Apendicitis
Aguda
Apéndice Vermicular
El apéndice es una prolongación del ciego que nace de su pared interna a 2 ó 3 cm por
debajo del orificio ileocecal.
Mide cerca de 7 a 8 cm de longitud y de 4 a 8 mm de diámetro.
Cuadro clínico y diagnóstico.
El cuadro clínico suele instaurarse en pocas horas. La secuencia clásica de los
síntomas es la siguiente: 1º dolor abdominal en epigastrio;2º náuseas, vómitos;
3º cambio del dolor hacia fosa ilíaca derecha y aparición de hipersetesia a la presión
profunda; 4º fiebre 38.3-39.4ºC; 5º leucocitosis (10000-20000/dL). Cuando el orden de
aparición de estos síntomas es diferente debe reconsiderarse el diagnóstico. El dolor
es el síntoma más constante. En forma característica el dolor aparece por la noche, en
general en el epigastrio o la región periumbilical; otras veces es difuso en todo el
abdomen o, con menor frecuencia, se localiza directamente en la fosa ilíaca derecha. Es
un dolor continuo, de intensidad moderada, que aumenta con la tos, los movimientos
respiratorios o la deambulación y no cede tras el vómito. Puede tener exacerbaciones
cólicas y obliga a guardar cama. A las pocas horas se localiza definitivamente en la fosa
ilíaca derecha y en algunos pocos casos puede presentar irradiación testicular. El
origen del dolor es la distensión de la luz apendicular. Una mejoría brusca del dolor
suele indicar perforación del órgano. Al palpar el abdomen se aprecia dolor a la
presión profunda y puede observarse ya rigidez refleja de la pared abdominal en la fosa
ilíaca derecha. No obstante, la aparición de rigidez parietal, inconstante, demuestra ya
la existencia de irritación del peritoneo parietal (peritonitis localizada), con lesiones
apendiculares avanzadas. No hay que esperar la aparición de rigidez parietal para
establecer el diagnóstico. El punto de máximo dolor a la presión se sitúa en el punto
medio de la línea que une el ombligo con la espina ilíaca anterosuperior (punto de
MacBurney) y, con mayor frecuencia, en el punto de Lanz, límite entre los tercios derecho
y medio de la línea interespinal superior. El signo de la descompresión dolorosa del
abdomen (signo de Blumberg) revela irritación peritoneal. Con frecuencia puede observarse
una ligera flexión de la cadera por irritación del músculo psoasilíaco. La extensión
de la extremidad inferior derecha provoca intenso dolor. Asimismo, la rotación interna
del muslo con la pierna flexionada puede desencadenar dolor, por irritación del músculo
obturador. Puede existir hiperestesia cutánea en el cuadrante inferior derecho del
abdomen. El tacto rectal, que debe realizarse siempre, permite confirmar la existencia de
dolor a la presión del fondo de saco peritoneal del lado derecho, y a menudo la maniobra
de San-Martino (distensión del esfínter anal) permite precisar la localización del
dolor y la contractura abdominal. Aproximadamente el 95% de los pacientes presentan
anorexia, náuseas y vómitos. La fiebre no es muy alta (38.3-39.4ºC). La aparición
desde el inicio de fiebre elevada y escalofríos debe hacer pensar en otro diagnóstico
(p. ej., pielonefritis) o en perforación apendicular. Con frecuencia, cuando la
temperatura axilar todavía se halla sólo discretamente aumentada, puede observarse ya
una diferencia de más de 1 °C con la temperatura rectal (disociación
axilorrectal).
Existen formas graves en las que se produce una destrucción gangrenosa rápida del
apéndice, con peritonitis difusa por perforación en sólo 8-24 h. La presencia de
escalofríos, taquicardia intensa, rigidez abdominal y leucocitosis acusada debe alertar
sobre la gravedad de la situación. Si al cabo de 48 h de la aparición del dolor el
paciente no es intervenido, se origina un tumor inflamatorio o plastrón apendicular,
formado por el apéndice afecto al que se adhiere el epiplón y las asas intestinales
vecinas, que puede palparse fácilmente como una tumoración redondeada en la fosa ilíaca
derecha.
Diagnostico:
La radiología abdominal directa puede ser de gran ayuda en casos de duda diagnóstica,
pero debe recordarse que la historia clínica y los hallazgos de la exploración física
suelen ser suficientes para el diagnóstico. La participación del íleon terminal y del
ciego en el proceso inflamatorio originan un aumento de la secreción intestinal hacia la
luz, lo que a menudo determina la aparición de pequeños niveles hidroaéreos en el
cuadrante inferior derecho del abdomen. Su observación eleva la probabilidad diagnóstica
al 80-90%. No obstante pueden observarse en casos de anexitis, diverticulitis y en otros
procesos. La presencia de un coprolito se observa en el 8-10% de las apendicitis agudas.
El hallazgo de un cálculo apendicular en presencia de síntomas se asocia con frecuencia
a apendicitis gangrenosa o perforada. La existencia de gas en la luz apendicular, con el
apéndice en posición correcta, denota infección por gérmenes productores de gas y es
signo de apendicitis gangrenosa.
El diagnóstico diferencial debe establecerse fundamentalmente con linfadenitis
mesentérica, procesos del tracto urogenital, ileítis de diversa etiología, divertículo
de Meckel . La linfadenitis mesentérica se observa en la infancia y la adolescencia; las
náuseas y los vómitos suelen preceder al dolor y la fiebre es por lo general elevada. En
las pielitis y pielonefritis, la fiebre alta y los escalofríos suelen aparecer al inicio
del cuadro y el dolor irradia a la zona lumbar. Con frecuencia hay disuria y polaquiuria.
En las salpingitis agudas, la fiebre es también elevada, el dolor es más difuso, con
frecuencia bilateral, y suele aparecer leucorrea abundante. Un cuadro similar puede
aparecer en la ileítis terminal aguda por enfermedad de Crohn.
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