, en la etapa del capitalismo monopolista se verifica que la capacidad de producción crece a un ritmo superior a la producción real lo que lleva a una caída de los beneficios, aun cuando exista un crecimiento del excedente, que se traduce en una caída de la inversión, el producto y el empleo.

El crecimiento del excedente conduce a un mayor desempleo. Como el excedente que no se puede absorber no será producido, la situación a la que se arriba es la de un estado normal de estancamiento.

El problema económico parece ser el opuesto a lo que dicen los libros: no la mejor manera de utilizar los recursos escasos, sino cómo deshacerse del producto de los recursos superabundantes.

 

 

Para Marx, en el capitalismo existe un divorcio entre las decisiones de producción de plusvalor y las posibilidades de realización.

Para Marx el sistema capitalista jamás está en equilibrio, debido a que la producción jamás es regular, lo que hace que el sistema se halle en una de estas tres fases: precrisis, crisis y postcrisis.

Para poder entender esta cuestión se hace necesario desarrollar los conceptos de valor y ganancia así como la metamorfosis que experimenta el capital.

Para Marx el valor de las mercancías se divide en tres partes:

Capital constante: es aquella parte del capital que el empresario decide invertir en medios de producción, es decir, materias primas, maquinarias y herramientas de trabajo.

Capital variable: es aquella parte del capital que el empresario decide invertir en fuerza de trabajo. Al mismo tiempo es la única parte del capital que además de reproducir su valor crea un remanente que es la plusvalía.

Plusvalía: es la forma social que el excedente adquiere en la sociedad capitalista. El trabajo socialmente excedente que realiza el obrero es apropiado por el capitalista siendo su única fuente de ingresos.

De la relación de estos tres componentes surge el concepto de Tasa de Ganancia como un cociente entre la plusvalía y el capital total, que indica cuanto obtendría de plusvalía un capitalista por cada unidad de capital total que decide volcar a un proceso productivo.

Para Marx la tasa de ganancia es decreciente porque:

“Es una ley de la producción capitalista el que, conforme se va desarrollando, decrezca en términos relativos el capital variable respecto al constante y por consiguiente a todo el capital en movimiento. Como la masa de trabajo vivo disminuye constantemente en proporción a la masa de trabajo materializado en medios de producción, es lógico que parte de ese trabajo vivo que no se retribuye y se materializa en la plusvalía guarde una proporción constante decreciente con el volumen total del capital invertido”.

Marx no está diciendo que la tasa de ganancia siempre cae, sino que el capitalismo fija sus propis límites históricos debido a que el sistema produce por encima de las necesidades solventes de la población. En este sentido debe interpretarse el concepto de sobreproducción.

En relación al capital, analiza un proceso cíclico que puede ser sintetizado en tres formulaciones:

El ciclo capital-dinero (D-M-PPM’-D’). Aquí el capitalista inicia su negocio comprando materias primas, máquinas, etc. Y contratando mano de obra (fase M-D) y culmina vendiendo una mercancía transformada obteniendo más dinero (fase M’-D’).

El ciclo del capital productivo (PP-M’-D’…D-M-PP). En este ciclo también llamado “ciclo de reproducción” la fase de venta de la mercancía transformada (M’-D’) aparece antes que al fase de compra de las mercancías iniciales (D-M).

El ciclo del capital mercancía (M’-D’-…D-M-PP-M’’). En este caso también llamado “ciclo de circulación” el punto a considerar es la transformación que sufren las mercancías a partir que el capitalista realiza la plusvalía con la venta de la mercancía y como se genera una mercancía M’’ que tiene un valor mayor que M’.

Marx sostiene que la tasa de ganancia constituye el acicate de la producción capitalista que tiene por finalidad exclusiva la valorización de capital. Su baja amortigua el ritmo de formación de nuevos capitales independientes, presentándose como un factor peligroso para el desarrollo de la producción capitalista, alienta la sobreproducción, la especulación, la crisis, la existencia de capital sobrante junto a una población sobrante. El proceso capitalista de la producción consiste esencialmente en la producción de plusvalía representada por el producto sobrante o por la parte de las mercancías producidas en la que se materializa el trabajo no retribuido.

La plusvalía se materializa tan pronto como la cantidad de trabajo sobrante que puede exprimirse se materializa en mercancías, pero con esta producción de plusvalía finaliza sólo el primer acto del proceso capitalista de la producción. El segundo acto requiere que la masa total de mercancías necesita ser vendida. Si no logra venderse o sólo se vende en parte o a precios inferiores a los de producción, aunque el obrero haya sido explotado, su explotación no se realiza como tal para el capitalista.

De todo esto se deduce que Marx está visualizando el problema originario de la crisis en el circuito del capital-dinero dado que lo que se sobreproduce es la plusvalía como mercancía específica.

Por lo tanto Marx estaría apuntando a considerar que las crisis de sobreproducción ponen límites históricos al capitalismo.

Estas crisis suceden a partir el divorcio entre las decisiones de producción de plusvalor y las posibilidades de realización donde la anarquía social de la producción juega un rol preponderante y donde, a partir de este diagnóstico, sólo la planificación socialista podría dar las respuestas que el capitalismo no puede dar.

 

 

En el debate sobre la teoría del valor existen diferentes concepciones en relación al excedente social.

En relación al EXCEDENTE SOCIAL para una sociedad capitalista aparece un debate sobre lo que predomina en la relación entre capital y trabajo.

 

Marx, unos de los principales exponentes del VALOR TRABAJO, plantea que el excedente en la “Teoría de la Plusvalía” sólo puede surgir de la mercancía fuerza de trabajo.

La fuerza de trabajo como toda mercancía tiene un valor de cambio y un valor de uso. El empresario capitalista adquiere en el mercado por su valor de cambio que equivale a una determinada suma de medios de subsistencia, pero en el proceso de producción se revela el valor de uso en el consumo efectivo de la fuerza de trabajo. Así, la fuerza de trabajo genera valor y plusvalor.

En el prólogo de “el Capital” Marx sostiene que mientras la forma de valor de la mercancía constituye la cédula económica de la sociedad burguesa con la teoría de la plusvalía se obtiene un estudio del organismo desarrollado.

En la concepción del valor-trabajo la aparición de un excedente social se deriva de un trabajo socialmente excedente lo que lleva a desarrollar la teoría de la plusvalía. La sociedad capitalista dispone de fuerza de trabajo es decir de la capacidad física y mental de sus individuos puesta al servicio del proceso productivo y con objetivos sociales.

La fuerza de trabajo utilizada en el proceso de producción genera recursos que superan lo socialmente necesario pero los trabajadores no son propietarios de lo que generan con ese esfuerzo que está por encima del que necesitan para la reproducción de la fuerza de trabajo.

Debe quedar en claro que Marx al hablar de explotación no está haciendo una valoración negativa de la fuerza productiva del trabajo.

Pasando a desarrollar el concepto de VALOR-UTILIDAD, nos introducimos citando a algunos exponentes defensores de este pensamiento como William Jevons “La continua reflexión y la investigación me han conducido a la idea, algo novedosa, que el valor depende por entero de la utilidad. Las opiniones prevalecientes establecen que es en el trabajo más que en la utilidad donde se encuentra el origen del valor (…) Con frecuencia se encuentra que es el trabajo el que determina el valor pero sólo de una manera indirecta, al hacer variar el grado de utilidad de una mercancía mediante el incremento de la oferta (…)” . Jevons plantea la posibilidad de que el valor de uso pueda ser cuantificado y equiparado con el valor de cambio.

También Alfred Marshall, aunque marcando diferencias con Jevons, sigue la misma línea al introducir el análisis marginalista y está privilegiando el análisis de corto plazo, lo que implica analizar un período corto dónde mayor atención se le debe prestar a la demanda para el análisis del equilibrio. Habla de “relaciones causales” refiriéndose a la utilidad formulando una cadena de causalidades: “la utilidad determina la cantidad que ha de ser ofrecida… la cantidad que ha de ser ofrecida determina el costo de producción… el costo de producción determina el valor porque determina el precio de oferta que se requiere para que los productores sigan produciendo (…)”

Una vez introducidos los pensamientos de estos referentes, aclaramos que para concepción del valor-utilidad la aparición de un se deriva de una parte del producto social que no se destina al consumo. En pocas palabras todo lo que sirva para algo distinto del consumo inmediato debe ser considerado como excedente.

La existencia de máquinas, equipos, materias primas, edificios, encuentran su origen en decisiones individuales de ahorro, es decir, en el hecho que hay individuos que  no gastan todo lo que ganan en bienes de consumo y, desde ese punto de vista, realizan un sacrificio que debe ser remunerado.

Si a esto se le agrega la teoría de los factores de la producción se concluye que desde el análisis marginalista se  plantea una relación de cooperación entre el capital y el trabajo dentro de una organización empresarial en contraposición con el enfoque marxista que presupone una relación antagónica entre el capital y el trabajo.


 

Preguntas y Respuestas entre Usuarios: