¿Dificultades para estudiar?
Una mirada psicoanalítica.
Por Lic.
Axel Rozen
¿Por qué siempre estudio a último momento?
La gran mayoría de los estudiantes se sienten identificados al leer un
artículo como
"Técnicas
de Estudio a último momento" de Tomás Meller. Esto demuestra, a
mi entender, que este tema inquieta a muchos estudiantes.
Muchos de mis pacientes se quejan de tener dificultad para preparar una materia con anticipación. Saben que si pudieran ir leyendo semana a semana alcanzarían el examen con tranquilidad, pero en la práctica llegan con poco leído y en la semana anterior al examen deben someterse a un intenso trabajo de estudio, estresante y de último momento; Sufriendo la alteración de las actividades semanales, del sueño y aumentando el riesgo de no preparar bien la materia.
Todos ellos saben que si pudieran ir haciendo las cosas de un modo paulatino, la última semana sería mucho más relajada, porque sería para repasar y fijar conocimientos y no para aprenderlos.
¿Cuáles son las causas de este comportamiento tan generalizado y que a simple vista pareciera tan opuesto a lo conveniente para el estudiante?
Hay que ver cada caso, que es distinto y especial. No es posible dar un diagnóstico generalizado. Hay que buscar en cada persona qué es lo que se está poniendo en juego en él. En algunos casos podría ser un problema de vocación, pero no en la mayoría. Si sucede únicamente con algunas materias, puede ser una cuestión de gustos. Aunque incluso en estos casos dejarlo para la última semana no ahorra estudio y sí aumenta el estrés.
Para entender gran parte de los casos hay que tener en cuenta un par de factores: En primer lugar que en el día a día cuando el examen está lejos es más difícil priorizar ese examen por sobre la interesante, o no tan interesante, actividad alternativa (Salir, hacer otra cosa, ver televisión, etc). Aunque esto no explica por qué luego de una mala experiencia no se toman recaudos para la próxima vez. Y eso nos conduce a otra opción: ese estado de tensión que viven los estudiantes en la época previa al examen podría no ser tan indeseado como lo cuentan en un primer momento. Si bien es descrito como de sumo displacer y malestar, vemos en la repetición (ya que se lo vuelve a vivir una y otra vez) y en el modo de contarlo, un atisbo de placer producido por esa concentración de estrés, tensión y adrenalina; que luego son disipadas rápidamente en la situación de examen. Esa acumulación de energía y de tensión; luego descargada de golpe, no puede más que parecerse al que se produce en situaciones generalmente placenteras como ser en una relación sexual. Ahora bien. ¿Esto quiere decir que los estudiantes disfrutan de ese mal momento? En parte sí y en parte no. Como cualquier síntoma contienen una parte displacentera y otra placentera que lo sostiene (aunque a veces es desconocida para el que la padece).
Si esto pasara una sola vez y luego el estudiante aprendiera de la experiencia y lograra no repetirlo, no se aplicaría; pero como en la mayoría de los casos esto se repite, me veo obligado a suponer que algo bueno debe tener todo esto, algo que esos estudiantes no están dispuestos a perder. Hay que ver, en cada caso, si realmente les molesta, o si por el contrario ese instante de inmenso placer al terminar el examen, que aumenta por la tensión anterior, implica algún tipo de "disfrute" que lo merece. Incluso se puede rastrear un cierto disfrute en algunos estudiantes de darse un "atracón" de estudio a último momento. Sin contar que al igual que el masoquismo, es posible que el mismo malestar resulte placentero.
¿Cómo saber cuándo se trata de un síntoma y cuándo de una dificultad?
Para distinguir esto sirve pensar si es una dificultad que se soluciona aprendiendo a estudiar y con fuerza de voluntad o si por el contrario estas cosas apenas ayudan un poco.
A continuación expongo algunos consejos que podrían ser útiles:
Planificar una cantidad mínima de tiempo de estudio diario. |
Dividir todo lo que tenga que hacer (incluyendo lo que tiene que estudiar) en partes aproximadamente iguales y repartirlas en una agenda día por día (Con responsabilidad, sin imponerse estudiar el día de su cumpleaños como en cualquier otro día), dejando una semana libre para repasar (si es que una semana alcanza para ese material). Luego deberá realizar las tareas de cada día. Si un día no logra terminar las tareas de ese día, debe decidir pasar las tareas que quedaron sin hacer para otro día (no necesariamente el siguiente). No debe sentirse culpable, ni perder el tiempo pensando por qué no lo hizo, simplemente organice la agenda nuevamente. Tome decisiones en forma madura, con responsabilidad y no desde la culpa. Si un día termina todo lo de ese día y le sobró tiempo, no continúe. Haga otra cosa, salga y disfrute, dese un premio. |
Comenzar por el material que le resulta más ameno, es una forma de tomar ritmo de estudio y de no cansarse. Si el material que está trabajando le produce mucha resistencia (intelectual), ya sea por la dificultad o por el aburrimiento que le causa, cambie de material. Ya habrá tiempo para volver sobre el mismo. |
Tener diálogo con compañeros en la misma situación. Sirve para no perderse información importante y para orientarse. Trabajar en Grupo sirve en algunos casos, para tener la exigencia de un grupo sobre uno mismo. En otros casos no sirve, pero reunirse una vez por semana, o comunicarse con compañeros, no puede significar una gran dificultad para nadie comparado con el gran beneficio que significa a la hora de estar al tanto del ritmo que es necesario llevar. |
Cuando uno estudia con mucho tiempo de anticipación, o cuando falta mucho para el examen (finales) es muy útil hacer resúmenes, o estudiar completando resúmenes de otras personas. |
Si con esto lograra solucionar su dificultad, el asunto ya estaría resuelto y automáticamente sabríamos casi con seguridad que pertenece al grupo de los que no sabían cómo organizarse o necesitaban aprender a estudiar. En caso contrario, puede buscar otras técnicas de estudio, pero si esto tampoco da resultado sabrá que la dificultad tiene que ver con algo particular e intrínseco suyo que lo mueve a repetir una y otra vez lo mismo a pesar de su disconformidad e intentos por dejar de hacerlo.
En estos casos la solución pasa por otro lado. Esta repetición puede darse en distintos espacios de la vida cotidiana (amor, relaciones sociales, distintas inhibiciones, adicciones). Cabe preguntarse hasta cuándo uno estará dispuesto a golpearse con la misma pared y a sufrir por lo mismo sin cambiar nada. Qué tan lejos puede llegar uno por este camino, antes de pedir ayuda.
Lic. Axel L. Rozen
(Psicólogo, Psicoanalista y docente de la UBA)
[email protected]
4829-1610
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